El mejoramiento de la calidad de la educación

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El mejoramiento de la calidad de la educación, se ha convertido en un reto que debemos asumir como un deber y un compromiso con Venezuela; un gran reto que indiscutiblemente deberá asumir todo venezolano, pero que va a comprometer de una forma más particular y más directa al profesorado. Para asumir y poder llevar a la práctica el gran reto que supone la mejora de nuestra calidad de enseñanza, lo primero que se necesita hacer, es conocer las propuestas formuladas por el Ministerio de Educación y Deporte, concretamente a través del Currículo Básico Nacional, y reflexionar sobre ellas, confrontándola con nuestra experiencia y con nuestra práctica educativa. Punto de partida imprescindible para, desde él, protagonizar, en un futuro inmediato, una enseñanza más abierta, más innovadora y más significativa. En realidad somos los docentes quienes vamos a protagonizar y a hacer posible la realidad de un cambio de una renovación pedagógica y didáctica en los centros escolares. La reforma que emprendamos, sólo será posible si los docentes la asumimos de una manera crítica y reflexiva, y si llegamos a sentirla verdaderamente como nuestra. La poca capacidad y autonomía de la institución escolar para auto evaluarse y la carencia de una fuerza social que exija, promueva y contribuya a la renovación ha tenido como consecuencia el deterioro de la educación venezolana. En respuesta a este reto y en la búsqueda de una mayor eficiencia y calidad de la práctica educativa, el Ministerio de Educación propuso un Plan de Acción en el cual se privilegia la palabra "reestructuración" con un significado de transformación total, desde las bases operativas, hasta la cima gerencial del sector educativo. Este nivel de educación básica es el segundo del sistema educativo venezolano, tiene una duración de nueve (9) años y se organiza en tres etapas sucesivas: la Primera Etapa abarca 1°, 2° y 3° grado; Segunda Etapa incluye 4°, 5° y 6°

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El mejoramiento de la calidad de la educación, se ha convertido en un reto que debemos asumir como un deber y un compromiso con Venezuela; un gran reto que indiscutiblemente deberá asumir todo venezolano, pero que va a comprometer de una forma más particular y más directa al profesorado.

Para asumir y poder llevar a la práctica el gran reto que supone la mejora de nuestra calidad de enseñanza, lo primero que se necesita hacer, es conocer las propuestas formuladas por el Ministerio de Educación y Deporte, concretamente a través del Currículo Básico Nacional, y reflexionar sobre ellas, confrontándola con nuestra experiencia y con nuestra práctica educativa. Punto de partida imprescindible para, desde él, protagonizar, en un futuro inmediato, una enseñanza más abierta, más innovadora y más significativa.

En realidad somos los docentes quienes vamos a protagonizar y a hacer posible la realidad de un cambio de una renovación pedagógica y didáctica en los centros escolares. La reforma que emprendamos, sólo será posible si los docentes la asumimos de una manera crítica y reflexiva, y si llegamos a sentirla verdaderamente como nuestra.

La poca capacidad y autonomía de la institución escolar para auto evaluarse y la carencia de una fuerza social que exija, promueva y contribuya a la renovación ha tenido como consecuencia el deterioro de la educación venezolana.

En respuesta a este reto y en la búsqueda de una mayor eficiencia y calidad de la práctica educativa, el Ministerio de Educación propuso un Plan de Acción en el cual se privilegia la palabra "reestructuración" con un significado de transformación total, desde las bases operativas, hasta la cima gerencial del sector educativo.

Este nivel de educación básica es el segundo del sistema educativo venezolano, tiene una duración de nueve (9) años y se organiza en tres etapas sucesivas: la Primera Etapa abarca 1°, 2° y 3° grado; Segunda Etapa incluye 4°, 5° y 6° grado y la Tercera Etapa comprende 7°, 8° y 9° grado. La educación formal ofrecida en este nivel es gratuita y obligatoria para toda la población en edad escolar como servicio público garantizado por el Estado.

En el nivel de educación básica se ofrece a los niños y adolescentes una formación:

Integral, al abarcar todos los aspectos del desarrollo: lo afectivo, lo cognitivo y lo bio-social.

General, por cuanto promueve aprendizajes y conocimientos variados de los elementos humanísticos, artísticos y científicos de la cultura nacional y universal.

Básica, porque proporciona la educación formal mínima que deben cumplir los venezolanos según lo pautado por la ley.

Las finalidades del nivel de educación básica son las siguientes:

La formación integral del educando.

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La formación para la vida.

La formación para el ejercicio de la democracia.

El fomento de un ciudadano capaz de participar activa, consciente y solidariamente en los procesos de transformación social.

El desarrollo de una conciencia ciudadana para la conservación, defensa y mejoramiento del ambiente y la calidad de vida y para el uso racional de los recurso naturales.

El desarrollo de sus destrezas y su capacidad científica, técnica, humanística y artística.

El inicio de la formación en el de disciplinas y técnicas que le permitan el ejercicio de una función socialmente útil.

El desarrollo de las capacidades del ser, conocer, hacer y convivir de cada individuo de acuerdo con sus aptitudes.

La dignificación del ser.

Es importante destacar que la Primera Etapa de la Educación Básica es un período donde los ejes transversales y las disciplinas del saber aparecen totalmente integrados, por esta razón se le reconoce como una etapa de integración, en la cual el aprendizaje se da de una manera globalizada. En este caso, los ejes transversales no tienen una epistemología propia, ni un espacio determinado en el Diseño Curricular. Estos se desarrollan en el contexto de las áreas académicas.

En la Segunda Etapa del Nivel los ejes continúan interrelacionados con las áreas del conocimiento, aún cuando éstas comienzan a tomar su propio carácter y naturaleza. Esta etapa se reconoce como un período de interrelación a diferencia de la Tercera Etapa que es una etapa de independencia.

El perfil de competencias en el Currículo Básico del Nivel de Educación Básica, se define con una visión humanística científica y social atendiendo a los diferentes tipos de capacidad que el estudiante debe adquirir al egresar de este nivel educativo. Este perfil se organiza en torno a los cuatro aprendizajes fundamentales: Aprender a Ser; Aprender a Conocer; Aprender a Convivir y Aprender a Hacer en los cuales se integran las competencias cognitivas- intelectuales, cognitivas- motrices y cognitivas- afectivas a objeto de lograr una formación integral y holística del educando.

La escuela debe enseñar una nueva fundamentación moral como solución a los problemas sociales, y así adquirir su autonomía y trabajar por proyectos flexibles que relacionen los contenidos con la realidad y estén sujetos a una evaluación continua.

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La evaluación dentro de una dinámica constructivista debe significar un cambio en el "QUE", "PARA QUE", "CUANDO" y "COMO EVALUAR".

La evaluación es un proceso:

Constructivo: recoge evidencias sobre el proceso de construcción de conocimiento de los participantes en atención a experiencias previas.

Interactivo-Participativo: promueve la interacción de los implicados y los considera como medios para el desarrollo del dialogo y discusión.

Reflexivo: permite analizar e interpretar las actuaciones, causas e interferencias que inciden en el crecimiento de quienes participan.

Global: ve el proceso educativo como un todo y busca comprenderlo y armonizarlo en todas sus partes.

Negociado: permite discutir sobre las actuaciones de los implicados y consensuarlas en atención a interés y prioridad.

Criterial: propicia la contrastación de ideas en base a normas.

La evaluación dejará de ser un instrumento de castigo, para convertirse en estímulo, reconocimiento, regocijo y motivación a la convivencia. Debe comunicarse para despertar la conciencia, el compromiso y voluntad para participar más activamente en los proyectos individuales y colectivos.

De esta manera, la relación docente-alumno genera un despertar ético que los fortalece. Mediante interacciones constructivistas en el contexto sociocultural, el docente va interviniendo cooperativa y socialmente.

El docente debe realizar una evaluación formativa permanente para conectar las disciplinas presentes en los ejes transversales incorporados al currículo lo que lo obliga a una revisión de las estrategias didácticas aplicadas tradicionalmente para el desarrollo de los objetivos.

Al igual que una evaluación del desarrollo de la reforma curricular en la I y II Etapa de Educación Básica y la consolidación de los procesos de implementación de Proyectos Pedagógicos de Aula y Proyectos Comunitarios, como instrumentos de la planificación escolar, los cuales orientan y organizan la administración del currículo en los planteles.

La propuesta de evaluación de los aprendizajes en la primera y segunda etapa de educación básica se enmarcan dentro de los principios, propósitos y objetivos del

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proyecto educativo de educación básica: “reto, compromiso y transformación” y el plan de acción del ministerio de educación.

En este sentido, Coll (1987) considera que el cómo evaluar va unido al cómo enseñar, por cuanto ambos procesos se realizan simultáneamente en el aula y no de forma separada. De allí que la evaluación podrá verse como un proceso constructivo integrado al quehacer educativo, en el que se contempla: la evaluación de los aprendizajes de los alumnos, la práctica pedagógica, los proyectos pedagógicos de aula y plantel.

La evaluación de los aprendizajes en la educación básica se fundamenta en un enfoque cualitativo, el cual pretende hacer del contexto donde se produce el proceso de enseñanza y aprendizaje, un espacio para la reflexión, comprensión y valoración de los avances, intereses, aspiraciones, consideraciones e interpretaciones de quienes participan en la acción educativa.

La evaluación cualitativa utiliza como metodología fundamental la etnografía, la cual se interesa en lo que hacen las personas que participan dentro de un grupo, tomando como referente la actividad de los miembros de éste. En este sentido lo que cuenta son sus significados e interpretaciones. Asimismo se vale de la narración, interpretación y descripción de juicios valorativos fundamentados en una observación holística y continua, lo cual es posible en un ambiente de interacción comunicativa constructiva entre los sujetos que participan en el proceso.

Dentro de este enfoque, la evaluación es entendida como un proceso de investigación mediante el cual se recogen y analizan, continuamente, evidencias sobre lo que acontece en el acto de enseñar y aprender. Durante el proceso de investigación evaluativo se observan e interpretan las construcciones realizadas en el desarrollo del currículo de manera abierta, crítica y sucesiva, lo cual ayuda a establecer el sentido de la interacción.

Ver la evaluación como investigación es una forma de penetrar y proyectar la construcción del conocimiento de los participantes, tomar en cuenta los significados personales, creencias, modelos interpretativos iniciales que favorezcan la explicación de sus puntos de vista; así mismo el contraste con los otros y con momentos de su propia experiencia.

La evaluación del aprendizaje en la primera etapa será cualitativa por cuanto su propósito fundamental es describir, narrar e interpretar los avances, aciertos, errores

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acontecidos en el proceso de construcción de conocimiento de quienes en la acción educativa.

La evaluación cualitativa intenta comprender los fenómenos y situaciones como un todo, en consecuencia toma en cuenta el desarrollo evolutivo de los niños para ajustar su enseñanza y sentar las bases para construcción de conocimientos más complejos en etapas sucesivas.

En la segunda etapa, se mantiene el énfasis en lo cualitativo. No obstante, se pretende utilizar métodos cuantitativos para obtener una información por diferentes vías y lograr una visión global que ninguno de los dos métodos podría aportar por sí sólo.

Se trata de complementar lo cualitativo con lo cuantitativo tomando en consideración los intereses y necesidades de los participantes en el proceso de evaluación y la vinculación de la acción educativa con el contexto real donde se realiza.

Bibliografía consultada:

http://www.monografias.com/trabajos11/cued/cued.shtml

La evaluación es el principal instrumento del educador para tomar decisiones

curriculares, ya que suministra información, tanto en lo que se refiere a la marcha

general del proyecto educativo, institucional comunitario, como al desempeño del

maestro y al proceso de desarrollo y aprendizaje de cada niño.

La evaluación del desarrollo del niño y de la niña es concebida como un proceso

permanente de valorización cualitativa de sus potenciales y de los aprendizajes

adquiridos, así como de las condiciones que lo afecta.

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La evaluación debe considerarse como un elemento más del proceso educativo. Por ello

un gran proyecto para mejorar la intervención educativa es sistematizar al proceso

evaluativo y hacer de él un instrumento imprescindible en la practica pedagógica.

La evaluación se ha convertido en los últimos tiempos en un tema recurrente tanto en

el debate didáctico como en las preocupaciones de los distintos elementos que integran

la vida escolar.

Para muchos es un tema de difícil solución y de difícil acuerdos, pero indudablemente

nos compromete diariamente en los desafíos similares de esta hermosa tarea de educar.

Siendo la educación una práctica social y la evaluación uno de sus principales actos que

se lleva a cabo en las instituciones educativas, debemos abordarla desde distintos

aspectos: ideológicos, sociales, pedagógicos, psicológicos y técnicos.

Siendo este tema muy controversial, surgen diversas interrogantes como por ejemplo

¿para que evaluar? ¿Qué evaluar? ¿Dónde evaluar?

Respondiendo a loa primera interrogante se puede decir que vamos hacia un nuevo

paradigma educativo que es la evaluación cualitativa por proceso; entonces esto

significa que evaluamos para ayudar a una persona a crecer en todas las dimensiones

del ser.

Respecto a que evaluar se afirma que el buen educador se interesa por la calidad de vida

de los educandos, la realización de sus aptitudes como individuos y miembros de la

especie humana, y la apropiación creativa de la realidad mediante aprendizajes

estructurales.

Finalmente respecto a la pedagogía contemporánea, considera que el ambiente

educativo todo espacio socio vital en el que se desarrolla normalmente su vida un

individuo, desvinculando así la educación del aula. La evaluación debe darse donde se

produzca una situación de aprendizaje, que contribuya a l desarrollo integral (Holistico)

el educando.

Es necesario adoptar una actitud renovadora y abierta de posibilidades hacia una

verdadera valoración del trabajo, desarrollo de habilidades y destrezas y aplicación de

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conocimientos de los alumnos, contribuyendo así a una eficaz forma de evaluar y evitar

inmediatamente la medición, que es muy corta de elementos sustantivos, dejando a

épocas remotas la estratificación de los estudiantes.

La razón de ser de la evaluación es servir a la acción; acción educativa debe entenderse

desde el punto de vista formativo, la evaluación es el medio menos indicado para

mostrar el poder del profesor ante el alumno y el medio menos apropiado para controlar

las conductas de los alumnos. Hacerlo es síntoma de debilidad y de cobardía,

mostrándose fuerte con el débil, además de que pervierte y distorsiona el significado de

la evaluación. La evaluación no es ni puede ser apéndice de la enseñanza, es parte de la

enseñanza y del aprendizaje.

En el nivel de la educación superior la evaluación tiene aspectos positivos y negativos.

Entre los aspectos negativos: una de las tantas causas del fracaso académico es la

elevada carga y saturación del trabajo, debidas a falta de opciones y a la rigidez del

sistema universitario y también debido al número y a ola dificultad de las materias en

cada semestre.

Respecto al lado positivo tenemos la flexibilidad de la oferta académica es una cualidad

que se expresa en la forma de operar el plan de estudios, de tal manera que tenga acceso

el mayor numero posible de personas. Es una alternativa mejorada del sistema

universitario, operado en la modalidad de créditos, que le permite al estudiante elegir y

planear, por periodo, su propia carga académica, según sus capacidades y necesidades,

así: actividades extra-académicas, necesidades laborales, periodos de practica, etc.; con

un modelo organizativo mucho mas abierto y dinámico, con un campo de acción dentro

de unas limitantes mas amplias, de acuerdo con las necesidades contemporáneas de los

clientes del servicio de educación, es decir, los estudiantes.

En cuanto al aprendizaje en el nivel de educación superior, se presentan nuevas formas

de aprendizaje universitario tales como: estudiar a través de la experiencia de la vida

real, a través de la investigación (estudiantes investigadores), el aprendizaje basado en

problemas, y e fenómenos, el aprendizaje basado en la Web.

Se acentúa reiteradamente el aprendizaje cooperativo o en grupos, el aprendizaje

colaborativo asistido por e computador, se insiste en la preocupación de la universidad

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por el aprendizaje a lo largo de la vida, se propone un nuevo método de aprendizaje, la

tutoría y otros medios de aprendizaje, el portafolio y los diarios de aprendizaje.

Se enfatiza también que los entornos de aprendizaje deben ser innovadores, que las

bibliotecas sean centros de recursos de aprendizaje, además de las reformas curriculares

y renovar las tecnologías de información.

En fin la evaluación en este nivel debe ser de corte cualitativo con los test de evaluación

como núcleo principal de ésta, porque el alumno debe participar activamente también en

su propia evaluación. Por eso es absolutamente indispensable educar en y para la auto

evaluación a fin de que el educando mismo así como su familia y su comunidad

ambiental puedan emitir juicios sobre experiencias significativas de aprendizaje de las

que el maestro nunca será testigo.

Como opinión personal puedo decir que la evaluación en el nivel superior en mi caso

pregrado, ha sido muy flexible pero a su vez exigente, en este horizonte se evalúa de

acuerdo a la carrera estudiada, es decir, si es una carrera industrial obviamente se

desarrollara la evaluación en el campo de las industrias, si es medicina pues en un

hospital y si es educación esta se evaluara en una institución educativa y así en las otras

respectivamente.

Puedo inferir como experiencia personal también que en la carrera de educación se ha

dejado a un lado la evaluación de tipo examen y se ha puesto en practica el modo

expositivo que me parece una muy buena forma de evaluar porque así se toma en cuenta

la forma como expresa su interpretación el estudiante, además se están usando los

portafolios donde el estudiante va almacenando todo el material utilizado en clases y

otra modalidad de evaluación que son los diarios de clase donde el estudiante expresa

todos sus experiencias y sentimientos vividos.

Me parece que son maneras muy interesantes de evaluar ya que así las evaluaciones

dejan ser traumatizantes para los estudiantes y los animan a continuar en el proceso de

estudios.

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Referencias bibliográficas

  http://www.foroswebgratis.com/temas/educacion-6_1.htm

  Kaufman, R.A. Planificación de sistemas educativos. México,1979

  Instituto Universitario de Mejoramiento Profesional del Magisterio

(IUMPM).Evaluación Educativa. Caracas,1989

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANA

VICERRECTORADO ACADEMICO

COORDINACION

Hoy, la enseñanza está al servicio de la educación, y por lo tanto, deja de ser objetivo

central de los programas la simple transmisión de información y conocimientos.

Existiendo una necesidad de un cuidado mayor del proceso formativo, en donde la

capacitación del alumnado está centrada en el autoaprendizaje, como proceso de

desarrollo personal. Bajo la perspectiva educativa, la evaluación debe adquirir una

nueva dimensión, con la necesidad de personalizar y diferenciar la labor docente.

En momentos de cambios sociales como en que vive Venezuela, es necesario

revisar a fondo el papel de la educación y con ello la concepción pedagógica que

subyace en la práctica en el aula. En el entendido de que aprendemos en cualquier

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ambiente y en todo momento, la escuela ofrece la posibilidad, dentro de lo que es el

aprendizaje continuo, de adquirir de forma acelerada aquellos saberes fundamentales

que fuera de ella se dificultarían o se imposibilitarían.

En este tiempo de cambios es indispensable desarmar la trampa ideológica de

analizar el presente desde la perspectiva de nociones o ideas del pasado. Nos

corresponde a los educadores ser la vanguardia, para ello hay que mantenerse

informados y alertas. Es pertinente estudiar, observar, aprender, investigar comprender.

No podemos enseñar la cosas que no sabemos y, si deseamos una educación mejor,

tendremos que describir lo singular de los diferentes contextos donde realizamos

nuestro trabajo docente y comunitario. Así la educación será instrumento de desarrollo

y formaremos ciudadanos capaces de transformar.

A veces se nos ocurre que buena parte de la responsabilidad se encuentra dentro

de nosotros mismos, asumamos que es parte de un problema. En otras ocasiones

buscamos culpables en las instituciones que forman docentes, pero poco, muy poco nos

detenemos a reflexionar sobre cual concepto de calidad, los indicadores de la calidad, el

contenido social y de clase de palabra calidad de la educación. Porque puedes evaluar la

calidad de un objeto, siempre y cuando tengas bien claro cuál es la utilidad de ese

objeto. Si desconocemos para que servimos, como podemos saber si esta bien hecho, a

lo sumo dirás que bonito o que feo, según sea el caso pero, mas nada.

Se va a evaluar los objetivos y contenidos previstos, los procedimientos

que se utilizan para permitir el aprendizaje. En definitiva, se valoran los

procesos de enseñanza y su puesta en práctica en el aula. (Evaluación del

Como dice Stenhouse (1984), "para evaluar hay que comprender. Cabe afirmar

que las evaluaciones convencionales del tipo objetivo no van destinadas a comprender

el proceso educativo. Lo tratan en términos de éxito y de fracaso". En su opinión, "el

profesor debería ser un crítico, y no un simple calificador".

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Lo expuesto anteriormente va mucho con la realidad que viví al ser evaluada,

pero esto hoy en día debe cambiar esta problemática sí actualmente sucede, y que todos

los docentes nos hagamos la pregunta de porque evaluamos y aprendamos el verdadero

significado de lo que es la evaluación.

Según Plancad (1999:32) evaluar es una actividad interactiva y reflexiva. La

evaluación debe ser un proceso permanente en la vida del ser humano. Desde niño se

debe aprender a valorar todo aquello que se hace y de esta manera distinguir lo que es

perjudicial y benéfico.

Y el que evaluar supone reflexionar, en primer lugar, sobre qué queremos que

los alumnos conozcan y aprendan tras el periodo de enseñanza y, en segundo lugar, qué

pretendemos que los alumnos realicen con el conocimiento adquirido.

Como señala Peters, "el éxito del que enseña sólo puede definirse a partir del

éxito del que aprende". En el mismo sentido, Cronbach, recoge en una de sus tesis sobre

evaluación que "el evaluador es un educador; su éxito debe ser juzgado por lo que otros

aprenden".

En la medida en que un sujeto aprende, simultáneamente evalúa: discrimina,

valora, critica, opina, razona, fundamenta, decide, enjuicia, opta... entre lo que considera

que tiene un valor en sí y aquello que carece de él. Esta actividad evaluadora, que se

aprende, es parte del proceso educativo, que como tal es continuamente formativo.

Las deficiencias del sistema tradicional de evaluación, han desformado el

sistema educativo, ya que dada la importancia concedida al resultado, el alumno

justifica al proceso educativo como una forma de alcanzar el mismo.

La evaluación debe permitir la adaptación de los programas educativos a las

características individuales del alumno, detectar sus puntos débiles para poder

corregirlos y tener un conocimiento cabal de cada uno.

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Como se ha podido explicar en este ensayo me he enfocado básicamente en el

docente al momento de avaluar, en las reflexiones que nos hacemos al momento de estar

en el ámbito educativo, y por esta razón es muy importante saber la importancia de

evaluar a nuestros alumnos, y principalmente evaluarnos nosotros como docente y

hacernos la pregunta ¿Qué papel estoy cumpliendo yo como un verdadero docente?.

La evaluación debe ser tomada como un centro que representa un medio para un

fin el cual es lograr centros eficaces y de calidad a través de un sistema que nos permita

controlar, valorar y tomar decisiones en un proceso continuo y sistemático que facilite

un desarrollo progresivo en el logro de los objetivos y de este modo avanzar y construir

una educación de calidad, como meta final.

Bibliografía

Alves M. (2001). ¿Qué y cómo enseñamos en la escuela?. Revista CANDIDUS, 16,

40-45.

Gimeno S. (1993). La Evaluación en la enseñanza/La evaluación su Teoría y su

Practica. Seguda Edición. Caracas: Ed. Cooperativa Laboratorio Educativo.

Sanchez M. (2001). Una expresión de aprendizaje alternativo para la consolidación de

la investigación, la docencia y la extensión, en una escuela rural básica. Revista

CANDIDUS, 14, 7-9.

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Velasco L. (2001) Los docentes no podemos perder nuestra capacidad de respuesta.

Revista CANDIDUS, 14, 27-28.

Chasque.net. (2007). Evaluación Educativa. Disponible en:

http://www.chasque.net/gamolnar/evaluacion%20educativa/evaluacion.02.html#

anchor736040.

Chasque.net. (2007). Reflexiones en Evaluación Educativa. Disponible en:

http://www.chasque.net/gamolnar/evaluacion%20educativa/evaluacion.04.html#

anchor2109673

La evaluación educativa

La evaluación se ha convertido en los últimos tiempos en un tema periódico,

tanto en cuestión didáctica como en las preocupaciones de las distintas

categorías que integran la vida escolar. Para muchos es un tema de difícil

solución y de difícil acuerdos, pero evidentemente nos compromete diariamente

en los desafíos similares de esta hermosa tarea de educar.

Debemos de abordar la evaluación desde distintos aspectos: ideológicos,

sociales, pedagógicos, psicológicos y técnicos, por que la evaluación es uno de

los principales actos que se lleva a cabo en las instituciones educativas.

Se dice que la evaluación tiene connotaciones ideológicas porque tiene que

ver con concepciones históricas – sociales que predominan en el contexto que

sin duda la condiciona.

Tiene connotación social ya que se relaciona con la promoción, con el fracaso

escolar, con el éxito, con la deserción, donde el proceso de enseñanza y

aprendizaje se desarrollan en un clima donde el caos, el desorden, los

conflictos, están presentes y formando parte de las instituciones escolares.

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Tiene connotación pedagógica porque tiene peso en la conducta de los

diferentes actores sociales involucrados en el curriculum.

Cuando la evaluación es estudiada como instrumento de selección puede

transformarse en una práctica clasificatoria y etiquetadora, en donde las

investigaciones psicológicas han demostrado lo importante que es para el

alumno la imagen que los otros tienen de él. Por último tiene connotación

técnica, porque es necesario repensar y recrear instrumentos idóneos y

confiables que enriquecen el proceso de enseñanza y de aprendizaje.

Pues bien, la evaluación esta asociada a valorar, a emitir juicios y opiniones

sustentados en una información recabada a través de un proceso de medición.

Para De la Garza y otros (1992) "evaluar significa examinar sistemáticamente

los eventos significativos que ocurren dentro y como consecuencia de un

programa establecido, con el fin de mejorar este programa u otros similares

que tengan el mismo propósito general (p.17). Con esto el autor quiso hacer

referencia al propósito de mejorar el programa que particularmente se esté

examinando, y que este propósito se pueda extender y generalizar a otros

programas similares, entendiéndose así que facilite un efecto de cambio y

modificación que difunda los límites de la entidad evaluada.

Chadwick y Rivera (1991) señalan que una evaluación planificada puede

contribuir a mejorar la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje; y que en

general puede ayudar a:

1. Motivar el aprendizaje estudiantil.

2. Diagnosticar y remediar las dificultades del proceso de aprendizaje.

3. Acrecentar la retención y la transferencia de lo aprendido.

4. Promover la autoevaluación.

5. Aumentar la comprensión de los alumnos y del proceso de aprendizaje.

6. Ayudar a clasificar los objetivos del aprendizaje.

Resulta interesante también la definición que presenta el Minep (2005) donde

la evaluación es entendida como un proceso de investigación mediante el cual

se recogen y analizan, continuamente, evidencias sobre lo que acontece en el

acto de enseñar y aprender.

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Con la intención de profundizar el significado del término evaluación, Gimeno

(1993) presenta verbos afines al mismo tales como: estimar, calcular,

justipreciar, valorar, apreciar o señalar el valor, atribuir valor a algo. Señala

además que el acto de evaluación involucra buscar un valor no material; pero,

en la práctica cotidiana, este proceso se limita a aplicar pruebas y asignar

calificaciones.

Una reflexión importante sobre el término evaluación es la que hace Gadotti,

quien en el prefacio del libro "Evaluación Cualitativa" (Demo, 1988) señala:

Reflexionar es también evaluar y evaluar es también planear, establecer

objetivos, etc. De ahí que los criterios de evaluación que condicionan

sus resultados, estén siempre subordinados a las finalidades y objetivos

establecidos previamente para cualquier práctica, sea ella educativa,

social, política u otra (p.11).

De acuerdo con lo expresado por este autor, se evidencia la necesidad de que

la evaluación esté presente en cualquier práctica y en cualquier nivel de

interés. De igual manera es interesante la amplitud con la que se asume el

proceso de evaluación, no limitándolo exclusivamente a la estimación de un

resultado (llámese nota, informe, etc.); entendiendo que desde el momento

mismo en que se planifican y establecen objetivos ya se está evaluando, se

está reflexionando.

Ahora bien, todo educador debe tener muy claro sobre: ¿Para qué evaluar?,

¿Qué evaluar?, ¿Quién evalúa?, ¿Cómo evaluar?, ¿Cuando evaluar?, para con

ello poder asegurarse que la experiencia educativa que vaya proponiendo en la

acción formativa, produzca resultados positivos.

¿Para qué evaluar?

Esta interrogante se centra en los objetivos que persigue la evaluación de la

práctica docente con la finalidad de mejorar la calidad de enseñanza y la oferta

educativa. Algunos de los objetivos son:

        Ir desde la experimentación diaria hasta la teorización. Para alcanzar

estos supuestos teóricos, el profesor debe identificar las auténticas

necesidades del alumno y formular una serie de hipótesis:

      Cómo aprende mejor y rinde el alumno.

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      Con qué se desmotiva o se cansa.

      Qué ayuda necesita.

      Qué nuevos estímulos son necesarios.

Luego de trazados las hipótesis, el educador reflexiona y toma

dediciones que buscan:

       Mejorar el proceso de enseñanza.

       Modificar el plan de actuación diseñado por el profesor.

       Programar el plan de refuerzo específico.

       Introducir los mecanismos de corrección adecuados.

        Revisar la relación entre las actividades, la metodología y recursos  y el

rendimiento de los alumnos.

        Prevenir posibles conflictos pedagógicos que pudieras producirse y, por

tanto, hipotetizar sobre el qué sucede y por qué sucede para encontrar

posibles soluciones.

En este mismo orden de ideas y tomando en consideración lo anterior

expuesto, enfoquémonos ahora en un nivel de educación básica, se puede

decir que por ejemplo en el nivel cinco o mejor dicho en quinto grado, se evalúa

para recoger información objetiva que nos permitan tomar decisiones

encaminadas a mejorar, apoyar, orientar y reforzar al alumno en el proceso de

enseñanza aprendizaje de tal manera que éste pueda disfrutarlo y no tenga

que padecerlo. También para saber el incremento de la calidad del proceso o

hasta donde el estudiante se ha apropiado de los objetivos planificados en

base a sus necesidades e intereses.

¿Qué evaluar?

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Se va a evaluar los objetivos y contenidos previstos, los procedimientos que se

utilizan para permitir el aprendizaje. En definitiva, se valoran los procesos de

enseñanza y su puesta en práctica en el aula. (Evaluación del docente. S. F).

Ahora bien, continuando con el nivel cinco y relacionándolo con lo antes

mencionado me atrevo a decir que en este nivel se evalúa la conducta o

comportamiento, como también el grado de conocimiento que el estudiante

tenga o se halla apropiado de los contenidos u objetivos planificados en base a

sus necesidades e intereses.

¿Quién evalúa?

Los agentes de la evaluación de la práctica docente son los siguientes:

La administración.

El Consejo Escolar del centro.

El alumnado.

El profesorado.

En nuestro estudio, nos hemos centrado exclusivamente en el papel evaluador

del alumno con respecto a la actuación del profesor y en la autoevaluación del

profesor (reflexión sobre su propio papel en el aula y en el centro). 

Los evaluadores deben reunir una serie de requisitos entre los que se destacan

los siguientes: 

Deben disponer de la información necesaria para el proceso indagador.

No deben realizar una evaluación a priori, sino que deben conseguir los

elementos de juicio necesarios.

Deben estar motivados para participar.

Deben tener un espíritu crítico pero constructivo.

Deben establecer un tiempo de adaptación entre el profesor y el grupo y

viceversa.

Deben ser capaces de reflexionar y sacar conclusiones. (Evaluación del

docente. S. F).

En el caso del nivel cinco como se ha venido hablando, pienso que la

evaluación debe ser hecha o realizada por un docente capacitado, el cual debe

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poseer los conocimientos pedagógicos necesarios para evaluar al alumno su

proceso de enseñanza aprendizaje y aportar una visión global del desarrollo

positivo o negativo de dicho proceso.

¿Cómo evaluar?

Teniendo en cuenta que la evaluación de la práctica docente ha de ser global,

amplia y continua, es decir, que considere todos los elementos del proceso de

enseñanza, es lógico pensar que ésta ha de ser flexible y diversa tanto en

técnicas como en instrumentos. 

Las técnicas de evaluación necesitan de instrumentos específicos que

garanticen la sistematicidad y rigor necesarios en el proceso de evaluación. El

estudio de todos los elementos es esencial si tenemos el propósito de

desempeñar adecuadamente nuestra responsabilidad en el proceso evaluador

de la práctica docente. (Evaluación del docente. S. F).

Algunas técnicas de evaluación docente e instrumentos son:

Técnicas Instrumentos

        Observación.

        Resumen.

        Ensayos críticos.

        Mapas de conceptos.

        Informe.

        Diagramas.

        Mapas mentales.

        Análisis de artículos.

        Exposiciones.

        Carteleras.

        Lista de cotejo.

        Escala de estimación.

        Entrevista.

        Mapa mental.

        Mapa conceptual.

        Pruebas objetivas.

        Pruebas orales.

(Minep. 2005. p20)

En la misma forma, en el nivel cinco el docente aplica una serie de técnicas

acompañadas con unos instrumentos, los cuales se utilizan con la validez y

fiabilidad para valorar o saber los resultados de los objetivos planificados en el proceso.

Técnicas Instrumentos

        Observación.         Lista de cotejo.

Page 19: El mejoramiento de la calidad de la educación

        Análisis de contenidos.

        Pruebas pedagógicas.

        Exposiciones.

        Escala de estimación.

        Registro anecdótico.

¿Cuándo evaluar?

La evaluación de la práctica docente tiene que aplicarse de forma permanente

para tener constancia de la evolución del proceso de enseñanza. Ello exige un

desarrollo a través de los distintos momentos para conseguir la coherencia  y

sistematicidad que precisa. Tiene la finalidad de retroalimentar el proceso y

propiciar la realización de ajustes del mismo, si fuese necesario. (Evaluación

del docente. S. F).

Finalmente, tomando en consideración lo expuesto anteriormente, puedo

opinar que en el nivel cinco, el docente evalúa en cualquier momento dentro del

horario establecido o rutina escolar diaria, dentro o fuera del aula, ya que

constantemente se esta observando al alumno para evaluar su conducta o

comportamiento y los conocimientos. A medida que el docente está

desarrollando un objetivo se va evaluando para saber quien se ha apropiado

del mismo y luego terminar el contenido por completo.

En pocas palabras, la evaluación es parte integral de una buena

enseñanza, de hecho podría decir que no es posible concebir adecuadamente

a la enseñanza sin la evaluación. Por ello pienso que es necesario mejorar las

propuestas de enseñanza y aprendizaje para así entender y realizar

satisfactoriamente una adecuada evaluación.

Page 20: El mejoramiento de la calidad de la educación

Bibliografía

        Chadwick, C., y Rivera, N. (1991). Evaluación Formativa para el

Docente. (1a. ed.). Barcelona, España: Paidós.

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Educación.

Evaluación del docente. (S. F). Extraído el 03 de enero de 2007 de

http: www.ucab.edu.ve/ucabnuevo/evaluacion/recursos/currilectura

La evolución de las concepciones evaluativas y sus tendencias actuales, no pueden verse tampoco ajenas o desconectadas de la evolución experimentada también por las distintas teorías relativas a la enseñanza y al aprendizaje, y las "Tendencias Pedagógicas presentes en la realidad educativa actual", dentro de las cuales toman auge la Pedagogía no Directiva, la Liberadora, la Pedagogía con una perspectiva cognoscitiva, la Operatoria, la Constructivista, y la basada en la Teoría Crítica de la enseñanza, entre otras (Colectivo de autores del CEPES, 2000); las que de forma general se oponen hoy a la práctica de la Pedagogía Tradicional, por sus efectos e influencias negativas sobre el aprendizaje y su evaluación (Canfux, V. Ibídem. Cap. I).

Page 21: El mejoramiento de la calidad de la educación

Se sabe, que dicha práctica pedagógica no se interesa o trabaja en el proceso de aprendizaje de los alumnos, no modela las accionesque el estudiante debe realizar, y en tanto, no se preocupa por conocer y por controlar cómo va ocurriendo la adquisición del conocimiento". De ahí que, "la evaluación del aprendizaje va dirigida al resultado, y los ejercicios evaluativos son eminentemente reproductivos, sin poner énfasis en el análisis y el razonamiento" (Canfux. Ibídem. p. 8).

Guba y Lincoln (1989), por ejemplo, abordando el tema de la evaluación, se han pronunciado por la necesidad de una nueva alternativa evaluadora respondente y constructivista (Stake, 1975; Russell y Willinsky, 1997), pretendiendo superar lo que según estos autores son deficiencias de las épocas o generaciones anteriores: una escasa atención al pluralismo de valores y un apego excesivo aún al paradigma positivista. Lo que supone, que los implicados o los responsables de evaluar ("stakeholders") presten una mayor atención a qué información se necesita, y cómo proceder al respecto (qué metodología emplear).

De acuerdo con Escudero Escorza (2003), las influencias de la pedagogía tradicional llevaron precisamente a un cambio comprensible de paradigma al evaluar, que es justificado por Guba y Lincoln, tomando en cuenta que:

a. La metodología convencional o tradicional no contempla la necesidad de identificar las demandas, preocupaciones y asuntos de los implicados.

b. Para llevar a cabo lo anterior se necesita una postura de descubrimiento más que de verificación, típica del positivismo.

c. No se tienen en cuenta suficientemente los factores contextuales.

d. No se proporcionan medios para valoraciones caso por caso. e. La supuesta neutralidad de la metodología convencional, es de

dudosa utilidad cuando se buscan juicios de valor acerca de un objeto y proceso social.

Es así, que el estudio de las distintas realidades escolares y el reajuste de las metodologías de investigación en tema de evaluación cobran fuerza hace ya algún tiempo como una perspectiva que busca el mejoramiento de la práctica pedagógica, de sus efectos y resultados, toda vez que ello posibilita la identificación y superación de los problemas educativos existentes, especialmente los que están relacionados al aprendizaje y a su evaluación, valorándose las demandas, posturas y practicas inadecuadas, tomando en cuenta todos los factores implicados (los materiales y los humanos).

De esta perspectiva, surgen los trabajos y las propuestas de Daniel L. Stufflebeam, creador del modeloCIPP, presidente del «Joint Committee on Standars for Educational Evaluation» primero (1975 a 1988), y director después del «Evaluation Center» de la Western Michigan University (sede del Joint Committee) y del "Center for Research on Educational Accountability and Teacher Evaluation"

Page 22: El mejoramiento de la calidad de la educación

(CREATE), quien da un grupo de recomendaciones que permiten proyectar la evaluación hacia aspectos más amplios y pertinentes (Stufflebeam, 1994, 1998, 1999, 2000 y 2001), tomando ideas de diversos evaluadores notables.

Estas recomendaciones están dirigidas hacia: a) lo útil, b) lo factible, lo razonable y lo políticamente viable, c) lo ético y lo justo y d) hacia la seguridad y la precisión a la hora de ofrecer información y juicios sobre el objeto de la evaluación.

Es destacable, la importancia dada por Stufflebeam a la responsabilidad del evaluador, al actuar de acuerdo a principios aceptados por la sociedady a criterios profesionales y al emitir juicios sobre la calidady valor educativo, lo que supone una interpretación y utilización de la información en la toma de decisiones y acciones por tomadas.

Materiales consultados (Abrann, 1974, Karmel, 1974 y otros) refieren sin embargo, que entre los años 1950 al 1980 aproximadamente, son manejados aún conceptos de evaluación del aprendizaje marcadamente estrechos, considerándose esta como una medida del grado en que eran satisfechos los objetivos planteados; lo que revela el enfoque academicista de la enseñanza que predomina y la fuerte tendencia a validar el aprendizaje a partir del logro de objetivos habitualmente estrechos y prefijados, empleándose esencialmente una base estadística y normas o escalas eminentemente cuantitativas, lo que permite inferir el predominio de la instrucción sobre la educación existente entonces y una estrechez de la evaluación con relación a sus fines y funciones.

Esta tendencia, ha trascendido con relativa fuerza hasta nuestros días. Peña de la Masa (1989), por ejemplo, considera que la evaluación del aprendizaje ha estado matizada habitualmente por modelos isomorfos, muy preocupados por la medición y la cuantificación del aprendizaje, con lo que se ha restringido el concepto de evaluación del aprendizaje y se ha distorsionado su objeto de estudio (el aprendizaje).

Así, la evaluación ha excluido habitualmente ciertas dimensiones del aprendizaje que son legítimamente humanas y éticamente necesarias asegurar en la enseñanza (la significatividad, los intereses, las motivaciones, los afectos, actitudes, etc.), por ser expresiones genuinas y relevantes del desarrollo personal e integral de los alumnos; lo que demuestra entre otras cosas la ausencia de un marco teórico-metodológico firme, que se contraponga al modelo tradicional.

Lo anterior queda demostrado en lo expresado por García (1979), quien a raíz de una búsqueda de algunas investigaciones realizadas sobre la evaluación en la que al parecer obtuvo datos que le resultaron desalentadores, señaló que la evaluación tenía un papel secundario dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, dejando

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entre ver en su discurso, la existencia de criterios aún estrechos al evaluar y una ausencia de personal especializado en ese renglón.

En consecuencia, García recuerda el modelo de Ralph W Tyler (1950, 1967, 1969), más holista y abarcador al decir de este, planteando que la evaluación del aprendizaje es uno de los elementos de cambio necesario en la educación, apuntando que esta debe retroalimentar sistemáticamente al proceso de enseñanza-aprendizaje, siendo una vía que permita tomar decisiones en aras de conocer y mejorar la calidad del mismo, en lugar de limitarse solo a comprobar o validar.

Partiendo de concepciones educativas o formativas, R. Tyler criticaba sobre todo, el divorcio entre lo enseñado y las metas de la instrucción, siendo el primero en dar una visión metódica amplia acerca de la evaluación, superando el conductismo y la mera evaluación psicológica en boga entonces.

Resulta destacable, que ya entre 1932 y 1940, en su famoso Eight-Year Study of Secondary Education para la Progressive Education Association, publicado dos años después (Smith y Tyler, 1942), dicho autor plantea la necesidad de una evaluación científica que sirva para perfeccionar la calidad de la educación.

Igualmente destacable resulta, que en la síntesis de su obra publicada años después (Tyler, 1950), dicho autor expusiera de manera clara su idea de «curriculum», e integrara en él su método sistemático de evaluación educativa, donde apuntaba la importancia de determinar la medida en que han sido alcanzados (o no) los objetivos previamente establecidos (Tomado de Escudero Escorza, 2003).

Tyler consideraba atinadamente, que una buena evaluación precisa de las siguientes condiciones:

a) Propuesta clara de objetivos.

b) Determinación de las diversas situaciones en las que se deben manifestar las conductas esperadas.

c) Elección de instrumentos apropiados de evaluación.

d) Interpretación de los resultados de las pruebas.

e) Determinación de la fiabilidad y objetividad de las medidas.

Como se aprecia, Tyler toma los objetivos preestablecidos como referencia central para la evaluación dentro de un proceso que según él, no puede ser aislado del currículo y da importancia además a la forma cuidadosa en que dichos objetivos deben definirse en términos de conducta (Mager, 1962), teniendo en cuenta que estos deben marcar el desarrolloindividual del alumno, pero dentro de un proceso socializador.

Para Tyler, el objeto del proceso evaluativo es determinar el cambio ocurrido en los alumnos, pero su funciónes más amplia que el hacer explícito este cambio a los propios alumnos, padres y profesores. De

Page 24: El mejoramiento de la calidad de la educación

hecho, consideraba con acierto que es también este un medio para informar sobre la eficacia del programa educacional y también de educación continua del profesor: lo cual lo retroalimenta.

Estas ideas y consideraciones, aunque sin desarrollar suficientemente entonces, comienzan a hacer tambalear ciertos términos y criterios que se hacen vulnerables por su estrechez y por la forma en que hasta ese momento son asumidos con frecuencia en la evaluación del aprendizaje.

Sin embargo, estas ideas y consideraciones no fueron suficientemente comprendidas ni implementadas entonces (Bloom, 1975; Guba y Lincoln, 1982). Sólo años más tarde, estas serían retomadas por otros importantes evaluadores como Cronbach y Sufflebeam, entre otros.

Se sabe que después de la Segunda Guerra Mundial, se incrementan las instituciones y amplían los servicios educativos. Las tecnologías avanzan y se trabaja en los principios estadísticos del diseño experimental (Gulliksen, 1950; Lindquist, 1953; Walberg y Haertel, 1990). En este periodo, aparecen también las famosas taxonomías de objetivos educativos (Bloom y otros, 1956; Krathwohl y otros, 1964).

En todo este periodo, la evaluación contribuye poco a la mejora de la enseñanza (y por tanto, también al aprendizaje). Se escribe mucho de evaluación, pero los planes de acciónson escasos y el perfeccionamiento de la labor instruccional es pobre (Mager, 1962; Popham, 1983, 1970). El verdadero desarrollo de las ideas y las propuestas tylerianas, vino sólo años después (Taba, 1962; Popham y Baker, 1970; Fernández de Castro, 1973).

En 1973, en muchos estados americanos se instituyó la obligación de controlar el logro de los objetivos educativos y la adopciónde medidas correctivas en el caso negativo (MacDonald, 1976; Wilson y otros, 1978). Se exigía un controlciudadano más directo sobre lo que ocurría en las escuelas. Este movimiento de rendición de cuentas y preocupado por la responsabilidad escolar, dio lógicamente lugar a una oleada de protestas por parte del personal docente (Escudero, 2003).

La influencia de la evaluación educativa continúo extendiéndose en esta direcciónhacia distintos componentes. Junto al reconocimiento del alumno y su aprendizaje como objetos de evaluación, aparecieron otros campos de acción y factores que confluyen e influyen en el proceso educativo: el programa educativo en un sentido amplio, el profesor, los métodos y los medios, los contenidos, las experiencias de aprendizaje, la organización, el ambiente escolar, así como el propio producto educativo entre otros.

Como resultado, se inicia en esta época un periodo de reflexión y de ensayos teóricos con ánimo de clarificar la multidimensionalidad del proceso evaluativo y su complejidad. Estos trabajos enriquecerán decisivamente lo conceptual y metodológico de la evaluación.

Page 25: El mejoramiento de la calidad de la educación

Puede decirse que la evaluación educativa dirigida al aprendizaje (como uno de sus objetos), fue en principio delineada hacia algunos propósitos fundamentales, destacándose entre ellos: el incremento sostenido del rendimiento académico de los alumnos, de su competitividadprofesional con visión futura, de la autorregulación del aprendizaje, así como la flexibilización de la evaluación mediante un registro instrumental y operativo más riguroso, más amplio y alternativo (Pérez Gómez, 1988; Ruiz, 1991 y otros).

Términos, conceptos y rasgos de la evaluación educativa

A partir de los hechos y circunstancias referidas, dentro del marco de la evaluación educativa comienzan a ser habituales ciertos términos, conceptos y significados, como por ejemplo:

1. Evaluador: Profesional responsable de planear, conducir y ejecutar los procesos de evaluación en diferentes contextos y con diversos propósitos y alcances.

2. Propósito de la evaluación: Expresa el fin u objetivo de un proceso de evaluación. Con la identificación del propósito se define para qué se evalúa, lo que resulta esencial para formular preguntas pertinentes, y determinar los datos cuantitativos y cualitativos requeridos para juzgar el mérito o valor de aquello que se evalúa.

3. Evaluación: Proceso sistemático y metódico que permite recopilar la información cuantitativa y cualitativa sobre el objeto con medios formales, con el fin de juzgar su mérito o valor y fundamentar decisiones en diferentes ámbitos de la vida.

4. Evaluación del aprendizaje:Campo especializado de la evaluación educativa en el que se valoran los conocimientos, habilidades y actitudes adquiridas por los estudiantes como resultado de diversas experiencias educativas. Tiene diversos propósitos: selección de alumnos, orientación y apoyo escolar, acreditación, etc.

5. Contexto de evaluación: comprende la suma de factores y condiciones (sociales, económicas, políticas, geográficas o institucionales) presentes o influyentes en el proceso de evaluación.

6. Auto evaluación: Proceso sistemático mediante el cual, una persona o grupo examina y valora sus propios procedimientos, comportamientos y resultados para identificar que requiere corregirse o modificarse.

7. Datos: Información cuantitativa o cualitativa que se obtiene durante el proceso de evaluación. Expresa las características más relevantes a considerar con respecto al objeto evaluado. Elemento básico para la elaboración de juicios, estimaciones, valoraciones, inferencias, informes y descripciones que fundamentan la toma de decisiones.

Page 26: El mejoramiento de la calidad de la educación

8. Acceso y análisis de datos:revela la necesidad que tiene para el evaluador acceder a la información que quiere conocer con relación al objeto de estudio y la importancia dada al análisis de la misma. Ello, supone una diversidad de técnicas e instrumentos a emplear.

 9. Indicador: expresión concreta que revela las características del objeto de estudio. En el campo de la evaluación educativa, los indicadores se emplean para juzgar la calidad, la eficiencia o la productividad.

10. Juicio evaluativo: operación reflexiva que resulta de discernir  el valor de la información a la luz de determinados criterios generales.

11. Informe de evaluación: documento que contiene resultados y recomendaciones de un proceso de evaluación. Generalmente, está integrado por descripciones e interpretaciones, complementado por tablas y gráficas. 

12. Logro de aprendizaje: logro de las metas propuestas. Grado en es logrado el aprendizaje previsto.

13. Mérito: cualidad o valor de un objeto o proceso por sus cualidades intrínsecas, con relación con determinados criterios establecidos en una evaluación.

14. Norma: principio aceptado en un proceso de evaluación para describir un desempeño típico, a partir del cual se juzga un individuo, objeto o proceso.

15. Pertinencia: grado de correspondencia que existe entre los fines  perseguidos  por la unidad académica y los requerimientos de la sociedad en la cual este inserta.

16. Validez: consistencia en la interpretación de los resultados de una evaluación, la cual presenta conclusiones que muestran pertinencia y concordancia con los atributos, propósitos y procedimientos elaborados previamente.

17. Efectividad: congruencia entre lo planificado y los logros obtenidos. No se cuestiona si dichos objetivos son  o no adecuados, en relación con el contexto  en el cual está inserta  la acción educativa.

18. Administración: ordenar, organizar, planificar, graduar y ejecutar la evaluación considerando el empleo de los recursos materiales, humanos y de información necesarios en el servicio al cliente o evaluados.

Tratando de aproximarnos a una definición de evaluación educativa y esclarecer en mayor medida cuáles son actualmente sus propósitos y sustento conceptual, podemos auxiliarnos de algunas consideraciones y de referencias hechas al respecto por varios autores reconocidos:

Rodríguez, A (1978), por ejemplo, ve a la evaluación educativa como una "actividad sistemática, continua e integrada en el proceso

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educativo, cuya finalidad es el mejoramiento del mismo, mediante el conocimiento lo más exacto posible del alumno, de dicho proceso y de todos los factores que intervienen en el mismo" (p. 39).

J. F. Angulo Rasco, J. Contreras Domingo y M. A. Santos Guerra, coinciden al entender como una evaluación educativa: "la formulación de un juicio sobre el valor educativo de un centro, un proyecto curricular, sobre la organización de un aula, o sobre cualquier otra realidad (…), interroga e intenta explicitar el valor educativo de dicha realidad" (En recopilación hecha por González Martínez, 2004. p. 83).

En una recopilación hecha, G. Molnar (1997) considera que "la razón de ser de la evaluación es servir a la acción educativa o formativa" (p. 1), y apunta que "la evaluación que no ayude a aprender de modo más cualificado (estructurador, relevante, emancipador, con mayor grado de autonomía y de responsabilidad) en los diferentes niveles educativos es mejor no practicarla" (ibídem).

Durante un ciclo de Conferencias impartidas en la Universidadde la Habana en septiembre de 2007, Álvarez Méndez señaló que: "la evaluación es sobre todo una actividad crítica y ética (…). Si la evaluación no lleva al aprendizaje es mejor descartarla. Así que, "la clave está en los principios y en los compromisos de acción a que esta obliga".

Se comprende entonces que para que la evaluación sea educativa, debe propiciar la indagación y la comprensión de los fenómenos y los procesos estudiados, asumiendo toda la complejidad que le es inherente a estos, explicitado siempre los resultados y las acciones tomadas en bien y mejora de todos los implicados. Lo que implica no menos que retomar lo señalado por Stenhouse (1984): "para evaluar hay que comprender" (tomado de Molnar 1997. p. 1).

Las evaluaciones tradicionales o convencionales, consideradas muchas veces como objetivas, no van destinadas usualmente a indagar y a comprender el proceso de enseñanza-aprendizaje en toda su complejidad, y pueden mucho menos tener un efecto educativo al limitarse frecuentemente a considerar el "éxito y el fracaso", términos que son por demás polémicos y debatibles.

De acuerdo con Molnar (1997) y M. González (2000), si la evaluación no es fuente de aprendizaje y mejoramiento personal, queda reducida a la simple aplicación de técnicas, reduciendo u ocultando procesos complejos que se dan en la enseñanza y en el aprendizaje. De manera que, la evaluación educativa es aprendizaje, y a la vez, todo aprendizaje que no conlleve autorreflexión, auto evaluación de la actividad misma del aprender, no forma.

La evaluación educativa presenta los rasgos o características siguientes:

Tiene como principio fundamental formar: educar.

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Aunque es eminentemente individualizante, no es ajena a la socialización. Dispone de alternativas para atender la diversidad.

Sus funciones son esencialmente formativas. En tanto, se revela como un componente consustancial y funcional del PDE.

La evaluación, como una situación más de aprendizaje. Da oportunidad a cada alumno a que se manifieste tal como es.

Su mayor interés es hacer de la evaluación un elemento mediatizador.

Abarca distintos momentos del proceso de enseñanza-aprendizaje: estado inicial, despliegue (durante), parcial y final.

Constituye un proceso de comunicación interpersonal, que reconoce y acepta las complejidades de la comunicación humana.

Los roles de evaluador y de evaluado se alternan, pudiendo darse incluso simultáneamente. Supone en tanto, diversas fuentes y agentes de evaluación. La participación de todos los implicados en el proceso es vital.

La autoevaluación y la coevaluación como procedimientos forman parte de la operatividad de esta modalidad de evaluación.

Presta especial atención, a la recogida y procesamiento de la información, para la interpretación de los resultados y la elaboración de un juicio temporal y final.

Emplea, múltiples técnicas y procedimientos, considerando "alternativas".

Los procedimientos, instrumentos y recursos se adecuarán al proceso en sí.

Abarca, atributos cuantificables y cualificables del objeto (el aprendizaje).

La información sobre la marcha de las actividades evaluativas, redundará en un mayor rendimiento. Cada alumno "sabrá a que atenerse y tomará las decisiones más acertadas y operativas".

Prepararse en cada momento para realizar las modificaciones o correcciones pertinentes manteniendo así la buena marcha del proceso.

Es retroalimentadora: está muy interesada en la mejora y potenciación del aprendizaje de los estudiantes y del propio desempeño del profesor.

J. F. Angulo Rasco, J. Contreras Domingo y M. A. Santos Guerra, proponen una evaluación educativa "participativa y democrática" (p. 6). En recopilación realizada por González Martinez, 2004), donde reconocen once características adicionales, de las cuales resultan destacables las siguientes:

Clara explicitación de los principios y los criterios éticos que conformarían los procedimientos y límites de su desarrollo. Ello coadyuva a que la evaluación tenga un carácter más participativo y democrático, cuidando en lo posible el equilibrioentre el derecho a la privacidad y la necesidad de conocimiento y responsabilidad social de los implicados (Kemmis y Robottom, 1981; Simons, 1989b y House, 1980).

Page 29: El mejoramiento de la calidad de la educación

La verdad y la valoración es asunto de construcción democrática de todos, porque en su búsqueda no puede haber más que participantes (todos). Cada quien tiene una verdad (un criterio) que merece ser escuchada.

No pretende convertir las complejidades naturales en simplificaciones que falsifiquen la realidad, Si bien la simplificación parece que hace más fácil la valoración, también lo es que la hace más superficial, errónea e injusta.

No se plega a la mística de los números y estadísticas. Los procedimientos y mediciones puramente cuantitativos, basadas solo en los análisis estadísticos, pueden contribuir a comprender en cierto grado las realidades evaluadas, pero no pueden evitar simplificar, en muchas ocasiones hasta el absurdo; la riqueza y profundidad de los procesos educativos de enseñanza y aprendizaje (Siedman, 1977).

No puede negarse que las concepciones educativas iniciales de R. W. Tyler y de otros, han tenido profundas implicaciones en el los planos teórico y metodológico.

En sentido general, han podido perfilarse mejor los conceptos de instrucción y de educación, y en este sentido, los formulación de objetivos de planes y programas de estudio; comprendiéndose la importancia de su correcta derivación y explicitación por el valor asignado y la susceptibilidad real de que estos objetivos a los efectos de evaluar; propiciando la elaboración de juicios de valor (Mager, 1973; Glaser, 1965; Popham, 1970; Bloom, 1971; Gagné 1971; González Pérez, 2000).

Siguiendo las concepciones educativas, el concepto de evaluación, así como sus fines, sus funciones y principios rectores, han podido redefinirse mejor y ampliarse, poniéndose estos en función de las cualidades y necesidades reales y legítimas del aprendizaje, del individuo y de la sociedad (Rodríguez, A, 1978; Sánchez Hidalgo, 1982; Nevo, 1983, 1989; Eisner, 1985, 1993; Tenbrink Terry, D, 1999; Álvarez de Zayas, 1999; Castro Pimienta, 1999; González, 2000; Álvarez Méndez, 2001, 2003, 2006)

Eisner (1985 y 1993, pp 226-232) por ejemplo, plantea algunos principios y da ciertas sugerencias que han permitido entender mejor el alcance y viabilidad de la evaluación:

Reflejar las necesidades del mundo real, atendiéndose más las habilidades de resolución de problemas y de construcción de significados.

Mostrar cómo los estudiantes resuelven problemas y no solamente atender al producto final de una tarea, ya que el razonamiento determine la habilidad para transferir aprendizaje.

Reflejar los valores de la comunidad. No limitarla a ejecución individual, ya que la vida requiere de

la habilidad de trabajo en equipo.

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Permitir mas de una manera de hacer las cosas, ya que las situaciones de la vida real raramente tienen solamente una alternativa correcta.

Requerir que los estudiantes comprendan el todo, y no sólo las partes.

Permitir a los estudiantes escoger una forma de respuesta con la cual se sientan cómodos.

A partir de estos principios y presupuestos, aparece lo que se ha dado en llamar "Evaluación Criterial", la que centró su atención en las normas y los criterios establecidos para evaluar, así como en la valoración por comparación con ciertos estándares de realizaciones deseables establecidos (Glaser, 1963; Popham, 1970 y 1983; Mager, 1973; Carreño, 1977; Gronlund, 1985).

Bajo la evaluación criterial, los presupuestos de las concepciones educativas se han extendido al ámbito de la Educación Física y el Deporte, especialmente en España, de la mano de los planteamientos constructivistas y de la LOGSE de 1990, para la "evaluación del alumnado" (Sales Blasco, 1997; Blázquez, 1999).

También aparecen trabajos desarrollados por diferentes autores que sugieren la realización de la metaevaluaciónapoyándose en las "Checklists" o lista de control (Scriven, 1967, 1991; Stufflebeam, 1999, 2000, 2001, Valdés, H, 2001; Gangopadhyay, 2002; Patton, 2003), lo cual refleja también el interés por la realización de una evaluación basada en ciertos estándares universales, principios, criterios y valores éticos socialmente apropiados, que contribuyan a mejorar su calidad, su pertinencia, profundidad y justeza.

En el contexto educacional latinoamericano, se aprecia también la incidencia de la evaluación educativa en algunas experiencias implementadas desde distintas perspectivas y modelos contextualizados (Villarroel, 1974; Camperos, 1984; Andonegui, 1989; Ruiz, 1991; Gimeno Sacristán, 1994).

En Cuba, sobresalen algunos trabajos que se han ajustado a las distintas realidades, siendo desarrollados con propósitos educativos concretos en los diferentes niveles de enseñanza y centros (principalmente en el nivel superior), sustentadas en principios socializadores y en una educación integral donde los valores humanos adquieren gran importancia (Castro Pimienta, 1999; González, 2000; Gort, A, 2006 y otros).

Castro Pimienta (1999), por ejemplo, ha propuesto un modelo teórico-básico de la evaluación educativa, opuesto a modelos netamente psicológicos, cibernéticos, gerenciales, economicistas y tecnocráticos, que de acuerdo a dicho autor "no dan respuesta óptima a las necesidades de un proceso esencialmente pedagógico" (p. 19).

Dicha propuesta, se materializa a través de una estrategia evaluativa que centra la atención en la evaluación integral del desarrollo de la

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personalidad de los alumnos, tomando en cuenta las regularidades del proceso evaluativo en los distintos niveles de sistematicidad (asignatura, disciplinadocente, el año y la carrera o perfil).

No puede decirse, que la Evaluación Educativa actual ha podido superar totalmente la negativa influencia del positivismo, evidenciada, en el carácter individualizante e instrumentalista que muchas veces a tomado la evaluaión, así como en la preocupación excesiva por la objetividad, considerándose frecuentemente que los efectos y manifestaciones del aprendizaje se aprecian solamente en las conductas observables, lo que explica el marcado empleo de métodos y patrones de referencia que son acentuadamente cuantitativos, los que de manera especial son habituales y sobresalen en el ámbito de la enseñanza de la Educación Físicay el Deporte.

En consecuencia, la evaluación educativa ha sido objeto de no pocas críticas y de cuestionamientos, llegando esta a ser incluso rechazada por algunos e impopular en ciertos medios.

No obstante, puede decirse que más que nada, los efectos o inconvenientes de la evaluación educativa son de forma general el resultado de la falta de claridad e insuficiente comprensión o distorsión que en el camino han tenido las concepciones evaluativas de partida (las de Tyler), en determinados momentos y por determinadas razones; que bien pueden ser retomadas, corregidas y enriquecidas por otros después.

Quizás, la mejor muestra y la mayor lección con relación al valor que tiene el trabajo profesional continuado nos la dio el propio R. Tyler, con su propia obra y su postura. Lo que puede apreciarse en una entrevista dada a la edad de noventa años, unos meses antes de su muerte (18 de febrero de 1994) a la estudiante graduada de la Universidad de Stanford Pamela Perfumo, la que tenía como objetivo conocer el pensamientode dicho autor acerca del actual desarrollo de la evaluación y de los temas más controvertidos de esta. Horowitz (1995), al analizar el contenido y el significado de esta entrevista se asombra, al percatarse que Tyler al final de sus días, considerara que:

a. Era necesario analizar cuidadosamente los propósitos de la evaluación, antes de ponerse a evaluar. Los actuales planteamientos de evaluaciones múltiples y alternativas deben ajustarse a este principio.

b. El propósito más importante en la evaluación de los alumnos es guiar su aprendizaje, esto es, ayudarles a que aprendan. Para lo cual, es necesaria una evaluación comprensiva de todos los aspectos significativos de su rendimiento; no basta con asegurarse que hacen regularmente el trabajo diario.

c. Hay que ser cauteloso ante la preponderancia de un solo procedimiento de evaluación, por su incapacidad de abarcar todo el espectro de aspectos evaluables.

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d. La verdadera evaluación debe ser idiosincrásica, adecuada a las peculiaridades del alumno y el centro. En rigor, la comparación de centros no es posible.

e. Los profesores deben rendir cuentas de su acción educativa ante los padres de los alumnos. Para ello, es necesario interaccionar con ellos de manera más frecuente y más informal (tomado de Escudero Escorza, 2003).

Otras Implicaciones de la evaluación educativa: Concepto de evaluación del aprendizaje. Proyecciones actuales y significados.

Las influencias e implicaciones de la evaluación educativa, pueden apreciarse de en las proyecciones y los significados dados al concepto de evaluación del aprendizaje.

En este sentido resultan destacables, dos ensayos que constituyeron hitos para la época y que contribuyeron a mejorar el marco conceptual de la evaluación del aprendizaje: Course improvement through evaluation (Cronbach, 1963) y The methodology of evaluation (Scriven, 1967).

En el primero, por ejemplo, Cronbach llama la atención con relación al concepto, las funciones y la metodología de la evaluación, considerando necesario:

Asociar el concepto de evaluación a la toma de decisiones, destacando las referidas al aprendizaje de los alumnos (necesidades y méritos finales) a fin de regular la calidad del sistema de enseñanza, su organización, etc. Con lo cual, amplía el campo conceptual y funcional de la evaluación educativa.

Que la evaluación, contribuyese más al desarrollo de la educación, que a la estimación del valor del producto obtenido.

Mejorar las dificultades técnicas que en el marco educativo. Siendo importante evaluación con referencia al criterio, y valorar con relación a objetivos bien definidos y no la comparación con otros grupos.

Estudios más analíticos, bien controlados, para discernir las causas de los resultados.

Mejorar la evaluación desde el punto de vista metodológico, debiendo incluir: estudios de procesos y hechos que tienen lugar en el aula; la valoración de rendimiento y actitudes, etc.

No limitar las técnicas de evaluación a los tests de rendimiento. Considerando necesario incluir los cuestionarios, las entrevistas, la observación sistemática y no sistemática, las pruebas de ensayo, etc.

Scriven (1967) por su parte, implementó distinciones terminológicas que permitieron ampliar enormemente el campo semántico de la evaluación, a la vez que clarificaron el quehacer evaluativo. Algunos aportes posteriores fueron:

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La critica al énfasis dado en la evaluación a la consecución de objetivos previamente establecidos, reflexionando la pertinencia de ciertos objetivos propuestos carentes de valor (Scriven, 1973 y 1974).

Contrario a Cronbach, defiende el carácter comparativo que deben presentar los estudios de evaluación y se opone a la mera descripción o emisión de juicios sobre la superioridad o inferioridad de lo que se evalúa, con respecto a referentes o alternativas.

Trabajos más recientes consultados (García, 1975; Rodríguez, A, 1978; Autores del ICCP, 1980; Sánchez Hidalgo, 1982; Hernández, 1990; Glasman, 1991; Gimeno Sacristán, 1992; Santos Guerra, 1993; Withaker, 1999; Castro Pimienta, 1999; González Pérez, 2000, y otros) permiten constatar las influencias que han tenido dichos aportes y consideraciones en los conceptos de evaluación del aprendizaje actuales dados por algunos autores:

"Proceso sistemático mediante el cual, se valora el grado en que los medios y procedimientos permiten el logro de las finalidades y metas de una institución o sistema educativo" (García, 1975).

"Componente esencial del PDE que, parte de la definición de objetivos y concluye con la medida del grado de eficiencia con que la actividad de los maestros y alumnos se haya logrado como resultado de los objetivos propuestos" (ICCP, 1980).

"Actividad sistemática integrada al proceso educativo, cuya finalidad es el mejoramiento del alumno en todos los aspectos de la personalidad, y de una información ajustada sobre el proceso, y sobre los factores personales y ambientales que en este influyen" (Hernández, M, 1990).

"La evaluación ha de ser un seguimiento continuo de los progresos de los estudiantes, un ponerse a su lado para observar la forma en que trabajan, los éxitos y posibles errores y fracasos con el objeto de poder orientarles y estimular su desarrollo de forma continua e inmediata" (Rosales, 1990).

"Proceso objetivo y continuo en espiral, que permite comparar la realidad con un modelo, de manera que los juicios de valor que se obtengan sirvan como retroalimentación y adecuación de las acciones" (Glasman, 1991).

Santos Guerra (1993) considera a la evaluación como: "un proceso que permite comprender la naturaleza de la actividad docente y educativa del aula y del centro" (Cap. VI. p. 2).

Castro Pimienta (1999) plantea que, "…la evaluación es en esencia, el análisis cualitativo de los cambios que se han efectuado sistemáticamente en el alumno, en relación con el rendimiento académico y el nivel de desarrollo de la personalidad durante un ciclo de enseñanza (…). refleja la unidad entre la instrucción y la educación en el proceso pedagógico. (…). La evaluación parte de los objetivos, pero no se limita a la comprobación de estos, ya que

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no siempre abarca en su totalidad al objeto de asimilación ni las potencialidades del sujeto". (p. 32-33).

Para Proppe (1999), la evaluación "es el proceso de descubrimiento de la naturaleza y la valía de algo a través de la cual aprendemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras relaciones con los otros y con el mundo en general". Lo que deja claro su reconocimiento hacia la función retroalimentadora y formativa de la evaluación y el valor de la comunicación y relaciones entre los participantes dentro de dicho proceso.

Por su parte, González (2000) considera que la evaluación "es la actividad que tiene por objetivo, la valoración del proceso y de los resultados del aprendizaje de los estudiantes de forma sistemática, a los efectos de reorientar y regular la enseñanza para el logro de las finalidades de formación; a partir de obtener una información y emitir un juicio fundamentado acerca de los méritos o insuficiencias del PDE". (p. 35-36).

El análisis de las definiciones y consideraciones anteriores, permite apreciar algunas cuestiones que resultan destacables. En primer lugar, queda claro que la evaluación del aprendizaje, apunta actualmente hacia las direcciones siguientes:

a. Asumir la evaluación como un proceso más integral, que no queda restringido exclusivamente a la medición, a la calificación o a la asignación de "notas" referidas al rendimiento académico. Las incluye, sin quedar limitada a ellas.

b. Reconocimiento de la evaluación como un proceso y no como un momento o etapa final.

c. Su implementación, no como un proceso frío, aséptico o neutral; sino como un proceso que reconoce la implicación e importancia de los valores humanos manifestados durante el aprendizaje y los por desarrollar, preocupándose en tanto, por el empleo de procedimientos, técnicas y herramientas más finas, más racionales y apropiadas.

d. Reconocimiento de la evaluación como una vía y no un fin. e. Las valoraciones a realizar no se limitan sólo a las evidencias, a

datos e informaciones obtenidas, sino que abarca a estas últimas conjuntamente con sus efectos, a fin de reajustar los procedimientos o acciones.

Sobresalen también rasgos comunes: amplitud en el significado de la evaluación del aprendizaje, la presencia de términos tan abarcadores como: proceso, valoración, juicio, mérito, valor, educativo, etc.; que provienen de las concepciones asumidas por la evaluación educativa y que ahora, sustituyen o predominan sobre otros como: momento, medir, comprobar, rendimiento, etc., que en épocas anteriores eran priorizados.

De este modo, la aparente ambigüedad o la relativa subjetividad de términos como valoración, mérito, valor, etc., lejos de ser algo cuestionable, denota una mayor comprensión actualmente por parte

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algunos especialistas y autores, de la riqueza y la complejidad que le son inherentes al aprendizaje como objeto de la evaluación, lo que supera el reduccionismo asumido hasta entonces al evaluar.

Así mismo, se percibe que el núcleo conceptual de la evaluación lo constituye la valoración del cambio ocurrido en el alumno como efecto de una situación educativa sistemática, en la cual, la propia evaluación interviene e influye.

Semejantes cuestiones son apreciadas en los conceptos y consideraciones hechas por autores relacionados al ámbito de la Educación Física y el Deporte (Blázquez, 1990; Sebastiani, 1993; Sales Blasco, 1997; López Rodríguez, 2006, etc.).

En los conceptos anteriormente relacionados se aprecia también, mayor atención y amplitud al considerar el objeto de evaluación, quedando claro la importancia dada a la valoración no sólo de los resultados, sino también de los procesos, habilidades y actitudes de los estudiantes, así como sus efectos y manifestaciones a mediano y largo plazos (Cronbach, 1963; Glaser, 1963; Scriven, 1967; Stake, 1967).

También resulta evidente, la delimitación implícita entre el objetivo, la metao los propósito y las funciones de la evaluación. Lo cual permite clarificar para qué y por qué evaluar. Resulta significativo que Tyler y Johnson por ejemplo (citados por Stufflebeam, 1987), plantearan desde entonces que la finalidad de la evaluación era determinar si los objetivos han sido alcanzados. Aun en la actualidad, se pueden encontrar concepciones similares (C. Alvarez, 1999).

Las direcciones tomadas en los últimos tiempos en la consideración de las distintas funciones de la evaluación, y su ampliación resulta también otro aspecto confirmatorio de las influencias e implicaciones teóricas-metodológicas de la evaluación educativa en el quehacer pedagógico contemporáneo. González Pérez, M (2000) lo delimita acertadamente así:

De una función de comprobación de resultados al reconocimiento, además, de funciones de dirección del proceso de enseñanza y aprendizaje.

De funciones puramente académicas al reconocimiento explícito de las diversas funciones sociales de la evaluación.

De funciones de acreditación y de certificación a funciones educativas, formativas y reguladoras de la actividad de los sujetos que intervienen en la situación educativa.

Todo lo señalado evidencia en tanto, un mayor reconocimiento

de la evaluación como proceso o situación de aprendizaje en el que

intervienen varios componentes e influyen una serie de factores

materiales y humanos: lo que se aprende, las formas de enseñanzas,

los métodos y medios empleados, las situaciones y las condiciones

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creadas, los estudiantes y el profesor, así como el tipo de relación

establecida entre estos (González, 2000), los cuales en conjunto, son

elementos condicionadores que generan un cierto ambiente de

aprendizaje y clima psicológico (Gimeno Sacristán, 1988; Santos

Guerra, 1999; En pocas palabras, la evaluación es parte integral de una

buena enseñanza, de hecho podría decir que no es posible concebir

adecuadamente a la enseñanza sin la evaluación. Por ello pienso que es

necesario mejorar las propuestas de enseñanza y aprendizaje para así

entender y realizar satisfactoriamente una adecuada evaluación.

En pocas palabras, la evaluación es parte integral de una buena

enseñanza, de hecho podría decir que no es posible concebir adecuadamente

a la enseñanza sin la evaluación. Por ello pienso que es necesario mejorar las

propuestas de enseñanza y aprendizaje para así entender y realizar

satisfactoriamente una adecuada evaluación.

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