El Mensaje Del Tercer Ángel y La Obra Médica Misionera

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COMO DIOS HA INSPIRADO LA OBRA FINAL EN ESTE MUNDO PARA LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA

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El Mensaje del Tercer Ángel y La Obra Misionera Médica

Nuestra Obra: Proclamar el Mensaje del Tercer Ángel

“El Señor está probando a su pueblo, para ver quién será leal a los principios de su verdad. Nuestra obra consiste en proclamar al mundo los mensajes del primer ángel, el segundo y el tercero” (Joyas de los Testimonios, Tomo 3, pp. 127, 128).

“Dios les ha dado su lugar en la línea de la profecía a los mensajes de Apocalipsis 14, y su obra no cesará hasta que concluya la historia de esta tierra. Los mensajes del primer y segundo ángel aún son la verdad para este tiempo, y deben ser presentados en forma simultánea con el siguiente. El tercer ángel…” (Manuscrito 31, 1890).

“El mensaje del tercer ángel es el mensaje evangélico para estos últimos días , y en ningún caso ha de ser superado por otros intereses y hecho aparecer como de consideración no esencial” (Testimonios Selectos, Tomo 4, p. 331).

El Brazo Derecho del Mensaje del Tercer Ángel: La Obra Misionera Médica

“Me fue mostrado que la reforma de salud es una parte del mensaje del tercer ángel, y que está tan estrechamente relacionada con él como el brazo y la mano lo están con el cuerpo humano” (Eventos de los Últimos Días, p. 82).

“La obra misionera médica es como el brazo derecho del mensaje del tercer ángel que debe ser proclamado a un mundo caído; y los médicos, gerentes y obreros de cualquier ramo, al desempeñar fielmente su parte, están haciendo la obra del mensaje” (Consejos Sobre la Salud, p. 327).

“La obra médica misionera es el brazo derecho, la mano ayudadora del Evangelio, para abrir puertas para la proclamación del mensaje” (El Evangelismo, p. 374).

La Obra Misionera Médica1 es Una Puerta de Entrada Para el Evangelio

“La obra misionera médica debe abrir la puerta para que entre el Evangelio de la verdad presente. El mensaje del tercer ángel debe hacerse resonar en todos los lugares” (Consejos Sobre la Mayordomía Cristiana, p. 54).

“La obra médica misionera es una puerta a través de la cual la verdad ha de encontrar entrada a numerosos hogares en las ciudades” (Consejos Sobre la Salud, p. 557).

El Evangelio y la Obra Misionera Médica Han de Avanzar Juntos

1 “Debemos aclarar que la expresión "obra médico-misionera" que figura varias veces en el texto implica las tareas de buena voluntad que muchos pueden desempeñar al ayudar a los enfermos. Sus alcances son muy amplios: van desde la atención médica que sólo puede esperarse de un profesional egresado de una facultad de medicina; los tratamientos que pueda suministrar un enfermero especializado; hasta la ayuda menos técnica y mucho más limitada que pueda prodigar cualquiera que tenga la voluntad de hacer algo por sus prójimos dolientes, aunque no haya recibido una preparación específica para atender a los enfermos” (El Ministerio de la Bondad, p. 10, NOTA DE LOS EDITORES).

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“En el curso de su ministerio, dedicó Jesús más tiempo a la curación de los enfermos que a la predicación” (El Ministerio de Curación, p. 12).

“El Evangelio y la obra misionero-médica han de avanzar juntos. El Evangelio ha de ser vinculado con los principios de la verdadera reforma pro salud” (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p. 530).

“Deseo deciros que pronto no habrá obra en la línea ministerial sino obra médico-misionera” (Eventos de los Últimos Días, p. 81).

La Obra Misionera Médica Individual

“Demuestre nuestro pueblo que tiene interés vivo en la obra misionera médica. Prepárese para ser útil estudiando las publicaciones que han sido preparadas para nuestra instrucción sobre estos asuntos. Los que estudian y practican los principios del sano vivir, recibirán grandes bendiciones tanto física como espiritualmente. El comprender la filosofía de la salud es un salvaguardia contra muchos de los males que van de continuo en aumento” (Consejos Para los Maestros, Padres y Alumnos, p. 130).

“Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra misionera médica. Este mundo se parece a un hospital de víctimas de enfermedades físicas y espirituales. Por todas partes, hay gente que muere por carecer del conocimiento de las verdades que nos han sido confiadas. Es necesario que los miembros de la iglesia despierten y comprendan su responsabilidad en cuanto a dar a conocer estas verdades. Los que han sido alumbrados por la verdad deben ser portaluces para el mundo…

“La obra médica misionera abrirá muchas puertas delante del verdadero reformador. No es necesario esperar hasta ser llamado a algún campo lejano para ayudar a los demás. Dondequiera que estemos podemos empezar inmediatamente. Se presentan ocasiones para todos. Emprendamos el trabajo del cual somos responsables, la obra que debe hacerse en nuestra casa y en nuestro vecindario. No esperemos a que se nos inste a obrar. Con temor de Dios, echemos mano a la obra sin dilación, acordándonos de nuestra responsabilidad personal delante de Aquel que dio su vida por nosotros” (Consejos Sobre la Salud, pp. 422-423).

“Cuando la agresión religiosa subvierta las libertades de nuestra nación, aquellos que estén de parte de la libertad de conciencia serán colocados en una posición desfavorable. Mientras tienen oportunidad, debieran por su propio bien adquirir conocimiento respecto a las enfermedades, sus causas, prevención y cura. Y aquellos que hagan esto, por todas partes encontrarán un campo de labor. Habrá sufrientes en abundancia que necesitarán ayuda, no sólo entre los de nuestra fe sino mayormente entre aquellos que no conocen la verdad” (Eventos de los Últimos Días, p. 81).

La Obra Misionera Médica Denominacional

“Nuestras escuelas de iglesia han sido establecidas por Dios a fin de que preparen a los niños para esta gran obra. Allí han de recibir instrucción en las verdades especiales para este tiempo, y en la obra misionera práctica. Han de alistarse en el ejército de obreros para ayudar a los enfermos y a los que sufren. Los niños pueden tomar parte en la obra misionera médica, y con sus jotas y tildes pueden ayudar a llevarla adelante” (Consejos Para los Maestros, Padres y Alumnos, p. 168).

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“En relación con nuestros colegios superiores, deben proveerse facilidades para dar a los alumnos instrucción cabal acerca de la obra misionera médica evangélica. Este ramo de la obra tiene que ser introducido en nuestros colegios y escuelas preparatorias como parte de la instrucción regular. Los alumnos deben aprender a cuidar a los enfermos; porque muchos de ellos tendrán que dedicarse a esta clase de obra, cuando emprendan la labor misionera en los campos a los cuales serán llamados. Hay que enseñarles a usar los remedios de la naturaleza en el tratamiento de las enfermedades. Mientras adquieran un conocimiento de la verdad presente, deben aprender también a administrar sanidad a aquellos a quienes van a servir. Debe dárseles sabia instrucción acerca de los principios del sano vivir. Es necesario considerar esto como una parte importante de su educación, aun cuando nunca lleguen a ser misioneros en países extranjeros. En las mismas escuelas primarias hay que enseñar a los niños a adquirir hábitos que les conserven en salud” (Ibíd. pp. 505-506).

“El Señor tiene un mensaje que dar en nuestras ciudades, y debe ser proclamado durante las reuniones campestres, mediante todo tipo de esfuerzos públicos, y también por medio de nuestras publicaciones. Además de esto, en las ciudades se deben establecer restaurantes vegetarianos que se dediquen a promover el mensaje de la temperancia. En conexión con estos restaurantes se deben hacer arreglos para la celebración de reuniones. Toda vez que se pueda, provéase una sala donde los clientes puedan asistir a pláticas acerca de la ciencia de la salud y la temperancia cristiana, y recibir instrucciones relativas a la preparación de alimentos sanos y sobre otros temas importantes…” (Consejos Sobre la Salud, p. 480).

“Dondequiera se realice obra misionera médica en nuestras grandes ciudades, deben realizarse escuelas de arte culinario; y dondequiera esté en proceso una obra educacional y misionera vigorosa, debe establecerse un restaurante higiénico de alguna clase, que dé una ilustración práctica de la correcta elección y de la debida preparación de los alimentos” (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p. 326).

“Hay muchos lugares que necesitan el trabajo médico misionero y donde se deberían establecer clínicas pequeñas . Dios desea que nuestros sanatorios constituyan un medio para alcanzar a las clases altas y bajas, a los ricos y los pobres. Deben ser administrados de tal manera que mediante su trabajo llamen la atención al mensaje que Dios ha enviado al mundo.

“Que le Señor aumente nuestra fe y nos ayude a comprender su deseo de que todos nos familiaricemos con su ministerio de curación y con el trono de la misericordia...” (Consejos Sobre la Salud, p. 501).

“Han de establecerse instituciones para el cuidado de los enfermos , en donde los que sufren de diversas enfermedades puedan colocarse bajo el cuidado de médicos misioneros temerosos de Dios, y ser tratados sin drogas …

“Deseamos edificar un sanatorio donde puedan curarse las enfermedades por las propias provisiones de la naturaleza, y donde a la gente pueda enseñársela a tratarse a sí misma cuando está enferma. Donde aprendan a comer en forma temperante alimentos sanos, y sean enseñados a rechazar todos los narcóticos- té, café, vinos fermentados y estimulantes de todas clases-, y a descartar la carne de animales muertos” (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, p. 331).

“El Señor me dio hace años luz especial concerniente al establecimiento de una institución de salud en la cual los enfermos pudieran ser tratados en una

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forma muy diferente de como se los trata en cualquier otra institución del mundo. Debía fundarse y conducirse de acuerdo con los principios bíblicos, como instrumento de Dios, y debía ser en sus manos uno de los instrumentos más eficaces para llevar luz al mundo. Era el propósito de Dios que se destacara con habilidad científica , con poder moral y espiritual y como fiel centinela de la reforma en todo sentido. Todos los que tuvieran una parte en estas instituciones debían ser reformadores, debían respetar los principios y obedecer la luz procedente de la reforma pro salud que brillaba sobre nosotros como pueblo” (Consejos Sobre la Salud, pp. 201-202).

“Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el cielo aprueba . Los remedios de Dios son los simples agentes de la naturaleza , que no recargarán ni debilitarán el organismo por la fuerza de sus propiedades. El aire puro y el agua, el aseo y la debida alimentación, la pureza en la vida y una firme confianza en Dios, son remedios por cuya falta millares están muriendo; sin embargo, estos remedios están pasando de moda porque su uso hábil requiere trabajo que la gente no aprecia. El aire puro, el ejercicio, el agua pura y un ambiente limpio y amable, están al alcance de todos con poco costo; mientras que las drogas son costosas, tanto en recursos como en el efecto que producen sobre el organismo” (Ibíd., p. 320).

“El Señor revelo que la prosperidad del sanatorio no debía depender únicamente del conocimiento y la habilidad de sus médicos, sino del favor de Dios. Debía ser conocido como una institución en la cual Dios era reconocido como el Monarca del universo, una institución que se encontraba bajo su supervisión especial. Sus gerentes debían hacer que Dios fuera el primero y el mejor en todo. Y en eso habría poder. Si era dirigida en una forma que Dios podía aprobar, tendría mucho éxito y se encontraría a la cabeza de todas las demás instituciones de esa clase en todo el mundo2” (Ibíd., 202).

Instituciones Médicas Fuera de las Ciudades

“Se me ha mostrado que en nuestra obra médica misionera hemos perdido muchas ventajas por no comprender la necesidad de cambiar nuestros planes concernientes a la ubicación de nuestros sanatorios. Es la voluntad de Dios que estas instituciones se establezcan lejos de las ciudades. Debieran estar en el campo, y sus alrededores ser tan agradables como sea posible. En la naturaleza, huerto de Dios, los enfermos hallarán siempre algo que distraiga su atención de sí mismos y eleve sus pensamientos a Dios.

“Se me ha mostrado que los enfermos deben ser cuidados lejos del bullicio de las ciudades, lejos del ruido de los tranvías, y de los coches. Aun la gente que tiene casas en el campo que venga a nuestros sanatorios, apreciará estar en un lugar donde reine la calma. En ese retiro, será más fácil que los pacientes sientan la influencia del Espíritu de Dios” (Ibíd., p. 262).

Condiciones Para Quienes Aspiran Trabajar Como Médicos en Nuestras Instituciones Misioneras Médicas

2 “El [Dr. Kellogg], dijo que cuando algo nuevo surgía en el mundo de la medicina, él sabía por su conocimiento del espíritu de profecía si esto pertenecía en nuestro sistema o no. Si pertenecía, él lo aceptaba inmediatamente y lo promovía, mientras que el resto de los médicos lentamente experimentaban, y cuando finalmente ellos lo adoptaban, él les llevaba la delantera por cinco años.“Por otra parte, cuando la profesión médica era arrastrada por alguna novedad, si ésta no encajaba con la luz que habíamos recibido [a través de Elena de White], él simplemente no la tocaba. Cuando los médicos finalmente descubrían su error, se preguntaban porque el Dr. Kellogg no había caído en ello” (Elena de White, Publication Document, file 46, Windows, p. 144; Richard A. Shaefer, Legado, p. 60).

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“Se me ha instruido que en vista de la naturaleza exigente de la obra médica misionera, los que desean entrar en este ramo deben ser examinados primero cabalmente por médicos competentes, a fin de averiguar si tienen o no la fuerza necesaria para soportar el curso de estudios que deben seguir en la escuela de preparación” (Consejos Para los Maestros, Padres y Alumnos, p. 458).

“Los que se sienten ineptos para la obra médica deben escoger otra ocupación. Los que se sienten con disposiciones para cuidar enfermos, pero cuya educación y cuyas aptitudes médicas son limitadas, deberían resignarse a desempeñar los ramos más humildes de dicha obra y actuar como fieles enfermeros. Sirviendo con paciencia bajo la dirección de médicos hábiles podrán seguir aprendiendo, y si aprovechan toda oportunidad de adquirir conocimientos, podrán tal vez llegar con el tiempo a estar preparados para ejercer la medicina” (El Ministerio de Curación, p. 79).

Una Preparación Médica Completa, en Armonía con la Ley

“Se me ha dado luz acerca de la necesidad de proveer las cosas esenciales para preparar a nuestros jóvenes que desean ser médicos, de modo que puedan pasar los exámenes requeridos para probar su eficacia como médicos . Se les debe enseñar a tratar juiciosamente los casos de los enfermos, para que se elimine la posibilidad de que cualquier médico sensato imagine que en nuestra facultad no damos la instrucción suficiente para calificar debidamente a nuestros jóvenes y señoritas como médicos bien preparados. Los estudiantes que se gradúan deben avanzar de continuo en conocimiento; pues la práctica hace la perfección.

“La facultad de medicina de Loma Linda debe ser de la más alta calidad, porque los que están en esa escuela tienen el privilegio de mantener una conexión viva con el más sabio de todos los médicos, de quien se recibe el conocimiento de calidad superior. Y para la preparación especial de nuestros jóvenes que tienen claras convicciones de su deber de obtener una educación médica que los capacitará para pasar los exámenes requeridos por la ley, debemos suplir lo que se necesite para que no tengan que ir a facultades de medicina dirigidas por hombres que no son de nuestra Fe. Así cerraremos una puerta que al enemigo le gustaría mantener abierta; y nuestros jóvenes y señoritas, cuyos intereses espirituales el Señor desea que salvaguardemos, no se sentirán obligados a unirse con incrédulos para obtener una preparación completa en las ramas médicas3” (El Ministerio Médico, pp. 74-75).

“En la profesión médica hay muchos escépticos y ateos que exaltan las obras de Dios por encima del Dios de la ciencia. Son comparativamente pocos los que ingresan en las facultades de medicina del mundo y salen puros y sin mancha. No se elevaron, ni ennoblecieron ni santificaron. Las cosas materiales eclipsaron las celestiales y eternas. Muchos mezclan la fe y los principios religiosos con las costumbres y prácticas del mundo, y escasea la religión pura y sin mancha. Pero cada estudiante puede ingresar en la facultad con la misma firmeza y resolución con que Daniel ingresó en la corte de Babilonia, y mantenerse íntegro durante todo su curso. La fuerza y la gracia de Dios han sido provistas al costo de un sacrificio infinito, para que los hombres puedan vencer las sugestiones y tentaciones de Satanás, y salir sin contaminación. La vida, las obras y el comportamiento son el argumento más poderoso y solemne para los negligentes,

3 “El funesto espíritu de incredulidad se halla en todo país, y se está introduciendo en todas las capas de la sociedad. Se enseña libremente en muchas de las universidades, institutos de enseñanza superior, y escuelas de enseñanza media, y aparece aun en las lecciones que se enseñan en las escuelas primarias y en el jardín de infantes. Miles que profesan ser cristianos prestan oído a espíritus mentirosos…” (En los Lugares Celestiales, p. 314).

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irreverentes y escépticos. Sean la vida y el carácter un enérgico argumento en favor del cristianismo; entonces los hombres se verán obligados a reconocer que los estudiantes han estado con Jesús y han aprendido de él.“No se dejen engañar los estudiantes de medicina por las trampas del diablo ni por ninguno de sus pretextos arteros que tantos adoptan para engañar y entrampar. Manténganse firmes y fieles a los principios. Pregunten a cada paso: "¿Qué dice el Señor?" Digan firmemente: "Seguiré la luz. Honraré y respetaré la Majestad de la verdad".

“Especialmente los que están estudiando medicina en las escuelas del mundo, deben protegerse contra la contaminación de las malas influencias que los rodean constantemente. Cuando sus instructores son hombres sabios según el mundo, y sus condiscípulos incrédulos que no piensan seriamente en Dios, hasta los cristianos experimentados corren peligro de sentir la influencia de este trato con los irreligiosos. Sin embargo, algunos han seguido el curso de medicina y han permanecido fieles a los buenos principios. No quisieron realizar estudios en sábado; y demostraron que los hombres pueden prepararse para los deberes de un médico sin chasquear las expectativas de quienes los estimularon a obtener su educación” (Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, pp. 462-463).

“Debido a las tentaciones peculiares que nuestros jóvenes afrontan en las facultades de medicina del mundo, se debería hacer provisión para impartir preparación médica en nuestras propias instituciones, con profesores cristianos. Nuestras escuelas mayores de las diferentes uniones, deben colocarse en la posición más favorable para capacitar a nuestros jóvenes a fin de que satisfagan los requerimientos de ingreso que exigen las leyes del Estado para los que quieren estudiar medicina . Deben obtenerse los profesores de más talento, para que nuestras escuelas se pongan a la altura debida. Los jóvenes y los de más edad que deseen prepararse para un trabajo que requiera ciertos exámenes legales , deben poder obtener en los colegios de nuestras uniones todo lo que sea esencial para entrar en una facultad de medicina.

“… y por cuanto hay requerimientos legales de que los estudiantes de medicina estudien ciertas materias preparatorias, nuestros colegios deben ponerse en condiciones de dar a sus estudiantes la preparación literaria y científica necesaria (Ver el Anexo 1).

“Y no sólo deben nuestras escuelas superiores dar ésta instrucción a los que piensan seguir la carrera de medicina, sino que deben hacer también todo lo que es esencial para el perfeccionamiento de los estudios ofrecidos por nuestro Colegio de Médicos Evangelistas de Loma Linda. Como se hizo notar al fundarse ésta escuela, debemos proveer lo esencial para nuestros jóvenes que desean ser médicos, a fin de que puedan prepararse inteligentemente y pasar los exámenes requeridos para probar su eficiencia como médicos . Se les debe enseñar a tratar comprensivamente los casos de enfermedad, a fin de que no pueda ningún médico sensato imaginar que en nuestra escuela privamos a los jóvenes de la instrucción necesaria para habilitarlos debidamente para ejercer la medicina. Los jóvenes que se han diplomado deben progresar continuamente en conocimiento, porque la práctica perfecciona” (El Ministerio Médico, pp. 89-90).

“Hay muchas mujeres preparadas para mantenerse junto a sus esposos en la obra de los sanatorios, para dar tratamientos a los enfermos y para ofrecer palabras de consejo y aliento al prójimo. Hay algunas que deben buscar una educación que las capacite para actuar como médicos.

“En esta rama de servicio, se necesita hacer una obra positiva. Tanto las mujeres como los hombres deben recibir una preparación médica integral. Ellas deben especializarse en las enfermedades comunes de las mujeres, para que puedan entender cómo tratarlas. Se considera esencial que

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los hombres que desean ejercer la medicina reciban la amplia preparación necesaria para dedicarse a tal profesión. Es igualmente esencial que las mujeres reciban la misma preparación y que obtengan diplomas que certifiquen su derecho a ejercer la medicina...

“Nuestras instituciones debieran ser especialmente concienzudas al proveer a las mujeres una preparación que las capacite para actuar como parteras. En nuestros sanatorios debe haber damas doctoras en medicina quienes entiendan bien su profesión y que puedan asistir a las mujeres en sus partos. Se me ha mostrado que las mujeres, y no los hombres, deben atender esos casos. Se me dirigió al plan bíblico, en el cual en tales oportunidades las mujeres desempeñaban la parte del médico. Debemos adoptar este plan, pues es el plan del Señor.

“Una y otra vez se me ha dado luz referente a que debe escogerse a mujeres para esta rama de trabajo. Ahora ha llegado el tiempo cuando debemos enfrentar claramente el asunto. Deben educarse más mujeres para esta labor, y así cerrar una puerta de tentación. No debemos permitir que se coloquen tentaciones innecesarias ante los médicos y enfermeros, ni ante las personas para las cuales ellos ministran” (Ibíd., pp. 79-80).

“Se me han dirigido algunas preguntas referentes a nuestra relación hacia las leyes que gobiernan el ejercicio de la medicina. Necesitamos actuar en forma inteligente, pues al enemigo le gustaría estancar nuestra obra para que nuestros médicos tengan sólo una influencia limitada. Algunos hombres no actúan en el temor de Dios, y pueden tratar de acarrearnos dificultades colocándonos yugos que no podamos llevar. No podemos someternos a regulaciones que sacrifiquen principios; esto pondría en peligro la salvación del alma.

“Pero debemos acatarlas siempre que podamos cumplir con las leyes del país sin colocarnos en una falsa posición. Las leyes sabias4 se han dictado para salvaguardar a la gente contra la imposición de médicos no calificados. Debemos respetar estas leyes, pues nos protegen a nosotros mismos de atrevidos charlatanes. Si manifestáramos oposición a estos requerimientos, esta tendería a restringir la influencia de nuestros médicos misioneros.

“Debemos considerar cuidadosamente las implicaciones de estos asuntos. Si hay condiciones con las cuales no podemos estar de acuerdo, debemos tratar de hacer ajustes, de tal forma que no se suscite una oposición fuerte contra nuestros médicos. El Salvador nos ordena que seamos sabios como serpientes e inofensivos como palomas” (Ibíd., pp. 109-110).

“…queremos dirigir unas palabras de cautela a los extremistas para que no presenten una norma falsa ni procuren luego que todos se conformen con ella. Hay quienes emprenden una obra de reformadores respecto a la salud cuando no están preparados para dedicarse a otra empresa, pues no tienen bastante sentido para cuidar sus propias familias ni para conservar su debido lugar en la iglesia. ¿Qué hacen? ¡Ah, se dedican a ser médicos de la reforma pro salud , como si pudiesen tener éxito en ello! Asumen las responsabilidades del ejercicio de esta profesión, y se encargan de las vidas de hombres y mujeres, cuando no saben nada del asunto.

“Elevaré la voz contra los novicios que aseveran tratar las enfermedades de acuerdo con los principios de la reforma pro salud. No permita Dios que seamos objeto de experimentación. Nuestras filas son demasiado escasas. Y morir en una guerra tal es muy poco glorioso. Dios nos libre de un peligro tal. No necesitamos tales maestros y médicos. Los que procuran tratar las enfermedades deben saber algo del organismo humano. El Médico celestial

4 Ver Romanos 13:1-7; 1 Timoteo 2:1-4; Tito 3:1; 1 Pedro 1:13-17.

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estaba lleno de compasión. Los que tratan con los enfermos necesitan ese espíritu. Algunos de los que quieren dedicarse a médicos son fanáticos, egoístas y tercos. No se les puede enseñar nada. Puede ser que nunca hicieron nada de valor. Tal vez no hayan tenido éxito en la vida. No saben nada que valga la pena saberse, y sin embargo, se dedican a practicar la reforma pro salud. No podemos dejar que estas personas maten a uno o a otro. No, no podemos permitirlo” (Joyas de los Testimonios, Tomo 1, pp. 191, 192). Ver el Anexo 2

“Debiéramos tener, en diversos lugares, hombres de extraordinaria habilidad que hayan obtenido sus diplomas en escuelas médicas de la mejor reputación, que puedan pararse delante del mundo como totalmente calificados y como médicos legalmente reconocidos. Que el temor de Dios haga con que los hombres escojan sabiamente para que anden por el camino esencial de entrenamiento para poder obtener esas calificaciones. Deben ser hombres prudentes que permanezcan firmes a los principios del mensaje. Estos debieran obtener las calificaciones y la autoridad para conducir una obra educacional para nuestros jóvenes y señoritas que deseen ser entrenados en la obra médico-misionera.

“Ahora que el mundo es favorable hacia la enseñanza de los principios de la reforma pro-salud, debieran darse pasos para asegurar para nuestros propios médicos el privilegio de impartir instrucción médica a nuestros jóvenes, los cuales de otra manera serían guiados a asistir en los colegios médicos del mundo. Vendrá el tiempo, cuando será más difícil que lo que es ahora, conseguir un entrenamiento para nuestros jóvenes en la obra médico-misionera” (Elena de White, Manuscrito 61, 1910; citado en The Medical Evangelist, Junio de 1910).

Citas Adicionales

“Los evangelistas que realizan obra médica misionera podrán llevar a cabo un excelente trabajo de pioneros. La obra del ministro y la del médico misionero evangelista debieran integrarse completamente. El médico cristiano debería considerar que su trabajo es tan elevado como el del ministro. Se trata de una obra grande, sagrada y muy necesaria. El médico y el ministro deberían comprender que se hallan empeñados en la misma tarea. Deberían trabajar en armonía perfecta. Deberían consultarse mutuamente. Su unidad dará testimonio de que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para salvar a todos los que creen en él como Salvador personal” (Consejos Sobre la Salud, p. 551).

“Los que no tienen diplomas de médicos, de todos modos pueden realizar mucho bien. Algunos de ellos deben prepararse para trabajar como médicos competentes. Muchos, dirigidos por los médicos , pueden llevar a cabo una obra médica aceptable sin pasar largos años estudiando, como se había pensado que era necesario en el pasado.

“Muchos saldrán a trabajar para el Maestro, sin haber terminado sus estudios en un colegio. Dios ayudará a estos obreros. Adquirirán conocimiento de la escuela superior y serán capacitados para ocupar su posición entre los obreros como enfermeros. El Gran Médico Misionero aprecia cada esfuerzo que se realiza para tener acceso a las almas por medio de la presentación de la reforma pro salud” (Consejos Sobre la Salud, pp. 539-540).

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Anexo 1

Elena de White y el Conocimiento de las Ciencias

Elena de White no sólo abogó por una educación religiosa cristiana bíblica, sino también por una instrucción científica necesaria, en todas nuestras instituciones educativas y de salud. Veamos algunas citas:

“Dios quiere que el colegio en Battle Creek llegue a una más elevada norma de cultura intelectual y moral que cualquier otra institución de su tipo en nuestro país. Debería enseñarse a los jóvenes la importancia de cultivar las facultades físicas, mentales y morales para que puedan alcanzar no sólo los más elevados logros en las ciencias, sino que, por medio del conocimiento de Dios, puedan ser educados para glorificarlo; que puedan desarrollar caracteres simétricos y así estar preparados para ser útiles en este mundo y obtener la idoneidad moral para la vida inmortal.

“Las escuelas establecidas entre nosotros son asuntos de grave responsabilidad, porque están involucrados intereses importantes. De una manera especial nuestras escuelas son un espectáculo a los ángeles y a los

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hombres. El conocimiento de las ciencias de todo tipo es poder, y es el propósito de Dios que se enseñe ciencia avanzada en nuestras escuelas como preparación para la obra que ha de preceder a las escenas finales de la historia de la tierra. La verdad ha de ir a los lugares mas remotos de la tierra, por medio de agentes preparados para la obra pero aunque el conocimiento de la ciencia es poder, el conocimiento que Jesús en persona vino a impartir al mundo era el conocimiento del evangelio. La luz de la verdad había de enviar sus brillantes rayos a las partes más lejanas de la tierra, y la aceptación o el rechazo del mensaje de Dios involucra el destino eterno de las almas” (Mente, Carácter y Personalidad, Tomo 1, pp. 370, 371).

“La luz que Dios ha dado en los ramos médicos misioneros no llevará a su pueblo a ser considerado como inferior en el conocimiento médico científico, sino que lo colocará en la más alta eminencia…

“Procure cada estudiante de medicina alcanzar una alta norma. Bajo la disciplina del mayor de todos los maestros, nuestro curso debe ir siempre hacia arriba, hacia la perfección…

“…Los estudiantes que se proponen ministrar a la humanidad doliente no hallarán fin a sus estudios antes de llegar al cielo. Debe adquirirse el conocimiento que se llama ciencia, y al mismo tiempo el que lo busca ha de reconocer diariamente que el temor de Dios es el principio de la sabiduría”

“Los profesores de nuestra facultad de medicina deben estimular a los alumnos a obtener todo el conocimiento que puedan en cada departamento” (Consejos Para los Maestros, Padres y Alumnos, pp. 461, 462, 465).

Como podemos notar, Elena de White nunca divorció el conocimiento de Dios del conocimiento científico (Ver Daniel 1:17). Muy por el contrario, ella reconoció que el saber científico debía tener una parte importante en nuestro programa educativo.

Dios es el Autor de Toda Verdadera Ciencia

“Dios es el autor de la ciencia. La investigación científica abre ante la mente vastos campos de pensamiento e información, capacitándonos para ver a Dios en sus obras creadas. La ignorancia puede intentar apoyar al escepticismo apelando a la ciencia; pero en vez de sostenerlo, la verdadera ciencia revela con nuevas evidencias la sabiduría y el poder de Dios. Debidamente entendida, la ciencia y la palabra escrita concuerdan, y cada una derrama luz sobre la otra. Juntamente nos conducen a Dios, enseñándonos algo de las leyes sabias y benéficas por medio de las cuales él obra” (Consejos Para los Maestros, Padres y Alumnos, p. 411. Ver también Patriarcas y Profetas, p. 648).

Muchos Adelantos Científicos y Tecnológicos Fueron Inspirados por Dios. Su Iluminación y Dirección Alcanza También a Hombres Incrédulos

y Paganos, Aunque Éstos no se Den en Cuenta de Ello

“Dios ha permitido que raudales de luz se derramasen sobre el mundo, tanto en las ciencias como en las artes” (Patriarcas y Profetas, p. 105).

“"Aquel era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo." El mundo ha tenido sus grandes maestros, hombres de intelecto gigantesco y penetración maravillosa, hombres cuyas declaraciones han estimulado el pensamiento y abierto vastos campos de conocimiento; y esos hombres han sido honrados como guías y benefactores de su raza… Como la luna y los planetas del sistema solar brillan por la luz reflejada del sol, así, hasta

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donde su enseñanza es verdadera , los grandes pensadores del mundo reflejan los rayos del Sol de justicia. Toda gema del pensamiento, todo destello de la inteligencia, procede de la Luz del mundo” (El Deseado de Todas las Gentes, pp. 429-430).

“Ahora hay muchos inventos y adelantos, así como máquinas que ahorran esfuerzos, que no tuvieron los antiguos. Ellos no las necesitaban...

“Mientras mayor ha sido el tiempo en que la tierra ha yacido bajo la maldición, más difícil le ha sido al ser humano cultivarla y hacerla productiva. A medida que el suelo se ha vuelto más improductivo y se ha hecho necesario duplicar la labor para trabajarlo, Dios ha suscitado hombres con facultades ingeniosas para construir implementos que alivien las tareas de la tierra que gime bajo la maldición” (Comentario Bíblico Adventista, Tomo 1, p. 1103).

“El conocimiento actual que existe en el mundo puede ser adquirido, porque todos los hombres son propiedad de Dios, y son usados por Dios para cumplir su propósito en ciertas esferas, aun cuando rechazan al hombre Jesucristo como su Salvador. No siempre se puede discernir la manera como Dios usa a los hombres, pero él si los usa. Dios le confiere talentos y capacidad inventiva a los hombres, para que su gran obra pueda ser realizada en nuestro mundo. Se supone que las invenciones de las mentes humanas surgen de la humanidad, pero Dios está detrás de todo ello. Él ha hecho que los sistemas de transportación rápida se inventaran para el gran día de su preparación” (Fundamentals of Christian Educations, p. 409).

“Pero Dios no ha estado en todos los inventos. En gran medida, Satanás ha regido las mentes humanas y las ha impelido a nuevos inventos que las han hecho olvidarse de Dios” (Comentario Bíblico Adventista, Tomo 1, p. 1103).

“El gran Médico coopera con todo esfuerzo hecho a favor de la humanidad

sufriente… su corazón lleno de simpatía se conmueve por todos los que sufren sobre la tierra, y él coopera con todo el que trabaja para aliviarlos” (Spaulding Magan, p. 127).

“Siempre que haya un impulso de amor y simpatía, siempre que el corazón anhele beneficiar y elevar a otros, se revela la obra del Espíritu Santo de Dios. En las profundidades del paganismo, hombres que no tenían conocimiento de la ley escrita de Dios, que nunca oyeron el nombre de Cristo, han sido bondadosos para con sus siervos protegiéndolos con peligro de sus propias vidas. Sus actos demuestran la obra de un poder divino. El Espíritu Santo ha implantado la gracia de Cristo en el corazón del salvaje, despertando sus simpatías que son contrarias a su naturaleza y a su educación. La luz "que alumbra a todo hombre que viene a este mundo", está resplandeciendo en su alma; si presta atención a esta luz, ella guiará sus pies al reino de Dios” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pp. 317-318).

Elena de White estuvo conciente de lo anterior, por ello tubo una mente abierta en relación a los adelantos científicos y tecnológicos referentes a la salud

La cirugía no es una negación de la fe. “Tenemos el privilegio de utilizar todos los medios señalados por Dios de

acuerdo con nuestra fe, y luego confiar en Dios cuando hemos pedido el cumplimiento de la promesa. Si hay necesidad de practicar una operación quirúrgica, y el cirujano está dispuesto a encargarse del caso, no constituye una

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negación 326 de la fe el llevar a cabo la operación” (Mensajes Selectos, Tomo 2, pp. 325-326).

El Vigilante Divino al lado del médico. “Cristo es el médico misionero más grande que ha existido. Nunca pierde un

caso. Sabe cómo proporcionar fuerzas y dirección a los médicos que trabajan en esta institución. Está junto a ellos mientras llevan a cabo sus difíciles operaciones quirúrgicas. Sabemos que esto es así. El ha salvado vidas que se habrían 327 perdido si el bisturí se hubiera desviado en lo que corresponde al espesor de un cabello. Los ángeles de Dios asisten constantemente a aquellos por quienes Dios ha dado su vida.

Dios proporciona habilidad y eficiencia a los médicos de esta institución, porque le están sirviendo a él. Saben que su habilidad no les pertenece sino que viene de arriba. Comprenden que junto a ellos hay un Vigilante divino que les da sabiduría y los capacita para actuar inteligentemente en su trabajo… [Palabras dirigidas a los obreros del hospital de Santa Helena]...” (Ibíd. pp. 326-327).

Transfusión de sangre “Hay una cosa que ha salvado vidas: la transfusión de sangre de una persona

a otra; pero puede ser difícil y tal vez imposible que Ud. pueda hacerla. Tan sólo la sugiero”.

La vacunaciónVacunación contra la viruela: El 12 de junio de 1931 el Hno. D. E. Robinson,

uno de los secretarios de la Sra. White, escribió lo que sigue acerca de la actitud de la Sra. White hacia la vacunación:

"Ud. pide información definida y concisa concerniente a lo que la Hna. White escribió acerca de la vacunación y del suero.

"Es posible contestar brevemente esta pregunta, porque hasta donde tenemos registro, ella no se refirió a estas cosas en ninguno de sus escritos.

"Sin embargo, le interesará saber que una vez cuando había una epidemia de viruela en la región, ella misma fue vacunada, e instó a sus colaboradores, los que trabajaban con ella, a que se vacunaran. Al dar este paso, la Hna. White reconoció el hecho de que ha sido demostrado que la vacuna inmuniza contra la viruela o bien atenúa enormemente sus efectos si es que se la contrae. Reconoció también el peligro de contagiar a otros si no se tomaba esta precaución. [Firmado] D. E. Robinson".

Tratamiento con rayos X en Loma Linda.“Durante varias semanas recibí tratamientos con rayos X para la mancha

negra que tenía en la frente. En total fueron veintitrés aplicaciones que hicieron desaparecer completamente la mancha. Estoy muy agradecida por esto” (Ibíd. pp. 348-349).

Se las necesita raramente, úseselas cada vez menos. “La medicación a base de drogas, tal como se la practica generalmente, es

una maldición. Enseñad a no utilizar las drogas. Úseselas cada vez menos y confíese más en recursos de la higiene, porque entonces la naturaleza responderá a la acción de los médicos de Dios: el aire puro, el agua pura, el ejercicio adecuado y una conciencia limpia… muchos podrían recuperar la salud sin emplear la mínima cantidad de medicina si tan sólo obedeciesen las leyes de la salud. Utilícense las drogas raramente” (Ibíd., p. 322)

El consejo dado par la Sra. White, cuando le preguntaron acerca del uso de la quinina en el tratamiento de la malaria, armonizaba con esta declaración. Su hijo,

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que viajaba con ella y la ayudaba, informa lo siguiente: "Cierta vez, cuando estábamos en Australia, un hermano que había trabajado como misionero en las islas, le habló a mamá acerca de la enfermedad y la muerte de su hijo mayor. Este se hallaba gravemente enfermo de malaria, y aconsejaron a su padre que le diera quinina; pero en vista del consejo dado en los testimonios de no utilizar quinina, rehusó proporcionársela, y su hijo murió. Cuando se encontró con la Hna. White, le formuló esta pregunta: '¿Habría pecado yo al administrar quinina al muchacho cuando no tenía otro medio de controlar la malaria, y cuando sabía que moriría si no se la proporcionaba?' Ella contestó: 'No, porque se espera que hagamos lo mejor que podemos' " (Carta de W. C. White, 10 de septiembre de 1935).Los compiladores (Ibíd.).

“Se les debe dar la oportunidad a nuestros médicos-misioneros de conocer las mejores cosas hechas por los alópatas, los eclécticos, los homeópatas, los osteópatas, y los médicos que curan con agua; pero ninguno de estos sistemas debe ser adoptado como si fuesen el signo de nuestra orden. Ni tampoco nuestros médicos deben darle el crédito o el honor de los resultados de sus labores bajo Dios, a ningún hombre o grupo de hombres, ni a ninguna localidad, ni a ningún sistema” (Elena de White, declaración hecha en la Asociación de Mountain View, el 27 de Enero de 1910; citado por Willian. C. White, en The Medical Evangelist, edición de Octubre-Noviembre de 1911, p. 32).

Anexo 2

Peligros de Una Lectura Sesgada o Superficial del Espíritu de Profecía

Muchos de esos supuestos reformadores de la salud, se caracterizan por estudiar los Testimonios del espíritu de profecía de manera sesgada, unilateral, y hasta superficial. Para no caer en este error podemos ensayar un correcto análisis con las siguientes citas inspiradas:

“En los colegios y universidades millares de jóvenes dedican buena parte de los mejores años de su vida al estudio del griego y del latín. Y mientras que están empeñados en estos estudios, la mente y el carácter se amoldan según los malos sentimientos de la literatura pagana, cuya lectura es generalmente considerada como parte esencial del estudio de estos idiomas.

“Los que se han familiarizado con los clásicos declaran que "las tragedias griegas están llenas de incestos, muertes, y sacrificios humanos hechos a dioses sensuales y vengativos". Mucho mejor sería para el mundo que se prescindiera de la educación conseguida de semejantes fuentes. "¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen?" (Prov. 6: 28). "¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie" (Job 14: 4). ¿Podemos esperar entonces que la juventud desarrolle un carácter cristiano mientras que su educación es amoldada por la enseñanza de los que hacen mofa de los principios de la ley de Dios?

“Al hacer a un lado toda restricción, y al sumirse en diversiones desvergonzadas, en disipaciones y vicios, los estudiantes no hacen sino seguir el ejemplo puesto ante sus inteligencias por estos estudios…”(Consejos Para los Maestros, Padre y Alumnos, pp. 369-370).

El lector extremista y superficial llegará a la conclusión que el estudio del griego y el latín está absolutamente condenado por el espíritu de profecía, ¿no es

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así? (si usted llegó a esa conclusión, vuelva a leer el texto con más detenimiento, por favor).

Pero, ¿es eso lo que en realidad está diciendo el texto? Antes de responder, sigamos leyendo la siguiente parte del texto:

“…Hay carreras en que el conocimiento del griego y del latín es necesario. Hay algunos que tienen que estudiar estos idiomas. Pero el conocimiento de ellos, indispensable para fines prácticos, puede adquirirse sin el estudio de una literatura corrompida y corruptora.

“El conocimiento del griego y del latín no es de necesidad para muchos . El estudio de idiomas muertos debería ser pospuesto al estudio de temas que enseñen a hacer uso provechoso de todas las facultades del cuerpo y de la mente. Es locura para los estudiantes gastar tiempo en el estudio de idiomas muertos o en el conocimiento de libros en cualquier ramo en menoscabo de una preparación para las obligaciones de la vida práctica” (Ibíd., p. 369-370).

En realidad, las citas anteriores no están condenando el estudio del griego y el latín, en sí mismos como idiomas; lo que se condena es la “literatura corrompida y corruptora”, que en las instituciones mundanas (mayormente, de ese tiempo) acostumbraban recomendar a los estudiantes.

Las citas reconocen también, que “hay algunos que tienen que estudiar estos idiomas”. ¿Se podría, por ejemplo, traducir el Nuevo Testamento sin conocer el griego? ¿Se podría traducir la Vulgata Latina, sin conocer el latín? ¿Podríamos conocer gran parte de la historia universal sin conocer estos idiomas? (gran parte de la historia europea se encuentra escrita en griego y en latín). De hecho, teólogos, historiadores, estudiosos de la etimología y la lingüística histórica, etc., necesitan conocer de estos idiomas (unos más que otros) para profundizar en sus estudios.

Pero por otro lado, el texto dice que “el conocimiento del griego y del latín no es de necesidad para muchos”. La costumbre de enseñar griego y latín a todos los estudiantes de los colegios y universidades de los días de Elena de White, era infructífera e innecesaria. “Es locura para los estudiantes gastar tiempo en el estudio de idiomas muertos… en menoscabo de una preparación para las obligaciones de la vida práctica”.

Este ejemplo, nos debe enseñar que debemos evitar leer los escritos inspirados con una mente extremista, desequilibrada y tendenciosa; sin estiran o acomodar las citas, para que armonicen con nuestros pre-conceptos y opiniones particulares.

Siempre debemos analizar bien el texto. Considerar el tiempo y el lugar en que fue escrito, conocer el contexto (anterior y posterior), determinar si el consejo es específico o general, si hay excepciones a la regla o no. Y en el caso de presentar alguna “contradicción”, comparar con otras citas que traten el mismo tema, de la misma forma como estudiamos la Biblia (estudio temático). Si no tomamos en cuenta estas pautas y las hacemos una práctica habitual, lamentablemente quedaremos expuestos a los engaño del enemigo. Ver Mateo 24:24.

Muchos cristianos descuidados, por ejemplo, han sido engañados por falsos predicadores que usan la Biblia para lucrar con ella. Entre los pasajes que usan, está este: “Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme” (Mateo 19:21).

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Entonces ellos reclaman de los fieles de sus iglesias, dinero y bienes materiales para que así, según les dicen, lleguen a ser perfectos y tener tesoro en los cielos; mientras que ellos (los ministros) se llenan de tesoros en la tierra.

Pero, ¿dice ese pasaje que debemos venderlo todo y darlo a los pobres para alcanzar la perfección? ¿Es esto lo que quiso decir el Señor Jesús? Examinando bien el texto (Mateo 19:16-30) y comparándolo con Marcos 10:17-24, notamos que Jesús dijo estas palabras a un joven rico que confiaba y amaba más las riquezas que a Dios (ver Marcos 10:24). El Señor quiso dejar en claro que debemos amarle totalmente a Él, y no confiar en las riquezas. Y es en este contexto que debemos interpretar el texto. Cuando Jesús vio a este joven “le amó” (Marcos 10:21) y quiso convertirlo en uno de sus más fervientes y amados discípulos. Mas eso no era posible, si es que primero este joven no tomaba la decisión de romper con Mamón, el dios de las riquezas (Mateo 6:24).

Pero este no fue el caso de muchos personajes bíblicos, que aunque fueron ricos, amaron y confiaron plenamente en Dios, sin aferrarse a sus riquezas (Job, Abraham, Isaac, Jacob, José, etc.)5 Correctamente entendido, el texto de Mateo 19:21, es un llamado a no vivir aferrados a las riquezas6; sino por el contrario, reconocer que “de Jehová es la tierra y su plenitud” (Salmos 24:1). “Pues todo es tuyo, dijo el Rey David, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Crónicas 29:14).

Finalmente, podemos analizar otro pasaje de la Escritura:

“Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas” (Oseas 3:1)

A simple vista este pasaje nos habla de la infidelidad del pueblo de Israel, al “mirar a dioses ajenos” (algo condenado por el primer mandamiento) y amar las “tortas de pasas”. Con esto uno podría llegar a la conclusión de que comer tortas de pasas implica infidelidad a Dios. Pero considerando el tiempo y el lugar en el que fue escrito este texto, llegamos a la conclusión de que las pasas o las tortas de pasas no tienen nada de malo, en sí mismas como alimento (1Samuel 25:18; 30:11, 12; 2 Samuel 16:1, 2; 1 Crónicas 12:38-40; 16:2-4). El problema radicaba en que en ese tiempo, en esa parte del mundo, había un culto dedicado a una diosa pagana llamada la “reina del cielo”7, a quien sus adoradores ofrendaban tortas de pasas. Ver Jeremías 7:16-18.

5 Job 1:1, 3; Génesis 13:2; 26:12-14; 30:43; 41:40-43.

6 “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10).7 “Reina del Cielo era el título que se daba a la “diosa madre”, muy venerada en el mundo antiguo por su vinculación con la sexualidad y con las fuentes de la vida. En Mesopotamia recibía el nombre de Istar y era identificada con el planeta Venus; en Canaán la llamaban Astarot (véase Jue. 3:7 nota c). La mención de los hijos, los padres y las mujeres da a entender que se trataba de un culto familiar. Cf. Jer 44:17-19)” (Reina-Valera 1995, Edición de Estudio, p. 937).

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