EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 18 DE DICIEMBRE...

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wmm m s -~re-— EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. DOMINGO 18 DE DICIEMBRE DE 1938. Los más necesitados esperan su auxilio El desamparo de unos seres huer- tanos de todo recurso para luchar centra su propia adversidad conmo- vió profundamente un día a Ádolph & Oche, director entonces del "New York Times", y el gran periodista Nueva York hizo un fervoroso llamamiento al espíritu caritativo del pueblo de su ciudad, pidiendo un poco de la alearía, que es gene- ral en la época de la Navidad, para Ion desamparados de la fortuna. Los corazones humanitarios res- pondieron con prontitud, y la Sene- far.tora iniciativa culmina en un fe- cundo éxito, al extremo de que Adólph S. Ochs la hizo norma de su periódico, repitiéndola toaos los afios. Ante casos idénticos a los que conmovieron profundamente el sen- timiento caritativo del director del 'Kcw York Times", y en la impo- sibilidad por parte del Gobierno de atenderlos eficazmente, el Negocia- da de Bienestar Social del Depar- tamento de Sanidad consideró opor- tuno desarrollar en Puerto Rico la wijffld iniciativa. El año pasado, j<ara enia misma temporada, a tra- Vét de las columnas de EL MUN- DO, Neoociado de Bienestar So- cial hizo su humanitario llama- miento, y el resultado de aquella campana se dio a conocer en una de las pasada* ediciones de este diario, cuando presentamos los ca- sos meritorios que nuestro pueblo debe socorrer, llevándole este ano UN poco de su alegría de Navidad, Hoy volvemos a insistir en el lla- mamiento que debe encontrar res- puesta en toda alma caritativa. Ca- da uno de estos desventurados se- rrs confía en que nuestro pueblo acudirá en su auxilio, y está espe- rando la ayuda que todos habremos de llevarle. Larga espera Enriqueta, de 40 años de edad, es madre de cuatro niftoi. Miguel, tu esposo, tiene 50 anos. Fué una vez empleado con un sueldo que 1 e permitía vivir decentemente. Hoy está en ausencia forzosa del hogar y no regresará por varios afkos. La atribulada esposa y los hijos son /Ictlmas de estas terri- ble» circunstancial. Sola con aus cuatro hijos varo- nas, Rafael, de 13 años de edad; Miguel, de 12; Francisco, de 9; y Osvaldo, de 5; lucha Enriqueta de- nodadamente por el sostenimien- to de su familia. Espera ansiosa el retorno de su esposo al hogar; pero mientras tanto, ¿qué será de esta madre y de sui cuatro hijos? Sagrada misión Irene tiene sólo 19 años; pero hace ya algún tiempo que la muer- te de la madre la ha convertido en guia de su familia. El padre, hombre laborioso que gano el sustento de su familia una vez, está hoy enfermo, sin trabajo, triste y desalentado. El hogar se derrumbó. El padre y sus dos hi- jo.», de 14 y 12 años se resguardan en un zaguán, donde la caridad les permite exis^ Irene encerró amparo en un hogar amigo y contra todos los obstáculos casi Insuperables que le salen al paso ha podido termi- nar su octavo grado. iprnídiatamenta se adiestró en un oficio con la esperanza de ga- nar la bastante para reunir nueva- mente a su familia. Sus esfuerzos hasta la fecha han sido infructuo- sos. Su único deseo es reconstruir su hogar y levantar asi el espíritu decaldo de su padre. Necesita tra- bajo. Abnegación de abuela Esta abuelita es sola, sin una mano amiga, ni familiar que la ayude. Vive con sus dos nieteci- tos, de siete y ocho años de edad: una parejita én quien cifra ella todo su cariño y sus esperanzas. El mayor, de ocho años, es un caso sospechoso de tuberculosis pulmonar. La abuelita se deses- pera al ver carecer de alimentos a sus nietos, a quienes no desea separar de su lado. Confia en que aún existen almas buenas y sus nietos *ho perecerán de hambre. A pesar de sus muchos" años. ella lava alguna ropa y paga el al- quiler de la habitación; ¡pero es tan escaso !o que logra reunir! Con $15.00 mensuales se manten- drían unidos abuela y nietos. ¿Qué ofreces tú. lector? Se busca: ¡Un hogar! Jesusa a los 68 años de edad se encuentra enferma, sin recursos, sin familiares y sin hogar. Su úni- co techo con unos pedazos de en- cerado sobre un pobre camastro en un rinconclto de una de nues- tras barriadas más pobres y des- oladas. Es victima del hambre, la hume- dad y la miseria. ;Con $200 podríamos levantarle un hogar y librarla de tanto dolor. Sacrificio de madre Amalia, Joven, agraciada y muy hacendosa, es viuda desde hace un año. Madre de 5 hljltos. todos me- nores, ha pasado por la terrible prueba de tener que repartirlos entre algunas familias que. aun- que pobres también, les proporcio- nan pan y abrigo. La madre vive en un sitio donde las facilidades de trabajo más <n- "dependlente aon escasas, y aufre por esta dispersión obligada da 10 pequeña familia. Ella podría tra- bajar en una fábrica de enlatado que hay en las cercanías, pero oo dispone de tiempo pues ayuda y hace mandados en las casas donde les facilltsn albergue a ella y a sus hijos. La vida asi es muy doloro- sa para Amalia que no tiene más ambición que vivir bajo un solo techo. Con muy poco dinero ayudarli- moa a esta madre a ver su deseo cumplido. Árbol fuerte LeLonor es una anciana de 30 años da edad, tronco dt una fami- lia honrada. Ha recogido en tu hogar a sus dos hijos: María, viu- da, con 4 niños; Lorenzo, muy en- . ferino, con su esposa, que espera un nuevo vastago, y cinco hijos más. La enfermedad y el desem- pleo Incapacitan a esta familia pa- ra ganarse el sustento. Les une sin embargo un fuerte vinculo fami- liar. La abuela, de dura raigam- bre, les mantiene unidos contra todo azote. ¡Si pudiéramos ayudarla en tan valerosa lucha! Cuatro hermanitas Miguel, de 14 aftor; Lucas, de 13; José, de 10 años; y Rafael,'de 3. encuentran desamparados. José, el padre, está en un Sanatorio An- tituberculoso atacado por la te- rrible plaga blanca. Luisa, la ma- dre, sufre de la misma enferme- dad. Vive apesadumbrada por la imposibilidad de poder ganar el sustento de sus hijos, por su falta de salud, por las muchas privacio- nes que sufren y lo que es más cruel para ella, por haberse visto obligada a separarse para siempre del nfás pequeño, cuando tenia só- lo varios dias de nacido. Este es- tado de cosas ha determinado »¡n ella un desequilibrio nervioso qua se acentúa cada vez más. La abuela, anciana y ¿obre, ha amparado a tres da los hijos, y aunque de lejos, vigila y cuida de otro de tres años, que aún perma- nece con la madre. Urge reunir a los cuatro herma- nos en un mismo hogar y ayudar para su sostenimiento con una cantidad regular semanalmente. Grave dilema Juan, el padre, es un tuberculo- so que ambula por las calles y se resiste a ingresar en un hospital. Miguela, la madre, cuida sola de sus cuatro hijos de 10; 5; 3 y 2 años. Carente de recursos de alo- ja en una casucha miserable. Vive la madre acuciada por el temor de que el padre de sus hijos vuelva al hogar. Ve le salud de ellos peligro inminente y piensa que es preferible que el padre con- tinúe ambulando, y que sus hijojs se salven del contagio de la tuber- culosis. Ella sólo puede aportar para los gastos de su familia un dólar y cincuenta centavos semanales, que gana en ocupación que requiere gran esfuerzo físico. La abuelita materna de los niños, (siempre las bondadosas abuelas;, encorvada y triste consigue algunos centavos, y con ellos mitiga el hambre de sus nietecitos. ¡Cuadro desolador que se pre- senta ante nuestra vista! Un pa- dre enfermo sin medios de protec- ción para sus hijos, lleva sobre sus hombros el pesado fardo del deber sin poder cumplirlo. Una madre que sacrifica su amor de esposa, por salvar la salud de sus queri- dos hijos. Niños que carecen de alimentos y de un hogar; y, una anciana abuela que mendiga para ayudar en algo! Migdalia Migdalia sufrió muy rudo golpe cuando apenas contaba ocho años. La tuberculosis le arrebató a su madre, único sostér. del hogar, pues su padre las habla abandona- do muchos años antes, sin que ja- más se haya sabido su paradero. El hogar se convirtió en ruinas. Los cuatro hermanitos menores fueron repartidos entre familiares pobres que por caridad, y casi sin poder, se hicieron cargo de ellos, y ella fué colocada en una institu- ción para niñas huérfanas. Hoy Migdalia es una señorita dispues- ta a lanzarse a la lucha por la vi- da. Ambiciona poder reconstruir aquel hogar en que pobremente pasara, quizás, los dias más felices de su vida y. reunir de nuevo a sus hermanos a quienes ella, como hermana mayor, espera encauzar por buen camino. No quiere que sean por más tiempo carga para sus parientes pobres. Sabe coser y quiere comprar una máquina para poder trabajar en su hogar sin descuidar a sus hermanos. Necesitamos una maquina de co- ser y $35.00 para empezar a equi- par el hogar y cubrir sus primeras necesidades al salir de la institu- ción. Noble aspiración Lola ha -.ufrldo mucho. Total- mente ciega, ha tenido que sufrir una serie de operaciones peligro- sas para sólo poder distinguir hoy objetos y colores. Es alumna muy ejemplar y aprovechada, y tjene grandes aspiraciones. Desea e* t udi'ar. no sólo para satisfacción propia, sino con el fin de lueg% trasmitir sus conocimientos a sus compañeros ciegos, misión para la cual tiene buenas aptitudes. Cur- sa su primera año da Escuela Su- perior por el Negociado de Estu- dios Libres, y la Institución está en condiciones de conseguir una beca que consisten de albergue y enseñanza gratis en un colegio fuera del país. Podría obtener.'? también Ubre de coste el pasaje. Con $120 anuales para material de enseñanza y gasto* personajes «• completarla la cantidad requerida para que está niña realice sus as- piraciones. ¿A quién no Interesa cooperar por el bien de aquellos que no han tenido la dicha de ver? Ayudando a Lola contribuimos indirectamen- te a proporcionar maestros nuevos y medios de enseftaaría para las ciegos de nuestra isla. La fe salvM Rosa tiene un brazo y una pier- na inútiles a causa de uña menin- gitis cuando era pequeña. Huérfa- na, fué albergada en una institu- ción, pero su Impedimenta fisica no le permitió haeei grandes pro- gresos, de modo "que al salir care- cía de la preparación necesaria para -enfrentarse de lleno con los problemas de la vida. Su espirito altamente religioso le ha hecho resignarse con su suer- te, y" con profunda fe espera poder conservar a su lado, las dos tiernas criaturas que Dios puto en iu ho- ¿ar: Alma, de & y Noel, de 2 anos pequeña» criaturas-que sólo tienen en el mundo el inmenso ca- riño de su desventurada madre. A pesar de su incapacidad fisica Rosa quiere trabajar con una pe- queña crianza de cerdos que la produzca lo suficiente para man- tener intacta su pequeña familia. Necesita poco para empezar. La cieguita de la vox melódica Elena se graduará esta año de octavo grado en una escuela para Niños Ciegos. Posee grande apti- tudes para el canto y la música. Desea aprender ambas cosas para después ganarse el sustento de su madre y hermanos, quienes son para ella motivo de gran preocu- pación, porque desea verlos felices y contentos. La cantidad de ciento cincuen- ta dolores serla una buena apor- tación para dar comienzo a una obra Un laudable. El año panado un donante generoso contribuyó con $5.00 <fue están aún en depósi- to es espera de otros donativos. Elena que es cieguita, piensa en su madre y hermanos, ¿Quién pen- sará en ella, ayudándola a ver rea- lizadas sus aspiraciones de ser ma- estra de Canto y Música para lue- go ser el amparo de sus familia' res? Gemelas Hace unos cuantos años Cándi- da y Dolores, dos gemelas huérfa- nas de padre y madre, quedaron al cuidado de la abuela. Eata, sa- crificándose en su deseo de man- tenerlas a su lado, logró con mu- cho esfuerzo colocarlas en un or- felinato. Hoy están crecidas, saludables, bien parecidas, y poseen cierta preparación para ganarse decente- mente la vida. La abuela, mus vieja y menos fuerte hoy, las espera para que le sirvan de báculo.^,Pero no tiene nada que ofrecerías en lo que es- tas jóvenes se encaminan. Se necesitar» $55.00 para afron- tar las necesidades del momento! ¿Quién los aportará? Hogar, por ti suspiro... Un rostro de niño dulce y bue- no es el de Enriquito D., pero se nota ansioso. Parece como si bus- cara algo que no encuentra. Por azares del destino hace años quedó huérfano de madre. Su padre habla abandonado el hogar. No se na sabido más de él. Conserva el ni- ño gratos recuerdos de su hogar destruido, y guarda retratos, pos- tales, cartas, que son elocuente símbolo en su vida. Todo su afán se cifra en encontrar a su padre y vivir en un hogar. Desde su más tierna infancia ingresó' en un or- felinato como "mascota'*, por no tener siquiera la edad mínima re- querida y ahora su permanencia allí se hace larga y tediosa. A este niño nunca la ha procu- rado familiar alguno. Es Inteli- gente, obediente y amable. Con $.5.00 mensuales por algún tiempo se podria pagar un hogar adecua- do para él, mientras se realizan otras gestiones para localizar a su padre. No es fuerte Enriquito. Los médicos le prescriben un régimen de vida sedentaria. ¿Dónde irá a parar cuando salga del orfelina- to? ¿Ehcontrá alguna ves a su padre? Mirando hacia el porvenir Miguel F., Ingresó hace años en una institución, enfermizo, débil, huérfano de madre tuberculosa. Todo lo que se ha hecho para loca- lizar familiares suyos, ha sido in- útil. Nunca ha sentido el calor de un hogar, y al salir de la Ins- titución vivirá solo hasta que for- me el suyo propio. Ahora Miguel tiene 17 años y conoce un oficio, pero le sirve de poco pues se le pide vasta expe- riencia cuando va a colocarse. Mi- guel está seguro de que si monta su propio negocio se hará de bue- na clientela, porque ha aprendido bien su oficio. Pero ¿quién lo ayu- dará? El ha sido simepre un mu- chacho delicado y no podrá hacer trabajos fuertes. Necesita practi- car su oficio, ya como principlan- te o como su propio patrono. Nene- sitará alrededor de $50.00 que ¡o encaminarían hacia una vida útil y feliz. La gran plaga blanca La campaña de EL MUNDO en las Navidades del Año 1937, ende- rezó en parte la situación de Mi- rla, de 66 años de edad, viuda, y de sus cinco hijos, cuatro enfermos de tuberculosis. $25.00 dieron comienzo a un pe- queño negocio que proporciona- do pan a sus hijo? enfermos, ys bastante mejorados, y que ella es- pera no sigan la ruta de los pri- meros tres fallecidos victimas de la misma enfermedad. El pago de na bono por la canti- dad de $40.00 a la muerte de uní de sus hijas, nace ya varios años. se utilizó en hacer reparaciones y pintar la casa, que se encontrase muy deteriorada y en pésimas, con- diciones higiénicas. Se hace necesark continuar 'a ayuda a esta buena madre y a sus cinco hijos, de manera que» ella pueda seguir su defensa ronira a miseria y la horrible plaga blan- ca. La carga de los años Luisa Pérez es ya conocida. Es la aneianita a quien alumbró ei sol de la felicidad al cerrarse nues- tra Campaña de loa Casos Nece- sitados en las N-.vidades del año 1937. Una alma buena tendió su mano para sostener a esta anciana que descendiendo los úlitlmos peldaños de su vida, encontrábase sin hosjar y alimentos. $35.00 cubrieron el pago del i¡- quller de casa por el término de un año; un bono de 40 centavos semanales*» para alimentos, dona- dos por la Sociedad de San Vicen- te de Paúl han sido una valiosa contribución. Otraa manos gene- rosas han ayudado a completar la obra. Precisa continuar favoreciendo a Luisa. Esperanza remota Laura estará preparada para ganarse la vida dentro de poco. De ella dependen su madre ciega y tres hermanitos, físicamente dete- riorados por la extrema pobreza. elevado rango ¿oclal que no io aceptan como familiar. Los parlen- tes maternos, que lo quieren, están cargados de hijos y no tienen re- cursos económicos. Ama loa libros y siente un placer infinito con alguno que sabe pro- piedad suyo. Sv rostro, siempre triste y pensativo, se torna alegre ante la perspectiva de tener un li- bro nuevo en sus manos. Se con- fuera de las limosnas que almas buenas le dan. Iris, la mayor, .orna un curso de ama de llaves y espera ttrminarlo a fines de este año. Está deseosa de ayudar a sus hermanitos para que no lo pasen tan mal. Se necesi- tan por lo" menos $10.00 mensuales en lo que lns termina su curso y consigue trabajo para que esta an- ciana y los dos nifíitos no sufran UX LLAMAMIENTO CORDIAL Hagamos más noble nuestra alegría. Una pequeña suma proporciona- rla hogar donde reunir esta fami- lia, con Laura haciendo las veces de jefe y proveedor. Lucha sin tregua Regino C, de 38 años de edad, de oficio industrial y con estudios de octavo grado, es casado y pa- dre de siete hijos. La herencia o el medio, y acaso les dos, determi- naron su reclusión en un hospital de donde fué dado de alta. Amella, la esposa de 28 años de edad, sufre de la vista y padece una afección nerviosa, lo que es explicable por los sufrimientos y grandes privacíonee que marcan su vida. Los hijos: Luisa, 12 años, estu- dia séptimo grado; Dolores, de 11; forma empero con libros usados y ni aún estos posee... Para ayudar a este Joven en sus estudios de escuela superior duran- te 4 años se necesitan $50.00, por- que tiene asegurado ya un hogar por el tiempo que duren sus estu- dios. Amor con amor se paga La familia se compone de la ma- dre, Victoria, viuda y enferma; tres hijos propios, Margarita, de 20 años de edad; Augusto de 18; y Elisa de 17; y una hija de crian- za, Ruth, de 10 años, huérfana a la cual adoptaron ella y su esposo antes de morir éste y cuando «u situado les permitía hacer esta obra de caridad. DONATIVOS RECIBIDOS A continuación damos a nuestros lectores una lista de loe dona- tivo* recibidos hasta la fecha por el Negociado de Bienestar Social, destinados a socorrer loe casos presentados en esta página: Una amiga, $7.00; un amigo. $10.00; N. Quiñones Caneando, $8.00; Empleadoa del Negociado de Bienestar Social, $13.50; F. A. IbAfies, $5.00; Amparo Fernández Náter, $2.00; Vllaes Martines, de Cagues, un plano para la Cieguita de la vos melódica; una amiga, una máquina, "Singer" para Migdalia: Rafael Nadal, $1.00; una ami- ga, $5.00; Maria de loa Angelen Cartilla, $1.00; Dr. M. Pujadas Dias, $8.00; Fernando Caltmano VI Modas, de Guáyame, $10.00; F. Para- cchinl, de ronce, $10.00; Mariano H. Ramírez, de San Juan, $5.00; Wllllam Munch, de San Juan, $25.00; Asociación de Productores de Azúcar a travéa de au presidente señor A hoy Benitos, S50.00; •T. Benítci Cintos, de San Juan. $10.00; Alfredo Remires de Are- llano, $2.00; George Sanders, si.00: Enrique Trigo, X5.00; Boni- facio Sánchez, de AI bonito, $2.00; K. M. Vasallo. $8.00; 8. Mar- tin, de Fajardo, $0.50; Isnhcl A. de Agullar, $3.00; Patria E. Tló, $1.00; FÓUx !•:. Tló, $8.00; Dr. M. García de Quevedo, $2.00; Tomás Pabón Seda, a nombre de la Asociación del Zapato Escolar de San Germán, $5.00; una simpatizadora, $2.00; Coronel Enrique de Orbeta, $1.00; Jaime Calaf Collazo. $10.00; Manuel San Juan, $50.01.; José Coll Vidal. 885.00; Carlos Lula Claussella y esposa. $1848; Rosarlo P. de Miró, $5.00; Eugenio Aatol, $1.00; Martin Trn* vi eso, $5.00; Pedro Orpl, $2.00; Rafaela Meléndes, $1.00; niño Coo- kle Respaldo Navas, de Agulrre. 82.00; Juan Orris Perlcchl, $20.00; Ángel M. Pabón, de San Juan, $1.00; Joeé Osear Bravo, de Maya- giles, $10.00; San Miguel Hermanos, de Bayamón, $5.00; Tienda Kleln's, de San Juan, $10.00; una amiga, $1.00; Miguel A. García. Méndez, $5.00; Conchita G. de Nido, $2.00. Amella, de 9; Irene, de 8; Jorge, de 6; Francisco, de 5; y Julio de 1 años. Los cinco mayores asisten a la escuela y son aprovechado; . Regino. vuelve al hogar para en- contrar una situación de pobreza > miseria, complicada seriamente con ia enfermedad de Amella, quien manifiesta y., síntomas que lo preocupan. Esta situación de- termina una recalda en su enfer- medad, que lo conduce nuevamen- te al hospital, repitiéndose la lar- ga separación. La madre y sus siete hijos que- dan detrás con sus problemas. Ella lucha sola y ve con tristeza cómo se desmorona su hogar. Con una pequeña cantidad men su al contribuir* a llevarse pan y tranquilidad a esta familia hon- rada. Ansiedad Alberto J.. fué uno de los hono- res de su clase en octavo grado y desea vivamente hacer sus estu- dios de escuela superior.- Sus pa dres murieron de tuberculosis pul- monar, y los trej hermanitos me- nores veri en Alberto su único sos- tén en el futura». . Alberto.tisjfce chpra -hogar y au- mentos, pero sus protectores no pueden enviarlo a la escuela. Por ironías del destino, el muchacho está emparentado con personas de La muerte-prematura del espo- so dejó a la viuda sin recursos, que hubieran de utilizarse en el pago de deudas que dejaran a salvo e! nombre de la familia. e Victoria ha recorrido la gama de todos los trabajos rudos para qu? sus hijos no pasase, hambre. En- ferma, luego, vino la inevitab.e ca- tástrofe: la familia repartida; el a sola con el hijo menor, Agusto, jo- ven ya de J.8 años, fuerte, dispues- to para, el trabajo, que no llega. Tampoco llega ocup-ción remune- rada para Elisa, dada de alia por haber cumplido la edad reglamen- taria en la Inst' ución donde fué recluida y educada. AOa están fuera del hogar laa> dos más pequeñas, quienes no pue- den visitarlo, .ii aún de vacaciones, por ia escasez Imperante allí. Au- gusto y Elisa quieren, y merecen, una oportunidad de trabajo para recompensar a su madre de los enormes sacrifleirj que por ellos ha realizado. L'bradas del arroyo Huérfanas de pcclre, la madre demente. Iris. Natalia y Cielito n- gresaron en un hogar para' ñaños desamparados. Sos dos hermani- tos menores, 5 y 7 años viven con una tía abuela, anciana ya, sin recursos pera su sostenimiento, tanta necesidad. Sombras por todas partes Las sombras no se han disipado aún. Luisito no podrá recobrar la vista. Con $5.00 asignádoles en la Campaña de Navidad pasada com- praron una plancha eléctrica para que la madre hiciese su trabajo con mayor comodidad, y e". sobran- te se invirtió en el pasaje de Luisi- to a un pueblo de la isla, donde pa- las vacaciones y sanó mucho en salud. Luisito se da cuenta de los fre- cuentes cambios de domicilio de su buena mamá y se pregunta a dón- de irán los dos cuando la institu- ción que lo alberga decida que ha llegado el término de su residen- cia allí. Soledad Enfermo de ambas piernas y áin recursos económicos y medios para ganarse la subsistencia. Viudo con dos hijos que ingresarán en un ho- gar para niños desamparados. Juan quedará solo. Debemos ayu- darle a sostener la pesada carga de su vida, ya qi - no podemos per- mitir que decaiga más por el peso del sufrimiento y el dolor. Necesita pan y un hogar, ¡AYUDÉMOSLE! Horizontes perdidos Samuel, tuberculoso de muchos años, estuvo recluido en un Sana- torio durante once meses; fué uno de.los casos más necesitados de .a Campaña de Navidad en ei año 1937. Se le asignaron cincuenta dóla- res con el fin de levantar un pe- queño hogar de su propiedad pues él ya cansado de su larga estancia en el Sanatorio' se resiste a volver allí. f La fatalidad continúa persiguién- dole. Tan pronto empezó a levan- tar su casa y a dedicarse al duro trabajo de ayudar en ia parle Je carpintería, su salud se quebrantó. Volvió a hacer su aparición la te- rrible enfermedad, y ahora Samuel tiene que permanecer ^n cama. Paralizada la construcción de <a casa y con el diñen aún no inver- tido s5 hizo necesario proporcionar alimento:. Kl hogar quedó sin ter- minar. Se solicita una nueva tentativa, una ayuda para terminar la cas» empezada, y, jue el pobre enfermo encuentre un albergue seguro don- de poder vivir tr iquilo el resto de los d(a.s de su penosa existencia. Uno de tantos El padre murió tuberculoso. La madre contrajo la enfermedad cui- dando de su esposo. Penosos tra- bajos para sostenerlo a él y a sus cinco hijos entre 14 y 4 años de rio. Allí estará pa evitar el con- tagio a sus hijos para dejarlos huérfanos por com.leto. Se ha conseguido ingreso en Instituciones, a (tos de ellos. La mayor ha en- contrado albergue en una casa le familia, donde por sus servicios a atienden y la cuidan. Los dos me ñores. Carlos, 5 años; y Amelia, de 4. han quedado al amparo de unos vecinos; éstos, sin - embargo, son pobres y habría que ayudarlea pa- ra que cuiden dr los niños mien- tras la madre se reintegra al ho- gar del Sanatorio, donde se le re- Diciembre inicia la jornada de alegría tradicional para la conmemoración de lawNavidad en todos los pueblos cris- tianos. El júbilo legítirrro que experimentan los pueblos for- mados en la fe de Cristo cuando se conmemora el nacimien- to del Señor, no debe circunscribirse a loa individuos y a los círculos que por si mismos pueden proporcionárselo con los recursos que la vida ha puesto a su alcance. Jesús mismo, en el acto del nacimiento, dio origen al júbilo de la Navidad en la paja del humilde establo que escogió por cuna. A ras de esa misma humildad se acuna también el dolor humano, la angustia de los infelices, la amargura de los necesitados, la desolación que lleva el fracaso a los hogares y las vidas de- rrumbados o a punto de derrumbarse al empuje de la mise- ria. Un poco de nuestra alegría de Navidad, inspirada «n la teoría básica del Cristianismo— "ama a tu prójimo como a ti mismo"— puede acudir en auxilio de esos seres que vivan en el mayor desamparo y reintegrar sus existencia* a la nor- malidad y a la dicha. La máxima de amor de Jesús pida para ellos un poco de la alegría de todos. El Negociado del Bienestar Social viene presentando a través de EL MUNDO, a hy caridad pública, una serie de ca- aos cuya dolorosa realidad clama por la ayuda inmediata de las almas generosas. Todos estos casos han sido investigados riguro- samente por los funcionarios del Negociado de Bienestar So- cial y se presentan al sentimiento piadoso de nuestro pueblo en términos sencillos. Su intenso dramatismo naca de la trá- gica realidad, de la cruda y agria realidad desesperada en que todos y cada uno de esos seres infortunados tienen que girar en la vida, próximos a nosotros, en cualquier rincón o en cual- quier sitio céntrico de la ciudad, rozándonos con su angustia, que si lograra ganar nuestra atención también sentiríamos punzándonos la conciencia hasta hacernos sufrir el mismo dolor físico y espiritual que ellos experimentan. Ahí están agrupadas las historias de todos, trazadas en unas cuantas li- neas, que bien podrían ser bocetos para los más conmovedo- res relatos de la novela realista de ¿ola o el cuento fantásti- co de Poe. Al auspiciar esta iniciativa, el Negociado de Bienestar Social del Departamento de Sanidad apela al sentimiento de la piedad portorriqueña para que nuestros conciudadanos contribuyan a aliviar la angustiosa situación de alguna o al- gunas de las personas que estimen más necesitadas de auxilio o aporten su óbolo para la formación de un fondo general des- tinado al socorro de todas las que figuran en los casos estu- diados. Es pertinente anotar que muchos de estos caaos de ex- trema indigencia pasan generalmente inadvertidos para el público, porque se refieren a menesterosos que no divulgan su dolor. Se trata, en efecto, de personas que muchas veces sucumben obligadas por el pudor, que les cohibe dar a cono- cer sus perentorias necesidades. Como dijéramos en otra ocasión en que destacábamos el deber social que todos tenemos de acudir en auxilio de estas personas, no puede pretenderse que las instituciones de Go- bierno y Pa beneficencia pública asuman la obligación de so- correr a todos los que han menester de ayuda. La caridad pri- vada, ejercida con noble desinterés, tiene una fecunda labor que realizar en favor del indigente, del olvidado, del enfer- mo, del que tiene nobles aspiraciones y carece de medios pa- ra llevarlas a cabo. La época es propicia para estos sentimien- tos. En la temporada de Navidad procuran los pueblos cris- tianos las mayores satisfacciones. Es indudable que ninguna produce tan íntima complacencia como el ejercicio de la ca- ridad, que nos concede el goce de contribuir a remediar mise- rias, a aliviar infortunios, a mitigar callados dolores, a lle- var un poco de pan, de salud, de alegría, de bienestar, a los desheredados de la fortuna que han menester de estas cosas. En esta época resulta más oportuna la piadosa obra porque ahora se vuelve más profunda la angustia de los que nada tie- nen en contraste con la satisfacción de los que pueden rega- larse y disfrutar de todos los regocijos naturales de la Na- vidad. Reiteramos la afirmación de que para las personas cu- yos medios materiales les permiten gozar de todos los place- res y diversiones de la época, esta humanitaria iniciativa de- para una buena ocasión de poder sentirse más complacidos en su interior a! saber que, con su óbolo para el fondo de los ne- cesitados, esa felicidad que ellos disfrutan también la com- parten a su manera tantos y tantos infelices que, de otra suer- te, no tendrían en sus vidas angustiadas ese motivo de con- tento que ha de ofrecerles la caridad privada. Reiteramos nuestro cordial llamamiento al espíritu da caridad de nuestro pueblo para que contribuya espontánea- mente al buen éxito de esta piadosa campaña. Acudamos to- dos con un poco de nuestra alegría de Navidad hasta estos infortunados, cuya felicidad acaso depende de la generosi- dad con que respondamos a esta llamada. Allí quedan Eloísa, incapacitada para ganar el sustento de sus pe- queños hijos; ella minada por la enfermedad que la aqueja y tortu- rado el espíritu por la falta del apoyo del compañero, y sus hijos huérfanos de pan y abrigo. Pablo ejemplar También los hombres suelen en- contrarse en situaciones difieles haciendo papel dt madrea caando falta la espota. Maria musió de- jando huérfanos dt su cariño, y cui- dado a Reinaldo y sus nueve, hijos, todos pequeños. El problema, as se- rlo. El desempleó habla hecho au presa en el hogar de Reinaldo y la casita anhelada quedó a medio pa- sar. % Una casita anexa que Reinaldo construyó para un pequeño nego- cio hubo de ser arrendada para allegar recursos. Ei padre prefiere cuidar él mis- mo de sus hijos y sueña con ¡a compra del negocio establecido en su casita para estar siempre a la mira dt su numtrosa prole. $15.00 bastarían para realizar es- te plan. r », Hogar que se desquicia.,. Amallo, de 69 años, casado, padre de 7 hijos; inactivo a cauta de un padecimiento "de hace muebea años. La esposa, Rosa, tiene ' 43 «*ftos, y está dada dt alta como "deteni- da" de un hospital tuberculosis. Dt oficio cocinera, no le ha sido posi- ble por razones obvian,- volver a su ocupación. Son sus hijos. Amallo, de 17 años, que abandonó el hosjar por hacér- sele ya pesada la carga de ayudar y sostener a sus buenos padres; Lucia, de 16 años, también deser- el hogar; Miguel, de 15 años, un deficiente mental, ambula por las calles de la ciudad. Lor otros - hijos tienen de 11; 10; 6; y 8 años. El hogar seguirá desquiciando** si no se acude en auxilio dt los hijos más pequeños. tiene casi a la fuerza, pues se pre- ocupa mucho por la sueite dt sus dos hljitos. ¿Se negarla usted a contribuir al restablecimiento de una enfer- ma y al bienestar de dos criaturas privadas, hoy, del c»lor msterno? Terrible amenaza Pedro Martínez, de 42 años, tu- berculoso grave en un Sanatoro. Emilia, la esposa, de 36 años. j s un caso sospechoso de tuberculo- sis pulmonar. La hija mayor corre la misma suerte de la madre. La segunda, falleció hace poco, victima de :a Implacable enfermedad. Hay dos niños más pequeños, uno de 8 y otro de 6 años, en perfecta salud hasta .'a fecha. C recen de ali- mentos y no tienen hogar para 'i- brarse de la terrible amenaza que pesa sobre ellos... Obscuro porvenir Ernesto, de 65 a'os de edad, pa- dece de sprue desde hace muchos años. Su esposa, Ricarda, de 38, sufre de tuberculosis pulmonar v está bajo tratamiento de neumoto- rax ambulatorio, al que responde bien, a pesar de qut sus labor*.» domésticas le impiden descansar según consejo del médico. Tienen cuatro hijos: Ricarda, de 20 años; José de 19; Esteban, de 17; y Leo- nardo, de 13. Los dos mayores, sin trabajo permanente, sanan apenas io suficiente para los alimentos de la familia. La hija' mayor ha quedado sin trabajo en el taller dt costura por motivo de la presente situación de esta industria. La pequeña casa, propiedad de il familia, está hipotecada en 8200 00 y temen perderla, pues no han podido pagar los Intereses, y la hi- poteca vence ya Deserción Juan, ef padre, dio la espalda si problema de,la familia y desapa- reció del hogar. , . '..¿.....V^ <*,^> VI

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EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 18 DE DICIEMBRE DE 1938.

Los más necesitados esperan su auxilio

El desamparo de unos seres huer- tanos de todo recurso para luchar centra su propia adversidad conmo- vió profundamente un día a Ádolph & Oche, director entonces del "New York Times", y el gran periodista d« Nueva York hizo un fervoroso llamamiento al espíritu caritativo del pueblo de su ciudad, pidiendo un poco de la alearía, que es gene- ral en la época de la Navidad, para Ion desamparados de la fortuna. Los corazones humanitarios res- pondieron con prontitud, y la Sene- far.tora iniciativa culmina en un fe- cundo éxito, al extremo de que Adólph S. Ochs la hizo norma de su periódico, repitiéndola toaos los afios. Ante casos idénticos a los que conmovieron profundamente el sen- timiento caritativo del director del ■'Kcw York Times", y en la impo- sibilidad por parte del Gobierno de atenderlos eficazmente, el Negocia- da de Bienestar Social del Depar- tamento de Sanidad consideró opor- tuno desarrollar en Puerto Rico la wijffld iniciativa. El año pasado, j<ara enia misma temporada, a tra- Vét de las columnas de EL MUN- DO, rí Neoociado de Bienestar So- cial hizo su humanitario llama- miento, y el resultado de aquella campana se dio a conocer en una de las pasada* ediciones de este diario, cuando presentamos los ca- sos meritorios que nuestro pueblo debe socorrer, llevándole este ano UN poco de su alegría de Navidad, Hoy volvemos a insistir en el lla- mamiento que debe encontrar res- puesta en toda alma caritativa. Ca- da uno de estos desventurados se- rrs confía en que nuestro pueblo acudirá en su auxilio, y está espe- rando la ayuda que todos habremos de llevarle.

Larga espera Enriqueta, de 40 años de edad,

es madre de cuatro niftoi. Miguel, tu esposo, tiene 50 anos. Fué una vez empleado con un sueldo que 1 e permitía vivir decentemente. Hoy está en ausencia forzosa del hogar y no regresará por varios afkos. La atribulada esposa y los hijos son /Ictlmas de estas terri- ble» circunstancial.

Sola con aus cuatro hijos varo- nas, Rafael, de 13 años de edad; Miguel, de 12; Francisco, de 9; y Osvaldo, de 5; lucha Enriqueta de- nodadamente por el sostenimien- to de su familia.

Espera ansiosa el retorno de su esposo al hogar; pero mientras tanto, ¿qué será de esta madre y de sui cuatro hijos? Sagrada misión

Irene tiene sólo 19 años; pero hace ya algún tiempo que la muer- te de la madre la ha convertido en guia de su familia.

El padre, hombre laborioso que gano el sustento de su familia una vez, está hoy enfermo, sin trabajo, triste y desalentado. El hogar se derrumbó. El padre y sus dos hi- jo.», de 14 y 12 años se resguardan en un zaguán, donde la caridad les permite exis^

Irene encerró amparo en un hogar amigo y contra todos los obstáculos casi Insuperables que le salen al paso ha podido termi- nar su octavo grado.

iprnídiatamenta se adiestró en un oficio con la esperanza de ga- nar la bastante para reunir nueva- mente a su familia. Sus esfuerzos hasta la fecha han sido infructuo- sos. Su único deseo es reconstruir su hogar y levantar asi el espíritu decaldo de su padre. Necesita tra- bajo. Abnegación de abuela

Esta abuelita es sola, sin una mano amiga, ni familiar que la ayude. Vive con sus dos nieteci- tos, de siete y ocho años de edad: una parejita én quien cifra ella todo su cariño y sus esperanzas.

El mayor, de ocho años, es un caso sospechoso de tuberculosis pulmonar. La abuelita se deses- pera al ver carecer de alimentos a sus nietos, a quienes no desea separar de su lado. Confia en que aún existen almas buenas y sus nietos *ho perecerán de hambre.

A pesar de sus muchos" años. ella lava alguna ropa y paga el al- quiler de la habitación; ¡pero es tan escaso !o que logra reunir!

Con $15.00 mensuales se manten- drían unidos abuela y nietos.

¿Qué ofreces tú. lector? Se busca: ¡Un hogar!

Jesusa a los 68 años de edad se encuentra enferma, sin recursos, sin familiares y sin hogar. Su úni- co techo con unos pedazos de en- cerado sobre un pobre camastro en un rinconclto de una de nues- tras barriadas más pobres y des- oladas.

Es victima del hambre, la hume- dad y la miseria.

;Con $200 podríamos levantarle un hogar y librarla de tanto dolor.

Sacrificio de madre Amalia, Joven, agraciada y muy

hacendosa, es viuda desde hace un año. Madre de 5 hljltos. todos me- nores, ha pasado por la terrible prueba de tener que repartirlos entre algunas familias que. aun- que pobres también, les proporcio- nan pan y abrigo.

La madre vive en un sitio donde las facilidades de trabajo más <n-

"dependlente aon escasas, y aufre por esta dispersión obligada da 10 pequeña familia. Ella podría tra- bajar en una fábrica de enlatado que hay en las cercanías, pero oo dispone de tiempo pues ayuda y hace mandados en las casas donde les facilltsn albergue a ella y a sus hijos. La vida asi es muy doloro- sa para Amalia que no tiene más ambición que vivir bajo un solo techo.

Con muy poco dinero ayudarli- moa a esta madre a ver su deseo cumplido. Árbol fuerte

LeLonor es una anciana de 30 años da edad, tronco dt una fami- lia honrada. Ha recogido en tu hogar a sus dos hijos: María, viu- da, con 4 niños; Lorenzo, muy en-

.

ferino, con su esposa, que espera un nuevo vastago, y cinco hijos más. La enfermedad y el desem- pleo Incapacitan a esta familia pa- ra ganarse el sustento. Les une sin embargo un fuerte vinculo fami- liar. La abuela, de dura raigam- bre, les mantiene unidos contra todo azote.

¡Si pudiéramos ayudarla en tan valerosa lucha!

Cuatro hermanitas Miguel, de 14 aftor; Lucas, de 13;

José, de 10 años; y Rafael,'de 3. s« encuentran desamparados. José, el padre, está en un Sanatorio An- tituberculoso atacado por la te- rrible plaga blanca. Luisa, la ma- dre, sufre de la misma enferme- dad. Vive apesadumbrada por la imposibilidad de poder ganar el sustento de sus hijos, por su falta de salud, por las muchas privacio- nes que sufren y lo que es más cruel para ella, por haberse visto obligada a separarse para siempre del nfás pequeño, cuando tenia só- lo varios dias de nacido. Este es- tado de cosas ha determinado »¡n ella un desequilibrio nervioso qua se acentúa cada vez más.

La abuela, anciana y ¿obre, ha amparado a tres da los hijos, y aunque de lejos, vigila y cuida de otro de tres años, que aún perma- nece con la madre.

Urge reunir a los cuatro herma- nos en un mismo hogar y ayudar para su sostenimiento con una cantidad regular semanalmente. Grave dilema

Juan, el padre, es un tuberculo- so que ambula por las calles y se resiste a ingresar en un hospital.

Miguela, la madre, cuida sola de sus cuatro hijos de 10; 5; 3 y 2 años. Carente de recursos de alo- ja en una casucha miserable.

Vive la madre acuciada por el temor de que el padre de sus hijos vuelva al hogar. Ve le salud de ellos peligro inminente y piensa que es preferible que el padre con- tinúe ambulando, y que sus hijojs se salven del contagio de la tuber- culosis.

Ella sólo puede aportar para los gastos de su familia un dólar y cincuenta centavos semanales, que gana en ocupación que requiere gran esfuerzo físico. La abuelita materna de los niños, (siempre las bondadosas abuelas;, encorvada y triste consigue algunos centavos, y con ellos mitiga el hambre de sus nietecitos.

¡Cuadro desolador que se pre- senta ante nuestra vista! Un pa- dre enfermo sin medios de protec- ción para sus hijos, lleva sobre sus hombros el pesado fardo del deber sin poder cumplirlo. Una madre que sacrifica su amor de esposa, por salvar la salud de sus queri- dos hijos. Niños que carecen de alimentos y de un hogar; y, una anciana abuela que mendiga para ayudar en algo! Migdalia

Migdalia sufrió muy rudo golpe cuando apenas contaba ocho años. La tuberculosis le arrebató a su madre, único sostér. del hogar, pues su padre las habla abandona- do muchos años antes, sin que ja- más se haya sabido su paradero.

El hogar se convirtió en ruinas. Los cuatro hermanitos menores fueron repartidos entre familiares pobres que por caridad, y casi sin poder, se hicieron cargo de ellos, y ella fué colocada en una institu- ción para niñas huérfanas. Hoy Migdalia es una señorita dispues- ta a lanzarse a la lucha por la vi- da. Ambiciona poder reconstruir aquel hogar en que pobremente pasara, quizás, los dias más felices de su vida y. reunir de nuevo a sus hermanos a quienes ella, como hermana mayor, espera encauzar por buen camino. No quiere que sean por más tiempo carga para sus parientes pobres.

Sabe coser y quiere comprar una máquina para poder trabajar en su hogar sin descuidar a sus hermanos.

Necesitamos una maquina de co- ser y $35.00 para empezar a equi- par el hogar y cubrir sus primeras necesidades al salir de la institu- ción. Noble aspiración

Lola ha -.ufrldo mucho. Total- mente ciega, ha tenido que sufrir una serie de operaciones peligro- sas para sólo poder distinguir hoy objetos y colores. Es alumna muy ejemplar y aprovechada, y tjene grandes aspiraciones. Desea e* t udi'ar. no sólo para satisfacción propia, sino con el fin de lueg% trasmitir sus conocimientos a sus compañeros ciegos, misión para la cual tiene buenas aptitudes. Cur- sa su primera año da Escuela Su- perior por el Negociado de Estu- dios Libres, y la Institución está en condiciones de conseguir una beca que consisten de albergue y enseñanza gratis en un colegio fuera del país. Podría obtener.'? también Ubre de coste el pasaje. Con $120 anuales para material de enseñanza y gasto* personajes «• completarla la cantidad requerida para que está niña realice sus as- piraciones.

¿A quién no Interesa cooperar por el bien de aquellos que no han tenido la dicha de ver? Ayudando a Lola contribuimos indirectamen- te a proporcionar maestros nuevos y medios de enseftaaría para las ciegos de nuestra isla.

La fe salvM Rosa tiene un brazo y una pier-

na inútiles a causa de uña menin- gitis cuando era pequeña. Huérfa- na, fué albergada en una institu- ción, pero su Impedimenta fisica no le permitió haeei grandes pro- gresos, de modo "que al salir care- cía de la preparación necesaria para -enfrentarse de lleno con los problemas de la vida.

Su espirito altamente religioso le ha hecho resignarse con su suer- te, y" con profunda fe espera poder conservar a su lado, las dos tiernas criaturas que Dios puto en iu ho- ¿ar: Alma, de & y Noel, de 2 anos pequeña» criaturas-que sólo

tienen en el mundo el inmenso ca- riño de su desventurada madre.

A pesar de su incapacidad fisica Rosa quiere trabajar con una pe- queña crianza de cerdos que la produzca lo suficiente para man- tener intacta su pequeña familia.

Necesita poco para empezar. La cieguita de la vox melódica

Elena se graduará esta año de octavo grado en una escuela para Niños Ciegos. Posee grande apti- tudes para el canto y la música. Desea aprender ambas cosas para después ganarse el sustento de su madre y hermanos, quienes son para ella motivo de gran preocu- pación, porque desea verlos felices y contentos.

La cantidad de ciento cincuen- ta dolores serla una buena apor- tación para dar comienzo a una obra Un laudable. El año panado un donante generoso contribuyó con $5.00 <fue están aún en depósi- to es espera de otros donativos.

Elena que es cieguita, piensa en su madre y hermanos, ¿Quién pen- sará en ella, ayudándola a ver rea- lizadas sus aspiraciones de ser ma- estra de Canto y Música para lue- go ser el amparo de sus familia' res? Gemelas

Hace unos cuantos años Cándi- da y Dolores, dos gemelas huérfa- nas de padre y madre, quedaron al cuidado de la abuela. Eata, sa- crificándose en su deseo de man- tenerlas a su lado, logró con mu- cho esfuerzo colocarlas en un or- felinato.

Hoy están crecidas, saludables, bien parecidas, y poseen cierta preparación para ganarse decente- mente la vida.

La abuela, mus vieja y menos fuerte hoy, las espera para que le sirvan de báculo.^,Pero no tiene nada que ofrecerías en lo que es- tas jóvenes se encaminan.

Se necesitar» $55.00 para afron- tar las necesidades del momento! ¿Quién los aportará? Hogar, por ti suspiro...

Un rostro de niño dulce y bue- no es el de Enriquito D., pero se nota ansioso. Parece como si bus- cara algo que no encuentra. Por azares del destino hace años quedó huérfano de madre. Su padre habla abandonado el hogar. No se na sabido más de él. Conserva el ni- ño gratos recuerdos de su hogar destruido, y guarda retratos, pos- tales, cartas, que son elocuente símbolo en su vida. Todo su afán se cifra en encontrar a su padre y vivir en un hogar. Desde su más tierna infancia ingresó' en un or- felinato como "mascota'*, por no tener siquiera la edad mínima re- querida y ahora su permanencia allí se hace larga y tediosa.

A este niño nunca la ha procu- rado familiar alguno. Es Inteli- gente, obediente y amable. Con $.5.00 mensuales por algún tiempo se podria pagar un hogar adecua- do para él, mientras se realizan otras gestiones para localizar a su padre.

No es fuerte Enriquito. Los médicos le prescriben un régimen de vida sedentaria. ¿Dónde irá a parar cuando salga del orfelina- to? ¿Ehcontrá alguna ves a su padre? Mirando hacia el porvenir

Miguel F., Ingresó hace años en una institución, enfermizo, débil, huérfano de madre tuberculosa. Todo lo que se ha hecho para loca- lizar familiares suyos, ha sido in- útil. Nunca ha sentido el calor de un hogar, y al salir de la Ins- titución vivirá solo hasta que for- me el suyo propio.

Ahora Miguel tiene 17 años y conoce un oficio, pero le sirve de poco pues se le pide vasta expe- riencia cuando va a colocarse. Mi- guel está seguro de que si monta su propio negocio se hará de bue- na clientela, porque ha aprendido bien su oficio. Pero ¿quién lo ayu- dará? El ha sido simepre un mu- chacho delicado y no podrá hacer trabajos fuertes. Necesita practi- car su oficio, ya como principlan- te o como su propio patrono. Nene- sitará alrededor de $50.00 que ¡o encaminarían hacia una vida útil y feliz. La gran plaga blanca

La campaña de EL MUNDO en las Navidades del Año 1937, ende- rezó en parte la situación de Mi- rla, de 66 años de edad, viuda, y de sus cinco hijos, cuatro enfermos de tuberculosis.

$25.00 dieron comienzo a un pe- queño negocio que há proporciona- do pan a sus hijo? enfermos, ys bastante mejorados, y que ella es- pera no sigan la ruta de los pri- meros tres fallecidos victimas de la misma enfermedad.

El pago de na bono por la canti- dad de $40.00 a la muerte de uní de sus hijas, nace ya varios años. se utilizó en hacer reparaciones y pintar la casa, que se encontrase muy deteriorada y en pésimas, con- diciones higiénicas.

Se hace necesark continuar 'a ayuda a esta buena madre y a sus cinco hijos, de manera que» ella pueda seguir su defensa ronira a miseria y la horrible plaga blan- ca. La carga de los años

Luisa Pérez es ya conocida. Es la aneianita a quien alumbró ei sol de la felicidad al cerrarse nues- tra Campaña de loa Casos Nece- sitados en las N-.vidades del año 1937.

Una alma buena tendió su mano para sostener a esta anciana que descendiendo los úlitlmos peldaños de su vida, encontrábase sin hosjar y alimentos.

$35.00 cubrieron el pago del i¡- quller de casa por el término de un año; un bono de 40 centavos semanales*» para alimentos, dona- dos por la Sociedad de San Vicen- te de Paúl han sido una valiosa contribución. Otraa manos gene-

rosas han ayudado a completar la obra.

Precisa continuar favoreciendo a Luisa.

Esperanza remota Laura estará preparada para

ganarse la vida dentro de poco. De ella dependen su madre ciega y tres hermanitos, físicamente dete- riorados por la extrema pobreza.

elevado rango ¿oclal que no io aceptan como familiar. Los parlen- tes maternos, que lo quieren, están cargados de hijos y no tienen re- cursos económicos.

Ama loa libros y siente un placer infinito con alguno que sabe pro- piedad suyo. Sv rostro, siempre triste y pensativo, se torna alegre ante la perspectiva de tener un li- bro nuevo en sus manos. Se con-

fuera de las limosnas que almas buenas le dan.

Iris, la mayor, .orna un curso de ama de llaves y espera ttrminarlo a fines de este año. Está deseosa de ayudar a sus hermanitos para que no lo pasen tan mal. Se necesi- tan por lo" menos $10.00 mensuales en lo que lns termina su curso y consigue trabajo para que esta an- ciana y los dos nifíitos no sufran

UX LLAMAMIENTO CORDIAL

Hagamos más noble nuestra alegría.

Una pequeña suma proporciona- rla hogar donde reunir esta fami- lia, con Laura haciendo las veces de jefe y proveedor. Lucha sin tregua

Regino C, de 38 años de edad, de oficio industrial y con estudios de octavo grado, es casado y pa- dre de siete hijos. La herencia o el medio, y acaso les dos, determi- naron su reclusión en un hospital de donde fué dado de alta.

Amella, la esposa de 28 años de edad, sufre de la vista y padece una afección nerviosa, lo que es explicable por los sufrimientos y grandes privacíonee que marcan su vida.

Los hijos: Luisa, 12 años, estu- dia séptimo grado; Dolores, de 11;

forma empero con libros usados y ni aún estos posee...

Para ayudar a este Joven en sus estudios de escuela superior duran- te 4 años se necesitan $50.00, por- que tiene asegurado ya un hogar por el tiempo que duren sus estu- dios. Amor con amor se paga

La familia se compone de la ma- dre, Victoria, viuda y enferma; tres hijos propios, Margarita, de 20 años de edad; Augusto de 18; y Elisa de 17; y una hija de crian- za, Ruth, de 10 años, huérfana a la cual adoptaron ella y su esposo antes de morir éste y cuando «u situado les permitía hacer esta obra de caridad.

DONATIVOS RECIBIDOS A continuación damos a nuestros lectores una lista de loe dona-

tivo* recibidos hasta la fecha por el Negociado de Bienestar Social, destinados a socorrer loe casos presentados en esta página:

Una amiga, $7.00; un amigo. $10.00; N. Quiñones Caneando, $8.00; Empleadoa del Negociado de Bienestar Social, $13.50; F. A. IbAfies, $5.00; Amparo Fernández Náter, $2.00; Vllaes Martines, de Cagues, un plano para la Cieguita de la vos melódica; una amiga, una máquina, "Singer" para Migdalia: Rafael Nadal, $1.00; una ami- ga, $5.00; Maria de loa Angelen Cartilla, $1.00; Dr. M. Pujadas Dias, $8.00; Fernando Caltmano VI Modas, de Guáyame, $10.00; F. Para- cchinl, de ronce, $10.00; Mariano H. Ramírez, de San Juan, $5.00; Wllllam Munch, de San Juan, $25.00; Asociación de Productores de Azúcar a travéa de au presidente señor A hoy Benitos, S50.00;

•T. Benítci Cintos, de San Juan. $10.00; Alfredo Remires de Are- llano, $2.00; George Sanders, si.00: Enrique Trigo, X5.00; Boni- facio Sánchez, de AI bonito, $2.00; K. M. Vasallo. $8.00; 8. Mar- tin, de Fajardo, $0.50; Isnhcl A. de Agullar, $3.00; Patria E. Tló, $1.00; FÓUx !•:. Tló, $8.00; Dr. M. García de Quevedo, $2.00; Tomás Pabón Seda, a nombre de la Asociación del Zapato Escolar de San Germán, $5.00; una simpatizadora, $2.00; Coronel Enrique de Orbeta, $1.00; Jaime Calaf Collazo. $10.00; Manuel San Juan, $50.01.; José Coll Vidal. 885.00; Carlos Lula Claussella y esposa. $1848; Rosarlo P. de Miró, $5.00; Eugenio Aatol, $1.00; Martin Trn* vi eso, $5.00; Pedro Orpl, $2.00; Rafaela Meléndes, $1.00; niño Coo- kle Respaldo Navas, de Agulrre. 82.00; Juan Orris Perlcchl, $20.00; Ángel M. Pabón, de San Juan, $1.00; Joeé Osear Bravo, de Maya- giles, $10.00; San Miguel Hermanos, de Bayamón, $5.00; Tienda Kleln's, de San Juan, $10.00; una amiga, $1.00; Miguel A. García. Méndez, $5.00; Conchita G. de Nido, $2.00.

Amella, de 9; Irene, de 8; Jorge, de 6; Francisco, de 5; y Julio de 1 años. Los cinco mayores asisten a la escuela y son aprovechado; . Regino. vuelve al hogar para en- contrar una situación de pobreza > miseria, complicada seriamente con ia enfermedad de Amella, quien manifiesta y., síntomas que lo preocupan. Esta situación de- termina una recalda en su enfer- medad, que lo conduce nuevamen- te al hospital, repitiéndose la lar- ga separación.

La madre y sus siete hijos que- dan detrás con sus problemas. Ella lucha sola y ve con tristeza cómo se desmorona su hogar.

Con una pequeña cantidad men su al contribuir* a llevarse pan y tranquilidad a esta familia hon- rada. Ansiedad

Alberto J.. fué uno de los hono- res de su clase en octavo grado y desea vivamente hacer sus estu- dios de escuela superior.- Sus pa dres murieron de tuberculosis pul- monar, y los trej hermanitos me- nores veri en Alberto su único sos- tén en el futura». .

Alberto.tisjfce chpra -hogar y au- mentos, pero sus protectores no pueden enviarlo a la escuela. Por ironías del destino, el muchacho está emparentado con personas de

La muerte-prematura del espo- so dejó a la viuda sin recursos, que hubieran de utilizarse en el pago de deudas que dejaran a salvo e! nombre de la familia.

e

Victoria ha recorrido la gama de todos los trabajos rudos para qu? sus hijos no pasase, hambre. En- ferma, luego, vino la inevitab.e ca- tástrofe: la familia repartida; el a sola con el hijo menor, Agusto, jo- ven ya de J.8 años, fuerte, dispues- to para, el trabajo, que no llega. Tampoco llega ocup-ción remune- rada para Elisa, dada de alia por haber cumplido la edad reglamen- taria en la Inst' ución donde fué recluida y educada.

AOa están fuera del hogar laa> dos más pequeñas, quienes no pue- den visitarlo, .ii aún de vacaciones, por ia escasez Imperante allí. Au- gusto y Elisa quieren, y merecen, una oportunidad de trabajo para recompensar a su madre de los enormes sacrifleirj que por ellos ha realizado. L'bradas del arroyo

Huérfanas de pcclre, la madre demente. Iris. Natalia y Cielito n- gresaron en un hogar para' ñaños desamparados. Sos dos hermani- tos menores, 5 y 7 años viven con una tía abuela, anciana ya, sin recursos pera su sostenimiento,

tanta necesidad. Sombras por todas partes

Las sombras no se han disipado aún. Luisito no podrá recobrar la vista. Con $5.00 asignádoles en la Campaña de Navidad pasada com- praron una plancha eléctrica para que la madre hiciese su trabajo con mayor comodidad, y e". sobran- te se invirtió en el pasaje de Luisi- to a un pueblo de la isla, donde pa- só las vacaciones y sanó mucho en salud.

Luisito se da cuenta de los fre- cuentes cambios de domicilio de su buena mamá y se pregunta a dón- de irán los dos cuando la institu- ción que lo alberga decida que ha llegado el término de su residen- cia allí. Soledad

Enfermo de ambas piernas y áin recursos económicos y medios para ganarse la subsistencia. Viudo con dos hijos que ingresarán en un ho- gar para niños desamparados. Juan quedará solo. Debemos ayu- darle a sostener la pesada carga de su vida, ya qi - no podemos per- mitir que decaiga más por el peso del sufrimiento y el dolor. Necesita pan y un hogar, ¡AYUDÉMOSLE! Horizontes perdidos

Samuel, tuberculoso de muchos años, estuvo recluido en un Sana- torio durante once meses; fué uno de.los casos más necesitados de .a Campaña de Navidad en ei año 1937.

Se le asignaron cincuenta dóla- res con el fin de levantar un pe- queño hogar de su propiedad pues él ya cansado de su larga estancia en el Sanatorio' se resiste a volver allí. f

La fatalidad continúa persiguién- dole. Tan pronto empezó a levan- tar su casa y a dedicarse al duro trabajo de ayudar en ia parle Je carpintería, su salud se quebrantó. Volvió a hacer su aparición la te- rrible enfermedad, y ahora Samuel tiene que permanecer ^n cama.

Paralizada la construcción de <a casa y con el diñen aún no inver- tido s5 hizo necesario proporcionar alimento:. Kl hogar quedó sin ter- minar.

Se solicita una nueva tentativa, una ayuda para terminar la cas» empezada, y, jue el pobre enfermo encuentre un albergue seguro don- de poder vivir tr iquilo el resto de los d(a.s de su penosa existencia. Uno de tantos

El padre murió tuberculoso. La madre contrajo la enfermedad cui- dando de su esposo. Penosos tra- bajos para sostenerlo a él y a sus cinco hijos entre 14 y 4 años de rio. Allí estará pa evitar el con- tagio a sus hijos para dejarlos huérfanos por com.leto. Se ha conseguido ingreso en Instituciones, a (tos de ellos. La mayor ha en- contrado albergue en una casa le familia, donde por sus servicios a atienden y la cuidan. Los dos me ñores. Carlos, 5 años; y Amelia, de 4. han quedado al amparo de unos vecinos; éstos, sin - embargo, son pobres y habría que ayudarlea pa- ra que cuiden dr los niños mien- tras la madre se reintegra al ho- gar del Sanatorio, donde se le re-

Diciembre inicia la jornada de alegría tradicional para la conmemoración de lawNavidad en todos los pueblos cris- tianos. El júbilo legítirrro que experimentan los pueblos for- mados en la fe de Cristo cuando se conmemora el nacimien- to del Señor, no debe circunscribirse a loa individuos y a los círculos que por si mismos pueden proporcionárselo con los recursos que la vida ha puesto a su alcance. Jesús mismo, en el acto del nacimiento, dio origen al júbilo de la Navidad en la paja del humilde establo que escogió por cuna. A ras de esa misma humildad se acuna también el dolor humano, la angustia de los infelices, la amargura de los necesitados, la desolación que lleva el fracaso a los hogares y las vidas de- rrumbados o a punto de derrumbarse al empuje de la mise- ria. Un poco de nuestra alegría de Navidad, inspirada «n la teoría básica del Cristianismo— "ama a tu prójimo como a ti mismo"— puede acudir en auxilio de esos seres que vivan en el mayor desamparo y reintegrar sus existencia* a la nor- malidad y a la dicha. La máxima de amor de Jesús pida para ellos un poco de la alegría de todos.

El Negociado del Bienestar Social viene presentando a través de EL MUNDO, a hy caridad pública, una serie de ca- aos cuya dolorosa realidad clama por la ayuda inmediata de las almas generosas.

Todos estos casos han sido investigados riguro- samente por los funcionarios del Negociado de Bienestar So- cial y se presentan al sentimiento piadoso de nuestro pueblo en términos sencillos. Su intenso dramatismo naca de la trá- gica realidad, de la cruda y agria realidad desesperada en que todos y cada uno de esos seres infortunados tienen que girar en la vida, próximos a nosotros, en cualquier rincón o en cual- quier sitio céntrico de la ciudad, rozándonos con su angustia, que si lograra ganar nuestra atención también sentiríamos punzándonos la conciencia hasta hacernos sufrir el mismo dolor físico y espiritual que ellos experimentan. Ahí están agrupadas las historias de todos, trazadas en unas cuantas li- neas, que bien podrían ser bocetos para los más conmovedo- res relatos de la novela realista de ¿ola o el cuento fantásti- co de Poe.

Al auspiciar esta iniciativa, el Negociado de Bienestar Social del Departamento de Sanidad apela al sentimiento de la piedad portorriqueña para que nuestros conciudadanos contribuyan a aliviar la angustiosa situación de alguna o al- gunas de las personas que estimen más necesitadas de auxilio o aporten su óbolo para la formación de un fondo general des- tinado al socorro de todas las que figuran en los casos estu- diados. Es pertinente anotar que muchos de estos caaos de ex- trema indigencia pasan generalmente inadvertidos para el público, porque se refieren a menesterosos que no divulgan su dolor. Se trata, en efecto, de personas que muchas veces sucumben obligadas por el pudor, que les cohibe dar a cono- cer sus perentorias necesidades.

Como dijéramos en otra ocasión en que destacábamos el deber social que todos tenemos de acudir en auxilio de estas personas, no puede pretenderse que las instituciones de Go- bierno y Pa beneficencia pública asuman la obligación de so- correr a todos los que han menester de ayuda. La caridad pri- vada, ejercida con noble desinterés, tiene una fecunda labor que realizar en favor del indigente, del olvidado, del enfer- mo, del que tiene nobles aspiraciones y carece de medios pa- ra llevarlas a cabo. La época es propicia para estos sentimien- tos. En la temporada de Navidad procuran los pueblos cris- tianos las mayores satisfacciones. Es indudable que ninguna produce tan íntima complacencia como el ejercicio de la ca- ridad, que nos concede el goce de contribuir a remediar mise- rias, a aliviar infortunios, a mitigar callados dolores, a lle- var un poco de pan, de salud, de alegría, de bienestar, a los desheredados de la fortuna que han menester de estas cosas. En esta época resulta más oportuna la piadosa obra porque ahora se vuelve más profunda la angustia de los que nada tie- nen en contraste con la satisfacción de los que pueden rega- larse y disfrutar de todos los regocijos naturales de la Na- vidad. Reiteramos la afirmación de que para las personas cu- yos medios materiales les permiten gozar de todos los place- res y diversiones de la época, esta humanitaria iniciativa de- para una buena ocasión de poder sentirse más complacidos en su interior a! saber que, con su óbolo para el fondo de los ne- cesitados, esa felicidad que ellos disfrutan también la com- parten a su manera tantos y tantos infelices que, de otra suer- te, no tendrían en sus vidas angustiadas ese motivo de con- tento que ha de ofrecerles la caridad privada.

Reiteramos nuestro cordial llamamiento al espíritu da caridad de nuestro pueblo para que contribuya espontánea- mente al buen éxito de esta piadosa campaña. Acudamos to- dos con un poco de nuestra alegría de Navidad hasta estos infortunados, cuya felicidad acaso depende de la generosi- dad con que respondamos a esta llamada.

Allí quedan Eloísa, incapacitada para ganar el sustento de sus pe- queños hijos; ella minada por la enfermedad que la aqueja y tortu- rado el espíritu por la falta del apoyo del compañero, y sus hijos huérfanos de pan y abrigo. Pablo ejemplar

También los hombres suelen en- contrarse en situaciones difieles haciendo papel dt madrea caando falta la espota. Maria musió de- jando huérfanos dt su cariño, y cui- dado a Reinaldo y sus nueve, hijos, todos pequeños. El problema, as se- rlo. El desempleó habla hecho au presa en el hogar de Reinaldo y la casita anhelada quedó a medio pa- sar. %

Una casita anexa que Reinaldo construyó para un pequeño nego- cio hubo de ser arrendada para allegar recursos.

Ei padre prefiere cuidar él mis- mo de sus hijos y sueña con ¡a compra del negocio establecido en su casita para estar siempre a la mira dt su numtrosa prole.

$15.00 bastarían para realizar es- te plan. r»,

Hogar que se desquicia.,. Amallo, de 69 años, casado, padre

de 7 hijos; inactivo a cauta de un padecimiento "de hace muebea años.

La esposa, Rosa, tiene ' 43 «*ftos, y está dada dt alta como "deteni- da" de un hospital tuberculosis. Dt oficio cocinera, no le ha sido posi- ble por razones obvian,- volver a su ocupación.

Son sus hijos. Amallo, de 17 años, que abandonó el hosjar por hacér- sele ya pesada la carga de ayudar y sostener a sus buenos padres; Lucia, de 16 años, también deser- tó el hogar; Miguel, de 15 años, un deficiente mental, ambula por las calles de la ciudad. Lor otros - hijos tienen de 11; 10; 6; y 8 años.

El hogar seguirá desquiciando** si no se acude en auxilio dt los hijos más pequeños.

tiene casi a la fuerza, pues se pre- ocupa mucho por la sueite dt sus dos hljitos.

¿Se negarla usted a contribuir al restablecimiento de una enfer- ma y al bienestar de dos criaturas privadas, hoy, del c»lor msterno? Terrible amenaza

Pedro Martínez, de 42 años, tu- berculoso grave en un Sanatoro. Emilia, la esposa, de 36 años. js un caso sospechoso de tuberculo- sis pulmonar.

La hija mayor corre la misma suerte de la madre. La segunda, falleció hace poco, victima de :a Implacable enfermedad. Hay dos niños más pequeños, uno de 8 y otro de 6 años, en perfecta salud hasta .'a fecha. C recen de ali- mentos y no tienen hogar para 'i- brarse de la terrible amenaza que pesa sobre ellos...

Obscuro porvenir Ernesto, de 65 a'os de edad, pa-

dece de sprue desde hace muchos años. Su esposa, Ricarda, de 38, sufre de tuberculosis pulmonar v está bajo tratamiento de neumoto- rax ambulatorio, al que responde bien, a pesar de qut sus labor*.» domésticas le impiden descansar según consejo del médico. Tienen cuatro hijos: Ricarda, de 20 años; José de 19; Esteban, de 17; y Leo- nardo, de 13. Los dos mayores, sin trabajo permanente, sanan apenas io suficiente para los alimentos de la familia.

La hija' mayor ha quedado sin trabajo en el taller dt costura por motivo de la presente situación de esta industria.

La pequeña casa, propiedad de il familia, está hipotecada en 8200 00 y temen perderla, pues no han podido pagar los Intereses, y la hi- poteca vence ya Deserción

Juan, ef padre, dio la espalda si problema de,la familia y desapa- reció del hogar.

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VI