El lunático
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El lunático.
Era de noche, llovía. El hospital general de París lucia inclusive mas tétrico y su
pequeño amigo “lunático” se encontraba en la venta mirando y balbuceando sobre el
tren imaginario de brillante “color otoñal y carbonizado”, -como el solía repetir cada
vez que sus ojos cruzaban por dicha ventana- pasar frente a sus ojos, y junto con su
lápiz mágico escribía palabras invisibles en la ventana diciendo que todo lo que el
trazaba eran órdenes directas del destino y que él estaba obligado a obedecerlas.
Jamás lo llegó a entender y de un mes hacia esta fecha el comenzó a ignorarle y a
balbucear más de lo normal, pero, resultaba más extraño que, Fernanda, su
enfermera, ya no venía a calmarlo y obligarlo a tomar sus calmantes como era habitual
en ella.
Ya nadie los visitaba.
Y ellos notaban que nadie se acercaba a su habitación. Parecía que de un día a otro,
todos se hubieran ido y olvidado de su presencia.
También eraincreíble como en un mes, el hospital se había o, mejor dicho, lo habían
descuidado y su habitación había pasado de tener dos camas en perfecto estado a
solamente un desagradable librero con un viejo teléfono negro que no servía. Ella
decidióechar un vistazo a todo el mundo que su amigo “Lunático” imaginaba y se
asomó por la sucia ventana donde él se encontraba.
-No recuerdo que hubiera una cabaña o que estuviera tan descuidado el jardín.-
Y de pronto ella lo vio. Un gato negro con un ojo distinto al otro; amarillo el izquierdo y
negro el derecho, el gato quedo estupefacto junto con ella cuando ambas miradas
chocaron, parpadeó y no estaba más en el jardín; estaba justo a sus espaldas.
Y dejo de ser un gato, se transformó en una enorme sombra de un negro con un
profundo vacío; “Lunático” había desaparecido y mientras la sombra iba cubriendo
todo, el teléfono timbró, antes de que pudiera reaccionar se sintió abrazada por un
calor y dolor intenso en cada parte de su cuerpo y se dio cuenta que justo debajo de
sus pies se encontraba una hoja de periódicofechada en el año 1866 donde destacaba
que en el Hospital Psiquiátrico General de Paris se había cometido un asesinato a
sangre fría a una mujer por parte de su joven compañero de cuarto.
Todo terminó, no pudo sentir nada más y solo escucho a lo lejos decir a “Lunático”:
-El tren se acerca. Es rojo sangre-.