LA ARTICULACIÓN DEL DISEÑO CURRICULAR CON LOS ASPECTOS EDUCATIVOS DEL PROCESO DE ENSEÑANZA – APRENDIZAJE Y LA FORMACIÓN DE VALORES PROFESIONALES EN LOS ESTUDIANTES DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR.Dra. C. Silvia Cruz BarandaDra. C. Alina de las Mercedes Martínez SánchezMC. Katia Cela NoriegaArq. Rafael Rodríguez AbreuCentro de Estudios de la Educación Superior “Manuel F. Gran”Universidad de Oriente

INTRODUCCIÓN:Este trabajo resume una investigación que responde a la necesidad de orientar el proceso de formación de los graduados universitarios con énfasis en los aspectos educativos desde el método profesional, incluyendo en los planes y programas de estudio todos los aspectos relevantes en el plano educativo, de manera que el diseño curricular contemple los aspectos educativos con la misma significación que los aspectos instructivos, logrando con ello que se trabaje la dimensión educativa de los programas con total coherencia y nivel de previsión y no sea esto resultado de la improvisación como sucede actualmente en muchos casos.Se comprende el proceso docente educativo como el proceso que de modo consciente se desarrolla a través de las relaciones de carácter social que se establecen entre estudiantes y profesores con el propósito de educar, instruir y desarrollar a los primeros, dando respuesta a las demandas de la sociedad, para lo cual se sistematiza y recrea la cultura acumulada por la sociedad de forma planificada y organizada.1En esta concepción teórica, formar es instruir, educar y desarrollar. La instrucción se asocia con la apropiación por los estudiantes de los conocimientos y habilidades que propician su preparación científico técnica; la educación está vinculada a los aspectos más trascendentes de la personalidad del estudiante y se resuelve sobre la base de garantizar que se apropien, de un modo consciente, de los valores que caracterizan la actuación profesional en nuestra sociedad, integrar dialécticamente los aspectos cognitivos con aquellos de carácter significativo, consciente, de compromiso social.Para ello es necesario tener en cuenta los elementos teóricos esenciales de la concepción de la enseñanza centrada en el alumno2:• Organización de la enseñanza a partir de las necesidades e intereses de los estudiantes, lo cual lo compromete con la actividad que realizan.• Individualización del conocimiento; convertir cada clase en un taller donde el alumno junto al profesor construya el conocimiento.• Carácter rector de la unidad de lo cognitivo y lo afectivo pues la enseñanza es un proceso donde también se involucran sentimientos y vivencias, no sólo conocimientos.• Necesidad de desarrollar en los estudiantes un pensamiento independiente activo y creador.De lo anterior se desprende la necesidad de promover el desarrollo de necesidades en el estudiante, en correspondencia con las exigencias del proceso docente educativo, lo que depende en gran medida de la forma en que se planifica, diseña y organiza el contenido, es decir, cómo se elaboran los planes y programas de estudio. En el presente trabajo se muestran ejemplos de cómo partiendo de estas consideraciones se ha procedido al

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diseño de disciplinas y asignaturas de carreras universitarias teniendo en cuenta el método profesional, lo que ha facilitado la determinación de los valores profesionales que deben caracterizar el comportamiento de los egresados y cómo ello debe ser reflejado en los planes y programas de estudio.DESARROLLO:Se considera que abordar el proceso de enseñanza – aprendizaje en su conjunto significa que desde el diseño debe trabajarse en función de la dinámica del proceso de enseñanza – aprendizaje, de su puesta en práctica. Aquí juega un papel importante el método como configuración didáctica que se incorpora al diseño curricular, lo que permite vincular el diseño curricular con la dinámica del proceso.Para que el estudiante aprenda es necesario que mediante la comunicación, establezca determinadas relaciones y nexos afectivos con el contenido y con el método, en el caso de la educación superior, el método profesional. Tiene que comprender su estructura, sistematizarla, tiene que ser para él comprensible y adecuarse a sus posibilidades, para apropiarse del contenido y del método como parte de éste y a partir de él desarrollar su método de aprendizaje3. Por eso durante el diseño hay que prever espacios en que pueda desarrollarse el quehacer transformador del proceso. Aquí el método profesional como configuración, adquiere un carácter genérico al constituir el eje común de todos los métodos que de manera concreta desarrollan los sujetos implicados, en ellos hay una lógica común que tiene su núcleo en los modos de actuación de los profesionales que se traen al proceso expresados en la lógica esencial de la profesional.Desplegar el método profesional en cada una de las situaciones generales en que actúa el profesional, conlleva a la determinación de la lógica esencial de la profesión y de las situaciones profesionales que caracterizan su actuación.La lógica esencial de la profesión viene a ser la expresión didáctica de los modos de actuación del profesional, sintetiza el contenido y el (los) método (s) profesional (es), en tanto permite delimitar las competencias profesionales que posibilitan al graduado resolver los problemas más generales y frecuentes de su profesión.La presencia del método profesional como uno de los elementos que se toman para diseñar una carrera, disciplina o asignatura, es lo que permite operacionalizar las habilidades generalizadas, los núcleos de conocimientos, al tiempo que posibilita la formación de valores.Es en el método profesional, aplicado a las diferentes situaciones profesionales que el graduado soluciona, donde se establece la escala de valores que dichas situaciones tienen para el futuro profesional.Los valores profesionales son una expresión de la tendencia objetiva de desarrollo profesional en respuesta a las necesidades de la sociedad. Luego, la incorporación de este elemento al diseño curricular, no obedece sencillamente al imperativo social general de formación de valores en los educandos, sino que lleva implícito además, la identidad profesional en tato es expresión de la dimensión ética de cada profesión.

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Del valor profesional esencial será posible derivar un sistema de valores profesionales en correspondencia con la identidad profesional a que se aspira, los que deberán formarse en el contexto del proceso de enseñanza - aprendizaje que transcurre en cada uno de los componentes de la carrera como sistema.El tratamiento y jerarquía conferida al método en la estructuración del plan de estudio, resulta de un análisis en el contexto y evolución de la profesión de que se trate. El método cobra, durante el proceso de enseñanza – aprendizaje, mayor importancia que la respuesta a un problema particular, los hechos y datos científicos que se aprenden hoy pueden quedar obsoletos o incluso no ser aceptados en un futuro próximo, por el contrario los profesionales que puedan identificar y solucionar los problemas de su profesión sobre la base del método razonado que caracteriza los modos de actuación, serán capaces de adaptarse a la continua y vertiginosa evolución de los conocimientos científicos para contribuir de forma científica al crecimiento de la profesión y de ellos mimos.

El método de diseño, método profesional del arquitecto en el diseño curricular de la disciplina proyectos Arquitectónicos y Urbanos6.

En el Modelo de la Profesión de Arquitectura se recoge lo siguiente:Arquitecto de perfil amplio, sujeto creador profesionalmente actuante en todas las esferas de la vida y de su producción cultural material y social, orienta su peculiar modo de actuación transformadora por medio de la proyección, la ejecución de las construcciones, la explotación de las edificaciones y de sus conjuntos, o la conservación de su objeto profesional de trabajo: la obra arquitectónica y urbana.Para precisar una definición tan amplia vale decir que el recién graduado deberá definir la Arquitectura y el Urbanismo en un nivel de complejidad medio, en todas sus etapas y escalas, desde los estudios preliminares y las soluciones principales hasta la Ingeniería Básica y la Ingeniería de detalle, como etapas y desde el territorio, el paisaje, la ciudad, los edificios, hasta los interiores de los mismos, como escalas, teniendo en cuenta que los campos de acción del arquitecto son la investigación, el planeamiento, la gestión, el diseño, la ejecución y la explotación, tanto de la obra de nueva Planta como de la Conservación y/o Rehabilitación urbana y arquitectónica.A partir de esta definición y de la precisión del método profesional del arquitecto – el método de diseño -, se ha establecieron las situaciones profesionales que son aquellas que caracterizan de manera generalizada los modos de actuación del arquitecto, al tiempo que hacen aflorar conflictos, en los cuales se ponen a su vez en juego

valores inherentes a la profesión.Una definición bastante abarcadora sobre el diseño —en la que sólo faltaría una mayor precisión del componente artístico—, se incluye a continuación:

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“Diseño es la actividad de elaboración deliberada, sistemática y científica de planes o proyectos de acción creativos (nuevos o mejores que los existentes) que tienden, mediante algún tipo de descripción a conectar el objetivo con su realización o consecución.El diseño es, pues, un proyecto o plan, pero el término mismo tiende a enfatizar y destacar: 1) el carácter científico de esta actividad proyectiva, el hecho de que se sustenta en métodos y conocimientos científicos; 2) el carácter realista y práctico, su condición de medio para la ejecución de un objetivo previo; y 3) el carácter original, de solución innovadora del proyecto, en contraste con la repetición de soluciones conocidas”.

Para describir estas situaciones, nos hemos apoyado en un grupo de relaciones objetivas y subjetivas que aparecen dentro del proceso de proyecto.La relación entre los sujetos del proceso: sociedad – usuario – proyectista, es la más general entre los sujetos donde aparece el conflicto entre el encargo social planteado en el problema a solucionar, los intereses más particulares del usuario y la personalidad del arquitecto. Nos podemos acercar a este conflicto a través de otra relación: la que se da entre la necesidad, la posibilidad y los intereses.En ella se modela la situación de conflicto surgida a partir de los intereses, las necesidades y las posibilidades, tanto de la sociedad en su conjunto, de los usuarios como los propios del proyectista. No siempre lo que lo que desea el usuario, en términos de arquitectura, es lo que necesita y puede ejecutar la sociedad, o lo que al arquitecto le gustaría acometer. Es entonces donde emergen determinados valores éticos sobre la función social del profesional de arquitectura y de su producción.En las relaciones internas del propio objeto se presentan conflictos que obligan al profesional a poner en juego valoraciones de contenido ético, estético y económico entre otros. De forma esencial estas disyuntivas se describen a partir de la relación entre lo funcional, lo bello y lo seguro, es decir las relaciones internas del objeto.Cómo resolver las necesidades de los usuarios —considerando dentro de ellas también las espirituales— y hacerlo de una manera correcta desde el punto de vista técnico, se convierte también en un conflicto profesional.Luego de materializado el proyecto y en el proceso de apropiación del objeto por parte del sujeto, se dan relaciones prácticas (de uso), cognoscitivas y valorativas que tendrán su influencia en futuras acciones de diseño . Se produce entonces un vínculo entre los actores de estas valoraciones, los sujetos en el uso, del cual surgen situaciones de conflicto: el usuario, el proyectista y el críticoEl usuario, no sólo el que usa directamente la obra construida sino también el que la consume a un nivel más externo, hace sus juicios valorativos acerca de la misma. En sus valoraciones puede poner en entredicho la capacidad del arquitecto para responder a sus necesidades. La función de la crítica especializada es enjuiciar la medida en que las expectativas de la sociedad y de los usuarios

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fueron satisfechas, haciendo a la vez énfasis en los valores culturales de la propuesta. Ante la crítica, la reacción del profesional puede ser positiva teniendo en cuenta los señalamientos para futuras elaboraciones. Suele darse también una respuesta negativa en la cual se justifican los cuestionamientos y se defiende a ultranza la solución de proyecto.No existe la práctica habitual de someter a consideración de la comunidad un anteproyecto de la obra a construir lo cual mejoraría la comunicación entre los posibles usuarios y el diseñador, redundando también en un ahorro de esfuerzos.Como se aprecia, este es un momento de conflicto en el que se manifiestan valores de tipo ético.El proyecto como actividad, expresa la relación activa del hombre hacia el mundo circundante. La actividad práctica del proyecto es la base de la relación que establece el hombre con los objetos que lo rodean y la naturaleza para transformarlos idealmente y proponer su modificación de una manera creativa a partir de sus fines. El resultado de la actividad de diseño, es una prefiguración del objeto para su construcción posterior. El proyecto constituye una fase en el proceso completo de construcción.Se puede entonces definir la arquitectura, resultado de esta acción de diseño, como un producto social: primero, al dar respuesta a las necesidades humanas para realizar las actividades; y segundo, por su incidencia en la vida de las personas, en su comportamiento psicológico y social.En las situaciones modeladas planteadas, a partir de las contradicciones generales, se llegaron a conflictos tales como: responder —en la decisiones de proyecto— a intereses de la comunidad y de los usuarios o a los propios del proyectista; respetar el medio natural y construido o imponerse a ultranza; ser consecuente con las decisiones técnicas o dejarse llevar por el gusto. Las reflexiones alrededor de estos conflictos propusieron soluciones. En el análisis de las situaciones se puso en evidencia el papel del arquitecto como profesional haciendo valer las respuestas técnicas por encima de otros compromisos. Rescatar la autoridad del profesional fue un elemento que estuvo en el centro de la discusión. Se explicó como muchas veces los arquitectos no convencen con sus razones y se imponen criterios burocráticos o de otra índole que afectan la ciudad y del mismo modo la imagen del profesional. La valentía para defender los criterios técnicos que dieron origen a la solución es una característica que se asocia al profesional en estas condiciones.

Se concluyó también la necesidad del arquitecto del trabajo en colectivo y de estar preparado para coordinar dichas acciones.Como resultado de estos pasos se llego a una propuesta de los valores profesionales que fue sometida a criterio de especialistas. Se aplicó la encuesta a especialistas escogiendo los mismos por sus años de experiencia en la docencia y la producción. Se propusieron como valores esenciales los recogidos a continuación en ese mismo orden.

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• La responsabilidad ante la sociedad por la solución dada al problema de proyecto.• La exigencia consigo mismo y con los demás que intervienen en el proceso de concepción y de realización de la obra.• La actitud hacia el trabajo, en particular para el trabajo en colectivo.• La autenticidad entendida como un comportamiento coherente, donde las soluciones de proyecto están en correspondencia con el proyectista y con el medio social donde estas se desarrollan.• La honestidad.• La valentía para defender sus criterios técnicos.

INFORMATICA:Queda claro que la utilización de la computadora como herramienta docente ha demostrado ya su eficacia para la transmisión de información, puede mejorar la calidad y el sentido de la enseñanza, es un medio potente, versátil, fomenta la interdisciplinaridad, el trabajo en equipo, la capacidad para tomar decisiones y adaptarse a los cambios, acercamiento a la realidad y adquisición de experiencia.CONCLUSIONESLa presencia del método profesional como configuración didáctica que participa en el diseño de una carrera, disciplina o asignatura, es lo que permite operacionalizar las habilidades generalizadas, los núcleos de conocimientos, al tiempo que posibilita la formación de valores.Se ha comprobado en el análisis del método profesional del Arquitecto, que la precisión de los mismos en términos didácticos permite la precisión de los valores profesionales a formar, ya que dichos métodos son la expresión de un contenido ético significativo en cada profesión.Estas consideraciones didácticas, incorporadas al diseño de planes y programas de estudios, permiten que los contenidos axiológicos de cada profesión intervengan de una manera significativa en el desarrollo del proceso formativo de los estudiantes universitarios, provocando en ellos la identificación plena con los valores profesionales y la apropiación de los mismos, lo que redundará sin dudas en el cabal desempeño de su actividad como profesionales comprometidos con el desarrollo de la sociedad.

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