El “Imperialismo internacional del dinero”- Por Santiago Roque Alonso

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    ElImperialismo internacional

    del dinero

    Instrumento de esclavizacin de la humanidad

    Por Santiago Roque Alonso*

    El presente artculo fue publicado como Anexo 3de la obra traducida al espaolCmo Funciona Realmente el Mundo, de Alan B Jones(Editorial Segunda

    Independencia; Tercera Reimpresin; Buenos Aires - Argentina; 2004). Fue re-producido en castellano por el peridico San Miguelen 2008 (Pilgrims of SaintMichael; Rougemont; Qubec; Canad) y traducido al polaco y publicado en la

    versin destinada a dicho idioma en el mismo ao.

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    Carroll Quigley, autor del libro Tragedia y Esperanza(1) -considerado por algu-nos sectores norteamericanos como la biblia de la globalizacin-, afirma:

    ...El Poder del capitali smo financiero tiene un objetivo trascendental, nadamenos que crear un sistema de control f inanciero mundial en manos privadas ca-paz de dominar el sistema polti co de cada pas y la economa del mundo como un

    todo. Este sistema ha estado controlado de un modo feudal por los Bancos Centralesdel mundo actuando concertadamente y por acuerdos secretos, a los que se llegan en

    reuniones privadas y conferencias. Cada Banco Central busc dominar a su Gobier-

    no mediante la habilidad para controlar los prstamos al Tesoro del Estado, para

    manipular el mercado de cambios, en la determinacin del nivel de la actividad

    econmica del pas y en influir sobre los polticos colaboracionistas mediante re-

    compensas posteriores en el mundo de los negocios. La cspide del sistema ha sidoel Banco de Pagos I nternacionales (BI S: Bank of I nternational Settlements) deBasilea, Suiza; un banco de propiedad privada y contr olado por los Bancos Centr a-

    les del mundo, que tambin son corporaciones pr ivadas (Pg. 324) (Resaltado porel autor del artculo).En otro pasaje de su obra, Quigley aclara que las cabezas de los Bancos Centrales

    mencionados anteriormente no constituyen poderes autnomos dentro de la finan-zas mundiales, sino que se desempean como simples agentes o delegados de losverdaderos poderes autnomos del mundo, los cuales no son otros que los ban-queros inversionistas quienes, por regla general, se mantienen entre bastidoresdentro de sus propios bancos privados. Finalmente, el autor define la verdadera di-mensin y alcance de los poderes autnomos, al expresar que stos formaban unsistema de cooperacin internacional y de dominio nacional que era ms privado,ms poderoso y ms secreto que el de sus propios agentes en los bancos centrales(Resaltado por el autor del artculo).

    Como lo expresara en el Prlogo del libro de Alan B. Jones(2), mencionado msarriba, para curiosidad y sorpresa de muchos, lo que Carroll Quigleydescribi en1966 en trminos prcticos e histricos, ya haba sido clara y valientemente anticipa-do en 1931 por el Papa Po XIen su Carta Encclica Quadragesimo Anno. Msan, la visin de la realidad que Po XIenuncia para ese momento histrico, adquiereuna dimensin casi proftica en nuestros das, porque es ahora bajo el eufemismogenrico y aparentemente inofensivo de globalizacin-cuando se cumple en pleni-

    tud lo que advirtiera setenta y tres aos antes.El seguimiento y estudio de los acontecimientos mundiales en los ltimos cinco

    aosdesde la primera edicin de Cmo Funciona Realmente el Mundo- as co-mo la experiencia alcanzada en este perodo en la difusin de las ideas y conceptosrelacionados con el imperialismo internacional del dineroen seminarios, panelesy conferencias, me impulsaron a incluir en esta nueva edicin un breve comentariosobre la encclica de referencia. Considero que la misma constituye una clave decisi-va haciendo abstraccin de las creencias y sentimientos religiosos del lector- quecontribuye a ampliar el horizonte de comprensin de los hechos y situaciones que do-

    cumenta esta excelente obra de Alan B. Jones.

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    Propsitos, estructura y contenido de la encclica (3) (4)La ocasin de la encclica fue motivada por la conmemoracin del 40aniversa-

    r io de la Rerum Novarum de Len XI I I (1891)y a la que Po XIdenomina la cartamagna del orden social. Entre las finalidades que animaron su redaccin, se en-cuentran la de:

    Recordar los grandes bienes que la Rerum Novarum haba promovido. Defender de ciertas dudas las enseanzas de dicha encclica, completando el

    desarrollo de algunos de sus puntos. Descubrir la raz del desorden social de esa poca. Mostrar el nico camino de restauracin salvadora o reforma cristiana de las

    costumbresConsecuente con dichos propsitos, la encclica agrupa los temas en tres grandes

    partes:I. Beneficios de la encclica Rerum Novarum.

    II. Autoridad de la Iglesia en materia social y econmica.III. Cambios profundos operados despus de Len XIII.En la tercera parte, Po XIdedica su atencin a los cambios que haba experimen-

    tado tanto el rgimen econmico capitalista como el socialismo, respecto a los tiem-pos de Len XIII (los cuarenta aos previos) y en donde denuncia los defectos y ex-cesos que evidenciaron en su desarrollo ambas ideologas. Al mismo tiempo, dacuenta en forma explcita y pblica de la existencia de una nueva entidad poltica: ladel imperialismo internacional del dinero.

    El rgimen econmico capitalista y el recto orden

    Po XIreafirma la concepcin de la Rerum Novarum. Es superfluo decir que elcapitalismo es el rgimen econmico tan enrgicamente caracterizado por Len XIII.Consiste en la economa en la que unos ponen el capital y otros el trabajo y en la queni el capital puede subsistir sin el trabajo, ni el trabajo sin el capital, el cual no escondenable por s mismo ni es vicioso por naturaleza. De ese modo, al no ser dichorgimen econmico capitalista intrnsecamente malo, se puede tratar de mejorarlo yordenarlo

    El capitalismo es condenable solo cuando el capital abusa de los obreros y de

    la clase proletaria con la fi nal idad y de tal forma que los negocios e incluso toda laeconoma se plieguen a su exclusiva voluntad y provecho, sin tener en cuenta paranada ni la dignidad humana de los trabajadores, ni el carcter social de la econom-a, ni aun siquiera la misma justicia social y bien comn. Es decir, cuando el ordeneconmico viola el recto orden y sirve a los fines exclusivos de su voluntad arbitrariay al espritu de lucro o de utilidad. Esta desviacin o degeneracin no es una carac-terstica del sistema capitalista, sino que se origina en el desorden moral y cuando seda plena libertad al egosmo humano, lo que hace que el orden social se torne total-mente incontrolado.

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    Los defectos y excesos del capitalismo durante el perodo 1891-1931

    Po XI , como ningn otro Papa ni antes ni despus, hasta nuestros das- sealacrticamente y con un lenguaje muy duro, carente de eufemismos, los defectos y ex-cesos que caracterizaron el desarrollo del capitalismo en el perodo considerado(1891-1931). Si nos limitramos a enunciarlos como simples hechos del pasado, es-

    taramos confundiendo u ocultando la Verdad.En una apretada sntesis, los principales conceptos sealados por Po XIson los

    siguientes:1.Que la descomunal y desptica potencia econmicaresultante de la acumula-

    cin de riquezas y de la creacin de enormes poderes en manos de unos pocos-constituye el cambio ms significativo. Se trata, obviamente, del capitalismo mo-noplico, que hoy es el dominante que ha desplazado al capitalismo competitivo-y del cual no se toma en cuenta su existencia real, ni siquiera a los fines tericos.

    2.Que el ejercicio tirnico de la dominacin econmica se realiza a travs del capi -

    talismo financieroel que, en trminos de poder en la teora poltica, es conocidocomo plutocraciao gobierno de los ms ricos o de los que ms tienen. El ins-trumento de dominacin que utilizan y que seala el Papa es el crdito. ste esobtenido de los bancos.

    Si esto era verdad hace setenta y dos aos, con cuanta mayor razn es una ver-dad indubitable en nuestros das, particularmente para los argentinos y la mayorade los pases sometidos a la expoliacin y a la inexistencia, como consecuencia del

    pago de la deuda nacional o externa.Po XIlo define con claridad meridiana, tal vez en el pasaje ms enrgico de la

    encclica y que difcilmente tenga equivalentes en otros documentos similares:...dueos absolutos del dinero, gobiernan el crdito y lo distribuyen a su gusto;dirase que admini str an la sangre de la cual vive toda la economa, y que de talmodo tienen en su mano, por deci r lo as, el alma de la vida econmica, que nadie

    podra respirar contra su voluntad.

    3. Que la causa de la extraordinaria concentr acin de poderque ha tenido lugar, re-side en la ilimitada libertad de los competidores. El Papa no condena la compe-tencia, sino la ilimitada libertad en la competencia, porque ella es el reflejo de laley de la selva propiciada por el liberalismo, que necesariamente conduce a la su-

    pervivencia de los ms poderosos, lo que con frecuencia es tanto como decir losque luchan ms violentamente y los que menos cuidan de su conciencia.4.Que tal acumulacin de riquezas y de poderha originado tres tipos de conflic-

    tos: En primer lugar por la hegemona o predominio econmico. Luego, para aduearse del poder pblicoo del gobierno, que no es otra cosa

    que la lucha que entablan entre s los grupos que concentran la riqueza paraapoderarse del Estado o de los organismos del mismo y, consecuentemente,abusar de su influencia en los conflictos econmicos en beneficio de su inters

    particular.

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    Finalmente, pugnan entre s los diferentes Estados, con la finalidad de promo-ver los respectivos intereses de sus empresas (que previamente se hanadueado del poder pblico).

    5. Que el espritu individualistaes el verdadero responsable de las consecuenciasfunestasque se pacen en el orden econmico y social: la libre concurrencia se

    ha destrui do a s misma; la dictadura econmica se ha adueado del mercado l i -bre; al deseo de lucro ha sucedido la desenf renada ambicin de poder; la eco-noma toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz.

    A lo expresado el Pontfice agrega que el Estado, que debera encontrarse li -bre de todo inters de par tes y atento exclusivamente al bien comn y a la just i -ciay que debera ocupar el elevado puesto de rector y supr emo rbitr o de lascosas, en cambio se ha convertido en esclavo, entregado y vendido a las pasin

    y a las ambiciones humanas. Esta descripcin, una pintura de la situacin actual,no podran haber sido expresadas ms sintticamente y, a la vez, con tanta exacti-

    tud que como lo ha hecho el Papa.6. Por ltimo, que en la lucha por el poder entre las naciones manan dos ros diver-sos: por un lado, el nacionalismo o tambin el imperialismo econmico; del

    otro el no menos funesto y execrableinternacionalismooimperialismo inter-nacional del dinero, para el cual, donde el bien, all la patria(Resaltado por elautor del artculo).

    El imperialismo internacional del dinero: una entidad poltica

    Con la denominacin de internacionalismoo imperialismo internacional deldinero, Po XIse est refiriendo al imperialismo ejercido por lo que normalmente se

    conoce como el capital financiero internacional.El Papa caracteriza al referido imperialismo como un poder real y concreto,

    surgido como consecuencia de la concentracin de la riqueza mundial en pocas ma-nos y de la esclavizacin de los poderes pblicos o gobiernos y el cual ejerce el poderen forma desptica, tirnica, arbitraria o dictatorial a travs de la apropiacin absolutadel dinero y del crdito. De hecho est refirindose a una entidad no solamenteeconmica sino tambin esencialmente poltica, con lo cual introduce una nueva ca-tegora poltica en el mbito de esta disciplina, de la cual a pesar de haber transcu-rrido setenta y tres aos- todava no han acusado recibo de su existencia.

    En tal sentido y desde una perspectiva moral, Po XIseala la absoluta falta deescrpulos de conciencia del imperialismo internacional del dinero, al aplicarle el

    proverbio latino ubi bene, ibi patria, es decir: en donde est la fortuna del hom-bre, all est su patria. De este modo describe una actitud de puro egosmo, carentede todo inters, responsabilidad, compromiso, arraigo y lealtad con la Nacin de ori-gen o que lo ha recibido como husped.

    Por otro lado, del anlisis del imperialismo internacional del dinero, desde elpunto de vista poltico y geopoltico, surge que ste constituye una entidad polticacaracterizado por las siguientes particularidades:

    Que ejerce el poder a escala mundial, pero que no est atado ni se identificacon ningn Estado, Potencia o Poder Nacional especfico. Se trata de un poder

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    desnacionalizado, razn por la cual Po XIseguramente lo califica explci-tamente de internacional.

    Que su origen y naturaleza es distinta al de las naciones y ajena a los elemen-tos constitutivos de un Estado cualquiera, dado que su esencia radica en la ex-traordinaria concentracin de riquezas y de dinero en pocas manos una elite

    financiera mundial y de corporaciones trasnacionales consolidada en una redoligrquica-plutocrtica- y no en los factores o elementos que tradicionalmen-te conforman un Estado Nacional y de los cuales carece por s misma: territo-rio, poblacin, fuerzas armadas, jurisdiccin judicial, moneda, etctera. Enotras palabras se trata de un podersin territorio y sin poblacin sobre loscuales asentarse y ejercer su jurisdiccin soberana.

    Que la sede de su residencia o asentamiento territorial, si es que lo tiene,siempre es circunstancial y transitorio y est determinado por las garantas deseguridad fsica que le ofrece el Estado que accidentalmente lo aloja.

    Que, en consecuencia, se trata de una entidad poltica privada supranacional otrasnacional sin territorio ni poblacin, que emerge en la arena mundial usur-

    pado o subordinado a los Estados Nacionales, los cuales cumplen el rol de meros ins-trumentos al servicio de su mayor enriquecimiento y para eliminar las resistencias que seopongan a su poder.

    Que el ncleo del sistema ideolgico-operativo de esta entidad poltica supra-nacional o trasnacional, consiste en la combinacin de dobles patrones en lasrelaciones internacionales uno formal (estatal) y otro real (el ejercido porella)-; en un liberalismo radical; en la eliminacin de las fronteras y de los es-tados nacionales; en la estandarizacin de la democracia como el rgimen

    poltico universalobediente a la voluntad de la oligarqua-plutocrtica inter-nacional; en el control directo o indirecto de las instituciones multilaterales decrdito, de la emisin de la moneda de pago internacional (el dlar) y de gran

    parte del comercio mundial, as como las acreencias de las llamadas deudasexternas de los pases endeudados prcticamente no existen pases sin deu-da- y, finalmente, en la utilizacin de los medios de comunicaciones como laherramienta determinante para alterar y adecuar la visin del mundo y la psi-cologa del pblico, imponiendo a los Estados, a las sociedades y a los indivi-

    duos patrones de conductas generalmente permisivos respecto a los valores ycostumbres de la sociedad tradicional.

    Es as como, por ejemplo, la naturaleza del imper ial ismo internacional del di -nero y su voluntad de dominio y de poder ilimitado, se hacen manifiestas con lallamada formula Rothschildatribuida al fundador de la gigantesca red bancaria yfinanciera que lleva su nombre (Meyer Amschel Rothschild)- la que expresa: Perm-tanme emi ti r y controlar la moneda de una nacin, y no me preocuparpor quinhaga las leyes(5). A su vez, Paul Samuelsonuno de los ms influyentes economis-tas monetaristas del siglo XX- la complementa desde el punto de vista prctico con

    una segunda frmula ms moderna, basada en la que emitiera Rothschild, que dice:No estoy preocupado por quien hace las leyes de una nacin... si yo puedo escr ibirsus textos de economa(5). sta refuerza los postulados de la primera y justifica a

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    posteriori, desde el punto de vista de la teora econmica, lo que es un simple acto depoder. En segundo lugar, mediante el funcionamiento de un gigantesco aparato edu-cativo, cultural y de propaganda (medios de comunicacin), pretende disimular anteel pblico la sincera brutalidad con que Rothschild consagra al dinero y a sus di-versas formas operativas, especialmente al prstamo y a la deuda o endeudamiento,

    como instrumentos o medios de poder y de dominacin, concretos y reales.Continuidad de la doctrina

    La definicin introducida porPo XI sobre el imperialismo internacional deldinero, no fue una voz aislada ni accidental dentro de la Iglesia. Fue ratificadaexplcitamente bajo el mismo nombre por Juan XXI I Ial conmemorarse los sesentaaos de la Rerum Novarumde Len XI I I(1961) y, posteriormente, porPablo VIen1971.

    En el primer caso, Juan XXI I I, treinta aos despusen plena posguerra- vuelve

    sobre las gravsimas denuncias de su predecesor, confirmando su continuidad y acen-tuando con claridad lo que ya pareciera una normalidad sistematizada: la subordina-cin de los poderes pblicos a los intereses econmicos.

    Encclica Mater et Magistra (Juan XXIII) (6)

    a la libertad de mercado ha sucedido la hegemona econmica; a la avaricia

    de lucro ha seguido la desenfrenada codicia del predominio; as toda la economa ha

    llegado a ser horriblemente dura, inexorable, cruel, determinando el servil ismo delos poderes pblicos a los intereses de grupo, y desembocando en el imperialismoin ternacional del dinero (Resaltado por el autor del artculo).

    Posteriormente, Paulo VIdebi haber advertido que ese poder era tan grande ensu dimensin y monstruoso en sus consecuencias, que directamente y sin eufemismosatribuye su generacin, como una relacin causa-efecto, al capitalismo liberal ycalifica a dicho imperialismo como una dictadura.

    Encclica Populorum Progressio (Paulo VI) (7)

    Capital ismo L iberal26.- Pero por desgracia, sobre estas nuevas condiciones de la sociedad ha sido

    construido un sistema que considera el lucro como motor esencial del progreso

    econmico; la concurrencia, como ley suprema de la economa; la propiedad priva-da de los medios de produccin, como un derecho absoluto, sin lmites ni obligacio-

    nes sociales correspondientes. Este liberali smo sin freno, que conduce a la dictadu-ra, justamente fue denunciado por Po XIcomo generador del imperialismo in-ternacional del dinero.

    Como puede observarse, ambos Pontfices ratifican y dan continuidad a la sanadoctrina de Po XIrespecto al imperialismo internacional del dinero. Pero su sa-

    bidura humana sera insuficiente si no estuviera inspirada por el Espritu Santo y nose sustentara en la Palabra y en los Hechos de Nuestro Seor Jesucristo. Y cualquier

    consideracin que se realice respecto al dinerono puede omitir el inexorable man-datoy al mismo tiempo dilema teolgico- que expresa N. S. Jesucristo: No podisservir a Dios y a Mammn(San Mateo 6,24).

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    Mammnpersonificado como si fuera un dios(8), es uno de los ngeles ca-dos y diablicos. Personifica el amor al dinero y a las riquezas, la avaricia por el di-nero y por la posesin material. San Pablodefine al dinerocomo la raz de todoslos males(I Tim. 6, 10) (3), porque no se trata de un mero poder material, sino quede l emana, tambin como de toda falsa deidad que se idolatra- una enfermedad

    moral perversa, maligna y extremadamente corrosiva.En consecuencia, en el dilema o cuestin teolgica que plantea N. S. Jesucristo,el amor y servicio a Dios es absolutamente contradictorio con el amor y servicio aldinero (Mammn). Por lo tanto, las obras que resultan del amor a Dios son, tambin,opuestas y contrarias a las que resultan del amor al dinero o a Mammn. No hay

    pues, posibilidad de convivencia ni de cohabitacin entre el poder de Dios y el poderde Mammn o del dinero, porque ninguno puede servir a dos seores.

    Por esa razn compartimos la opinin del Prof. Jordn Br uno Gentacuando sos-tiene que La Cuestin Social que ha adquirido hoy dimensin mundial, se resuel-

    ve en la decisiva Cuestin Teolgica planteada entre Cr isto Rey y los admini strado-res (propietarios) de las riquezas del mundo(9).

    Remedios

    Po XIse expresa en unos pocos prrafos sobre la cura de los males sealados,los cuales constituyen una sntesis de la segunda parte de la encclica. Sus enunciados

    principales son:

    El capital y el trabajo son los dos pilares de la economa moderna.El capital o propiedad y el trabajo tienen un doble carcter: individual y so-

    cial.Las leyes que regulan al capital y al trabajo deben regularse por la justiciaconmutativa, ayudada por la caridad cristiana.La libre concurrencia debe estar contenida dentro de lmites seguros y justos.El poder econmico debe estar sometido de manera eficaz a la autoridad

    pblica.Las instituciones pblicas deben conformar la sociedad a las exigencias delBien Comn y, por lo tanto, la economa debe encuadrarse dentro de un ordenrecto y sano.

    Los graves errores derivados de la ignorancia del imperialismo in-

    ternacional del dinero

    1. La incapacidad para comprenderA pesar del tiempo transcurrido desde 1931 y de la clarsima caracterizacin que

    realiz Po XIrespecto al imperialismo internacional del dinero, como una enti-dad poltica distinta a los estados o imperialismos nacionales, se observa una ma-nifiesta incapacidad para distinguir entre ambas categoras. Ello no quiere decir que

    el primero no opere a travs de los estados o del poder poltico de un estado nacional.Precisamente, la Encclica nos advierte sobre la existencia de Estados subordinados,

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    dominados, serviles o simplemente usurpados por el imperialismo internacional deldinero.

    Se trata de dos cosas distintas. No entender o, lo que es peor, no querer entenderla mencionada diferencia, que ha sido una de las caractersticas del Siglo XX ya sea

    por falta de percepcin, ignorancia o ingenuidad- constituye un grave error, porque

    anula todo intento y esfuerzo de independencia y liberacin del poder del dinero,debido a que se ataca a un enemigo equivocado (nacionalizando engaosamente lahostilidad), se malgastan esfuerzos en empresas intiles y se entretiene a los puebloscon enemistades y oposiciones dialcticas falsas. Es que, normalmente, ha sido esemismo poderel que promovi y promueve la ignorancia y la confusin sobre este te-ma para su propio beneficio.

    La lgica del razonamiento respecto a esta cuestin, que se sigue de la definicinde Po XI, no puede ser invalidada por la calidad de religioso de su autor. CarlosMarx, un indiscutible y absoluto contradictor de todo lo religioso, en su ensayo El

    Pueblo Judo en la H istoria, publicado casi un siglo antes, se expresaba en trminosequivalentes -aunque lamentablemente por nica vez, ya que nunca ms volver atratar esta cuestin-: La contradiccin existente entre el poder poltico prctico del

    judo y sus derechos polticos, es la contradiccin entre la poltica y el poder deldinero, en general . M ientras que la pr imera (la poltica) predomina en trminosideales sobre el segundo(el poder del dinero), en l a prctica se convier te en siervasuya(10).

    De ah nuestra reiteracin. No entender esta cuestin, es negarse a comprender loque ha sido una de las caractersticas del ltimo siglo, en lo que hace a la naturaleza,a la conformacin y a la lucha por el poder mundial. Es negarse a la prueba de que eldinero, a travs de un largo proceso, se ha convertido en poder polticoo bien,que ste ha sido privatizado por el poder del dinero.

    2. La crtica de los catlicos liberalesSectores catlicos liberales han criticado indirectamente a sta encclica porque

    no explica con claridad qu es el imperialismo internacional del dinero, quineslo componen, cmo se lo reconoce y cul es el modo de combatirlo. Consideran quetodos esos interrogantes son respondidos en la penumbra de algunas frases genricasque se prestan a una variedad de interpretaciones.

    Alguna razn tienen esas crticas, porque parecera que ese trabajo no se hizo conla profundidad, extensin y la preocupacin que era debida. Pero lo que en realidadesconden los liberales, con la falta de ponderacion de este punto en particular de laencclica de referencia, es su adscripcin ideolgica a principios e instrumentoseconmicos-financieros incompatibles con la enseanza de la Iglesia y con su condi-cin de catlicos

    No es el objeto de una encclica dar los detalles que se reclaman. sta slo pro-porciona las claves generales de los grandes problemas y de sus soluciones, desde elpunto de vista de la moral y la tradicin cristiana. Corresponde a los especialistas,clrigos y laicos, explicitar y desentraar los fundamentos y detalles, tericos y

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    prcticos, que conforman esas grandes claves, conforme a las circunstancias histri-cas que se estn viviendo.

    Sin embargo, resulta sorprendente que el contenido de la misma encclica, en laparte que trata sobre el imperialismo internacional del dinero, es prcticamentedesconocida para la gran mayora de clrigos y laicos. Podra haber contribuido a ello

    la inexistencia de un desarrollo explicativo y ampliatorio adecuado, como lo sealanteriormente. Precisamente, esa es la gran tarea que tenemos por delante quienestenemos conciencia de la importancia del acierto y de la clarividencia de Po XI, alhabernos mostrado los trazos principales del rostro de una de las bestias esclavizado-ras de los pueblos, la ms eficiente y cruel de la modernidad.

    3. El gran engao de la Teologa de la Liberacin y de los seudos revo-lucionarios

    Paralelamente, a partir de los aos sesenta y durante la dcada siguiente, la de-

    nominada Teologa Latinoamericana de la Liberacin, import el marxismo euro-peo como instrumento conceptual para la explicacin terica de las estructuras domi-nantes existentes y como introduccin para una accin que cambie la sociedad; pro-

    bablemente esto se vio favorecido por el hecho de que en aquel momento el marxis-mo en Europa estaba viviendo un renacimiento y otros crticos del capitalismo eranhasta entonces casi totalmente desconocidos. Sin entrar en una crtica exhaustiva dela misma, solamente nos remitimos a afirmar que la Teologa de la Liberacin asumilos vicios del marxismo, asimilando sus graves errores y vacos respecto al dinero.

    No vio ni reconoci o simplemente, por razones ideolgicas, se neg a hacerlo- al

    imperialismo internacional del dinero que ya haba sido definido porPo XI, en1931, y al cual haba condenado como funesto y execrable.No advirtieron lo anterior, ni tampoco que inexplicablemente Marxomiti el po-

    der que tiene el dinero, a pesar de su extensa obra. En efecto, para Marxel dineroslo constitua un equivalente de la mercanca; en su lugar atribuy a la propiedad

    privada de los medios de produccin la de constituir la raz exclusiva de la explota-cin y opresin; consider los intereses que el dinero produce solamente como una

    parte subordinada de la plusvala industrial cuya reparticin haran los capitalistasentre s (11). Es decir, Marxni el marxismo nunca descubrieron la plusvala del i n-

    ters y de la usura, motorizada por el crecimiento exponencial del inters compuesto,

    del cual se apropian los banqueros. Para Marxy los marxistas el paradigma del ca-pitalista explotadores exclusivamente el propietario de los medios de produccin(industrial, agropecuario, etc..) o de los servicios de cualquier tipo, basta que contrateasalariados.

    Sin embargo, lo que resulta paradjico es que la Teologa de la Liberacincon-tribuy con sus esquemas ideolgicos a llevar a la muerte a miles de personas impli-cadas, en uno u otro bando, en lo que fue el largo proceso de la guerra revolucionariao subversiva en Amrica del Sur y Central. Adems, fue funcional al extraordinariofenmeno de endeudamiento de las naciones latinoamericanas; fenmeno que se

    mont a caballo y como excusa para responder a su accionar poltico-militar: los go-biernos necesitaban muchos crditos en dlares para acelerar el desarrollo e incre-

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    mentar el bienestar material y, con ello, evitar que los pueblos cayeran en manos de lasubversin comunista. Precisamente, mientras su objetivo terico declamado pretend-a liberar a los pueblos de las garras del capitalismo o imperialismo, en la prcticageneraron las condiciones para que ste asegurara su esclavizacin permanente. Poresa causa, lo errores de Marxrespecto del dinero, que la Teologa de la L iberacin

    no supo o no qui so adver ti r ni superar, se convirtieron en una consecuencia trgicaal finalizar la guerra revolucionaria que inspir.De esta manera, los mencionados telogos y revolucionarios, adems de haber si-

    do derrotados militarmente, colaboraron a que la realidad dominante de esos pueblos,en lo sucesivo y para siempre deuda externamediante- quedara a merced de los

    banqueros y usureros internacionales, sometidos a la indisimulable expoliacin de susriquezas y a un proceso de esclavizacin, cuya magnitud y extensin la Historia Uni-versal no reconoce antecedentes. Pero lo que resulta ms paradjico, es que no fueronreducidos a ese estado por obra de los propietarios de los medios de produccin, co-

    mo lo haba anunciado Marx, sino por los usureros internacionales.Conclusiones

    Algunos sectores de la Iglesia desde un principio ignoraron la existencia del im-per ialismo internacional del dinero(1931), tal vez por considerarla una formulacinterica. Sin embargo, setenta y tres aos despus constituye un dato incontrastable dela realidad concreta, dado que los excesos y defectos del capitalismo liberal, han al-zado dimensiones paroxsticas e intolerables. De ah deriva la calidad de anticipatoriao casi proftica que le adjudicamos a la encclica en cuestin, ya que pareciera habersido escrita para nuestro tiempo, porque todo lo anticipado se ha cumplido en pleni-

    tud y an ms. Resulta as, que imperialismo internacional del dinerono es otracosa que una entidad poltica de dominacin a escala universal o mundial.

    El origen de esta calamidad se encuentra en la concentracin de la riqueza enmuy pocas manos, debido a la creacin y uso monoplico del poder del dineroencuanto poder independizado del Bien Comn de la sociedad. Y ste se ha convertidode hecho en poder poltico(sin asumir ninguna responsabilidad pblica formal), enla medida que ha sometido y subordinado a su voluntad y fines particulares a los po-deres pblicos o gobiernos, siendo su ejercicio calificado por el Papa de dictadura,tirnico, desptico y arbitrario.

    Ahora bien, la acumulacin de riquezas no es socialmente neutra; la riqueza enlas manos de unos pocos necesariamente conlleva la pobreza de otros, hasta el extre-mo de que stos carezcan de lo ms elemental para su subsistencia. El resultado deesta desigualdad finalmente se expresa, en trminos prcticos, en una relacin esen-cialmente injusta e inexorable entre un minsculo nmero de acreedores o prestamis-tas y una inmensa mayora de deudores.

    Consecuentemente, los grandes conglomerados multinacionales o trasnacionalesprincipalmente bancarios, pero tambin industriales y de servicios- que integran eseimperialismo en cuestin, no persiguen objetivos polticos y estratgicos nacionales,

    sino depoltica mundial, que ellos mismos se auto imponen, sin ninguna interven-cin de los pueblos donde residen. Consecuentemente sus objetivos, polticas y estra-tegias son absolutamente de naturaleza privada, de inters particular o de grupo. De

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    ese modo estos organismos privados pueden conducir a una forma de dictaduraeconmica en el campo social , cul tural e incluso poltico(12).

    De ello deriva que lasnaciones o estados nacionaleshan sido superados comosujetos de primer orden de la poltica internacional. Ellas son una mera mscara, unaficcin legal detrs de la cual operan los mencionados conglomerados privados,

    usando a los polticos nativos o locales como meros tteres-gerentes de sus deseos yfines, a quienes subordinan y colocan a su servicio mediante la corrupcin y/o la co-ercin fsica.

    Paralelamente, resulta igualmente falso que existan las democracias, comoformas de gobierno. Lo que verdaderamente existe es la forma ms cruda y cruel delas plutocracias u oligarquas nacionales(gobierno de pocos y ms ricos o de losque ms tienen, segn conceptos semejantes definidos por Platn y Aristteles) revestidas de las formalidades democrticas- absolutamente subordinadas a una plu-tocracia u oligarqua internacional. En consecuencia, las rivalidades o enfrenta-

    mientos que se presentan a escala mundial, si efectivamente son reales, no constitu-yen disputas genuinas entre estados o naciones, sino entre facciones de la misma plu-tocracia internacional, cuyo enfrentamiento es operado por delegacin a travs de losestados o grupos sociales internos de cada pas subordinados a sus respectivas hege-monas.

    El testimonio ofrecido por el Profesor Car roll Quigleyes demoledor y certificala exactitud, en trminos prcticos y objetivos, de lo denunciado porPo XIy sus su-cesores, lo que a su vez, no es nada ms ni nada menos que reconocer el cumplimien-to de la sentencia del Antiguo Testamento que dice: El rico domina a los pobres, elque toma prestado es esclavo del que presta(Prov. 22-7).

    Tanto los catlicos liberalescomo la Teologa Latinoamer icana de la Libera-cin, aparentemente enfrentados en sus concepciones polticas-econmicas, ignora-ron y continan ignorando la existencia del imperialismo internacional del dineroy sus consecuencias funestas. Ambos han colocado en la va muerta y en direccionesequivocadas las reacciones genuinas contra los verdaderos imperialistas: los amos deldinero y del universo. Ambos, a pesar de sus aparentemente distintos caminos, hanarribado al mismo resultado: la esclavitud definitiva de los pueblos, los cuales fueronsometidos -por la impagable deuda externa-a la voluntad arbitraria y desptica delos usureros internacionales. Es decir, han conducido a los pueblos a situaciones peo-

    res a las que reinaban antes de la aplicacin de las recetas liberales de la globaliza-cino del proceso de la guerra revolucionario marxista-progresista, supuesta-mente liberadora.

    Al mismo tiempo, llama la atencin que se haya extendido un manto de silencio ode olvido respecto a la enseanzas sobre el imperialismo internacional del dinero,as como la poca o ninguna apelacin que se hace a ella, ya sea en la predicacin es-trictamente religiosa o en la ctedra, en el vasto conglomerado de universidades, ins-titutos y colegios catlicos. El pueblo desconoce -casi totalmente- los pronunciamien-tos del Magisterio de la Iglesia sobre el tema en cuestin. Este silencio u olvido no

    slo es responsabilidad de los laicos sino, fundamentalmente, de los mismos pastoresy de las diferentes jerarquas de la Iglesia.

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    Tantas omisiones, olvidos e ignorancia de la Encclica Quadragesimo Annoyde la cuestin puntual delimperialismo internacional del dinero,nos hace sospe-char de la existencia de alguna voluntad oculta que obstinadamente ignora o no quie-re saber o no desea que se difunda sobre la importancia ni el rol especfico que tieneel citado imperialismo en el destino de los pueblos, a pesar de que diariamente se ve

    en cientos de millones de prjimos y en todo el mundo, las consecuencias devastado-ras y funestas del dominio tirnico que ha impuesto a la humanidad.Tantos males sociales y econmicos, sin embargo, tienen remedio en la concepcinde Po XI. Para el desarrollo econmico, el progreso social armnico y el bienestargeneral de la sociedad, se requiere de un elemento bsico: la existencia de la autori-dad pblica. Ello necesariamente exige la constitucin de un Poder Nacionaly el

    pleno ejercicio de la Soberana Poltica. Sin la concurrencia de ambos requisitos, esimposible la consecucin del Bien Comnde la sociedad nacional.

    El hombre no puede escapar al dilema teolgico inexorable: Dios o Mammn

    (dinero) (San Mateo 6: 24 y San Lucas 16: 13). Arrojado Dios de la sociedad, el di-nero ha enajenado y condicionado la li ber tad del hombre hasta conver ti r lo en unesclavo que no es consciente de su esclavi tud, porque se ha entregado a la idolatrade Mammn.

    Se equivocan quienes creen que el Poder del dineroconstituye una entidad denaturaleza meramente econmica. Posee, tambin, una dimensin poltica e inclusiveuna fuerte motivacin espiritual, la cual va configurando el reino del Anticri sto.

    Tal vez, esa es la razn por la cual el escritor francs Honorato de Balzac, a finesdel Siglo XIX, ya adverta sobre la importancia decisiva de esta cuestin: La batallaf inal de la Cr istiandad ser alrededor del problema del dinero y hasta tanto esto searesuelto, no puede haber una aplicacin universal de la Cristiandad(13).

    Santi ago Roque Alonsoes Teniente Coronel (Retirado) del Ejrcito Argentino. En la actuali-dad, es Presidente de la Asociacin Civil "Centros Cvicos Patriticos"y director del peridicomensual nacionalista " Patria Argentina" , que se edita en Buenos Aires. Tambin ha traducidoal espaol el libro deAlan B. Jones, " Cmo funciona realmente el mundo" , publicado a travsde la Editorial Segunda Independencia de su propiedad. En los ltimos 18 aos, el autor se hadedicado a estudiar, investigar y difundir mediante seminarios, conferencias y artculos, sobretodo lo relacionado con el " dinero como instrumento de poder y dominacin" y su relacincon la " deuda externa", la " globali zacin"y la imposicin de un " gobierno mundial" .

    Referencias(1) Quigley, Carroll; Tragedy and Hope; Ed. The Macmillan Company; New York; 1966.(2) Prlogo a la traduccin espaola de Cmo funciona realmente el mundo (How the World Really

    Works; Alan B. Jones; ABJ Press; 1997; P.O. Box 96967; Paradise; California 95967; USA).

    (3) Doctrina Pontificia:Documentos Sociales; BAC; Madrid; 1964 y(4)Nell-Breuning, Oswald Von; Reorganizacin de la vida social; Ed. Poblet; Bs. As.;1946.(5) Elletson Roger C.; Money, A Medium of Power; Grand Teton University Press; Jackson; EE.UU.; 1998;

    Pg. 25(6) Coleccin Encclicas Sociales; Club de Lectores; Buenos Aires; 1961

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    (7)Principios y Orientaciones del Magisterio Social de la Iglesia; Editorial CIES; Buenos Aires; 1989.(8) McKenzie, John L., S. J.; Diccionario de la Biblia(McMillan; Nueva York; NEW YORK; 1965):

    "Mammon(Gkmamonas, del Arameo mamona). La palabra aparece en el Nuevo Testamento slo en Mt6:24 y Lc 16:9, 11, 13, y no en el Antiguo Testamento. Es encontrado con frecuencia en el Targumim yen el Talmud En estos documentos, tiene el significado de propiedad, no slo dinero, sino de cualquierposesin. Es personificado casi como si fuera un Dios."

    (9) Jordn Bruno Genta; El mundo y la Argentina de Hoy; conferencia pronunciada en abril de 1974; DosEspadas; Junio de 1974.

    (10)Carlos Marx; El Marxismo y la Cuestin Juda(El Pueblo Judo en la Historia); Ed. Plus Ultra; Bue-nos Aires; 1965; Pg (s). 9 a 44.

    (11)En El Capital, Carlos Marx define al dinero de una forma artificiosa, expresando: Por motivos desencillez, supongo ser el oro la mercanca dinero, omitiendo la existencia del papel moneda convertibleo del dinero bancario o dinero numrico o cifra, creado por los bancos de la nada como crdito o prsta-mo, resultante de la aplicacin de la llamada reserva bancaria fraccionaria.

    (12)Pablo VI, en la Carta Apostlica Octogsima Adveniens (1971), incluye dentro del concepto de impe-rialismo internacional del dineroal poder que ejercen las Las empresas multinacionales, que por la

    concentracin y la flexibilidad de sus medios pueden llevar estrategias autnomas, en gran parte inde-pendientes de los poderes polticos nacionales y, por consiguiente, sin control desde el punto de vista delbien comn. As estos organismos privados pueden conducir a una forma de dictadura econmica en elcampo social, cultural e incluso poltico (OA 44).

    (13)Benson, Ivor; The Zionist Factor; Millennium Edition; GSG & Associates; California; 2000