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Historia de los centros de enseñanza de La Aldea
y su entorno (V)
EL HOYO Y TOCODOMÁN
Francisco Suárez Moreno Cronista Oficial de La Aldea de San Nicolás
Año 2007
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LA ESCUELA DE
El HOYO-TOCODOMÁN
Breve historia de su entorno
Francisco Suárez Moreno (Cronista Oficial de La Aldea de San Nicolás)
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ESCUELAS DE EL HOYO-TOCODOMÁN
Breve historia de su entorno
ÍNDICE PRESENTACIÓN …………………………………………………….……………..5
I.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS ANTIGUOS …………………………….…….…..6
En tiempos de la sociedad canaria ……………………………………………………..6
La recolonización …………………………………………………………………….…7
El cortijo de Tocodomán, propiedad privada …………………………………………...7
El cortijo de El Hoyo se integra en La Aldea ………………………………………..….9
II.- AÑOS DE TRANSICIÓN (SIGLOS XVIII Y XIX).................................................................10
La propiedad y explotación de los recursos…………………………………………….10
La agricultura y ganadería principal riqueza …………………………………….…..11
La explotación de montes y pinares…………………………………….………………12
Paisaje y demografía antigua (1735-1890) …………………………………………14
Los hornos de teja …………………………………...……………………………… 15
III.- CAMBIOS. PRINCIPIOS DEL S. XX …………………………………………..………..17
Paisaje y economía agropecuaria ………………………………...…………………17
El Pleito de La Aldea en El Hoyo …………………………………...………………….21
La llegada de la carretera y nuevas perspectivas ……………………………………..22
La sociedad de principios del siglo XX ………………………………………………23
IV.- HISTORIA RECIENTE (1950-2007) …….………………………………………………28
El Hoyo pionero en el cooperativismo …………………………………………….…28
La llegada del agua de las presas …………………………………………………….31
Asociacionismo y dinamización cultural-deportiva …………………………………… 31
Otras notas de El Hoyo …………………………………………………………….34
Cactualdea …………………………………..………………………………………….35
Anexo I. El horno del Pie de la Cuesta ……………………………………….……. 37
Anexo II. La Galería de la Vistilla y la Mina …………………………………..................38
Anexo III. La Casa del Corredor …………………………………….…………..39
Anexo IV. La Escuela ……………………………………………………………..….. 40
Anexo V. La Fiesta de San Pedro …………………………………….………………..41
Anexo VI. Cartel de Fiesta …………………………………………………………….42
Anexo VII. El Hoyo CF……………………………………….………………………..……43
Anexo VIII. La Cruz de la Cañavera .……………………………………….……..….. 44
INFORMACIÓN ORAL Y COLABORACIONES ……………………………………..…………. 45
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………….……….. 45
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Dedicatoria: A los tantos alumnos y alumnas del ayer,
amigos de hoy de El Hoyo y Tocodomán, algunos ya desaparecidos pero siempre en el recuerdo.
La Aldea de San Nicolás, septiembre de 2007
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C.E.I.P. EL HOYO BAJO (2006), EDIFICIO HOY DESAFECTADO. SEDE DE LA ASOCIACIÓN EL SALEM, SALTO DEL GARROTE.
PRESENTACIÓN
En la zona de El Hoyo y Tocodomán,
dos núcleos de población históricos unidos
por el barranco de El Hoyo, hubo dos
escuelas. La primera unidad, edificio hoy
desafectado, fue creada en 1923, en El
Hoyo Alto y la segunda, en 1963, en un
edificio nuevo, en El Hoyo Bajo.
Durante los últimos treinta años se ha
impartido la enseñanza primaria en estas
dos unidades, integradas en un solo
colegio.
Actualmente funciona el aula de El
Hoyo Alto pero integrada dentro del
Colegio de La Cardonera.
Estos dos pagos tienen una larga
historia que arranca desde hace muchos
siglos.
IMAGEN DEL VALLE DE LA ALDEA, CON EL HOYO EN PRIMER PLANO (EN CUADROS, LAS DOS ESCUELAS) (2002)
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1.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS ANTIGUOS (SIGLOS XV-XVII)
En tiempos de la sociedad canaria antigua
Estamos ante un espacio que en forma de cubeta o depresión que, desde los
primeros años de la Colonización, recibió el nombre de El Hoyo, aunque al
mantenerse el topónimo cercano de Tocodomán muy bien podría haber sido éste
el topónimo. La fertilidad del terreno y abundantes aguas, por los manantiales
que afloran en el círculo montañoso que lo rodea, debieron generar una
importante población aborigen. De ello muy bien pueden responder los
numerosos vestigios tales como enterramientos y casas.
Por este lugar debió bajar la expedición canaria, desde las montañas de
Tasartico, la mítica Ajódar, probablemente la actual Hogarzos o Juagarzos, tras
haber derrotado a los invasores, en abril de 1493, para dirigirse al centro de la
Isla.
En varios puntos de El Hoyo y Tocodomán se han encontrado restos
arqueológicos: casas de piedra de planta cuadrangular, enterramientos en cistas…
como también en lugares cercanos como Artejévez, topónimo aborigen cerca del
cual se hallaba el Pueblo Canario, por aglomeración de casas aborígenes de lo
que hoy queda el nombre de La Montañeta del Pueblo, sobre El Granillar. El
yacimiento arqueológico más investigado es el del Lomo de Granados, en El
Hoyo Bajo. Y es curiosa la subsistencia de la Cueva de Tibicena o de Chobicena,
en La Escalera, debajo de la senda que, desde La Degollada de Tasarte, llega a El
Viso. Según las crónicas antiguas las tibicenas eran unos perros lanudos y
salvajes que los canarios relacionaban con espíritus malignos.
LA ESCALERA. CUEVA DE CHOBICENA (EN EL CUADRO)
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La recolonización (siglos XVI-XVII)
Tras el despoblamiento del valle de La Aldea, a lo largo de los siglos XVI y
XVII, esta zona alta de El Hoyo permanece al margen de las primeras
plantaciones de caña dulce que tienen lugar más abajo del valle, en las tierras
anexas al barranco, entonces labradas por esclavos y dentro del primitivo
heredamiento de La Aldea cuya propiedad quedó vinculada a Pedro Fernández
Señorino de Lugo, una propiedad sin linderos definidos que con el tiempo fue
adquirido por Tomás Grimón, abuelo del primer marqués de Villanueva del
Prado.
EL VALLE DE LA ALDEA, DESDE LA CABECERA DE EL HOYO.
El Hoyo y Tocodomán quedaron fuera de aquel primitivo heredamiento de
tierras y aguas de La Aldea. Aparece como un cortijo de 700 fanegadas,
comprendido desde el barranco de Tocodomán y la montaña de Los Hogarzos
hasta El Hoyo Bajo, utilizado para pasto de ganado con unos propietarios
distintos a los de La Aldea, aunque más bien que propietarios eran colonos con
posesión en precario, dado que estas tierras debieron ser en un principio tierras
de propiedad realenga. Dentro de este gran cortijo de El Hoyo-Tocodomán, había
casas de pastores y cultivadores de pequeñas huertas, para la subsistencia
familiar.
El cortijo de Tocodomán, propiedad privada
El primer personaje que conocemos en posesión de este gran cortijo fue Juan de
Medina quien, en 1578, lo cede para su explotación a Antonio Pérez y éste, a su
vez, lo vende al ganadero Luis Báez, comprador también de las tierras de El
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Molino de Agua y Los Cercadillos, que tampoco pertenecían al heredamiento de
La Aldea.
El hijo de Luis Báez, llamado también Luis Báez, vendió, en 1630, a un tal
Juan Jorge todo el ganado que pastaba por Las Montañas (Los Hogarzos-Los
Cedros) y unos cercados de tierra en Tocodomán con unas casillas, lo que será a
partir de ahora un gran cortijo de 300 fanegas, separadas ya del cortijo de El
Hoyo. Así lo indica el testamento de Juan Jorge, en 1651, al asegurar el tener en
Tocodomán «más de 300 fanegadas de tierras labradías y montuosas y una huerta
de árboles frutales, una cueva y una casa».
En 1653 los herederos de Juan Jorge venden el cortijo de Tocodomán al
vecino de Agaete, Juan Melo, estableciéndose en La Aldea con lo que conforma
las primeras raíces de una importante familia, cuyo apellido, por falta de varones,
se pierde a principios de este siglo.
En Tocodomán los Melo se harán muy fuertes frente a la apetencia, años
después, de los marqueses de Villanueva del Prado que habían adquirido el
heredamiento principal de La Aldea y el cortijo de El Hoyo. La tradición oral aún
mantiene que existió una anciana de Tocodomán que no permitió ningún acuerdo
con los marqueses de Villanueva del Prado, por lo que estas tierras nunca
entraron en el Pleito de La Aldea aunque lejos de la leyenda la realidad es que
desde muy antiguo estas tierras tuvieron otros propietarios.
Pero, ¿por qué entraron en litigo (Pleito de La Aldea) las tierras de El Hoyo,
siendo, en un principio, una misma propiedad con Tocodomán y por tanto
distinta al heredamiento principal La Aldea? La explicación está en que mientras
los Melo compran por un lado Tocodomán; por otro, el cortijo de El Hoyo es
adquirido por otra familia, los Grimón, que lo integra en su propiedad de La
Aldea, como veremos a continuación.
TOCODOMÁN BAJO, EN PRIMER PLANO, LA CASA DEL CORREDOR, PROBABLEMENTE DEL SIGLO XVIII Y
RESIDENCIA DE LOS PRINCIPALES DUEÑOS, LOS MELO.
IMAGEN DE 1933-1934 (LEOPOLDO OJEDA, CEDIDA POR SU HIJO FEDERICO A TOÑÍN DE LA NUEZ)
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Cómo el cortijo de El Hoyo se integra en la hacienda principal de La Aldea
En 1651 los herederos de Luis Báez venden a Claudio Grimón, una parte de las
tierras que poseían en El Hoyo y El Molino de Agua. A su vez el sobrino de
aquel, Tomás de Nava y Grimón las hereda, como ya indicamos, junto a las del
resto del primitivo heredamiento de La Aldea, propiedad de su abuelo. No
obstante, como esta compra no abarcó la totalidad de dichas tierras se formaron
una serie de pleitos, a finales del siglo XVII, hasta que todas estas tierras pasaron
a la familia de Nava-Grimón, gracias a los cuales podemos saber con exactitud
los linderos y superficie de terrenos cultivados entonces en el cortijo de El Hoyo.
Comprendía cerca de 650 fanegadas, situadas entre el barranquillo del Castellano
que lo separaba del cortijo de Tocodomán, la base de los riscos (Los Cofres-El
Lechugal-Degollada de Tasarte-La Escalera…) y el barranquillo de La Sabinilla,
que bajaba hasta la casilla de Juan Hernández, en El Hoyo Bajo, que lo separaba
de la Hacienda Aldea.
La superficie de regadío alcanzaba, en el siglo XVII, unas 5 fanegadas,
repartidas en pequeñas parcelas encadenadas irrigadas por el agua de manantiales
que bajaba por la antigua acequia y que se regulaba mediante un estanque muy
antiguo. La zona más productiva y amplia era lo que aún se le denomina como
La Huerta, en El Hoyo Bajo, donde todavía centenarias palmas e higueras son
testigos de tiempos muy remotos.
El primer medianero que se conoce del cortijo de El Hoyo, es Miguel
Suárez, a quien el primer marqués de Villanueva del Prado le encargó, en 1651,
que ampliara su superficie con nuevas roturaciones, dándolas al partido de
medias perpetuas a quienes se comprometieran. Este personaje llegó a ser, años
después administrador de todo el heredamiento de La Aldea, en el que ya estaba
integrado el cortijo de El Hoyo.
EL HOYO ALTO DESDE TOCODOMÁN
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2. LA ETAPA DE TRANSICIÓN A LA SOCIEDAD CAPITALISTA
(SIGLOS XVIII-XIX)
En esa larga etapa histórica en que se consolida la jurisdicción parroquial-pre
municipal de La Aldea de San Nicolás, la principal riqueza de El Hoyo-
Tocodomán estaba en las siembras de cereales y la producción hortícola y frutal,
en el ganado estabulado y el que pastaba en los extensos eriales de sus laderas,
además de las recolecciones de leña y madera en los montes cercanos junto a la
producción de carbón y brea y también de miel silvestre, entre otras producciones
artesanales. Pero el régimen de propiedad de la tierra, las crisis económicas,
sequías y otros males, tuvieron a la población en constante miseria. Un escape a
tales adversidades fue, sobre todo en los últimos lustros del siglo XIX, la
emigración hacia América.
El régimen de propiedad y de explotación antigua de los recursos naturales
En este lugar debemos distinguir dos modelos de propiedad y de régimen de
tenencia de la tierra: la banda de Tocodomán que era una propiedad privada ya
fraccionada entre varias familias mientras que la parte de El Hoyo formaba parte
de una propiedad vinculada al mayorazgo Hacienda Aldea de San Nicolás,
donde las familias que explotaban la tierra lo hacían como medianeros perpetuos
de los dueños de aquel latifundio, los marqueses de Villanueva del Prado.
Tocodomán comprendía, desde la base de los riscos hasta el barranco de El
Hoyo y entre el barranco de la Cañada de Bartolo y el Barranco de Tocodomán-
Barranquillo del Castellano, unas 300 fanegadas, en un principio propiedad de la
familia Melo, la que luego sus descendientes, a lo largo del siglo XVIII,
comenzaron a fraccionarla por trasmisiones hereditarias y ventas, con lo que de
ser una gran propiedad inicial, al finalizar el siglo XIX, estaba muy repartida,
sobre todo el área de regadío y tierras de sembrar, en muchas parcelas de
distintos dueños minifundistas.
En cambio, al otro lado del barranco, el cortijo de El Hoyo, cerca de 650
fanegadas, se mantenía entero sin poderse vender ni fraccionar por herencias
pues su propiedad, a partir de 1660, había quedado vinculada, en el testamento
del primer marqués de Villanueva del Prado al mayorazgo de Grimón. Pero su
posesión y cultivo estaba en manos de medianeros perpetuos, que como los de La
Aldea sostienen largos pleitos con los marqueses.
O sea, que si los distintos propietarios de Tocodomán eran dueños de toda la
tierra y su producción, los cultivadores de las tierras de El Hoyo tenían que
entregar la mitad de su producción agroganadera al administrador o mayordomo
del marqués y, además, tenían que pagar anualmente, por cada casa, dos reales de
plata o una gallina.
Más allá de El Hoyo-Tocodomán estaban los espacios públicos o bienes
realengos, las montañas, pinares… cuyos recursos eran explotados por todos los
vecinos a excepción de las abejeras salvajes y la suelta de ganado (los guaniles)
que eran propiedad de los propios del Concejo (ayuntamiento o cabildo de la
isla) que, hasta mediados del siglo XIX, lo daba en arrendamiento a particulares.
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La agricultura y ganadería principal riqueza
La principal riqueza estaba en las siembras de cereales (millo de regadío y
cebada, trigo y otros granos menudos en secano). Estos productos alcanzaron
buenos precios, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, en el mercado
de Santa Cruz de Tenerife adonde llegaban en barquitos de vela.
Las fincas bajo riego, en El Hoyo, tal como hoy las vemos, en forma de
pequeñas cadenas, al finalizar el siglo XIX, ya sumaban un total de 20 fanegadas
y las tierras de sembrar superaban las 100 fanegadas, lo que indica el
crecimiento de nuevas fincas de riego y de sequero, a lo largo, seguramente, del
siglo XVIII. Para la construcción de nuevas fincas, que luego los marqueses
cedían a colonos al partido de medias perpetuas. Para ello, con sus familias
numerosas, había que remover tierras, hacer paredes de contención, sin otros
medios que las manos, el sudor, cestas de pírgano, corsas tiradas por yuntas… Y
para su regadío fue necesario, ante la insuficiencia de agua de manantiales, trazar
en el barranco de El Hoyo minas que captaran las aguas subálveas.
La crisis general que sacudió a las Islas según avanza el siglo XIX, junto a los
ciclos de sequía, debió afectar a esta zona y más cuando se aprobó la ley del
Puerto Franco, que propició la importación de los granos y harinas extranjeras y
arruinó con ello la floreciente producción cerealística insular base de las
economías campesinas. La nueva contribución territorial impuesta por estado
liberal resultó otra pesada carga frente al anterior impuesto del antiguo diezmo
eclesiástico. De ahí que, como veremos más adelante, a lo largo del siglo XIX
apenas crezca la población de estos barrios, a pesar de la riqueza momentánea de
los años de la cochinilla; pues, frente a los altos índices de natalidad que debían
hacer crecer a la población, estaban en contra la alta mortalidad infantil y las
epidemias (viruelas, gripes, cólera…) y hambrunas que afectaban a todos,
además de las constantes emigraciones de la gente joven a América.
CORSA PARA FAENAS DE FORMACIÓN DE TERRENO
AGRÍCOLA QUE MUESTRA UN HISTÓRICO PERSONAJE DE EL
HOYO-LA CRUZ, JUAN PABLITO MONTESDEOCA, 1992
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La explotación de montes y pinares
Nos decía hace unos años, Juan Pablito Montesdeoca (ver imagen en la pág. 11),
en La Cruz de la Cañavera, que sus antepasados solían decir que «los de abajo a
la mar y los de arriba al pinar». Y así era. En el monte público se introducía
ganado, se cazaba, se recolectaban leña, se hacía carbón en ollas a cielo abierto,
se extraía resina; también se entresacaban troncos de pinos para vigas, soleras,
timones para arados, etc. y se fabricaba brea en unos hornos especiales. Esta
sobreexplotación del pinar obligó a las autoridades liberales, a mediados del siglo
XIX, a controlar e intensificar la vigilancia de los montes públicos; aunque, la
actividad furtiva continuó hasta mediados del siglo XX, sobre todo en los años
cuarenta.
Por las alturas que del pinar bajan a El Hoyo se lanzaban los troncos de pino
hasta la base del risco, donde luego eran tirados por bestias con la ayuda de gente
especializada: los yunteros que guiaban bueyes y vacas tirando de troncos, yendo
detrás los pegueros, que timoneaban la carga. La mujer participaba en las faenas
forestales hasta tiempos recientes, sobre todo en la búsqueda de leña, en las
faldas de las montañas de El Lechugal, Los Hogarzos y Los Cedros. Solían avisar
a los hombres con silbos para que fueran a ayudar a transportar las cargas o
manadas. Por entonces la leña y el carbón eran muy valiosos pues se consumía en
los hogares, en las industrias (caso de las panaderías) y en las máquinas de vapor
RECREACIÓN DE HORNOS DE BREA EN EL PINAR DE LA
ALDEA (DIBUJO DEL AUTOR)
- pág. 13 -
y motores de gas pobre para elevar agua de pozos, etc. Un arbusto muy
demandado era la leñabuena (Neochamaelea pulverulenta) recogida en los riscos de
la banda Sur (Tasarte, Tasartico, Los Hogarzos y Los Cedros). Pero este consumo no
era solo dentro del valle de La Aldea sino que los excedentes (en manadas de leña
y en sacos de carbón) se embarcaba en los veleros y vapores que recalaban
periódicamente en su puerto principal. Por ejemplo, Teófilo Segura, vecino de El
Hoyo, a principios del siglo XX, tenía una cueva, en El Roque, en la misma orilla
del mar, donde almacenaba carbón y leña para el posterior embarque y venta
fuera de La Aldea.
LEÑABUENA (NEOCHAMAELEA PULVERULENTA)
RECREACIÓN DEL PAISAJE ANTIGUO DE EL HOYO BAJO-TOCODOMÁN,
A FINALES DEL SIGLO XIX. (DIBUJO DEL AUTOR)
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Paisaje y demografía antigua (1735-1890)
La primera referencia demográfica de esta zona la aporta la Sinodal del Obispo
Dávila, de 1735, que cita a El Hoyo-Tocodomán como Toco de Mian, con 10
vecinos, lo que podía suponer unos 40 habitantes. La siguiente es el censo
parroquial de 1820, prácticamente la población similar a la de finales del siglo
XVIII donde aparecen en El Hoyo 17 casas de familia y en Tocodomán 8,
población que, con una esperanza de vida muy baja, alcanza los 107 habitantes
de los que sólo 4 superan los 60 años. Este censo nos detalla cada familia con el
nombre y edad de sus miembros:
CASAS DE FAMILIA EN EL HOYO EN 1820
Juan Luis y Bárbara Valladares…………… ..7
Agustín Suárez y Ángela Saavedra………….. 4
Juana Valladares……………………………….3
Cristóbal Barrera-Catalina Luján………….. 3
Fco. Cueva y Antonia Barrera……………… 7
Bárbara Esperanza………………………….….1
Bartolomé Casas………………………………. 4
Fco. Ramírez y Nicolasa Ramírez.....................6
Domingo Almeida y Nicolasa García……… 4
Isidro Almeida y Silvestra García…………....2
Catalina González…………………………….. 7
Salvador Segura y Antonia del Pino…….…...6
Nicolás Díaz y Bárbara Sosa……….………...5
Miguel del Pino y Juana Casas……………….3
Juan Díaz y María Almeda………………...…..4
Bartolomé Sosa y Josefa Hernández…….…..3
Nicolás Suárez y María Troya………………..5
CASAS DE FAMILIA EN TOCODOMÁN EN 1820
Manuel Rodríguez y Catalina Ramírez….….. 6
D. Antonio Suárez y María Melo……….…… 3
Josefa Gil………………………………………. 4
Francisco Ramírez y Bárbara Afonso……….5
Pedro Díaz………………………………….….. 3
José Melo y Margarita Ramírez………….…..8
Juan Luis Ramírez y María Gil……….….….. 2
Domingo Gordillo y María Díaz……….…….3
TOTAL EN EL HOYO: 16 casas = 74 habitantes
TOTAL EN TOCODOMÁN: 8 casas = 33 hab.
MAYORES DE 60 AÑOS: Salvador Segura (64
años), Bárbara Valladares (68), Bárbara
Esperanza (80) y Salvador Dámaso ( 97)
La estadística de Pedro de Olives (año 1868) contabiliza en El Hoyo 18
edificios de 1 piso y 4 chozas, donde habitan 12 casas de familia que suman 47
habitantes, mientras que en Tocodomán localiza 14 edificios de 1 piso y 1 de dos
y 6 chozas con 8 vecinos y 30 habitantes. O sea que ya avanzado aquel siglo la
población, con respecto al censo anterior de 1820, apenas había crecido, por las
razones económicas ya explicadas.
Hacia 1890, según un censo parroquial que recoge datos de población,
casa por casa, en El Hoyo residen 22 familias que suman 103 habitantes y 9
casas en Tocodomán con 43 habitantes. En su conjunto la zona presenta una
población de 146 habitantes que moran en unas 33 casas diseminadas por cada
una de las fincas, teniendo en cuenta que los de El Hoyo aún viven en zona de la
Hacienda Aldea, ahora de los Pérez Galdós y los de Tocodomán en propiedad
privada. En dicho censo parroquial la población se distribuye así con los nombres
propios de los cabezas de familias:
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CASAS DE FAMILIA EN TOCODOMÁN, 1890: Juan Quintana Ramos…………………..…..3 hab.
Inocencio Ojeda del Pino………………..…6
María Cayetana………………………….….4
Marcos…………………........ …………...…..2
Juan Valencia Segura……...........................8
Miguel Ojeda…………………………….….9
Juan Ojeda.……………………………….…4
Juan María Suárez………. …………….….3
Juan……………………………………….… 4
9 familias ……………….…………..….43 hab.
CASAS DE FAMILIA EN EL HOYO, 1890: Eusebia Ramírez ……………………….....…4 hab.
Juan Pablo Montesdeoca ………………….6
Aureliano Suárez Gourié ……………….….6
Julián Almeida Trujillo ……………………6
Juan de la Fe Suárez …………….……..….5
Juan Oliva ……………………………..……7
Basilio Valencia Ramos …………….…….5
María García …………………….….……...1
Juana Pérez ……………………….….……..3
Prudencio Segura …………………….……8
Eufemiano Araújo Ramírez……….…….…5
Domingo Herrera Rguez ………….….……5
Higinio Rodríguez…………….…...….……5
Nicolás Godoy…………………………..…..3
Vicente Ramírez………………………….…7
Marcelino Montesdeoca……………….….5
Tomás Rodríguez………………………..….2
Federico Segura………………………..…..4
Nicolás María Almeida………………..…..3
José Bruno Montesdeoca…………….……5
Eugenio Suárez Rosa…………………..…..1
27 familias…………………………..121 hab.
El paisaje antiguo de El Hoyo y Tocodomán subsiste invariable hasta
principios del siglo XX: un espacio rural de pequeñas parcelaciones de fincas
agrícolas encadenadas dedicadas al policultivo (cereales, hortalizas y más tarde
tomateros). Las orillas de las fincas estaban muy limpias de rastrojos debido a la
demanda de leña que todavía existía para uso doméstico y en ellas crecían con
mucho mimo hileras de palmas, cañas, higueras, durazneros… bien podados.
A lo largo del camino real, que desde La Aldea llegaba a Tasarte y que en el
Pie de la Cuesta ascendía hasta la degollada en sinuoso ascenso, se iban
dibujando pequeñas casas de muros de mampostería (piedra y barro) con cubierta
de tejas o de torta de barro y paja, en dos aguas, con uno o dos huecos en la
fachada (puerta y ventana) y otro en la parte posterior (ventana-postigo) a
excepción de dos edificios más significativos la casa del alcalde Eufemiano
Araújo, en El Hoyo Bajo y la Casa del Corredor en Tocodomán Bajo, vivienda
del siglo XVIII que debió ser morada de los primeros propietarios de este cortijo
(ver dibujo de recreación en la pág. 13).
- pág. 16 -
Cerca de cada vivienda o dentro de la parcela de cultivo solía ubicarse una
pequeña gañanía y pajar anexo de piedra seca y cubierta a una sola agua de torta
de barro y paja, además de corrales y muladares.
Valiosa aportación para el estudio de este paisaje son estas imágenes
fotográficas que tomó en 1933-1934, Leopoldo Ojeda Medina, vecino con
parentesco en Tocodomán, donde podemos hacer muchas lecturas: diseminación
urbana, vegetación natural, fincas encadenadas limpias de los espesos matorrales
que hoy presentan en su estado de abandono. Ambas están tomadas desde
ángulos distintos desde La Cruz de La Cañavera. Teniendo a un lado Tocodomán
Bajo y al otro El Hoyo Bajo, zona de El Farroguero a La Huerta.
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3. LOS CAMBIOS DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
A principios del siglo XX, momento en que La Aldea entra en una de las etapas
más importantes de su historia económica, la del tomate, encontramos que, en la
propiedad libre de Tocodomán, el nuevo cultivo comienza a extenderse sin
ningún problema social, aunque su espacio de regadío es muy limitado frente a la
amplitud de su área de secano, que llega hasta La Hoya del Inciensal-Los
Hogarzos.
La población de El Hoyo pasa de 119 habitantes en 1900 a 397 en 1940 y la de
Tocodomán, en este mismo período, de 67 habitantes asciende a 104 en 1930 y
luego retrocede, en 1940, a 65 habitantes.
Paisaje y economía agropecuaria
En sus laderas y planos de Tocodomán se siembra mucho trigo y cebada, gran
parte de ellas son adquiridas por el cura Vicente Bautista. Adentro, en El Hoyo se
dispone de más terreno de regadío, donde se plantan de tomateros, cuya
producción se lleva como la de Tocodomán, sobre bestias, a los almacenes de
empaquetado La Aldea, sobre todo al de la Casa Nueva, de los Pérez Galdós, los
propietarios de la Hacienda Aldea de San Nicolás donde aún permanecían
vinculados los agricultores de El Hoyo en calidad de medianeros. Estos tienen
que afrontar ahora los años finales y más conflictivos de la historia del Pleito de
La Aldea.
Es el momento en que se perforan pozos y se instalan para extraer el agua tanto
algún molino americano como malacates y se trazan en el subálveo del barranco
principal y secundarios media docena de minas de agua, las de El Canalizo, El
Farroguero, La Huerta, El Parralillo, Los Junquillos y Las Chocetas, a lo que se
une más tarde dos largas galerías en La Vistilla y en Los Ancones. Y es que con
el agua de los manantiales no se podía asegurar el riego de los tomateros, cuya
regulación-distribución se hacía con nuevos estanques, siendo el más importante
el albercón de La Huerta. Un extraordinario documento de la infraestructura
hidráulica preexistente antes del fin del Pleito de La Aldea en 1927 es el plano
que presenta en Obras Públicas, José Martorrell para minar el barranco de
Tocodomán a lo que se oponen los vecinos en 1920, que insertamos en la página
siguiente.
TOCODOMÁN BAJO, DESDE EL HOYO,
1934. IMAGEN DE LEOPOLDO OJEDA.
OBSÉRVESE EN PRIMER PLANO EL
TANQUITO CIRCULAR DE LA MINA DE
EL FARROGUERO, PROPIEDAD DE
EUFEMIANO ARAÚJO.
Y AL FONDO LOS BANCALES LIMPIOS DE
MATORRALES EN SUS ORILLAS.
- pág. 18 -
CROQUIS DEL BARRANCO DE
TOCODOMÁN, REALIZADO EN 1920,
POR JOSÉ MARTORRELL PARA
SOLICITAR VARIAS PERTENENCIAS DE
AGUA MEDIANTE MINAS, PROYECTO
RECHAZADO POR LA OPOSICIÓN DE
LOS VECINOS.
ESTE DOCUMENTO NOS PERMITE
ESTUDIAR LOS NACIENTES, POZOS,
ESTANQUES Y MINAS QUE HABÍA EN
ESTE LUGAR, ASÍ COMO SUS
PROPIETARIOS
- pág. 19 -
Un aspecto económico relevante es el desarrollo que alcanza la ganadería en
esta zona después de la introducción de los tomateros y el crecimiento de la
población en el valle. Y es que las grandes extensiones de eriales de esta zona
hacían que desde El Hoyo hasta Artejévez pastaran ganados de cabras y que se
pudieran mantener animales estabulados en cada finca.
Su cabaña ganadera alcanza, según un censo de 1919, la cantidad de cerca de
300 cabezas como vemos con detalle en el cuadro adjunto aunque se trata de un
recuento infravalorado ya que es para efectos de la formación del repartimiento
de la contribución y creemos que se ocultan datos de la cabaña caprina
doméstica.
Los productos ganaderos (leche, queso, carne, miel…) son el complemento
económico que desde siglos atrás viene encontrando el agricultor y habitante de
este singular espacio de La Aldea, que en la medida en que avanza el siglo XX se
relaciona más con la parte baja a través de sus nuevas carreteras, sobre todo en
este nuevo marco económico que propicia el cultivo de los tomateros.
CUADRO I
CABAÑA DE EL HOYO-TOCODOMÁN EN 1919
PROPIETARIOS LUGAR ASNOS VACAS CABRAS TOTAL
Marcelino Montesdeoca Quintana Hoyo 1 2 3
Aureliano Suárez Gourié “ “ 1 2 10 13
Eufemiano Araújo Ramírez “ “ 1 5 6
Hdos. Antonia Molina “ “ 1 2 35 38
Juan Oliva Afonso “ “ 1 1
José Oliva Suárez “ “ 1 1
Nicolás Pascual Ramírez “ “ 1 1
Prudencio Segura Sosa “ “ 2 2 21 25
Vicente Ramírez Rodríguez. “ “ 1 2 3
Juan de la Fe Suárez “ “ 1 1 2
Julián Almeida Trujillo “ “ 1 3 20 24
Valentín Segura Sosa “ “ 1 2 3
TOTAL EN EL HOYO 13 21 86 120
Francisco Rodríguez
Tocodomán
1
1
5
7
Inocencio Ojeda del Pino “ “ 1 2 5 8
Juan Higinio Valencia Segura “ “ 1 2 35 38
María Segura Melo “ “ 1 2 40 43
Marcos Ojeda Segura “ “ 1 60 61
Juan Suárez Ramírez “ “ 1 2 3
Juan Julián Ramírez “ “ 1 2 3
María Trinidad Ramírez “ “ 1 1
TOTAL EN TOCODOMÁN 8 11 145 164
TOTAL EN LA ZONA
21
32
231
284
FUENTE: Ayuntamiento de La Aldea.
Relación parcial del recuento de ganado a efectos de la Contribución, mayo de 1919. Documento suelto.
- pág. 20 -
ARRIBA: UN GANADO DE CABRAS, PASTANDO POR LA
LADERAS DE TOCODOMÁN A ARTEJÉVEZ, HACIA 1934.
IZQUIERDA: PASTOR CON GARROTE EN TOCODOMÁN,
HACIA 1934.
IMÁGENES TOMADAS POR LEOPOLDO OJEDA MEDINA Y
CEDIDAS POR TOÑÍN DE LA NUEZ.
- pág. 21 -
El Pleito de La Aldea en El Hoyo
El problema social del Pleito volvió a repetirse en toda La Aldea hacia 1913,
cuando los medianeros del latifundio se negaron a entregar la renta a los Pérez
Galdós. Algunos de los propietarios de El Hoyo, demandados en el Juzgado
desde 1913, fueron María Montesdeoca, Prudencio Segura Sosa que poseía 4
fanegadas de eriales y siembras en el Pie de la Cuesta; Juan Dolores Monzón, 2
fanegadas también en el pie de la Cuesta; Aureliano Suárez Gourié, con varios
trozos de terreno; Julián Almeida Trujillo, Federico Segura, Juan Oliva Afonso,
Tomasa Ramos, Vicente Ramírez Rodríguez, Juan Pérez Monzón, Juan Higinio
Valencia, Marcelino Montesdeoca Quintana (este con 2 fanegadas de riego) y
otros más. Pero sobre todos destaca Eufemiano Araújo Ramírez cuyo caso hizo
correr en aquel tiempo mucha tinta y papel.
Eufemiano Araújo es descendiente directo, tataranieto, del célebre sacristán y
primer Araújo que llegó a La Aldea, a mediados del siglo XVIII, procedente de
Galicia; un personaje ilustrado que activó el Pleito de La Aldea en aquel siglo.
De su padre Buenaventura Araújo, Eufemiano había heredado terrenos en El
Granillar, El Arrastradero y Los Pasitos-La Cardonera, luego en 1882, compró
fincas de regadío en El Hoyo, momento en que estuvo en el poder municipal,
tanto de concejal como de alcalde. Acumuló tantas posesiones que llegó a ser el
mayor medianero de la Hacienda Aldea. Su posesión alcanzó el total de 5
fanegadas de regadío y 36 de secano. Muy sonado fue el lanzamiento fuera de
sus tierras tras perder los juicios de desahucio que contra él interpusieron los
propietarios del latifundio. La entrega de sus tierras tuvo lugar el 25 de marzo de
1924, tras haber perdido en el Tribunal Supremo su estudiado recurso de
casación. Fue uno de los días más tensos del Pleito de La Aldea. Dicen que desde
primeras horas de la tarde partió desde la calle Real hacia El Hoyo una
manifestación de más de 1.500 personas. Y una vez en aquel lugar invadieron los
terrenos de Araújo para impedir la acción de los miembros del Juzgado de
Primera Instancia desplazados a La Aldea para el acto del desahucio. Ante ello
tuvo que intervenir la Guardia Civil para desalojar la finca. Así nos lo contó,
hace casi veinte años el vecino Juan Pablo Montesdeoca: Entraron dando leña y a fuerza de tanta leña, huían claro... La gente tenía ga-
nas de hacer frente y alguno llegó hasta gritar ¡Arriba pueblo! para atacar a los
guardias; pero nadie lo siguió porque todos teníamos órdenes del abogado de no
responder porque el pueblo tenía malos antecedentes de cuando mataron al
secretario.
Su nieta Carmen Godoy Araújo, nacida también aquí en El Hoyo, hoy de
edad avanzada, recuerda aquellos difíciles momentos de su familia: Yo era una niña de unos cinco años y aquello se me quedó grabado para
siempre. Mi abuelo, se puso a gritar: ¡De mis tierras no me saca nadie!
Entonces -lo estoy viendo como si fuera ahora- bajó del camino un guardia civil
chiquitillo y le dio unos sablazos tan fuertes que cayó al suelo sin conocimiento.
Y de allí le vino la enfermedad del corazón (…) Nos quitaron todo (...) Los de
la Casa Nueva pusieron en nuestras tierras a unos medianeros, que a escondidas
nos daban frutas, algún cochino...
- pág. 22 -
PERSPECTIVA DE EL HOYO BAJO DESDE TOCODOMÁN CON LAS TIERRAS DE EUFEMIANO ARAÚJO AL OTRO LADO
DEL BARRANCO. IMAGEN DE 1934 DE LEOPOLDO OJEDA, CEDIDA POR TOÑÍN DE LA NUEZ.
La llegada de la carretera y nuevas perspectivas de mejoras
Finalizado el Pleito por la intervención del Gobierno, los medianeros del viejo
latifundio de La Aldea adquieren la propiedad de las parcelas que cultivaban.
Como los restantes agricultores de La Aldea, los nuevos propietarios de El Hoyo
comienzan a progresar económicamente, a pesar de la crisis de los años treinta.
Por primera vez les llega la carretera desde Los Llanos con lo que los tomates
podían mecanizar el transporte de la fruta en camionetas hasta los almacenes de
empaquetado del pueblo.
Al finalizar la tercera década del siglo XX la economía de este lugar
continuaba girando en torno a la actividad agraria complementada con la
ganadera. Los terrenos de regadío se cultivaban preferentemente de tomates. Para
su riego, insuficiente con las aguas de las minas y manantiales, se perforan las
galerías ya señaladas de La Vistilla, Los Ancones y El Inciensal, además de unos
12 pozos donde se instalan los primeros molinos de viento, algún malacate y
pequeños motores para el bombeo del agua y los de secano se sembraban de trigo
y cebada. Junto a la actividad agropecuaria se hallaban las labores artesanales
(quema de tejas en alguna ocasión, cestería y trenzado de palma, extracción de
miel…) además de las faenas forestales (leña y carbón en los pinares). Este
modelo de desarrollo económico antiguo se recupera en los años cuarenta, en la
posguerra, cuando se presenta el ciclo del hambre y la carestía de los elementos
vitales de subsistencia, tras la suspensión de las exportaciones de tomates a
Europa y el aislamiento internacional que sufre España. Esos años de precaria
subsistencia y de la recuperación del antiguo modelo económico es recordado
aún por muchos vecinos, aunque no la pequeña industria de tejas de un horno que
aún subsiste, en las tierras que fueron de Federico Segura, que debió ser de
principios del siglo.
- pág. 23 -
PANORÁMICA DE EL HOYO ALTO DESDE TOCODOMÁN EN 1933-1934, IMAGEN DE LEOPOLDO OJEDA, CEDIDA POR TOÑÍN
DE LA NUEZ
La sociedad de principios del siglo XX
El barrio disponía desde 1923 de una escuela pública pero carecía de otros
servicios públicos. Las familias eran numerosas y se enlazan en parentesco casi
todas con los actuales vecinos. Se estima que hacia 1927-1930 había una
población de unos 261 habitantes en El Hoyo y 86 en Tocodomán. Las familias
de El Hoyo y Tocodomán siempre fueron muy conocidas en La Aldea, muchas
de las cuales con destacado carisma en sus relaciones comerciales y sociales. Así
tenemos a los Ojeda localizados originariamente en Tocodomán que con el
tiempo se ramifican por otras zonas de El Hoyo y de La Aldea como es el caso de
varios hermanos Ojeda del Pino que se trasladan hacia Los Espinos. Uno de
ellos, Juan Ojeda Quintana (Juan Búas) fue muy célebre por sus mil anécdotas.
Algunos de sus vecinos formaban parte del Rancho de Ánimas de La Aldea, que
cada víspera de Reyes se recorría la zona pernoctando en casa de Eufemiano
Araújo, el Alcalde del Hoyo.
Los Segura fueron otra de las célebres familias de El Hoyo, quizás el más
conocido fue el carismático comerciante, carretero y líder de los aldeanos en el
proceso del Pleito de La Aldea, don Teófilo Segura Ramírez. La lista continúa
con los Valencia, Guerra, Almeida, Ramírez, Oliva, etc. En 1928 encontramos
están censados en El Hoyo 261 habitantes distribuidos en 44 casas de familia y
en Tocodomán 86 en 16 casas, lo que suma un total de 357 habitantes en 60
casas, con lo que estamos en los antecedentes más próximos a la actual
población. Un estudio sobre los censos de esta década nos permite conocer con
toda precisión a cada una de estas sesenta casas de familia y sus miembros de los
que los más pequeños son hoy la población anciana de estos barrios.
Destacamos cómo muchas familias jóvenes se hacen más numerosas por los
avances en la medicina que evitan la mortalidad infantil. Las de principio del
siglo o a finales del anterior ya están envejecidas y con menos miembros solteros
en casa. En cuanto a la alta fecundidad encontramos, en El Hoyo Bajo, en
- pág. 24 -
Frangollo, la casa de la hija del Alcalde de El Hoyo, María Araújo Díaz, casada
con Antonio Ojeda Segura con 10 hijos, en edades comprendidas entre los 21
años y los pocos meses del benjamín. Más arriba, en El Hoyo Alto, José Oliva
Suárez y Pabla Navarro Rosales, tienen 9 hijos en edades entre los 17 y 1 años.
Le siguen otras familias numerosas de 6 a 8 hijos como las de Ambrosio Ramírez
Guerra y Modesta Oliva Suárez, José Guerra Guerra y Francisca Oliva Suárez;
Juan Segura Ramírez y Jerónima Almeida Rodríguez, José Ramírez Almeida y
Candelaria Valencia Segura, etc. En el Hoyo, por este tiempo vive Juana
González, viuda de Tomás Rodríguez, fallecido hacía unos años en accidente
cuando se construía el almacén de Fyffes en Guguy, con sus tres hijos; uno de
ellos, Juan Rodríguez González, será nombrado en 1928 con otro vecino de
Artejévez como primer celador municipal que ejerce hasta los años sesenta.
En Tocodomán destacan, por numerosas, las familias de Sebastián Ojeda
Segura y Juana Suárez Almeida, con 8 hijos; le siguen Miguel Ojeda Segura y
Francisca Afonso García, con 6; las de Juan Ramírez Almeida y Marcelina
Ojeda Segura y Manuel Valencia Segura y Eufemia Ramírez Almeida, tienen 6
hijos cada una; uno menos tienen Teófilo Segura Ramírez y Antonia Pérez
Ortega. Familias antes numerosas ya están envejecidas o cambiadas de residencia
como la de varios hermanos Ojeda Quintana o el caso de la viuda Carmen
Valencia Segura con 6 hijos en casa aún al finalizar la década de los años veinte.
La fiesta de San Pedro, cuyo origen era muy antiguo, comenzó a tener auge en
la medida en que el siglo avanzaba. A ella acudían vecinos de todas partes del
municipio, donde aparte la solemnidad religiosa del día 29, tenía lugar animados
bailes de taifas. Estas veladas también se hacían en otros días festivos, en
diferentes casas como las de maestro Benito, Antonio Guerra, Manuel el de
Sebastián (Tocodomán) y, en los últimos años, en la tienda de Manuel Ojeda (La
Cruz). En este tiempo vivió en El Hoyo el maestro zaragozano don Pedro del
Arroyo de la Hoz, suspendido de empleo y sueldo en 1936, tras el golpe militar,
por sus ideas de izquierda. Impartió hasta su muerte, en 1954, a los 78 años,
clases particulares en su casa.
DON PEDRO DEL ARROYO, 1936,
CON EL ALCALDE DE LA ALDEA DON CECILIO SEGURA.
DON TEÓFILO SEGURA (SUPERIOR), 1927,
CON EL MAGISTRADO MARIANO DE CÁCERES COMO MIEMBRO DE LA COMISIÓN EJECUTORA DEL PLEITO DE LA
ALDEA
- pág. 25 -
Leopoldo Ojeda Medina (señalado con la flecha), retratista de El Hoyo y Tocodomán,
hacia 1933-1934.
Este personaje perteneciente a la familia de los Ojeda de este lugar nos dejó valiosas
perspectivas y retratos de su gente de El Hoyo (de las que seleccionamos estas tres)
además de otras perspectivas de La Aldea. Gracias a ello hemos podido analizar mejor el
paisaje y paisanaje de toda una época de cambios sociales.
- pág. 2 -
- pág. 26 -
CASAS DE FAMILIA RESIDENTES EN EL HOYO- TOCODOMÁN HACIA 1927-1929 (I)
A.- EN EL HOYO DE ABAJO HACIA ARRIBA:
1.- Antonio Ojeda Segura (46 años)
Esposa: María Araújo Díaz (42). Hijos: Mercedes,
José, María del Carmen, Juan, (…), María,
Francisco, Juana, Antonio y Miguel Ojeda Araújo.
2.- Juan Montesdeoca Oliva (66 años)
Esposa: Gertrudis Segura Sosa (66)
3.- José Navarro Glez. (24 años)
Esposa: Justa Montesdeoca Segura. Hijo: Juan
Navarro Montesdeoca.
4.- Eufemiano Araújo Ramírez (73 años)
Esposa: María Díaz Hernández (71)
5.- Pedro Godoy Araújo (32 años)
Esposa: Isabel Araújo Díaz. Hijos: María del
Carmen, Lucinda, Juana y Pedro Godoy Araújo.
6.- Valentín Segura Sosa (73 años)
Esposa: María de los Dolores Padrón
7.- Jerónimo Ojeda Segura (41 años)
Esposa: María González (36). Hijos: Félix, María
Felisa, Manuel, Angelita Dorotea
8.- Juana Glez. Hernández (60 años), viuda de
Tomás Rguez. Hijos: Vicente, Juan y María de los
Dolores Rodríguez González.
9.- Juan María Suárez Suárez (66 años).
Esposa: María Dolores Casas. Hija: Cecilia Suárez
Casas
10.- Venancio Suárez Moca. (35 años)
Esposa: María Moca. Rodríguez (24)
11. Domingo Herrera Rodríguez (64 años)
Esposa: Quintana Ramírez Pérez (57). Hijos: Juan,
Francisco, Rafael y Francisca Herrera Ramírez
12.- José Herrera Ramírez (30 años)
Esposa: Dolores Suárez Montesdeoca (26). Hijos:
Ana y Venancio Herrera Suárez.
13.- Antonia Montesdeoca Quintana (62). Viuda
Hijos: Leandra, Nicolás y Bárbara Suárez
Almeida.
14.- Pedro Godoy Segura (25)
Esposa: Sebastiana Segura Segura (22). Hijos
Ángela, Catalina, Rosalía Godoy Segura.
15.- Juan Godoy Segura (30 años).
Esposa: María Herrera Ramírez. Hijos: Atanasia,
Luisa, Francisca y Rosa Godoy Herrera.
16.- Eusebio Peñate Suárez (28 años)
Esposa: Felipa Hdez. Betancor (23). Hijos: María
y Juana.
17.- Juan Segura Díaz (38) Esposa: Mª del
Carmen Segura Segura. Hijos: Miguel, Eugenia,
Juana y Domingo Segura Segura
18.- Pedro Suárez Moca. (40 años)Esposa:
Margarita Almeida Rodríguez. Hijos: Cándida,
Leoncio, María, José, Juana y Petronila Suárez
Almeida.
19.- Nicolás Ojeda Segura (33 años)
Esposa: María Almeida Rodríguez (28). Hijos:
Nicolás, Josefa, Domingo, María y Miguel Ojeda
Almeida.
20.- Juan Almeida Rodríguez (33 años)
Esposa: Antonia Ojeda Segura (30). Hijos: Julia y
José Almeida Ojeda.
21.- Ceferino Almeida (55 años)
Esposa: Isabel Ramos Díaz (48). Hijos: Antonio,
Luisa, Miguel y Ramón.
22.- José Oliva Suárez (49 años)
Esposa: Pabla Navarro Rosales (46). Hijos:
Leocadia, Eduardo, Rosario, Maximina, Nicolás,
Juliana, Juana, Adelaida y Alfonso Oliva Navarro.
23.- Juan Guerra Oliva (24 años)
Esposa: Prudencia Ojeda Suárez (22)
24.- José Glez. Espino (19 años)
Esposa: Mercedes Guerra Oliva
25.- José Guerra Guerra (59 años)
Esposa: Francisca Oliva Suárez (56). Hijos:
Natividad, Luis, Cecilia, Atanasio, Mª del Pilar
Guerra Oliva.
26.- Ambrosio Ramírez Guerra (52 años)
Esposa: Modesta Oliva Suárez (49). Hijos:
Emeterio, Juan, Manuel, Georgina, Ambrosio y
José Ramírez Oliva.
27.- Federico Segura (63 años)
Esposa: Tomasa Segura Navarro (58). Hijos:
Manuel, Silvestre y Mariano.
28.- Antonio Godoy Segura (19 años)
Esposa: Francisca Segura Segura (18)
29.- Esteban Segura Segura (26 años)
Esposa: Eloisa Ramírez Montesdeoca (18). Hijo:
Felisa Segura Ramírez
30.- Juan Monzón (66 años)
Esposa: Juana Jiménez (59). Hijos: Eulogia, José,
Mª del Socorro y Raimundo Monzón Jiménez.
31.- Manuela Ramírez Segura (16 años)
Hermanos: Juan, María, Josefa, Antonio y José
Ramírez Segura.
32.- Juana Segura Díaz (55 años) Viuda
Hijos: Isabel, María, Miguel, Felisa y Francisco
Godoy Segura.
33.- Maximiano Martín (31 años)
Esposa: María Ramírez Rosales. Hijos: Tomasa y
Juan Martín Ramírez.
34.- Candelaria Ramírez Rosales (26 años)
Hermano: Antonio Ramírez Rosales
35.- Juana Pérez Monzón (79 años) Viuda
Hijo: Antonio Ramírez Pérez (53)
36.- Francisco Suárez Montesdeoca (39 años)
Esposa: Juana Herrera Ramírez ( 33)
- pág. 2 -
- pág. 27 -
CASAS DE FAMILIA RESIDENTES EN EL HOYO- TOCODOMÁN HACIA 1927-1929
CONTINÚA EN EL HOYO:
37.- Benito Ramírez Pérez (44 años)
Esposa: Juana Navarro González (41). Hijos: Julián,
Juan, Primo, Agripina, y Pedro.
38.- Juan Ramírez Rosales (29 años)
Esposa: Dolores Moca. Rodríguez (33). Hijos: Juan
Pedro, Isabel y Juana Ramírez Montesdeoca.
39.- Juan Segura Ramírez (41 años)
Esposa: Jerónima Almeida Rodríguez (39). Hijos:
Arturo, Celedonio, Benito, José, Ángela, Juan, Cirila
y Miguel.
40.- José Ramírez Almeida (45 años)
Esposa: Candelaria Valencia Segura (38). Hijos:
Nazario, Santiago, José, Juan, Antonio, Desgracias y
Juana Ramírez Valencia.
41.- Marcelino Montesdeoca Quintana (66 años)
Esposa: Clementa Rodríguez Quintana. Hijos:
Matías e Isabel Montesdeoca Rodríguez.
42.- José Ojeda Ruiz (22 años)
Esposa: Margarita Montesdeoca Rodríguez (19)
EL HOYO. 42 FAMILIAS: 261 HAB.
TOCODOMÁN. 16 FAMILIAS, 86 HAB.
Familia Ojeda de Tocodomán, 1934 (Fotografía de
Leopoldo Ojeda)
EN TOCODOMÁN DE ABAJO HACIA ARRIBA:
1.- Juan Suárez Godoy (35 años)
Esposa: Cecilia Ramírez (32). Hijos: Juan,
Trinidad , Manuel y Antonio Ramírez
Rodríguez.
Suegra: Trinidad Ramírez Rodríguez (66 años).
2.- Manuel Ramírez (42 años)
Esposa: María Ojeda Segura (35
3.- Inocencio Ojeda del Pino (67 años)
Esposa: Mª Dolores Quintana Suárez (66).
Nietos:
Clemencia Ojeda Ruiz y Antonio Ojeda Ruiz.
4.- Juan Ojeda Quintana (38 años)
Esposa: María Ramírez Almeida (40). Hijos:
Manuel, Juan, Rafael y María.
5.- Miguel Ojeda Segura (35 años)
Esposa: Francisca Afonso García (35). Hijos:
Miguel, Ángela, Rosario, Nicolás, Julia y María
Margarita Ojeda Afonso.
6.- Sebastián Ojeda Segura (48 años)
Esposa: Juana Suárez Almeida (48). Hijos:
Manuel, María del Carmen, Vicente, Ángela,
Marina, Isabel, Juana y Rosa Ojeda Suárez.
7.- Teófilo Segura Ramírez (45 años)
Esposa: Antonia Pérez Ortega (47). Hijos: María
del Carmen, Teófilo, Juan, José y Antonia
Segura Pérez.
8.- Dolores Segura Díaz (50 años) Viuda. Hijo:
Simeón Ojeda Segura (18).
9.- Juan Ramírez Almeida (32 años)
Esposa: Marcelina Ojeda Segura. Hijos: María
del Carmen, Ezequiel, Corina, María, Juan y
Manuel Ramírez Ojeda.
10.- Juan J. Ramírez Rodríguez (74 años)
Esposa: Violenta Almeida (64). Hija: Julia
Ramírez Almeida.
11.- José Valencia Navarro (28 años)
Esposa: María Ramírez Almeida (24)
12.- Francisco Rodríguez (54)
Esposa: María Sampedro Almeida. Hijos: Juana,
Julia, Felisa, Clementa y Deogracias Rodríguez
Almeida.
13.- Manuel Valencia Segura (37 años)
Esposa: Eufemia Ramírez Almeida. Hijos:
Eusebia, Juan, Inés, María, José y Mª del Carmen
Valencia Ramírez.
14.- Martín Oliva Dámaso (28 años)
Esposa: Inés Ramírez Almeida (26)
15.- Carmen Valencia Segura (34)
Hermanos: Evaristo, Gregoria, María, José,
Nicolás y Juan Valencia Segura.
16.- Matías Herrera Hernández (26 años)
Esposa: Margarita Díaz (24). Hijo: Antonio
Herrera Díaz.
FUENTE: Archivo Parroquial. Censo de 1929
- pág. 2 -
- pág. 2 -
- pág. 28 -
4. HISTORIA RECIENTE (1950-2007) En el marco económico de la expansión de los cultivos de tomateros iniciados a
finales de los años cuarenta esta zona entra en su historia más reciente
caracterizada por un mayor desarrollo económico y demográfico y una amplia
apertura al exterior. A mediados de la década de los cincuenta se construye la
carretera que desde La Ladera, pasando por Tocodomán, llegaba a Tasarte,
Veneguera y Mogán, a través de la vuelta a Artejévez. Con esta nueva vía El
Hoyo y Tocodomán se convertían en la entrada del pueblo desde el sur de la isla.
Es el momento de expansión económica y demográfica gracias a la riqueza
generada por los cultivos de tomateros. La población de El Hoyo pasa de los 270
habitantes en 1950 a 308 en 1981, mientras que la de Tocodomán avanza por esta
misma fecha de 64 a 83. Un excepcional documento gráfico del paisaje al inicio
de este periodo es el que se nos ofrece en las fotografías aérea de octubre de
1954, realizadas por el Ejército del Aire, que nos permite comprobar con
precisión la distribución parcelaria, caminos y carreteras.
El Hoyo pionero en el cooperativismo
Tras la reanudación de las exportaciones de tomates a Europa, finalizada la
Segunda Guerra Mundial, en El Hoyo-Tocodomán se establecen varios recibos
de tomates de los principales almacenes de empaquetado de los cosecheros
exportadores. Estos recibos recogían la producción de los tomateros de los
pequeños agricultores, tanto de esta zona como de Tasartico, que venían a lomo
de bestias camino real abajo hasta que, a mediados de la década, aquel pago
queda enlazado con la carretera de Mogán.
Para la irrigación de los nuevos cultivos se perforan más pozos y se instalan
nuevos molinos y motores, algunos muy potentes, capaces de elevar el agua hasta
las laderas de Tocodomán y Artejévez. Llegamos a contabilizar un total cercano
a los 30 pozos desde La Cruz de la Cañavera hasta El Hoyo-Tocodomán donde
primero se instalan media docena de molinos americanos casi todos de marca
Samsón y algún Aermotor, y luego pequeños motores que accionan bombas de
pistón que alcanzan un total aproximado de 25 unidades, desde pequeñas
máquinas marca norteamericana Stover, de 3 C.V. a otros más potentes como el
motor inglés Blackstone de 77 C.V. del pozo-sala de máquinas de Clementa
Rodríguez, que aún subsiste en El Hoyo Alto.
Pero el esfuerzo de los pequeños agricultores por capitalizar sus fincas, sobre
todo para asegurar el regadío, en una zona adonde el nivel de las acequias y
canales de la Comunidad de Regantes de La Aldea no llegaba, se tropezaba con
un impedimento mayor: el control del empaquetado y comercialización de la
fruta en manos de los empresarios exportadores. En este marco de relaciones
socioeconómicas, propio de un capitalismo salvaje, en 1960 aún los pequeños
agricultores autónomos, medianeros y aparceros, continuaban completamente
supeditados a las empresas de los exportadores, tanto en los precios como en el
resto del proceso de relaciones, como lo era el pesaje de la fruta, la venta de
fertilizantes y productos fitosanitarios, los créditos…
- pág. 29 -
IMAGEN AÉREA DE EL HOYO-
TOCODOMÁN.
OCTUBRE DE 1954.
PROPIEDAD: EJÉRCITO DEL AIRE
Granillar
El Hoyo Bajo
El Hoyo Alto
Tocodomán
Tocodomán Bajo
La Cruz de la Cañavera
Artejévez
- pág. 30 -
En aquella década de los cincuenta, pocas eran las zafras que a los agricultores
les resultaban con saldos positivos, con los déficit de las economías campesinas
se encadenaban de un año para otro, más aún cuando los ciclos de sequías se
alargaban, como sucedió entre 1959 y 1970. Algunos agricultores de El Hoyo
crean empresas de exportación como es el caso de Eufemiano Godoy Araújo y
familia; otros se aventuran en la experiencia cooperativista. Por entonces, en el
marco de la ley franquista de 2 de enero de 1942, en 1959 ya se había dado en
La Aldea de San Nicolás el primer paso del nuevo asociacionismo agrario,
cuando un grupo de agricultores de la parte alta del valle, fundaron la
Cooperativa del Campo de Los Cercadillos (La Aldea) y a continuación, en el
mismo año, en el valle de Tasarte, otro grupo de agricultores hacía lo mismo con
la Cooperativa del Campo Tazarte (Tasarte). El Hoyo no se queda atrás en
aquella novedosa experiencia cooperativista cuando un grupo de labradores se
agrupan en la Cooperativa del Campo San Pedro de El Hoyo Arriba y una
familia también funda la Cooperativa del Hoyo Bajo, de efímera existencia.
Más tarde, en 1960-1961, otro grupo de agricultores de la zona media del
valle constituyen la Cooperativa Agrícola de San Nicolás y Cercadillos
(COAGRISAN) en la que, poco años después, se integrarían los miembros de la
Cooperativa de Los Cercadillos, y la Cooperativa del Campo San Pedro de El
Hoyo Arriba. En 1965-1966, La Aldea parecía decida a gestionar su producción
tomatera a través de cooperativas. Entonces se contabiliza un total de unos
setenta y cinco asociados agrícolas (empresarios y agricultores). Veinte eran de
COAGRISAN, en la que se habían integrado casi todos los cooperados de LOS
CERCADILLOS; dieciséis, en COPAISAN; quince en la cooperativa del HOYO
DE ARRIBA, dieciséis en la de Tasarte y ocho en INIEXPAL. Al poco tiempo los
quince miembros de la Cooperativa del Campo San Pedro de El Hoyo Arriba se
integraron en COAGRISAN como también lo habían hecho otros agricultores y
empresarios mayores como los hermanos Godoy Araújo, descendientes directos
del célebre alcalde de El Hoyo.
TOMATEROS
A CIELO ABIERTO AÚN,
EN LOS AÑOS
OCHENTA, CULTIVADOS
POR PEDRO GODOY
ARAÚJO, NIETO DE
EUFEMIANO ARAÚJO,
EL ALCALDE DE EL
HOYO.
- pág. 31 -
La llegada del agua de las presas
Entre finales de los años setenta y principios de los ochenta todos los agricultores
de El Hoyo ya estaban integrados en COAGRISAN y es, a partir de este
momento, cuando las familias del lugar comienzan a mejorar sensiblemente sus
rentas agrarias.
A esta mejora se une, hacia 1981, el trazado del canal de las presas de El
Parralillo-Siberio, cuyas aguas comenzaron a irrigar, sin necesidad de costosas
elevaciones del agua de los pozos, las tierras de El Hoyo, pertenecientes en su día
a la antigua Hacienda Aldea de San Nicolás, aunque quedan fuera las tierras de
Tocodomán, las que, como vimos anteriormente, nunca se vieron sometidas al
Pleito de La Aldea por ser una propiedad distinta a dicha hacienda. De esta forma
los propietarios de El Hoyo, que se inscribieron en la presa de Siberio, se
integraron dentro de la Comunidad de Regantes de La Aldea. A las 20 fanegadas
de riego antiguo con las aguas de fuentes minas y galerías, hay que unir unas 30
más, de nuevos cultivos bajo el canal, sobre todo desde la zona de Frangollo-La
Sabinilla hasta El Hoyo Alto y Tocodomán-Granillar. Para regular el riego se
hizo primero un estanque regulador en La Sabinilla y más tarde otro en El Pie de
La Cuesta, con sus correspondientes comunidades de riego.
Asociacionismo y dinamización cultural-deportiva
La población escolar de El Hoyo había aumentado sensiblemente después de
1950 por lo que, a mediados de la década de 1960, se construye una nueva
escuela en El Hoyo Bajo, que se unía a la unidad preexistente desde 1923 en El
Hoyo Alto pero como escuela independiente en administración y admisión del
alumnado.
Hacia 1968, con la llegada del nuevo maestro de El Hoyo Bajo, don Abel
Hernández, se articula la graduación de ambas escuelas a fin de una mejora de la
educación. En los años siguientes este profesor dinamiza el asociacionismo
juvenil y reorganiza la tradicional Fiesta de San Pedro, que según avanzan los
años setenta, recupera la fama que años atrás tenía en el pueblo, a lo que se unen
actos como semanas culturales previas a la fiesta. En este nuevo contexto social y
en el marco de la transición democrática se crea el Club Juvenil Menora Gil, que
marca los primeros compases del asociacionismo de la época predemocrática y el
Club de Fútbol Aficionado de El Hoyo, campeón de las competiciones de verano
durante varios años.
La efervescencia e inquietudes juveniles de la transición democrática generan
problemas generacionales en el barrio, e incluso con las autoridades locales, que
obligan al cierre del local hacia 1979. Asimismo, en los momentos de auge de la
Fiesta de San Pedro se producen, en unos años, enfrentamientos entre los vecinos
de El Hoyo y los de Tocodomán por la celebración de los bailes, llegándose, en
una festividad, a celebrar en una misma noche de fiesta un baile en cada zona. No
obstante, el barrio de El Hoyo continúa con una interesante dinámica cultural,
año tras año en sus fiestas, caracterizada por semanas culturales, además de su
participación en carrozas y otros eventos de las fiestas patronales del municipio.
El nivel cultural se eleva con la implantación de la Enseñanza General Básica
y el nuevo Bachillerato Unificado al que acceden los hijos de las familias de esta
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zona, aunque los primeros titulados superiores habían estudiado en el sistema
anterior y fueron los maestros Emilio Montesdeoca Godoy, hoy director del IES
La Aldea de San Nicolás y Roberto Ramírez Montesdeoca que luego obtiene la
licenciatura en Geografía e Historia, en la Universidad de La Laguna. A estos le
seguirán en las siguientes generaciones nuevas titulaciones de grado medio y
superior de jóvenes del barrio, que tras la centralización de la enseñanza básica
en El Colegio de La Ladera, hacia 1973, se traslada a ese centro, en el novedoso
transporte escolar, el alumnado de la Segunda Etapa.
ESCUELA DE EL HOYO BAJO, 1968
ABAJO: IZQUIERDA CARROZA DE LA
ASOCIACIÓN JUVENIL DE EL HOYO,
EN LA FIESTA DE SAN NICOLÁS.
DERECHA PROCESIÓN EN LA FIESTA
DE EL HOYO A FINALES DE LOS AÑOS
SESENTA
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EQUIPO INFANTIL
DE
EL HOYO,
EN LOS
CASCAJOS, 1969
ABAJO: CARTEL
DE LA FIESTA DE
SAN PEDRO, DE
FINALES DE LOS
SESENTA-
PRINCIPIOS
SETENTA
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Otras noticias de El Hoyo de finales del siglo XX
Una de las grandes novedades que afecta al paisaje de El Hoyo, en el último
cuarto del siglo XX es la transformación de su trama urbana, a lo largo del
camino, transformado en carretera que venía desde el pueblo. Las nuevas
viviendas de autoconstrucción rompen con el modelo tradicional y deterioran la
estampa tradicional, ya que no se establece ninguna normativa municipal
proteccionista. Por lo que la zona, en su desarrollo urbano, a medida que
avanzaban los años ochenta, perdía gran parte de su encanto rural.
Son años, en que teniendo su origen en las crisis del sector tomatero por
sequías en los sesenta y setenta, de retroceso demográfico por fuertes
movimientos migratorios hacia Las Palmas de Gran Canaria y centros turísticos
del Sur. Además se genera un acercamiento de la clase trabajadora a las ofertas
laborales tanto del sector servicios como
en el de la construcción en el Sur.
Coadyuva a ello el nuevo trazado de la
carretera de Mogán, por las laderas del
barranco de El Hoyo, debajo de la base
de los riscos de La Escalera, hasta la
Degollada de Tasarte, en los primeros
años de la transición democrática, de
fuertes rampas, pero que ahorra casi
media hora de camino frente a la
interminable y sinuosa pista de 1953 que
tenía que llegar hasta Artejévez y doblar
por todas las lomas de las montañas de
Los Hogarzos y El Lechugal.
En el plano de la política municipal
destacamos que, en estos años, se
mantiene durante largo tiempo el papel
de alcalde pedáneo del barrio en la figura
de Juan Montesdeoca o el acceso al
cargo de concejal por la mayoría
gobernante del partido Unión de Centro
Democrático, el conocido transportista
Isidro Ojeda Montesdeoca que también
ocupa durante mucho tiempo el cargo de presidente de la Asociación de Vecinos
La Rosa Nueva de El Hoyo. En los años noventa esta asociación consigue
levantar la obra de su sede social, en El Hoyo Alto.
Y en tiempos muy recientes se constituye, con sede social en la vivienda de la
antigua escuela de El Hoyo Alto, ya desafectada, una asociación municipal para
promover el salto del garrote y actividades de paseos por las montañas.
Además, por este tiempo, entre finales de los años sesenta y principios de los
setenta, en algunas tiendas de El Hoyo y Tocodomán comienzan a ofertar bebidas
y tapas a vecinos que vienen desde la zona baja del pueblo. Una de las primeras
es la de Lorenzo Almeida que de un pequeño habitáculo antiguo pasa a un nuevo
edificio en los años setenta. En este momento se amplía la oferta, adentro en El
SALTO DEL GARROTE
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Hoyo adquiere celebridad la tienda de Julián Montesdeoca con sus enyesques de
“carne de cochino” y le siguen en Tocodomán los bares de Tomás, el Star y el
Bilingo. El Hoyo y Tocodomán se convirtieron así en el punto de encuentro, en
los fines de semana, de jóvenes y mayores, en estos típicos bares restaurantes que
por tiempo de las fiestas patronales de San Pedro, se presentaban muy
concurridos.
ROTONDA EN LA ENTRADA A LA PISTA QUE CONDUCE AL PARQUE DE
CACTUALDEA EN LA CARRETERA DE CIRCUNVALACIÓN, ZONA DE
TOCODOMÁN
Cactualdea
A principios de los años noventa comienza a
tomar cuerpo un proyecto de ocio y
recuperación del paisaje en una gran propiedad
de Tocodomán Alto. Esta había pertenecido al
famoso cura Vicente Bautista, quien la legó en
su testamento ológrafo, abierto tras su muerte
en 1945, a la Iglesia para beneficio de los
niños de la Doctrina Cristiana de este Pueblo.
Pero a finales de los años setenta esta
propiedad es puesta en venta por el Obispado
para amortizar los gastos de la nueva Casa
Parroquial. En este contexto fue adquirida por
un ciudadano alemán, con la idea de explotarla
con plantaciones de cactus y conformar en ella una nueva atracción para un
turismo cultural, en la entrada al pueblo por la carretera de circunvalación de la
isla por el Sur. En poco tiempo se cubre de muchas variedades de cactus (con
especies de todas partes del mundo) destinadas a la exportación. A finales de los
ochenta comienza a planificar y ejecutar obras de cara a crear una especie
atracción turística con la principal oferta de una gran variedad de especies de
cactus, con el atractivo nombre de Cactualdea.
LOCALIZACIÓN DE
CACTUALDEA, EN
TOCODOMÁN, EN LA
ENTRADA AL VALLE POR
LA CARRETERA QUE
VIENE DE MOGÁN
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Este proyecto se configura, a principios de los noventa, con un amplio recinto
con restaurante, bodega y elementos de recreación de aspectos de las Islas como
la simulación de un volcán, una momia de antiguo canario, un aeromotor de
extracción de agua subterránea, etc. en gran parte descontextualizado de la
realidad de su entorno. No obstante consigue dotarse de valor ecológico con
itinerarios de exposición de flora diversa, sobre todo con cactus, unas 1.300
especies de todas las partes del mundo y, además, se va repoblando con especies
autóctonas como palmeras, cardones, etc. en un espacio de más de dos fanegadas
en la que se incluye varias parcelas de plantaciones de cactus para la exportación.
A ello se une los eriales anexos de esta gran propiedad que llegan hasta la base
de los riscos.
Cactualdea se acerca, en algunos aspectos, a los proyectos de parques de
recreaciones modernas de elementos patrimoniales-históricos de las sociedades
de consumo (denominados “parques de la cultura de lo falso”). Su idea, en un
principio interesante y singular en lo referido al proyecto botánico, junto a la
gran inversión económica realizada, pudo haber generado un producto distinto
que ofrecer al turismo cultural como alternativa al “sol y playa”. Pero no tuvo un
asesoramiento adecuado ni ayudas oficiales u orientación social y cultural más
afortunada de acuerdo con la historia y la ecología de El Hoyo-Tocodomán. El
proyecto no ha tenido el éxito económico que se esperaba de él; no obstante
permanece aún abierto, con horario de apertura de 10 de la mañana hasta las 6 de
la tarde, con el atractivo más importante de los itinerarios por centenares de
especies de cactus.
La amplitud de su entorno por las faldas de Tocodomán hasta la base de las
montañas aún permite reconsiderar nuevas actuaciones de repoblación (sus
propietarios han sido muy receptivos con algunas repoblaciones oficiales a cargo
de escolares), junto a una explotación económica más coherente en lo relativo a
ofrecer un producto integrado en la realidad geográfica e histórica de su entorno,
de cara al turismo cultural.
ENTRADA PRINCIPAL AL RECINTO DE CACTUALDEA Y UNO DE SUS ITINERARIOS
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ANEXO I
EL HORNO DE TEJAS DEL PIE DE LA CUESTA UN BIEN PATRIMONIAL ETNOGRÁFICO
Entre finales del siglo XIX y principios del XX se contabilizan varios hornos de teja entre La
Aldea (3) y Tasarte (4). En el Pie de La Cuesta, El Hoyo, en tierras de Federico Segura se hallaba
uno de ellos, cuya historia desconocemos; pero sí su estructura que se conserva muy bien, como
podemos apreciar en esta imagen. Estas construcciones, todas situadas junto a los caminos, cerca
de áreas arcillosas, llamadas terreras, responden al típico horno de tejas de las Islas, en piedra y
barro, de forma troncocónica, a cielo abierto.
Los materiales de los hornos debían seleccionarse entre las piedras muertas de mejores
condiciones y la tierra arcillosa con la que se revestía su interior como material aislante. Estos
hornos se compone de dos partes bien diferenciadas: la cuba y el hogar.
La cuba es forma troncocónica invertida donde se depositan las tejas y demás productos
de cocción disponen de la base o solera que se comunica con el hogar a través de un conjunto de
toberas por donde ascendía el calor y de una puerta en su mitad superior para las operaciones de
carga y descarga de las tejas.
El hogar, situado bajo la cuba dispone de un techo en estructura abovedada a base de lajas,
mampuestos y barro que configuran varios arcos convergentes, con los huecos de las toberas por
donde asciende el calor. Dispone además de la boca que sale al exterior por donde se introduce la
leña para la combustión.
El producto principal de cocción de estos hornos era la teja árabe aunque en ocasiones se
elaboraba el ladrillo de barro utilizado en la construcción.
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ANEXO II
LA GALERÍA DE LA VISTILLA Y LA MINA DE LOS JUNQUILLOS UN BIEN PATRIMONIAL HIDRÁULICO
En El Hoyo se perforaron galerías de agua en la zona rocosa para captar los acuíferos colgados
y minas de agua en el lecho de los barrancos en busca de las aguas subálveas. Una de las más
conocidas es la Galería de La Vistilla en El Hoyo Alto, perforada a mediados de los años treinta
del siglo pasado, por una heredad de pequeños propietarios de tierras.
Fue perforada bajo la dirección del célebre constructor y alcalde de La Aldea Francisco
Quintana, conocido por Cajero. Tiene una altura de dos metros por un metro y medio de ancho y
una profundidad de un kilómetro que la sitúa debajo mismo del risco de El Lechugal. Sus aguas
iban a parar a un pequeño estanque regulador del que por medio de dulas se distribuía el agua
entre los partícipes constituidos en heredad. Más abajo, en Los Junquillos, cruza debajo del
lecho del barranco una mina de agua, construida desde tiempo inmemorial para el riego de las
tierras de abajo, que actualmente se halla obstruida su entrada, por lo que sólo ofrecemos las
imágenes de la Galería de la Vistilla.
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ANEXO III. LA CASA DEL CORREDOR
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LA CASA DEL CORREDOR DE
TOCODOMÁN UN BIEN PATRIMONIAL
ARQUITECTÓNICO
La Casa del Corredor es una de las
construcciones antiguas más singulares del
municipio. Responde al modelo de casas
con balcón del siglo XVIII, de las que
tenemos por esta comarca los ejemplos de
la Casa del Balcón en la calle Real del
pueblo, la Casa del Cuartel entre El Huerto
y El Convento, además de las casas
similares de Veneguera y El Pie de la
Cuesta en Mogán.
Son casas de gruesos muros de piedra
y barro, con cubierta de tejas a dos aguas.
De dos plantas con un hueco o puerta en
cada planta. El hueco de la superior da a
un amplio balcón con balaustres sencillos
y planos.
Esta casa de Tocodomán Bajo se halla
cerca del barranco, sobre las cadenas o
terrazas de cultivo que limitan con un
bosquecillo de almácigos y palmas, lo que
confiere un encanto al lugar. Está recogida
en el catálogo arquitectónico municipal
como bien arquitectónico protegido.
Necesita ayuda económica oficial para su
mantenimiento y protección.
Leopoldo Ojeda, en 1933-1934, se
recrea fotografiando esta casa incluso
dentro del balcón como podemos ver en
las imágenes adjuntas en blanco y negro,
donde hasta parece que desprende el
frescor de la sombra de su balcón y los
olores del ayer.
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ANEXO IV. LA ESCUELA
MATRÍCULA DE LA ESCUELA DE NIÑOS DE EL HOYO EN EL CURSO 1972
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ANEXO V. LA FIESTA DE SAN PEDRO (A MEDIADOS DEL SIGLO XX)
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ANEXO VI
CARTEL DE LA FIESTA DE EL HOYO, 1972
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ANEXO VII. EL HOYO CF
MAS QUE UN EQUIPO, UN SENTIMIENTO COLECTIVO
U.D. SAN PEDRO- EL HOYO CF CAMPEÓN DE LA LIGA DE AFICIONADOS, 1971
La gente de El Hoyo siempre ha sido muy aficionada al fútbol, desde los años
cincuenta del siglo pasado cuando participaban como jugadores en las competiciones
locales en los equipos de La Cardonera y el San Bernardo, hasta el comienzo de las
célebres ligas de verano de los equipos aficionados a principios de la década de los
setenta. Para su práctica acondicionaban pequeños campos de fútbol en los pocos
espacios llanos del lugar, siendo el primero el ubicado en una explanada del
barranquillo del Castellano.
Esta imagen corresponde al primer vencedor de aquellas ligas de aficionados de
los setenta en la que participaban equipos de todos los barrios del municipio: U.D.
San Pedro conocido como el Equipo del Hoyo. Este equipo arrastraba a todo el
vecindario de El Hoyo, que venían todos los domingos al campo de Los Cascajos a
presenciar los partidos de su equipo, en la carrocería del camión de Paco Godoy, su
presidente. La imagen de 1971 es la de una gran formación de caras muy conocidas
en la política, la enseñanza, el comercio… Su delantero centro es Luis que fallecería
luego tan prematuramente. Este equipo continuó ganando copas y ligas y generando
una fuerte cohesión comunitaria.
En recuerdo de esta afición, tuvo lugar el 20 de diciembre de 2007 un encuentro-
convivencia con una convocatoria tan expresiva: U.D. San Pedro-El Hoyo C.F., más
que un equipo… un sentimiento que llevamos dentro.
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ANEXO VIII.
LA CRUZ DE LA CAÑAVERA, LAS CRUCES DE MAYO Y LOS BAILES EN LA TIENDA DE LA CRUZ
Cada tres de mayo la gente de El Hoyo acude a
enramar la Cruz de la Cañavera, que da nombre al
barrio de Las Casas de La Cruz. Esta popular
enramada continúa con pequeñas cruces en las
puertas y fachadas de las casas.
Desde muy antiguo había en este lugar un cruz
que servía de descanso en los cortejos fúnebres que
venían de Tasarte y Tasartico. Enfrente de la misma
y hacia el barranco, en una oquedad, había, hasta
los años veinte del siglo pasado, un ataúd donde se
colocaba al muerto que venía sobre una parihuela.
También en la entrada de El Hoyo, por La Vistilla,
había otro descansadero de los muertos con otra
cruz sobre una pared.
Actualmente hay tres cruces, una muy antigua, otra de los años cuarenta puesta
por una promesa por José Ojeda Ruiz (padre de Isidro El del Hoyo) y la última
colocada en los años sesenta cuando se remodeló el calvario con la actual obra de
fábrica, en las obras del desanche de la carretera, momento en que se descubrió que
debajo de la cruz vieja habían restos humanos allí enterrados desde tiempo
inmemorial.
En Las Casas de la Cruz está abierta aún una tienda muy antigua, de los años
treinta del siglo XX, que fue propiedad de Manuel Ojeda, donde en los años cuarenta
y cincuenta se celebran, las tardes de domingos y días festivos animados bailes de
taifa que atraían a la juventud de La Aldea, Tasartico y Tasarte. Y continúa siendo
punto de encuentro y tertulia de los vecinos por las tardes.
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INFORMACIÓN ORAL Y COLABORACIONES TRADICIÓN ORAL
Isidro OJEDA MONTESDEOCA
Matías MONTESDEOCA RODRÍGUEZ (fallecido)
Roberto RAMÍREZ MONTESDEOCA
Basilio RAMÍREZ VALENCIA
Juan Pablo MONTESDEOCA SUÁREZ (fallecido)
Rafael OJEDA DEL PINO
Clemencia OJEDA RUIZ (fallecida)
CORRECCIÓN DE ESTILO
Bárbara CASTELLANO FELIPE, Profesora del Colegio de La Cardonera
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
FUENTES INÉDITAS
Archivo fotográfico de Leopoldo OJEDA MEDINA (cedido por Toñín de la Nuez)
Pregón de la Fiesta de San Pedro El Hoyo, 2002, Abel HERNÁNDEZ SEGURA
Archivo Ayuntamiento de La Aldea. Estadísticas de ganado 1919. Libros de actas (varios)
Archivo de la Catedral Las Palmas de Gran Canaria. Secretaria. Censo Parroquial de 1820
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
SUÁREZ MORENO, Francisco: El Pleito de La Aldea, 300 años de lucha por la propiedad de la
tierra, 1990.
ÍDEM (1994): Ingenierías históricas de La Aldea. Cabildo de Gran Canaria
ÍDEM (2001): La cultura del cereal en el oeste de Gran Canaria. Ayuntamiento de Mogán,
Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás.