Análisis de “el jumento ambicioso” con el materialismo

histórico

El jumento ambicioso de Luis Andrés Zúñiga:

Viene a ser una fábula que aunque corta posee un gran lema a seguir. Antes en las escuelas era leída y no se le daba la interpretación correcta. Sabemos que el autor era de familia acaudalada sin embargo, no le importó hacer referencia en sus letras y darles a los lectores algo tan valioso con esta intención o sin esta buena intención de enseñarnos, hoy la traducimos, la analizamos y la criticamos de esta manera, pues nos enseña que debemos luchar por nuestros deseos, anhelos y propósitos, aunque al primer intento todo nos salga mal o parezca ante los demás que no es valioso lo que hacemos, lo que intentamos hacer, lo que quisimos hacer. Verdaderamente esas personas que no ven lo que nosotros hacemos es porque ellos mismos están faltos de esas virtudes y solo opinan para

hacernos sentir inferiores y decirnos que no podemos hacerlo o que no sirve lo que hacemos. Desde el punto de vista del materialismo histórico cada personaje de la fábula representa un grupo social, el jumento representa aquellas personas que tienen virtudes pero faltos de dinero no valen nada. Aquel ruiseñor que posando cerca del pobre jumento, le entona aquellos maravillosos trinos, pues representa aquellos placeres de la vida que hacen que deseemos más, que queramos tenerlos aunque sea en sueños. Y es por ello que decide dedicarse a escribir pues aquel pequeño ruiseñor le pareció ser algo que él quisiera ser y que le ayudo con su cometido. El mulo es aquella gente incrédula que aunque sabe que tenemos el potencial y que somos personas diferentes no le prestan valor y más bien son críticos destructivos. Estos tres pertenecen a la clase baja del cuento. Luego aparece la clase alta que es representada por el Doctor Búho quien es crítico, analista y sobre todo representa aquellas personas acaudaladas que no permiten que los pobres como el jumento salgan y se levanten, pues para esta clase dominante no es preciso que nos eduquemos, que sepamos, que nos informemos. Para ellos cuanto menos sepamos mejor, cuanto menos analicemos mejor, cuanto menos creamos en nosotros mismos mejor, pues solo así tienen control sobre nosotros.

La moraleja no me convence: pues en el primer renglón nos dice todo…”con frecuencia nos equivocamos de camino” pero yo le digo que es mejor equivocarse mil veces que no haberlo intentado nunca... “aun de la séptima caída nos levantaremos” y seguiremos intentándolo hasta lograr alcanzar nuestros sueños.