El Nenúfar

108
1 1 Degradé, de-gra-dé, es la trancisión de un espacio a otro en una dirección cromática y reveladora, quiza solo cromática, una escala de emociones polarizadas que abarcan los suspiros más complicados de la vida, que de nostalgia viven, con amor renacen y de convicción se abrigan. Que ajenas son las palabras cuando pierden su sentido, solo golpes improvisados de voz, pulsaciones de aliento esperanzadas que podrían nombrar cualquier cosa en el temible infinito, cualquier esencia, en mi caso es un angel, un misterio que trasciende desde lo más remoto de la astucia hasta los confines de la inocencia, mi humilde aporía, mi climax de ensueño. Dibujando el vasto horizonte minutos antes de que termine el ocaso a través de la ventana, intentas capturarlo en muchos trazos sobre el papel de tu vieja bitácora, con prisa y sin perder detalle pues pronto será demasiado tarde y la oscuridad consumirá todo, te contemplo mientras te esmeras, también yo quisiera dibujarte para atesorar tus gestos en todo momento. Es la víspera de invierno, las últimas ráfagas de amargura sépia que derriban lo más persistente, las hojas castañas y secas que crugen en el suelo, forman con sus tonos de nostalgia bellas obras de Picasso bajo el exahusto brillo que llega desde el cielo, un cielo de girasoles inmortales, de fogata serena y miel añeja. A las páginas del periódico no llegan las noticias del este, el formato es menos estricto pero talvez igual de corrupto, los nombres de los protagonistas son personajes nuevos para mi, sin embargo es más fácil entender el idioma escrito aquí que de los curtidos labios del pescador que ata sus

description

Literatura.

Transcript of El Nenúfar

Page 1: El Nenúfar

1

1

Degradé, de-gra-dé, es la trancisión de un espacio a otro en

una dirección cromática y reveladora, quiza solo cromática,

una escala de emociones polarizadas que abarcan los

suspiros más complicados de la vida, que de nostalgia viven,

con amor renacen y de convicción se abrigan. Que ajenas

son las palabras cuando pierden su sentido, solo golpes

improvisados de voz, pulsaciones de aliento esperanzadas

que podrían nombrar cualquier cosa en el temible infinito,

cualquier esencia, en mi caso es un angel, un misterio que

trasciende desde lo más remoto de la astucia hasta los

confines de la inocencia, mi humilde aporía, mi climax de

ensueño.

Dibujando el vasto horizonte minutos antes de que termine

el ocaso a través de la ventana, intentas capturarlo en

muchos trazos sobre el papel de tu vieja bitácora, con prisa

y sin perder detalle pues pronto será demasiado tarde y la

oscuridad consumirá todo, te contemplo mientras te

esmeras, también yo quisiera dibujarte para atesorar tus

gestos en todo momento. Es la víspera de invierno, las

últimas ráfagas de amargura sépia que derriban lo más

persistente, las hojas castañas y secas que crugen en el

suelo, forman con sus tonos de nostalgia bellas obras de

Picasso bajo el exahusto brillo que llega desde el cielo, un

cielo de girasoles inmortales, de fogata serena y miel añeja.

A las páginas del periódico no llegan las noticias del este, el

formato es menos estricto pero talvez igual de corrupto, los

nombres de los protagonistas son personajes nuevos para

mi, sin embargo es más fácil entender el idioma escrito aquí

que de los curtidos labios del pescador que ata sus

Page 2: El Nenúfar

2

2

esperanzas al muelle, o de las vecinas que cotillean mientras

tienden sus vestidos a lo ancho de los estrechos y altos

balcones, o de las niñas que en marcha de avispas entonan

un coro que les dicta su maestra, rodeando los campanazos

de la catedral, con sus uniformes negros de fribras gruesas y

sus zapatos que van trillando algunas partes del camino sin

asfalto.

—Señor es por aquí, sigame por favor

—pero aún no es hora de mi cita, faltan veinte minutos.

—lo se, pero verá, el Señor Gerhard debe salir mucho antes

y no podrá antenderlo a la hora acordada.

—entiendo.

Este lugar es enorme, hermoso para mi, con un aspecto

antiquísimo aúnque se vé que necesita una buena inversion

en las estructuras, el paso del tiempo escrito en las enormes

y gruesas paredes con tribales de grietas que cuentan su

historia de siglos y siglos sobreviviendo a las guerras,

terremotos, tormentas y demas caprichos crueles de la

naturaleza. El eco de nuestros apurados pasos anuncia

nuestra llegada sin modestia alguna, parece un museo, un

teatro con antiguas columnatas, pobre en recursos pero

inmensamente rico en cuanto a su arquitectura e historia,

¿a que tonto en el poder se le ocurriría dejar en el

abandono este lugar? ¿Ignorar una bella obra que colapsa

en su lecho de muerte?

—es aquí, suerte en su entrevista Señor.

Page 3: El Nenúfar

3

3

—Muchas gracias—. La estricta secretaria se aleja con el

contundente sonido de sus tacones

perdiendose entre las grietas de los vastos muros, muros de

colmena arcaica y abandonada.

—Buenas tardes señor Fausto.

—buenas tardes señor Gerhard, es un gusto por fín

conocerlo.

—gracias, usted ha venido desde muy lejos, no podía irme

sin atenderlo primero.

Gerhard es administrador del personal que ingresa en este

lugar, hablé con él algunas veces por teléfono, hasta que

tomé la decisión de viajar. Es casi tan viejo como esta

oficina, con lentes del grosor de un libro delgado, y vaya que

tiene una gran cantidad de libros aquí, sin duda los ha leido

todos, su sola presencia me invita a respetarlo como a un

gran filántropo.

—Seré breve, hasta hace poco la junta directiva desidio re

abrir el programa de artes para esta fundación, han pasado

muchos años desde la ultima vez que tuvimos si quiera un

coro en los certamenes de la ciudad, ¿se siente en la

capacidad de iniciar este proyecto?

—Si señor Gerhard, se que me veo muy joven y carezco de

una experiencia formidable, pero tengo convicción y mis

maestros sin temor a presumir han sido los mejores.

Page 4: El Nenúfar

4

4

—perfecto, debe entender que el presupuesto es

notablemente limitado, así que le aconsejo ser recursivo.

—entiendo, no debe preocuparse, podré manejarlo.

—Yo viajo ahora mismo a Izola, tendrá que adaptarse

pronto.

—le deseo un buen viaje.

—gracias joven y bienvenido.

Un caballero, me alegra que sea él quien se haya encargado

de mi ingreso aquí, y aquí es donde mi vida toma un giro.

La habitación en donde duermo no da de que quejarme, no

necesito mas de lo que tengo y puedo llegar caminando al

trabajo. Tengo tiempo de sobra para preparar mis clases, ya

que son pocas horas a la semana, el resto del tiempo ideo

programas lúdicos y a la vez intensivos para que aprovechen

el tiempo los estudiantes, estudiantes sin mas familia que

ellos mismos, sometidos a la voluntad de su misma

sociedad, algunos frios como el invierno que toca lascivo las

estepas del norte, otros crueles intentado desquitarse de su

abandono en el mundo sin nada que perder, los mas

jóvenes a penas haciendose a la idea de cómo sobrellevar

los dias, extrañando increiblemente algo que nunca han

tenido, mientras los de mas edad con el alma amarga,

marchitada con cicatrices de esperanza muerta como la mia.

A la primera mañana he llegado varias horas antes, imaginé

que el piano estaría muy desafinado, y en vista de que

Page 5: El Nenúfar

5

5

afinarlo no es mi fuerte, me llevará tiempo. Es un piano

bello, algo maltratado y con un agujero cerca de los pedales,

demas a eso solo le falta pintura, su sonido es bastante

intranquilizante, como si varios ladrillos cayeran cerca a mis

orejas. La sombra de sus cuerdas sobre la madera, un

delicado manto de luz que entra por la ventana ilumina el

polvo que desprende cada fibra vibrante. Pronto serán

lindas notas y no polvo lo que emerjan de ellas, tras cada

estirón un poco de mi aliento, pero ni sumando esa

cantidad de cariño en ochenta y ocho teclas logro igualar lo

que siento cuando estas cerca, ¿estarás en mi clase? Sería

un gusto poder enseñarte algunas notas, humildes para que

las evoques de la misma forma en que apareces, de la nada

un bello atardecer se tiñe con un pincel ajado. Los hilos de

este gigante estaban muy flácidos, como el queso derretido

de los manicottis, fue toda una cirugía pero dio sus frutos,

celestiales notas brillantes y tenues que envuelven los

pasillos de este viejo refugio, tan solo pruebo unos acordes,

los más simples y modestos suenan engreidos como

resucitando en cada sonido cientos de conciertos que ha

entonado en el pasado, los niños se acercan, curiosos y

alegres, quizas escuchando por primera vez tan cerca el

armonioso ronquido de un golem de madera despertando

de un prolongado sueño.

—en hora buena, quiero aprender a tocar—. Comenta un

chico entre todos, con la mirada algo furtiva, ojos casi

rojizos como la sangre sobre el lienzo y el cabello rizado y

rubio. “— ¿nos enseñaras a tocar verdad?”

Page 6: El Nenúfar

6

6

—desde luego, la clase comenzará dentro de poco, y espero

que asistan, para los mas chicos la clase será el viernes, por

lo pronto ¿quién me ayudará a mover este gigante?—.

Muchos se ofrecieron anciosos.

— ¿Cuando llegaste?—. Me pregunta este chico mientras

reposa su mano sobre mi hombro. Es alto y su voz sarcastica

como la mirada de un zorro o el cascabel de una serpiente

más bién.

—hace pocos días, ¿Cuál es tu nombre?

—Remi.

—bien Remi, ¿Por qué no te sientas con el grupo? En

seguida comenzaré con la lección.

—si, ¿porque no, verdad?

Creo que este chico podría acabar con mi paciencia en

menos tiempo de lo que puedo imaginar, su esencia lleva

por estandarte el aroma de una idea hostil, de rencor, de

corage apilado durante años y años. Es un grupo grande,

muchos rostros escazos de esperanza siguen con sus pupilas

en silencio cada uno de mis movimientos, debería saludarles

primero y presentarme pero entonces me convierto

inexplicablemente en un arlequín y con gestos exagerados

rodeo el piano como si fuera un algo desconocido para mi,

hasta que me desido a tocarlo, todos comienzan a relajarse

incluso a sonreir y eso es probablemente lo que quería,

también yo sonrio asintiendo y comienzo a calentar mis

manos, los espectadores aún con vestigios de pequeña

Page 7: El Nenúfar

7

7

alegría en sus labios guardan silencio, ¡son niños! Muchos

que nadie quiso, que con falsas ilusiones han tenido que

colmar el vacío de una vida sin causa, sin raíz, solo un día

tras otro tratando de existir, ahora mismo en mi memoria

no encuentro mi niñez. Comienzo a percutir las cuerdas del

piano, primero las teclas blancas, dulces y radiantes propias

y únicas de una mente tan brillante como la de Bach, el

sonido nos atrapa y hechiza a mis dedos con un conjuro que

los hace danzar sobre escalones en blanco y negro, no

siento mi respiración ni otras extremidades de mi cuerpo,

tan solo mis manos y mis ojos que gustosos pueden

contemplar los rostros felices de muchas almas tocadas por

mis notas, incluso Remi el de los ojos fúrtivos y llenos de

engaño, él es de los primeros en brindar un aplauso y por su

puesto les doy mi gratitud. “Muchas gracias, mi nombre es

Fausto y es un gusto tocar para ustedes, seré su maestro de

arte”, seguido de eso, se desencadenaron varios murmullos

dificiles de comprender, seguramente ha sido mi acento por

que no imagino que más haya podido ser. “parece que a

todos aquí nos gusta la música y eso es lo mas importante,

para empezar...” es ella, la pequeña que inmortalizaba el

ocaso en el papel, ha llegado hasta aquí con un semblante

fresco buscando un lugar en donde sentarse cerca del

piano, pero no encuentra ninguno libre hasta que Remi la

invita a sentarse con él y ella se apresura sin saber que

interrumpe mi primera lección. Se ha sentado con él y me

resulta inquietante, parece que se conocen y se llevan bien

como si él fuera para ella un hermano mayor, “ ¿Quién

quiere ser el primero en aprender?” la pregunta resultó

bastante tonta, una avalancha de pronombres y palmas me

Page 8: El Nenúfar

8

8

aturdió, vaya oleada y de entre tantos elijo a un joven de la

izquierda de pasos torpes al caminar, y como un vencejo se

sienta con propiedad en la silla como reposando de un largo

vuelo. “¿Cual es tu nombre amigo?”, “Evan” responde,

“Evan, endereza un poco la espalda y no es necesario

sentarse tan cerca”, varias risas acompañaban mis

explicaciones, que gracia les causaba ver a un chico

distraido y curioso tratar de concentrarse, intenté ubicar sus

dedos en las teclas correctas sin que las moviera una y otra

vez, era un chico dificil y los espectadores rompian en mas

risas, hasta que Evan se detuvo y se volvio a mi con una

mirada perdida sin decir nada, fue un gesto bastante cómico

y creo que lo hacia a proposito, los demás carcajaban

abiertamente, al parecer tenía un bufón en lugar de pianista

frente a mi, tampoco yo pude resistirme a reir, se levanto y

con una sonrisa se marcho de nuevo a su lugar. Todo se

calmó y estaba a punto de decirles algo cuando a mi espalda

percibo a alguién, sus ojos únicos de criatura mansa a unos

pasos de mí, inmovil ella esperando una oportunidad “ven,

¿que esperas? sientante” Y así lo hizo sin perder tiempo,

todos guardaron silencio paulatinamente, desde antes de

acariciar el piano me pareció haber escuchado ya unas

bellas notas, tan solo con sus pupilas bañando en ansias la

madera, devorandola con su inmenso anhelo, desnudó todo

concepto de la armonía al posar su delicada piel sobre

évano revestido aún sin presionar, como algunas plumas

cayendo y a penas su roce ya entonara un requiem de

estrellas. Del lado opuesto de la fila de teclas le enseñé

cuidadosamente como debía pocisionarse y sus dedos

petalos de camellia se ubicaron correctamente, su débil

Page 9: El Nenúfar

9

9

respiración envolvía las notas que sonarían a continuación

como un coro de flautas. La melodía era triste, casi tanto

como hermosa lograba tocar la fibras mas sublimes de un

alma descalza con un pequeño adagio en forma de lágrima,

de nuevo Bach, de nuevo ella, suavemente conquistó el oído

de cada humano en ese viejo teatro, no logré enseñarle

nada, quizá a ella le bastó con verme para provocar a esa

apasionada y virtuosa musa que dormía dentro. No se

exactamente en cuanto tiempo transcurrió ese momento,

pudieron ser algunos minutos o imeperecederas horas las

que sus notas menguaban las manecillas del reloj, esas que

perduraron intactas en la memoria de todos. “¡Bravo!”

“¡Que grande!” Exclamaban impresionados todos cuando su

faena terminó, ella sonrío algo avergonzada pero rebozando

de felicidad, solo dejé de aplaudirle para preguntar

“disculpa, ¿Cuál es tu nombre?” alzo la mirada para verme y

respondió “Svetlana”, se fue con Remi y él la protegió de

algunos que intentaron hacerle bromas. Mis desoladas

marcas sobre la pizarra finalizaron la lección del día, mi

primera clase tan lejos de mi hogar, ¿en donde es eso?

¿Sería entre las colinas del valle en donde crecí? ¿Entre la

niebla denza que congelaba la ciudad amada? Cerca de mí

pasado o arrebatado de mis recuerdos, que cruel para estas

personas este lugar ha sido lo único a lo que han podido

llamar hogar, soy su huesped, soy un intruso con invitación

por un largo tiempo.

A solo unos minutos está mi residencia, no he tardado nada

en llegar y mi cuarto esta casi vacio, ni un fantasma viviría

aquí, por la ventana que se escurre veo a un hombre

Page 10: El Nenúfar

10

10

paseando a sus perros, siempre muy temprano en la

mañana salen a caminar un poco, son perros grandes color

bronce y tierra, sin embargo uno de ellos es especial y no

puedo evitar verlo en detalle, es bastante gordo, sus patas

se ven insignificantes y cansadas, cada paso lo da con la luna

sobre su lomo, pero sus amigos lo esperan, el hombre y el

otro perro van a su paso, me conmueve, hasta el aroma a

jazmín que se cierne en la ventana me conmueve. Tengo

una carta, “… hola amigo, se que viajaste y necesitabas estar

lejos, es solo que necesito verte, pronto… lo siento, éste es

mi número de teléfono, así que llamame por favor, adios”.

Es sin duda la carta más corta que jamás he recibido, vaya

pero ¿que puede necesitar? Noi debe tener algún problema,

despues de todo siempre ha sido muy tímida, en especial

para pedir ayuda, quizas solo exagero mientras los bostezos

huyen de mi cuerpo, sueño.

La mañana es agresiva, una fuerte lluvia envió las aves en

busca de refugio, entre las ramas de los arboles revestidas

con hojas de oro sucio, soles marchitos que caen con el

viento y tiñen de dorado el suelo, recuerdo que tuve un

sueño alguna vez, quice encontrar un árbol tan grande

como un dinosaurio, con tantas ramas como los cabellos de

mi madre, en ellas construiría muchas casitas de enebro o

de bambú muy fuerte, cada una de color diferente en donde

cientos de aves puedieran anidar y estar a salvo de la lluvia

y los escurridizos gatos, pero yo tampoco estoy a salvo, es

absurdo intentar perder de vista a la soledad y al rencor,

huyo de mi mismo, de mi reflejo en un espejo. Hay personas

reunidas en un café esperando a que cése la tormenta,

Page 11: El Nenúfar

11

11

parecen agradables, el agua cubre los cristales del lugar y

distorcionan la imagen del cielo, golpea con fuerza, que

corage a pesar de vivir tan cerca de mi trabajo tendré el

descaro de llegar tarde, risíble, no hay risas en este lugar

pero si un teléfono y algunas monedas en mi abrigo, espero

recordar el número de Noi, me ha dejado bastante intrigado

y más al descubrir que su numero de teléfono es de esta

misma ciudad.

—le escucho

—Noi, hola ¿estás bien?

— ¿Fausto, eres tu? Oh gracias por llamarme, lamento

haberme distanciado.

— pero si quién se alejó fui yo… me he preocupado con ese

mensaje, ¿está todo bién?

— es complicado y no sabía a quien mas acudir, lo siento,

contigo me siento segura.

— ¿de que hablas?, me preocupas más.

—he viajado también, ¿podemos vernos? En la bahia Risan

por la catedral.

— Conozco el lugar llegaré en la noche, pero esto ya es

bastante extraño.

— gracias, muchas gracias.

— debo cortar, tengo pocas monedas

Page 12: El Nenúfar

12

12

— hasta pronto.

Ya tengo una cita, no quisiera imaginar que ocurre aunque

es inevitable, y la tormenta no cede... “lo siento mucho,

dejame ayudar” me dijo al tirar mis partituras al suelo,

torpe.

—hoy no es mi día—. Dijo con un gesto de desesperanza.

—no, descuide, yo los levantaré

— ¿Estudias música?—. Me preguntó.

— si

—que bien, espero no haber arruinado tus papeles, es el

estres, ya estoy bastante retrasada.

—no importa, no siempre llueve así.

— supongo que no, aunqué no puedes asegurarlo no eres

de por aquí—. Tenía razon, pero ya esa expresión pierde

sentido, ya que probablemente no pertenezca a ningún

lugar, es una mujer sencilla y honesta quizá.

—Escucha, debo volver con mi amiga, ten un buen día—.

Me dijo mientras sostenía en sus manos la taza de café

humeante.

—si, igualmente.

Y con ese mismo humo se fue, también yo quiero una taza

de café, quizá dos debido al clima, entre las hojas

maltrechas una llama mi atención, minuet en sol de

Page 13: El Nenúfar

13

13

Beethoven, minuet, minutos que estoy retrasado, sol

soverbio y rebelde no quiere penetrar las nubes con su luz,

luz… luz es Svetlana, la ninfa del pentagrama que aumenta

mi pulso, Svet significa mundo, luz, ¿la hospitalidad de la

vida? Un claro en esta tormenta de vientos opacos, claro,

claro de luna, de vuelta al portafólios.

Como me gusta escuchar a estos chicos hablando, aunqué

no entienda mucho, es el idioma, ellos con certeza si son de

aquí, de esta tierra alta y verde, y yo un intruso a quién la

lluvia lo ha obligado a refugiarse, logro entender que

preguntan, que tienen prisa y que son buenos amigos, eso

es suficiente. Es ella de nuevo, la mujer de la taza de café,

con sus amigos hacia la salida pero ella se detiene frente a

—hey, ¿tambien tienes prisa? Tenemos un par de paraguas,

de algo servirán y si quieres venir con nosotros…

—si, muchas gracias

— ¿hacia donde te diriges?

—algunas calles más a la izquierda.

— bien, vamos.

El oscuro asfalto, el aroma de la tierra mojada, el aire

helado que inflaba mi pecho, sin duda el frio que siento es

más fuerte que los anteriores, caminamos a paso de allegro

cada pié buscando el mejor camino, cada paso salpicando el

reflejo del cielo en los charcos, los paraguas poco ayudan.

Page 14: El Nenúfar

14

14

—es muy temprano, ¿A dónde vas, puedo saber?

—voy al orfanato.

— ah, trabajas ahí, paso por ese lugar a diario, estudio para

ser veterinária unas manzanas en frente.

También yo quice hacer eso cuando era un niño, dedicar mi

vida a cuidar de los animales, me gustan tanto y ahora

conozco a alguien que si lo hace. “se supone que los

músicos son artistas, sensibles y bueno, creo que me he

equivocado al pensar eso” Dijo mientras sonrería un poco,

creo que se refería a ser expresivo, carismático, pero

siempre estoy escuchando sin mencionar palabra alguna,

escucho la fuerza de su mirada, la lluvia golpeando el

paraguas y su suave abrigo rozando mi mano mientras lo

sostengo, el viento intenta robarmelo, estoy sintiendo, todo

el tiempo aunque no sienta nada, mi espiritu no fluye pero

mis ojos color de lava seca reciben cada sensación posible.

—disculpame, hablo mucho

—descuida—. Con suerte he logrado sujetarla antes de que

cayera de lleno sobre un charco, ¿estás bien? Le pregunté.

—si, gracias —respondió agitada pero aún mas

avergonzada. Un coche transitaba lentamente por la calle,

con cuidado de no salpicarnos con el agua helada de los

charcos, y en su retrovisor brilla un nostalgico recuerdo, se

ve mi reflejo sosteniendo la silueta de esta mujer, también

lo veo, recordé a mi padre cuando se encogía en el espejo

del auto y mi corazón crugía al unísono con el cielo sombrío

Page 15: El Nenúfar

15

15

y frustrante, era un horizonte valdio, hacia un extremo lejos

de mi padre con los ojos llenos de tristesa. Y a esa misma

distancia se alejaba el coche en medio de esta gran

tormenta despejando mi recuerdo para escuchar las burlas

que le hacian sus amigos.

— ¿otra vez Teo? No te preocupes amigo, se cae todo el

tiempo. —Dijo uno de sus amigos riendo sin moderacion.

—no me molestes, ¿comenzarán a arruinarme el día? —.Teo

respondió.

—No te enojes, no es para tanto —. Respondio su amigo.

Al parecer si se caia todo el tiempo, daba pasos torpes creo

que desde siempre. “bién creo aquí te quedas, cuidate” me

dijo.

—si, gracias de nuevo

—a ti, adios.

Desapareció rapidamente a través del manto nubloso de

lluvia que no cesaba, vaya este lugar se ve tenebroso con

este clima. Para muchos aquí es como si el tiempo se

hubiera detenido, se resignan a esperar inmoviles que la

lluvia termine para volver a respirar tranquilamente, para

otros es un espectáculo, les trae recuerdos parece, como si

el día no comenzara hasta que la ultima gota celeste

aterrice y anuncie la llegada del mismo, Teo, olvidé decirle

mi nombre. Dejó de llover, dejo de llover, vida miserable

Page 16: El Nenúfar

16

16

dejo de llover… solo necesitaba que yo cruzara la entrada

para que la tormenta cesara, que corage, que impotencia.

— ¿No llovía así de donde vienes? Pareces recogido de un

charco

—hola Remi, ¿Cómo estás?

—bastante bien, hoy me fugare durante la tarde.

—vaya, suerte.

—deberías tocar algo para calentarte ¿no crees?, pero ten

cuidado de dormirte escuchando tu propia musica.

Tenia un moreton cerca a la mejilla, lo cubria con su cabello,

quice preguntarle pero… no tiene caso, me conformo con

saber que esta presente. El tiempo se reanuda, sin arcoiris y

sin concierto de aves, un día más en esta denza realidad,

¿Cómo Noi termino en esta ciudad también? Tan lejos de

casa, siempre ha sido una chica muy tranquila, inculisve

tímida, no me gusta como se ve esto.

Invierno, el vacio y la aurora que destierran el alma hacia un

abismo, el redondo silencio en las partituras, infinito y

sereno tirando hacia la muerte y peor aún hacia la nada,

desafinan las cuerdas de mi instrumento, de la extensión de

mi cuerpo, ya no suena bien, o quizas sólo diferente. Remi

preguntó a cerca de los inviernos en mi ciudad, no es una

ciudad precisamente, pero el invierno es igual, un desierto

inmenso de niebla y nubes de carbón.

“—se que llegaremos a un acuerdo

Page 17: El Nenúfar

17

17

—en este momento no es nada fácil, usted debe

entenderme

—volveré el martes, entonces espero una mejor respuesta

—hay protocolos, hay condiciones usted…”

Eran las voces de la secretaria y un hombre, discuten, éste

último habla con gran autoridad, sabe como imponerse ante

la gente, pero ¿por qué discuten? Continuan

—escuche, usted no puede interferir entre los asuntos de

Gerhard y yo, solo cumpla con su trabajo y agilice los

trámites

—primero debe ser evaluado y francamente no creo que

cuente con los requisitos. —“Que suerte la mia, y justo debo

hablar con ella”

— ¡esto no puede ocurrir! ¡No puede ocurrir! —grita el

hombre azotando la puerta mientras sale de la oficina, es un

hombre grande y de muy mal carácter, su mirada se cruza

con la mia por un corto instante, él se marcha.

—Señor Fausto, puede seguir —dijo la secretaria desde su

silla con las manos frotando su cabello y su angustiado

rostro.

—buenos dias

—buenos dias, ¿se encuetra bien?

—descuida, aquí estan tus formulas, llénalas por favor.

Page 18: El Nenúfar

18

18

—si

Veamos, ¿nombre? Fausto Ionesko, ¿fecha de hoy? Nunca

la se…

—puedes entregarmela despues, aquí tienes el horario de

tus clases

—gracias

Esta mujer tiene un gran control, no se dejó abrumar por

ese hombre, creo que sería dificil imaginar algo que la

desestabilice, pero no permitiré que ese sujeto le levante la

voz así de nuevo. Este lugar es enorme, no encuentro el aula

que indica el horario, solo anchos corredores deshabitados,

bustos de poetas silenciosos, retratos de hombres de los

que nunca oí hablar, solo hombres, ninguna mujer, con

razón esta desolado este piso, piso que no tiene fín, se

extiende hasta donde la luz no llega. Muy bien, dudo mucho

que sea por aquí… pero escucho un cascabel, no estoy solo,

es la sombra de una sombra filtrandose en el aire, justo

arriba de mí entre las columnas y el techo.

— ¿hola?, ¿esta aquí verdad?

— ¿Quién?

—ah sí, allí—. Señala hacia arriba, y él se mueve hasta la

cima de una biblioteca para asicalarse con los ojos cerrados.

— ¿es tuyo?

Page 19: El Nenúfar

19

19

—no, es Pamuk, siempre anda aquí y allá maullando, quería

atraparlo.

—Svet, ¿sabes en donde queda esta aula? La estoy

buscando

—si, esta del otro lado de la capilla, por la torre de las

campanas.

No sabia ni que habiera una capilla aquí, este lugar es

inmenso, el gato esta tomando una siesta al igual que su

cascabel, en los ojos de Svet hay aglutinados muchos brillos

en torno a sus pupilas, destellos del alba mas dulces que un

último sorbo de sangria helada, dos constelaciones

mesiendose con calma tras cada parpadeo. ”Sígueme” me

dijo, “gracias”. Me llevo a través de las gradas y de vuelta al

bello jardín, me dio la sensacion de estar con ella en otro

lugar, uno muy lejos de toda ciudad, entre las praderas

acariciadas por el viento y la supremacía de los montes en

donde nacen los rios.

— diste un gran concierto la otra vez, ¿te gusta el piano?

—si, ¿vas a enseñarme más?

—seguro

—Es allá en el segundo piso—. Se queda pasmada, con la

mirada perdida y prontamente triste en otra dirección.

— ¿ocurre algo? ¿Qué ves?—. Era Remi detenido por un

guardia, lo llevaba hacia las oficinas pricipales.

Page 20: El Nenúfar

20

20

—siempre se mete en problemas, con los maestros, con

otros chicos, con todo el mundo, ha escapado varias veces

pero luego regresa, no lo entiendo

— ¿son amigos?

—si, nos conocemos hace mucho, siempre me ayuda

cuando necesito algo, pero no se ayuda a si mismo, no se

que quiere

No puedo juzgar a Remi pero… no me parece que sea un

buen ejemplo para Svet, no se en quien se apoyan todos

aquí para continuar viviendo, “ven, te enseñaré como

solfear”, “¿Qué es eso?” me pregunto, “leerás mùsica, como

recitar un poema pero más romántico”. Nos dirigimos hacia

el aula que tanto buscaba, subiendo unas estrechas gradas,

ya habian un puñado de alumnos reunidos y una maestra de

mal humor, “la puntualidad es importante” eso me dijo al

cruzar la puerta.

La clase es un éxito, los más chicos estan más emocionados

por aprender, aunque con la misma energía se distraen,

entre ellos ella, en primera fila solfeando sin

complicaciones, bonitas notas de un coro de voces blancas,

voces huerfanas cantando al unísono, al olvido, reclamando

a la naturaleza un ápice de su merecida existencia. Me

recuerdan a mi primera clase tambien, entré sin saber nada,

y de pronto estaba leyendo algunas notas, las imitaba con

mi voz y todos a mi alrededor lo hacian, fue mágico

descubrir como se generaba todo. Un fuerte viento se cuela

entre los ventanales, sacude las plantas, las paginas de los

Page 21: El Nenúfar

21

21

libros, manda a volar varias partituras y agita las cabelleras

de todos, a Svet unos cuantos mechones de su pelo se le

enredan en la boca impidiendole gritar, me da risa, pero me

asomo a la ventana y a unos cuantos metros esta Remi, en

un callejón discutiendo con otro chico, comienzan a pelear

como animales haciendose daño, la ventana se llena de

niños curiosos pero falta uno, mejor dicho una, que ya ha

comenzado a correr, “¡Svetlana!” no se detiene, doy la

orden a todos de quedarse ahí “¡Svet detente!”. Llegamos

hasta donde se encuentra Remi, pero ahora hay más chicos

y un profesor, no logra contener la situacion, de hecho

pareciera que tambien él resultará lastimado, Remi insulta a

otro chico mientras unos tantos lo contienen

— ¡me delataste! No vales nada ¡da la cara!—. Gritaba con

la voz enardecida, pero en un segundo logro sujetar a Svet

por el brazo y nos alejamos un poco de ese huracan

— ¿eh? Dejame—. Intenta soltarse

— ¿porque tuviste que venir?

— no lo entiendes

Tiene razón, no lo entiendo, los mancebos se golpean, Remi,

el de los ojos rojos, tiene ya una herida en el labio, saborea

su propia sangre para escupirla despues, tiene tiempo para

hacerlo ya que su adversario se encuentra mucho peor, con

heridas varias que entorpecen su vista, dificilmente logra

mantenerse en pie y el olor a ginebra que despide su aliento

se impregna en el aire, se impregna en mi abrigo, en el

ocaso que de sepia tiñe la tarde, un tono dorado muy opaco

Page 22: El Nenúfar

22

22

y nostalgico, el mismo que se filtraba por el ventanal en la

clase, hace que las cabelleras rubias se hagan más rubias y

que las negras brillen como la espuma de la marea. Y

depronto yo, apareciendo en la escena, intentando detener

a Remi, pero esta cegado, sus ojos mas ardientes que nunca,

no me mira, aprendi con el tiempo a no librar batallas

ajenas, ¿por qué doblego mis principios?

—Remi, es suficiente—. Intento detenerlo

— ¡Yo sabré cuando es suficiente!, no interfieras—. Su

mirada se enciende y abraza mis pupilas, quiere

consumirlas, pero no lo logra, nunca lo lograría, mi mirada

marchita es tan siniestra como la de él, su expresión de luna

roja, pero a diferencia de la suya, la mia esta vacía, como

dos agujeros negros de los que ni la luz se da a la fuga. No

hacen falta palabras y hay muy poca distancia entre

nosotros, pero su respiración turbia se calma lentamente al

ver Svet, ella quien está desepcionada y prefiere no verle a

la cara. El otro chico ha caido al suelo, y otros intentan

hacer que se levante y al parecer es inutil.

— Este vago nunca aprende, tenemos que llevarlo con la

enfermera. Remi ayudame. —dice uno de ellos preocupado

— No pierdan el tiempo, es una basura, arruino nuestro

encuentro con Djonic, éste alcoholico se ha bebido nuestra

oportinidad, lamento que estando tan ébrio no haya sentido

mis golpes.

— Mañana le dolera más que eso, pero ahora ayudenme a

llevarlo con la enfermera, antes de que vengan mas

guardias a fastidiar.

Page 23: El Nenúfar

23

23

Me he quedado escuchando todo, tratando de entender

que sucede hasta que tira de mi abrigo “venga, vamonos”

me dice Svet y vaya que tiene razón, es lo mejor. Nos

alejamos del ruido, de ese encuentro desagradable, ella ha

perdido un poco de su alegria, yo solo tengo algo más en

que pensar…

Pronto termina aquí mi día, trato de subestimar lo que ha

ocurrido, los pasillos enmudecen y algunas hojas adornan

los muros y los tejados como huellas de otoño, algunas

aves, algún canto de cortejo, salvo estas esculturas que

nunca descanzan ni se abrigan del frío, de rizos perfectos y

narices rectas, todas de piel pálida y cuerpos esbeltos,

simétricos del craneo a sus pies y con la boca siempre

cerrada simulando un estrecho horizonte en sus labios,

hombres tratando de crearse a si mismos, creando belleza y

llamando arte a sus deseos nobles de proyectar con sus

manos lo que con amor nace de sus almas. Despues unas

basijas de barro y un paisaje de bayas son mi camino a lo

que no podría llamar casa, pero hoy veré a una amiga, Noi,

es una chica algo tímida, trataba de encajar a donde iba

pero dificilmente podía expresarse, sin embargo para que

haya llegado hasta aquí… y finalmente la veo, sentada entre

las pequeñas mesas de un humilde restaurante, donde

frescos rosales invaden las grietas entre las rocas con las

que esta construido, y el viento de la mítica bahía sopla

entre las montañas hasta llegar a su cabello, como una leve

brisa, una refrescante, y acaricia sus mejillas arrazando con

el humo que despide su tasa de té. Se ve joven y tan bella

Page 24: El Nenúfar

24

24

como este sitio, adoro ver el reflejo de las montañas

tambaleandose en el agua y ella se alegra de verme.

— ¡ah!, que gusto verte, gracias por venir—. Me ha dicho

con una modesta sonrisa

— ¿como es posible que hayas llegado aquí? Me has dejado

bastante preocupado, ¿Qué ocurre?

—recuerdo que no te gusta el té, pero podemos pedir un

café para ti, se que eso te encanta

—si, venga ya dime que pasa

—no ha sido facil llegar hasta aquí, sin embargo puedo ver

claramente porque has dado con un lugar así, se respira

satisfacción, ¿pero porque me ves así?

—has cambiado, te ves diferente

—desde luego que no, solo que no nos vemos hace tiempo

— ¿estas bien?

—si, es solo que quisiera saber si cuento contigo, veras

recuerdas a ¿Torence?

—no realmente, ¿Quién es?

—No importa, estoy esperando un hijo, tengo algo más de

un mes, no todos tenemos la habilidad de desaparecer—.

Sus largos parpados apuntan hacia el suelo, esta

desconsolada, era muy difícil imaginar algo como eso.

Page 25: El Nenúfar

25

25

—se que no estas mintiendo, pero también me cuesta

creerlo.

—no se lo he dicho a mis padres, ¿sabes? Ellos me matarían,

he traicionado su confiaza y el honor de ser su hija, pero

ahora seré madre y deberé arreglarmelas sola.

— ¿fue hace tanto cuando buscabamos almejas en el rio?

¿O cuando ibamos con Bruna a recoger la leña por el

bosque? —comence a preguntarle sin esperar respuesta

alguna.

—ella siempre trataba de engañarnos y hacernos trabajar

mas duro, era mas grande que tu—. Su voz acanelada se

deshace, lucha por no romper en llanto pero los recuerdos

son obstinados.

—estoy seguro de que tu familia entenderá

—no, no sabes lo que dices, mi vida es totalmente diferente

ahora

—pero tu sigues siendo la misma, siempre quieres

comportarte como alguien mayor

—Pense que habias dicho que he cambiado—. Es inevitable

suspirar, tal vez despues de todo, si me afecta.

—Venga, yo pago la cuenta, vamos a caminar un poco—. le

dije con algo de ánimo, pero la ví volviendose al mar, con los

ojos cubiertos de rocío y brillando como estrellas lejanas y al

ritmo de una pequeña cajita musical, me inspira tantos

pensamientos, el tiempo avanza y poco de lo que sentimos

Page 26: El Nenúfar

26

26

hoy vivirá mañana, salvo cuando recordamos y entonces es

dificil reconocernos.

—debo irme, tengo que regresar.

— ¿a donde? ¿Dónde estas hospedada?

—lo siento, gracias por haber venido pero en verdad debo

irme, te llamaré.

Quice pensar que esa huida fue por algo relacionado con su

embarazo, pero creo que hay algo más, extraño la sutil

alegría con la que hablaba en el pasado. Será una excelente

madre, espero que su hijo sea identico a ella, tal vez menos

dulce. Con los últimos rayos de sol me apróximo a casa, tan

fría como siempre y aún no logro atar los momentos que

viví hoy a mi razón, estos y otros recuerdos son un eterno

calvario, me esclavizan al himsomnio y solo la luna que

rueda lejos de mi ventana me hace compañía hasta en el

estrecho balcón… de pronto se rompe mi sueño y algo más

en el suelo, que mal humor produce despertarse de esta

manera y ver los escombros de una basija rodeando mi

silueta, sobre la verja su pelaje ondeante se mueve

lentamente, pero ya nos conocemos “Pamuk, que desastre”,

en su cuello un cascabel plateado que brilla como cualquier

otra pincelada del firmamento impensable. Es dócil, como el

brillo de la luna que acaricia dulcemente las copas de los

árboles. Tiene franjas de nieve en su cuello que se

asemenjan a un collar, y otras cuantas en sus patas como

brazaletes alados. Ve el panorama de la urbe con una

Page 27: El Nenúfar

27

27

mirada severa y profunda, como contemplando un puñado

del mundo ilusorio que compartimos.

Una mañana soleada, viva y lúcida para compenzar las

pocas horas de sueño nos saluda, a pasos delicados me

sigue todo el camino haciendose de los altos muros como

vía, he traido un paraguas por si llueve como la vez anterior

aúnque dudo mucho que él quiera compartirlo conmigo.

Puedo ver a Teo, casi a una manzana de distancia y ella me

reconoce, me lo hace saber con una amplia sonrisa, ¡Buen

día! grita y se despide levantando su mano antes de subirse

a un auto, pero he pérdido a Pamuk de vista, creo entonces

que era yo quien lo estaba siguiendo. Pocos saludos de

rutina, uno que otro papeleo, todo en orden. 07:20 Es hora

del desayuno, más bien ha terminado el desayuno porque

veo que todos ingresan al aula, algunos con bastante sueño,

sus respiraciones se condenzan en un acorde opaco de

desesperanza, un acorde triste e incompleto, “¿Dónde esta

Svet? ¿Está enferma acazo?” les pregunto, “no señor, la

señorita Heleen llegò a nuestro dormitorio y se fue con ella

antes del desayuno” me reponde un crío gentilmente,

“gracias”, tal vez no tenga importancia, se perderà la

lecciòn de hoy, despues de todo no estoy haciendo un mal

trabajo, aprenden ràpido y brillaran muy pronto, aùnque no

puedo evitar pensar en Noi, quisiera saber que piensa

hacer. Notas desarticuladas e incoherentes se dispersan en

el salon de clases, dije que aprendìan rapido no que fueran

prodigiosos. Fuera del aula hay un niño regando las plantas

cuidadosamente, y el olor a tierra mojada resulta muy

agradable aunque no encuentro a la secretaria, y esta

Page 28: El Nenúfar

28

28

tardando mucho en llegar. Al abrise una puerta que hay a mi

costado sale ella ergida como es costumbre, saludando

brevemente con su tacto distante, y de la mano trae a Svet

con una expresión bastante extraña, abrumada, su piel es

un velo de aguas agitadas, de esas que son escarmiento

para cualquier embarcaciòn, de esos mares suelo de

tormentas y rayos frenèticos que reflejan tonos grises. Tras

de ella, su sombra eclipsada por un contorno mucho más

grande, el de un hombre acertivo, confiado e impregnado

de aborrecible poder, el mismo hombre de rostro

omnipotente, con la mirada de sabiduria maldita, carente

de modales y escrupulos, esta vez no permitiré que agreda a

nadie. Svet apenas si levanta la mirada para dilucidar en sus

vastos pensamientos que soy yo quien esta cerca, mientras

sus pasos desahuciados desaparecen tras el muro. Lambert

Lucarik, ese es su nombre, he logrado leerlo de un

documento que cuidadosamente deja en el escritorio de la

Sra Heleen, el hombre cubierto de colonía fina y traje caro

sín mancha o arruga alguna comienza a notar mi presencia,

saca una caja del abrigo colgado en su antebrazo, y a su vez

de ella un poco de tabaco, yo sigo aguardando un minuto de

la secretaria hasta que finalmente él se marcha.

— ¿se ha comportado esta vez?

—lamento haberte hecho esperar tanto, ¿en que puedo

ayudarte?

—no era nada importante en realidad, ¿pero quien es ese

hombre?

Page 29: El Nenúfar

29

29

—ah, él es una pesadilla, una pesadilla influyente que tiene

comprado el cielo de ésta ciudad. Toma, esto es para ti, por

favor lléna estos documentos, con ello tendras tu seguro

medico.

— si, enseguida—. Será mejor preguntarle a Svet.

Por suerte no es dificil encontrarla, esta sentada sobre las

ruinas de lo que parece fue alguna vez una bella fuente

barroca, ¿una pesadilla? La vida resulta estar llena de

rincones tan ceñidos como la punta de mi pluma, y es fácil

quedar atrapado en una esquina de esas, oscura y corrosiva

dirigiendote siempre a un angulo más y más estrecho, cerca

del olvido, pensar en eso para mí es una pesadilla.

— ¿ocurre algo?

—no, todo es casi igual aquí, los días, las lluvias. ¿De donde

vienes es también así?

—De donde vengo la tierra es negra y fertil, con rios

galopantes que abrazan la inmensa llanura y las voces del

rebaño, y todos los rebaños pintan la vegetación con sus

peláge tosco y docil en las tardes más soleadas—. Me he

perdido en mis propias palabras y solo me encuentro al

verla embelezada imaginando la tierra de donde vengo.

—Quisiera soñar con un lugar así—. Responde

—si, quizas ese lugar es solo un sueño, y he dormido dentro

de ese sueño solo para hallarme en este lugar y tocar el

piano para ti.

Page 30: El Nenúfar

30

30

—Y quizas yo sea un sueño que sueña con otro sueño para

olvidar que no pertenezco a este lugar, o al menos para

entender porque estoy aquí—. Sonrie, con esa alegría de las

que es menester la soledad, el silencio y tiempo para

alcanzar a contemplarla, para disfrutarla y lograrse

contagiar.

— sabes, de donde vengo no hay sonrisa tan bonita como la

tuya

— ¿Eh?—. Se turba, se roboriza

—y mucho menos acentos tan raros e incomodos como el

que tienes—. Su mirada de viñedo fresco se prende como

cientos de luciernagas danzando a un brusco ritmo

enervante.

— ¡¿Acento raro?! ¡Yo no tengo un acento raro! Tú eres

quien habla tan extraño, ni siquiera pronuncias nada—. Fue

solo un segundo de impresión el que me causo su furia, lo

demas fue risa, una risa muda, alegre de ver lo fácil que

explotan sus emociones.

— ¿Quién es Lambert?—. Una vez mas su expresión cambia

de forma tan brusca como el cause de un rayo que perfora

el cielo.

—él, quiere adoptarme, en muy poco sucederá y seremos

una familia—. Su voz desacentuada, sus parpados vencidos

y su respiracion frágil, todo fue como el roce de un puñal

acariciando mi pecho, en ese momento estaba menos viva

que las esculturas que vigilan los amplios corredores.

Page 31: El Nenúfar

31

31

—no pareces dichoza

—es porque no sabria como vivir fuera de esta realidad, es

todo lo que conózco, quizá nada, solo se mi nombre y la

edad que tengo, a pesar de eso disfruto muchas cosas

como… ¡Pamuk! Quisiera poder llevarlo conmigo, y dibujar,

me gusta el piano, tus clases.

— ¿sabes algo sobre él?

—he oído que es un criminal, y que esconde muchas cosas,

no entiendo muchas más, pero no siento que él sea mi

familia.

Sus palabras invadieron mis oìdos y envolvieron mi

conciencia, habìan reemplazado las notas tristes de la lira

griega que siempre conservo en mi memoria. ¿Como podrìa

entender su posición? A pesar de haber nacido sola, en ella

persiste una sonrisa sincera, es honesta, alegre por

naturaleza, es como el último sorbo de la copa que sabe a

néctar, caliz de victoria luego de las perdidas horribles en

batalla. Pero yo, una copa vacía con aroma a veneno tinto

ágrio, la mancha de un par de gotas de certeza inmersas en

un lago de tristeza, rencor y amargura que se desbordan

hacia las estepas áridas del sur, erigiendose hasta rodear el

bajo norte en un lazo de diferencias culturales. Mi mente

me abruma, suena un insoportable rasguño entre mis

sueños, con el arco violento cercena las cuerdas y estas

entregan su llanto de dolor y sufrimiento, es constante, un

crescendo, un punzante latido de un corazón formado por

escombros lunares.

Page 32: El Nenúfar

32

32

Hace casí una semana las lluvias cesaron notoriamente,

aunque aquí la tierra siempre es húmeda ya no gotean los

tejados ni se apilan charcos en las vías del tren, los cristales

de la catedral lucen más brillantes, solo pretendía llegar

hasta aquí para desaparecer, o ser como esas almas que

narraban las leyendas para los niños en el valle, donde la

esencia de un condenado o tambien inforntunado acecha el

aroma lujuriosa de los vivos, vagando en la profundidad del

limbo y morando en todas las cavernas del tiempo como

nómada, sin hogar ni destino en las lineas de sus manos. Es

tan melancólico como frustrante, pienso que mi cuerpo esta

impregnado de raices amargas, desde el interior carnoso de

mis delgados huesos hasta los matices muertos de mi piel

salina. Ya no necesitar una razón tangible para sentirse

deslucido es incluso motivo de lástima, y es algo que no

quiero compartir con nadie, sería como intóxcicarlos.

Recuerdo que viene desde los escasos pétalos de mi

infancia, tiempo que caló muy profundo en mis venas, mi

voz, mis ideas y todo lo que me hace estar presente en la

realidad, se ha filtrado ahí para quedarse, al punto de ser

más de lo que queda de mi mismo, es verdad, ahora eso soy

yo, ruinas devoradas por la naturaleza invencible y sabia,

lianas y raices que cubren mi razonamientos, así fue

siempre mientras crecí, mi mente vuelta escombros fríos y

desolados, cubiertos de polvo avezado a la espesura de la

niebla, y ahí me encuentro yo, vagando interte entre todos

ellos removiendolos y tratando de hallar algo en el fondo

que aún este vivo, que me de calor y me haga sentir mejor,

para estrecharlo con fuerza contra mi pecho y no soltarlo

nunca.

Page 33: El Nenúfar

33

33

Noi pudo encontrarme, es más lista, más madura, pero

ingénua cuando enfrenta algo nuevo. Eran brisas de verano

cuando jugabamos en los brazos de la rivera, se

prolongaban a lo largo y alto de las numerosas colinas, muy

cerca habían plantaciones de caña, como un ataque másivo

de flechas que se incrustaban en el paisaje, dunas de tallos

enormes difìciles de trancitar, con ellas haciamos bansuris

para entonarlos al unísono cuando nos reuniéramos de

nuevo durante las tardes doradas en el cerro ancho, allí

donde los vientos húmedos querían derribarnos y el amor

del sol besaba con dulzura el prado, o en las noches

sosegadas sobre el tejado incompleto de hojas de pizarra,

juntos solfeando las estrellas parpadeantes, no escaseaban

las risas ni los soplos de la notas fallidas con las flautas mal

talladas, recuerdo que a esas horas las espinas de la catedral

nos vigilaban desde lo alto, tambien corriamos en el jardín

que había en medio de los árboles de almendras, ella se

agitaba muy rápido y no estaba acostumbrada al frío, en

cada palabra que decía con frecuencia pronunciaba un “jah”

o “gnai”, dificilmente podía imitar su lengua, hoy en día

puede hablar fluidamente un idioma creado en Venus quizá.

Bruna y yo vivíamos cerca, y ella tenía mucha habilidad para

tallar la madera pues su padre es carpintero y ella lo

admiraba como a un héroe, no era de extrañarse que su

bansuri fuera siempre el más bello y el más elaborado. Sin

embargo, para reunirnos con Noi debíamos esperar siempre

hasta el verano, casi cuando éste terminaba, su familia

venía desde el sur de Asia para importar algunos materiales,

negocios, su familia era muy unida, con una cultura

diferente pero siempre amables y en especial respetuosos,

Page 34: El Nenúfar

34

34

no era extraño entonces que prosperaran. Nos hicimos

amigos en una pequeña reunion aledaña a la catedral, si, la

catedral de mi valle mucho màs grande y màs sublime, con

manecillas de bronce que surcaban las nubes, y el eco

inolvidable que compartian las hermosas cúpulas al brotar

las notas del órgano matutino. Había buen vino, comida y

música, yo tañía mi violín, sin el arco, tan solo trataba de

afinarlo pero ella estaba observandome, como Svet el

primer día de clases, aunque Noi tiene los ojos más

rasgados y oscuros, era muy tímida casi tanto como yo, en

cuanto le devolví la mirada ella se asusto y estuvo a punto

de marcharse pero su padre la sorprendió, estaba a su

espalda y sin darme cuenta mi madre tras la mìa, nos

presentaron, en ese entonces tenía pésima memoria, no

lograba recordar los nombres de las personas que conocía

aún si se presentaban solo dos minutos antes, no recuerdo

el nombre de su padre, o tal vez no lo escuché porque

estaba contemplando a Noi, todo en ella me resultaba muy

curioso, su voz nasal, su acento cadencioso, sus párpados

vencidos y sus labios anchos, su nombre. Con el tiempo nos

hicimos amigos, buscabamos lechuzas en las ramas bajas de

los árboles, me enseñó un juego similar al ajedréz que poco

a poco entendí aunque hoy no podría jugarlo, ella aprendía

a tocar el violoncelo, igual de tímida cuando frotaba las

cuerdas y apretaba con fuerza sus pequeños dedos contra el

mástil. No tardó en conocer a Bruna, y pronto estabamos

cargando leña para ella, era insufrible, por una u otra razón

perdiamos en cada juego y ella nos hacía pagar por ello.

Ahora que Noi espera un hijo recordarla a ella de niña se

Page 35: El Nenúfar

35

35

hace muy irónico, sin duda veré sus mismos gestos en su

rostro aperlado y los matices serenos de su idioma.

No he vuelto a encontrarme con Teo, ni en el cafè ni camino

al orfanato, eh pensado en visitarla donde dijo que

estudiaba, pero me conozco y se que eso no va a ser. Las

mañanas son grises hasta despues del almuerzo cuando la

luz del sol es intensa, solo su luz, porque nos ha castigado y

ya no comparte su maternal calor, unos breves minutos de

luz despues del medio día, con el mismo frío, y es peor salir

a recibirlo porque es un brillo que lastima, no calienta, solo

da comezón e irrita la piel. El proyecto ha demostrado

avances sorprendentes, el coro de voces blancas logra

conmover a pequeños públicos compuestos de

delegaciones, visitantes y otros docentes, inclusive algunos

jóvenes pueden destacarse tocando el piano y tambien

alugnos niños. El cuerpo de educadores me ha tomado

respeto o algo similar, hasta la Señora Heleen es un póco

cálida al hablar conmigo y supe que el Sr Gerhard volverà en

una semana, verá entonces que la música ha dado un poco

de carisma a esta galerìa de historias resignadas y enviadas

al olvido. Tampoco volví a ver a Remi, dicen que tuvo

problemas con la policia en una de sus frecuentes fugas, tal

vez regrese pero según entiendo no será pronto. Por ahora

he tenido que ver a Svet con sombras de tristeza y

preocupación bajo sus ojos, se asemeja a una orquidea

inclinada en la ventana de mi balcón, apunto de desfallecer

y resistiendo sin animos el peso de la gravedad en sus finos

pétalos. Los otros niños estan muy entuciasmados, dicen

que ésta se ha convertido en su clase favorita, a veces

Page 36: El Nenúfar

36

36

pienso que todo es una ilusión, algo que por instantes los

aleja de la realidad sombría, o todo lo que veo es un mal

sueño, quizá prodría ser ambas, todo un engaño

indecifráble sin ánimo de culminar desde que germinamos

en el vientre. Les he traído dulces que oculto en el baúl de

mi violin algunas veces, florecen sonrisas, se expanden

como las alas de una mariposa sobre el rocio de los claveles,

naturales, éstas son las sonrisas más sinceras que conózco,

a diferencia de la mía que ha quedado atascada en aquel

pretérito vuelto fango y tiniebla. Estos dulces son diferentes

a los que conózco exceptuando el chocolate, unos son

extremadamente duros y temo porque alguno se rompa los

dientes intentando comerlo, otros sin embargo son muy

suaves, aunqué no hallé ninguno como los que se hacian

con bayas o brevas, esos que forjaban en la villa que daba

con el cause de los arroyos en las tierras nostalgicas del

este.

Se que Lambert ha venido y con más fercuencia, eso me

lleva a pensar que de repente la silla de Svetlana estará

vacía, desolada, aún con ella hoy presente ha comenzado a

desvanecerse su figura, su mirada se pierde en la

ambigüedad de sus trazos que día a día se distorcionan, sus

pómulos se congelaron y resulta bastante deprimente, sus

compañeros han dejado de hablarle quizas porque no tiene

caso, se parece más a mi.

— ¿Por qué es importante enfocarse en nuestra propia

melodía? ¿Que no lo sabe ninguno? Aún cuando todos

interpretamos la misma obra, el canto que entona nuestro

amigo al costado puede confundirnos, sin mala intensión,

Page 37: El Nenúfar

37

37

puede ser, pero debemos ser cuidadosos, confundirnos hará

que la obra no suene como debiera, más allá de eso, lo

principal es sentirnos bien con lo que hacemos, entonar

cada frase evocando su significado, un hombre que amó la

música una vez dijo «errar una nota resulta insignificante,

tocar sin pasión no tiene excusa» podemos apreciar esa cita

mejor si…

Mis palabras no retornan en ninguna forma, no se si sería

mediocre esperar a que al menos uno de ellos retuviera

éstas ideas, de momento imagino a algunos de grandes,

quisiera que el futuro no fuera el mismo para todos, que

desde un comienzo ellos no tuvieran que parar aquí, y que

la cría que esta sentada a la izquerda iluminara su

semblante nuevamente.

¿Es la tristeza acaso parte de nuestra embestidura como

humanos? Se desangra del remordimiento, del dolor, la

soledad, a veces del miedo, miedo a quedarme solo

conmigo mismo por mucho tiempo porque se que

comenzare a “meditar” estos pensamientos y es

insoportable, no quiero compartir un minuto más con mis

recuerdos y mi voluntad traidora de arenisca cincelada.

Quizas esta noche se encienda una llama, con el suficiente

brillo para que sea vista por la luna, allá desde su pedestal

de sombras y sirenas, danzantes con el viento a rítmo de la

marea silvestre, quiza esta noche o la siguiente, un farol

desde mi ventana que se vuelva algo más del firmamento,

para cuando todo quede cubierto de seda negra, un manto

de fibras trenzadas hasta que todo pierda por completo el

significado de existencia.

Page 38: El Nenúfar

38

38

Hoy no hay clases de ningún tipo, y aunqué el clima sigue

siendo el mismo, el silencio ha devorado todo espiritu de

lucha, el Señor Gerhard ha fallecido, ocurrió en la noche

cuando regresaba, al parecer padecía neumonía, dicen que

murió en el trén a pocos kilómetros de llegar a su pueblo

natal, que lucía muy agitado debido a una tos incontrolable

hasta que otros pasajeros se dieron cuenta que no se

hallaba dormido, setenta y seis años que ahora reposan

bajo su lápida, era viudo, abuelo, y padre de cinco hijos

todos varones, y dejó un gran legado aquí en este lugar en

donde seguramente fue figura paterna de muchos más.

Considero que soy ajeno a todo esto, por él siento un

inmenso respeto, pero se me ha pedido algo que se, a nadie

le gustaría complacer, haber llegado un poco antes solo

para tocar las notas funebres que despidieran su intachable

estancia en este mundo cada vez más baldío. No lo

entiendo, para que hacerlo si se que no va a escucharme,

me habra gustado enseñarle lo mucho que todos se han

esmerado, y de no ser por su aprovación yo no estaría aquí.

Gerhard Fadden, es lo que hay grabado en esta pieza de

granito, aún si tallara con un cincel la partitura entera bajo

su nombre, no me escucharía. Es así, como la hipocrecía se

hace música.

Lambert se ha presentado al funeral, esta vez con varios

hombres que discimuladamente le rodean, todos de

aspecto sobervio y osado, perfectos cretinos que nunca

escucharon una palabra del difunto. El tributo es arrojado

por todos y brota dulcemente en lluvia de rosas hasta

ahogar la tumba húmeda del caballero. Es como un delicado

Page 39: El Nenúfar

39

39

charco de pétalos blancos que salpica la tristeza con su

perfume. Los zapatos lustrosos que van hundiendose en la

tierra se acercan tímidos y con mucho respeto, como si

acariciaran el vacío que deja un hombre en medio de esta

mañana pálida. La señora Heleen evita todo contacto con

Lambert y sus hombres, ha venido en compañía de su

esposo, un hombre amable, cálido, de tosca barba y escaso

cabello, tiene canas que se camuflan con este cielo hostil y

precipitado. Poco a poco se van, sus abrigos se alejan de

regreso a la vida, a la rutina, consigo llevan todo lo que

queda de la memoria querida de un anciano, su legado, lo

único que seguirá existente de su forma en este lienzo

opaco que es el mundo.

De camino al café aún con el clima envolvente de la

madrugada las sorpresas no terminan de darse, me refiero a

Noi, está a unos metros de mí al lado de un banco, con un

vestido alegre que descubre sus hombros, se hondea al

compas de la marea y la brisa que agita su cabello, me ha

visto y saluda balanceando su brazo. “¿Qué no te alegra

verme chico?” apenas si logro asimilar esa sonrisa, me trae

tantos recuerdos “venga, conozco un lugar que te va a

gustar”, “¿en donde?” le pregunte. Tomamos un auto que

nos llevó hasta un enclave rocoso que daba al mar entre la

costa, allí el viento era salado como en su pueblo supongo,

está muy alegre en ésta tarde y me contagia su vigor con los

gestos que forma su boca, no es el clima ideal para salir a la

playa, sin embargo ella me explica que muy cerca de aquí

deben haber arrecifes que le gustaría explorar algún día. Me

ha dado un obsequio enrollado en un bello tegido de lana

Page 40: El Nenúfar

40

40

tostada, es suave y muy familiar, no es difícil imaginar que

podría ser, pues su forma y peso son iguales a lo que

tallabamos de niños, una flauta con siete agujeros lijados

cuidadosamente y un pequeño texto en la parte inferior

escrito en alfabeto tailandés, todas las letras se asemejan a

la “ñ” o “u” no lograría identificar nada, el color es hermoso,

cálido, tiene un brillo delicado como el de un farol apunto

de extingirse, o una pequeña llama en su interior buscando

propagarse, me encanta, y ella lo nota de inmediato, está

contenta, satisfecha.

—“pero… ¿Qué dice mi bansuri?”—. Pregunté

—“oh, ¿en donde?”—. Me toma del pelo

—“¿Qué dices? No tiene escrito nada más que ésto, dime

que significa por favor”

—“ah si, ahí dice… «Eres tonto»"

Tal vez era el débil oleaje que chocaba contra la roca en la

que nos hallabamos, o las pequeñas aves escarlata que ivan

de un lugar a otro en vuelos bajos, o todas las partes de su

piel que no cubría su vestido, el aroma también era

refescante, todo eso quizas me hizo sentir como si la tierra

se volcara en reversa por doce años o más en una tarde,

como si aún le dieran miedo las alturas o si las voces de sus

padres estuvieran a punto de alzarse para que fuera a casa

para cenar. “si no me respondes que dice, quizás los peces

puedan leerlo” la amenazo y empuño el bansuri con fuerza

apuntando a la distancia, ella se asusta y sujeta mi

antebrazo, respira dos veces y finalmente me abraza. No

Page 41: El Nenúfar

41

41

recuerdo la última vez que mi piel haya probado el roce o la

caricia de otra persona, su frágil calor me dejó pasmado,

como una efigie sólida mirando al sol a un costado de la

playa, inmovil, petrificado, punta alta de la misma roca en la

que élla se hayaba, élla, no yo, las esquirlas de mi corazón

brillaron por un instante.

Caminamos sin ánimo de llegar a ningún lado, las huellas de

sus pies desnudos eran besadas por los lábios del mar hasta

consumirlas y borrarlas del camino, no todas, algunas más

distantes se mantenían a salvo, extraviadas y libres de

destino. Si borraran de un beso mi presencia, estaría

dichozo de que fuera en un ocaso tan profundo como éste.

Llegamos hasta una choza con tejado de ramajes calcinados

por el sol, tras de ella unas gradas que ascienden hasta la vía

urbana. Los faroles se comienzan a encender, con una luz

ténue pero generosa, listos para pernoctar y guiar el

sendero de los vagabundos, de los ébrios que lloran o

discuten solos y en voz alta, también de una pareja que se

abraza como nubes dibujadas a lo lejos, el destello de sus

ojos permanece fijo cuan lumbre es aliñada con algunas

brasas en una cueva oscura. Noi también los ve, pero

prefiere mirar al suelo, triste, “no serán felices por mucho

tiempo” le dije, e inmediatamente cierra sus ojos que de

por sí están casi siempre cerrados. Esa tarde fue como si de

niño hubiera querido espiar un poco hacia el furuto, ¿Esto

hubiese querido? ¿Lo habría imaginado?, muchas cosas

cambiaron pero aún los recuerdos nos unen, compartimos

un pasado que por desgracia en muchos aspectos define

Page 42: El Nenúfar

42

42

hoy quien somos. Se marchó de vuelta a donde pertenece,

al menos eso quiero imaginar.

Un vacío no sería precisamente lo opuesto a sentirse pleno,

pues en realidad no se siente como si faltara algo, más bien

es un sentimiento el que nos sobra, uno que no deseamos,

angustia, impotencia, desesperanza, o la necesidad

impetuosa de alcanzar algo, se torna en un malestar

insoportable y difícil de ignorar. Es éste ahora un vacío el

que ella deja en forma de recuerdo vagante y desvanecido,

su vida continúa, hoy más lejos desde otro mar que es ajeno

mio, tal vez solo necesitaba mirar atrás para consolidar el

sueño. No es un vacío lo que me deja el Sr. Gerhard, sino

deseos de haberle conocido mejor.

El aire es mas denzo ahora, los rostros son familiares y el

idioma sigue siendo un modesto acertijo. Es increible pensar

que hayan transcurrido más de seis meses aquí, la arena del

reloj corre con más prisa si se está dentro, asfixiándose

entre las pequeñas paredes de cristal, la correspondencía es

escasa, el proyecto se ha destacado en forma satisfáctoria,

muchos son los que quieren participar y todos son

bienvenidos, algunos conciertos se han dado

expontaneamente y varios de ellos fueron recibidos con

gratitud. Pienso que la memoria del Sr. Gerhard ha ocupado

por fín el lugar que le corresponde, un sitio de admiración y

quizá un recuerdo hospitalario en las generaciones

presentes, pues no queda rastro del luto amargo que

acaparaba los días. A pesar de todo, aún no logro

acostumbrarme, tal vez no pertenezco a la sombra de

ninguna bandera ni al murmullo que hacen lás codornices

Page 43: El Nenúfar

43

43

cuando las ramas de los árboles son acarreadas por el

viento. También se vuelve un hábito que Svet llegue tarde a

sus clases, inclusive que no se presente hasta la tarde, la

influencia de Lambert disminuyó desde la mañana del

funeral, la corrupción aún sin pruebas es evidente, hasta me

lleva a sospechar que no haya sido tal cual dictaminaron las

autoridades, era un hombre leal y con los valores de antaño,

esos que infortunadamente desaparecen con los años. Tal

vez se negaría a cooperar con ese crétino y esto lo puso en

peligro, ¿habría ganado algo con eso?, deliro, divago, pierdo

el control de las ideas y siento que voy a colapsar,

costumbre no es necesariamente bienestar, es similar a

sobrellevar lo que dura el otoño y el invierno. “De nuevo

está ausente”, la biblioteca parece un laberinto de enigmas,

no podría entender muchos de estos secretos aúnque

llevara dos siglos viviendo aquí, no podría perderme aún

más en mi silencio, ni en los susurros que desprenden sus

páginas maduradas por las fechas de tinta envejecida.

Desearía apilar nuevos días como aquellos que perduran por

siempre, sin estar impresos en el pliego de un poema o en

las lineas de un pentagrama, esos que hacen la vida más

amena y te dan algo a que aferrarte cuando pierdes de vista

toda salida.

Horas ácidas se escurren en los muros tras cuadros de

filósofos y escenas militantes, con ojos que miran hacia el

centro desde el pasado, otros tienen cuerpos denudos y

sonrojados donde se cubren entre sí interpretando dramas

míticos con sus gestos bien logrados. Hacia el fondo el polvo

cubre todo como una capa de gamuza arrinconada, de

Page 44: El Nenúfar

44

44

repente se oye un ruido que proviene de ahí, algunos libros

yacen en el suelo y levantan el polvo, pero cuando me

aproximo a recogerlos roza mis piernas un pelaje conocido,

me dirijo a alcanzarlo y me lleva fuera hasta un salón

redondo, a través del jardín, otros pasillos, hasta que en

ambos lados solo hay puertas alineadas, una de ellas en

movimiento y es la única que se encuentra abierta. Deben

ser los dormitorios, todas las puertas están enumeradas,

será mejor que regrese, doy vuelta pero a mi espalda se oye

un cascabel, no lo escuché cuando venía tras de Pamuk, aún

lo escucho, una sola nota que ata mis pasos al suelo y se

esparce como el eco de una lágrima que cae sobre el

pantano, agua turbia alrededor de un nenúfar. Desafío mis

valores, y camino hacia la puerta once escrita en números

romanos. Una vez dentro el olor es diferente, huele a

especias soleadas o a sudor helado, de lado y lado se enfilan

muchas camas como las teclas del piano, todas hechas sin

arruga alguna salvo sobre la que se encuentra Pamuk

jugueteando con el cascabel, rueda y va empujandolo con

su pata. No hay mucha luz aquí, pocas lámparas intercaladas

entre secuencias de cuatro camas, sin embargo todo está

limpio. Continúa recostado moviendo la campanilla sobre la

sábana, la ato de nuevo a su cuello, sabe que le pertenece

como si fuera complemento de su maullido, me pregunto

quién se la habría dado aunque imagino que significa tanto

para él como el obsequio que me ha dado Noi. Sus patas

sedosas reposan en la cama, y al lado sobre una mesita de

noche se hallan algunas notas, tienen pocas líneas escritas y

una caligrafía difícil de leer, sin mencionar el idioma,

además el papel está destrozado, expone una que otra

Page 45: El Nenúfar

45

45

mancha grisácea señal de algún error que intentó

desaparecer y está firmada con las iniciales S.M como si se

tratara de una carta. Mis manos temblorosas languidecen

sobre manera al verla entrar en la habitación, “son mis

cosas, ¿Qué haces aquí?”, pregunta mientras se acerca poco

a poco sin dar un solo parpadeo, su expresión de dos focos

proyectandose en mi rostro cohibía mis palabras,

sencillamente no hallaba qué decir, las sílabas abstractas se

atrofiaban en mi boca hasta que Pamuk comenzo a

ronronear y acicalarse dotado de su insuperable vanidad,

“venga, ¿me has extrañado?” le preguntó mientras lo

cargaba en sus brazos, pude respirar.

—supongo que esto te pertenece

—así es, ¿lo has leido?

—no, lo siento, éstas iniciales…

—es mi nombre, Svetlana Mossen, por favor déjarlo en su

lugar

— ¿y cual es ese? ¿Dónde no puedan hallarle?

—sí, vale, creo que puedes quedartela y cuidar de Pamuk

además.

Lo que ocurrio despues terminó convirtiendose también en

uno de esos días, una reaparición de la melancolía incesante

y furtiva. Rompió en un llanto silencioso que venía

reprimido con las pocas fuerzas de sus puños, al igual que la

tarde que compartí con Noi cuando sentí que algo

Page 46: El Nenúfar

46

46

escuadriñaba mis huesos, entendimos que muchas veces la

marea nos arrastra hacia direcciones desconocidas en las

que con suerte solo podemos ver impotentes la aguja de la

brújula indicandonos que el rumbo es definitivo aunque

naufraguemos lejos de éste. La penumbra ha deshauciado

por completo mi ser, solo me queda emerger bajo un eterno

amanecer.

Dos días más, solo dos días más serán suficientes para

encontrar ese sueño, y vaya que es esperado pues han sido

muchas las noches de insomnio que se han asentado en mis

ojos, ahora conozco éste lugar, sus ruinas y sus tesoros, las

muchas almas despreciadas y condenadas a un destierro

más humano. Todos duermen.

Fue antes del recital de Orfeo, ella desaparece, ella y cuatro

chicos más, su voz fue devorada por las llamas expansivas.

Un caos infernal comenzó en una recámara cerca al pasillo

más lejano, uno que daba al salón de castigos, sabía que el

fuego no iba a propagarse mucho más lejos del jardín que

conecta con los dormitorios y la biblioteca, sin embargo se

salió de control, las llamas estuvieron a punto de penetrar la

primera torre del campanário. El cielo no cambió de

aspecto, el humo que se esforzaba por tocar las nubes se

volvía con ellas uno solo, de hecho parecía como si todo el

humo que envolviera los anchos muros desapareciera

camuflandose todo en conjunto con la nada. Las aves huían

frenéticamente, los gritos desgarradores no se hicieron

esperar, evacuaron las aulas rapidamente en marchas que

citaban el paso de la oca, otros tranquilamente se limitaban

a observar desde una distancia segura. Enfrentar a Lambert

Page 47: El Nenúfar

47

47

habría sido demasiado ingénuo, estupido, tal vez habían

mejores opciones, más sutiles y más inteligentes, pero en mi

limitada comprensión algo dentro de mí me indicó que esto

por desgracia era lo mejor. Ví consumirse las espinas de las

flores rapidamente, en la recámara se hallaban dos viejos

escritorios, registros de muchos huespedes que finalmente

cayeron en la miséria, escaparon o permanecieron

confinados en este lugar, un par de sillas, algunas pinturas

mutiladas, garabátos de colores. Las manecillas de un reloj

exhausto que detenía tajante el paso del tiempo, esas

manecillas iban derritiendose sobré los números como una

vasija hirbiendo que rebosa su esencia derramandola sobre

la misma leña, pero más caliente. El fantasma se dispersó de

golpe por tres de las cuatro paredes, su velocidad era

equiparable a mi maldad, una sin sentido, por varios

segundos vi como todo ardía a mi alrededor, era el hades o

al menos sus puertas abismales donde las llamas ascendian

con un poder mitológico e incontenible, como una escuadra

de caballería rampante que buscaba arrollar demonios a su

paso, los cuernos de las flamas querían apoderarse de mi

cuerpo, pero durante ese momento me sentí invulnerable,

sentía que con un tronar de mi dedos podía extinguirlo

todo, o que si bien me atravezaban no sentiría daño alguno.

El concierto terminó, el adagio punzante ha hecho colapsar

mi semblante, mi razón, mi equilíbrio, y el calor comienza a

ahogarme. Me dí prisa para dejar en ese sitio mis anteojos y

mi abrigo pero una pequeña ráfaga mordió la parte baja de

mi camisa, no caería en mi propia trampa.

Page 48: El Nenúfar

48

48

Ella se hallaba oculta bajo los asientos del teatro, en total

silencio y con un miedo discreto, yo tardé un poco más en

encontrarla, nadie debía verme. El ruido y la marea ardiente

ahuyentaban a todos con crugidos siniestros, y el calor

intenso me daba la impresión de estar asfixiandome en el

interior de un caldero, no podía ver nada, tanto era el humo

que invadía las cuencas de mis ojos que debí arrastrarme

como un gusano moribundo y miseráble.

Todo era diferente en la villa donde me hice crío, uno que

todos conocían por sus grandes modales y su talento, por

ser obediente, tímido y noble en varias formas, todo eso se

desintegró para dar lugar a un solo adjetivo; nostalgia. Un

castillo de naipes facilmente se derrumba, un sueño es

intangible ¿cómo podría destruirse? ¿Con estas ascuas que

pretenden anciosas probar mi carne? O con un puñal

oxidado que perfore hasta el centro de tu humanidad y

luego lentamente te fundes con el fango y las raices del

bosque virgen. Solo dos días despues la hallaron, bañada en

aguas oscuras y con la piel hinchada. Yacía en la escasa

profundidad con los ojos abiertos y su cabello soleado se

enredaba haciendo tribales con los tallos de los nenúfares.

Fue difícil encontrarla, la espesura del barro y la vegetación

no cedían al rojo de su sangre. Dijeron que había muerto

por una puñalada en su vientre y sepultada a la corta

distancia del lago, ultrajada con tan solo quince años, su

padre viudo montó en cólera, enloqueció, lo había perdido

todo. Bruna Yalin, la del cabello como fruto de abejas o

como los pétalos de un girasol altivo, hija del carpintero

devoto y uno de los hombres más fuertes de la región.

Page 49: El Nenúfar

49

49

Ambiciosa, pujante, sarcástica, amiga de Noi Rasi, fue

también la mejor rival que jamás he tenido, mi infancia…

todo eso se disolvió en el lago con su sangre de bayas. Ella

rara vez expuso su efímera dulzura.

Noi respiraba agitada con las pupilas dilatadas sin poder

comprender lo que ocurrió, enmudeció repentinamente y

yo era muy débil para consolarla. El rencor se apoderó de mi

alma, su padre acarició mi frente mientras a Noi la sujetaba

su madre para llevarla a casa, su hogar, ese lejano que no

comparte los mismos vientos con el mio. Intenté seguirla

pero no me fue permitido, ella sólo me miró por un

segundo, inconciente de la realidad, y volvió sus ojos al sur.

Es el último recuerdo que tengo de ella como niña, yo sabía

que no regresaría.

Tuve que derribar una puerta para llegar al teatro, y la ví

acurrucada bajo una silla, inmediatamente me vió corrio

hacia mí para tomarme de la mano y nos dirigimos a la

salida del escenario, allí pude respirar con calma pero no

contaba con que ella también lo hiciera, me sugirió salir de

ahí uno a la vez pues me aseguró que de ese modo sería

más fácil, yo insistí en que no sería necesario y comenzaron

a escucharse los llamados de los socorristas, en poco tiempo

extinguían el fuego y nuestra oportunidad, ella dijo que

todo estaría bien, pero el optimismo es una cualidad que

envidio, le creí, y me escabullí desde la salida hacia unos

arbustos del jardín extremo, aire fresco, soledad, entonces

atravecé una parte de la verja oculta por la malesa que

estaba forzada, obra de Remi. No había mucho tiempo, ya

los rescatistas han avanzado hasta el último bastión

Page 50: El Nenúfar

50

50

ardiente, y solo pensaba en que ella no lo lograría. Tomaron

el teatro y ví todo perdido. “¿a quién más esperamos?”,

preguntó, tan grata fue esa sorpresa, de ver su sonrisa

triunfante fruto de una tarde intensa y de pesadilla, que no

tuve palabras qué devolverle.

Dejaba mucho más de lo que imaginé, aunque fue poco el

tiempo que le brindé a este pueblo sereno y castigado,

había aprendido que tal como un solo segundo del día

puede teñir sus horas de celeste o gris velado, bién puede

un solo instante darle brillo o remordimiento al resto de una

vida, que además, podré sentirme muchas veces en el

vientre de la tierra, en lo profundo de una prisión

subterránea con un tejido de hierro en la parte superior por

donde dificilmente el sol te compadece, pero no sería el

único, la faz del mundo es demasiado vasta y puede

albergar colmenas interminables de estos calabozos.

Decidimos escapar y no hay arrepentimiento, sin embargo,

si hay una parada que antes me gustaría hacer.

Caminamos con cuidado por las aceras y veíamos a las

personas dirigiendose al incendio, muchos corrían y nadie

se detuvo a observarnos pero la intriga era constante a

pesar de que las llamas habían sido dominadas casi en su

totalidad, solo restaba el humo que hacía el amor con las

nubes heladas. Un poco más cerca estaba un centro

veterinario en donde se hallaba Teo, no se porqué sentí que

debía despedirme. “¿puedes esperar aquí?”, le pregunté.

— ¿eh? ¡No!, iré contigo

Page 51: El Nenúfar

51

51

—solo será un minuto, si ella me ve contigo me hará

muchas preguntas

— ¿vas a dejarme sola?, te irás ¿verdad?

—no, claro que no

Acordamos en que me esperaría muy cerca. Ví a Teo y

pronto me saludó, ella ignoraba lo que ocurría unas calles al

oeste de la ciudad, me entregó a Pamuk, lo había dejado

bajo su cuidado un par de días atrás para evitar que fuese

un obstáculo, seguramente habría sido el primero en huir y

Svet me habría hecho buscarlo por mar y tierra. Me dijo que

se ha comportado bién aunqué por poco deja sin alimento a

sus amigos de cola rabanera. También dijo que es una

lástima que no me amañara en su pueblo pues le habría

gustado compartir más, se lo agradecí. Dudo mucho verla de

nuevo. No logré escaparme ni por un segundo de la mirada

svetlánica, pero su temor se desvaneció al ver con alegría

que llevaba su gato en mis brazos, lo abrazó, y su cascabel

resplandecía como gota de rocio bendecida por la luna.

Tomamos un auto hasta mi hospedaje para traer un poco de

mi equipaje, un par de mudas de ropa, un abrigo, el

obsequio de Noi y un triste violín, todo en dos valijas, una

más que cuando llegué. Ella esperaba cerca del auto

procurando ocultarse, el conductor no tenía un rostro

amable y durante la parada aprovechó para estirar las

piernas y fumar un poco, yo los veía desde la ventana,

ventana que ya no era mía ni la silla de una pata defectuosa,

tampoco el bello balcón desde donde contemplaba los

carretones siendo tirados por caballos de larga y frondosa

Page 52: El Nenúfar

52

52

crin. El asfalto brilla cada vez más a medida que nos

alejamos, como si el camino nos brindara por primera vez

una sonrisa aunque ésta no proviniera del conductor. En

cierta parte se podía apreciar el lado más noble de la

ciudad; perros vagabundos jugaban a perseguirse entre sí, y

una madre que caminaba disfrutando el paso junto a sus

hijos, la expresión de Svet fue tan profunda al observarlos

que solo podía reflexionar sobre lo injusta que es la vida, es

más fácil ser ignorante, olvidar que existen otras cartas

diferentes a las que sujetas en el mazo. Una vez listo

llegamos a la estación del trén, creí que debía sobornar a

alguien por la documentación, pero abordar uno fue más

sencillo de lo que imaginé. No podría describir la felicidad

que ella sentía, veía el mundo como comer una fresa por

primera vez, o quizá un chocolate, y tal vez mañana el

mismo mundo.

Una vez a bordo del vagón la tranquilidad era casi tangible,

ella se arrodillaba sobre los asientos para admirar mejor las

casitas blancas de calles estrechas que hacían de escaleras

sobre las montañas bajas, el pasado rapidamente se encogía

a través de la amplia ventana, y las torres más altas se

enhebravan en el horizonte hasta perderse en la lejanía.

Cerca de nosotros se hallaba un anciano leyendo un libro

delgado en frances, y un joven militar exahusto que

ocupaba cuatro asientos para dormir. A Pamuk debimos

ocultarlo en la valija del violín pues no eran permitidas

mascotas a bordo, para ello le abrimos un agujero, para no

ahogarlo, y despues de un rato afortunadamente se

tranquilizo ahí dentro. Temía que no lo hiciera ya que él

Page 53: El Nenúfar

53

53

suele disfrutar de toda la libertad que desea, si prefiere ser

preso de las lianas que tiene Svet por brazos es porque así lo

quiere. Hemos comido un poco de fruta, ella pulió la

madera del violín hasta conseguirle mucho brillo, inclusive

hasta corrigió algunas de las palabras que aún no alcanzo a

pronunciar bien y es curioso porque los papeles se

invertirán pronto.

Perdimos la ciudad de vista, con el tiempo quizá nuestra piel

perderá todo rastro de su humedad y aunque ella sea más

pequeña, su cuerpo está adaptado completamente al único

lugar que conoce, lugar que ahora solo podemos recordar

para sentirnos de nuevo allí. Nos dirigimos hacia las estepas

del oriente hacia un pueblo de antigua tradición que se halla

a unas cuantas horas de mi valle natal. Es relativamente

poca la distancia pero el paisaje que los une es bastante

hostil, desafía sin consideración alguna a quién desee ser

digno de encontrar los brazos dulces de la rivera. Pero no

iremos allá, el pasado no debe mezclarse, nos detendremos

en la ciudad de Viloz para tomar alguna decisión.

El trén surca el campo abierto como queriendo dibujar una

brecha de la misma forma en que se rasga una hoja de

papel, comienzan entonces a aparecer los primeros rebaños

y alguna cabra montésa. Brotan ligeramente las primeras

aldeas perdidas en la llanura donde las mujeres desde niñas

lucen las mejillas más coloradas que en ningún otro sitio, y

montar a caballo es tan natural como nadar. Se ven aves

mucho más grandes, de plumas anchas y pico asesino,

valquirias dueñas del cielo inalcanzable.

Page 54: El Nenúfar

54

54

Ahora recuerdo con frustración que he olvidado la nota que

ella me dio y que guardé en mi abrigo, el abrigo que he

dejado de señuelo a las llamas. Encontraré el momento para

decirselo y con suerte no se molestará mucho. No podría

quejarme, si, habré perdido la nota, pero tengo en el mismo

vagón a la autora de escaso metro y medio que ahora

mismo lucha por seguir viendo a través de la ventana, sin

que se cierren sus ojos vencidos. Las huellas que ha dejado

en mi memoria y en el cristal, son encontradas por gotas de

brisa que se deslizan del otro lado.

La noche cae desde el espacio infinito dejando solo algunas

luces encendidas, trazan un vestido que parece hondearse

desde el trén en movimiento. En este punto no se siente la

humedad ni el olor del humo maldito que me dio esta

segunda vida. El anciano se ha dormido sin señalar la página

en la que se detuvo, al menos eso habría hecho yo. Svet se

le ha unido apoyando su frente casi contra la ventana y

decido cobijarla con mi abrigo, se mueve lentamente hasta

acoplar su frágil silueta en mi hombro. El sombrero de lana

al borde de su rostro va descubriendo poco a poco sus

orejas que padecen de frío, conseguirémos otro, uno que no

mida el doble de su frente. Quizá para mañana se den

cuenta de los desaparecidos y todos hablarán de ellos por

tres semanas o menos, tal vez solo hasta que retiren la

madera digerida por el fuego, y limpien las manchas oscuras

de los muros. El jardín se recuperará con más esfuerzo pero

no costará mucho dinero, y cuando vuelvan a florecer los

lirios, será señal de que llegamos al Parnaso, si, la mayoria

preferiría ir al Olimpo, al lado de los inmortales sentados en

Page 55: El Nenúfar

55

55

sus tronos forjados con botines y ofrendas colosales, no,

valoro la intensidad del arte, la belleza, lo sincero, tal como

el prado bendecido por las musas danzantes, o de rodillas,

cuando citan con dulzura el eco nocturno en torno a la voz

de la lira órfica.

Nos detenémos cerca de un poblado de cabañas rústicas,

como arapos que descienden del pico de una pequeña

montaña. Se ven algunos hombres cargando cadáveres de

pino en una carreta. No hay una estación de trénes

precisamente, solo hace su parada en medio del llano ante

una señal oxidada imposible de leer. El joven con uniforme

de selva despierta y limpia su cara de forma brusca,

abandona el vagón con prisa. Fuera hay un anciano con los

ojos de mar y se aproxima a pasos débiles. Justo veo con

humildad al militar que corre ancioso hacia él para

abrazarlo. Sus rostros de felicidad doblegan las vias férreas

como impidiendo que ningún otro viaje vuelva a separarlos.

Cuesta imaginar una palabra distinta a esa para susurrar ese

momento, ambos aferrandose uno del otro con sus manos

trepidantes sin cesar de bañar sus caras en llanto alegre.

Estuve en Viloz hace dos años investigando un poco a cerca

de música folclórica, allí podremos vestirnos y comer bien,

el aire esta cargado de vida y me hizo sentir con fuerzas

para componer una que otra melodía. Me enamoré de sus

cerros y su arquitectura medieval tan bien conservada. Para

refugiarse en sus tierras altas es necesario tomar un auto o

montar a caballo y cuesta arriba se asoman los tejados

cónicos de las hermosas estructuras, herencias de disputas

entre reinos celosos y linajes manchados de sangre, la

Page 56: El Nenúfar

56

56

dificultad del paisaje fue siempre un obstáculo y también

punto estratégico, pero yo los veo como ese trozo de asfalto

que finalmente se rompe ante la hierba implacable, fugitiva

de este mundo decadente, superficial y sin memoria. Dudo

que Pamuk resista más tiempo encerrado.

Siento algunas sacudidas que intentan derribarme del

asiento, abro los ojos y trato de reincorporarme con

movimientos torpes, veo a Svet frente a mi leyendo unas

partituras que he traido, el anciano no está, somos los

únicos en el vagón y posiblemente de los pocos en el trén.

Me sonríe, “buen día señorita Mossen”, “buenos días”

respondió, “¿has dormido bien?” preguntó, le dí a entender

que no, que sus ronquidos me desvelaron y había logrado

pocas horas de sueño, inmediatamente su semblante fue

otro, uno que me desarma en un parpadeo, sus fosas

nasales se expanden con fuerza y sus lábios se contraen

como si tratase de fabricar un beso, se que varias

respuestas de contragolpe se aglutinaron en su garganta,

pero prefirío engullirlas y dirigir sus ojos hacia otro lugar. Iba

a decirle algo pero me interrumpió exclamando “vas a

enloquecerme”, pienso que sería demasiado tarde para ello,

“llegamos” le dije.

Mira la niebla que rodea celosa la cima de las montañas, y el

sol que da sobre el poblado cercano, todas esas aldeas unas

tan lejos de las otras, pero todas parte de una sola

constelación como una tortuga que se hecha bajo el alba

para deshacerse en la ternura de su calor. “Que bonito”

exclama, a pesar del frío el tiempo es siempre soleado, será

ideal para relajarse un poco.

Page 57: El Nenúfar

57

57

Tan pronto bajamos del trén Svet liberó su gato y éste

parecia visitar otro planeta, sentía curiosidad por todo. Nos

registramos en una humilde residencia, más grande que la

anterior, nos hicimos de ropa nueva, ella estaba dichoza y

muy agradecida, lucía diferente pero similar a los lugareños

de esta soberbia cordillera. La urbanización es muy poca,

tiene aspecto de ser un extenso baluarte de épocas

antiguas, y la calidez humana continúa siendo infinita.

Ahorrando lo que tengo me durará un poco más, hemos

pasado por una plaza de mercado, había fruta fresca, granos

orientales y especias, Svet no se desprendía de mi abrigo, la

diversidad de aromas eran tan intensa como la variedad de

colores, ser el centro de las miradas era frecuente pues en

un lugar tan remoto los forasteros son reconocidos sin

dificultad. A pesar de que Svet estaba vestida de la misma

forma que todos, sus ojos causaban cierta impresión, sin

embargo a mi me delataba todo… algunas personas por

suerte aún me recordaban de mi expedición pasada, “el

kafir sobrio” así me recordaban, me entrevistaba con

algunos músicos del pueblo para aprender sus secretos,

pero son juerguistas de primera y cuando bében vino es

como si se tratara de agua común y corriente. Nunca toleré

el alcohol, me daba vergüenza rechazar las invitaciones pero

pienso que lidiar con los problemas en la sobriedad me hace

más fuerte que si los tiñiera con un espectro de ilusiones,

cerveza, vino, vodka… tampoco me gusta el sabor. Un grupo

de tres bellas chicas estaban probandose algunos brazaletes

en una tienda a pocos metros, eran altas, usaban vestidos

sencillos y prendas en su cabello, de forma sutil desvianban

sus miradas hacia donde nos hallabamos, sonreian y

Page 58: El Nenúfar

58

58

platicaban, cuando Svet lo notó tiró de mi abrigo para tomar

otro camino, creo que intentaba arrastrarme inclusive sin

tener idea de hacia donde va, llegamos hasta las últimas

tiendas que se erigían en esa dirección y poco más en frente

había una enorme cabaña, deshabitada, tan solo una silla en

la que reposaba un viejo acordeón, con la pintura gastada a

través de los años lucía desinflado y triste. Estaba

aproximandome a la entrada y me doy cuenta de que Svet

no esta cerca, al volverme la veo inclinada en la hierba

sujetando vaya a saber qué cosa, y me dice “creo que he

visto algo”, intento adivinar y de la cabaña sale un hombre

preguntando si necesitamos algo. Es un hombre grande, con

voz de trueno y cobija su espalda con un abrigo militar.

—No señor, solo conociamos el cerro

—oh, extrangeros, bienvenidos

—gra… “¡mira lo que he encontrado!”—. Interrumpe

sujetando un erizo en sus manos, una bola de erizo, un copo

de nieve que respira de forma desesperada y exhibe su

pelaje hostil.

—será mejor que lo dejes en el suelo

—pero mira que chulo está, llevemoslo con Pamuk

— ¿Qué?

Una fuerte lluvia descendió de la nada, una lluvia helada

que provenía de un cielo despejado y radiante, “entren,

pronto” dijo el hombre de la cabaña. Al refugiarnos en su

Page 59: El Nenúfar

59

59

casa la lluvia se tornaba más agresiva, era difícil escuchar

nuestras propias voces. Nos brindó té y asientos, la casa

estaba muy bien ordenada y las paredes plagádas de

fotografías. Su nombre es Gael Benoit, diez años mayor que

yo quizá, de cabello castaño y piel albina, había perdido el

brazo derecho en un combate hace varios años, me dijo que

se enfrentaba a tropas secesionistas que les tendieron una

dura emboscada. Le pregunté acerca del acordeón y me

respondió que era de su abuelo quién araba esta tierra para

unos cuantos cultivos de trigo y centeno, despues su padre

lo guardo con cariño hasta que nació él, y aprendió durante

su niñez, para cuando sucedió lo de su brazo ya no estaba

muy comprometido con el instrumento pero dice que aún

toca, y con el doble de pasión. Solo pude escuchar con

asombro su historia y evitar interrumpirlo lo con alguna de

mis preguntas pues oírlo es hipnotizante. También Svet se

vió bastante emocionada aún sin entender muy bien lo que

decía. Ahora él vive aquí, en el mismo lugar donde vivieron

su abuelo y sus padres, vive con su mujer que ahora mismo

no se encuentra. Puede verse que es un hombre gentíl y

muy entuciasmado por aprender cosas nuevas, en eso

último somos similares.

La lluvía se desvaneció de golpe, de la misma forma en que

inició, como si hubiera sido una vaga excusa para conocer la

vida de este hombre. Me he bebido toda la taza de té a

pesar de que me sabe horrible, Svet la terminó en un par de

sorbos, le he prometido volver y nos despedimos

agradecidos.

Page 60: El Nenúfar

60

60

El tiempo aquí transcurre lentamente, lo necesario para

disfrutar de cada instante que compartimos, comienzo a

crecer, a superarme, y a continuar con ese desarrollo que

quedó estancado años atras. No cuento con el espacio

necesario para lidiar con mis pensamientos ni intentar

sofocar mi amargura, rescato algunas frases extraviadas que

jamás termine de componer, la música fluye con la misma

facilidad que un sastre esgrime su aguijón para tejer una

bufanda. Svet se ha hecho de algunas amigas, juntas dan

paseos a caballo entre las aldeas cercanas, cortan violetas

que luego son vendidas en la plaza de mercado, ella les ha

enseñado canciones en torno al pozo donde convergen los

caminos. Le han apodado “espina”, y entre tantas razones

como; ser pequeña, tener un acento punzante, ser delgada,

y lejos de ser una astilla que encarna los tallos de las flores,

la han llamado así por el erizo que traía consigo. Esa rata

que al cabo de unos días nunca volvimos a ver, fue difícil

para ella aceptar su perdida, pero pienso que estará mejor

así. Pamuk intentó devorarlo en un par de ocaciones pero

tenía las púas bien puestas. Sin embargo, el pasado se

condensa tatuando númerosas huellas bajo la ropa, como

lunares que rara vez desaparecen y por mucho que los

ignoras sabrás que están presentes, como ayer en la tarde

cuando intentaba enviar correspondencía y en el periódico

encabezaba una noticia inesperada «la muerte en un

espejo» era el título sobre una fotografía de la clínica en

Fanfária, la noticia decía que Lambert Dvorak había sido

herido por un arma cortopunzante en el abdomen al menos

cuatro veces, la prensa se refería a él como un empresario

independiente, vaya forma tan modesta de llamarlo, le

Page 61: El Nenúfar

61

61

pregunté al vendedor a cerca de este hombre y me

confirmó lo obvio, se trata de un temido mafioso de rango

médio que comienza a escalar pendaños y de la forma más

descarada. Es muy peligroso, tenía compradas várias

instituciones privadas, políticos, periodistas y hasta centros

médicos. Su capital proviene de extorciones, negocios con

armas en el mercado negro entre otros. Estamos lejos de su

influencia, de la de él y la de dios, este santuario lejano aún

siendo estratégico por la unión de las fronteras no conoce

en detalle la urbanización y sus pecados. A pesar de haber

sufrido una gran perdida de sangre no fue suficiente para

remolcarlo hasta el ataúd. El hecho ocurrió en un

prestigioso restaurante en un sitío de la ciudad que nunca

conocí. Puñaladas de novato quizá pues fueron varias, y la

que dio muerte a Bruna solamente una. La noticia no me

causa ninguna sensación, solo curiosidad, Lambert debió

buscar a Svet por cada rincón donde la oscuridad llegara, al

menos eso creo, no estaría bien subestimarlo y pensar que

le bastó con mi señuelo, mi espejismo, arena movediza,

trucos, debo pensar que es más listo que eso, de esta forma

no podrá tomar ventaja. Debe tener tantos enemigos por lo

que esto no tendría que tomarlo por sorpresa, tampoco a

mí.

Son dulces las brisas que susurra el cerro entre sus

pastizales, una marea suave y constante de color esmeralda,

son interminables los detalles que se sirven a lo largo de la

rutina para hacer los días especiales, como pequeños

desastres de pintura en el suelo de la casa, las risas en la

hierba que desde lejos camelan mis sentidos, hasta la

Page 62: El Nenúfar

62

62

alianza pactada con Gael, en poco tiempo nos hemos hecho

grandes amigos, nos reunimos para improvisar y componer

canciones de todo tipo; melancólicas y tristes que nacen de

muchas experiencias dolorosas, otras son muy refinadas y

con mucho rítmo para divertir a los vecinos que con

frecuencia llegan para disfrutar las melodías; ancianos que

pasan con sus carretas de madera, mujeres que llevan

cántaros de leche a sus aldeas y aprovechan la ocación para

brindar una que otra mirada coqueta al dueño del

acordeón, y también algunos de sus amigos. La cerveza no

escasea, aunque él suele tomar moderadamente y aprendió

a no hostigarme invitandome a beber, a veces toma un licor

que se llama becherovka, dice que él y su padre lo bebían

juntos, y que comprando una de esas botellas conoció a su

mujer. Sus anecdotas son únicas, tal vez aún más la forma

en que las relata. Maraam es su bella compañera, joven y

carismática, de nariz y cejas finas, se ha convertido en

alguién importante para Svet, una figura materna podría

decir, de hecho lucen muy bien juntas. Pasan sus tardes en

la galería de flores cerca al vivero local, uno de los más

bellos que jamás he visto, o moldeando vasijas de barro y

cerámica en un pequeño taller detrás de la casa. Convivimos

como una especie de familia, y me siento pleno de poder

brindarle eso a Svet, ya que una vez que escapamos de las

llamas, solo tenía por seguro asentarnos durante un corto

tiempo y comunicarme con Noi. ¿Qué será de ella en este

momento? No he podido recibir ninguna respuesta.

Creí que nada podría superar la inspiración pagana que Svet

me profesa, era entonces porque nunca había visto tocar a

Page 63: El Nenúfar

63

63

Gael pues no solo es muy virtuoso sino que encierra una

seguridad inmarcesible con la que convierte a toda la

llanura en su espectador, cada botella medio vacía, cada

roca bajo la sombra voluble de las hojas, es un ferviente

admirador de su talento, uno a uno sus dedos veteranos

avanzan posesivos sobre los botones para concebir acordes

y rítmos que seducen toda naturaleza, y cuando expande el

fuelle su pecho también se hincha apasionadamente como

si estuviesen unidos respirando la misma ilusión.

Poco más de treinta días ha sido nuestra estancia en Viloz,

esperando noticias de occidente, y por las escasas que

llegan parece que todo se ha calmado como lo había

previsto. Una avispa flota acurrucada sobre el agua de las

vasijas, y sus alas de hermosos vitrales se sumergen

lentamente tocando la pared de cerámica. Las lluvias

soleadas son comunes aquí casi siempre en madrugada pero

el tejado no es perfecto y dan lugar a las goteras. La retiro

con mis dedos cuidadosamente para ponerla al sol de la

ventana, Svet ubicó trece vasijas a lo largo del suelo y el

sonido logra enloquecer a cualquiera, tardan más de medio

día en llenarse, pero toda el agua la usa junto con sus

amigas para lavar lana luego de esquilar las ovejas. En una

calle ancha se reune la mayoría del pueblo para celebrar

una boda, son inusuales aquí, en torno a un pozo ancho han

puesto platillos tradicionales bastante extraños, son trozos

de masa de trigo freidas al calor del horno con dulces

ingredientes, he venido hasta aquí por invitación de Gael,

pero no lo encuentro. Esa sensación de ser observado se

hace más frecuente aunque todos parescan ignorarme,

Page 64: El Nenúfar

64

64

visten de manera formal y constantemente resaltan la

belleza de la novia, quién es por hoy la persona más felíz

que haya visto, sus mejillas se coloran hasta encenderse con

el roce de los labios de su padre y la mirada melancólica de

la madre, ambos impotentes despidiendo su más grande

orgullo, quién recibe la bendición de su familia y muchos

cumplidos de sus amigas. Por un momento sentado sobre la

cerca veo inconciente las llamas abrazando las casas,

desterrando el blanco de las paredes para consumir todo en

histeria y caos, derribando los travesaños de madera por lo

que rapidamente cede el tejado, las flores que liberan sus

colores y sus gritos antes de fundirse con las flamas, los

manteles azulados sobre las mesas hasta la misma cerca en

la que me encuentro, acercandose con las voces

desesperadas de almas incandecentes que claman por

digerir mi carne. El humo me envuelve sin prisa y disuelve

mi figura, todo lo que soy, los recuerdos lacerados por las

ascuas que se pierden en la corta distancia como la luz de

una lámpara averiada. Un fuerte olor jadea ancioso

intentando quemarme desde dentro, mi cuerpo se contrae,

reacciona.

Todos beben en grande, y dejan obsequios finos para la

nueva pareja, los más ancianos brindan algunas palabras de

reflexión con lágrimas acariciando sus parpados rojizos.

Entonces llega el momento del baile y la música va a cargo

de Gael, quién sale de una aldea sin su instrumento

directamente hacia mi con un semblante severo y paso

apurado.

—Fausto alguien preguntó por ti

Page 65: El Nenúfar

65

65

— ¿Quién?

—un chico, menor que tú, no dio su nombre pero está muy

interesado en encontrarte, preguntó a otros más en el

pueblo.

— ¿Rubio? ¿Sin barba? ¿Alto?

— ¿tienes problemas?

—ahora sí. Debo irme

Corrí de prisa camino a casa, en frente solo tengo la silueta

de Svet al mover las piernas, y cuando veo por fín la casa

acercandose mis latidos se agudizan hasta sacudir las yemas

de mis dedos. Tras la puerta solo esta el agua derramada de

las vasijas y Pamuk lamiendo su pelaje en una esquina. Al

fondo no hay nada ni nadie que responda a mi voz, la

insertidumbre me consume. Fuera de la casa se escuchan

las notas acaneladas del bansuri y al abrir otra ventana la

veo cerca de una pendiente divirtiendo a su amiga. Saliendo

de la casa mis pasos se congelan uniendose con el suelo,

puedo verlo, sus pupilas que se incrustan en mis nervios

llenas de odio y sarcasmo, mal abrigado y amenazante. Sus

manos desarmadas que consiguen tabaco entre sus

bolsillos. “¿tienes fuego?” pregunta, oir su voz desliza un

frío desgarrador en mi espalda, no reacciono, aún soy una

escultura rígida como esas que poblaban los pasillos

silenciosos del orfanato.

—Seguro que sí, o ¿fue suficiente para ti? Tal vez arda esta

cabaña también, tiene una gran vista…

Page 66: El Nenúfar

66

66

—Es mejor que te vayas Remi

—Si, si, estoy de acuerdo, hace demasiado frío aquí, ¿y

sabes? No haría falta un espectáculo para huir, a menos que

no podamos regresar

— ¿podamos? No te equivoques

—equivocarme—. Fuma profundamente expulsando el

humo asfixiante en una sonrisa —una equivocación es

malherir al infeliz más bastardo de la ciudad creyendo que

él estaría con Svet

—no puede ser ¿tu lo hiciste?, diablos Remi

— ¡se acabó! solo despidete de ella

—no. ¿Ves lo felíz que es ahora?

—felicidad que me robaste—. Su mano descubre un

revolver bajo su ropa que empuña lentamente. Estaba listo

para enfrentarlo, dispuesto a romper con su cuerpo el

travesaño en el que se recostaba, o moverme tan rapido

como me fuera posible para que no lograra desenfundar su

arma, fue un segundo de pánico y adrenalina. Pero

retrocede exaltado al ver un auto que se acerca a toda prisa,

Remi pronuncia una o dos palabras que no logro entender.

Del auto salen Gael y otro hombre preguntando si estamos

bien, “¿a donde fue?”, “al sur” respondí, “iremos por él,

cuida de ella”.

«Cuidarla» es lo que he intentado hacer desde que la ví, ella

es tan diferente a Bruna que no podría decir que me la

Page 67: El Nenúfar

67

67

recuerda. Tal vez solo me recuerda a mí cuando aún

conservaba algún ápice de esperanza en mi infancia. Porque

la entiendo y se lo que logra ser aplastado por el peso

inagotable de la soledad, te destruye, y la vida pasa a ser

algo confuso y vulgar. Ambas caminaron hacia mí, sin

pensarlo me puse de rodillas y la abracé, entendí lo efímera

que es la existencia, que en un abrir y cerrar de ojos todo

puede transformarse de forma irreversible. Ví a su amiga

sonrojada y tuve que separarme de Svet, no tengo idea de

cuanto tiempo duro ese gesto, ella solo dirigía la mirada al

suelo, a su izquierda, tenía vergüenza de verme, “¿niña en

donde está tu familia?”, me indicó que vivían cerca y

caminamos su casa. Svet no pronunció una sola palabra en

todo el recorrido, daba pasos sobre el prado al compás de

una mariposa sujetando la flauta de forma que intentaba

hacer alguna pequeña maniobra, o para abrirse paso con

ella a través de la baja vegetación. Su expresión fue un poco

extraña, como perdida en sus pensamientos que se fugan

de la atmósfera. Tan solo hasta ahora puedo asimilar que ha

crecido; sus ancas de papel son un poco más largas al igual

que su cabello. Su amiga sin embargo habló durante casi

todo el camino, y pude notar además que mucho de su

acento está influenciando en ella.

Ambos nos quedamos en el jardín de Maraam, guardando

silencio por varios minutos, observando la aurora que rosa

delicadamente el rompecabezas hecho por las nubes, como

si el cielo hubiese tomado prestado por un breve instante el

tono vivo y frágil de sus nudillos y sus palmas. En ese

Page 68: El Nenúfar

68

68

momento le expliqué lo que sucedió, me había confiado su

vida, es todo lo que tengo y los secretos son inexcusables.

Los vientos se cruzan en una orgía de zumbidos y hojas

debastadas, cobran vida los colgantes que hay pendiendo

del tejado, esos con pequeños trozos de madera que chocan

suavemente entre sí sonando a caricias melifluas. Su cabello

escapa de su oreja para cubrir su frente y sus ojos. Solo

observaba temerosa en pocas direcciones con ligeros

rastros de preocupación en sus lábios. “la vida como la

conocía no tenía sentido sin ti, iré donde tú vayas” dijo

mirandome a los ojos. Me sentí aniquilado al escuchar eso,

bien pudo Remi haberme disparado mil veces en el torso sin

descanzo, y no tendrían comparación esos golpes con las

palabras que brotaron de su boca. Me redujo a lo más

básico de mi humanidad, a lo más noble y endeble.

— ¿estás bien?—. Preguntó

—No, es solo que no lo entiendo

—No tienes que entenderlo todo, vivir es una palabra difícil,

y aprender a vivir es por mucho una frase complicada, a

veces es lo único que tenemos en común con otras

personas.

—Sino puedo entenderlo, entonces quizás no este viviendo

despues de todo.

—Claro que sí, estas tán vivo como yo, pero un par de

pasos atrás, contemplando con nostalgía el pasado y

Page 69: El Nenúfar

69

69

buscando ver esos recuerdos una y otra vez en el semblante

de la luna. ¿Pero acaso sabes…?

—No, no lo se

—Me gusta estar contigo, porque estremeces mi estrujado

corazón, y haces que ponga a flote lo mejor que tengo para

dar, me haces sentir más conciente, más humana.

Su rostro se tornó por un momento más radiante y más

intenso que la luna misma. La nostalgia ha sido mi única

sombra en compañía de una pena amarga y sorda desde el

momento en que logre recordar. Si le digo que no entiendo,

es porque mi vida se ha reducido paulatinamente a eso, a

buscarle sentido a las palabras, a las bocanadas de aire que

atraviezan sus labios como acacias derribadas por el viento.

Vagar y huir son las únicas huellas que me han seguido

desde cada frontera. Es insufrible imaginar que sea normal

para un angel llorar desconsoladamente cada noche, antes

de dormir cuando sus sombras le acorralan, hasta que sin

fuerzas cae dormido, pero por desgracia sigue despertando.

No hicieron falta más palabras, de vez en cuando son

inutiles. Llegaron poco despues en el mismo auto, salieron

Gael y Maraam despidiendose del conductor. Su mujer nos

ofrece cenar con ellos, “le ayudaré en la cocina” me dijo

antes de entregarme el bansuri e ir con ella. Gael se sentó a

mi lado, dijo que Remi huyo cuesta arriba por un camino

escabroso con intensiones de disparar pero terminó

sumergiendose en un lago hasta perderse de vista. “No soy

quién para juzgar, pero en ti veo a un buen hombre. En lo

Page 70: El Nenúfar

70

70

que pueda ayudar, cuentas conmigo”, fueron las palabras

que sellaron con puños fundidos en lava nuesta alianza.

Esa noche dormimos en su casa, rodeados de sabanas

gruesas y floreros hechos con gran detalle ubicados sobre la

estantería y los angulos de la sala, sus contornos moldeados

con pulcritud sirviendo de reflejo a la luz nocturna eran

como rostros de difuntos tranquilos orbitando nuestros

sueños, Maraam intentaba darle un toque de calidez a sus

vidas refugiadas en lo alto de estas inhóspitas montañas.

Les preocupaba nuestra seguridad, ¿de que sería Remi

capaz? ¿En verdad habría halado del gatillo?, supongo que

no tiene nada que perder y la culpa al igual que las llamas

avanzan hacia mí sin ánimo de detenerse. Ella duerme

serena encerrando un látido imperceptible en su busto de

lino, y sus labios se separan con blandura como los indices

de la creación de Adán en la capilla sixtina.

Se puede reconocer el galopante sonido de las hachas de los

leñadores perforando la madera, saqueando la entrañable

cabellera del bosque virgen vestido de niebla, cada golpe

dibuja una herida tan profunda que nunca sana, el eco a

rítmo de gotera deslucida como la que contaba los

segundos en la cabaña donde estabamos va colandose entre

los pastizales hasta hacerse mudo cuesta abajo. La niebla

cubre las ventanas impidiendo ver el espacio y sus misterios

que son infinitamente más ambiguos que la vida del errante

más exahusto, como cofres que se alimentan de palabras

por la angosta cerradura sin decifrar nunca la llave. El manto

húmedo hace de cortina indomable cazando las cimas de la

cordillera como una serpiente interminable de espuma. Los

Page 71: El Nenúfar

71

71

cabellos del sol tocan el cristal de la ventana con la llegada

del amanecer, llegan tan cálidos y tan apasionados que

avivan con romance el rosa de sus mejillas, creo que está

resfriada.

Gael saluda preguntando si hemos dormido bien, dice que

su mujer esta preparando el desayuno y que por el

momento podría ayudarlo a mejorar un par de notas en su

viejo acordeón, asegura tener en la punta de su pluma una

tonada tan fresca y original como las bayas rojas que hacen

de velo cósmico en los suelos inconquistables de la

vegetación oculta. Svet despierta, rompe su silencio

nocturno para dar los buenos días y caer de nuevo en el

diván.

Carpichoso, escarpado, (Remi met us scene, Sam hides

back of me and he burns up because she is scared, i have

taken away)

Page 72: El Nenúfar

72

72

Me escurría entre las oscuras franjas de la villa tan

humeantes como las fauces de una bestía, igual de hostiles,

buscando acecharme para hacerme desistir del viaje.

Algunos jóvenes ébrios tambaleandose en las aceras

deterioradas, el aroma a jasmín congelado perpetra mis

pulmones y me dilata las pupilas. Intentaba no sudar

aunque mi cuerpo estuviera helado, procuraba conservarme

seco, lucir bien. La esperaba inmovil a ocho metros de la

esquina de la manzana, del otro lado de la calle, con las

manos inquietas sujetas a los ojales del pantalon o también

ocultas en los bolsillos del abrigo. Exploraba a la breve

distancia las sombras danzantes plasmadas en las cortinas

cerradas. Sobre los tejados reposaba un preambulo felino

de juerguistas listos para desfilar por las desoladas calles.

Por largo rato me unía a ellos, amigos de Pamuk, nuestras

siluetas sobre el asfalto mirando a la luna con admiración

profunda, con anhelo.

Generalmente llegaba a ese desolado rincón a las once y

media, y de ahí podía transcurrir una o quizá dos horas más

hasta que de golpe la luz tras la ventana se esfumara

desapareciendo consigo las sombras dibujadas en la cortina,

y era entonces cuando debía reaccionar. Me preparaba

dando algunos pasos en frente esperando ancioso una

señal. Mi pulso se aceleraba con cada segundo hasta que

finalmente la veía, recogiendo un extremo de la cortina para

asomarse temerosa y luego abrir con insuperable delicadeza

las cerraduras de la puerta, fingiendo a penas hechar un

vistazo o cerciorarse que la puerta estaba bien cerrada,

creando un espacio de unos cuantos centimetros y escazos

Page 73: El Nenúfar

73

73

segundos para que yo lograra entrar y me escabullera como

un vandido hasta su habitación. Ella me encontraría despues

buscando con sus pequeñas manos mi mentón en la

oscuridad.

Su madre siempre supo acerca de estos encuentros, aunque

nunca mencionó nada al respecto sería absurdo

subestimarla. Mi respiración se disparaba, la adrenalina

podía saborearla hasta en las yemas de mis dedos cuando

escuchaba alguna voz demasiado cerca, o cuando sentía los

pasos de sus padres detenerse tras la puerta de su

habitación. Aunque ella reflejara tener todo bajo control

nunca bajé la guardia, aún con la práctica que hacia a esos

encuentros más fluidos, la preocupación no cesó del todo.

Algunas veces añadía una mayor estimulación a esas citas

como incrementando la dificultad y los esfuerzos para que

al final la recompensa fuera indescriptible. Eran alrededor

de seis horas las que disfrutaba a su lado. Las ideas y

pensamientos solo podían expresarse por medio de débiles

susurros que arrullaban la aurora que nos envolvía, ese sutíl

lenguaje, romantico y querido, caló tan hondo en nuestra

voz que con frecuencia lo llevamos a la luz del día, a

nuestras pláticas habituales y siempre manifestaba un poco

de los suspiros de esas noches.

Eran lunas de insomnio, de ansiedad consumada, de todos

los gestos de afecto que lograran escapar de nuestra

imaginación. Cada minuto era un instante en el paraiso por

lo que tan solo hasta la última noche sucumbí ante el sueño

fortuito. Como deseaba en todo momento que la gravedad

durmiera para que la arena del reloj se detuviera y esa

Page 74: El Nenúfar

74

74

noche fuera eterna. Ella cedía a su cansancio conforme se

alejaba más la luna pero mi deseo infranqueable de atesorar

cada instante la desvelaba. Su cama era demasiado angosta,

varias veces luchamos por no caer de uno u otro lado pero

siempre podía confiar en ella para sujetarme. Mis manos de

raices crecientes resultaban insuficientes para abarcar las

partes de su suave piel que más deseaba. Recuerdo que ella

adoraba sentir mi brazo prolongandose en un abrazo sobre

sus costillas hasta unir mi mano con la suya. Se sentía a

salvo, tranquila durmiendo así. Yo no podía evitar

despertarla una y otra vez tatuando las caricias de mis labios

en su espalda, pero ella lejos de molestarse se hallaba

dichoza, felíz. Al menos eso quisiera pensar. Disfrutaba

sobre manera encontrar sus pies desnudos con los mios

para rozarlos lentamente de forma cálida y tierna. Pasar las

horas previas al amanecer junto a ella en esa posición, me

daba la intensa tranquilidad de poder renunciar a mi

existencia en cualquiera de esos instantes, sentía que mi

vida podía ser sin remordimiento o lamento alguno

culminada.

Pequeñas aves cotilleaban al distanciarse la oscuridad en la

mañana. Para entonces si me hallaba dormido, durante los

últimos cuartos de hora mis ojos vacíos se rendían y era lo

que menos deseaba a no ser que el sueño fuera eterno,

porque el cause del tiempo sentenciaba una amarga y dulce

despedida.

Page 75: El Nenúfar

75

75

2014-07-17

Ya puedes salir, por fín el castigo ha cesado, hasta que me

encuentre de nuevo y se apodere del único lugar en el que

puedo ser libre; pero tú, mi más dulce sueño estás aquí

ahora, sana y salva entre mis brazos... ¿Recuerdas como

sucedió hace ya varios años? emergiste de mi necesidad, de

un inmenso océano de anhelos que limitaba entre la

realidad hostil y la enigmática locura. No tienes calor, no

tienes sombra, pero siempre estas conmigo, sin importar

cuantas veces deba despertar contra mi voluntad, estas

conmigo y no te desvaneces, ambos viajando en este

presente abstracto que no deja respirar, recordando hora

tras hora un pasado rico en amarguras que dejaron

profundas huellas, algunos recuerdos bellos también, me

roban una efímera sonrisa y es entonces cuando

comenzamos a imaginar como habría sido todo al estar

juntos, tu animándome a luchar y yo luchando por ti, tan

fuerte como el sol que con el tiempo hace brotar la hierba

aún a través del asfalto, mejor aun cuando te empeñas a

dejar presa una lagrima y esta busca eficazmente la forma

de escapar. Las horas avanzan pese al cansancio, en

ocasiones es al contrario pero comienzo a pensar que son

una medida irreal y que el tiempo solo se ve en la piel

arrugada y el tono opaco en las pupilas... ¡Oh mi sol! Que

hermosas son tus pupilas, color del mar salado y salvaje, con

finos y alados destellos de luna que simpatizan esperanza

en cualquier gesto.

Es tarde y quiza demasiado, he logrado tomar el autobús y

llegar a casa, o a varios pasos de ella al menos, cruzando un

Page 76: El Nenúfar

76

76

parque y algunas manzanas, y como siempre tu sobre mis

hombros, acariciando el cielo de la noche con esas manos

ingenuas, te detienes para ver los gatos inquietos sobre los

tejados mientras juegas con mi cabello, el día apenas

comienza para ellos y el nuestro esta por convertirse en un

recuerdo. Tú eres un recuerdo, la representación de lo que

nunca he tenido, cada signo de puntuación sobre el papel,

siempre dándole sentido a lo que digo, aunque nunca lo

diga. Siempre me he preguntado… ¿que voz es la que

escuchamos cuando leemos? Dudo que la propia, cuando

menos no en mi caso, y me pregunte entonces ¿de donde

saqué esa voz? ¿Ese acento optimista y esa dulzura para

pronunciar cada palabra? Descubrí entonces que eres tú,

que sin importar de qué forma, quieres estar conmigo, y yo

no podría estar sin ti.

2014-07-18

Una vez más no la encontré, y creo que no la volveré a ver,

ha pasado casi una semana desde la última tarde que me

arrebato una sonrisa, una sincera... Cuatro días fueron, los

cuento y recuerdo una y otra vez con detalle, el primero fue

casual, algo así... noté su carácter y su enfado cuando me

tardé en recibir el vale del autobús por el que le había

pagado, estaba algo distraído, pero su mirada de estrés no

me cohibió lo suficiente y al tomar el vale le obsequie un

pequeño caramelo y entonces la vi atónita, confundida, no a

los ojos puesto que se quedo viendo el dulce que estaba

abajo, quise verla un poco mas, tal vez mucho mas, pero

debía continuar, sin embargo , a pesar de su rostro que se

volvió a la mesa, logre ver una humilde sonrisa, pequeña y

Page 77: El Nenúfar

77

77

contagiosa, tan solo una delicada linea entre sus labios que

crecía un poco, y con ese gesto continué mi camino, me

tomo un par de pasos reaccionar y darme cuenta de lo que

estaba sintiendo, me creí el mas glorioso de los titanes,

invencible y seguro, algo que con certeza no sentí nunca

antes, no deje de recordarlo con alegría, inclusive hasta hoy

aunque ahora no sea idéntico a aquella ocasión, después de

dos días la vi de nuevo, contando dinero, un billete tras otro

muy concentrada, yo estaba frente a ella y solo me quede

ahí esperando a que terminara, quería verle fijamente pero

mejor disimule desviando la mirada con tranquilidad hacia

un lado, en un segundo ella se detuvo y me vio fijamente a

los ojos, y vaya ojos que tiene, redondos y furtivos , su

carácter estaba intacto, pero no me reconoció ya que la

primera vez no le di tiempo para detallarme, terminado ese

inquietante segundo siguió contando y me dio el vale, justo

antes de recibirlo revele de entre mi mano otro caramelo

similar al del otro día, y esta vez no me miro, pero me

obsequio una sonrisa un poco mas amplia mientras seguía

contando dinero, me retire diciéndole gracias como es

costumbre, y esta vez fue quiza mas especial por que vi que

usaba frenos de color rosa quiza, pensé entonces que de

alguna forma eso alegraba un poco sus días, y a mi me hacia

muy feliz, a parte de ti, había encontrado una estrella

imbatible inmersa en la oscuridad que opacaba la rutina. El

tercer día fue agridulce, la mañana se torno pesada de

principio a fin y mis recuerdos sedientos de lagrimas me

atraparon sin piedad, hasta que llegue a ella, y esta vez fue

diferente, me reconoció de inmediato, eso me alegro tanto,

aunque del cansancio mis labios apenas podían moverse,

Page 78: El Nenúfar

78

78

me recibió con una gigantesca sonrisa, con la respiración

agitada y sus ojos encogidos por sus extendidas mejillas,

que bella pensé, aun mas bello que haya sido yo el causante

de esa linda emoción, lo primero que hice fue darle el

caramelo, este era distinto también, era suave, algo mas

grande y en forma de corazón, un feo y chueco corazón

debo decir, bien, supongo que era justo por el precio que lo

había comprado, pero a ella le encanto, me quede

embelesado viendo su alegría, su cabello largo y algo rizado,

rozando con gracia su abrigo por la agitación provocada con

la risa, es curioso, nunca la vi comiendo alguno de los

caramelos ni siquiera tomándolos entre sus manos, me

habría encantado ver eso, pero lo compenso imaginándolo..

Ese día yo no tenia un buen aspecto, lucia cansado, triste y

derribado, mi apariencia natural y permanente... encontré

ánimos, esos que con su alegría ella recién me había

contagiado.

—Ya tengo cargado el vale —le dije.

Nunca logre escuchar su voz, y con mucho arrepentimiento

lo recuerdo, aun así a través del cristal leí sus radiantes

labios diciendo “—ah, ya tienes,” lo siguiente fue decirle

gracias y retirarme con los ánimos renovados. Durante las

mañanas y las noches pensaba en encontrarla, para

disfrutar inmensamente de esos escasos tres minutos que

iluminaban mi vida, tejí varias ideas y las ordenaba para

buscar como hacerlas realidad al momento de encontrarla,

¿que decirle?, ¿que preguntarle?, ¿como obtener mas

felicidad de esto que estaba sucediendo? O como

conservarlo... Hasta que llego el cuarto día, ha pasado casi

Page 79: El Nenúfar

79

79

una semana de ese momento, pero lo inmortalizo al igual

que los tres anteriores para no olvidar un solo detalle. Como

la vez anterior no lucí nada bien, esta vez me propuse darle

mi mejor semblante, sin importar que tormenta intentara

arruinar mis ánimos, iba a hacerle sentir con mi mirada lo

que ella producía en mi, y parecía ir todo muy bien, nuestras

miradas se conectaron y las sonrisas no escasearon, se veía

mas bella que de costumbre, inclusive me di la ambición de

pensar por un instante que se había preparado para verme,

aunque se que eso no seria verdad, me gustaba pensarlo,

enseguida le obsequie una barra de chocolate, pesaba un

poco, y la protegí en el camino para que no se estropeara en

lo mas mínimo, esa fue la ultima vez que la vi… y me

arrepiento tanto de no haber hecho mas, debí presionar, es

lo único que aprendí, presiona... debí saber su nombre, tal

vez su numero de teléfono o darle el mio, debí aceptarlo

entonces, he pasado por su lugar cada día y ya no se

encuentra, ahora hay otra operaria, me destruyó no haber

aprovechado mas esos momentos, fue rayo de sol en un

invierno hambriento, pero ya no la encontraré, pasare

varios días mas por ese lugar con la pequeña ilusión de verla

o recordar con nostalgia esos fugaces momentos, quiza para

ella no significo gran cosa, no importa, a mi me hacia feliz,

visitare ese lugar cada vez que pueda, sin afán pero si con...

una palabra que no logro descifrar, estoy seguro de que ella

me olvidará con solo algo de tiempo, pero no olvidará lo

que sucedió, que un completo extraño, uno de los cientos

que pasaban por ese sitio durante el día, quiso alegrarle la

tarde a cambio de una sonrisa, solo fue eso, y recordarlo es

bellisimo hasta que me consume la nostalgia.

Page 80: El Nenúfar

80

80

Flotan las cenizas sobre el fango, resistiéndose a caer y

renunciar al vuelo, la noche se convierte en un adagio de los

mas sublimes que deleita desde el cielo, parece que la vida

no es exclusiva de los mas fuertes sino de quienes mas

cicatrices llevan consigo, ¿cuantas mas podré coleccionar?

Mas de las que logre contar, no lo creo, comienza con una

ilusión, un pequeño sueño y la fantasía te envuelve con sus

alas hasta robarte por completo la conciencia y entonces te

conviertes en un diente de león sin voluntad alguna, segado

por los instintos, nadando entre muchos aromas de

diferentes colores mezclándose y volviéndose uno solo para

luego desbordarse y volverte solo un testigo de tu propia

vida.

En la agonía de las noches, cuando la niebla comienza a

nacer y la mente vence la fatiga, mi pecho rompe en celo,

desatándose un pequeño grupo de hienas cada una de mis

costillas, las que están cerca al corazón, devorándome sin

compasión, como si la amiga muerte desde mi ventana

saludara. Me aferro con mis manos hechas hueso, con

fuerza me froto en todas direcciones buscando apaciguar el

dolor, pero es inútil, emerge desde muy adentro, las

lagrimas no se hacen esperar, trato de ser fuerte, trato de

arañar mi piel para que al menos lo sienta por causa mía,

pero me continua devorando, mi fortaleza desaparece

entre mordida y mordida, ya no puedo moverme y la

angustia no cede, visitar el abismo de la eternidad, e

implorar por caer en el sin respuesta alguna, si quiera no

despertar cuando el sol se ponga de este lado del mundo,

pero vuelve a suceder... el día comienza de nuevo, me

Page 81: El Nenúfar

81

81

encuentra vacío con el espíritu hecho pedazos, la luz que

penetra mi ventana me brinda con crueldad la oportunidad

de comenzar nuevamente solo para seguir un camino que

se borra con el olvido.

Aún estas tu... y es por ti que continuo, lejos de la realidad y

muy cerca de la locura, “¿estas bien?” Te pregunto,

mientras maniobras con una tijera, solo te observo, sentado

y sin aliento alguno, derrotado por completo. Tras un

acorde de silencios terminas, ubicas en el centro de mi

pecho un par de siluetas de papel, con modestos trazos de

color azul, similares a una venda que con delicadeza me

acomodas, siento entonces fragilidad... las yemas de tus

dedos, rosas como ninguna otra me hacen creer por un

momento que la noche nunca llegó. Juntos respirando un

aire denso mientras esperamos, ¿que esperamos?, nada en

realidad, disfruto tanto de tu compañía, eres alma de mi

alma cernida en espigas trigo, y plasmada en un lienzo de

bondad.

Desde entonces he comenzado un nuevo hábito, ¡dulces!

Después de la música, han sido lo más similar que he

hallado a la felicidad, tan infinitos en su clase como los

pensamientos que me inspiras cuando no dices nada, creo

que comeré tantos como si celebrara la noche de brujas

muy a menudo, los compartiré contigo, en especial los de

chocolate, pues se bien que me dejarás los mas ácidos a mi,

con las envolturas forjaremos un bote y navegaremos lejos

del horizonte, a un costado inclinado donde la brújula no

pueda señalarnos.

Page 82: El Nenúfar

82

82

2014-07-19

La jornada fue dura, mi cuerpo se ha secado hasta el limite,

no recuerdo cual fue la ultima vez que transpire tanto,

calentó hasta los treinta y siete grados celsius, agotado y a

punto de fundirme con el pavimento llegue a su sitio otra

vez, donde ella solía estar a la sorpresa de un pequeño

halago, sin embargo hoy con menos ilusiones que ayer vi

que no estaba, “señor, disculpe, ¿usted sabe si la cajera que

estaba la semana pasada va a regresar?” le pregunto al

guardia de seguridad, “No lo se, ellas rotan de lugar y no

podría decirte” me respondió, lo que me inquieto un poco,

porque entonces existe la posibilidad de encontrarla aquí de

nuevo, ella esta en alguna otra estación, una de tantas...

Buscarla no seria una tarea fácil pero quiza lo intente, ¿y si

ella esta pensando en mi? Me doy el lujo de tener alguna

ambición por un instante, aunque me estremezco por que

me doy cuenta de lo obsesivo y perturbador que suenan

mis ideas.

De nuevo se ha tornado el cielo oscuro, la brisa nocturna

recorre el valle entero y le alivia el estrés acumulado de la

tarde, brillan infinitas luces en la ciudad, los vientos se

hacen escuchar en lo alto de la hermosa catedral y las

personas frecuentan las mismas calles de un lado a otro, tan

juntos y a la vez completos extraños, solo los niños

comparten, el sabor agitado de los timbales contrasta en

efecto con la dulzura de las montañas olor a caña crecida, a

arroyos helados y a jazmín acariciado por la aurora.

Page 83: El Nenúfar

83

83

Hace mucho deje de buscar, deje de intentar, vago inerte en

el mismo cuadro de tono sepia que captura mis pasos y mi

reflejo, me ahogo entre recuerdos, unos tan amargos como

el café que adorna el alba, nostalgia por doquier, espero

entonces el bote fabricado de envolturas de caramelo, para

contemplar el sol tan solo contigo. El camino a casa,

siempre el mismo, en compañía de rostros cansados y sin

mas palabras en el aire que mis suspiros, solo puedo

recordar, todo el tiempo, a eso se ha resumido mi vida, lo

nuevo es efímero y pasajero, mientras los recuerdos me son

eternos, mi primer beso, las inconfundibles notas que

cantaba el viejo piano, las expediciones en las montañas

heladas, los escasos regaños de mis padres, mi primer

concierto, mis primeros versos, estas son quizá los mas

atesorados que poseo, sin embargo los menos frecuentes

por que las pesadillas son mas grandes en sensación y

numero. Te prometí que mañana jugaremos ajedrez y así

será, usaras las piezas blancas darás apertura al juego, yo

preferí siempre las oscuras y mi figura preferida la torre, por

excelencia es mi favorita, solidas e implacables, custodiando

de esquina a esquina una pequeña misión, dando tantos

pasos como desee, eso si, siempre en linea recta, con

disciplina, pero probablemente me vencerás ya que no he

jugado mucho la verdad, no he tenido tiempo y ni con quien

practicar.

Te encuentro dormida, es evidente que me estuviste

esperando, lo siento pequeña, he llegado muy tarde hoy, te

ha vencido Morfeo pero que valiente al enfrentarlo, por esa

y mil razones más te quiero. Te cubro con una frazada verde

Page 84: El Nenúfar

84

84

y grande para protegerte, retiro el mechón de cabello que

queda reposando en tu frente con una caricia y me despido,

frágil y serena en su máxima expresión, sin duda el fruto

más puro de la naturaleza. “Ci vediamo domani!” o “¡a

presto!” te habría dicho normalmente, expresiones italianas

que con un acento pícaro y exagerado nos deleitaban el

oído. Tuve tanto tiempo en completa soledad, ni el eco del

paisaje me hacia compañía, entonces me dedique a mi, a

entender lo que me gusta, fabrique artesanías con adorno

de bisuteria, con los residuos de papel, prácticamente con lo

que encontrara en desuso, también practiqué idiomas,

fueron varios y por gusto, me nacía aprenderlos y

descubrirlos con entereza, disfrutaba estudiarlos, entender

el porque de esas culturas y su visión de lo habitual, el

italiano es con certeza uno de mis consentidos, influye

también la música que se ha caracterizado con el, y al

escucharlo es como si todo sonara a cerca de arte. El ingles

es muy practico aunque lo aborrezco, no le veo gracia

alguna y a pesar de su gran utilidad no veo como expresar

un complejo sentimiento a través de el, sin embargo para

los negocios parece ser el ideal... intenté estudiar el turco

pero, me rendí rápidamente, completamente ajeno a mi

cultura, era como aprender el idioma de otro planeta en

otro universo, pero una de las pocas palabras que recuerdo

y me encanta es “Arkadas!” que significa “amigo”, amigos

que no tengo, pero me encantaría adoptar una mascota y

darle ese nombre. Aprendiendo ruso no me ha ido tan mal,

pero entiendo que me tomara algo mas de tiempo, (no ia

znayiu mne nuzhno bol’she vremeni) una lengua con

enteresa y afinidad, con el portugués es mucho mas fácil,

Page 85: El Nenúfar

85

85

por la cercanía de las lenguas, me alegra entonces haber

aprendido primero el idioma de la pasión, la lengua de el

hombre de la mancha y el gitano huesped de Macondo. Lo

triste fue, que luego de tomar un poco de habilidad en

dichas herramientas, me di cuenta de algo con frustración,

sin importar cuantos mas aprenda, aun incluyendo un

lenguaje de señas, no entiendo a las personas, y no lograre

comunicarme con ellas. Poco a poco comienzo a olvidar,

palabra por palabra se va desdibujando de mi laberinto

interno, se borra como el viento esparce la tiza adherida a la

pizarra liberando nubecillas de humo.

2014-07-20

El tiempo avanza y ya has despertado, te mueves en silencio

para no romper mi sueño, con delicadeza pintas al oleo,

mezclando cálidos colores en trazos finos y austeros de

forma alguna, el pincel te domina y cobra vida con cada

estocada sobre el dibujo. Mi cuerpo no responde muy bien,

las articulaciones se fusionan en una sola al despertar mas

puedo abrir los parpados y contemplar con atención tu

entusiasmo, como te concentras y procuras hacer una obra

maestra sin perder el encanto de divertirte y disfrutarlo,

“parece un volcán” mi primera frase del día, volteas la

mirada hacia mi, con las mejillas, la naríz y la frente

salpicadas de colores, sin duda una imagen ciento de veces

mas bella que cualquier obra maestra. Sonríes y con un

simpático gesto de negación y orgullo me saludas, ahora

que veo mas detenidamente parece es una fuente de

mariposas o un sandwich de juegos artificiales ese dibujo,

eso creo al menos. Al levantarme siento que he dormido por

Page 86: El Nenúfar

86

86

siglos, todo me parece ajeno, inclusive mis manos y el olor a

tierra mojada que cobija el valle durante la mañana, “¿ya

has desayunado? Te preparare algo espera.” le dije

amablemente.

Hay ruido en las calles, vecinos ebrios y boleros sonando a

todo volumen, el calor comienza a secar las aceras. Recibo

un mensaje de un familiar, es mi tía Maraam, “vamos a

subir el cerro mañana ¿si?” ¡oh el inmenso cerro! de tres

lindos monumentos, como me gusta ese lugar, en especial

llegando a la cima, el viento sopla con tal agresividad que

parece que quisiera derribarte, pero hace mover los

extensos pastizales tratando de robarles su verde vivo, el

cielo esta cada vez mas cerca y los monumentos perforan

las estrellas, aunque nunca hemos ido de noche, solo un par

de veces, ahora tenemos un buen plan y escaparemos del

estrés urbano por varias horas, eso te encanta verdad?, se

que si.

Ballet, pintura, danza, música, poesía, amor hecho lluvia,

eso eres tu, los más lindos versos esculpidos en bronce y

arena, se te hinchan las mejillas mientras comes, sin

saborear casi, quieres terminar para continuar dibujando.

“Mañana subiremos el cerro, así que despertaremos muy

temprano.” Casi te atoras con el desayuno en un gesto de

felicidad. Mi tía es muy joven, amiga y hermana de mi

madre, solidarias, sarcásticas, rivalizando y fraternizando

desde niñas, en una familia con tantas dificultades como se

pueda imaginar, una generación distinta a la nuestra, otros

tiempos de los orígenes mas humildes, cuando las calles no

eran de asfalto, las mujeres eran sumisas y los hombres

Page 87: El Nenúfar

87

87

reinaban, las tradiciones eran una esquela sobre la frente de

cada individuo, era mas difícil conseguir algo y la disciplina

estricta y dura. Me habría gustado pertenecer a esas

generaciones, o quiza mucho antes, la crueldad y la

injusticia siempre ha existido, pero quiza la vida valía mas,

las personas hacían historia y ahora solo se cosechan sus

frutos, y se repiten sus errores…

Esa noche, ese mágico instante que como arco enfocó mi

vida en una sola dirección, nunca lo olvidare, tu estabas ahí,

y de momento no podía verte, solo respiraba una sublime

melodía que conectaba los luceros en el cielo oscuro, me

guiaban a ti, y los seguí viendo hacia todos los rincones del

paisaje, desesperado, ¿de donde se nacen esas notas? Ese

débil lamento que se consumía como el fuego sobre la leña,

indudablemente una armónica, unas pocas notas vagando

en el aire helado pero suficientes para conquistar todos mis

sentidos, “te encontré” pensé sin pronunciar una sola

palabra, el éxtasis me tenia dominado, vi un ángel de escasa

estatura, cabellos muy finos y delicados que se balanceaban

rozando el viento al igual que su vestido, sus parpados

cerrados y la inocencia con la que soplaba para crear las

notas me hicieron vacilar por el resto de la noche y quizas

de mi vida, su piel pálida hacia eco de la luna y su melodía

que me había desarmado por completo desapareció, se

perpetuo en el espacio al abrir sus ojos y verme con intriga,

ella desde su balcón, como un copo de nieve que se detiene

a medio camino para verme, dejo de empuñar la bella

armónica y desvió su atención hacia otro destino, yo sin

embargo no lograba escapar de la hipnosis, no distinguía si

Page 88: El Nenúfar

88

88

estaba dormido, si era real o estaba alucinando. Un

espejismo nocturno me encadeno a la mínima distancia

para contemplarle, parecía una doncella celta, una princesa

alada, la fragilidad del universo. Ya era un amante

incondicional de la música, pero ese momento me hizo

amarla aun más, yo abajo suspirando viendo hacia tu

balcón, como si fueras mi Julieta, luego te marchaste al

interior de tu casa, después de eso te dibuje en mi mente

con tranquilidad, no logro revivir las notas por que fueron

mas allá de mi comprensión, mucho mas que algunos

sonidos, fue un ave fénix rayando el cosmos ornamentando

las blancas en el pentagrama, vaya hechizo, obtuve mi

propia armónica tan pronto como fue posible, aun la

conservo, nunca logre sacarle un gran provecho ni ejecutar

una canción si quiera similar a la de esa noche, pero me

agrada atesorarla.

Suena el teléfono, pero al contestar no escucho a nadie en

la linea, no es una broma, es la basura de teléfono que esta

casi siempre averiada, da igual, no se quien pudo ser la lista

de personas que tienen mi numero es tan corta que quiza

fue alguien errado.

“¿lista para jugar? ayudame a ódenar las piezas, yo usaré las

negras” aunque supongo ella ya lo sabia. Nos damos prisa

hasta que quedan los bandos en posición, sera una

tremenda batalla, pero ella se deja vencer por el

entuciasmo y poco se concentra, inicia con los caballos

rampantes, galopando sobre los peones en fila, no me lo

esperaba. Yo mas tranquilo solo muevo uno de mis peones y

hasta que ella hace sus próximas jugadas. Las piezas son

Page 89: El Nenúfar

89

89

huecas y tienen un agujero en la base, una vez, sin quererlo

metimos la pieza del rey blanco dentro de la negra, solo

queriamos formar una pieza muy grande y eso hicimos, sin

embargo, al separarles de nuevo, se rompio, y quedo parte

del rey blanco dentro del otro, vaya pobre rey, había

perdido su corona en forma de cruz, ¿que ejercito iba a

obedecerle ahora? No van a creerle que es un rey, eso

pensé, pero justo esas son las piezas que ella usa a hora y

sus soldados acatan perfectamente sus órdenes, tiene

ambición, quiere vencerme, aún con un rey decapitado. Hay

dichos que aplicamos en el juego, que se han aplicado en la

historia para hacer una contundente batalla, yo sigo el

consejo del Cesar “divide y venceras”, mientras ella pone en

practica la moraleja de Macchiavelli, “el fin justifica los

medios.” Y si eso significa intentar distraerme, algún

chantaje, o fingir que es su turno consecutivamente con la

escusa de no recordarlo, eso hará para vencer… ¿deberia

preocuparme? La conozco, se de que es capaz, se como va a

reaccionar.

Finalmente es ella que quien pierde, su ejército fue

diezmado por mi estrategia y quiza un poco más de

experiencia, me ha costado mucho vencerla, pero en un

abrazo se consumen el triunfo y la derrota.

“Venga, mañana tendremos una revancha,” quien logre

gritar mas fuerte estando en la cima de la montaña, o quién

cuente mas aves en el camino, siempre buscamos la forma

de competir, solo es un juego.

Page 90: El Nenúfar

90

90

2016-10-11

¡Por favor! ¡Despierta!, ¡se que estás ahí, abre los ojos!

“Por favor espere aquí, no puede continuar” me dice el

médico mientras bloquea mi paso, resbalo y caigo, después

se marcha a toda prisa junto con los demas médicos,

dirigiendo la camilla y simultaneamente las puertas se

abrazan y me roban la vista. Siento que me falta todo, aún

no logro entenerderlo ¿por qué?, mi único aliento, lo único

que me situa en la vida sobre la muerte, nada en mi cuerpo

funciona bien, por favor despierta.

Su piel se tornó mas palida que de costumbre y sus manos

con las que a mi se aferraba se iban debilitando

rapidamente. No puedo pensar, ni dejar de sentir como

cada célula de mí quisiera salir disparada en cualquier

dirección.

Page 91: El Nenúfar

91

91

“señor, ¿necesita una camilla?” pregunta la enfermera, no

la veo, no puedo responderle. Svetlana no puede

abandonarme, desde que la vi en aquél balcón recitando la

nostalgia en su armónica, como el balcón fuera un palco

ancestral y el pequeño enrejado de metal se volvieran

rosales, aunque de hecho los habia. Desde ese instante

crucial su vida y la mia se fundieron en una, unió los

remiendos de mi alma hecha añicos, poco a poco, el aroma

de su cabello bañado por el sol se impregnó en mi sangre, le

pertenecí por completo.

Que frágil se veía, aún en pesadillas tú fuiste más fuerte, no

importó que quisiera alcanzarnos o que intentara

derribarnos, nunca nos separamos, nuestra canción siempre

se escuchó.

2014-07-21

La expedición inicia sin el saludo del alba, “debemos darnos

prisa si queremos ver el sol desde el cerro” le dije, tuvimos

que madrugar mucho, y pasamos la noche anterior

haciéndonos de lo necesario en el equipaje; las tiendas, los

viandas, linterna, todo eso y para nosotros no podía faltar

algún instrumento y nos decidimos por llevar mi lira,

también una cámara fotográfica y los anzuelos para la

pesca, ella quería llevar una ocarina, pero como la vencí

ayer en el ajedrez solo yo me doy ese derecho. Aunque su

morral pesa bastante, ella lo lleva con mucho entusiasmo,

planea traer consigo una pieza de bambú para luego

Page 92: El Nenúfar

92

92

hacernos un bansuri, le encantan los instrumentos de viento

y es muy talentosa en ellos, también intenté tocar algunos

pero me quedaba pronto sin aire y sin notas, y entonces

venían sus pequeñas burlas.

“bien, cabrilla montañesa creo que estamos listos,

¡andiamo!” y con esa expresión tomó la delantera, el largo

de sus piernas se veía en cada paso, el viento helado nos

cubría con el frío de la mañana, con el olor del paisaje,

hemos venido preparados y bien abrigados, sin embargo el

clima nos sentaba bastante bien. Me pidió que tañera la lira

para amenizar más el camino, pero estaba desafinada, me

las arreglé para calibrarla un poco y sanarlo a esa baja

altura, ella sonrío. Con el paso de las nubes embestidas por

traviesas ráfagas de viento la ciudad susurra a nuestras

espaldas, custodiada por la inmensa niebla, las empresas

comienzan a funcionar, llegan los camiones cargados de

mercancía y los maridos a ganarse el día salidos de su hogar

no sin antes un beso de su amada. Que bárbaros, mi último

beso fue hace tanto, y en ocasiones los extraño mucho, eran

suaves, como las nubes inflándose de levadura, pero mas

tierno mas dulce, mas frescos como beber de un nacimiento

de agua luego de una eternidad de sed. “— ¡Svet dame un

beso!” lo próximo que recibí fue el flash de la cámara en mis

pupilas, la foto salió de forma instantánea y ella solo se reía

al verla y enseñármela a la distancia, solo suspiro. Svet es

diminutivo de Svetlana, su nombre significa luz, la mía,

aunque de forma despectiva le suelo llamar Lana, ambas

mitades de su nombre al parecer… se hacía el camino más

inclinado pero aún no hallábamos bambú por ninguna

Page 93: El Nenúfar

93

93

parte, traje una navaja de campaña para cortar un trozo

cuando encontremos algún bosque de bambú.

— ¡por aquí! ¡Oigan que sucede!, ¿se han perdido? eran los

gritos de Maraam al vernos desde un poco mas arriba.

— que gusto, ¿tan pronto y con cansancio?, no se

preocupen que yo estoy igual. Dijo con su infatigable buen

ánimo.

—hola tía, pensé que aún no habías llegado. Le respondí

mientras retomaba el morral en mis hombros.

Maraam tenia un físico muy bien trabajado, era fuerte,

grande y fuerte de nuevo, todo lo contrario a Svet y a mi.

Sabía que ella sube este lugar frecuentemente, aunque

ascendía lentamente y quiza con algo de cansancio

prematuro, daba jocosos quejidos y hacia pequeñas bromas

en el camino, algunos resbalones eran fulminantes motivos

de risa. A medida que la niebla se iba dispersando las

mejillas de Svet se tornaban mas rosa y un compás de allego

se sacudía entre las cuerdas de mi lira, vibrando,

haciéndolas danzar casi tanto como a la alpinista que me

acompaña, “ten cuidado Svet, vas a tropezar y tendremos

que bajarte el almuerzo por el arroyo”, y efectivamente se

cae. De inmediato voy con ella y veo que no se levanta, me

señala dichosa hacia el este, y se puede apreciar un bonito

lago, perfecto para montar el campamento, Maraam toma a

la torpe bailarina y la lleva en sus brazos con mucha

facilidad, corriendo a la vez, la hace sentir un como un

aeroplano o algo así, son niñas divirtiéndose en el delta del

Page 94: El Nenúfar

94

94

lago mientras yo me apresuro a levantar el campamento,

“el agua esta helada, métete sobrino”, desde luego no iba a

hacerlo, de hecho ya sentía la naríz congelada. El cielo

comenzaba a aclarar y Svet había terminado de poner los

anzuelos en las varas, lanzo uno al agua tan fuerte como

pudo, llegó bastante lejos, y me invitó a que lo intentara, lo

lancé muy fuerte pero el sedal volvió a mi y ahí tenia de

nuevo a ese karma de ojos rasgados riéndose de mi. Respiré

profundamente hasta que de golpe mi sedal se templa en

intenta sumergirme en el lago, Svet queda absorta y se

traga los fragmentos que han quedado de su risa para ver

como de algunos tirones obtengo un gran pez en muy poco

tiempo.

“¿No estuvo mal verdad?” le pregunto con un modesto

orgullo, ella solo me felicita y vuelve a lanzar su sedal para

capturar el suyo.

Maraam parece muy cansada y entra a la tienda, un pez

rojizo se ve nadando casi en la superficie, tranquilo de un

lado a otro y Svet se desespera por atraparlo pero este no

muerde el anzuelo e incluso danza al rededor de el. El sol se

tarda en salir, y solo el canto de las ramas en lo alto nos

hacen compañía, Svet me toma con fuerza del brazo y me

sacude violentamente, “No iré por el pez, esta muy lejos, se

escapará”. Sus labios de arándano se contraen y frunce el

ceño de una forma que me atemoriza. “no me mires así, de

verdad esta algo lejos, esperemos a que se acerque o a que

muerda”. El pez se queda casi inmóvil y sus escamas lucen

como un gran rubí inerte en el agua. Pasan los minutos sin

medida alguna, como las gotas que salpica Svet al arrojar su

Page 95: El Nenúfar

95

95

anzuelo, parecía que tuvimos mala suerte y se avecinaba

una tormenta, un grito desvío toda mi atención, vaya al fin

pescó algo. Luchaba por envolver el sedal y enseguida trato

de ayudarle, juntos tiramos de la vara, yo mas de lo que

debería, y al extremo del sedal se ven solo un par de

escamas, el resto del pez escapó y alguien mi lado sufre un

ataque de ira. “lo siento, parece que no desayunaremos

mucho pescado esta vez” le dije avergonzado, la culpa ha

sido mía y ella lo sabía, el pez habría salido del agua si

hubiéramos tirado con menos fuerza y mas paciencia del

sedal, pero lo arruiné y la abracé sintiéndome muy mal.

Entre mis brazos respiraba serenamente, nunca vi una

criatura mas vulnerable, la contemplé por el tiempo que

quise a la poca luz que nos brindaba el opaco cielo, era

como si sus parpados se hubieran cerrado para no dejar

entrar mi pensamiento y así no pudiera espiar su sueño,

pesaba tan poco sobre mi cuerpo, tan sólo el sonido de su

respiración me desarmaba. Simplemente no podía dejar de

verla, le hice abrigo acercandola un poco a mi cuerpo, pero

decidí mejor dejarla en la tienda, vaya que mujeres tan

endebles.

Una sorpresa el daría, cuando despierte al ver el rubí del

lago helado servido en un gran banquete. Tomé la pañoleta

de Svet y me situé en la orilla hasta que pude verlo, pero

estaba lejos, no mordía los anzuelos, no se acercaba, tal vez

ni tañendo mi lira o bebiéndome el lago este suertudo

llegaría a mí, aún así esperé paciente soltando algo de

carnada cerca de la orilla “Svet estará feliz de que seas su

desayuno”. El reflejo en el agua era perfecto, ninguna hoja

Page 96: El Nenúfar

96

96

caía sobre el, ni los insectos u otros animales provocaban

ondas que le robaran la inmensurable clama al lago, hasta

que por fin lo vi, de ancho cuerpo y escamas flamantes, era

un pequeño fénix atrapado en el agua, ¡me sorprendió! De

golpe llego muy cerca de mí, atraído por la carnada

seguramente. No podía darme el lujo de perder tiempo y

desplegué la prenda celeste mientras enfocaba un buen

ángulo, dividí los segundos mas cortos de mi vida esperando

el momento exacto en el que quedó paralizado, y con furia

expandí la pañoleta abarcando el agua y la doblé con el pez

dentro, era aún mas rápido que yo, no dejó de luchar y por

momentos se me escapaba, una fuerte brisa envolvió ese

momento hasta que perdí el equilibrio y en un segundo me

encontré dentro del lago helado, mojada cada prenda que

usaba y algo aturdido por el frío pero sin rendirme,lo había

logrado, con muchas mas complicaciones de lo que

esperaba, pero yo había vencido. Las burbujas no cesaban

de nublar mi vista y algo más que el frío y la conmoción en

mis músculos me impedía regresar a la superficie. El lago me

sujetaba con el animal contra mi abdomen, ya no me

quedaba suficiente aire, y escuché unos gritos

desesperantes que ni en pesadillas se pudieron haber

inventado, ese sonido espantoso me arrebata la ultima

bocanada de aire que me guardaba hasta que siento mi

mano izquierda rozar el aire y me sujeto de una orilla, no

existe el cansancio, no existe nada mas en mi mente que ver

si ellas están bien. Logro salir con dificultad de ahí, mis

manos se aferran a la tierra arando con mis uñas,

arrastrándome y corriendo a toda prisa exasperado por

Page 97: El Nenúfar

97

97

llegar a ellas grito su nombre, ni siquiera el eco hace caso de

mi voz.

¡¿Donde están?! grito con todas mis fuerzas al ver que la

tienda esta vacía, miro en todas direcciones pero no se

divisa nadie, la angustia recorre mi cuerpo como un

relámpago mutilando el cielo. Las hojas en lo alto se agitan y

enlutan cualquier otro sonido, las oscuridad es mas grande

que antes y el aire difícil de respirar, con afán busco entre el

equipaje la linterna y emprendo en bajada su búsqueda,

corro y grito en un solo sentido implorando por hallarlas

sanas, pero no logro ver nada, la oscuridad es casi absoluta

entre las ramas y las rocas, era el camino por donde

subimos pero no parece el mismo, como si la noche lo

hubiera vuelto a la vida en un resplandor de albor nocturno,

“noche”, ¿en que momento transcurrió el día?, no vigilaba

la luna nunca saludó el alba, solo una profunda oscuridad

abastece el cielo de tormentas.

Maraam, Svet, mi musa de crepé, ¿Dónde están? ¿Se han

ido junto con el resplandor del cielo? Te encontraré, no

importa nada más. Regreso amparado por la luz de la

linterna al campamento, todo se ve igual, y me doy prisa a

encender la fogata, el encendedor que me había regalado

mi madre prende fuego a la yesca y esta cede con facilidad,

algunos leños entre las llamas me brindan calidez y disipan

sólo un poco la oscuridad alrededor, el suelo verde ha

desaparecido, es muy extraño ver el color que a tomado,

una mezcla entre borgoña y castaño como el aliento de un

cráter en su ultimo vestigio de conciencia, frío y tan inerte

como un cadáver en el desierto al que solo cobija un mar de

Page 98: El Nenúfar

98

98

arena. Un ruido extraño proviene del lago, me acerco

empuñando la linterna y lo que veo me hace entrar en

pánico, la primera vez que vi hacia el agua se divisa el reflejo

de la luna, luna menguante, como un rasguño cano que se

rodea entre un basto réquiem que estrellas, bello a pesar

del agua turbia pero al dirigir la mirada hacia lo alto no logro

ver nada, nada mas que una enorme sombra. De nuevo ya

no vi nada en el lago y me desplomo sobre la orilla

intentando comprender ¿qué es esto?, la linterna rueda en

el suelo y su luz revela la razón del ruido, era el pez que

atrapaba para Svet, seguía luchando con pequeños brincos

ese era el ruido, lo tome entre mis manos y lo sumergí un

poco en el lago, sus ojos resplandecían sin ningún horizonte,

me recordaron a los de Arich, una bella joven que conocí,

ella tiene la el beso de dos continentes en sus pupilas, sus

pestañas y su brillo.

Con un impulso se desliza entre mis manos acariciando mi

piel y se marcha hacia la profundidad del olvido, adiós

camarada, despiertame cuando encuentres la salida de este

maldito sueño. Tendida en suelo la celeste prenda de Svet,

aquella con la que atrapé al noble animal, esta mojada, e

inmediatamente mis ojos también y rompo en llanto sín

saber que hacer, he caído abatido en una pesadilla cruel y

sombría, ella es parte de mi en cuerpo y alma, mi único

destino de ser. La última presencia de vida que me

acompañaba se ha ido nadando lejos de aquí, estoy solo y

me pregunto si volviendo a sumergirme logre despertar, y

sin pensarlo un segundo mas me lanzo al lago helado y sus

aguas se unen con mis lagrimas hasta que estoy dentro por

Page 99: El Nenúfar

99

99

completo, mas frío que antes, mis músculos se congelan en

poco tiempo, ¡no veo nada y necesito respirar! Es inútil no

hay forma de despertar.

Pase algún rato sentado junto a la fogata calentándome y

pensando que podría hacer, recordé entonces que traía

conmigo la brújula pero al abrirla veo que no funciona, la

aguja no apunta al norte de hecho hacia ningún lugar en

concreto, se tambalea y cambia de dirección con el

movimiento de mi mano, esto es ridículo. No tengo rumbo

que seguir, no se si subir o bajar, pero no puedo esperar,

esta pesadilla me consume, tal vez con el tiempo mi piel

adquiera el color de la tierra muerta y me funda con el

tétrico paisaje para no despertar nunca, creo que de no ser

por el encendedor no podría ver nada y entonces no sabría

si estoy vivo, mi madre me lo obsequió hace muchos años

cuando era un niño y me quedaban algunas ilusiones, ser

madre debe ser el sentimiento mas puro y noble que exista

supongo, un amor descomunal que no cabe en las páginas

de ningún libro, me lo dio todo a pesar de no tener nada, su

calidez y disciplina me forjaron de pies a cabeza, ella nunca

conoció a Svet, tal vez lo haga, “Svet donde estas”.

Una atroz tormenta roba el silencio de la montaña sin

compasión, hace cada ladera un cause y nubla el aire casi

por completo, la fogata se ha reducido a nada mucho antes

de que yo me apresure a levantar la celeste prenda y

busque algún refugio. Corriendo entre la vegetación no

logro divisar un horizonte, el agua cubre mi cara y trata de

asfixiarme, entre unas enormes rocas logro reponerme y al

Page 100: El Nenúfar

100

100

despejar mis ojos la encuentro, es ella, su figura delineada

por el contorno que forman las gotas golpeando su piel, “

¡Svet! ¡Svet! ¡No te muevas!” Relativamente cerca, voy a

toda prisa a abrazarla, pero estando a unos pasos su figura

parece cambiar rústicamente.

—que… que ¿que haces aquí? Le dije conmocionado

—ya nos íbamos, ¿recuerdas?

Un “no” involuntariamente salio de mi boca, ¡era María!, o

un fantasma de ella, no logro verla en detalle, solo una

figura borrosa y fulminada por una cortina de lluvia, pero es

su esencia y su voz que escucho claramente en mi cabeza.

— tenemos que ir a cenar, en la huerta, con Arich y Enzo.

Me dijo con tranquilidad, pero cada palabra me dejaba

pasmado, ¿de que hablaba? Eso es lo que hacíamos hace

años, cuando aún estábamos en la academia, Arich y Enzo

son unos amigos nuestros que nos hemos distanciado por

diversas razones, íbamos a cenar cada fin de semana en el

huerto de la familia de Enzo, celebrábamos sin motivo

alguno, leíamos poesía, improvisábamos algunas notas,

Enzo tocaba su viejo bandoneon y yo lo seguía con mi

guitarra mientras Arich… bueno ella no era muy buena con

su viola pero eso no importaba, pero ¿por qué habla Maria

a cerca de eso? Ella no iba con nosotros y dudo que lo

supiera.

— tenemos que ir a cenar escuche de nuevo

— ¿no quieres ir hoy? me preguntó.

Page 101: El Nenúfar

101

101

Mi mente duda mil veces sobre ella, no es real, esto no es

real, intento fijarme en su rostro pero todo se nubla al

intentarlo, ni sus ojos ni su nariz logro distinguir, solo una

sombra de colores debilitados y borrados por la lluvia, aún

así mi pensamiento no se conecta a mi cuerpo, actuó sin

pensarlo sin tener voluntad sobre la carne, ella se dirige

hacia la cima y yo como si fuera una marioneta la sigo

ciegamente, hasta que de nuevo la soledad me azota y ya

no puedo sentir su cercanía ni su voz, se ha ido. Diablos me

he vuelto lo…

— ¡Fausto! ¡Al fin, ¿estas bien?!, era la voz de Enzo venía

hacia a mi, aunque desconfié completamente de que en

realidad estuviera sucediendo.

—Amigo ¿qué tienes? ¿Y las demas? Recibí un mensaje de

Maraam que me preocupó mucho, oye Responde.

—Enzo ¿eres tú?

— ¿eh? ¿Pues quien más se supone? Venga, la tormenta es

demasiado fuerte.

— creo que estoy demente, ya no se que es real ni que ha

pasado

— y que lo digas, parece que has estado aquí un par de

años, ¿Maraam y Svet están bien?

— No las encuentro, todo ha sido muy extraño.

—deprisa, no deben estar lejos, ¿puedes caminar?

Page 102: El Nenúfar

102

102

—si. Le respondí atando a mi muñeca la prenda de Svet.

No podía distinguir su rostro al igual que cuando vi a quién

parecía ser María, sólo su figura y su voz pero sentí cuando

me sujetó del brazo para ayudarme a ponerme en pié.

Había llegado en su jeep aunque debió escalar unos

peligrosos peñascos.

— quédate aquí

— ¿qué? De ningún modo, yo también voy a buscarlas

— pero te ves muy mal creo que es mejor…

— hay que encontrarlas. No perdamos tiempo Enzo”

— vale, andando

Debo estar muy mareado, como si me hubieran propinado

un fuerte golpe en la cabeza, no logro enfocar lo que veo, se

ve borroso, pongo mis manos en frente de mi y se ve tan

difuminado que no se cuantos dedos hay o donde

comienzan mis palmares.

— acabo de ver a Maria. Le dije tratando de aliviar el mareo

— ¿Maria? No se quién es, ¿pues cuantos han venido?

Ya no estaba seguro de nada, si ellos se conocían o no,

definitivamente estoy perdiendo la cabeza. Enzo es mayor

que yo, alto y de cabello rizado, al caminar entre la

vegetación es como si la naturaleza no pudiera detenerlo, a

pesar de la abundante lluvia el lograba guiarme a través de

Page 103: El Nenúfar

103

103

todo por encontrarlas, pero encontrarlas era lo único que

me mantenía en pié por que no me sentía nada bien, aún

pienso que es un mal sueño que pronto quisiera terminar.

— Amigo, ¿que hora es? le pregunté.

— ¿no sabes que hora es? le pregunté de nuevo, pero no

respondió, no me dirigía la mirada, yo no existia.

— ¡detente! Lo seguí por mucho tiempo y no logré

alcanzarlo, es extraño por que el no era mas habil que

nosotros para trepar las laderas ni cruzar las colinas, me he

perdido junto con él en esta asquerosa realidad y ahora no

se donde fué ni tampoco a donde ir.

Mis ojos se cierran…

“— Velo que bonito lo vienen bajando, con ramos de flores

lo van adorando…”

Mi ceño se frunce al escuchar esa melodia, la voz de Svet

cantando a unos pasos de mí.

“—Velo que bonito lo vienen bajando, por una manzana que

se le ha perdido…”

La veo entonces recogiendo grosellas del suelo apenas

percatandose de que me despierto.

— ¿has despertado ya flojo?

— Svet, ¿que ocurrio? ¿Dónde estamos? ¿Y Maraam?

Page 104: El Nenúfar

104

104

— ¿de que hablas? ¿Estás ébrio? Te halle dormido bajo los

árboles y te curé los razguños que tenías en los brazos

mientras te arrullaba con mi canción.

— ¿eh?, ¿en donde está Maraam?

— ¿pero quién es Maraam?

Estuve a punto de colapsar, de resignarme a la demencia y a

olvidar todo como lo conozco, pero era ella, sin duda era

ella, y no iba a dejar que se desvaneciera ante mis ojos

como todo lo demas. Corrí hasta embestirla sujetandola de

los hombros con fuerza, ella se asustó y las grosellas

calleron de nuevo y rodaron por el suelo, sus ojos besaron

los mios a una muy corta distancia sin decir nada, casi

rompo en llanto pero en vez de eso le dije “no te separes de

mi”, en sus pupilas se vio por un instante un espejo de duda,

se libero de mis manos y me dijo “como tu quieras”, luego

se inclinó a recoger las grosellas. Eso pudo haber sido

normal en ella, aunque ahora no estoy seguro de nada. Me

dirijí al enorme arbusto para tomar los frutos mas grandes,

ella continuo su canto “Velo que bonito lo vienen bajando,

con...”

— toma, son para ti, interrumpiendola se las entregué.

— ¡oh gracias!

— ¿has visto a alguien mas?

— seguro, vi un pegaso pastando del otro lado del valle.

Page 105: El Nenúfar

105

105

Es dificil expresar el gesto que hice al escuchar eso, pense

que todo estaba regresando a la normalidad y al parecer no

es así, es mejor no precipitarme y tomarmelo con calma.

— ¿pero de qué rayos hablas? ¡Los pegasos no existen

mocosa!, esta bien, eso era lo que pretendia… pero

entonces obtuve una respuesta que si me era familiar en

ella. Sus ojos claros se juntaron como almejas, abriendo la

boca y empuñando sus manos escuché un quejido que suele

hacer cuando se molesta.

— ¡te digo que vi un pegaso! Estaba pastando y gruñendo

sin motivo. ¡Eres un tonto!

— ¿lo viste volar?

— no, estaba hambriento, y por eso pastaba, ¿como iba a

comer volando? No hay hierba en los cielos.

Me hizo sentir como un idiota, a pesar de que decia

disparates, no quiero volver a perderla, viviré en la locura

de ser necesario, no importa solo quiero tenerte a mi lado.

Pero hay algunas preguntas que debo hacerle, porque noto

algo muy extraño en ella, sin duda no es un espejismo pero

algo no anda bien, no es la misma.

— oye, si no me crees podemos alcanzarlo, no debe estar

muy lejos, ¿Qué dices?

— acepto, pero con una condición. Pense entonces en ir con

ella, hasta el fin y origen del mundo de ser necesario, en el

camino le preguntare lo que necesito.

Page 106: El Nenúfar

106

106

— vaya una condición, ¿Cuál?

— sin importar que pase estaremos juntos, aquí o en

cualquier rincón del mundo ¿si?, te prepararé una pizza.

— se fue por allá, al sur ¡andiamo!

Me hizo recordar de la brújula, la saque de mi bolsillo, y

parece funcionar bien, la noche parece distanciarce y el

camino seguro, por fin algo de tranquilidad, Svet avanza un

poco rapido y la tomo de la mano para mermar su paso, me

mira con algo de sorpresa pero se aferra enseguida por que

casi resbala “ten cuidado, el rocio ha dejado humedo el

suelo” le dije, caminamos un poco mas despacio.

Las colinas parecen abrirnos camino y enseñarnos un

sendero con un bello panorama, el clima es fresco, con

fuertes vientos y ahí estabamos nosotros, escapando de una

pesadilla, peregrinando en la hospitalidad del paisaje, siento

que estoy cruzando entre una printura y otra, y que

conmigo solo logro rescatar la mitad de lo que era mi alma.

“que bonita cinta llevas ahí, ¿estas herido?” me preguntó

señalando mi brazo en donde até su pañoleta, no tiene caso

razonar, quiza soy yo quíen ha perdido la cordura.

“¿esto?, es una pañoleta, mira.” La desaté y se la enseñé.

“creo que vendrá bastante bién”. Nos detuvimos en algún

punto cerca de los dulces recuerdos y los amargos colores

de las hojas caídas antes de otoño. La até alrededor de su

cabeza con un nudo firme para que no fuera a perderla, solo

en ella podía lucir tan bien, “no la vayas a perder” le advertí.

Page 107: El Nenúfar

107

107

“ay gracias, vaya que lindo color, gracias”. Normalmente ella

la usaba alrededor de su cuello, pero esto no es normal, no

para mí.

(En el trono de la fortuna me había sentado yo, elevado,

coronado con las variadas flores de la prosperidad. In

Fortune solio sederam elatus, prosperitatis vario flore

coronatus.)

(Svetlana Mossen, Fausto, Remi, (Desmon)Lambert Dvorak,

Bruna Yalin, Noi Rasi-Thai♀, Gael Benoit-Ita, Djonic Lucarik,

Roland, Torence, Maraam, Gerhard Fadden)

Page 108: El Nenúfar

108

108