El impacto ecológico de la civilización del Antiguo Egipto

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El impacto ecológico de la civilización del Antiguo Egipto. La civilización egipcia, que siempre ha cautivado y maravillado al mundo y que aún inspira multitud de investigaciones. Esta civilización que se supone que saltó de la caza y la recolección, a la construcción de las grandes pirámides en tan solo un siglo . Sí, esas pirámides que confunden a propios y extraños, por sus descomunales medidas, su perfección, su perfecta alineación astronómica y la incapacidad de los arqueólogos actuales para dar una explicación plausible de cómo se construyeron y qué tipo de tecnología sería necesaria para diseñarlas y levantarlas. Hoy en día, nos costaría repetir tal hazaña arquitectónica. Toda colonización humana es un ejemplo de especie invasora en una comunidad ya existente. Ocurre que las comunidades maduras, pueden poner freno a los intentos de invasión de casi todas las especies, pero la nuestra no es una especie corriente, ya que sus

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El impacto ecológico de la civilización del antiguo egipto

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El impacto ecológico de la civilización del Antiguo Egipto.

La civilización egipcia, que siempre ha cautivado y maravillado al mundo y que aún inspira

multitud de investigaciones. Esta civilización que se supone que saltó de la caza y la

recolección, a la construcción de las grandes pirámides en tan solo un siglo. Sí, esas

pirámides que confunden a propios y extraños, por sus descomunales medidas, su perfección, su

perfecta alineación astronómica y la incapacidad de los arqueólogos actuales para dar una

explicación plausible de cómo se construyeron y qué tipo de tecnología sería necesaria para

diseñarlas y levantarlas. Hoy en día, nos costaría repetir tal hazaña arquitectónica.

Toda colonización humana es un ejemplo de especie invasora en una comunidad ya

existente. Ocurre que las comunidades maduras, pueden poner freno a los intentos de invasión

de casi todas las especies, pero la nuestra no es una especie corriente, ya que sus intentos casi

siempre se consuman y generalmente con consecuencias importantes (y a veces desbastadoras)

para el lugar dónde se asientan:

La idea de que las antiguas civilizaciones no provocaban un impacto ambiental significativo

y vivían en perfecta armonía con la naturaleza, ha sido superada por las modernas

investigaciones. Cuando Wallace en 1911 escribió:

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"estoy convencido de que la rapidez de la extinción de tantos mamíferos grandes se debe

en realidad a la intervención del hombre", muchos pusieron reparos y aún hoy algunos

estudiosos los ponen. Sin embargo los ecosistemas son muy sensibles a las

perturbaciones humanas y ese mensaje se repite por todas partes.-

Hoy día se acepta que las grandes y rápidas extinciones en América hace unos diez mil años

no se debieron solamente al cambio climático, sino a la irrupción repentina del hombre en

el continente. África y Australia tuvieron un proceso diferente, pero no escaparon a la selección

de especies, por la misma época (principios del Pleistoceno), Australia llegó a perder el 85 por

ciento de sus especies. En cambio a África le fue mucho mejor. Lo cual acusa que la pérdida de

las especies no se debió solamente al cambio climático, porque un fenómeno natural como ése se

hubiera manifestado igual en todas partes. El antropólogo Richard Leakey piensa que en África

el impacto no fue tan grande, porque los humanos evolucionaron allí desde hace ya cinco

millones de años, pero no éramos cazadores al comienzo de nuestra andadura evolutiva. Fue hace

dos millones de años cuando el Homo Erectus desarrolló un modo de existencia basado en la

caza y la recolección, si bien las artes de caza se perfeccionaron mucho más recientemente, hace

unos cien mil años. Paul Martin comenta que durante esta larga coexistencia, los animales

desarrollaron medios para eludir las costumbres predadoras de los humanos.-

La situación cambiaría con la aparición de los primeros asentamientos agrícolas.-

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A modo de anécdota, baste un ejemplo, que no tiene nada que ver con los antiguos egipcios, pero

que sirve para ilustrar el hecho: En la década de 1890, se construyó un faro en la isla de Stephen

en Nueva Zelanda. Un día, en 1894, el gato del guardián del faro, que se llamaba Tribbles, trajo a

casa un ave pequeña, incapaz de volar. Durante las siguientes semanas trajo varios más. El

farero, David Lyall, envió algunos de los ejemplares a expertos para su identificación y le

comunicaron que se trataba de una nueva especie de ave canora. Sin embargo, a poco de ser

descubierta la especie se había extinguido. ¡Tribbles había matado todos los ejemplares!

¿Qué pasó concretamente en el Valle del Nilo? Hemos leído muchas veces que a medida que se

desecaban las tierras al oeste, las poblaciones humanas fueron empujadas hacia el valle. Pues

esto no ocurrió solamente con los humanos, sino también con algunas especies de grandes

mamíferos. Veamos algunos de éstos que se extinguieron o llegaron al borde de su extinción por

causa de los asentamientos humanos:

Panthera leo leo

El león del Atlas o león de Berbería es una subespecie de león originaria del norte de África que

hoy se encuentra extinta en libertad. Se desconoce el número exacto de leones del Atlas que se

encuentran en cautividad, incógnita que aumenta cuando se tiene en cuenta que muchos de los

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ejemplares recluidos en zoológicos y circos no son individuos puros, sino cruces con otras

subespecies de leones desde hace varias generaciones.

El área de distribución original del león del Atlas abarcaba el Magreb, toda el área ocupada

actualmente por el Sahara, Egipto, noreste de Sudán, Eritrea y norte de Etiopía. A partir del

cuarto o tercer milenio antes de Cristo, el Sahara, hasta entonces ocupado por una sabana similar

a la del este de África, comenzó a desecarse y convertirse en el desierto que es actualmente. Con

la desaparición de las plantas lo hicieron también los grandes herbívoros, y con ellos los leones

bereberes. Éstos quedaron entonces divididos en tres zonas distintas, separadas entre sí por miles

de kilómetros de desierto: la cordillera del Atlas y Tripolitania, el macizo del Tassili n'Ajjer (en

pleno centro del Sahara) y el noreste de África, siguiendo el valle del Nilo hasta las montañas de

Etiopía. La primera zona de la que el león del Atlas desapareció por causas humanas, y no

exclusivamente climáticas, fue el delta del Nilo, hace ya másde 3.000 años. Esta extinción no

se debió realmente a la caza del león, (de hecho, era un animal sagrado bajo la figura de la

diosa Sekhmet), sino fundamentalmente al impacto sobre el medio que causaron los

primitivos egipcios, deforestando bosques, roturando tierras y construyendo presas y

ciudades. A medida que la civilización se extendía río arriba, los leones iban retrocediendo.

Uro

Era un bóvido mucho más grande y robusto que sus descendientes domésticos, con una altura

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media en la cruz de 160 a 180 cm. en el caso de los machos (pudiendo llegar a los 2 metros) y

150 cm. en las hembras. Por las descripciones de la época romana y medieval, parece que todos

los uros, aun con pequeñas variaciones, tenían una capa de color oscuro y uniforme, sin

manchas, parecida a la de un toro de lidia español. Sólo rompían este color de fondo una banda

de pelo ligeramente más claro que se extendía por el dorso, desde la nuca a la cola, y el pelo de

la frente, que era de color pardo a leonado. Los cuernos de los machos eran largos y se curvaban

hacia arriba, con la punta de color negro, mientras que los de las hembras eran más cortos y

difíciles de ver.

La presión humana sobre el uro salvaje fue en aumento con el tiempo, pues seguía siendo

cazado por su carne, pero su disminución se debió en su mayor parte a la tala de los

bosques en que vivía para destinarlos a la agricultura y la competencia por los pastos con

los nuevos toros y vacas domésticos. Antes de la época romana, el uro salvaje ya se había

extinguido en las zonas más urbanizadas del norte de África.

Hipopótamo

Este animal era conocido a los griegos y romanos antiguos como la «Bestia del Nilo». Un

hipopótamo rojo podría ser la representación del dios Seth en la religión del Antiguo Egipto, y su

consorte Tueris también parece ser la representación de un hipopótamo. Sin embargo, ya que el

hipopótamo es un animal sumamente territorial y agresivo, la caza de los ejemplares

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macho estaba permitida en el Antiguo Egipto. Se consideraba en general maligno, por su

peligrosidad para las embarcaciones y destructor de sembradíos. El marfil egipcio era obtenido

de los colmillos de hipopótamo. Las cacerías de este animal en tiempos faraónicos

aceleraron su desaparición en el Rio Nilo.-

Antílopes.-

Antílopes, o cephalophines, son un grupo de bóvidos africanos, y la medida en que sabemos

nunca han salido de África. Prácticamente nada se sabe de su historia temprana: hay un maxilar

parcial y un molar del Mioceno, y unos pocos registros del Plioceno y Pleistoceno, algunos de

los cuales son de las especies existentes. El molar del Mioceno es interesante ya que proviene del

norte de África. Sin embargo, Manlio (2001) sugiere que el animal se muestra en una escena de

caza de cuarta dinastía (que datan de c. 2561-2459 aC) en la tumba Atet en Meidum, Egipto, es

un Jentink de Duiker C. jentinki y ha propuesto que se trataría una población aislada de esta

especie, que podría haber persistido en Egipto por lo menos hasta este momento. Flores (2001)

señala que los huesos de antílope se identificaron a partir de una tumba egipcia en 1948, tal vez

el apoyo a esta idea.

La transformación de la tierra para obtener cultivos y pastos, no hizo sino aumentar la presión a

la que estaban sometidos los grandes mamíferos como consecuencia de la caza intensiva.

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En Egipto, a finales del Imperio Antiguo, hace unos 4.500 años, ya habían desaparecido del

Valle del Nilo el elefante, el rinoceronte y la jirafa.

No puede estar exento de esta reseña el impacto que sobre las poblaciones de aves y

pequeños mamíferos ejerce la presencia del gato doméstico. Sabemos que en Australia por

ejemplo, la introducción del gato doméstico provocó la extinción de algunas especies de aves. Si

bien en el Antiguo Egipto el gato no fue introducido, sino domesticado, la abundancia de

este felino considerado un aliado inmejorable de la agricultura como eficaz exterminador

de plagas, tiene que haber ocasionado un golpe importante en algunas especies de aves

silvestres, ya que los gatos se reproducen rápidamente y cambian continuamente de presas.

Las cifras dicen que el gato doméstico ha provocado la extincíón de más de 30 especies de

aves.

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Mayo 12, 2011, http://egiptomaniacos.top-forum.net/t5296-el-impacto-ecologico-de-la-

civilizacion-del-antiguo-egipto