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    SUMARIO

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    #15 Julio / Agosto2006

    La era del hombre sin atributosPor Jacques-Alain Miller

    DESTACADO

    DOSSIER NUEVAS FICCIONES FAMILIARES

    El lugar de la familia en la actualidadPor Enric Berenguer (ELP)

    Transformaciones en el matrimonioPor Deborah Fleischer (EOL)

    La familia y elo malentendido particular. Madre sola ynuevas virilidadesPor Mnica Torres (EOL)

    Los bebs en la serie de los gadgetsPor Maria Eliane Neves Baptista (EBP)

    Una familia hoy Un acting outPor Betty Abadi (NEL)

    La familia entre ficcin y funcinPor Blanca Snchez (EOL)

    Conferencia sobre la familiaPor Claudia Lijtintens (EOL)

    La clnica y los nombres del padrePor Mario Goldenberg (EOL)

    Los Nombres del Padre. Una puntuacin en la

    perspectiva de real, simblico e imaginarioPor Lidia Lpez Schavelzon (ELP)

    Consecuencias de la gentica y la pulsin en el abuso,el acoso y el maltratoPor Astrid lvarez de la Roche (NEL)

    Los Nombres del Padre o Cmo prescindir a condicinde servirse?Por Alejandra Breglia (EOL)

    Padres de familiaPor Marcelo Olmedo (EOL)

    MISCELNEA

    Fleischer, Deborah. Clnica de las transformacionesfamiliaresComentario de Marcelo Izaguirre

    Enlaces 11. Intensidades y DuracionesComentario de Alejandro Daumas

    Qu buen uso del snthome!Comentario de Marie-Hlne Roch

    VEl porvenir del inconscienteComentario de Mario Goldenberg

    COMENTARIO DE LIBROS

    EDITORIALPor Mara Ins Negri

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    El lugar de la familia en la actualidad:

    Desanudamientos y reanudamientosEnric Berenguer

    Desde que perspectiva abordar las diversas problemticas que nos plantea la actual insti-tucin familiar?La ltima clnica de Lacan aporta recursos que abren vas inexploradas para despejar el ncleoen torno del cual gira esta temtica. La hiptesis desde la cual se inicia este recorrido es que lafamilia no escapa a la imposibilidad estructural que afecta a las relaciones hombre/mujer.

    Se ha convertido ya en un lugar comn hablar de crisis de la familia en la sociedad actual, en el marco de lo quepodramos denir como modernidad avanzada. Sin duda y se trata de fenmenos sin duda ms presentes en Europaque en Amrica Latina existe una tendencia a la democratizacin y liberalizacin de los vnculos, un aumento delindividualismo, una fragilidad de los ideales, una mayor tolerancia a la satisfaccin de cada uno, que hacen msdifcil la pervivencia estable de los vnculos familiares en las formas marcadas por cierta tradicin.

    Pero oponer, en este terreno, de un modo simplista, tradicin y crisis, y asociar esta tensin de un modo exclusivocon el momento actual, puede conducir a errores de perspectiva. No existe un pasado idlico, en el que la tradicin secumpla sin incidencias. Por el contrario, un examen histrico riguroso demuestra que la familia ha sido en el pasado,en determinadas circunstancias, cualquier cosa menos una realidad idlica, estable, inconmovible.

    Lo que ocurre es que a menudo se procede por generalizaciones, exmenes a vista de pjaro que aportan algunaverdad, pero que muchas veces no resisten un examen detallado, enmarcado en circunstancias concretas, ensituaciones sociales denidas. Es cuestionable, por ejemplo, que a muchos respectos se pueda hablar de familiaactual o tradicional, sin situarla en trminos, no slo de poca, sino de ubicacin geogrca precisa, localizacin enun contexto concreto (por ejemplo, urbano o rural) y de acuerdo con parmetros de clase social, entre muchos otros.

    Hablando de estabilidad e inestabilidad del ncleo familiar domstico, Jack Goody , un antroplogo que maneja unagran cantidad de datos en un enfoque comparativo e histrico, seala que la tasa de abandono del hogar por partede los hombres en la Inglaterra del Siglo XVII era elevadsima. Y ello se vea favorecido por factores tan obvios comoun control social mucho menos ecaz. As, por ejemplo, si un hombre dejaba a su mujer y sus hijos, le bastaba condesplazarse unos cientos de kilmetros para empezar una nueva vida, en una poca en la que no existan registrosunicados, las comunicaciones eran decientes, etc. En el plano de la moral, por otra parte, todos sabemos que lasupuesta rigidez o estabilidad de la institucin familiar nunca ha supuesto un obstculo (seguramente todo lo contrario)

    para formas ms o menos encubiertas de bigamia, ocialmente denostadas, pero asumidas como inevitables.

    As, en la modernidad avanzada se producen corrientes antitticas, cuya combinacin da lugar a resultados a vecesparadjicos. Por un lado, democratizacin de los vnculos, pero, por otro lado, un control social mucho mayor yuna idealizacin del amor y de la relacin de pareja. Para poner de relieve hasta qu punto las cosas son complejas,diremos, por ejemplo, que una mayor idealizacin de la pareja no supone necesariamente su estabilidad en todos loscasos, puesto que no pocas veces conduce al abandono de una relacin considerada caduca para sustituirla por otrams valorada. Y ello a diferencia de lo que tenda a ocurrir en el pasado, cuando un matrimonio desgraciado podallegar a aceptarse como un hecho relativamente normal y un destino a asumir, ante el cual se buscaba otro tipo decompensaciones.

    Quisiera, pues, que nos mantuviramos al margen de generalizaciones fciles, discursos catastrostas y milenarismos

    diversos, partiendo de la base de que la familia siempre ha estado, de un modo u otro, en crisis, y ello no por

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    motivos contingentes o histricos, sino por su propia naturaleza. En este punto es necesario precisar que sta esuna naturaleza que no es nada natural, sino discursiva, social, poltica, econmica y todo un sinfn de adjetivos queresultara farragoso enumerar.

    Pero, como psicoanalistas, podemos tratar de aadir algo ms a las razones que pueden aducir socilogos yantroplogos para explicar este hecho. El mismo antroplogo que antes he mencionado, Jack Goody, dice que lainstitucin familiar cambia de forma, tamao, estructura, as como de normas, a medida que tiene que adaptarse anuevas situaciones sociales, econmicas o polticas. Esto se puede comprobar con particular fuerza en momentos degrandes crisis o alteraciones profundas, por ejemplo las vinculadas a transformaciones de los modos de produccin.Por ejemplo, l seala que se suele hablar de un modo impreciso del tamao de los ncleos familiares, pero elexamen de los datos demuestra que ste depende mucho de factores econmicos y de produccin. La familia, pues,crece, se encoge y se transforma, desde siempre, como respuesta a factores que de un modo u otro la estn poniendoconstantemente en crisis. Y, por otra parte, como seala el mismo autor, sea cual sea el modo de sociedad y en todala historia de la humanidad, al menos hasta ahora, ha existido siempre y sigue existiendo una clara tendencia: mayorestabilidad del vnculo entre madre e hijos que del vnculo entre hombre y mujer, por un lado, y padre e hijos por

    otro lado.

    Pero, como decamos, el psicoanlisis puede ir ms all de esta clase de constataciones y plantear que si familia y crisisson indisolubles, ello es porque la familia es ya, en s, respuesta a algo que es ms que una crisis: una imposibilidadde estructura. En efecto, la familia funciona de entrada como un modo de suplencia a un modo de relacin afectadopor una imposibilidad estructural. En este punto, recurriremos a una expresin conocida de Lacan (la relacinsexual no existe), y diremos que la familia es en gran medida un modo de suplencia frente a la inexistencia dela relacin sexual. Si la familia est construida en torno de este agujero central, no tiene que extraarnos que lascrisis existan siempre, aunque, como es lgico, adopten formas concretas muy diversas en funcin de muy diversoscondicionantes.

    Por otra parte, podemos complementar esta perspectiva de la familia como suplencia aadiendo que se trata de un

    sntoma. Si nos apoyamos en la ltima enseanza de Lacan, con los desarrollos que le ha aportado Jacques-AlainMiller en su curso La orientacin lacaniana, esta denicin podemos entenderla muy precisamente como formasde anudar aquello que de entrada est desanudado, o simplemente no anudado. En efecto, un sntoma es un modoprivilegiado de anudamiento entre real, simblico e imaginario, y por ende una forma fundamental de respuesta a lainexistencia de la relacin sexual.

    De ah que, de un modo u otro, cuando hablamos de familias, la mayor parte de las veces estemos hablando desntomas que son siempre individuales, pero que como es lgico, toman algo del tiempo y el lugar donde se inscribenpara estructurarse. Por otra parte, el psicoanlisis siempre ha hablado de la familia desde la perspectiva de losintomtico. Si Freud hizo una aportacin al estudio de la familia en trminos de lo que llam complejo de Edipo, fuesimplemente porque sus pacientes hablaban de algo que no iba bien all, y ese no ir bien tena que ver de un modou otro con sus propios padecimientos. Pero la doctrina de Lacan sobre el sntoma nos permite decir, por otra parte,que ese no ir bien del sntoma es la nica forma en que algo puede ir de un modo verdaderamente estable. Y ellopor un motivo de peso, puesto que los sntomas contienen una fuente interna de estabilidad al estar intrnsecamenterelacionados con la repeticin.

    Por supuesto, ello no signica que todos los sntomas sean iguales. Sin duda, los hay mejores y peores. Pero estaperspectiva es un poderoso instrumento conceptual para ir ms all de las simplicaciones que pueblan los discursosal uso sobre la crisis de la familia.

    Decamos hace un momento que el psicoanlisis siempre ha hablado de la familia relacionndola con lo sintomtico.En efecto, como hemos visto, Freud lo hizo. Pero este punto de vista est muy claramente establecido en Lacan desdesus primeros escritos. As, en su artculo para la Enciclopdie franaise, Los complejos familiares, l establece unarelacin entre las formas predominantes de los sntomas neurticos y factores especcos de la civilizacin, por ejemplocuando se reere concretamente al impacto en la poca actual (1940!) del declive de la imago paterna. Dicho de

    otro modo, los sntomas individuales y los sntomas de la familia en lo social estn estrechamente articulados. De ah

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    a denir la familia misma como sntoma (Lacan dene el complejo de Edipo como sntoma, en el Seminario XXIII),no va ms que un paso lgico, que tenemos muchas razones para dar.

    Por supuesto, esto no debe quedarse en una constatacin general, sino dar lugar a un trabajo detallado quepermita establecer una articulacin precisa entre determinados fenmenos sociales y las variantes de los sntomasindividuales. Sin por ello borrar, qu duda cabe, el hiato estructural que existe entre ambos dominios del problema.Y, recordmoslo una vez ms, todo eso resultara estril si se parte de una simplista del sntoma como manifestacinde un problema. En este punto es preciso guiarse por la consideracin del sntoma como respuesta, como modo desuplencia o de anudamiento, que es lo propio del psicoanlisis.

    Pero ahora nos conviene pasar al terreno de las problemticas concretas que nos ocupan actualmente, muchas de lascuales se encuentran a la orden del da, presentes de un modo obvio en el horizonte de nuestra contemporaneidad,en la vida de las personas, en sus conversaciones diarias, en los medios de comunicacin, en los discursos de lospolticos, en la tarea de los comits de expertos y los legisladores, sin olvidar, claro est, los abogados, mdicos ypsiclogos, amn de los educadores y, cmo no, los trabajadores sociales y los representantes de una nueva profesin

    en boga en Europa, la del mediador familiar.

    Tres fenmenos han pasado a convertirse en elementos caractersticos de nuestra poca. Los examinaremos porseparado, para luego extraer algunas conclusiones generales.

    1) Familias reconstituidas. La tasa de separaciones y de recomposiciones de la familia es muy elevada, de tal modoque es habitual encontrarse con nios de corta edad que tienen que diferenciar y al mismo tiempo encontrar algnmodo de articulacin entre dos guras como son la del padre y la de la pareja de la madre. Una forma de eludir elproblema, la habitual, consiste en decir que se trata de funciones fcilmente diferenciables, de tal modo que esto notiene por qu constituir ningn problema. Seguramente es as, pero si recordamos la denicin por parte de Lacan dela metfora paterna, vemos que en ella interviene de un modo preciso el deseo de la madre, lo cual de algn modosupone el vnculo con el padre como hombre. Por supuesto, aunque la madre tenga un nuevo compaero sexual,

    el nio se ubica respecto de la pareja anterior. Pero para un nio pequeo esto es relativo. Resulta imposible que lapareja sexual de la madre no introduzca para l una cuestin que el sujeto se ve obligado retomar en algunos casos,lo cual deja muchas veces una huella clara en la formacin de sus sntomas, en su fantasma. Y, en efecto, vemos queas es, de tal modo que la funcin de la pareja de la madre es de gran importancia, aunque no coincida con la delpadre del nio.

    2) Familias homosexuales. En Europa, y en particular en Espaa, se han producto cambios legales que reconocen elderecho al matrimonio de parejas homosexuales, lo cual de por s introduce, como un paso lgico, el reconocimientode la adopcin. Es del todo previsible, por lo tanto, que un nio tenga que plantearse la cuestin de la paternidad yla maternidad sobre el fondo de una pareja de dos padres o de dos madres, en ausencia de todo vnculo directoentre la liacin y la procreacin. Y, por otra parte, en ausencia de una relacin intrnseca entre diferencia sexual y lapaternidad/maternidad. No tenemos todava suciente casustica relacionada con esta conguracin familiar, perosin duda se trata de situaciones que requerirn algn tipo de elaboracin por parte de los sujetos llamados a ocuparah el lugar de hijos. Por otra parte, es un hecho signicativo, estudiado ya por la antropologa, que los homosexualesque adoptan nios (o se los hacen procrear por otros) se sienten obligados a construir un universo discursivo familiar,un parentesco, donde los signicantes padre, madre, abuelo, abuela, to, ta, ocupan un lugar que norecurrir a soluciones claramente cticias debe considerarse menos importante. De hecho, la adopcin supone ya depor s la implementacin de esta clase de soluciones ccionales. Los efectos sintomticos se pueden prever, pues,tanto en el hijo en cuestin como en los padres homosexuales, en la medida en que stos se ven obligados a recurrir auna serie de signicantes amos que necesariamente tendr sobre ellos consecuencias subjetivas nada despreciables

    3) Inseminacin articial. Empieza a ser comn que se distinga la gura del donante de esperma de la del padre. Setrata, en principio, de una situacin semejante a la que ya se daba entre el padre biolgico y el padre adoptivo.Sin embargo, se trata de algo muy distinto, puesto que hasta hace poco el donante de esperma estaba destinado a unanonimato inquebrantable y que a todo el mundo le pareca obvio. Sin embargo, determinados fenmenos sociales

    hacen pensar que esta tendencia se est invirtiendo, de tal modo que el donante empieza a ocupar un lugar distinto.

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    Ello es congruente con una sociedad penetrada por cierto cientismo delirante, en la que la idea de herencia genticaadquiere un valor cada vez ms decisivo. Por otra parte, los tests genticos de paternidad son una invencin todavareciente, y sus consecuencias sobre la subjetividad del hombre contemporneo todava estn desarrollndose. Enefecto, la posibilidad tcnica de determinar con total abilidad la paternidad biolgica desestabiliza una asimetraclsica entre la mater certsima y el pater incertus. De este modo, el donante de esperma ha empezado a ocuparrecientemente un lugar considerable, como se ha visto en ciertos fenmenos epidmicos que se han producido, porejemplo, en los EE. UU., donde hijos de donantes annimos se renen, hablan de sus problemas y a veces tomaniniciativas para forzar a sus genitores a abandonar el anonimato. En los testimonios de algunas de las madres yalgunos de los hijos implicados, se dice que el anonimato del donante induce una especie de presencia fantasmtica,de tinte inquietante, que slo se disipa cuando el genitor toma cuerpo, aunque slo sea a travs de la construccinde una ccin colectiva entre los pares que se identican bajo el signicante descendiente del donante x. O sea,la ccin construida en el grupo de pares parece poder suplir el conocimiento efectivo de la persona del ancestrogentico

    Qu tienen en comn todas estas situaciones tan distintas entre s?

    Para responder a esta pregunta, demos un paso atrs y tomemos apoyo en una observacin de Lacan en Loscomplejos familiares, donde dene la familia nuclear como la condensacin de una serie compleja de funciones.Si Lacan puede describir la familia nuclear como una forma de condensacin, ello es porque a partir de su extensoconocimiento de la antropologa y la sociologa de la poca puede entender que sobre la trada padre, madre e hijorecaen funciones que en otros sistemas de parentesco se encuentran distribuidas en un mayor nmero de guras.

    As, por ejemplo, podemos ver que en determinadas culturas la gura paterna tenda a disociarse entre el genitor,por un lado, y el hermano de la madre, por otro. Por el contrario, la familia nuclear, basada en la pareja sexual de lospadres (modelo promovido fundamentalmente por el Cristianismo), tiende a condensar aquello que otras culturastienden a distribuir.

    Del mismo modo que la paternidad funcionaba tambin en las culturas en las que le complejo paterno estabadistribuido, podemos penar que las formas actuales de familia ponen de maniesto otras formas de distribucin. Ladiferencia respecto de aquellas familias anteriores es que ahora la distribucin se hace de acuerdo con guras muchoms contingentes y no en base a soluciones preestablecidas.

    En el primer caso, por otra parte, podramos decir que las funciones del complejo familiar se anudan en el interiorde un universo de discurso marcado por la cultura. En el segundo caso, o sea, el de las familias actuales, vemos enprimer lugar un proceso de desanudamiento que afecta a aspectos distintos del complejo familiar. Ahora bien, qullevar a cabo el necesario anudamiento (diramos reanudamiento, si la palabra no tuviera otra connotacin) entre loselementos diversos del complejo?

    Repasemos la cuestin en cada uno de los casos que hemos planteado. En el primer caso, el de las familiasreconstituidas, el desanudamiento afecta al par padre/compaero sexual. En el segundo caso, el de las familiashomosexuales, lo que se desanuda es la diferencia de los sexos y la pareja sexual del orden de la liacin. En el tercercaso, lo desanudado es el ancestro gentico respecto del padre, por as decir, existencial (por no entrar en otra clasede distinciones ms complejas). Si examinamos lo que hasta ahora sabemos de las respuestas de los sujetos que seinscriben en universos familiares de esta clase, vemos que el anudamiento que no est dado de antemano por unmarco discursivo preestablecido queda a cargo del sujeto, que pone a contribucin los dispositivos de que dispone.Entre estos ltimos podemos distinguir (sin olvidar que por otra parte estn relacionados) el fantasma y el sntoma,relacionados con una produccin discursiva de mayor o menor importancia, en la que l intentar restablecer losnexos que faltan.

    El caso de las comunidades de descendientes de un mismo donante de esperma resulta extremadamente signicativo,si atendemos a los testimonios que nos llegan de algunos de los sujetos implicados. As, por ejemplo, dos muchachasadolescentes descendientes de un mismo genitor annimo se proponen ir en su busca, plantendose la siguiente

    cuestin: Me gustara ver si me parezco a ese hombre y comprobar si ese merece ser mi pap (dad). Esto resulta

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    sumamente interesante, si se tiene en cuenta la queja previamente manifestada, en el sentido de que la imposibilidadde conocer al genitor produce un penoso sentimiento de incompletud. As, para el sujeto, se trata de la tentativa deanudamiento entre una funcin imaginaria (parecido fsico), una funcin simblica (dad) y un elemento real, quees lo que se trata de buscar (equivocadamente, por supuesto, pero de un modo no menos signicativo) en ese realvalidado por la ciencia que es lo gentico.

    En resumen, podemos decir que algunas formas contemporneas de la familia, efecto por un lado de la democratizaciny por otro lado de la incidencia de la ciencia y la tcnica, se pueden considerar como un retorno a la complejidadextendida tras un periodo dominado por la complejidad condensada. La diferencia entre lo que hoy ocurre y loque ya haba ocurrido anteriormente es la perspectiva de un desanudamiento, puesto que ningn marco discursivopreestablecido proporciona al sujeto un apoyo para la distribucin de lugares y funciones. Sin duda, lo social producenuevos discursos que suponen cierto modo de gua, por laxa que sea, pero la reconstitucin del nudo corresponde engran medida al trabajo del sujeto, con los dispositivos de que dispone, o sea, principalmente los que corresponden asu elaboracin sintomtica propia.