El Museo del Carmen Alto, institución que forma parte de la Fundación Museos de la Ciudad, en concordancia con su naturaleza, produce exposiciones en torno a temáticas relativas al arte, género,

historia social, cultural y religiosa y a la religiosidad popular. Con el fin de unirnos a la conmemoración de la Semana Santa,

época trascendental para el cristianismo, compartimos una serie de contenidos sobre la Pasión de Jesucristo, con un enfoque desde

la historia del arte y de la religiosidad.

La Pasión de Cristo es el tema de mayor representación en el arte cristiano de todos los tiempos. Las imágenes, tanto en pintura como en escultura, son el resultado de diversas fuentes narrativas. El relato de la Pasión en sí mismo, es una construcción de la Iglesia cristiana sustentada en los evangelios, escritos místicos, tradiciones, leyendas, hechos históricos y dogmas de fe.

Dentro de la vida conventual las imágenes de la Pasión son aún más significativas, ya que en el caso de la orden Carmelita, reflejan la filosofía y el espíritu del Carmelo descalzo. Teresa de Jesús, reformadora de las carmelitas descalzas, recomendaba destinar espacios con las escenas de la Pasión en los monasterios carmelitas, para

inspirar en las monjas oraciones y profundas meditaciones, con el fin de acercarlas al sufrimiento de Cristo, y las exhortaba a visualizar y reflexionar sobre el padecimiento de Jesús para intensificar la humildad y la penitencia: “No os pido ahora que penséis en Él ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis". (Teresa de Jesús. Camino de perfección 26,3).

Las imágenes pictóricas y escultóricas acerca de la Pasión, más allá de ser obras de arte en sí mismas, son imágenes creadas, no solo para visualizar el sufrimiento y muerte de Cristo, sino para intensificar el fervor religioso de los fieles, sobre todo durante la Cuaresma y la Semana Santa, eso explica su profundo dramatismo propio del estilo Barroco.

Desarrollo:

La palabra pasión viene del latín passio, cuyo significado es: padecimiento o sufrimiento. La Pasión de Jesucristo, desde el punto de vista del arte, comprende una serie de imágenes que describen los sucesos que Jesucristo vivió desde su captura, hasta su crucifixión, muerte y posterior sepultura. La Pasión de Cristo es un relato construido por la Iglesia cristiana a lo largo del tiempo, a través de distintas fuentes, entre ellas: los evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), los evangelios apócrifos (aquellos que la Iglesia no aceptó como auténtica tradición apostólica). También incorporó tradiciones y leyendas de Oriente y Occidente, hechos sin base en los evangelios ni en fuentes históricas.

Escritos místicos de santos como San Francisco de Asís, el Pseudo-Buenaventura y Santa Brígida de Suecia contribuyeron a que las representaciones en el arte alcanzaran mayor dramatismo.

Los episodios de la Pasión más comúnmente representados en el arte son:

Última Cena Agonía de Getsemaní Flagelación Coronación Jesús presentado al pueblo por Pilato Ecce homo Camino del calvario Calvario / Crucifixión Piedad Cristo en el sepulcro

¿Que es la pasion?

Es la última comida que Jesús compartió con sus discípulos antes de su detención. La comida de Pascua era un ritual judío para conmemorar el éxodo de los israelitas de Egipto.

La Última Cena es simultáneamente, el símbolo de la institución de la Eucaristía y el momento en que Jesús anunció a los doce que uno de ellos lo traicionaría.

Este episodio ha sido ampliamente representado en el arte cristiano desde los primeros tiempos. Desde el Renacimiento se representa la escena con los discípulos sentados, generalmente alrededor de una mesa rectangular, Cristo en medio de ellos, realiza las funciones de sacerdote. Para los cristianos, las palabras de Cristo al consagrar el pan y el vino constituyen el rito central de la Iglesia: la Eucaristía.

LAÚLTIMA

CENA

ÚLTIMA CENAAnónimo. Siglo XIXÓleo / lienzoColección Museo del Carmen Alto

Según los evangelios, después de la Última Cena e inmediatamente antes de su captura, Jesús se dirigió al huerto donde acostumbraba a reunirse con sus discípulos para orar, lo que permitió a Judas Iscariote encontrarle y entregarle a los soldados.

Los Evangelios describen la agonía que experimentó Jesús en aquel momento. Este episodio casi nunca es representado antes del siglo XIII. En las primeras representaciones aparece la cabeza de Dios Padre o sus símbolos. Otras variantes presentan a Jesús arrodillado o postrado, acompañado por un ángel que lo anima.

LAORACIÓN

EN ELMONTE DE

LOS OLIVOS

Título: Oración en el huerto de los olivosAutor: Ramón A. VargasCronología: Siglo XIX (1889)Técnica: Óleo sobre lienzo Inscripción: "Ramón A. Vargas mapintar / en Abril 1889"Colección Museo del Carmen Alto

La Flagelación de Cristo es mencionada por los cuatro Evangelistas aunque de forma muy escueta. Se limitan a decir que Pilato mandó a azotar a Jesús antes de crucificarle.

A lo largo del tiempo se ha especulado sobre el número de azotes que recibió, los que oscilan entre 40 que estipulaba la ley judía, y más de 5000 que menciona Santa Brígida de Suecia en su libro de revelaciones.

Suele presentarse a Jesús desnudo, con excepción del paño de pureza y atado a una columna incitando a la compasión. La columna baja a la que se dice que fue atado es habitual en los cuadros de la Flagelación posteriores al Concilio de Trento.

LAFLAGELACIÓN

Según Marcos, los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio de Pilato y convocaron a toda la compañía.

Lo vistieron con un manto púrpura o escarlata, (según Mateo) y le pusieron una corona de espinas que habían trenzado, le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y arrodillándose le decían en tono de burla: “Salud, rey de los judíos”

LACORONACIÓN

DE ESPINAS

CRISTO CRUCIFICADOAnónimo, siglo XVIIIColección Museo del Carmen Alto

Después de que Cristo fuera flagelado y escarnecido por los soldados, salió ante los judíos congregados afuera del lugar donde transcurría el juicio. La segunda ocasión que Pilato interrogó a Jesús, tampoco lo encontró culpable de ningún delito.

“ECCE HOMO”, que significa “Aquí tenéis al hombre”, fueron las palabras que Poncio Pilato pronunció. En la Pascua era costumbre que el gobernante liberara a un preso elegido por el pueblo. Pilato les preguntó si querían que liberara a Barrabás, encarcelado por rebelión y asesinato, o a Cristo. La multitud pidió que liberase a Barrabás y crucificase a Cristo. Pilato cedió e inmediatamente se lavó las manos en público para evitar ser moralmente implicado en la decisión.

El tema es conocido en el arte cristiano a partir del siglo IV, aunque aparece pocas veces antes del Renacimiento.

ECCEHOMMOJesucristo

presentadoal pueblo

La imagen devocional del ECCE HOMO aparece siempre con los emblemas de la realeza que le habían colocado los soldados para burlarse de él: la corona de espinas, un manto púrpura o rojo; puede tener también un cetro de caña. Las muñecas suelen estar atadas con una cuerda anudada al cuello. Algunas veces presenta las huellas de la flagelación.

Su expresión, que constituye siempre un reto para los artistas, suele ser de compasión hacia la hostilidad que le rodea; en la pintura del primer Renacimiento, suele estar llorando.

En nuestro medio, la religiosidad popular le ha dado al ECCE HOMO apelativos como: “Señor de la Caña”, “Señor de la Justicia” o “Señor de la Sentencia”.

ECCEHOMMO

Fue el último recorrido que hizo Cristo desde la casa de Pilato hacia el Gólgota, donde fue crucificado. Juan dice simplemente que Jesús salió para un lugar llamado “Calavera”, llevando la cruz a cuestas.

Mateo, Lucas y Marcos, por su parte, relatan que Simón apodado “cirineo” por su supuesto origen en Cirene (África), fue obligado a llevar la cruz.

Finalmente, se impuso una solución salomónica. Se dice que al principio Jesús cargó la cruz y luego fue ayudado por el cirineo. Históricamente se conoce que en tiempos romanos el condenado debía cavar su propia tumba y cargar su cruz; sin embargo, sólo llevaba el madero horizontal ya que en el lugar de la ejecución, estaba fijo en el suelo el madero vertical.

La tradición occidental se inclinó por la imagen de Cristo llevando la cruz, símbolo de la carga que el cristiano lleva a lo largo de su vida.

CAMINOAL

CALVARIO

SEÑOR DE LA PORTERÍAAnónimo, siglo XVII

Colección Museo del Carmen Alto

Antes de clavar a Jesús en la cruz los soldados lo invitaron a beber vino mezclado con mirra y hiel, Jesús no lo quiso probar. Según las costumbres judías, a los condenados a muerte se les ofrecía un vino aromatizado para anestesiarlos. Jesús se negó a beberlo para conservar la conciencia. Según las leyendas, la herrera Hedroit forjó los clavos de la crucifixión.

En Roma la crucifixión era una forma de pena de muerte muy utilizada y se aplicaba sobre todo a los esclavos y criminales de condición inferior. Se realizaba, probablemente, de manera muy distinta a la que estamos acostumbrados a ver en el arte. El madero vertical (stipes) estaba previamente colocado en el lugar de la ejecución. El condenado era conducido al lugar portando únicamente la pieza horizontal (patibulum) a la que se había atado previamente las manos para evitar que ofreciera resistencia. Al llegar al sitio de la cruz, clavaban las manos o las muñecas a los extremos del madero transversal que luego se levantaba y se colocaba sobre el vertical. Ambas piezas se fijaban sobre alguna forma de muesca. Finalmente, se clavaban los pies

LACRUCIFIXIÓN

en el madero vertical. El apoyo para los pies o suppedaneum, fue un invento de los artistas medievales.

Tradicionalmente se representa a los dos ladrones como si estuvieran atados a la cruz; sin embargo, el uso de los clavos debió haber sido universal. En el arte, hasta el siglo XIII, el número habitual de clavos era cuatro (uno en cada pie y en cada mano); posteriormente, con pocas excepciones, se redujeron a tres. La única referencia evangélica a los clavos de Cristo es la que hace el apóstol incrédulo, Tomás: “No creeré sino cuando vea la marca de los clavos en sus manos, meta mis dedos en el lugar de los clavos y palpe la herida del costado”.

En la antigüedad era usual colgar al cuello del condenado una inscripción alusiva al crimen cometido mientras era llevado al lugar de la ejecución; una vez ahí, se colocaba en la parte superior de la cruz. Juan narra que Pilato mandó a hacer la inscripción de Cristo: “Jesús de Nazaret. Rey de los Judíos”. En el arte renacentista suele aparecer solo en latín “Jesus Nazarenus Rex Iudaeorum” o la abreviatura INRI. En la Contrarreforma aparece completo y en tres idiomas.

CALVARIOAnónimo. Siglo XVIII Madera tallada y policromadaColección Monasterio del Carmen Alto

LAMUERTE

EN LACRUZ

Piedad o Pietá significa lamentación, este término se utiliza para describir la escena que se produce inmediatamente después del Descendimiento. El cuerpo de Cristo depositado en el suelo o en un bloque de piedra simulando un altar, está rodeado por personas que lamentan su muerte. Los evangelios no dicen nada al respecto, pero es un tema que aparece en la guía de los pintores bizantinos por influencia de las meditaciones de los místicos como: las Meditaciones de Giovanni de Caulibus y las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia. Aparece por primera vez en el arte bizantino del siglo XII, y de ahí pasa a Occidente en el siglo XIII. En las versiones narrativas aparecen las mismas personas que en el Descendimiento: Juan, María Magdalena y la Virgen María. Algunas veces se ve a la Virgen que cae desmayada en los brazos de Juan, de las santas mujeres o de ángeles, pero esta representación desapareció a mediados del siglo XVI debido a una prohibición del Concilio de Trento.

CrucifijoAnónimo, siglo XVII-XVIIIColección Museo del Carmen Alto

LAPIEDAD

Piedad o Pietá significa lamentación, este término se utiliza para describir la escena que se produce inmediatamente después del Descendimiento. El cuerpo de Cristo depositado en el suelo o en un bloque de piedra simulando un altar, está rodeado por personas que lamentan su muerte. Los evangelios no dicen nada al respecto, pero es un tema que aparece en la guía de los pintores bizantinos por influencia de las meditaciones de los místicos como: las Meditaciones de Giovanni de Caulibus y las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia. Aparece por primera vez en el arte bizantino del siglo XII, y de ahí pasa a Occidente en el siglo XIII. En las versiones narrativas aparecen las mismas personas que en el Descendimiento: Juan, María Magdalena y la Virgen María. Algunas veces se ve a la Virgen que cae desmayada en los brazos de Juan, de las santas mujeres o de ángeles, pero esta representación desapareció a mediados del siglo XVI debido a una prohibición del Concilio de Trento.

En versiones aún más piadosas del tema, la Virgen está afligida y sola, el cuerpo inerte de su Hijo yace sobre su regazo, por lo tanto es un tema típicamente mariano. Cristo es acogido por el amor materno de María. Algunos estudiosos se refieren a esta escena como la segunda “Natividad dolorosa”, porque la Madre sostiene al hijo adulto y muerto a diferencia de cuando lo sostuvo siendo un niño acabado de nacer.

En el primer Renacimiento, siguiendo la práctica medieval, se representa el cuerpo de Cristo recostado en las rodillas de la Virgen, sentada, pero más adelante aparece en el suelo sobre una mortaja extendida, con la cabeza levantada y apoyada en su regazo. Este es el modelo que consagró la Contrarreforma.

LA PIEDADAnónimo, siglo XVIIICRISTOAnónimo, siglo XVIIColección Museo del Carmen Alto

Arias Álvarez, J. C. (2008). Evidente y oculto. Viaje por la iconografía del Arte Colonial Ecuatoriano. Guayaquil: Banco Central del Ecuador. Dirección cultural regional. Museo Nahim Isaías.

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Hall, J. (2003). Diccionario de temas y símbolos artísticos 2 (I-Z). Madrid: Alianza Editorial.

Bibliografía