El Manzano y sus aromas de madrugada. El MAnzano es una casona con formato de chacra o casa quinta. Ubicad en un hoyo a la vera de la ruta 7 que une Las Perlas con Cerro Policía. La visión de los inmigrantes hacía que de una mancha de humedad se desarrollaran grandes extensiones de quintas. Con innumerables frutales y aguadas que proveen, aún hoy, del agua para los cultivos y el consumo personal. MI abuelo Luís mi abuela Tika ( Filomena Ávila) iniciaron este oasis a mitad de 1900. El MAnzano está a 7 kilómetros del pueblo de Cerro Policía en dirección sur oeste. Por estar ubicado en un sector alejado del pueblo más cercano y de la tecnología , para comunicarse por celular hay que recorrer una distancia de 500 metros hacia lo alto de una loma. Desde allí ( recién hace un año) nos podemos comunicar. Lo cual contribuye a que El Manzano sea un lugar para el relax, sin ruidos de celulares ..ni computadoras conectadas a internet. Como contrapartida diría que la falta de comunicación hace que se deba recorrer largas distancias para conseguir ayuda por algún infortunio. Antes la única forma de comunicarse con el pueblo era acercarse al cerrito y desde allí establecer comunicación ( deficiente ) con lo seres queridos. Sus Aromas… ... recuerdo el dolor que significaba abandonar de madrugada el cuerpo tibio del colchòn de lana, ese abismo placentero que te consume de apoco mientras dormìs, fundièndote a los elàsticos de la cama. Aùn de noche, antes que el gallo, entrando a la cocina, con la luz tenue de un farol casi dormido, tambièn, que apoyaron sobre el aparador centenario. Allà al f ondo una figura se mueve pensativa sobre la Istilart, de espaldas, ajena a quienes llegan. Poco a poco lo plano comienza tomar cuerpo con los primeros aromas. El cafè que reposa en la diminuta pava, le da unos minutos màs al matrimonio perfecto, Don Rodaja de Pan Casero y Doña Manteca Semi Blanda. Nadie suena. Sòlo sorvos largos salen de la tasa enchapada e hirviente que van moliendo el pan ya en la boca y ... despertando las ganas.

... hoy abrì la puerta del rancho y me recibiò tu aroma ... si , la vieja y querida jarilla mojada que anuncia las primeras gotas. Subì a mi flete y sin miedo a mojarme salì al tranco, no màs de 20 en la hora . Legua y media hacia al este, los sauces se agitaban en danza, y por entre sus largas venas, caìan aquellas gotas. Me detuve, mirè hacia cielo encapotado y sin pensar , abrì mis labios para tomar aquella sustancia. Me mantuve allì, no se por cuànto tiempo, tal vez años, quizás dos segundos. Lo suficiente para calmar mi sed. En estos dìas no busco refugiarme,

sino entregarme entero a las bondades de la naturaleza, que nuevamente te traen a mi Manzano.

Agradezco profundamente que los celulares y la tele todavía no rompan el equilibrio de los silencios en mi Manzano querido. Estoy convencido que hay lugares que deben ser conservados intactos al pseudoprogreso. Uno de esos lugares es El MAnzano. Allí la paz domina el cuerpo lentamente. Penetra la mente más angustiada para sumirla en un placer inexplicable y adictivo.