El mundo funerario tardorromano en Baelo Claudia. Intervenciones arqueológicas de 2005

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    ANALES DE ARQUEOLOGA CORDOBESA 17 (2006)

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    ANALESDE ARQUEOLOGA

    C O R D O B E S A n m e r o 1 7 ( 2 0 0 6 )

    EL MUNDO FUNERARIO TARDORROMANOEN BAELO CLAUDIA.NOVEDADES DE LASINTERVENCIONES ARQUEOLGICAS DEL2005 EN LA MURALLA ORIENTAL.A. Arvalo. Universidad de Cdiz / [email protected]

    D. Bernal. Universidad de Cdiz / [email protected])

    A. Muoz. Junta de Andaluca

    I. Garca. Junta de Andaluca

    M. Macas. Paleopatloga

    RESUMEN

    Se presentan los primeros resultados de una actuacin arqueol-gica realizada en la muralla oriental de Baelo Claudia, comprendidaentre la denominada Puerta de Carteiay la torre 4. Se han realizado seissondeos estratigrficos, cinco extramuros y uno al interior de la cintamuraria, en los cuales se ha documentado una necrpolis tardorromana(ss. V-VII d.C.) en la parte superior de la secuencia estratigrfica. Se ex-ponen los resultados preliminares del estudio arqueolgico, paleoantro-polgico y paleopatolgico, y del ritual funerario, de los individuos halla-dos en las ocho tumbas excavadas. El total de individuos exhumados fuede once (siete adultos y cuatro infantiles), hallndose unos interesantes

    rituales de reutilizacin de las tumbas, un recin nacido en una posicinanmala y falanges de animales depositadas, quizs como amuletos,as como una caracola como ajuar de un posible almadrabero. Tanto enhombres como en mujeres se advierten marcadores paleoocupacionalesque muestran que realizaban una actividad laboral intensa.

    ABSTRAC

    The first results of an archaeological excavation carried out in theBaelo

    Claudia city wall are shown. The area is the one between the so called Puerta

    de Carteia ant the 4th tower . Six stratigraphic soundings have been develo-

    ped, five of them outside the wall and only one inside. A late roman cemen-

    tery has been discovered in the upper part of the sequence, dating back tothe V-VII c. AD. An archaeological, paleoanthropologic, paleopathologic study

    of the skeletals, and the funeral ritual has been carried out. Eight tombs have

    been digged up, three double and four single, containing seven adults and

    four children. Two tombs show an interesting disposition of skeletal remains,

    some of them reusing the graves, and a newly born with an anomalous posi-

    tion. Also, animals phalanges could have been placed in the children tombs

    as amulets, as well as a marine shell probably as a symbol of a fisherman. All

    of adults present skeletal stress work and nutritional indicators.

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    INTRODUCCIN

    Por el Decreto 129/1989 de 6 de junio, secre el Conjunto Arqueolgico de BaeloClaudia como unidad administrativa de laDelegacin Provincial de Cultura de la Juntade Andaluca, integrado por la Zona Arqueo-lgica de la ciudad hispanorromana deBaeloClaudia y su entorno, declarado MonumentoHistrico Nacional por la Real Orden de 19

    de enero de 1925. Esta circunstancia supusola culminacin de un amplio proceso de me-didas legales y administrativas de proteccinestablecidas desde esos primeros deceniosdel siglo pasado, en aras de una eficaz tutelade este bien integrante del Patrimonio His-trico Espaol.

    La instauracin de esta unidad adminis-trativa implic la adscripcin de una rela-cin de puestos de trabajo permanentes conel objetivo de atender la doble finalidad deinvestigar y conservar los vestigios de este

    legado de poca romana, y posibilitar lapuesta al servicio de la colectividad de estosbienes. De la misma manera, se dot al Con- junto de un rgano consultivo de carctertcnico donde estn presentes especialistasde las distintas disciplinas necesarias parasu conocimiento.

    En este marco administrativo y de ges-tin se enmarcan una serie de programas yactuaciones puntuales desarrolladas desdesu creacin, entre las que se puede destacarun proyecto de mejoras medioambientales

    diseado especficamente para el ConjuntoArqueolgico para un periodo de ejecucinde dos aos. Su materializacin entre 1999 y el ao 2000 depar un resultado espec-tacular y transformador tanto del paisaje,con reforestaciones y plantaciones diversas,como de la propia ciudad romana, con lacreacin de caminos de grava en el itinera-

    rio de visitas sobre el trazado ortogonal dela ciudad, que ha ayudado a comprender suplanificacin urbanstica. Igualmente, den-tro de este proyecto se ejecutaron otras ac-tuaciones, muy positivas aunque no visibles,ya que se refieren a las obras de drenaje delas aguas pluviales que actan directamentea favor de la conservacin del yacimiento yque no hacen sino responder a una de lasrecomendaciones principales de un estudiorealizado con anterioridad por el ConsejoSuperior de Investigaciones Cientficas, en-caminado a determinar las alteraciones delos materiales ptreos, estucos y hormigo-nes de la ciudad.

    El proyecto, en sntesis, intervino en lossiguientes apartados:

    Trabajos previos de demoliciones deconstrucciones contemporneas.

    Construccin de viales peatonales y sen-das para vistas panormicas.

    Limpieza de las canalizaciones roma-nas.

    Establecimiento de una red adicionalcompleta de drenajes.

    Instalaciones de agua para riego.

    Aparcamiento para visitantes con reasajardinadas y cerramiento perimetral.

    Plantacin extramuros de masas arbola-das autctonas.

    Plantacin intramuros de especies ta-pizantes ajardinadas en las manzanasresultantes tras la construccin de losviales.

    Las previsiones establecidas en el men-cionado Decreto de Constitucin del Con- junto Arqueolgico permiten ejercer unatutela efectiva sobre el yacimiento, es decirun control sobre las actividades cientfico-tcnicas que sean autorizadas o encargadas

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    por la propia Consejera de Cultura, de talforma que cualquier intervencin encami-nada al anlisis y mejor conocimiento dela realidad fsica del yacimiento sea no slocompatible, sino que redunde en su mejorconservacin.

    Si esta intervencin constituy un no-table avance y cambio sustancial en la ma-nera de musealizar esta ciudad hispanorro-mana, en la actualidad nos encontramosen otra fase de desarrollo de las facetas deinvestigacin, proteccin-conservacin y

    difusin, que se integran en lneas genera-les de la tutela del bien, de manera que conmetodologa didctica y con los medios tc-nicos de comunicacin ms adecuados, losconocimientos cientficos desarrollados enBaelo Claudia alcancen a toda la sociedad.Nos referimos al hecho singular y trascen-dente de que en breve plazo de tiempo se

    proceder a la apertura de la nueva SedeInstitucional, obra del arquitecto GuillermoVzquez Consuegra. Esta obra implicar unantes y un despus en la manera de gestio-nar el Conjunto, con cambios sustancialestanto en el itinerario de visitantes como enla interpretacin del yacimiento, que conta-r entre otras dependencias con un ampliomuseo y otros espacios expositivos y de com-prensin.

    Su ubicacin extramuros de la ciudad,en el sector noreste, obliga a replantearel acceso de los visitantes a Baelo, lo queconlleva adems, una nueva visin e inter-pretacin de la propia imagen de la ciudad,al mismo tiempo que una incorporacin denuevos espacios arqueolgicos sobre los queno se haba actuado con anterioridad.

    De esta manera y como labor prioritariaera necesario llevar a cabo una actuacin de

    FIGURA 1.- Vista area de Baelo Claudia, con la localizacin de la nueva Sede Institucional y la zonade actuacin arqueolgica.

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    tratamiento del sector de inicio de la visita,desde la nueva sede hasta la puerta surestede la ciudad, conocida como Puerta de Car-teia, ya que este espacio constituye el primertramo del itinerario, una vez que el visitanteabandona el edificio de recepcin. Su traza-do a extramuros, paralelo al lienzo orientalde la muralla, en una zona donde tan slocon anterioridad se haban realizado trata-mientos muy superficiales de consolidacin,

    con independencia de la recolocacin de losbloques de piedra desplazados de la mencio-nada puerta sureste, excavada por Pierre Pa-ris a principios de la centuria anterior, obli-gaba a desarrollar un autentico programa deactuaciones coordinadas de investigacin,consolidacin-conservacin y adecuacinpara la visita (figura 1).

    ACTUACIONESARQUEOLGICAS EN LAMURALLA ORIENTAL

    Como acabamos de comentar, la construc-cin de la citada sede institucional en lazona extramuros situada al noreste de laciudad ha conllevado la necesidad de reali-zar una serie de actuaciones arqueolgicasen el sector colindante con el trazado de lamuralla oriental que delimita el espacio ur-bano en este flanco.

    Al ser todo este frente oriental de la ciu-

    dad deBaelo Claudia la futura zona de acce-so al yacimiento arqueolgico, se han estadoacometiendo durante el ao 2005 una seriede actuaciones arqueolgicas encaminadasa la recuperacin de la visibilidad de la mu-ralla. De este modo, y tras la elaboracin deun Protocolo de Colaboracin entre la Juntade Andaluca y la Universidad de Cdiz para

    la coordinacin cientfica con la direccindel Conjunto Arqueolgico de las activida-des de investigacin que se desarrollen enel mismo, se plante, en coordinacin plenacon la Direccin del Conjunto Arqueolgico,la realizacin de una serie de sondeos ar-queolgicos a lo largo de la muralla oriental,concretamente desde la denominada Puertade Carteia, excavada en 1999 por el propioConjunto Arqueolgico (Alarcn, e.p.), has-

    ta la denominada puerta este deldecuma-

    nus del teatro, excavada superficialmente enel ao 2000, tambin por el propio ConjuntoArqueolgico.

    Estas actuaciones permitirn ofreceral visitante una nueva visin de la ciudad,al encontrarse, una vez se sale de la nuevasede, con una imponente lnea amuralladacon cinco torres con alzados oscilantes en-tre 2 y 3 metros, as como dos de las puertasde la ciudad: la de Carteiay la del decuma-nus del teatro.

    Estas intervenciones que tendrn sucontinuacin en un futuro prximo se hanplanteado con unos objetivos especficos:

    Ofrecer una imagen pblica de la mura-lla oriental ms acorde con las directri-ces de la Consejera de Cultura en unazona que entrar en el circuito de visitasde la ciudad, con la adecuacin de lasestructuras arqueolgicas, en la mismalnea que se est haciendo en otras zo-nas del Conjunto Arqueolgico.

    Obtener datos arqueolgicos que per-mitan proyectar con mayor claridad yprecisin el resto de las actividades arealizar en esta lnea de muralla.

    Determinar las estructuras existentespara realizar un ajardinamiento de pocoimpacto en esta zona de paso de visitan-tes.

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    Establecer el grado de conservacin dela muralla en esta zona oriental para fu-turas actuaciones integrales.

    Proceder a una valoracin histrico-ar-queolgica de este sector extramuros dela ciudad, que ser la primera imagenque tenga el visitante tras su paso por lanueva sede institucional.

    Al comienzo de la intervencin, en laprimavera del 2005, se llevaron a cabo una

    serie de labores arqueolgicas previas con-sistentes en la prospeccin de la zona y desu entorno, la diagnosis detallada de las evi-dencias muebles y de las posibles estructu-ras que estuvieran en superficie, as comotodo el proceso de limpieza superficial yde documentacin fotogrfica antes de suintervencin, con el objetivo de obtener elmayor nmero posible de datos sobre estarea extramuros de la ciudad, sin procederan a la excavacin propiamente dicha.

    Inicialmente la Consejera de Culturade la Junta de Andaluca plante la viabili-dad de desarrollar una excavacin en exten-sin de toda el rea mencionada, si bien seopt definitivamente por acometer nica-mente una serie de sondeos estratigrficosteniendo en cuenta los recursos disponiblesy, por otro lado, la plena consecucin de losobjetivos previstos a travs de una actuacinmucho ms limitada en el tiempo y en el es-pacio.

    As, la zona objeto de actuacin arqueo-lgica coincida con el espacio extramurossituado entre los lmites de la Puerta deCarteia y la denominada torre n. 4. En esterea de excavacin se realizaron 5 cortes (fi-gura 2).

    Sondeo 1, situado a 13 m al norte de laPuerta de Carteia y a 5 m al sur de ladenominada Torre 1. Inicialmente las

    dimensiones del sondeo se fijaron en 14por 10 m; sin embargo, tras la retiradade la capa superficial (U.E. 100) se docu-mentaron una gran cantidad de estruc-turas funerarias que llevaron a plantear

    la reduccin del rea a excavar, ya que elobjetivo de la intervencin era establecerel alzado conservado de la muralla orien-tal, por lo que la dimensiones finales fue-ron de 28,56 m2 (6,8 por 4,2 m).

    Tras la retirada de esta capa superficialse document un nivel de matriz arcillo-sa de coloracin negra, de fina granu-lometra y alto grado de compactacin(U.E. 101) que cubra cuatro tumbas,de las cuales se excavaron tres (T-5, T-6 y T-7), ya que la cuarta se encontraba

    embutida en el perfil sur. Una vez ex-cavadas las tumbas se documentaroncuatro niveles (UU.EE. 102, 103, 104 y105) formados por vertidos antrpicosde poca altoimperial que colmatabanel lienzo murario, procediendo en lti-mo lugar a la excavacin de la trincherade construccin de la muralla.

    FIGURA 2.- Vista area de la zona de actuacindesde el norte, con la localizacin de los sondeos

    estratigrficos.

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    Sondeo 2, situado a 18 m al norte de laPuerta de Carteia y a 23 m de la Torre2. Con unas dimensiones de 140 m2 (14por 10 m), que englobaba la totalidadde la denominada Torre 1.

    La limpieza superficial de esta rea(U.E. 200) permiti localizar un eleva-do nmero de estructuras funerariasalrededor de la denominada Torre 1.Todas ellas han sido convenientementedocumentadas y dibujadas en planta,

    no habiendo sido excavadas por el mo-mento. En total se han identificado 30tumbas, siete de ellas en el interior dela estructura que en origen fue la Torre1 y que, como luego expondremos, enpoca tardorromana se convirti en unambiente funerario y en un posible edi-ficio de culto. El resto de las tumbas se

    sitan al exterior de dicha estructura.Todas ellas presentan la misma orienta-cin, este-oeste, y responde a tres tiposbien diferenciados: tresmensae, veinti-seis tumbas de lajas y un sarcfago (fi-gura 3).

    Sondeo 3, ubicado a 13 m al norte de laTorre 1 y a 8,90 m al sur de la Torre 2,siendo las dimensiones del mismo 7,79m2 (4,10 por 1,90 m).

    Tras la retirada de la capa superficial

    (U.E. 301) se hallaron dos tumbas (T-1 y T-2), la primera de tipo mensa y lasegunda de lajas. Una vez excavadas sedocumentaron diversos niveles forma-dos, de nuevo, por vertidos antrpicosaltoimperiales que colmatan la muralla y se desarrollan desde la zapata de ci-mentacin de la misma (U.E. 307).

    FIGURA 3.-Planimetra del Sondeo 2 tras la limpieza superficial.

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    Sondeo 4, situado a 12,4 m al norte de laTorre 2 y a 10,6 m al sur de la Torre 3. Lasdimensiones del sondeo fueron 13,65 m2(3,9 por 3,5 m). De nuevo, tras la docu-mentacin de una capa superficial (U.E.400) se localizaron dos tumbas (T-3 y T-4) de tipomensa que fueron excavadas.Una vez retiradas se hallaron una serie deestratos de cronologa altoimperial (UU.EE. 403, 404, 405 y 406) correspondien-

    tes, una vez ms, a vertidos antrpicosque colmataban la muralla hasta cubrirla zapa de cimentacin (U.E. 406).

    Sondeo 5, localizado a 6,8 m al nortede la Torre 3 y a 14,5 m al sur de la To-rre 4, con unas dimensiones de 13,02m2 (4,2 por 3,1 m). En esta ocasin nose ha documentado estructura funerariaalguna, habindose excavado un nivel dederrumbe de la muralla (U.E. 501) y dosestratos (U.E. 502 y 503) originados por vertidos antrpicos, as como un nivel

    correspondiente a la zapata de cimenta-cin (U.E. 504).

    Por otra parte, en el espacio intramuros,situado a 13 m al norte de la Puerta de Car-teia y la denominada Torre 1, se llevo a caboun ltimo sondeo, el nmero 6, con unas di-mensiones de 12 m2 (3 por 4 m). Las prime-ras unidades estratigrficas (UU.EE. 600 y601) documentadas eran totalmente estri-les, al igual que en los sondeos extramuros,y tras ellas se excav un nivel (U.E. 602) quecubra la nica tumba de lajas constatada (T-8). Una vez excavada la misma y retiradoslos sillares que la componan, se documen-taron niveles de colmatacin de cronologaaltoimperial que cubran la zapata de cimen-tacin de la muralla.

    Por ltimo, recordar que durante el pro-ceso de excavacin se han localizado en cin-

    co de los sondeos practicados sondeos 1, 2,3, 4 y 6- diversas estructuras funerarias, paracuya excavacin se cont con la colabora-cin de una paleopatloga (Dra. M. Macas)que particip tanto en la intervencin ar-queolgica, como en el posterior anlisis delos restos seos, por lo que el estudio de estanecrpolis ha sido abordado por un equipointerdisciplinar. Cuestin que por desgraciano suele ser habitual en el mbito gaditano

    y que es necesario plantear como indispen-sable en cualquier estudio vinculado con laarqueologa funeraria.

    Como se ha podido comprobar a lo largode esta sucinta relacin, la prioridad ha sidoproceder a excavar nicamente aquellas uni-dades funerarias que dificultaban la inter-vencin arqueolgica (slo el 20% del totalde las aparecidas), habindose dejado en re-serva las localizadas en los perfiles, como seadvierte en la siguiente tabla.

    S.1 S.2 S.3 S.4 S.5 S.6

    Excavadas T-5,

    T-6,

    T-7

    - T-1,

    T-2

    T-3,

    T-4

    - T-8

    No excavadas 1 30 1 1 - 1

    A continuacin, vamos a exponer deforma preliminar las principales conclu-siones obtenidas sobre el mundo funerariotardoantiguo, dando prioridad al estudio an-tropolgico y paleopatolgico de los restosseos humanos recuperados y a las lneas de

    investigacin detectadas en esta necrpolisbaelonense. Recordamos que estos hallaz-gos permitirn en un futuro prximo, cuan-do se habilite el nuevo circuito de visita delConjunto Arqueolgico, acercar al visitanteal mundo funerario tardoantiguo de Baelo,aspecto totalmente desconocido en la actua-lidad.

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    Dejamos para otros foros las novedadesaportadas por esta excavacin referidas a laproblemtica de la cinta muraria oriental,tanto su tcnica edilicia como su cronologa,al igual que la problemtica derivada de surpida colmatacin en poca altoimperial.

    EL MUNDO FUNERARIO

    BAELONENSE EN LAANTIGEDAD TARDA

    La fase de poca tardorromana en la ciudaddeBaelo es, sin lugar a dudas, el momentopeor conocido de la vida de este asentamien-to btico del Crculo del Estrecho. Lasinvestigaciones de la segunda mitad del s.XX han primado el conocimiento de la fasemonumental de la ciudad altoimperial y desu arquitectura pblica, habiendo quedadorelegados otros periodos histricos para fu-turas investigaciones (una excelente snte-sis en Sillires, 1995, 61-63 y 200-202). Yel mundo funerario no ha sido ajeno a estadinmica de la investigacin, por lo que sonmnimas las referencias indirectas especial-mente en el entorno del acueducto de PuntaPaloma y en las actuaciones en el teatro y lastermas e inexistentes las investigacionesmonogrficas al respecto.

    No obstante, y conscientes de la con-tinuidad del devenir histrico en la ciudadhasta los ss. VI y VII d.C., como se desprende

    de las importaciones de sigillatas africanasdetectadas en diversos puntos de la ciudad(Bourgeois y Mayet, 1991), el paralelo de-sarrollo de su necrpolis es una cuestin l-gica y de necesaria existencia. Esta parcelaest necesitada de una investigacin mono-grfica al respecto, a la que evidentementeno aspiramos en estas pginas, si bien es

    cierto que diversos datos publicados conantelacin al desarrollo de la actuacin ar-queolgica que aqu presentamos permitenalgunas valoraciones de inters.

    En primer lugar, el hecho de que la ne-crpolis tardorromana de Baelo Claudia sedesarroll tanto dentro del permetro urba-no altoimperial como fuera de sus murallas,siguiendo sta la tnica habitual de los re-cintos funerarios a partir de la tardorroma-

    nidad con la conocida invasin funeraria delos recintos urbanos. As permiten plantear-lo, de una parte, los hallazgos de tumbas endiversos puntos del interior de la ciudad,como ejemplifica magistralmente la lpidacristiana deSabina, datada a principios dels. VI d.C. (Bonneville et alii, 1988, 107-108,n 134), y localizada en las inmediacionesdel teatro, ya amortizado en dichas fechas;un hallazgo que nos pone sobre la pista de laimportancia de la comunidad cristiana en laciudad, como tambin parece apuntar indi-

    rectamente la inscripcin religiosa sobre elfondo interior de una fuente de ARSW D pro-cedente de las excavaciones efectuadas enlas termas, datada en el s. V d.C. (Bonnevilleet alii, 1988, 108-109, n 135). Y por otro, laextensin y gran importancia de la necrpo-lis oriental de la ciudad, como se desprendede las actuaciones desarrolladas por el equi-po de P. Pars en los aos veinte del siglo pa-sado (Pars et alii, 1926). nicamente aten-diendo al ingente aparato grfico aportadopor este ltimo investigador se advierte una

    amplitud notable de la fase tardorromanade la necrpolis oriental (figura 4), ya quefueron excavadas decenas de inhumaciones,en receptculos funerarios que ofrecan unaamplitud tipolgica notable, pues se dierona conocer enterramientos bajo nforas, encistas cubiertas por tegulae o por cupae rea-lizadas en hormign hidrulico, siendo muy

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    habituales las mensae, las cuales alternancon sarcfagos monolticos en ostionerao incluso con alguna tumba antropomorfaexcavada en la cimentacin de un mausoleoaltoimperial (Pars et alii, 1926,passim). Detodo ello unidos a los hallazgos monetalesbajoimperiales que estos investigadores ci-tan en algunas de las tumbas- se puede plan-

    tear una continuidad de la necrpolis entrelos ss. III-IV d.C., gracias a la presencia detumbas bajo nforas o con el uso de tegulaereutilizadas, y una manifiesta continuidaddurante los ss. V y VI d.C., fechas a las cualesdeberan corresponder mayoritariamente lasmensae y los sarcfagos en biocalcarenita.La continuidad en el s. VII o incluso poste-

    FIGURA 4.- Tumbas tardorromanas bajo nfora (A), del tipo mensa (B), en sarcfago monoltico (C) oantropomorfa (D) segn la documentacin de las excavaciones de inicios del s. XX(Pars et alii, 1926).

    A

    B

    C

    D

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    rior es muy probable, si tenemos en cuentalas citadas tumbas antropomorfas, cuya cro-nologa se inicia en poca visigoda y para lascuales contamos con multitud de paralelosen el entorno del Campo de Gibraltar (Ber-nal y Lorenzo, 2000).

    NUEVOS DATOS DE LA

    NECRPOLIS TARDORROMANAORIENTAL DE LA CIUDAD

    La zona objeto de actuacin, como se hacomentado en los prrafos precedentes, selocaliza junto al paramento oriental de lamuralla baelonense, sector en el cual se hanexhumado todas las sepulturas de las cualesse presentan aqu los primeros datos arqueo-lgicos, procedentes de las estimaciones pre-liminares del informe de la A.A.P., utilizandocomo ejemplo sintomtico las estructurasexcavadas en el Sondeo 3, especialmente latumba denominada T-1.

    En primer lugar, es posible realizar unaprimera estimacin topogrfica de la exten-sin del cementerio oriental de la ciudad.De una parte, los hallazgos de tumbas endireccin norte-sur se sitan en torno a uneje de 130 m lineales, teniendo en cuentalas unidades funerarias excavadas desde elentorno de la Puerta de Carteia al sur (in-cluyendo nuestros sondeos 1 y 6) hasta latorre 6, pues justo frente a ella, a unos 70

    m hacia el este, se advierte un promontoriocon inhumaciones similares a las tumbas T-2y T-8 de los sondeos 3 y 6 respectivamente.No obstante, en la intervencin realizada, dala impresin de que al norte del Sondeo 4,al menos en la zona intervenida, no se loca-lizan ms sepulturas. Hacia el noreste tam-bin contamos con los datos de una zona

    elevada, localizada actualmente a escasosmetros al suroeste de las instalaciones de lanueva Sede Institucional, en la cual se docu-mentan en superficie multitud de sarcfagosmonolticos. Y, por ltimo, mencionar al me-nos las tumbas tardorromanas localizadas aunos 30-40 m al este de la Puerta de Carteia,que incluyen tanto sarcfagos como la citadatumba antropomorfa, por lo que al menos endireccin E-O contamos con 70 m lineales

    al norte y 30/40 al sur. Como sabemos lastumbas continan ms hacia el este, comopermite afirmar la denominada necrpolissureste de Baelo publicada en los aos se-tenta (Remesal, 1977), si bien en ella no serefiere dato alguno posterior al s. II d.C., porlo que no podemos confirmar el uso funera-rio en dicha zona ms all de estas fechas.Todo ello permite hablar de una extensinde la necrpolis oriental, teniendo en cuentalos valores ms altos de los comentados, entorno a unos 9100 m2, lo que da una prime-ra estimacin de la importancia espacial deeste cementerio tardorromano, denotandoel carcter estable de la comunidad cvicabaelonense en estas fechas entre el s. III y elVII/VIII d.C.

    Un segundo elemento de inters detec-tado durante la excavacin del ao 2005 hansido los diversos detalles de tipo topogrfi-co. En primer trmino, la constatacin ge-neralizada en todos los sondeos extramurosque han deparado sepulturas (Sondeos 1, 2,3 y 4) de una ausencia de tumbas de poca

    altoimperial y, por el contrario de una faciestardorromana de la necrpolis en todos ellos(figura 5). Esta apreciacin parece significa-tiva en tanto en cuanto en todos ellos s hayniveles/estructuras de los ss. I y II d.C., porlo que no estamos tratando con argumen-tos ex silentio. La conclusin es evidente: laexistencia de un espacio totalmente vacante

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    de sepulturas cerca de la puerta y la murallade acceso a la ciudad en poca altoimperial,mientras que en la Antigedad Tarda s sedocumentan las mismas en dicha zona: setrata de un crecimiento de la necrpolissureste hacia la ciudad o bien de una ocu-

    pacin funeraria de los espacios vacantesentre el cementerio primigenio y la urbe apartir del s. III d.C.? No es posible responderpor el momento a tal cuestin sin un estudioexhaustivo de la zona, que habr que acome-ter en el futuro, si bien es evidente el cambioen la topografa funeraria del asentamientoen este sector en la poca en cuestin. Lo

    que s parece claro es que adems en estosmomentos las tumbas tambin se localizanintramuros, como se desprende de la T-8 delSondeo 6, confirmando la tendencia conoci-da por los hallazgos ya citados de sepulturasen el rea del teatro y de las termas. Al mis-mo tiempo, constituye el primer indicio deque dicha invasin funeraria afecta a multi-tud de sectores interiores de la ciudad, en-tre ellos tambin al rea interior inmediataa la Puerta de Carteia.

    El tercer elemento topogrfico dignode mencin es la deteccin de un pequeopasillo de deambulacin en direccin N-S

    FIGURA 5.-Perfil E-O del Sondeo 3, en el cual se advierte la presencia desepulturas tardorromanas en la parte superior de la estratigrafa, y una

    manifiesta ausencia de tumbas altoimperiales.

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    entre la muralla y las tumbas. Sin embargo,conviene destacar que esta zona de paso nose constata intramuros, ya que en el Sondeo6 se document una tumba (T-8) apoyada

    contra el lienzo murario. Efectivamente,como se advierte en la figura 6, ninguna delas sepulturas tardorromanas extramurosse adosa a la muralla, tratndose tambinaparentemente de un hecho generalizado,al documentarse en los cuatro sondeos (1,2, 3 y 4). Esta cuestin no parece por ellocasual, por lo que posiblemente nos encon-

    tramos ante un pequeo camino paralelo ala muralla, con una anchura entre 1,20 m y0,50 m, que permitira un trnsito lineal en-tre las tumbas, y adems parece ser el nico

    existente, segn se desprende de la caticadisposicin de las unidades funerarias en elSondeo 2. Ello facilitara las ceremonias fu-nerarias y las ofrendas en honor de los difun-tos, ya que muchas de estas tumbas, del tipomensa, conllevaban la ejecucin de banque-tes funerarios sobre la propia estructura dela tumba, como nos transmiten las fuentes

    FIGURA 6.-Planimetra del Sondeo 3, en la que se aprecia el pasillo existenteentre la muralla y las tumbas.

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    de sepulturas que siguiendo la tumulatio adsanctos se habran dispuesto en torno a latumba de un personaje importante de la co-munidad? Constituye sta una interesantehiptesis de trabajo a verificar en el futuro,cuando se proceda a la excavacin de la zonaen cuestin. No olvidemos que an no se hadocumentado en Bolonia la existencia deuna baslica litrgica tardorromana, edificioque posiblemente ser documentado en el

    futuro si atendemos a la importancia de lacomunidad tardoantigua en el asentamientoy a la inequvoca importancia del cristianis-mo en la ciudad, como denotan tanto la yacitada lpida deSabina, honesta femina o lainscripcin cristiana sobre el fondo interiorde una fuente de ARSW D.

    De la tipologa de las tumbas conta-mos as mismo con otros datos de inters.Se trata en primer lugar de sepulturas deltipo mensa, caracterizadas por la existen-cia de una cista realizada con mamposte-

    ra de grandes dimensiones, tratndose enocasiones de materiales arquitectnicosreutilizados, procedentes de edificacionesurbanas. Sobre ella se procedi a la ereccinde una cubierta en opus signinum, que so-breelevaba la inhumacin, generando unaplataforma exterior horizontal, sobre la cualse realizaban los gapes funerarios. Es porello que este tipo de tumbas suelen estarsobreelevadas sobre la cota del suelo, comoqueda claramente reflejado en la moldura decuarto de bocel que rodea perimetralmente

    esta estructura por su parte inferior, al exte-rior. De ellas, la inhumacin T-1 del Sondeo3 es el ejemplo ms significativo, como seadvierte en la figura 7. En segundo trmi-no contamos con diversas tumbas cubier-tas con lajas, realizadas con similar tcnicaconstructiva que las anteriores, si bien lasmismas carecen de superestructura alguna.

    literarias al hablar de losrefrigeria. Otro ele-mento singular es el hecho de que en nin-guno de los sondeos excavados ni tampocoen la planimetra realizada de las tumbasdel Sondeo 2 se hayan detectado ni superpo-siciones ni adosamientos entre las tumbas,fenmenos por otro lado muy frecuentesen mbitos urbanos como en la conocidabaslica tardorromana de Septem (Fernn-dez Sotelo, 2000). Ello justificara la gran

    extensin del rea funeraria, anteriormentecomentada, por lo que nos encontraramosante cementerios con un crecimiento anularo, en cualquier caso, en horizontal, propues-ta que habr que precisar en el futuro.

    Otra de las constataciones topogrficasde inters ha sido la existencia de una apa-rente inusual concentracin de tumbas entorno a una estructura en el Sondeo 2 (remi-timos a la figura 3). En origen se localizabaen el entorno una torre, como se desprendede la existencia de un vano de conexin de

    dicha estructura con el interior de la ciudady por su equidistancia respecto a las demsestructuras turriformes de la muralla (espe-cialmente en el tramo entre las torres 1 y5, separadas entre s unos 25 m lineales),aspecto ste fosilizado en la constatacin deunidades constructivas de aparejo altoim-perial bajo las actualmente visibles. Efecti- vamente, la estructura actual presenta unparamento exterior a base de bloques debiocalcarenita trabados con barro, tcnicaconstructiva propia de la fase bajoimpe-

    rial/tardorromana de este asentamiento delCrculo del Estrecho. Por otro lado, se hanconstatado sepulturas en su interior, lo queunido como decimos a la excepcional densi-dad funeraria en su entorno nos ha llevadoa plantear la posibilidad de que nos encon-tremos bien ante un martyrium o ante unedificio de culto tardorromano. Se tratara

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    No obstante, en muchos casos la ausenciademensae se debe posiblemente a cuestio-nes de conservacin, habindose conservadorestos puntuales de hormign hidrulico noconexionados entre s. Por otra parte, se han

    excavado tres tumbas infantiles localizadastodas ellas en el Sondeo 1 (T-5, T-6 y T-7).stas se caracterizan por presentar dimen-siones muy inferiores al resto de los ente-rramientos, al tiempo que su ejecucin esmenos cuidada. Asimismo, conviene resaltarque el nmero de estructuras funerarias in-fantiles es muy elevado en relacin a las do-cumentadas en superficie en el sondeo 2, sibien en este ltimo tan slo se han llevado acabo labores de limpieza y documentacin.Este hecho quizs pueda deberse a que en

    la zona ms cercana a la Puerta deCarteia

    (entorno del sondeo 1) se encontraba unsector habilitado o al menos destinado enexclusividad para neonatos y, de ah, la dife-rente densidad de tumbas con respecto a loconstatado en el sondeo 2.

    En relacin al rito, todas ellas se ajus-tan a inhumaciones, como es lo propio de

    unos momentos de plena imposicin delcristianismo en las provincias occidentalesdel Imperio. Otro elemento es la habitualreutilizacin de las tumbas, ya que en trescasos se han constatado inhumaciones do-

    bles, como se detalla en el ltimo apartadode este trabajo: en ocasiones respetandoescrupulosamente los restos esquelticosdel individuo inhumado con antelacin y enotras procediendo a la remocin descuidadade los mismos, lo que provoca la prdida deun elevado porcentaje de los restos seos delas inhumaciones primarias. Se trata sta deuna prctica muy habitual en la AntigedadTarda, no alejndose la Btica de esta din-mica mediterrnea (Carmona, 1997).

    Respecto a los ajuares, no han aparecido

    ni elementos de la vestimenta personal (me-tlicos o de otra naturaleza) ni ofrendas ali-menticias, a excepcin de la documentacinde una caracola de notables dimensiones enla tumba 1 del Sondeo 3, que fue encontra-da entre la cabeza y el hombro del difunto(figura 8). Este hallazgo malacolgico posi-blemente deba ser puesto en relacin con el

    FIGURA 7.-Detalles de la planta y del alzado de la mensa (T-1) del Sondeo 3.

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    simbolismo del oficio del personaje enterra-do en la tumba, que podra tratarse de un je-rarca de almadraba, ya que este instrumen-to es el tradicionalmente utilizado por loscapitanes de las pesqueras que emplean anumerosos pescadores para guiar las embar-caciones y organizar las maniobras de izadode las artes de pesca. Conocemos ejempla-res de similares caractersticas, incluso conapliques metlicos para facilitar/amplificarel sonido que producan, como testimonianalgunos ejemplares del s. I d.C. de Pompeya(AA.VV., 2005, 159). Esta austeridad es lahabitual de las necrpolis tardorromanas,por lo que no debe resultarnos anmala.

    De la cronologa de las tumbas excava-das que no del cementerio oriental de la

    ciudad, que como decimos cuenta con unaevidente diacrona, es posible pensar enunas fechas a partir de mediados del s. IVd.C. en adelante. Los dos datos objetivos ob-tenidos por el momento son los siguientes.De una parte, la documentacin de una fuen-te de ARSW D de la forma Hayes 61 A en unode los niveles de amortizacin de la tumbaT-2 del Sondeo 3 (U.E. 302), lo que aportauna datacin ante quem para la ereccin de

    la misma a partir del segundo cuarto del s.IV d.C., si tenemos en cuenta el periodo defuncionamiento de esta forma establecidoentre el 325 y el 450 segn el Atlante (AA. VV., 1981, 83-84) o bien desde principiosdel s. V, segn las dataciones ms recientes(Bonifay, 2004, 170-171). Y, por otro, unasfechas posteriores al 580/600 para la data-

    FIGURA 8.-Planimetras e ilustracin de la mensa (T-1) del Sondeo 3.

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    cin de la tumba T-8 del Sondeo 6, ya que lamisma se construy sobre la U.E. 603, en lacual se recuper una Hayes 105 en ARSW Dcuya produccin se sita a partir de dichasfechas (AA.VV., 1981, 96). Es decir tumbasanteriores al s. V y posteriores a finales dels. VI, lo que da una idea del dilatado periodode funcionamiento de la necrpolis. Actual-mente se encuentra en fase de ejecucin unconjunto de dataciones radiocarbnicas de

    algunas de las tumbas, cuyos resultados per-mitirn precisar en el futuro estos primerosdatos cronolgicos.

    Por ltimo, en relacin a los paralelosms cercanos en el mbito del Crculo delEstrecho, contamos, bsicamente con lanecrpolis de Carteia, activa a partir del475-525/530 y en funcionamiento hasta els. VIII d.C. en funcin de las ltimas revi-siones (Bernal, 2006), con la cual comparteespecialmente la tipologa de las tumbas encista con materiales arquitectnicos reapro-

    vechados. Y, por otra parte, la ya citada ne-crpolis de la baslica tardorromana de Ceu-ta, que constituye hoy por hoy el referentemejor conservado de las mensae realizadasen hormign hidrulico, que en el caso deeste yacimiento tingitano se unen generan-do agrupaciones posiblemente familiares ode otra naturaleza en el interior del edificiolitrgico.

    AVANCE DEL ESTUDIO

    ANTROPOLGICO YPALEOPATOLGICO

    MATERIAL Y MTODO

    El nmero de enterramientos excavados enlos sondeos realizados fue de ocho, todosellos inhumaciones, de los cuales al menos

    tres fueron dobles, siendo pues el nmerototal de individuos desenterrados de once,cuatro de ellos infantiles.

    La metodologa empleada en este traba- jo es la propia de la arqueologa funeraria,la antropologa fsica y la paleopatologa,siguiendo fundamentalmente lo recomenda-do por Campillo (1977, 1983, 1987, 1991),Campillo y Subir (2004), Magali (1986),Reverte (1981), Thillaud (1992) y Turbon

    et alii (1991), pudindose resumir en los si-guientes apartados:

    1. Excavacin de los restos seos huma-nos, realizando consolidacin in situcon paraloid al 10%, siendo reforzadoscon vendas los huesos que lo necesita-ron. Recogida de datos en la ficha de ex-cavacin in situ y dibujo de la posicinde los restos seos.

    2. Limpieza, consolidacin y reconstruc-cin de los restos seosin vitro.

    3. Descripcin de las caractersticas ar-queolgicas funerarias: tipo de enterra-miento, posicin, orientacin, etc.

    4. Fotografiado de todos los huesos de cadaindividuo y recogida en fichas esquelti-cas de los restos seos conservados, enfichas antropomtricas las medidas os-teomtricas de todos los huesos suscep-tibles de ser medidos, en odontogramasla conservacin y estado del aparato es-tomatogntico, as como la descripcinde las caractersticas no mtricas de losrestos seos.

    5. Estudio paleodemogrfico. Se siguieronlas propuestas del Comit de la Asocia-cin Internacional de Paleopatologapara la Base de Datos de Restos seos(1994): Haas (1994), Isidro y Malgo-sa (2003), Milner (1992), Brothwell

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    (1987), Miles (1963), Perinzonius y Plot(1981).

    La determinacin de la edad en los indi-viduos infantiles se ha realizado en basea dos mtodos:

    a) La medicin de la longitud diafisariade los huesos largos (Olivier, 1960).

    b) Grado de mineralizacin y erupcindentaria (Ubelaker, 1989).

    6.- Anlisis paleopatolgico, de marcadorespaleoocupacionales y paleonutriciona-les. Para los mismos se ha realizado:

    Inspeccin visual macroscpica y des-cripcin de las lesiones halladas.

    Diagnstico por la imagen a travsde la realizacin de Radiografas Di-gitales. Se han realizado sistemtica-mente a las tibias (para comprobar laexistencia o no de Lneas de Harris1).

    7.- Estudio paleoestomatolgico. Se ha se-

    guido a Ash (1986), Brothwell (1987),Chimenos (1990), Goodman y Rose(1990), Hillson (1979), Marseiller(1969), Moya et alii (1994) y Perinzo-nius y Plot (1981), recogiendo los datosde la inspeccin visual macroscpica enun odontograma.

    PRIMEROS RESULTADOS

    1.- ARQUEOLOGAFUNERARIA.

    Las tres tumbas excavadas en el sondeo 1son infantiles y las de los sondeos 3, 4 y 6adultas. El patrn de orientacin de todasellas es W-E. La posicin de todos los cad- veres es (a excepcin del individuo T-1-1,removido para la reutilizacin de la tumba)en direccin W-E, en decbito supino conbrazos extendidos y pegados al cuerpo, lo

    que indica con total seguridad que fueronamortajados. Como excepciones encontra-mos las del individuo infantil de la tumba2, que fue colocado probablemente entre losfmures de individuo femenino enterrado enprimera instancia (o en la misma secuenciade tiempo?),- y de la que no ha podido serdeterminada su posicin, al estar los restosseos desarticulados y dispersos-; los de latumba 8, que se halla en decbito lateral iz-quierdo, mirando al norte; y los de la tumba5 (edad de 0-3 meses) que se encuentran enposicin fetal N-S mirando al W, y cuya tum-ba tiene una mayor dimensin que la queocupa el cadver (enterramiento anmaloo extravagante).

    En cuanto a la reutilizacin de las tum-bas, no ha quedado constancia de que los en-terramientos infantiles fuesen reutilizados, y de las cinco tumbas adultas tres fueronreutilizadas, cada una de ellas con patronesdiferentes. As, la mensa o tumba 1 (figura8), muestra una cuidadosa colocacin delos restos del individuo enterrado en primerlugar: crneo en esquina; huesos largos demiembros inferiores agrupados los de cadalado y colocados junto a los brazos del indivi-duo enterrado con posterioridad; pelvis bajomiembros inferiores del individuo enterradoen segundo lugar; y agrupamiento del restode los huesos al lado derecho de la piernaderecha del individuo enterrado posterior-mente. Llama la atencin la ausencia deambos hmeros y escpulas. Los individuosenterrados son de distinto sexo.

    La tumba 2, o bien se ha reutilizado conun individuo infantil, probablemente colo-cado entre los fmures del individuo 1 (su

    1 | Las radiografas han sido realizadas amable-mente en el Servicio de Diagnstico por Imagen delHospital General de San Carlos (San Fernando, Cdiz).

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    madre?), o bien no hubo reutilizacin, sinoque fueron enterrados al mismo tiempo.

    Las tumbas 3 y 8 no han sido reutiliza-das (o si lo fueron las limpiaron tan cuida-dosamente que no dejaron ningn resto delindividuo anterior). Ambos individuos sonvarones de ms de 50 aos. No se compar-tan las tumbas de los ancianos?.

    La tumba 4 muestra pocos restos (pel-vis y miembros inferiores) del individuo en-terrado en primer lugar. Se hizo en decbitosupino y orientacin W-E, colocndose alsegundo individuo justo encima. El indivi-duo enterrado en segundo lugar es un varnjoven probablemente de raza negroide, y elenterrado en primer lugar muestra carac-tersticas seas compatibles con el mismosexo y robustez (familiar masculino?).

    De las tres infantiles (T-5, T-6 y T-7), dosde ellas ofrecieron huesos de animales queno corresponden al relleno: dos falanges (si-

    tuadas en la pelvis) y un ilion de animal in-maduro (localizado bajo la cabeza del hme-ro izquierdo). Una tercera ofreci una parsbasilaris humana de dudoso origen (nicoresto de un enterramiento anterior?, ubi-cacin casual por el relleno?, intencionali-dad?). Quizs podra interpretarse la presen-cia de estos huesos como amuletos.

    2.- PALEOANTROPOLOGA.

    El ndice y estado de conservacin es en

    general bastante aceptable, excepto paraaquellos individuos que fueron removidospara reutilizar la tumba, sobre todo el in-dividuo 2 de la tumba 4, cuyo ndice deconservacin es del 10% del esqueleto. Encuanto al sexo y edad se han obtenido lossiguientes resultados: en las tres tumbasdel sondeo 1 (infantiles), dos individuos

    son de sexo indeterminado y uno femeni-no. En cuanto a la edad: uno tiene de 0-3meses, otros dos aos y un tercero entre4-5 aos. En las tumbas de los sondeos 3,4 y 6 hay un predominio del sexo masculi-no y, exceptuando el individuo infantil (3-4aos), todos son adultos, y dos de ellos casiseniles. No se ha hallado ningn adolescen-te. El individuo de la tumba 4-1 posee unaestatura superior al resto de los cadveres.Ello unido a otras caractersticas y varian-tes anatmicas (seis observadas) nos indicaque se trata de un individuo con rasgos ra-ciales distintos al resto.

    En cuanto a las variantes anatmicas sehan observado las siguientes: huesos wor-mianos (T-2-1; T-4-1 y T-8), simetra de losagujeros transversales cervicales (T-2-1 y T-4-1), agujero transversal vertebral bipartito(T-4-1), conducto supraorbitario (T-4-1 y T-8), canal infraorbitario (T-3), costillas cervi-cales (T-2-1), aplanamiento clavicular en ex-

    tremo acromial (T-4-1) o patella emarginata-escotadura superoexterna de rtulas- (T-2-1). El individuo T-4-1 muestra seis variantesanatmicas y el T-2-1 cuatro.

    3.- MARCADORESPALEOOCUPACIONALES.

    Todos los cadveres exhiben marcadoresocupacionales tanto en miembros como encolumna. Los que presentan mayores marca-dores en miembros superiores son el indivi-duo masculino T-1-1 (5/8) y el femenino T-2-

    1 (9/15). En este ltimo, los marcadores sondistintos para el miembro superior derechoque para el izquierdo, lo cual indica que rea-lizaba movimientos repetidos pero diferen-tes en ambos brazos (en el derecho predomi-naba la flexin-extensin y en el izquierdo lapronosupinacin con flexin-extensin de lamano). Los individuos con mayor nmero de

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    marcadores ocupacionales en los miembrosinferiores son: el femenino T-2-1 (11/22) ylos masculinos T-8 (7/15), T-3 (7/16) y T-1-1(8/24). En cuanto a los marcadores ms re-presentados se encuentran los entensofitosen rtula, que los presentan tres de los seisindividuos, y los entensofitos de calcneo,presentes en cinco de los seis individuos; elnico individuo que no la presenta es el T-4-1. En la columna vertebral tambin todos

    los individuos muestran marcadores ocupa-cionales, siendo los que ms muestran lossiguientes: T-8 masculino- (10/12), T-1-1 -4/6- (masculino), T-2-1 (5/13) femenino- yT-4-1 (6/12) masculino-. Se deduce pues,que los individuos T-8 (varn), T-1-1 (varn)y T-2-1 (mujer) son los que ms marcadorespaleocupacionales poseen (21/31 -67%-),(17/38 44%-) y (25/61 -40%-) respectiva-mente, seguidos por T-3 (11/27 40%-), T-4-1 (12/65 -18%-) y T-1-2 (4/37 -10%-). Aun-que estas proporciones son orientativas, se

    puede destacar que el individuo T-1-2 (mu-jer) muestra con diferencia menos marcado-res paleoocupacionales (aunque el individuoT-4-1- ofrece un 18%, prcticamente todosse hallan en la columna vertebral y clavcu-las, de lo que se deduce una forzada activi-dad fsica desde muy pequeo), es decir, queprobablemente realiz trabajos menos durosque el resto y llama la atencin, el cuidadocon que dispusieron sus restos esquelticospara acomodar al otro individuo en la mismatumba.

    No se observa pues, diferencia de sexoen cuanto a la realizacin de duros traba-jos, con la excepcin de la citada T-1-2. Seadvierten sobre todo actividades fsicas quesobrecargan la columna vertebral, as comola flexin-extensin de brazos y piernas, conprensin de las manos.

    4.- MARCADORESPALEONUTRICIONALES.

    Estos marcadores indican que durante lainfancia se padecieron episodios de malnu-tricin y/o patolgicos importantes (funda-mentalmente infecciosos y/o anmicos).

    En los infantiles la mayora de los mar-cadores no han sido observables, a excepcindel individuo de la Tumba 7, que ha dado po-sitivo para las Lneas de Harris.

    En los adultos de los sondeos 3, 4 y 6,son pocos los marcadores valorables. No obs-tante, se observa que los cuatro individuosen los que se puede analizar lahipoplasia delesmalte, todos la presentan, dos alrededorde los 3 aos y dos alrededor de los 7 aos.De los tres individuos en los cuales se pue-de observar la existencia o no de Lneas deHarris, dos de ellos dan positivo. Aunque sonpocos individuos para estimar el estado dela poblacin, se puede observar que del totalde los once individuos estudiados, en siete

    de ellos se puede valorar al menos un marca-dor, y en cinco los resultados son positivos.De los quince marcadores observables (entodos los individuos) ocho son positivos.

    5.- PALEOPATOLOGA.

    La paleopatologa que se ha observado entan pocos individuos, es abundante y variada.Se puede clasificar en los siguientes grupos:

    A) Artropatas degenerativas: artrosis cer-

    vical (T-1-1, T-3 y T-8), artrosis dorsal (T-1-1, T-1-2, T-3 y T-8), artrosis lumbar (T-1-1, T-2-1, T-3, T-4-1 y T-8), hundimientodel cuerpo vertebral lumbar (T-4-1 y T-8), artrosis sacroiliacas (T-1-2 y T-2-1),artrosis costovertebral (T-1-1, T-2-1 yT-8), ndulos de Schmorl (T-2-1 y T-8),artrosis del hombro (T-2-1 y T-8), rizar-

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    trosis (T-3 y T-8), artropata de Heber-den (T-1-1) y gonartrosis (T-2-1 y T-3).

    B) Artropatas inespecficas: DISH -hipe-rostosis esqueltica idioptica difusa-(T-3).

    C) Traumatismos: miositis osificante (T-3).

    D) Dismorfismos: asimetra occipitoverte-brosacra (T-2-1), asimetra de los aguje-ros vertebrales cervicales (T-2-1 y T-4-1),

    sacralizacin de la quinta vrtebra lum-bar (T-4-1), y megaapfisis sacra o Sn-drome de Barlotti (T-1-2) (figura 9 A).

    E) Vascular: necrosis sea avascular delcndilo mandibular (T-3) (figura 9 B), yquiste seo aneurismtico en astrgalo(T-1-1) (figura 9 C).

    F) Enfermedades seas esclerosas: ostetisdeformante o Enfermedad de Paget (T-3).

    G) Otras: enostoma (T-8).

    La patologa que ms afecta a todos losindividuos adultos es la afeccin de la co-lumna lumbar y dorsal, lo que indicara re-petidos y forzados movimientos de la mismade flexin-extensin, as como soporte decargas.

    6.- PALEOESTOMATOLOGA.

    Aunque el nmero de piezas dentarias esescaso y poco representativo, lo que limita

    la exactitud de los resultados, s se puedeinferir que la afectacin por caries y prdidaante mortem de piezas dentarias se produ-ca en una significativa mayor proporcin enlas piezas maxilares superiores que en lasmandibulares. El porcentaje total de piezascareadas es del 22%. El tipo de caries msfrecuente es el interproximal (cervical me-

    FIGURA 9.Ejemplos de paleopatologasdetectadas en los inhumados. A.- Megaapfisis

    transversa del sacro. B.- Defecto seo del cndilomandibular. C.- Cavidad qustica en cabeza del

    astrgalo.

    A

    B

    C

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    sial y distal). En cuanto al desgaste, slo seha observado el de tipo oclusal. En cuatro delos cinco individuos observables, se ha en-contrado un clculo dental o sarro, y en tresde cuatro periodontitis. En tres individuosde los cuatro se advierte patologa infeccio-sa con destruccin sea (absceso y cavidadqustica). De las cuatro ATM (articulacintemporomandibular) observables, dos pre-sentan anomalas, una de carcter inflama-torio/infeccioso degenerativo (artritis) yotra de origen desconocido (osteocondritisdisecante). Con los datos anteriormente ex-puestos se deduce que la higiene bucal erabastante deficiente.

    En los cuatro individuos infantiles en losque se conservan piezas dentarias, se observauna alteracin del color normal del diente,apareciendo desde el amarillento al amarro-nado. Las anomalas del color dental suelendeberse a una deficiencia en la formacindel esmalte (amelognesis imperfecta) y/o

    de la dentina (dentinognesis imperfecta),siendo la primera la que con ms frecuenciamuestra el color amarronado. Se reconocendiferentes orgenes para la primera, comolas patologas congnitas, metablicas o deotras enfermedades sistmicas (infecciones,anemias, etc). Dada la edad de fallecimien-to de los individuos infantiles, sera factibleque la causa de muerte estuviese en relacincon la misma causa que origin la amelog-nesis imperfecta.

    VALORACIN GENERAL DELANLISIS ANTROPOLGICO YPALEOPATOLGICO

    Aunque el nmero de tumbas e individuos ex-cavados no es representativo de la poblacintardorromana deBaelo, se han obtenido da-tos muy interesantes para posteriores inves-

    tigaciones. De las ocho tumbas excavadas,tres fueron reutilizadas, pero todas ellas dedistinta forma. El resto fueron simples, tresde ellas infantiles y dos de adultos maduros-seniles. Una de las tumbas infantiles corres-ponde a un recin nacido que fue colocadoen una posicin anmala o extravagan-te, probablemente relacionada con algnestigma fsico o de enfermedad. Adems enlas tumbas infantiles se depositaron falangesde animales, quizs como amuletos.

    De los once individuos, tres son mujeres,cinco varones y tres indeterminados. En cuan-to a las edades, uno tiene 0-3 meses, otro 2aos, dos 3-5 aos, cuatro son adultos ma-duros y dos adultos maduros-seniles. Uno delos adultos presenta caractersticas racialesdiferentes al resto, entre ellas un crneo demorfologa negroide, esqueleto postcranealms robusto, estatura significativamente ma-yor y numerosas variantes anatmicas.

    Los marcadores paleoocupacionales son

    manifiestos tanto en hombres como en mu-jeres, de lo que puede inferirse que la activi-dad laboral requera gran esfuerzo a ambossexos. En cuanto a los marcadores paleonu-tricionales es relevante que los cuatro indi- viduos infantiles padecieron amelognesisimperfecta, la cual puede tener diversascausas: malnutricin, enfermedades infec-ciosas, metablicas, etc. En la mitad de losindividuos adultos tambin se documentanmarcadores de stress nutricional. Referentea las patologas, las ms frecuentes son las

    artropatas degenerativas, afectando la loca-lizacin de la columna dorsal y lumbar a to-dos los individuos adultos. El porcentaje decaries y prdidas dentarias ante mortem esmuy elevado, as como otras patologas bu-cales infecciosas. Estas afecciones apuntanhacia una dieta rica en hidratos de carbonoy una escasa higiene dental.

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