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    EL INDIGENISMO ES

    OTRO ARGUMENTO

    DESINTEGRADOR

    Los Mapuches no son un pueblo originario

    Dentro del territorio centro-sur argentino sus antiguos pobladores (Tehuelches, entre otros),

    recibieron la influencia de la invasin araucana a partir de 1550 aproximadamente. Ese

    conocimiento de los grupos aborgenes de los ms remotos tiempos y luego, de quienes tuvieron

    http://1.bp.blogspot.com/_s9ZXEoX2QRs/SnCk7KUGbiI/AAAAAAAAAWA/IZyemGlfCEU/s1600-h/mapuche_map.gif
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    que soportar la entrada de los araucanos invasores, fue analizado coherente y cientficamente, sin

    encontrar en ninguna de tales parcialidades (cruzamiento entre distintas etnias) la voz araucana "

    Mapuche " para designar a cualquiera de esos grupos humanos.

    La palabra "mapuche" fue creada para un fin especfico. Esta voz del antiguo Arauco no

    corresponde a ningn tipo tnico ni parcialidad, ni familia o cultura, sean estas designaciones

    empleadas tanto en especial como en general. Tengamos presente que jams figur un solo

    cacique, un cona o capitanejo, una princesa, un gran cazador o guerrero, ni un individuo

    determinado que fuera conocido como "mapuche", pues a todos esos andinos, sean araucanos,

    pampas, ranqueles, boroganos, huiliches, pehuenches o tehuelches, se los identific por sus etnias

    reales y nunca jams como "mapuches".

    Ningn jefe indgena figur o combati como representando a esa arbitraria e interesada

    designacin de "mapuche" que fue totalmente desconocida hasta principio del siglo XX, aos

    1902-1903 aproximadamente (tener en cuenta el conflicto argentino-chileno, Curamalal - con su

    antecedente de 1897 1898). Este trmino fue creado por estudiosos chilenos y agentes ingleses

    interesados, quienes propiciando la palabra mapuche para aplicarla a los indgenas, tanto de Chile

    como de Argentina, hacan desaparecer viejas etnias como los araucanos, pampas, huiliches,

    pehuenches o tehuelches, aglutinando bajo el nombre de "mapuches" a todas las parcialidades

    que eran argentinas, borrndolas de los valles cordilleranos y de la Patagonia , para lograr la

    posesin de un vasto y fecundo territorio argentino, que siglos antes haba sido invadido por

    araucanos chilenos. La creacin mapuche" igualaba a todos y era, y es, una expresin que

    muchos desprevenidos no llegan a entenderla. Fue un invento geoestratgico y hoy es un

    problema potenciado por intereses forneos.

    El Almirante Fraga refiere la "cuestin Mapuche" como una circunstancia de particular relieve en

    el planteo geopoltico y geoestratgico de la Patagonia. Es dable destacar que la supuesta "nacin

    mapuche" abarca una zona que incluye bajo una misma regin una porcin de territorio chileno y

    argentino (en este ltimo caso en la provincia de Neuqun y su proyeccin del otro lado de los

    Andes.

    La bandera mapuche es auspiciada por el exterior (especialmente desde Europa) y

    particularmente desde grupos sectarios religiosos, interesados en la campaa pro-mapuche que

    en los ltimos tiempos se agita permanentemente y ocupa un importante espacio en los

    diferentes medios de difusin y culturales de ambos pases afectados. Es necesario destacar que

    algunos sectores militares chilenos, y ms all de sus pretensiones histricas, observan con

    preocupacin la cuestin mapuche, ya que perciben una maniobra interesada "segregacionista"

    que afectara a Chile en un ecosistema, que sin considerar la frontera poltica, es compartido como

    regin geogrfica con la Argentina.

    Vale destacar que los territorios reclamados constituyen ecosistemas sobre el sector cordillerano

    en algunos casos, y sobre tierras con recursos naturales de alto valor estratgico.

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    Es absolutamente dable inferir que detrs de dichos reclamos se esconden intereses

    extranacionales que potencian su actitud a partir de un mundo en el cual la degradacin

    ambiental, la explosin demogrfica y la escasez de recursos naturales constituyen los principales

    "nuevos tipos de conflictos" que caracterizan el contexto estratgico global.

    No es aventurado percibir intereses internacionales en la consecucin de los objetivos polticos

    que dinamizan las comunidades aborgenes. Como ya hemos mencionado, es en las regiones de

    baja densidad demogrfica, pero atractivas por sus riquezas econmicas y recursos naturales

    donde muchos grupos pretenden instalarse.

    Finalmente, las caractersticas del conflicto moderno y su dinmica multifuncional permiten

    concluir que los recursos naturales de los pases que los poseen, ms aquellos ecosistemas que por

    su alto valor ecolgico constituyen reservas estratgicas, sern las causas que potenciarn el

    enfrentamiento de intereses extranjeros con intereses nacionales. Asimismo se incentivarn las

    contradicciones internas de las naciones, en particular aquellas de carcter cultural. En este

    sentido, el "indigenismo" es un vehculo que, a partir de soportes ideolgicos, polticos, financieros

    y mediticos proporcionados por pases desarrollados, ONG (s) y corporaciones transnacionales,

    atenta contra la identidad nacional primero, y contra la integridad territorial despus.

    FUENTE:http://esmok.blogspot.com.ar/2009/07/el-indigenismo-es-otro-argumento.html

    http://esmok.blogspot.com.ar/2009/07/el-indigenismo-es-otro-argumento.htmlhttp://esmok.blogspot.com.ar/2009/07/el-indigenismo-es-otro-argumento.htmlhttp://esmok.blogspot.com.ar/2009/07/el-indigenismo-es-otro-argumento.htmlhttp://esmok.blogspot.com.ar/2009/07/el-indigenismo-es-otro-argumento.html
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    Resurge el indigenismo argentino

    Crece el orgullo indgena argentino.- El reconocimiento de sus derechos en la Constitucin

    argentina y el auge social del movimiento en la vecina Bolivia han sido claves del desarrollo

    aborigen

    ALEJANDRO REBOSSIOBuenos Aires27 ENE 2009 - 11:30 CET

    La wiphala, la bandera multicolor del Tawantinsuyu (imperio inca), flamea en diversos sitios de la

    Quebrada de Humahuaca, en la provincia argentina de Jujuy (noroeste del pas). Al entrar en

    Tilcara, uno de los principales pueblos de esta quebrada vecina de Bolivia, se lee en un paredn

    una pintada que se refiere al "orgullo" de la "nacin" del Collasuyo, la provincia austral del imperio

    inca. Una y otra son imgenes que apenas se vean hace pocos aos y que sealan que el

    indigenismo ha cobrado fuerza en Argentina, un pas de mayoras blancas y mestizas, pero que an

    cobija una minora de los llamados "pueblos originarios".

    "Sin ninguna duda, hay un resurgimiento de los movimientos indgenas", reconoce Hctor Nieva,

    dirigente de la Comunidad Kolla Tinkunaku, situada en la provincia de Salta, tambin en el

    noroeste argentino. "A partir de que se asentaron los derechos indgenas en la Constitucin

    argentina (1994) y del impulso de los movimientos sociales en Bolivia, con Evo Morales a la

    cabeza. Todo esto produjo un contagio en el norte de Argentina y en los mapuches -de la surea

    regin de la Patagonia. Cada vez ms indgenas, reprimidos y discriminados durante siglos, tratan

    de buscar su resurgimiento como comunidades organizadas", explica Nieva.

    En cambio, Jorge Nahuel, miembro de la Confederacin Mapuche Neuquina, opina que "no hay un

    resurgimiento de pueblos que son milenarios, sino mayor visibilidad; siempre ha habido denuncias

    y demandas en un pas que se jacta de ser el ms europeo de Amrica, pero antes estaban ms

    ocultas". Advierte que, desde la Constitucin de 1994 y la declaracin de la ONU sobre los pueblos

    indgenas (2007), existe un "reconocimiento simblico de la pluriculturalidad, pero el sistema

    jurdico, la educacin y las instituciones son monoculturales". Reconoce que la nueva Constitucin

    de Bolivia, que se vot el domingo, sienta un precedente en Amrica porque "ms all de

    consagrar la wiphala como smbolo nacional" crea un Estado plurinacional. "Pero en Bolivia el 80%

    es indgena, y en Argentina no hay que caer en el anlisis cuantitativo, sino en que somos naciones

    preexistentes", aclara.

    De los 39 millones de habitantes de Argentina, unos 383.000 (el 1%) pertenecen a una diversidadde 35 pueblos indgenas, segn una encuesta oficial de 2005. Entre las etnias ms numerosas

    figuran los mapuches, kollas, tobas (noreste del pas y Buenos Aires), wich (norte), guaranes

    (norte y Buenos Aires) y diaguitas (noroeste).

    Cada pueblo tiene su diferente identidad, su propia lengua (algunos la perdieron con el tiempo

    ante el avance del espaol), pero comparten reclamaciones. La principal de ellas es el

    reconocimiento de sus tierras mediante ttulos formales. Todas piden un mejor acceso a la sanidad

    http://internacional.elpais.com/autor/alejandro_rebossio/a/http://internacional.elpais.com/autor/alejandro_rebossio/a/http://internacional.elpais.com/tag/fecha/20090127http://internacional.elpais.com/tag/fecha/20090127http://internacional.elpais.com/tag/fecha/20090127http://internacional.elpais.com/tag/fecha/20090127http://internacional.elpais.com/autor/alejandro_rebossio/a/
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    y a la seguridad social, una educacin que integre su cultura y su lengua, participacin en la

    definicin de las polticas pblicas, respeto a sus autoridades y formas de organizacin y defensa

    de los recursos naturales. Los mapuches y los diaguitas se definen como "naciones", y reclaman

    que se respete su derecho a la autodeterminacin, aunque con matices.

    Los kollas de la ciudad de Humahuaca se distinguen porque formaron un partido poltico local, elMovimiento de Participacin Comunitaria (MPC), que logr en las elecciones de 2007 el tercer

    puesto y una de las tres concejalas que estaban en disputa. A diferencia de la mayor parte de

    Argentina, Humahuaca cuenta con un alto porcentaje de poblacin autctona, pero las

    autoridades electorales no le permitieron al MPC agregar a su nombre la palabra "indgena" ni

    imprimir la wiphala en sus papeletas. Este ao, el MPC se presentar en toda Jujuy con candidatos

    a legisladores nacionales, provinciales y municipales.

    Sixto Quispe, que pretende ser elegido diputado provincial, explica el origen del partido: "Yo hice

    campaas con el peronismo; pero despus de ganar, siempre nos dejaron de lado. Hasta hoy se

    mantiene el desamparo de los pueblos indgenas, mientras se entrega la riqueza a las

    multinacionales y a los que dicen ser pequeos agricultores. En Jujuy hay un 90% de indgenas,

    aunque nos hacen creer que somos argentinos. Estamos gobernados por inmigrantes". Sin

    embargo, Quispe aclara que tambin se siente argentino y carece de vnculos e incluso de

    informacin sobre el movimiento de Morales, ms all de que comparten algunas de sus

    reivindicaciones. Tambin se diferencia de Rosa Chiquichano, la primera indgena diputada

    nacional, una tehuelche que en 2007 accedi al Congreso por el peronismo de la provincia

    patagnica de Chubut.

    Los kollas de otras regiones prefieren "por ahora" no formar un partido. Hace cuatro aos se

    form el movimiento Kollamarca, con la participacin de todas las comunidades kollas de la regin

    saltea de Yungas y la reclamacin de 1,1 millones de hectreas. La Comunidad Kolla Tinkunaku

    logr en 2007 que el Gobierno de Salta le reconociera 70.000 hectreas, y est a punto de acceder

    al ttulo de otras 19.000 que ocupa una tabacalera que en el pasado haba sido denunciada por

    someter a los indgenas a condiciones de semiesclavitud.

    En la mtica carretera 40, que une Argentina de norte a sur, los diaguitas han "recuperado" -como

    dicen ellos- las ruinas de Quilmes, ltimo bastin de resistencia indgena en el noroeste de este

    pas en tiempos de la conquista espaola. Considerada su "ciudad sagrada", la Unin de Pueblos

    de la Nacin Diaguita ocup estos terrenos, que las autoridades haban concedido para su

    explotacin a un artista y empresario de origen indgena.

    "Antes ramos comunidades aisladas, y en los ltimos aos encontramos puntos en comn ante el

    desalojo de las tierras y la contaminacin de los recursos naturales", explica Fernando Nieva,

    abogado e integrante de la unin diaguita. En la carretera 40, a la altura de la provincia de

    Tucumn, se leen pintadas en las paradas de autobuses contra la minera por su uso de agua en

    esa rida regin.

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    Los diaguitas se reconocen argentinos, pero advierten que "hay una pluralidad de naciones" en

    este pas suramericano. "El derecho a la libre determinacin no significa slo la independencia,

    sino tambin el control de tierras y recursos naturales", aduce Fernando Nieva.

    Kollamarca reivindica la "autodeterminacin, pero no la autonoma total porque hoy en da no se

    va a lograr", admite Hctor Nieva. El dirigente kolla aclara: "Nosotros nos consideramosargentinos, pero los lmites geogrficos fueron impuestos por el Estado".

    Los mapuches son ms radicales. "Argentina es un invento moderno, de hace 200 aos, y las

    culturas originarias son milenarias, de 10.000 aos de antigedad, segn la antropologa",

    reivindica Nuahuel. "Queremos que se reconozca que hay un Estado que alberga una nacin

    milenaria", pide el dirigente, que responde cuando le preguntan si se siente argentino: "Somos

    mapuches en el Estado argentino, al que respetamos porque vivimos aqu". Por eso, su primer

    reclamacin es el reconocimiento jurdico a la "autonoma mapuche", que le permita tener su

    idioma, sus escuelas bilinges, su sistema administrativo y su justicia -que no busca aislar al

    delincuente, sino que repare el dao causado. La otra ambicin mapuche es el ordenamiento

    territorial que permita controlar los recursos naturales en disputa -va bloqueos y ocupaciones-

    con petroleras, mineras y complejos tursticos. Los mapuches tampoco quieren participar en

    poltica mediante un partido propio: "No creemos en este sistema de partidos. Un partido servira

    para dispersarnos, no somos el 80% de la poblacin".

    FUENTE:

    http://internacional.elpais.com/internacional/2009/01/27/actualidad/1233010809_850215.html

    http://internacional.elpais.com/internacional/2009/01/27/actualidad/1233010809_850215.htmlhttp://internacional.elpais.com/internacional/2009/01/27/actualidad/1233010809_850215.htmlhttp://internacional.elpais.com/internacional/2009/01/27/actualidad/1233010809_850215.html