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FEDOR Dostoyevski EL JUGADOR El autor y su época Fedor Dostievski es un novelista realista ruso que vivió entre los años 1821 y 1881. Se caracterizó por examinar la mente y el corazón humanos, y sus obras ejercieron una influencia considerable en la cultura moderna. Su vida comienza en Moscú, donde vivió hasta los diecisiete años, ya que su padre lo envió a la Academia Militar de San Petersburgo. Pero se aburrió y se dedicó a la literatura. Su primera novela, Pobres gentes (1846), contaba la historia de amor desgraciada de un funcionario estatal. El libro era bastante novedoso, pues añadía la dimensión psicológica a la puramente narrativa en su análisis de los conflictos del protagonista, observándolos desde su interior. En su siguiente novela, El doble (1846), y en otros trece cuentos continuó explorando las humillaciones y el consecuente comportamiento de los desheredados. En 1849, su carrera quedó interrumpida. Se unió a un grupo de jóvenes intelectuales que leían y debatían las teorías de escritores socialistas franceses, por aquel entonces prohibidos en la Rusia zarista de Nicolás I. En sus reuniones secretas se infiltró un informador de la policía, y todo el grupo fue detenido y enviado a prisión. En diciembre de 1849 se les condujo a un lugar en que debían ser fusilados, pero, en el último momento, se les conmutó la pena máxima por otra de exilio. Dostoyevski fue sentenciado a cuatro años de trabajos forzados en Siberia y a servir a su país, posteriormente, como soldado raso. Las tensiones de ese periodo desembocaron en una epilepsia, que sufriría durante el resto de su vida. Al regresar a San Petersburgo, Dostoyevski retomó su carrera literaria, lanzando una publicación mensual. Tras la larga enfermedad y muerte de su mujer en 1864, y la de su hermano, cuyas deudas financieras se vio obligado a pagar, quedó prácticamente en la ruina. A cambio de un préstamo, se comprometió con un poco escrupuloso editor a cederle los derechos de sus obras si no le entregaba una novela completa en el plazo de un año. Un día antes de cumplirse ese plazo, le presentó El jugador (1866), basada en su propia pasión por la ruleta. Para transcribir esta novela había contratado los servicios de una mecanógrafa, Anna Snitkina, con la que se casaría poco después, y con la que alcanzaría felicidad y satisfacción. Dostoyevski pasó los siguientes años fuera del país, para escapar de los acreedores. Fueron años de pobreza, pero de gran creatividad. Durante este periodo, consiguió finalizar Crimen y castigo (1866), que había comenzado antes que El jugador, y Los endemoniados (1871-1872). Cuando regresó a Rusia, en 1873, ya era un escritor con renombre internacional. Su última novela, Los hermanos Karamazov (1879-1880), la completó poco antes de su muerte, acaecida el 9 de febrero de 1881 en San Petersburgo. Contexto histórico y cultural La Europa de la segunda mitad del siglo XIX presenta una serie de transformaciones propias de la incipiente sociedad capitalista: un ra ́ pido crecimiento demogra ́ fico (especialmente urbano), por la expansio ́ n econo ́ mica centrada en el avance de la industrializacio ́ n, por la intensificacio ́ n del comercio y por un notable progreso te ́ cnico: la extensio ́ n del ferrocarril, el tele ́ fono, el tele ́ grafo, el barco de vapor, apertura de canales transocea ́ nicos... Al mismo tiempo, esta época está marcada por grandes avances científicos e innovaciones tecnológicas que marcarán un nuevo rumbo a la sociedad. Aparecen las teorías científicas de Darwin sobre el origen de las especies, con la subsiguiente tensión moral que sus hipótesis originan; Mendel formula las leyes de la herencia genética; los filósofos comienzan a cuestionar el racionalismo y a desconfiar de nuestra capacidad para entender el verdadero ser de las cosas. Todo ello esta ́ presidido por la consolidacio ́ n de la burguesı ́ a, clase social dominante que, con un espı ́ ritu pra ́ ctico y mercantilista preocupado por aumentar la productividad, tiende hacia 1

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FEDOR Dostoyevski EL JUGADOR

El autor y su época

Fedor Dostievski es un novelista realista ruso que vivió entre los años 1821 y 1881. Se caracterizó por examinar la mente y el corazón humanos, y sus obras ejercieron una influencia considerable en la cultura moderna. Su vida comienza en Moscú, donde vivió hasta los diecisiete años, ya que su padre lo envió a la Academia Militar de San Petersburgo. Pero se aburrió y se dedicó a la literatura. Su primera novela, Pobres gentes (1846), contaba la historia de amor desgraciada de un funcionario estatal. El libro era bastante novedoso, pues añadía la dimensión psicológica a la puramente narrativa en su análisis de los conflictos del protagonista, observándolos desde su interior. En su siguiente novela, El doble (1846), y en otros trece cuentos continuó explorando las humillaciones y el consecuente comportamiento de los desheredados. En 1849, su carrera quedó interrumpida. Se unió a un grupo de jóvenes intelectuales que leían y debatían las teorías de escritores socialistas franceses, por aquel entonces prohibidos en

la Rusia zarista de Nicolás I. En sus reuniones secretas se infiltró un informador de la policía, y todo el grupo fue detenido y enviado a prisión. En diciembre de 1849 se les condujo a un lugar en que debían ser fusilados, pero, en el último momento, se les conmutó la pena máxima por otra de exilio. Dostoyevski fue sentenciado a cuatro años de trabajos forzados en Siberia y a servir a su país, posteriormente, como soldado raso. Las tensiones de ese periodo desembocaron en una epilepsia, que sufriría durante el resto de su vida. Al regresar a San Petersburgo, Dostoyevski retomó su carrera literaria, lanzando una publicación mensual. Tras la larga enfermedad y muerte de su mujer en 1864, y la de su hermano, cuyas deudas financieras se vio obligado a pagar, quedó prácticamente en la ruina. A cambio de un préstamo, se comprometió con un poco escrupuloso editor a cederle los derechos de sus obras si no le entregaba una novela completa en el plazo de un año. Un día antes de cumplirse ese plazo, le presentó El jugador (1866), basada en su propia pasión por la ruleta. Para transcribir esta novela había contratado los servicios de una mecanógrafa, Anna Snitkina, con la que se casaría poco después, y con la que alcanzaría felicidad y satisfacción. Dostoyevski pasó los siguientes años fuera del país, para escapar de los acreedores. Fueron años de pobreza, pero de gran creatividad. Durante este periodo, consiguió finalizar Crimen y castigo (1866), que había comenzado antes que El jugador, y Los endemoniados (1871-1872). Cuando regresó a Rusia, en 1873, ya era un escritor con renombre internacional. Su última novela, Los hermanos Karamazov (1879-1880), la completó poco antes de su muerte, acaecida el 9 de febrero de 1881 en San Petersburgo.

Contexto histórico y cultural

La Europa de la segunda mitad del siglo XIX presenta una serie de transformaciones propias de la incipiente sociedad capitalista: un rapido crecimiento demografico (especialmente urbano), por la expansion economica centrada en el avance de la industrializacion, por la intensificacion del comercio y por un notable progreso tecnico: la extension del ferrocarril, el telefono, el telegrafo, el barco de vapor, apertura de canales transoceanicos... Al mismo tiempo, esta época está marcada por grandes avances científicos e innovaciones tecnológicas que marcarán un nuevo rumbo a la sociedad. Aparecen las teorías científicas de Darwin sobre el origen de las especies, con la subsiguiente tensión moral que sus hipótesis originan; Mendel formula las leyes de la herencia genética; los filósofos comienzan a cuestionar el racionalismo y a desconfiar de nuestra capacidad para entender el verdadero ser de las cosas. Todo ello esta presidido por la consolidacion de la burguesıa, clase social dominante que, con un espıritu practico y mercantilista preocupado por aumentar la productividad, tiende hacia

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posiciones conservadoras para salvaguardar sus nuevos privilegios frente a las crecientes presiones del proletariado industrial urbano, que se organiza para reivindicar sus derechos con arreglo a las teorías expuestas por Carlos Marx en su obra El capital, abecé del comunismo. Esta tensión social, caracterizada por los enfrentamientos entre los movimientos obreros y la burguesıa, explica la aparicion de gobiernos autoritarios de inspiracion conservadora. Junto a los ejemplos de Napoleón III en Francia y de Guillermo II en Alemania, sobresale la Rusia zarista. En este país, la dinastía de los Romanov será uno de los ejemplos más sobresalientes de gobierno autoritario y concentrado en la persona del zar. En contraposición, hallamos en este gigantesco país un influjo muy acusado de las doctrinas marxistas. El incipiente Socialismo encuentra entre el depauperado proletariado ruso el caldo de cultivo idóneo para el descontento y la sedición; y no solo entre la clase obrera: muchos pensadores se adhieren a los postulados socialistas de Marx y a los anarquistas del ruso Bakunin y se agrupan, como hizo el propio Dostoievsky, en tertulias y asociaciones secretas que serán objeto de la feroz represión del régimen zarista.

Se ha clasificado a Dostoievsky en el Realismo literario (en gran parentesco con el Naturalismo). La literatura realista surge como un movimiento estético opuesto al Romanticismo, del que rechazan el sentimentalismo y lo fantasioso. Otra gran diferencia es el cauce elegido para la expresión de sus ideas. Si en el Romanticismo fue la poesía el vehículo expresivo elegido por la mayoría de los escritores, el Realismo se decanta por la novela, por considerarla un molde más apto para la observación y el análisis de la realidad. Porque es esto, la realidad, el objeto de la literatura realista; la novela ha de ser una reproducción fiel y exacta de la realidad en todos sus aspectos, sin excluir los más desagradables y antipoéticos. Los personajes se muestran en relación directa con su entorno social, económico, político y cultural, del que son perfectos exponentes.

Dado este afán de verosimilitud, una de las técnicas estilísticas más queridas del Realismo es la descripción moral y física de los personajes y de los lugares, que los escritores plasman con exactitud pictórica. Otro reflejo fiel de la realidad es el habla de los personajes, recogida en las novelas con extrema fidelidad: cada personaje se expresa conforme a su extracción social, de ahí que en una misma obra convivan formas populares y vulgares de expresión junto a los más elevados registros lingüísticos.

En definitiva, el autor realista pretende convertir su novela en un documento fidedigno de la realidad circundante, no por un mero afán costumbrista y pintoresco, sino con la intención de reproducir los males que aquejan a la sociedad y hacer de su novela una denuncia con más o menos compromiso artístico.

Contemporáneos de Dostoyevski fueron el también ruso León Tolstoi, el inglés Charles Dickens, el francés Gustave Flaubert y los españoles Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas, “Clarín”.

La producción literaria La obra de Dostoyevski se centra en el relato corto y la novela. En toda su obra mostró Dostoyevski

un inmenso interés por el ser humano. Sería simplista clasificar al autor ruso como un simple abanderado de la ideología socialista, aunque en sus comienzos, su pensamiento simpatizase con los postulados reivindicativos de Carlos Marx. Su socialismo inicial se inclinó paulatinamente hacia una visión del ser humano más trascendente e individual, que entronca con un espíritu religioso igualmente desacorde con las circunstancias sociales, pero sin su espíritu beligerante.

El realismo de Dostoievsky penetra en sus obras de la manera más oscura, colocando a los personajes principales de sus novelas en las situaciones más extremas, rastreando sus conflictos interiores y sus motivaciones más profundas. El Realismo de Dostoievsky presta más atención a los conflictos morales e internos de sus protagonistas que a los agentes externos en que se verifica la acción. Su gran aportación a la literatura universal consistió en dar un nuevo enfoque a la novela según el cual el narrador ya no está fuera, sino que su presencia se manifiesta con voz propia, actuando como otro personaje.

Al margen de obras como Pobres gentes, Humillados y ofendidos, Recuerdos de la casa de los muertos o Los endemoniados, las obras auténticamente inmortales del narrador ruso son las que siguen:

-Crimen y castigo: se basa en el análisis psicológico de Raskolnikov, un complejo carácter que se debate entre la euforia y el desánimo tras el asesinato de su usurera.

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-El idiota: su protagonista es el príncipe Mishkin, una especie de Quijote para quien todo el mundo es bueno. Tierno, entrañable, sensible, idealista, fracasa en sus intentos de redención amorosa.

-Los hermanos Karamazov: Esta novela -la última obra del gran escritor- expone un cuadro acabado de la sociedad rusa de mediados del siglo XIX. Dostoyevski es el maestro por excelencia en pintar con palabras cómo las personas establecen relaciones perversas, se manipulan y corrompen por dinero, y manifiestan pasiones bestiales. La muerte de Karamazov -un terrateniente cruel y cínico- hace recaer la sospecha sobre dos de sus hijos, que tienen más de un motivo para odiar a su padre. El tercer hijo, bondadoso y puro, está libre de sospecha y su vida se proyecta hacia el futuro.

-El jugador: Sin ser una de sus mejores novelas, esta obra viene a ser una especie de expiación autobiográfica de Dostoyevski. Ha pasado a la fama por las circunstancias en las que se escribió y porque refleja como ninguna una de las pasiones que consumió a nuestro autor durante toda su vida, el juego. En él cifró sus esperanzas para dejar atrás las penurias económicas y el acoso de los acreedores. Cuentan que en el otoño de 1866, Dostoyevski se encontraba endeudado de nuevo, resultado de sus numerosos vicios. Su editor, Stellovsky, le había pagado por adelantado su nueva novela, de la que Dostoyevski no tenía escrita ni una sola línea, de modo que Stellovsky podía enviarlo a la cárcel por incumplimiento de contrato. A falta de una semana para que terminara el plazo de entrega, el escritor ruso contrató a una secretaria, que se convertiría en su mujer, a la que dictó a toda velocidad El jugador, acabándola en menos de una semana, a tiempo para entregársela a su editor. Éste, con la mezquindad que luego le haría célebre, se había marchado de viaje el día anterior, con lo que Dostoyevski no podría entregar la novela dentro del plazo. Pero Dostoyevski, ni corto ni perezoso, se personó en una comisaría y entregó allí el manuscrito, frustrando así los propósitos del infame editor.

El jugador es una novela sobre el juego, que sufriría en sus propias carnes el autor, en especial sobre la ruleta, pero éste es sólo un aspecto secundario del argumento para presentarnos a unos personajes delirantes y una historia surrealista, folletinesca y de enredo.

Temas La temática central de la obra es el poder de atracción del juego y su capacidad destructiva. Como

fondo, una historia de amor complicada e imposible por la red de intereses que se tiende entre todos los personajes.

El título de la obra es El jugador. Parece que Dostoyevski pretendía dejar claro que lo que mueve al protagonista es el espíritu del juego: cuando "combate" con el francés en sus duelos dialécticos; cuando se lanza, como en un juego de prendas, a cumplir el absurdo deseo de Polina; cuando ciega e irracionalmente cree que la fortuna le llegará a través de la ruleta. Es la voluntad de jugar lo que mueve a Alexei. Este deseo incluso se sobrepone finalmente al amor que le llega a brindar la mujer a la que tanto persigue. Podríamos llegar a decir que incluso sus maneras vitales son de jugador cuando deja que la falsa condesa disipe su fortuna durante su absurda estadía en París, en medio la más absoluta de las indiferencias. Este poder de atracción del juego demuestra claramente su fuerza con el episodio de la inflexible abuela que comete el error de ganar en su primer encuentro con la ruleta para dejarse después casi toda su fortuna en su loca persecución de la bolita, teniéndose incluso que rebajar a pedir dinero prestado.

El amor, si puede llamarse así, también aparece en la obra, pero nunca aparece puro, sino mezclado con el interés, el dinero, la locura o la imbecilidad: es tonto y ciego el general cuando se enamora de la impostora francesa; es interés y dinero lo que une o desune al francés y a Polina; y es locura -aparece aquí un nexo con el romanticismo- lo que llega a hacer pensar en el suicidio por amor, a la enfermiza relación de esclavitud que une a Alexei con Polina, con el continuo ofrecimiento que hace a la muchacha de arrojarse desde el Schlagenberg. Este amor servirá al autor ruso para mostrarnos más claramente ese poder que tiene el juego sobre nuestro protagonista, pues al poner juego y amor en la balanza, pesa más el primero que el segundo.

Otro tema interesante en la obra es el marcado contraste que se establece entre las diferentes nacionalidades, que se definen como entes culturales que marcan al nacido en determinados países. Se permite Dostoyevski digresiones sobre el carácter ruso, que parece destinado e inclinado fatalmente hacia el juego de la ruleta. A pesar de sus críticas, el autor defiende y ama su patria por encima de las demás. Aparece también el tópico del francés como perfecto amante, perfecto cortesano de educación exquisita que siempre

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conquistará en primera instancia el corazón de las mujeres, pero siempre mediante un alarde vacío de formulismos y cortesías ajenas a cualquier verdadero sentimiento. Los alemanes no salen muy bien parados: se ridiculiza su tesón en los negocios y en la vida, y son los elegidos para la “broma” que se le ocurre a Polina y que será el desencadenante del desenlace. Tampoco aparecen en muy buen lugar los polacos, zánganos pendientes de una limosna en el casino o simplemente estafadores. Mr. Ashley, el inglés, sí parece merecer las simpatías del narrador: bondadoso, reservado y un tanto ajeno a los vaivenes de una aristocracia no muy noble.

Finalmente, las relaciones sociales y el fin de medro mediante cualquier medio son visibles en cualquiera de las escenas. Todos persiguen la consecución egoísta de sus deseos: dinero mediante herencia (pasando por la deseada muerte de la “abuelita”), matrimonio para elevarse socialmente, dinero para desquitarse del orgullo lastimado. El único personaje que parece salvarse es Alexei, pues está enamorado, pero su falta de habilidad en su relación con Polina y su desmesurada pasión por el juego lo conducirán al desastre.

Técnicas narrativas y recursos estilísticos La obra está desarrollada bajo el punto de vista de un narrador testigo, pues Alexei nunca pasa a

ocupar un lugar de verdadero protagonista, y los acontecimientos principales giran en torno al extraño cuarteto formado por el general, Polina, De Grillet y Mademoiselle Blanche, cuya verdadera relación sólo puede averiguar Alexei mediante conjeturas. A fuer de narrador testigo, llega incluso a hacer referencia a su labor como consignador de los acontecimientos, sobre todo al final, cuando retoma la historia después de prolongadas pausas sin escribir.

Esa aproximación de la novela al género del diario personal provoca que los tiempos verbales se deslicen a menudo del pasado al presente, como si Alexei reflejara las sensaciones vividas al cabo del día.

Aparece profusamente el diálogo, el análisis del comportamiento humano, caracterizando magistralmente diferentes formas de la personalidad humana como el pusilánime general, la temperamental abuela, la torturada Polina.

Trascendencia de la obra y su relación con los conflictos actuales Al igual que toda la obra de Dostoyevski, El jugador ha merecido la atención de diversos artistas de

todo género. Fue base de una ópera de Sergéi Prokófiev con el mismo título, así como de numerosas películas: entre ellas, la versión de Claude Autant-Lara de 1958 (Le Joueur), una película de 1997 del director de cine húngaro Károly Makk, que trata del proceso de escritura de la novela por parte del escritor ruso. También el director alemán Sebastian Bieniek rodó la película de 2007 Los jugadores, basada en la novela, y ese mismo año Giuliano Montaldo rodó otra película (I demoni di San Petroburgo) inspirada en la vida del escritor mientras escribía El jugador. También existe una versión argentina llamada El jugador dirigida por el director argentino León Klimovsky en 1947.

Se puede señalar que Dostoyevski es ya consciente de que la presión social puede llevar a la búsqueda de atajos arriesgados como el juego. El primer acercamiento al casino de Alexei es a petición de Polina, que necesita dinero. Más tarde será él quien decida intentar arreglar definitivamente la situación mediante la ruleta.

Se refleja en la obra ese deseo tan moderno de conseguir dinero rápida y fácilmente. Es evidente que la mecánica del juego sigue funcionando: alimenta la esperanza de que la fortuna nos sonreirá particularmente en un momento determinado de nuestras vidas. Se estudia el funcionamiento del azar. Se tiene fe en un absurdo: que nuestros problemas se solucionarán, ya que seremos elegidos de entre la enorme multitud. Aunque seamos uno entre cien millones, seguimos albergando la esperanza de que la fortuna nos sonreirá. ¿Qué sería del juego sin la apuesta, sin la posibilidad de perder o ganar? ¿No hemos sentido la certeza alguna vez de que al tirar los dados, al sacar una carta, al elegir un número se establece una relación mágica entre nuestra voluntad y el azar hasta el punto de que la fortuna hará lo que nuestro corazón desee? Es esta sensación la que empuja, embriaga y posee a Alexei.

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Este sentimiento aparece en diversos mitos de la literatura como la lámpara maravillosa de Aladino o La piel de zapa de Balzac. ¿Dónde está ese trébol de cuatro hojas que cambie nuestra fortuna? La superstición va de la mano de los que hacen apuestas, esta superstición que nos empuja incluso culturalmente un día a comer doce uvas en nochevieja, a no pasar bajo las escaleras o a respetar la fragilidad de los espejos no parece hacer mella en nuestro protagonista, aunque sí tiene en común con él la irracionalidad de estas asociaciones, como los extraños vestigios en esta sociedad descreída del culto debido a la diosa Fortuna, para que nos sonría y nos mantenga o coloque en lo más alto de su rueda.

Dostoyevski acierta al pintarnos a un ser humano que no obedece a reglas fijas y que se encuentra en esta vida como en el tapete de una mesa de juego, incapaz de conocer su destino y haciendo apuestas irracionales que llenen el vacío de su corazón. En Alexei Ivanovich encontramos nuevamente al personaje desarraigado que no encaja en el mundo, en la estela de un Werther, un Gregorio Samsa o el Baudelaire de Las flores del mal.

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