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Nº 1 - ENERO DE 2012 Uno de los sucesos más lamentables registrados últimamente en esta isla es el incendio y total destrucción, consumada en la tarde del 21 de febrero, del vasto edi- ficio que fue un día conven- to de religiosas agustinas del Realejo. Desde la exclaustración se habían ido acogiendo en su amplísimo recinto todas las instituciones civiles del pueblo y aun el culto religio- so ía seguir en la hermosa iglesia, techada con uno de los más bellos artesonados canarios. El siniestro dio lugar a varios artículos periodísticos sobre el monumento destrui- do y historia. Recordemos el de Don Antonio Ruiz Álva- rez en el núm. 7.614 de «La Tarde» y el de Don José M. Barrios en «El Día» del 12 de marzo. Recogeremos al- gunos datos de ellos, pero haremos notar antes que ni en ellos ni en los sueltos pe- riodísticos se planteó ni por asomo la cuestión de la res- ponsabilidad del siniestro. Nos parece una omisión, no por acostumbrada en tales casos, menos lamentable. Se refiere que los señores Alcal- de y municipal salían de la alcaldía a la 1’30 de la tarde y salir el humo del Incendio, ya irreductible, por las ren- dijas de la puerta, bien ce- rrada, del juzgado. Los fun- cionarios de este departa- mento tuvieron, que abando- narlo y su puerta bien pocos minutos antes. Si no otra fi- gura - tan frecuente como impune en medios municipa- les - la negligencia parece evidente. Pero está visto que ésta, aun con consecuencias desastrosas, no es punible. De otro modo, ¿qué haría- mos con las colillas y los fós- foros encendidos? Espere- mos, pues, tranquilamente el próximo incendio que ani- quile otra pieza de nuestra menguada herencia colecti- va. El Sr. Garrido Barrios, tras párrafos líricos sobre el monumento reducido a pa- vesas, pone en su punto el valor del archivo municipal destruido, que no podía ser antiguo desde el momento que la única institución mu- nicipal que existía en la isla bajo el antiguo régimen era el Cabildo de La Laguna. Los papeles viejos que po- El incendio del convento de San Andrés y Santa Mónica y las penurias de las monjas (Pasa a la página siguente)

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Nº 1 - ENERO DE 2012

Uno de los sucesosmás lamentables registradosúltimamente en esta isla es elincendio y total destrucción,consumada en la tarde del21 de febrero, del vasto edi-ficio que fue un día conven-to de religiosas agustinas delRealejo.

Desde la exclaustraciónse habían ido acogiendo ensu amplísimo recinto todaslas instituciones civiles delpueblo y aun el culto religio-so ía seguir en la hermosa

iglesia, techada con uno delos más bellos artesonadoscanarios.

El siniestro dio lugar avarios artículos periodísticossobre el monumento destrui-do y historia. Recordemos elde Don Antonio Ruiz Álva-rez en el núm. 7.614 de «LaTarde» y el de Don José M.Barrios en «El Día» del 12de marzo. Recogeremos al-gunos datos de ellos, peroharemos notar antes que nien ellos ni en los sueltos pe-

riodísticos se planteó ni porasomo la cuestión de la res-ponsabilidad del siniestro.Nos parece una omisión, nopor acostumbrada en talescasos, menos lamentable. Serefiere que los señores Alcal-de y municipal salían de laalcaldía a la 1’30 de la tardey salir el humo del Incendio,ya irreductible, por las ren-dijas de la puerta, bien ce-rrada, del juzgado. Los fun-cionarios de este departa-mento tuvieron, que abando-

narlo y su puerta bien pocosminutos antes. Si no otra fi-gura - tan frecuente comoimpune en medios municipa-les - la negligencia pareceevidente.

Pero está visto queésta, aun con consecuenciasdesastrosas, no es punible.De otro modo, ¿qué haría-mos con las colillas y los fós-foros encendidos? Espere-mos, pues, tranquilamente elpróximo incendio que ani-quile otra pieza de nuestra

menguada herencia colecti-va.

El Sr. Garrido Barrios,tras párrafos líricos sobre elmonumento reducido a pa-vesas, pone en su punto elvalor del archivo municipaldestruido, que no podía serantiguo desde el momentoque la única institución mu-nicipal que existía en la islabajo el antiguo régimen erael Cabildo de La Laguna.Los papeles viejos que po-

El incendio del convento de San Andrés y

Santa Mónica y las penurias de las monjas

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Los Realejos, cinco décadasLos Realejos, cinco décadasLos Realejos, cinco décadasLos Realejos, cinco décadasLos Realejos, cinco décadas

seía eran los del Pósito - lla-mado en su tiempo Arca deMisericordia - y entre ellosuna copia de la carta deexención a favor del mismo,otorgada por Felipe II, aná-loga a otras conocidas.

El artículo de Don An-tonio Ruiz Alvarez es un re-sumen histórico de la funda-ción monástica para la quefue erigido el edificio destrui-do. Fundado por testamen-to de Don Juan de Gorde-juela, otorgado en 1619, nose obtuvo autorización pon-tificia hasta 1695 y real en1712. Al año siguiente entra-ron en su clausura las cuatroreligiosas profesas del con-vento de Bernardas Descal-zas de Las Palmas, fundado-res de la nueva comunidad.Especialmente trata el autorde sus relaciones con la fa-milia Iriarte, que dio nombres

tan claros al siglo XVI11 es-pañol.

El Sr. Ruiz nos ha dadotodavía algunos extractos dedocumentos que no pudoincluir en el escrito periodís-tico y, en esta nueva forma,publicamos aquí parte de sutrabajo «También profesa-ron en este mismo Monas-terio tres hijas de don Ber-nardo de Iriarte y de DoñaBárbara Nieves-Ravelo. Lamayor fue, según se des-prende del testamento de sumadre, otorgado en SantaCruz de Tenerife en 2 deabril de 1796,» la Reveren-da Madre Priora Doña Ma-ría de Santa María de Jesúsen el Convento de Recole-tas Agustinas del lugar delRealexo», y monjas enclaus-tradas sus otras dos hijas lla-madas Doña Teresa de San-ta Teresa de Jesús, y DoñaAntonia de San Antonio deJesús».

En el testamento de suhermano Don José de Iriar-te y Nieves Ravelo, fechadotambién en Santa Cruz deTenerife el día 15 de abril deIS09, ante Miguel Sansón,escribano público y de laGuerra, dice: «Siendo mivoluntad atender a las nece-sidades de mis tres herma-nas monjas, Santa María,Santa Teresa y San Antoniode Jesús del Convento delRealejo, dejo tres mil pesospara que tomen mensual-mente lo que necesiten sinpasar las menores incomo-didades, recayendo la dichacantidad de unas a otras,hasta el fallecimiento de laúltima, en mis tres sobrinos,Don Matías, Doña Catalinay Doña Marta del Castillo)»(Copias de los citados tes-tamentos en el archivo delautor). En los comienzos delpasado siglo fue un conven-to muy pobre debido a te-

ner sus bienes embargados,llegando sus religiosas, portal motivo, a pasar muchasnecesidades, según se des-prende de las cartas, la pri-mera fechada el 20 de mar-zo y la segunda el 21 demayo de I8I0, dirigidas a suprimo Don Domingo Nie-ves-Ravelo por la nombra-da madre Priora Doña Ma-ría de Jesús y que transcri-bo a continuación: «Queri-do primo: Recibí tu aprecia-ble, juntamente con los 60pesos y medio y cinco cuar-tos y medio, de lo que nopodemos dar al presente re-cibo, hasta no entender enqué consiste no poder darel recibo del año por ente-ro; pues mi primo Don Lo-renzo de Montemayor,como albacea, luego quefalleció mi hermano, nosdice [roto en el original] alrédito del año [roto] mil pe-sos que es a cuatro y medio

por ciento».Y más adelante añade:

«Los recibos siempre debe-rán quedar en manos de Vd.hasta que fallezca la última;pues entonces los deberápresentar a los herederos.Como el convento está enuna suma pobreza por tenerembargados los bienes, segasta mucho para poderconservarse». Y en la otracarta le decía:

«Ahora se gasta mu-cho porque está este con-vento sin tener con qué man-tenerse, me parece que has-ta [roto] y leña la compra-mos. Gracias al Todopode-roso que nos ha mirado contanta misericordia de darnoscon qué podamos alimentar(Cartas originales que obranen mi archivo).•\AntonioRuiz Álvarez».

(viene de la página anterior)

Revista de la Historia.Número 97. (1952)

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2013, el año de Viera2013, el año de Viera2013, el año de Viera2013, el año de Viera2013, el año de Viera

José Antonio de Viera y Clavijo (1731-1813)

Nació en el Realejo de Arriba el 28 de diciem-

bre de 1731, día de los Santos Inocentes. Su pa-dre, Gabriel del Álamo Viera, descendía de po-bladores portugueses llegados a Tenerife enla primera mitad del siglo XVI, y su madre,Antonia María Clavijo Álvarez, estabaemparentada con los Clavijo y los Per-domo de Lanzarote. Según consta ensu partida de nacimiento fue bauti-zado por caso de necesidad en lacasa de sus padres, donde habíanacido, lo que sugiere que huboproblemas durante el parto. Dehecho, sus biógrafos coincidenen que siempre fue una per-sona de naturaleza débil yenfermiza.

A pesar de su de-licada salud, desdeniño fue muy activo,con mucho nervio yganas de asimilartodo tipo de conoci-mientos. Esa vitali-dad se interrumpía aveces durante perio-dos depresivos que leimpedían realizar es-fuerzos físicos e inte-lectuales. Él mismoaseguraba que pade-cía la modorra de losguanches, la extraña en-fermedad que, según losautores antiguos, provocóla extinción de los aborígenescanarios. En cualquier caso, lle-vó una vida normal durante todasu existencia y vivió más de 80 años,una edad que pocas personas alcanza-ban entonces.

Estudió en el convento de los domini-cos de La Orotava donde cursó la carrera eclesiáti-ca. A los 18 años recibió las órdenes menores y tres años mástarde fue nombrado capellán de coro de la iglesia de Nuestra Señora de laPeña de Francia, en el Puerto de la Cruz. Poco después accedió a las órde-nes mayores y ejerció como sacerdote en Las Palmas de Gran Canaria. Entresermón y sermón, leía todo lo que caía en sus manos. Se entusiasmó particu-larmente con las ideas racionalistas de Feijóo, del que decía que en medio dela lóbrega noche de sus estudios escolásticos llegó a alumbrarle con una ráfa-ga de feliz claridad. Benito Jerónimo Feijóo (1676-1764) fue un monje de laorden de los benedictinos, autor de una larga serie de artículos críticos -quehoy llamaríamos de opinión- sobre religión, literatura, física, biología, etc.,que fueron recopilados en dos obras enciclopédicas: Teatro Crítico Uni-versal y Cartas Eruditas.

Viera desarrolló desde joven una intensa actividad intelectual: do-minaba las lenguas clásicas, traducía literatura francesa, escribía artículos,ensayos, novelas, poesías, etc. Además era ingenioso, hablaba muy bien

y exponía cualquier asunto de forma clara yamena. Esas cualidades le permitieron partici-par como un miembro más en la conocida ter-tulia de Nava, que se celebraba regularmente en

la casa del marqués de Nava y Grimón, enLa Laguna. Allí se reunían las personasmás cultas e ilustradas de Tenerife para

hablar y discutir sobre temas de dife-rente índole. Arropado por ese cír-

culo intelectual, Viera tuvo laoportunidad de acceder a laspocas bibliotecas que entoncesexistían en la isla -casi todas

pertenecientes a la aristocra-cia local- y a los archivos

eclesiásticos y del cabil-do. A lo largo de variosaños de intensa investi-gación bibliográfica,logró rescatar y reco-pilar una gran cantidadde información sobrela historia de Canariasconservada en legajosy documentos anti-guos, muchos de ellosolvidados o descono-cidos hasta entonces.Ese trabajo de erudi-ción constituyó la baseprincipal de su obra

más importante: Noticiasde la Historia General de

de las Islas Canarias.En 1770, cuando aún no

había cumplido 40 años, reci-bió una tentadora oferta del mar-

qués de Santa Cruz de Mudela paraque se encargara, como ayo, de la

educación de su hijo, el marqués de Viso.El viejo marqués era una persona afable, culta

e instruída, que pertenecía a una rancia familia dela nobleza española, muy próxima a la corte. Viera no

dudó en aceptar esa proposición y se trasladó a Madrid afinales de ese año. Si bien el ambiente intelectual de la capital del reino

le decepcionó profundamente, tuvo la oportunidad de viajar con los mar-queses por las principales ciudades europeas, París Viena, Roma, Nápoles,Venecia, Amsterdam, etc., y conocer directamente las ideas más modernasque se estaban generando en ese momento. En Roma, investigó en los ar-chivos del Vaticano, donde encontró documentos importantes para la histo-ria de Canarias, aparte de obtener licencia para leer libros prohibidos. En-tabló una estrecha amistad con José Antonio Cabanilles, el botánico espa-ñol más importante de la época, con el que convivió en París durante casi unaño. Allí fue alumno de ilustres científicos, como Valmont de Bomare, pro-fesor de historia natural, y Sigaud Lafond, un reconocido químico. Inclusoasistió al homenaje que le hizo la Academia a Voltaire cuando éste, ya an-ciano, regresó a París. Según él mismo cuenta, en sus viajes por Europaconoció 138 ríos, 165 ciudades, 13 academias de nobles artes, 8 laborato-rios químicos, 8 casas de fieras, 6 talleres anatómicos, 70 catedrales, 5

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sinagogas ... En 1782 fuenombrado arcediano deFuerteventura, cargo queaceptó con gusto ya que es-taba bastante harto de Ma-drid, una ciudad que, despuésde sus viajes por las princi-pales capitales europeas, leparecía aún más provincianaque cuando había llegadodoce años antes. Permanecióen Madrid durante dos añosmás, tiempo que considerónecesario para dar los últimosretoques a su Historia Gene-ral de las Islas Canarias, quepor fin se publicó en 1783, yordenar y clasificar los docu-mentos y materiales más in-teresantes que había acumu-lado a lo largo de esos doceaños.

Al regresar a Canariascomenzó una nueva etapa ensu vida, sin duda más tran-quila y reposada, pero inte-lectualmente tan activa y fe-cunda como lo había sidosiempre. No sólo siguió de-sarrollando su vocación lite-raria con mayor o menor éxi-to, sino que se dedicó a di-fundir los conocimientos cien-tíficos adquiridos en Europay a aplicarlos en el estudio dela naturaleza canaria. En laReal Sociedad de Amigos delPaís de Canaria (Las Palmas)presentó numerosas comuni-caciones: sobre las aguas mi-nerales de Teror y el carbónde piedra (1785); sobre lasaguas minerales de Telde, larubia silvestre, la barrilla y elricino (1786); sobre los gu-sanos de seda, la orchilla y elcarbón de leña (1787); so-bre las aguas de la ciudad deLas Palmas, la renovación delos sombreros viejos y elmodo de desengrasar la lana(1788), etc.

En 1799 terminó deredactar el Diccionario deHistoria Natural de las IslasCanarias, su obra científicamás importante, que se pu-blicó por primera vez en1866, cincuenta y cuatroaños después de su muerte.El diccionario recoge más demil nombres populares cana-rios de plantas, animales, mi-

nerales, etc., con una descrip-ción más o menos detalladade cada término. En la ma-yoría de las plantas incluyó elnombre científico actualizado,siguiendo el método pro-puesto por Linneo unos po-

cos años antes.En 1804 compuso

Las Bodas de las Plantas, unpoema didáctico considera-do como un tratado de botá-nica, sobre la fecundación ypropagación de las especies

Lázaro Sánchez Pinto(Conservador de Botánica del Museo

de Ciencias Naturales.*Publicado en la Revista«Rincones del Atlántico»)

María Joaquina Viera y Clavijo,

la primera mujer poeta de Canarias

vegetales. Cuatro años mástarde presentó en la RealSociedad de Amigos de Ca-naria el que probablementefuera su último trabajo cientí-fico, Catálogo de los Géne-ros y Especies de Plantas sin-

gulares de las Islas Canarias,donde incluyó unas 60 plan-tas autóctonas con una des-cripción más detallada que ensu diccionario.

A pesar de su cada vezmás deteriorada salud, Vieracontinuó escribiendo cartas, en-sayos y poesías hasta sus últi-mos días. Falleció en Las Pal-mas de Gran Canaria el 21 defebrero de 1813. El botánicoinglés Philip Baker Webb lededicó en 1839 un género deplantas endémico de Tenerife,cuya única especie, Vieraealaevigata, conocida popular-mente como amargosa, viveexclusivamente en el macizo deTeno. También en su honor, elMuseo de Ciencias Naturalesde Tenerife edita anualmenteuna revista científica que llevael mismo nombre: Vieraea.

Hermana del pri-mer historiador canarioy máximo exponentedel movimiento ilustra-do en las Islas, JoséViera y Clavijo, lospocos apuntes biográ-ficos que existen la si-túan en el marco exis-tencial de su hermano,a quien acompañaríatoda su vida, en LasPalmas, cuando fuenombrado Arcedianode Fuerteventura, yella le acompañó paraatenderlo.

Debió ser grancompañera y admira-dora de José, a quienpudo, además, prestar-le el gran apoyo inte-lectual que su propiacultura y preparación lepermitían. De ello haquedado constancia enun inventario de los es-critos de don José queredactó doña María:

cuatro hojas en octavo,con los títulos perfecta-mente ordenados portemas, que acompaña auno de los más bellosmanuscritos de JoséViera y Clavijo queconserva el Museo Ca-nario de Las Palmas: eldel poema «Los me-ses».

Según el historia-dor Álvarez Rixo, DoñaMaría Viera y Clavi-jo cultivaba la escultu-ra además de escribir

sonetos esdrújulos.Alparecer, escribe sonetosesdrújulos a la manerade Cairasco, aunqueninguno de estos sone-tos se conserva, pero síotras composiciones que

no carecen de interés.Sus poemas fueron reco-pilados en 1880 por elhistoriador grancanarioAgustín Millares, pueshasta ese momento fue-ron inéditos.

En doce meses producesdel Sol la vasta influencia;pero también te conduces

que el sol y tú en competenciatienes tú mayores luces

Con exquisitos primorespintas a la primavera.

pero unos cuadros mejoresde tu amenidad yo hicierasi me prestas los colores

El rico y pomposo estioal oirte se envanecepero perderá su brío

viendo que tu ciencia ofrecemás riqueza y atavío.

De los frutos la sazónque el buen otoño asegura

de ti tiene emulaciónque en madura dulzurale gana tu erudición.

La tierra en sus produccionesmas tu cultura estimada

labrará siempre sus donesaún en la edad más helada.

Nadie podrá hacer la historiade tus talentos extraños;

los tiempos canten tu glorialos días, meses y añoseternicen tu memoria.

Elogio al Poema de los Meses

Partida de Nacimiento de Viera y Clavijo.

(viene de la página anterior)

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Tesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artísticoCruz Procesional. Parroquia de

Nuestra Señora de la ConcepciónLos desfiles procesio-

nales van precedidos de lacruz procesional y los ciria-les. La de la Parroquia de LaConcepción de Realejo Bajoes una de las obras más so-bresalientes de la orfebreríacanaria y, sin duda alguna, lajoya por excelencia de la pla-tería de Los Realejos. Suhermosa y delicada hechu-ra, en plata blanca y sobre-dorada, se debe al orfebreFrancisco de Soto (doc.1552-1567

José Cesáreo López Plasencia(Semana Santa de Los Realejos)

Estampa de Ntra. Sra. de los

Dolores. Parroquia de Palo BlancoLa estampa represen-

ta la imagen de la VirgenDolorosa del Colegio Impe-rial de la Compañía de Je-sús en Madrid, en un paisa-je agreste donde una idílicaJerusalén junto al Calvariosirve de fondo, a la escena,donde María abre sus bra-zos e inclina su mirada al cie-lo, donde cabezas de queru-bines flanquean un rompi-miento de nubes aparecien-do un corazón sangrante porlas cinco llagas, coronadocon trenza de espinas y atra-vesado por dos lanzas, cla-ros elementos figurativos dela Pasión. Con esta obra,nos encontramos con un cla-ro ejemplo de la difusión demodelos a través de estam-pas y grabados, de ahí queeste esquema compositivofue asumido por el artistagrancanario José Lujan Pé-rez para plantear la Virgen deGloria que atesora el temploorotavense de San JuanBautista del Farrobo, fecha-da en 1806.

La pieza resguardadaen marco de plata repujaday cincelada, fue colocada enla antigua ermita de PaloBlanco a iniciativa de su fun-dador Agustín Fernández

Estévez, siendo un 25 de ju-lio de 1759 cuando se ben-dice solemnemente el mo-desto edificio.

Manuel J. Hernández González(Programa de Semana Santa de Los Realejos 2010)

Custodia barroca

Parroquia del Apóstol Santiago

Para la procesión sa-cramental del Domingo dePascua la parroquia de San-tiago dispone de un esplén-dido ostensorio barroco enplata sobredorada, labradoen México por el plateroChavarría, identificado por elDr. Pérez Morera con Die-go Sánchez Chavarría, bajoel contraste de Nicolás Gon-zález de la Cueva, ensaya-dor mayor de dicha ciudad(1701-1715), tal y como re-frendan las marcas nomina-les que figuran en la pieza.

Interesante retablo rea-lizado en barbuzano, cuyostrabajos fueron costeadospor don Marcelo FernándezVasconcelos (siglo XVIII).No recibió policromía; sóloel color natural de la maderaes la nota más dominante. Elfluído juego de las hojaras-cas cubre todos sus espacios.El Dr. Trujillo Rodríguez ca-taloga este retablo como una«joya de nuestro barroco».En la hornacina central sehalla la imagen de Santa Bár-bara, de excelente acabado,obra ejecutada en la citadacenturia. Asimismo, en lasrestantes hornacinas, las ta-llas de San Andrés Apóstol ySan Pedro de Alcántara, am-bas pertenecientes al sigloXVII, aunque la del Niño Je-sús parece arrojar una cro-nología posterior.

Retablo de Santa Barbara

Parroquia del Apóstol Santiago

Gerardo Fuentes Pérez(Guía de Los Realejos)

José Cesáreo López Plasencia(Semana Santa de Los Realejos)

La obra «El Calvario»de la ermita de San Vicentees según el investigadorcanario Matías Díaz Padrón,restaurador jefe del Museodel Prado, obra del maestroflamenco Hendrick vanBalen. Esta tabla puede serla pieza que falta paracompletar la vida de Cristoen el conocido retablolagunero de Los Remedios.

Hendrick Van Balennació en Amberes en 1575,ostentando ya en 1592 eltítulo de Maestro de Pintura.Van Balen pertenecía a laélite de los grandes pintoresde los Países Bajos.

«El Calvario» Ermita de San Vicente,

atribuida a Hendrick Van Balen

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El triptico flamenco dela Igkesia de Santiago, se-gún afirma la Dra. NegrínDelgado, pertenece al Maes-

Tesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artísticoTesoros de nuestro patrimonio artístico

La Iglesia parroquialde La Cruz Santa, de unasola nave con capilla mayordiferenciada, data del sigloXVIII. La fachada principalcontiene una puerta de can-tería gris rematada por untímpano ondulante. Los tra-bajos de carpintería se cen-tran en sus techumbres,ofreciendo trabajos de la-cería en los tirantes y en el

tro de Delft (primer cuartodel siglo XVI). Pintura so-bre tabla que representa alApóstol Santiago el Mayor

(centro), a la mujer de Ze-bedeo con sus hijosSantiago y Juan (derecha)y Cristo en medio de los

La ermita de Nues-tra Señora de Guadalupe enToscal Longuera presentauna fachada muy distinta alas habituales en estas edi-ficaciones religiosas de lasIslas, pues el frontispicio,añadido posteriormente,se remata de manera cir-cular.

En su interior se pue-de contemplar un pequeñoretablo, dorado y pintado,

Apóstoles (izquierda). Estavaliosísima obra formó par-te de un conjunto que ocu-pó el altar mayor de la pri-

mitiva iglesia, constituyendoasí el primer retablo parro-quial.

almizate del presbiterio,todo ello ejecutado por JoséAntonio de Amarante amediados de la citada cen-turia.

En el retablo mayorse venera la Cruz que, se-gún la leyenda, encontró unjinete en el barranco colin-dante, ordenando la cons-trucción de una ermita eneste lugar para su culto.

perteneciente al siglo XVIII,que contiene la imagen titu-lar, pequeña talla que mues-tra al Divino Niño en su bra-zo izquierdo, mientras quecon la mano derecha portael cetro de su poder divino.Parece una obra de comien-zos del siglo XVII. Entre loslienzos conservados cabedestacar el perteneciente aSanta Catalina de Alejandría(siglo XVIII).

La Parroquia deNuestra Señóra del Car-men custodia el retrato delRegidor don Juan de Gor-dejuela, fallecido en 1622,y fundandor asimismo deldesaparecido convento deSan Juan Bautista, de la Or-den de San Agustín. Estelienzo se venía atribuyendoal pintor fray Miguel Lo-renzo, pero estudios másrecientes parecen inclinar-se al pincel de Gaspar deQuevedo (1616 ....).

Ermita de Ntra. Sra. de

Guadalupe. Toscal Longuera Parroquia de la Santa Cruz.

La Cruz Santa

Triptico flamenco. Parroquia del Apóstol Santiago

Retrato de JuanRetrato de JuanRetrato de JuanRetrato de JuanRetrato de Juan

de Gordejuela.de Gordejuela.de Gordejuela.de Gordejuela.de Gordejuela.

Parroquia delParroquia delParroquia delParroquia delParroquia del

CarmenCarmenCarmenCarmenCarmen

Gerardo Fuentes Pérez(Guía de Los Realejos)

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Imágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoLos Realejos participa

activamente en los aconteci-mientos que marcan la vidasocial y política de su entor-no, protagonizando una par-cela irrenunciable de sus go-zos, tristezas, luchas y espe-ranzas. Estos son algunos deellos.

Según nos dice un ami-go del Realejo Alto, existeen aquel pueblo una ancianaque tiene 120 años de edady aun puede leer y dedicar-se a las labores propias desu sexo. ¡Bonito catastro,como diría otro amigo nues-tro! (La Opinión, 9 de junio de

1900).

Grandiosa resultó eneste pueblo de Realejo Bajola fiesta religiosa celebrada eldomingo último en conme-moración del día del Sagra-do Corazón de Jesús, fiestainiciada y debida a la inteli-gencia y actividad del joveny venerable ecónomo de estepueblo D. José Pestano yOlivera, quien ha sabido consus relevantes prendas decarácter e inestimables méri-tos colocarse a la mayor al-tura a que nunca llegó sacer-dote alguno en esta localidad.

Desde el sábado ante-rior empezó el arreglo de lascalles procesionales que«presentaban un golpe de vis-ta magnífico, todas cubiertasde ramaje, banderas y pro-fusión de lindas granadas, asícomo, aunque en menos es-cala, preciosas alfombras deflores que eran como un re-cuerdo de las observadas úl-timamente en la Orotava. Alas cinco de la tarde del cita-do día, hizo su entrada, ver-daderamente triunfal, el Sr.Obispo de la Diócesis invita-do previamente para presidirla fiesta qué tan grandes re-cuerdos he dejado en estepueblo.

En la mañana del do-mingo se celebró la funciónreligiosa oficiando de pontifi-cal el Sr. Obispo en unión delreverendo Prior de los PadresPaules y algunos sacerdotesmás que le acompañabandesde la Orotava. El acto,como es de suponer, resultó

todo lo grandioso que es ensí, pues la Iglesia a mas delucir sus más ricas galas esta-ba convertida en un preciosojardín, tal era el número deflores que cubrían sus altares,la alfombra que cubría su pa-vimento y la multitud de lucesque centelleaban por doquier.Por la tarde la procesión re-sultó todo lo brillante que erade esperar, dada la afluenciade forasteros de todos lospueblos vecinos; asistió el Sr.Obispo con numeroso clero,el Ayuntamiento, otras auto-ridades y dos bandas de mú-sica que amenizaron con sustocatas todo el trayecto de laprocesión. Durante el paso deésta a mas de un número in-

definido de cohetes y benga-las se quemaron lucidos fue-gos artificiales entre los quedescollaba uno que represen-taba el Corazón de Jesús ro-deado de una aureola de fue-go; las granadas se abrían alpaso de S. D. M. y entre llu-via de flores y blancas palo-mas descendía el ángel tradi-cional a sellar con un ósculode amor la majestad de la sa-grada forma. (La Opinión, 3 de

julio de 1900).

En septiembre de 1900Realejo Alto celebra eleccio-nes parciales para cubrir seisvacantes de concejales deAyuntamiento. (Álvaro Hernán-

dez Díaz)

Por acuerdo del M. Il-tre, Ayuntamiento de Reale-jo Alto se ha dado el nombrede Pérez Zamora a la Calledel Sol en memoria del dis-tinguido hijo de esta provin-cia que en las Cortes nos re-presentó por más de cuaren-ta años y a quien tantas me-joras debe el país. Como donFeliciano pasó los mejoresaños de su vida veraneandoen su niñez en el Realejo Alto,este pueblo ha querido con-memorar su nombre, como lohan hecho otros de la provin-cia, grabando en mármol laspalabras CALLE DE PÉREZZAMORA.

Tal innovación tuvoefecto en este pueblo el día

15 de diciembre de 1.900.( La Opinión).

Desde el día 10 hastael 13 de abril de 1901, nocesó ni un solo momento unalluvia torrencial provocandodaños de consideración. Lalluvia destrozó varias fincasde la propiedad de D. FelipeMachado y Benitez de Lugo,llevándose huertas enteras; lacarretera con La Ramblaquedó interceptada en largostrozos por el desbordamien-to de los barrancos y la caí-da de paredes de fincas y laermita de S. Pedro, en elRealejo Bajo, quedó des-truida casi totalmente (Dia-

rio de Tenerife)

La calle de El Sol pasó a llamarse en 1900, de Pérez Zamora.

Los Realejos a través del tiempo

Realejo Bajo celebraba la festividad del Corazón de Jesús confeccionando alfombras. En la foto. Corpus de 1933.

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Imágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoImágenes para el recuerdoSegún nos manifiestan

amigos del Realejo alto, exis-te allí un cartero digno demejor recompensa y de quesu nombre sea popularizadopor medio de la prensa. Dia-riamente y para llevar y re-coger la correspondencia deaquel pueblo y el del Reale-jo Bajo recorre dos veces ladistancia que media entre elprimero y la carretera pro-vincial, (dos kilómetros); te-niendo que hacer este traba-jo a las 10 de la noche y las6 de la mañana sin que, niaún en invierno, en medio dela lluvia y atravesando ba-rrancos, haya dejado decumplir con su deber.

El sueldo que percibede los dos Ayuntamientos sele paga trimestralmente y nollega á CINCO pesetas pormes. Llamamos la atenciónde quien corresponda paraque este empleado sea me-jor retribuido. ( La Opinión, 19

de mayo de 1903)

Se hallan vacantes lasplazas de médicos titularesdel Realejo-Alto y Realejo-bajo, dotados con 700 y 640pesetas anuales, respectiva-mente. (La Opinión, 19 de mayo

de 1904)

Ayer fueron embarca-dos en Amberes las máqui-nas para la elevación de lasaguas que nacen en la pro-piedad denominada de Gor-dejuela, situada en el Reale-jo Bajo, lo participa nuestroamigo D. José Calvan Inge-niero director de las mismos.(La Opinión, 25 de junio de 1904)

1904 conoce el devo-to homenaje a Nuestra Se-ñora del Carmen aquí vene-rada que le rindieron las pa-rroquias de esta comarca,con sus barrios y pagos acu-diendo en peregrinación unaingente cantidad de romerosde la villa de La Orotava, delPuerto de la Cruz, del Rea-lejo Alto, del Realejo Bajo,de San Juan de la Rambla yde Santa Úrsula para con-memorar el cincuentenariode la definición dogmática dela Concepción Inmaculada

de María. Al respecto señala el

investigador José JavierHernández García que segúnla opinión popular nunca sehabían reunido en el Realejotantos devotos de la Virgendel Carmen procedentes depueblos tan diversos. Losactos religiosos, en general,y sobre todo la procesión deretorno de la imagen, prece-dida por los trece pendonesofrecidos, fueron de tal bri-llantez que aún lo cuentancon precisión de detallespersonas que, sin ser testi-gos directos de aquella jor-

nada, lo han oído de bocade sus mayores.

Las fotografías que setomaron de los actos del díahablan por sí solas de lo quesignificó aquella entrañablefecha. Algunos de los estan-dartes ofrecidos a la Virgense conservan en dependen-cias del santuario actual.

(Álvaro Hernández Díaz)

En nuestro estimadocolega El Defensor, leemoslo siguiente:«Según nos co-munican del Realejo Bajo,ya han dado comienzo a lostrabajos de apertura de zan-

jas para la colocación de latubería de hierro que elAyuntamiento de dicho pue-blo ha recibido de la casaSchürhof Hermanos deHamburgo por mediación desu representante en la capi-tal D. Adán Martin, y cuyacañería ha de conducir lasaguas del abastecimiento deaquella población desde sunacimiento en el punto quellaman «Salto de las Palo-mas» hasta las fuentes públi-cas que se establezcan den-tro del casco del pueblo, quees un trayecto de 2.600 me-tros. Dada la actividad con

que la Corporación munici-pal está llevando A cabo di-chas obras, es casi seguroque antes de finalizar el mespróximo de Noviembre sesurta el vecindario de dichasaguas herméticamente cu-biertas, evitado de esta ma-nera el peligro que corren losvecinos con el estado antihi-giénico en que en la actuali-dad se encuentran las expre-sadas aguas que por hallar-se al descubierto, es la cau-sa principal del desarrolloallí de enfermedades conta-giosas. ( La Opinión, 17 de Octu-bre de 1905) .

Peregrinación de 1904. La Virgen del Carmen en la Iglesia de la Concepción de Realejo Bajo.

Realejo Bajo instaló en 1905 su primera tubería para el sumintro de agua.

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En Tenerife se intro-dujo la fotografía, de modoprofesional, alrededor demediados del siglo XIX, se-gún la opinión más extendi-da. Los primeros profesio-nales del daguerrotipo quese asentaron en Santa Cruzde Tenerife y La Laguna fue-ron extranjeros que por di-versos motivos llegaban anuestra isla y ofrecían susretratos. Desde 1847 se co-nocen algunas referencias endiarios tinerfeños y pocosaños más tarde la de los pri-meros “laboratorios” esta-bles en las mencionadas ciu-dades.

Entre sus veteranosautores cabe nombrar al fo-tógrafo santacrucero Adal-berto Benítez, poseedor deuna de las más espléndidascolecciones fotográficasexistentes sobre nuestra tie-rra, y profesional que trans-mitió su hacer y saber a sushijos y nietos. El portuenseMarcos Baeza Carrillo(1858-1914), pintor y exce-lente dibujante que retrató elpaisaje dentro de la corrien-te realista y más tarde el re-trato, y fundó en su ciudadnatal una academia de pin-tura y el primer estudio fo-tográfico, en el que continuó

su descendencia con notablelabor.

El cruzantero AndrésMartín Yanes, notario fiel deentrañables eventos socialesy familiares como bodas,bautizos y otras celebracio-nes. Manuel Hernández Her-nández “El Rubio”, de LaCarrera, cámara en ristre porplayas, fiestas y romeríasescribiendo la crónica per-sonal y comunitaria de nues-tro pueblo de mar a cumbre,allá donde su presencia fue-ra requerida y él mismo pu-diera mostrar el arte de per-petuar los fugaces instantesde la vida en la página tangi-ble de una foto rodeada dehistoria. Juan González, Mi-guel Fernández y Trujillo delRealejo Bajo... GracianoAfonso Gutiérrez, polifacé-tico maestro, natural de LaVictoria de Acentejo, queretrató con especial encantoy ternura el paisaje y las vi-vencias humanas de nuestraszonas de medianías (PaloBlanco, La Ferruja, Las Lla-nadas) desde los primerosaños setenta.

De Málaga la bellaarribó Juan García Dumas,se enamoró de esta tierra y

Los fotográfos y la fotografía en Los Realejos

El 22 de enero es una fecha señalada para todos los realejeros. En esta imagen de la década delos 50 del siglo pasado, se puede comprobar la gran devoción que se profesa a San Vicente Martír.

Los Realejos tuvo una arraigada tradición tabaquera de muchas generaciones. Desde la costa hastalas medianías el cultivo de esta planta traída de Cuba daba de comer a muchas familias y lostradicionales tendales, como este situado en El Mocán, formaban parte del paisaje cotidiano denuestro municipio.

Casco de Realejo Alto desde el cementerio de San Agustín en El Mocán. En esta imágen, probablemente de la década de los 60 del siglopasado, destacan las siluetas del Cine Viera, la torre de la Iglesia de Santiago, la araucaria de la Alhóndiga y el drago de San Francisco.

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desarrolló una largatrayectoria en el campo delas imágenes fotográficasen blanco y negro y a todocolor. A sus familiaresagradecemos la conserva-ción de su importante ar-chivo, del que se ofrecenaquí valiosas muestras.

Las imágenes fo-tográficas de estas perso-nas ayudan a comprenderbuena y gran parte del de-venir de Los Realejos enel siglo XX . Son fotospara la nostalgia, la eternaañoranza de otros tiemposy otras costumbres quesólo conocemos de oídas,algunas lecturas, o algunaque otra imagen de nues-tro archivo particular, eseque aprisiona los rostrosfamiliares, tal vez presi-

diendo primeros planos enla sala; viejos retratos quenunca serán sombras sinopiedras sillares dando si-

lencio firme a las paredes.

Álvaro Hernández Díaz(Los Realejos, un siglo en imágenes (2002)

Abuelo y nieta de La Carrera, posando con su mascota, una hermoso cochino negrode más de 200 kilos.

Lavaderos en la subida al Tanque Arriba

Década de los setenta, edificios Luisiana y Monterrey y construcción de la Avenida de Canarias.Años setenta. Elpidio Hernández, Alberto Simón y Enrique Talgen la inauguración del Parque Recreativo de Chanajija.

Histórica formación de la Unión Deportiva Realejos de los años 50. Arriba, de izquierda a derecha: Tinerfe, Añaterve, Arocha, Pablo,Miguel «el platero», Agustín y Evelio. Agachados: Sedomir, Manuel «el cabeza», Miguel, Orange, Delgado y Cecilio Acevedo.

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(viene de la página anterior)

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La Dictadura ya esta-ba en decadencia cuando elGeneral visitó oficialmenteTenerife en octubre de 1928.Entre otros homenajes, elJefe del Directorio Militarasistió al acto en el que unacalle de Realejo Alto recibíasu nombre: Avenida Primo

El General Primo de Rivera en Los Realejos (1928)

José María EstévezMaría José Perez

Sergio Montelongo(Los Realejos, cinco décadas)

de Rivera (hoy, Avenida deLos Remedios).

Testigos directos deaquella época recordabanque, a su paso por SanAgustín, los acompañantesdel General le explicaron lasingular división entre ambosRealejos, que daba como re-

sultado que la acera del na-ciente perteneciera a un mu-nicipio y, justo en frente, ladel poniente, perteneciera aotro. Lo incomprensible deaquella situación despertó lacuriosidad de Primo de Ri-vera, que preguntó de inme-diato si el paso de los años

no había dado lugar a unasolución posible a aquellaextravagancia política. Unavez informado de los fraca-sados intentos del pasado,el General se comprometióa apoyar de manera decidi-da un nuevo intento de fu-sión desde su doble condi-

ción de Jefe del Gobierno yAbogado del Estado, sugi-riendo un posible nombrepara el nuevo municipio:«Los Realejos del Rey».

En las cercanías de laRambla de Castro y en lazona llamada Gordejuela seinstaló la primera máquina devapor de Tenerife. En el«Diccionario estadístico ad-ministrativo de las Islas Ca-narias», escrito por PedroOlive se lee «que para la ex-plotación de las aguas delRealejo se habían practica-do pozos y galerías en lospuntos denominados «Patro-nato» y «Méndez». La másimportante es la elevación delas aguas de Gordejuela, .Sus propietarios son los se-ñores Hamilton y Compa-ñía, cuya respetable casa decomercio, establecida enSanta Cruz de Tenerife, cuen-ta con más de un siglo deexistencia.

El objeto es utilizar lasaguas que nacen en Gorde-juela, que unicamente se uti-lizaban para dar fuerza mo-

«La Gordejuela», y la primera máquina de vapor de Tenerife (1903)

triz a un molino harinero, ele-vándolas hasta la zona decultivo del plátano, que com-prende terrenos de ambosRealejos.

El ingeniero autor delproyecto, José Galván Bala-guer, dirigió todas las obrasempezando por la captaciónpor medio de una acequia detodos los manantiales que na-cían en un acantilado a la cotade 50 metros sobre el niveldel mar, con el fin de llevarlas aguas a un edificio que alefecto construyó.

Las calderas hubo decolocarlas a 100 metros deledificio, por la imposibilidadmaterial de situarlas en algúnsitio inmediato a las máqui-nas.

Elevada el agua por unatubería de presión a la cotade 200 metros se vertía en undepósito de distribución de12.000 m3, del cual partía el

acueducto de conducción conun desarrollo de 12 Km.

Obra de «romanos»,como vulgarmente se dice, fue

la conducción de piezas tanpesadas como las de la ma-quinaria por terrenos en ex-tremo pendientes y veredas

de difíci tránsito. Las obrasempezaron en noviembre de1903 y terminaron en juniode 1907».

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El obispo Luis Fran-co Cascón, publicó, confecha 24 de septiembre de1964, una exhortaciónpastoral bajo el lema: “Co-menzamos el nuevo Semi-nario”. Se decretaba unaperegrinación de las imá-genes de la Virgen, patro-nas de las islas de la pro-

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vincia de Santa Cruz deTenerife, por las parroquiasde la Diócesis en campañapor el Seminario Diocesanode Tenerife.

La peregrinación secentraba en tres ideas funda-mentales para la renovaciónespiritual de la Diócesis: vidacristiana, crecimiento en nú-

mero y calidad de vocacio-nes. La aportación económi-ca del pueblo tinerfeño fuefundamental, para lograr es-tos objetivos.

La Virgen llegó en ene-ro de 1965 y visitó RealejoAlto, Realejo Bajo, Icod elAlto, La Cruz Santa y LaMontaña. En su recibimiento

Visita de la Virgen de Candelaria al municipio (1965)

La Virgen de Candelaria a su paso por la Calle Real de la Cruz Santa

en la plaza de Viera y Clavi-jo, el Vicario de la Diócesisle pidió al Alcalde DomingoLuis Estrada «que hicieraunos Realejos más grande,porque en los que tiene yano le cabe la gente», dado elracimo humano que acom-pañó a la Patrona de Cana-rias por todo el municipio.

Los realejeros aportaron a laconstrucción del Seminario344.290 pesetas, recauda-das en Realejo Alto(103.810,00), Realejo Bajo81.122,40), La Cruz Santa(71.105,10), Icod el Alto,(53.847,70), Palo Blanco(18.885,50) y La Montañe-ta (15.879,60).

José de Monteverde

Molina y su manda

benéficaJosé de Monteverde, un distinguido patricio tiner-

feño, que hizo una labor sobresaliente desde los esca-ños del Cabildo Insular en defensa de los montes de Te-nerife, dejó a su fallecimiento una manda benéfica alAyuntamiento del Realejo de Abajo con destino a losvecinos que anualmente recompusieran el peligrosísimocamino llamado del «Callao de La Rambla», (único ca-mino que existía para comunicar Los Realejos con laisla baja y que transcurría por el callao del Guindaste y ElSocorro) y que pusieran en el citado camino la siguientecuarteta: «Caminante agradecido. / Ruega a Dios por elvecino,/ que te compuso el camino./ José de Monteverdeha sido».

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La Madre Naturale-za, sabía e incomprendidacomo otras muchas madres,tuvo a bien poner en nuestromunicipio ejemplares de dra-go de gran valor histórico ybotánico. Al final de la pro-nunciada pendiente de la ca-lle de la Cruz Verde y situa-do en el altozano de la lade-ra oeste del barranco deGodínez, nos encontramosel de San Francisco, sinduda, el más bello de Cana-rias después del milenarioicodense.

De este drago realeje-ro se han escrito multitud decomentarios. Jules Leclercq,Presidente de la SociedadBelga de Geografía escribióel libro «Viaje a las IslasAfortunadas» en el que re-lata su estancia en Tenerifeen 1889, diciendo del dragorealejero lo siguiente: «Aunos pasos de la capilla sealza un magnífico drago a lasombra del cual se sentabanlos guanches, pues la histo-ria de la Conquista lo men-

ciona. Con la ayuda de micuchillo practiqué una inci-sión en la corteza y ha he-cho verter una savia roja queparecía de verdad la sangrede un animal. Bajo la corte-za encontramos una sustan-cia blanda, blancuzca, aná-loga al espárrago. Su aspec-to es extraño, se diría el deun enorme candelabro so-portando un bosque de yu-cas. Es ciertamente uno delos vegetales más raros de lacreación, algunos escritoresy científicos han querido verbajo su envoltura la imagendel dragón de la fábula, guar-dián de las manzanas de orodel Jardín de las Hespérides.

Otros dragos de inte-rés son los de Sietefuentes,entre Las Toscas de SanAgustín y la zona del PuertoFranco, los dragos gemelosde la plaza de la Iglesia deRealejo Bajo y los situadosen los bellos parajes deRambla del Mar, Rambla deCastro y Tigaiga.

Dragos, guardianes del Jardín de las Hespérides

Isidro Felipe Acosta Drago de San Francisco

Drago de Sietefuentes

«Los Realejos, a través del tiempo» pretende ser un espacio abierto a tod@s.

Pueden enviar sus fotos antiguas o escritos sobre Los Realejos a [email protected], o llamando al 922 34 60 78

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Estampas de etnografíaEstampas de etnografíaEstampas de etnografíaEstampas de etnografíaEstampas de etnografía

«La libertad, Sancho,es uno de los más preciososdones que a los hombres die-ron los cielos; con ella nopueden igualarse los tesorosque encierra la tierra y el marencubre; por libertad asícomo por la honra, se pue-de aventurar la vida y, por elcontrario, el cautiverio es elmayor mal que puede venira los hombres…». Este frag-mento perteneciente al capí-tulo cincuenta y ocho de lasegunda parte de la conoci-da obra de Miguel de Cer-vantes Saavedra, Don Qui-jote de la Mancha, nos dapie para reconocer el tesón,el esfuerzo y hasta la gene-rosidad de un colectivo dehombres que durante más deun siglo supieron llevar portodos sitios, con dignidad yorgullo el nombre los Reale-jos, desde su querido Icodel Alto natal.

Nombres, apellidos,motes o nombretes, apodosy dichetes, se entrecruzan enla memoria colectiva que aunestá representada por los úl-timos cochineros que vivenaquí. Pero, afortunadamen-te han sido varios los librosy las personas que se hanprodigado a lo largo de losaños en el estudio y divulga-ción de este fenómeno an-tropológico del caballeroambulante, del vendedor há-bil, del mercader de produc-tos de la tierra y ultramar quecompraba y vendía en sucontinuo ir y venir al sur, aLa Laguna o a Santa Cruz…Pongamos que hablo deManuel Lorenzo Perera,Cándido Hernández García,Cirilo Leal Mújica, ÁlvaroHernández Díaz, entre otros.A ellos les remito para co-nocer los entresijos de laprofesión.

Y es que, según lo veoyo, el cochinero icolaltero-tiene algo de quijote, deaventurero atrevido, de ma-tador de gigantes, de filóso-fo popular que todo lo filtrabajo su perspectiva de vida,

en estrecho contacto con lanaturaleza, usando para ellolos valores y formas apren-didas antaño, es decir, elcumplimiento de la palabradada, la sostenibilidad delmedio en el que se mueve,la gratitud y buen talante ha-cia aquellos que hospitalaria-mente dejan sus casas y pa-jares para que se cobijen. Endefinitiva, hombres de losque ya no quedan, parecidosen creencias y conductaspropias de caballeros an-dantes, con ese respeto a loestablecido.

El cambullonero de tie-rra adentro, como a mí megusta llamarlo, conocedor decada recodo y cada piedrade la cumbre, de los atajosy los pasajes más descono-cidos, aquellos que alberga-ban una vida propia, ausen-te de prisas y desesperos,como uno de esos persona-jes presentes en los pasajesde la insigne obra del mancode Lepanto.

Don Quijote es un hi-dalgo de aldea, «de los delanza en astillero, adarga an-tigua, rocín flaco y galgo co-rredor», que tiene, además,«en su casa una ama quepasaba de los cuarenta, y unasobrina que no llegaba a losveinte, y un mozo de campoy plaza»

El Cochinero es un

hidalgo del camino, de losde raposa en los costados,de zurrón antiguo, mularrobusto y lechones guarda-dos, que tiene además, ensu casa, una prole de chi-quillos, una mujer fuerte depura casta, una huerta, unperro y un afilado cuchi-llo.

Ese arrojo ante la aven-tura más incierta, con la ad-versidad del tiempo atmos-férico, con la lucha, a vecesagónica, de la consecuciónde los recursos necesariospara sacar a la familia ade-lante, con el amor a la causajusta, con el estrechar de unamano; todo ello nos hablade un ejemplo a seguir porlas nuevas generaciones.

Sí…, había que estarun poco loco, ser un quijo-te, para afrontar con la no-che callada el echarse a ca-minar con la bestia enseña-da por ese monte tinerfeño.Noche de sueño tranquilo alomos de mulas inteligentesque sólo se paraban cuandoun peligro a su dueño ace-chaba.

Noche de tijeras clava-das en cruz sobre la albar-da, de brujas burlonas quejugaban a ser traviesas conestos callados huéspedesque luego contaban las ha-zañas en el mismo sitio don-de ahora está ubicada la es-

cultura, en la venta de donJuan el Pitirre, bebiendo subuche de vino o parra, mien-tras los presentes con la bocaabierta atendían con los pe-los como tachas… ¡CruzPerro Maldito!

Días de intenso calor ofrío, donde se escuchabanlas típicas llamadas a los ve-cinos, para que acudieran ala cita con el vendedor decochinos. No exenta de al-gún que otro pasaje pícaroy jocoso, como el que el gru-po folklórico Chasneros can-ta en su trabajo discográfico«Aromas de Tradición»:

- ¿Compra cochinosvecino?… - Cochinos…,que no tengo más que palgasto maestro… - Cóm-prelos que son igualito a sumadre… - Al consio lasuya… - ¡Pues arreeeMuuulo!

Pero, créanme, estima-dos lectores, Icod el Alto,lugar de nacimiento de tan-

tas cosas buenas que le hansucedido a Tenerife y Cana-rias, como la papa venida delos Andes, el trigo ancestralguanche mezclado con eltraído de las tierras, curio-samente manchegas, el sen-tido más ancestral del folklo-re originario, el que los Al-zados prodigan con sumoagrado…, también tiene laexcelsa figura del cochineroque además de ese valorquijotesco, posee algo másque representa la otra partedel todo. Posee la sabiduría,la experiencia, el conoci-miento extenso, tanto de latierra que pisa como de lagente que mora enella…tiene también algo deSancho Panza.

El valor rústico de loscochineros asemejándoloscon ese otro rústico conpanza, llamado Sancho,pone de manifiesto la alturaexperimental que estos per-sonajes prodigaron durantetantas decenas de años; elalumno aventajado de la cla-se, el conocedor de lashierbas y sus propiedades,el que hizo sus deberes enel negocio, el que dentro deesa locura del Quijote, pusorazones, cálculos, comprasy ventas, pagó dotes, bodasy bateados, perritas que lle-gaban a la casa no de esaVenezuela querida, aunqueigual de trabajadas , por unlado entraban y por el otrosalían, para pagar el cole-gio de los chicos, como dijoel amigo Juan Mesa un día,o simplemente, para borrarde aquella libretita arruga-da la droga que había man-tenido con la ventita de tur-no, desde hacía unas sema-nas. Aunque no se nos pue-de olvidar de los que cria-ban; para ellos la presenciade una de esas cochinas eracomo tener una alcancía enla casa, en forma, claro está,de rollizo cochinito lleno demonedas.

Los cochineros de Icod el Alto, cambulloneros de tierra adentro

El cochineroicolaltero tiene algode quijote, de aven-turero atrevido, dematador de gigan-tes, de filósofo po-pular que todo lo fil-tra bajo su perspec-tiva de vida.

Isidro Pérez Brito

El cochinero camino del Valle de la Orotava. «Los Cochineros de Icod el Alto». (1983)

Una escultura frente a la Iglesia de Ntra. Sra. del Buen Viaje rinde homenaje a estos astutos hombres

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«Romance del Enamorado», Don Domingo

Lorenzo Linares «el coplero» de Las LlanadasDon Domingo Loren-

zo Linares, Domingo «ElNegro» nació en 1911 porLas Llanadas. Trabajandotoda su vida para sacar ade-lante su numerosa prole (enel campo los hijos son rique-za), se desplazaba al monte,como casi todos sus vecinos,en busca de leña y tierra queluego vendía en los núcleosmás poblados del municipio,primero como combustiblede las casas, luego para loshornos pasteleros la leña, yla tierra para macetas, segúnsu propia propaganda.

Causaba admiración sudiminuta figura delante de lasbestias de carga, calada sucabeza con oscuro sombre-ro, amplio chaquetón, anda-res lentos, y, siempre, siem-pre, un cantar en su bocapara acompañar la larga ca-minata en solitario o, muchasveces, seguido muy de cer-ca por algún miembro de sufamilia.

Alguna vez conversa-mos con él y dejamos cons-tancia, grabada en cintamagnetofónica, de sus artesde coplero. “Rodando laconversación”, mientras sa-boreábamos un almuerzo,acompañados también desu señora, entre bromas yveras, exhibió con orgullo sutítulo “nobiliario”:

ROMANCE DELENAMORADO

“Viniendo yo de lasIndias, queriendo saltar atierra, se asoma por unaventana una niña blanca ybella. -¿Cómo me haré yo,señora, que quisiera hablarcon ella? -No tiene padre nimadre ni hermanos que seanpor ella; sólo tiene un her-manito que anda de maresafuera. Váyase un día usteda Misa y un día de fiesta ala iglesia: la verá ir entredamas como el lucero entreestrellas. Y así un día fue aMisa, un día de fiesta a la

iglesia y la vio ir entre da-mas como el lucero entre es-trellas. Tan sólo de que lavio cuarenta reales le dio,tan sólo para la cena. -Cenade cuarenta reales para dosno es mala cena. Mientrasla cena se hace, mientras lacena se ordena: -Vamos,vamos el galán, vamos acontar monedas. Con estarazón y otras un toque sin-tió en la puerta. -Ay, Jesús,que ese es mi hermano queestá de mares afuera. Baje,bájese el galán, baje la es-calera, bájela poquito apoco y a modo que no losientan. De que lo apañóen la calle mil razones le di-jera: -¡Qué hombre pa unabatalla, qué soldado pa unaguerra, qué hombre pa de-fenderme si otro a matarmeviniera! -Soy soldado pa laguerra, soy hombre pa unabatalla, soy hombre pa de-fenderte si otro a matarte vi-niera”.

En su recitado, el ro-mance fue interrumpido envarias ocasiones, comoaquella tan emocionante enque se dirige a su mujer y lecomenta: “¿Verdad que cenade cuarenta reales no es malacena pa dos personas? ¡Conmenos perras hemos cena-do tú y yo unas cuantas ve-ces!”.

Cierta fama de con-

quistador acompañó siemprea este personaje. No cabeduda de que en sus amoro-sos cortejos esgrimiría conarte su caudal cantarero,como lo acredita, a modo demuestra, la copla de donDomingo Lorenzo, “El Ne-

Las curanderas y sa-nadoras nacieron en las Is-las ante la necesidad de ha-cer frente a los escasosmedios que se tenían paracurar sus enfermedades, ysobre todo ante la apari-ción de nuevas epidemiasy plagas que año tras añodejaban los visitantes ytranseúntes.

Canarias ha sido poreso un crisol de creenciasen curanderos, remedioscaseros y del uso de pro-ductos naturales que faci-liten una curación rápida yeficaz al tiempo que no seignora la medicina cientí-fica. De hecho ésta aún si-gue preguntándose cómofuncionan los santiguadosy como se ha extendido alo largo de los siglos eluso de hierbas medicina-les.

Una cosa es segura,

mientras sigan perviviendoen nuestras islas esas en-trañables mujeres seguiránrecomendándonos una ta-cita de salvia para el mal deaire, unas rodajas de papas

en las sienes para el dolorde cabeza, una infusión deruda para el empacho ounas hierbas aromáticas(pazote, hierba buena ynaranjo) para el susto.

Curanderas y Sanadoras

gro”“Buenas tardes, Ma-

rianita te vide ayer tardecitacon tu túnico rosado. ¡Ay,qué bien te está el peinadoque tú te sabes hacer! Si note casas conmigo, moza ysoltera has de ser”.

La gracia encantadorade la sencillez presente enun poeta del pueblo, iletra-do pero lleno de sentimien-to y, sobre todo, una por-tentosa memoria

Canarias ha sido un crisol de creencias en remedioscaseros y en el uso de productos naturales

Boda en las Llanadas.

Curandera de Tigaiga.

Álvaro Hernández Díaz

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Page 16: El incendio del convento de San Andrés y Santa Mónica y las penurias de … · 2017-05-25 · de la Historia General de de las Islas Canarias. En 1770, cuando aún no había cumplido

Durante el siglo XIX,Canarias se convierte en unlugar de recepción de extran-jeros que buscaban en esta tie-rra el exotismo, la evasión, elconocimiento científico y bo-tánico, componentes ineludi-bles del espíritu romántico quese desarrollaba en Europa poraquellas fechas. Estos perso-najes -artistas, literatos y cien-tíficos-, llegados del continen-te, principalmente de Inglate-rra y Francia, y en menor me-dida de Alemania, encontra-ron un lugar paradisíaco, llenode luz y de una naturalezajamás vista por sus ojos. Lasimpresiones, vivencias, expe-riencias y anécdotas son re-cogidas en sus libros de via-jes que, a modo de diarios, nosilustran literariamente el am-biente de las Islas durante elsiglo XIX y los primeros añosde la siguiente centuria. Entreaquellos viajeros debemos decitar a Elizabeth Murray, J.J.Willians, Alfred Diston, OliviaStone, Thomas Debary, Be-nigno Carballo Wangüemert yFlorence Du Cane, que de-jaron sus impresiones conver-tidas en literatura o en obrasde arte. Los paisajes pintores-cos que encontraron a su paso

por los pueblos de las islasfueron llevados al lienzo, algrabado o simplemente que-daron como meros apuntes;paisajes que en nada se pa-recen a los actuales, transfor-mados y alterados. Pero tam-bién se ocuparon los viajerosdel ámbito de la ciencia, dan-do a conocer sus impresionesy descubrimientos, exquisitotestimonio gráfico de la reali-dad del momento. Asimismo,tuvieron en cuenta el estudiode las costumbres, del com-portamiento, de las tradicio-nes. Un interesante legadopara conocer más de cercaaquel convulsivo siglo XIX.

Nos queremos deteneren lo recogido por algunosde estos artistas en su visitaa Los Realejos, entre ellos aAdolpeh Coquet (1841 –1907), arquitecto francés,que conoció Tenerife en1882, y que en su recorridopor la isla pudo captar a tra-vés del grabado paisajescomo los realizados sobrenuestro municipio que formanparte de las ilustraciones desu celebrada obra Una ex-cursión a las Islas Cana-rias (1884). El primero deestos grabados se ocupa de

la «Rambla de Castro»,mientras que el segundo nospresenta el que lleva por título«Vista de una parte del pue-blo de El Realejo», justamen-te la ermita de San Sebastiány sus alrededores, así comoel notable edificio de la ha-cienda de Los Príncipes, cu-yos jardines fueron admiradospor los viajeros, no solo porla belleza de sus avenidas,fuentes y rincones, sino tam-bién por la variedad y exube-rancia botánica. El uso de unatécnica rápida en la toma deldibujo, trasmite al grabado laimpureza y la imprecisión,aunque bien capta la impre-sión estos ilustres visitantes.

Visiones diferentes com-ponen la obra de la inglesaMarianne North (1840 –1890), que visitó Tenerife en-tre 1875 y 1881. Su estanciaen la isla estuvo motivada porsu interés hacia la botánica,objeto esencial de sus pintu-ras en las que plasmó las dis-tintas especies autóctonas,desconocidas en su país nataldonde los científicos las incor-poraron a sus estudios e in-vestigaciones. En el transcur-so de su viaje pudo conocer

Los Realejos a través de los artistas viajeros del siglo XIX

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algunos parajes de Los Rea-lejos, hospedándose por unosdías en la Rambla de Cas-tro. En el museo londinenseMarianne North´s Gallery(Ken Gardens) se exponen al-gunos lienzos que reflejan es-tos interesantes lugares, comoel llamado «Barranco deCastro», lugar inhóspito don-de dos personajes cubiertoscon las mantas «esperance-ras» cuidan de su ganado; unaconstrucción de destacadasproporciones sobresale enel lado izquierdo del lienzo alborde de una escarpada pa-red. Al fondo, el mar, confi-riéndole a la obra una bri-llantez y luminosidad, que seconjuga con el primer planoen penumbra.

Con el mismo propósi-to e interés científico, las her-manas Florence y Ella DuCane llegan el archipiélagoen los primeros años del si-glo XX. Después de habervisitado lugares del Mundohasta el momento desconoci-dos, desembarcan en las is-las que ya conocían a travésde los libros de viajes. Su vi-sita a Los Realejos estuvodeterminada por sus excur-siones hacia La Corona o su

ascenso a las Cañadas delTeide. En una de estas ex-cursiones, Du Cane plasmóuna de las imágenes más be-llas captadas por los artistasextranjeros que nos visitaron.Con el título «Realejo Alto»,expresó fielmente a la acua-rela las palabras de su her-mana Florence cuando lo viopor primera vez: «El RealejoAlto es, sin duda, el pueblomás pintoresco que he vis-to en Canarias. Su situación,en una pendiente ladera,con las casas aparentemen-te apiladas unas sobre otras,parece un pueblo de monta-ña italiano» (Las Islas Ca-narias, obra publicada en1911). El contraste cromáti-co y la imagen de un pueblode noble arquitectura, con-llevaron a las viajeras a ponerde manifiesto estas contun-dentes impresiones.

Arte, literatura e historiason sólo componentes de estefenómeno cultural que reco-rrió el mundo en el siglo XIX,donde Los Realejos tambiéntuvo un lugar, y un lugar des-tacado

Barranco de Castro. Óleo sobre lienzo, finales del siglo XIX. (Marianne North)

Manuel J. Hernández González(Programa Fiestas de Mayo 2002)