El nuevo 1890

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1 EL NUEVO 1890 Por: Paula Palacios Aún recuerdo los días de felicidad. La memoria es lo único que no me pudieron quitar. El recuerdo del viento pegándome en la cara, mientras íbamos a la playa en el asombroso Ford Mustang Classic de mi novio, cantando a todo pulmón la canción de ese verano. Las cenas familiares, cuando mi hermanita me levantaba en la madrugada para dormir conmigo, cuando salía con mis amigas… Es horrible recordar lo que ya no puedes vivir… Le llamamos “El día fantasma”, nadie se acuerda de ese día, con excepciones. El borrado de memoria no funcionó correctamente en todos. Por lo menos no en mí. Los adultos, especialmente presidentes, gobernantes, el Papa y todas las cabezas del mundo decidieron que la juventud del siglo XXI causaría muchos males en el futuro. Según ellos, ya no había ni moral ni razón en la mente de los jóvenes. Fue impresionante lo rápido que sucedió todo y la forma en que mentes brillantes en la tecnología se aplicaron en este proyecto. Lo llamaron el nuevo 1890. Su propósito era regresar a la juventud de esos días y así poder controlar la evolución y tener el poder ante cada una de nuestras decisiones. Claro que ningún plan es perfecto, siempre hay un margen de error. Y aquí estoy yo, sentada en la terraza de “mi casa” intentando parecer una de esos, una S.M. (sin memoria), como si gozara de esta vida, como si no me doliera no saber nada de mi familia y amigos. Como si fuera feliz. -Buenos días mi lady.- Un chico alto, moreno y de ojos verdes claros me tomó la mano y la besó. Llevaba un traje muy elegante con un sombrero y un bastón. -Hola Marcos. –Dije levantándome de la silla y dirigiéndome al interior de “mi casa” -Ya te he dicho que no me llames por mi verdadero nombre. Nos podrían estar viendo. Dijo susurrando mientras me seguía. Una risa sarcástica salió de mí. -Disculpe Sr. Cortés, pero usted sabe que no es de mi agrado ser una hipócrita.- Acto seguido me giré y lo miré fijamente a los ojos. Sería un placer que se enteraran de que sí tengo memoria. Mi castigo sería la muerte y eso es lo mejor que hoy en día a un C.M. (con memoria) le podría pasar. Se quedó parado, sin decir nada, aguantándome la mirada. Enserio no te entiendo Marcos, ¿Acaso no quieres regresar a tu anterior vida? ¿Vas a dejar que ellos tomen el control? -No es tan fácil Caroline… Quizás yo no quiera morir. –Agachó la mirada y se sentó en un rústico sofá que había en la sala de “mi casa”. Me senté en sus piernas y lo abracé.

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Más Votado en Redes Sociales I Concurso de Cuento Distópico EPL Ecuador: “El Nuevo 1890”, por Paula Palacios (Colegio Logos).

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EL NUEVO 1890

Por: Paula Palacios

Aún recuerdo los días de felicidad. La memoria es lo único que no me pudieron

quitar. El recuerdo del viento pegándome en la cara, mientras íbamos a la playa en el

asombroso Ford Mustang Classic de mi novio, cantando a todo pulmón la canción de ese

verano. Las cenas familiares, cuando mi hermanita me levantaba en la madrugada para

dormir conmigo, cuando salía con mis amigas… Es horrible recordar lo que ya no puedes

vivir…

Le llamamos “El día fantasma”, nadie se acuerda de ese día, con excepciones. El

borrado de memoria no funcionó correctamente en todos. Por lo menos no en mí.

Los adultos, especialmente presidentes, gobernantes, el Papa y todas las cabezas

del mundo decidieron que la juventud del siglo XXI causaría muchos males en el futuro.

Según ellos, ya no había ni moral ni razón en la mente de los jóvenes. Fue impresionante

lo rápido que sucedió todo y la forma en que mentes brillantes en la tecnología se

aplicaron en este proyecto. Lo llamaron el nuevo 1890. Su propósito era regresar a la

juventud de esos días y así poder controlar la evolución y tener el poder ante cada una de

nuestras decisiones. Claro que ningún plan es perfecto, siempre hay un margen de error.

Y aquí estoy yo, sentada en la terraza de “mi casa” intentando parecer una de esos, una

S.M. (sin memoria), como si gozara de esta vida, como si no me doliera no saber nada de

mi familia y amigos. Como si fuera feliz.

-Buenos días mi lady.- Un chico alto, moreno y de ojos verdes claros me tomó la

mano y la besó. Llevaba un traje muy elegante con un sombrero y un bastón.

-Hola Marcos. –Dije levantándome de la silla y dirigiéndome al interior de “mi casa”

-Ya te he dicho que no me llames por mi verdadero nombre. Nos podrían estar

viendo. –Dijo susurrando mientras me seguía. Una risa sarcástica salió de mí.

-Disculpe Sr. Cortés, pero usted sabe que no es de mi agrado ser una hipócrita.-

Acto seguido me giré y lo miré fijamente a los ojos. –Sería un placer que se enteraran de

que sí tengo memoria. Mi castigo sería la muerte y eso es lo mejor que hoy en día a un

C.M. (con memoria) le podría pasar. –Se quedó parado, sin decir nada, aguantándome la

mirada. –Enserio no te entiendo Marcos, ¿Acaso no quieres regresar a tu anterior vida?

¿Vas a dejar que ellos tomen el control?

-No es tan fácil Caroline… Quizás yo no quiera morir. –Agachó la mirada y se

sentó en un rústico sofá que había en la sala de “mi casa”.

Me senté en sus piernas y lo abracé.

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Conocí a Marcos el día de la colecta, hace casi ya más de un año. Después del

proceso de borrado de memoria nos subieron a unos trenes. Me tocó junto a él. Yo quería

gritar, quería salir huyendo, pero nadie más parecía sentirse así. Todo parecía ser tan

normal, tan rutinario… Pero no lo era. El cambio estaba empezando. Decidí cerrar los ojos

y respirar con calma. No podía dejar que alguien me viera así.

-¿Fumabas? –Me giré y me quedé viendo fijamente a Marcos. Lo primero que me

impactó fue la pregunta, lo segundo, fueron sus ojos. –Yo sí. –Me dijo al yo no contestarle

y manteniendo la mirada fija hacia el asiento de adelante. –Es más, mataría por un

cigarrillo.

-Pues lo tienes algo difícil. Se supone que todos los datos de drogas y tecnologías

del día de ayer han sido borrados de nuestras mentes…

-Se supone. -Dijo mirándome fijamente. Desde ahí hemos sido inseparables.

-¿Sabes qué día es hoy? –Le pregunté.

-Claro que lo sé… ¿Estás bien?

-¿Y si no me reconoce? ¿Y si a ella sí le causa efecto la droga?

-Escucha Caroline, Julia es una chica muy fuerte al igual que tú. Si la droga no

causó efecto en ti, es muy probable que tampoco cause efecto en ella… Es tu hermana;

misma sangre, mismos genes…

Y en cierto punto Marcos tenía razón. Lo que a mí en realidad me preocupaba era

que no pudiéramos estar juntas. Si nos veían juntas sabrían que teníamos memoria, y una

cosa era que me mataran a mí, y otra cosa era que mataran a mi hermana… Sabía que

este día llegaría. Cada mes, cada día, llegan chicos y chicas que al cumplir los trece los

colectan, si es que así se puede decir. Hoy es 7 de Octubre, el cumpleaños número trece

de mi hermana, Julia.

-Vamos, te llevaré al Portal. –Me dijo Marcos. Acto seguido fui a mi cuarto,

disculpen, a mis aposentos, y me ajusté el corsé. Como odiaba esa cosa.

Llegamos al Portal, una especie de fortaleza que conectaba cada uno de los

sectores con el mundo real, y por el cual todo joven tenía que pasar antes de ir a su

sector destinado. Nos sentamos en un banco que había en frente, y disimuladamente, nos

íbamos turnando a ver si mi hermana entraba por la puerta. Estuvimos ahí por un buen

rato, hasta que uno de los guardias se nos acercó.

-¿Algún problema señores? –Me indignaba la gran mentira con la cual nos tenían

aquí. Hasta los guardias (adultos) vestían con típicos trajes de la época; smokings

sombreros, bastones y zapatos de charol. Claro que no todos los jóvenes podían

diferenciarlos entre gente normal y guardias, al igual que no sabían que nos vigilaban.

-¿Disculpe señor tiene hora? –Le pregunté de la forma más amable posible.

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-Las seis de la tarde señorita. ¿No debería estar usted en casa? Una dama como

usted no debería estar a estas horas en la calle y menos con un hombre.

-¡Las seis de la tarde! Discúlpeme usted, el caballero aquí me estaba narrando una

historia muy hermosa y perdí la noción del tiempo. No volverá a pasar. Muchas gracias. –

Acto seguido me tomé del brazo de Marcos y nos fuimos.

***

Llegamos al porche de “mi casa”. No había una sola alma en las calles. Todavía

había luz solar.

-¿Quieres pasar? –Marcos guardó silencio. Miró lado a lado para ver que nadie

nos estuviera observando (era totalmente inapropiado que un caballero pasara la noche

en casa de una doncella), y acto seguido entró.

<<Últimas noticias; la ley de “el nuevo 1980” ha sido aceptada esta mañana. Los

jóvenes entre trece y veinticinco años del mundo entero serán seleccionados para esta

nueva forma de vida. Les recomendamos no llevar nada de valor, ya que todo objeto será

retirado. Recuerden que todo cambio es para bien. >>

-¿¡MAMAA!?

Mientras subía las escaleras para ir a buscar a mis padres, escuché el estallido de

la puerta de madera chocar contra el suelo. Al bajar, vi a un hombre que parecía más

gorila que hombre. Me giré pensando en subir las escaleras y ayudar a mis padres, pero

escuché la voz de Julia que me gritó;

-¡CORRE CAROLINE CORRE! –Y corrí.

-¿Pesadilla? –Me dijo Marcos dándome una taza de chocolate caliente (el café

está prohibido. Podía causar adicción.) –Te quedaste ayer dormida en el sofá mientras te

leía. –Me dijo tomando un sorbo de su chocolate.

-Ya quisiera que hubiera sido una pesadilla… -Dije incorporándome del sofá para

poder tomarme el chocolate que olía muy bien. –Estaba recordando el día de la colecta.

¿Por qué mi hermana no habrá llegado ayer? –Dije tomando otro sorbo de chocolate.

-No sé, ¿Eso no es bueno?

-No lo sé… Ya no sé nada… -Un silencio de sorbos de chocolate se apoderó de la

sala. – Gracias… -Le dije después de un rato sonriendo melancólicamente.

-Mejor ve a arreglarte que hay que ir a buscar a tu hermana.-Me dijo tras

devolverme la sonrisa.

Subí a arreglarme tal y como me había pedido. Al bajar, Marcos estaba atado en la

silla junto a dos hombres vestidos de negro.

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-¿Caroline Jiménez? – Miré hacia la puerta, pero las posibilidades de salir

corriendo y tener éxito eran muy bajas.

La imagen de Marcos intentando gritar y luego el sentir un golpe en la cabeza es lo

último que recuerdo.

***

Me encontré en una habitación totalmente blanca y con una luz amarilla que

bailaba a causa del aire acondicionado. Busqué alguna salida, pero las puertas tenían

algún sistema eléctrico fuera de mi habilidad para abrirlas. Me acosté en el piso y cerré

los ojos…

Un chorro de agua fría en la cara me despertó. Un hombre alto y delgado me hizo

señas para que lo siguiera, y, tras secarme la cara con una toalla que me tiró, así lo hice.

Fuera de esa habitación había un edificio lleno de ordenadores inmensos, cables y

pantallas que mostraban todo lo que sucedía en el nuevo 1890.

-No te asombres, -Me dijo el hombre mientras seguía caminando.-Llevamos

planeando esto hace mucho más de lo que piensas. –No entendía nada de lo que estaba

sucediendo en ese momento, ¿Dónde estaba? -No lo sabes todo Caroline Jiménez. Que

hayas sido el margen de error en todo este proyecto no significa que seas más inteligente

y que seas la única elegida para salvar al mundo.

-No soy la única. ¿Qué me dice de Marcos Espinosa?

-¡BASTA! , –El hombre se viró y pude ver un rostro no muy agradable. No es que

fuera una deformidad o un monstruo. Simplemente era feo. – No más preguntas. –Dijo

bajando el tono de voz como si alguien lo pudiera castigar por haber gritado. –El Dr.

Espinosa quizás le quiera explicar lo sucedido y el porqué de la falla de la droga en usted.

Y en su hermana.

- ¿Ha dicho doctor? ¿Dónde está Julia? –No me gustaba nada como las cosas se

estaban dando. Paré en seco llena de rabia al no recibir ninguna respuesta. –No me

pienso mover de aquí hasta que me conteste. –El hombre me quedó viendo con una

sonrisa chueca.

-Pues entonces la moverán.- Y sin darme tiempo a reaccionar sacó una pluma de

su bolsillo y disparó algo en mi brazo.

***

Desperté acostada sobre una mesa con un pésimo sabor de boca, ¿Cómo era que

la droga había hecho efecto en mí? ¿La habrán evolucionado en el tiempo? Entonces,

escuché como la puerta se abría y lágrimas de felicidad cayeron de mis ojos cuando vi a

mi hermana entrar por ella. Me paré y la abracé más fuerte que nunca.

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-¿Estás bien? ¿Te han hecho algo? ¿Sabes algo de papá y mamá? ¡¿Desde

cuándo estás aquí?!

-Son muchas preguntas, -Me dijo entre risas y lágrimas. –Sí estoy bien, Caroline.

Estoy aquí desde hace un par de días, no han intentado poner la droga en mí, por eso

nunca entré por el portal ayer… Lo de papá y mamá es algo más complicado… Afuera

todo está muy duro… Todos los padres se han puesto en contra y están en un continuo

conflicto para eliminar todo esto de “el nuevo 1890”. Papá se unió a ellos hace un par de

meses intentando buscarte… No he sabido nada de él hasta hace unos días cuando lo vi

por unas pantallas de la sala de monitoreo. Lo mandaron al sector veinticuatro… Supongo

que se le tiene que hacer muy difícil ir hasta el sector dieciocho… Caroline, la tercera

guerra mundial se aproxima. No va a ser por Rusia y Ucrania, ni por el conflicto religioso y

territorial entre Israel y Palestina… No te imaginas como la necesidad de los padres de

recuperar a sus hijos ha unido y olvidado todas las anteriores disputas… La guerra está

cerca Caroline. –Estaba en blanco. La Julia que yo conocía no era nada comparado con

la que tenía delante y la que me estaba informando de todo lo que estaba sucediendo en

nuestro mundo. Era una chica madura y segura de sí misma. Había crecido, y yo no había

estado a su lado…

-¿Tercera guerra mundial? –No podía creer nada de lo que me estaba diciendo.

-Creo que el Dr. Espinosa te lo explicará mucho mejor que yo… -En esos instantes

apareció Marcos vestido como solíamos vestirnos en el 2014, es decir, hace un par de

años.

-Hola Marcos ¿O debería decirte Dr. Espinosa? –Una furia invadió todo mi cuerpo.

-Caroline, por favor déjame explicarte todo… -Tomé aire y me senté en una silla

que había frente a una mesa. Marcos se sacó la chaqueta gris que llevaba y lo puso en el

respaldar de la silla que había en frente mío y se sentó en ella. –Caroline, sé que esto se

te va a hacer un poco difícil de entender, pero no es la primera vez que has estado aquí y

que realizamos este proceso. Pero esta vez esto se nos salió de las manos y la droga

causó efectos secundarios en ti.

-¿Droga? ¿Qué droga? A mí nunca me causó efecto la droga, ¿Recuerdas? Ni a ti,

ni a mí.

-Caroline, sé que todo esto es muy difícil. Ahora más que nunca debes de

escuchar atentamente lo que te voy a decir: La colecta no empezó apenas hace dos años.

Estamos en el 2064. Llevamos cincuenta años en conflictos, pero ahora se viene la

guerra. Te preguntarás porque no estamos viejos y arrugados, y la respuesta es muy fácil:

inmortalidad. Fue creada cinco años después de la primera cosecha, todos fuimos

obligados a tenerla. No nos conocimos en un avión el día de la cosecha, nos conocimos

unos años antes de que se aceptara “el nuevo 1890”, en la resistencia. Ahí es donde nos

dimos cuenta que las drogas no causaban efecto en ti. Tu misma te ofreciste de

voluntaria, como conejillo de indias. El problema es que todas las cosas evolucionan, las

drogas evolucionan, pero tu cuerpo no evoluciona con ellas… La rebeldía que tenías y las

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ganas de volver a tu anterior vida, eran un efecto secundario y una advertencia para

nosotros de que las drogas no estaban funcionando correctamente.

Lucia Edison, así es como realmente te llamas. Caroline Jiménez fue creada para

ocultar tu verdadera identidad. Algunos recuerdos que has tenido ahora último, han sido

manipulados o modificados. No nos convenía que recordaras cosas que no debías

recordar. Excepto tu familia. Muchas personas estuvieron en desacuerdo conmigo, pero

como amigo te prometí que no iba a dejar que olvidaras a tu familia o que les hicieran

daño, por eso he protegido a Julia como si fuera mi propia hermana. Perdónala si te

mintió antes cuando estaba hablando contigo, pero era mejor que te lo explicara yo con

calma.

Nosotros somos la resistencia. Preparamos a todos los jóvenes para que vayan a

los diferentes sectores para reclutar a más jóvenes y así estar listos para luchar. Es la

tercera vez que vas a una misión. Las otras veces pudimos salvar algunos jóvenes de

esos sectores, como el sector trece y el dieciocho, pero esta vez no sé por qué te

encerraste en el tema de tu hermana y no pudimos hacer nada. Por eso te regresamos.

Creemos que es mejor que le cedas el puesto a tu hermana y tú te quedes aquí con los

salvados a prepararte para la guerra. Aparte, un científico que trabaja para los

gobernantes logró infiltrarse en nuestra red y tienen la fórmula para hacer un ejército con

los jóvenes que aún quedan el “el nuevo 1890”. Esto está mucho peor de lo que suena. Y

necesito que colabores con nosotros.

-No permitiré que Julia vaya a “el nuevo 1890”. –Dije seria, intentando asimilar

todo lo que Marcos me había dicho.

-Supuse que ibas a decir eso. –Dijo mientras sacaba un tubo azul de su bolsillo y

lo vertía en un vaso con agua. –Esto te hará entender.

-¿Qué es? ¿Otra droga? –Dije cogiendo el vaso y oliéndolo.

-Algo así. Te ayudará a recordar las cosas que borramos u modificamos de tu

mente. –Acto seguido bebí hasta la última gota de esa sustancia azul que sabía mal. Y

cuando menos lo pensé caí en un sueño profundo.

-Tranquilo amor, lo peor que me puede pasar con tanta droga es morir. Adelante,

inyécteme la sustancia. Estoy lista.

-Mi amor, si te pasa algo no me lo permitiría. –Me dijo Marcos dándome un beso.

-Soy yo o mi hermana. Hasta ahora, somos las únicas capacitadas para esto. Más

adelante yo sé que Henry solucionará el problema y podremos hacer una gran

resistencia.-Y tras decir eso miré a Henry, que era nuestro científico y creador de drogas y

le asentí con la cabeza para darle la señal de que ya estaba lista.

-Sabes que te amo, y aunque no me recuerdes, siempre te amaré.

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-Yo también te amo Marcos Espinosa. Y aunque suene irónico, nunca dejaré de

quererte. –Algo borroso en mi mente me llevó hacia otro lugar, y sin darme cuenta estaba

caminando por una calle del sector dieciocho, vestida otra vez con esos horrendos trapos.

-¡Buenas tardes princesa! ¿Cómo ha amanecido hoy? –Seguí a Marcos con una

sonrisa. – ¿Lista para la acción?

-Siempre.

– Otra nube borrosa invadió mi mente y me llevó a una nave en la cual estábamos

Marcos y yo subiendo a todos los jóvenes junto a Henry y Julia.

-¿Estás segura Julia? –Le dije muy preocupada. No sabía si estaría lista.- Para mí

fue bastante difícil la primera vez.

-Tú no tenías un ejemplo a seguir, yo sí. Te tengo a ti. Lucia, ya tengo veinticuatro

años, creo que ya estoy lista para hacer esto…

-Sí, pero siempre serás mi hermanita y siempre te voy a querer. ¿Ten cuidado sí?

-Lo tendré. – Y acto seguido, Henry le inyectó una droga a Julia, y por primera vez

tuvo su identidad secreta, ahora sería Sofía Pinar y sería dirigida al sector veinte.

Viajaba en el tiempo a través de nubes borrosas recordando todo lo que Marcos

me había estado contando. Tenía razón en todo lo que me había dicho, y ahora que

recordaba todo a la perfección, sabía que me tenía que preparar para luchar, y que no

sería una lucha fácil. Los adultos gobernantes del mundo nos habían privado de la libertad

por cincuenta años. Nos habían arrebatado la realidad que teníamos para crear una a su

gusto. Pero nosotros no les íbamos a seguir dando el honor de poder controlar nuestras

vidas. Ahora no importaba la edad, el sexo, la raza o la religión. Lo que importaba era de

qué lado ibas a luchar y por los derechos de quién estabas dispuesto a dar tu vida. Soy

Lucia Espinosa, soy la voz de los que no tienen voz, y estoy dispuesta a luchar del lado

de todos aquellos que fueron arrebatados de sus padres, de la tecnología, del 2014…

Estoy dispuesta a dar mi vida por los derechos de los jóvenes. Estoy del lado de los

justos.

Y tú, ¿De qué lado estas?