el imparcial 9-1-1893

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JEília»» • 4 « JbuMM A» SiMItv «lreal«el4É:4« E»»«iUi. Tirada de EL iMPillGilL de ayer: 7 8 . 2 5 0 AnunoioB nacionales, 0,50 cents, de peseta líne», f dem extranjeros, 0,75 id. de id. id. d«aí. on la tercera plana, 3 pesetas id. Comunicado» y remitidos aprecios conyenoionales NÚMERO SUELTO 5 CÉNTIMOS DIARIO LIBERAL FUNDADO POR D. EDUARDO GASSET Y ARTIME .M|idradi;lpeM*aiAi)^e#.., • - : J^roviiiok^ 6 pésetes táméitreí 10 sem^t]^/ \ Portt3gal,7,6a id. Í¿1. Demás puntos del extranjero, lO.ptas. trimes{*%. Estados Unidos de Amóri-1 IK „„^„f„„i.„-„„„i.«a ca, Cuba y Puerto Kioo.í ^^ ^^®**^ truaostr». Los demásEstadosy pose-1 of^ .^ r, siones de AmóricayÁsia. i Toda la correspondencia y giros debe dirigirse «t ADMINISTRADOR DE «ÉL IMPARCIAL» CaHe de Mesonero Romanos, núm. 31 EL GENERAL CASTILLO La muerte qtw le r«»petó en cien combatos t ía venido ó, sorprenderlo traidorameato. Entre a no"-ic-'a ¿o su enfermedad y la de su falleci- Eliento lia mediado un paréntesis de breves oras. La impresión produoida por esta pérdida irro- fcarable lia sido- profunda. Militar valeroso, de Icrisolada lealtad y respeto fiel á los poderes Constituidos, no fio jamás á, las contiendas de la ;^olítica los éxito» de sw carrera. Por oso es más sensible su muerte. Son bien raros en nuestra historia contempo- t¿nea estos eiemplos, dignos de imitación, para I[tt9 no ae vea oonpeua oómo desaparecen. Su historia RiciMlarefl-nrillantisima. 1). Ignacio M»rk del Castillo y Qil de la To- rre, conde de Bilbaoynaeió en la ciudad de Jala- ¿ii (Méjico) el 9 de Febrero de 1817, é ingresó en íi ejército como soldado alumno de ingenieros on I de Agogtp de Í836, ascendiendo á alférez en U de Agosto de 1837 y á teniente del ouArpo ea [l de Diciembre de 1 ^ Í En 1837 se enodntr<Mp 1* defensa de Madrid jiando en Setieinbre se presentaron las huestes krlistas, mandadas por D. Samón Cabrera y el iretendiepte. _ En 18iJ9 en la» opei*aciones y sitio de Guarda- mino, asistiendo con su compañía á la toma de jms casas «Fuerte de liamales»; el 8 de Mayo y il 11 del mismo, al coronamiento á viva fuerza se la Estacada d* Guardamino, por lo c[uo obtu^ yo sobre el campo d« batalla el grado de capitán ge ejército; el 14 de Setiembre en la acción de Urdas y el 25 de Diciembre en ia d* Epilve. En 1840 en el sitio j rendición del fuerte de f Secara y en las opemeienes del Norte y Cata- uña. En 1847 forinó parte del ejército expodicio- toario de Portugal al mando del teniente general I). Manuel de la Concha^y asistió al frents de sus fres compañías alfsitio y bloqueo de Oporto. En los sucesos del 22 de Junio del 66 manda- ba el primer regimiento de ingenieros á las ór- denes del capitán general duque de Tetuán, y Sor BU mérito «n ellos íné promovido á brigadier 9 infantería. En 1860 y 1870, como brigadier director-sub- inspector de su cuerpo en Aragón, combatió la Jisurrección répufeliean» de Zaragoza. En 1872 fué nombrado comandante general fie ingenieros en el ejército de operaciones del Norte y se enoonte^ én todas las que tuvieron 3<l£ar. Nombrado «n 1873 comandante genertú de las colamnas-^e Qwipiiaeo*, dirigió las operacio- ¿les llevadas á cabo en dicha provincia, y asistió ^1 6 do Febrero al encuentro del Paerto de Ati- f arreta; el 16 de Abril á la acción de Azpárate y ^añaf, de Vs.lerdi, y posteriormente á otras va- cías, siendo ascendido en 26 de Mayo á mariscal ae campo por sus servieios, y nombrado en 30 do Octubre gobernador militar de la provincia de Vizcaya y comandante general de las fuerzas 4lus opí3raban en la uúsms. Bien recuerdan los bilbaínos, que todos los l|fios felicitaban á su invicto general, los herói- <tÍ0B esfuerzos que llevó ¿cabo para resistir el si- S io durante ciento veJnticinoo días y el bombar- [eo durante setenta, sin municiones ni víveres, Éí etro auxilio que el entusiasmo y la decisión de cuantos liberales eni srraba la villa -Y así como entonces estaba decidido á re:;is- pr y (intregar su ^ida antea que rendirse, así al- ilHnos meaos despnéS; desempeñando la capita- nía general da Valenoia, se negó resueltamente a secundar til general Martínez Campos cuando fe o:¿'ecía el mando de las tropas sublevadas en -gagunto para hacer Ja restauración, porque con- f ideraba que por encima de sus ideas monárqui- cas y de sus pentimientos alíonsinos ostaban loa deberes de la disciplina militar y las leyes del Í onor y de su bandera, que le exigían fidelidad 1 gobierno de la repáblica que le había confiado ftquel puesto. Cuando fué ministro de la Gnerra en la ante- flor situación liberal, distinguióse por la entere- fa con que en un solo día supo separar del ejér- ito A todos los sargentos, ofjusiderados entonces íomo factor esenciaHsimo de las sublevaciones Bulitares. Desempeñó las capitanías generales de Gra- bada, Valencia, Aragón. Cfestilla la Nueva, Cuba y Navarra; presidente de la Junta consultiva de guerra y comandante general del real cuerpo do guardias alabarderos, y poseía la cruz de San Fefnando, por la pacificación de Portugal y el f ítio de Zaragoza; ía del Cristo de Portugal; En- cop'enda Carlos HE; grandes cruces de Isa- bel la Católica Mérito militar y San Hsrmtóé- gildo y medallas ¿U BUbao j GueiTa civil. Cuando pasó á la. escala do reserva fué nom- brado presidente de la sección d« Guerra y Ma-. ___,„ riña del Consejo de Est»^, puesto del que tufS" '<aO' «la gloria» el "' '' ' ^ " desposeerlo. lU.timo gobierno conservador d» Las últimas disposiciones del noble conde de Bilbao responden a la modestia de toda su vida. Cumpliendo su voluntad, se le harA_ entierro hu- mildísimo, no se invitara á. nadie ni se fijará C=> antemano hora para e! entierro. Lstá amortajado sobre el suelo, con un hábi- to de carmelita. En la habitación sólo hay velan- do el cadáver un fraile de esa orden. La reina había manifestado su terminante de- seo de que, no obstante hallarse la corte en Ma- drid, se le hicieran los honores 'fúnebres coi-res- pondientes á su categoría; pero no podrá cum- Elirse la decisión de S. M., porque la última del nado ha sido que no se le tributen honores de ningún género. Descanse en paz el bizarro soldado cuya muerte ha sido tan generalmente sentida como fué en vida querido y respetado. m PAMMÁ PORTIOIIÉS ESCANDALOS^RNANCIEROS (POR TELÉGRAFO) (DK NUESTEO CORRESPONSAL) Lisboa 7 (9 noche: recibido con retraso) Ii«s derrocties 4e la eosipaaia Real Loa abuso» cometidos en la administración de la Compañía Real de ferrocarriles portugueses van á ser del dominio público, y las revelaciones que se esperan, y que seguramente han de pro- ducir grande escándalo, constituirán nuestro Pa- namá. El par del reino Sr. Pransini ha pedido Jioy en la Cámara alta el dictamen de los encargados de informar acerca de la gestión de la menciona- da Compañía. El ministro de Obras públicas ha prometido enviarle el lunes próximo. 85 millones malrersados Los documentos recogidos comprueban que han sido distraídas enormes sumas, y se han co- metido muchas irregularidades. Asegúrase que las cantidades malversadas swscienden 4 la suma de treinta y cinco millones de pe«»tk8. Las revelacionea anularán por completo á al- gunos hombres políticos portugueses. Aún cuaftdo hace' mucho tiempo que la opi- nión pública tenía noticia de los abusos y son numerosas las personas que los conocen, la con- firmación de los rumores por raanifastaciones parlamentarías ha de causar impresión profun- dísima. Se dice que el jefe de un partido político reci- bió cien contos de reís de la indicada suma pava emplearlos en trabajos electorales. A la investigación de las actas del consejo de administración de la Compañía, seguirá la de los documentos en que están indicadas las sumas prestadas á la misma. I^a sitnación política en pellSTro Los escándalos, ya inevitables, compromete- rán gravemente la actual situación política, que lucvha con grandes difícultades. Las díierentea fracciones están desorianta- dsMí, y el gobierno no podrá vivir probablemente el tiempo neceeario par?, defenlsr las medidas financieras que tiene proyectadas. En «lias propone el aumento de los impuestos indirectos.—Carrelhas. LA SALUDEN MADRID lia srrippe El Siglo Médico desmiente que haya epidemia grippal eo Madrid. Hé aquí los términos en que da cueata del estado sanitario do la capital: «Durante la semana anterior han seguido pre- dominando las inflamaciones agudas y graves del aparato respiratorio en toch su extensión, desde los corizas fuertes, rebeldes y de looaliza- ción alta, hasta las pulmonías graves, algunas con un carácter marcadamente infeccioso, sin que ppr esto haya razones para pensar en la existen- cia de padecimientos gripales; pieurodinias, ex- acerbaciones de las inflamaciones viscerales cró- nicas, cistitis, prostatitis y agravación de los es-, tados cardiacos. En la infancia hay fiebres eruptivas, con poca intiMiaii^y^ f ft^-ffiMHI jj itiifHilMI fililí •Hl'^-T En Madrid se ha creido estos días que reina- ba una epidomii. d« trancazo, pues tan grande es el número do onfwmos, que apenas hay familia que DO cuente alguno entre sus individuos. Da existir, sin embargo, el trancazo, eu forma es be- nigna esta vez. La mortalidad, tal como la revelan los esta- dos de la dirección de Sanidad, es muy poco ma yor que la ordi^iaria en esta época del aña. En los días 2 y 3 del actual, que es hasta don- de alcanzan los datos de dichas estadísticas, ía- jlecieron en Madrid 63 personas cada día: de ellas 29 el día 2 y 24 el día 8 sucumbieron de pulmonías, bronquitis y enfermedades similares del aparato respiratorio. ASESINATO DE tllTsACERDOTE ¿BOBO ó MI8TBBZ0? (POR TELÉGRAFO) (DH NUBflTBO C O E B B8 P O N S A t ) Málaga 8 (2,30 tarde) Ayer, al anocher, en el momento de estar el sacerdote D. Juan García Cellet tocando á ora- ción en la ermita de Fuensanta, distante un kiló- metro'do Ooin, IloéarOn á la casa én que habita- ba dicho señor tres indiv'duos que sorprendieron y amarraron á un orlado. Hecho eato, los malhechores esperaron á que llégate el Sr. García Col'ot, que no t»rd6 en en- trar confiadamente en su oastk,4o&de le esperaba la misma suerte que al criado. Los bandoleros amenazaron de muerte con una Tfistola al sacerdote áfinde que les entregara el dinero que tenía. Con,objeto de amedrentarle le tendieron des- pués de amarrado, boca abajo en el sucio. Como á pesar de esto el 8r. Ciarcía C ^llet se negara á acc6der_ á la pretensión de los malhe- chores, éstos le hicieron á quema ropa un dispa- ro que le produjo instantánea muerte. Aunque se supone que el móvil del crimen ha sido el robo, es lo cierto que en la caía de la des- gi-aoiada víctima no se ha notado más que la fal- ta de una escopeta de dos cañones. En el cajón de una mesa se han encontrado un portamonedas vacío y un» cartera con unas trescientas pesetas en billetes. Los malhechores dejaron en la casa donde co- nieííeron el crimen tros mochilas conteniendo ca- da una de ellas una arroba do tabaco, aproxima- damente. Loa vecinos de Coín están tristemente impre- sionados á causa de este hecho deplorable. El juzgado instruye diligencias encaminadas á averiguar quiénes son los autores del asesina- to de'Sr. García Collet, y el jefe de la Guardia civil loa persigue en combinación con la fuerza de los puestos inmediatos.—^//". LA CUESTIÓN DE LOS POBRES C l r e n l a r á l o s gresaios El presidente j junta directiva dol Círculo de la Unión Mercantil é Indústnál han dirigido á ios gremios la siguiente excitación; «íja situación trisíísima aa que se encuentran las clases menesfceroaas de' esta capital, debido á la carencia do recursos con que atender á sus nocesidcíies y 4 la cru'leza de la estación que «.travesamos, ha hecho se aumente de un modo exttaor Jinario la mendicidad, siendo tan granie el número de los que imploran la caridad públi- ca, que las callos se »on realmente invadidas por estos desgraciados seres. »Esta situación no podía manos de llamar la atención del excelentísimo señor gobernador de la provincia, y siguiendo el impulso de sus cari- tativos sentimientos, convocó á una reunión de peraonaa pudientes de esta capital y ae los pre- sidentes de los centros más importantes, á íin de que aunando los esfuerzos de todos pudiera lle- varse el alivio inmediato que estos males re- claman. s>El Círculo de la Unión Mercantil ó Indus- trial ¡10 podía permanecer indiferente á este lla- mamiento, y su junta directiva, crevendo inter- pretar fielmente los deseos de todos los que com- ponen esta importante Sociedad, acude a su ve^ al oomeroio y á iá industria que representa en demanda de un atudlio que contribuya á socorrer tantas desgracias. »No se oculta á esta juata la situación preca- ria que hoy atrayiesan nuestras clases: per% -immktím «aW^w tt^titedow de la caridad naa* ca llamó en vano i. las puertas de aquéllas que pueden socorrerla. »Hay tanto pequeño gasto que inconsciente- mente se hace, f que considerado iadividual- mente es insignifacante^, y que por la multiplici- dad de los mismos podían alcanzar una suma de alguna i.uportancia para atender á estas necesi- dades, que no duda que las clases mercantiles han de hacer este pequeño sacritiojp, si sacrificio puede llamarse el socorrer al nece8it!i4o. »S6 trata de la creación de un Asilo ^axa ami- norar los efactos de la mendicidad, y todo lo que contribuya á este resultado ha de redundar for- zosamente en beneficio de los pobres de Madrid. »Todo8 los donativos en eapecie ó"en metálico, g or pequeños que sean, tienen cabida para esta ennosa obra, y podemos esperar que la mendi- cidad desaparezca de las calles en un plazo no muy lejano gi todos contribuimos en la medida de nuestras fuerzas para conseguirlo. >E1 tesorero de la junta que bajo el nombre de Protectores de loe pobres ha principiado á funcionar, es el señor marqnóá de Cubas, y é él deben enviarse los donativos en metálico, ya de una vez, ya por snscrición mensual, y al gobier- no civil los consistentea en especie, con objeto de habilitar prontaraente los edificios que la caridt.d de los donantes ha puesto desde luego á disposi- ción de dicha autoridad, ínterin se prinoinian las obras para la edificación del Asilo de Madrid, que responda ¿ tan laudable objeto. »No dudando que las clases laboriosas de es- ta población han de corresponder á esta excita- ción de li. junta directiva del Círculo de la Unión Mercantil é Industrial, les anticipa las gracias en nombre de lo8_pobres. >Mftdrid 7 de Enero de 1893. >E1 presidente, Mariano Sabas Muniesa.-^ Ruperto J. Chavarri.—Elsuterio Alonso Martí- nez.—Melchor García.—Luis Romero del Val.— —Luis A. Martínez.—Enrique del Campo.—Leo- nardo Cámara.—Antonio Alosanco. — Cayetano Aguado.—Julián María de Roa.—El secretario, Eduardo González.» Estamos seguros de que el comercio de Ma- drid responderá espléndidamente á esta invita- ción. Ii«s socorres En el Hospital Provincial han sido ya inau- g aradas dos salas para recoger mendigos en ellas. La reina regento ha encabezado con 5.000 pe- setas la lista de suscrición abierta por la Socie- dad Los Protectores de los Pobres, constituida días pasados. EL TEMPORAL. (POR TELÉGRAFO) (DB NÜESTaO OOBKESPON'SAL) T e m o r e s o n Cádls Cádií 8 (9 noehe) Reina fuertteimo temporal en esta costa. • Con este motivo hay bastante inquietud en las familias que tienen parientes ea el mar. De todos los barcos de pesca sólo han regre- sado hoy cuatro al puerto. Algunas familias de los trinalantes han esta- do en la muralla esperando las embaroaoiones, que no han llegado. Se cree que estén refugiadas en algún punto de las playas próximas. Los barcos de pesca que están en bahía desde ayer no han salido hoy. Como el temporal os verdaderamente extra- ordinario, se van perdiendo las esporanzas de que pueda ser salvado el vapor ingles Islán, en- callado en la playa de Conil. Hasta que amaine el tiempo se han suspendi- do dos trabajos de salvamento.—(¿í«r>'o. (Da LA AaENCTA FABBA) Un Francia PARÍS 8.—Continúan reinando fuertes tem- porales enifcodos los departamentos de Francia. La temperatura esta muy baja y por efecto de las nevadas las comunioacionea se hacen con mu- cha dificultad. *»• SU rrlo en provincias De Valencia dicen que el frío es intenso y verdaderamente excepcionítl en aquella coraa,rca: el barómetro ha deeoondido hasta 4 grados l)ajo cero. En las provincias del Norte el frió co«tíná* siendo grande y general: en algún's otro»»itioi> ha habido que organizar batíJas en regla para ahuyentar & los lobos gne bajaban ha»t»^os.^ pobladoa. LA SITUACIÓN PEÍ Bft^CO DE ÍMM Ya nos vamos acercando á los 900 millone» do circulación fiduciaria. El vdtimo balance r e - gistra el aumento de 884.141.050 á 893.75l.800 pesetas. Con otro empuje como este rebasaremos aquella cifra. ¿Y cómo ae explica la salida de taa« tos billetes á la plaza? No puede atribuirse á otrÁ causa que á los ocho y pico millonos que ha sido necesario pagar de más que ea la semana ante» rior por intereses de perpetua, cuya cuenta h% subido de 9,302.934 pesetas á 17.514.778 y á loa dos «lillonefl más que figuran en la partida llama- da di versas cuenta», porque las corrientes senaa elevado de 307,759.916 pesotas á 370.081.459, iOil depósitos de 82.Sl9.E>42 á 82.980.363 v el 8ald(^ de cuenta corriente con el Tesoro Ha bajado da S7.782.795 i 85.462.576. En cuanto al metálico, ofrece un aumento in- significante que no llega á 131.000 peseta», que- dando entre oro y plata en 3'2L224.972 peseta*» Loa préstamos y descuentos han disminuid» en más de cuatro millones. MÁS DENGUE Ha vuelto el denjcue; no cabe duda. Basta entrar en el teatro para adquirir est^ triste convicción. El dengue ee ha apoderado d* casi todos los espectadores que van allí & tosró en lo más intoreaante de la obra. A lo mejor ostA usted siguiendo con afán una relación de Viop, y recibe en el cogote los «efluvios» de un oaballero que se sienta detrás de Vd. y está con el denguef Hay momentos en que las toses ahogan la vo» de los comediantes, produciendo tal algarabía que el teatro se convierte en una olla de grillpií. Unos tosen en tono menor y con la misma lan- guidez que emplean los barítonos baratos cuando cantan una romanza; otr s tosan en falsete.sobre- agudo, á manara de contraltos de capilla, y algíi- uoa al toser parece qae están derribando unA paerta. .• « Pero casi nadie quiera confesar que tiene 01 dengue. Lo más que dicen es: —Esto no vale nada; un oatarrillo que cogí «1 jueves en la Princesa. Nos constipamoa todos le» espoctadorssi , —¿Eran Vda. machos? —Siete. . , Ha habido nnft época en que ninguno tenl» reparo en confesar que estaba con el denguepor- que la enfermeílad se había puesto de mqdií y todo el que tosía experimentaba cierta satistao* oión de orgullo. ,. < i j / Ahora se siente uno malo y dice a la aom^- —Agapita,yot6ngoel dengue; p;ro no se I» digas á nadie. —¿Por qué, señorito? —Porque no quiero qna 8« alarmen las perso* ñas pudientes... vaya, abuv. Y el enfermo cierra el ojo ea el seno de la confianza. Después de todo, m^or es esto que raonrsft públicamente sembrando el pánico entre la genj te elegante y dando motivo a que digan todas 1A« personas discretas: , ., —¡Pero hombre! ¿Ha visto Vd. qué barbaridad? ¿Pues no se ha muerto del dengue Fulano? —No me extraña, porque era un insensato majT grande. Habrá cometido alguna ligereza... —¡Ya lo creo'.Figúrese Vd. que se puso á conw» queso de bola junto al brasero y enseguida M afeitó. Ya ve Vd. qné falta de reflexión. —Algunas personas parece quo tienen giJü?» en abrirse la tumba. —Ya, ya. jY después se qua^am , ,„ , En concepto de las personas cientlfioas. e| dengue ss quedará aquí entre nosotros, en ola»* de enfermedad endémica, y estará al alcance do todas las fortunas, como la loche de burras y los teatros por horas. . —jOaramba!—decía un solterón egoísta.—1^8% enfermedad nueva! Como si ya no tuvióraíüoa bastante con la pulmonía y el tifus. , -Déjela Vd,—contestaba un esposo inífllí, que vivo con BU suegra y dos cuñadas.-No pa* rece sino que estamos tan sobi-ados de enferiíne' dades. La verdad es que las epidemias son bast^w útiles en algunas ocasiones, Díg.alo sino D. Ve» nancio, que se ve y se desea paía satisfacer ufl exigenoias de los ochocientos aspirantes, á la di» .«—P?^ aiM 12 BIBLIOTECA DE EL IMPARCIAL LA DAMA DE LAS ESMERALDAS en aquellas vein1;icuatro horas; sin embargo, co- mo Gabriela tenía interés en exhibirse con él en el Bosque antes de la partida, él prometió que Tendrá ¿ buscarla al siguiente día á las tres en punto. Al abandonar París había guardado Gabriela «US oarruaies en la cochera y puesto los caballos A. pupilo en casa de un tratante de los Campos Elíseos, quien al regresar se encargó de procu- rarle un cochero de confianza. El señor de Luceuay, cuando llegó á la calle do Caumartiii, encontró, por tanto, h, victoria en- ganchada, y á la joven dispuesta a montar en el carruaje. Juntos partieron para el Bosque. Entra cierta clase de gente se comenta siem- pre mucho la desaparición de tina mujer conoci- aa y cotejada. Además, Gabriela, muy en 3vidoncia p r sus relaciones con el marqués Celestino de valande- lle, había dosapareciio de repente, sin que i aera posible saber su paradero. Nada excita la curiosidad como ni misterio. Muchas personas habían intentado sondear «stñ misterio, pero ninguna consiguió su pro- pósito. Era también objeto de comentarios Celestino de Valandelle y su nueva pasión, una encantado- ra desconocida, con la cual se le veía en todas Í(artes, y á falta da su nombre, ignorado, se la lamaba la DanM de las 7''smeraMas. ¿Cuál era su orií^'en? .'ÍJe dónde venía? 2Cómo la había conocido el marquf^n? ^ A tales-preguntas nadie podía conteí3tar. Pero todo ol mundo convenia en declarar que fin aparición m escena labia si'io probab, amonte la causa del eclipse de G-abriela. AI paso que una do estas ©afcrellaa seolevaba «n el horizonte, la otra hundíase ep las tinieblas. Magdalena Gallier d;i.ba o ¡n íreci;e;i:;i;i recep- •cionas en BU hotelito de la callo de la Faisande- rie, lw*ro su ,i,'ónero da vida ílifertnciibaso bas- tante de la de otras muier3s de BU pobioión. CitÁbaaa no solo s'i herinosnra. Bino t-,j;':bién «u iutoiigencia, su irreprochable diatinciou, su elegancia. Hablóse de ella CJ^n cierto cariño; los hombres ,«ine la rodeaban, es decir, los amigos do Celesti- ¡aio le profeti-^ban un respeto sincero. Cada vez más prendado Celestino, tenía siem- ;pre presente BUS compromisoa y jamás solicitaba ,«6 Mago aleña otros mvores que su presencia y mvL mano para besarla. Seguíala sin una queja, con la adhesión y la ^delicfad de un buen perro en el camino quo ella «e habla trazado. .' —Ya lló¿ará mi ttoa—so decía;—puedo ••- f Magd&leuaj por el contrario, comenzaba á des- V «nlmarse «a vista de lo infructuoso de todas BUS i 4pationoe Hoyadas & oabp para enoontra;: W ^8«* nes en el mundo de la geute alegre no habían dado el manbr resultado. Resuelta á investigar por todng partes, mu« chas veces vestida como una msneatrala y ea compañía de Valandelle, también con traje de un modesto empleado, habísi explorado garitos y la-- panares. Julio Meroier, por razón natural, no pareclsk por ninguna parte. —Perdemos el tiempo... ¡No llegaremos nunool —murmuraba con desolación Oolaatino. Magdalena, disimulando su pro^^io desaliento, contestaba entonces. —¡Llegaremos, estoy f.iorta do elb! ¡Una voa interna me asegura qua ese raisariabia no queda- rá impune! ¡No sería Dios justo, y creo ou su jus- ticia como en mi alma! Y se entregaba á la e!?peranza, *** Cuando la victoria do Qabrisla entró al trofcs de sus dos steppers en la avenida de las Acicias, paseo que desde haca algunos años ha d«sSrona- do la clásica vuelta del lago, tan en moda anto3 á infinitamente más pintoresco, era tanta la gñnt3, que los coches, obligados á marchar al pjfio, aa ponían en illa. La llegada da Gabri-ila prodiyo el pequeño efecto con que olla contaba. Sus antiguos aiüigos, on sXKa númaro, y su3 rivales, más nunieroaas^ todavía, dospnós do ad- mirarse de su deSíiparioió;!, JO p.soM^jrabm o hora de verla reaparecer ron taka b"illo q'ia nunca. Los hombres lo enviaban con loa dedo.s discre- tos saludos. Las mujeres, aun «..luollaa quo 1?. d-^te-stabao :nás—esas sobre to'.lo ¡•íiil'j-al pj.sar. ,!'io3 T!0 roconoc la. '!.?.¡a sentado jviüto 8k Poro nadie conocía, 1 oi al caballero de gran p-^t, i^ ella. Dos años de desaparición habían bastado pa- ra hacer olvidar por coiuplst-.o al conde Lucoaav, muy variado desdo ento.vos c'n la barba corrida que ahora usaoa y por la o.-.pro.s!¿u más seria da su rostro. Se le miraba como á un cstranjoro rico, e.itre- madamente rico, pues era pri oíso sor más qua mi- llonario para ocupar al la lo de Gabriela ol puos' to del marqués de Valandelle. —¿Queréis venir á Madrid á lobar un vaso da Porto?—preguntó el señor de Lucenay. —Con mucho gusto. Minutos después Julio y la exAosdera des- cendían del coche y se sentaban en una de las mesitas colocadas bajo los árboles eu ol patio de la quinta de Mn.drid. Una alegre exnlamaoión de sorpresa les aoo* gi<^ Los señores de Vervoy y de Saint-Romaa 86 hallaban instalados en la me.sa próxima. -«-(Ahi niisteriosillal—dijo á Gtibriela elbaróa del /ervey, después da un apretón de manos,--» -Bignore, ¿adonde hay que conduciros?—pre- ^ n t ó el muchacho. —A Poveglia. Veinticinco minutos después, Julio de Luce- jiay desembarcaba en la isla, y se dirigía á la vi- lla donde la pobre Enriqueta velaba prosa da inquietudes. , , ,. ,• , —¡Dios sea loado, amigo mío, al na llegáis!— exclamó.—Como no tenéis costumbre de rocogo- Tos tarde, estaba inquieta. —¿Qué temíais, pues, querid;-. mía? —íío sé cuántas desgracias imaginarias... —Mi intención era retirar;ne antes... A pesar faiío, me ha entretenido un amigo... —¡B.\h! desde el momento en que venís sano y palvo, nada ma importa—interrumpió vivamente Enriqueta,-no preguntó más,., nada deseo sa- 1)61... —Os habéis cansado esperándome... ¡No es eso razonable!.,. —Sogaramente, pero no es posible dominar la inquietud. —ToTiéis razón, y lo lamento profundamente,,. Idos A descansar cuanto antes... Por mi parto V03' á liacar lo mismo. Hace tiempo que pordi '.a costumbre de trasnochar y estoy fatigado coiao vos. ,TuUo imprimió un beso en la frente de Enn- (juetay se encaminó á su habitación, miei;r,raa la jovon (iiri/'íase á su alcoba, tardando no poco en donu-'i'flo, a ¡lOsar del cansancio, atoriiijaí.;ulrt do cont;ano por pensamientos cuya iiaturaloaz co- woosmos jjeríectamonte. V •K, w aHHwiuQ «wjBUftyoi {Ahora oonapreado por qnó la víspera de la bod^ JuM mmk 1M ignmm da wa^ úa tvax^ ^ ^ «ú» iffrówiMa «ajtfo o> iníonaabaia oon tAii* No erirraroraoB en dot.allos para referir 1 iw co- jnioí-íos de lari relaciones entre el oonda oe Lu- coJiay 3' Gal'rielaSteliin'. La querida abandonada de Celestino o'o Ya- lai-¡da'l!a habla coi:<eguido el fin quo so p'' •piis". ¡ Pretendía adquirir sobre el marido do Jijiiri- i quota una Í!ifl;ienoi,a creciente de día en día, do- ' jiiinarle, for;nar¡e á su .antojo, forzarle á sr!.ti-<fa- <íor, no polo sus fantasías y caprichos, sino tam- bién á jirovenirlos antes da que ella tuviera idea de 3o!icitíirlos. Agregaremos quo el conde—por lo menos li3,sta nueva orden,- -salvaría las apariencias no roinpiendo bruscamente oon su mujer, en aten- ción á las más elementales conveniencias. Rara vei. regresaba á la vUla Doria daspnás do las dos de la mañana, y aun así, buscaba pre- textos para justificar sus ausencias. Bniigueta, aunque indiferente y por tanto sjflna á los celos, no se dejaba, sin embargo, en-1 ganar, Sin comprender la razón que alejaba de ella cada vez mas al señor de Luoenay, y sin tr&tar tampoco de couooerla, advertía instintivaraents, ^ne los pretextos alagados por él oran fidsos. íí» se irritaba por semejante falta doíranqoe- que era victima, no ya por ella, sino por el noia* bre que llevaba. Anita, la joven doncella taa adicta á eu ama no dooia nada. Dotada de gran perspicacia y desconfiada pof naturaleza, había adivinad» lo que sucedía, com* Í iadeoiendo en silencio, con el alma, á la pobrC ' Gnriqueta, victima de tan doloroSa exititcncia. Sncedíaiise loe días. Tra.ícurrian también las semanas y los meses monótonoa sia incidentes que merezcan ser rel&« tados. Aproximábase el término del embarazo de 1» seü-ora de Luoonay, Dentro de. una quincena el niño vendría al muudo. Después do violenta lacha consitro misma, pues le rep'.ifinaba tratar do semejanto asunta con su moridu, se decidió, forzada por la nocesl» dad, A decir una mañana ai señor do Lucenay: —Convendría pensar en procurarnos uua na» driza, amigo mío. —Pensaba en ello—respondió el conde.—-Apa- ñas regrosó mo ocuparé en ello. --¡Apenas regr8sos!.,.-~ropuso Enriqueta sor» prei-uiida. ', —¡Sí, voy á emprender un corto vi^sjo. Ho reoi^^ t)!ilo Ui'-, carta dd mi admim,strador. Mi presen-' oía os, so;;áu parecí, indispensable ca Paría, dondo pa«aró dos ó tres días. —¿.N'o toaiéis dejarme sola on estos rr<.omoutos?, - K)» repito quo mi auaanoia eorá brovo y qiitj ca n'.-ce;ídria. 8-d trata de loa últimos trabajos quá es preciso lltn'ar á efecto en nuestro liott!! do la callo doi Circo. (Quiero que todo se baiio di.*- piiest-> r.'ixá r-,ífiV-Iros j sea di^no de ^'os. —Creía que iríamos antes á Olion.ieviores. —I revaos á CitCTinevieros; poro más tardo, ou'iiviio no« ha.'i'-aiíiOs insitalado en oi hoíc*l. ¿No ctiriiprindeis que tojiomoa que í^iuardar U:Í sfci-e-- to y r¡í!0 vacst. o biio, visto deuiasiado vrento por loíí veí-i:!0.-, del ¡ni.eíüo y por los crio Ío.-j de vuas- ¡ tro padre, eouatttuiría ua riesgo para Qe.-icubrir ! lo que fiebemos oouit.ai'? —¿Y no existirá el mismo psligro en ParL-j?— baroriceó la joven.. —p'.xistiría de seguro, y para evit-arlo tengo fjl propósito de qua el niño no nos acompaíiq cuando regresemos. —(PensáiJ separarme de él!—exclamó Eari- quota aterrorizada. —Educarlo en ol campo no mvk separaraou omplotaniento doil—roplioó Jalio,—Tróis á ver- le con la frecueúcia que deseéis, ma!» el puesto que lo corresponde ^ cuando su presencia no pu" ' rios malévolos. De un ni*" marse que tiene ocho de un niño de cuatro m ¿Me C'Traprendéis? • -^l^.saodo que d Iftdá' ¡i,)ar4 ' tino •••••.a-

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ejemplar del periódico El Imparcial de 9 de enero de 1893

Transcript of el imparcial 9-1-1893

Page 1: el imparcial 9-1-1893

JEília»» • 4 « JbuMM A» SiMItv

«lreal«el4É:4« E»»«iUi.

Tirada de EL iMPillGilL de ayer: 78 .250 AnunoioB nacionales, 0,50 cents, de peseta líne»,

fdem extranjeros, 0,75 id. de id. id. d«aí. on la tercera plana, 3 pesetas id.

Comunicado» y remitidos aprecios conyenoionales

NÚMERO SUELTO 5 CÉNTIMOS

DIARIO LIBERAL

FUNDADO POR D. EDUARDO GASSET Y ARTIME

.M|idradi;lpeM*aiAi)^e#.., • - : J^roviiiok^ 6 pésetes táméitreí 10 sem^t]^ / \ Portt3gal,7,6a id. Í¿1. Demás puntos del extranjero, lO.ptas. trimes{*%. Estados Unidos de Amóri-1 IK „„^„f„„i.„-„„„i.«a ca, Cuba y Puerto Kioo.í ^^ ^^®**^ truaostr».

Los demásEstadosy pose-1 of .^ r, siones de AmóricayÁsia. i

Toda la correspondencia y giros debe dirigirse «t ADMINISTRADOR DE «ÉL IMPARCIAL»

CaHe de Mesonero Romanos, núm. 31

EL GENERAL CASTILLO La muerte qtw le r«»petó en cien combatos

tía venido ó, sorprenderlo traidorameato. Entre a no"-ic-'a ¿o su enfermedad y la de su falleci-

Eliento lia mediado un paréntesis de breves oras.

La impresión produoida por esta pérdida irro-fcarable lia sido- profunda. Militar valeroso, de Icrisolada lealtad y respeto fiel á los poderes Constituidos, no fio jamás á, las contiendas de la ;^olítica los éxito» de sw carrera.

Por oso es más sensible su muerte. Son bien raros en nuestra historia contempo-

t¿nea estos eiemplos, dignos de imitación, para I[tt9 no ae vea oonpeua oómo desaparecen.

Su historia RiciMlarefl-nrillantisima. 1). Ignacio M»rk del Castillo y Qil de la To­

rre, conde de Bilbaoynaeió en la ciudad de Jala-¿ii (Méjico) el 9 de Febrero de 1817, é ingresó en í i ejército como soldado alumno de ingenieros on I de Agogtp de Í836, ascendiendo á alférez en U de Agosto de 1837 y á teniente del ouArpo ea [l de Diciembre de 1 ^

ÍE n 1837 se enodntr<Mp 1* defensa de Madrid

jiando en Setieinbre se presentaron las huestes krlistas, mandadas por D. Samón Cabrera y el iretendiepte.

_ En 18iJ9 en la» opei*aciones y sitio de Guarda-mino, asistiendo con su compañía á la toma de jms casas «Fuerte de liamales»; el 8 de Mayo y i l 11 del mismo, al coronamiento á viva fuerza s e la Estacada d* Guardamino, por lo c[uo obtu^ yo sobre el campo d« batalla el grado de capitán ge ejército; el 14 de Setiembre en la acción de Urdas y el 25 de Diciembre en ia d* Epilve.

En 1840 en el sitio j rendición del fuerte de

fSecara y en las opemeienes del Norte y Cata-uña.

E n 1847 forinó parte del ejército expodicio-toario de Portugal al mando del teniente general I ) . Manuel de la Concha^y asistió al frents de sus fres compañías alfsitio y bloqueo de Oporto.

En los sucesos del 22 de Junio del 66 manda­ba el primer regimiento de ingenieros á las ór­denes del capitán general duque de Tetuán, y Sor BU mérito «n ellos íné promovido á brigadier

9 infantería. En 1860 y 1870, como brigadier director-sub­

inspector de su cuerpo en Aragón, combatió la Jisurrección répufeliean» de Zaragoza.

E n 1872 fué nombrado comandante general fie ingenieros en el ejército de operaciones del Norte y se enoonte^ én todas las que tuvieron 3<l£ar.

Nombrado «n 1873 comandante genertú de las colamnas-^e Qwipiiaeo*, dirigió las operacio-¿les llevadas á cabo en dicha provincia, y asistió ^1 6 do Febrero al encuentro del Paerto de Ati-

f arreta; el 16 de Abril á la acción de Azpárate y ^añaf, de Vs.lerdi, y posteriormente á otras va­

cías, siendo ascendido en 26 de Mayo á mariscal a e campo por sus servieios, y nombrado en 30 do Octubre gobernador militar de la provincia de Vizcaya y comandante general de las fuerzas 4lus opí3raban en la uúsms.

Bien recuerdan los bilbaínos, que todos los l|fios felicitaban á su invicto general, los herói-<tÍ0B esfuerzos que llevó ¿cabo para resistir el si-

Sio durante ciento veJnticinoo días y el bombar-[eo durante setenta, sin municiones ni víveres,

Éí etro auxilio que el entusiasmo y la decisión de cuantos liberales eni srraba la villa

-Y así como entonces estaba decidido á re:;is-p r y (intregar su ^ida antea que rendirse, así al-ilHnos meaos despnéS; desempeñando la capita­nía general da Valenoia, se negó resueltamente a secundar til general Martínez Campos cuando fe o:¿'ecía el mando de las tropas sublevadas en -gagunto para hacer Ja restauración, porque con-f ideraba que por encima de sus ideas monárqui­cas y de sus pentimientos alíonsinos ostaban loa deberes de la disciplina militar y las leyes del

Íonor y de su bandera, que le exigían fidelidad 1 gobierno de la repáblica que le había confiado

ftquel puesto. Cuando fué ministro de la Gnerra en la ante­

flor situación liberal, distinguióse por la entere-fa con que en un solo día supo separar del ejér-

ito A todos los sargentos, ofjusiderados entonces íomo factor esenciaHsimo de las sublevaciones Bulitares.

Desempeñó las capitanías generales de Gra­bada, Valencia, Aragón. Cfestilla la Nueva, Cuba y Navarra; presidente de la Junta consultiva de g u e r r a y comandante general del real cuerpo do guardias alabarderos, y poseía la cruz de San Fefnando, por la pacificación de Portugal y el f ítio de Zaragoza; ía del Cristo de Portugal; En-

cop'enda &» Carlos HE; grandes cruces de Isa­bel la Católica Mérito militar y San Hsrmtóé-gildo y medallas ¿U BUbao j GueiTa civil.

Cuando pasó á la. escala do reserva fué nom­brado presidente de la sección d« Guerra y M a - . ___,„ riña del Consejo de E s t » ^ , puesto del que tufS" '<aO' «la gloria» el " ' ' ' ' ^ " desposeerlo.

lU.timo gobierno conservador d»

Las últimas disposiciones del noble conde de Bilbao responden a la modestia de toda su vida. Cumpliendo su voluntad, se le harA_ entierro hu­mildísimo, no se invitara á. nadie ni se fijará C=> antemano hora para e! entierro.

Lstá amortajado sobre el suelo, con un hábi­to de carmelita. En la habitación sólo hay velan­do el cadáver un fraile de esa orden.

La reina había manifestado su terminante de­seo de que, no obstante hallarse la corte en Ma­drid, se le hicieran los honores 'fúnebres coi-res­pondientes á su categoría; pero no podrá cum-Elirse la decisión de S. M., porque la última del

nado ha sido que no se le tributen honores de ningún género.

Descanse en paz el bizarro soldado cuya muerte ha sido tan generalmente sentida como fué en vida querido y respetado.

m PAMMÁ PORTIOIIÉS ESCANDALOS^RNANCIEROS

(POR T E L É G R A F O ) (DK NUESTEO CORRESPONSAL)

Lisboa 7 (9 noche: recibido con retraso) I i « s d e r r o c t i e s 4 e l a e o s i p a a i a R e a l

Loa abuso» cometidos en la administración de la Compañía Real de ferrocarriles portugueses van á ser del dominio público, y las revelaciones que se esperan, y que seguramente han de pro­ducir grande escándalo, constituirán nuestro Pa­namá.

El par del reino Sr. Pransini ha pedido Jioy en la Cámara alta el dictamen de los encargados de informar acerca de la gestión de la menciona­da Compañía.

E l ministro de Obras públicas ha prometido enviarle el lunes próximo.

8 5 m i l l o n e s m a l r e r s a d o s Los documentos recogidos comprueban que

han sido distraídas enormes sumas, y se han co­metido muchas irregularidades.

Asegúrase que las cantidades malversadas swscienden 4 la suma de treinta y cinco millones de pe«»tk8.

Las revelacionea anularán por completo á al­gunos hombres políticos portugueses.

Aún cuaftdo hace' mucho tiempo que la opi­nión pública tenía noticia de los abusos y son numerosas las personas que los conocen, la con­firmación de los rumores por raanifastaciones parlamentarías ha de causar impresión profun­dísima.

Se dice que el jefe de un partido político reci­bió cien contos de reís de la indicada suma pava emplearlos en trabajos electorales.

A la investigación de las actas del consejo de administración de la Compañía, seguirá la de los documentos en que están indicadas las sumas prestadas á la misma.

I^a sitnación política en pellSTro Los escándalos, ya inevitables, compromete­

rán gravemente la actual situación política, que lucvha con grandes difícultades.

Las díierentea fracciones están desorianta-dsMí, y el gobierno no podrá vivir probablemente el tiempo neceeario par?, defenlsr las medidas financieras que tiene proyectadas.

En «lias propone el aumento de los impuestos indirectos.—Carrelhas.

LA SALUDEN MADRID lia srrippe

El Siglo Médico desmiente que haya epidemia grippal eo Madrid. Hé aquí los términos en que da cueata del estado sanitario do la capital:

«Durante la semana anterior han seguido pre­dominando las inflamaciones agudas y graves del aparato respiratorio en toch su extensión, desde los corizas fuertes, rebeldes y de looaliza-ción alta, hasta las pulmonías graves, algunas con un carácter marcadamente infeccioso, sin que ppr esto haya razones para pensar en la existen­cia de padecimientos gripales; pieurodinias, ex­

acerbaciones de las inflamaciones viscerales cró­nicas, cistitis, prostatitis y agravación de los e s - , tados cardiacos.

E n la infancia hay fiebres eruptivas, con poca intiMiaii^y^ f ft^-ffiMHI j j itiifHilMI fililí • H l ' ^ - T

En Madrid se ha creido estos días que reina­ba una epidomii. d« trancazo, pues tan grande es el número do onfwmos, que apenas hay familia que DO cuente alguno entre sus individuos. Da existir, sin embargo, el trancazo, eu forma es be­nigna esta vez.

La mortalidad, tal como la revelan los esta­dos de la dirección de Sanidad, es muy poco ma yor que la ordi^iaria en esta época del aña.

En los días 2 y 3 del actual, que es hasta don­de alcanzan los datos de dichas estadísticas, ía-jlecieron en Madrid 63 personas cada día: de ellas 29 el día 2 y 24 el día 8 sucumbieron de pulmonías, bronquitis y enfermedades similares del aparato respiratorio.

ASESINATO DE tllTsACERDOTE ¿BOBO ó MI8TBBZ0?

(POR TELÉGRAFO) (DH NUBflTBO C O E B B 8 P O N S A t )

Málaga 8 (2,30 tarde) Ayer, al anocher, en el momento de estar el

sacerdote D. Juan García Cellet tocando á ora­ción en la ermita de Fuensanta, distante un kiló­metro'do Ooin, IloéarOn á la casa én que habita­ba dicho señor t res indiv'duos que sorprendieron y amarraron á un orlado.

Hecho eato, los malhechores esperaron á que llégate el Sr. García Col'ot, que no t»rd6 en en­trar confiadamente en su oastk,4o&de le esperaba la misma suerte que al criado.

Los bandoleros amenazaron de muerte con una Tfistola al sacerdote áfinde que les entregara el dinero que tenía.

Con,objeto de amedrentarle le tendieron des­pués de amarrado, boca abajo en el sucio.

Como á pesar de esto el 8r. Ciarcía C ^llet se negara á acc6der_ á la pretensión de los malhe­chores, éstos le hicieron á quema ropa un dispa­ro que le produjo instantánea muerte.

Aunque se supone que el móvil del crimen ha sido el robo, es lo cierto que en la caía de la des-gi-aoiada víctima no se ha notado más que la fal­ta de una escopeta de dos cañones.

En el cajón de una mesa se han encontrado un portamonedas vacío y un» cartera con unas trescientas pesetas en billetes.

Los malhechores dejaron en la casa donde co-nieííeron el crimen tros mochilas conteniendo ca­da una de ellas una arroba do tabaco, aproxima­damente.

Loa vecinos de Coín están tristemente impre­sionados á causa de este hecho deplorable.

El juzgado instruye diligencias encaminadas á averiguar quiénes son los autores del asesina­to d e ' S r . García Collet, y el jefe de la Guardia civil loa persigue en combinación con la fuerza de los puestos inmediatos.—^//".

LA CUESTIÓN DE LOS POBRES

C l r e n l a r á l o s g r e s a i o s El presidente j junta directiva dol Círculo de

la Unión Mercantil é Indústnál han dirigido á ios gremios la siguiente excitación;

«íja situación trisíísima aa que se encuentran las clases menesfceroaas de' esta capital, debido á la carencia do recursos con que atender á sus nocesidcíies y 4 la cru'leza de la estación que «.travesamos, ha hecho se aumente de un modo exttaor Jinario la mendicidad, siendo tan granie el número de los que imploran la caridad públi­ca, que las callos se »on realmente invadidas por estos desgraciados seres.

»Esta situación no podía manos de llamar la atención del excelentísimo señor gobernador de la provincia, y siguiendo el impulso de sus cari­tativos sentimientos, convocó á una reunión de peraonaa pudientes de esta capital y ae los pre­sidentes de los centros más importantes, á íin de que aunando los esfuerzos de todos pudiera lle­varse el alivio inmediato que estos males re­claman.

s>El Círculo de la Unión Mercantil ó Indus­trial ¡10 podía permanecer indiferente á este lla­mamiento, y su junta directiva, crevendo inter­pretar fielmente los deseos de todos los que com­ponen esta importante Sociedad, acude a su ve^ al oomeroio y á iá industria que representa en

demanda de un atudlio que contribuya á socorrer tantas desgracias.

»No se oculta á esta juata la situación preca­ria que hoy atrayiesan nuestras clases: per% -immktím « a W ^ w tt^titedow de la caridad naa* ca llamó en vano i. las puertas de aquéllas que pueden socorrerla.

»Hay tanto pequeño gasto que inconsciente­mente se hace, f que considerado iadividual-mente es insignifacante^, y que por la multiplici­dad de los mismos podían alcanzar una suma de alguna i.uportancia para atender á estas necesi­dades, que no duda que las clases mercantiles han de hacer este pequeño sacritiojp, si sacrificio puede llamarse el socorrer al nece8it!i4o.

»S6 trata de la creación de un Asilo ^axa ami­norar los efactos de la mendicidad, y todo lo que contribuya á este resultado ha de redundar for­zosamente en beneficio de los pobres de Madrid.

»Todo8 los donativos en eapecie ó"en metálico,

gor pequeños que sean, tienen cabida para esta ennosa obra, y podemos esperar que la mendi­

cidad desaparezca de las calles en un plazo no muy lejano gi todos contribuimos en la medida de nuestras fuerzas para conseguirlo.

>E1 tesorero de la junta que bajo el nombre de Protectores de loe pobres ha principiado á funcionar, es el señor marqnóá de Cubas, y é él deben enviarse los donativos en metálico, ya de una vez, ya por snscrición mensual, y al gobier­no civil los consistentea en especie, con objeto de habilitar prontaraente los edificios que la caridt.d de los donantes ha puesto desde luego á disposi­ción de dicha autoridad, ínterin se prinoinian las obras para la edificación del Asilo de Madrid, que responda ¿ tan laudable objeto.

»No dudando que las clases laboriosas de es­ta población han de corresponder á esta excita­ción de li. junta directiva del Círculo de la Unión Mercantil é Industrial, les anticipa las gracias en nombre de lo8_pobres.

>Mftdrid 7 de Enero de 1893. >E1 presidente, Mariano Sabas Muniesa.-^

Ruperto J . Chavarri.—Elsuterio Alonso Martí­nez.—Melchor García.—Luis Romero del Val.— —Luis A. Martínez.—Enrique del Campo.—Leo­nardo Cámara.—Antonio Alosanco. — Cayetano Aguado.—Julián María de Roa.—El secretario, Eduardo González.»

Estamos seguros de que el comercio de Ma­drid responderá espléndidamente á esta invita­ción.

I i « s s o c o r r e s En el Hospital Provincial han sido ya inau-

g aradas dos salas para recoger mendigos en ellas.

La reina regento ha encabezado con 5.000 pe­setas la lista de suscrición abierta por la Socie­dad Los Protectores de los Pobres, constituida días pasados.

E L TEMPORAL. (POR TELÉGRAFO)

(DB NÜESTaO OOBKESPON'SAL)

T e m o r e s o n C á d l s Cádií 8 (9 noehe)

Reina fuertteimo temporal en esta costa. • Con este motivo hay bastante inquietud en

las familias que tienen parientes ea el mar. De todos los barcos de pesca sólo han regre­

sado hoy cuatro al puerto. Algunas familias de los trinalantes han esta­

do en la muralla esperando las embaroaoiones, que no han llegado.

Se cree que estén refugiadas en algún punto de las playas próximas.

Los barcos de pesca que están en bahía desde ayer no han salido hoy.

Como el temporal os verdaderamente extra­ordinario, se van perdiendo las esporanzas de que pueda ser salvado el vapor ingles Islán, en­callado en la playa de Conil.

Hasta que amaine el tiempo se han suspendi­do dos trabajos de salvamento.—(¿í«r>'o.

(Da LA AaENCTA F A B B A )

Un F r a n c i a P A R Í S 8.—Continúan reinando fuertes tem-

porales enifcodos los departamentos de Francia. La temperatura esta muy baja y por efecto de

las nevadas las comunioacionea se hacen con mu­cha dificultad.

*»• SU r r lo en provincias

De Valencia dicen que el frío es intenso y verdaderamente excepcionítl en aquella coraa,rca: el barómetro ha deeoondido hasta 4 grados l)ajo cero.

E n las provincias del Norte el frió co«tíná* siendo grande y general: en a lgún ' s otro»»itioi> ha habido que organizar batí Jas en regla para ahuyentar & los lobos gne bajaban ha»t»^os.^ pobladoa.

LA SITUACIÓN PEÍ Bft CO DE ÍMM Ya nos vamos acercando á los 900 millone»

do circulación fiduciaria. E l vdtimo balance r e ­gistra e l aumento de 884.141.050 á 893.75l.800 pesetas. Con otro empuje como este rebasaremos aquella cifra. ¿Y cómo ae explica la salida de taa« tos billetes á la plaza? No puede atribuirse á otrÁ causa que á los ocho y pico millonos que ha sido necesario pagar de más que ea la semana ante» rior por intereses de perpetua, cuya cuenta h% subido de 9,302.934 pesetas á 17.514.778 y á loa dos «lillonefl más que figuran en la partida llama­da di versas cuenta», porque las corrientes s enaa elevado de 307,759.916 pesotas á 370.081.459, iOil depósitos de 82.Sl9.E>42 á 82.980.363 v el 8ald(^ de cuenta corriente con el Tesoro Ha bajado da S7.782.795 i 85.462.576.

En cuanto al metálico, ofrece un aumento in­significante que no llega á 131.000 peseta», que­dando entre oro y plata en 3'2L224.972 peseta*»

Loa préstamos y descuentos han disminuid» en más de cuatro millones.

MÁS DENGUE Ha vuelto el denjcue; no cabe duda. Basta entrar en el teatro para adquirir est^

triste convicción. E l dengue ee ha apoderado d* casi todos los espectadores que van allí & tosró en lo más intoreaante de la obra. A lo mejor ostA usted siguiendo con afán una relación de Viop, y recibe en el cogote los «efluvios» de un oaballero que se sienta detrás de Vd. y está con el denguef

Hay momentos en que las toses ahogan la vo» de los comediantes, produciendo tal algarabía que el teatro se convierte en una olla de grillpií.

Unos tosen en tono menor y con la misma lan­guidez que emplean los barítonos baratos cuando cantan una romanza; otr s tosan en falsete.sobre-agudo, á manara de contraltos de capilla, y algíi-uoa al toser parece qae están derribando unA paerta. „ .• «

Pero casi nadie quiera confesar que tiene 01 dengue. Lo más que dicen es:

—Esto no vale nada; un oatarrillo que cogí «1 jueves en la Princesa. Nos constipamoa todos le» espoctadorssi , —¿Eran Vda. machos?

—Siete. . , Ha habido nnft época en que ninguno tenl»

reparo en confesar que estaba con el denguepor­que la enfermeílad se había puesto de mqdií y todo el que tosía experimentaba cierta satistao* oión de orgullo. , . < i j /

Ahora se siente uno malo y dice a la a o m ^ -

—Agapita,yot6ngoel dengue; p;ro no se I» digas á nadie.

—¿Por qué, señorito? —Porque no quiero qna 8« alarmen las perso*

ñas pudientes... vaya, abuv. Y el enfermo cierra el ojo ea el seno d e la

confianza. Después de todo, m^or es esto que raonrsft

públicamente sembrando el pánico entre la genj te elegante y dando motivo a que digan todas 1A« personas discretas: , . , j«

—¡Pero hombre! ¿Ha visto Vd. qué barbaridad? ¿Pues no se ha muerto del dengue Fulano?

—No me extraña, porque era un insensato majT grande. Habrá cometido alguna ligereza...

—¡Ya lo creo'.Figúrese Vd. que se puso á conw» queso de bola j un to al brasero y enseguida M afeitó. Ya ve Vd. qné falta de reflexión.

—Algunas personas parece quo tienen giJü?» en abrirse la tumba.

—Ya, ya. jY después se qua^am , ,„ , En concepto de las personas cientlfioas. e |

dengue ss quedará aquí entre nosotros, en ola»* de enfermedad endémica, y estará al alcance do todas las fortunas, como la loche de burras y los teatros por horas. .

—jOaramba!—decía un solterón egoísta.—1^8% enfermedad nueva! Como si ya no tuvióraíüoa bastante con la pulmonía y el tifus. ,

-Dé je l a Vd,—contestaba un esposo inífllí, que vivo con BU suegra y dos cuñadas. -No pa* rece sino que estamos tan sobi-ados de enferiíne' dades.

La verdad es que las epidemias son b a s t ^ w útiles en algunas ocasiones, Díg.alo sino D. Ve» nancio, que se ve y se desea paía satisfacer ufl exigenoias de los ochocientos aspirantes, á la di»

. « — P ? ^ aiM

12 BIBLIOTECA DE E L IMPARCIAL L A DAMA D E LAS ESMERALDAS

en aquellas vein1;icuatro horas; sin embargo, co­mo Gabriela tenía interés en exhibirse con él en el Bosque antes de la partida, él prometió que T e n d r á ¿ buscarla al siguiente día á las t res en punto.

Al abandonar París había guardado Gabriela «US oarruaies en la cochera y puesto los caballos A. pupilo en casa de un tratante de los Campos Elíseos, quien al regresar se encargó de procu­rarle un cochero de confianza.

E l señor de Luceuay, cuando llegó á la calle do Caumartiii, encontró, por tanto, h, victoria en­ganchada, y á la joven dispuesta a montar en el carruaje.

Juntos partieron para el Bosque. En t ra cierta clase de gente se comenta siem­

p r e mucho la desaparición de tina mujer conoci-aa y cotejada.

Además, Gabriela, muy en 3vidoncia p r sus relaciones con el marqués Celestino de valande-lle, había dosapareciio de repente, sin que i aera posible saber su paradero.

Nada excita la curiosidad como ni misterio. Muchas personas habían intentado sondear

«stñ misterio, pero ninguna consiguió su pro­pósito.

Era también objeto de comentarios Celestino de Valandelle y su nueva pasión, una encantado­r a desconocida, con la cual se le veía en todas Í(artes, y á falta da su nombre, ignorado, se la lamaba la DanM de las 7''smeraMas.

¿Cuál era su orií^'en? .'ÍJe dónde venía? 2Cómo la había conocido el marquf^n? ^

A tales-preguntas nadie podía conteí3tar. Pero todo ol mundo convenia en declarar que

fin aparición m escena labia si'io probab, amonte la causa del eclipse de G-abriela.

AI paso que una do estas ©afcrellaa seolevaba «n el horizonte, la otra hundíase ep las tinieblas.

Magdalena Gallier d;i.ba o ¡n íreci;e;i:;i;i recep-•cionas en BU hotelito de la callo de la Faisande-rie, lw*ro su ,i,'ónero da vida ílifertnciibaso bas­tante de la de otras muier3s de BU pobioión.

CitÁbaaa no solo s'i herinosnra. Bino t-,j;':bién « u iutoiigencia, su irreprochable diatinciou, su elegancia.

Hablóse de ella CJ n cierto cariño; los hombres ,«ine la rodeaban, es decir, los amigos do Celesti-¡aio le profeti-^ban un respeto sincero.

Cada vez más prendado Celestino, tenía siem-;pre presente BUS compromisoa y jamás solicitaba

,«6 Mago aleña otros mvores que su presencia y mvL mano para besarla.

Seguíala sin una queja, con la adhesión y la ^delicfad de un buen perro en el camino quo ella « e habla trazado. .' —Ya lló¿ará mi t toa—so decía;—puedo •• -

f Magd&leuaj por el contrario, comenzaba á des-V «nlmarse «a vista de lo infructuoso de todas BUS i 4pationoe Hoyadas & oabp para enoontra;: W ^8«*

nes en el mundo de la geute alegre no habían dado el manbr resultado.

Resuelta á investigar por todng partes, mu« chas veces vestida como una msneatrala y e a compañía de Valandelle, también con traje de un modesto empleado, habísi explorado garitos y la--panares.

Julio Meroier, por razón natural, no pareclsk por ninguna parte.

—Perdemos el tiempo... ¡No llegaremos nunool —murmuraba con desolación Oolaatino.

Magdalena, disimulando su pro^^io desaliento, contestaba entonces.

—¡Llegaremos, estoy f.iorta do elb! ¡Una voa interna me asegura qua ese raisariabia no queda­rá impune! ¡No sería Dios justo, y creo ou su jus­ticia como en mi alma!

Y se entregaba á la e!?peranza, ***

Cuando la victoria do Qabrisla entró al trofcs de sus dos steppers en la avenida de las Acicias, paseo que desde haca algunos años ha d«sSrona-do la clásica vuelta del lago, tan en moda anto3 á infinitamente más pintoresco, era tanta la gñnt3, que los coches, obligados á marchar al pjfio, aa ponían en illa.

La llegada da Gabri-ila prodiyo el pequeño efecto con que olla contaba.

Sus antiguos aiüigos, on sXKa númaro, y su3 rivales, más nunieroaas^ todavía, dospnós do ad­mirarse de su deSíiparioió;!, JO p.soM^jrabm o hora de verla reaparecer ron taka b"illo q'ia nunca.

Los hombres lo enviaban con loa dedo.s discre­tos saludos.

Las mujeres, aun «..luollaa quo 1?. d-^te-stabao :nás—esas sobre to'.lo ¡•íiil'j-al pj.sar.

,!'io3 T!0 roconoc la. '!.?.¡a sentado jviüto 8k

Poro nadie conocía, 1 oi al caballero de gran p- t, i ella.

Dos años de desaparición habían bastado pa­ra hacer olvidar por coiuplst-.o al conde Lucoaav, muy variado desdo ento.vos c 'n la barba corrida que ahora usaoa y por la o.-.pro.s!¿u más seria da su rostro.

Se le miraba como á un cstranjoro rico, e.itre-madamente rico, pues era pri oíso sor más qua mi­llonario para ocupar al la lo de Gabriela ol puos ' to del marqués de Valandelle.

—¿Queréis venir á Madrid á lobar un vaso da Porto?—preguntó el señor de Lucenay.

—Con mucho gusto. Minutos después Julio y la exAosdera des­

cendían del coche y se sentaban en una de las mesitas colocadas bajo los árboles eu ol patio de la quinta de Mn.drid.

Una alegre exnlamaoión de sorpresa les aoo* gi<^

Los señores de Vervoy y de Saint-Romaa 86 hallaban instalados en la me.sa próxima.

-«-(Ahi niisteriosillal—dijo á Gtibriela e lbaróa d e l /ervey, después da un apretón de manos,--»

-Bignore, ¿adonde hay que conduciros?—pre-^ n t ó el muchacho.

—A Poveglia. Veinticinco minutos después, Julio de Luce-

jiay desembarcaba en la isla, y se dirigía á la vi­lla donde la pobre Enriqueta velaba prosa da inquietudes. , , ,. „ ,• ,

—¡Dios sea loado, amigo mío, al na llegáis!— exclamó.—Como no tenéis costumbre de rocogo-Tos tarde, estaba inquieta.

—¿Qué temíais, pues, querid;-. mía? —íío sé cuántas desgracias imaginarias... —Mi intención era retirar;ne antes... A pesar

faiío, me ha entretenido un amigo... —¡B.\h! desde el momento en que venís sano y

palvo, nada ma importa—interrumpió vivamente Enr ique ta , -no preguntó más,., nada deseo sa-1)61...

—Os habéis cansado esperándome... ¡No es eso razonable!.,.

—Sogaramente, pero no es posible dominar la inquietud.

—ToTiéis razón, y lo lamento profundamente,,. Idos A descansar cuanto antes... Por mi parto V03' á liacar lo mismo. Hace tiempo que pordi '.a costumbre de trasnochar y estoy fatigado coiao vos.

,TuUo imprimió un beso en la frente de E n n -(juetay se encaminó á su habitación, miei;r,raa la jovon (iiri/'íase á su alcoba, tardando no poco en donu-'i'flo, a ¡lOsar del cansancio, atoriiijaí.;ulrt do cont;ano por pensamientos cuya iiaturaloaz co-woosmos jjeríectamonte.

V

•K, w aHHwiuQ «wjBUftyoi {Ahora oonapreado por qnó la víspera de la bod^ JuM mmk 1M ignmm da wa^ úa tvax^ ^ ^ «ú» iffrówiMa «ajtfo o> iníonaabaia oon tAii*

No erirraroraoB en dot.allos para referir 1 iw co-jnioí-íos de lari relaciones entre el oonda oe Lu-coJiay 3' Gal'rielaSteliin'.

La querida abandonada de Celestino o'o Ya-lai-¡da'l!a habla coi:<eguido el fin quo so p'' •piis". ¡

Pretendía adquirir sobre el marido do Jijiiri- i quota una Í!ifl;ienoi,a creciente de día en día, do- ' jiiinarle, for;nar¡e á su .antojo, forzarle á sr!.ti-<fa-<íor, no polo sus fantasías y caprichos, sino tam­bién á jirovenirlos antes da que ella tuviera idea de 3o!icitíirlos.

Agregaremos quo el conde—por lo menos li3,sta nueva orden,- -salvaría las apariencias no roinpiendo bruscamente oon su mujer, en aten­ción á las más elementales conveniencias.

Rara vei. regresaba á la vUla Doria daspnás do las dos de la mañana, y aun así, buscaba pre­textos para justificar sus ausencias.

Bniigueta, aunque indiferente y por tanto sjflna á los celos, no se dejaba, sin embargo, en-1 ganar,

Sin comprender la razón que alejaba de ella cada vez mas al señor de Luoenay, y sin tr&tar tampoco de couooerla, advertía instintivaraents, ^ n e los pretextos alagados por él oran fidsos.

í í» se irritaba por semejante falta doíranqoe-

que era victima, no ya por ella, sino por el noia* bre que llevaba.

Anita, la joven doncella t a a adicta á eu ama no dooia nada.

Dotada de gran perspicacia y desconfiada pof naturaleza, había adivinad» lo que sucedía, com*

Íiadeoiendo en silencio, con el alma, á la pobrC ' Gnriqueta, victima de tan doloroSa exititcncia.

Sncedíaiise loe días. Tra.ícurrian también las semanas y los meses

monótonoa sia incidentes que merezcan ser rel&« tados.

Aproximábase el término del embarazo de 1» seü-ora de Luoonay,

Dentro de. una quincena el niño vendría al muudo.

Después do violenta lacha consitro misma, pues le rep'.ifinaba tratar do semejanto asunta con su moridu, se decidió, forzada por la nocesl» dad, A decir una mañana ai señor do Lucenay:

—Convendría pensar en procurarnos uua na» driza, amigo mío.

—Pensaba en ello—respondió el conde.—-Apa­ñas regrosó mo ocuparé en ello.

--¡Apenas regr8sos!.,.-~ropuso Enriqueta sor» prei-uiida. ',

—¡Sí, voy á emprender un corto vi^sjo. Ho reoi^^ t)!ilo Ui'-, carta dd mi admim,strador. Mi presen-' oía os, so;;áu parecí , indispensable ca Paría, dondo pa«aró dos ó tres días.

—¿.N'o toaiéis dejarme sola on estos rr<.omoutos?, - K)» repito quo mi auaanoia eorá brovo y qiitj

ca n'.-ce;ídria. 8-d trata de loa últimos trabajos quá es preciso lltn'ar á efecto en nuestro liott!! do la callo doi Circo. (Quiero que todo se baiio di.*-piiest-> r.'ixá r-,ífiV-Iros j sea di^no de ^'os.

—Creía que iríamos antes á Olion.ieviores. —I revaos á CitCTinevieros; poro más tardo,

ou'iiviio no« ha.'i'-aiíiOs insitalado en oi hoíc*l. ¿No ctiriiprindeis que tojiomoa que í^iuardar U:Í sfci-e--to y r¡í!0 vacst. o biio, visto deuiasiado vrento por loíí veí-i:!0.-, del ¡ni.eíüo y por los crio Ío.-j de vuas-

¡ tro padre, eouatttuiría ua riesgo para Qe.-icubrir ! lo que fiebemos oouit.ai'?

—¿Y no existirá el mismo psligro en ParL-j?— baroriceó la joven..

—p'.xistiría de seguro, y para evit-arlo tengo fjl propósito de qua el niño no nos acompaíiq cuando regresemos.

—(PensáiJ separarme de él!—exclamó Ear i -quota aterrorizada.

—Educarlo en ol campo no mvk separaraou omplotaniento doil—roplioó Jalio,—Tróis á ver­

le con la frecueúcia que deseéis, ma!» el puesto que lo corresponde ^ cuando su presencia no pu" ' rios malévolos. De un ni*" marse que tiene ocho de un niño de cuatro m ¿Me C'Traprendéis? • -^ l^ .saodo que d Iftdá'

¡i,)ar4 ' tino • • • • • . a -

Page 2: el imparcial 9-1-1893

Añ(te^J[Jii1kyiIj t í i

pntacióíi á, Cortes y d? los cinco ¿íHafeiBeras que a-ipiran á «ieírtfeoSTratjKco^.'-' ' ;

—^h. ver'.'^ráigaiiie Vd. el libro del jpersenal— di^se al \ke del negociado correapoadjfflite.—Ne»-5(esito siete plassaa de 12.

—Señor—contesta el otro,—todos los emplea­dos de 12 están recomendadísinussíá uno le pro­tege la margnesa de la JElástaca, á otro tina ama seca que», está en casa de GÚZCLUIZ, el senador; á otro..,

—Basta. Veíanos la lista de k s d« 10. —A lojR de 10 les pasa lo propio... ÍTo hay más

4ue un weourso. - * ^ u á l ? —Que sea verdad lo del dengue. E s el único

lue puede hacer vacantes. Lma TÁXOADM.

(^rohibidíi ¡a reproducciónj

PANAlVlA

( »« (POR TELÉGEAFO)

NUESTBO COBBESPOIÍSAt.)

París 8 (10,12 noche) S<o« » 4 m i n l s t r a d « i r e s e n l a e o n s e r j e r i a

Los administradores de la empresa del canal de Panamá, Sres. Carlos de Lessepe, Oottu y Fontane, han sido puestos en comunicación y se­rán trasladados á h. conserjería.

Permanecerán en ella hasta que termine la visi-.ii del proceso y ocuparán celdas más oémod»» qu9 las de la cárcol de Mazas, aun cuando n^ ha­brá en ellas otros muehíes que un» cama, una masa y una eilla.

Los procesados conferencian frecuente y de­tenidamente con sus defensores.

K a « T « « re8rf8t r«s í S» baa practicado hoy nuevos registroa do­

miciliarios, y se «apone que uno de estos días se adoptarán resoluciones que causen profunda im­presión en la opinión pública.

Acaso el anuncio no tenga otra base que el haber celebrado el ministro Mr! Bourgéóis una dñtenida conferencia con el juea Mr. Pranquevi-Ue y el procurador general de la república.—A.

(OB LA AGENCIA FABBA) P A E Í S %.~El Fígarg de hoy so^itiene que el

8r. Baihaut se encuentra bajo el poso de una it^rave acusación, pero dice que reáriéndose ésta á actos minie teriale« durante el tiempo que des­empeñó la cartera de Obras públicas, el juez de instíueoión no tiene atribuciones para ordenar su apresto ni su encarcelamiento, hasta tanto no se pida autorización á las Cámaras, que es á quien por la ley corresponde entender en estos asuntos.

EL PRECIO^DEL PAN] Bl Ayuntamiento de Madrid acordó, en «a úl­

tima sesión la reforma, del artículo de íaa Orde­nanzas relativo á las fracciones del pan, autori­zando las de 800,4(X), 200 y 100 gramos que ha­bían solicitado los panaderos y buena parte del púbHco.

Ahora toca á los tahoneros cumplir la pala­bra empeñada de llevar hasta el límite posible la ¿•«baji en el precio.

Kegún creemos, desde que empiece á regir la •efornuí antedicha, los precios corrientes serán: JíJ céntimos los oOO gramos, 18 los 400 y 9 los áOO. _

S.i esto es así, creemos que desaparecerán los puestos de pan que se autorizaron á los se lores U i a ^

*** La cuestión de los panecillos largos tiene un»

Be,£;(j.nda parte. Parece que, comprobarla la impo­sibilidad do sellar dicho jKín, so autorizó la sus­titución del sello por una etiqueta de papel.

Bl alcalde ha recibido indicaciones de mu-3haa personas para que se dispense también el uso de la etiqueta, y que «e limito á obligar á aue dicho pan se venda al peso, á BOlicitud del oúbKco.

El teniente alcalde del distrito del Hospicio, Sr. Eubio, decomisó pyer buena cantidad de pan falto de peso.

Oti-o tanto viene haciendo todo* loa días el •leí Centro, Sr. Sánchez (D. Simón).

sEicio mmu OE "EL mmt,s (»K NÜESTBOS CORBESPONSAIiES)

£ 1 g e n e r a l V l i o i t m a s París 8 (10 noche)

Ha muerto hoy el general Thonmas, uno de los i d b antágaoa redactores de Le Temps.

Estaba encargado de la sección titnlada Tie militáire y en elia ha demostrado durante mu­cho tiempo su erudición y sus profundos oonoei-mientoB en « l^r te de la giwrra.

Ayer escribió el ilustre escritor su último jkr-tlcuió^i^ toaáana le publicará I/e Temps.—A

£ 1 t r a s l a d o « e s l r C i t a n S m l t h

L a noticia de que Tánger 8 (IVO ^aiian«0 sil" Charles Euán Smíth,

nñnistro de la Gran BretaflA en ese* «&dad, fm¿ teisiadado á otro punto ha causiSft sp^nosa m -presién en. la colonia inglesa.

La prensa protesta enérgicaM«nt« contra la medida, y muchas jwísona» han dirigid*telegra­mas á Inglaterra jEotestaBáp taBc^iéa contr* ri traslado por creer que el diplomstico'citado a«-fiende con energía e inteligencia los intereses de los súbditOH británicos en este imperio,—M.

E l dl<ia« d e S a n F e r n a n d o Cádiz 8 (5 tarde)

Con motivo del acuerdo referente a l a sus­pensión d é l a subasta para la construcción de loa áiques, los ánimos están bastante excitados en la vecina ciudad de San Fernando.

Bl Ayrmtamiento. que 8« ocupó ayer del asun­to, acordó gestionar a fin de que en el nuevo con­curso que se anunciará para el dique de Carta­gena se incluya el de este arsenal.

En la reunión del Ayuntamiento á que ma refiero, manifestó el alcalde que deben reunirse todos los elementos de valía de San Fernando para tomar acuerdo definitivo respecto á lo que debe hacerse.

E n opinión del alcalde, e« preferible este pro­ceder á las manifeatacicmea en las calles, pues aquéllas podrían ser m«l interpretadas.

Habiéndose conformado el Ayuntamiento con lo propuesto por su presidente, se ha invitado á una reunión, «ue se celebrará á las siete y me­dia do la tarde en la Casa Consistorial.

Están convocados á la reunión la junta de asociados, los gremios, comités políticos y demás r»presentaeiones locales.—Qaero.

Cádiz 8 (9 noche) Según refieren personas llegadas de San Per-

ruando en el tren de las cinco y media, en la re­unión que ahora se está ceíobrando en aqu&ila ciudad se pronunciarán discursss tr&t-aíido de demostrar la importancia que el arsenal tiene para la región y para la patria,

Al tratarse el asunto sajo el primer aspecto, se defenderá la necesidad de construir el dique seco, á l inde que viva el arsenal, de que depen­de la existencia de centenares de obreros.

Como cuestión de interés para la patria, se hará ver la conveniencia de que exista dicho es­tablecimiento por estar en la confluencia de dos mai-es y á pocas millas de Gibraltar y de la costa de Marruecos.—Q«e/-o.

D o s jolftos « n e m a d o s Burgos 8 (10 noche)

Ayer murieron abrasados en Castrogeriz dos niños de corta edad, el mayor de tres años y el menor de uno, á consecuencia de haberse quema­do por descuido la cama donde dormían.—0«-tañón,

F a l l e c i m i e n t o Burgos 8 (10 noche)

Ayer falleció en el real monasterio d« las Huelgfciii la excelentísima señora doña Bernarda Tagle, que había sido dos veces abadesa mitrada de aquella aristocrática casa.—Onte^éw.

(DB' T,A AGENCIA PABEA)

D e s c a r r i l a m i e n t o f r u s t r a d o B E R L Í N 8.—Según despachos de Dortmund,

en las inmediaciones de la estación de Nauxel ha sido destruido un rail con un cartucho de dina-nodta.

La intención indudable del autor del atenta­do era hacer ilescarrilar el tren; pero su infame tentativa ha fracasado.

J u b i l e o d e l P a p a ROMA 8.—SU Santidad León X Í I I ha inaugu­

rado hoy la serie de las fiestas de su jubileo epis­copal, recibiendo á más de quinientos niños acom­pañados de sus padres ó pai'ientes.

Los niños han entonado himnos religiosos y el Papa los ha obsequiado con lindas medallas.

^ n e l g - u i s t a a P A H Í S 8.—La mayoría de los obreros declara­

dos en huelga en Saint Chamoud se reunirán esta taide con objeto do acordar de una manera definitiva la conoijota que deben seguir.

Se cree que resolverán declarar terminada la huelga y rccinudar inmediatamente los trabajos, en viftta de que ya lo han hecho muchos de sus compañeros.

IMOZO!... LO DEL SERENO

Nadie sospechara á estas horas que imo de ios mejores oficios es el de sereno de Bilbao.

Y, sin embargo, así es. E l alcalde de Bilbao ha dispuesto que mien­

tras duren estos crudos días invernales se de á. los serenos á eso de las tres de la mañana lín tente en pie concebido en los siguientes tér-miaios:

Un café, no dicen si solo ^ con estrambote. Una copa de cognac, sin'precisar marca. Un cigarro puro, sin precisar tampoco el gra­

do de pureza. • Nuestra enhorabuena á los serenos de Bilbao. Y nuestro pésame á los vecinos de la invicta

villa que no tandrán sereno seguro á las tros de la mañana y que llamarán en vano:

—'ühomin! ¡jUhomiijH ¡¡¡Ohominü! Masía que el guardia más próximo se entere

y acuda: —Son las tres, señorito, y Chomin está do

orgia.

r.<*C* •vr'.fc

gtSCGIQN DE NOTICIAS Rettflion<JS y Socieuades: E n h, Academia de Jurisprudencia, esta no-

4^e á las Boeve, inauguración de Is* ooüferen-oifts sobra el Códi^^ civil oon «na. dol Sr. Mon-Teal Bobi-e el si<^utinto tema: «Idear gsneral del Código y sus disposiciones transitorias.—Nocio­nes preliminares.^Las personas seéún el Có­digo.» .

—En el Circuló oentrulista, á las nueve dé l a noche, volada á beneficio del emigrado portugués Antonio Oardoao.

—En el 0»Etro del Ejército y d» la Armada, á las nueve y media, junta general ordinarift-jyara lectura de cuentas, y seguidamente exta-aordina-ria para la lectuí a de la Memoria anual,

—Esta noche, á las ocho, sé verificará en ol teatro do la Alnambra el banf^uete oon que el «Centro Instructivo del Obfero5> conmemora el sexto aniversario dé su fundación. _' * • '

—En la juuta general extraordinaria verifi­cada ayer tarde para la reforma de varios artícu­los al Reglamento de la Sociedad de San Juan Ante-Portam-Latinam, terminó la comisión su co­metido, y se acordó que estas reformas rijan des­de el 1." del próximo mes de Marzo.

Un error, que lamentamos y que rectificamos de buen grado, nos hizo decir ayer que nuestro amigo D Federico Luqu© había visto morir en pocas horas á una hija y á una nieta.

La desgracia, oon seV grande, no ha revestido lasT)roporcion63 que se le dieron al principio.

La única pérdida que tan respetable familia ha tenido ha sido la, de una niet«oita de l señor Luque.

E s bastante, y por e lk enviamos á la familia interesada la expresión de nuestro sentimiento.

Es ta noche, á laa nueve y medin; se verifica­rá la sesión inaugural de la Asamblea de las Cá­maras de Clomercio, que será presidida por el se­ñor ministro de Fomento.

La asistencia á la asamblea será pci miti la á los señoras miembros de la Cámara y represen­tantes de los gremios.

Durante el día de ayer recibió ia comisión ejecutiva muchos telegramas de importantes cen­tros productores de alcoholes, felicitándola y adhiriéndose á los acuerdos que se tomen en la asamblea.

El mismo día en que murió el infortunado Evaristo Rápela, dejó el señor ministro de la Go­bernación cesantea á dos cuñados del muerto que son el único sostén de la numerosa familia quo dejó el finado.

E l Sr. González haría una obra buena repo­niendo á aquellos dos funcionarios en sus desti­nos ó en otros análogos, solución con la cual que­daría algo más soportable la angustiosa situación en que se encuentran la viuda ó hijos de nuestro malogrado compañero en la prensa Sr. Rápela.

Hemos visitado la exp isición y gabinete foto­gráfico del acreditado fotógrafo Sr. Alviach, si­tuado en la Puer ta del Sol, núm. 14, en dondj hemos tenido ocasión de ver unas magnificas fo­tografías bajorelieves, última novedad, con pri­vilegio de invención.

La¡s personas amantes_ del arte fotográfico de­ben visitar dicha exposición, seguras do que han de quedar complacidas con este nuevo sistema de retratos, no conocido hasta el día.

' -La infanta Isabel ai^queóloga. Interesándose por las antigüedades madrile­

ñas, la infanta doña Isabel tiene el propósito de hacer que se practiquen excavaciones en el lugar donde estuvo enclavado el Madrid romano, en la vía militar de Titúlela á Segovia.

Este emplazamiento se halla en un monteoillo inmediato á Pozuelo^

Un Ayuntamiento que va en corporación á la cárcel no es cosa que se ve_ todos los días, aun cuando convendría que se viera con alguna más frecuencia para escarmiento de los demás.

El hecho ha sucedido en Guadahortuna, da donde escriben á un periódico de Granada:

«El Ayuntamiento en masa, entre cuyos indi­viduos se cuenta el presidente del comité liberal de aquella vilk,, ha salido con dirección á Izna-lloz, cabeza del partido, aoompi^do del juez de instrucción del distrito y-custodiado por fuarzas de la Guardia civil, * _

»SQ cree que todos los concejales habrán in­gresado en la cárcel; pero nadie en Guadahor­tuna acierta con la causa de tal suceso, siendo un misterio para todes.»

Como presumíamos, no hube ayer conato si-quiBra dé manifestación obrera.

£ n la plaza Mayor, en la de 1|, YiUs.^ eíi la de Oriente y en Vaítehermogo, ¿o se reunieron grupos.

E l cabo Guerrero jr el soldadoOhumcharreta, del regimiento del Infante, condenado» á muerte en Zaragoza, encuéntranse muy abatidos, sobre todo el primero, que no prueba alimento alguno durante las comidas.

Cuentan que el cabo ha dibujado en la pared del calabozo un cadalso, y en él figura que, sube las escaleras un soldado, en tanto que en el ban­quillo aparece sentado un cabo, esperando que el verdugo lo ejecute.

l i a t e m p e r a t u r a d e a y e r Máxima ••• 13,5 Mínima.*. •• •.••••••*•« 3^6

Bs^ún ios partea récíbidoa'de lík* tíapitaíes,

t 'lli(ni)rr..i>. / • 'V:^ # # * , ^0^ "»iñili»i Núm.

fiüá

»yér llovió en AlbacetáS, AvilS;; B # ^ 0 3 , Orense, Granada, Guadalajara, Jaén, lii5íi^.Salaman<3<^ Segovia, Soria, Sevilla,. •VAlladoliay Zamora.

B o l s a d e l i a e i t o s Ai¿-es.—B|a 8.— Tele-tframn de la Ayenwi Fítbtii.—^oci&áel oro en e l día de ayer, 2ai* ,

Xios sucesos de ayer A Ins cuatro de ^a tarde fué detenido en la ca­

lle del Mesón de P,-.redes un joven que, después de cobrar algunas cuentas de pan, se gastó el di­nero.

—A las cuatro j cnarto trató de suicidarse, tirándose por el Viaducto, un jornalero de vein.-. tiun aflo.?,_ llamado Antonio Muñoz Abad, pero los guardias do orden público que allí prestaban servicio lograron a p - 'erarse del joveu y le cOn-dujsi on á la prevención.

El detenido manifestó que había pretendido matarse, á causa de una cuestión que tuvo con su padre.

—A las siete y media de la noche un carruaje particular atropello en las Cuatro Calles á una mujer de sesenta años y le produjo contusiones en la cara.

—A las nuave un carro de los que se dedican á la distribución de carne arrolló en la calle de la Pe á María Mensegué PlanaBj da sesenta y 88Í3 años, y la fracturó la pierna izquierda.

El conductor del caiTo iué detenido.

LA POLITaSA OEL DÍA _ El Resumen, que obmo E L IMPABOIAIÍ ha es­

crito otras veces para demostrar la incompatibi­lidad moral y material que existe entre ciertos cargos y el de diputado ó senador, recoge ano­che parte de nuestro artículo de ayer para em­pujar más y más al gobierno en el camino que con tanto gusto de la opinión puede recorrer.

En caaibio, La Correspondencia mira la cues­tión muy de otro modo, y entiende que es hasta conveniente la presencia de loa diputados y hom­bres políticos importantes en los Consejos de ad­ministración de la» Compañías.

Resulta de semejante teoría que es provecho­sa á low intereses generales la gestión de los di­putados que se dignan representar al país en los Consejos de las grandes empresas.

En la hipótesis sie ipre negada—como dicen loa abogados—de que e-stuviéramos de acuerdo con el colega, siempre nos quedaría una üiver-gencja, y eü que entendemos que todos esos ser­vicios prestados á la nación como representan­tes ddl país deben hacerse de balde.

El dinero sobrante podían utilizarlo las Com­pañías en muchas cosas; por ej'emplo, en servir mejor y más barato al publico.

Nos complacería saber si el estimable colega opina también en este punto de distinta manera que nosotros.

*** La junta directiva del partido socialista «o

rsunió ayer taroie en el Centro establecido en la calle de Jardines, acordando en principio tomar parte en la próxima lucha electoral y presentar candidatura completa.

*** Como ayer dijimos, hoy «e reunirá la Jun ta

central del censo para designar un individuo que sustituya al Sr. Cárdenas en la ponencia á que éste pertenecía.

*** A mediados de esta semuta «.parecerán los

decretos de reformas en ei ministerio de la Guerra,

*** . Hablando de las próximas eleooio«»9 se ha­

cia ayer en los círculos políticos la observación siguiente, que consideramos oportuna.

En muchos pueblos han hecho los conserva­dores mangas y capirotes en las listas electo­rales.

Valiéndose de la autoridad e ue tenían los al­caldes de monterUla, al imprimirse las listas han hecho alteraciones, que parecen erratas, en los nombres de muchos electores liberales, propo­niéndose de esta manera conseguir, cuando me­nos, que surjan dificultades para la identidad del elector y aun impedirle «tue vota.

Para deshaseí' este juego podría la J u n t a oentraLdel censo ordenar €|ii» s« hog^ .\u>a, oona-probación entre el censo matriz y las listas im­presas que s e h a n de fijar al público.

*** Segúij dice un periódico,^ considérase ultima­

da 1^ c6mbinaoión diplomática. El Sr. Gutiérrez Agüera oontláuari en Bru­

selas, pasando á Tánger el señor marqués do Bendaña, y será nombrado para Gonstantiuopla el señor conde de Almina.

»** E n la provincia de Gerona se han coligado

carlistas y conservadores para derfbtar á los mi­nisteriales, y e s probable que lo consigan, ex­cepto en Figueras, poí- donde se presenta el se­ñor Baró, y los conservadores abandonan el campo.

*** Es va un hecho que el Sr. Capriles no acepta

el gobierno civil de Puerto Principe, para que ha sido nombrado.

Ayer tarde se encargó del negociado de la prensa del ministerio deda Gobernación el señor D. Eugenio Selles, que recibió á los; periodistas coa gran amabiíidaid y cortesía, imaniíeatándqle»

1 hará todo lo posible para facilitarles cuantas no-^ticia"8ésfíteeft80sííf:iiíÍn«erá»g^$jraL ' : r ' i

El Sr. Selles r^oilHíá^^lo* j^riodi^bas todjítf' los días á las cuatro y media de fa farde y d58e jr mediado la noche.

A las tres y media de la tard* se reunieron en cafía del Sr. P t l o s Sré?. Valtés y Ribot, Goll,. Moya (D. Ambrosio), Salm^rén, Pedregal, Labra, Lahoz, Cskivet, Baselga é Hidaleo Saaveds*.

Sejiió lectura á las bases redactadas por la ponencia que se nombró y ( tía han de Servir pá-'' ra la coalición d9 los republicanos.

Después de cuatro horas.óé discusión, solo aprobaron, según dijeron QIÍOH mismos (siendo lo único que dijeron, pues ¿mbién se muestran reservados), dos baSes, de la« nueve que contiene la fórmula de la ponencia.

Lo que resulta de pbsitivó efe lo qiie ya hemos dicho, á saber: que la refundición en un solo par­tido no existe, auaque se quiere encubrir la coa­lición con cierta vei^dni-a que haga aparentar esto.

En seguida que se ultime la coalición sé diri­girá un manifiesto á los tree partidos republica­nos de provincias, exponÍL¡ido los trabajos que se han hecho para conseguirla, aconsejando que se esfuercen para obtener una gran consolida­ción de fuerzas, y dando algunas instrucciones para irse aproximando al triunfo: dedos ideales comunes, es decir, al- advenimiento de la repú­blica.

*** Anoche se encohtrarcfn cosMa&Miíéiea el tea­

tro Real el señorvpresidente del Offfliíio y.el se-, ñor ministro de la Gobernación.

Es muy posible que la entravi^áibayá tenida importancia política.

A LOS FONDISTAS El qu9 desee tomar el servicio de fonda del

Balneario d» Zuazo, puede enterarse de las con­diciones en el escrito-io de los SrS». Juan Cano y C." en Vitoria, donde se admitirán proposicio­nes hasta e l 3 de Febrero lycÓKvmo.. :

T I R S O . Extracoioneti sin dolor. Mayor, 78.

Las doncellas de 12 á 15 años absorben tal cantidad de alimentos endáépocade la pubertad, que el estómago no puede siempre digerirlos; el mejor remedio indicado en eatosoasos es el Vino ó los Polvos depeptona de GhApóteaut, que contie­nen la carne de yaca digerida, y asimilable, repa­ra las perdidas fuerzas, aumenta e l peso del cuer­po y puede considerare* como 'preservativo de la tisis, tan freouente «n esa ^poe» da la vid».

Dr. O. Pauíe, Dentista^ Fuencarral, 45, pral. áiti i i i i I I \ I I ir I I I. I ..

• p T T T T n Q r«Mdeis,los<Mra:leíXns-eem%*m r J j l U « I ^ O (gj^g e o t t c e s ^ a d a . Se re­mite mandando 10 pesetas al Br.Saez, Barcelona,

MMh£M m ALIOMBRAS Uruiz ele Velaron

Tapices y alfombras inslesias I I I I I II < « :

El Sándalo Midy es«l solo que cusa .y BU éxi­to es tal que- los farm8i»*é»tlc«»=oÍB«6M» dipanilas de sándalo adicionadas de alcanfor, copaiba y cu-beba. Todás-esás mezclas séfi inútiles y golo_ sir­ven para cansar el estóiMigo y los: i»t«itinoB; conviene, pues, á los interesido* exigir siempre ú Sándalo Midy.

mmt mnm. S*»t08 B1II.DÍA..—San JuKih, mártir, 'y sU esposa

Santa Basilisa, virgen, y San-Mairoeliao, obispo. Oai-TOí.—S» g«na el jttWloo d* Cuarenta Horas «n

San Martin y empieza el solamne aetenario i Nues­tra Señora del Dastiarrcr; i las di»a haíaxi. mis» solem­ne y por la» tarde ejercieios, predicará «1 Sr. Sar­miento. , •, * jL

La misa y oficio divino son de la lufraoctava. VniTASB üiOaara aa W».tiU.—ííüostra Señor»d«l

Rosario en las Catalinas, Santo Domingo, San José, Cañizares y San Ginés.

ESPÉCTACULO$"PilM' M TEATRO BEAL.—í?o hay función. ESPAÑOL.—A las ocho y media.—FuneiÓñ,88 d«

abono.—Turno par.—(18.° lunes dcSfrtoda.l-Kiihonor dé D. Adelardo liópez de Ayalá.^GóUsuelo.-^Los oo-

0 0 \ÍBDI A.—A las oobe» y msai»,-^* »«rl*i^Ta*-no 1.°—Mariana. ,. ' ,• r

ZAEZU-ELA. —A las ocho y m«dia. — L» esti»-diantina. : ,. , . . „

LiAEA.'-A, IM ooha y medí».-;!.» « r i» . - -Tor ­no 1.° impar.—Mil duros y mi mujer.—L69 hijos M Elona.—(Segundo acto.)—Ei son que-tocan.'

APOLO.—A las ocho y niailia.—fj« rap4MiC« d« Chkmba.—La revistar.—L« oáiriaía.—Itos iirfitiWS,

TEATKO T 0IEGO I>B PA^ISH.—A las o«hoy tres cuartos.—Miprtacip* Alejiasidro..

JESLAVA.^A las ocho y, media,—(Juatín.—El hijo de su üxcelenoia.—El día del juicio.-¡PoBreá foros-

EOMEA.—A las oeho y media.—Los maestros «wm»*-tores.—El marqnesito.—El monaguillo.—Los maes­tros cantores.—Baile al flnal de cada acto.

TÍB ATEO-DE l?AS'PO0aíDS íüH*EÍeta doBilo»rtfc. —Bojicioaefe todas los días desda la»: líes d*l»*«t4» haatttlaS OKoe da la noche.

. "i-í . i4'n-i i i f i e .

•<te:

j a BIBLIOTECA DE E L IMPAUOIAL .L4 ,5; ADijjig-.jsMeR4xgAa it

«n vuestra casa, frecuentaréis la sociedad... —¡Trecuentar la aociedadl^repitió Enriqueta. —Seguramente. — ^ a r a mostrar siempre triste el seinblante al

a c o r a r m e de que mi imo no está cerca de mí! —Cuando os acostumbréis, sonreiréis como an­

tes. Enriqueta movió melancólicamente la caheza.

—Pero, ainigo mío—dijo,—¿no existirá un me­dio ¿B conciliario todo?

—¿Cuál? —Jamás tuvo el munda p a n d e a atractivos pa­

r a mí... Ahora me ofrece menos que nunca... ¿íTo me permitiríais vivir algunos meses con mi hijo alejada de vos?

— ¿Acaso es serio 1® que me pedía?—exclamó Julio, adivinando la libertad absoluta, que le pro-eurftría esa combinación.

—Perfectamente serio. Permanecería aquí, por igempla, y vos regresaríais á Paxís...

—Es inadmisible... ¡Vos en Italia, yo en Pran-eia! Todo el mundo se imaginaría una riñii, una •eparación, y no quiero, á ningún precio, qae los «naldioientes puedan hacer comentarios por nues­t ra cuenta.

—¡Bian, sea! Ya que Chenneviereg me está pro-iiibido, por razones cuyo fundamento comprendo, Jno podríais encontrarme un retiro en las inme­diaciones de París?... Pretextos no habían de fal­laros... Diríais que m« abarría en Venecia... que 9Í clima perjudicaba mi salud... que los lUtimos Ineses de mi embarazo son muy penosos y que •zigen un aislamiento absoluto. N"adie podría po-tñv en duda la sinceridad Je vuestras palabras.

—Posible sería, en efecto... —¡Lo creéis asi! —exclamó vivamente Enr i -

fueta. —¿Conocéis algún sitio •& el campo %se oa

Agrade? —Nunca salí de Chennevierea. —¿Qué 08 parece Seine-Port? —No lo conozco. —Es una aldea encantadora, i la orilla del

pena. Se llega allí dejando el ferrocarril de Ces-en en la estación que, viniendo de Parfa, preoe-I á MeluB.

I —¿Se halla tan cerca de París qae mi* padres ^ e d a n ir & verme con frecuencia?

—Diez leguas á lo sumo. ^ —I Conforme I I r é ¿ Seine-Port «i estáis de fwaerdo-.

—A iPÍ rí^greso me detendré «lli para alquilar toafoa» • iTran jardín.

—^foi '*o, amigo mío', qii*'hayáis •edí'*- -nrcionarme mayor plt^

+*ri ^U, «ttr'ár

n

casi nada... Un poco de ropa blanca y un traja completo; esto es todo.

Después de almorzar, salió el conde y se per* sonó en casa de Gabriela, 4 quien anunció si} marcha,

—¿Volveréis á Poveglia?—le preguntó, —Sí. —¿Cuándo? —Dentro de ocho días. —¿Para pasar cuánto tiempo? —Quince días, próximamente. —¿Y en seguida volveréis definitivamente i,

Parfe? - S í . —Perfectamente. Venecia empieza & fastidiar­

me... me gustaría partir oon vos. —Iba á proponéroslo... _ Al día siguiente, el señor de Lucenay y Ga­

briela, a-eompañsida de María, su doncella, se po­nían en camino para Marsella, desde doi;ae el rá­pido les condu,jo á París.

Allí, Gabriela se instaló de nuevo en su habi­tación de la calle de Caumartín, prometiéndose sorprender á sus antiguos amigos con una re­aparición deslumbradora.

Apenas hubo llegado & París, pasé Julio á Chennevieres.

—Los señores de Dauray, muy trenos de su vi­sita, se inquietaron no poco a l verle: pero bien pronto los tranquilizó enteránd-oles de los moti­vos de su vitye y de la resolución adoptada poi Enriqueta.

La conducta del joven pareció perfectamenta correcta, sus proyectos dictados por la pru­dencia.

El !\banquero y su mujer loa aprobaron y 1| feli- • i- m con entusiasmo._ _

i ' '; i ,iO Dauray se regocü'aba cada vez más d i habar eaoontrado un yerno sin par.

E l conde almorzó en Ohennavieres, y de vuei ta á París, se encaminó á la calle del Ciro).

Juan Dufour, que le aguardaba, hízole exa ni» nar loa trabajos muy avanzados, casi tertniuadq de los cuales se mostró muy satisfecho el conde^

—Meted prisa—dijo k su administrador;—ea preciso que todo este acabado dentro de un mea a m á s t ^ d a r , antes de mi vuelta definitiva...

—¿Va; 4 volver el señor conde á Venecia?—ex« olámo Coquelicot.

- S í . —d'ronto? —Partiré pasadjo, mañana. —¿Y regresará el señor aonda... —Dentro de tres semanas, próximamente. —¿Con la señara condesa? —lío; la señora condesa se halla en estado ia-

teresante^y conformándose oon el dictamen del médico, viviíA eneloifiripo* Beñsta qíké<!a,rresto-bleoidn.

—¿0ón qvM «1 íeñidr eonáe»*a á aer padte d« &imliaf--fflMa«í4'J%!i*^ l&Kfltjfitlb ut?

—ífo es extraño; p«ro si sensible. —¿Por qué, señor Dufour? —Cuando hay un niño en la casa al marido- te

gusta permanecer en ella... y si el señor conde •e deja retener, si el señor conde se somecej adiós, mis sueños dorados... , ,

Julio no pudo ocultar una sonrisa al oír esta frase terminada con un hondo suspiro.

-;¿lSío teméis la carga de la paternidad, maes­tro Dufour? , . . . .

—Lo confieso... Es muy hurgues tener liijos... Es ta r condenado á ruido perpetuo... Esto hiere mis aficiones á la vida cómoda...

-Tranquil izaos, aunque sea padre de familia continuare haciendo una vida independiente... Ninguno do mis pro.yectos ha cambiado.

—¡Admiraole! El"señor conde quita uu gran peso de mis espaldas.

-Acompañadme al cuarto que sirve de despa-cho al arquitecto... Voy & escribir una carta^ qu* llevaréis á la calle de Oaamartin...

—Estoy á la orden del señor conde. Tomó Julio una hoja de papel y trazó estas

líneas: •«Adorada Qahnela: I r é a comer oon vos esta

poche entre seis y siete.» Las puso bajo un sobre y escribió lá diree^

Ción: «Señora Qabriela Stellini, calle de Caumar­

tín.» V I

—Tomad—dijo el señor de Lucenay entregan­do la caria á Juan Dufour.—Al ir á la calle d© Caumartín pasaréis por un comercio de oomeati-blus, donde encafgaríis que envlftii froasa á6 1& BoñoradeStellim, <.a/.a, un pastel de foiegras, tina cesta con las mejores frutas de la estación y Champagne de marca excalente.» Ahí tenéis quiucoluises. , , « ,.

Con asombro cómico contemplo- Ooquellcot & )BU pr-incipal,

—¿iVIe permito el señor conde d ing ine ana pre-eunta?—düo enseguida.

—Sí -r-¿Ha traído consigo el settor oondw una vene­

ciana de Venecia? _ —No, es una parisiense que me ha hecho venir

¿ París . —;Sañor conde, todo esto me colma dé tíegríál

¡Se re tliza mi s-: < lo! Parto. - E s c u c h a d i'á'i—repuso el sefior d'e Lu-cetiay.

—Bu la callo de Caumartín preguntaréis- por fa Bettorita Marieta, que es la doncella; rogame- qne entregue inmediatamente la carta á s u attta y qné 03 dé una coatestación -verbal. Id<o»p»raq[ite vcíváis pronto.

-^¿DÓn leemcontraréatseíor «t/oSüH'' —AquL Ten^'qa«€(ffMi*irvairiás ei(H*Wi %£;iba! Ghihrism en sa tocaéor eateefe- tUéltílf

el írHpti-wtftl ve9tííííil&, -•-Tb i -qi«aétt'll«aiMHi^ ft 'fíi-,-OTTr&jrte- ti&mi ""-""

Dufour vestid» d» negro; oon «orbstt» blanca, muy hueco, muy colorado, muy correcto y con aira ¿0 importancia.

—¿Tengo el gusto de hablar OOTL' la. seíio*ita Maneta , doncella de la señora Stellini?—pre­guntó. ,-.¿-

—Sí, señor. , „ - • —Yo soy el administrador de l eeñor c w a e da

Lucenay y portador de-- una carta para vuestra señora... Creo que debo esperar una contestaeión verbah..

—Tenga la amabilidad de seguirme. Voy a. ad­vertir éíi la seíora.

Marieta hizo entrar á Coquelicot en tín salonf cito y fué en segíiida á decir k G^alaaela. qjle el administrador del señor conde- traía una carta urgente.

—¡Bueno! Haced pasar al hombre de la carta. Las sií^^onte introdoáo áí Goqueliept!.

—Ño tiene, mal ¡íusto mi amO—pansa ésto al v e r a Gabriela.—¡Es monísima!... ¡Superiorr!

—¿Sois el administrador da mi amigo el señor de Lucenay?—preguntó Gabriela.

—Soy su administrador, su afyiida,de cámara, Ru hombre de confianza y su confidente.- B i s e -ñor conde nada tiene oculto para mi—agregó Co­quelicot.

—¿Os llamáis?... —Juan Dufour. —¿Y me traéis una carta? —Tomadla, señora... Rasgó el sobre Gabrieifo y leyó, laa dos línea»

que encerraba. ^ , . , , —El seffor conde desea una respuesta verbal

—repuso Coquelicot. • —Le diréis de mi parte que le esperaré oon impaciencia y lo recibiré con alegríai.

—Repetiré las mismas palabras, ae-üowH. paro, dejando á un lado ia comisión, osdjria-una ooi^ si el respeto no cerrara mi boca... Me contentare con pensarla...

—¡una cosa! ¿Cu4l?^ —¡Que el señor conde es-bien dichoso!...

r Coquelicot subrayó esta frase oon un» mi­rad» lie extraordinaria elocuencia.

Gabriela se sonrió. , , . , , j j _ ' —Quiero—dyo ella—qrw osr asordéi»del nía ea •qne por vez primera habóia venida- á mi casa... Tomad esto, amigo-mlo.„

Ydeslizó cinco moneda» de oro en-laí mano d» Coquelicot, quedas reoifeió'radiante deapi^!^»»:

—¡La señora me CBslm» d& bondadasriH-e^s»-mó.—Pero no se encontrará con rmánOTatOi.Pw-de contar I» aetora- o<Ht nn adÉieBí*» má»a»-aoltita.

—Con ella cuento... ^^ , ^ ^ ^ I BíM Jijan Bttíerar doi«pWMyi«H*»;«^naM»p ^ por el Qnoanto exquisito y. la generoaidadsda-

B^vdiaa dwwiia o<mt«|»aHa «OíMW W W »

Page 3: el imparcial 9-1-1893

ritÓACClÚN:- 31

l í COBnESrOSDKKCli SE b l t t l Ó l R i A t MBEOTOB

NO tK DEVUELVES LOS OBIOIKALÍS

BEEL W A DIRECTOR, D. JQSB Q R T S a A M U > f e L A

9 de Enero de 1893 paña qud aiTanqué á una catbora. Con él bas­ta; y auu te sobran cuarenta y ocho provincias

MADRID Al fin de cada año quedan—y quedarán g^gr-

duvablemente—sin solución unos cimntos iwoble-)ÍÍÍ;--que no son tales problemas, sino modos de ser incorregibles, y entre ellos está la-que se lla­ma impropiainentej?)-o6?e<)írt de Ujymendicidad. -

Una colectiviilad de hombres de gran cora­zón se ha congregado para buscar la solución del tal problema con la fi'.nne resolución ríe dar con «lili, ya fundnndo uno ó varios asilos, ya tocíüvlo la libra sensible de la caridad madrileña. Todos y cada uno délos rí«petables señores que ícr-ipan aquella colep^fvidad han hecho en pro de la idea dos sacriíi<''íos: el de su act-vidad y el de su dinero, So". pues, acreedores á nuestra gratitud.

Pero indudablemente esa junta no ha medido i)ien b« extensión y la proiandidad de su noble empresa, porque on el programa de su oanipada ecí)« de menos dos puntos esenciales: la erección 46 Una cárcel y la inscripción de un artículo nue­vo en ol Código, casi tan necesarios como el pro­yectado asilo.

^ u ó «s un lueniligo? ' Parece íácil contestar ¿ esta pregunta y no lo

es. Un mendigo, según el común sentir; es todo dei- desvalido de inedios de vida propios y que icude á los ajenos para no morirse de hambre.

Pero esta definición no es enteramente exacta en cuanto al mendigo madrileño, al cual yo defi­niría así:

¥A mendigo e^ nn capitalista que realiza süs beaeiicios sin exponer capital alguno y á costa de la primada pública.

¿Cómo? Citemos hechos aunque entibien algo la ce de Los protectores de los pobres, hechos com-p rolados por mi excelente amigo Tolosa Latour y por mí mismo.

En el rondpoint de la Cibeles apareció hace algunos años, y allí sigue, un muchacho ciego que toca el flautín sentado en una süla de tyera y con un perrillo entre las piernas. El aspecto del chico, sn ceguera... todo contribuyó para_ que un caballero caritativo, cuyo nombre citaré si es pre­ciso, se llegase un día á él y le preguntase si le gu-ítaría aprender mtisica. Dijo qite sí el mehdi-giiiJlo, buscó el caballero é loa pa.drés y se puso de acuerdo con ellos. Propuso el caritativo caba­llero costear la educación musical completa del chico en el Colegio de sordo-mudos, pero los pa­dres, que no son ciegos ni desvalidos para el trá­balo, rechazaron la oferta. ¿Por qué? Porque se­gún dijí3ion necesitaban que el caballei'o lea ase-gui-'ftse mientras el chico Se educaba un"a pensión do treinta reales diarios, paesto que el ciego re­caudaba en la Cibeles un día con otro de diez á quince pesetas. Se les proponia,'ptre8,iiftñ6feoCÍó ruinoso que no podían aceptar, y no aceptaron.

Ya sabe, pues, la junta que si mete á ese men­digo BU su Asilo quiebra un negocio mas seguro que eide.Panatná. • • r

, Vamos con otro, cualquiera, él ptltnápó'qtre masllaraie la-atención, ese anciano de barba blan­ca, somhrepo de copa raido, galjanidiem,jígasflíeqil|í>J de pobre pa'dre de fafnilíá césknte' y aébs^jiioipóp la desgracia. Este es casi cosa mía; pide, siempre en el mismo lugar, dos puertas más arriba de la de mi casa, en la calle d« las Infantas hacia'el núnii 12; es mendigo con puesta fijo ytienQéu j?a-rroquia. ¿Sabes ya quién es, lector csi'itativó? Pues bien, yo cambiaría gustoso los rendiíaientoa 'le mí pecoso oficio "ie escritor, por la renta que produce á esta vaendigó su fácil tarea de alargar la mano, si yo tuviese lo que hace falta para sor couiA es él. De vez en cuando desaparece este des­valido anciano; es día de balance. Cuando vuelve »• su,puesto regresa,'Como hace pocos días, alegTe y erótico y prueba las pocas fuerzas«[iiefcí pare­cer le quedan:en formular requiebrosy proposi­ciones atrevidas á las mozas de buen trapío que pasan por su lado. • (Considere la junta ©1 flaco sei-vicio que haria a este caballero internándolo en el Asilo.

Pero este, al fin, pide más can 1» oompuneiiSn del rostro quff con las lamentosas inflexiones de la voz; ea su sistema. ^ Hay otros mendigos puramente decorativos y « 0 ñran espectáculo. , ^ ' Por ejemplo: en la calle de la Montera, á veía­

te pasos dé la Puerta del Sol, se coloca uno de ello^ después de las diez de la noche, annCa an­tes, de rodillas en el suelo de lá, acera y alargan­do los brazos, en la conmovedora postura dal.^aár- -t i r á punto de ser sacrificado. ¿Cuál será el tran­seúnte de corazón blando que no le dé altro? Nin-guuo; aquella postura incómoda y aquellos bra­zos suplicantes conmoverían al propio Harpiá^on.

Pues este mártir estaba no hace ocho días sentado al extremo de la solitaria calle de los jMaaosboB, bueno y, alegro, coaitüado ' sa . dine»« junto con otro zagalón. M capital estaba.ya re­ducido á duros y pesetas cuando yo pasé por de­lante de los dos, y supuse, por la buena armonía qu6 parecía reinar entre ambos, que aquello era una-fioeiedad comanditari-a.

No bastaría todo el espacio de -esta hoja si ci-taseiino por uno i todos los oonoeidoSf sólo loa co-Docittos. ¿Para qué? Por ahí andan: la mtger sia piernas oue m9& con tono lastlnjero y eoj^o ai ia doliera algo, lo cnaljio iamid6,qtiegrttñaconyo!¿ lomada de aguardiente cuando oo se \&'sacoi'rei-ú infeliz Eibañil que pone el brazo sano én ca­bestrillo, diciendo que ha caído del andamio; la robusta madre de füin.ilja, ciega, que,lleva un niño en brazos y otro de cinco añoa cocido con una cuerda y que afiade_ al jornal «ue, según mis HO-ticias, gana su marido los productos de an colec­ta callejera: el viejecUlo francés que vaoon la ca­beza descubierta y cantando en su idioma, y el cual, por cierto, no quiso contratarse para nacer nna figura muda en el drama Thermidor porque no le convenia 6\ auxilio de treinta reales diarios que la, empresa de la Princesa le ofreció y 4 la que pidió en aquella ocasión cuatro duros por no-^he...

Basta. J-.0 dicho es suficiente para que el madrile&o

cantativo no emplee mal au liinqsnfi, y para que la Junta elegida con el fin de combatir la mendi­cidad comprenda que además del aailo, muy ne­cesario ciertamente, hacen ^ I t a un artíciulo en el Código que castigue á los explotadores de los niiios y á loa explotadores del arroyo, y una cár­cel exclusivamente destinada á ellos.

El pobre no está en la calle y es inútil bus­carle en ella; el pobre está en las guardillas ig­noradas, á las que nadie sube,en las lejanas ca-Buchas de vecindad de los barxios extremos, á las que nadie llega; el. pobre está en casa del obrero sm trabajo, que no pide un céntimo en la vía publica y si papeletas en Vídlehermoso; el pobre está en el sotabanco interior del empleadi-Ilo de cuatro mil reales, con mqjer é hijos, quo no se atreve á llamarse oficialmente m é n m ^ porque goza sueldo del Estado; el pdbre está-en «1 Asilo "de la Sociedad protectora de los niños, sostenido con inmenso trabajo por unos cuantos corazoies fuertes, y para el que no hay benefi­cios teatrales de damas alcurniadas, porque es •Uü asilo que no viste ni entona.

A. todos esos lugares ha' „.^ «arriendo de la vía púK , .«^ m U ^ ® pueblan y explotan, y cuyas vidas y "oao^*^ Piede pintar mejor que yo, porque los

_ , . B—18 hay que llevar la limos-go¿°^^rriendo de la vía pública los baadidosman-

poaoca1 5o Man* i**ín ' ® ^% " ' excelente amigo ya cita-eqte aijmíl? Tolosa Latour, cuyo testuaosnio eo ^ a s M??*** ? ? ^ « servir de mucho i las nobilísi-í^n la ¿An^- ' í^^?» ^«8 «« *»n propuesto acabar con la mendicdad madrileña.

rEDBBico ÜEBECHA.

LOS HUESOS 0€^ AlBARiOímiE Carahanchel ^ é^ Octubre

«Señora Eamona: Si tienes el oorazÓA zúñ» 00140 la arrogancia, mándame obn Babelin una j aeda da pitillos. De mi condado de Spoletto nada me enviaron hasta la preseatp; pero se me ~ * W ^ tifi» |oh princesa! como mí» ayiJIéio ¿ dejs-^ tar rw.e l tesDro. Su aeñóris^ m» p i ^ iw jiiano

iva k s «xcava^iosée. Yo i« réaii-'si«ria áleBArle i MfMiio.

que te regalo. ¡O soy conde ó no! Mira bien con un lente donde dice Madrid. Pasa el río y los Mataderos, sigue la tapia de la quinta dé Monti-jo, y á los cincuenta grados de latitud Norte, en-coíi.trafás enterrado el arcón lleno de pepitas de oro. De ellas, ptióue vuestra señoría tomar las que necesite paxa remediarse y vestir á Babelin como corresponde, que la última vez que me sa­lió con ciifárros á la carretera, venía andrajoso. AyiTi ¿iré que cargue con el arcón si qui§i«, (jae á íuí me bastará con dos ó tres pepita.Í4qu'6 me guarde para semilla...^

No lo costó poco trabajo al juez imponer silen­cio á la señora i-lamona, quo interrumpió iniig-nada al Secretario del juzgado en la lectura do aquel documento, indiscutible prueba de la esta­fa del firmante Severisno de la Torre. ¡Bribona-zo! Abusar asi do su credulidad y su pobreza.

Su chico Qabrielín, ó Babelin, como solían lia-mar loH del barrio al hijo de la viuda, trabó rela­ción con el criminal en los principios del verano. Allá, á la derecha del camino de Leganés, en ia hondonada que riega un arroyuelo y sombrean unos ála,mos, se juntaban los muchachos á la sa­lida de la escuela por las tardes. Hacian apues­tas con huesos de albaricoque; sa ejercitaban en tirarlos con maestría, saliendo ganancioso quien desbarataba á golpe los que tenían al efecto ali­neados, ó quien echaba el suyo dentro del hoyo abierto én la arena. Para los sencillos rapaces, el hueso de la sabrosa fruta toledana, era á modo de uniílad monetaria valiosísima. Como que, con ella,podían adquirir cuan!,o anhelaran sus infan­tiles pailones: por cinco huesos una hoja de pa­pel ó un cigarro de regaliz, por diez un soldadi-Ilo de plomo, por cuarenta un pliego de aleluyas. Bolsa, timba, ó mercado, de todo tenía aquel pa­raje agreste en c ue los chicuelos se entregaban, con precocidad, a instintos de acaparación y co­dicia que enardecían sus almas inocentes, manci­llándolas con tan egoístas y miserables con- u-piscencias, como las de los hombres más encalle­cidos en la vida. Allí germinaba en ellos,la astn-cia y la mala fe, el disimulo, la envidia y la vani­dad. Siempre triunfaba ei más artero, como entre los hombres; y los humillados, como entre los hombres también, le adtilaban odiáíldole. Babe­lin llegó á ser el Rothschild de aquellos pillue-los. Cuándo coleccionó más de diez cientos en otros tantos bolsones que su madre le hizo, todos le admiíaron.

Pues, á principios del verano, en una ta rdeeo que la contratación estaba muy animada, acertó a pasarpor alH^ un joven alto, demacrado y taci­turno. El codicioso agio infantil lo debió de inte­resar, porque se convirtió en asistente asiduo á la hondonada de los álamos. Tenía li_ voz tenue, la inirada dulce, los modales distinguidos, y con silá pláticas incoherentes, acabó de conquistarse la volunH;ad de los muchachos, C-on sus veinti­ocho años á la cola, p&rooia tan niño como el que más, exaltándose al discutir la manera de t irar la peonáa ó de caaar grillos; cuanto á las pipas de albaiicoque, atraíanla con tal avaricia que,no pocas veces, hubieron los chicuelos de mirarle con dosQonnánBa temerosa.

Intimó con Babelin. Con su voz meliflua ías-cinaba sfl macltaóho contáadóle c o s ^ que ño en-

:4;dfidí<i j^efo que le d^aban deslumbrado. Habla-Ibatan (^corrido... y hté¡g > idecí[A,-á veé)M, tinsü •preoidsidadeá! Por agasajar al amigo, trajo Ba­belin unos pitillos de los que elaboraba 311 ma­dre, y con esto aoreció la afiei<!9i de Severiiuio, que 3,ú dijg llamarse el misterioso joven. Engo­losinado con el tabaco, no se detuvo en exigen­cias; pero como el complaciente amigo menudeó la sisa, la madre, apercibida, cortó el abuso de raiz, impidiendo nuevas sustracciones. Entogaes ! fuá el explayar la imaginacién fogosa y la elo- ' cuoneia brillante.

¡Bal^ q^ue-no podría él recompensar con lar­gueza aquellas dadivas á la seña Ramona! Por­que habían de aaberque, la levita desgastada que vestía, era prudente disimulo. Casacas da tercio­pelo recamadas de oro, chupas de raso con boto-nadura»de perlas, sombreros de vistosas y riza­das plumas, anillos con brillantog como nueces, podría él ostentar si, el rey impío de Italia, no le secuestrara Bu condado, desterrándele y persi-guiÓBdole por au amistad. _y devoción al Padre Santo. Pero todo se remediaría. De íecroto con­certé ba en España una gloriosa expedición que conquistaría para el Papa, el reino do Jeruaalen ó la ínsula de Trebisonda, y por breve pontificio EI8le trasportarian,conventa]a,susbienesde Spo-lí- tto á las comarcas del Potosí ó los Urales, en cuyos terrenos afortunados, se reprodiiee y reco­lecta como el trigo, el oro en pepitas, si se le cul­tiva por el procedimiento misterioso del cual era poseedor único. ^

Extático le escuchaba Babalm estas y otras "Seiáejantes relaciones quo, á su modo, traslada­ba á su madi-e; pero la cigarrera, que oía raoeló-sa talles'grandezas, ni con hipoteca sobre los E s ­

piados dé Spoletto hubiera cedido una cajetilla á Severiano. No se dejaría engatusar por el cursi raído aaipirante á fumador de gorra. Para cuen­tos de niños estaban bien aquéllas condaduras.

Cierto día, refirió Babelin que su amigo le ha­bía confiado un secreto. Para la expedición en pro del Papa, tenía un tesoro. La viuda, se rió,

tero elchiouólo insistió, trasmitiendo gorpren-entes detalles: allá en un recodo de las tapias

de ia quinta de Montijo se había sepulta-do el ar­cón de caudales venidos, para la oora santa, de todas ia^ partes del mundo. ¿Qué er{|n loa sacos del tesoro de Bah.eUn al lado de aqualloa ¡otros? Habla aUí «nílias de miles de ooatáiles jTOptetos de oro, no acuñado, sino en pepitas como almen­drucos.

E l buen sentido de la señora Ramona fué po­co á poco perturbándose, y en cuantp sus du las comenzaron á vacilar, salieron de au casa los pi­tillos, no hurtados por docenas, sino con su con­sentimiento y en ruedas enormes y apretadas. Lo cierto era que ya no se trataba de condados en extrañáis, sino de un fortunan á poco más de un kilómetro de su casita del Puente de Toledo. Experiencia tan fácil, ¿por qué no so había de intentar? Aconsejóse de un compadre y por su insinuación pidió á Severiano datos ciertos sobro el paraje en que el tesoro se guardaba. E l ami^o de^Babelín envió entonces la carta, que sonó á burlaa al asesor de Ramona, y le citaron en juicio.

Cuando el secretario acabó de leer, la cigarre­ra apostrofó á Severiano, mientra» el compadre murmuraba:

—¡A mí con el timo del entíerrol Ya soy viejo en loa madriles para tropezar en gazapera tan co­nocida.

_ El juez los acalló como pudo, y ai joven, que asistía al acto con una indiferencia que rayaba en cinismo, le indicó que se podía defender.

Sin que el pálido semblante se le enrojeciese, ni se le iluminaran lo? ojos mortecinos, ni balbu­cieran los labios, ni el continente frío se anima­se, reconoció por suyo el escrito, exclamando con voz meliflua y zalameras actitudes:

—Perdono, señor juez, la ignorancia de estas buenas gentes, y á la experiencia sabia de su se-fioj^ n^e remito, ¿De qué me acusan? ¿Qué me piden? mo lea o ^ de buena voluntad cuanto poseoí' \ en acá, Babelin; tú qae tienes un alma pura, no trastornada ni pervertida aún por las ruindades y apasionamientos de la vida, ven y muestra al señor_ aquella arca preciosa que hu­biste, según m b instrucciones, de desennerrar, y confunde con las riquezas de su contenido á tan ciegos denunciadores.

El muciíaoho se adelantó ¿ una señal del juez y sacó de diabajo ,de Ja blusa una caja que, por loa sucios y deslustrados cromos qu3 la cubilan acreditaba habar sido de pasas malague¡ñas. A ella se abalanzó Severiano, y como se abriera al arrancáraeía, por el suelo rodaron loa huesos do alijaricoque á montones.

Aquiorwáól» ÍHdig£ui¡ción de la seflora Ra­mona y la furia dej compidre. ¿En qué se dete-afa el juez para no enviarle 4 l a oarcef? ¿Pues cómo se atrevía á continuar la mofa ei^ su pre!-sencia, Bosteniendo que aquella basura ha tkda era BU tesoro?

—¡Cómo basural—gritó exacerbán|dos6 de súbi­to el basta allí tranquilo Severiano; y con los' ojos racjiantes, encendida la iaz, y lá voz trémula y extontórea, niostraba 4 puSados cuantos Búé-80S jpudo precipitadaraeuto recoger del suelo.

T—¡Basura! ¿Pues habrá en el majido moneda» qa9 ar^ntKU^ii ^^ valor á 6sta%i>^pitas del m'o | mií&ap j iepvípndo? L9 9mtod()y.^MY9VÚPÉ-1

de Francia; loa leopardos, y ser&il libras esterli­nas; las barras, y los leones y los castillos, y 0^ deslumhrarán como pelueonas; las ág-ailas J^l^^j ríales, y se convertirán en el gulden a^íi^t^oo ó en el marco de Alemania. ¿Say cosa^jque tenga otro valor que el qu^ s8 le q u i e r a ^ r ? ¡Decís de vn papelillo estasipado: vale lail pesetas! Pala­bra por pal%^?a: yo os oertiíTco que eato es un te­soro» Difes, Babelin, que también lo és para ti y

,ra todos tus amigos. Y aunque no fue^-amos

pr011ii~.11 do espi) góui-i h (.a3 va! otros 1¡ á S" V,;;

tocar'

para toaos tus amigos. _ -».-íos'más, nos asistiría la razón; poriiue vo os digo que no hay moneda tan preciosa como la que fun­de el alma al fuego do la fantasía, sirviéndole el corazón de troqufil. Infeliz quien no haya podi­do algnn.a vez avalorar la flor de .regalo de su

lu. Bobre todos los florines. ¿Y la corona HM del 'mártir, y la Coit)na de laurel del Li-,'i quien las acierte á tasar? Nada hay L más ni valga menos, cuando en nos-.• unos el precio de las cosas. Cada uno lis dueño de convertirlas en oro, no con com - aquel rey de la mitología, sino sim­

plemente al desearlas con pasión... El juez, distraído en leer un oficio que le ha­

bían entrado, no atajó al orador. Al terminar son­rió iuirándole, y agitando la campanilla prornim-pió:—Pueden retirarse. Aquí me comunican, caba­llero, que el rey de Italia, haciéndole justicia, le devuelve sus estados de Spoletto. Tenga la bon­dad lie -"K-iiii- á la persona que afuera le busca p a r a p , ) : i : . ' e n su posesión.

Severiano lanzó un grito de júbilo y se preci­pitó á la puerta. El juez entonces dicto al secre­tario: , . j

Dr. Ssquerdo, establecimiento freiwpático de Vista-Alegre.

Y dijo; pasando la nofei á la mujer: —Allí le abonarán el importe de los cigarrillos

que entregó al infeliz enagenado. R. BLANCO ASENJO.

CHISPAS 'Con quien ni distancias midi

ni al pedir muestra temor, ¿mor su imperio divide, que la limosna de amor no se dá si no se pide.

E n magnífico arranque de economía,

suprimió ayer el gato doña Lucia.

Pero ha errado la cuenta, pues los ratones

se le han comido todas las provisiones.

Por si los Reyes llegaban, la noche en que se anunciaban daqué al balcón unas botas; las recogí como estaban... ¿-¿Vacias?

—No, señor; TOtafc

El casquete de paja, vulgo sombrero,

^ae tiene por delante prendido un 'Velo,

y adornan cuatro cintai de moaré viejo, ^

fftra mí es de lo hermoa» cifra y compendio,

cuando lleva debajo tus ojc,:! negros.

Si mata esa mujer al c[ue acarioia, ¿cómo la deja libre lajustioia?

M A N U E L DEL PAhA.üi9.

S E C R E T A V E N G A N Z A A los tr&B BüoB do casaii<»osfc»ba ttl Sr. Cante­

ro aburrido soberanamente. Rosario, su esposa, era bonita, amable, discreta, pero eíl mariao ae hastió de ella, comb los niños se hastian al fin de un juguete por mucho quo le hayan deseado. Co­queteos de la naturaleza humana, á la cual le gustan los cambios de emociones tanto como á las mujeres malas los cambios de amantes.

Ahito de su propia dicha, el Sr. Cantero pen­só en vieyar con un pretexto cualquiera. Quiso ver.qe libre d urante una temporada, dej ar el puer­to de la familia para correr en busca de borras­cas por los niaros del mundo.

Anunció él marido 4 la mujer que los nego­cios lo obligaban á permanecer en París unos cuantos meses, y dispuso que Rosario y doña Julia, la madre de su esposa, fuesen á vivir du­rante su ausencia en una quinta próxima á Ma­drid. Después el Sr. Cantero se marchó, ávido de emociones nuevas que alterasen la desesperante monotonía de su felicidad casera, contento y ani­mado oomo un colegial en tiempo de vacaciones.

Allá, en la quinta, quedaron Rosario y doña Julia-, entregadas á la vida dol campo, apacible y silenciosa. Para Rosario no valieran las nienti-raa del esposo; de soTjrá saliía atla <j.iw los nego­cios urgentes eran una filfa, pero no le molesta­ba el pretexto buscado por sa marido. Ella tam­bién 89 .aburría, también soñaba con el buUíoio y las alegrías del mundo; el cambio dé cosas y áé a/eotos que oego.cyan al alma y reoreaiji á 1<M «en-tídoa. ATver que ae alejaba el Sr, Cantero, Rosa-r iole tuvo envidia. £ae ra hombre y podía mar­charse á varíar de costumbres, á disfrutar de un entreacto en la comedia lánguida de au vida do­méstica.

Pasó algún tiempo, y en tanto que el Sr. Can­tero ae^guia en París entretenido con sus nego-cíos, Rosario, empujada por sp,s caprichos, vícti­ma de su imaginación fogosa, desordenada, de sus nervios descompuestojí, excitados, y víctima también de la casualidad, que es cómplice con gusto del pecado, faltó á sus deberes de e.spoaa y se entrego á los amores vehementes; am>res de esos que huyen de la luz del día, pero-OTU6 bri­llan y relampaguean, como el fósforo, en la oaeu-ridad.

Doña Julia era nna señora que tenía el org[n-11o de su dignidad; incapaz de transigir con nin­guna de las debilidadoa ni de las afrentas, que á veces el mundo suele disculpar. Pa ra ella la fa­ma de su Rosario era cosa sagrada, y al que la hubiera puesto en tela de juicio, le habría consi­derado como el más infame de los -éalumniado-res. Cuando le hablaron en secreto dol envileci­miento de au hiía, enrojeció de coraje, porque en au vergüenza no podía creer; pero tales detalles adquirió, tales pruebas tuvo de la deshonra de Rosario, que persuadida de ella, quiso castigar el ultraje.

Para doña Julia no había duda; el criminal era él. Su hija no podía ser mala. El había enve­nenado la vida de aquella desgraciada, arrastrán­dola al delito, empujándola a sus negraraa. La infeliz madre lloraba de dolor y do rabia; veía en el amante de Rosario un ladrón del honor de toda latamilia; uno que se había propuesto no solo enamorar á ia hi,ja, siuo teinhléu destruir para siempre la fama dé sus padrea.

Pensó doña Julia en castigar al oue juzgaba oomo verdadero y único autor de la inía nia. Supo que tod.is ins noches recibía Rosario á su aman­te; dupo que el amante atravesaba el jardín reca­tándose lo posible y entraba en la casa por una puerta dcátinada al servicio de los criados, y en yez de hablar con su hija provocando una os>3ena intttil de cargos y do negaciones, preparó su ven­ganza. La venganza que ella deseaba, ejemplar, sangrienta, terriole.

Llamó a Braulio, un guarda de la posesión, y le dijo:

—Sep^ Vd. que, según refiere un anónimo quo he recibido, lo» ladrones acechan eáca casa y pre­paran un golpe de mano. Yo tengo mucho miedo, pero no quisiera provocar un escáadalo con avi­sos á las autoridades por si luego IH Bof.lcia re­sulta falsa. ¿Se atreve'Vd. á qaodctr.se aquí (jstft aoché por si esos pillos iuientaran algo?

—¡Yalo creo, señora! Doscuilo Vd'.: agtkzapado detrás de una mata del jardín pasar-i la n'cüb*, y si alguno se atreve á acercarle, n j la arriendo la ganaaoia.

—_Bu«iio... pero no cuente V,l. nacstro pías á nadie. Eat(j,9 cosas deben «"r edcrijlsij,

—Wad,a, nada, seflora. X)?. im, •ÍÍU.UJ»ÚÍ-A-ÍI. HÍÁQ m enterará ÍÜÍÍ o;ir<ibiu«. PJk.-o.s ú mí, ¿líh'í. Vwé éi'

qu9 renga á oler algo por esta casa que vaya re-aabdo el credo.

Precisamente para aqaellá noche tenia pro­yectada su fuga Rosari'i. E l nuevo amo que se había impuesto la reclamabí, la pedía con el im-porio de una pasión á la cual no contentan entre­vistas breves, interrumpidas de vez en cuando por lo» estremecimientos del miedo. En la casa digna, el amor ilegitimo está como el ladrón en la casa que roba: inquieto, sobresaltado, temeroso de cualquier sombra ó de cualquier ruido.

A la una de la madrugada, precisamente á la hora misma en qfte el amante visitaba á Rosa­rio, saldría ésta de su casa. La mujer vaciló mu­cho tiempo; pero vencieron al cabo contra sus escrúpulos de conciencia los arrebatos de su lo­cura.

Llegó el momento. La luna ya se había ocul­tado, y sólo el fulgor macilento de las eshrellas permitía ver confusamente en el jardín bultos y sombras. Las masas negras de los árboles en la sernioscuridad simulaban fantásticos sores, en reposo sobre la tierra, adormecidos por la subli­me qirietud de la noche. Rosario se envolvió en un mantón y anduvo aiTastrando _ los pies, toda temblorosa y estremecida, deteniéndose a cada paso que daba, respirando anhelosamente oomo si su delito le pesara sobre el pecho y la concien­cia le apretase la garganta para quitarle el re­suello.

Braulio, escondido, pensaba en lo inútil de la vigilancia aquella, porque sin duda los miedos de la señora no tenían fundamento. ¡Bah! Cosas de mujeres, que sin motivo se amedrentan y en­cogen, como loa chiquillos cuando les hablan del coco.

Para llegar hasta la puerta de hierro que ce­rraba la verja del jardín, tenía Rosario que pa­sar por delante del escondrijo del guarda. Al percibir éste laü pisadas de la fugitiva sintió la sacudida con que anuncian su lleo;ada los peli­gros esperados. Braulio aguzó el oído y oyó pa­sos cautelosos, pasos que sonaban en la arena, al removerla, como chasquidos. Atisbo por entre las ramas que le ocultaban y pudo ver un bulto vacilante, que en cada seguuclo se detenía como si fuera un fantasma empujado rítmicamente por rachas pasajeras del airecillo de la noche.

El vigilante, sin vacilar, echóse fuera del es­condite, y apuntando con la carabina, gritó: ¡Alto allá quien sea! Rosario, espantada, sin ánimos para responder, corrió á buscar otra vez la puer­ta de la casa. ¡Ah, ladrón! dijo Braulio, y enfilan­do al sombrajjú que huía disparó la carabina.

Cuando al oír el estampido, acudió doña Julia pensando encontrar vengada su deshonra, vio el cadáver de su hija rodeado de sangre.

J . FRANCOS RODRÍGUEZ.

PAOSFASÍ AS LAS MAYORES ALTURAS

¿A qué altura puede elevarée en la atmósfera una pemona?

Muchos se imaginan que valiéndose de na globo suficientemente ligero puede subirse hasta aituras prodigiosa^ y llegar casi á los confines de la atmósfera terrestre. Es e^to una ilusión que hay que desten-ar del cerebro humapo.

Los globos-sondas de Mr. Gu-stavo Hermite han puesto sobre el tapete la cuestión.

Esos globitos llevan barómetros y termóme­tros liliputienses que suben y subenii las regio­nes más altas para registrar la potencia de la at­mósfera. De diez globos lanzados al espacio, ocho fueron recuperados y dos se perdieron.

Uno de los aeróstatos subió 7.840 metros y otro 8.200, según indicaban los barómetros. Esta última es cad la altura de la mayor montaña de la tierra. Pero no es bastante.

I E l comandante Renard, de cuyo globo hablé ¡ hace poco en nna de mis crónicas, ha procurado i buscar el medio de subir más aún. ¿Lo ha conse-í guido?

Muy pronto lo vóremo». Por lo menos, los cálculos hecho» á este pro­

pósito no dejan de seae- curiosos. Para ©levarse cada vez más alto 68 indispen-

sable dar a] globo un volumen <jue a t ó e n t e en proporciones asombrosas.

La atmósfera es para el globo como una món­t a l a cuyas pendjentéa suaves al principio van trasfonviándosfe poco á poco hasta convertirse en un muro Curtado á pico.

Para llegar á 12 ó 15 kilómetros con globos muy ligeros basta con que éstos tengan ayunos metros cúbicos de volumen- Para doblar esa al­tura se necesitan centenares de metros cúbicos; para triplicarla, docenas de mile.s, y para alcan­zar 50 kilómetros .serian precisos millonea de metros, lo cual equivale á decir que en la prácti­ca un globo-sonda no puede elevarse á más de 2ü ó 35 kilómetros. Sabido es que log aeronautas se encuentran en la imposi 'jilidad do subir arriba de siete u ocho kilómetros sin peligro de muerte.

El último globo inventado alcanzará alturas de 20 kilómetros. Su peso es de 9 kilogramos 500. Al llegar el aeróstato á esas regiones el ba­rómetro registrador marcará 55 milímetros de mercurio.

Trátase ahora de hallar el niedio de que una persona pueda ir en un globo hasta 10 ó 12 Mló-meu'oa de altura.

Logrado esto, entonces seria fácil conseguir Mayoreís ái8oe¿sio&és.

m. ©RO DEL MAR

DIRECCIÓN: l»&S&iVEfr>R055AIO -S1

BAJO Li. mSaeOHSAWi'OA» »•« •'"•'•' A , ' -" í 'H'

modo que llauía la atención de los quo le has visto.

La revista inglesa The Sun,-sJi hacer aste re lato añade que, aunque sea obwa difícil, deba eg-soñársela lengua inglesa,'al salvaje, yunaYe> conseguido esto, acaso so ^ e d a llegar á éonocá el idioma de las aves.

RICARDO.

A m S G M DI3L MUNDO svMAmn

¿Cuál es el día más frío del año?—Disquisioiones mj , teorológicas.— El año a^romiiuico actuaL-run» vonta famosa.—Cabildo de anticuarios en LisVíoa,; ^ ijn descubrimi.into horrible.^—Los baoilés del tece^ ma dfcl tabaco.—El gran camelo y la bactoriaaoióm. TJn pueblo oindido.—El aluminio y la arclUai

Todo el mundo Sabe que el 21 de Junio ft? ti día más largo del año, y el 21 de Diciembria ét más corto.

Pero no es empresa t a s fácil determinar oaál es el día más frío.

Observaciones heehasdurantael trascuwKj-da

f ran número de años ps^eoeü indioar,, eiñ am­argo, que el 14 de Enaro. San Eufrasio, Tj«(e W

ser considerado oomo el día frío por excel«ÍM».y« por lo menos lo ha sido e« la historia de las ha­tadas máa famosas, ai bien es regla esta que ad­mite muchas excepciones. A veces <"l dia jiiás frío del año cae en Diciembre; y tainbién á yeces óa Febrero.

Hay sin embargo un indicio que aoa1*i i e fe* declarado bastante seguro para predecir onáiea serán los años rigorosos.

Herr Habnioht, de Gotha, declara que defr pues de largas observaciones se ha convencido de que efectivamente existo una relación notabi­lísima entre ol núñaero de líétopatiés de hielo que procedentes del estrecho de Dayis y de la bahía de Baffin son arrastrados por el Gttlf Stveam, 7 la temperatura «jue después se siente en Europa. Por ejemplo, en 1888 se <ib«wvaron pocos tmii-panos en la Gran Con-iente Ecuatoriri y fué sé^ guido de un año de calor ex<^pcional; ík prfflía- . vera y el verano de 1891, que fueron excesiva­mente frescos y que seguían á un invierno muy rigoroso, habían sido precedido» por el paso de grandes montañas da hiélo^ór el Atlántico, ea 1891.

Aparte de haberse visto bastantes témpanos el verano último en el Atlántico, lo cuál es, según eata teoría, pronóstico de Mó, é laño de 1893 pre­senta una regularidad notable; los fríos princi­piaron en casi toda Europa el día mismo en que comenzaba el invierno astrfiB¿mico, el 21 de Di­ciembre.

Astronómicamente, «i aao ba principiado efl luna llena y los dos grandes planetas, Júpiter y Saturno, se encuentran colobadó* fiimétricameá-te con respecto al sol, ponióndoae <íl uno cuando el otro sale y viceverea.

Hace pocos dias vieíanse en el cielo hasf» sie­te cometas distintod, numera imi»itade;^ero nin­guno de ellos era de tamaño para ser visible A lá simple vista.

Por último, «ste año ítabrá & medifMos '^9 Abril un eclipse parcial l e »tíl visitte e*i Ma­drid.

*•* Lo más selecto de entare lo» ¡aficioB©d«s á an.

tiguallas del mundo entero marcbó-á&a paisadqf á Lisboa para concurrir á l«,%és^ d a l a magnifij ca colección que ]pestm6d& á D. FernaaSo, el abuelo del rey D. Lms.

La venta se hace en publica subásta.y calcú­lase que durai-á alguna^fee?ianas. E a e l cataloga figuraa hasta 4.000 dbrfetos da .valor arííatióo.

D. Fernando dejó toda la fortuna de -que pot dia disponer á sij, esposa morganática, la conde­sa de Edla; pf i-ó ha resultado que podía disponer de mucho Bienos de Jo que ál ci-ela. Con afectó, los tribípflalos portugueses han fallado que el pa­lacio y éxconvento de Cintra, como todos los de-mis bieneS adquiridos con el dinero de la lista civil, no pueden ser considerados como fortuna personal, aino que de derecho forman parto del patrimonio de la coroma.

A esta sentencia sa.dabe lit venta de la colec­ción de anti^iñedadea del dii'unto ley Fernando.

La duquesa deLuynea b a i l o á Lisboa con ^ propósito do adquirir la mayor parte <t9:lft eoleot cióu para su hija, que acaba de casarse. ÍM eppk: trarisdad de los afícibnados es casi tan enorm% como la fortuna de l a duguesa,

¡Qué horror, lo que ha descubierto ©1 profesor Suchsland!

La lermentación que sufre el tabaco antes df aer madurado y trabajttdo os debida á porción da bacilos y de bacterios, y ^ profesor Sucbslana asegura que cada ciase deliahacoy aun cada ve­ga y cada marca tienen mi microbio particular, que ea el que los presta su «íoma espeoialisimo y distintivo.

Malo es que el arcana 4wfi :,tanta delicia no|í causa á loa fumadoree^ <iue ítento estimamo^S T que tan caro nos cuesta, sea el borrible produow déla combuatión do jnxos s^gr^gados por millcí' aes de animalitou y.de loa ( l a y a r e s de éstos/ ^

Pero aun hay iBá% .El. sabio alemán, prosj guiendoausinvestigacionei^ ha cultivado esos ba ..;ir.„ „,>,v,« Poafam* hi ih'iKo'non les del .vino y loí

No cabía duda de qwe en el agua, del mar exis­te una cantidad mínima de sales de oro, pero hasta ahora no se había ponsado'en extraer el precioso metal, á causa del precio exorbitante que costaba la operación. Mi. A. Münster, quími­co noruego, acaba de proponei" un p'rocodimiento para analizar el agua del mar por medio del olec-trolisi. En análisis rigurosamente practicados por Mr. Münster, éí3te ha visto que cien litros de agua del mar contenían de 19 á 20 miligramos de plata y de cinco á seis de oro.

EL HOíHBftE-PAJARO Acaba de s' r conducido á Londres, para exhi­

birlo en uno de los Museos d é l a gran metrópoli, un hombre cazado en el interior de África, que debo pertenecer á alguna Ac las tribus aun des­conocidas de los exploradores de aquellas re­giones.

El doctor AViLler y otros compañeros suyos que iban recogiendo plantas balsámicas, oyeron iin canto muy extraño que resonaba agudo y pe­netrante on aquellas sole> lados, como el de un pajaro que lanzara desgarradores gemidos do dolor.

Wilder y sus acompañan tea adoptaron pre­cauciones con objeto de cazar ave tan extraña y discurrieron que loa criados, dando un rodeo, se colocasen á distancias convenientes y fueran es­trechando el circulo con las armas proparadas.

Asi se hizo; pero al llegar á uu claro del en­marañado bosque vieron á un hombrecillo de co­lor, coHipletaiJiento desnudo, que catana dando saltos cual si se hallara atacado de enagenación mental, y notaron que él era qw n cautaloa de aquel modo tan raro.

Ocrea del salv.ije revoloteaba una nube de pájaros que le peráeguia, alzaba el vuelo y vol­vía á descender hasta cerca do su emboza, oomo si las aves íooii'itoasen con el hombrecillo.

Tan abstraído encontrábase e.- üo que no ad­virtió la presencia de los exiiloradores científi­cos, pero en cuanto el doctor Wilder «vanzó al­gunos pasos por el espacio de.sprovisto de plan­tas, en el centro del cual gesticulaba el cantor, las avecillas huyeron asuntadas y aquel las imi­tó precipitándofse por ol extremo optioato al en t u o estaban el núcleo mayor de lo.í exploi-a-

ores. Varios sirvientes de ostos arrojáronse sobre

él y después de breve lucha consiguieron suje­tarle.

Entonces ocurrió una cosa extraordinaria. E l hombracilio púsose á siliiar de un mod<) ten-ihle y por todas piirtos aparecieron gran núuiero de payaros que .^e¡guian á los tísplora<rores chillando desesperadamente.

El doctor vV'ilder y Sus compañeros mataron muchos, pues á posai" 'de los dSpiíros que sobre olios 66 hacían loa páfjaroa «ííiutmtisvban en pon de loa caaaiJ ores -como &i pi%*gádití8«d obligarles á qu,3 soltaran «u presa,

£lhombr9''p^jairo,.w»ffito h díffiC^Ba ^ I d e r , | p o r strpi>n%rj4ni> feóáijáfiftaft él íóttifüiüa éa , láa

«a

vos puros, no en caldo-sino ennioutina; ha hacho inoculacion.6S de una okso de tabaco á otra. E n una palabra, por medio de los bacilo», ha conaa? guido dar á lapeor tílaae fié tabaco «1 gusto y el aroma da las vegítainjíiB ptwiada*. ,,

Con su descubrimiento, él tabliéo tfis "SítmbuT. go, fumando el cual demuastran Jos, alemanes todavía más valor que'en los-caiñpos «e la ta j la , puede oonvertir.se mediante hábil bacterizaoióa en la mejor marca de la Vuelta de Abaje.

Hasta ahora, no habla más.gtxa iirobar él taba^ -co para convencerse de au legitiSÜJád. eh ade­lante, hasta esa tranquilidad nos estara vedada por culpa de esos maldeeidtJS w ^ l ^ a t e ^ w a s .

Cuando crea uno saboreainigr-^^tt^«baBiofl« estará fumando algun'microb'io^bi9e««SPOí»Bor Suchfeland.

«^* Los holandeses son teñ i r l a g&aie «andida jr

casi la única de oostunibréa senéiltes y patriar­cales que alienta biyo la oia!pá'del oííílo. *

Carecen de imajginaoitot y lo reconocen; aó^ indobintes y se tolei-an imltuamanteTa pereza-

Su gobierno, conoeiendo ed carácter náoion^, acaba de tener un golpe de p'ínip: ha pnbliaadf» el día 1.° de año nn íomuíari© episfolar d« ftíky citaciones para entrada del año, oumpleíiñoB, é#í cólera. Cada fórmula respoínáé & uuti necesidad particulaj': felioiíaaioTies dic un Mjo á su padr^i de un marido á su l aupr . de un empleado á | u jefe, todo está comprendido y cada modelo t ie i» su número. , ^

ISÍo hay más que llegar & una estación t e l » gi'áfica, examinar ál formuíario, elegir raodal^ decir el número que tiene, dar las soAas al desti* natario y abonar 20 céntimos. El dest inatuio re­cibe un telegrama contenieudo in extenso la feli­citación y se quoda tan satisfecho; y el remiten-te se ahorra el trabaao de escribir una c a i ^ siempre difícil, de hacer usa visita ó de enviar una tarjeta con alguna frase de cortesía.

Eu Españanoaeinos llegado todavía á una sencillo/, de costumbres tal, que peVmita IjaWy cumplidos con arreglo. A un íbnnulvTio impreso y univcrsalmento conocido. Pero, ;Ciiántos se aM grarían de que aqiií íirFuigase usa práctica de loj holandeses.™ y de loa chinos, que de estos debeá haberla copiado aquellos!

W A N D E K E R ^ A VARIOS LECTOEBS.—Estos dias recibo buea

número de cartas pidiendo pormenores sobre w invento que permite extraer en cantidad el aliji minio de las t ierras apeiUofii*8. El procedimiento 09 todavía uo secreto y aun cuando les ensayoé hechos ya en grande escala en Inglaterra perm^ ten augurar que sa trata de un aaunto serio f de verdadera ianparíSníiia, ne «reo que «1 sindi­cato londonense piense aun en adquirir terreno^ e.iplotabie3 en España, *obr« todo, teniendo e* cuenta que la areilla abuuda mucho en to^ partes, inclusw aa lBg»K.j¿rra.—W.

toNU dte {Et i;»FÁ%^AU 4 Q«r a éé A»4el ^

Page 4: el imparcial 9-1-1893

mo ^xm \:-

EL IMPilRCfAr4 ir«ii9. 9.213

á l M M S IL m MAYOE 1 1 ! » £ MJA.

ISLA CRIST MONTERA, 14 CLAVEL, 1

GabaUere de Cracia, 19 y 21 Precio fijo. MADRID Precio de fábrica

Conocidas y a por nues t ra n u m e r o s a cl ientela las i m p o r t a n t e s exis tencias que t enemos oa toda clase oe t e j idos / reduc imos el p resen te a a u a e i o á los a r t í cu los p u r a m e n t e de e s t a ­ción.

U a m a m o B la a t enc ión del públ ico sobre los p rec ios á que es ta casa v e n d e sus géne ros y las venta jas q u e enoontrai-a en calidad, novedad , b u e n su r t ido y no t ab l e economía e n ab r igos p a r a s e ñ o r a j n iños , l aner ía , m a n t o n e s , m a n t a s , mer inos , t ap icer ía , a l fombras , g e ­n e ^ da p u n t o , camiser ía , m a n t a l e n a y o t ros que á con t inuac ión de ta l l amos .

PÍ ;^ ÍO fijo.—Especialidad en confección de ropa blanca.—Precio de fábrica.

DOCTOR GARRIDO Conviene que el ptlblico se fije mnclio en cnanto

¡dicen mis anuncios porque le interesa más que á mí I &«gtín con hechos se viene siempre demostrando.

El que padece dol eístómago y no viene es porque I ignora que esto es lo mejor y más económico.

Medicamentos especiales preparados en esta farmacia, I LUNA, 6:

9.000 abr^foe de niña y ni&q, formas naevaay éhÍAÚUiS,

D ^ S B E FSSBSTAB 4

Un abrigo largo de tri-cot, adornado de pasa-maneria,

P E S E T A S 4 5

daicetinea de lana pa­ra caballero, toedia ao-céa»,

PBSBTAS 4

Almohadas p ra cama caiQAra, media docena,

P E S E T A S 5

Chambras de madapo-lan con tira bordada,

P B 8 S T A 8 2

Ún corte de colchón {>ara oama camera,

P E S E T A S 6

Oamisas color con ri-oos encajes y volantes,

P E S E T A S 0

Bí(uipo8 para novias, con puatUlaa y bordados fiaos, jany completos, desda

PB!SE:TA8 2 5 0

Camisas para frac, oon jaretas ,

PEBKTAS 1 0

Galsonoillos m a d a p o ­lán, {aerte, todiw loe me­didas,

P E S E T A S 2

Bábánas de una sola pieza y con jaretón para cama de laatrimonio,

PESETAS 8

Almohadones psu-a ca­ma de matrimonio, me­dia docena,

PESETAS 7 , ^ Capas de cachemir,

bordadas, para cris­t ianar,

PESETAS 10

Calcetines para caba­llero, clases superiores sin cos tura , acabado francés, media docena,

PESETAS 4,50

Vlchy doble ancho pa­ra delantales y vestidos, dibujos nuevos,

PESETAS 0,75

Mantas lana blancas de Mallorca, de mucho abrigo y clase superior,

PESETAS 1 0

Cutías para colchón de cama matrimonio, el corte,

PESETAS 7,50 Elegantes cortes de

vestido, pura lana, bor^ dados en seda y coa su figurín,

pj^ETAS 30 Oapotitas de cache­

mir, bordado y con en­caje,

PESETAS 2,60

Faldas da punto con bonitas cenefas y dogran abrigo,

P E S E T A S 3

Ohaleóos de Bayona par% caballero, clase do­ble, desde i PESETAS 3 , 5 0

Capuchas de merino negro, clase superior, ta-maíio 18[4,

P E S E T A S 1 0

Un ooraé-ooraza señora,

PiCSETAS 1,75 Para niña,

P E S E T A 1

para

<>íraB ooasl tfni . Sábanas para cama ca­

mera de una sola pieza, y con jaretón, mediado^ cena,

PESETAS 15

Un abrigo de patio dia­conal, de gran novedad ultimo modelo,

PESETAS 80 Toballas a f e l p a d a s ,

clase doblo, media do­cena,

PESETAS 5,50

ñ r a n surtido de fra-nelas d« algodón, diba­jos última novedad; cor­te de vestido,

PESETAS 6

Mantas lana oon ricas cenefas V orilla seda des­de

PESETAS 87,50

Abrigos visitas de gran vestir, de patio oto-mán, con adornos de pa-samánería.pluma v pioK PESETAS 27,50 y 32,50

Cortes de vestido de caja oon adornos de se­da y su figurín,

P E S E T A S ^

Gran surtido en ere tanas para colchas, corte de 7 metros,

P E S E T A S 3 , 6 0

Un e l ^ a ñ t e imper­meable para ae&ora, úl timos modelos,

PESETAS 2 0

Lanas brochadas últi­ma novedad, 8 1[2 me-ti'os ('10 varas),

PESETAS 1 5

T e r c i o p e l o s d e s e d a r a y a d o s p a r a a d o r n o s ,

P E S E T A S 1 ,50

U n J U 6 2 0 m a n t e l e r í a d e R e u t t i r i a , a l g o d ó n p a ­r a 6 c u b i e r t o s ,

PESKTAS.6 ,50

V e l o s p a r a m a n t o , i m i • t a c i ó n á b l o n d a ,

Í-ESKTAS 1,25

C a l c e t i n e s f u e r t e s p a ­r a c a b a l l e r o , m e d i a d o ­c e n a ,

PESETAS 1,25

U n a p i e z a m a d a p o l á n c o n 2 0 m e t r o s ó s e a n 2 4 v a r a s ,

PESETAS 7

Pañuelos de g r a n abrigo pura lana, dibu-70S exclusivos de esia casa, PESETAS 7; 10; 12,50;

13,50; 10; 17,50; 20

Cortes do vestido de bayeta á cuadros, clase doble, el corte,

PESETAS 5

Canaptillas para recien nacidos, toda completa,

PESETAS 21 I

Yutes para cortinas ! y muebles clase doble,

P E S E T A S 1

V i s i l l o s c r e i í i a y b l a n ­c o s c o n r a y a s d e c o l o r , e l j j u e g o ,

PESETAS 2 , 5 0

U n f a l d ó n d e s c r i s t i a ­n a r d e b a t i s t a c o u e n c a ­j e s y b o r d a d o s ,

PESETAS 2

L a n a s e s c o c e s a s a l t a | n o v e d a d ^ e l c o r t e 8 l i 2 m e t r o s o 1 0 v a r a s ,

PESETAS 1 0

I n m e n s o s u r t i d o e n c o r b a t a s d e s e d a , t i r a , | p l a s t r ó n y n u d o s ,

DESDE PESETAS 1

T o h a l l a s d e h i l o , g r a n t a m a ñ o , m e d i a d o c e n a ,

PESETAS G

P a ñ u e l o s h i l o , d i b u j o s v a r i a d o s ,

PESETAS 4 , 5 0 DOCENA

C a m i s e t a s a l g o d ó n p a ­r a c a b a l l e r o , c l a s e f u e r t e , m e d i a d o c e n a ,

PESETAS 6

C a m i s a s c o n t i r a b o r ­d a d a , p a r a s e ñ o r a ,

P E S E T A S 1,50

U n j u e g o d e c o r t i n a s y u t e , c o n s u g r a n fleco y c e n e f a , c l a s e d o b l e ,

P E S E T A S 1 7 , 5 0

U n j u a g o a l z a p a ñ o s d e n i k e l p a r a c o r t i n a s ,

PESETAS 2

Tapetes de yute de 6x4 en cuadro,

PESETAS 2

Enaguas con tira bor­dada y jaretón,

PESETAS 2,50

Un juego cortinas orientales, con cenefa y fleco,

PESETAg 82,50

Tohallas con inicial j bordada, largo7l4;media j docena,

PESETAS 3

Banovas piqué, todos tamaños, desde

PESETAS 1 2

Pañuelos algodón pai-a | bolsillo, con jaretón, la media docena,

PESETAS 2

Cainisus blancas ó d color para caballero,

PESETAS 2

[Bolos difjoatÍToa para el estóma­go, 3 ptas.

I El alivio de los niños, p a r a l a den-tieion, frasco, 1.

Antipirina (en sellos), caja, 1,50. Sándalo (perlas), ya sabéis, 2,50.

IÜV Vid» para til dolor de muelas y de cabeza, 1.

I Agua especial para los flujos, 1. Emulsión de aceite bacalao, 1,50. Aceite bacalao puro, botella, 1,50. Id. ferruginoso, 2. Inyección superior ó inofensira, 1. C&psulasoopaiba, caja, 1. Id. trementina, 1.

Perlas éter, 1,59 ptas. Polvos cicatrizantes para úlceras y I

lla^^as, 1. Kob depurativo, 2y 3. Píliioras í'errugiuosas, caja 0,50. Vino de quina, 1. Id. de Peptona, 2,50. Brillautiiia para la barba, 1. La Elegante, para quitar 'as man­

chas de la cara, 1. Jarabe de rában-j iodado, 1, 2 y 3. La Brisa, para evitar el mareo & los j

que viajan por mar, 5. Ma.fi;n6sia efervescente, 1. Limonada purgante, 1.

Y de específicos de fuera de la casa podemos servir mayormente de los siguientes, pues de todos tenemos:

id . Brea Le Beuf. Id. Loo. I J . Oóraudol. Jarabií Cliinent.

Lanas con listas de seda, última novedad. corte de 8 l i2 metros, ó h; varas,

PESETAS i ; 2 , 5 0

Una colcha piqué para cama pequeña.

PESSTAG 4,50 Preí;ioao surtido en

medias de seda para se­ñora, desde,

PESETAS 8 , 5 0

Un traje interior, pura lana, para caballero,

PESETAS 1 2

I-evitas da vicuña y paño, varios colores, cor­te exclusivo de esta casa,

PESETAS 42,50

Vino lacto-fosfrtto DusarJ. fd. quina y cacao Bugeaad. Id. lil.Ossian Heurjr. Id. carne ArouiJ. Id. peptona Ortega. Id. id. Chapoteaud.

I Id. id. Defrosne. Id. pepsina ChaBsaiog. Id. hemoglobina Desc^isink

I Id. Vial. Granulos de Franck. Denticina P . Izquierto. Licor del Polo dé Oriy». Emulsión Scott-Magnesia Bi8h«>p.

1 PíldoMis Blanoard. I Santal Midy.

guinaantica. Rochar, ierro Bravais.

IPaatiilas Audreu. Id. Nielk. Id. Tamar Indien.

Id. hipofosfitos Foliows. Id. lactofosfato Dusard. Id. hemoglobina Doschleni. ídem anciana Seigel. Id. Larozo. Zaraaparrilla de Ayer, Id. Bristol. Solución Pautaubergo. id . Leras. B dos (Cuenca) Almazao. Tesoro del estómago. Salicilato Vivas Pérez. luyecoíon Mático. Agua Carabafia, Id, Loeches. Id. Mondaria. Id. Vichy, Id. Vals.

L a manguito de de Unna,

PESETAS 2 , 5 0

piel

Una alfombra de corde-liJio con cenefa, tamaño ! grande,

PESICTA.S 3

Un velo toballa imita­ción á blonda,

PESETAS 10

Paños para vestido con listas y cuadros, clase superior, 8 l i2 metros (10 varas),

P E S E T A S 8

Cachemir negro y de color, clase superior, do­ble ancho. 8 í[2 metros (10 varas),

PESETAS 1 5

Franelas para batas dibujos escoceses y ra­yados todo lana,

PESETAS 1,25

Camisas de color, gran abrigo, para caballero,

PESETAS 2 , 2 5

Un juego de cuello y puños,

PESETAS 1,25 Mitones de lana para

señora y niña, todos los colores,

PESETAS 0 , 7 5

Vestidos de lanas es­cocesas, ra jas y lunares para niña hasta la edad de doce años. PES33TAS 17,60; 22,50; 25;

30; 35; 40 y 46 Gabanes de punto pa-1

ra niños y niñas de 1 á 2 años,

PESETAS 4

Id. Marmulejo,

En las recetas descontamos cuanto racionalmente es| [compatible con el inmejorable servicio. Todos los espe­cíficos españoles los vendemos más baratos que sus autores porque cedemos al público parto del descuento

[que nos hacen comprando al por mayor. Y en los ex­tranjeros nadie debe comprar, ni uno solo, sin pregun­tarnos primero su precio que hoy no ponemos por ha­berse variado algunos, pero que son más económicos que en todas partos. Tanto aquellas como los especiri-cos todos, se mandan directamente á los enfermos do provincias. En Madrid se sirve á domioilio y se dicen

I los precios por: TELEFONO 111.—LUNA, 6.

Trajes de paño inglés para niños de tr-es á seis i años,

PESETAS 8,50 Corsés con ballena

gítima y faja, PESETAS 8

le-

Vostií de 1 á 2

itos para l l03,

niños

PESETAS 5

EJspecialidad en confecciones para señoras y niños. Precio fijo, uaballero de Gracia, 19y 21,y Clavel, 1. Precio de fábrica

• M JHk Hanb ^01^1^áiss^ JB^ •lili iijii ¡MIMn^

IJA K*OSiUEl»EO 8RAN FÁBRICA DE JABONES COMUNES Y FINOS PERFUMADOS

ELREYDELTOCADCR

PTENGiK „ p o r f u w i l o y c f ó n i o a q u e sfea, t o m e n l a s P A S T I X J I J A . S P E G T O - k

J R A L E S d e l D r , A n d r e u d e B a r c e l o n a , y hallarán un prodi- * i gloso alivio, tan rápido y seguro, qae casi s iempre desaparece la t J T O S antes de concluir la pr imera caja.—Pídanse en las farmacias. *

S I t i e n e n t a m b i é n ABSS.&. ó S O F O C A C I Ó N , u s e n l o s C i g a r r i l l o s B a l - | 4 s á m l o o s • l o s P á p a l a s A z o a d o s d e l n i i s m o a u t o r , q u e l o c a l m a n e n el a c t o y , 4 p e r m i t e n d e s c a n s a r durante la noche .— Véase el libro-prcspecto qiiete da gralis. ^

V a l i a s M e d a l l a s d e O r o .

Afi £lX.I.X.X£e n^.m>m.mm -VLJÍiC^&O

'eooiofieB del Estótnetgo - Anemia - CalentU'rds, etc. FAftu. Sí V l a R0« »a6B'*r. » »» IAS VAFIUAOUS

Bapeoialidad en aguas da tocador, KAlfAlTCtA, IHVÜTA, F l i O n i D A , B I Í I 9 A Í > E MOaTTA-« A , extractos superfinos para el pañuelo y en toda clase de perfumería.

FESSDA 7 COMPAÑÍA.—SANTANDEB.

AGUAS AZOAS|A§ E l e s t a d o a a i u t a r i o h a s n m d o u n a a l to racxón n o t a b l e e n

^ t o s ú l t i m o s d í a * o o n l a p r e s e n t a c i ó n do n u m o r n s o s ca sos &a I n U n c a s i a , Krfp|>«> « l e n s n e 6 t r a i i c a í ' . o ¡ qi io con t m l a s jjTstas d e n o m i n a c i o n e s e s c o n o c i d a l a i n f o c c i ó n q u e do t r o s Mhos á e s t a p o r t e h a c e s u a p a r i c i ó n , d u r a n t e e l i i ' v i e rno^ e n M s E s t a d o s c e n t r a l e s d e E u r o p a . L a s p u W i c a c i o n e s m é d i c a s flan l a Toz d e a l a r m a , inan i fes t -ando c[ue so a c o ü t ú a n l o s n r o c e i j o s g r i p a l e s y q u e a u m e n t a n l a s p u l m o n í a s de t o d o ^ a e r o . 7 X c o m o e s t a i n f e c c i ó n a t a c a e n p r imGr t é r m i n o é. l a á a o g r e , a d u l t e r a n d o s u s o o n d i c i o n e a n o r m a l e s y p o r m e d i o J l a t a n r i p i d o v a l i i o u l o r e c o r r e t o d a l a e c o n o m J a t o m a n d o í g l e a t o dÍ5fiuitÍTO e n e l ó r g a n o q u e e n c u e n t r a flaco; d e al i l l a q u e e n M a d r i d l a i n f e c c i ó n s e loca l i ce , c o n p r o f o r o n c i a toftioada, e n e l a p a r a t o r e s p i r a t o r i o , o r i g i n a n d o l a s b r o n -i t i i t l s y p u l m o n í a s , c u ^ o n o t a b l e a u m e n t o d e n u n c i a n los I t i m o S p a r t e s sar»i tar io8.

C o n v i e n e , p o r l o t a n t o , h o y m á s q u o o n o t r a s ¿pocas d e l l o , n o m i l a r c o n l a i n d i f e r e n c i a y a b a n d o o o a c o s t ú m b r a ­

l o s l a s a f e c c i o n e s c a t a r r a l e s s i m p l e s , n i a p l a z a r ol t r a t a -a i e n t n d e los c a t a r r o s c r ó m e o s , p r o c u r a n d o n o r m a l i z a r ¡as u n c i o n e s fisiológicas d e l a s v í a s r e a p i r a t o r i a s , p o r m o d i o

l o l A G U A A Z O A D A e n b e b i d a , i n h a U c i ó n 6 d u c h a , s e g ú n e « l a l o c a l i z a o i ó n de l c a t a r r o ,

V T T V n ^ ^ C t M o d e l o s e l e g a n t e s d e c a p o t a s y s o m -• « • W • • • % ^ i 9 b r o r o s á p r e c i o s m u y K r i ' e e ' l n a o s . " j i -q u i d a o i ó n d e t o d o s loa s o m b r e r o s de i n v i e r n o á p r e c i o s c a -s i do b a l d e . M A D . ^ M E P E R y E T T E , B a r q u i l l o , 27, b a j o .

O , C3r3roc3L^., O

S i g u i e n d o l a c o s t u m b r e e s i ab lec i r t a ou l ' a r i s , sól i ta A « t l a l q u i e r p r e c i o a c e p t a b l e las exis te-noias á:s i n v i e r n o , c o m -l i u e s t a s d e v e s t i d o s , a b r i g o s y so jnb ro ros y do un. g r a n c u r t i d o d e t e l a s d e l a p r e s e n t e e s t a c i i ' i ' . ^^_ 3 9 , C a r r e r a d e Wnn J e r i S n l n i » . e r a í r e s i t e l o .

1(6. v a S s l i n e y m i e l i n g l e s a e» e l r e m e d i o m á s eficaz oon-TBfa l o s s a b a ñ o n e s y e v i t a r q u e pa a b r a n griot.'J.a e n l a s m a ­teos. í"rasí3o^ 2 p t a s . ü n i c o d e p ó s i t o , p o r f u m o r i a I n g l e s a , S a r r e r a de S a n J e r ó n i m o , a . — N O T A : É s t a c a s a o ' - ?equ ia & | U c l i e n t e l a c o n el n u s T O a l m a n a q u e c r o m o q u e r e p r e s e n -i a ^pt i¿<nas b e l l e z a s .

CARBÓN ANTRACITA DK LA

Sacíete Lyonnaiso des Gl'sriionapes da Peñerroya •< c a r b 6 n , do i n m e j u r a l ''•.; . r o r á i r i o n o s p a r a e s t u f a s ,

i s , ch i ruenoí is y coci ima s e 'Uómicas , * • v e n d a * S i n l n t n t , A « l o i n f c l U o .

USO produce SO por í 0 0 •iCAitoiatR sotilPjÉÍ « t m e j o r e « l c e y n u n c a VoJlTnréis' á g n a t a r Qtco. Á v i s » # » •

(» , 4 , fian. T«MfOlU» 9t*,

Liquidación por traslado DE LOS RICOS ARTIDüíaS DE LA

CAEIRIA DE Wkl PSISM, II PBECios MUY atóüuornos

R e l b a j a s d e 25 y 3 0 p o r c i e u t o Q u a n t e s y c o r b a t a s desiSc u n a p v s e t a . P a ñ u s l o a b a t i s t a , s e i s pesc<tas <lo«enn. M e d i a » y c a l c e t i n e s « lesde « ina p e s e í a .

M. P. H, A.

jOOfiA CARLOTA ESTOflS Y LEÓN SE BABBASAJ I i iB flilleeldo a l a s t r e s Ao l a t a r d a d e l d í a 8 d e ¡

E M e r o d e 1B03, d e s p n é a d e h a b e r r e c i b i d o ! • • ] a a n t o a S a c r a m e n t o a ,

S u d e s c o n s o l a d o v i u d o D . M a r i a n o B a r r a s a , s u h i - I f j o , s u s p a d r a s D . L e o p o l d o y d o ñ a C a r o l i n a , s u abUa- í i; l a , s u s h e r m a n o s D. L e o p o l d o y D , T u l i o , s u s h e r m a - j 1 n o s p o H t i o o s , t i o s , p r i m o s y d e m á s p a r i e n t e s , s u p l i - ( i c a n a s u a n m i g o s k a e n n o m i o n d o n a DI OS y a s i s t a n á s

l a o o n d u c o í ó n de l c a d á v e r , desdo l a liasa m o r t u o r i a , i • P r e c i a d o s , 52, a l c e m e n t e r i o d e N u e s t r a S e ñ o r a da l a I A l m u d o n a h o y 9 de l c o r r i e n t e , & l a s t r e s do l a t a r d o , 1 i e n l o q u e r e c í b i r i n e s p e c i a l f a v o r .

Be sup l i ca e l coche . K o se r e p a r t e n e s q u e l a s .

Se v e n d o h e r l i i » s í o t r o n c o d e c a b a l l o s a n g l o - u o r -

m a n d o s . A c l i m a t a d o s . M a e s ­t r o s . H o r a s do 9 A 8. OaUojo-n e s d e J o r g e J u a n , c o c h e r a n ú m e r o 6.

u é a p e d e a : e s p a c i o s o s g a b s . , a l c o b a . B o l a 19, 2." H

C H a n n a n M ¿ q . ° p a r a h a c e r c i g a r r o s , p t a s . 4'E O í l d l i g e r ¿riif, C p rovs . B A b a d . Li i>er tad, I B ,

4 '50 e n M a -ba jo .

l o s m e j o r e s q u e se f a b r i c a n s o n l o s i i o Escoftt Fortuny y C.*—13, Alcalá, 18, (Equitativa)

EN REVOLVER SíSTEf A SIITH 3 ; e x i g i r l a m a r c a O^-bea h e r m a n o s y C o m p . " , únic.T, 3 ; ( _ c a s a q u e cornea 'o en c laso y pr.eoios c o n l a s do l a (— — mojorf . ' i .br ioa a m e r i c a n a . Se vAiidon e n t o d a s l a s — I S p r i n c i p a l e s a r m e r í a s y e n su d e p ó s i t o d- I i í ad r id , ¡ ^ 0 0 ** laza d e l A n t r » ! . 18> )i»rín<<j>nl, KM»ia<íI.-v. C O

Tos, Catarros, Fafiga^^Roiiqoerá^ se c a l m a n y c u r a n c o n l a s P a s t S S I a s S a i z i i s C a s t i l l o . Ca ja , 1 }ita. B o t i c a s : C a r r e t a s , 8S!, y M s g J a l e i i a , 10. V a n c o r r o o .

N U E V A E D I C r O l N " C Ü S 7

B&lsamo i n f a l i b l e p a r a r e c o b r a r e l p e l o . L o f o r t a l e c e y h a c e d e s a p a i o o e r l a c a s p a q u e es lo q u e p r o d u c e l a c a i d a . á o r e c o m i e n d a t a m b i é n p a r a l a s s e ñ o r a s , j i o rque l i e r m o s e a las ce ja s . Se e m p l e a a s im israo p a r a e l b i g o t e . P r e c i o : 5 y 9 p t s . P e r f u m e r a F o r t i s , I n a r t a «!cí S » l , 3 . M a d r i d .

FARMACIA m P r e c i o s <ie l a rmilitav. i » n ¡ B C B A 8 > « > S , a »

LDOS

L i b r o n e c e s a r i o , i n d i s p e n s a b l e á ¡os horríbros y s a ñ o r a " casadas .—¿Por q u ó ? — P o r t r a t a r da lo qi io n o p u e d e d e c i r s e . — V e n t a ó, 5 pta.s. l i b r e j ' i a e .Eu M a d r i i l : Fe , San M a r t i n S a a -r e z y o t r a s . Se i ' .mite p o r co r r eo b a j o s o b r e y ce r t i f i cada e n ­v i a n d o 6 pt0,s. e n l i b r a n z a ó se l los Vi M. A g u i r r o , a p a r t a d o n ü í u e r o H, M a d r i d . B a r c e l o n a , K o c a s , S a n P a b l o , 5.

e n cajas , l a t a s y b i d o n c i t o s de 5 l i t ro s , t o d o p r e c i n t a d o , y

Íietró'leo s u p e r i o r , v é n d e s e g a r a n t i z a n d o c lase y m e d i d a . ? ra t H e r m s . , f a b r i c a n t e s l a m p i s t a s . I n f a n t a s , 7. T e l f . ° 437

leilElIEKeSlIt BÁSICOS P£ mtim la

m U C I ( » l PAÜTSUSERef al CLOUHIDRO-FOSFATO dg CAL CltEOSOTACO

la ooii«tiler»a oomo ei reuMdia mia seguro j «acss contra l u

i ENFERMEDADES DKI. PEOHOJ TM; Bronqattii orénicaí, Tei«$ mtituttf Partlnaou, Otníu»

lU CápsBlae PüOtaube rg* u «mplaan »a, lof mtomiM can» , ^y eoaTtmtil fc lai pénooiu qiu na quiei:eH tomar la ci'éeaota

IM]» la forma da «olmiMn.

" ! •

.Pwit««iwra«ftew.t(,i

MMMmm ¡ ." . ÍQENIEROS

y r o n r o ü e n t a n t e s d e O E l t L l K ü N

Ins lü lac ioufas d e l u z e l é c í r i e a . A p a r a t o s y B.üi'68üfios p a r a l a s misrnai j . T r a n v í a s

,.^ - tí -^T c l óc t r i eos . R e d e s t e -• - ' ; ? -m^^i í s , l a fón ioa s . P í d a n s e oa-

A E E N A L , 2 ¿ d u p d . °

Antigastrálgico-atemiidtrantf d a C a s t a ñ o y Al*>a. m ^ i t c o y f a r m a e ^ i l t t e * ^ P o d e r o s o r e i n o d i » c & c a a <! t n f u l l b f < O Ü E A C I O N 8 E G U E A T E A D I O A L

E X V M M »« B U i r c » d « £ i b r i c a . Ca j a c o n 24 d ó a i s , O n t a« . e n t o d a s l a s m e j o r e s f a r m a c i a s d e E s p a ñ a y u l t r a m a r , ü e s -a u e a t o e a l ñ o r m a y o r e n e l d e p ó s i t o g e n e r a l d e l a u t o r , B a r -in iUo, l í , &nB.»íl«dnd, y MMohor &MOÍ», OapaUfuías, 1^

Se c e d e I o c a l y f u e r z a b i -dr&ulioa p a r a i n d u s t r i a d e

h a r i n a s , p a p e l , ote., en el o e n t r o d e Cas t i l l a . B a n c o H i p o t e c a r i o , d a r á n r a z ó n .

Ll q n l d á c i e n d e g r a n e r o s de p u n t o e n l a n a p a r a so-

í iora y n i ñ o s . H o r t a l e z a , G p

T t q n l d a c l t i u d e u i a e b l e s iOf s f l le r ias M . ' T l o n i a n o s 3.

S E Ñ O R A S s o m b r e r o s ú l t i m a n o v e d a d de P a r í s desde 12 p t a s . e n a d e l a n t e . H o r t a l e z a , 6, p r a l .

^ l^raiBS y g a b a n e s de t o d o I l u j o á, m i t a d d e s u p r e c i o

\ C o r r e d e r a 11 j u n t o a L a r a

ORta d e c u a d r o s b n e n o s a l ó leo . H o r n o M a t a 8, iá." V

PETRÓLEO EL L e ó n , l a t a 11'50; l i t r o 0'65. C a ñ i z a r e s 3 P " C a p u c h i n o s 3

v q t n ! . , oscrig-ido, 5; c isco <le q a r b ó n , 3 i) ta3.;cok 0,25 p í a s . c t a l . y 2,'?& s a c o . L a v a p i o s , '2.

V E N E K l S O - S I l ' £ L I 3

c u r a d o s d l a s . Oápsiilo.s Kooh, S p t a s . Vr.n corroo r e m i t i e n d o 4 p t a s . l i b r a n z a . C o n s u l t a g r a t i s do ;! á 7, y p o r co r r eo Mo] i t e ra , iii, l . " ' l \ r adr id .

üsiioo almacén S e comieran y v e n d e n b o ­

t e l l a s y b a v r i l o í vo _!Í03. c , v.ñ. «:»;, 5

Alíombs'as M o q u e t a s á. 2 p e s e t a s . B r u s e l a s á 4,?)^) p e s e t a s . T e r c i o p e l o s k (> ¡.osetas. C o r d e h l l o á .50 ('<s. da j>ta.

, S i íivi t r a s p í i s i ol luciii .

C a r b ó n , I, y J s

Siíias ú% cuero r e p u j a d o , n a d i e c o m p r e s i n v e r a n t e s es ta casa <«pecial. J a c o m e t r o z o , 43, t a p i o o r i a .

Males venéreos C u r a c i ó n p r o n t a . Do 7 á

8 y 6 á 10. T E T U Á K , 9,_pl^ i r i o t o g r r a f l a « i r i t o r c s n i i t « s . r Cat41ogo. 50 cén t. en so l los d e c o r r e o . T h e P u b l i s h i n g Offioi, A m s t e r d a n .

Pronietarios A l 6 p u / i O J . m u a ! , d i n e r o

n a r a h i p o t e c a s ^ l a d i d d y p r p -» . ' l ias, v e n t a d e casas y so -v.lí«v • ^ l a z a d e l A n g e l . a i , ! ? ' l a r e s . - » . — ° . ' • -

l l e g a r o n d f

tos DlfiESTtV^^^Ufv P A S T I L L A S y E L I X I R

eon asgan reeonoclmlonto de mcchoa roédtcee »ílebre» lof rfiiBedlao mí» n'ülTot, y mS.? n^rriuiablM eoii,cra la»

f^JriB.KOUTY l^gr..l'>.boiikir;Mi\dricl.MEt.CHOR g A ^ g i r i

I B I T ^ BHIÜil.r.aill'TB E a t e p e t r ó l e o 'especia l t a n ac re j i i t ado so v e n d a p o r c t ^ u í ,

l a t a s y b i d o n e » d e 6 l i t r o s , e n M a d r i d . O r n a , 3 1 , A u t r e l C a n o s a , O a f a , 3

p A T A D j f í f l J Í L a s P i l d o r a s a n t i s é p t i c a s del I J r . A u d i ? » . ' ' • ' • • ' • • • " ^ c u r e n l a ti . i is p u l m o n a r T los c a t a r r a » T f J Q T I Q I ^ C lón icas de l j>echo. C a l m a n l a tos , m o » i U O ^ I S O l i J difio^n l a O i p o c U i r a o i ó n , q u i t a n l a f a t i g »

y d e s p i e r t a n e l a p e t i t o . IW p t s . ca ja e n l a s bo t i ca» . M a d r í d í C a r m e n , 41 . C o n s u l t a s , D r . A-adet, A lcUá . , 72 d u p l i c a d o , d » 2 É. 4. L o s f o r a s t e r o s p o r c a r t a .

JiMBB BE M S A m O DB QRimAUL.T Y O" T50ETADO por los médícos para comba­

tir clUnfatrsmo, el gárrulo, las erup­ciones de la piel en los niños páll-dos, enclenques y delicados; para di? solver las glándulas del cuello y def-pertar el apetito. Cada frasco debe llevar un envoltorio do papel amjk-rillo estampado, coa el nombre GIRIMAULT ET C * qno ee halla taiitt-bién en los prospectos, cu filigrana en la pasta del papel.

B n PA.RXB, 8 , r a e T r i T l a n a * .

1/

HIERRO DE LER&S kiBA curarse rápidamente, la e n e -

Xliiia, los c o l o r e s p á l i d o s , los do­lores de estómago, los flujos blanoos y las irregularidades menstruales^ re-

. claman el hierro en estado soluble y lea fos­fatos; reunidos se encuentran en el F 0 3 -

' f a t o d e H i e r r o d e L e r a s , muy recetado á los niños pálidos, delicados, privados de apetito, y & las jóvenes que se desarrollan con dificultad. En PARÍS, 8, m e Viviennsy en todas las farmtoits.

BÍBLÍOTECA D£ «El ÍMPÁRCíAb

«Maa MI TSHTi «n ba amtimsrK kown ou, UUM«

P R E C K ü S

NOVELAS

¿CtiM de Ifit Dotfi pof l a condeaa J . A p r a x i n

Enrique. D«*^>ar,^pwi MÍBS J I . K . Urad-d o u

M (jíiatUp tU ld»He(, por Mi88 l i e n r r W o o d '.

Su Altera ^'^i'tOTt \^or J a r i e r de Moa-t e p t n , , , , , ,

Santiago i^mpeslad, por l>et{iP Klzear. El Calvario de un Artista, por ¡5. ü i c h o -

bourg .—Odio y V4M»OC, nove la ingleS». Los Ulti mos Kerandal, por O. Merouvel , li'eruatida.—Sylpandira, por A . D.uuas. El Hijo dé Porthos, por P. M.ilialiii.. . , N Sa-cffdofede 'i'hamis, nore la or ig inal

d e P e d r o J , So las Punto en Boca, pof F o r t u n ó de B J Í S -

gobe^' , , . . . . LaliexiMde los Miserables, por P . Ma-

Ual in £a* Sirf HonUirt» H»jcm^ por A< f>i>-

p o i n t e . . , , , . , • La Mujer dü Señor Dúo ¡te, por Ó. Cruo-

r o u l t M contralieelío.—M Niño Itabado.—La

Casa linoantada El Corazón y la Cubeta, novela or ig ina l

do l''ed(irico U r r e o l i a . El lloiittnv de Hieve, por A . ATauricio

•Sand Vna Venganza de Mujer, por Grondre-

c o u r t . ' . Juan uCorfa-Cífbenas,» por J'ortnné ds

Büisgobey ,' Los amores de un conrencional ,• & jur<nnento de una madre ,%

A t e s n s e r l t o r e s ( l e e s t a p e r i ó d i c o A m i t a d da p r e o i e L o t d e p r o v l n e i a g . t t i ündando su iiii[>orteiil A d m i i i i a t r ^ d o r .

E l n I f Q Represent I S I B Í ^ ' I S F a l t e n e n p r o v a s .

TrJ^i^K„ ^^.. Cc rap * A d e m á s a( SE VENDEN y compo­nen pon verdadera garan­tía y ¿i mitad de preoio. S a l , ¡S y 4 , rehgsrÍA (ca­si esqui-na á la da Postas).

íantes

Nodrizas L o s p a d r e s q u e de seen U D A

b a e n a a m a d e i e« iwp8. ra s u s h i jos , v a y a n « I O e o l e o M ó ­d i c o Espa i ioL C a b a l l e r o d e ( í r ao i a , 8, p r i n c i p e ! .

P o r n o p o d e r l o a t o n d a r d e ­b i d a m e n t e , e n un. e s t a b l e c i ­m i e n t o médi t io d e M a d r i d d» g r a n i m p o r t a n c i a y d e g r a n p o r v e n i r , so a d m i t i r l a u n s o ­c i o . I n d i s p e n s a b l e r e g i ü a r c a p i t a l . I n f o r m e s : AloaUt, 40, p r a l . d e 2 á 4

J t B L O J i o r o m . p i b l e , €non p l u s u l ­t r a » , g a r a n t i z a d o , 15pt6kS. ITl t imoAue-l l an to e n os t a i n ­d u s t r i a .

Ee lmer í a , J n g l e -ea, P r e c i a d o s , 17.

Al m o n e d a <i« n tuc f c lv s . C a b a l l e r o d e U r a o i a , 12 pl

v e n d e aUiajas d e l M o n t e d e P i o d a d y t e s t a m e n t a r í a s á, p r ec ios d e t a s a c i ó n ; e u b i ü r -t o s p l a t a d e l e y a l pe.»o

2 4 , M O N T B f t A , 2 4

V e n í a casa p r ó x i m a c a l l e T o l e d o UOOO d r s . R o n t »

10 p 0[0 . S t a . I s a b e l 6 s e d a s .

A I n > o a « < l a f o r a o s » , HSlle-r J a y gab ine te^ a r m a r i o l i i -

n a , arai5aa, roc i ' o imion to y coni od or r o o ! e. P i a n o y a r m o -n iu rn . C o r r e d e r a B a j a 4 , p l iz

go t a ó do lo re s ne rv io so? , n r a r a d i c a l con p.r.'oho

l» r . T o p í t . Su i n f a l i b l e b iü . m a con- ige l a e s t e r i l i d a d . N o i r r i t a n l a p i e l . U n i o a -l a e n t e S a ú c o 13 DOtioa O r t i z

Se realizan T o d o s los m u e b l e s y e n s e ­

r e s de l l l o l o l B r i s t o l j a r m a ­r io s , m e s a s d e e so r i to r i o, có­m o d a s , E i l l a s y s o r y i c i o s d e roctal b l a n c o , í j i m a s , p i a n o , p o r t i o r s , polgftdiiras y a r a -fias S a n B a r t o l o m é , 4, p r a l .

PIANOS míignif icos , s i n c o m p a t e n o i a p o s i b l e e n l o s p r e c i o s y oon g a r a n t í a i l i m i t a d a , l a g u ^ -l l t a a t . I s n h o l I n C a M I i e o 10

BiSHaTeiu: "''' •"*-'• i »*^^

WKl. P Ü I V K E n el c e u t r o d e M a d r i d , oa-

l í e d e Po3t f t8 . J Ioapedaje d e s ­d a u n a p p s e t a . % ^ : o ^ . n O ^

I t i e n e ^ a c u r s a i w » # l u n ^

p a r a g r a a a d m o n e s . d^

fincas, s u e l d o s 2 á 7500 ptaá^ oobr t d o r e s y 8 s e o r e t a r i o a . Se l lo , Sr . d i r e c t o r . Panad« f rc;s, 10, 2.°, M a d r i d .

Botellas y cubas v a c i a s se c o m p r a n . J a o o m a * t r ezo , 60,.^bodega.

Importante D e 1:. o'^ra q u e c o n t a n ax»

t r a o r d i n a r i o é x i t o s e e s t i p u » b l i o a n d o , t i t u l a d a M n n a n t a « l ea tu<l láH*« d e JDereebOf Jian a p a r e c i d o los ouaderno j l sigTiioDies: 1.° ITUtoría crü%* ca dr, España, 4 7,oO nese t a s r 2.° Literatura general y espo' ñola, A 7 pese tas . E s t a publ l - . cftoión es de i m p r e s c i n d i b i t n e c e s i d a d p a r a l o s a lumnojk l ibrof, q u e n o o y e n l a s ex« p l i o a c i o n e s del p r o f e s o r y d i u t i l i d a d g r a n d e p a r a .los ofi* c í a l e s , p o r q u e les f a c i l i t a o | e s t u d i o de l a f a c u l t a d . L o f redidn.'s á D . .José M.*_Faqui« i;oto. O l i v a r , C, p r i n c i p a l .

! i—.—£ —•

A l n i o n e i S a d e m u e b l e s u r * g a n t e . A b a d a , 21 ,1 .° d c h á

A l i u o i x e d a , S l u n o x T o r r e * r o 5,2° o. i t re B a r c o y Valv*.

H ittf.íi3>«<S!f s & 3 j» ta». e o i i ¡ i r i t ic ipio . M e s o n e r o E e *

m a ñ o s , l í i , 2." is-.q. oon e n t r . *

l í ün esf a c i ó n l í o r n o M a t a ( i« — .1 Ú

Antigüedades E l r e p r e . ^ e n t i n t e de lacas^j

H a r r i a B r o s , d e L o n d r e í , c o m p r a t o d a c l a se d e obja-* t u s de a r t o , alliajr.s e s m a l t a ­das y do "j.ofir.5!Ía, d e 1 á 4y Oaba l lo ro deGra.cio,, 3 2 , p r a l .

SifiU?, v c n é r j o , e t c . I>e 7 4 10 y 6 .-i S. To!e<?o, 19, p l .

nos . prey

i ÍJn'i, j . l a t i ü o y g a l o -V e n t a da t.'i,Ic

s r1 r ¡iietrifcs fino*

4. Z a r a g o z a , 4 .

UWfCA :

A l i u o n n t ! » uii>l>IIl«rio ca» Til,b;j.y araña.=i. V.\.z 1 5 , 1 . *

Tos da los niños S o o n r i oon los a c r e d i t a d o ^

e n c o r a d o s p e c t o r a l e s de l a b o t i c a d c l a í..atiria. T o i e d o G Í

. -a» Dsa q n e v e n d e 8 pe3>">tíi;3 ' '**

teojo.? r o c a 1 . ' «leí B r a s i l ; c o a niouturo.f;, oro á 25 p e s e t a s , •Véanse l a s n o v e d a d e s e n Ei» s u t o r i a , y Qi-tleuloa de p ie l , V a r a y L ó p e z , 5, P r i n c i p a , 6, M a d r i d .

a I m o i i c d a m u e b l e s , r d ^ A p a s , A t o c h a 67 , 2.° d e h *

t irare T o n t o , a h í

ña t ea , d óspact io. R e i n a 2á, I r

A i i m o B e d a d e t o d o l o d< una Oftsa. Hay piauo;

á ln>ui>«da , s a l ó n , c o l g a d u r a s ,

t ó i q u t n a p a r a <»8er gni