El ladrío primavera 2010

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El Coloquio de los Perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y Las Camachas. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, iremos tratando temas de interés para nuestra sociedad. Esta sección, junto con el editorial, los resúmenes de nuestros coloquios, el cómic, los artículos de opinión, el comentario especializado y el cuestionario montillano son las que irán rellenando de contenido, número tras número, y esperemos que por muchos, este Ladrío nuestro y vuestro.

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Sumario3. Editorial

4. El coloquio y sus lectores.José Alfonso Rueda Jiménez

6. NarrativaYo no soy violento

por José Manuel Pozo Herencia.

7. Comicpor José M. Márquez «Mane»

8. Opinión.Tráfico de medicamentos falsificados

Por Rosauro Varo Cobos

10. Cipión.Libros digitales

11. Berganza.Libros de papel

12. RecomendacionBookcrossing

por Virginia García Gómez

14. OpiniónCuando Escampe

por Valeriano Rosales Esteo

El Coloquio de los perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y la Camachas. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, ire-mos tratando temas de interés para nuestra sociedad. Esta sección, junto al editorial, las noticias de nuestras actividades, el cómic, la fotografía, la poesía, los artículos de opinión (ladridos perrunos de nuestros colaboradores), las recomendaciones y el comentario especializado de un invitado son los que irán rellenando de contenido, número tras número, y esperemos que por muchos, este Ladrío nuestro y vuestro.

Portada:Rafael López

15. DivulgaciónHistoria de internet

por José Manuel Márquez García

16. Narrativa por Eduardo Chivite Tortosa,

17. Opinión El Maravilloso Mundo De Los Libros

por Paco Vilchez

18. Comicpor Miguel Ángel de la Fuente

20. Contraportada

Con la colaboracion de:Rafael López

Ana Belen Feria

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El LadríoPRIMAVERA 2010Nº 14 Año VDepósito Legal: CO-1592-2006ISSN: 1887-1437Tirada: 500 ejemplaresEjemplar gratuitoEdita: Asociación cultural El coloquio de los perros

Aptdo. Correos 122. 14550 Montilla (Córdoba))

El Ladrío es una publicación plural y abierta que no hace necesariamente suyos los artí-culos y comentarios particulares que en ella puedan aparecer.Los autores de la sección «Cipión y Berganza» escriben defendiendo dos posturas distintas sobre un mismo tema de interés a petición de los editores de esta publicación. Los opinio-nes reflejadas en estos artículos no tienen por qué coincidir con las de sus autores.

www.elcoloquiodelosperros.es

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Tienes en tus manos una nueva revista coloquial. Esta vez la hemos preparado con doble intención. De un lado, conti-nuar expresando las opiniones que so-bre los múltiples temas de actualidad da cada una de las personas que altruísta-mente colaboran con El Ladrío. De otro, publicitar una actividad de la asociación encaminada a intercambiar libros.

En cuanto a la primera, os vais a en-contrar una revista con artículos sobre las mujeres matemáticas, microrrelatos, tiras cómicas o con un Cipión amante de las páginas de papel y un Berganza que prefiere leer con los nuevos formatos tecnológicos.

De la segunda propuesta, este edito-rial quiere ser un anticipo, un prolegó-meno de lo que hemos planteado para el próximo Día del Vecino que se llevará a cabo el próximo 18 de abril en el Paseo de Cervantes de Montilla. En ese lugar

plantaremos nuestro particular chiringui-to, dando a conocer las actividades que realiza El coloquio de los perros a lo lar-go de un año y poniendo en marcha una actividad que queremos sea secundada por muchos de los que vengan a vernos. El hecho, en concreto, es un intercam-bio de libros consistente en dar libros y recibir por ellos otros distintos. Cuando te acerques a nuestro mostrador puedes traes tus libros, esos que ya no utilizas, los que no te gustaron o simplemente aquellos que quieres que otros disfruten al igual que lo hiciste tú. Los clasificare-mos, según unos criterios establecidos, y podrás adquirir otros de igual valor que los que has entregado.

Nuestra pretensión es mínima; no queremos grandes alardes, tan sólo ha-cer una actividad en la que mover libros, mover parte de la cultura que tenemos en casa, intercambiar parte de nosotros.

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José Alfonso Rueda JiménezProfesor de Matemáticas del IES Inca Garcilaso

Mujeres matemáticas¿Entienden las matemáticas de sexo? ¿Son

los misterios matemáticos algo reservado exclu-sivamente a los hombres? ¿Por qué, a lo largo de la historia, ha habido tan pocas mujeres que hayan destacado en una ciencia tan antigua?

Con estas preguntas comienza el episodio dedicado a las mujeres matemáticas de la se-rie documental de televisión “Universo matemá-tico”, producida en el año 2000 por TVE para el programa de La 2 “La aventura del saber”. A partir de ahí, durante algo más de 20 minutos, el conductor del programa, Antonio Pérez Sanz, nos hace reflexionar y nos acerca a la vida y la obra de las más destacadas mujeres de la histo-ria de las matemáticas.

En 2007, con motivo del año de la Ciencia, desde la comisión “Mujeres y matemáticas” de la Real Sociedad Matemática Española, se puso en marcha la exposición “La mujer, innovadora en la Ciencia”, una muestra elaborada por Car-men Jalón y Mª Teresa Valdecantos sobre 20 científicas de todos los tiempos cercanas a las matemáticas.

En 2009 y 2010, en torno al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el Departamento de Matemáticas del IES Inca Garcilaso de Monti-lla ha elaborado una serie de actividades so-bre mujeres matemáticas que han incluido am-bos recursos y que pretenden hacer pensar al alumnado sobre la igualdad de género, sobre la historia de esta antigua ciencia y sobre la apor-tación femenina a la misma. Esas mismas re-flexiones, a través de estas líneas desde esta revista, pretendo trasladarlas también a todos nuestros lectores.

A lo largo de toda la historia de la humanidad, en todas las sociedades, culturas y religiones, la ciencia y las matemáticas han tenido una impor-tante aportación; en todos los casos, sin embar-go, el papel encomendado a la mujer, reducido

casi siempre al cuidado de los hijos y del hogar o, en el mejor de los casos, a complementar al marido en aquellos actos relacionados con los campos del saber considerados más femeninos (pintura, poesía, música y artes varias), ha de-jado el conocimiento científico en general, y el matemático en particular, en manos y mentes masculinas. Apenas se nos vienen a la cabeza los nombres de Marie Curie (qué ironía, mucho más conocida que su esposo a pesar de tener que adoptar su apellido) al pensar en mujeres científicas y de Hipatia de Alejandría al hacerlo sobre las que se dedicaron a las matemáticas (y ello sólo gracias a la película de Alejandro Amenábar). No obstante, aunque pocos, han sido muchos más los nombres femeninos y su aportación a esta ancestral ciencia.

Las primeras de las que se tiene conocimien-to son Heduanna, hija del rey babilonio Sargón el Grande, astrónoma que resolvía ecuaciones de grado tres hace 4000 años, y Teano, allá por el siglo VI a.C., esposa de Pitágoras y directora de la escuela pitagórica a la muerte de aquél. Se le atribuyen numerosos escritos sobre temas variados (física, medicina, matemáticas), entre los que destacan sus estudios sobre la razón áurea y los números inconmensurables (no pue-den ponerse como fracción entre dos enteros). Como los pitagóricos no aceptaban la existencia de estos números, decidieron mantenerlos en secreto hasta que, según la leyenda, Hipaso de Metaponte se saltó la prohibición, por lo que fue castigado con la muerte. También en la Grecia clásica aparece Aglaonike, astrónoma que es-tudió los ciclos lunares y predijo los eclipses en el siglo II a.C. No obstante, como por entonces Aristóteles ya había establecido que las mujeres no podían considerarse ciudadanos, se dudó de su capacidad científica y se la tachó de sacerdo-tisa y valerse de poderes sobrenaturales.

La siguiente mujer famosa en la historia de

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las matemáticas es Hipatia de Alejandría. Hija del director de la famosa Biblioteca; filósofa, ma-temática, astrónoma, defensora del heliocentris-mo, experta en el diseño de astrolabios; escribió sobre cónicas y geometría, ecuaciones diofánti-cas o movimientos de los astros. Es más cono-cida, sin embargo, por ser la primera mártir del racionalismo científico a manos del fanatismo religioso en la convulsa Alejandría de principios del siglo V, en los albores del cristianismo.

Esas tesis misóginas de Aristóteles, secunda-das por cristianos, musulmanes o judíos, hacen de la Edad Media un erial en la adquisición de conocimientos, no sólo científicos, por parte de las mujeres. No será hasta el siglo XVII cuando vuelvan a aparecer matemáticas destacadas. Elena Cornaro Piscopia, reconocida composito-ra y concertista, tiene el honor en Padua en 1678 de convertirse en la primera mujer doctorada de la historia, defendiendo una tesis sobre el Análi-sis y la Física de Aristóteles. Un hecho que abre la puerta al XVIII, el Siglo de las luces, también en las matemáticas femeninas de la mano, prin-cipalmente, de Émilie de Breteuil, marquesa de Châtelet, y Gaetana Agnesi; amante de Voltaire y traductora al francés de Newton, la primera, y profundamente religiosa e introductora del aná-lisis matemático en Italia, la segunda.

A caballo entre los siglos XVIII y XIX encon-tramos a Sophie Germain, matemática vocacio-nal que tuvo que luchar contra la oposición de sus padres o hacerse pasar por hombre para poder acceder al reconocimiento de Lagran-ge o Gauss. Contemporánea suya es Caroline Herschel, astrónoma y cazadora de cometas, frente a la prohibición de su madre y gracias a la complicidad de su hermano y su padre. Tam-bién la escocesa Mary Sommerville, destacada matemática y física autodidacta que predijo la existencia del planeta Neptuno y fue ferviente defensora del derecho de la mujer a la educa-ción y el voto, lo que la convirtió en mentora de numerosas científicas como Ada Byron. Hija del famoso poeta, al que nunca llegó a conocer, su madre la educó en la ciencia y fue, junto con Charles Babbage, pionera de las máquinas de cálculo y los ordenadores a comienzos del siglo XIX.

En los siglos XIX y XX, afortunadamente, los cambios y luchas sociales propiciaron, poco a poco, que cada vez más mujeres se dedicaran a las matemáticas. Nombres como Sofía Jano-vskaya (galardonada con la Orden de Lenin por sus aportaciones a la lógica matemática y a la Revolución Rusa), Sofía Kovelevskaya (profe-sora universitaria e impulsora de las ecuacio-nes diferenciales), María Goeppter (experta en cálculo de probabilidades y, junto a Marie Curie, la única mujer ganadora del Nobel de Física), Mileva Maric (primera mujer de Einstein, al que apoyó en el desarrollo de la teoría de la relativi-dad) o Emmy Noether (mujer judía que vivió en la Alemania nazi, una de las matemáticas más importantes de todos los tiempos, cuyas inves-tigaciones en álgebra no conmutativa resulta-ron fundamentales en el desarrollo de la Física moderna). A ellas hay que añadir también otras destacadas mujeres matemáticas como Gra-ce Young, Olga Taussky-Todd, Charlotte Scott, Mary Lucy Cartwright, Grace Murray Hopper, Emma Castelnuovo, Julia Bowman o Edna Pai-sano.

Una larga lista que, afortunadamente, las mu-jeres de hoy en día convertirán en minúscula cuando la vayan incrementando en este siglo XXI, de forma exponencial, con su capacidad y valía matemática. Y eso es algo que, quienes nos dedicamos a la docencia, comprobamos día a día en las aulas.

Para más información:

• www.planetamatematico.com• http://www.rsme.es/comis/mujmat/ (Comi-

sión “Mujeres y matemáticas” de la Real Sociedad Matemática Espa-ñola)

• Exposición “La mujer, innovadora en la Ciencia”.

• Serie de televisión “Universo mate-mático”.

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José Manuel Pozo Herencia.

- ¡Menuda gilipollez! Levantarse una hora antes para recibir una sesión anti–violencia. Desde luego, mi empresa está gastando el dinero en chorradas, con lo que hay que ha-cer… se sugirió Jorge mientras se dirigía al trabajo en la saturada circunvalación.

- ¿Pero qué haces idiota?, espetó al turis-mo que le precedía, quien se empeñaba en mantener el límite de velocidad, aún a pesar de la prisa del resto de vehículos.

Para intentar calmarse un poco, y de paso despabilarse, puso la radio del coche a todo volumen. ¡Qué equipo de sonido! Ya tenía ganas de pasar delante de la casa del ve-cino, a todo gas, para que notasen el poder de su motor alemán recién estrenado y el ruido que provocaban tantos vatios.

- ¿Qué pensará ahora ese mentecato? Cree que puede comprarse un buen coche sólo él, pero aquí está mi “carro”, por lo me-nos de dos kilos más que el suyo. La próxi-ma vez que se le ocurra provocarme se lo pensará dos veces. Aquello le llevó a una inesperada calma a la que no estaba acos-tumbrado. Tanto que intentó pensar en otra cosa y se centró en la conversación del pro-grama de radio matinal, donde una psicólo-ga era entrevistada e intentaba clarificar los diferentes tipos de violencia presentes en nuestra sociedad.

-¡Otra soplagaitas! ¿Pero esto qué es, una plaga? – gritó – y un coche interpuesto en su carril terminó de subirle las pulsacio-nes, así que llegó al trabajo más acelerado que ningún día y pensando en las rutinas

mentales que emplearía para no tener que escuchar lo que le fuesen a decir.

Ya de vuelta a casa, empleó la hora y me-dia de camino para hacer balance de la jor-nada: los rifirrafes con los compañeros de ventas, la interminable reunión con el jefe, con sus insoportables ideas de dinamismo, innovación, trabajo en equipo… – como si él no conociese lo imposible que era trabajar con aquellos imbéciles que sólo querían pa-sarle por encima – las estúpidas ideas de al-gunos de los clientes por cambiar formatos y, para terminar de estropearlo todo, aquella sesión anti–violencia, donde con patéticos formulados se intentaba crear un clima po-

Yo no soy violento

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sitivo, sin agresividad ni violencia, dentro de la empresa.

- Seguro que es una enchufada o una subvencionada – pensó refiriéndose a la en-cargada de dinamizar la sesión –. Esto no pasaba antes. Las mujeres así nos evitaban todo el papeleo y las llamadas, pero hay que tener contento al electorado. Total: hasta las tontas votan. Por lo menos, aquello le hizo reír.

Al llegar a casa…lo de siempre: ni unas zapatillas en su sitio, la ropa en el lugar más escondido…

– Como si yo no supiese por qué la es-conde tanto: ¡para joder!, pensó para sí.

Encontró a los chicos haciendo sus debe-res, sin un efusivo beso al llegar del trabajo. ¿Es que no se daban cuenta de los sacrifi-cios de su padre? Cierto era que, a veces, la familia debía invertir en ciertos gastos

que ellos no comprendían: las clases de golf para poder acercarse al jefe, el BMW para poder mantener cierto status y, de paso, po-der caminar con la cabeza alta por la urbani-zación… Pero ¡sólo lo hacía por ellos, para que se sintiesen orgullosos de un padre así!

- Estos niños son tontos. Están saliendo a la madre, gritó, asegurándose de que su mujer lo oyese. Quizá, lo más molesto, fue no recibir respuesta. Con ese ánimo, y con el sopor que producen los kilómetros y unas copas con los compañeros al terminar la jor-nada, se metió en la cama sin la más mí-nima intención de cenar. Con la conciencia tranquila de quien se sabe seguro de lo que hace, pero con cierto escozor por aquella pérdida de tiempo al empezar el día.

- ¡Qué tontería! Fue su último pensamien-to antes de dormir. ¡Como si yo fuese vio-lento!

por mane

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Según la OMS, un fármaco falsificado es “aquel en cuya etiqueta y/o material informati-vo se incluye de forma fraudu-lenta y deliberada información falsa acerca de su composi-ción y/o procedencia de su fabricación”. En ocasiones, la composición es correcta y el envase ha sido falsifica-do, pero en otras, aún más grave, la compo-sición del fármaco es incorrecta, con ausen-cia, carencia o exceso del principio ac-tivo.

Éste es un negocio que en la actua-lidad azota con mayor rotundidad los paí-ses en desarrollo, donde, se-gún fuentes de la OMS, hasta el 50% de los fármacos en cir-culación son falsificados. En el mundo desarrollado, el pro-blema no es tan grave, afec-tando al 1% de estos medi-camentos, pero su relevancia va en aumento y también sus características, puesto que han pasado de ser fármacos relacionados con la potencia sexual, crecimiento o caída

del cabello a estar relaciona-dos con enfermedades onco-lógicas o cardiovasculares. Se trata, por tanto, de un negocio fraudulento muy lucrativo que anualmente mueve unas ven-tas de miles de millones de dólares.

Como otras formas de comercio ilícito, el tráfico de medicamentos falsificados ha visto abierto el panorama de crecimiento y expansión mun-dial que le ha brindado la glo-balización, la intensificación del comercio internacional y el uso en el mismo de zonas francas, la extensión de Inter-net y su utilización con fines comerciales, y la accesibilidad a mejores tecnologías de im-presión y fabricación. En este

contexto, cualquier país del mundo, en la actualidad, está expuesto a que su mercado se inunde de este tipo de fár-macos.

Una vez más, aquellas re-giones con un aparato estatal

más débil son las más comprome-tidas, de tal manera que, además de recibir un im-pacto directo sobre la sa-lud de sus pac ien tes , p r o v o c a n que sus sis-temas de sa-lud, de por sí debilitados, vean soca-vada la poca confianza ya depositada en ellos.

Las causas que provocan que en este tipo de estados este mercado se encuentre en expansión son las deriva-das de su propia ineficacia gu-bernamental, habida cuenta de la inexistencia de marcos jurídicos apropiados, contro-les ineficaces sobre la cadena de producción, administración y regulación ausentes, impo-sibilidad de establecer redes adecuadas de coordinación y

Tráfico de medicamentos falsificadosPor Rosauro Varo Cobos

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cooperación con otros países y, por supuesto, la corrupción generalizada. Además, se da la circunstancia de que la fa-bricación de este tipo de pro-ductos es relativamente sen-cilla y barata y muchas de las incautaciones realizadas has-ta la fecha se han producido en pequeños laboratorios.

Los estados desfavorecidos soportan la mayor parte de la carga de la enfermedad del planeta, mientras que, al mis-mo tiempo, la proporción del número de ventas de medica-mentos legales en los mismos es irrisoria. El elevado costo y la carencia de fármacos que se elaboran para enferme-dades del tercer mundo oca-sionan un desequilibrio en el mercado. Por tanto, todo esto provoca que la necesidad de tratamiento, pero también las limitaciones económicas de los enfermos, lleve a la bús-queda del medicamento más barato y fomente una com-petencia atroz entre falsifica-dores que, al abaratar el pro-ducto, abaratan la producción, recortando entre otras cosas principios activos, con todo lo que ello conlleva.

Con respecto a ese des-equilibrio, hay que recalcar que las normas y precios es-tablecidos por las grandes farmacéuticas contribuyen a esa inestabilidad y provocan una disyuntiva en la que in-cluso se ven envueltos mu-chas organizaciones interna-cionales: ¿comprar fármacos caros, que limiten el número de pacientes tratados, pero que sean seguros?, o ¿arries-

garse a la compra de medi-camentos más baratos, que aumenten su cobertura pero que no estén sujetos a crite-rios de calidad y efectividad fijados?

Ante estas perspectivas, se hace evidente la necesidad de aplicar cambios que ayuden a la resolución de un problema. Es prioritario el establecimien-to de una legislación sólida, contundente y aplicable. La solidez de los gobiernos, la fortaleza de los sistemas de salud y la cooperación inter-nacional deben aunar sus esfuerzos en ese sentido. En esa misma línea, deben ser revisadas las políticas de in-vestigación en enfermedades endémicas del tercer mun-do y de acceso económico a los tratamientos por los dife-rentes estados y la industria farmacéutica, así como la promoción del uso y genera-lización de técnicas baratas y sencillas de análisis rápido, de medicamentos que valoren la proporción de principios ac-tivos y productos tóxicos.

Y mas allá del ámbito sa-nitario, este comercio ilícito es un negocio muy tentador como para que, en un futuro muy próximo, bandas de nar-cotraficantes o terroristas pon-gan su ojo en este tráfico, lo que amplificaría y obstaculiza-ría aún más el control de este negocio ilegal. Pero, ¿sólo se-rán las organizaciones ilega-les las que se vean tentadas? La corrupción y la ignorancia del problema por parte de determinados estados hacen que, desde determinadas ins-

tancias gubernamentales, se empiece a tener muy en con-sideración este tipo de comer-cio tan lucrativo. Y, aún más, ¿qué papel jugará la industria farmacéutica? Gran parte del desarrollo de la lucha contra los medicamentos falsifica-dos procede del ámbito priva-do: recientemente, en Tours (Francia), SANOFI-AVENTIS ha creado el primer labora-torio de análisis y detección de medicamentos falsificados ¿Una lucha por la salud o por su negocio? Quizá las dos co-sas, pero podría pasar que las farmacéuticas se excusasen (¿o fomentasen?) a través de este negocio para mantener el elevado precio de sus fár-macos que, el caso del SIDA, por ejemplo, limita su llegada a países del tercer mundo. Y aún más, ¿podría utilizarse esta vía para establecer una guerra comercial entre las di-ferentes casas?

Son éstas, afirmaciones, preguntas y respuestas, que viendo la celeridad con que este negocio y su conocimien-to avanzan, nos aportarán en breve tiempo perspectivas más definitivas.

(1.. on, Michael D Green PhD c, Facundo M Fernán-dez, Nicholas PJ Day, Nicho-las J White Counterfeit anti-infective drugs The Lancet Infectious Diseases, Volume 6, Issue 9, Pages 602 - 613, September 2006)

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Querido Berganza, sé que mi primer argumento tal vez será un argumento serio, pero es tan importante que no pue-do obviarlo: sabes que al de-fender los libros de papel estás defendiendo la tala de miles de árboles; tú, que defiendes el libro en su antiguo formato, tendrás que hacer una re-flexión la próxima vez que observes tu biblioteca que con tanto mimo has ido componiendo. Tal vez deberías de ver en ella todos aquellos árboles que antes rea-lizaban un trabajo por nuestro planeta, elimi-nando contaminación y en contra del cambio climático, y ahora decoran en la estantería del salón de tu casa.

No quiero seguir ahondando en la herida de la inconscien-cia hacia nuestro planeta en la que estamos sumergidos los humanos por no ser el tema de este diálogo, y por esta ra-zón te voy a dar ejemplos po-sitivos de por qué deberíamos usar un libro digital. Yo utilizo un libro digital porque yo llevo en un bolsillo decenas, cien-tos, miles o millones de libros y tú no; yo puedo leer un libro diferente en el momento que me apetezca, tú, no; si el día se levanta gris, o si el día se ha convertido en gris, yo pue-do leer un libro que me provo-que una sonrisa o tal vez ne-

cesite leer una novela de amor que me espabile el corazón, tú, no. Yo con mi libro digital puedo descargar de Internet en cualquier momento el libro que necesite.

El fin de semana pasado vi que mi querido y detestado Arturo Pérez Reverte acababa de publicar su última novela, “El asedio”. En este momento, me hubiera encantado haber tenido la novela en mis ma-nos, pero era un domingo ma-tinal y la novela se acababa de publicar; por más que desper-diciara mi tiempo en buscar en las papelerías de mi ciudad, estoy seguro que perdería mi descanso dominical en balde.

Estimado Berganza, sé que estás más que acostumbrado a leer el periódico matutino

con tu tostada y tu café con le-che en la cafetería, y que por nada de este mundo cambia-rías este momento. Yo te pro-pongo modernizarlo, olvidarte el manojo de hojas desorde-nadas y donde las noticias ya están anticuadas, aún siendo de hoy (la velocidad a la que

se producen los cambios es estresante). El cambio que

te propongo es dejar de usar el viejo periódico con manchas y cam-biarlo por un libro digi-tal que gracias a su co-nexión a Internet esté actualizado al segun-do, el cual nos enseñe

no sólo una cara de la noticia sino muchas, y

que con videos o audios nos permita hacernos una

imagen más real de todas las noticias.

Mi anticuado amigo, sé que en tu argumentación habrás aludido al olor, al tacto y al sentimiento que te embriaga cuando coges un libro, y sé que jamás un libro electró-nico podrá igualarlo, pero te pido que cada vez que cojas un libro pienses en la función que cumplía en tu planeta, ese planeta que te da luz para leer, aire para respirar y te concede la vida para que la disfrutes. Sólo un consejo te voy a dar, y es que cojas un libro digital y te sientes a la sombra de un árbol, mientras puedas.

Libros digitales

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Libros de papelQuerido Cipión, si quieres

llámame antiguo, pero por mi edad, y la de todos los naci-dos en mi siglo, nos satisface más el libro en papel que el “cacharro digital”. El papel tie-ne nuestra historia, nuestras emociones, nuestros aromas de nostalgia…

Alguno habrá sentido triste-za del fin del papiro, otros del fin del pergamino y ahora no-sotros tú y yo, Cipión, estamos haciendo el duelo del fin del libro del papel orgánico.

De los diversos instrumen-tos que inventó el hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro, Cipión. Por-que el libro es una exten-sión de la memoria y de la imaginación, ¡le debe-mos tanto a las letras!

Yo sigo jugando a no ser ciego, sigo llenando mi casa de libros; algunos me produ-cen el regusto físico del papel viejo y manoseado, otros la sensación de ser el primero en leer aquellas hojas que nadie tocó. La encuadernación, las anotaciones a pie de página, el formato de cada hoja, el co-lor, los dibujos, el tipo de letra, todo es un todo y sin el todo sólo queda un contenido, el cual no le da vida a mi imagi-nación y sentido a mi memo-ria.

Vuelvo a abrir un libro, elijo una página y veo las anota-ciones a lápiz que hice en el

mismo. Cipión, eso me llena de felicidad y alegría; otras veces, nostalgia y tristeza, y otras, cobardía, miedo, por el comentario que escribí y el recuerdo que me trae, Cipión. Eso no lo tiene el “cacharro” tuyo. Sólo he alzado mi mano para coger un libro y ya me encuentro inmerso en todo lo que conlleva con simplemente tocarlo y ver una sola página suya.

Para tus ojos todos los libros son iguales, todas las páginas son las mismas. Menos mal que hubo un gran ciego que seguía llenando su casa de libros. Para mí, Cipión, los libros son algo más que “medios de co-municar información”. Me en-canta el tacto de las páginas, y pasarlas inconscientemente, no depender de un botón para encender o apagar mi lectura, así como depender de una ba-

tería para saber si puedo o no terminar la página en la cual me encuentro.

Entiendo que el soporte di-gital o papel no hace que una cosa sea o deje de ser un li-bro. Otra cosa es que hoy todo lo que tiene que ver con la comunicación resulte renta-ble, vendiendo toda cosa que pueda ser considerada “libro”, creando diferencias socia-les por el soporte digital que sea de una marca u otra, di-ferenciándonos, por tanto, de manera cultural. Si fuese tan

bueno, ¿por qué no veo más el soporte digital?

Por eso, querido Cipión, libro y papel no es sólo un asunto de comodidad, es, más bien, que conside-ro que hay cosas que no

conviene que sean susti-tuidas por otras, sino que

convivan juntas. Siempre ha-brá alguien que sepa apreciar las diferencias y agradecer que el “medio es el mensaje”.

Sólo decir, Cipión, que aca-bo haciéndote frente en mi “medio”, el libro-papel, y tú no me lo haces mediante tu “me-dio”, libro-digital. Aquí la clave, aquí tu perdición y a la vez tu felicidad y alegría por haber compartido estas palabras hoy conmigo. Un abrazo perruno y feliz lectura, elijas el medio que elijas, siempre con un buen libro.

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Bookcrossing Por Virginia García Gómez

¿Qué es eso de bookcrossing?

No hay nada como la lectura de un libro, no hay mejor acompaña-miento que las pa-labras narradas por un autor cultivado. Pero si a esta má-gica lectura le aña-des algo especial, el placer se multi-plica.

Hay varias for-mas de adquirir un libro: una, lo com-pras, ya sea por Internet o en tien-da; dos, te lo rega-lan; tres, lo robas (para éste hay que tener buenas pier-

nas para correr); y cuarto, el book-crossing.

Un libro es algo personal, diría yo, pero no de pose-sión ni propiedad, sino de contenido. Un libro no deja de ser interesante, entretenido, edu-cativo, inspirador por dejarlo de tener en las manos… De esta idea simple surge la mantenida por los seguido-res de este nuevo modo de ver la li-teratura, o mejor dicho de su inter-cambio.

Esta iniciativa

surge en el año 2001 y consiste en la práctica de dejar libros en lugares públicos que serán recogidos por otros lectores y éstos, a su vez, lo volverán a devolver.

Si alguien decide liberar un libro vía BookCrossing ten-drá que registrar-lo para conseguir un BCID (número de identificación de BookCrossing), que será lo que identifique ese ejemplar concreto en la base de datos del sistema. Ese número de registro lo lleva el libro es-crito, directamente en el interior de la cubierta o bien en una etiqueta en la que se pide a la persona que lo en-cuentre que entre en la web de Book-Crossing y escriba un pequeño apunte para notificar el ha-llazgo, y finalmente

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que suelte de nue-vo el libro una vez lo haya terminado.

Pertenecer a BookCrossing es gratuito, pero se aceptan donacio-nes para mantener los servidores sin recurrir a las ven-tanas emergentes de publicidad en el sitio web. Existe una sección con una serie de ob-jetos con el logo de BookCrossing a la venta y quie-nes los compran reciben unas alas simbólicas a los lados del nombre con el que partici-pan en el sitio web,

más ciertas venta-jas (principalmen-te que al navegar por las páginas de BC no aparezcan los anuncios está-ticos que sí tienen los miembros “sin alas”).

Los puntos BC lo encontramos re-partidos por toda la geografía españo-la, pero como to-das las ideas nove-dosas surgen tras ellas controversia. En 2003, Book-Crossing fue criti-cado por la autora Jessica Adams que decía que los libros estaban siendo “devaluados” por

la web de Book-Crossing por bajar sus ventas y, por tanto, la reducción de derechos de autor que consti-tuyen la remune-ración de sus au-tores. La mayoría de los participantes de BookCrossing cuestionan esta idea. Opinan más bien que la web (y, especialmente, los foros) anima a los lectores a des-cubrir a autores y géneros que no habían leído an-tes, que consigue enganchar a más gente a la afición a la lectura, y que

hay incluso algu-nos miembros de BC que, cuando leen un libro que les gusta, compran más ejemplares para distribuirlos a través de Book-Crossing o que, después de leer un libro en un círculo de intercambio, se compran su propio ejemplar.

Fuentes: Wiki-pedia y www.bo-okcrossing-spain.com

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Cuando Escampepor Valeriano Rosales Esteo

Este año se nos ha presentado un invierno pasado por agua. Más aún, el agua nos ha sa-lido por las orejas y no veíamos (y casi vemos) el día en el que el sol reluciese sobre nuestras cabezas. De igual forma, venimos sufriendo una tempestad desde hace dos años. La crisis, mo-tivada por factores no tan arbitrarios como el tiempo, ha irrumpido en nuestro día a día. Las tertulias radiofónicas, televisivas, los periódicos no paran de darnos datos. Nos hablan y hablan de números sin caer en la cuenta que tras ésos no hay sino personas, familias, que ven con pre-ocupación, cuando no con miedo, el futuro más inmediato.

Hay motivos para pensar que la lluvia nos abandonará y, de igual forma, lo hará la crisis, si bien lo que de veras espero es que, mientras lle-ga ese día, el gobierno no deje de pensar en las personas que más necesitan de nuestro apoyo. Que haga propuestas y las lleve a cabo para que la próxima crisis no sea tan generalizada sino más localizada en algún sector, que no repercu-ta, como ésta, en la mayoría de la ciudadanía.

Las medidas que propusieron y que están lle-vando a cabo buscan amortiguar los efectos y lograr una salida en el que el vigor de nuestro sistema económico y financiero sea duradero. A corto plazo, aprobó el Plan E como tornique-te a la sangría de empleos con el que frenar la pérdida de trabajo y de inversiones. Más allá de embellecer las calles, los colegios, las infraes-tructuras de nuestros municipios, este plan ha supuesto un respiro a empresas que de otra for-ma no hubiesen podido continuar su camino, ni ellas ni sus trabajadores.

Como vemos, no ha sido suficiente, así que a medio plazo apues-ta abiertamente por un pacto del mercado labo-ral, entre empresarios y

sindicatos, con el que facilitar la contratación de trabajadores. Ahora bien, sus líneas rojas es-tán bien definidas, no permitiendo un acuerdo a toda costa sino un verdadero consenso, sin que sean unos los vencedores y otros los vencidos. Y como ejemplo la negativa, en el verano pasa-do, a continuar las conversaciones si se sosla-yaban los derechos de los trabajadores.

Y más a largo plazo, cuando aprueban la pro-puesta de la ley de economía sostenible con la que contribuir al cambio de nuestro sistema pro-ductivo, en el que sea mayor el peso del sector industrial (por ejemplo el aeronáutico en Andalu-cía con el Airbus 400M) e innovador (con la Ley de Ciencia en la que se le da reconocimiento y estabilidad a la carrera científica); o un uso más racional de nuestros recursos (plan de austeri-dad en el gasto farmacéutico) y una apuesta por la formación continua de los trabajadores y des-empleados.

También con largas miras ha tomado (subida del IVA) o propuesto (modificación de la edad de jubilación) medidas nada populistas, entendien-do que este tipo de actuaciones son necesarias para seguir manteniendo los derechos sociales alcanzados (por ejemplo, ayudas a los desem-pleados o ley de dependencia).

Les pedimos a los políticos que sean conse-cuentes con sus ideas, esas que plantearon en sus programas electorales, les pedimos también que sean capaces de llegar a acuerdos, que se entiendan entre gobierno y oposición. Seamos

consecuentes, nosotros también (todos quere-mos que la lluvia se vaya, pero hay que arreglar los desperfectos), y veamos que la situación actual no es fácil, hemos de ser ca-paces de aguantarla para alcanzar un futuro más equilibrado para todos.

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Charles Darwin señalaba que la comunicación era un pilar fundamental en la selección natural. Aquellas especies que mejor pudiesen comunicar-se serían las mejor preparadas para adaptarse al entorno, y en el caso del homo sapiens para adap-tar el entorno a sus necesidades. Desde los prime-ros sonidos guturales que salieron de la garganta de un Neanderthal, hace aproximadamente unos 50.000 años, hasta los SMS o la videoconferencia del siglo XXI, la evolución que ha experimentado la comunicación ha estado siempre orientada a facilitar dos aspectos: la vida en sociedad del ser humano, y aportar ventaja a este respecto a sus congéneres en la guerra. Y la guerra es uno de los motores que propició lo que hoy conocemos como “internet”.

Etimológicamente, internet significa “red de re-des”, y parte de la idea de trabajar con la misma información desde distintos ordenadores ubica-dos en lugares diferentes. En los años 50, cuando nacía la informática, el trabajo de procesamien-to de datos se realizaba en un único ordenador. Con el tiempo, se consiguió simultanear la rea-lización de distintas acciones a través de varios terminales conectados al ordenador central para trabajar sobre una misma información. En 1969, el temor ante un posible ataque soviético sobre territorio norteamericano en el marco de la Guerra Fría llevó a los mandos militares del Pentágono a plantear alternativas a la red centralizada de co-municación que habían establecido, puesto que si un ataque conseguía destruir el nódulo central toda comunicación quedaría inhabilitada; para tal fin se creó la Advanced Research Projects Agen-cy, que establecería la primera red en la que los distintos nódulos (o terminales) estarían interco-nectados entre sí, obviando la presencia de un servidor centralizado. El envío de datos requería que cada máquina conectada debía disponer del mismo estatus y tener la misma capacidad para recibir y enviar la información; se aplican para ello los llamados Protocolos, que homogenizarán las comunicaciones entre los distintos ordenadores y las diferentes redes que se vayan agregando. En 1972, ARPANET ya agrupaba 37 redes. Y em-

pezaba a observarse cómo el uso que se hacía de las redes no se limitaba a la trasferencia de archivos, sino que la comunicación a través de mensajes cobraba fuerza, otorgando a la red un abanico de nuevas posibilidades: en 1965 nacía el Correo electrónico, en 1979 se creó un sistema que permitía publicar archivos de texto que se po-dían consultar por usuarios de otras redes, eran la génesis de los llamados grupos de discusión, que con el desarrollo de la tecnología de hipertexto y el trabajo que en relación al mismo llevó a cabo Tim Berners-Lee, premiado con el Príncipe Astu-rias y considerado padre de la www, permitiendo enlazar distintas páginas publicadas entre sí, faci-litando la navegación de unos contenidos a otros. La aparición de los primeros interfaces de usuario para navegar, como Viola o Mosaic, abrieron la puerta a un sinfín de contenidos accesibles desde cualquier ordenador conectado. Paralelamente, surgieron buscadores y directorios de contenidos que permitían clasificar el pequeño gran desorden en que se estaba convirtiendo internet.

Con la incorporación de los contenidos multime-dia, la red ha revolucionado los sistemas de comu-nicación a nivel global, permitiendo a sus usuarios estar informados al segundo de todo lo que acon-tece en cualquier lugar del mundo, compartir todo tipo de información de manera casi instantánea, y ofrecer a las personas nuevas formas de relacio-narse y comunicarse. La única salvedad que se puede hacer respecto a su imparable desarrollo y crecimiento, es la brecha digital que supone para aquellos que no tienen posibilidad de acceder a di-cha tecnología y que se ven inmersos en un nuevo tipo de marginación.

Bibliografía:

- Castells, M.: La galaxia Internet – Reflexiones sobre Internet, empresa y sociedad. Barcelona (Plaza & Janés), 2001.

- Metzner-Szigeth, A.: Internet y transformación socio-cultural. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación (CTS+I), No. 7, 2006.

por José Manuel Márquez García

Historia de internet

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Al regreso de Delos

Del libro inédito: y otras

El broche

¿Lo recordáis? Nevaba,

pero la misma nieve…

(Volveremos a Delfos)

Juan Antonio Bernier

El día en que Hécate de Abdera llegó a Helikonda, llegó para morir. El anciano historiador confiaba en ser capaz de volver a contemplar una vez más aún las estrellas. Al arribar, ne-vaba, y pese a todo, no pudo sino alzarse en los débiles brazos que la pequeña niña Leto le ofrecía. Conocedor de que no sería ya nunca más objeto del amor, se dejó morir recogido ante su hermoso rostro. No vio las estrellas, pero sí cómo le observaba lentamente desprendido de la vida.

El joven artesano engarzaba con el tacto de un pájaro de pico largo y curvado cada una de las vidriosas piedras. Lo hacía lentamente, anudándolas con exquisito cuidado en rededor de sus dedos con un fino alambre. Imponía a cada una de ellas la belleza de los ojos y la sonrisa de la mujer que amaba. Tenía la impresión de florecerle, de hacerla al modo en que quería, de unir pequeños trozos rotos de la vida. Bajo la luz del flexo, con ayuda de una lupa, acom-pañado del ruido de la calle, de la sensación del universo tan serio y preocupado, sabedor de que sus gestos para siempre serían los del aquel amor tenido. El artesano, anciano entonces, maestro ya en recordarla, detenía su respiración sin moverse lo más mínimo; de pronto… con la delicadeza de una hermosísima caricia, punzaba sobre sí el alambre… y volvía otra vez al mundo.

por Eduardo Chivite Tortosa,

ciudades verdaderas

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Hay veces que tener un li-bro en las manos es más una necesidad que un placer, es curioso pero suele suceder. La lectura puede ser antídoto para desconectar el cuerpo y, sobre todo, la mente. Permite viajar, transportarnos a situa-ciones ya vividas e incluso per-mite sentir estímulos que de otra manera serían imposibles sentir. Si un libro te engancha, te trastorna, uno es capaz de tener un lugar, un personaje o simplemente una frase que ocupa tiempo y espacio en la cabeza. A mí me pasó con La reina del sur, con Las rutas de las caravanas, o con El guar-dián entre el centeno.

Cada vez que recuerdo un libro leído no sólo recuerdo las sensaciones que me transmi-tía, también me suele venir a

la cabeza el lugar donde ha-bitualmente lo leía. Ello me si-túa en aeropuertos, campings, estaciones de tren, en tardes de lluvia, o de sol. Me veo su-friendo con mi próstata y con un ejemplar de Sufrían por la luz, o con una buena gripe y acompañado de Cien años de soledad. Me veo en el colegio y con Platero y yo en el “bur-to” de los libros. Los pilares de la tierra me sitúa en la cocina de mi casa, a la caída de las calurosas tardes de verano y haciendo hora para preparar la cena. Con Los cuentos de la taberna del ciervo blanco re-vivo mi último viaje a Puigpin-yet. Los libros han estado ahí a lo largo de mi vida, forman parte de lo que soy, de lo que somos.

Ahora, las nuevas tecno-logías nos han brindado la lectura a través de la pantalla

del ordenador o en la del libro electrónico. Yo sigo prefirien-do el tacto del papel, lo perci-bo más humano a la vez que siento que las modernidades se impondrán; es la continua lucha ya emprendida hace años. Al igual que el vinilo, el papel está sentenciado. En unos años, y para las nuevas generaciones, será lo habitual, lo común, leer a través de la pantallita. El papel quedará como una reliquia, al igual que el vinilo o las fotos en pa-pel. Los tiempos cambian, al igual que lo hace la manera de articular todo lo cercano o lo humano, la aparición de las nuevas tecnologías pondrán a prueba la adaptación humana a lo menos humano.

Todavía somos unos privile-giados, todavía podemos en-trar en una librería de viejo y tocar ejemplares con muchos años encima, libros tocados por otras manos antes que las nuestras, de hojas amarillen-tas y en ocasiones con anota-ciones. Por eso, la iniciativa de la gente del Coloquio me pa-rece estupenda. Intercambiar libros no sólo supone cambiar un libro por otro, es tan huma-no como dar algo que forma parte de tu vida, y recibir un pellizco de la vida de otra per-sona.

Por Paco Vílchez Rodríguez

El maravilloso mundo de los libros

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por Miguel Ángel de la Fuente

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