El Independiente Edición Domingo 6 Noviembre del 2011

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Pobreza y exclusión DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE DE 2011 n SUPLEMENTO MENSUAL INFORMACION - INVESTIGACION - OPINION - ANALISIS Una estrategia integral para Sumar por el progreso de Zacatecas w Marcos Ibarra r3 Avances, tensiones y temas pendientes de la pol tica social w Claudia M. Trujillo r6 Dos metodolog as y dos visiones de la evoluci n de la pobreza en México 2008-2010 w Julio Boltvinik r8 Propuesta de un modelo alternativo contra la pobreza; esbozo desde la econom a solidaria w Omar E. González r16 FOTO: MIGUEL ANGEL NU EZ

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Domingo 6 Noviembre del 2011

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Pobreza y exclusión

DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE DE 2011 n SUPLEMENTO MENSUAL

INFORMACION - INVESTIGACION - OPINION - ANALISIS

Una estrategia integralpara Sumar por elprogreso de Zacatecas

wMarcos Ibarra r3

Avances, tensiones y temas pendientes de la política social

wClaudia M. Trujillo r6

Dos metodologías y dos visiones de la evolución de la pobreza en México 2008-2010

wJulio Boltvinik r8

Propuesta de un modelo alternativo contra la pobreza; esbozo desde la economía solidaria

wOmar E. González r16

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DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 20112:

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Prohibida la reproducción total oparcial del contenido de esta

publicación, por cualquier medio,sin permiso expreso de los editores

Hoy damos inicio a una serie de números dedicados a difundir reflexiones que se enfrentan a los problemas

estructurales que vivimos en nuestro estado y país. Es un medio que da espacio a colaboraciones más extensas y permiten, por dicha razón, ampliar las posibilidades analíticas de los temas abordados. La intención es servir para detonar el debate que nos conduzca a pensar nuevos y mejores caminos en la comprensión y atención de los problemas mencionados. Además, con base en los artículos aquí publicados, esperamos convocar a todas las personas que tengan algo que decir referente a las diversas cuestiones planteadas, a reunirse periódicamente en una Tertulia (que por este medio se anunciará) para crear un espacio de diálogo directo entre todos los interesados para –en un ambiente de pluralidad y tolerancia– enriquecer la percepción, análisis y los caminos que se sugieran a la sociedad zacatecana para orientar su porvenir. Los temas tocarán la pobreza, el medio ambiente, la educación, la juventud, el campo y la vida rural de zacatecas, la cultura, entre otros: todos los temas fundamentales que articulan nuestro desarrollo.

Este número lo dedicamos al análisis de la pobreza. En él encontrarán colaboraciones de destacados académicos nacionales y estatales. Marcos Ibarra nos pone sobre la mesa el programa Sumar, emblema de Gobierno del Estado que implementa contra la pobreza y marginación; Julio Boltvinik, del Colegio de México, pone en evidencia algunas insuficiencias en las metodologías de la medición de la pobreza, no sólo las referentes a la Línea de Pobreza, sino las usadas por el Coneval, especialmente en lo relativo a la llamada “pobreza extrema”.

Con dichas críticas desmiente de forma muy sólida los dichos de Felipe Calderón y su gabinete en los supuestos logros de combate a la pobreza, por ejemplo, dar por bueno la cobertura del programa Seguro Popular, sin un análisis previo de qué tanto este programa, que no cubre los procedimientos más caros, satisface las necesidades de atención a la salud; o el vacío conceptual del término “vulnerabilidad” que usa el Coneval, que modifica de forma considerable la medición que hace de la pobreza este organismo.

Claudia Maldonado, del CIDE, pone en el tapete algunos rasgos de la política social mexicana que hace impresentable la retórica propagandística de Gobierno federal, aunque reconoce algunos avances en la institucionalización de la política social que le salva un poco de tanta ocurrencia sin sentido y la medición periódica de la pobreza que funda un incipiente sistema de evaluación del desarrollo social. Señala también los problemas de la descentralización del gasto social que es opaco, duplicador de funciones y bloquea las sinergias indispensables para el éxito en la política social. Muestra la ruptura entre lenguaje ciudadanizado de la retórica gubernamental y la práctica poco sensible a la participación ciudadana en el diseño e implementación de los programas sociales.

Humberto Márquez, de Estudios del Desarrollo de la UAZ, con tono sarcástico, expone las estrategias que los organismos internacionales como el Banco Mundial imponen a nuestro país y cómo dichas estrategias han profundizado la situación de vulnerabilidad y pobreza de México; desde la pretensión de convertir a campesinos arruinados en agroempresarios que funden un “campo ganador”, hasta la apropiación

de las corporaciones de nuestros recursos estratégicos bajo un discurso “modernizador”; el ambiente cultural empobrecido por las televisoras oficiales y los vacuos discursos de la clase política, que ponen a la luz su falta de intención de trastocar las causas profundas de las desigualdades sociales.

Héctor de la Fuente, de Ciencia Política, en el marco de la actual crisis mundial nos explica cómo es que el trabajador mexicano ha perdido 71 por ciento de su poder de compra de los años 80 a la fecha. Argumenta que el motivo de fondo de esta crisis es la “exclusión estructural” de la población de los procesos productivos y el mercado laboral, rasgo que comparten la vida urbana y la del campo.

José Luis Hernández, del PEIDA, analiza el caso zacatecano. Centra su atención en el crecimiento de la PEA estatal y la imposibilidad que tiene la estructura económica de la entidad de absorber dicha demanda laboral y expone una situación sorprendente e interesante: la población que habita 10 de los municipios más poblados concentran más de la mitad de los pobres zacatecanos y ocho de ellos no están contemplados en las zonas elegidas que cubren los programas de combate a la pobreza. Eso debe hacer reflexionar sobre el diseño de la focalización de dichos programas.

Por último, Omar González, del PEIDA, expone un modelo distinto al de inversión externa, más de corte local y endógeno, para remediar la situación de pobreza de nuestro pueblo. Describe un modelo de la llamada Economía Solidaria a partir de un proyecto concreto de emparentamiento de la producción y el consumo. Es una apuesta que promete.

Enhorabuena y disfruten de estos análisis, esperando sean el inicio de una comunidad más informada y participativa.

Marcos Ibarra

Claudia Maldonado

Héctor de la Fuente

Omar Eduardo

Julio Boltvinik

José Hernández

Humberto Márquez

Una estrategia integral para Sumar por el progreso de Zacatecas

Avances, tensiones y temas pendientes de la política social

Dos metodologías y dos visiones de la evolución de la pobreza en México 2008–2010

Subdesarrollo y excedentes de población en México: tendencias después de la crisis

La economía zacatecana y sus problemas para generar empleo

Propuesta de un modelo alternativo contra la pobreza; esbozo desde la economía solidaria

El reino de la exclusión social

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Marco A. Torres Inguanzo

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Una estrategia integral para Sumar por el progreso de Zacatecas

Marcos Salvador Ibarra Infante*

La pobreza y la marginación son te-mas complejos y multifactoriales que tienen consecuencias en diversos ám-bitos de la organización social (eco-

nómicos, sociales –inseguridad incluida– y políticos). Esta complejidad, que tiene su más cruda expresión en millones de rostros que so-breviven al día, no puede ser resuelta desde el discurso político fácil ni la reflexión académica inconexa con la realidad, más aún cuando el reto no termina en la superación de la pobreza, sino en la generación de un desarrollo humano sustentable.

Los años (las décadas incluso) pasan, los partidos políticos van y vienen, congresos, se-minarios y talleres se organizan, ríos de tinta corren sobre el tema, sin embargo, el problema persiste e incluso se incrementa. Culpas y crí-ticas hay muchas para repartirse, compromiso y voluntad de colaboración, con aquél que pensamos contrario, muy pocas.

Ninguna política pública ha sido ni será perfecta o infalible. Siempre existe la posibili-dad de mejorar o el riesgo de equivocarse. No obstante, ni existen los recursos, ni el tiempo, mucho menos la paciencia de los que se en-cuentran en pobreza para seguir esperando. Por ello, a estas alturas no es válido tratar de inventar el “hilo negro” ni ponerse a improvi-sar, es necesario, o yo diría es obligatorio, usar lo que existe, distinguiendo entre lo que ha servido de lo que no, y ponerlo a disposición de una estrategia integral de combate a la po-breza y la marginación.

El programa Sumar que lanzó el gober-nador Miguel Alonso Reyes siempre será objeto de mejora, sin embargo, bajo el contexto que vive Zacatecas, y si es bien conducido, considero que representa la política más adecuada para avanzar en la superación de la marginación y colocar-nos en el camino para lograr un verdadero

Desarrollo Humano Sostenible.En este contexto, en lo que resta del do-

cumento presentaremos la información más relevante sobre la evolución y situación actual de la pobreza y marginación para proceder a justificar el por qué de nuestra defensa al programa Sumar. Nuestra argumento se fun-damenta en que las características propias de la pobreza y marginación que se vive en Zacatecas, donde predominan las carencias alimentaria y de ingreso, las condiciones de dispersión geográfica, migración y disparidad de ingresos, así como la situación actual de crisis presupuestal e inseguridad, hacen nece-sario un programa con cuatro características fundamentales:

1. Que se fundamente en los principios de focalización, integración y coor-dinación.

2. Que tuviera la posibilidad de arran-car a la brevedad, potencializando lo que existe (principalmente los re-cursos presupuestales), pero con la posibilidad de mejorarlo.

3. Que trabajara en el corto plazo, pero que dejara las bases para el mediano y largo plazo, particularmente en lo referente al Desarrollo Humano In-tegral Sustentable.

4. Que contenga un componente para el desarrollo regional y que permita la atención de las comunidades más dispersas y alejadas, que por lo gene-ral son también las más pobres.

Los antecedentesLas características y la evolución de la po-breza y marginación en Zacatecas están llenas de claroscuros; se han mejorado algunos as-pectos, otros se han mantenido sin cambios sustanciales, en otros hemos empeorado, la

Zacatecas ha evolucionado de manera positiva en materia de marginación en las últimas déca-das, al pasar de un grado muy alto en los 70 a un grado medio para mediados de ésta década. Sin embargo, el promedio puede ocultar grandes diferencias, pues en 2005 sólo tres de nues-

tros municipios son considerados de marginación muy baja, 22 se encuentran en marginación baja, 24 en marginación media, y 9 son de marginación alta. Pero destaca el hecho de que existen también mil 190 localidades de muy alta y alta marginación donde habitan más de 130 mil habitantes.

AñoLugar que ocupa en el contexto

nacionalIndice de Marginación Grado de

Marginación

1970 6 0.785 MUY ALTO

1980 6 0.948 MUY ALTO

1990 8 0.568 ALTO

1995 11 0.588 ALTO

2000 12 0.2983 ALTO

2005 13 0.1599 MEDIO

Cuadro 1

Evolución del grado de marginación en el estado de Zacatecas de 1970 a 2005percepción de que somos un estado altamente marginado suele no coincidir con las estadís-ticas disponibles, y tenemos municipios en si-tuaciones tan contrastantes que parecieran pertenecer a distintos estados.

En este contexto resulta fundamental te-ner claridad de la situación, cómo se ha mo-dificado en los últimos años, en qué situación está respecto a otros estados, regiones y el país, para lo cual debemos hacer uso de las estadísticas disponibles de organismos oficia-les y autónomos como el Inegi, el Coneval, Conapo, etc. Podremos estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que señalan, pero es lo que se tiene a la mano.

Según el Consejo Nacional de Población, el índice de marginación es una medida–resu-men en la cual se expresa la falta de acceso a diversos aspectos básicos para el desarrollo; es una herramienta que contribuye a formu-lar diagnósticos, a identificar las inequidades, diseñar e instrumentar programas y acciones.

Para su medición, la marginación considera cuatro dimensiones estructurales: Educación, Vivienda, Ingresos Monetarios y Distribución de la Población; en estas cuatro dimensiones se identifican nueve formas de exclusión y se mide su intensidad espacial como porcentaje de la población que no participa del disfrute de bienes y servicios esenciales para el desarrollo de sus capacidades básicas.

Fuente: COEPO, Zacatecas

Así como existe disparidad regional también existen diferencias en los componentes específi-cos que conforman la medición de la marginación.

Fuente: Elaborado con información de Conapo.

SUPLEMENTO MENSUAL

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De este cuadro es necesario destacar aquellos porcentajes más representativos por su proporción y su relación con los promedios nacionales. Para el año 2005 tres de cada 10 zacatecanos de 15 años o más no tenían primaria completa, lo que nos situaba encima de la media nacional; cerca de 38 por ciento de las viviendas mostraba algún nivel de ha-cinamiento, un porcentaje muy cercano a la media nacional; la mitad de la población vivía en localidades de menos de 5 mil habitantes, y un poco más de la mitad (54.25 por ciento) de la población ocupada vivía con dos o menos salarios mínimos, ambos porcentajes muy por encima de la media nacional.

Bajo este contexto saltan los primeros retos específicos para una política de su-peración de la marginación social: educa-ción para adultos, hacinamiento, dispersión poblacional y bajo nivel de ingresos. En materia de la pobreza y sus componentes tenemos también diversas condiciones, dis-paridades y tendencias como en la margina-ción. Desde el 2002 en México el fenómeno

de la pobreza es tratado con base en la metodología que propuso el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTMP) que señala que es:

• Pobreza alimentaria: Situación enla que las personas no poseen el ingreso para obtener una canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar en comprar sólo los bienes de dicha canasta.

• Pobrezadecapacidades:Insuficien-cia del ingreso disponible para adquirir el valor de la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud y educación, aun dedicando el ingreso total de los hogares nada más que para estos fines.

• Pobreza de patrimonio: Insuficien-cia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria, así como realizar los gas-tos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación, aunque la totalidad del ingreso del hogar fuera utilizado exclusi-vamente para la adquisición de estos bienes y servicios.

Variables Zacatecas NacionalPorcentaje de población analfabeta de 15 años o más 7.20 8.37Porcentaje de población sin primaria completa de 15 años o más 30.83 23.10Porcentaje de ocupantes en viviendas sin drenaje ni servicio sanitario 10.53 5.34Porcentaje de ocupantes en viviendas sin energía eléctrica 1.91 2.49Porcentaje de ocupantes en viviendas sin agua entubada 6.72 10.14Porcentaje de viviendas con algún nivel de hacinamiento 37.06 40.64Porcentaje de ocupantes en viviendas con piso de tierra 6.29 11.48Porcentaje de población en localidades con menos de 5mil habitantes 50.59 28.99Porcentaje de población ocupada con ingreso de hasta dos salarios mínimos 54.25 45.30Indice de marginación 0.1599907320 Grado de marginación Medio Lugar que ocupa en el contexto nacional 13 Fuente: Estimaciones de Conapo con base en el II Conteo de Po-blación y Vivienda 2005

Cuadro 2

Indicadores de marginación

Cuadro 3

Datos estadísticos de Zacatecas con base en la metodología del CTMP 2002

Pobreza por ingresosporcentaje

Nacional Zacatecas

Personas Porcen-taje Personas

2000Pobreza de patrimonio 53.6 56.3 761,846Pobreza de capacidades 31.8 36.3 491,376Pobreza alimentaria 24.1 28.9 391,645

2005Pobreza de patrimonio 47 53.6 732,921Pobreza de capacidades 24.7 29.3 400,412Pobreza alimentaria 18.2 20.9 286,478

Fuente: Estimaciones del Coneval con base en la Enigh 2000 y 2005, el conteo de Población y Vivienda 2005 y el 12 Censo de Población y Vivienda 2000.

De los datos disponibles en aquellos tiempos debemos destacar la disminución de los porcentajes de población que se encontraba en las diferentes vertientes de pobreza, en particular la disminución de población que vivía en pobreza alimentaria que bajó 8 puntos porcentuales, al pasar de 28.9 a 20.9 por ciento, es decir, más de 105 mil zacatecanos que ya no estaban en esa condición. Sin embargo, no todo era alen-tador, ya que los porcentajes seguían altos respecto a la población total del estado y

en relación a los niveles nacionales.De manera más reciente, el Consejo Nacio-

nal de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) conceptualizó a la pobrezacomo “la situación en la que las personas no tienen garantizado el ejercicio de al menos uno de los derechos para el desarrollo social (educación, salud, seguridad social, vivienda digna y alimentación); asimismo, que los in-gresos de las personas sean insuficientes para adquirir los bienes y servicios que se requie-ren para satisfacer las necesidades básicas”.

• Rezago educativo promedio por hogar.• Acceso a los servicios de salud.• Acceso a la seguridad social.• Calidad y espacios de la vivienda.• Acceso a los servicios básicos de la vivienda.• Acceso a la alimentación.

Pobreza Extrema (*139.7); 9,5%

Pobreza Moderada (*600.6); 40,9%

Vulnerables por carencias sociales (*412.0); 28,1%

Vulnerables por Ingresos (*84.6); 5,8%

No pobres, No vulnerables (*230.6); 15,7%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Distribución de la población según situación de pobreza multidimencional, Zacatecas 2008.

Población vulnerable

33.9%(*496.6)

Población en situación de

pobreza Multidimensional

50.4%(*740.3)

* Miles de zacatecanos.

Fuente: Elaboración propia con información de Coneval.

La nueva metodología de clasificación arroja un contexto complicado para Zaca-tecas, un poco más de la mitad de su pobla-ción en 2008 se encuentra en situación de pobreza, cerca de 140 mil habitantes del Estado, uno de cada 10 aproximadamente vive en pobreza extrema, y tres de cada 10 tienen algún grado de vulnerabilidad, ya sea por ingresos o por carencias sociales.

Desgraciadamente para el 2010 la si-tuación parecía que no mejoraría, por lo que era urgente arrancar un programa que contuviera el avance de la marginación y la pobreza en un contexto de creciente in-seguridad y violencia, así como de crisis presupuestal, es decir, el programa debe-ría contener elementos dirigidos a obtener resultados de inmediato, pero a la vez que

pudiera revertir la tendencia creciente y sentar las bases de un desarrollo humano sustentable.

La realidad actualDe acuerdo con la última medición sobre po-breza, del año 2010, parece que de nada han servido los millones de pesos invertidos en política social. Entre el 2008 y el referido la pobreza aumentó 2 puntos porcentuales, al pasar de 44.5 a 46.2 por ciento de la pobla-ción, algo así como 52 millones de mexicanos estamos hoy en condiciones de pobreza.

En el caso de Zacatecas la situación no fue diferente. La administración saliente resultó a final de cuentas no ser tan exitosa en promover el desarrollo con equidad que tanto pregonaba.

Comparativo de porcentajes de acuerdo a tipo de pobreza y vulnerabilidad

9,5% 10,4%

40,9%49,8%

28,1%18,7%

5,8% 6,8%15,7% 14,3%

0,0%

20,0%

40,0%

60,0%

80,0%

100,0%

120,0%

2008 2010Pobreza Extrema Pobreza Moderada

Vulnerables por carencias sociales Vulnerables por Ingresos

No pobres, No vulnerables

Fuente: Coneval.

Se desagrega, entonces, la pobreza en las siguientes dimensiones:

S

e m

i

SUPLEMENTO MENSUAL

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En suma, las estadísticas disponibles son contundentes y, sin desear caer en una ortodoxia intransigente, los aspectos por atender y resolver para detener el avance de la pobreza y la marginación resultan un poco claros para las políticas públicas:

• Apoyar el acceso adecuado a una alimentación nutritiva.

• Mejorar el acceso a los servicios bá-sicos en un contexto de dispersión poblacional y de hacinamiento.

• Mejorar el nivel de ingresos.• Promover la educación para adul-

tos.

La estrategia SumarLa estrategia de Superación de la Margina-ción Social (Sumar), impulsada por el gober-nador Alonso Reyes, llega en el momento más adecuado, cuando el incremento de la pobreza se convierte en un compañero de la violencia y la inseguridad, que es urgente atacar, y cuando su administración apenas arranca, lo que ofrece las posibilidades de generar el apoyo, fortalecimiento y modi-ficación, cuando se requiera, de los progra-mas necesarios.

Lo más relevante es que Sumar no consi-dera la superación de la marginación como un fin en sí, sino como un medio para lograr un verdadero desarrollo humano sustenta-ble. La muestra la tenemos en el objetivo general que establece el Plan Estatal de Desarrollo 2011–2016 (PED 11–16), en el Eje Zacatecas Justo: “Disminuir la pobreza y marginación social existente en el Estado y proporcionar a todas y todos los zacateca-nos las oportunidades sociales, educativas, de salud, culturales y de deporte necesarias para alcanzar su pleno desarrollo humano”. De esta forma el PED 11–16 también se asegura de que los esfuerzos sean medibles y focalizados, como se aprecia en algunas metas establecidas:

• Eliminar al 100 por ciento la muy alta marginación de las localida-des que aún la padecen.

• Reducir por debajo de 15 por ciento las personas que padecen hambre en el estado.

• Ubicar a 50 por ciento de la pobla-ción que vive en comunidades de alta y muy alta marginación en ran-gos de marginación media y baja.

• Eliminar al 100 por ciento en las localidades de alta y muy alta mar-ginación los pisos de tierra.

• Atender al 100 por ciento de las localidades de más de 50 habitantes que no cuentan con energía eléc-trica.

En este contexto, Sumar fue afinado, además, al fundamentarse en tres criterios fundamentales:

Focalizar los recursos, acciones y servi-cios, deberán llegar a las zonas y a las per-sonas que realmente lo necesitan, pero ade-más deberán ser los necesarios y útiles para las necesidades específicas que se tengan.

Integrar: se deber evitar la dispersión de esfuerzos y recursos, que de manera indivi-dual producen efectos marginales mientras que de forma integrada generan efectos potenciadores.

Coordinar con respeto a la autonomía, normatividades y procedimientos de ope-ración de las dependencias de los ámbi-tos estatal, federal y municipal; se deberán coordinar los esfuerzos bajo líneas y ob-jetivos únicos de combate a la pobreza y marginación.

Teniendo claro el objetivo final, los ob-jetivos inmediatos (proporcionados por las estadísticas) y los principios de acción, se diseñaron los programas específicos que aunque están disponibles en la página de in-ternet de Gobierno, considero importante señalar brevemente:

Gran Acuerdo Social para el Combate a la Pobreza y la Marginación

Este eje de acción tiene como objetivo integrar y coordinar las acciones, progra-mas y recursos destinados a la pobreza y la marginación, de todos los organismos y dependencias de la administración pú-

blica, estatal, federal y municipal, en un marco de respecto a las autonomías; así como generar alianzas con la iniciativa privada, las organizaciones de la sociedad civil, el sector académico y de investiga-ción para abordar de manera estratégica el tema.

Centros de Desarrollo Integral: Comuni-dades en movimiento

Un aspecto que afecta de manera funda-mental las condiciones de pobreza y margi-nación de las comunidades zacatecanas es la dispersión, que genera costos adicionales y dificultades logísticas y operativas. Por ello, si bien el programa pretende atender de manera integral a todas las comunida-des, independientemente de su ubicación, es necesario establecer acciones para hacer accesibles otros servicios que será muy di-fícil llevar a las comunidades más pequeñas y dispersas.

Proyecto piloto para desarrollar comu-nidades de alta marginación con vocación productiva

El reto del combate a la pobreza y la marginación requiere la participación de todos. Por tal motivo, en coordinación con Gobierno federal, se arrancará un proyecto piloto que pretende generar una intervención integral que transforme la situación actual de algunas comuni-dades en condiciones de alta y muy alta marginación, para llevarlas a un nivel bajo.

La base fundamental de este pro-yecto es que las comunidades selec-cionadas serán transformadas a través de su desarrollo económico. Es decir, el requisito fundamental de selección será que la o las comunidades en cues-tión tengan una vocación productiva identificada, o que los habitantes ten-gan habilidades y capacidades que les permitan desarrollar una actividad eco-nómica que involucre a una parte im-portante de la población.

Proyectos de atención de demandas so-ciales básicas: Contigo en Movimiento

Es un eje que pretende aglutinar todos aquellos esfuerzos que buscan

beneficiar a segmentos completos de población en condiciones de pobreza o marginación, independientemente de su ubicación geográfica. Integra además diversos esfuerzos con los que Gobierno estatal se vincula directamente con la ciudadanía.

De esta forma, Contigo en Movimiento beneficiará con diversos servicios en ma-teria educativa, de salud e ingreso a miles de familias zacatecanas que de otra forma no pudieran tener acceso a ellos, o cuando el hecho de adquirirlos implicaría dejar de invertir en alimentación u otros requeri-mientos básicos.

ConclusionesEl combate a la pobreza y la marginación es un reto titánico que no podrá resolverse en el corto plazo y que requiere la partici-pación de todos los actores sociales. Todo programa o política pública siempre es per-fectible. Las condiciones son cambiantes y el contexto se construye en el día a día, sin embargo, se requiere decisión y visión de estadista para sentar las bases de un verdadero desarrollo humano sostenible, aunque las acciones para lograrlo parecie-ran no rendir frutos políticos (la foto) en el corto plazo.

* Maestro en Políticas Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y candidato a Doctor en Ciencias Administrati-vas por el ITESM Campus Ciudad de México

La población en condiciones de pobreza pasó de 50.4 por ciento en 2008 a 60.2 puntos porcentuales en 2010, con 159 mil zacatecanos que cayeron en dicha condi-ción en el periodo. El porcentaje en pobreza extrema pasó de 9.5 a 10.4 por ciento, los

de pobreza moderada aumentaron de 40.9 a 49.8 por ciento. En el desglose específico de los siete componentes para la medición destacan los incrementos en dos de ellos, desgraciadamente son de los más impor-tantes.

El porcentaje de población con caren-cias en el acceso a la alimentación pasó de 19.7 a 24.8, cerca de 80 mil habitan-tes más en el periodo, y más de 30 mil zacatecanos incrementaron el porcentaje de aquellos con carencias en acceso a los

servicios básicos de vivienda. Debe desta-carse desde luego importantes mejoras en rezago educativo, acceso a servicios de sa-lud y seguridad social, y en acceso a calidad y espacios de vivienda, sin embargo no ha sido suficiente.

Cuadro 4

Desglose de componentes de medición de pobreza

Fuente: Coneval.

El reto es no permitir por más tiempo que los hijos

de la pobreza de hoy se conviertan en los padres

de la pobreza en el

mañana

Luis A. Ferre

SUPLEMENTO MENSUAL

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DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 20116:

Avances, tensiones y temas pendientes de la política social

Claudia Maldonado Trujillo*

El ejercicio más reciente de medición de la pobreza en México, dado a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Co-

neval), ratificó nuestras peores sospechas sobre el deterioro de las condiciones de vida en nuestro país. De 2008 a 2010 la po-blación en pobreza pasó de 44.5 por ciento (48.8 millones) a 46.2 puntos porcentuales (52 millones).

A pesar de la reducción de carencias sociales como el acceso a servicios de salud, seguridad social, servicios básicos, calidad y espacios de la vivienda y un menor rezago educativo, uno de cada cuatro mexicanos presenta carencias de acceso a alimenta-ción (28 millones). Se podrán discutir las múltiples y complejas causas de la tenden-cia documentada, pero no el hecho básico: los ingresos reales de los hogares caen; au-mentan la pobreza y el hambre en México.

Si a esto agregamos el incremento en el desempleo –en particular de las muje-res– la falta de oportunidades mínimas para millones de jóvenes, la alarmante escalada de la violencia en México y una larga lista de focos rojos en los ámbitos político, eco-nómico y social, parece no haber margen para el optimismo. De un lado, Gobierno federal redobla esfuerzos propagandísticos con una retórica ya impresentable (“la crisis vino de fuera”, “todo podría ser peor”, “los problemas son mitos; las estrategias funcio-

nan”); del otro, poblamos el debate público de consignas fáciles, igualmente retóricas: la política social no funciona tout court; hay que cambiar el modelo de desarrollo.

En primer lugar, debemos entender que las funciones básicas de producción y distri-bución de bienestar están fuera del control directo de la política social, por integral que ésta sea, y corresponden de manera cen-tral al mercado. Un choque económico, la inestabilidad política o un desastre natural pueden evaporar cualquier avance en ma-teria social y ninguna política social puede sustituir la expansión de oportunidades y capacidades que supone un crecimiento económico sostenido.

En el mejor de los casos la política social puede acompañar una estrategia de creci-miento, compensar y proteger a los grupos más vulnerables frente a choques exógenos y tratar de generar condiciones para la in-versión en capital humano y la satisfacción de necesidades básicas. Por dicha razón, una discusión cuidadosa sobre la política social del país, sus avances, limitaciones y alternativas, obliga a acotar y definir cuáles son los objetivos de desarrollo social prio-ritarios y con qué instrumentos contamos para incidir en las problemáticas más apre-miantes.

Los avancesA pesar de que las cifras nos siguen reve-

lando la profunda desigualdad y el rezago social del país, es importante reconocer que hemos avanzando –modesta y lenta-mente, si se quiere– en la construcción de un modelo institucional y de gestión de la política social diferente, con el que se busca eliminar la política social de la ocurrencia personal, el clientelismo y el dispendio de recursos con incidencia regresiva y, por tanto, muy cuestionable eficacia.

Vale la pena recordar que venimos de una tradición política perversa en la que los programas sociales y de desarrollo cum-plían funciones legitimadoras y de goberna-bilidad –vía cooptación– características de un régimen autoritario, centralista y poco cuidadoso del manejo de los recursos pú-blicos. En la medida en que la política social cumplía funciones distintas a su objetivo formal explícito, poco deben sorprendernos la ineficacia, la volatilidad de programas y el dispendio de recursos supuestamente des-

tinados a combatir la pobreza y el rezago.Existen todavía fuertes inercias. Para

nadie es secreto que la lógica clientelar, en todos los niveles de gobierno y en todos los partidos políticos, aún contamina la toma de decisiones y los procesos de gestión de muchos programas, y que los programas otrora ejemplares como Oportunidades ya no lo son tanto, o quizá sean la excepción que prueba la regla. Y sin embargo, con todos los matices y “asegunes” necesarios, es indudable que hoy tenemos mejores in-sumos, herramientas e instituciones para articular una política social que pueda ren-dir frutos y cuentas.

Para todo eso, lo primero que necesi-tamos es más y mejor información para el diseño de programas sociales que respon-dan a diagnósticos bien formulados, con prioridades y objetivos explícitos y razona-blemente acotados. De igual modo, reque-rimos procesos de gestión eficientes que busquen maximizar la incidencia de los re-cursos públicos y esfuerzos de focalización y alineación estratégica que permitan avan-zar en la progresividad del gasto público.

Necesitamos procesos de evaluación confiables que permitan valorar la eficacia y la pertinencia de las intervenciones de ma-nera continua. Todos estos elementos son ya parte de nuestro lenguaje administrativo y político en materia de desarrollo social, poco a poco –no sin resistencias, falta de

Necesitamos más

y mejor infor-

mación para el

diseño de pro-

gramas sociales

que respondan

a diagnósticos

bien formula-

dos, con prio-

ridades y objeti-

vos explícitos y

razonablemente

acotados

Poco sorprenden la ineficacia, la volatili-dad y el dispendio de

recursos

SUPLEMENTO MENSUAL

Page 7: El Independiente Edición Domingo 6 Noviembre del 2011

DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 2011 7:

La lógica clientelar, en todos los niveles de gobierno y en todos los partidos políticos, aún contamina los procesos de gestion de muchos programas q fotos: la jornada zacatecas

En el mejor de los casos la política social trata de generar condiciones para la inversión en capital humano y la satisfacción de necesidades básicas

coordinación y errores de implementación– los programas sociales federales han de-bido incorporar esta nueva lógica y some-terse a ejercicios de evaluación externa de diversa índole.

La medición periódica y rigurosa de la pobreza y las carencias sociales en México, al igual que el incipiente sistema de evalua-ción y monitoreo, son avances muy impor-tantes en esa dirección, producto de la Ley General de Desarrollo Social y la exigencia económica y ciudadana de avanzar hacia una gestión por resultados en el país.

Las tensionesUna de las lecciones que aprendimos del modelo universal de protección social atado al empleo formal fue que, por tal virtud, nunca llegó a ser universal; se trató de un sistema segmentado que contribuyó de forma paradójica a la desigualdad. La respuesta fue el ímpetu focalizador, con la (legítima y razonable) intención de llegar en forma prioritaria a los segmentos más vulnerables de la población abierta.

En el proceso, como ha sugerido San-tiago Levy de manera persuasiva, genera-mos una nueva tensión de subsidio implícito al sector informal y presiones adicionales para el financiamiento de la seguridad so-cial, además de efectos perversos sobre la productividad. La proliferación de progra-mas ad hoc financiados con impuestos ge-nerales para satisfacer demandas sociales no atendidas mantiene la segmentación de nuestro sistema de protección social: ser derechohabiente no es lo mismo que ser beneficiario.

Si bien algunos de estos programas, como el Seguro Popular, explican avances importantes en el acceso a derechos socia-les básicos, tendremos que valorar los lími-tes de esta ruta paralela de ampliación de la oferta social del Estado no sólo desde el punto de vista económico y fiscal, también desde el punto de vista de la exigibilidad de los derechos sociales y la coherencia interna que requiere un auténtico sistema de protección social.

De la política social “tradicional” apren-dimos también los costos de la excesiva cen-tralización del gasto público; en respuesta, con la (legítima y razonable) intención de eficientar las decisiones de gasto y mejorar la capacidad de respuesta a las demandas diferenciadas en un país tan heterogéneo como el nuestro, se realizaron esfuerzos muy importantes de descentralización del gasto social a las entidades federativas y el fortalecimiento de las finanzas municipales.

Sin embargo, la descentralización no vino acompañada de garantías en materia de rendición de cuentas y transparencia en el uso de los recursos. Tampoco es-tuvo acompañada de un diseño explícito de federalismo social que diera sentido a la coordinación y complementariedad de los tres niveles de gobierno en materia de pro-visión social. El resultado natural ha sido, por un lado, la opacidad del ejercicio de los recursos destinados a desarrollo social; y por el otro, la duplicidad e incluso la incom-patibilidad de intervenciones públicas de desarrollo social impulsadas por distintos niveles de gobierno en el mismo ámbito territorial, perdiendo así la posibilidad de potenciar los esfuerzos mediante sinergias y complementariedades intergubernamen-tales.

Una tercera tensión del tránsito del mo-

delo de política social tiene que ver con el papel de la sociedad civil organizada en la promoción del desarrollo y la concepción –aspiracional– de erigir al individuo en el agente de su propio desarrollo, en contra de las visiones paternalistas y asistenciales de antaño. En papel, la política social de Mé-xico tiene un lenguaje ciudadanizado y una lógica de gobernanza, corresponsabilidad o co–gestión en la identificación, canalización y atención a demandas sociales diversas.

En la práctica, persiste una visión pro-fundamente gubernamental y poco sensi-ble a la participación ciudadana en el di-seño, implementación y evaluación de pro-gramas sociales. Esta ambigüedad –acaso temor– respecto a la ciudadanización de la gestión pública, incluida la política social,

erige barreras de entrada a la participa-ción ciudadana y la contraloría social, por un lado, y mantiene espacios de acceso privilegiado a la movilización clientelar de demandas sociales, por el otro.

Los temas pendientesEn el análisis de política pública se dice que la parte más importante para la solución de un problema público reside en la adecuada identificación y conceptualización del pro-blema. Por ello quizá uno de los aspectos más preocupantes del debate público en materia de política social tiene que ver con los temas ausentes. No existe una visión clara de las implicaciones para la política social de nuevos modelos de hogar, cam-bios en la movilidad laboral y patrones de

migración, y en todo el ciclo de vida.De igual manera, tenemos una muy débil

conceptualización de los nuevos sujetos de la política social: minorías y “nuevos” grupos vulnerables. Nunca en la historia del país habíamos tenido tantos jóvenes en el país y tan pocas cosas que ofrecerles. No obstante, no tenemos una política social pensada por los jóvenes y para los jóvenes, ni en lo edu-cativo, ni en lo laboral; tampoco en el muy importante aspecto de integración y cohe-sión sociales. Y para colmo, en la muy crítica situación que vive el país, no se discuten seriamente la exclusión social y la violencia desde el punto de vista del desarrollo social.

*Centro de Investigación y Docencia Económicas

No hay una política social pensada por y

para los jóvenes

SUPLEMENTO MENSUAL

Page 8: El Independiente Edición Domingo 6 Noviembre del 2011

DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 20118:

Dos metodologías y dos visiones de la evolución de la pobreza en México 2008–2010

Julio Boltvinik*

Aumento de la pobreza en

México y en el Distrito Fe-

deral entre 2008 y 2010: En

el país se incrementaron los

pobres y la pobreza, en

el Distrito Federal

sólo la pobreza

Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) entre 2008 y 2010 cayó el ingreso de los ho-gares confirmando el efecto esperado

de la crisis. A nivel nacional, el ingreso prome-dio por hogar disminuyó 12.3 por ciento, mien-tras en el DF lo hizo 8.11 por ciento. Como se aprecia en la Gráfica 1, en el DF como a nivel nacional bajó el ingreso promedio por hogar de todos los deciles, pero las bajas son mu-cho menores en el DF (entre -2.2 y -10.8 por ciento) que a nivel nacional (entre -6.7 y -17.8 puntos porcentuales). Esto se ve reflejado en la evolución de la pobreza como veremos a continuación.

La baja, sobre todo a nivel nacional, pa-rece mayor de lo que es porque el ingreso corriente del conjunto de todos los hoga-res cayó, a nivel nacional, en mucho menor medida: 6.8 por ciento a nivel nacional. La explicación de esta aparente paradoja viene del hecho que el número de hogares en el país creció 6.3 puntos. Esto significa que de la caída de 12.3 por ciento del ingreso por hogar más de la mitad se explica por el aumento del denominador: el número de hogares.

Algo muy similar ocurrió en el DF, donde el número de hogares creció a la misma y sorprendente velocidad del nivel nacional a pesar de una población estancada. En el DF, por lo tanto, de los 8.11 puntos de descenso porcentual de los ingresos del promedio de los hogares, 6.3 puntos se explican por el aumento en el número de hogares, por lo cual la baja en el ingreso corriente del conjunto de todos los hogares es del orden de 1.8 puntos.

La medición de la pobreza realizada en el Evalúa DF, bajo mi coordinación, para valorar el cambio 2008–2010 de la pobreza, tal como se mide con el Método de Medición Inte-grada de la Pobreza (MMIP), incorporó una importante innovación que toma en cuenta las economías de escala en los hogares y que, por lo tanto, no utiliza una línea de pobreza igual para todos, expresada en términos por persona o adulto equivalente, como lo hace el Coneval siguiendo la práctica más común, sino que llega a una fórmula que debe ser cal-culada para cada hogar según su tamaño y su estructura por grupos de edad y sexo.

Los resultados se sintetizan en la Gráfica 2. En ella se compara la evolución de la po-

Los datos del DF incluidos en la Gráfica 1 se derivan de la Eighdf2010 (Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares del DF en 2010), cuyo levantamiento fue posible debido a que Evalúa DF pagó al Inegi una sobremuestra de la Enigh nacional. Los cálculos de pobreza en el DF y en el país que más adelante se presentan fueron tomados del boletín de prensa entregado el día de ayer en la conferencia de prensa convocada por Evalúa DF.

Gráfica 2. Evolución de la incidencia de la pobreza (en %) del MMIP y sus

componentes 2008-2010, a nivel nacional, DF y metropolitano (sin DF)

73.9

66.8

45.0

70.8

74.8

64.4

49.1

80.3

51.3

69.4

65.7

82.9

50.3

65.8

45.3

55.5

45.0

66.9

44.8

57.4

49.8

58.5

49.650.9

35

40

45

50

55

60

65

70

75

80

85

MMIP NBI INGRESO TIEMPO

Nal. 2008 Nal. 2010

DF 2008 DF 2010

Metrop 2008 Metrop 2010

Fuente: Ambas gráficas fueron tomadas de la Presentación del Evalúa DF en Conferencia de Prensa del 28 de julio de 2011. Disponibles en: http://www.evalua.df.gob.mx/

La medición multidimensional de la pobreza del Coneval hace agua. Se pone en evidencia la baja construida en algunas carencias so-ciales

breza en el DF con la del país en su conjunto y con la de las metrópolis mayores a 100 mil personas (sin el DF). La gráfica muestra, ade-más del cálculo agregado del MMIP, los com-ponentes de Necesidades Básicas Insatisfe-chas (NBI), ingresos y tiempo. Como se apre-cia, la incidencia de la pobreza (H=q/n, donde q es el número de pobres y n es la población) a nivel nacional pasó de 80.3 por ciento en 2008 a 82.9 puntos porcentuales en 2010, lo que en números absolutos significó pasar de 88 a 93.3 millones de pobres; en las metrópolis el aumento relativo en esta pobreza fue mayor (4 puntos porcentuales: de 70.8 a 74.8 por ciento); en cambio, en el DF se mantuvo cons-tante (bajó una décima de punto).

Sin embargo, el DF no puede echar las campanas al vuelo, pues una cosa es la pro-porción de personas pobres o incidencia (H)

y otra es la pobreza misma que se mide co-rrectamente al combinar H con la intensidad media de la pobreza (I), para obtener HI. En el DF, si bien no aumentó H, I (que es la distancia o brecha media que separa la situación de los hogares pobres de las normas o umbrales de pobreza) aumentó al pasar de 0.311 a 0.336, un incremento de 8 por ciento.

Este incremento de la intensidad se ma-nifiesta en el cambio de la estructura interna de la pobreza: aumentó la pobreza extrema (incluye aquellos que cumplen menos de 2/3 de las normas o umbrales) de 30.7 a 34.9 por ciento y disminuyó la pobreza moderada (que incluye a quienes cumplen entre 2/3 y menos del 100 por ciento de las normas) de 36.2 a 31.9 puntos porcentuales. Es decir, en el DF si bien no aumentaron los pobres, sí creció la pobreza.

Gráfica 1. % de cambio en el ingreso por hogar por deciles 2008-2010, Nacional y DF

-6.7

-11.5

-6.0

-2.5

-3.8

-5.8-6.4

-8.7

-17.8

-7.4-6.7

-6.8

-7.6

-9.9-9.7

-8.0

-10.8

-6.5

-2.2

-8.1

-18

-16

-14

-12

-10

-8

-6

-4

-2

0

I II III IV V VI VII VIII IX X

Nacional DF

SUPLEMENTO MENSUAL

Page 9: El Independiente Edición Domingo 6 Noviembre del 2011

DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 2011 9:

Las enormes diferencias de las dos mediciones multidimensionales de po-

breza oficiales en el país se reflejan en sus resultados 2008–2010

Según el anexo estadístico de medición de pobreza multidimensional 2008–2010 del Coneval (disponible en www.coneval.gob.mx), que contrasta agudamente con la vi-sión de la evolución nacional de la pobreza en el mismo periodo según el Evalúa DF, la pobreza multidimensional en el país creció sólo 1.7 puntos porcentuales (a pesar de la gran crisis), pasando de 44.5 a 46.2 por ciento de la población nacional, y de 48.84 a 51.99 millones de personas (incremento de 3.16 mi-llones). La pobreza extrema multidimensional bajó de 10.6 a 10.4 por ciento, pero aumentó levemente el número de personas en esa con-dición: de 11.67 a 11.71 millones.

En tanto, la pobreza multidimensional cre-ció tanto en el medio rural (de 62.4 a 64.9 por ciento; de 15.9 a 17.0 millones) como en el urbano (de 39.1 a 40.5 puntos porcentuales; de 32.9 a 35.0 millones). Nótese que creció más en términos relativos la pobreza rural, 2.5 puntos contra 1.4 puntos la urbana. En cambio, la pobreza extrema bajó en el medio rural (de 26.2 a 23.9 por ciento), pero subió en el urbano (de 5.9 a 6.3 por ciento).

En la metodología de medición adoptada por el Coneval se considera que una persona vive en condiciones de pobreza si tiene una o más carencias sociales y (al mismo tiempo) su ingreso es menor que la llamada línea de bienestar por persona. Como dijo Araceli Da-mián en el programa de TV Hora de Opinar, del 3 de agosto, una persona tiene que pecar dos veces para ser considerada pecadora. La línea de bienestar (LB, que incluye un componente alimentario y uno no alimentario) es de 2 mil 114 pesos por persona al mes (poco menos de 70 pesos al día) en el medio urbano y de mil 329 pesos mensuales (44 pesos diarios) en el rural (sólo 63 por ciento de la urbana).

Los requisitos para ser pobre extremo se parecen a los que pone una oficina buro-crática: hay que tener tres o más carencias sociales (de un total posible de 6) y (al mismo tiempo) tener un ingreso menor a la línea de bienestar mínimo (LBM, que sólo incluye el costo de los alimentos crudos) y que es de 978 pesos al mes (32 pesos al día) en el medio urbano y de 684 pesos mensuales (22.5 pesos diarios) en el rural.

Este concepto de pobreza extrema que sólo identifica como tal a 10.4 por ciento de la población es inconsistente con otros con-ceptos del Coneval: pobreza alimentaria (que representa 18.8 por ciento de la población en 2010), carencia de acceso a la alimentación (24.9 por ciento), así como con la población atendida por el programa Oportunidades (21 por ciento).

Así, el Coneval redujo casi a la mitad el nivel que Gobierno federal había manejado de pobreza extrema, al exigir a las personas que sean, al menos, cuatro veces pecadoras para quedar clasificadas en esta categoría, siempre y cuando una de ellas sea ser pecador en ingresos. Si usted es seis veces pecador, pero siempre en carencias sociales, y tiene un ingreso maravilloso que le permita (ape-nas) adquirir la magra canasta de alimentos crudos, usted sólo será pobre pero no pobre extremo.

La Gráfica 3 muestra cómo el criterio de intersección adoptado por el Coneval reduce (milagrosamente) la población que clasifica en pobreza extrema. Ahí se aprecia que la población con tres o más carencias sociales (26.6 por ciento de la total) en 2010, al com-

binarse con la población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo (19.4 por ciento) producen el milagro de reducir ambas di-mensiones de carencias extremas a sólo 10.4 puntos porcentuales, menos de la mitad del promedio simple de ambas.

La población nacional con ingreso infe-rior a la LB aumentó, según el Coneval, en 3 puntos porcentuales (de 49 a 52 por ciento), aumento de casi el doble del alza de 1.7 puntos de la pobreza multidimensional, lo que significa que entre 2008 y 2010, 4.8 mi-llones de personas cayeron debajo de la LB. La población con ingresos inferiores a la LBM (antes pobreza alimentaria) creció de 16.7 a 19.4 por ciento (2.7 puntos) de 18.4 a 21.8 mi-llones de personas (3.4 millones de pecadores a medias adicionales).

Las carencias de ingresos, tanto la que se mide comparando el ingreso por persona de los hogares con la LB, como con la LBM que incluye sólo alimentos crudos, aumentaron en similares proporciones en el medio rural y el urbano: de 63.1 a 66 por ciento y de 32.8 a 35 puntos porcentuales en el medio rural, así como de 44.8 a 47.7 por ciento y de 11.9 a 14.7 puntos porcentuales en el urbano, des-mintiendo lo que Felipe Calderón, su gabinete y el Coneval han dicho: que los programas focalizados a la pobreza extrema protegieron a los más pobres que viven, sobre todo, en el medio rural.

Las carencias sociales promedio que pa-dece la población pobre bajaron de 2.7 a 2.5; ello fue el resultado de la baja en cinco de los seis indicadores y del alza en la carencia de acceso a la alimentación, bajas de las cuales

la más pronunciada es la de salud, que dismi-nuye 9 puntos porcentuales (de 40.8 a 31.8 por ciento de la población nacional), contra menos de 3 puntos en las otras cuatro caren-cias, cuya incidencia también disminuye.

En agudo contraste, la carencia de acceso alimentario aumentó 4.1 puntos porcentua-les. Este comportamiento fue similar en los medios rural y urbano, destacando la espec-tacular caída de la carencia en salud en el medio rural, de 48.2 a 32.2 por ciento, que en sólo dos años se abatió en una tercera parte, convirtiendo el medio rural mexicano en envidia para los de muchos países desa-rrollados.

Puesto que la carencia de seguridad social está ubicada en otro y muy diferente nivel, y bajó mucho menos, de 86.2 a 81.9 por ciento, se deduce que la caída espectacular en la carencia de salud rural se explica sólo por la expansión del Seguro Popular, que el Cone-val considera como un servicio que satisface las necesidades de atención a la salud de la población, a pesar de que las páginas elec-trónicas del Estado mexicano indican que el Seguro Popular sólo incluye: consultas mé-dicas en el centro de salud, consultas de es-pecialidad, cirugía y atención hospitalaria, así como medicamentos, estudios de laboratorio y gabinete incluidos en el Catálogo Universal de Servicios Esenciales de Salud (Causes). Ac-tualmente el Causes cubre 90 por ciento de la atención médica habitual, y 66 por ciento de los principales procedimientos diagnósticos y terapéuticos; ofrece 275 intervenciones y un total de 357 claves de medicamentos esenciales.

Cubrir dos terceras partes no de todos, sino de los procedimientos principales, lo que excluye los procedimientos más caros, signi-fica probablemente incluir menos de la mitad del gasto en salud que requeriría un servicio completo de salud. Considerar esto como satisfacción de la necesidad de atención a la salud, como lo hace el Coneval que iguala, en su medición, el Seguro Popular con el IMSS y el ISSSTE, significa construir artificialmente la cobertura creciente de la atención a la salud ya que por Ley la expansión del Seguro Po-pular era una obligación de Gobierno federal y del Congreso, contribuyendo de manera determinante a abatir los niveles “medidos” de carencias sociales muy por arriba de su abatimiento real.

Algo similar hizo el Coneval en seguridad social (la segunda reducción en importancia entre las carencias sociales), donde consi-deró cobertura de seguridad social cualquier transferencia monetaria a adultos mayores, sin importar su monto, pervirtiendo así la re-lación entre medición de la pobreza y política social. Envía, con ello, el siguiente mensaje a los tres órdenes de gobierno:

Atienda usted las vías de segunda para ciu-dadanos de segunda abiertas por el Coneval y abatirá fácilmente los niveles de pobreza en el área que gobierna: Seguro Popular, transfe-rencias monetarias de bajos montos a adultos mayores, instalación de pisos de cemento, de techos de lámina o asbesto, y de llaves de agua en el lote (aunque rara vez fluya por ellas el líquido), y construcción de viviendas de 30 metros cuadrados (casas de muñecas) en ubi-caciones muy lejanas de suelo barato.

Fuente: Elaboración propia con base en el Anexo Estadístico de Medición de la Pobreza 2010 del Coneval

El Coneval redujo casi a la mitad el ni-vel que Gobierno fe-

deral había manejado de pobreza extrema

SUPLEMENTO MENSUAL

Page 10: El Independiente Edición Domingo 6 Noviembre del 2011

DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 201110:

Al comparar ambas mediciones reseñadas en las secciones anteriores, resalta:

1. Ambas coinciden en que la población carenciada en el país es superior en 2010 a 80 por ciento de la población total: 80.7 por ciento según el Coneval (90.8 millones de personas) y 82.9 por ciento (93.3 millones) para el Evalúa DF.

Sin embargo, las diferencias empiezan a mostrarse en la manera en la que se subdi-viden esos 91 o 93 millones: para el Coneval sólo son pobres 52 millones, mientras los demás carenciados (38.8 millones) son sólo vulnerables, término que nunca discute con-ceptualmente, sino que sólo queda definido por el criterio empírico: son vulnerables los que tienen una o más carencias sociales o un ingreso inferior a la línea de bienestar (LB), mientras son pobres los que se encuentran en ambas situaciones (en cuyo caso aplica la conjunción y en vez de o). (En términos mate-máticos: unión e intersección de conjuntos).

La Ley General de Desarrollo Social (LGDS) ordena al Coneval medir la pobreza, pero no la vulnerabilidad. Para el Evalúa DF, en cambio, los 93 millones viven en pobreza, pero distingue al interior de ella por su in-tensidad: pobreza extrema (60.9 millones) y pobreza moderada (32.4 millones); la primera la subdivide en indigencia (la peor situación: 36.1 millones) y pobreza intensa (24.8 mi-llones). La Ley de Desarrollo Social del DF ordena al Evalúa DF que mida la pobreza.

2. Entre 2008 y 2010, en medio de la crisis mundial más severa desde la Gran Depre-sión, los resultados del Coneval indican que mejoró la situación de la población nacional: que aumentó la población no pobre y no vulnerable de 18 a 19.3 por ciento del total nacional (incremento de 1.3 millones: de 19.7 a 21.8). La otra cara de esta moneda es que la población carenciada (suma de pobres más vulnerables) habría disminuido de 82 a 80.7 por ciento (aunque habría crecido de 90 a 90.8 millones).

En agudo contraste, para el Evalúa DF la población pobre aumentó de 88 a 93.3 millones (de 80.3 a 82.9 por ciento) y la pobla-ción no pobre bajó de 19.7 a 17.1 por ciento (de 21.7 a 19.3 millones). Mientras el Evalúa DF estima que la proporción de carenciados (igual a pobres en su caso) aumentó en 2.6 puntos porcentuales, el Coneval estima que esta proporción (pobres más vulnerables en su caso) disminuyó 1.3 puntos porcentuales. Mientras el Coneval afirma que la situación mejoró, el Evalúa DF afirma que empeoró. ¿Cuál es más coherente para este periodo de crisis mundial?

3. En la cuenta global 2008–2010 del Co-neval (la unión de los dos conjuntos) inter-vienen cinco cifras en cada año. En primer lugar: a) la población con ingreso inferior a la LB (que subió de 49 a 52 por ciento); b) la po-blación con al menos una carencia social (que bajó de 77.5 a 74.9 por ciento). Estos dos son los conjuntos cuya intersección constituye, según el Coneval, la pobreza. Nótese que la población carenciada por ingresos aumenta 3 puntos porcentuales, mientras que la que tiene carencias sociales baja un poco menos: 2.6 puntos porcentuales.

En segundo lugar: c) la intersección entre ambos conjuntos, lo que el Coneval identifica (sin discusión conceptual) como la pobreza, subió de 44.5 a 46.2 por ciento (1.7 puntos porcentuales). Las otras dos cifras quedan fuera de la intersección: d) la población no pobre pero vulnerable por carencias sociales,

Mientras que el Coneval mide la pobreza, en sus estadísticas no toma en cuenta el grado de vulnerabilidad de la población

¿ Cuál método es más coherente para este

periodo de crisis social?

SUPLEMENTO MENSUAL

Page 11: El Independiente Edición Domingo 6 Noviembre del 2011

DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 2011 11:

Cuadro 1. Suma, intersección y unión de conjuntos en los cálculos del Coneval 2008-2010 (%)

Concepto/ año 2008 2010 2010 menos 2008

1. Población con una o más carencias sociales

77.5 74.9 -2.6

2. Población debajo de la línea de bienestar

49.0 52.0 +3.0

3. Suma de los 2 conjun-tos (= 1+2)

126.5 126.9 +0.4

4. Intersección de los 2 conjuntos

44.5 46.2 +1.7

5. Unión de los 2 conjun-tos (= 3-4)

82.0 80.7 -1.3

que bajó de 33 a 28.7 por ciento en el periodo; y e) la población vulnerable por ingresos, que subió de 4.5 a 5.8 por ciento. Al manejar con-juntos, como se muestra en el Cuadro 1 y en la Gráfica 4, si a la suma de los conjuntos se le resta la intersección se obtiene la unión de los mismos.

Por dicha razón, la unión baja cuando su-ben la suma y la intersección, pero ésta sube más que aquélla. Eso es lo que ocurrió entre 2008 y 2010 según el Coneval, como lo mues-tra el Cuadro 1: la suma aumentó 0.4 puntos porcentuales, pero la intersección subió 1.7 puntos, lo que produce la paradoja de que la unión (la población pobre o vulnerable o las dos cosas) disminuya. De las dos cifras que quedan fuera de la intersección aumenta la asociada con ingresos (1.3 puntos), pero baja mucho la asociada con carencias sociales (4.3 puntos porcentuales).

También baja una sexta cifra, la suma de la población vulnerable (que es parte de al-guno de los dos conjuntos, pero fuera de la intersección), de 37.5 a 34.5. En síntesis, la población pobre sube 1.7 puntos porcen-tuales, mientras la vulnerable baja 3 puntos

(explicado en 143 por ciento por la baja de la población vulnerable por carencias sociales, a su vez explicada fundamentalmente por el milagro o trampa del Seguro Popular, como lo expliqué en la sección anterior) y eso lleva a la baja de la población con alguna carencia (pobre o vulnerable).

En la medición del Evalúa DF, que adoptó el MMIP como método oficial, no se utilizan los criterios simplistas de intersección o de unión para identificar a los hogares en pobreza, sino que a cada hogar se le otor-gan puntajes en cada dimensión, puntajes que se combinan a través de un promedio ponderado cuyo resultado define si el hogar es pobre. En los cálculos del Evalúa DF, a diferencia de los del Coneval, la pobreza por NBI (equivalente aproximado de las carencias sociales del Coneval) no bajó a nivel nacional entre 2008 y 2010, sino que se mantuvo en 66 por ciento; en cambio, la pobreza de ingresos–tiempo subió de 74 a 78.5 por ciento. Al combinarse ambas dimensiones se obtiene el resultado del aumento de la pobreza integrada de 80.3 a 82.9 por ciento.

Fuente de cuadro y gráfica:

Elaboración propia con base

en cifras del Coneval, de su

Anexo Estadístico Pobreza

2010, consultable en su

página electrónica.

*El Colegio de Mé[email protected]

Los requisitos para ser pobre extremo se parecen a los de una oficina burocrática: hay que tener tres o más carencias sociales y un ingreso menor a la línea de bienestar mínimo q fotoS: la jornada zaCateCaS

SUPLEMENTO MENSUAL

Page 12: El Independiente Edición Domingo 6 Noviembre del 2011

DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 201112:

w Héctor de la Fuente Limón

Las versiones interpretativas más difun-didas señalan que la toma de mayores riesgos por parte de los inversionistas, a través de novedosos instrumentos fi-

nancieros dentro de un pujante mercado in-mobiliario con alta liquidez, generó un gasto excesivo financiado por créditos altamente riesgosos, hasta que una serie de eventos de-sató la crisis: aumento de la tasa interbancaria de la Reserva Federal, la desaceleración de la economía estadunidense, la sobreoferta de viviendas nuevas y usadas y la incertidumbre en los mercados.

Desde esta perspectiva, la ausencia de regula-ciones a los mercados es señalada como la prin-cipal causa, ya que la libertad concedida a los mercados financieros generó el desarrollo de técnicas especulativas e instrumentos financie-ros desligados del sector productivo, así como una incoherencia entre los sistemas de comer-cio internacional y los de tipo financiero y mo-netario, verificable en la desvinculación de las

tasas de cambio y los diferenciales de inflación.

Sin embargo, la crisis ha demostrado que su naturaleza y consecuencias distan mucho de li-mitarse al ámbito financiero, y que sus orígenes y repercusiones deben tener como referencia el conjunto de la economía. En concreto, algunas de las medidas más importantes tomadas por el gobierno estadunidense para superar los tras-tornos económicos provocados por la crisis de los 70 fueron la flexibilización laboral, el libre-cambismo y la financiarización del crecimiento económico.

Dichas estrategias originaron un desaliento de la gestión estatal del desarrollo en ese país, un declive del modo técnico de producción y a la larga no pudieron contener por sí solas la caída de la tasa de ganancia, generándose con ello la crisis, a la que se trató de hacer frente a través del endeudamiento de las familias y las empre-sas, con créditos más arriesgados que llevaron a esta gran crisis mundial.

A esta crisis caracterizada por las contradiccio-nes del capital consigo misma se debe sumar una de mayor alcance, que es la crisis del medio

ambiente, originada por las contradicciones del capital con la naturaleza, y la cual está impo-niendo límites al capitalismo para reinventarse a sí mismo en un terreno demasiado resbaladizo.

En ese sentido, las repercusiones de la crisis capitalista en México deben ser valoradas a la luz de las características que adoptó la llamada modernización productiva, inspirada en la doc-trina neoliberal, una estrategia que observó en la competencia global el mecanismo más eficaz para acabar con la ineficacia, el atraso y las rigi-deces que para entonces presentaba la planta productiva. Esto se tradujo en un proceso que implicó una transformación de la producción, el empleo y las relaciones laborales, como resul-tado de la introducción de tecnologías de punta y nuevas formas de organización del trabajo.

La maquila y amplios sectores de la manufac-tura que operan con criterios productivos muy similares a ésta en su momento fueron la prin-cipal punta de lanza de la economía, centrando sus expectativas de crecimiento en el mercado norteamericano. Pero debido al alto compo-nente importado con el cual opera la maquila y la pérdida de dinamismo de la economía nor-

teamericana, los resultados de esta estrategia fueron muy negativos.

El Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa media anual de 2.1 por ciento en el periodo comprendido entre los años 1983 y 2009, lo que se ha traducido en una tasa media de in-cremento del PIB per capita de apenas 0.5 por ciento anual. La inversión fija bruta por habi-tante (en maquinaria, equipo y construcciones) apenas ha crecido a una tasa media anual de 2.1 por ciento. En cuanto a las remuneraciones de los trabajadores, han perdido 71.4 por ciento de su poder de compra.

Debido a esta condición, la crisis se manifestó con particular fuerza en México. A partir del cuarto trimestre de 2008 el PIB registró tasas negativas de crecimiento.La actividad indus-trial mexicana se desplomó 7.4 por ciento en el 2009, cuando la economía en su conjunto cayó 6.1 puntos porcentuales, su peor caída desde la desastrosa crisis del Tequila de mediados de la década de 1990.

El comercio exterior se vio severamente afec-tado, las exportaciones de mercancías regis

Subdesarrollo y excedentes de población en México: tendencias después de la crisis

Las repercusiones de la crisis capitalista en Mé-

xico deben ser valoradas a la luz de las caracte-rísticas que adoptó la

llamada modernización productiva, inspirada en la doctrina neoliberal, una estrategia que observó en la competencia global el

mecanismo más eficaz para acabar con la ineficacia, el atraso y las rigideces que para entonces presentaba

la planta productiva

SUPLEMENTO MENSUAL

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DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 2011 13:

traron una reducción de 21.2 por ciento en ese año, producto de disminuciones de 39 puntos en la exportaciones petroleras y de 17.4 puntos en las no petroleras. De igual forma, las im-portaciones totales de mercancías tuvieron un monto Inferior de 24 por ciento al registrado en 2008, que reflejó decrementos anuales de 42.6 por ciento de las importaciones petroleras y de 21.6 por ciento del resto de las adquisiciones en el exterior. Esta caída del sector externo fue particularmente grave, ya que había sido el “motor” del crecimiento económico.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante 2010 el PIB real en México tuvo una recu-peración parcial de 5.3 por ciento atribuible al dinamismo de las exportaciones. Pero esta recuperación resulta precaria y está lejos de resolver los graves problemas estructurales por los que atraviesa el país.

Si a esto le agregamos que el gobierno nor-teamericano concentró todos sus esfuerzos en el rescate y reordenamiento financieros, y dejó la reactivación económica en manos de la finan-ciarización de la economía, es de esperarse que esa economía permanezca en vilo, y con ello, la de aquellos países plegados a su funciona-miento, como es el caso de México.

En este contexto de crisis ¿qué pasa con las personas excluidas de la producción capitalista en el subdesarrollo? Como sabemos, los paí-ses desarrollados al producir no sólo para su mercado, sino para abastecer a todos aquellos pertenecientes a la periferia, no generan lo que Marx denominara un ejército industrial de re-serva, al menos no un número de desempleados suficiente para considerarlo como tal y con las características que él le atribuyera.

Pero en los países subdesarrollados no sólo existe un numeroso ejército industrial de re-serva, sino una población redundante para la acumulación capitalista, originada por una es-tructura productiva dependiente de los bienes de capital y manufacturas con un alto contenido tecnológico y valor agregado elaborados en el

polo desarrollado, que desplaza hacia éste ca-pacidad de acumulación para generar empleo, en la misma proporción en que esa energía es negada a la economía local. Esto es lo que genera una exclusión social estructural en los países menos avanzados, verificable en sus ba-jos índices desempleo.

Pero la población que resulta excluida estructu-ralmente de los procesos productivos y que no tiene opción de ocuparse en la economía desa-rrollada tiende a generar la disposición de ha-cerse para sí de algún oficio o de habilidades que le permitan sobrevivir, ya sea en la economía informal en el ámbito urbano,en la economía de autosubsistencia en el campo, o tenderá a cubrir el déficit que se genera en el ejército de reserva de los países desarrollados en la forma de flujos migratorios –en cuyo caso la falta de producción en un polo tenderá a satisfacerse con el exceso de producción en el otro–, o incluso a engrosar las filas de la delincuencia como está ocurriendo recientemente en México.

Como ya se ha señalado, el neoliberalismopro-vocó una enorme precarización del empleo y una disminución de la oferta en el mercado de trabajo, que agudizó la tendencia estructural de la economía a generar esta población exce-dentaria. Tendencia que se mantuvo y en algu-nos se potenció durante la crisis, debido a las estrategias que siguió el capital para responder a la amenaza de la caída de la tasa de ganancia, como lo son la disminución del fondo salarial, la reducción del número de empleos y el aumento de las cargas y el tiempo de trabajo.

En el caso de los salarios, éstos registraron sus niveles más bajos desde 1934 y mantuvieron su tendencia hacia la baja durante la crisis. Tal situación contrasta con los años de vigencia del patrón de acumulación sustentado en la indus-trialización con sustitución de importaciones, donde el salario alcanzó su nivel más alto. La población en activo mantuvo una proporción bastante reducida en relación a la PEA, ya que el número de personas afiliadas a los sistemas de seguridad social a partir de 1990 alcanzó en promedio apenas 35.7 por ciento entre ese

año y el 2009, tomando como referencia a los trabajadores asegurados al IMSS y al ISSSTE.

Esta estrechez del mercado laboral ha tenido como consecuencia el crecimiento y consolida-ción de la economía informal, que se ha mante-nido en cifras superiores a 50 por ciento sobre el total de la población ocupada desde 1995 hasta el tercer trimestre de 2010.

Pero a lo anterior hoy se agrega el efecto de la crisis capitalista mundial en el aumento alar-mante de los desocupados, población en su mayoría joven con estudios medios o superiores o de adultos desplazados que no logra su inser-ción al mercado laboral y no percibe un ingreso, y que en los años 2008, 2009 y 2010 alcanzó cifras récord de 1.9, 2.5 y 2.6 millones de perso-nas, con elevadas tasas de desocupación de 4.3, 5.3 y 5.6 por ciento respectivamente.

En el campo, la tendencia a la consolidación de excedentes de población bajo el PNL también ha sido elevada. La reforma al artículo 27 cons-titucional y la nueva Ley Agraria que puso fin al reparto agrario e introdujo reformas a su marco jurídico abrieron el tránsito hacia la privatiza-ción del ejido, mientras el TLCAN dio sanción jurídica a la apertura comercial internacional del sector agropecuario.

Por tal motivo el aporte de este sector al PIB nacional ha seguido disminuyendo de manera muy importante en los últimos años. A partir de 1994 su participación se redujo a 6.5 puntos porcentuales, y siguió su tendencia a la baja en 2009, año en el que aportó apenas 4.1 por ciento en el contexto de la crisis. En relación al empleo, la participación del sector pasó de representar 23.7 por ciento en 1995 a 13.2 por ciento en 2010.

La mayoría de la población ocupada en el agro pertenece a localidades rurales con menos de 2 mil 500 habitantes y escaso acceso a bienes y servicios, con porcentajes superiores a 70 punto para este periodo. Además, se ha conso-lidado un segmento de personas dedicadas a la agricultura de autoconsumo que ha oscilado

entre 20 y 30 por ciento respecto al total de la población ocupada en las actividades agrope-cuarias entre 1995 y 2010.

El éxodo de fuerza de trabajo hacia Estados Unidos tuvo un comportamiento contrastante entre el periodo previo a la crisis y durante ésta. El número de mexicanos ocupados en Estados Unidos tuvo un incremento de 25 por ciento entre los años 2000 y 2007, para después con-traerse en los años de la crisis a -8.1 por ciento, registrando una variación porcentual global en el periodo 2000–2009 de 14.9 por ciento.

Por lo anterior el peso adquirido por las re-mesas como una fuente de divisas de primer orden para el país ha registrado las tasas de crecimiento más bajas de los últimos años. Des-pués de haber alcanzado su nivel más alto en 2003 (49.2 por ciento), inicia una caída que se vuelve especialmente pronunciada a partir de 2007 (4.5 puntos porcentuales) hasta llegar en 2009 a registrar la tasa de crecimiento más baja desde los 90 con -18.3 por ciento, para recupe-rarse ligeramente en 2010 y volver en 2011 a los niveles de 2007.

Para concluir, estos datos, si bien demuestran la enorme capacidad de la economía mexicana para generar esta vasta población excedentaria, en particular durante el patrón neoliberal de acumulación y su actual crisis, también repor-tan algo novedoso. Los límites que reflejan sus receptáculos tradicionales para absorberla: el estancamiento en las tasas de crecimiento de la economía informal y el crecimiento de la pobla-ción sin ocupación alguna; la crisis estructural del campo; y la caída de los flujos migratorios ante la incapacidad de la economía norteameri-cana para recibirlos.

Todos son elementos que apuntan hacia un futuro en el que empezará a predominar una sociedad caracterizada por el paro permanente de sus miembros, con todas las repercusiones sociales que esto puede tener si no se empieza hacer algo desde ahora para revertir tal situa-ción. Algo imposible de conseguir con las mis-mas recetas de los últimos 30 años.

La crisis capitalista mundial afectó en el aumento alarmante de desocupados FOTOS: LA JORNADA ZACATECAS

Frente al estacionamiento en las tasas de crecimiento de la economía informal está el aumento de la población desocupada

SUPLEMENTO MENSUAL

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w José Luis Hernández Suárez

En este trabajo, referido al estado de Zacatecas, se describe la no correspon-dencia entre el crecimiento de la po-blación en general, de la población que

trabaja o que está en disponibilidad para traba-jar y de su insuficiente o precaria absorción por parte de la estructura económica de la entidad, la cual, históricamente deficitaria en materia de generación de empleos que garanticen una vida digna, se ha visto aún más agravada en el contexto de las gestiones neoliberales en todos los niveles de gobierno. Bajo estas condiciones es imposible el combate efectivo de la pobreza socioeconómica, toda vez que el acceso a un ingreso suficiente por parte de las familias es la mejor vía para no caer en el flagelo de la po-breza, sea como trabajador, productor e incluso empleador.

En el periodo 1990-2010 la

población en la entidad

aumentó 17% mientras

que la PEA 73%

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabilizó en el estado de Zacatecas un millón 276 mil 323 habitantes en 1990, 10 años después registró un millón 353 mil 610 y en el 2010 la cifra reportada fue de un millón 490 mil 668 personas. Esto es que en el transcurso de dos décadas el número de habitantes de la entidad aumentó solamente 17 por ciento. Mientras tanto, en el mismo periodo, la Pobla-ción Económicamente Activa (PEA) creció 73 por ciento al pasar de 306 mil 734 trabajadores en 1990 a 358 mil 449 en el 2000 y a 529 mil 537 en el 2010. Como puede observarse el ma-yor crecimiento de la PEA se dio en la primera década del presente siglo.

También la enorme diferencia entre el creci-miento de la población en general y el de la PEA se puede ver en términos de ritmo. En el cuadro siguiente se observa que en el periodo 1990-2010 la PEA crece tres veces más rápido que la población en general cada año, y en el lapso 2000-2010 lo hace incluso por encima de cuatro veces más rápido:

Las magnitudes y ritmos de crecimiento de la población que se encuentra en disponibilidad y aptitudes para trabajar no debieran sorpren-dernos, siempre y cuando ello se correspon-diera con su absorción digna por parte de la estructura económica zacatecana. Pero no ha sido así.

Por ejemplo, en referencia a las remuneracio-nes de la población ocupada, la proporción de trabajadores que no recibían ingresos, sumada a la de aquellos que recibían ingresos inferiores a un salario mínimo en la semana que fueron encuestados, en vez de disminuir creció ligera-mente, comparando el año 2000 con el 2010, ubicándose en ambas fechas por encima de la cuarta parte del total de la PEA ocupada. Esos montos de remuneraciones es obvio que no le alcanzan a una persona para vivir dignamente,

La economía zacatecana y sus problemas para generar empleo

Tasas de crecimiento medio anual

1990-2000 2000-2010 1990-2010

Población total .59 .93 .76

PEA 1.58 3.85 2.73

l Fuente: Censos de Población y Vivienda de INEGI

Los micronegocios (establecidos o no) se han convertido en la alternativa para más de la mitad de la Población Económicamente Activa

ya no se diga para alguien que tiene una familia bajo su protección económica. Pero, franca-mente, ni con dos salarios mínimos una persona podría vivir dignamente, más si tiene a otras personas que sean dependientes económicos suyos. Actualmente el salario mínimo general para Zacatecas es de 56.7 pesos, lo cual sig-nifica que, suponiendo que alguien gane dos salarios mínimos por día, que trabaje seis días a la semana y le paguen un día más de descanso, ni aún así percibiría 800 pesos. Pues en esa situación (o peor) se encontraba en el momento en que fue entrevistada, entre enero y marzo de 2010, 22 por ciento de la población ocupada, la cual percibía más de uno y hasta dos salarios mínimos. Sumada la población ocupada que no recibía ingresos por su trabajo, la que recibía hasta un salario mínimo, o más de uno pero menos de dos, este sector representó práctica-mente la mitad de toda la población ocupada.

Si en esas condiciones se encuentra la mitad de la población ocupada, de la cual una parte tiene además la responsabilidad de sostener a una familia, ¿cómo puede esperarse que la pobreza en Zacatecas disminuya? Este fenómeno, inde-seable compañero en la historia de esta sufrida población, es evidente para todo mundo. En tres décadas de una estrategia económica en México que no tiene al mercado interno como su “lugar” de obtención de ganancia, no puede importarle mucho la elevación de los salarios ni el incremento en el nivel de las ocupaciones y el mejoramiento de las condiciones de trabajo en general, porque los sectores y grupos de la burguesía que comandan el rumbo en materia económica (aunque no sólo en eso), no tienen

en realidad intereses en el mejoramiento de los niveles de empleo ni de los salarios, porque el grueso de su producción la venden en el exterior.

Y valga mencionar que en estos años de “com-bate a la pobreza” precisamente cuando más se ha estudiado y medido el fenómeno más ha crecido el mismo. Los programas focalizados de los gobiernos federales, estatales y municipales dirigidos a los pobres ¿han logrado sacar de la pobreza a esas personas?, no hay evidencias de que así haya sido, e incluso hay investi-gadores que ubican a ese tipo de programas como una variable más que ha contribuido al empeoramiento de las condiciones de vida de la población.

La economía zacatecana

se encuentra inmersa

en el abandono del

mercado interno

Insistir en la necesidad del mejoramiento de los precios de la producción, niveles de empleo, remuneraciones y condiciones de trabajo es fundamental, simplemente porque es a través de ingresos seguros y suficientes como las per-sonas pueden adquirir los satisfactores que cubren sus necesidades.

SUPLEMENTO MENSUAL

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Pero la economía zacatecana, inmersa como los otros estados del país en el abandono del mer-cado interno, presenta además una obstinada resistencia para generar empleos que garanti-cen una vida digna. Es evidente que el sector manufacturero y las actividades industriales son muy reducidas, y lo que hay de esa clase no ha podido recibir a la población expulsada de los sectores tradicionales primarios que han sufrido importantes reveses (aunque la minería, ha repuntado en los últimos años), de tal forma que va creciendo la importancia de toda una gama de actividades ubicadas en el área de los servicios como receptáculos de población pero, la mayoría, en condiciones precarias. Las activi-dades relacionadas con el turismo igualmente se han visto desbordadas.

Los micronegocios son

el refugio de siete de

cada 10 trabajadores

Así por ejemplo, la importancia del sector agro-pecuario era tal que en 1990 se ocupaban en él cuatro de cada 10 trabajadores zacatecanos, pero en 2010 la proporción había bajado a poco más de dos personas por cada 10. En realidad, actualmente, dentro del ámbito no agropecua-rio, son los micronegocios, y los pequeños esta-blecimientos, el refugio de poco más de siete de cada 10 personas ocupadas; de los que trabajan en micronegocios 46 por ciento lo hacen en aquellos que ni siquiera cuentan con estable-cimiento.

Ahora bien, los incrementos de la población en general, y de la PEA en particular, se dieron de manera muy diferenciada en el territorio zacatecano. Un vistazo rápido a los censos de

población señala que en la gran mayoría de las cabeceras municipales han cobrado mayor importancia relativa, lo que podría deberse en buena medida a los duros golpes que ha reci-bido el sector agropecuario, como ya fue seña-lado. Sin embargo, mientras en varios de los mu-nicipios la población en general casi no creció, o bien creció lentamente, la PEA sí aumentó en índices muy altos, si bien existen excepciones, como en todo.

Sin embargo, en el concierto de los municipios, Guadalupe se lleva por mucho el papel estelar en términos absolutos y relativos. Ya en 2010 desplazó a Zacatecas del segundo lugar pobla-cional al pasar de 109 mil 66 habitantes en el año 2000 a 159 mil 991 en el año 2010, mien-tras que la PEA pasó de 36 mil 736 trabajadores a 65 mil 601 en el mismo lapso, es decir, registró 28 mil 838 personas más en edad, aptitudes y disponibilidad para trabajar, en contraste con Zacatecas, que incrementó en ese mismo pe-riodo a 10 mil 232 personas, para alcanzar los 54 mil 370 trabajadores. Pinos también registró un crecimiento relativo muy elevado, pero en este caso se distribuye por todo el territorio municipal con un peso poco significativo en la cabecera municipal, que de hecho bajó de 13.4 por ciento a 10.4 por ciento respecto al total del municipio, a diferencia de Guadalupe, con casi 80 por ciento de la población en general y de la PEA en la cabecera municipal.

Fresnillo también registró importante creci-miento relativo de la PEA, pero curiosamente, la concentración en la cabecera municipal dis-minuyó de 68 a 61 por ciento, mientras que la población en general lo incrementó de 53 a 57 por ciento. Zacatecas sigue siendo el municipio que cuenta con la mayor concentración de la población en la cabecera municipal, por encima del 93 y 94 por ciento, aunque en el periodo no registró cambios significativos en estos as-pectos.

La concentración poblacional ha venido ejer-

Actualmente el salario mínimo general para Zacatecas es de 56.7 pesos, insuficiente para llevar una vida digna

PEA en los principales municipios 2000-2010

PEA Crecimiento en %

Crecimiento medio anual

2000 2010

Total estatal 358 mil 449 529 mil 537 47.7 3.6

Fresnillo 50 mil 880 77 mil 688 52.7 4.2

Guadalupe 36 mil 763 65 mil 601 78.4 5.8

Jerez 16 mil 301 21 mil 705 33.2 2.8

Loreto 10 mil 804 16 mil 754 55.1 4.3

Ojocaliente 8 mil 91 13 mil 69 61.5 4.8

Pinos 11 mil 607 20 mil 815 79.3 5.8

Río Grande 14 mil 41 21 mil 207 51.0 4.1

Sombrerete 13 mil 538 21 mil 113 56.0 4.4

Valparaíso 7 mil 653 10 mil 687 39.6 3.3

Zacatecas 44 mil 138 54 mil 370 23.2 2.0

Total 10 municipios

213 mil 816 323 mil 9 51.1 4.1

l Fuente: Censos de Población y Vivienda de INEGI.

ciendo importantes presiones en varios aspec-tos y requieren más atención que la que segu-ramente se les ha estado prestando. El agua, la planificación e infraestructura urbana y el uso del suelo son algunos de ellos, en los cuales los gobiernos estatal y municipal sí pueden hacer algo importante al respecto en términos de impacto.

Por otra parte, los 10 municipios más poblados concentran más de la mitad de la población en condiciones de pobreza, pero solamente Pinos está catalogado como municipio con grado de rezago social medio, Valparaíso con bajo y los demás con muy bajo. Eso también debería for-mar parte de la discusión, teniendo en cuenta que a partir de estas clasificaciones se asignan o niegan recursos a localidades y municipios.

En el 2010 el municipio de Guadalupe registró una PEA de 65 mil 601 personas, la mayoría empleadas en comercios

SUPLEMENTO MENSUAL

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DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 201116:

w Omar Eduardo González Macías

De entrada

La pertinencia de buscar alternativas de solución a la pobreza radica por una parte en el poco éxito de las

políticas sociales que se han venido instrumen-tando y por la otra en la dinámica económica global, de la que actualmente vemos un pano-rama muy poco alentador para un sector cada vez mayor de personas. En este contexto, el objetivo de este artículo es presentar al lector la propuesta de un modelo de desarrollo desde la Economía Solidaria que hemos denominado Emparentamieno de la producción y el con-sumo desde un enfoque de mercado solidario, que surge precisamente como una alternativa para quienes invariablemente son excluidos del sistema económico predominante.

Antes de avanzar con el contenido de la pro-puesta, es preciso señalar someramente el marco de referencia del cual partimos, es decir, la Economía Solidaria (ES). Una definición que nos parece adecuada para ofrecer al lector un acercamiento a este concepto es la que rea-liza el Centro Latinoamericano de Economía del Trabajo (Celatet): “la Economía Solidaria es inversa a la Economía Capitalista al tener a la persona como principio y fin de la economía, y al trabajo como elemento supremo de la misma, y al capital como lo que es, un instrumento. Por lo anterior, el fin de la Economía Solidaria es pro-piciar el desarrollo integral de toda la sociedad y la dignificación de la persona humana, y como objetivos la dignificación del trabajador y la democratización de la economía, haciendo que la economía sirva al bien de todos.”

La ES ya se extiende

por todo el mundo,

implementarla en el estado

solventaría en mucho

la crisis económica

Como puede observarse este planteamiento implica la trascendencia del ámbito econó-mico hacia consideraciones éticas, culturales y sociales. Nace a partir de la tradición del cooperativismo y la economía social iniciada en Europa en el siglo 19 por Robert Owen y Charles Fourier, reforzada por las ideas de la

doctrina social inglesa. Actualmente la ES tiene una diversidad de concepciones y aplicaciones, las que se pueden mencionar como las más co-munes: el consumo responsable, el precio justo, el trueque solidario, el dinero social, los bancos de tiempo, las ferias solidarias, los comedores comunitarios, las microfinancieras solidarias, las empresas solidarias, entre otras.

La implementación de modelos de ES se ex-tiende por todo el mundo, destacan experien-cias como la de Argentina en la que ante un escenario de crisis económica, una poderosa alternativa de desarrollo fueron los mercados solidarios, de trueque, dinero social y bancos de tiempo. En nuestro país también existen no-tables experiencias de ES, que sería imposible resumir aquí, sin añadir que el objetivo de este artículo es exponer sintéticamente los com-ponentes del modelo que sin más preámbulo exponemos a continuación.

Emparentamiento de la producción y el con-sumo desde un enfoque de mercado solidario

El modelo propone la implementación de un corredor económico en el municipio de Gua-dalupe, que articule sectores rurales y urbanos dentro de un mercado solidario, y tiene como objetivo que las fases del ciclo económico (pro-ducción, intercambio y consumo) se eslabonen a través del emparentamiento de la producción y el consumo, generando por consecuencia un modelo de desarrollo endógeno (hacia adentro) en el que se potencien las actividades econó-micas del territorio, con un mínimo de criterios orientadores como son la cooperación, la sus-tentabilidad, el consumo responsable, el precio justo, la satisfacción de necesidades y teniendo como fin último el mejoramiento de la calidad de vida de las personas.

Con esto se buscará incrementar y diversificar la producción agrícola tradicional, ganadera y silvícola local con el fin de satisfacer las necesi-dades del consumo local; impulsar el dinamismo económico local mediante el incremento del ingreso de las familias vía el ahorro que pro-porciona la fijación de un “precio justo” en los productos, que no es otra cosa que un precio di-rectamente consensuado entre productores y consumidores directamente; propiciar una cul-tura de producción basada en la sustentabilidad ecológica; impulsar la creación de empresas familiares, cooperativas, o empresas solidarias para detonar mercados sociales; cadenas ali-mentarias basadas en la producción y consumo local; reducir las cadenas de intermediación existentes en el territorio (coyotaje), a través de las redes de productores y consumidores; propiciar la creación de industrias de transfor-mación así como empresas de servicios en el

Propuesta de un modelo alternativo contra la pobreza;

esbozo desde la Economía Solidaria

territorio de tal manera que se diversifique la actividad económica y se orienten a cerrar los ciclos productivos; brindar capacitación directa a los productores para la mejora de sus proce-sos productivos, incluyendo la comercialización y la administración; densificar el territorio a través del fortalecimiento del tejido social.

¿Cómo lograrlo? Componentes del modelo

Para este modelo se considera una estructura de organización basada en redes tanto de pro-ductores organizados en figuras asociativas (cooperativas, integradoras, consorcios, entre otros) y los consumidores en cooperativas de consumo, propiciando una integración flexible y recíproca. Un elemento clave para poder “te-jer” con éxito estas redes son los “activadores”, éstos son quienes harán el trabajo de gestación de grupos, la organización de encuentros, ferias de productos y la consolidación de las coope-rativas de productores y consumidores, en el perfil requerido están licenciados en desarrollo comunitario, en intervención educativa, trabajo social, etc.

Por el lado del consumo, con la estructura de los comités de participación social de cada colonia urbana o rururbana se conformarán las coope-rativas de consumo, pudiéndose juntar varias

colonias dentro de una sola cooperativa o por los diversos grupos organizados dentro de las comunidades, por ejemplo: movimientos socia-les, juveniles, educativos, grupos deportivos, grupos de la parroquia, artísticos, sindicatos, entre otros.

Por el lado de la oferta de productos, con el tra-bajo que los activadores realicen en los ejidos a través del trabajo de campo, se conformarán las cooperativas de productores, aprovechando los posibles eslabonamientos entre unidades de producción familiar y organizaciones ya exis-tentes.

Una vez constituidos en cooperativas de con-sumo y de producción ¿Cómo será la distribu-ción de los productos?, se proponen tres moda-lidades: a) Feria solidaria, donde los producto-res y consumidores se reúnen en un mismo sitio para comprar y vender (puede ser una colonia), previamente fijan consensualmente un precio justo para los productos, programan además ac-tividades culturales y recreativas, dialogan so-bre las posibilidades de “trueques”, programan nuevos encuentros con una mayor diversifica-ción de productos; b) Centros de distribución o tiendas solidarias donde los productos son colocados en sitios permanentes para su venta directa, como pueden ser las mismas bodegas de los productores y/o tiendas de las colonias; c) Boletas de promesa de compra que asegu

Es necesario implementar mercados y ferias solidarias para movilizar la economía de quien más lo necesita

SUPLEMENTO MENSUAL

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DOMINGO 6 • NOVIEMBRE • 2011 17:

rarán la compra de los productos por parte de los consumidores (con el estímulo para ellos de adquirir productos mucho más baratos que en el mercado) se elaboran boletas de promesa de compra, donde se estipula la cantidad de X pro-ducto que se comprará una vez sea cosechado –tratándose de bienes primarios. Cuando sean bienes con valor agregado y por lo tanto que se pudieran comerciar permanentemente se puede emplear un “sistema de pedidos”

De un modelo aparentemente simple, sus ventajas y desafíos

La propuesta presentada no surge de una mera ideación, ya se cuentan con experiencias pi-loto en cada una de las modalidades señaladas, es por ello que podemos derivar las posibles ventajas: la mera articulación de productores y consumidores bajo este esquema genera en el productor la certidumbre de venta de sus productos, la fijación de precios que le permi-ten mayor beneficio, la capacidad de decisión en la fijación del precio y la certidumbre de venta le genera el estímulo para saber qué producir, a quién producir, y cómo planear la producción, un consumidor directo, con rostro, nombre y apellido que le demanda no sólo un producto sino la máxima cantidad de productos que pueda satisfacerle desde su sector (frijol, chile, huevo, queso, leche, nopales, miel, tuna, pan, entre otros tantos). Y por otro lado un consumidor que al comprarle directamente al productor le genera ahorro y por tanto mayor capacidad de compra, que potencia el desa-rrollo del mercado regional, que beneficia la producción local y que exige directamente la calidad de los productos. La diversificación de la producción además genera la tendencia hacia la autosuficiencia alimentaria de los territorios, la implementación de granjas integrales, huertos familiares, cadenas de valor y cooperativismo.

El desinterés de

la clase política

obstaculiza este

tipo de modelos

económicos

En cuanto a los desafíos que hay que enfrentar con este modelo tenemos que muchos de es-tos emprendimientos requieren la aplicación de recursos con lo que no cuenta gran parte de las familias rurales, por ello se tiene un cierto grado de dependencia hacia fuentes de financiamiento externas; el convencimiento y concientización de la ciudadanía en los valo-res y fundamentos de la economía solidaria; la voluntad política que pone de manifiesto su desinterés por este tipo de iniciativas menos “espectaculares” y de resultados inmediatos como pueden ser otro tipo de proyectos; las políticas económicas orientadas a la producción de monocultivos con estímulos a la exportación (visión de mercado exógeno), lo que genera los problemas actuales de seguridad alimentaria; otra variable fundamental para la puesta en marcha de este modelo, es la intervención y/o vinculación de las universidades y sus cuer-pos académicos, cada vez se hace más patente la necesidad de que la vinculación del sector educativo impacte realmente en el desarrollo del contexto social donde desenvuelve su que-hacer.

Estos son entre otros los desafíos y ventajas que potencian u obstaculizan la implementación de un modelo alternativo contra la pobreza, y cuyo esquema se ha resumido en este texto.

La venta directa con los productores beneficiaría tanto a éstos como a los compradores, pues los precios serían más bajos FOTOS: LA JORNADA ZACATECAS

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w Humberto Márquez Covarrubias

El modelo económico vigente está orga-nizado para acrecentar los márgenes de ganancia de las grandes corporaciones. A trasmano del poder de los monopo-

lios y oligopolios, tiene verificativo un profundo proceso de exclusión social que no es registrado por los indicadores financieros invocados como testimonio de la actual crisis mundial. Como un cáncer sigiloso, la expansión de la órbita mercantil carcome los reductos del sistema de subsistencia. Una muestra por demás conspicua es la bancarrota del modo de vida campesino y el desmadejamiento de las relaciones socio-productivas que lo soportan. Todas las vías de escape se estrechan.

El mercado laboral formal no garantiza los puestos requeridos por los prófugos de la ru-ralidad fracturada ni por el personal que cada año se suma a la PEA, ya no digamos la incapa-cidad estructural para resarcir el rezago laboral histórico. El incremento constante del costo de la vida, sobrepuesto a los famélicos nive-les salariales, castiga a las familias pobres que atestiguan cómo la bonanza empresarial está

erigida por múltiples sacrificios humanos. La arena política sumerge al ciudadano abstracto, invocado como artífice de la democracia, sólo cuando desfila como sufragante de ocasión.

La inseguridad pone

en jaque al sistema de

producción y reproducción

de la vida humana

A la derrota del sujeto de la historia, le sobre-viene la emergencia de un sujeto colectivo, cu-yas señales características resultan el despojo, la exclusión y la necesidad. Estos sujetos de carne y hueso configuran formas reconocibles de clases y sectores sociales que las élites del poder desprecian: trabajadores campesinos, proletarios, informales y domésticas; estratos bajos del sector industrial y comercial; catego-rías de edad y género de grupos pobres como jóvenes, infantes, mujeres y viejos; minorías

El reino de la exclusión socialsocioculturales como indígenas, y segmentos estigmatizados por el conservadurismo, como madres solteras y homosexuales. El problema no se reduce a abrir el abanico de las identida-des culturales, sino a detectar los mecanismos de opresión y explotación, para luego entender las respuestas sociales de los excluidos, entre la cuales se encuentra arrojarse a los mares de la informalidad, subordinarse a programas asistencialistas y clientelares, emigrar hacia el extranjero o incursionar en la lides de la cri-minalidad, a la sazón una de las industrias más prósperas del neoliberalismo.

Una angustiosa condición de inseguridad hu-mana tiñe de rojo las noticias de todos los días. La numeralia desborda los registros funerarios de la esquizofrenia colectiva, que al tomar vida propia puede ser capaz de paralizar, incluso con la sola fuerza del rumor, una pequeña metrópoli en apuros. El tema no se agota en las cruelda-des de la criminalidad. En su significación más profunda, la susodicha inseguridad alude a la fractura del modelo civilizatorio: la incapacidad de organizar el trabajo productivo y de preser-var el trabajo reproductivo. La inseguridad se instala en la urdimbre de las relaciones sociales y ponen en jaque al sistema de producción y reproducción de la vida humana.

Rostro humano de la pobreza

Para superar la pobreza, los organismos inter-nacionales como el Banco Mundial proponen tres caminos, bajo el imaginario de que los pobres son hijos de campesinado agreste, pero con la vocación de asumirse como arquitectos de su propio destino. El primero conjura la con-versión de campesinos arruinados en flamantes agroempresarios —para tener un “campo ga-nador”, se diría con entusiasmo—; el segundo replantea la búsqueda de empleo en las ciu-dades, donde la urbanización descontrolada prohíja el trabajo informal, hacinamiento, pan-dillerismo, drogadicción, alcoholismo y nuevas formas de (des)esperanza. La última vía es la migración al extranjero, que de tan socorrida ha sido nombrada como un ascendiente de la cultura popular.

Sean de derechas o de izquierdas, el núcleo duro de la gestión gubernamental favorece los intereses de los grandes agentes de la inversión privada. El malabarismo discursivo atribuye al gran capital funciones bienintencionadas: gene-rar empleo, promover el crecimiento y propiciar el bienestar social. Para no ocasionar zozobra, el discurso responsable omite algunas peque-ñeces, como el hecho de que el interés primor

El incremento constante del costo de la vida castiga a las familias pobres que atestiguan cómo la bonanza empresarial está erigida por múltiples sacrificios humanos

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dial de las corporaciones es apropiarse de terri-torios y recursos estratégicos, arrancar tajadas presupuestales y explotar trabajo barato para ensanchar las ganancias. Que esta modalidad de gestión resulte, a la postre, extractivista, depredadora y pauperizadora, es un daño co-lateral que se compensa con la percepción de modernizar la ciudad o la región.

El desarrollo propuesto

para los pobres es uno

de tipo minimalista

Una amalgama de programas dispersos y de talante efectista emanan de las oficinas guber-namentales en busca de clientelas sociales y votantes seguros. Desde la implementación del Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), el Gobierno federal y los gobiernos locales dan un viraje hacia el liberalismo social, que focaliza recursos en sectores de pobreza extrema para compensar la colosal estrategia de acumula-ción por despojo. A partir de entonces, el país emprende una nueva guerra, supuestamente dirigida en contra de la pobreza. Los programas de combate a la pobreza, cuya denominación guerrerista no aclara si también apuntan contra los pobres, tienen el cometido de conceder paliativos entre los sectores identificados como de pobreza extrema: becas, despensas, mate-riales de construcción y demás bienes. Estos programas son subalternos a los programas de ajuste estructural, pues mantienen a buen resguardo la política de privatización, desregu-lación y liberalización.

El desarrollo propuesto para los pobres es uno de tipo minimalista: se reduce a maquillar con rostro humano la impresentable careta de la pobreza mediante estrategias paliativas o cari-tativas. No existe la menor intención de trasto-car las causas profundas de las desigualdades sociales (estructurales, institucionales y políti-cas). Mediante la canalización de recursos pre-supuestales exiguos hacia sectores localizados, apenas si interesa mejorar las estadísticas de pobreza, no mejorar la calidad de vida y trabajo de la mayoría de la población.

Se han forjado carreras

políticas que olvidan

trabajar por y para

mejorar la calidad

de vida de los pobres

El diseño programático “desde arriba” no per-mite la organización autónoma e independiente de los pobres. En lugar de ello, se instrumentan estrategias para organizar a los desorganizados bajo los preceptos de programas públicos que convierten a los pobres en clientelas electo-rales o sectores cooptados. En esa vertiente, existen partidos, políticos y organizaciones que dicen representar a los pobres, y en su nombre negocian recursos y posiciones para adentrarse en el sistema de poder. De ese modo se han forjado carreras políticas, que pueden incluso llegar a perpetuarse, sin que a la postre los pobres hayan dejado de ser lo que han sido. Esta clase política es habilidosa en el discurso populista, pero más que trabajar de manera cotidiana para transformar las condiciones de vida de los pobres, se dedican a preservar a las instituciones y consolidar el poder político, del cual forman parte.

Nuevos concurrentes del mercado

La estrategia de desarrollo que permea a la na-ción y sus regiones se reduce a la feliz consigna coral: “mercado, mercado y más mercado”. Si los pobres quieren sobrevivir dignamente, tienen que convertirse en concurrentes de la econo-mía de mercado, presentada por los ideólogos como la utopía de la modernidad neoliberal, donde hasta los pobres tienen cabida. En efecto, se dice sin asomo de duda que la población pauperizada tiene un poder económico, que reposa o duerme, por lo que hay que activarlo e introducirlo a los febriles circuitos mercantiles. Por ejemplo, es menester convertir los bienes comunes en propiedad privada, para acceder a recursos crediticios, que invertidos productiva-mente convertirán al pobre en rico, o al menos en no-pobre. La bancarización de los pobres es el mecanismo seguro para formar agentes emprendedores conforme a las exigencias de la competitividad.

Pese al exiguo poder de compra —bloqueado, entre otras, por la política salarial restrictiva—, los pobres han sido identificados por las corpo-raciones como un atractivo nicho de mercado. Bajo la argucia de “pagos chiquitos”, empresas sin escrúpulos promueven esquemas crediti-cios que encubren sobreprecios en la compra de aparatos electrónicos, enseres domésticos, ropa, calzado y demás artículos. Las grandes corporaciones vinculadas al poder político han recibido concesiones para la apertura de micro-bancos, la banca privada para los pobres, que lu-cra con esquemas de microcrédito de alto costo para los usuarios y que al brindar servicios sentidos para las familias, como la transferencia de remesas, no dudan en manipular el tipo de cambio para retener mayores porciones de los envíos dinerarios, sumados a las comisiones.

La ola consumista también incorpora a los sec-tores de bajos ingresos en la compra de dispo-sitivos digitales, como teléfonos celulares, que crean la percepción de acceder a la nuevas tec-nologías, pero que terminan por encadenarse a formas de pago que pueden restringir la compra de alimentos o transportes, para darse cuenta,

finalmente, que estos aparatos están diseñados para tener una vida útil corta, que reclama nuevas compras para permanecer vigente en el espectro de las promesas tecnológicas de la comunicación digital.

La televisión privada tiene una gran audiencia en el público mexicano como para considerar que configura un auténtico poder comunica-cional capaz de dictar a amplias parcelas de la

sociedad aquello que hay que comprar, creer, desear y votar. Es muy conocida la mención de Emilio Azcárraga Milmo, que ha hecho escuela, en el sentido de que realizan una programación para “jodidos”. Televisa y TV Azteca difunden de manera indiscriminada entretenimiento de muy baja calidad, amén de que comercializan a toda hora “productos chatarra” y “productos milagro” que atentan contra la salud pública. También promueven a políticos deslavados.

Los pobres han sido identificados por las corporaciones como un atractivo nicho de mercado, bajo la argucia de “pagos chiquitos”, empresas sin escrúpulos promueven esquemas crediticios que encubren sobreprecios en la compra de aparatos electrónicos, enseres domésticos, ropa, calzado y demás artículos

Existen partidos políticos y organizaciones que dicen representar a los pobres, y en su nombre negocian recursos y posiciones para adentrarse en el sistema de poder

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