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Tras el éxito alcanzado con la aparición deElmundo Perdido, Conan Doyle, al igual quehiciera con su insuperable Sherlock Holmes, no resistió la tentación de «acabar» con elsingular protagonista de aquella aventura. Por ello probó fortuna, y podemos afirmar queconacierto,utilizandodenuevolafiguradelexcéntricoprofesorChallengerparaenfrentarloaunanuevaseriedeperipeciasqueconstituyenelvolumenquehoypresentamos.AsíLasaventurasdelProfesorChallengerresultalaconclusióndelasagadetansingularpersonaje.Enellassereiterarándenuevolascaracterísticasdelprofesor:sumalhumorlegendario,su«justificado» desprecio por los periodistas lo cual no impide paradójicamente sea unperiodistaelcronistafieldesusestrafalariasteorías,sudescocadoracismo,suvocaciónderedentor del género humano y sumegalomanía carismática. Sin embargo, a pesar de lospesares, el profesor Challenger se convierte en un personaje entrañable, quizás por suobstinadodistanciamientode lavidareal tanalmodobritánico.Juntoalprofesoraparecennuevamente sus viejos amigos: el escéptico profesor Summerlee, lord John Roxton elaristócrataaventureroyelabnegadoTedMalone,quecontribuyen,comocontribuyeronenElmundoperdido,aaderezarlaacciónsirviendodecorifeosalprotagonista,paraconfirmartalvezlasintencionesquemovíanaConanDoyleaescribirestetipoderelatos:«divertirhasidomiempeño,alhombreeseniñogrande,alniñoesehombrepequeño».

HORACIOQUINTO

Relatosincluidosenellibro:

—Lazonaponzoñosa

—Eldíaquelatierraaulló

—Lamáquinadesintegradora

ArthurConanDoyle

AventurasdelprofesorChallengerAventurasdelprofesorChallenger-2

ePubr1.2T it ivillus18.8.15

Títulooriginal:ThePoisonBelt(1913),WhentheWorldScreamed(1928),TheDisintegrationMachine(1929)ArthurConanDoyle,1929Traducción:HoracioQuintoIlustraciones:DamiańCarulla&JuanJoséLópezMediavillaDiseñodecubierta:Carulla&Mediavilla

Editordigital:Titivillus

Correccióndeerratas:betipabloePubbaser1.2

LAZONAPONZOÑOSA

LABORROSIDADDELASLÍNEAS

Resulta imperioso que deje testimonio de tan asombrosos acontecimientos ahora que aún lostengofrescosenlamemoriaypuedodescribirlosconunaexactituddedetallesqueeltiempopodríadifuminar. Pese a ello, al realizar lo queme propongo,me siento abrumado por el sorprendentehechodequehayasidonuestroreducidogrupodelMundoPerdido,esdecir,elprofesorChallenger,elprofesorSummerlee,lordJohnRoxtonyyo,elquehayapasadoporunaexperienciatansingular.

Qué lejos estabade imaginarmehace algunos años, cuandopublicaba en laGacetaDiariamisreportajes sobre nuestro viaje porSudamérica, viaje quemarcade por sí una época, quevolviesejamás a tocarme la tarea de hablar de otra vicisitud personal todavía más extraña, de unacontecimientoúnicoenlosanalesdelaHumanidad,quequedaráenlosanalesdelaHistoriacomounamontañaaltísimaentre lashumildescolinasquelarodean.Elacontecimientoparecerásiempreasombroso, pero la extraordinaria circunstancia de que nosotros cuatro estuviésemos juntos en elmomento de ocurrir tan asombroso episodio, se produjo delmodomás natural y, a decir verdad,inevitable.Describiré loshechosquenoscondujeronaaquellasituaciónde lamaneramásbreveyclara posible, aunque comprendo perfectamente que cuantomayor sea la cantidad de detalles queaporte,mayorserálasatisfaccióndellector,porquelacuriosidaddelpúblicohasidoysiguesiendoinsaciable.

Elviernes,día27deagosto,fechaporsiemprememorableenlahistoriadelmundo,mepresentéenlaredaccióndemiperiódicoypedítresdíasdepermisodeausenciaamísterMcArdle,queseguíaestandoalfrentedelaseccióndenoticias.Elqueridoviejoescocésmoviónegativamentelacabeza,serascósuflequillodepelusarojizacadavezmásraloyacabóexpresadoverbalmentesunegativa.

—MísterMaloneprecisamente,teníaelpropósitodedarleestosdíasuntrabajoespecial.Creoquehayunasuntoqueúnicamenteustedpodríamanejarlocomoesdebido.

—Realmentelosiento—dije,tratandodedisimularmidesencanto—.Perodadoquemenecesita,nohaymásquehablar.Sinembargoteníauncompromisoimportante.Sipudieseustedprescindirdemí…

—Puesno,laverdadesquenopuedo.Aquellomecontrariaba,peronotuvemásremedioqueponeramaltiempobuenacara.Después

de todo, laculpaeramía,porqueporaquelentoncesyadeberíasaberque todoperiodistano tienederechoahacerplanessincontarconsuredactorjefe.

—Siendo así, dejaré de ladomi compromiso—le contesté con toda la amabilidad queme fueposibleimprovisar—.¿Yquéesloqueusteddeseaencargarme?

—Verá,setratadeencargarleunaentrevistaconesediablodehombrequeviveenRotherfield.—¿NosereferiráustedalprofesorChallenger?—exclamé.—Pues sí, precisamente a élme refiero. La pasada semana se llevó por delante al jovenAlee

Simpson,delCourier,duranteunamilla,agarrándoloconunamanoporelcuellodelaamericanayconlaotraporlosfondillosdelospantalones.EsprobablequelohayaleídoustedenlasgacetillasdePolicía.Nuestrosmuchachosprefierenentrevistarseconuncocodriloantesqueconelprofesor.Sinembargoustedpodríahacerlo,dadoqueesviejoamigosuyo.

—¡Vaya,estoloarreglatodo!—contestéconprofundoalivio—.Precisamente,siqueríapedirle

permisoeraconelpropósitodevisitaralprofesorChallengerenRotherfield.Resultaqueeselterceraniversariodenuestramásimportanteaventuraenaquellameseta,yelprofesornoshainvitadoalosqueformábamospartedelgrupoparaquevayamosasucasaacelebrarlo.

—¡Estupendo!—exclamóMcArdlefrotándoselasmanosymirándomesatisfechoatravésdesusgafasañadió:

—Hágaleusteddecirtodoloquepiensadeesteasunto.Sisetratasedeotrapersona,yodiríaquelacosanotienenipiesnicabeza,peroChallengeryaacertóunaocasión,¿quiénsabesinodaráotravezenelclavo?

—¿Yquéesloquequiereustedqueyolehagadecir?¿Quéhahechorecientementeelprofesor?—lepregunté.

—¿EsquenohaleídoustedenelTimesdehoysucartasobre«Posibilidadescientíficas»?—No.McArdleseagachóycogiódelsuelounejemplardelTimes.—Léaloenvozalta—dijo,señalándomeconeldedolacolumnaqueleinteresaba—.Volveréa

escucharlocongusto,porquenoestoycompletamentesegurodehabercomprendidobienloqueesehombrequieredecir.

Toméeldiarioycomencéaleer:

Posibilidadescientíficas

«Señor:Heleído,ymehahechomuchagracia,noexentadeotraclasedeemociónmenosrespetuosa,lacartapresuntuosayllenadefatuidaddeJamesWilsonMcPhailaparecidaestosúltimosdíasensuperiódico,acercadelaborrosidaddelaslíneasFrauenhofer del espectro, de los planetas y de las estrellas fijas.Dicho comunicante deja de lado el asunto sin concederle lamenorimportancia.Sinembargo,amentesmásampliaspudieraparecerlesdelamayorimportanciaposible,deunaimportanciatalquebienpudiera ser que se jugase en elmismoel bienestar final de todos los hombres,mujeres yniñosqueviven ennuestroplaneta.Noesperonimuchomenos,recurriendoaunlenguajecientífico,quemecomprendanesasgentesfútilesquebuscanenlascolumnasdeundiariolafuentedesusideas.Trataré,pues,deadaptarmeasuslimitaciones,ydeexponerlasituaciónechandomanodeunaanalogíasencillaquepudieraestardentrodelaestrechainteligenciadesuslectores».

—¡Este hombre es un prodigio, un prodigio viviente! —exclamó McArdle, moviendoreflexivamente la cabeza a derecha e izquierda—. Es capaz de hacerle encrespar las plumas a unpalominoydearmarunalborotoenunaasambleadecuáqueros.Nomeextrañaqueselehayahechoimposible la vida de Londres, y es una lástima, míster Malone, porque es un gran talento. Bien,veamosahoraesaanalogía.

Seguíleyendo:

»ImaginemosquedurantelatravesíadelAtlánticoarrojásemosunpequeñomanojodecorchosunidosentresíaunacorrientemarinamuy lenta. Los corchos son arrastrados por ella lentamente, día tras día, sin que nada cambie a su alrededor. Si loscorchos pudiesen razonar, pensarían que esas condiciones que reinaban a su alrededor eran permanentes e inmutables. Peronosotros,quedisponemosdeunafacultadsuperiorderazonamiento,sabemosquepodríanocurrirmuchascosasqueproduciríansorpresa a los corchos. Estos podrían ser arrastrados contra el casco de un barco, o tropezar con una ballena dormida, oenredarseentrelasalgasmarinas.Fueradeeso,siempreseríaposiblequesuviajeseinterrumpiese,viéndosearrojadoscontralascostasrocosasdelLabrador.Pero¿quépodíansaberellosdetodoestomientrassedejabanllevarconsuavidadporlacorriente,undíayotrodía,dentrodeaquelocéanoqueaelloslespareceríailimitadoyhomogéneo?

»Espero que los lectores de ese diario sean capaces de comprender que el Atlántico hace en esta parábola el papel delocéanoinmensodeléterenelquenosotrosmarchamosalgarete,yqueelmanojodecorchosrepresentaalpequeñoyoscurosistema planetario al que nosotros pertenecemos. Nuestro sol de tercera categoría, con su morralla y chusma de satélitesinsignificantes,ydentrodeunodeellosnosotros, flotandodentrode lasmismascondicionesdiariasendirecciónaalgúnlugardesconocido, hacia alguna desdichada catástrofe que nos abrumará en los últimos confines del espacio, donde nos veremosarrastradosen lascataratasdealgúnNiágarao lanzadoscontraalgún inimaginableLabrador.Yonoveoespacioen todoesto

para el optimismo superficial e ignorantede su corresponsal,míster JamesWilsonMcPhail, sinomuchísimas razonesparaquesigamos con la mayor atención e interés cualquier indicación de un cambio en los alrededores cósmicos de los que puededependerenúltimainstancianuestrodestinofinal.»

—Estehombrepodríahabersidoungranpredicador—exclamóMcArdle—.Tienesonoridadesdeórgano.Veamosahoraquéesloquelepreocupa.

»La borrosidad general y los cambios en las líneas del espectro, llamadas de Frauenhofer, revelan, en opiniónmía, unamutacióncósmicadegranamplitudydeuncaráctersutilyextraño.Laluzdelosplanetasesunreflejodeladelsol.Laluzdeunaestrellaesproducidaporellamisma.Pero,enestecaso,lomismolosespectrosdelosplanetasquelosdelasestrellashansufrido idéntico cambio. ¿Se trata, pues, de un cambio de losmismos planetas y estrellas?Me resulta inconcebible una ideasemejante.¿Quéclasedecambiopodríaocurrirsimultáneamenteentodosellos?¿Noseráuncambioocurridoennuestrapropiaatmósfera?Esto cabe en lo posible, pero es improbable en alto grado, puesto que no se advierte ninguna señal delmismo anuestroalrededor,yporquetampocolosanálisisquímicoshanreveladocambioalguno.¿Cuáles,pues, la terceraposibilidad?Podría ser que hubiese ocurrido un cambio en elmedio conductor, en ese éter infinitamente fino que se extiendede estrella aestrellayembebetodoeluniverso.

»En las profundidades de ese océano vamos flotando, llevados por una perezosa corriente. ¿No podría esa corrientearrastramosalinteriordenuevaszonasdeéterquetenganpropiedadesenlasquenosotrosjamáshemospensado?Enalgúnlugarseharealizadouncambio.Estaperturbacióncósmicadelespectrolodemuestra.Elcambiopuedeserparabien.Puedetambiénser para mal. O quizás sea un cambio neutral. Lo ignoramos. Los observadores superficiales pueden tratar el asunto conmenosprecio, pero quien como yo está dotado de una profunda inteligencia propia del auténtico filósofo, comprende que lasposibilidadesqueexisteneneluniverso son incalculablesyqueelhombremássabioesaquelquesemantienedispuestoparasiempre a afrontar lo inesperado. Tenemos a mano un ejemplo. ¿Quién se atreverá a afirmar que esa epidemia misteriosa yuniversalque,segúnlosperiódicosdeestamismamañana,haestalladoentrelasrazasindígenasdeSumatra,noestárelacionadaconalgunaalteracióncósmicaalaquesonmássusceptiblesquelospuebloseuropeos,deconstituciónmáscompleja?Lanzolaideaporloquepudieravaler.Enlaactualetaparesultatanpocoventajosoelafirmarlacomoelnegarla,peroquiennoentiendaquecaeperfectamentedentrodelterrenodelaposibilidadcientíficaesunmajaderodesprovistodeimaginación.

»Deustedatentamente,

GeorgeEdwardChallenger.

«TheBriars,Rotherfield.»

—Esunacartabellay estimulante—dijoMcArdlepensativo, introduciendouncigarrillo en ellargotubodecristalqueleservíadeboquilla—.¿Quéopinadeello,Malone?

Notuvemásremedioqueconfesarmi ignorancia totalyhumillanteacercadelproblema.¿QuéeranlaslíneasdeFrauenhofer,porejemplo?McArdlehabíahechoyaunestudiodelproblemaconlacolaboración del científico domesticado de nuestra redacción, y tenía sobre la mesa numerosasfranjas espectrales multicolores, de esas que tienen un parecido general con las cintas de lossombrerosde ciertos clubsdecricket, nuevos y ambiciosos.Echómano a dos de ellas yme hizoobservarunas líneasnegrasque se cruzaban sobre la seriedebrillantes coloresque ibandesde elrojo,hastaelvioletapasandoporelanaranjado,amarillo,verde,azulyañil.

—EstasfranjasnegrassonlasllamadaslíneasdeFrauenhofer—medijo—.Loscoloresnosonotracosaquelaluzmisma.Cualquierluz,silahacemospasaratravésdeunprisma,nosdaidénticoscolores.Nadanosdicen.Sonlaslíneaslasquetienenimportancia,porquevaríandeacuerdoconelcuerpoqueproduce la luz.Sonestas líneas lasqueahoraaparecenborrosasen lugardenítidas.Elfenómenovieneocurriendodesdehaceunasemana,ylosastrónomosdiscutenentreellossobresuposiblecausa.Aquí tenemosuna fotografíadeesas líneasquesaldrámañanaennuestroperiódico.Hasta ahora, el asunto no ha despertado interés entre el público pero me parece que la carta deChallengervaadarlesquépensar.

—¿YesodeSumatraquées?

—Pues verá: desde las líneas del espectro hasta un negro enfermo en Sumatra existe unaconsiderabledistancia,peroestehombrenosdemostróunavezquecuandosepronuncianolohaceenvano.Parecequeporaquellaslatitudessehapropagadounaextrañaenfermedad.Ademáshoynosacaba de llegar este cable desde Singapur anunciando que los faros del estrecho de Sonda nofuncionan,yporellohanembarrancadoyadosbarcos.Enfin,queseríabuenoqueustedrecogieralaopinióndeChallengersobreelasunto.Sisacaalgoenconcreto,escribaunacolumnaparaelnúmerodellunes.

Salídeldespacho,meditandolanuevamisiónquemehabíanconfiado,cuandooíquevoceabanminombre en la sala de espera de la planta baja.Era unmensajero de telégrafos queme traía untelegramaenviadoamidomicilioparticularenStreatham.Suremitenteeraelmismísimocaballerodequienhabíamosestadohablando.Sutextoeraelsiguiente:

Malone,17,HillStreet,Streatham.Traigaoxígeno.

Challenger.

«¡Traigaoxígeno!».El profesor, tieneun sentidodel humormuy suigeneris y es capaz de lasbromasmáspesadas.¿Se tratabadeunadeaquellasbromasquedesatabanestruendosascarcajadas,durante lascualesdesaparecíansusojos,y todasucaraseconvertíaenunabocazaabiertaybarbaencrespada, mostrándose de una indiferencia suprema para todos los que le rodeaban? Por másvueltas que le di a la frase, no pude sacar nada que fuese ni siquiera remotamente divertido. Sinembargo,porextrañaquepareciese,eraunaordenterminante.Sihabíaenelmundounhombrecuyasórdenes nome permitiría desobedecer, eran las de Challenger. Quizás estuviera realizando algúnexperimentoquímico.Bien,yonoteníaporquéhacercábalassobresilonecesitabaparaestooparalo otro. Había que llevarle lo que pedía. Faltaba todavía una hora para la salida demi tren en laestaciónVictoria.Subíauntaxi,ylediladireccióndelaOxygenTubeSuplyCompany,deOxfordStreet,quehabíaobtenidodelaguíadeteléfonos.

Al bajar del taxi, frente dicho establecimiento vi que por la puerta salían dos jóvenes quetransportaban un cilindro de hierro, y que cargaban, no sin cierto esfuerzo, en un automóvil queestabaesperando.Trasellosibaunseñorentradoenaños,regañándolesydándolesórdenesconunavoz cascada y burlona. De pronto se volvió hacia mí. No había manera de confundir aquellasfaccionesausterasyaquellabarbadechivo.Eramiantiguocompañero,elprofesorSummerlee.

—¡Cómo! —exclamó—. No me dirá usted que también ha recibido uno de esos absurdostelegramas.

Seloenseñé.—¡Vaya, vaya! También yo recibí uno, y he cumplido sus órdenes como usted ve, aunque en

contrademivoluntad.Nuestrobuenamigosiguetanimposiblecomosiempre.Nopuedeserquelanecesidad que tiene de oxígeno haya sido tan urgente que no haya podido recurrir a los medioshabituales de suministro y haya necesitado acaparar el tiempo de quienes tenemos mayoresocupacionesqueél.¿Porquénoloencargódirectamente?

Noencontréotrarazónquedarlesinoladequequizáslonecesitabaconurgencia.—Ohabrácreídoquelonecesita,locualescosamuydiferente.Pero,dadoqueyolellevotanto,

estádemáselqueustedcompremásoxígeno.—Yaveque,por la razónquesea,quierequeyo también lo lleve.Demodo,pues,que lomás

sensatoseráseguirsusinstrucciones.A pesar de todas las objeciones y censuras de Summerlee, pedí otra bombonamás, y la hice

cargarenelautomóvildelprofesor,yaqueesteseofrecióparallevarmehastalaestaciónVictoria.Liquidélacuentademitaxi,cuyoconductorsemostróinsolenteacercadeltotaldelamisma.Al

volver a donde estaba el auto de Summerlee, vi que este sostenía un altercado furioso con loshombres que habían transportado el oxígeno. Su blanca barbilla caprina tenía arranques deindignación.Unodeaquelloshombreslotratóde«estúpidoloroblanqueado»,locualdiolugaraqueel chófer de Summerlee saltase de su asiento para ponerse al lado de su amo, y nos las vimos ydeseamosparaevitarunariñaenlavíapública.

Pareceráfútilquemepongaarelatarestaspequeñeces,queenelmomentoenquetuvieronlugarlastomamoscomosimplesincidentes.Ahora,encambio,alvolverlavistaatrás,percibolarelaciónqueguardabanconelconjuntodelrelatoenquemeheempeñado.

El chófer de Summerleeme dio la impresión que era un novato, amenos que el incidente lehubieraalteradolosnervios,porquecondujohastalaestacióndemanerainfame.Chocamosendosocasiones con otros vehículos igualmente excéntricos, y recuerdo que le hice a Summerlee laobservacióndequecadadíaseconducíapeorenLondres.PasamosrozandoelbordedeungruponumerosísimoqueestabaviendopelearseaunoshombresenunaesquinadelMall.Lagente,quedabamuestras de estar muy excitada, lanzó gritos de indignación ante la torpeza del conductor, y unhombresaltóalestribodelcocheblandiendounbastónporencimadenuestrascabezas.Lepeguéunempujón, obligándole a apearse, pero nos sentimos muy satisfechos cuando nos alejamos de allíescapandosinningúnpercance.

Todos aquellos incidentes que se sucedieron sin interrupción, acabaron por sacarme de miscasillasypudecomprobartambiénquelapacienciademiacompañantehabíaalcanzadounnivelmuybajo,ajuzgarporlapetulanciadesuactitud.

Pero ambos recuperamos nuestro buen humor cuando en el andén de la estación vimos a lordJohnRoxton;sufiguraaltaydelgadalucíauntrajedecazadordepañoescocésamarillo.Alvernos,sucaraexpresivadeojosinolvidables,tanaltivosytandivertidossinembargo,sesonrojódeplacer.Suscabellosrojizossehallabansalpicadosdehebrasblancas,yelcinceldeltiempohabíaahondadoaúnmáslossurcosdesuentrecejo;pero,fueradeeso,eraelmismobuencamaradadeantaño.

—¡Hola,herrprofesor!¡Hola,Malone!—nosgritó,adelantándosehacianosotros.Cuandoviolasdosbombonasdeoxígenoqueelmozodeandénqueveníadetrásnuestrotraíaen

sucarretilla,rompióareírconestruendosasydivertidascarcajadas,gritando:—¡Demodoque tambiénustedes!Laqueyo traigoya está en el furgón. ¿Quémosca le habrá

picadoalqueridoyviejoprofesor?—¿LeyóustedsucartaalTimes?—lepregunté.—¿Dequésetrata?—Majaderíasypaparruchas—exclamóSummerleeconaspereza.—Creo que en el fondo de este asunto del oxígeno está el problema de la carta, omuchome

equivoco—dijeyo.—Majaderíasypaparruchas—volvióaexclamarSummerleeconinnecesariairritación.Tomamos asiento en un vagón de primera para fumadores, y el profesor encendió su pipa de

eglantina,cortayennegrecida,queparecíaquelechamuscabalapuntadesulargayagresivanariz.—El amigo Challenger es un sabio —dijo, expresándose con gran vehemencia—. Quien lo

niegueesunestúpido.Fíjenseensusombrero;dentrodeesesombrerohaysesentaonzasdemateriagris,unamáquinapotente,quefuncionasinesfuerzo,yproduciendomaravillas.Sinembargo,esunsacamuelas de nacimiento;me han oído ustedes decírselo en su propia cara, es un sacamuelas denacimientoquedominalatécnicadesaltardramáticamenteaprimerplanodeactualidad.Cuandotodoestátranquilo,elamigoChallengervelaocasióndequelagentehabledeél.¿Oesqueseimaginaustedesqueélcreeenseriotodasesastonteríassobreunaalteracióneneléter,yelpeligroqueellorepresentaparaelgénerohumano?Jamássehaoídootrocuentomásfantásticoyabsurdo.

Estabasentadolomismoqueunviejocuervoencanecido,ydejóoírelcroardelarisasardónicaquesacudíasugarganta.

A medida que escuchaba a Summerlee me invadía una oleada de ira. Era vergonzoso que seexpresasedesemejantemanerarefiriéndosealjefealquedebíamostodanuestracelebridadyquenoshabíahechovivirsensacionesdelasquenohabíadisfrutadoningúnotrohombre.Yahabíaabiertolabocaparadarleunaréplica,perolordJohnsemeadelantó.

—HacetiempotuvoustedunadisputaconChallenger—dijoconseveridad—,y¡nosalióustedmuybienparadodeella!Amímeparece,profesorSummerlee,queélesmuysuperiorausted,demodoqueserámejorquenosemetaconél.

—Además—dijeyo—,Challengersiemprehasidobuenamigonuestro.Tengalosdefectosquetenga, es hombre de una rectitud irreprochable que jamás habla mal de sus compañeros a susespaldas.

—Muybiendicho,camarada.Después de estas palabras, lord John Roxton le dio unas palmaditas en la espalda al profesor

Summerleeyledijosonriente:—Ea,herrprofesor,novamosareñiraestasalturas.Juntoshemosvistodemasiadascosas.Pero

cuando hable deChallenger, hágalo con corrección.Malone y yo sentimos cierta debilidad por elviejo.

SinembargoSummerleenoestabadehumorparatransigir.Sucarasecontorsionóconexpresiónderígidacensura,ybrotarondesupipaespesasvolutasdehumoirritado.

—Mire, lord Roxton—chirrió—, las opiniones suyas en materia científica tienen para mí elmismovalorquetendríanparaustedlasmíassobreunnuevotipodeescopeta.Yotengomipropiocerebro,señor,ymesirvodelmismoamimanera.Porqueenunaocasiónmehayaequivocado,noestoyobligadoadarporbuenassinexamenlascosasqueestebuenseñorafirme.¿Oesquevamosaconsiderarlo como a un pontífice de la ciencia, que puede lanzar decretos infalibles ex cathedra,decretos que el pobre y humilde público está obligado a aceptar sin discutirlo? Le digo a usted,caballero,quetengomipropiocerebroyquemeconsideraríacomounpisaverdesinoloutilizara.Siaustedlecomplacedarcréditoatodoestegalimatíassobreeléterylaslíneasdelespectro,hagaloquejuzgueoportuno,peronoexijaquequienleaventajaaustedenedadycienciaparticipedesutontería.¿NoesevidentequesieléterseencontrasealteradohastaelpuntoqueChallengerafirma,yque si esa alteración fuese perjudicial para la salud humana, estaríamos ya sufriendo susconsecuencias?—Al llegar a este punto rompió enuna carcajada estrepitosa, comocelebrando supropiotriunfo—.Sí,señor,nosencontraríamosyamuylejosdenuestroestadonormal,yenvezdeestardiscutiendotranquilamenteproblemascientíficosdentrodeunvagóndeferrocarril,estaríamos

atacados por los síntomas del envenenamiento que llevaríamos en nuestro organismo. ¿Dóndepodemosdescubrirsíntomaalgunodeestaalteracióncósmica?¡Contéstemeaesto!Vamos,vamos,sinevasivas.Leexijoquemedéunarespuesta.

YomesentíacadavezmásmolestoporlaformadeconducirsedelprofesorSummerlee.—Pienso que si estuviese más enterado de ciertas cosas que suceden, se manifestaría menos

seguroensusopiniones—ledije.Summerleesequitólapipadelabocayclavóenmísumiradadepiedra.—¿Quierehacerelfavordeexplicarelalcancedesuspalabrasciertamenteimpertinentes?—Quiero decir que cuando yo salía de mi redacción, fui informado de que había llegado un

telegramaconfirmandolodelaepidemiageneralentrelosindígenasdeSumatra,agregandoqueenlosestrechosdeSondanofuncionabanlosfaros.

—Laestupidezhumananotienelímites—gritóSummerlee,hechounaverdaderafuria—.¿Esqueno comprende que, dando por buena la absurda hipótesis de Challenger, el éter es una sustanciauniversal, idénticaen todas laspartesdelmundo?¿Suponeustedacasoniporun solo instantequeexisteunéteringlésyunéterdeSumatra?QuizásseaustedcapazdeimaginarsequeeléterdeKenttienecualidadessuperioresaléterdeSurrey,porelqueenestemomentonostransportaeltrenenqueviajamos.Laverdadesquelacredulidadylaignoranciadelprofanoencienciasresultaproverbial.¿EnquécabezacabequeeléterdeSumatraseatanmortíferoqueproduzcalainsensibilidadtotal,enel mismo momento en que el éter que a nosotros nos rodea no produce efecto apreciable sobrenuestroorganismo?Yo,porejemplo,puedoafirmarqueenmividamehesentidomásfuerteymásequilibradoqueenestemomento.

—Quizásseaasí.Yonometengoporuncientífico—contesté—,aunquerecuerdohaberleídonosédóndequelacienciadeunageneraciónesconsideradaunengañoporlageneraciónposterior.Apesardeesto,no senecesita sinounpocode sentidocomúnparaverque, sabiendo tanpocacosacomo sabemos acerca del éter, cabría en lo posible que esa sustancia sufriese distintas influenciaslocales dentro del cosmos, y que sus consecuencias semanifestasen en unos lugares antes que enotros.

—Con«quizás»ycon«podríaser»sepuededemostrartodo—exclamoSummerlee,furioso—.Loscerdospodríanvolar.Sí,señor,loscerdospodríanvolar,peronovuelan.Discutirconustedesesperder el tiempo.Challenger losha envuelto en sus supercheríasy son incapacesdevalersede supropiarazón.

Resultaríataneficazelexponerrazonesaestoscojinesenqueestamossentados,comoaustedes.—AmigoSummerlee,notengomásremedioquemanifestarlequedesdelaúltimavezquetuveel

placer de alternar con usted no parece que hayan progresado mucho sus maneras—le dijo conseveridadlordJohn.

—Ustedes los petimetres no están acostumbrados a que les canten las verdades—le contestóSummerleeconsonrisamolesta—,claroestácuandoalguienleshacecomprenderquecontodoslostítulosquellevansonunosignorantes,lacosalescaeporsorpresaylesduele.

—Leaseguro,señor,bajomipalabradehonor,quesifueraustedmásjovennosehabríaatrevidoahablarmedeesamanera—dijolordJohnbastanteenojado.

Summerleelevantóagresivamentelabarbilla,enlaquetemblósupequeñomechóndesuperilladechivo.

—Tengapresenteque,jovenoviejo,enmividameasustóeldecirlaverdadaunignorante;sí,

señor, a un pisaverde ignorante, aunque tuviese usted tantos títulos de nobleza como pudieraninventarlospisaverdesyadoptarlosidiotas.

Los ojos de lord John relampaguearon durante unmomento, pero dominó su ira haciendo unesfuerzosupremoyrecostándoseenelrespaldodesuasiento,secruzódebrazosydejandoverunasonrisa de amargura. Todo aquello resultaba espantoso y deplorable. Embargado por la nostalgiarecordéaquellosdíasazarososenlosquelabuenacamaraderíaylafelicidadreinabaentrenosotros.¡Yqueaquellohubiesevenidoapararaestodeahora,alinsultoyalaofensa!Ydeprontorompíasollozar; sí, sollocé ruidosamente, atropelladamente, sin poder contenerme ni dominarme. Miscompañerosmemiraronsorprendidos,yyomecubríelrostroconlasmanos,exclamando:

—Noesnada,noesnada,pero¡quépenamedatodoesto!—Mibuenamigo,estáustedenfermo;esoesloqueocurreynadamás—dijolordJohn—.Desde

quenosencontramosenelandénobservéenustedalgoraro.—Su manera de ser no se ha corregido en nada durante los tres años transcurridos —dijo

Summerlee,moviendolacabeza—.Tampocoamísemeescapólorarodesuconductaenelinstantemismoenquenosvimos.LordJohn,nomalgastesusimpatía.Estaslágrimasdenuestroamigosoncosaexclusivadelalcohol.Habebido.Apropósito,lordJohn,haceunmomentolellamépetimetre,yquizáselcalificativofueraalgoduro.Ahorabien:esapalabramehatraídoalamemoriaunapequeñahabilidad, insignificante, pero divertida, que yo tuve en otro tiempo. Usted me conoce como unhombre de ciencia austero y serio. ¿Querrá usted creer que antaño gocé de una celebridad bienganadaentrelosniñosdequesoyunexcelenteimitadordeanimales?Quizápuedacontribuiraquepaseneltiempodeunamaneraagradable.¿Nolesdivertiríaoírmehacerelgallo?

—No,señor,nomedivertiría—contestólordJohn,queseguíamuyofendido.—Tambiénsolíandecirquemiimitacióndelcacareodeunagallinaqueacabadeponerelhuevo

eraalgoquesesalíadelocorriente.¿Quierenoírme?—No,señor,no;desdeluegoqueno.PeroelprofesorSummerlee, sinhacercasodejósupipaaun lado,ydurante todoel restodel

viajenosdivirtió,opretendiódivertimos,imitandosucesivamentelasvocesdepájarosydeanimalesdeunamaneratanabsurdaquemislágrimasseconvirtieronsúbitamenteenestruendosasrisotadas,queseguramentellegaronhastaelhisterismocuando,sentadofrenteporfrentedelsolemneprofesor,levi,omejordicholeoí,hacerelpapeldeungalloalborotadorodelperritoalquelehandadounpisotónenlacola.LordJohnmeentregóenunmomentodadoelperiódicoquellevaba,yenunodecuyosmárgeneshabíaescritoconlápiz:«¡Pobrediablo!Estácomounachiva.»Desdeluegoquetodoaquelloeranexcentricidades,y,sinembargo,yoencontrésuexhibiciónextraordinariamentesabiaydivertida.

Mientras tenía lugar todo aquello, Lord John, me contaba una historia interminable sobre unbúfaloyunrajádelaIndia,sinqueyoleencontraseatodoloquedecíanipiesnicabeza.

ElprofesorSummerleehabíaempezadoaimitarlosgorjeosdeuncanario,ylordJohnentrabaenlomásemocionantedesuhistoria,cuandoeltrensedetuvoenJarvisBrook,queeralaestaciónmáspróximaaRotherfield.

Challengerhabíavenidoarecibirnos.Parecíareventardesatisfacción.Nitodoslospavosrealesseríancapacesdeigualarlalentaysolemnedignidadconquesepaseabadeunladoaotrodelandén,y labenigna sonrisadebondadosacondescendenciaconquemirabaacuantos seencontrabana sualrededor.Sialgúncambiohabíaexperimentadodesdelostiemposdeantañoeraeldequesehabían

exagerado todas sus características. Aquella voluminosa cabeza y la anchura de su frente con elmechón de cabello negro aplastado sobre ella, parecían todavía mayores. Su barba negra sedespeñabahaciaadelanteenunacascadatodavíamásgrandiosa,ysusclarosojosgrisesdeinsolentespárpadosresultabanburlonescomosiempreymásdominadoresqueantaño.

Meacogió conel divertido apretóndemanosy la sonrisade ánimoconque el directordeuncolegiorecibealosnuevosalumnos,saludódespuésalosotrosdos,ayudandoaretirarsusmaletasylasbombonasdeoxígeno,luegonosacomodóatodosenunespaciosoautomóvil,ynospusimosenmarcha.ElconductoreraelmismoimpasibleAustin,elhombreparcoenpalabras,alqueyohabíaconocido representando el papel de mayordomo cuando hice mi primera y memorable visita alprofesor.Cruzamosporunaregiónhermosaysubimoslacuestaserpenteantedeunacolina.Yoibadelante, juntoalchófer,peroteníalasensacióndequelostreshombresquellevabaamisespaldashablabantodosauna.Porloquepudecomprender,lordJohnseguíametidoensurelatodelbúfalo,yel retumbo de la voz de Challenger, mezclado con el porfiado cacareo de Summerlee, me hizocomprender que otra vez sus cerebros se habían trabado en un furioso debate de gran alturacientífica. De pronto Austin torció de soslayo hacia mí su cara de caoba, sin apartar la vista delvolante,ymedijo:

—Mehandespedido.—¡VálgameDios!—exclamé.Todoparecíahoyextraño.Todosdecíancosas rarase inesperadas.Aquelloparecíacosadeun

sueño.—Estahaceladespedidacuarentaysiete—dijoAustin,meditando.—¿Ycuándosemarcha?—lepregunté,pordeciralgo.—Nomemarcho—mecontestó.ParecíaquelaconversaciónibaaterminarahíperoAustinsiguióhablando.—¿Quiénibaacuidarlesiyomefuera?—Hizoconlacabezaunmovimientorápidoendirección

asuamo—.¿Quiénquerríaquedarseaservirle?—Yaencontraríaalguien—leapuntésuavemente.—Nadie.Nadieleduraríaniunasemana.Siyomemarchase,lacasasedetendríacomorelojal

queseleacabalacuerda.Selodigoporqueesustedamigosuyo,ydebesaberlo.Siyolecogieselapalabra…,perono,notengocorazón,paraello.Elprofesorysuseñoraseencontraríancomodosniñosalosquealguienhubieseabandonadoenlacalle.Puesyaveusted,vaymedespide.

—¿Yporquénoibaaquedarsenadie?—lepregunté.—Porquenadie aguantaría las cosasqueyopasopor alto.El señor esunverdadero sabio, tan

sabio,queavecespareceidiota.Sí,yolehevistomuchasvecescompletamenteloco.Fíjeseenloquehizoestamañana.

—¿Quéhizo?Austinseinclinóhaciamí.—Mordióalamadellaves—mecuchicheójadeante.—¿Quelamordió?—Sí,señor.Lemordióenlapantorrilla.Conmispropiosojoslavisalircomoalmaquellevael

diabloporlapuertadelvestíbulo.—¡SantoDios!—Esomismodiríaustedsiviesealgunasdelascosasqueocurrenallí.Notieneunsoloamigoen

todoelbarrio.Lesheoídodeciraalgunosque,cuandoelamoestuvoentreaquellosmonstruosqueusted describió en sus artículos, se encontraría como en la gloria y que jamás ha alternado comoentoncescon sus semejantes.Elloshablanasí;peroyo,que llevodiezaños juntoaél, le tengoungran afecto y la verdad es que, a pesar de todo cuanto se diga y se haga, el profesor es un granhombreyel servirle esunhonor.Aunqueaveces lehagaaunopasarmalosmomentos.Pero¿veusted aquello? La verdad es que parece reñido con lo que llamamos la hospitalidad tradicional,¿verdad?Léaloustedmismo.

Elcoche,avelocidadmínima,habíasubidoporunacuestaempinadayentrábamosenunacurva.Enelrecodo,yporencimadeunsetoespesosobresalíauncartel.Noresultabadifícilleerlo,porquelaspalabrasnoeranmuchas,peroeranllamativas:

AVISO

¡ABSTÉNGANSELASVISITAS,LOSPERIODISTASYLOSMENDIGOS

G.E.CHALLENGER.

—Realmente,noes loquesediceunhombrecordial—exclamóAustin,moviendo lacabezayalzando los ojos hacia el aviso—. No es texto para una felicitación de Navidad. Espero sepadisculparme, jamás había hablado tanto como hoy, creo que he antepuestomis sentimientos amivoluntad.Siquiere,puededecirmequemeechahastaponersemoradogritando,peroyonomeiré.Esoescosasabida.Yosoysucriado,yélesmiamo,yesoseguiremossiendo,espero,hastaqueDiosdiga.

Habíamoscruzadoporentredospostespintadosdeblancodeunavallaexterior,yelautoavanzóporunaavenidaencurva,flanqueadaderododendros.Alfondosurgióunacasadeladrillodepocaaltura,alaquedabarealcelacarpinteríademaderablanca,eramuyhermosayparecíacómoda.Enlapuertadeentradanosesperaba,lafiguritamenuda,frágilysonriente,delaseñoraChallengerparadarnoslabienvenida.

—Porfinhanllegadonuestrosamigos—legritóChallenger,abandonandoelcocheconpresteza—.Vayanovedadesoderecibirvisitas,¿verdad?Entrenuestrosvecinosynosotrosnosederrochalacordialidad,¿noescierto?Sipudiesenecharnosapatadasenelcarricochedenuestropanadero,yalohabríanhecho.

—¡Espantoso,espantoso!—exclamólaseñora,medioriendo,mediollorando—.NopasadíasinqueGeorgesepeleeconalguien.Notenemosningúnamigoentodalaregión.

—Lo cual me permite concentrar mis atenciones en mi incomparable mujercita —dijoChallenger,ciñéndolelacinturaconsubrazocortoymusculoso;imagínenseustedesaungorilayaunagacelaytendránelretratodeaquellapareja—.Vamos,vamos;estosseñoresestáncansadosdelviaje,yyadeberíaestarpreparadoelalmuerzo.¿RegresóSara?

La señoranegó lastimeramentecon la cabeza,y elprofesor soltóunacarcajada, se acarició labarbaconsuhabitualademándominanteyluegogritó:

—Austin,despuésdeguardarelcoche,hagaelfavordeayudaralaseñoraaservirelalmuerzo.Yahora,caballeros,tenganlaamabilidaddeentrarenmidespacho,necesitoinformarlesurgentementedeunpardecosas.

LAMAREADEMUERTE

Alatravesarelvestíbulosonóel teléfonoyporello involuntariamenteescuchamos lapartedeldiálogo que le tocó sostener al profesor Challenger. Hablo en plural, porque en cien yardas a laredondahabríasidoimposibledejardeoírelretumbodeaquellavozmonstruosa,querepercutíaportodalacasa.Susrespuestasmequedaronbiengrabadasenlamemoria.

—Sí, claro, soy yo… Sí, desde luego, el profesor Challenger, el célebre profesor. ¿Quién, sino…?Desde luego, hasta la última palabra, porque de otro modo no lo habría escrito…Nomesorprendería…Así se deduce de todos los indicios…En el plazo de un día a lo sumo… ¿Y quéquierequelehaga?…Muydesagradable,sinduda;peromeimaginoquehabrápersonasquevalenmás que usted a quienes alcanzará también. Nada se saca gimoteando… De ninguna manera.Arreglárselas como pueda… Basta, señor. ¡Tonterías! Tengo cosas más importantes que estarescuchandodesatinos…

Estrepitosamentecortólacomunicaciónynoscondujoaunaespaciosasaladelpisosuperior,enlaqueteníasudespacho.Habíasieteuochotelegramassinabrirencimadelagranmesadecaoba.

—Empiezoacreerdeveras—dijomientrasrecogíalostelegramas—quelesahorraríadineroamiscomunicantessiregistraseunadireccióntelegráfica.Quizáslamásapropiadafueselade«Noé,Rotherfield».

Tal como tenía por costumbre cuando soltaba algún chiste oscuro, se apoyó en la mesa y seentregóaaquellosmugidosqueeransuscarcajadas.Letemblabanlasmanosdetalmanera,quecasinopodíaabrirlostelegramas.

—¡Noé, Noé!—Jadeaba con la cara congestionada, mientras lord John y yo sonreíamos porcortesíaySummerlee,movíasucabezacomounchivoconexpresióndeburla.

Porúltimo,sincesarensusefusionesdebuenhumor,Challenger,empezóaabrirlostelegramas.Nosotrosnosacercamosalaventanaynosentretuvimoscontemplandoelmagníficopanoramaqueerarealmentedignodecontemplarse.

Lacarretera,quedescribíasuavescurvas,noshabíaconducidohastaunagranelevación,deunossetecientospies.LaresidenciadeChallengersealzabaalbordedelacolina,ydesdesufachadadelSur,enlaqueseabríalaventanadeldespacho,dominábaseunainmensaextensióndecampiñahastadondelassuavescurvasdelosLlanosdelSurformabanunhorizonteondulante.Enunahendiduradelalíneadecolinas,unaniebladehumoindicabalasituacióndeLewes.Bajonuestrospiesseextendíauna ondulante llanura de brezales, en la que estaba enclavado el césped de un vivo color verdecorrespondientealcampodegolfdeCrowborough,punteadoportodaspartesporlasmanchitasdejugadores.UnpocohaciaelSur,entreunespacioabiertodelosbosques,distinguíamosuntrozodela línea del ferrocarril principal de Londres aBrighton. Por último en primer plano, un pequeñopatiocercado,enelqueguardabanelautomóvilenquevinimosdelaestación.

Challenger lanzó una exclamación que nos hizo abandonar la contemplación de aquel plácidopaisaje.Habíaleídolostelegramasyluegohabíaformadoconellosunmontónencimadelamesa.Sucara,anchayáspera,esdecir, loquedeellaeravisibleporencimadelcolchóndesubarba,sehabíateñidodeunvivocolorrojo;parecíaencontrarsesometidoaunafuerteexcitación.

—Puesbien, caballeros—dijo, como si estuviesehablandoaungran auditorio—:he aquíuna

reunión interesante que se celebra bajo circunstancias que yo puedo calificar de sin precedentes.¿PuedopreguntarlessihanobservadoalgodeparticulardurantesuviajedesdeLondresaestacasa?

—Loúnicoqueyoheobservado—contestóSummerleeconagriasonrisa—esquenuestrojovenamigo aquí presente no hamejorado demaneras en el transcurso de los años. Lamento tener quedecirqueduranteelviajemehadadoseriosmotivosdequeja,yfaltaríaalafranquezaqueledebosinodijesequemehaquedadoenelánimounaimpresiónpordemásdesagradable.

—Bueno,bueno;laverdadesquetodosnosponemosenocasionesunpocopesados—dijolordJohn—.Nuestroamigonoquiso lastimaranadie.Despuésde todose tratadeun internacional;demodoquesiledaporemplearmediahoraendescribirunpartidodefútbol,tienemásderechoaelloqueotrasmuchasgentes.

—¡Mediahoraparadescribirunpartido!—exclaméindignado—.Pero¡sihasidoustedelqueseha pasado media hora contando una historia inacabable relativa a no sé qué búfalo! Aquí está elprofesorSummerleequemepuedeservirdetestigo.

—La verdad es que no se cual de ustedes dos se pusomás cargante—dijo Summerlee—. Leaseguro,Challenger,quenotoleraréenmividaquevuelvanahablarmedefútbolodebúfalos.

—Pero¡siyonohedichounasolapalabradefútbol!—protesté.LordJohnlanzóunsilbidoestridente,ySummerleemoviólacabezaconexpresióntriste.—Esenverdaddeplorable.¡Desdeporlamañana!—exclamó—.Mientrasyopermanecíasentado,

sumidoenunsilenciotriste,meditando…—¡Dice en silencio! —exclamó lord John—. Pero ¡si nos ha estado dando una función de

variedades con sus imitaciones de animales! Más que un hombre, parecía usted un incansablegramófonodecuerda.

Summerleeseirguióensondeairadaprotestaydijoconexpresiónavinagrada:—LordJohn,estáusteddeguasa.—¡Porvidade…,queesteesuncasodelocura!—exclamólordJohn—.Cadaunodenosotros

parecesaberloquehicieronlosotrosdos,yningunoestáenteradodeloqueélmismohizo.Vamosaacoplarlotododesdeelprincipio.Nosmetimosenunvagóndeprimeraclaseparafumadores;sobreestonohayduda,¿verdad?ActoseguidonosenredamosenunadiscusiónapropósitodelacartadelamigoChallengerenelTimes,¿noescierto?

—Demodoqueseliaronadiscutir,¿eh?—retumbónuestroanfitrión,ysuspárpadosempezaronacerrarse.

—Usted,Summerlee,dijoquenopodíaexistirniunátomodeverdadensusafirmaciones.—¡Vaya,vaya!—exclamóChallenger,enarcandoelpechoyacariciándoselabarba—.Demodo

queniunátomodeverdad,¿eh?Yodiríaqueantesdeahoraheescuchadoidénticaspalabras.¿Yseme permite preguntar qué argumento esgrimió el grande y célebre profesor Summerlee paraaniquilar al pobre individuo que se había arriesgado a expresar una opinión en un tema deposibilidades científicas? Veamos si antes de hacer polvo a ese desdichado Don Nadie se dignaexponeralgunasdelasrazonesquelehanllevadoaformarunaopinióncontraria.

Mientras Challenger hablaba con su habitual tono de ironía, doblaba el busto, se encogía dehombrosyextendíasumanazas.

—Larazónesmuysencilla—replicóelobstinadoSummerlee—.Sostuvequesieléterquerodeaa laTierraera tan tóxicoenunazonade lamismaque llegabaaproducirsíntomaspeligrosos,noparecíaprobablequeviajásemos trespersonasenunvagóndeferrocarril inmunesporcompletoa

susefectos.Aquel argumento no hizo otra cosa que provocar el ruidoso alborozo de Challenger. Sus

carcajadasllegaronahacerquetodocuantohabíaeneldespachoseestremecieseytemblase.—EstanoeslaprimeravezquenuestroamigoSummerleepierdeelcontactoconlarealidaddela

situación—dijo por fin, enjugándose el sudor de la frente—. Pues bien, caballeros: no encuentromaneramejordeapoyarmispuntosdevistaquehaciéndolesuna relaciónde loqueyomismohellevadoacaboestamañana.Lesseráaustedesmuchomásfácilpasarporaltocualquieralteraciónmentalcuandosepanquehahabidomomentosen losqueyomismomehesentidodesequilibrado.Tenemosenestacasa,deamade llaves,desdehacevariosaños, auna talSara, concuyoapellidonuncaquiseocuparmimemoria.Esunamujerdeaspectoseveroyqueimponerespeto,muyestiradayrecatada,sumamentefríaportemperamento,yenlaquenuncahemosobservadosíntomaalgunodeemoción.Estabayodesayunándomesolo(porquemiseñoranosuelesalirporlamañanatempranodesuhabitación);ydeprontotuvelaocurrenciadequeseríamuydivertido,ademásdeinstructivo,elcomprobarsi laimperturbabilidaddeesamujerteníaalgúnlímite.Derribéunpequeñofloreroquehabía en el centro del mantel, toqué el timbre y me escondí debajo de la mesa. Entró ella en elcomedor,yalverquenohabíanadie,debiódeimaginarsequeyomehabíaretiradoaldespacho.Talycomoyohabíacalculado,seacercóalamesayseinclinóparavolveracolocardepieelflorero.Tuve lavisióndeunamediade lanaydeunabota.Adelanté la cabezay le clavé losdientes en lapantorrilla. El éxito del experimento superó todos los cálculos. Se quedó durante unos segundoscomo paralizada, mirando hacia mi cabeza que veía debajo. De pronto lanzó un chillido, sedesembarazódeuntirónysaliódelcomedoratodocorrer.Yosalítrasellapensandoendarlealgunaexplicación,peroSarasiguiócomounaflechaporlaavenidadeentrada,yalgunosminutosdespuéspudedistinguirlaconmisprismáticosdecampañacorriendoapiesparaquéosquiero,endirecciónal Suroeste. Les cuento la anécdota por el valor que tiene. La dejo caer dentro de sus cerebros yesperoquegermine. ¿Resulta instructiva? ¿No les sugierenada? ¿Quépiensausted a ese respecto,lordJohn?

LordJohnmoviómuyseriosucabeza,ydijo:—Sinosabecontenerse,undíadeestosvaustedaencontrarsemetidoenunbuenlío.—¿Yausted,Summerlee,noseleocurrenada.—Que debería usted abandonar el trabajo en el acto, Challenger, y tomarse tres meses de

vacacionesenunbalneariodeAlemania—contestóelinterrogado.—¡Profunda sentencia, muy profunda! —exclamó Challenger; Veamos, joven amigo, si tiene

ustedlasuertedeexpresarsesabiamenteallídondedetalmanerahanfracasadoquienesleaventajanenaños.

Ydienelclavo.Lodigoconmodestia,perodienelclavo.Desdeluego,paraustedes,quesabenloqueocurrió,noesningúnproblema;perolacosanoeratansencillacuandotodoaquelloresultabaun enigma. Pero lo cierto es que se me ocurrió repentinamente, con la fuerza del más absolutoconvencimiento.

—¡Intoxicación!—exclamé.Al mismo tiempo que pronunciaba esta palabra vi en mi imaginación, con la claridad de un

relámpago,todoloocurridoaquellamañana:lordJohnyasubúfalo,millantohistérico,laconductainsultantedelprofesorSummerlee,losextrañossucesosdeLondres,lariñaenelparque,lamaneradeconducirdelchofer,ladisputaeneldepósitodeoxígeno.Degolpe,todoencajabaenlasituación.

—Desdeluego—volvíaexclamar—.Setratadeunaintoxicación.Todosestamosintoxicados.—Así es —dijo Challenger, frotándose las manos—. Todos estábamos intoxicados. Nuestro

planeta seha zambullido en la zona tóxicadel éter yvaprofundizandoen ella a unavelocidaddevariosmillonesdemillasporminuto.Nuestro jovenamigohadefinido la causade todasnuestrasperturbacionesyperplejidadesenunasolapalabra:«Intoxicación».

Noscontemplamosenunsilencioasombroso.Nosenosocurríaningúncomentarioqueestuviesealaalturadelasituación.

—Esposiblefrenarycontrolaresaclasedesíntomasrecurriendoaunainhibiciónmental—dijoChallenger—.Desdeluego,nopuedoesperarqueestaseencuentreenustedestandesarrolladacomoen mí, porque supongo que se desarrolla en una cantidad proporcional a la energía delfuncionamientomentaldecadapersona.Sinembargo,seobservahastaennuestrojovenamigoaquípresente.Despuésdeaquelpequeñoestallidodebuenhumorquetantaalarmaprodujoamiamadellaves, me senté y me puse a razonar conmigomismo.Me dije que jamás, hasta hoy, me habíanacometidoimpulsosdemorderaningunapersonademiservidumbre.Setrataba,pues,deunimpulsoanormal.Enuninstantecomprendíloquesucedía.Metoméelpulsoymeencontréconqueteníadiezpulsacionesporencimadelonormal,yquemisreflejoseranmásintensos.Hiceunllamamientoamiyomáselevadoymássano,alauténticoG.E.Ch.,quepermanecíaserenoeinconquistabledetrásdetodasaquellasperturbacionessimplementemoleculares.Hiceunllamamientoaél,comodigo,paraque estuviese al acecho de las idiotas jugarretas mentales que ese tóxico podía ocasionarme.Comprobéqueerayoelamo.Mesentícapazdeexaminarydecontrolarmimentedesordenada.Fueunejemplonotabledeltriunfodelainteligenciasobrelamateriaquemásíntimocontactomantieneconelalma.Casiestabapordecirqueelalmafallabayqueeralapersonalidadmíalaqueladirigía.Yasímeocurrióque,albajarmiesposadesuhabitación,sentíelimpulsodeescondermedetrásdelapuerta para asustarla pegandoungrito cuando ella entrase, pero logré dominarmey la recibí contodo respeto y moderación. También logré dominar por ese mismo procedimiento una comezónirresistiblequemeimpulsabaagraznarcomounpato.Mástardebajéparapedirelautomóvil,ymeencontréconqueAustinestabaabsortoaseguirlospasosdelamadellaves.Todolocontrario,lediungolpecito en el hombroy le encarguéque el coche estuviesedispuesto con tiempopara ir a laestación a recibirles a ustedes. En este mismo instante estoy sintiendo una terrible tentación deagarraraSummerleedesuestúpidabarbillablancaysacudirleviolentamentelacabezahaciaatrásyhaciaadelante.Y,sinembargo,yamevenustedescómomedomino.Permítanmequemerecomiendeaustedescomounejemploquedebenimitar.

—Encuantosemepresenteelbúfalo—dijolordJohn.—Yyoencuantosemeocurralodelpartidodefútbol.—Es posible que esté usted en lo cierto, Challenger —dijo Summerlee con voz de

arrepentimiento—. Reconozco que tengo una tendencia mayor hacia la crítica que hacia loconstructivo, y que no soy de los que se inclinan fácilmente hacia cualquier nueva teoría,especialmentecuandoestanfantásticayfueradelocorrientecomolasuya.Sinembargo,cuandomepongoapensarentodoloocurridoestamañanaypiensoenelcomportamientodemiscompañeros,resultafácilcreerquehayqueecharlaculpadesuconductaaciertaclasedetóxicodepropiedadesdesconocidas.

Challengerdioasucolegaalgunaspalmaditascariñosasenelhombro,ydijo:—Vamosprogresando,vamosprogresandosindudaalguna.

Summerleelepreguntóconhumildad:—Ydígame,¿cómoveustedlasituación?—Consupermiso,quierodecirlesalgunaspalabrasacercadeesteasunto—sesentóencimadela

mesa, dejando que sus piernas cortas y gruesas colgasen, balanceándose—. Estamos siendoespectadoresdeundramatremendoyespantoso.Enmiopiniónestamosasistiendoalfindelmundo.

¡Elfindelmundo!Nuestrasmiradassevolvieronhaciaelventanalynosquedamoscontemplandolabellezaestivaldelacampiña,lasgrandeszonasendeclivecubiertasdebrezos,lashermosascasasde campo, las apacibles granjas y los jugadores que se divertían en el campo de golf. ¡El fin delmundo!Habíamos escuchadomuchas veces aquella frase, pero al pensar que pudiera encerrar unsentido práctico inmediato, de que no se refiriese a una fecha indeterminada, sino a hoy, a ahoramismo,eraalgotremendoqueproducíaconsternación.Noshabíainvadidoatodosunasensacióndesolemnidad,yesperamosensilencioqueChallengersiguiesehablando.Suespaciodominanteysuexpresión infundían tan enérgica solemnidad a sus frases, que se esfumó por el momento antenosotrostodoloquederudoydeabsurdohabíaenaquelhombre,ysurgióantenuestravistacomounsermayestáticoysuperioralatalladelhombrecorriente.Yo,porlomenos,recordéalpuntoconagrado que, desde nuestra entrada en el despacho, aquel hombre había estallado por dos veces enatronadorascarcajadas,ymedijeparamisadentrosquelaindependenciamentaltenía,desdeluego,suslímites.Lacrisisnopodíaser,pues,nitangravenitanapremiante.

—Imagínenseustedes—nosdijo—unracimodeuvasrecubiertasdebacilosinfinitesimales,peronocivos.El jardinero losometeaunprocesodedesinfección.Talvezdeseaquelasuvasseanmáslimpias.Quizásnecesitaaquelespacioparacriarnuevosbacilosmenosnocivosque losanteriores.Introduceelracimoeneltóxicoyestosdesaparecen.YoopinoquenuestroJardineroestáapuntodehundirnuestrosistemasolaryelbacilohumanoenuntóxicodesinfectante.Esteminúsculoembriónmortífero que se retuerce y contorsiona en la capa exterior de la Tierra será instantáneamenteaniquiladoporunprocesodeesterilización.

Denuevosehizoelsilencioperoalpuntoelteléfonoacabóconél.Challengerdijoconásperasonrisa:

—Seguro que es uno de nuestros bacilos que chilla pidiendo socorro. Empiezan a caer en lacuentadequeelUniversopuedeseguirexistiendoperfectamentesinellos.

Porunosmomentossaliódeldespacho.Recuerdoqueningunodelostrespronunciamosunasolapalabradurantesuausencia.Lasituaciónparecíaestarporencimadecualquiercomentario.

—El funcionariodeSanidaddeBrighton—dijoChallengeral regresar—.Segúnparece,yporalgunarazóndesconocida,lossíntomasseagravanconmayorrapidezenlospuntossituadosalniveldelmar. Los setecientos pies de altura a que nosotros nos encontramos nos proporcionan ciertasventajas.Porlovisto,lagentesevaenterandoyadequesoylaprimeraautoridadenlamateria.SelodeboseguramenteamicartaalTimes.Lapersonaconquienhablécuandollegamoseraelalcaldedeunaciudaddeprovincias.Yahabránoídoloquelehedicho,viendoelconceptoexageradoqueteníadesupropiavida.Leayudéahacerunreajustedesusideas.

Summerlee sehabía levantadoyestabaahora juntoa laventana.Susmanosenjutasyhuesudastemblequeabanporefectodesuemoción.

—Challenger—dijomuyserio—,elproblemaesdemasiadograveparaentretenernosenfútilesdiscusiones.Nocreaquequieroirritarlosilehagoalgunaspreguntas.Quieropreguntarlesiensusdatosoensusrazonamientosnoseocultaráalgunafalacia.Fíjesecómoelsolbrillaenelcieloazul

conelmismoresplandordesiempre.Fíjeseenlosbrezales,enlasfloresyenlospájaros.Fíjeseenaquelloshombresquesediviertenenelcampodegolfyenaquelloslabriegosquesieganelcereal.Nosaseguraustedquequizáellosynosotrosestamosalbordemismodenuestradestrucción;queeste día soleado puede ser el día del Juicio Final que desde hace tanto tiempo espera el génerohumano.Por lo queustednos ha dichohasta ahora, ¿enqué se basa para establecer esa espantosateoría?Enciertaanormalidaddelaslíneasdelespectro,enrumoresquellegandesdeSumatrayencierta sorprendente excitación personal que hemos observado los unos con los otros. Este últimosíntoma no es tan marcado que tanto usted como nosotros no podamos dominarlo mediante elesfuerzodenuestravoluntad.Noseandeenmiramientosconnosotros,Challenger,porqueantesdeahorahemosvistoyalamuertemuydecercaylahemosvistojuntos.Digatodoloquesabe,afindequenos hagamosun concepto exacto de la situacióny de cuáles sonnuestras perspectivas para elporvenir.

Aquellaeraunamaneradehablarvalerosaynoble,propiadelespíritufirmeyenérgicoqueseocultabadetrásdetodaslasacritudesyangulosidadesdelviejozoólogo.LordJohnselevantóylediounapretóndemanos.

—Suscribotodoloqueacabadedecir,sinquitarunatilde—dijo—.Yahora,Challenger,austedesaquienletocadecirnoscuáleslasituación.Ustedbiensabequenosomosgenteasustadiza;perocuandosalimosdeLondresconlaideadepasarunbuenfindesemanaenestacasaynonosvemosmetidosderondóneneldíadelJuicio,creoquenosmerecemosunapequeñaexplicación.¿Dequépeligrosetrata,hastaquépuntollegasugravedadydequémanerapodemoshacerlefrente?

Alto y fuerte, lord John recibía el resplandor del sol junto a la ventana, con sumanomorenaapoyada en la espalda de Summerlee.Yo estaba recostado enmi sillón, con el cigarrillo apagadoentre los labios, en ese estado de ánimo en que no se piensa en nada y en que se perciben conextraordinarianitideztodaslassensaciones.Quizásfueseunafasedistintadelaintoxicación,peroyahabían cesado todos los impulsos delirantes, y me encontraba en un estado de ánimo deextraordinaria languidez,pero tambiéndegran receptividad.Yoeraunespectador.Noparecíaquenadadeaquellopudieraafectarme.Peroresultabafascinanteelespectáculodeaquellostreshombresfuertesenfrentándoseaunacrisis.Antesdecontestar,Challenger inclinósufrentepreocupadayseacariciólabarba.Seadvertíaquedeseabapesarcuidadosamentesuspalabras.

—¿CuáleseranlasúltimasnoticiascuandosalieronustedesdeLondres?—preguntó.—A eso de las diez estuve en la redacción de laGaceta—dije yo—.Acababa de recibirse un

despachodeReuter,enviadodesdeSingapur,anunciandoquelaepidemiaparecíaadquirircaracteresgeneralesenSumatra,yque,comoconsecuenciadeello,nosehabíanencendidolosfaros.

—Losacontecimientosparecenhaberprecipitado—dijoChallenger,echandomanoalmontóndetelegramas—.Meencuentroenestrechocontactoconlasautoridadesyconlosperiódicos,demaneraqueconvergenaquí lasnoticiasde todaspartes.LaverdadesquesepidedeunamanerageneraleinsistentequemetrasladeaLondres;peroyonoveoqueseganenadaconello.Segúnlasnoticias,laintoxicación empieza manifestándose en estados de excitabilidad; en París hubo esta mañanaalborotos de gran violencia, y losmineros deGales se encuentran en plena revuelta.Hasta dondeparecededucirsedelaspruebasquetenemosamano,aestaetapaestimulante,quevaríamuchosegúnlas razas y los individuos, sucede otra de exaltación y de lucidez mental… Me está pareciendodistinguiralgunossíntomasennuestrojovenamigoaquípresente.Aesaetapa,queduraunperíododetiempoapreciable,sigueladelestadocomatoso,queseagravarápidamentehastaquesobreviene

lamuerte.Hasta donde alcanzanmis conocimientos de toxicología, se que existen ciertos venenosvegetalesqueatacanlosnervios…

—Lasplantasdelaespeciedelasdaturas—apuntóSummerlee.—¡Magnífico!—exclamóChallenger—.Paradarunnombreanuestroagentetóxicotendríamos

que hacerlo con precisión científica. Llamémosle simplemente daturon. A usted, mi queridoSummerlee,lecorrespondeelhonor(¡ay,póstumo,peronoporesomenosexclusivo!)dehaberdadonombrealdestructoruniversal,algrandesinfectantedelSupremoJardinero.Podemos,pues,darporsentadoquelossíntomasdeintoxicaciónporeldaturonsonlosqueyaheindicado.Ycomoeléteresunmediouniversal,pareceseguroqueesetóxicoenvolveráatodoelmundoyloqueimposibilitarácualquier clase de vida.Hasta ahora se hamostrado caprichoso en cuanto a los lugares enquehahecho sus efectos; pero esadiferencia es cuestióndeunaspocashoras, de lamisma formaque lamareacubreprimeroensuavanceuna franjadearenaymás tardeotra,penetrandoaquíyalláencorrientesirregulares,hastaqueacabasumergiéndolotodo.Respectoalaacciónyalaformaenquese distribuye el daturon, existen, sin duda, leyes que habrían ofrecido profundo interés sidispusiésemosdetiempoparasuestudio.Porloqueyohepodidoobservarlasrazasmásretrasadasson las que primero se han visto afectadas. Llegan lamentables relatos desde África, y las tribusaborígenesdeAustraliahansidoyaexterminadas.Hastaahora, lasrazasdelNortehandemostradoposeermayor resistencia que las del Sur.Aquí hay un informe fechado enMarsella a las nueve ycuarentaycincodeestamañana.Vanaoírlotextualmente:«DurantelanochehareinadoentodalaProvenza una excitación delirante. Los cosecheros de vino han provocado tumultos enNimes. EnTolónseregistraunasublevacióndelossocialistas.Lapoblaciónsesintióestamañanaacometidadeunaenfermedadseguidadecoma.Grannúmerodemuertosenlascalles.Todoslosnegociosestánparalizados,yreinauncaosgeneral.»Unahoradespués,ydelamismafuente,llegóesteotro:«Nosvemos amenazados por el completo exterminio. La gente no cabe en las iglesias y catedrales. Elnúmero demuertos es superior al de los que quedan con vida.Algo espantoso e inconcebible.Lamuerteparecequellegaaproducirsesingrandessufrimientos,peroesrápidaeinevitable.»DeParísha llegado un telegrama del mismo estilo, aunque allí el desarrollo de la enfermedad es menosagudo.LaspoblacionesdelaIndiaydePersiaparecenhabersidoborradasdelmundodelosvivos.LapoblacióneslavadeAustriahasucumbido,y,encambio, la teutonaapenassehavistoafectada.Hablandoentérminosgenerales,parecequelaspoblacionesquevivenenlasllanurasoaorillasdelmar han sentidomás rápidamente que las de tierra adentro y las de las zonas altas los efectos deldaturon,aunquelosdatosqueposeosonlimitados.Hastaenlasalturasmáspequeñasseobservaesadiferenciaengrandenotable,yesposiblequesiquedaalgúnsupervivientedelarazahumana,seleencontrarátambiénestavezenlacumbredealgúnArarat.Estanuestramodestacolinapuedeahoraresultar una isla transitoria en un océano de catástrofe. A la velocidad con que está avanzando,bastaránunashorasparaquetodosquedemossumergidos.

LordRoxtonseenjugólafrente,ydijo:—Loquenoalcanzoacomprenderescómopuedeustedpermanecersentandoyriéndose,conese

montónde telegramas.Hevistodecercaa lamuerteconmuchafrecuencia;peroesode lamuerteuniversalesespantoso.

—Encuantoamisrisas—contestóChallenger—,noseolvidendequeyo,lomismoqueustedes,nomehelibradodelosefectosdelaexcitabilidadcerebralproducidaporeldaturon.Encuantoalodelhorrorquepareceinspiraraustedlamuerteuniversal,yoquisieradecirlequeesalgoexagerado.

Si le lanzasenaustedalmar,soloenuna lanchayhaciaundestinodesconocido,quizásucorazóntendríamotivosparadesmayar.Elaislamiento,desdeluego,leproduciríaabatimiento.Perosituviesequehacer el viaje enunbarco relativamentebueno, en el que fueran también todos suparientesyamigos,experimentaríausted lasensacióndeque,por inseguroque fuesesudestino,pasaríaustedporuntrancecomúnatodosysimultáneo,loquelepermitiríamantenersehastaelúltimoinstanteenlamismaestrechacomuniónconellos.Quizásunamuertesolitariaseacosaterrible:perounamuerteuniversaly,porloqueseve,sinsufrimientos,nomeparecequedebadespertartemores.Yo,adecirverdad,simpatizaríaconquienconsideraseperspectivahorrenda ladesobrevivircuando todos loshombressabios,célebresygrandeshubiesendesaparecido.

—¿Y qué propone usted que hagamos?—preguntó Summerlee, quien, por una vez al menos,asentíaconlacabezaelrazonamientodesuhermanoenlaciencia.

—Quealmorcemos—contestóChallenger,yeneseinstanteresonóportodalacasalavibraciónsonora de un golpe de gong—.Las tortillas que prepara nuestra cocinera solo tienen rival en suscostillitasdecordero.Confiemosenquelaperturbacióncósmicanohayamenguadosusmagníficascondiciones.TambiénhayquesalvarmiScharzbergerdelnoventayseis,paralocualcuentoconlacolaboración decidida de todos ustedes, sería lamentable que se perdiese el vino de una añadamagnífica —se dejó caer al suelo desde la mesa en que había permanecido sentado mientrasanunciabaelfindenuestroplaneta,ydijo:

—¡Ea!, puesto que el tiempo que nos queda es tan escaso, parece razonable que lo pasemosdisfrutandodemoderadosplaceres.

Fue, desde luego, una comida por demás alegre, aunque no consiguiésemos olvidarnos de loespantosodenuestrasituación.Enelúltimorincóndenuestrasmentessealzabatodalasolemnidaddel acontecimiento, ensombreciendo nuestras expansiones.Desde luego, quien jamás se haya vistocaraacaraconlamuerteesquienconmayormiedoretrocedeanteellacuandollegaelfinal.Ahorabien: la muerte había sido compañera familiar para los comensales varones durante una épocaextraordinariadenuestrasvidas.Encuantoaladama,elladescansabaenelesposoenérgicoyfirmequelaguiaba,dispuestaallegarconélhastaelfinaldelcamino,fueracualfuese.Elfuturopertenecíaanuestrodestino;elpresentenospertenecíaanosotros.Lopasamosenamablecamaraderíaygratadiversión. He dicho ya que nuestros cerebros funcionaban con extraordinaria lucidez. Yo mismodespedídestellosenocasiones.EncuantoaChallenger,hayquedecirqueestuvoadmirable.Nuncahastaentonceshabíapodidomediryolaelementalgrandezadeaquelhombre,elalcanceyfuerzadesu discurrir. Summerlee le acicateaba, coreándole con sus críticas agridulces, y lord John y yoreíamoscomoespectadoresdeltorneo;ylaseñoraChallenger,conlamanopuestaenelbrazodesuesposo,gobernabalosmugidosdelfilósofo.Lavida, lamuerte,eldestino,elfindelhombre, talesfueron los temasestupendosdeaquellahoramemorable, trascendentalizada,porque, amedidaqueavanzabalacomida, lassúbitasexaltacionesdemicerebroyloshormigueosdemismiembrosmeadvertíanque lamarea invisiblede lamuerte ibaganandodeunamanera lentaycalladaanuestroalrededor.MefijéenquelordJohnsellevósúbitamentelasmanosalosojos,yqueSummerleesedejó caer por unmomento en el respaldo de su silla. El aire que aspirábamos estaba cargado defuerzas extrañas. Y, sin embargo, nos sentíamos felices y tranquilos. Austin puso los cigarrillosencimadelamesaysedisponíaaretirarse.

—¡Austin!—ledijosuamo.—¿Dígame,señor?

—Ledoylasgraciasporsufidelidad.Lacaranudosadelcriadoseanimóconunasonrisa.—Solohecumplidoconmiobligación,señor.—Austin,creoqueeldíadehoyvaasereldelfindelmundo.—Sí,señor.¿Yaquéhora?—Loignoro,Austin,Peroseráantesdelanoche.—Muybien,señor.EltaciturnoAustinsaludóyseretiró.Challengerencendióuncigarrillo,aproximósusillaalade

suesposaylecogiólamano.—Yasabesloqueocurre,querida—ledijo—.Tambiénseloheexplicadotodoaestosamigos.

Nosientesmiedo,¿verdad?—Nosufriremos,¿verdadGeorge?—Sentiráslosmismosefectosquelosdelgasdelarisadelosdentistas.Adecirverdad,cadavez

queteloinyectaronfuecomosi,enefecto,murieras.—Produceunasensaciónagradable.—Tal vez la muerte sea igual. La máquina, sin fuerza ya, del organismo físico no puede

registrarlaenelrecuerdo,perotodossabemoselplacermentalqueproduceunensueñoyunéxtasis.Es posible que la Naturaleza haya construido una hermosa puerta, y que la haya cubierto conmagníficas y brillantes colgaduras para que nuestras almas asombradas pasen por ella a la nuevavida. En todas mis exploraciones por la realidad cuando he llegado al tuétano de las cosas hedescubiertosiempre,sabiduríaybondad;ahorabien:sienalgunaocasiónelaterradomortalnecesitaternura,esseguramenteenelmomentopeligrosodepasardeunavidaaotravida.No,Summerlee,noaceptosumaterialismo,porqueyoalmenossoyunacosademasiadomagníficaparadiluirmeensimpleselementosfísicos,enunpaquetedesalesdiversasyentrescubosdeagua.Aquí…,aquí—yaldecirlo segolpeó lavoluminosacabezaconelpuñoenormeyvelludo—hayalgode loque sesirvelamateria,peroquenoesmateria;algoqueescapazdeaniquilaralamuerte,peroaloquelamuertenopodráaniquilarjamás.

—Hablandodemorir—dijo lordJohn—,yosoyuncristianoconvencido;peroveocomounacosa muy natural aquella costumbre de nuestros antepasados de hacerse enterrar con sus hachas,arcos, flechas y demás, pensando en que seguirían viviendo de lamismamanera que aquí habíanvivido—yagregó, recorriendoa loscomensalesconunamiradapudibunda—:NosésiyonomesentiríatambiénmásagustosimeenterrasenconmiviejorifleExpress,delcuatrocientoscincuenta,y conmi escopeta corta, la de culata de caucho y uno o dos cargadores. Sí, es la fantasía de unchalado;peroahíestá.¿Quéopinausted,herrprofesor?

—Pues verá—dijo Summerlee—. Ya que quiere saber mi opinión, le diré que me parece unindefendibleretrocesoalaEdaddePiedra.Yopertenezcoalsigloveinte,ymeagradaríamorircomounhombrecivilizado.Nocreoquemeasustelamuertemásquealosaquípresentes,porqueyavoyparaviejo,y,ocurraloqueocurra,nopuedoesperarvivirmucho;perovacontratodamimaneradeserelesperarsentadoysinlucha,comounaovejaanteelcarnicero.¿Escierto,Challenger,quenonosquedanadaquehacer?

—Parasalvamos,¡nada!—contestóChallenger—.Paraprolongarnuestrasvidas,ydeesemodopodersertestigosdelainmensatragediaantesquenosenvuelvatambiénanosotros,quizásyotengaunasolución.Hetomadociertasmedidas.

—¿Eloxígeno?—Exactamente.Eloxígeno.—Pero ¿dequéva a servir el oxígeno, tratándosede un envenenamientodel éter?El oxígeno,

comparadoconeléter,vieneaseralgoasícomounpedazode ladrillocomparadoconungas.Setratadeplanosdiferentesdelamateria.Nohaymaneradehacerlosincidir.

—¡Ea,Challenger!Ustednopuededefenderunaproposicióndeesaclase.—MibuenSummerlee,nocabedudadequeestefluidotóxicoessusceptibledeserinfluidopor

agentesmateriales.Podemosapreciarloenlamanerayformadepropagarselaepidemia.Apriori,nopodemosesperarlo;peroesunhechoindiscutible.Poresoparticipocongranconvencimientodelaopinióndequeungascomoeloxígeno,queaumenta lavitalidadydacapacidadderesistenciadelcuerpo,podríaprobablementeretrasarlaaccióndeeseotroqueustedhatenidolafelizideadellamareldaturon.Esmuyposiblequeyoestéequivocado;pero tengo todaclasederazonesparasuponerquemisrazonamientossoncorrectos.

—Bien—dijolordJohn—;siescuestióndequenosmetamosentubodeesosenlaboca,comounbiberón,yorenuncio.

—Nollegaremosaeseextremo—contestóChallenger—.Hemostomadociertasmedidas(amiseñoraselodebenustedes)parahacersutocadortodoloimpermeablealairequeseaposible,conlosmediosquecontamos:passe-partoutypapelcharolado.

—¡Por Dios, Challenger! ¿No pensará impedir que penetre el éter valiéndose del papelcharolado?

—Querido amigo, me parece observar un poco de mala intención en esa imposibilidad decomprender el verdadero alcance de mis palabras. No nos hemos tomado todo ese trabajo paraimpedirquepenetreeléter,sinoparaimpedirqueseescapeeloxígeno.Confíoenque,silogramosmantenerunaatmósferahiperoxigenadahastaciertopunto,quizásconsigamosmantenerenactividadnuestrossentidos.Noesgrancosa,peroyaesalgo.

—¿Duraráesomucho?—No tengo la menor idea. No abriremos los recipientes hasta que los síntomas resulten

insoportables. Entonces iremos soltando poco a poco el gas, pero no más de lo estrictamentenecesario. Quizás con eso ganemos algunas horas, o quizá algunos días, durante los cualesdirigiremosdesdeelinteriordelahabitaciónnuestrasmiradashaciaunmundoenelquelavidasehabráagostado.Deesaformaretrasaremosnuestrodestinofinal,ypasaremosporlaextraordinariaexperienciadeserlaextremaretaguardiadelgénerohumanoensumarchahacialodesconocido.Yahoralesruegoquemeechenunamanoparatrasladarlasbombonas.Creoquelaatmósferaseestáhaciendosofocante.

SUMERGIDOS

La habitación destinada a ser el escenario de nuestra inolvidable experiencia era una salitanotoriamentefemenina,deunosdieciséispiescuadrados.Aunladodelamisma,separadoporunacortina de terciopelo rojo, estaba el vestidor del profesor, que comunicaba con un espaciosodormitorio.Pero,paraefectosdenuestroexperimento,seconvertiríantodosenunasolahabitación.Una puerta y elmarco de la ventana habían sido ya sellados con papel barnizado, demanera quepodía decirse que estaban aisladas. La otra puerta, que daba al descansillo, tenía unmontante quepodíaabrirsetirandodeunacuerda,siemprequeresultaseindispensabledaralgunaventilación.Encadaunodelosángulosdelahabitaciónhabíaungruesoarbustodentrodeuncubo.

—Escuestióndelicadayvitaldesembarazarnosdelexcesodebióxidodecarbonosinmalgastarnuestrooxígeno—dijoChallenger,mirandohacialasbombonasqueestabancolocadasunajuntoaotraapoyadasenlapared—.Dehaberdispuestodemástiempo,habríaconcentradotodalafuerzademi inteligencia en el problema; pero tendremos que arreglamos como podamos. Los arbustosresultarándeutilidad.Dosdeloscilindrosdeoxígenoestándispuestosparaentrarenfuncionamientoinmediatamente, a fin de que las circunstancias no nos cojan desprevenidos. Al mismo tiempo, ycomo la crisis puede presentarse súbitamente, convendría que no nos alejásemos mucho de lahabitación.

Teníaestaunaventanaampliaydepocaalturaquedabaaunbalcón.Elpanoramaquedesdeallísedistinguíaeraelmismoquehabíamostenidoocasióndeadmirardesdeeldespacho.Alexaminarloahora, no advertíamos señal alguna de perturbación. Bajo mis ojos había una carretera que trasmuchas curvas conducía hacia la base de la colina.En aquel instante subía dificultosamente cuestaarriba un coche procedente de la estación, uno de esos coches prehistóricos que únicamente hansobrevividoennuestrasaldeas.Másabajotodavía,unaniñeraempujabauncochecitoenelqueibaunniño, y llevando a otro de lamano.Las estrías azules de humode las chimeneas de las casitas decampodabanalampliopanoramaunairedevidarutinariaydecomodidadeshogareñas.Entodoelcieloazulyentodala tierraenvueltaenlosrayosdeunsolresplandecientenosedistinguíasignoalguno que anunciase una catástrofe. Los segadores trabajaban otra vez en los sembrados, y losjugadores de golf, seguían surcando el césped de su campo. Dentro de mi propio cerebroexperimentabaun torbellinoextraordinario,yera tal lavibracióndemisnerviosexcitados,que laindiferenciadeaquellasgentesmedejóatónito.

—Porlovisto,esagentenopresentasíntomaalgunodelaintoxicación—dije,apuntandohaciaelcampodegolf.

—¿Ustednoesjugadordegolf?—preguntólordJohn.—No,nuncamehaentusiasmado.—Puesbien,miqueridoamigo,sihubieseustedjugado,sabríaqueunavezseiniciaunapartida,

tendríaquevenirseabajoelmundoparaquese interrumpa. ¡Hola!Ya tenemosotravezel teléfonoquellama.

Despuésdelalmuerzo,devezencuandoeltintineoinsistentedelteléfonoreclamóvariasveceslapresenciadelprofesor.Estenosinformabadelasnovedadesocurridasamedidaqueleibanllegando.Lahistoriadelmundonohabíaregistradojamásnoticiastanterroríficas.Aquellaamenazasiniestra

veníareptandodesdeelSurcomounamareamortal.Egiptohabíapasadoyaporsufasedeliranteyhabíaentradoenelestadocomatoso.Despuésdeunfrenesísalvaje,duranteelcuallucharonentresífuriosos los clericalesy los anarquistas,EspañayPortugalquedaron sumidas en elmás completosilencio. Ya no se recibían cables procedentes de América del Sur. Los estados sureños deNorteamérica habían caído víctimas del daturon después de tremendos disturbios raciales. En losEstadosalnortedeMaryland,losefectoseranpocopronunciados,yapenasresultabanperceptiblesen elCanadá.Una tras otra, habían sido afectadasBélgica,HolandayDinamarca.Desde todos lospuntosdelglobollegabanmensajesdesesperadosalosgrandescentrosdelsaber,alosquímicosyalos médicos de fama mundial, implorando sus consejos. También sobre los astrónomos caía undiluvio de preguntas. No era posible hacer nada, porque se trataba de un fenómeno universal ysuperior al conocimiento humano.Era unamuerte, sin dolor, pero irremisible, lamuerte para losjóvenesyparalosancianos,paralosdébilesyparalosfuertes,paralosricosyparalospobres,sinesperanzaniposibilidaddeevitarla.Taleseranlasnoticiasquenosllegabanatravésdelteléfono,enmensajesaisladosyenloquecidos.Lasgrandesciudadesconocíanyaeldestinoquelesesperaba,y,por lo que nosotros veíamos, se preparaban a hacerle frente con dignidad y resignación. Y, sinembargo, allí estaban aquellos jugadores de golf y aquellos segadores, retozando como corderosbajolasombradelcuchillo.Resultabaasombroso.Pero¿cómoibanasaberlo?Lacatástrofesenoshabíaechadoencimaconunazancadadegigante.¿Quéesloquetraíanlosperiódicosdelamañanaquefuesecapazdedespertarsualarma?Yyaeranlastresdelatarde.Mientrasmirábamosdebiódecorreralgúnrumor,porquelossegadoresecharonacorrer,alejándosedelossembrados.AlgunosjugadoresregresabanalacasadelClub.Corríancomoquienbuscarefugiocuandocaeunaguacero.Loscadislesseguíanatodaprisa.Peroalgunosdeellossiguieronjugando.Laniñerasehabíadadovueltayempujabaapresuradamenteelcochecitocuestaarriba.Observéquesellevabalamanoalafrente.Elcieloerapropiodeunperfectodíaveraniego,unabóvedainmensadeazuluniforme,salvoalgunas nubes en forma de borrego que asomaban por encima del límite de la llanura. Si laHumanidad tenía que morir aquel día, moriría, por lo menos, en un lecho resplandeciente. Sinembargo,todoaquelagradableencantodelaNaturalezadabaunaspectotodavíamáslamentableatanterrorífica y total destrucción. ¡Era una residencia demasiado hermosa para que nos viésemosexpulsadosdeellademaneratanrápidayviolenta!

Elteléfonosonódenuevo.DeprontooílaretumbantevozdeChallenger,quemegritabadesdeelvestíbulo:

—¡Malone,lellamanausted!Corríhaciaelaparato.EramísterMcArdle,quemehablabadesdeLondres.Suvozfamiliarme

decía:—Malone, ¿esusted?EnLondres estánocurriendocosas espantosas.Por el amordeDios,vea

ustedsielprofesorChallengerescapazdedecirnossihayformaderemediarlo.—Elprofesornopuedeaconsejarnada,señor—lecontesté—.Consideralacrisiscomouniversal

einevitable.Nosotrosdisponemosaquídeciertacantidaddeoxígeno;peroesonoharáotracosaqueretrasarnuestrodestinodurantealgunashoras.

—¡Oxígeno! —gritó la voz angustiada—. No hay tiempo para buscarlo. Desde que ustedabandonó el despacho esta mañana, la redacción está completamente desorganizada. Lamitad delpersonalhaperdidoelconocimiento.Yomismosientounagranpesadez.DesdemiventanaveoFleetStreetcubiertadegentecaídaporelsuelo.Eltráficoestátotalmenteinterrumpido.Ajuzgarporlos

últimostelegramas,todoelmundo…Lavozdemiinterlocutorsehabíaidoapagando,ydeprontosecalló.Uninstantedespuésoía

travésdelteléfonoelgolpeapagadodeuncuerpoquecaía,comosimiinterlocutorhubiesegolpeadosumesaconlacabeza.

—¡MísterMcArdle!¡MísterMcArdle!—grité,sinobtenerrespuesta.Alcolgarelauricular,lohiceconscientedequenuncamásvolveríaaoírsuvoz.Enaquelmismoinstante,aldarelprimerpasoparaalejarmedelteléfono,senosvinoencimael

fenómeno. Era como si estuviésemos bañándonos en el mar con el agua hasta los hombros y deprontounaolanoshubiese sumergidoporcompleto.Sentí comosiunamano invisible sehubiesecerradosuavementealrededordemigargantayestuvieseexprimiendofuerademílavidatoda.Sentíuna enorme presión sobre mi pecho, mi cabeza no cabía dentro de mi cráneo, empezaron azumbarme losoídos congran fuerzaydelantedemisojospercibí brillantes relampagueos.Corrítambaleándomeymeagarréa labarandillade laescalera.Enaquelmismoinstante tuve la terriblevisióndeChallenger,quepasópormiladocorriendoydandobufidoscomounbúfaloherido,consucara roja como la púrpura, los ojos saltándosele de las órbitas y los cabellos erizados. Llevabaterciada al hombro a su mujercita, que parecía insensible. Tropezando, cayendo, levantándose,gateando, avanzó escaleras arriba, huyendo a pura fuerza de voluntad por entre aquella atmósferamaléficahastalahabitación,quelesofrecíaunrefugiopasajero.Alveraquelesfuerzo,meprecipitétambiénescalerasarriba,gateando,tropezando,aferrándomealabarandilla,hastaquecaídebruceseneldescansillosuperior,medioinsensible.LagarradeacerodelordJohnmelevantóporelcuellode mi chaqueta, y un momento después me encontré tendido de espaldas, incapaz de hablar y demoverme, sobre la alfombradel tocador.Ami ladoyacía lamujer, ySummerlee estabahechounovilloenunsillónjuntoalaventana,conlacabezatocandocasi lasrodillas.ComoensueñosviaChallenger, como un escarabajo monstruoso, reptando muy despacio por el suelo, y, un instantedespués,oíelsuavesiseodeloxígenoqueseescapabadeunabombona.Challengerhizodosotresinspiracionesprofundísimas,ysuspulmonessedilataronconruidososestertoresalllenarsedelgasvital.

—¡Eseficaz!—gritó,jubiloso—.¡Yoteníarazón!Sehabíavueltoaponerenpie,ágilyfuerte.Conuntuboensumanocorrióhaciasumujeryselo

aplicóen laboca.A lospocossegundosdejóescaparungrito, semovióyse incorporó.EntoncesChallenger se volvió haciamí, y yo tuve la sensación de que lamarea vital se infiltraba pormisarterias,llevandoelcaloratodomicuerpo.Larazónmedijoquesolosetratabadeuncortorespiro,y,sinembargo,apesardeladespreocupaciónconquehablamosacercadesuvalor,unahoradevidameparecióentoncescosainestimable.Jamáshesentidounestremecimientodegocesensualcomoelque derramó por todo mi ser aquella inundación de vida. Despareció el peso que oprimía mispulmones,seaflojólapresiónsobremissienesymifrente,ymeenvolvióporcompletounadulcesensacióndepazydebienestarsuaveylánguido.Permanecíechado,contemplandocómoSummerleerevivíaporefectodelmismoremedio,llegandoporúltimoelturnoalordJohn.Estesepusoenpiecon gran agilidad, y me dio la mano para que me levantase, mientras Challenger levantaba a suesposaylaacostabasobreunsofá.

—¡OhGeorge, y cuánto siento queme hayas vuelto a la vida!—exclamó, agarrándole de unamano—. Tenías razón; la puerta de la muerte estaba adornada con magníficas y resplandecientescortinas; una vez pasado el sentimiento de ahogo, todo fue indescriptiblemente acariciador y

hermoso.¿Porquémehashechovolveralafuerza?—Porquedeseoquelosdosatravesemosjuntosesapuerta.Hemosvividojuntostantosaños,que

resultaríatristequenosseparásemosenelmomentosupremo.PorunosinstantespercibíenaquellavozaunnuevoChallenger,aunChallengermuydistintodel

hombrearrogante,agresivoybatalladorquetanprontoasombrabacomodisgustabaasuscolegas.Aquí,en lapenumbrade lamuerte,sedescubríaalChallenger íntimo,alhombrequehabíasabidoconquistar y retener el amor de una mujer. De pronto cambió su manera de ser, y se sintiónuevamentecomonuestroresueltocapitán.

—Hesidoelúnicoentretodoelgénerohumanoquevioyanuncióestacatástrofe—dijoconunavoz en laquevibraba el júbilodel científico triunfante—.Encuanto austed,mibuenSummerlee,confío en que habrán desaparecido sus últimas dudas en lo referente a la significación de laborrosidaddelaslíneasdelespectro,yqueyanosostendráustedlaopinióndequemicartaalTimessebasabaenunapatraña.

Porunasolaveznuestrocoleganorespondióasureto.Siguiójadeandoensuasiento,yestirósusmiembroslargosydelgados,comosiquisieraadquirirlaseguridaddequeseguíaperteneciendoa este planeta.Challenger se acercó al tubo de oxígeno, y el silbido del gas fue apagándose hastaquedarconvertidoenunsiseomuysuave.

—Esprecisoqueadministremosbiennuestrasprovisiones—dijo—.Laatmósferadeestecuartose encuentrahiperoxigenada, yme imaginoqueningunodenosotros experimentaya los síntomasdesconsoladores.Solo realizando experimentospodemos llegar a fijar la cantidaddeoxígenoquebastaparaneutralizarelgastóxico.Veamos,pues.

Porespaciodecincominutospermanecimosensilenciosatensión,observandonuestraspropiassensaciones.Enelinstantemismoenqueyosentídenuevounaangustiosapresiónsobremissienes,laseñoradeChallengergritódesdesusofáqueestabaapuntodedesmayarse.Suesposoabrióeltubodeoxígeno.

—En las épocas anteriores a la era científica —dijo—, acostumbraban tener en todos lossubmarinosunaratitablanca,porquesuorganismo,demayorsensibilidad,advertíaelenviciamientodelaatmósferaantesquelopercibiesenlosmarinos.Tú,querida,vasasernuestraratitablanca.Heaumentadoelsuministrodegas,yyaestásmejor.

—Sí,mesientomejor.—Quizáshemosdadoconlamezclaconveniente.Cuandohayamoscomprobadoconexactitudel

mínimode gas que nos basta, podremos calcular el tiempoque nos quedade vida. Por desgracia,hemosconsumidogranpartedelprimercilindroparanuestrareanimación.

—¿Yesoqué importa?—preguntó lordJohn,quepermanecíaenpie juntoa laventanacon lasmanosenlosbolsillos—.Puestoquetenemosquemarchar,¿quéseadelantaconaferrarnosalavida?Ustednocreequeexistaunaprobabilidaddesalvación,¿verdad?

Challengersonrióymoviólacabezadenegando.—Puesentonces,¿nocreenustedesquehaymayordignidadendarnosotroselsalto,sinesperara

que nos den el empujón? Si la cosa no tiene remedio, yo propongo que hagamos nuestros rezos,cerremoseloxígenoyabramoslaventana.

—¿Porquéno?—exclamó,valerosa,ladama—.QueridoGeorge,lordJohnestáenlocierto,espreferiblehacerloquenosdice.

—Meopongocontodasmisfuerzas—exclamóSummerleeconvozquejumbrosa—.Cuandonos

toquemorir,muramossintemor;peroelanticipardeunamaneradeliberadalamuertemepareceamíunactodisparatadoeinjustificable.

—¿Quédiceaestonuestrojovenamigo?—preguntóChallenger.—Creoquedebemosllegarhastaelfin.—Yyoparticipofirmementedelamismaopinión—dijoél.—Puessitúdiceseso,George,yopiensocomotú—exclamólaseñora.—Bueno,bueno;laverdadesqueyoloexponíacomounpuntodevista—dijolordJohn—.Si

todos ustedes quieren llegar hasta el final, yo les acompañaré. La cosa resulta endiabladamenteinteresante,deesonocabedudaalguna.Hetenidoenmividamibuenapartedeaventuras,ytodaslasemocionesquehayanpodidotenerlamayoríadeloshombres,peroestefinaleslanotamásalta.

—Partiendodelacontinuidaddelavida…—dijoChallenger.—Locualesmuchosuponer…—exclamóSummerlee.Challengerselequedómirandoconexpresióndesilenciosacensura.—Partiendodelacontinuidaddelavida—dijoconsutonomásdidáctico—,nadiepuedeafirmar

qué oportunidades de observación nos esperan desde lo que podríamos llamar el plano espiritualhasta el planomaterial.Hasta para el sermás obtuso debe resultar evidente—al decirlo clavó sumiradaenSummerlee—quecuandomayoresposibilidades tenemosdevigilarydeformar juiciossobre los fenómenosmaterialesesmientraspermanezcamosconvida.Solo,pues,manteniéndonosconvidadurantealgunashorasmás,podremosllevarconnosotrosanuestravidafuturaunconceptoclaro delmás extraordinario acontecimiento ocurrido en elmundo, y creo poder decir que en elUniverso.Amímepareceríadeplorablequenospriváramosnisiquieraporunsolominutode tanasombrosaexperiencia.

—Participoenérgicamentedeesaopinión—exclamóSummerlee.—Aprobadoporunanimidad—dijolordJohn—.¡Porvidade…,queesepobrediablodechófer

suyoqueestáenelpatiohahechoyaelúltimoviajeconsuautomóvil!¿Servirádealgoelhacerunasalidaytraerlodentro?

—Seríaunacompletalocura—exclamóSummerlee.—Enefecto,losería—dijolordJohn—.Aélnoleserviríadenada,ysololograríamosqueel

oxígeno se diluyese por toda la casa, suponiendo que pudiésemos regresar con vida. ¡SantoDios!Fíjenseenlospajarillosquehaydebajodelosárboles.

Acercamos cuatro sillas al ventanal, mientras la señora permanecía en el diván con los ojoscerrados.Recuerdoquesemeocurriódeprontolagrotescaidea,alaquedioquizámayorvivezalaatmósfera pesada que estábamos respirando, de que ocupábamos cuatro butacas de primera fila yestábamospresenciandoelúltimoactodeldramadelmundo.

Enprimerísimoplano, bajo nuestramirada estaba el pequeñopatio, con el automóvil amediolimpiarenelcentro.Austin,elchófer,acababaderecibirporfinsuúltimodespido:yacíacaídodebrucesjuntoalarueda,yteníaenlafrenteungranmoretónnegro,comosialcaerhubiesegolpeadoelestribooelguardabarros.Aúnteníaenunamanolamangueraconqueestabalavandoelcoche.Enunángulodelpatiocrecíandosárboles,yalpiede losmismosveíansevariaspatéticasbolitasdeplumasdelasquesobresalíanminúsculaspatitasinmóviles.LaguadañadelaMuertelohabíasegadotodo:lograndeylopequeño.

Más allá de la cerca del patio, contemplamos las curvas de la carretera que conducía hacia laestación.Al pie de ella, caídos enmontón y con los cuerpos revueltos unos con otros, veíase un

grupo de segadores de los sembrados. Más arriba, la niñera yacía con la cabeza y los hombrosrecostadoseneldeclivedelribazocubiertodecésped.Habíasacadodelcochecitoalbebé,yesteeraahora en sus brazos un inmóvil bulto de embozos.Muy cerca de la niñera, una manchita que sedistinguíasobre lacintade lacarretera, señalabael sitioenqueestaba tendidoelmuchachito.Máscercatodavíadenosotros,estabaelcaballodelcoche,caídoderodillasentrelasvaras,ymuerto.Elcochero,conlosbrazosinertes,colgabapordelantedelguardabarroslomismoqueungrotescoyfeoespantapájaros.Vimosconfusamenteenel interiordelcocheaun jovensentado.Laportezuelaestabamedioabierta,yel jovenestabaagarradoa lamanillacomosienelúltimoinstantehubiesequeridosaltarfuera.Enelplanointermedioveíaseelcéspeddelcampodegolf,salpicado,lomismoque por la mañana, de negras figuras de jugadores, inmóviles ahora sobre el prado, o entre losbrezosqueloscircundaban.Enunodelosgreensveíanseochocuerpos;esdecir,dosparejasconsuscuatrocadis,quehabíanresistidojugandohastaelúltimoinstante.Porlabóvedaazuldelfirmamentono volaba ni un ave, ni en todo el ancho del campo que se extendía ante nuestra vista se movíahombrenianimal.Elsoldelatardecerderramabasusosegadoresplandor;perolainmovilidadyelsilencio de la muerte universal lo envolvían todo…, y a esa muerte íbamos pronto a reunirnostambiénnosotros.Aquellahojafrágildevidrioqueimpedíalasalidadeloxígenoycontrarrestabaelenvenenamientodeléter,porelmomentonosresguardabaynosaislabadelacatástrofegeneral.Perocuandoeloxígenoseacabara,yaceríamosjadeantessobreaquellaalfombracolorcerezadeltocador,ysecompletaríaeldestinodetodalarazahumanaydetodalavidasobrela tierra.Permanecimoslargoratocontemplandoaqueltrágicomundo,poseídosdeunsentimientodemasiadosolemneparahablar.

—Allídebedeestarardiendounacasa—dijo,porúltimo,Challenger,señalándonosunacolumnade humo que se alzaba por encima de los árboles—.Creo que seránmuchas las que ardan, quizáciudadesenteras,sipensamosenlasmuchaspersonasquehabráncaídomuertasconlucesencendidasenlamano.Elhechomismodequeseproduzcalacombustiónindicaquelaproporcióndeoxígenoenlaatmósferaes lanormal,yqueeseléteralquehayqueechar laculpade loqueocurre.VeanustedesotrahogueraallíenloaltodelacolinadeCrowborough.Omuchomeequivoco,osetratadeledificiodelClubdeGolf.Escuchencómodalahoraelrelojdelcampanariodelaiglesia.Alosfilósofoslesinteresaríaquizáelvercómolamáquinasobrevivealarazaquelafabricó.

—¡Porvidade…!—exclamólordRoxton—.¿Quépuedeseraquellacolumnadehumo?¡Untren!Oímos el estrépito de un tren enmarcha, y de pronto apareció ante nosotros.Me pareció que

avanzabaaunavelocidadfantástica.Nopodíamossaberdedóndevenía,nidondesedirigía.Soloporunmilagropodíasalvarunadistancialarga.Peroprontoíbamosaenteramosdesudestino.Lalíneaestaba ocupada por otro tren carbonero.Contuvimos el aliento al observar que el tren enmarchaavanzabaporlamismalínea.Elchoquefueespantoso.Lamáquinayloscochessaltaronunossobreotros,formandounmontóndeastillasyhierrosretorcidos.Empezaronasurgirlenguasondulantesdefuegodeentreaqueldestrozo,hastaquetodoseconvirtióenunahoguera.Porespaciodemediahora,permanecimoscontemplandoaquelespectáculograndioso,sincasipronunciarpalabra.

—¡Pobregente,pobregente!—exclamó,alfin,laseñoraChallenger,ydejóescaparungemido,agarradaalbrazodesumarido.

—Querida, los pasajeros que iban en el tren estaban ya tan insensibles como el carbón quetransportabael trenconelquechocaron,ocomoel carbónqueellosmismossonahora—ledijoChallenger, acariciándole la mano—. Cuando salió de la estación Victoria, era un tren en el que

viajaban seres vivos, peromucho antes que se produjese el choque era ya un tren conducido pormuertosyenelquesoloviajabanmuertos.

—Algosimilardebeestarocurriendoentodoelmundo—dije,porquesurgióenmiimaginaciónunaseriede fantásticasvisiones—.Piensenen losbarcosquenavegabanporelmar, susmáquinasseguiránfuncionandohastaquesuscalderasseapaguen,ohastaqueembarranquenatodamáquinacontra alguna bahía. Y también en los barcos veleros, cómo sus velas hinchadas conducirán sucargamentodemarinerosmuertos,hastaquesucascosepudrayelaguasefiltreenelinteriorporlasjunturasdelmaderamen,ydesaparezcanunoaunoenelfondodelasaguas.QuizásdeaquíaunsiglocontinúeelAtlánticomoteadodeviejoscascosquemarchanalgarete.

—Ylostrabajadoresenelinteriordelasminasdecarbón—dijoSummerleeconundesmayadorumor de risa—. Si por casualidad vuelven a existir geólogos en el mundo, tendrán que idearextrañasteoríasparaexplicarlaexistenciadelhombreenlosestratoscarboníferos.

—Yosémuypocodeesascosas—comentólordJohn—;peromepareceque,despuésdelodeahora,latierratendráuncartelde«sealquila;vacío».¿Quiénvolveráavivirenellaunavezquehayasidoborradadesusuperficietodoápicedevida?

—Elmundoestabavacíoantesdelaaparicióndelhombre—contestó,congravedad,Challenger—. Se pobló de acuerdo con leyes cuya iniciación es incomprensible para nosotros ¿Por qué nohabríadeocurrirotravezlomismo?

—MiqueridoChallenger,noesposiblequeustedcrealoquedice.—Profesor Summerlee, yo no tengo por costumbre decir cosas en las que no creo. Su

observaciónresultafútil—semesólabarbayentornólospárpados.—Havividoustedcomoundogmáticoempedernido,ycomoundogmáticoempedernidoquiere

ustedmorir—dijoSummerleeconamargura.—Y usted, señor, ha vivido como un obstruccionista carente de imaginación, y jamás podrá

abandonarsusconvicciones.—Nilosmásencarnizadosdesuscríticosmeacusaránjamásdefaltadeimaginación—replicó

Summerlee.—¡Palabra de honor quemorirán ustedes como quienes son si emplean la última bocanada de

oxígenoendecirsecosasdesagradableselunoalotro!¿Quéimportanciapuedetenerelquevuelvaonoapoblarseelmundo?Contodaseguridadesonoocurriráenvidanuestra.

—Esaobservaciónsuya,delatasusnotables limitaciones—dijoChallengerconseveridad—.Elespírituverdaderamentecientíficonoseencuentraatadoasuspropiascondicionesdeltiempoydelespacio.Levantaparasupropiousounobservatorioenlalíneaquelimitaelpresenteyloseparadelpasadoinfinitoydelinfinitofuturo.Desdeesepuntoseguroselanzahastaelprincipioyhastaelfindetodaslascosas.Encuantoalamuerte,lainteligenciacientíficamuereensupuesto,trabajandodeunamaneranormalymetódicahastaelfin.Nolepreocupacuestióntanminúsculacomosupropiadisolución física, como no le preocupan todas las demás limitaciones en el plano de lomaterial.¿Estoyonoenlocierto,profesorSummerlee?

Summerleerefunfuñósuconformidadaregañadientes.—Estoydeacuerdo,peroconciertasreservas—dijo.—Lainteligenciacientíficaideal—prosiguióChallenger—,ylopongoentercerapersonapara

quenoparezcaqueestoydemasiadosatisfechodemimismo;lainteligenciacientíficaidealdebesercapazdedescubrirunpuntodeconocimientoabstractoenel intervaloquemediaentre lacaídadel

pensadordesdeungloboyelmomentoenqueseestrellaenlatierra.HombresdeesafibratansólidasonlosquesenecesitanparaconquistarlaNaturalezayparaformarlaguardiapersonaldelaverdad.

—MeimaginoqueestavezlaNaturalezapuedemás—dijolordJohn,mirandoporlaventana—.He leído algunos artículos editoriales afirmandoque ustedes los sabios la dominan, pero por estavez,ellaseestátomandoeldesquite.

—Simplementesetratadeunaderrotapasajera—dijoChallengercongranconvicción—.¿Quéson unos cuantosmillones de años en el gran ciclo del tiempo? Fíjense ustedes en que elmundovegetalhasobrevivido.Mirenlashojasdeeseplátano.Lospájarosmurieron,peroelárbolflorece.Deestavidavegetaldelospantanosydelasciénagassurgiráconeltiempolamicroscópicababosareptante como avanzada de la inmensa hueste de la vida, de la que nosotros cinco tenemos por elmomento la obligación extraordinaria de actuar como última retaguardia. Una vez que se hayaafirmado la ínfimaformadevida,eladvenimiento finaldelhombrees tansegurocomoquede labellotahadebrotarelroble.Unavezmásseiniciaráelantiguociclo.

—¿Yeldaturon?—pregunté—.¿Noagostarálavidaensupropiogermen?—Este tóxico de ahora puede ser un simple estrato o capa formada en el éter, una especie de

corrientedelgolfomaléficaquecruzaelinmensoocéanoenelquenosotrosflotamos.Puedellevaraestablecerse la tolerancia, adaptándose lavidamismaa lanuevaagitación.El simplehechodequenosotros podamos defendernos con solo una hiperoxigenación relativamente pequeña de nuestrasangrees,sinduda,unapruebaensímismadequenosenecesitaríauncambiomuygrandeparaquelavidaanimalfuesecapazderesistiraldaturon.

La humareda que salía de la casa situadamás allá de los árboles estalló ahora en llamaradas.Podíamosdistinguirlasaltísimaslenguasdefuegoquedardeabanelaire.

—Esalgociertamenteespantoso—murmurólordJohn,másimpresionadoqueloqueyolehabíavistoenningunaotraocasión.

—Bueno,despuésdetodo,¿quéimportanciatieneeso?—comentéyo—.Elmundoestámuerto.Elmejorsistemadeenterrareslacremación.

—Siestacasaseincendiase,nuestrofinal,seabreviaría.—Estoy prevenido contra ese peligro, he advertido ami señora que tomase lasmedidas para

resguardarsedelmismo—dijoChallenger.—Todoestáasalvoquerido.Perootravezempiezoasentireldolordecabeza.¡Quéatmósfera

másespantosa!—Esprecisoquelarenovemos—dijoChallenger,inclinándosesobresucilindrodeoxígeno.—Está prácticamente vacío—prosiguió—. Ha durado casi tres horas. Son cerca de las ocho.

Podremospasarlanochecómodamente.Calculoquenuestrofinseproduciráaesodelasnuevedemañanaporlamañana.Contemplaremosnuestrasalidadesol,porqueestesolosaldráparanosotros.

Sevolvióhaciaelsegundocilindro,yabriódurantemediominutolaclaraboyadeencimadelapuerta. El aire se fue haciendo perceptiblemente mejor, pero nuestros síntomas se agudizaron, yentoncesChallengervolvióacerrarla,diciendo:

—Porcierto,nosolodeoxígenoviveelhombre.Hallegadoyhastainclusohapasadolahoradela cena. Les aseguro, caballeros, que cuando les invité a mi casa me propuse que mi cocina seelogiase por sí misma. Sin embargo, en tales circunstancias haremos lo que podamos. Tengo laseguridad de que estarán de acuerdo conmigo en que sería un disparate que consumiésemos condemasiada rapidezelaireque respiramos,encendiendounaestufadepetróleo.Cuentoconalgunas

provisiones de fiambres, pan y embutidos, que coronadas por un par de botellas de clarete nossacarándelpaso.Gracias,queridamía,queahoracomosiempredemuestrasserlareinadelasamasdecasa.

VerdaderamenteresultóadmirablelaformaenquelaseñoraChallenger,poseídadelrespetodesímismaydelsentidodeladignidadpropiodelasamasdecasabritánicas,enpocosminutosadornólamesa central con un mantel de nívea blancura, sobre el cual colocó las servilletas, y sirvió unacomidasencillacontodalaeleganciadelacivilización,sinquefaltaseenelcentrodelamesaunalámparaeléctricaenformadeantorcha.Tambiénresultómaravillosocomprobarqueconservábamosnuestroapetito.

—Estonosda lamedidadenuestra emoción—dijoChallenger, con la expresiónde toleranciaqueadoptabaparaquesuinteligenciacientíficadescendieseaexplicarloshechoshumildes—.Hemosatravesadounagrancrisisemocional,loqueproduceunaperturbaciónmolecular,que,asuvez,esprecisoreparar.Ungranpesarounagranalegríaproducenporfuerzaunintensoapetito,nocomosuelenescribirlosnovelistas.

—Poresoloscampesinosenlosfuneralessuelencelebrargrandesfestines—meaventuréadecir.—Exactamente.Nuestrojovenamigohaencontradounejemploilustrativoexcelente.Permítame

quelesirvaunarebanadadelengua.—Esomismoocurreentrelossalvajes—dijolordJohn,sirviéndoseuntrozodecarnedevaca

quehabíacortado—.Yohepresenciadoelentierrodeunjefe,allá,enelnacimientodelríoAruwumi,ysecomieronunhipopótamoquepesaríaloquetodalatribu.EnlaNuevaGuineahaytribusquesecomenalmismolloradodifunto,simplementeporcuestióndeunaúltimalimpieza.Puesbien:yomeimaginoqueestebanquetefuneralquenosotrosestamoscelebrandoeselmáscuriosodecuantosheasistidoenmivida.

—Lo raro del caso —dijo la señora Challenger— es que, por más que quiero, me resultaimposiblesentirpenaporlosquehanmuerto.MipadreymimadreresidíanenBedford.Séquehanmuerto;peroenmediodeestatremendatragediauniversalnomeproduceunvivodolorlamuertedeningunapersonaindividualmente,nisiquieralasuya.

—MiancianamadrevivíaensucasitadecampoenIrlanda—dijeyo—.Aúnlaestoyviendojuntoalaventana,consumantónysucofiadeencaje,recostadaconlosojoscerradosenunantiguosillónderespaldoalto,ytieneasuladolasgafasyunlibro.¿Porquévoyadolermedesumuerte?Ellahamuerto,yyoestoymuriendo,yesposiblequeenotravidameencuentremáscercademimadrequeloqueInglaterraestádeIrlanda.Sinembargo,meduelequesucuerpoqueridoyanoexista.

—Por loquese refierealcuerpo—comentóChallenger—,nosotrosnonosdolemosnide lostrozosdeuñasnidelpeloquenoscortan,apesardequeambascosas formabanpartedenosotrosmismos.Tampocoelhombrequehaperdidounapiernasientenostalgiaporella.Elcuerpofísicohasido para nosotros más bien una fuente de dolor y de fatigas. Es el índice constante que señalanuestras limitaciones.¿Porqué,pues,hemosde lamentarquesedesprendadenuestrapersonalidadpsíquica?

—Siesposiblequesedesprendaefectivamente—refunfuñóSummerlee—.Peroentodocaso,lamuerteuniversalesunespectáculohorrendo.

—Yaexpliqué antes—dijoChallenger—queunamuerteuniversal tieneque ser por sumismanaturalezamuchomenosterriblequelamuertedeunapersonaaislada.

—Lomismoocurreenuncampodebatalla—hizonotar lordJohn—.Siustedvieseaquíenel

suelo a un hombre con el pecho destrozado y con un orificio sangrante en la cara, se sentiríaenfermo. Pues bien: yo he visto en el Sudán a diez mil hombres tumbados y muertos, sinexperimentaresaclasedesensación.Cuandoestamoshaciendohistoria,lavidadeunsolohombre,seaelquesea,esdemasiadoinsignificanteparapreocupamosporella.Ycuandomuerendegolpeunmillardemillonesdepersonas,comohaocurridohoy,resultaimposibleelegirdeentretodasellasaunindividuoqueanosotrosnosinteresa.

—Ojaláquehubiésemosacabadoya—dijolaseñoraconprofundoanhelo—.¡Quéasustadaestoy,George!

—Cuando llegueelmomento, tú serás lamásvalientede todosnosotros,mujercitamía.Yohesidoparatiunmaridotumultuoso,amormío;perotenpresentequeG.E.Ch.escomolohicieron,ynopuedeserdeotramanera.Bienmirado,¿verdadquenoquerríasaotroqueyo?

—Anadieentodoelanchomundo,corazón—contestóella,echándolelosbrazosaaquelcuellodetoro.

Nosotrostresnosapartamoshastalaventana,ynosquedamosatónitosanteelespectáculoquesenosofrecióalavista.

Habíacerradolanoche,yelmundomuertoestabaamortajadodetinieblas.Peroallá,enlalínearecta,sobreelhorizontedelSur,brillabaunafranjadeunlívidocolorescarlataqueseencendíayseachicabaconenérgicaspulsacionesdevida,saltandodeprontohastauncénitdecarmesíparaluegoapagarseyconvertirseenunaresplandecientelíneadefuego.

—¡Lewesestáardiendo!—exclamé.—No,loqueestáardiendoesBrighton—dijoChallenger,acercándoseanosotros—.Sedistingue

lajorobadelasondulacionesdelosllanossobreelfondoresplandeciente.Esahogueraseencuentramuchasmillasmásallá.Conseguridadardelaciudadentera.

En distintos puntos del horizonte se divisaban varios resplandores rojos, y en la línea delferrocarrilardíanaúnbrasasdelmontónderestosdelostrenes;perotodosellosnopasabandeserpuntitosdeluzencomparaciónconlahoguerainmensaqueborboteabamásalládelascolinas.¡QuéreportajesehubierapodidoescribirparalaGaceta!¿Sepresentójamásaunperiodistaoportunidadcomoaquella con tan escasas posibilidadesde aprovecharla, el noticiónde los noticiones, sin quenadiepudieraapreciarelméritoperiodístico?Repentinamentesurgióenmíelviejoinstintodehacerunrelatodelascosas.Siaquelloshombresdecienciaerancapacesdemantenersetanlealeshastaelfinalatareadesusvidas,¿porquénohabíadeseryotanconstantecomoellos,dentrodemihumildetarea? Posiblemente ningún ser humano tuviese ocasión de leermi trabajo pero, de todosmodos,habíaquepasardeunamanerauotraaquellalarganoche,yyaquemesentíaincapazdeconciliarelsueño,misnotasmeayudaríanallenaraquellashorasfatigosasyaconcentrarmispensamientos.Poresoenestemomentotengodelantedemíellibrodenotasconsuspáginasgarrapateadas,queescribíatropelladamente sobre mis rodillas a la luz pálida y desfalleciente de una de nuestras lámparaseléctricas.Siyo fueseunauténtico literato,quizáestaríaa laalturadelmomento.Sinembargo,esposiblequelasemocioneslargamentesentidasylastribulacionesdeaquellanocheespantosasirvanapesardetodoparallevaraotrasinteligenciaslaincertidumbredelqueseenfrentaconlamuerte.

DIARIODEUNOSMORIBUNDOS

¡Qué raras resultan estas palabras garrapateadas en la cabecera de la página en blanco de micuaderno!Ytodavíaparecemásextrañoqueseayo,EdwardMalone,quienlashayaescrito.Yo,queno hace ni doce horas que salí de mis habitaciones de Streatham sin la menor idea de todas lasmaravillas que el día me tenía reservadas. Vuelvo la vista a todo el encadenamiento de lascircunstancias, mi entrevista conMcArdle, la primera nota de alarma dada por Challenger en elTimes, el absurdoviaje en el tren, el almuerzo agradable, la catástrofe, y finalmente esto a lo quehemos venido a parar, que seamos únicamente nosotros los supervivientes de un planeta muerto,aunque también estemos tan seguros de cuál ha de ser nuestro destino, que puedo yomirar estaslíneas,escritasporunimpulsomecánicodemishábitosprofesionalesyquejamásseránleídasporojoshumanos,comolaspalabrasdeunapersonaqueyaestámuerta.¡Tanpróximaseencuentraesapersonaalafronteradesombrasporlaquedesaparecieronyatodosloshombres,conexcepcióndeunpequeñocírculode amigos!Ahora comprendo toda la sabiduríay la verdadde laspalabrasdeChallenger cuando aseguróque la auténtica tragedia se produciría en elmomento enque tan soloquedáramosnosotros.

Peronoexisteprobabilidadalgunadequenosotrossobrevivamos.Nuestrosegundocilindrodeoxígenoyaseestáagotando,ypodemoscalcularcasiconexactitudlosminutosquerestandenuestraexistencia.

Challengernoshaobsequiadoconunaconferenciaquehaduradouncuartodehoralargo.Estabatan excitado que bramaba y mugía como cuando habló en el Queen’s Hall

[1] a un auditorio de

hombres de ciencia escépticos. El auditorio al que arengaba en esta ocasión era, desde luego,extraordinario: su esposa, que lo aprobaba todo y que ignoraba por completo el alcance de suspalabras,Summerlee,sentandoen lapenumbra,quejumbrosoydisconforme,pero interesado; lordJohn,cómodamenterecostadoenunrincónyalgoaburridoportodoaquello;yyo,juntoalaventanaycontemplandolaescenaconunaatenciónlejana,comositodofueseunsueñooalgoajenoamisintereses personales. Challenger estaba sentado frente a la mesa central, y la luz eléctrica seproyectaba sobre el portaplacas que tenía bajo unmicroscopio que había traído de su estudio. Elpequeñocírculodeluzblancaqueseproyectabadesdeelespejodejabalamitaddesucara,ásperaybarbuda,brillantementeiluminada,ylaotramitadensombrasprofundas.

Al parecer, los últimos tiempos venía trabajando en el estudio de las formas de vida másrudimentarias. Y lo que en este momento excitaba su curiosidad era que en la placa que habíapreparadoparasuexameneldíaanteriorencontrótodavíavivaslasamebas.

—Véanloustedesmismos—repetíaunayotravez,presadegranexcitación—.Summerlee,hagael favor de acercarse para que pueda convencerse por sus propios ojos.Malone, ¿quiere tener laamabilidadde comprobar lo que digo?Esas cosasminúsculas de formade husillos que hay en elcentrosondiatomeas,ynointeresanporquesetrataprobablementedepartículasvegetalesmásqueanimales. Pero en el lado derecho pueden ver una ameba, indudablemente, que se mueveperezosamente a través del campo de visión. Con el tornillo superior podrán ajustarlo. Véanloustedesmismos.

Summerleeaccedió,mostrándosedeacuerdo.Yo tambiénmeacerqué;distinguíuna figuraque

parecía estar hecha de cristal molido que se movía de una manera pegajosa a través del círculoiluminado.LordJohnsemanifestódispuestoacreerlediciendo:

—Novoya tomarmeel trabajodeversiestávivaomuerta.Nonosconocemosnisiquieradevista,¿porquélovoyatomarapecho?Meimaginoqueaeseanimalilloletendrásincuidadonuestrasalud.

Aquello me hizo reír, y Challenger me lanzó una mirada fría y quisquillosa como parapetrificarme.

—Laimpertinenciadelaspersonasmedioeducadasofrecealacienciaunestorbomayorquelaincomprensióndelosignorantes—dijo—.SilordJohnRoxtonquisieradignarse…

—No seas tan quisquilloso querido George,—le dijo su esposa, acariciando con su mano lanegramelenaquecaíasobreelmicroscopio—.¿Quénosvanivieneenquelasamebasvivanohayanmuerto?

—Nosinteresamuchísimo—contestóChallengerrefunfuñando.—Bueno,hablemosdeeso—exclamó lord Johnconuna sonrisade simpatía—.Esun temade

conversacióncomocualquierotro.Siustedcreequemehemostradoexcesivamentedisplicenteconelanimalitoese,oquehelastimadodealgunamanerasussentimientos,estoydispuestoapresentarlemisdisculpas.

—Pormiparte—hizonotarSummerlee—noveoporquérazónatribuyeustedtantaimportanciaalhechodeque sigaconvida.Laameba seencuentraen lamismaatmósferaquenosotros,y,porconsiguiente,elvenenonoactúasobreella.Siseencontrasefueradeestahabitación;habríamuertoaligualquetodalavidaanimal.

—Susobservaciones,mibuenSummerlee—contestóChallengerconinmensacondescendencia.(¡Oh,siyopudierapintaraquellacaraimperiosayarroganteiluminadaporelcírculobrillantedeluzreflejadaporelespejodelmicroscopio!)—.Susobservacionesmedemuestranquesoloabarcaustedlasituacióndeunamaneraincompleta.Esteejemplarlomontéayer,yfuecerradoherméticamente,demodoquenuestrooxígenonopuedellegarle.Ahorabien:elétersíquehapenetrado,aligualqueentodoelrestodelUniverso.Porconsiguiente,laamebahasobrevividoalveneno.Podemos,pues,sacar la consecuencia de que cuantas amebas existan fuera de esta habitación, en lugar de estarmuertas,segúnustedafirmóequivocadamente,hansobrevividoalacatástrofe.

—Pues ni aun con todo eso —dijo lord John— siento tentaciones de lanzar un hurra paracelebrarlo.¿Quéimportanciatieneesehecho?

—Puessimplementequeesonospermiteafirmarqueelmundoestáaúnvivo.Siustedestuvieradotado de imaginación científica, este hecho le serviría para saltar hacia el porvenir, y podríacontemplardeaquíaunoscuantosmillonesdeaños,quenosonsinouninstanteenelinmensofluirdelasedades,almundohormigueandootravezdeseresvivientes,animalesyhombres,quesurgirándeestaminúscularaíz.Veustedunaincendioenunpradera,ylasllamasborrantodahuelladehierbaydeplantassobrelasuperficiedelatierra,dejandoúnicamenteuncalveroennegrecido.Creeustedforzosamentequehadequedarconvertidoparasiempreenunyermo.¡Enabsoluto!Allíhanquedadolasraícesfecundas,ysiustedpasaporaquellugaralcabodepocosaños,yanopodrádecirdóndeseescondenaquellasnegrascicatrices.Aquí,enestaminúsculacriatura,seencuentranlasraícesdelasque ha de brotar el mundo animal, y gracias a la fuerza íntima de desarrollo, y a la evolución,desapareceráseguramenteconel tiempo todorastrodeestacrisis incomparableenquenosvemosahoraenvueltos.

—¡Todoestoresultaendiabladamenteinteresante!—dijolordJohn,acercándoseymirandoporelmicroscopio—. De modo que a este pequeño animalillo hemos de poner el número uno de losretratosdelafamilia.¡Luceungemelodecamisabonitoyderegulartamaño!

—Esepuntonegroeselnúcleo—dijoChallengerconlaexpresióndeunaniñeraqueenseñaelabecedarioaunbebé.

—Bien,puesentoncesnotenemosporquésentimostansolitarios—dijolordJohn,echándoseareír—.Sobrelafazdelatierraexistenotrosseresvivientes,apartedenosotros.

—Challenger—dijoSummerlee—,parecequeusteddaporsupuestoqueestemundofuecreadoparaqueenélsedieseysemantuvieselavidahumana.

—¿Mequiereusteddecir,quéotroobjetivopudohaber?—preguntóChallenger,enfurruñándoseanteeltonodecontradicción.

—Avecespiensoqueúnicamentelamonstruosapresuncióndelhombrenoshacepensarqueesteescenariofuemontadoparausoexclusivodelgénerohumano.

—Sobreesepuntonopodemosadoptarunaposturacerrada;perosinllegaraesoqueustedllamamonstruosapresunción,bienpodemosdecirquesomoslosseresmáselevadosdelaNaturaleza.

—Losmáselevadosdelosquenosotrostenemosconocimiento.—Eso,nohacefaltanidecirlo.—Piense usted en losmillones, y posiblemente en losmiles demillones, de años durante los

cualeslaTierragiróvacíaporelespacio,osinovacía,porlomenossinseñalopensamientoalgunode la razahumana. Imagíneselaustedbarridapor la lluvia,yabrasadaporel sol,yazotadaporelvientodurante todoese tiempo.Calculandogeológicamente,elhombre,esun recién llegado.¿Porqué ha de darse, pues, por supuesto que toda esa estupenda preparación se hiciera nada más quepensandoenél?

—Puesentonces,¿enbeneficiodequiénodequésehizo?Summerleeseencogiódehombros,ycontestó:—¿Qué sabemos nosotros? Por alguna razón superior a nuestra comprensión. Es como si la

espuma que se forma en la superficie del océano se imaginase que este había sido creado paraproducirlaysustentarla,ocomosiunratoncillodeunacatedralseimaginasequeeledificiohabíasidoconstruidoconelpropósitodequelesirviesederesidencia.

He transcrito palabra por palabra sus razonamientos; pero el diálogo degeneró en una disputaruidosa,entrecortadadeunajergacientíficaenlaqueentrabanpalabrasdemuchassílabas.Sindudaqueeraunhonoroírcómodostalentosdeaquellacategoríadiscutíansobrecuestionestanrelevantes;perocomosiempreestabanendesacuerdo,laspersonassencillascomolordJohnyyosacamosmuypoco provecho de semejante exhibición; el uno neutralizaba al otro, y nosotros no adelantábamosnada.

Ha cesado ya el alboroto; Summerlee está hecho un ovillo en su sillón; Challenger siguemoviendo los tornillos de sumicroscopio, y acompaña su acción con un profundo e inarticuladogruñido,parecidoaldelmardespuésdeunatormenta.LordJohnseacercaadondeyoestoy,yambosmiramoshacialasprofundidadesdelanoche.

Lasestrellasresplandecenentodasunitidez.Brillaunapálidalunanueva,laúltimasobrelacualpodrán posarse jamás unos ojos humanos. Ni siquiera en la clara atmósfera de la meseta deSudaméricahe contemplado tal resplandor.Quizás esta alteracióndel éter ejerza alguna influenciasobre la luz. Sigue ardiendo la pira funeraria de Brighton, y allá por el Oeste en la lejanía se

distingue una mancha escarlata, que significa que acaso ocurre una catástrofe en Arundel, enChichester,oposiblementeenPortsmouth.Miro,medito,ydecuandoencuandotomoalgunanota.Elaire está impregnado de suave melancolía. Juventud, belleza, caballerosidad, amor, ¿todo ha deacabarenesto?LaTierra,iluminadaporelresplandordelasestrellas,pareceunpaísdeensueñosenelquereinan lapazyelsosiego.¿Quiénseríacapazde imaginárselacomounGólgotaespantoso,sembradoporloscadáveresdetodalaHumanidad?Y,depronto,rompoareír.

—¡Vaya!—MedicelordJohn,mirándomemuysorprendido—.Novendrámalunchisteenestahoradifícil.¿Dequésetrata?

—Se me ha ocurrido pensar en todos los grandes problemas que no han sido resueltos—lecontesté—.Enlosproblemasalosquehemosdedicadotantoesfuerzoytantotrabajo.Porejemplo,enlarivalidadangloalemana,oenlacuestióndelgolfoPérsico,quetantointeresabaamidirector.¿Quién iba a imaginarse, cuando tanto nos acalorábamos y nos irritábamos, que no tardarían enresolverseporsímismos?

De nuevo quedamos en silencio.Me imagino que cada uno de nosotros está pensando en losamigosquesenoshanadelantado.LaseñoraChallengersollozasuavemente,ysumarido lehablaentre susurros. Mi imaginación me representa a las más inesperadas personas, y a todas las veorígidasyexangüescomoelpobreAustinenelpatio.Porejemplo,McArdle,sécontodacertezaqueestará caído de bruces sobre sumesa, con unamano en el teléfono, porque le oí caer.También aBeaumont,eldirector,me lo imagino tendidosobre laalfombra turca,azulyencarada,con laqueadornabasusantuario.Ymiscompañeros,enlasaladelosinformadores:Macdona,MurrayyBond.Seguramentequemurieronentregadosdellenoasutrabajo,teniendoenlamanosusblocsdenotas,rebosantesdevivacesimpresionesydesorprendentesacontecimientos.Sí,porqueyoestabaviendocómoaunoledespacharonaentrevistarseconlosmedios,alotroaWestminster,yalotroaSaintPaul.¡Quémagníficostitularesatodaplanaintuyeronseguramenteensugrandiosavisiónpostrera,titularesquejamásllegaríanamaterializarseentintadeimprenta!MeparecíaestarviendoaMacdonaentrelosmédicos.«HarleyStreetconfía»,Mactuvosiempredebilidadporlosbrevesyrestallantes.«NuncadesesperediceMisterSuleyWilson,elcélebreespecialista».«Nuestrocorresponsalencontróal eminente hombre de ciencia sentado en la terraza de su casa, donde se había refugiado de unamuchedumbre de pacientes aterrorizados que había tomado por asalto su consultorio. El célebremédico,deunamaneraquedemostrabaclaramentequenoseleocultabalagravedadinmensadelasituación, se negó a admitir que estuviesen cerrados todos los caminos de la esperanza.» Asíempezaría su reportaje Mac. Quedaba Bond, al que enviarían probablemente a Saint Paul.¡Ciertamente hubiera sido un gran tema para él! «Desde una pequeña galería situada debajo de lacúpula,miréhaciaabajoydescubríaquellaapretadamasadeHumanidaddesesperada,arrastrándoseservil en este último instante a los pies del Poder, que de manera tan obtusa había olvidado. Deaquellamuchedumbreoscilantellegabahastamisoídosunlamentoapagadodesúplicaydeterror,ungritotrémulodepeticióndesocorroalSerDesconocido,que,etc.»

Realmente,eraunfinalmagníficoparauninformadordeprensa,aunque,aligualqueyo,muriesesinsacarlepartido¿QuénohabríadadoelpobreBondporversusiniciales«J.H.B.»alpiedeunreportajecomoaquel?

Pero¡quésimplezasestoyescribiendo!Laverdadesquesolotratodeentretenerestemalrato.LaseñoraChallengerhapasadoalvestidor,yelprofesornosdicequesehadormido.Él,porsuparte,permanece sentado frente a la mesa central, tomando notas y consultando libros, con el mismo

sosiegoquesituviesepordelanteañosdeplácidatarea.Paraescribirusaunachillonaplumadeavequepareceestarmofándosedecualquieraquenoestédeacuerdoconloqueescribeelprofesor.

Summerleesehaquedadodormidoensuasiento,dejandoescapardevezencuandounronquidocaracterísticamente molesto. Lord John está recostado con las manos en los bolsillos y los ojoscerrado.Yonoalcanzoacomprenderquesepuedadormirenunaposturacomoesa.

Lastresymediadelamadrugada.Acabodedespertarmesobresaltado.Miúltimanotalaescribíalasonceycinco.Lorecuerdoporquedicuerdaami relojyanoté lahora.Demodo,pues,quehemalgastadocincohorasdelreducidoespaciodevidaquenosqueda.¿Quiénlohubieradicho?Perome encuentro mucho más entonado y dispuesto para hacer frente a mi destino o, por lo menos,intentoconvencermedequeloestoy.Sinembargo,cuantomásensuplenitudestáelhombre,ymáscercadesupleamarestálamareadesuvida,parecelógicoquesemuestremásreacioamorir¡Cuánsabiaymisericordiosaes laNaturalezaaldisponer lascosasdemaneraqueel anclade lavida sevayasoltandodemuchasdesus imperceptibles trabas,paracuandosuconcienciaseveaarrastradadesdesuinsosteniblefondeaderoterrenalhastaelmardelmásallá!

LaseñoraChallengersigueenelvestidor.Elprofesorsehaquedadodormidoensuasiento.¡Quécuadro!Suenormebustoseapoyaenelrespaldo,susmanazasvelludasestánentrelazadasencimadelchaleco,ytienelacabezatancaídahaciaatrásquenoalcanzoadistinguirsinolamarañadesuásperabarbafrondosaporencimadelcuellodesuchaqueta.Todoélseestremececonlavibracióndesusronquidos.Devezencuando,SummerleeacompañaconsusnotasdetenorlasdebajoprofundodeChallenger. También duerme lord John, encogido sobre un costado, en un sofá de mimbre. Laprimeraluzfríadelalbaacabadefiltrarseenlahabitación,ytodoparecegrisytriste.

Contemplolasalidadelsol,deesesolnefastoqueiluminaráunmundosinvida.LaHumanidadseextinguió,desaparecióenunsolodía;perolosplanetassiguengirandoalrededordelsol,lasmareassubenybajan,elvientosusurraytodalaNaturalezasiguesucurso;hastalamodestaameba,segúnparece,sinqueseobservelamáspequeñaseñaldequiensetitulóasímismoreydelacreación.AlláenelpatiotendidoentierraconlosbrazosabiertosyaceAustin;sucaratieneunfulgorblanquecinoalaluzdelalba,ylabocadelamangaderiegocontinúacomounaprolongacióndesumanomuerta.Latotalidaddelgénerohumanoparecerepresentadaenesafiguramitadcómica,mitadpatética,queyaceimpotentejuntoalamáquinaqueanteseradirigidaporél.

Aquíterminanlasnotasquetracéenaquellosmomentos.Deallíenadelante,losacontecimientossesucedieroncon tal rapidezy fueron tandramáticos,quenohubomanerade transcribirlos;peroquedarongrabadostanlimpiamenteenmimemoria,quenosemeescapóningúndetalle.

Sentíunligeroahogoyvolvílavistahacialoscilindrosdeoxígeno,loquepudevermeprodujoun sobresalto.Lasarenasdenuestrasvidas se agotaban rápidamente.Durante lanoche,Challengerhabía enchufado el tubo al cuarto cilindro, después de agotado el tercero. Era evidente que estetambiénseestabaagotando.Otravezexperimentélaterribleopresiónenmissienes.Corríhacialoscilindros, desenrosqué la boquilla del cuarto cilindro y la enchufé en nuestra última reserva. Alhacerlomediounpellizco laconciencia,porque tuve la sensacióndeque, simantenía inactivamimano,falleceríantodosellosmientrasdormían.Perorechacétalideaalescucharlavozdelaseñora,quegritabadesdeelvestidor:

—¡George,George,meahogo!—No tengamiedo, señora—le contesté, al mismo tiempo que los demás se ponían en pie—.

Acabodeabrirotrocilindro.

En unmomento como aquel no pude evitar una sonrisa a la vista del espectáculo que ofrecíaChallengerrestregándoselosojosconsusenormespuñosvelludos.Semejabaunbebébarbudoqueacabadedespertarse.Summerlee,igualqueunhombrecontercianas;eltemorfísico,aldarsecuentade la situación, se sobrepusoporunmomentoal estoicismodelhombredeciencia.Lord John,encambio,estaba tan frescoyserenocomosiacabasededespertarparaunapartidadecaza.Miróeltubo,ydijo:

—Quinto y último. Bueno, muchacho, no me diga que se ha entretenido escribiendo susimpresionesenesospapeles,conlarodillapormesa.

—Solohehechoalgunasanotacionesparamatarelrato.—No creo que nadie, como no sea un irlandés, haga tal cosa. Tendrá usted que esperar a que

nuestra ameba crezca, si quiere contar con un lector. Por el momento, no creo que tenga dondeguardartantomaterialdelectura.Bien,herrprofesor,¿quéperspectivastenemos?

Challengermirabaporlaventanahacialosgrandesbancosdebrumamatinalqueflotabansobreelpaisaje.Aquíyallá,algunascolinasboscosasasomabancomoislascónicasporencimadeunmardeyerba.

—Podría servimos demortaja—dijo la señora deChallenger, que había vuelto a entrar en elcuartodevestir—.Aquítienes,George,aquellacanciónquetúcantabas:«Repicaparaloviejoqueseva;repicaparalonuevoquehallegado.»Eracomounaprofecía.Peroestánustedestiritando,amigosmíos.Yohepasadolanochebienabrigadabajounacolcha,yustedespasandofríoensussillas.Voyaponerremedioenseguida.

Lavalerosamujerdesaparecióotravez;alospocosminutosoímoselhervordeunacacerola,ypocodespuésentróconcincotazasdecacaohumeanteenunabandeja.

—Bebanesto—nosdijo—,sesentiránmuchomejor.Yasí fue.Summerleepidiópermisoparaencender supipa,y todos fumamoscigarrillos.Creo

que nuestros nervios se sosegaron, pero fue un error, porque la atmósfera del cuartito se hizoirrespirable.Challengertuvoqueabrirlaclaraboya.

—¿Cuántoduraráesto,profesor?—Quizátreshoras—contestóconunligeroencogimientodehombros.—Amímesolíadarmiedo—dijosuesposa—,perocuantomásmevoyacercandoalmomento,

másfácilmeparece.¿Nocreesquedeberíamosrezar,George?—Reza tú, querida, si así lo deseas —contestó el corpulento marido con acento cariñoso—.

Todostenemosnuestrasmanerasderezar.Mioraciónconsisteenacatarconplenaconformidadtodoloquemidestinometengareservado,elacatarlogozosamente.Eseseunpuntoenelqueparecequesefundenlareligiónmáselevadaytambiénlacienciamáselevada.

—Realmenteyonopodríadefinirmiactitudmentalcomoconformidad,ymuchomenoscomoconformidadgozosa—refunfuñóSummerlee, retirandounpoco lapipade suboca—.Me sometoporqueno tengomás remedio.Confiesoquequerríavivirunañomás, conobjetodedar finamitareadeclasificacióndelosfósilescalcáreos.

—Suobrainacabadasignificapocacosa—dijosolemnementeChallenger—encomparaciónconelhechodequemimagnusopus,Laescaladelavida,seencuentratodavíaensusprimerasetapas.Eneselibro,queharíaépocapretendíacondensarmispensamientos,mislecturasymisexperiencias;esdecir,todocuantoséyvalgo.Sinembargo,segúnhedicho,acatogozosomidestino.

—Creoquetodoshemosdejadoalgunoscabossueltos—dijolordJohn—.¿Cuálessonlosque

usteddeja,muchacho?—Estabapreparandounvolumendeversos—lecontesté.—¡Vaya!Porlomenos,deesoselibraelmundo—dijolordJohn—.Todotienesiemprealguna

compensación,sibiensemira.—¿Yusted?—lepregunté.—Puesmire: yo lo tenía todo arreglado y dispuesto. Había prometido aMerivale marchar al

Tíbetenprimaveraparacazarunleopardodelasnieves.Ustedsíquelosentirá,señoraChallenger,ahoraqueacabadearreglarestelindohogar.

—AllídondeestéGeorgetengoyomihogar.Pero¡quénodaríayoporpoderpasearporúltimavezjuntosenesasmagníficasllanuras,respirandoelairepurodelamañana!

Suspalabrasencontraronecoennuestroscorazones.ElsolhabíarotoporentrelasbrumasqueloocultabanytodalaanchazonadelWeadsehallababañadaenresplandoresdeoro.Sentadosdentrodenuestraoscurayenvenenadaatmósfera,aquelpanoramacampestre,glorioso,puro,acariciadoporelviento, aparecía como un ensueño de belleza. La señoraChallenger dio suelta a su anhelo íntimoextendiendoelbrazohaciaaquellavisión.

Nosotros acercamos nuestras sillas y formamos semicírculo junto a la ventana. La atmósferaestabayamuycargada.Meparecióquelassombrasdelamuertesecerníananuestroalrededor:losúltimosseresdenuestraraza.Eracomounacortinainvisiblequeseibacerrandoportodaspartes.

—Creo que este cilindro duramenos de lo debido—dijo lord John, haciendo una inspiraciónprofundaparallenarlospulmones.

—Lacantidaddegasquecontienecadacilindroesvariable—dijoChallenger—ydependedelapresiónydelcuidadoquesehatenidoalembotellarlo.Meinclinoalaopinióndeusted,Roxton,estecilindroesdefectuoso.

—Demaneraquenoshanestafado laúltimahoradenuestrasvidas—comentó, conamargura,Summerlee—.Esunmagníficoejemplofinaldelasordidezdelaépocaenquenostocóvivir.Bien,Challenger, le ha llegado a usted el momento de estudiar subjetivamente los fenómenos queacompañanaladisoluciónfísica.

—Siéntateeneltaburete,juntoamisrodillas,ydametumano—dijoChallengerasuesposa—.Creo,amigosmíos,quenoesaconsejablequesigamospormás tiempo respirandoestaatmósferainsoportable.¿Verdadquetúnolodeseas,corazón?

LaesposadejóescaparunlevegemidoyapoyóelrostrocontralaspiernasdeChallenger.LordJohndijo:

—YorecuerdohabervistoalagentebañándoseenelSerpentínduranteelinvierno.Cuandotodosestán ya dentro, quedan uno o dos en la orilla tiritando, envidiando a los que ya se dieron elchapuzón.Losúltimossonlosquepeorlopasan.Yoestoyafavordequenosdemoslazambullidayacabemosya.

—¿Abrirálaventana,haciendofrentealéter?—Mejormoririntoxicadosqueahogados.SummerleecabeceósureaciaconformidadyalargósumanoenjutaaChallenger,diciéndole:—Asutiempohemostenidonuestrasdisputas,peroesoyapasó.Éramosbuenosamigosyenel

fondonosrespetábamosmutuamente.¡Adiós!—¡Adiós,queridoamigo!—dijolordJohn—.Laventanaestáselladaynoesposibleabrirla.Challengerseinclinóylevantóasuesposa,apretándolacontrasupecho,mientrasellalerodeaba

elcuelloconsusbrazos.Luegodijocongravedad:—Malone,hagaelfavordedarmeesosprismáticos.Selosentregué.—¡NosentregamosdenuevoenmanosdelCreadorquenoshizo!—gritóconvozdetrueno,y

lanzólosgemeloscontraelcristaldelaventana.Cuando tintineaban aún los fragmentos de cristales rotos, nos dio en pleno rostro una sana

bocanadadeairequesoplaba,frescoypuro.Nosécuántotiempopermanecimosensilencioasombrados,perorecuerdoquevolvíaescuchar

comoensueñoslavozdeChallenger,quegritaba:—Nos encontramos de nuevo en condiciones normales. El mundo ha salido de la zona

ponzoñosa.Nosotrossomoslosúnicosejemplaresdellinajehumanoquesehansalvado.

ELMUNDOMUERTO

Todos permanecimos respirando profundamente, sin movernos de nuestras sillas, mientras labrisa suaveyhúmedadelSudoeste, despuésde refrescarse en elmar, hacíaondear las cortinasdemuselina y abanicaba nuestros rostros encendidos.No sé cuánto tiempo estuvimos así,más tarde,ninguno de nosotros pudo coincidir con los demás sobre aquella cuestión. Nos sentíamosdesconcertados, atontados, seminconscientes. Habiendo reunido todo nuestro valor para morir,aquellanuevarealidad,pavorosaysúbita,dequeteníamosqueseguirviviendodespuésdesobreviviratodalarazadelaqueformábamosparte,nosconmovióconlasacudidadeungolpefísicoynosdejó abatidos. Después, y de una manera gradual, el mecanismo que había quedado en suspensoempezódenuevoaponerseenmovimiento;laslanzaderasdelamemoriaempezaronatrabajarylasideas volvieron a entretejerse en nuestras mentes. Vimos con claridad nítida e implacable lasrelacionesentreelpasado,elpresenteyelfuturo;laclasedevidaquehabíamosllevadoylaclasedevidaquenostocaríavivirenadelante.Cadacualvolviólosojosconsilenciosoespantohacialosdesus compañeros y encontró en ellos idénticamirada de respuesta.En lugar de sentir el júbilo quepodíaesperarseenunoshombresquehabíanestadoapuntodemorir,nossentimossumergidosporunaola terriblede lamásnegradepresión.Todocuanto en elmundohabíamos amadohabía sidobarridohaciaelocéanoinmenso,infinitoydesconocido,noshabíamosquedadoaisladosenestaisladesierta del mundo, sin compañeros, sin esperanzas y sin aspiraciones. Tendríamos que pasaralgunosañosvagandocomochacalesentrelastumbasdelarazahumana,hastaquellegasenuestrofin,tardíoysolitario.

—¡Esespantoso,George,espantoso!—exclamólaseñora,ahogadaensollozos—.¿Porquénohabremosmuertoconlosdemás?¿Porquénossalvaste?Tengolasensacióndequenosotrossomoslosverdaderosmuertosydequetodoslosdemásestánconvida.

El ceño de Challenger estaba contraído mientras concentraba su pensamiento, y una de susmanazas hirsutas oprimía lasmanos de su esposa.Yome había fijado en que siempre que ella seencontrabaenalgunadificultadalargabalasmanoshaciaelprofesor,lomismoqueunaniñahaciasumadre.

—Sin llegar en el fatalismo hasta el punto de «no resistir» —dijo—, siempre he podidocomprobarquelasabiduríamáselevadaconsisteenacatarlarealidad.

Seexpresabalentamenteysuvozteníauntonosentimental.—Puesyonoacato—dijoSummerleeconacentoresuelto.—Nocreoquetengalamenorimportanciaelqueustedacateonoacate—comentólordJohn—.

Notienemásremedioqueaceptarlo,lomismosilohacedandopuñetazosotumbadoenelsuelo;demodoqueimportaunrábanoqueseconformeono.Norecuerdoquenadienoshayapedidopermisocuandoempezótodoestejaleo,ynocreotampocoquenadienoslopidaahora.¿Enquéaltera,pues,larealidadloquepensemosodejemosdepensar?

—Entrelounoylootrohaylamismadiferenciaqueentreelserfelizoelserdesgraciado—dijoChallenger, sumido en sus pensamientos y dando todavía golpecitos cariñosos en la mano de suesposa—.Sepuedenadarafavordelacorriente,conservandolapazdelalmaydelainteligencia,yse puede nadar a contracorriente, fatigándose y lastimándose. Lo que ocurre está por encima de

nuestrasposibilidades;demaneraqueaceptémoslotalcomovieneynohablemosmás.—Pero¿quédiablosvamosahacer?—preguntéyo,alzandomisojoscondesesperaciónhaciael

firmamentoazulycarentedevida—.Yo,porejemplo,¿quépuedohacer?Noexistenperiódicos,demodoqueahíencuentrapuntofinalmiprofesión.

—Nohaquedadoningúnanimalvivoalquecazar,tampocopuedehaberguerras,demaneraquetambiénlamíanotieneyaobjeto—dijolordJohn.

—Nohaytampocoquienestudie,y,portanto,huelgayamiprofesión—exclamóSummerlee.—Pero yo tengo ami esposo y tengomi hogar, demodo que doy gracias al cielo de quemi

vocacióntengaenquéemplearse—dijoladama.—Tampocomiprofesióndejadetenerunobjetivo—comentóChallenger—,porquelacienciano

hamuerto,yestamismacatástrofenosbrindarámuchísimosproblemasapasionantesqueinvestigar.Challenger había abierto ya de par en par las ventanas y contemplaba el paisaje silencioso e

inmóvil.—Déjenme pensar —prosiguió—. Fue ayer a eso de las tres cuando el mundo penetró por

completoen la zonaponzoñosahastaelpuntodequedarcompletamente sumergidoenella.Ahorasonlasnuevedelamañana.Lacuestiónqueseplanteaesesta:¿aquéhorasalióelmundodeesazonatóxica?

—Alrayarelalbalaatmósferaestabairrespirable—dijeyo.—Y también más tarde—dijo la señora de Challenger—. Eran las ocho cuando yo sentí con

fuerzaelmismoahogoquealamanecer.—Esdesuponer,pues,queelmundosaliódelazonaponzoñosainmediatamentedespuésdelas

ocho.Podemosdeducirqueelmundohapermanecidoporespaciodediecisietehorasembebidoeneléteremponzoñado.DurantetodoesetiempoelSupremoJardinerohaesterilizadoelmohohumanoquesehabíadesarrolladoenlasuperficiedesufruto.Esposiblequeladesinfecciónhayaresultadoincompleta;esdecir,¿habránpodidosobrevivirotraspersonasapartedenosotros?

—Lomismomeestabapreguntandoyo—dijolordJohn—.¿Porquéhemosdesernosotroslosúnicos?

—Es absurdo suponer que haya sobrevivido nadie aparte de nosotros—dijo Summerlee conconvencimiento—.Fíjense,el tóxicofue tanvirulento,queunjovencomoMalone,fuertecomountoroyconelsistemanerviosobientemplado,apenaspudosubirlasescalerasycayóinconscienteenel descansillo. ¿Qué probabilidad habrá tenido nadie de resistir, no digo diecisiete horas, sino nisiquieradiecisieteminutos?

—Amenosquealgunaotrapersonaadvirtiese loqueacontecíay tomaseprecaucionesal igualquenuestroqueridoprofesor.

—Me parece muy poco probable —dijo Challenger, mesándose la barba y entornando suspárpados—.Noesprobablequeenunamismageneraciónsedendoscasosdepersonasenlasquesecombinen la capacidad de observación, de deducción y de imaginación previsora que a mí mepermitióeludirelpeligro.

—Segúnustedtodoslossereshumanoshanmuerto,sindudaalguna,¿noescierto?—Muypocasdudascabenalrespecto.Sinembargo,hayquetenerpresentequeeltóxicodejaba

sentirsusefectosdeabajohaciaarriba,siendoposiblementemenosvirulentoenlascapassuperioresde la atmósfera. Sin embargo, resulta extraña semejante propiedad, y nos ofrece una de esascaracterísticasquenosbrindantemadeestudiofascinanteparaelfuturo.Segúneso,sihubiésemosde

buscar supervivientes, tendríamos que buscar en alguna aldea del Tíbet o en alguna granja de losAlpes,amuchosmilesdepiesdealturasobreelniveldelmar.

—Lo que, en resumen, quiere decir que, no existiendo ferrocarriles ni barcos de vapor, da lomismohablardesupervivientesenlaLuna—dijolordJohn—.Noobstanteloqueyomepreguntoessiestefenómenohadesaparecidoporcompleto,osiaúncabeesperaralgúnefectosecundario.

Summerleeestiróelcuellopararecorrerconlamiradaelhorizonte,ydijotitubeando:—Parecequelaatmósferaestálimpiayeltiempoesbueno,aunqueayertambiénofrecíaidéntico

aspecto.Noestoycompletamentesegurodequeelpeligrohayadesaparecido.Challengerseencogiódehombros,ydijo:—Nuevamentedebemosadoptarunpuntodevistafatalista.Sialgunaotravezelmundohapasado

poresta situación, locual resultaperfectamenteposible,debióde serhacemuchísimo tiempo.Porconsiguiente, podemos esperar con criterio razonable que transcurrirá tambiénmuchísimo tiempoantesdequeserepita.

—Todo eso estámuy bien—dijo lord John—; pero cuando ocurre un temblor de tierra, casisiemprelesigueotroterremoto.Creoqueharíamosbienenestirarlaspiernasyrespirarelairepuromientraspodamos.Comonuestraprovisióndeoxígenoestáagotada,nosdalomismoque,sivuelvearepetirse,nossorprendafueraquedentro.

Resultaba extraordinaria la insensibilidad absoluta que se había apoderado de nosotros comoreaccióntrasdelastremendasemocionesdelasúltimasveinticuatrohoras.Esainsensibilidaderadeíndolementalyfísica,unsentimientoprofundamentearraigadodequenadateníaimportancia,dequetodoesfuerzoresultabaaburridoeineficaz.

HastaelmismoChallengercayóvíctimadeesainsensibilidad,ypermanecióensuasientoconsuenormecabezaapoyadaentresusmanosyabsortoenlejanospensamientoshastaqueentrelordJohny yo le agarramos uno de cada brazo, lo levantamos poniéndole de pie. Por toda contestaciónrecibimos sumirada furiosa y el refunfuño de unmastín irritado. Sin embargo, una vez fuera denuestro angosto refugio y amparados por la limpia atmósfera cotidiana, fuimos recobrando demaneragradualnuestraenergíadesiempre.

Pero¿pordóndeteníamosqueempezaraactuarenunmundoconvertidoenuncementerio?¿Sehabría encarado el hombre alguna vez con problema semejante desde el alba de los tiempos?Ciertamenteteníamosaseguradasparaalgúntiemponuestrasnecesidadesfísicas,e inclusonuestrascomodidades.Noteníamosquehacerotracosaqueapoderamosdelosdepósitosdealimentos,delascosechasdevinoguardadasenlasbodegasydetodoslostesorosdearte.Pero¿quéíbamosahacer?Desde luego, se nos ofrecían algunas ocupaciones. Bajamos a la cocina y trasladamos a las dosmujeresdelservicioasusrespectivascamas.Parecíaquehabíanfallecidosinsufrimientos,launaenunasillajuntoalfuego,ylaotraenelsuelodelcuartodefregar.ActoseguidotransportamosdesdeelpatioalpobreAustin.Susmúsculosteníanlarigidezdeunatabla,sometidosalrigormortismásexagerado,ylacontraccióndelasfibrashabíacuajadosubocaenunarisadeburlacruel.Eraesteundetalle que se observaba en la mayoría de los que habían muerto por efecto del daturon.Adondequieraqueíbamossalíanalencuentrocarasdeexpresiónburlonaqueparecíanmofarsedelaespantosasituaciónenquenosotroshabíamosquedado,yquemirabanconrisasilenciosaymalignaalosdesdichadossupervivientesdelarazahumana.

—Escúchenme —dijo lord John, que se paseaba con desasosiego por el comedor mientrasnosotros tomábamos un refrigerio—no sé lo que les pasará a ustedes, pero yomaterialmente no

puedo,nopuedoquedarmeaquísentadoysinhacernada.—Veamossisedignaustedsugerirnosloquedeberíamoshacer—lecontestóChallenger.—Salirporahíaverquéesloquehaocurrido.—Estoytotalmentedeacuerdo.—Peronoenestaaldea.Desdelaventanapodemosvertodoloquehayqueverenella.—¿Yadóndequierequenosdirijamos?—¡ALondres!—Conforme —refunfuñó Summerlee—. Quizás sea usted capaz de una caminata de cuarenta

millas; pero yo creo no poder realizarla y Challenger, que es paticorto, estoy seguro de que nollegaríaatanto.

Aquellomolestómuchísimoalprofesor.—Siustedselimitaseacomentarsuspropiascaracterísticascorporales,encontraríamuchotema

deobservación—exclamó.—No lo dije con intención de ofenderle,mi queridoChallenger—contestó nuestro indiscreto

amigo—.Noselepuedehacerresponsabledelaconformacióndesucuerpo.SilaNaturalezalehadotadodeuntroncovoluminosoycorto,porfuerzahatenidotambiénquedotarledepiernascortas.

La indignación impidió contestar a Challenger que no podía hacer otra cosa que gruñir,parpadearyencresparse.LordJohnseapresuróaintervenirantesqueladisputapasaseamayores,diciendo:

—Hablausteddeirapie.¿Porquéhabríamosdehacerelviajecaminando?—¿Quiereusteddaraentenderquepodríamoshacerlodeotromodo?—preguntóChallenger,a

puntodeestallarotravez.—¿Esquelehapasadoalgoalautomóvil?¿Porquénohabríamosdeutilizarlo?—Yonoséconducir—dijoChallenger,acariciandomeditabundosubarba—.Sinembargo,usted

está en lo cierto al suponer que el entendimiento humano, en sus más elevadas manifestaciones,debería mostrarse lo bastante flexible para adaptarse a todo. Su idea es excelente, lord John. YomismolosllevaréhastaLondresalvolantedelauto.

—Ustednoharátalcosa—exclamóSummerlee,muyresuelto.—¡Deningunamanera,George!—exclamótambiénlaseñora—.Recuerdaquelointentasteuna

vezyquetedistecontralapuertadelgaraje.—Fueunafaltamomentáneadeconcentración—respondióChallenger,imperturbable—.Asunto

arreglado.SeréyoquienconduzcahastaLondres.LordJohntrajounalivioalasituaciónpreguntando:—¿Quémarcaes?—UnHumberdeveintecaballos.—Lollevomanejandomuchosaños.¡Porvidade…!—agregó—.Jamásimaginévivircomopara

llevaratodalaHumanidaddentrodeunHumber.¿Esdecincoplazas,verdad?Cojanloquetenganquecoger,yolesesperoalasdiezconelcochealapuerta.

Y,enefecto,aesahorasalióelcochedelpatioconronroneosyruidosmetálicos,llevandoalordJohnalvolante.Toméasientoasulado,mientraslaseñora,convertidaenoportunoparachoques,seembutióentreaquellosdosvaronescoléricosenelasientodeatrás.LordJohnsoltóelfreno,cambiórápidamentelapalancadeprimeraatercera,ypartimosvelocesparaelviajemásextraordinarioqueserhumanoalgunohayatenidooportunidaddeefectuar.

ImagínenseustedestodoelencantodelaNaturalezaenaqueldíadelmesdeagosto,elfrescordelairematinal, la dorada luminosidad del fulgor de un sol veraniego, el cielo límpido, el frondosoverdordelosbosquesdeSussex,ylastonalidadesdeunvivocolorpúrpuradelosllanoscubiertosdebrezo.Almiraranuestroalrededorycontemplaraquellabellezamulticolor,niporunmomentorecordamoslainmensacatástrofeacontecida,anoserporelsilenciosolemnequeloenvolvíatodo.Enlasregionesdensamentepobladassiempreseescuchaunaespeciedesuavezumbidodevida,tanininterrumpidoyprofundoquedejamosdepercibirlo, igualque lesocurrea losmoradoresde laspoblacionesdelacostaquepierdenlaconcienciadelmurmulloconstantedeloleaje.Elpiardelospájaros,elzumbidodelosinsectos,elecolejanodelasvoces,elmugirdelganado,losladridosdeperrosadistancia,elretumbardelostrenesyeltraqueteodecochesycarros,todoellosefundeenuna nota de tono profundo y constante, que vibra en nuestros oídos sin que estos la perciban deordinario. Ahora lo echábamos de menos. Aquel silencio de muerte resulta aterrador. Era tansolemne,tanimpresionante,queelronroneoyeltraqueteodenuestroautomóvilsonabaaintolerableestremecimiento, a indecorosa desatención hacia aquel sosiego reverente que cubría cual sudarioenvolviendoportodasparteslosrestosdelaHumanidad.Aquelladolorosamudezylasaltasnubesdehumoquesealzabanaquíyalládelascasasdecampoqueaúnardíansinllama,noshelabanelcorazóncuandocontemplábamoselmaravillosopanoramadelaregióndelWeald.

Pero, además, ¡los cadáveres!Aquellos grupos de caras estiradas quemostraban los dientes alprincipionosprodujeronescalofríosdeespanto.Tanagudaypenetrantefuelaimpresiónquedejóenmí,querevivootravezeldescensoporStationHill,elmomentodecruzamosconlaniñeraylosdosbebés, el espectáculo del caballo abatido entre las varas del coche, el cochero encogido en supescante,deljovendelinterior,conlamanoenlaportezuelaapuntodesaltaralsuelo.Másabajo,ungrupodesegadores,revueltosunosconotros,conlosmiembrosentrecruzadosylosojosmuertos,rígidosvueltoshacia el cielo resplandeciente.Loveo todocomo si tuvieradelanteuna fotografía.Pero,graciasalaNaturalezamisericordiosa, lossistemasnerviosossobreexcitadosdejaronprontodereaccionar.Losindividuossefundieronengrupos;losgrupos,enmultitudes;lasmultitudes,enunfenómeno universal que acabamos pronto por aceptar como detalle inevitable de todo lo queveíamos.Únicamenteaquíyallá,cuandounincidentebrutalogrotescoheríanuestraspupilas,volvíael pensamiento con un súbito choque al alcance personal y humano de todo aquello. Sobre todo,resultaba doloroso el destino de los niños. Recuerdo que aquello nos producía la más fuertesensacióndeinjusticiaintolerable.Cuandocruzamosfrenteaunagranescuelamunicipalyvimosellargocortejodecuerpecitosdesparramadosen lacarreteraqueaellaconducía, sentimosganasdellorar,y,enefecto,laseñoraChallengerlloró.Porlovisto,losaterradosmaestroslesdieronsuelta,ylosmuchachoscorríanasuscasasenelmomentoenqueeldaturonlosenvolvíaensured.Veíansemuchísimas personas asomadas a las ventanas de sus casas, abiertas de par en par. En TunbridgeWellsapenassihabíaalgunadeesaspersonasquenoparecieseestarmirandoconexpresiónatónitaysonriente.Lanecesidaddeaire,aquelmismoanhelodeoxígenoqueúnicamentenosotroshabíamospodidosatisfacer,leshizocorrerenelúltimoinstantehacialasventanas.Tambiénlasacerasestabansembradas de hombres y de mujeres, sin sus sombreros, que habían salido precipitadamente a lacalle. Muchos habían caído sobre la calzada. Tuvimos suerte de que lord John fuese un expertoconductor,porquenoresultabafácilsortearlos.Cuandocruzábamosaldeasypueblosteníamosquemarchar a una velocidad de peatón, y recuerdo que frente a la escuela de Tunbridge tuvimos quedetenemosalgúntiempoparaapartaraunladovarioscadáveresquenoscerrabanelpaso.

DelampliopanoramademuertequesenosofrecióporlascarreterasdeSussexydeKentsurgenal primer plano de mi memoria determinados cuadros. Uno de ellos, el de un resplandecienteautomóvilqueestabaen laparteexteriorde laaldeadeSouthborough.SeguramenteconducíaaungrupodeexcursionistasqueregresabandeBrightonodeEastbourne.Dentrodelautomóvilhabíatresmujeresvestidasdescocadamente,lastresjóvenesyhermosas;unadeellasteníasobreelregazounperropequinés.Lasacompañabanun señor entradoenaños, conaspectode juerguista,yun jovenaristócrataque teníaaúnelmonóculoenelojoyelcigarrillo, reducidoa ínfimacolilla,entre losdedosdesumanopulcramenteenguantada.Lamuertesedebióapoderardeellos instantáneamente,dejándolos como clavados en sus asientos. Se hubiera dicho que estaban dormidos, salvo que elhombreentradoenañossehabíaarrancadoelcuellodelacamisaenunesfuerzoporrespirar.Aunladodelautomóvilcercadelestribodelcoche,yacíaencogido,uncamareroquehabíadejadocaerlabandeja haciendo pedazos los vasos que llevaba. Al otro lado del automóvil, dos vagabundosharapientos,hombreymujer,yacíanenelmismolugarenquehabíancaído,yelhombreextendíaaúnsubrazodescarnadopidiendolimosna,talycomolohabíahechodurantesuvida.Habíabastadounsegundoparacolocaralaristócrata,alcamarero,alvagabundoyalperroenelmismoplanodeprotoplasmainerteendescomposición.

Recuerdootrocuadrosingular,quevimosaunasmillasdedistanciaentreSevenoaksyLondres.Alaizquierdadelacarreterasealzaunenormeconventoquetienedelanteunprolongadodeclivedecésped.Enaqueldeclivesehabíanreunidovariasalumnasde laescuela,arrodillándosepararezar.Delante de ellas veíase una hilera de monjas, y en lo alto del repecho un solo cadáver, que nosparecióseríaeldelamadresuperiora.Alrevésdeloqueleshabíaocurridoalosalegresviajerosdelautomóvil,sehabríadichoqueenaquellugarimaginaronelpeligroysedispusieronaunamuertehermosatodasjuntas,lasmaestrasylasalumnas,reunidasparadarsuúltimalección.

Miespíritusiguetodavíacomoatontadoportanterroríficosuceso,ybuscoenvanomediosconque expresar las emociones que sentí. Quizás lo mejor y lo más prudente sea no intentarlo,limitándome a dejar constancia de los hechos. Incluso Summerlee y Challenger estaban comoaplastados,yanuestrasespaldasnooíamospronunciarunapalabra,salvocuandolaseñoradejabaescaparalgúngemido.Encuandoa lordJohn,sehallabademasiadoatentoalvolanteya ladifíciltareadebuscarcamino libreen talescarreterasparapoderdedicar su tiempoa laconversación,oparasentirse tentadoaella.Únicamenterecurrióconaburridareiteraciónaunafrasequesequedógrabada en mi memoria, y que casi acabó por hacerme reír al pensar en que se trataba de uncomentarioenesedíadelJuicioFinal.

—¡Lindafaena!¿No?Taleralaexclamaciónquedejabaescaparcuantasvecesseexhibíadelantenuestroalgunanuevay

tremendacombinacióndemuertesycatástrofes.—¡Lindafaena!¿No?—FueloquedijocuandobajábamosporlacuestaabajodelaStationHill

deRotherfield.Ytambiénsoltóuna«¡Lindafaena!¿No?»,cuandopasabadificultosamenteporentreunasoledad

demuerteenlacallemayordeLewishamyenlacarreteraviejadeKent.Enaquellugarfuedondetuvimosunsúbitoestremecimientoquenosdejóatónitos.Porlaventana

de una humilde casa de esquina salía un pañuelo que ondeaba al viento sostenido por un brazohumano largo y delgado.Aquella asombrosa señal de vida detuvo nuestro pulso un instante, paraluegolatiralocadamente,muchomásquetodasaquellasvisionesdemuerteinesperadas.LordJohn

acercóelautoalbordillodelaacera,yenuninstantedesparecióporlapuertaabiertadelacasaysubióporlaescalerahastaelcuartodelanterodelsegundopiso,queeraellugardesdedondesehacíaaquellaseñal.

Sentadaenunasilla,juntoalaventanaabierta,encontramosaunamujermuyanciana,yasulado,sobreotrasilla,uncilindrodeoxígeno,máspequeño,perodeformaidénticaalosquenoshabíansalvado la vida a nosotros.Volvió su cara seca, estirada, con gafas, hacia la puerta en la que noshabíamosagolpadotodos,ynosdijo:

—Temíquemehubiesenabandonadoaquíparasiempre,soyinválida,nopuedomoverme.—Bien,señora—repusoChallenger—.Hasidounasuertequelaencontrásemos.—Desearíapreguntarlesunacosamuyimportantecaballeros—dijoella—.Ylesruegoqueme

hablenconfranqueza.¿QuéefectocreenquetendránestossucesosenlacotizacióndelasaccionesdelferrocarrildeLondresydelNoroeste?

Nos hubiéramos echado a reír a no ser por la trágica ansiedad con que se quedó esperandonuestrarespuesta.LaseñoraBurston,queasísellamaba,eraunaviudaancianacuyoúnicoingresodependíadeunpuñaditodeaccionesdeaquellasociedad.Veníaacomodandosuvidadeacuerdoconel alza o la baja de sus dividendos, y ella no podía concebir su existencia sino en función de lacotizacióndesusacciones.Fueinútilquetratásemosdeexplicarlequetodoeldinerodelmundoerasuyo,noteníanadamásquetomarloyqueleseríacompletamenteinútilunavezloposeyera.Suviejocerebro era incapaz de adaptarse a la nueva idea, y lloró ruidosamente pensando en que se habíaquedadosinsusacciones.

—Eratodocuantoposeía—gimoteó—.Siyanoexiste,novalelapenaqueyosigaviviendo.Enmediodesuslamentacionespudimosenteramosdecómohabíasalvadolavida,plantaanciana

yfrágil,cuandotodoelbosqueinmensohabíasucumbido.Eraunainválidaincurableypadecíaasma.Porsuenfermedad,habíanlerecetadooxígenoyenelmomentodelacrisisteníaamanouncilindro.Segúnteníaporcostumbrecuandosentíalosahogos,habíautilizadosucilindrodeoxígeno.Estolaalivió,yadministrandobiensureserva,habíalogradosobreviviraquellanoche.Porúltimo,quedosedormida, y la despertó el zumbido de nuestro automóvil. Dado que era imposible llevarla connosotros,cuidamosdedejarleamanotodolonecesarioparasusubsistencia,prometiéndolevolverlomástardedosdíasdespués.Luegoladejamossinlograrconsolarlaporlapérdidadesusacciones.

AmedidaquenosfuimosacercandoalTámesis,losobstáculosenlascalleseranmásgrandesymásmolestos.Congrandesdificultadespudimoscruzar elpuentedeLondres.El accesoalmismoporelladodeMiddlesexsehallabacerradoentodasuextensiónporeltráficoquequedócongeladoy que imposibilitaba todo avance en aquella dirección. Junto a uno de los muelles en lasproximidadesdelpuenteardíaunbarco,yelaireestaballenodepavesasydelolorfuerteyacreaquemado. Hacia el edificio del Parlamento veíase una nube de humo espeso; pero desde dondeestábamoseraimposibledistinguirloqueardía.

—Noséloqueustedespensarán—dijolordJohnenelmomentodepararelmotor—;peroamímeparecequeelcampoesmásalegrequelaciudad.EsteLondresmuertomeresultainsoportable.YodaríavueltayregresaríaaRotherfielddespuésdeecharunvistazo.

—Confiesoquenocomprendoquéesperamosencontraraquí—dijoelprofesorSummerlee.—Peseatodo—comentóChallenger,ysugruesavozretumbabadeunamaneraextrañaenaquel

silencio—, resulta difícil concebir que de siete millones de personas solo haya sobrevivido a lacatástrofeunaanciana.

—Si hubieran sobrevivido otras personas, George, ¿cómo hacer para dar con ellas? Sinembargo,estoydeacuerdocontigoenquenodebemosregresarsinhaceralgunatentativa.

Nosapeamosdelautomóvil,dejándolojuntoalbordillodelaacerca,yconbastantesdificultadesavanzamospor laconcurridaaceradeKingWilliamStreet, franqueando lapuertadeunasgrandesoficinasdeseguros.Eraunedificioqueformabaesquina,loelegimosporquedesdeallísedominabaelpanoramaentodasdirecciones.Subiendopor laescalera,atravesamosunasalaqueseguramenteera la de los directores, ya que en ella encontramos a ocho ancianos sentados alrededor de unaespaciosamesaquehabíaenelcentro.Laventanaestabaabierta,ytodossalimosalbalcón.DesdeallíveíamoslasconcurridascallesdelaCityqueirradiabanentodasdirecciones,mientrasqueanuestrospieslacalzadaaparecíanegradeaceraaacera,cubiertaporlascapotasdelostaxisinmóviles.CasitodosellosmarchabanfueradelaCity,demostrandoquelosaterradoshombresdenegocioshabíanrealizadoenelúltimo instanteuna inútil tentativapor ira reunirseconsus familiasen losbarriosexterioresoenelcampo.Aquíyalláentre loscochesmáshumildes,descollabaelgranautomóvilreluciente de algún opulentomagnate, encallado sin remedio entre el maldito torrente del tráficointerrumpido. A nuestros pies veíase uno de gran tamaño y aspecto lujoso, cuyo propietario, unanciano gordinflón, con la mitad del cuerpo fuera de la ventanilla, alargaba su mano carnosa yresplandeciente de diamantes, apremiando al chófer para que hiciese un último esfuerzo a fin deabrirsepasoporentreaquelapiñamiento.

Enmediodeaquel torrente sobresalíancomo islasunadocenadeautobuses; lospasajerosquellenabansusimperialesyacíanamontonadoslosunosencimadelosotros,comolosjuguetesdeunniñoensucuartodejugar.Enelcentrodelacalzada,sobreunanchopedestaldefocoluminoso,unfornidoguardiasemanteníaenpie,conlaespaldaapoyadaenunafarola,enactitudtannatural,queresultaba difícil imaginar que era un muerto más, mientras que a sus pies yacía un harapientovendedor de periódicos al lado de un montón de diarios. Un carro de reparto había quedadobloqueadoentrelamultitud,ydistinguimosengrandesletrasdenegrosobreamarilloestosrótulos:«Incidente en los Lores. Un partido que se suspende.» Aquella era, sin duda, la primera edición,porque se veían otros cartelones con esta leyenda: «¿Se acerca el fin? Advertencia de un grancientífico.»Yotro:«¿TienerazónChallenger?Rumorespersistentes.»

Challenger le señaló a su esposa este último cartelón que flotaba como una bandera sobre lamultitud.Mefijéencómoenarcabaelpechoyseacariciabalabarbacontemplándolo.Complacíayhalagaba a aquella alma compleja el pensar que Londres había muerto con su nombre y susadvertencias, presentes aún en el pensamiento de todos. De tal manera saltaban a la vista sussentimientos,quedespertaronunburlóncomentariodesucolega:

—Enlascandilejashastaelúltimoinstante.—Asíparece—contestómuysatisfecho;peroluegocontemplandoellargopanoramadecalles,

todas envueltas en silencio y repletas demuertos agregó—:Bien; la verdad es que no veo qué seadelantaconquepermanezcamosmástiempoenLondres.SugieroqueregresemosinmediatamenteaRotherfield y que, una vez allí, celebremos consejo para discutir cómo podemos emplear de lamaneramásprovechosalosañosqueaúnnosquedandevida.

TansoloquieropresentarunúltimocuadrodelasescenasdelaCitymuertaquenosllevamosenlamemoria.SetratadeunavisiónrápidaquetuvimosdelinteriordelaviejaiglesiadeSt.Mary,queselevantaenellugardondenosesperabanuestroautomóvil.Abriéndonospasoporentreloscuerposcaídos en los escalones de la misma, empujamos la puerta y entramos. Era una espectáculo

maravilloso.Todalaiglesiaeraunamasadecuerposarrodilladosentodaslasposturasdeoraciónyde humildad. En el último instante trágico, el pueblo aterrado, viéndose de pronto frente a lasrealidadesdelavida,lastremendasrealidadesquenosdominaninclusocuandovamospersiguiendosombras, se había precipitado dentro de las viejas iglesias de la City que durante muchasgeneraciones apenas si habían logrado reunir una congregación de feligreses. Dentro de ellas seamontonaron todo lo apretadamente que les permitía su necesidad de arrodillarse; era tal suagitación,quemuchosllevabantodavíapuestossussombreros,mientrasqueunhombrejoven,conropaslaicas,dominándolosdesdeelpúlpito,parecíaestarpredicandoeneljustoinstanteenquetodosmurieron.Elpredicadorestabaahora, igualquePunchen sucasillade títeres, con la cabezay losbrazos fláccidos colgando por encima del borde del púlpito. ¡Qué pesadilla! ¡La iglesia gris ypolvorienta, las hileras de figuras angustiadas, la penumbra y el silencio envolviéndolo todo! Depuntillas,hablandoconahogadoscuchicheos,recorrimoslaiglesia.

Tuveunasúbita idea.Enunángulo,cercade lapuerta, sealzaba lapilabautismal,ydetrás,unnichoprofundoenelquecolgaban lascuerdasconque loscampaneroshacensonar lascampanas.¿PorquénohabíamosdeservirnosdeellasparaenviarunmensajeporencimadetodoelámbitodeLondres, a finde atraerde esemodo la atencióndecuantospudieranestarvivosaún?Corríhastaaquel lugar y tiré de la cuerda revestida de franjas de tela para mejor afianzar la mano. Mesorprendió lo difícil que resultaba el voltear la campana. Lord John me había seguido, ydespojándosedesuchaquetamedijo:

—Por vida de…, que ha tenido usted una idea condenadamente oportuna. Deje que agarre lacuerda,yyaveráqueprontolamovemos.

Peroniaunasí;lacampanaeratanpesadaquehastaqueChallengerySummerleenoagregaronsupesoalnuestronoescuchamosporencimadenuestrascabezaselsonororetumboyelestrépitoquenosanuncióqueelenormebadajoestabalanzandoporlosairessumúsica.Nuestromensajedecamaradería, de esperanza, a cualquier ser humano que hubiese sobrevivido resonó por todo elámbitodelLondresmuerto.Aquellallamadavibranteymetálicareanimónuestroscorazones,ynosentregamosconmayorímpetua la tarea;cadaimpulsohaciaarribadelacuerdanoslevantabadospiesporencimadelsuelo,perotodosjuntosdábamosaunaeltirónhaciaabajo;Challenger,queeraeldemenorestatura,poníaenlaempresasuenormefuerza,saltandoycayendoigualqueunaranagigante,croandoacadatirónquedaba.Aqueleraunmomentocomoparaquealgúnartistatrazaseundibujodeloscuatroaventureros,antañocamaradasenmuchosyextraordinariospeligros,yelegidosahoraporelDestinoparapasarporunaexperienciatansingular.Trabajamosdurantemediahora,elsudornoscorríaporlacara,ylosbrazosyespaldasnosdolíandebidoalesfuerzo.Acontinuación,salimosalatriodelaiglesiaymiramosentodasdireccionesporlascallessilenciosasyatascadas.Niunsolosonido,nielmáspequeñomovimiento,enrespuestaanuestrallamada.

—Esinútil.Nohaysupervivientes—exclamé.Subimosalautomóvilsinpronunciarunapalabramás.LordJohnmaniobróparaqueelautodiese

mediavuelta,enfilandohaciaelSur.Nosparecióqueaquelcapítulohabíaconcluido.Estábamosmuylejosdepreverelsorprendentenuevocapítuloqueibaaempezar.

—No podemos hacer nada más —dijo la señora Challenger—. Por amor de Dios, George,regresemos a Rotherfield. Enloqueceré si permanecemos otra horamás en esta horrenda ymudaciudad.

ELGRANDESPERTAR

Yconestollegoalfindeesteincidenteextraordinariotanasombrosoporsuimportancia,nosoloennuestraspequeñasvidas individuales,sinoen lahistoriadelgénerohumano.Yadijealempezaresta narración que, cuando se escriba la historia de lo ocurrido, este acontecimiento destacaráseguramente entre todos los demás, al igual que una alta montaña entre sus aledaños. Nuestrageneraciónpuedeafirmarquehaestadoreservadaparaundestinoasazextraordinario,puestoquefueelegidaparapasarporunaexperienciatanmaravillosa.Soloelporvenirnosdemostraráladuracióndesusefectos,esdecir,hastacuándoelgénerohumanoconservarálahumildadylareverenciaqueleha enseñado este golpe tan violento que sacudió sus cimientos. Creo que se puede afirmar conseguridadquelascosasyanovolveránaserexactamentecomoeran.Resultaimposiblecomprobarnuestra impotencia y nuestra ignorancia, y hasta qué punto estamos sostenidos por una manoinvisible,mientrasnollegaelmomentoenqueestamanoparecequesecierrayquenosestruja.Lamuertesehacernidoinminentesobrenosotros.Sabemosqueesomismopuedevolveraocurrirencualquiermomento.Esaáspera realidadensombrecenuestrasvidas,pero¿quiénescapazdenegarque el sentido del deber, el sentimiento de sobriedad y de responsabilidad, la estimación de laseriedadydelafinalidaddelavida,elfirmeanhelodeprogresarydemejorarespiritualmentesehandesarrolladobajoesa sombra,hastaelpuntodehabersecontagiadoa todanuestra sociedad,deunextremoaotro?Esalgoqueestáporencimadetodaslassectasydetodoslosdogmas.Esmásbienun cambio de perspectiva, un cambio en nuestro sentido de la proporción, una vivísimacomprobación de que somos criaturas insignificantes que se desvanecen, que existen por unatoleranciayqueestánamerceddelprimervientofríoquesopladesdelodesconocido.Pero,sibienesciertoqueelmundohaadquiridounaseriedadmayorgraciasaesteconocimiento,nocreoqueporelloseaunlugarmástriste.Todosestamosdeacuerdo,desdeluego,enquelosplaceresdelpresente,aunque más morigerados y moderados, son más profundos y más inteligentes que el ajetreobulliciosoyalocadoqueantañosolíaconfrecuencia llamarsediversión—digoantaño,aunquemerefiero a una época recientísima, pero que hoy resulta inconcebible—. Aquellas vidas vacías,malgastadasenvisitaryservisitadossinmotivoalguno,enlaspreocupacionesdemanteneruntrendevidacomplicadoeinnecesario,enprepararyconsumirplatosymanjarescomplicadosydifíciles,todas ellas han encontrado sosiego y salud en la lectura, en lamúsica, en la grata unión familiarproducidaporunadivisiónmássencillaymássaludabledeltiempodequedisponen.Disfrutandodemayor salud y demayores satisfacciones, esas vidas sonmás ricas que antes, incluso después dehaberpagadoalfondocomúnunasumamayordecontribucionesparaelevarelniveldevidaenestasislas.

Se ha discutido bastante sobre cuál fue la hora exacta del gran despertar. La mayoría está deacuerdoenque,con independenciadeladelantooretrasode los relojes,hanpodido influirciertoselementos locales en la acción deldaturon.Desde luego, en cada zona la resurrección tuvo lugarprácticamente de manera simultánea. Son numerosos los testigos que afirman que el Big Benmarcabaenese instante las seisydiezminutos.ElAstrónomoReal laha fijadoen las seisydoceminutos, hora de Greenwich. Por otro lado, Laird Johnson, observador muy capacitado de EastAnglia, lafijaenlasseisyveinte.EnlasHébridasfuemástarde,a lassiete.Porloqueanosotros

respecta,nocabedudaalguna,porqueyomeencontrabasentadoeneldespachodeChallengerenesemomento,yteníadelantedemísubiencomprobadocronómetro.Fuealasseisycuarto.

Un abatimiento enorme abrumaba nuestros ánimos. El efecto acumulativo del espectáculoespantosoquehabíamospresenciadodurantenuestroviajepesabasobremialmacomounalosadeplomo.Dadamiexuberantevitalidadfísicaymienergía,cualquierclasedeensombrecimientomentalresultabaunhechopocofrecuente.Poseoesacaracterísticapropiadelosirlandesesdesaberpercibirun destello de alegría por encima de cualquier tristeza. Pero en aquella ocasión la oscuridad eraabrumadora y sin ningún rayo de luz.Mis compañeros se hallaban en la planta baja trazando susplanesparaelporvenir.Yomesentéjuntoalaventanaabiertaconlabarbillaapoyadaenlamanoymispensamientosconcentradosennuestradolorosasituación.¿Continuaríamosviviendo?Esaeralapreguntaqueyohabíaempezadoaplantearme.¿Eraposiblevivirenunmundomuerto?Delamismamanera que, según una ley física, el cuerpomayor atrae almenor, ¿no sentiríamos nosotros unaatracción arrebatadora ejercida por aquella inmensa hueste de Humanidad que había pasado a lodesconocido? ¿De qué forma nos llegaría el final? ¿No entraríamos de nuevo en otra zonaponzoñosa?¿NoquedaríalaTierrainhabitableaconsecuenciadelosproductosmefíticosdeaquellapodredumbre universal? O, finalmente, ¿no acabaría nuestra espantosa situación por afectar ydesequilibrar nuestras mentes? ¡Un grupo de locos en un mundo muerto! Meditaba yo sobre esaúltima terrible posibilidad, cuando oí un leve ruido queme obligó amirar la carretera que teníadebajo.¡Elcaballejosubíaporlacuestatirandodelcoche!

Enelmismoinstantetuveconcienciadelgorjeardelospájaros,deuncarraspeoenelpatioqueteníaamispies,ydeunfondodemovimientosenelpaisaje.Sinembargo,recuerdoquefueaquelcaballejoabsurdo,flacoydecrépitoelqueretuvomiatención.Jadeando,subíaporlapendiente,muydespacio.

Actoseguidomispupilassefijaronenelcocheroqueestabasentadoyerguidoenelpescante,y,porúltimo,aljovenqueseasomabaalaventanillabastanteexcitadoydabaagritosunaorden.¡Sinlugaradudas,todosellosseencontrabanagresivamentellenosdevida!

¡Todo el mundo estaba vivo nuevamente! ¿Acaso había sido todo ello una ilusión? ¿Podíaconcebirse que todo aquel incidente de la zona ponzoñosa no hubiese sido sino un complicadosueño?Micerebrosobresaltadoseinclinóporunmomentoacreerlo.Perobajélavistaydescubríenmimanolaampolla,cadavezmayor,queenellahabíalevantadolacuerdadelacampanadelaCity.Entonces, todo aquello había ocurrido en realidad. Sin embargo, aquí estaba elmundo resucitado,aquíteníamosalavidaquenuevamentehabíasumergidoalmundoenplenapleamar.Misojosfueronrecorriendoel inmensopaisaje,descubriendolavidaen todasdireccionesymoviéndose,congranasombromío,dentrode lasmismasrutinasenquesehabíadetenido.Allíestabanlos jugadoresdegolf.¿Eraposiblequesiguiesenconlamismapartida?Sí,allíestabaunodelosjugadoresiniciandoeljuegodesdeelpuntodepartida,yaquelotrogruposobreelcéspedverdeapuntaba,sinduda,haciaelagujero.Lossegadoresvolvíanlentamenteasutrabajo.Laniñeradiouncacheteaunodelosdosniñosyempezóaempujarelcochecitocuestaarriba.Todoshabíanreanudadodespreocupadamenteelhilodesuvidaenelmismopuntoenquelohabíandejado.

Corrí escaleras abajo; la puerta del vestíbulo estaba abierta, y pude oír las voces de miscompañerosexpresandosuasombroysusfelicitaciones.¡Quéapretonesdemanosedabanydequémanerase reían todosauna,ycómo laseñoradeChallenger, sinpoderdominarsuemoción,nosbesóatodosantesdearrojarse,porúltimo,enlosbrazosdeosodesumarido!

—¡Noesposiblequetodosellosestuviesendormidos!—exclamólordJohn—.¡Queeldiabloselollevetodo,Challenger!¿Noiráustedacreerquetodaesagenteestabanadamásquedormida,conaquellosojosvidriosos,losmiembrosrígidosylaespantosasonrisademuerteensuscaras?

—Tansolocabeunaposibilidad:quesetratedeloquellamamoscatalepsia—dijoChallenger—.Siemprehaexistido,aunquenoesunaenfermedadmuycomún.Habitualmenteselaconfundeconlamuerte.Cuandohaceapariciónlacatalepsia,latemperaturadesciende,desaparecelarespiración,loslatidosdel corazónno seperciben; enunapalabra: es lamuerte, soloqueunamuerte pasajera—cerrólosojosydejocaerunasonrisabobalicona—.Hastalamentemáscomprensivaesincapazdeconcebirunaplagauniversaldecatalepsiacomoestaquehemosvisto.

—Sigusta,póngalelaetiquetadecatalepsia—hizonotarSummerlee—.Despuésdetodo,solosetrata de un vocablo, y nosotros sabemos de ello tan poco como acerca del gas tóxico que la haproducido.Todolomásquepodemosdeciresqueunemponzoñamientodeléterhaproducidounamuertepasajera.

Austinestabasentadoenelestribodelautomóvil,completamenteencogido.Erasutoslaqueyohabíaoídodesdeelpisodearriba.Seapretabalacabezaentrelasmanosensilencio,perodeprontoempezóamascullarentredientes,comosihablaraconsigomismo,almismotiempoqueexaminabaelcocheconlamirada.

—¡Vayaestúpido!—gruñó—.¡Nopuededejarlascosastalcomolasencuentra!…—¿Quéleocurre,Austin?—Quehandejado los engrasadoresdestapados, señor.Alguienha estado andando en el coche,

supongoquehabrásidoeljovenjardinero.LordJohndemostróenlaexpresióndesurostrosuculpabilidad.—No sé qué es lo que me ha pasado —prosiguió Austin, poniéndose tambaleante en pie—.

Cuandoestabalavandoelcochesentíunacosarara.Creorecordarquemecaíjuntoalestribo,perojuraríaquenodejéabiertaslasespitasdelosengrasadores.

TuvimosqueexplicaralatónitoAustinloquelehabíaocurridoaélyatodoelmundo.Tambiénseleexplicóelmisteriodequelosengrasadoresestuviesenabiertos.Nosescuchóconexpresióndeprofundorecelocuandolecontamosqueunaficionadohabíaconducidosuautomóvil;perosurecelosetrocóenvivointerésaloírrelatadasenpocasfrasesnuestrasaventurasenunLondresdormido.Recuerdoelcomentarioquehizoalterminarlanarración.

—¿PasaronustedesjuntoalBancodeInglaterra,señor?—Sí,Austin.—¿Contodoslosmillonesqueteníadentroyestandotodoelmundodormido?—Asíes.—¡Lástima de no haber ido con ustedes! —gimió, y se puso otra vez a lavar el coche con

expresióndeabatimiento.Deprontorechinaronunasruedassobrelagravilla.Elviejocochesehabíadetenidodelantedela

puertadeChallenger.Vicómoeljovenocupantedelvehículosaltabaalexterior.Uninstantedespués,ladoncella,queestabatandespeinadaydespistadacomosienaquelinstantesehubiesedespertadodelsueñomásprofundo,sepresentóconuna tarjetaenunabandeja.Al leerlaChallengerdiounferozbufido,yparecióquesuscabellosnegrosseerizabandeira.

—¡Unperiodista!—refunfuñó;peroluegoconunasonrisadeexcusadijo—:Despuésdetodo,esnaturalquetodoelmundotengaprisaporsaberloquepiensodesemejanteacontecimiento.

—Nopuedesercierto—dijoSummerlee—.Esehombreseencontrabadentrodesucocheenlacarreteraantesquesobrevinieselacrisis.

Mirélatarjeta:«JamesBaxter,corresponsalenLondresdelNewYorkMonitor».—¿Vaarecibirlo?—preguntéaChallenger.—Nihablar.—¡George, deberías ser más amable y atento con los demás! Lo que hemos pasado debería

haberteenseñadoalgo.Challengermoviósucabezaobstinada,aderechaeizquierdarefunfuñando:—¡Menudarazavenenosa!¿Noescierto,Malone?¡Eslapeorcastadehombresquehaproducido

lacivilizaciónmoderna,unaherramientapropiciaparaloscharlatanesyunestorboparaloshombresrespetables!¿Acasotuvieronjamásunafraseamableparamí?

—¿Yacasotuvoustedjamásunafraseamableparaellos?—lecontesté—.¡Ea!,señor,setratadeunextranjeroquehahechounviajeparavisitarlo.Estoysegurodequenosemostrarádescortésconél.

—Bien, bien—refunfuñó—; venga usted conmigo y encárguese demantener la conversación.Protestodeantemanoantetanintolerableintromisiónenmividaprivada.

Mesiguióigualqueunmastínirritadoyagresivo,mascullandoyrefunfuñandoentredientes.Eljovenyapuestonorteamericanosacósucuadernodenotasysezambullóinstantáneamenteen

eltema,diciendo:—Señor, he venido a visitarle porque a nuestros lectores de Norteamérica les agradaría

muchísimo conocermás detalles acerca del peligro que, en opinión de usted, apremia demanerainminentealahumanidad.

—Queyosepa,nohayenestemomentoningúnpeligroqueapremiedemanerainminenteanadie—contestóconbrusquedadChallenger.

—Merefería,señor,alaprobabilidaddequeelmundopudierasumergirseenunazonavenenosadeéter.

—Enestemomentonopreveosemejantepeligro—dijoChallenger.Elperiodistaquecadavezdabamuestrasdemayorperplejidad,preguntó:—EstoyhablandoconelprofesorChallenger,¿noescierto?—Enefecto,señor;asímellamo.—Puesentoncesnoacabodeentendercómopuedeusteddecirquenoexistesemejantepeligro.

Meestoyrefiriendoaunacartasuya,publicadaconsufirmaenelTimesdeestamañana.AhoraletocóponercaradesorpresaaChallenger.—¿Deestamañana?—contestó—.EstamañananosehapublicadoelTimesenLondres.—Nomecabedudaalguna—dijoelnorteamericanocon ligeroacentode reconvención—que

reconocerá usted que elTimes de Londres es un periódico diario—sacó un número del bolsillointeriordesuchaqueta—.Aquítienelacartaaquemerefiero.

Challengerglogloteóderisaysefrotólasmanos,diciendo:—Empiezoacomprender.¿Demodoqueustedlahaleídoestamañana?—Sí,señor.—¿Ysepusoinmediatamenteencaminoparacelebrarunaentrevistaconmigo?—Enefecto.—¿NohanotadoustednadadeparticularensuviajedesdeLondres?

—Puesverá:sihedeserlefranco,heencontradoalagentemásalegreyengeneralmástratablequedecostumbre.Elmozodeequipajessepusoacontarmeunahistoriamuycuriosa,yesonomehaocurridojamásenestepaís.

—¿Nadamás?—Puesno,señor;norecuerdonada.—Veamos:¿aquéhorasalióusteddelaestaciónVictoria?Elnorteamericanosonrió.—Profesor,hevenidoaquíparahacerlealgunaspreguntas;peroalparecersehaninvertidolos

papelescomoenaquelacertijode«¿quiénpescaaquién,elnegroalpezoelpezalnegro?»Resultaqueesustedelquellevalainiciativa.

—Porquemeinteresaelasunto.¿Recuerdaustedlahora?—Desdeluego.Seríanlasdoceymedia.—¿Ylallegada?—Lasdosycuarto.—¿Alquilóusteduncoche?—Sí.—¿Quédistanciacreeustedquehaydesdelaestaciónamicasa?—Segúnmiscálculos,cercadelasdosmillas.—¿Yquétiempocreeustedquetardóenrecorrerlas?—Puesverá:quizámediahora,porculpadelcaballoasmáticoquetirabadelcoche.—Segúneso,deberíanserlastres.—Sí,otalvezunpocomás.—¿Quieremirar?.—¡Cómo!—exclamó—.Seleacabólacuerda.Estecaballohasuperadotodaslasmarcas.Ahora

quemefijo,elsolestáyamuybajo.Pues,laverdad,aquíhayalgoquenocomprendo.—¿Norecuerdasilehaocurridoalgoextrañocuandosubíanporlacuestadelacolina?—Sí, creo recordar que me entró un gran sueño, y, ahora que lo pienso, recuerdo que quise

decirle algo al cochero, sin conseguir queme hiciese caso. Supongo que sería por el calor; peroexperimentéuninstantedemareo.Nadamás.

—Ahítieneustedloquepiensatodoelgénerohumano—medijoChallenger—.Todossintieronun momento de mareo. Nadie se ha percatado aún de lo ocurrido. Todos habrán reanudado susinterrumpidas ocupaciones de la misma manera que Austin ha seguido con su manguera y losjugadoresdegolfconeljuegoenqueestabanenfrascados.Sudirector,Malone,seguirápublicandosu periódico, y se quedará muy asombrado al encontrarse con que le falta un número. Sí, jovenamigo —agregó, dirigiéndose esta vez al informador norteamericano con un súbito acceso dedivertidasimpatía—;talvez le interesesaberqueelmundohaatravesadounazonaponzoñosaqueavanzaenremolinoporelocéanodelétercomounaespeciedecorrientedelgolfo.Tengatambiénlaamabilidad de tomar nota, por lo que pueda convenirle, de que hoy no es viernes, veintisiete deagosto,sinosábado,veintiochodeagosto,yqueustedhapermanecidosinsentidoenelinteriordesucocheduranteveintiochohorasenlacuestadelacolinadeRotherfield.

Y, sin más, voy a concluir esta narración, que no es, como probablemente lo habrán ustedesadvertido,sinounaversiónmáscompletaymásdetalladadelrelatoquesepublicóenlaedicióndellunes de la Gaceta Diaria, un relato reconocido universalmente como el éxito más grande del

periodismodetodoslostiempos,quehizoquesevendiesennomenosdetresmillonesymediodeejemplaresdeaquelnúmero.Enmidespacho,dentrodeunmarco,tengocolgadoenlaparedaquelmagníficotitular:

Duranteveintiochohoraselmundohaestadoencoma

UNSUCESOSINPRECEDENTES

Challengerteníarazón.—Nuestroinformadorsesalva—.Emocionanterelato.—Lahabitaciónoxigenada.—Fantásticaexcursiónenautomóvil.—Londres,muerto.—Sustitucióndelapáginaquefalta.

Enormesincendiosypérdidasdevidas¿SEREPETIRÁ?

Bajoaquelmagnificoencabezamientoveníannuevecolumnasymediadetextoconelprimero,últimoyúnicodelosrelatosdelahistoriadenuestroplanetaduranteundíalargodesuexistencia,hastadondeunmodestoobservadorfuecapazdeanotarlo.ChallengerySummerleehanescritosobreel tema y en colaboración una monografía científica; pero solo yo pude escribir un relatoperiodístico.Desdeluego,podríaentonarelnuncdimittis.Despuésdeaquello,cualquierotranoticiaparecevulgarysininterésenlacarreradeunperiodista.

Sin embargo, no quiero terminar con sensacionalismos ni simples notas de un éxito personal.Prefierocopiarlossonorospárrafosconqueelmásimportantedelosdiarioscerrabasuadmirableartículoeditorial sobre loocurrido,unartículoque todohombre razonableharíabienenarchivarparaconsultarlo.DecíaelTimes:

«Perogrullada de la que se ha abusadomucho es la afirmación de que el género humano esmuy poca cosa frente a lasfuerzasdelcosmosquenosrodea.Desdelosantiguosprofetasyhastalosfilósofoscontemporáneosnoshallegadosiempreeseidénticomensaje,talafirmaciónacabóperdiendoalgodesuactualidadyconvicción.Hacíafaltaunalección,unhechotangible,paraquetodosnosconvenciésemos.Acabamosdesalirdeunapruebadeesaclase,saludable,peroterrible.Nuestrasmentesnohanvueltodeltodoensíporlosúbitodelgolpe,ynuestrosánimosseencuentranmástempladosdespuésdehabercomprobadonuestras limitaciones y nuestra impotencia.Elmundoha pagado un precio espantoso por esa lección.Todavía no poseemos elrelatocompletodelacatástrofe,perolosincendiosquehandestruidoNuevaYork,OrleánsyBrightonconstituyenporsímismosuna de las tragedias más grandes de la historia de la Humanidad. Cuando hayamos terminado de contar los accidentes deferrocarril y de navegación, obtendremos lectura dolorosa, aunque existen pruebas de que, en la mayoría de los casos, losconductoresdetrenesylosmaquinistasdevaporeslograronapagarlafuerzamotrizantesdecaervíctimasdeltóxico.Pero,porgrandesquehayansidolosdañosmateriales,tantoenvidascomoenriqueza,noesloqueconstituyeeneldíadehoylamáximapreocupacióndenuestrosespíritus.Coneltiemposeolvidarátodoeso.Loquenoseolvidaráyloqueseguirá,odeberáseguir,obsesionandonuestrasimaginaciones,esestarevelacióndelasposibilidadesdelUniverso;estadestruccióndenuestrasatisfechaignorancia;estademostraciónde loangostaquees la sendadenuestraexistenciamaterialyde losabismosqueseabrenasualrededor. La solemnidad y la humildad forman en el día de hoy la base de nuestras emociones. ¡Ojalá sean esos losfundamentossobrelosqueunaHumanidadmásseriayreverenteconstruyaotrotemplomásdigno!».

ELDÍAQUELATIERRAAULLÓ

RecuerdohaberoídomencionaramiamigoEdwardMalonealprofesorChallenger,conquien

habíatomadoparteenvariasempresasarriesgadas.Sinembargo,meencuentrotanatareadoyestámicasatanrecargadadepedidos,queapenassiséalgodeloquepasaenelmundofueradelcírculodemis ocupaciones. Recuerdo, en términos generales, que se me hablaba de Challenger como unhombre de temperamento intransigente y de carácter intolerante y violento.Me sorprendió, pues,muchísimorecibirunacartadenegociosdedichocaballeroredactadaenlossiguientestérminos:

«13bis,EnmoreGardens.Kensington.

«Muyseñormío:Precisandocontratarlosserviciosdeuntécnicoenaperturadepozosartesianos.Noquieroocultarlequelaopiniónquetengosobrelostécnicosnoesmuyelevada,pueshepodidocomprobar,porlogeneral,queloshombresque,comoyo,estándotadosdeunamentebienequilibradasoncapacesdetenersobrelosproblemasuncriteriomássólidoymásamplioquelosespecialistasenunamateria(que,pordesgracia,hacendeellaunasimpleprofesión)yporellodevisiónmásestrecha.Sinembargo,estoydispuestoadarleunaoportunidad.Repasandolalistadelostécnicosenpozosartesianos,mellamólaatenciónundetalleextraño,estabapordecirabsurdo,elnombreyapellidodeusted.Despuéssupequemijovenamigo,místerMalone,estambiénamigosuyo.Leescribo,pues,paracomunicarlequemeagradaríacelebrarunaentrevistaconusted,yquesiustedreúnelos requisitos que yo exijo, y soy bastante exigente, quizás me animase a encargarle un asunto de gran importancia. Por elmomentosolopuedoadelantarlequesetratadealgosumamentesecreto,quesolopuedesertratadopersonalmente.Porelloleruego,queanule inmediatamentecualquiercompromisoque tenga,yvengaavisitarmea ladirecciónanteriormente indicadaelviernes,alas10,30delamañana.Enlapuertahayunquitabarrosyunaesterilla,ymiseñoraenestoesmuyexigente.

»Quedo,señor,deVd.afmo.,

GeorgeEdwardChallenger.»

Entreguélacartaamiprimerescribienteparaquelacontestase,yestelohizocomunicándolequemíster Peerles Jones acudiría gustoso a la cita que le daba. Era una contestación perfectamentecorrecta,peroqueempezabaconesafrase:«Recibísucarta(sinfecha),»loqueprovocóunasegundaepístoladelprofesor:

«Señor—decíaenunaletraqueparecíaunacercadealambredeespino—:observoquehacehincapiécondesagradoenelinsignificantedetalledequemicartanoestabafechada.Mepermitollamarsuatenciónsobreelhechodeque,enrecompensaaunesfuerzomonstruoso,nuestroGobiernotienelacostumbredeestampillarconunmatasellosredondolossobres,loqueindicalafechaenquelascartashansidoechadasalcorreo.Sielqueustedrecibiónoloteníaolafechaestabailegible,debecursarsuquejaalasautoridadespostales.Mientrastanto,leagradeceríaquelimitasesusobservacionesexclusivamentealasuntosobreelqueyoleconsulto,absteniéndosedecomentarlosdetallesformalesdemicorrespondencia.»

Poraqueldetallecomprendíalpuntoqueteníaquehabérmelasconunlunático;demodo,pues,queantesdeseguiradelante,meparecióconvenienteconsultaramiamigoMalone,queloeradesdelostiemposenquejugábamosalrugbyconelequipodeRichmond.Seguíasiendoelmismoirlandéssimpáticodesiempre,yledivirtiómuchoaquellamiprimeraescaramuzaconChallenger.

—No le des importancia,muchacho—medijo—.A los cincominutos de conversación con elprofesor tendrás la sensación de que lo han desollado vivo. No hay en el mundo persona másdesagradable.

—¿Yporquéleaguantalagente?—Noleaguantan.Sihiciesesunrecuentodetodoslospleitosquelehanpuestoporlibeloyde

todaslaspeleasyjuiciosdefaltasporagresión…—¡Agresión!—Verás.Alprofesorleimportaríaunrábanoecharteporlasescalerassillegáisadiferirsobre

algúntema.Esunhombredelascavernasvestidodechaqué.Yomeloimaginoconunamazaenla

manoyuntrozodepedernalmelladoenlaotra.Haygentesquehannacidounsiglodespuésdelqueles correspondía; pero Challenger ha nacido con un retraso de milenios. Pertenece a la épocaneolítica.

—¡Yestodounprofesor!—¡Ahíestáloasombroso!EselcerebromásprivilegiadodeEuropa,ydetrásdeesecerebrohay

una energía capaz de convertir en realidad todos sus sueños. Hacen todo cuanto es posible porfrenarlo,porquesuscolegas le temencomoa lapeste;peroescomosiunoscuantosbarquitosdepescatratasendedeteneralBerengariaenmarcha.Nosedaporenterado,ysiguenavegandoatodovapor.

—Bien—lecontesté—.De todoesodeduzcounacosa:quenoquiero tratosconél.Anularé lacita.

—Nohagastalcosa.Irásaverleenelminutoexacto…,fíjatebien,enelminutoexacto,porquesiteadelantasollegasconretrasotendrásqueoírle.

—¿Yporquéhedeir?—Voy a explicártelo. En primer lugar, no tomes demasiado en serio lo que acabo de decirte

acercadelbuenChallenger.Todoscuantos intimanconélacabanqueriéndole.Laverdadesqueelviejo oso no ofrece peligro. Todavía recuerdo cómo llevó a cuestas a un bebé indio atacado deviruelasenuntrayectodecienmillas,desdeelfondodelasselvashastalasorillasdelríoMadeira.Esgrandeentodo.Siloabordasdeunamaneracorrecta,noteimportunará.

—Nopiensodarleesaoportunidad.—Pues cometerás una tontería. ¿Has oído hablar alguna vez del misterioso pozo que está

excavandoalSurenHengistDown?—Tengoentendidoquesetratadeunasprospeccionessecretasenbuscademinasdecarbón.Malonemeguiñóunojo.—Bien,puedescreerloqueplazca,peroyoestoyenelsecretodelviejo,aunquenopuedodecir

unapalabrahastaqueélloautorice.Puedo,sí,decirtealgoqueaparecióyaenlaPrensa.CiertoseñorBetterton,quehizosufortunaconelcaucho,dejóaChallengerhacealgunosañostodocuantoposeía,con lacondicióndequedebíaemplear laherenciaen interésde laciencia.Se tratabadeunasumaenorme,variosmillones.ChallengerentoncescompróunafincaenHengistDown,Sussex.Setratadetierrassinvalorenelextremonortedelaregióndelyeso,yadquirióunagranextensiónylacercó.En el centro de esos terrenos había una gran hondonada, y allí fue donde Challenger empezó arealizarunaexcavación.Anunció—yaldeciresto,Malonemehizootroguiño—queenInglaterrahabíapetróleoyqueélibaademostrarlo.Construyóunapequeñaaldeamodeloenlaqueestablecióuna colonia reducida de trabajadores bien pagados, a los que obligó a jurar que no dirían unapalabra.Lahondonadatienetambiénunaalambrada,ademásdelageneralquecercalapropiedad,yestáguardadaporsabuesos.Variosreporteroshanestadoapuntodeperderlavida,yperdierondesdeluegolosfondillosdesuspantalones,atacadospor losperros.Esunaempresamagna,quecorreacargo de la firma de Sir Thomas Morden, pero también estos señores se han comprometido aguardarelsecreto.Pareceevidentequehallegadolahoradequeentrenacolaborarlosespecialistasenpozosartesianos.Nomedigasquenoesunatonteríanoaceptaruntrabajocomoese,interesante,aleccionador,y acompañadodeunchequedemuchascifras como recompensa.Yademásdoyporsentadoquetendráslaocasióndeconoceralhombremásasombrosodecuantoshasconocidoentuvida.

LasrazonesdeMalonemeconvencieronyelviernesporlamañanamarchécaminodeEnmoreGardens.Puseespecialcuidadoennollegarconretrasoyveinteminutosantesdelahoraseñaladameencontrabayadelantedelacasa.Mequedéesperandoenlacalle,cuandodeprontomefijéenunRolls-Royceconuna flechadeplatapormascotaquehabíadelantede lapuerta.Creí reconocerlo.Era,sinduda,eldeJackDevonshire,el jovensociode lagran razónsocialMorden.Yosabíaporexperienciaqueeraunapersonamuyeducadaymejorhablada.Poresomechocóvivamenteverlesalir de la casa de unamanera brusca, y, una vez fuera, alzar lasmanos al cielo y exclamar conexaltación:«¡Malditosea!¡Malditosea!»

—¿Quéleocurre,Jack?Pareceustedmalhumoradoestamañana.—¡Hola,Peerles!¿Tambiénestáustedmetidoenestenegocio?—Esposiblequellegueaestarlo.—Escomoparasacardequicioacualquiera.—Austed,porlovistoyalehasacado.—Puesclaroquesí.Figúresequeelmayordomomehacomunicadoestemensaje:«Elprofesor

deseaqueledigaqueseencuentraenestemomentobastanteatareadocomiendounhuevo,yquesivuelveustedaotrahoramásoportunaesmuyprobableque lo reciba.» Imagínesequeyovengoacobrarcuarentaydosmillibrasquenosdebe.

Soltéunsilbido.—¿Ynoloconsigueusted?—Nosetratadeeso,porquenospagamuybien.Hedehacerjusticiaalgorilaesediciendoquees

muygenerosoencuestionesmonetarias.Peropagacuandoquiereycomoquiere,sinqueleimportenada.Detodosmodos,pruebeustedfortunayaverquétallesale.

Semetióensuautoalejándosesinmás.Mirandodecuandoencuandoelreloj,esperéaquellegaselahoracero.Aunquebienpuedodecir

quesoyunindividuobastantefuerteyquehecompetidoenlospesosmediosdelClubdeBoxeodeBelsize, jamás había esperado una entrevista con tanta emoción como aquella. No es que mepreocupase el temor de una agresión física, porque confiaba en que sabría defenderme si aquellunáticome agredía; mi emoción era unamezcla demiedo a un escándalo público y de temor aperderun contrato lucrativo.Pero todo resultamás fácil cuandodejade trabajar la imaginaciónyempieza la acción.Cerrémi reloj ymedirigí a la puerta.Me abrió un viejomayordomode caratalladaenmadera,unhombrecuyaexpresión,ofaltadeexpresión,mehizopensarqueestabacuradodeespantosyquenadaenelmundoseríacapazdesorprenderleya.

—¿Tienecitaelseñor?—mepreguntó.—Naturalmente.Miróunalistaqueteníaenlamano.—¿Su nombre, señor?… Sí, desde luego, míster Peerles Jones… A las diez y treinta.

Perfectamente.Hemosdetomarprecauciones,místerJones,losperiodistasnonosdejanenpaz.Yasabrá usted que el profesor no quiere trato alguno con la prensa. Por aquí, señor. El profesorChallengerestápreparadoparalasvisitas.

Instantes despuésme vi en su presencia.Mi amigo, TedMalone, ha descrito al hombre en suhistoriadeElmundoperdidomuchomejordeloqueyosabríahacerlo,demodo,pues,queaellameremito. Todo lo que percibí fue un enorme busto detrás de unamesa de caoba, con unas grandesbarbas negras de forma de azada y dos grandes ojos grises medio cubiertos por unos párpados

insolentes, entornados. Su cabezota estaba algo echada hacia atrás, sus barbazas erizadas haciaadelanteytodosuaspectoenconjuntoproducíaunaimpresióndearroganteintransigencia.Eracomouncartelquedijese:«¿Quédiablosquiereusted?»Dejémitarjetaencimadelamesa.

—¡Ah,sí!—exclamó,recogiendolatarjetaymanipulándolacomosiledesagradaseelolordelamisma—.DemodoqueustedesMísterJones…,MísterPeerles

[2] Jones.Agradezcaasupadrino la

ocurrenciapuesesedivertidonombredepilallamómiatenciónhaciausted.—ProfesorChallenger,hevenidoatratardenegociosynoadiscutiracercademinombredepila

—ledijecontodaladignidaddequefuicapaz.—Vaya,vaya,míster Jones,parecequeesustedpersonamuy susceptible.Hayqueandarse con

cautelaaltratarconusted,místerJones.Porfavor,siénteseycálmese.HeleídounfolletoacercadelaposibilidaddecultivarlapenínsuladelSinaí.¿Loescribióusted?

—¡Naturalmente,puestoqueyolofirmo!—Muy bien, muy bien, aunque no siempre ocurra eso, ¿verdad? Pero acepto sin más su

afirmación. No carece de ciertos méritos su obra. Bajo la pesadez del estilo, brillan aquí y alláalgunasideas.Sí,nofaltangérmenesdeideasdecuandoencuando.¿Esustedcasado?

—No,señor.—Entalcaso,yaexisteciertaposibilidaddequeguardeustedunsecreto.—Siyoprometieseguardarlo,loguardaríasinningúngénerodedudas.—Esodiceusted.Malone,mijovenamigo—hablabadeTedcomosiestefueseunchicodediez

años—,tienebuenconceptodeusted.Aseguraquepuedoconfiarenusted.Peroaquísetratadealgodeimportanciaextraordinaria,porqueestoymetidoenunodelosmástrascendentalesexperimentosdelaHumanidad.Quizáselmásgrandeexperimentodetodaslasépocas.Lepidoqueparticipeenesesecreto.

—Seráparamíunhonor.—Loes,desdeluego.Reconozcoquenohabríadadoparticipaciónenmistrabajosanadie,ano

ser porque la índole gigantesca de la empresa requiere el concurso de la más elevada capacidadtécnica.Obtenida,pues,supromesadesecretoinviolable,pasoalasuntoencuestión:laTierraenquevivimos es en sí un organismoviviente, dotado, según creo, de circulación, respiración y sistemanerviosopropio.

Evidentemente,mehallabaanteunlunático.—Observoquesucerebronoresponde—prosiguió—,peropocoapocoiráaceptandolaidea.

Fíjeseencómounmargalounbrezal sugieren la ideadel lomovelludodeunanimalgigantesco.Existe de un extremo a otro de la naturaleza cierta analogía. Piense usted en los alzamientos ydescensosdelaTierra,quesonindiciodelalentarespiracióndelserencuestión.Porúltimo,observelos estremecimientos y arañazos que a nuestros sentidos liliputienses les parecen terremotos yconvulsiones.

—¿Yquémedicedelosvolcanes?—pregunté.—¡Puessí!Quecorrespondenalosbrotesdefiebredenuestroscuerpos.El cerebro me daba vueltas tratando de encontrar alguna respuesta a tan estrafalarias

afirmaciones.—¡La temperatura! —exclamé—. Pero ¿no es cierto que sube rápidamente a medida que se

profundizaenelinteriordelaTierra,yqueelcentrodelamismaesdefuegolíquido?Hizoaunladomiafirmaciónconunvaivéndelamano.

—PosiblementesepaustedquelaTierraestáachatadaporlospolos.Esoseenseñaenlasescuelasprimariasyhoyendíaesobligatorialaasistenciaalasmismas.Esosignificaqueelpoloestámáscercadelcentrodecualquierotropuntodelglobo,¿verdad?

—Todoelloescompletamentenuevoparamí.—Claro que lo es. Constituye el privilegio de los pensadores originales el exponer ideas que

resultan nuevas y que de ordinario sonmal recibidas por la gente vulgar.Veamos, señor, ¿qué esesto?

Memostróunobjetopequeñoquehabíacogidodelamesa.—Yodiríaqueesunerizodemar.—Enefectoloes,—exclamóconexageradaexpresióndesorpresa,lomismoqueunniñoqueha

hechounahabilidad—.Esunerizodemar,unechinuscorriente.LaNaturalezaserepiteenmuchasformas,conindependenciadetamaños.Elerizodemaresunmodelo,unprototipodenuestraTierra.Fíjese en que es aproximadamente circular, pero achatado en los polos. Consideremos, pues, a laTierracomoauninmensoechinus.¿Quétieneustedqueobjetaraeso?

Miprincipalobjecióneraquetodoaquelloresultabademasiadoabsurdoparaserdiscutido,peronomeatrevíadecírselo.Rebusquéunaideamenosterminante,ycontesté:

—Un ser viviente necesita alimentarse. ¿Dónde iba a encontrar la Tierra para sustentar suinmensocuerpo?

—Excelenteobservación, excelente—dijoelprofesorconairesde inmensacondescendenciaysuperioridad—. Tiene usted visión rápida de lo evidente, aunque sea la comprensión lenta paraimplicacionesmássutiles.¿Dequésealimenta laTierra?Volvamosotravezanuestroamiguitoelerizo de mar. El agua que lo rodea por todas partes fluye por los conductos tubulares de esteanimalitoproporcionándolealimento.

—Segúneso,creeustedqueelagua…—No,señor.Eléter.LaTierrapaceenuncaminocircularporloscamposdelespacio,yamedida

quesemueve,eléterpenetraenellaylaatraviesaalimentándola.Todounrebañodepequeñoserizosdemar, Venus,Marte y demás planetas realizan la misma tarea. Cada cual tiene su campo dondepastar.

Aquel hombre estaba ciertamente loco, resultaba imposible discutir con él.Aceptómi silenciocomoconformidadymesonriódelamaneramásgenerosa.Luegoprosiguió:

—Veo que ya vamos comprendiendo. La luz empieza a penetrar en su cerebro. Al principiodeslumbra,peronosacostumbramosprontoaella.Leruegomepresteatenciónmientraslehagounpar de observaciones sobre este animalito que tengo enmimano…Vamos a suponer que en estecaparazón exterior duro semoviesen algunos insectos infinitamente pequeños. ¿Se daría cuenta elerizodesuexistencia?

—Yodiríaqueno.—Pues de idénticamanera podemos suponer que la Tierra no tiene la más remota idea de la

forma como es utilizada por la raza humana. Es completamente ajena a la existencia de estaexcrecenciadevegetaciónydelaevolucióndeestosminúsculosanimaluchosquehaidorecogiendosobresídurantesusviajesalrededordelSol, igualqueunviejobajelvareuniendopercebesensucasco.Asíestánlascosasenlaactualidad,peroyomepropongoalterarlas.

Meloquedémirandoatónito:—¿Queseproponeustedalterarlas?

—MepropongoconseguirquelaTierraseenterequeexisteporlomenosunapersona,GeorgeEdwardChallenger,quehayque tenerencuenta,mejordijo,que reclamasuatención.Hastaahorajamásrecibióunaexigenciadeestaclase.

—¿Ycómopiensaarreglárselas,paraconseguirlo?—Ahíesdondeentramosencuestión.Hatocadoustedelmeollo.Quierollamarnuevamentesu

atenciónhaciaesteinteresanteanimalitoquetengoenmimano.Bajosucaparazónprotector,estodonerviosysensibilidad.¿Noresultaevidentequesiunminúsculoparásitoquisiesellamarlaatencióndelechinusabriríaunagujeroenelcaparazónparapoderasíestimularsuaparatosensorial?

—Evidentemente.—Le daré otro ejemplo: el de la pulga o el mosquito que exploran la superficie del cuerpo

humano. Quizás no advertimos su presencia. De pronto hunden su trompa en nuestra piel, que esnuestro caparazón,ynos recuerdandemaneradesagradablequeno estamos completamente solos.Seguramenteyaempiezaaintuirustedmisproyectos.Laluzpenetraenlaoscuridad.

—¡VálgameDios!¿Esqueseproponeustedatravesarlacortezaterrestreconunpozo?Cerrólosojosconinefablecomplacenciaydijo:—Tieneusteddelantealhombrequeseráelprimeroenagujerearesapielcórnea.Inclusopodría

hablarenpasadoydecirquelaatravesó.—¡Quehahechoustedeso!—GraciasalaeficazayudadeMordenyCompañía,creoquepuedodecirquelaheatravesado.

Variosañosdetrabajosininterrupción,llevadoacabomedianteelempleodetodaslasherramientasconocidas para taladrar, barrenar, y de toda clase de explosivos, nos han conducido por último anuestrameta.

—¡Noiráustedadecirmequehaperforadolacortezaterrestredeparteaparte!—Siesaspalabrasdenotanasombro,lasadmito.Sidenotanincredulidad…—Enmodoalguno,señor.—Aceptemi afirmación sinmás: hemos atravesado la corteza terrestre. Tenía exactamente un

espesordecatorcemilcuatrocientascuarentaydosyardas,esdecir,ochomillasaproximadamente.Quizásleinteresesaberqueduranteeltranscursodenuestrasperforacioneshemosdescubiertograncantidaddecapas carboníferas,queesposiblequea la larga amorticenel costede la empresa.Ladificultad principal con que hemos tropezado fueron los manantiales de agua en las margasinferioresyenlasarenasdeHastings,perolashemosvencido.Hemosllegadoyaalaúltimaetapa,yestaúltimaetapaesnadamásninadamenosquemísterPeerlesJones.Usted,señor,haráelpapeldemosquitoy superforadora artesianahará el papelde aguijón.El cerebroha cumplido su tarea.Elpensadorhacemutisporelforo.Entraelmecánico,elSinpar,consumechametálica.¿Habloconsuficienteclaridad?

—¡Hablausteddeochomillas!—exclamé—.¿Sabeustedquelasperforacionesartesianashastalafecha solo han podido alcanzar el límite de cinco mil pies? Sin tomar en cuenta la perforaciónrealizadaenlaAltaSilesia,queestáconsideradacomounamaravilla.

—Nohainterpretadobienmispalabras,místerJones.Omiexplicaciónnohasidoapropiada,osucerebrohafallado;noquieroinsistirensihasidolounoolootro.Sémuybienhastadóndesepuedellegarencuestióndepozosartesianos,ynoesprobablequeyomehubiesegastadomillonesdelibrasenmitúnelcolosalsimehubiesebastadoconunagujerodeseispulgadas.Loúnicoqueyolepidoesquetengapreparadountaladrolomáspuntiagudoposible,deunalongitudnosuperiora

cienpies,ymovidoporunmotoreléctrico.Untaladroordinariodepercusiónaccionadoporunpesonoseríasuficienteparaloquenecesitamos.

—¿Yporquéhadeestarmovidoporunmotoreléctrico?—MísterJones,estoyaquíparadarórdenes,noparadarexplicaciones.Quizásocurraantesque

terminemoslaobra,digoquequizásquesuvidamismadependadequeeltaladroestéaccionadoadistanciapormediodelaelectricidad.Meimaginoquepuedehacerse,¿noescierto?

—Naturalmente.—Entonces, dispóngalo todo. Todavía no ha llegado el momento de que usted haga acto de

presencia allí, pero desde ahora mismo puede realizar sus preparativos. No tengo nada más queañadir.

—Peronecesito—ledijeentonodereconvención—quemeinformeustedquéclasedesuelohedeperforar.Hayqueutilizardistintostaladrossegúnsehayadeperforararena,arcillaogreda.

—Vamos a suponer que tenga que perforar gelatina —contestó Challenger—. Sí, vamos asuponerporahoraquetengaustedquetaladrargelatina.Yahora,místerJones,comohaytemasdeimportanciaquerequierenmiatenciónledoylosmuybuenosdías.Puedeustedprepararunafórmuladecontratoestipulandoloquecobrará,yentregárseloamiadministrador.

Medispuseadejar la sala,peroantesde llegar a lapuertamicuriosidadpudomásqueyo.Elprofesor estaba ya dándole furiosamente a la pluma, que chirriaba sobre el papel, y alzó la cara,irritadopormiinterrupción.

—¿Quépasa?Creíqueyasehabíaido.—Únicamentedeseopreguntarle,cuálpuedeserlafinalidaddelexperimentotansingular.—¡Largo,señor,largodeaquí!—exclamófurioso—.Levantesumenteporencimadelasbajas

necesidades mercantiles y utilitarias del comercio. Erradique de sí las miserables normas delnegociante.Lacienciapersigueelconocimiento.Noslleveadondenoslleve,nosotroshemosdeiren su busca. El saber de una vez para siempre lo que somos, por qué existimos y dónde nosencontramos,¿noconstituyeensímismalamásgrandedetodaslasaspiracioneshumanas?¡Largodeaquí,señor,largodeaquí!

Su enorme cabeza se había inclinado otra vez sobre los papeles, confundiéndose con susbarbazas. La pluma de ave rechinaba todavía conmayor fuerza.Me alejé, pues, de aquel hombreextraordinario.Micabezasehabíaconvertidoenuntorbellinoalpensarenelsorprendentenegocioenqueyomeveíaasociado.

AlregresaramisoficinasmeencontréconTedMalonequemeestabaesperandoparasaberelresultadodemientrevista.Sucaradibujóunaanchasonrisa,ymegritó:

—¿Qué? ¿Sin contratiempos? ¿Ni agresión ni golpes? Habrás actuado con un tactoextraordinario.¿Quéopinasdelqueridoviejo?

—Eselhombremásexasperante,insolente,intoleranteytercodecuantosheconocidoenmivida,pero…

—¡Exactamente!—exclamóMalone—.Todos acabamos con esepero. Sí, señor, él es todo esoquedicesymuchomás,perotodoscomprendemosqueaunhombretangigantesconoselepuedemedirconnuestras reglashabituales,yquepodemosaguantarle loquenoaguantaríamosaningúnotroserviviente.¿Noesasí?

—Aúnnoleconozcobastanteparaafirmareso,peroconfiesoquesinosetratasimplementedeunfanfarrónmegalómanoysiloquediceescierto,esunhombrealqueesprecisocolocarapartede

losdemás.Pero¿escierto?—¡Claro que es cierto! Challenger es hombre que demuestra lo que dice. Veamos ahora

exactamenteloquesabes.¿TehacontadolodeHengistDown?—Enlíneasgenerales,sí.—Bueno, créeme si te digo que se trata de una empresa colosal; colosal en su concepción y

colosalensuejecución.Odiaalosperiodistas,peroamímehacesusconfidenciasporquesabequeyo no publico sino lo que él me autoriza a publicar. Por esta razón estoy al corriente de susproyectos,opor lomenosdealgunos,porqueesunpajarraco tan reservadoqueconélnoseestánuncasegurodehaberllegadoalfondo.Detodosmodos,estoyencondicionesdedartelaseguridaddeque lodeHengistDownesunproyecto realapuntodeconcluirse.Miconsejoesqueaguardesacontecimientosypreparesmientrastantotustaladros.Oéloyotetraeremosnoticiasbienpronto.

Fue de Malone mismo de quien las recibí. Pocas semanas después pasó por mis oficinas,trayéndomeunmensaje.

—VengodecasadeChallenger—medijo.—Pareceselpezpilotodeuntiburón.—Mesientoorgullosode servirle en cualquier cosa.Esehombre esunprodigio.Lohahecho

todoperfectamente.Ahoratetocaati,yactoseguido,éllevantaráeltelón.—Mientras no lo vea no lo creo, pero pormi parte lo tengo todo dispuesto y cargado en un

camión,paraponermeencaminosinperderuninstante.—Hazlopues.Lehehabladodeticomodeunhombredecarácterformidableencuantoserefiere

aenergíaypuntualidad,demodo,quenomehagasquedarmal.Mientrastanto,saldremosportrenyteirédandounaideadeloqueesprecisorealizar.

Eraunaencantadoramañanadeprimaveraeldía22demayo,paraserexacto,cuandohicimoselviaje trascendental que me condujo a un escenario que está llamado a ser histórico. Malone meentregóenelcaminounacartadeChallengerqueyodebíaconsiderarcomosusinstrucciones.

«Muyseñormío:AsullegadaaHengistDownsepondráustedalasórdenesdemísterBarforth,ingenierojefe,queconocemisproyectos.EljovenamigoMalone,portadordelapresente,seencuentratambiénencontactoconmigo.Hemosexperimentadoyaciertosfenómenosenelpozo,desdeloscatorcemilpiesdeprofundidadparaabajo,quecorroboranplenamentemispuntosdevistasobrelanaturalezadelcuerpoplanetario,perosenecesitaráalgunapruebamássensacionalantesqueyopuedaconfiarendespertarlaamodorradainteligenciadelmundocientíficomoderno.Esapruebaesustedquienestádestinadoaproporcionárnosla.Conforme vaya usted descendiendo en los ascensores observará, dando por sentado que usted goza de la rara facultad deobservación, que va cruzando sucesivamente estratos secundarios de greda, capas del carbón, algunas indicaciones deldevonianoydelcambrio,y,porúltimo,elgranito,porelquenuestro túnelatraviesaensumayor longitud.El fondodelpozoestá actualmente cubierto de lona alquitranada, que usted se abstendrá de tocar, porque cualquier manipulación torpe en lacutícula interior de la Tierra podría producir resultados imprevisibles.A veinte pies de altura del fondo se han colocado dosfuertesvigasquecruzanelpozoyqueestándestinadasaactuardeestribodesujecióndesutaladro.Seránsuficientescincuentapiesdebarrena,yveintedeellosseproyectaránpordebajodelasvigas,demodoquelapuntadelabarrenalleguecasihastalalonaembreada.Sienalgoestimaustedsuvida,cuidedequenodesciendamás.Entoncesquedaránotrostreintapiesporencimade las vigas, y podemos dar por hecho que, cuando usted deje en libertad la barrena, nomenos de cuarenta pies de esta sehundiránenlasustanciadelaTierra.Comosetratadeuncuerpomuyblando,nocreoquenecesiteustedfuerzataladradorayqueserásuficienteconsoltarlabarrenaparaqueestapenetreporsupropiopesoenlacapaquehemosdejadoaldescubierto.Creoqueestasinstruccionessonsuficientes,peroestoysegurodequenecesitaráustedmás,puedesolicitármelasporintermediodemijovenamigoMalone.

GeorgeEdwardChallenger.»

Resultacomprensiblequeal llegara laestacióndeStorrington,meencontraseenunestadodegranexcitación.UndestartaladoVauxhall,detreintacaballos,conseñalesdemuchouso,nosestaba

esperando,ynoscondujodandosaltosalolargodeseisosietemillasporsenderosycaminosque,apesardesuaislamiento,estabanmarcadosporhuellasprofundasymostrabantodoslossíntomasdeuntráficointensoypesado.Uncamióndestrozadoyvolcadosobrelahierbanosrecordóquealguienmás había realizado un trayecto tan duro como el nuestro. Una pieza enorme demaquinaria, queparecíanserlasválvulasyelpistóndeunabombahidráulica,sobresalía,completamenteoxidada,deentrelasmatasdealiagas.

—EsoescosadeChallenger—dijoMaloneconsonrisamaliciosa—.Dijoqueteníaundécimodepulgadamásdelocalculado,yahíladejóabandonadaalmargendecamino.

—Loqueleacarrearáunpleito,sindudaalguna.—¡Unpleito!Amigomío,deberíahaberuntribunalparanosotrossolos.Tenemosmaterialcomo

paraquenodescanseunjuezenunaño.YlomismodigodeunGobierno.AlcondenadoChallengerle importan todosun rábano.LaCoronacontraGeorgeChallengeryGeorgeChallengercontra laCorona.¡Bonitadanzainfernallesesperaalosdos,detribunalentribunal!Bueno,yahemosllegado.¡Hola,Jenkins!Puedesdejarnospasar.

Un individuo corpulento, de curiosas orejas en forma de coliflor,miraba hacia el interior delcocheconexpresiónderecelo.AlreconoceraMalonesetranquilizóynossaludó.

—Perfectamente,místerMalone.PenséquesetratabadeldelaagencianorteamericanaAssociatedPress.

—¡Vaya!Demodoqueyaandantraslapista.—ElloshoyyelTimesayer.¡Vayasiestánzascandileandoporestosalrededores!Fíjenseallí—

nosseñalóunpuntonegrosobreelhorizontelejano—.¿Veaquelbrillo?EseltelescopiodelDailyNews,deChicago.Sí,sehanpropuestoaveriguar.Loshevistoenfilas,comosifuesencuervos,hacialatorredelfaro.

—¡Pobrepandilladeplumíferos!—exclamóMalonecuandocruzábamoselumbraldeunapuertaabiertaenunaformidablecercadealambredeespino—.Yo,quelosoy,séelmalratoquesepasa.

En aquelmismo instante escuchamos a nuestras espaldas un quejumbroso balido de «¡Malone!¡TedMalone!» Lo lanzaba un hombrecito rechoncho que acababa de llegar en una motocicleta yestabaforcejeandopordesasirsedelazarpahercúleadelguardadelapuerta.

—¡Ea,suélteme!—Farfullaba—.¡Fueramanos!Malone,digaaestegorilaquemesuelte.—Suéltelo,Jenkins.Esamigomío—legritóMalone—.¿Quéocurre?¿Quéandashaciendopor

aquí?Túeresungasta-acerasdeFleetStreet.NotienesnadaquehacerenlassoledadesdeSussex.—Demasiado sabes a qué vengo —contestó el visitante—. Me han mandado que escriba un

reportajedeloqueocurreenHengistDown,ynopuedovolveralperiódicosinunacrónica.—Losiento,Roy;peroaquínovasasacarnada.Tendrásquequedarteafueradelaalambrada.Si

quieresmásdetalles,veteaveralprofesorChallengeryqueélmismotedépermisoparaentrar.—Yafuiaverleestamañana—contestóconacentolastimeroelperiodista.—¿Yquétedijo?—Quemeibaatirarporlaventana.—¿Yquélecontestaste?—Le dije: «¿Es que no se abre la puerta?» Y para demostrarle que la puerta funcionaba, me

escabullí por ella. No era cosa de entretenerme en discusiones. Me largué sin más. La verdad,Malone,meparecequeandasenmalascompañías;enLondresaqueltorazodebarbasasirias,yaquí,estethugestranguladorquemehaechadoaperderlaspelículasquetraíapreparadas.

—Nopuedoayudarte,Roy,créeme.EnFleetStreettienesfamadenohaberfracasadonunca,peroestavezsíquefracasarás.Vuelveaturedacciónyesperaunosdías,yotedarélasnoticiasencuantoelviejolopermita.

—¿Demodoquenohayformadeentrar?—Nipensarlo.—¿Nipordinero?—Meextrañaquetúlopreguntes.—AseguranqueeselatajoparaNuevaZelanda.—Será el atajo para el hospital si te empeñas en entrar, Roy. Bueno, adiós, nosotros tenemos

muchoquehacer.—Es Roy Perkins, corresponsal de guerra —dijo Malone mientras cruzábamos por la parte

habitada de la finca—. Hemos acabado con la marca de invencible que ostentaba. Con su caritaregordeta e inocente se abre paso en todas partes. Trabajamos un tiempo juntos en la mismaRedacción.Mira—medijo,señalándomeungrupodealegrescasitasderojos tejados—:ahívivenlos hombres. Forman un grupo de obreros selectos, cobran salarios superiores a los corrientes.Debensersolteros,abstemiosyprestarjuramentodeguardarelsecreto.Nocreoquehastaahorasehaya filtrado ninguna noticia.Aquel campo que ves allí es donde juegan a fútbol, y aquella casitaaislada,subibliotecaysaladerecreo.AquíestámísterBarforth,elingenierojefe.

Unhombrealto,delgado,melancólico,decarasurcadaporprofundasarrugasdepreocupación,habíaaparecidoantenosotros.Convozlóbregamedijo:

—Supongoqueesustedelingenierodeartesianos.Meanunciaronquevendría,celebroquehayallegado. La responsabilidad de todo estome está alterando los nervios.Nome importa decírselo.Perforamosyperforamos,yunonosabesivaabrotarunsurtidordeagua,unyacimientodecarbón,unchorrodepetróleoouna lenguade fuegodel infierno.Hastaahoranoshemossalvadodeestoúltimo;pero,porloqueyosé,quizásletoqueaustedhacerlaexperiencia.

—¿Hacetantocalorahíabajo?—Sí,calorhace;esonosepuedenegar.Sinembargo,quizásnomásdeloqueesdeesperar,dada

lapresióny lacarenciadeespacio.Claroestáque laventilaciónes tremenda. Inyectamoselaireapresiónhastaelfondo,peroloshombressolopuedenhacerdosturnos,pormuyvoluntariososquesean. Ayer bajó el profesor y quedó muy complacido con todo. Podría usted acompañamos aalmorzar,despuésbajaremosparaqueloveaporsímismo.

Trasunacomidafrugalyprecipitada,elgerentecongranasiduidadnoshizolapresentacióndetodo lo que encerraba su casa de máquinas y de toda la variada chatarra de desecho que habíadesperdigadasobrelahierba.AunladovimosunaenormeexcavadoraeléctricaArrol,conlaquesehabían hecho rápidamente las primeras prospecciones.A su lado, una granmáquina que ponía enmovimiento un cable continuo de acero con vagonetas que extraían sucesivamente los materialesarrancadosdesdeelfondodelpozo.LacasademáquinascomprendíavariasturbinasEscherWyss,de gran potencia, que giraban a una velocidad de ciento cuarenta revoluciones porminuto y queaccionaban unos acumuladores eléctricos de mil cuatrocientas libras de presión por pulgadacuadrada,enconexióncontuberíasdetrespulgadasquepenetrabanenelinteriordelpozoymovíancuatro taladros de roca, del tipoBrandt, de broca hueca.Al ladode la casa demáquinas estaba lacentral eléctrica, que suministraba la corriente necesaria para una gran instalación, y junto a lacentral,otroedificioparaunaturbinaextradedoscientoscaballos,destinadaaaccionarunaparato

impulsorde aire,que lo enviabaporuna tuberíadedocepulgadashasta el fondodelpozo.Todasaquellasmaravillasmefueronmostradasporelorgullosooperadorde lasmismas,que recurrióalargasexplicacionestécnicasyqueestuvoapuntodeaburrirme,comoyotemoaburrirallector.Peroseprodujounabienvenida interrupcióncuandoescuchéelestrépitode ruedasyvique llegabamicamiónLeyland,detres toneladas,saltandoytropezandosobreel terrenocubiertodehierba.Traíamisherramientasylasseccionesdetubería,enlacabinadistinguíamicapatazPetersyaunayudante,muy tiznado y mugriento. Los dos hombres su pusieron en el acto a trabajar en la descarga delcamión,almacenandobajotechadoloquetraían.Elgerente,Maloneyyolosdejamosentregadosasutrabajoynosacercamosalabocadelpozo.

Todo aquello resultaba fantástico y de una magnitud mucho mayor de cuanto yo me habíaimaginado. Los vertederos del material extraído tenían la forma de herradura enorme que habíaalcanzado la elevacióndeuna colina.En la concavidadde aquella herradura, compuesta degreda,arcilla,carbónygranito,sealzabaunerizamientodecolumnasdehierroydevolantes,desdelosqueseaccionabanlasbombasymontacargas.Estabanenconexiónconlacasademáquinas,edificiodeladrilloquecerrabalaaberturadelaherradura.Másalláseabríalabocadelpozo,deunostreintaocuarentapiesdediámetro,revestidayrecubiertadeladrilloycemento.Estiréelcuelloymiréhacialas profundidades de aquel abismo tenebroso que me habían dicho que tenía ocho millas deprofundidad,ysentímareosalpensarloqueaquellosignificaba.Elsolcaíadiagonalmentesobreelbrocal,ysolopudedistinguiralgunoscentenaresdeyardasdeparedesdeunblancosuciodegreda,revestidas aquí y allá de ladrillo en los lugares en que la superficie parecía menos estable. Sinembargo,mientrasmiraba,percibíallá,muyhondo,unaminúsculamanchadeluz,unsimplepuntito,queresaltabaclaroyfirmesobreelfondonegro.

—¿Quéesesaluz?—pregunté.Maloneseinclinódelaparedjuntoamí,ymedijo:—Esunodelosmontacargasquesube.¿Verdadqueesmaravilloso?Estátodavíaaunamillade

distancia y esa débil lucecita es en realidad un arco voltaico de gran potencia. Solo tardará unosminutosenestaraquí.

Enefecto,lacabecitadealfilerluminososefuedilatandoydilatandohastaqueinundóelhuecodel pozo conbrillo tan plateado, que tuve que apartar los ojos del focodeslumbrante.Un instantedespués la jauladelascensor sedetuvo ruidosamentealniveldeldescansillo,ycuatrohombres searrastraronfueradeella,marchandoendirecciónalaentrada.

—Casiagotados—dijoMalone—.Noescosa fácilelhacerun turnodedoshorasasemejanteprofundidad.Ahí traenunapartedesusmateriales.Creoque lomejorquepodemoshaceresbajarparaquetehagasportimismounaideadelasituación.

Mecondujoaunanexojuntoa lacasademáquinas.Unaseriedetrajesabombachadosdelmásfinotusorcolgabandelapared.SiguiendoelejemplodeMalone,medespojédetodasmisrojasymevestíconunodeaquellostrajes,calzándomeunaszapatillasdesueladecaucho.Maloneterminódevestirse antes que yo y salió del vestuario. Un instante después escuché un barullo como de diezpeleasdeperros, salí corriendoymeencontréamiamigoque rodabapor los suelosabrazadoalobreroqueestabaayudandoadescargarmituberíaartesiana.Malonetratabadearrancarlealgoqueel otro trataba de defender desesperadamente. PeroMalone eramuchomás fuerte y le arrebató elobjeto que el otro tenía aferrado; luego lo pateó hasta tenerlo reducido a pedazos. Solo entoncescomprendíquesetratabadeunacámarafotográfica.Miobrerodelacaratiznadasealzódelsuelo

conaspectodolorido,ydijo:—¡Queeldiablotelleve,TedMalone!Esamáquinamecostódiezguineas.—Nohahabidomásremedio,Roy.Tevisacarlainstantánea,nohabíaotraopción.—¿Ycómodiablos logróustedmezclarseconmienvíodemateriales?—lepreguntécon justa

indignación.Aqueltunantemehizounguiñoysesonrió.—Siempre haymodos ymaneras. No culpe a su capataz. Creyó que se trataba de una broma.

Cambiéderopasconelpeónymemetídentro.—Yahoraserámejorquetevayas,Roy—dijoMalone—.SiestuvieseaquíChallengertehabría

soltado los perros. También yo me he visto en situaciones difíciles, por eso no quiero ser durocontigo;peroconstequeyoestoyaquídeperroguardiányque,sillegaelcaso,nosololadro,sinoquetambiénmuerdo.¡Ea,largo!

Ynuestroemprendedorvisitante fueacompañadohasta fueradelcercadopordos trabajadores,que sonreían burlones. Y ahora comprenderá por fin el público la génesis de aquel maravillosoartículodecuatrocolumnasquellevabaelencabezamientode«Sueñolocodeunhombredeciencia»,yelsubtítulode«VíaenlínearectahastaAustralia»,queaparecióenelAdviserunosdíasdespuésyque llevó aChallenger al borde de la apoplejía y al director delAdviser a lamás desagradable ypeligrosaentrevistadetodasuvida.ElartículoeraunrelatosumamentepintorescoyexageradodelaaventuradeRoyPerkins,«nuestroexpertocorresponsaldeguerra»,ycontenía frases tan rotundascomo «el hirsuto bravucón de Enmore Gardens», «una finca guardada con alambre de espino,rufianesysabuesos».Yporúltimo:«Meapartaronarastrasdelabocadeltúnelangloaustralianodosmatones,elmássalvajedeloscualesresultóserunchafardero,alqueyoconocíadevistacomoauno de los gorrones de la profesión periodística,mientras que el otro, tipo siniestro vestido conindumentaria tropical, pretendía serun ingenierodepozos artesianos, aunquemásbienparecíauntipo de Whitechapel.» Después de ponernos fuera de combate de ese modo, el bribón pasaba adescribircongrandetallelosraílesquellegabanalabocadelpozoyunaexcavaciónenzigzagporlaquelostrenesfunicularessehundiríanenlasentrañasdelaTierra.Elúnicoinconvenientedeordenpráctico que el artículo produjo fue el de que aumentase notablemente el cúmulo de ociosos queesperaban los acontecimientos sentados en South Downs. Pero cuando se produjeron hubiesenpreferidoencontrarseencualquierpartemenosallí.

Mi capataz, con su fingido peón, había dejado esparcidos por el suelo todos mis aparatos detrabajo: barrenas, rodillos, peso, caja de timbres, etcétera; pero Malone insistió en que no nospreocupásemosporellosybajásemoshastaelnivelmásprofundodelpozo.Entramos,pues,en lajaula del montacargas, que era de rejilla de acero, y, acompañados por el ingeniero jefe, noshundimosenlasentrañasde laTierra.Habíaunaseriedeascensoresautomáticos,cadaunoconsuestaciónpropiaexcavadaaunladodelacajadelpozo.Funcionabanagranvelocidad,produciendomás bien la sensación de un ferrocarril vertical que la de hundimiento consciente que solemosasociarconlosascensoresingleses.

Comolajaulaeraenrejilladayestababrillantementeiluminada,íbamosviendoconclaridadlosestratosqueatravesábamos.Amínosemeescapóunosolo,apesardelavelocidadquellevábamos:elpálidode lagreda inferior, lascapascolorcafédeHastings, lasmásclarasdeAshbumham, lasnegrasarcillascarboníferas,yacontinuación,brillandoconlosreflejosdelaluzeléctrica,capasycapasdenegroazabache,lascentelleantesdelcarbónalternandoconlasseccionesdearcilla.Aquíy

alláseveíantrozosdepareddemanpostería;pero,porreglageneral,lasparedessesosteníanporsímismas, y no había más remedio que admirarse del inmenso trabajo y habilidad mecánica queaquello representaba. Por debajo de las capas de carbón distinguí unos yacimientos revueltos queproducíanlaimpresióndehormigónyactoseguidonosmetimosporelgranitoprimitivo,enelqueloscristalesdecuarzobrillabanycentelleabancomosi lasnegrasparedesestuviesensalpicadasdepolvo de diamantes. Seguimos bajando y bajando hasta profundidades jamás holladas por losmortales.Lasrocasarcaicasvariabanmuchodecolor,yjamáspodréolvidarunanchocinturóndefeldespato que brilló con sobrenatural belleza ante nuestras potentes lámparas. Piso tras piso yascensortrasascensor,conelairecadavezmásagobianteyenrarecido,quehastalostrajesdeligerotusornosresultabanintolerables,yelsudornoscorríaporelcuerpohastalaszapatillas.Porúltimo,cuandoempezabaacreerquenopodíaresistirmás,sedetuvoelúltimodelosascensoresysalimosaunaplataformacircularquesehabíaexcavadoenlaroca.MefijéenqueMalonedirigíaunamiradacuriosamenterecelosaalasparedesdelpozo.Siyonohubiesesabidoqueeraunodeloshombresmásvalientes,habríadichoqueestabademasiadonervioso.

—¡Quécosamásrara!—dijoelingenierojefepasandolamanoporlasuperficiedelarocadelasecciónmáspróxima.

Lapusoalaluz,yvimosqueteníaelbrilloresbaladizodeunacuriosaespumadebarrillo.—Aquí abajo se han producido temblores. No sé a qué atenerme. El profesor parece muy

complacido;peroamítodoestomeresultanuevo.—Yonotengomásremedioquedecirquehevistocómosemovía,sinlugaraduda,estapared—

dijoMalone—.Laúltimavezquebajéyfijamoslasdosvigas,cuandoagujereábamoslaparedparaapoyarlasextremidades,acadagolpelapareddabaunrespingo.Lateoríadelviejoprofesorparecíacosaabsurda,enlasolidezdelviejoLondres;peroaquí,aochomillasdelasuperficie,noestoytansegurodequelosea.

*-Ysivieseloquehaydebajodelalonaloestaríamuchomenos—dijoelingeniero—.Todaestarocaúltima sedejaba cortar como si fuesedequeso, y, unavez atravesada, llegamos aunanuevaformaciónque no se parece a nadade lo visto hasta ahora en laTierra. «¡Tápenlo! ¡Quenadie lotoque!»,gritóelprofesor.Segúnsusinstruccioneslocubrimos,conlalonaembreada,yahíestá.

—¿Nopodríamosecharleunvistazo?Elrostrolúgubredelingenierotomóunaexpresiónaterrorizada,ydijo:—Desobedeceralprofesornoescosadebroma.Estanendiabladamenteastuto.Además,nuncase

sabe las señales que ha puesto para controlarle a uno. Pero vamos a correr el riesgo de echar unvistazo.

Hizo girar hacia abajo la lámpara de nuestro reflector hasta que la luz brilló sobre el negroembreado.Luegoseagachó,ytirandodeunacuerdaqueestabasujetaaunodelosbordesdelalona,descubriómediadocenadeyardascuadradasdelasuperficiequehabíadebajo.

Loquevimos fuede lomás extraordinarioy aterrador.La superficie erauna especiedemasagris, brillante, que subía y bajaba en un lento latir. Las pulsaciones no eran verticales, sino queproducían la impresión de una suave ondulación o ritmo, que recorría la superficie. Esta no eracompletamente homogénea, sino que, por debajo de ella, veíanse, como a través de un vidriopulimentado,unasdébilesmanchasblancuzcasquevariabanconstantementedeformaytamaño.Lostrespermanecimosmirandoaquelespectáculo,comoposeídosporunsortilegio.

—Tieneelaspectodeunanimaldespellejado—susurróMaloneconpavor—.Esposiblequeel

viejonoandetandescaminadoconlodesuerizodemar.—¡VálgameDios!—exclamé—.¿Yyohedeclavarunarpónenelcuerpodeeseanimal?—Esehonor teestá reservado—dijoMalone—.Y lopeoresqueyo tendréqueestara tu lado

cuandolohagasamenosquemeecheatrás.—Puesbien:yono—exclamóconfirmezael ingenierojefe—.Nuncaheestadotanclaramente

resueltosobreloquedebohacercomoenestaocasión,ysielviejoinsiste,renuncioalcargo.¡SantoDios,fíjenseeneso!

Fluyendo hacia nosotros a lamanera de una ola cuando se la contempla desde la borda de unbuque, la superficie gris experimentó un súbito encrespamiento. Luego aminoró, y siguieronproduciéndoseconfusoslatidosypulsaciones.Barforthfuesoltandolacuerda,yvolvióacolocarlalona.

—Diríasequehaadvertidonuestrapresencia—dijo.—¿Por qué había de hincharse hacia nosotros de esa manera? Me imagino que la luz la ha

afectadodealgúnmodo.—¿Yquéesloquedeseaqueyohagaahora?—pregunté.MísterBarforthmeseñalólasdosvigasquecruzabanlacajadelpozounpocomásabajoqueel

puntodeparadadelascensor.Habríaentreambasunhuecodeunasnuevepulgadas.—Esofueideadelviejo—medijo—.Creoqueyolashabríacolocadomejor;perohabríasido

como razonar con un búfalo furioso. Resulta más fácil y más seguro hacer siempre lo queChallengerquiere.Tieneelpropósitodequeempleeustedsutaladrodeseispulgadas,afirmándolodealgunamaneraentreesosestribos.

—Nocreoqueesoofrezcademasiadasdificultades—contesté—.Hoymismopondrémanosalaobra.

Mividahasidobastantevariada,porqueheabiertopozosen todos loscontinentes;perocomocualquiera puede comprender, aquel era el episodiomás extrañoquemehabía ocurrido.Como elprofesorChallengerhabíainsistidotantoenquesepusieseenmovimientoelmecanismodesdeciertadistancia, y yo empecé a vislumbrar en su pretensión una gran dosis de buen sentido, tuve queproyectarunsistemadecontroleléctrico,cosafácilestandoelpozoprovistodetendidoeléctrico.Micapataz Peters y yo con infinito cuidado bajamos nuestras piezas de tubería y las apilamos en laplataforma.

Despuéselevamosalgoeldescansillodel ascensormásprofundo,paradisponerdeunespaciomásholgado.Comohabíamosresueltoemplearelsistemadepercusión,porquenoeraaconsejablefiarse únicamente de la fuerza de gravedad, colgamos nuestra pesa de cien libras de una poleacolocadabajoelascensor,ydebajodeella fuimos tendiendo la tuberíaconelextremo inferiorenformadeV.Porúltimo,sujetamoselcable,delquecolgabalapesa,auncostadodelacajadelpozo,demanera que bastase una descarga eléctrica para que se soltase. Fue una tarea delicada y difícilrealizada enmedio de un calormás que tropical, y con la sensación siempre presente de que unresbalónoeldejarcaerunaherramientasobrelalonaembreadaqueteníamosdebajopodríaacarrearunainconcebiblecatástrofe.Tambiénnosimponíarespetoelmarcodentrodelcualactuábamos.Unayotravez advertí queun temblory estremecimiento extraño recorría lasparedes,yhasta sentí unapagadolatidoalposarmimanoenellas.NiPetersniyosentimospenaalgunacuandodimosporúltimavezlaseñaldequesenosizasealasuperficieycuandoinformamosamísterBarforthqueelprofesorChallengerpodíarealizarsuexperimentocuandogustase.

Notuvimosqueesperarmucho.Alos tresdíasdehaber terminadomiobra llegó la invitación.Eraunatarjetacorrientecomolasqueseempleanparaanunciar losdíasderecepcióndevisitas,ydecíaasí:

ELPROFESORG.E.CHALLENGERF.R.S.M.D.,D.Sc.,etc.

EXPRESIDENTEDELINSTITUTOZOOLÓGICOYPOSEEDORDETANTOSTÍTULOSHONORÍFICOSYNOMBRAMIENTOSQUENOCABENENESTATARJETA,

solicitalapresenciadeMR.JONES(sinseñora)

alas11,30delamañanadelmartes21dejunio,parapresenciaruntriunfoextraordinariodelespíritusobrelamateria

enHENGISTDOWN,SUSSEX.

TrenespecialdesdeVictoria,alas10,5.Losviajerospagaráncadacualsubillete.Despuésdelaexperienciahabráonohabrálunch,segúnlascircunstancias.Estación,Storrington.

Tengaabiencontestar(enelactoyconelnombreenletradeimprenta),14,bis,EnmoreGarden,S.W.

MeencontréaMalonedesternillándosederisa.Habíarecibidounainvitaciónanáloga.—Es un golpe de fanfarronería refinada enviarnos una invitación a nosotros —me dijo—.

Después de todo, no tenemos más remedio que estar allí, ocurra lo que ocurra, como le dijo elverdugoalque ibaaserahorcado.Loquesípuedodecirteesqueestas invitacioneshanpuestoenebulliciónatodoLondres.Elviejoestáenlagloria,conelhazdeluzenfocadoensuvelludacabezayenelprimerplano.

Porfinllegóelgrandía.Comocosapersonal,lanocheanteriordescendíhastaelfondodelpozoparacerciorarmedequetodoestabaapunto.Nuestrotaladroestabaenposición;lapesa,ajustada;lasllavesdecontactoeléctrico,listasparaestablecerlo;quedéconvencidodequemiintervenciónenelexperimentoserealizaríasinelmenortropiezo.Parareduciralmínimocualquierpeligropersonal,los mandos eléctricos estaban colocados a unos quinientos pies por debajo del brocal del pozo.Cuandoaquellamañanatrascendentaldeunadmirabledíadeveranosalíalasuperficie,segurodeltrabajoqueamímecompetía,medirigícuestaarribaalazonadelDown,paraechardesdelomásaltounvistazogeneralaloqueestabaocurriendo.

SehubieradichoquetodoelmundoacudíaaHengistDown.Hastadondealcanzabamivista,lascarreterashormigueabandegente.Losautomóvilesavanzabantraqueteandoytambaleándoseporloscaminosvecinalesdejandosucargadepasajerosa lapuertadelcercado.Enmuchísimoscasosnopasabandeallíporqueunaverdaderacuadrilladeporteroscerrabalaentrada,ynovalíanpromesasnisobornos,pasandoúnicamentequienesexhibíanlacodiciadainvitacióndecolorante.Entoncessedispersabanlosquenohabíanpodidoentrarymarchabanaunirseconlainmensamuchedumbrequeseibacongregandoenlaladeradelacolina,cubriendolalomaconunaespesamasadeespectadores.

AquellorecordabaaEpsoneldíadelDerby.Dentrodelazonacercadasehabíanestablecidozonasacotadasconalambradas,ylasdistintasclasesdeindividuosprivilegiadoseranrepartidoscadacualen el cercado correspondiente. Había uno destino a los lores, otro a los diputados y uno a loshombresmásdistinguidosdelassociedadesdoctasyaloscientíficosdefamamundial,entrelosqueestaban Le Pellier, de la Sorbona, y el doctor Driesinger, de la Academia de Berlín. Se habíapreparado un recinto especial, rodeado de bolsas de arena y con un trecho de tapas de hierroacanalado,paratresmiembrosdelafamiliareal.

Alasonceycuartodesdelaestaciónllegaronlosinvitadosespeciales,yyovolvíalafincaparaasistir a la recepción. El profesor Challenger estaba junto al compartimiento especial, con suimpecablefrac,suchalecoblanco,subruñidosombrerodecopaysuexpresión,queeraunamezcladedominadorae insultantebenevolencia,yde lamássolemnealtivez,esdecir,«comounaclaraytípicavíctimadelcomplejodeJehová»,segúnescribióuncrítico.Ayudóadirigir,yenocasionesaempujar, a sus invitados a los sitios que les correspondían, y luego, cuando tuvo reunida a sualrededoralaélitedelosinvitados,sesituóenloaltodeunaprominenciaconvenienteymiróasualrededor con el aire de quien espera ser acogido con una ovación. Como esta no se produjo,Challengerentródegolpeenmateria,expandiendosuvozretumbantehasta losúltimos límitesdelcercado.

—Caballeros—bramó—.Enestaocasiónnotengoporquéagregaralasseñoras.Siestamañananolasinvitéaestarentrenosotros,nofue,puedencreerme,pordesconsideraciónhaciaellas.Puedodecir—y lo dijo con gracia elefantíaca y falsamodestia—que nuestras relaciones, tanto por unapartecomoporlaotra,hansidosiempreexcelentes,einclusoíntimas.Laverdaderarazónhasidoelque en este experimento hay un pequeño elemento de peligro, aunque este no sea suficiente parajustificar la expresión de inquietud que leo en muchas caras de los aquí presentes. Quizás a losperiodistas les interese saber que les he reservado asientos especialísimos en lo alto de lasescombreras que dominan el escenario del experimento. Ellos han venido demostrando por misasuntos un interés que a veces se ha confundido con la impertinencia, demodo, pues, que en estaocasiónnovanatenermotivosparaquejarsedequemehayamostradoreacioasusconveniencias.Sinoocurrenada,locualessiempreposible,habréhechoalmenostodocuandomehasidoposibleenfavorsuyo.Porotraparte,siocurrealgo,estaránenlugarexcelenteparacomprobarloyrelatarlo,siesquesabenestarhastaelfina laalturadesumisión.Comprenderánustedessindificultadquenoresulta sencillo para un científico dar una explicación de sus propias conclusiones y acciones aquienes,sinfaltaraldebidorespeto,podríamosllamar lagreyvulgar.Oigoalgunas interrupcionesdescompuestas.Quisierapediralcaballeroaqueldelasgafasdeconchaquedejedeamenazarconsusparaguas.(Unavoz:«Esoquehadichousteddesusinvitadosconstituyeuninsulto.»)Quizáhayasidomi frasedegreyvulgar la queha encrespado al caballero.Digamos, en ese caso, quemisoyentesconstituyenunagreydelomásfueradelovulgar.Novamosandarnosconsusceptibilidadesporunacuestión de frases. Antes de esa interrupción indecorosa iba yo a decir que toda la cuestión estátratadadeformacompletayclaraenellibroqueestoyapuntodepublicaracercadelaTierra,libroque,conladebidamodestia,puedoasegurarqueharáépocaentretodoslosdelahistoriadelmundo.(Interrupcionesgeneralesygritosde«¡Algrano,algrano!»«¿Aquéhemosvenidoaquí?»«¿Noshapreparadoalgunabroma?»)Estabaapuntodeaclararlacuestión;pero,sisigueninterrumpiéndome,notendrémásremedioqueadoptarmedidasparamantenerelordenyeldecoro,quedolorosamenteestánausentesdeaquí.Setrata,pues,dequeheatravesadoconunagaleríatodalacortezadelaTierra

y que estoy a punto de ensayar los efectos que produciría una excitación enérgica de su cortezasensorial, operación delicada que correrá a cargo demis subordinados,míster Peerles Jones, quediceserespecialistaenlaaperturadepozosartesianos,ymísterEdwardMalone,queestavezostentami representación. La sustancia sensible al descubierto será estimulada, y solo es posible hacerconjeturas sobre la reacción que ello podrá provocar. Tengan, pues, la amabilidad de sentarse,mientrasestosdoscaballerosbajanalpozoyllevanacabolospreparativosfinales.Acontinuaciónoprimiréyoelbotóndeltimbrequehayencimadeestamesaysehabrácompletadoelexperimento.

Elauditorio,despuésdeunacualquieradelasarengasdeChallenger,teníanlasensacióndeque,al igual que ahora la tierra, les había atravesado la epidermis descubriendo su sistema nervioso.Tampoco el auditorio de ahora constituyó una excepción a esa regla, y se produjeron apagadosmurmullosdedesagradoycensura,mientrascadacualvolvíaasuasiento.Challengersequedósoloenloaltodelmontículo,juntoaunamesita,consunegramelenaybarbastemblorosasdeemoción,ofreciendo un espectáculo magnífico. Sin embargo, niMalone ni yo pudimos admirar la escena,porque nos alejamos a toda prisa, dispuestos a cumplir nuestro extraordinario cometido. Veinteminutosdespuésnosencontrábamosenelfondodelpozo,yhabíamoslevantadolalona,dejandoaldescubiertoloqueocultaba.

El espectáculo que se ofreció a nuestros ojos fue como para dejamos atónitos.No sé por quéextrañatelepatíacósmicanuestroviejoplanetaparecíaenteradodelainauditalibertadqueestabanapuntodetomarseconél.Lasuperficiealdescubiertohervíacomounaolla.Grandesburbujasgrisesse alzaban y estallaban crepitantes. Los espacios de aire y las vacuolas de debajo de la pielseparábansey se coagulaban conpresurosa actividad.Lasondulaciones transversalesmarcabanunritmo de mayor fuerza y frecuencia. Un fluido de color rojo oscuro parecía latir en la tortuosaanastomosisdelosvasosocanalesquehabíadebajodelasuperficie.Veíaseentodoellatirdelavida.Unolorfuertehacíacasiirrespirableaquellaatmósferaparalospulmoneshumanos.

YoteníaclavadalavistaenaquelextrañoespectáculocuandoMalone,queestabaamilado,mediounsúbitotiróndealarma,exclamando:

—¡SantoDios,Jones!¡Miraallí!Mebastóunvistazo.Cortélacorrienteydeunsaltomemetíenelascensor,gritando:—¡Vengarápido!¡Nosjugamoslavida!Lo que habíamos visto era ciertamente alarmante. Parecía que toda la parte inferior del pozo

participasede lamayoractividadque jamáshabíamosobservado; lasparedes latíanypalpitabanalmismoritmo.Aquelmovimientohabíaobradosobrelosagujerosenquedescansabanlasvigas.Eraevidente que en cuanto los agujeros se retrajesen un poco más, cuestión de pulgadas, aquella sevendríaabajo.Siaquelloocurría,lapuntaafiladademimechadebarrenotaladraríalasuperficiedelamasa,aunquenoseaccionaselacorrienteeléctrica.NuestrasvidasdependíandequeMaloneyyoestuviésemos fuera del pozo antes de que aquello ocurriese. Era una perspectiva terrible elencontrarseaochomillasdeprofundidaddentrodelaTierraconlaposibilidaddequeencualquiermomento ocurriese alguna convulsión extraordinaria. Nos precipitamos como locos hacia lasuperficie.

¿Podremosolvidarjamásaquellapesadilladeviaje?Losascensoreszumbabanysilbaban;perolos minutos parecían horas. Al llegar a un piso saltábamos fuera, nos metíamos de cabeza en elsiguiente, dábamos marcha, volábamos hacia arriba. A través del techo enrejillado distinguíamoslejos,muylejos,elminúsculocírculodeluzdelabocadeltúnel.Sefueagrandandoyagrandando,

hastaadquirirtodasuverdaderaanchura,ynuestrosojosseposaronconalegríaenlamamposteríadelbrocal.Siemprearribacomounaflecha,hastasaltarlocosdejúbiloydegratitudfueradenuestracárcelyponerlospiesotravezsobreelverdecésped.Vistoynovisto.Nohabríamosandandotreintapasoscuandoalláabajo,enlaprofundalejanía,miflechadehierrosehundióenelganglionerviosodelamadreTierra.Llegóelgranmomento.

¿Quées loqueocurrió?NiMaloneniyo estábamosen situación comoparapoder explicarlo,porque los dos fuimos barridos por un ciclón y arrastrados por el césped, dando vueltas y másvueltas, lomismo que dos patinadores sobre una pista de hielo.Almismo tiempo rasgó nuestrostímpanoselalaridomáshorribleque jamássehabíaescuchadohastaentonces.¿Quién,entre todoslos centenares que lo han intentado, ha conseguido describir de manera adecuada aquel gritoespantoso? Fue un aullido en el que el dolor, la ira, la amenaza y la majestad ultrajada de laNaturaleza se confundieron en un horroroso clamor.Duró unminuto largo, con la fuerza demilsirenas, dejando paralizada a la gran multitud con su rabiosa persistencia, propagándose en lasosegada atmósfera veraniega en prolongados retumbos a lo largo de toda la costa del Sur, ycruzandoelCanal,paradejarseoírpornuestrosvecinosdeFrancia.Desdequeelmundoesmundo,jamásigualóningúnsonidoalgritodelaTierraagraviada.

Aturdidosyensordecidos,Maloneyyotuvimoslasensacióndelchoqueydelalarido;perolosdemásdetallesdeaquellaescenasobrecogedoralossupimosdebocadeotros.

LoqueprimerolaTierraescupiódesusentrañasfueronlasjaulasdelosascensores.Elrestodela maquinaria estaba embutida en las paredes y escapó al estallido; pero el sólido suelo de losascensoresrecibiódellenotodoelempujehaciaarribadelacorriente.Cuandoseintroducenvariosdardosseparadosenunacerbatanasalendespedidosunoaunoyenelordenenqueestaban.De lamismamanera, lascatorce jaulasdeascensorsalieronuna trasotra, remontándosepor losaires,ydescribiendo unamagnífica parábola que acabó para una de ellas en el mar, cerca del muelle deWorthing, y para la otra, no lejos de Chichester. Afirman los espectadores que, entre todos losespectáculosextrañosquehastaentonceshabíanpresenciado,nohahabidoningunocapazdesuperaraldelascatorcejaulasdeascensorsurcandoserenamenteporloscielosazules.

Luego vino el geyser. Fue un surtidor enorme de materia asquerosa de la consistencia delalquitrán,quesedisparópor losaireshastaunaalturadeunosdosmilpies.Unaeroplanocuriosoque se cernía sobre el lugar de la escena recibió de lleno el ballestazo y salvándose gracias a unaterrizaje forzoso, pero el hombre y el aparato quedaron sepultados en aquella suciedad. Tannauseabunda sustancia, de un olor penetrante y asqueroso, podía representar la sangre vital delplaneta, o podía ser también, como sostienen el profesor Driesinger y la escuela de Berlín, unasecreciónprotectora,parecidaaladelamofeta,quelaNaturalezahadadoalamadreTierraparaquese defienda de todos los Challengers del mundo. Si aciertan en esto, la verdad es que el primerculpable, sentado en su trono del montículo, salió bien parado del trance, en tanto que losdesdichadosperiodistas,porestarenlaprimeralíneadefuego,resultarontanempapadosysaturadosque ninguno de ellos pudo alternar con personas respetables durante muchas semanas. Aquellavomitona de materia putrefacta fue arrastrada por la brisa hacia el Sur, y fue a caer sobre ladesdichadamuchedumbrequedurantelargotiempoycontantapacienciahabíaesperadoenlacrestade las dunas para ver lo que ocurría. No hubo muertos. No quedó ningún hogar desolado; peromuchosquedaronperfumados,yaúnretienensusmurosalgúnrecuerdodelgranacontecimiento.

Seguidamenteseprodujoelcierredeltúnel.Deigualmaneraqueelorganismocuraunaherida

deabajoarriba,tambiénlaTierrarecomponecualquierdesgarrónhechoensumateriavital.Seoyóunruidomuyagudocomoundesgarramiento,altiempoquelosmurosdeltúnelsecerraban;empezóelchirridocomounredoblequesubíadesdelomásprofundo,repercutiendoenlasparedes;cadavezse fue haciendomás fuerte amedida que ascendía, hasta que el círculo de ladrillos del brocal delpozosejuntóyaplanóconestrépito,entantoqueuntemblorparecidoaldeunpequeñoterremotosacudía lasaltasescombreras,quesecorrieronjuntándoseenelcentro,formandounapirámidedecincuentapiesdealturaconlosrestodelasexcavacionesyloshierrosdestrozadosenellugardondehabíaestadoeltúnel.NosolohabíasidollevadoacaboelexperimentodelprofesorChallenger,sinoque tambiénhabía quedado sepultadopara siempre, desapareciendode la vista de los hombres.Esdudoso que nuestros descendientes reconozcan el sitio exacto en que tuvo lugar el extraordinariosuceso.

Entonces se produjo la gran apoteosis final. Durante largo rato, después que tuvieron lugaraquellos fenómenos sucesivos, reinó el silencio y una intensa inmovilidad; la gente trataba derehacerseydecomprenderquéeraloquehabíaocurridoydequémanerasehabíanproducidoloshechos, y comprendieron de pronto la gran hazaña, el vuelo inmenso de aquella concepción, logenialyasombrosodelamaneracomohabíasidopuestaenobra.Ytodos,movidosdeunimpulsounánime, se dirigieron hacia donde estaba Challenger. Los gritos de admiración llovían sobre éldesdetodaspartesdelcampo,ydesdesumontículoveíaunlagoderostrosvueltoshaciaél,ysobreaquella superficie, el ondear constante de pañuelos que le aclamaban. Ahora que me pongo arecordar,veoalprofesorconmayorclaridadqueentonces.Se levantóde suasiento; con losojosentornados y la cara iluminada por una sonrisa de conciencia de su propiomérito, puso lamanoizquierdaenlacaderayhundióladerechaenelpecho,porlabocadelfrac.Tengolaseguridaddeque en esa actitud pasará a la historia, porque a mi alrededor sonaron los disparadores de lasmáquinasfotográficas lomismoquegrillosenuncampo.Elsolde junio loenvolvíaensufulgorcuando saludó hacia los cuatro puntos cardinales, inclinándose profundamente. Era Challenger, elsupercientífico;Challenger,elhombredevanguardia;Challenger,elprimerserhumanoconquelamadreTierrasevioobligadaacontar.

Solounaspalabrasamododeepílogo.Esbiensabidoqueelexperimentotuvoconsecuenciasdealcance mundial. Es cierto que en ninguna parte dejó escapar el lastimado planeta un alarido tangrande como en el punto mismo en que recibió la herida; pero sus reacciones en todas partesdemostraronqueeraunasolaentidad.Diosueltaasuindignaciónportodassusbocasyvolcanes.ElHeclarugióhastaelpuntodehacer temeruncataclismoa los islandeses.ElVesubio lanzópor losaires su cúspide. El Etna vomitó una cantidad de lava, y los tribunales italianos sentenciaron aChallengerapagarmediomillóndelirasdedañosyperjuiciosporlosviñedosdestruidos.HastaenMéjicoyelcinturóndelaAméricaCentralseadvirtieronseñalesdeintensaindignaciónplutónica,ylosretumbosdelStrombolirepercutieronportodoelMediterráneooriental.Ambicióngeneraldeloshombresfuesiempreelconseguirqueelmundohablasedeellos.Arrancaralaridosalmundo,soloChallengerpudoconseguirlo.

LAMÁQUINADESINTEGRADORA

ElprofesorChallengerestabadeunhumordeperros.Yomehallabaconlamanoenelpicaporte

de sudespachoy lospies en la alfombrilla, cuando llegóhastami el siguientemonólogo, envozretumbantequerepercutíaportodalacasa:

—Sí,señor;ledigoqueeslasegundallamada.Lasegunda,estamañana.¿Ustedseimaginaquesepuededistraeraunhombredecienciadesusimportantísimostrabajosconlassimplezasdeunidiotaqueseescudaalotroextremodelhilotelefónico?Noestoydispuestoaaguantarlo.¡Quesepongaenelactoeldirectorgerente!¡Ah!¿Demodoqueustedeseldirectorgerente?¿Yporquénocumpleconsudeberdecontrolarelbuenfuncionamientodelteléfono?Esosí,selasarreglaustedmuybienpara distraerme en una labor cuya importancia no es capaz de comprender. Póngame encomunicaciónconeldirectorgeneral.¿Quenoestá?Debíimaginármelo.Siestoserepite,lellevaréaustedantelostribunales.Sehanconcedidoindemnizacionesporgallosqueimportunabanconsuscantos.Yofuieldemandante.Másmolestaeltintineodeltimbredelteléfono.Elcasoestáclaro.Unadisculpaporescrito.Perfectamente.Pensaréenello.Buenosdías.

Fue entonces cuandome arriesgué a entrar. La ocasión no podía sermás oportuna.Estuvimosfrentea frentecuandoéldiomediavuelta, trascolgarelauricular.Estabahechouna furia.Consuenorme barba negra erizada y su voluminoso pecho jadeante de indignación, sus arrogantes ojosgrisesmerecorrierondearribaabajo,alrompersobremílaresacadesucólera.

—¡Condenadagentuza,pandilladeharaganes!—bramó—.Seestabanriendoalescucharmijustaqueja.Sehanconjuradoparamolestarme.Yparacolmoestadesastrosamañana,llegausted.¿Quieredecirmesihavenidocomoamigoosilehanenviadoparaconseguirunaentrevistaconmigo?Comoamigo,todoloquequiera;comoperiodista,estáustedfuerademijurisdicción.

Estababuscando enmis bolsillos la carta deMcArdle, cuando al parecer recordó algúnnuevoagravio.Susvelludasmanazasrevolvieronalgunospapelesquehabíaencimadelamesa,ysacaron,porúltimo,unrecortedeprensa.

—Ha tenido usted la amabilidad de aludirme, en una de sus últimas lucubraciones —dijo,agitandoelpapelmientrasmehablaba—.Fueensuscomentariosalgopetulanteacercadelosrestosde saurios que se handescubierto hacedías en los terrenospizarrososdeSolenhofen.Unode suspárrafosempezabaasí:«ElprofesorG.E.Challenger,queseencuentraentrenuestrosmásgrandeshombresdecienciaexistentes…»

—¿Yquéhaydemaloenello?—lepregunté.—¿Asantodequévienenesasmalintencionadaslimitacionesyclasificaciones?¿Meharáustedel

favordenombrarquiénessonesosotrosgrandescientíficosalosqueustedigualayatribuyequizásunasuperioridadsobremí?

—Lafraseestámalredactada.Yohabríadebidodecir,desdeluego:«Elmásgrandedenuestroshombresdecienciaexistentes»—confesé,ylaverdadesqueaquelloeraloquecreía.

Mirectificacióncausóunefectoinmediato.—Mi querido amigo, no vaya a pensar que soy exigente; pero no tengo más remedio que

defendermiterreno,estando,comoestoy,rodeadodecolegasagresivosypocorazonables.Nosoyhombreamigodefigurar,peromisadversariosmeobligananocederelterrenoquemepertenece.¡Ea!Siénteseaquí.¿Quéesloqueletrae?

No tuve más remedio que proceder con mucha cautela. Sabía cuán fácil era que el león seenfureciesedenuevo.DesdoblélacartadeMcArdle.

—¿Mepermiteleerleesto?EsunacartademísterMcArdle,miredactorjefe.—Recuerdoaesehombre…Noesdelospeoresejemplaresdesuespecie.

—Porlomenos,sientehaciaustedunagranadmiración.Siemprequehanecesitadodelaopinióndealgunamentesuperiorharecurridoausted.Deesomismosetrataahora.

—¿Yquéesloquedesea?Bajolainfluenciadelhalago,Challengerseesponjóigualqueunave.Tomóasientoapoyandolos

codos sobre lamesa; entrelazó susmanosdegorila, adelantó subarba,y susgrandesojosgrises,medioscubiertosporlospárpadosentornados,sefijaronbondadosamenteenmí.Eraenormeentodocuantohacía,eimponíamásrespetoconsubenignidadqueconsuirritación.

—Voyaleerlesucarta.Diceasí:

«Hagael favordevisitar anuestroestimadoamigoelprofesorChallengerypídale sucooperaciónenel siguienteasunto.Ciertocaballero letón,denombreTeodoroNemor,queresideenWhiteFriarMansions,Hampstead,sostienequeha inventadounamáquinaextraordinariacapazdedesintegrarcualquierobjetosituadodentrodesuradiodeacción.Lamateriasedisgregayretorna a su estado molecular o atómico. Invirtiendo el proceso, la materia vuelve a integrarse. Estas afirmaciones parecenextravagantes; pero existen pruebas sólidas de que tienen alguna base y que ese caballero en cuestión ha dado con algúndescubrimientoextraordinario.

»No hace falta que me extienda en ponderaciones sobre el carácter revolucionario de semejante invento, ni de suextraordinaria importancia comoposible arma de guerra.Con una fuerza capaz de desintegrar un acorazado o de convertir unbatallón,aunquesoloseaporalgúntiempo,enunconjuntodeátomos,sepodríadominarelmundo.Tantoporrazonessocialescomopolíticas,esprecisonoperdertiempoyllegaralfondodelasunto.Elcaballeroencuestiónbuscaqueseledépublicidad,porque pretende vender su invento; demanera, pues, que no habrá dificultad alguna en ponerse en contacto con él.La tarjetaadjuntaleabrirálaspuertasdesucasa.LoqueyodeseoesqueustedyelprofesorChallengerlehaganunavisita,examinensuinvento y escriban un informe fundamentado sobre elmismo, a fin de publicarlo enLaGaceta. Espero sus noticias para estanoche,

R.McArdle.»

—Estassonmis instrucciones,profesor—agreguévolviendoadoblar lacarta—.Sinceramenteespero que me acompañe, porque, con mis escasos conocimientos, ¿cómo podría actuar solo ensemejanteasunto?

—Así es,Malone, así es—farfulló el gran hombre—.No carece usted de disposición natural;peroestoydeacuerdoconustedenqueelproblema,talcomomelohaexpuesto,leresultaríaalgoabrumador.Este incalificable personal de teléfonosme ha estropeado ya lamañana, demodo quepoco voy a perder con ello. Estaba dispuesto a contestar a ese payaso italiano deMazotti, cuyasopinionessobreeldesarrollolarvaldelastermitashandespertadoenmíburlaymenosprecio;peropuedodejarparaestanocheeldesenmascararporcompletoaeseimpostor.Demodoqueestoyasudisposición.

Así fue cómome encontré aquellamañanadeoctubre en compañía del profesor,marchando atodavelocidaden ferrocarrilendirecciónalnortedeLondres,embarcadoenunade lasaventurasmásextrañasdemiextrañavida.

AntesdesalirdeEnmoreGardensutilicéelmaltratadoteléfonoparaasegurarmedequenuestrohombreestabaencasa,paraanunciarlenuestravisita.VivíaenuncómodopisodeHampstead,ynoshizo esperarunamediahora larga en su antesala,mientras élmanteníauna animada conversaciónconungrupodevisitantesqueajuzgarporlasanimadasfrasesconquesedespidieronenelvestíbulomeparecieronrusos.Pudeecharlesunvistazoporlapuertaentornada,ymediolaimpresióndequese trataba de hombres de buena posición e inteligentes. Llevaban abrigos de cuellos de astracán yrelucientes sombreros de copa, tenían pues todo el aspecto de burgueses bien cuidados que tanrápidamenteadoptanloscomunistascuandoalcanzanelpoder.Asusespaldassecerrólapuertadelvestíbulo,yuninstantedespuésentróennuestrahabitaciónTeodoroNemor.Leestoyviendo,enpie,

iluminadodellenoporlaluzdelsol,frotándoselasmanoslargasydelgadas,yexaminándonosconsonrisaampliayastutosojosamarillos.

Erabajoycorpulento,yproducíauna impresióndedeformidad física, aunque resultabadifícilseñalarenquéconsistíaesta.Podríadecirsequeeraalgocargadodeespaldas,perosin joroba.Sucara, anchay fofa, recordabaunbudín amedio cocer, de color uniforme, rezumandohumedad, yresaltando agresivamente sobre ese fondo pálido los granos y pústulas de su cara. Sus ojos erangatunos, y gatuno era su estrecho bigote largo, brillante, sobre su boca entreabierta, húmeda ybabosa. Todo en ese rostro era repulsivo hasta llegar a las cejas. De cejas arriba se alzaba unespléndidoarcocraneanocomo rarasveceshevisto.Quizá sentasebiena cabeza tanmagnífica elsombrerodelmismoChallenger.PodríainterpretarseaTeodoroNemorcomounvillanoytortuosoconspiradordecejasabajo,perodecejasarribapodíacolocárselealapardelosgrandespensadoresyfilósofosdelmundo.

—Bien,caballeros—nosdijoconsuvozaterciopelada,enlaqueapenasseadvertíaunligerísimoacento extranjero—; por lo poco que hemos conversado por teléfono deduzco que vienen paraenterarsemásafondodelaMáquinaDesintegradoraNemor,¿noesasí?

—Ciertamente.—¿AcasorepresentanalGobiernoinglés?—Deningunamanera.YosoyuncolaboradordeLaGaceta,yesteeselprofesorChallenger.—Nombre ilustre, de fama europea —sus colmillos amarillentos brillaron con obsequiosa

amabilidad—.IbaadecirlesqueelGobiernoingléshadejadoescaparsuoportunidad.Loqueconsuoportunidadhaperdidolodescubrirá,andandoel tiempo.Quizássuimperio.YoestabadispuestoavenderelinventoalprimerGobiernoquemepagasesuprecio,ysihaidoapararamanosquetalveznolescomplazcanaustedes,culpasuyahasido.

—Demodoqueyahavendidoustedsusecreto.—Síyalprecioquemeconvenía.—¿Ycreeustedqueelcompradordisfrutarádeunmonopolio?—Sindudaalguna.—Peropuedehaberalguienqueconozcaelsecretotanbiencomousted.—No,señor—segolpeóenlafrenteespaciosa—.Estaeslacajafuertedondeestáencerradoel

secretoabuenrecaudo;unacajamásfuertequelasdeacero,yconmejorcerraduraqueladeYale.Quizáshayaquienesconozcanaspectosparcialesdelproblema,peronohayenelmundonadiemásqueyoqueloconoceporcompleto.

—Ustedyesoscaballerosaquienesselohavendido.—Deningunamanera.Nosoytanestúpidocomoparaentregárselohastahabercobradoelprecio.

Hecho el pago, es amí a quien habrán comprado, y pueden trasladar esta caja fuerte—volvió allevarselamanoalafrente—contodoloquehaydentroadondebienlesplazca.Yocumpliréconlasestipulacionesdelnegocioconlealtadeimplacablemente.Deallíenadelanteharemoshistoria.

Se frotó lasmanos, y la sonrisa fijade su rostro se transfiguróhasta convertirse enmuecademofa.

—Ustedmedisculpará,señor—retumbóChallenger,quehabíapermanecidosentadoensilencio,perocuyorostroexpresivonohabíadisimuladoelmalconceptoqueTeodoroNemorlemerecía—.Antes de entrar a hablar del asunto desearíamos convencernos de que hay, en efecto, algo de quehablar. Todavía está reciente el caso del italiano que afirmaba ser capaz de hacer estallarminas a

distancia, y que resultó ser un redomado impostor. La historia podría muy bien repetirse.Comprenderá usted, señor, que yo tengo una reputación científica que cuidar, una reputación queustedha tenido la amabilidadde calificar de europea, aunqueyo tengo toda clasede razonesparacreerquenoesmenosgrandeenAmérica.Lacautelaesunacondiciónpropiadelhombredeciencia,yantesquetomemosenseriosusafirmaciones,tendráustedquedemostrarlas.

Nemorclavóenmicompañerounamiradadeprofundamalignidad;perosusonrisadefingidacampechaníasehizotodavíamásanchaensucara.

—Veoquesecomportahaciendohonorasureputación,profesor.Siempreoídecirqueeraustedelúltimohombreenelmundoaquiensepodíaengañar.Estoydispuestoarealizarunademostraciónpráctica que no podrámenos de convencerle; pero deseo decir antes algunas palabras relativas alprincipio general en que se funda el invento. Ya comprenderán ustedes que la instalaciónexperimental que he construido en mi laboratorio es un simple modelo, aunque actúa de maneraadmirabledentrodesucapacidad.Nohabríaningunadificultad,porejemplo,endesintegrarleaustedy en volver a integrarlo; pero no es con una finalidad como esa por la que un Gobierno estádispuestoapagarmillones.Mimodeloesunsimplejuguetecientífico.Soloponiendoenacciónestamismafuerzaengranescalapuedenlograrseefectosprácticosdeenormealcance.

—¿Podríamosveresemodelo?—No solo podrá usted verlo, profesor Challenger, sino que, si se considera con el valor

necesarioparaello,realizaréunademostraciónconcluyenteensumismapersona.—¡Dice usted que si yo…! —Rompió a rugir el león—. Ese si, caballero, equivale a una

gravísimaofensa.—Bueno,bueno;nohetenidoelpropósitodeponerenteladejuiciosuvalor.Digoúnicamente

queleproporcionarélaocasióndedemostrarlo.Peroantesdesearíadecirunaspocaspalabrassobrelasleyesfundamentalesporlasqueserigelamateria.Cuandociertoscristales,lasal,porejemplo,oel azúcar, se echan al agua, se disuelven y desaparecen.Nadie diría que han estado allí. Luego seachicaelvolumendeaguamediantelaevaporaciónoporotrosistema,ysurgenloscristales,visiblesotravezylosmismosdeantes.¿Esustedcapazdeconcebirunprocedimientomedianteelcualusted,ente orgánico, pueda disolverse en esamismamanera en cosmos, y volver a reunirse en un todomedianteunainversiónsutildelascosas?

—Laanalogíaesfalsa—exclamóChallenger—.Aunqueyoadmitieselaafirmaciónmonstruosadequenuestrasmoléculaspuedenserdispersadasporunafuerzadesintegradora,¿porquéhabíandevolverareunirseexactamentedelamismaformaqueantes?

—La objeción es obvia, y yo solo puedo contestar que, en efecto, vuelven a reunirse hasta elúltimoátomo.Existeunaarmazónotrabazóninvisible,ycadaladrillovuelveacolocarseenelsitioquelecorresponde.Puedesonreírseprofesor,peromuyprontosuincredulidadysusonrisadejaránpasoaotraemociónmuydistinta.

Challengerseencogiódehombros.—Estoycompletamentedispuestoapasarporesaprueba.—Caballeros,quisierallamarsuatenciónsobreotrocasoquequizálesayudeahacersecargode

miidea.Ustedeshabránoídohablar,tantoenlamagiaorientalcomoenelocultismooccidentaldelfenómeno llamado delapport, es decir, de la portación desde cierta distancia de un objeto que sepresentadeprontoenun lugarnuevo.¿Cómopodría realizarseese fenómenosinoesmediante laliberación de las moléculas y su transporte sobre una onda eléctrica, para volver a reunirse

exactamente como estaban, atraídas por una fuerza irresistible? Ahí tienen ustedes una analogíaaceptabledeloquemimáquinaescapazdehacer.

—Con un fenómeno increíble no se puede explicar otro fenómeno también increíble —dijoChallenger—. Ni creo en sus aportaciones, míster Nemor, ni creo en su máquina. Mi tiempo esvalioso,ysinosvaaofreceralgunademostración,yolesuplicoquepaseaellaysedejederodeos.

—Tengan,pues,laamabilidaddeseguirme—dijoelinventor.Nos condujo escaleras abajo, y cruzamos un jardincito que había detrás de la casa, hasta un

espaciosoedificioauxiliar;loabrióconllave,yentramos.En el interior de una espaciosa habitación enjabelgada veíanse innumerables alambres que

colgaban en festones del cielo raso y un enorme imán equilibrado sobre un pedestal. Frente almismo,unacosaqueparecíaunprismadecristal,detrespiesdelongitudporunodediámetro,másomenos.Aladerechadelmismo,unasillasobreunaplataformadecinc,ysuspendidoencimadeella,uncasquetedecobrebruñido.Tantoelcasquetecomolasillateníanconectadosgruesosalambres,yaun lado, una especie de rueda disparadora con ranuras numeradas y una manivela recubierta decaucho,queeneseinstanteestabaenlaranuradecero.

—HeaquíelDesintegradorNemor—dijoaquelhombreextraño,señalándonos lamáquinaconunmovimientodelamano.Yprosiguió—:Aquítienenustedeselmodeloqueseharácélebre,porquealterarálabalanzadelpoderíoentrelasnaciones.Quienseadueñodemidesintegradorgobernaráelmundo.Puesbien,profesorChallenger:usted,sisemepermitedecirlo,mehatratadoenesteasuntoconpocacortesíayconsideración.¿Seatreveasentarseenesasillaypermitirmequedemuestreensupropiocuerpolasposibilidadesdeestanuevafuerza?

Challenger tenía el valor de un león, y cualquier cosa que trascendiese a desafío le poníainstantáneamentefrenético.Seprecipitóhacialamáquina;peroyoleagarrédelbrazoylecontuve,diciéndole:

—Noharáustedeso.Suvidaesdemasiadovaliosa.Seríaunamonstruosidad.¿Quégarantíadeseguridad tiene usted? La cosamás parecida a este aparato que yo he visto enmi vida es la sillaeléctricadelpenaldeSingSing.

—Migarantíadeseguridadconsisteenqueustedestáaquídetestigo,yquesialgomeocurriese,detendríanaestehombreporasesinato.

—Seríapococonsueloeseparaelmundocientífico,sabiendoquedejaustedinacabadaunaobraque nadie sino usted puede concluir. Permítame al menos que sea yo quien haga la primeraexperiencia,ysiresultainofensiva,pruebaustedacontinuación.

Challengererainsensiblealaideadelpeligropersonal;peroalpensarenlaposibilidaddequesuobraquedase inconclusa le llegóalalma.Vaciló;peroantesque tomaseuna resolución,corrí a laplataforma yme dejé caer en la silla. Vi que el inventor empuñaba lamanivela. Oí un clic. Actoseguidofuelasensacióndequetodoseenturbiabaynublabaantemisojos.Cuandovolvieronaverclaro, tenía ante mí al inventor con su odiosa sonrisa, y Challenger, cuyas mejillas de rojo demanzana estaban ahora exangües y sin color,memirabamuy fijo por encima de los hombros deaquel.

—¡Bueno;vengaya!—Dije.—Ya está. Ha respondido usted admirablemente —me contestó Nemor—. Salga de ahí,

seguramenteelprofesorChallenger,estáahoradispuestoaocuparsulugar.Jamáshevistoamiamigotancompletamentetrastornado.Susnerviosdehierrolehabíanfallado

poruninstante.Meagarródelbrazoconmanotrémula,diciéndome:—¡VálgameDios,Malone,escierto!Usteddesapareció.Nocabeningunaduda.Seprodujouna

neblina,yuninstantedespués,elvacío.—¿Quétiempohepermanecidoausente?—Dos o tres minutos. Confieso que me quedé horrorizado. Me parecía imposible que usted

regresase.Deprontoseoyóunclic,cambióderanuralaruedadisparadora,yreaparecióustedenlasilla,unpocoatónito,peroelmismodesiempreentodolodemás.Cuandolevi,digraciasaDios.

Challengerseenjugóelsudordelafrenteconsugranpañuelorojo.Luegosedirigióalinventor:—Ahorausted,señor;digo,sinolehanfalladolosnervios.SeadvirtióclaramentequeChallengerreaccionaba.Apartómismanos,queseadelantabanhacia

élenseñaldeprotesta,ytomóasientoenlasilla.Lamanivelapasóalnúmerotresconunchasquidometálico.YChallengerdesapareció.

Denohabervistoaloperadorcompletamentetranquilo,aquellomehabríahorrorizado.—Es un proceso interesante, ¿verdad? —me dijo—. Cuando uno piensa en la enorme

individualidad del profesor, resulta extraño imaginárselo en este momento como una nubecillamolecularsuspendidaenalgúnlugardeesteedificio.Comoesnatural,ahoraseencuentraamercedmía,ysiyomedecidieseamantenerleensuspensión,nohabríanadaquemeloimpidiese.

—Yaencontraríayolamaneradeevitarquehicieseustedsemejantecosa.Lasonrisasetransformódenuevoenunamuecaburlona:—Noiráustedaimaginarquesemehayaocurridosemejanteideaniporunsoloinstante.¡Santo

Dios! ¡Pensar en que el ilustre profesor Challenger está en disolución permanente, que se hadesvanecido en el espacio cósmico sin dejar rastro! ¡Sería terrible, terrible! Ahora bien: hay quereconocerquehubierapodidotratarmeconmayorcortesía.¿Nocreeustedqueunaleccioncita…?

—Lamentonoserdesuopinión.—Bien;perosípodemoshacerunacuriosademostración.Algoquedéaustedmateriaparaun

párrafo interesanteensuperiódico.Porejemplo,hedescubiertoqueelcabellodelcuerpohumanoresponde a una vibración completamente distinta de los tejidos orgánicos vivientes, y por ello esposibleincluirlooexcluirloavoluntad.Meinteresaríaveralososinsuscerdas.¡Ahíletiene!

Sonóelclicdelamanivela.UninstantedespuésaparecióotravezChallengersentadoensusilla.Pero¡quéChallenger!¡Parecíaunleóntrasquilado!Apesardemiindignaciónporlajugarretaqueselehabíahecho,mecontuvecongrandificultadparanoestallarencarcajadas.

Suvoluminosacabezaestabatanpeladacomoladeunbebé,ysusmandíbulastanlisascomolasmejillasdeunadoncella.Laparteinferiordesurostro,despojadadesumagníficabarba,dejabaverunapapadavoluminosayofrecíaelcontornodeunjamón:suaspecto,enconjunto,eraeldeunviejoboxeadorenplenalucha,cubiertodehematomas,yunasmandíbulasdebulldogcomoprolongacióndeunabarbillamaciza.

Quizásobservóalgoraroenlaexpresióndenuestrosrostros;nomecabedudadequelamalignasonrisademiacompañantesehabíadilatadoalveraquello;pero,fueseloquefuese,elhechoesqueChallengerseechósúbitamentelamanoalacabezaysediocuentadeloqueleocurría.Unsegundodespuéshabíasaltadodesusilla,agarrandodelcuelloalinventor,ylolanzóviolentamentealsuelo.ComoyoconocíalaenormefuerzadeChallenger,temíquefueraamataraNemor,ygrité:

—¡PoramordeDios,cuidado;quesilemata,lasconsecuenciasseránirremediables!Miargumentoresultóeficaz.Hastaensusmomentosdemáximalocura,Challengerseaveníaa

razones.Levantándosedeunsalto,sepusoenpie,yayudandoalevantarseal inventor,sinsoltarle,jadeó,furioso:

—Ledoycincominutosdeplazo.Sidentrodecincominutosnohevueltoaserexactamenteelqueeraantes,learrancarélavidaporlagarganta.

Cuando Challenger estaba colérico, no era prudente ponerse a discutir con él. Imponía temorhastaalhombremásvaleroso,ymísterNemornoparecíaestarsobradodevalor.Alcontrario: lasronchas y verrugas de su cara resaltaban ahoramás que antes, al pasar desde su color natural demasilladecristalesaldepanzadepez.Temblabadepánico,yapenaspodíaarticularpalabra.

—¡Laverdad,profesor;nonecesitabarecurriraestaagresión!—farfulló,llevándoselamanoalagarganta—.Entreamigosdebetolerarseunabromainofensiva.Quisedemostrarletodoloqueescapazdehacermimáquina.Penséqueusteddeseabaunademostracióncompleta.Leaseguroquenotuvelamenorintencióndemolestarle;absolutamenteninguna.

Portodarespuesta,Challengervolvióasentarseenlasilla.—Nolepierdadevista,Malone,ynoletolerequesetomeningunaclasedelibertades.—Cuidarédeello.—¡Ea!,arréglelo,o,delocontrario,sufrirálasconsecuencias.El aterrorizado inventor se acercó a su máquina. Dio a la manivela hasta el punto en que

desarrollabalapotenciamáximaintegradora,yuninstantedespuésapareciólaenmarañadapelambredel viejo león. Challenger se acarició la barba, y luego se pasó las manos por el cráneo, paraasegurarsedequelarestauracióneracompleta.Luegodescendiódelaplataformaconsolemnidad.

—Usted se ha permitido una libertad que podría haberle acarreado graves consecuencias. Sinembargo,me doy por satisfecho con su explicación de que lo hizo únicamente con una finalidaddemostrativa.¿Puedohacerleahoraalgunaspreguntasacercadeesa fuerzaextraordinariaquedicehaberdescubierto?

—Estoydispuestoacontestarleloquequieracontaldenorevelarelorigendeesafuerza.Sobreestacuestiónguardarésecreto.

—¿Ynosafirmaenserioquenadieenelmundoloconoce,fueradeusted?—Nadietienenielmásleveindicio.—¿Notieneayudantes?—No,señor,trabajosolo.—¡Vaya,vaya!Esoes interesantísimo.Mehadejadoustedconvencidoen loquese refierea la

existenciadeesafuerza,peronoveoquéconsecuenciasprácticaspuedetener.—Yaledijeantes,señor,queestamáquinaesnadamásqueunmodelo;peroresultaríafacilísimo

fabricar uno a gran escala.Ya habrá comprendido usted que la fuerza de estamáquina trabaja ensentido vertical. Por encima de usted y por debajo de usted entran en vibración determinadascorrientesquesedesintegranoreúnen.Peroeseprocesotambiénpodríaconvertirseenhorizontal.Elefectoseríaélmismo,yabarcaríaunespacioproporcionalalaintensidaddelacorriente.

—Póngameunejemplo.—Supongamosqueunodelospolosdelamáquinasehallainstaladoenunbarcopequeño,yel

otro polo en otro barco; el acorazado que pasase por entre ambos se disolvería simplemente enmoléculas.Ylomismoocurriríaaunacolumnadetropas.

—¿Yustedhavendidoelmonopoliodeestesecretoaunasolapotenciaeuropea?—Así es, señor, y cuandome paguen el precio estipulado, esa potencia contará con un poder

como jamás ha tenido nación alguna. Ni siquiera se imagina usted todas las posibilidades queencierraestamáquina,manejadapormanoshábiles,pormanosquenovacilenenemplearelarmadequedisponen.Soninconmensurables—unasonrisadeplacercruzólamalignacaradeaquelhombre—. Imagínese lo que ocurriría en una zona de Londres en que se hubiese instalado esa clase demáquinas. Imagínese los efectos de la corriente en una escala que sería fácil alcanzar—soltó unacarcajada—.Mire: yo creo posible hacer tabla rasa de todo el valle del Támesis, sin que quedasehombre,mujeroniñodeestehormiguerodemillonesdepersonas.

Al escuchar aquellas palabras me estremecí, y más aún por el tono jubiloso con que fueronpronunciadas.Peroelefectoqueprodujeronenmiacompañanteparecíadistinto.Antemisorpresa,dibujóunasonrisadesimpatíaytendiólamanoalinventor,diciéndole:

—No tenemosmás remedioque felicitarle,místerNemor.Nocabedudadequehadescubiertouna extraordinaria cualidadde laNaturaleza, domesticándola enbeneficiode laHumanidad.Esdelamentarqueseempleeconfinesdedestrucción;perolaciencianohaceesaclasededistinciones,ysiguesusdescubrimientos,vayandondevayan.Sinentrarenelprincipiocientíficoenquesebasa,supongoquenotendráustedinconvenienteenqueyoexaminelaconstruccióndelamáquina.

—Absolutamente ninguno. La máquina es simplemente un cuerpo. Lo que no logrará usteddescubrirjamáseselalmadelamisma,elprincipioquelaanima.

—Exactamente. Pero hasta mirándola como artefacto mecánico me parece que constituye unmodelodeingeniosidad.

Challengersepaseóalgúntiempoalrededordelamáquina,tocandoaquíyallásuspiezas.Luegoasentósufornidocorpachónenlasillaaislada.

—¿Desearealizarotraexcursiónporelcosmos?—lepreguntóelinventor.—Mástarde,quizássí;mástarde.Peroobservo,yseguramenteustedyadebesaberloquehayuna

fugadeelectricidad.Sientocontodaclaridadquecirculapormicuerpounacorrientedébil.—Esoesimposible,porqueestácompletamenteaislada.—Leaseguroquesientolacorriente.Challengerselevantóydescendiódelaplataforma.Elinventorseapresuróaocuparsupuestoen

lasilla.—Puesyonosientonada.—¿Nosienteusteduncosquilleoporlaespinadorsal?—No,señor;absolutamentenada.Seoyóunagudochasquidometálico,yelinventordesapareció.Miré,atónito,aChallenger.—¡SantoDios!¿Quéhahechousted,profesor?—¡Vaya,quizáshayatocadolamanivelasindarmecuenta!Enestosmodelospocoperfeccionados

ocurrenavecesincidentesdesagradables.Estamaniveladeberíatenerunseguro.—Ahoraestáenelnúmerotres;esdecir,enlaranuraenlaqueseproduceladesintegración.—Sí;mefijécuandoexperimentóconusted.—Pues yome encontraba tan nervioso cuando volvió a integrarle a usted, que nome fijé qué

ranuraseutilizaparaelretorno.¿Sefijóusted?—Quizás sí, joven Malone; pero no acostumbro recargar mi memoria con detalles tan

insignificantes.Lasranurassonmuchas,ynosotrosignoramossufinalidad.Sinosponemosahacerexperiencias con lo que no conocemos, quizás empeoraríamos las cosas. Tal vez lo mejor seadejarlasenelpuntoenqueestán.

—Pero¿estaríausteddispuesto…?—Sí. Esmejor. La interesante personalidad demíster Teodoro Nemor se ha esparcido por el

cosmos; su máquina de nada sirve, y un determinado Gobierno extranjero se verá privado deconocimientosquepodríanacarreargrandesdaños.Buentrabajoeldeestamañana,mijovenamigo.Su periodicucho saldrá, desde luego, con una interesante columna de texto hablando de lainexplicabledesaparicióndel inventor letón,ocurridapocodespuésde lavisitaquelehizonuestroenviadoespecial.Yo,pormiparte,hedisfrutadoconelexperimento.Sonmomentosluminososenlapesada rutina de los estudiosos. Pero la vida no tiene solo placeres; tiene obligaciones, y yomevuelvo ahora a casapara encararmecon eseMazotti y sus absurdasopiniones sobre el desarrollolarvaldelastermitas.

Alvolvermeamirar,creídistinguirunaleveneblinaoleaginosacerniéndosetodavíaentornodelasilla.Einsistí:

—Pero,profesor…—Elprimerodelosdeberesqueincumbenalciudadanorespetuosodelasleyeseselimpedirel

asesinato—dijoelprofesorChallenger—.Esoesloqueyohehecho.¡Niunapalabramás,Malone,niunapalabramás!Eltemanoadmitediscusión.Yahemalgastadodemasiadotiempo.Hedecentrarmispensamientosenotrosasuntosdemayorimportancia.

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ARTHUR CONAN DOYLE. Médico, novelista y escritor de novelas policiacas, creador delinolvidablemaestrodedetectivesSherlockHolmes.ConanDoylenacióel22demayode1859enEdimburgoyestudióenlasuniversidadesdeStonyhurstydeEdimburgo.De1882a1890ejerciólamedicina en Southsea (Inglaterra). Estudio en escarlata, el primero de los 68 relatos en los queaparece SherlockHolmes, se publicó en 1887.El autor se basó en un profesor que conoció en launiversidad para crear al personaje de Holmes con su ingeniosa habilidad para el razonamientodeductivo. Igualmente brillantes son las creaciones de los personajes que le acompañan: su amigobondadosoytorpe,eldoctorWatson,queeselnarradordeloscuentos,yelarchicriminalprofesorMoriarty. Conan Doyle tuvo tanto éxito al principio de su carrera literaria que en cinco añosabandonólaprácticadelamedicinaysededicóporenteroaescribir.LosrelatosmásvaloradosdeHolmessonElsignodeloscuatro(1890),LasaventurasdeSherlockHolmes(1892),ElsabuesodeBaskerville(1902)ySuúltimareverencia(1917),graciasaloscualessehizomundialmentefamosoypopularizóelgénerodelanovelapoliciaca.Surgió,ytodavíapervive,elcultoaldetectiveHolmes.

Graciasasuversatilidadliteraria,ConanDoyletuvoelmismoéxitoconsusnovelashistóricas,comoMicahClarke(1888),LaGuardiaBlanca(1891),RodneyStone (1896)ySirNigel (1906),asícomoconsuobradeteatroHistoriadeWaterloo(1894).DurantelaguerradelosbóersfuemédicomilitaryasuregresoaInglaterraescribióLaguerradelosBóers(1900)yLaguerraenSuráfrica (1902),justificandolaparticipacióndesupaís.Porestasobrasseleconcedióeltítulodesiren1902.DurantelaIGuerraMundialescribióLacampañabritánicaenFranciayFlandes(6volúmenes,1916-1920)enhomenajealavalentíabritánica.Lamuerteenlaguerradesuhijomayorleconvirtióendefensordel espiritismo, dedicándose a dar conferencias y a escribir ampliamente sobre el tema. Suautobiografía, Memorias y aventuras, se publicó en 1924. Murió el 7 de julio de 1930 enCrowborough(Sussex).

LasnovelasdelprofesorChallenger

GeorgeEdwardChallenger,elprofesorChallenger,fueunpersonajecentralenunaseriedehistoriasdecienciaficciónescritasporSirArthurConanDoyle.AparecióporprimeravezenlanovelaThelost world, que describe una expedición a una aislada meseta en Sudamérica donde continúanviviendocriaturasprehistóricascomodinosaurios.

AventurasdelprofesorChallenger.Aguilar;Madrid,Valdemar,2006.IncluyeElabismodeMaracot,quenotratadelprof.Challenger,peronoLatierradelaniebla.

Elmundoperdido(1912).TheLostWorld.Barcelona,Laertes,1980.

Lazonaponzoñosa(1913).ThePoisonBelt.Madrid,Debate,1982.

CuandolaTierralanzóalaridos(1928)

Lamáquinadesintegradora(1929)

Latierradelaniebla(1926).TheLandofMist.Madrid,Miraguano,1990.

Notas

[1]SerefierealaConferenciadelprofesoralfinaldeElmundoperdido(N.delE.)<<

[2]Peerles,encastellano:SinPar.(N.delT.)<<