El Hombre Operable - Peter Sloterdijk

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    Artculo publicado en Artefacto/4 2001 - www.revista-artefacto.com.ar

    El hombre operableNotas sobre el estado tico de la tecnologa gnicaPeter Sloterdijk

    No es culpa ni mrito nuestro que vivamos en una poca en que el apocalipsis delhombre se ha vuelto un suceso cotidiano. No es necesario estar en medio de unatormenta de acero, bajo tortura, en un campo de exterminio, o vivir cerca de talesexcesos, para advertir que el espritu de las situaciones ms extremas irrumpe enel proceso ms ntimo de la civilizacin. El destierro de los hbitos de aparienciahumanstica es el acontecimiento lgico principal de nuestro tiempo, unacontecimiento ante el que es intil buscar refugio en argumentos de buenavoluntad. Pero este destierro va ms all: alcanza a todas las ilusiones del ser-cabe-s-mismo [Bei-sich-Sein]. Pues no slo hace retroceder al humanismo, sinoque tambin afecta a aquella relacin general a la que Heidegger se refiriera como'morar en el lenguaje'. Nadie puede pasar por alto el hecho de que la casa del Serest desapareciendo bajo un profuso andamiaje, sin que sea posible saber qu

    aspecto tendr despus de las refacciones. En el estado actual del mundo, el rasgosingular ms notable de la historia tecnolgica e intelectual es que la culturatecnolgica est produciendo un nuevo estado de agregacin del lenguaje y laescritura, estado que tiene ya poco en comn con las interpretacionestradicionales por parte de la religin, la metafsica y el humanismo. Parecera yacasi imposible concebir a la vieja casa del Ser en trminos de morada y de unhacer-cercano [In-die-Nhe-Bringen] lo distante. Hablar y escribir en la poca delos cdigos digitales y las transcripciones genticas ha perdido por completo elsentido que le era familiar; las tipografas tecnolgicas se estn desarrollando enun sentido que ya no es el de la transmisin, y que ha dejado de evocar lasimplicidad domstica, y los efectos de una conciliacin con lo externo.

    Ensanchan ms bien, al contrario, el permetro de lo externo y lo radicalmenteinasimilable. La provincia del lenguaje se encoge, mientras que el dominio deltexto unidireccional [Klartext] no cesa de crecer. Heidegger, en su "Carta sobre elhumanismo" formul estos problemas de una manera anticuada, aunqueesencialmente correcta, cuando llam all falta de morada (Heimatlosigkeit) alrasgo ontolgico sobresaliente del modus essendi del hombre contemporneo.

    "La falta de morada es el destino del mundo. Por esto es necesariopensar este destino en trminos de historia del Ser... La tecnologa esen su esencia un destino dentro de la historia del Ser

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    [seinsgeschichtliches Geschick].... Como forma de verdad, latecnologa est fundada en la historia de la metafsica."1

    Desde Hegel, una de las grandes intuiciones del pensamiento europeo modernoes que existe una conexin entre verdad y destino que implica algo ms que unrecurso metafsico a lo eterno. Estas intuiciones estn prefiguradas en losesquemas generales de la teologa cristiana de la historia. Hegel los resume en suintento por proveer al espritu de una senda que imita al antiguo esquemaeuropeo del sol con su curso de Oriente a Occidente. El espritu hegeliano parecaas arreglrselas para entrar en una segunda eternidad tras su llegada al distanteOeste crepuscular. El punto extremo del hegelianismo es la total auto-aprehensin del espritu: su smbolo geopoltico es el extremo ms distante delOeste. En l, el ser-cabe-s-mismo alcanzara su forma final, tras lo cual, la nicatarea restante sera un reconocimiento de inhspitas provincias en los mrgenes

    del mundo habitado. En esencia, habra ya validez para la afirmacin: "todomora". Dnde? En el inevitable West-End de la historia. Cuando al final de sunovela Elementarteilchen [Partculas elementales], Michel Houellebeq hace quesu protagonista, el deprimido inventor de la inmortalidad biolgica, en el puntoextremo de Europa, busque la muerte en el Atlntico irlands bajo una "luzmovediza y suave", todo esto no es ms que un adecuado comentario hegeliano.Una vez que todo ha sido consumado no queda ms que hundirse en el ocano.En este ocaso del mundo parece terminar todo extravo [Irre], toda errancia.

    Heidegger, en cambio, de haber tenido l mismo intenciones narrativas, habrahecho construir a su protagonista una cabaa en los montes para esperar all a

    ver cmo sigue la historia. Para l era evidente que la errancia sigue su curso. Notiene lugar ningn venir-a-s-mismo [Zusichkommen], sino que todo sugiere msbien, en cambio, que la revelacin del hombre a travs de la historia y latecnologa est a punto de entrar en una era de tensiones y oscurecimientostodava mayores. A los ojos de Heidegger, Hegel estaba en lo cierto cuandoatribua a la verdad una historia, pero se equivocaba hacindola transcurrir desdeJonia a Jena, as como tampoco haca bien asimilndola a un proceso solar consalida y ocaso. Nos habremos sobrepuesto entonces, simplemente corrigiendoestos errores, al furor teleologicus? Enfrentado con el estado de cosas de 1946,Heidegger no considera en modo alguno que la historia de la verdad sea un cursosolar, sino ms bien la quemadura de una mecha conceptual que corriera de

    Atenas a Hiroshima... y, como es posible ver ahora, hasta los laboratorios de latecnologa gentica actual y aun ms all hacia quin sabe dnde. En estecrecimiento progresivo del saber y de las capacidades tcnicas, el hombre se auto-revela a s mismo como el hacedor de soles y el hacedor de vida, colocndose asforzosamente en una posicin en que debe dar respuesta a la pregunta de si loque puede y hace tienen que ver con l mismo, y si en este hacer se encuentra lcabe-s-mismo.

    1ber den Humanismus, a.a.O. p30-31. [Versin castellana de Alberto Wagner de Reyna: Jean-

    Paul Sartre, Martin Heidegger:Sobre el humanismo, Sur, Buenos Aires, 1960, pp 93-94. (T.)]

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    Frente a tales consecuencias, no es posible negar que esta historia, en la medidaen que es una historia exitosa del saber potente y de la potencia cientfica, debe

    tambin ser leda como una historia de la verdad y de su dominio por el hombre.Y sin embargo, sta es apenas una historia parcial de la verdad, una verdadsiempre aprehendida slo fragmentariamente por el hombre y sus operaciones.Cuando la explosin atmica relampaguea sobre el desierto de Nuevo Mxico, nohay el venir-a-s-mismo de ningn ser humano en juego, por ms que, en todocaso, Oppenheimer tuvo suficiente chispa como para llamar "Trinidad" a laprimera prueba nuclear. Cuando Dolly bala, tampoco all est el espritu cabe-sen casa... A lo sumo, cuando sus productores piensan en s mismos, lo hacen bajola forma de patentes.

    Dado que la historia no hace preparativos para cerrar el crculo, tanto ellos como

    la sociedad tecnolgica permanecen atrapados en un movimiento que Heideggerdio en llamar "errancia". El errar caracteriza la forma de movimiento histrico dela existencia que no es cabe-s y que abre una va a travs de lo no-propio (Nicht-

    Eigenes), ya sea con el objetivo de llegar a casa, o en el modo del viajeinterminable sin destino. Tanto en el errar dirigido como en el no dirigido, elestado fundamental es la falta de morada: malentendidos en la auto-aprehensinson aqu la regla. Sin embargo, al ser la errancia presentada as como unaconstante epocal, surge la pregunta de si, dado su vnculo con el destino de lametafsica, no deber sufrir tambin ella un profundo cambio tras el hundimientoy "descomposicin" de la primera. Los enormes incrementos de conocimiento ypoder por parte de la humanidad moderna fuerzan la pregunta de si el

    diagnstico de errancia rige para ellos de un modo similar a aquel en que lo hacaen tiempos anteriores al despliegue de este potencial moderno. Frente al hechode que, despus de veinticinco siglos de metafsica y tecnologa europeas, unpensador de la talla de Heidegger crea ver todava razones para interpretar elcurso del mundo como un duradero y fatal extravo, es inevitable la sospecha deque todo podra deberse a una ilusin ptica... Sospecha que se vuelve tanto msplausible al recordar que tras su intento, fracasado con la "revolucin nacional",de hacer un giro hacia lo propio y autntico, Heidegger deja de hacer sugerenciasrespecto de cmo podra ser pensado filosficamente un retorno [Rckkehr] de laerrancia. Su refugio en la potica del Ser es, incluso considerndolo con simpata,una solucin provisoria en el mejor de los casos2.

    Se consolida entonces la suposicin de que la teora de la errancia con o sin meta,surge de una descripcin de la relacin entre el hombre y el Ser equivocada y quehay que revisar. Incluso Heidegger, por innegable que sea su importancia comodestructor de la metafsica, permanece atrapado parcialmente en una gramticafilosfica que tiene su origen en una ontologa simplemente insostenible y en una

    2 Esta solucin a medio camino espera, de todos modos, poder ser justificada si esto fuera

    posible al fin del camino. Cf. Alain Badiou: "Le recours philosophique au pome", en Conditions,Paris, 1992.

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    lgica deficiente. Debemos a Gotthard Gnther la prueba de que la metafsicaclsica, basada en la combinacin de una ontologa monovalente (el Ser es, el No-Ser no es) y una lgica bivalente (lo que es verdadero no es falso, lo que es falso

    no es verdadero, tertium non datur) lleva a la incapacidad absoluta para describiren trminos ontolgicamente adecuados fenmenos culturales tales comoherramientas, signos, obras de arte, mquinas, leyes, usos y costumbres, libros, ytodo otro tipo de artefactos, por la simple razn de que la diferenciacinfundamental de cuerpo y alma, espritu y materia, sujeto y objeto, libertad ymecanismo, no puede ya habrselas con entidades de este tipo: son por su propiaconstitucin hbridos con una 'componente' espiritual y otra material, y todointento de decir lo que son 'autnticamente' en el marco de una lgica bivalente yuna ontologa monovalente conduce inevitablemente a la reduccin sin esperanzay a la abreviatura. Si consideramos, al modo platnico, que las Formas son el serautntico, entonces la materia slo podr ser entendida como una suerte de no-

    ser; si substancializamos en cambio la materia, son esta vez las Formas lasinautnticas, un no-ser. Estos errores no son, naturalmente, simplesmalentendidos atribuibles a personas, sino que muestran ms bien los lmites dela gramtica. Los yerros son, en este sentido, como destinos y pocas. Desde estaperspectiva, el extravo o errancia no sera ms que la huella histrico-mundanadel programa platnico-aristotlico (o, en trminos ms generales, civilizado ymetafsico) del dominio de la totalidad de los entes por medio de la bivalencia.

    Con la obra de Hegel se crea por primera vez una lgica que permite definir elestatuto ontolgico de los artefactos bajo el ttulo de "espritu objetivo". Esteimpulso qued bloqueado a causa de la orientacin predominantemente terica

    en trminos intelectuales y culturales del anlisis hegeliano. Slo ocurri uncambio respecto de esto cuando la ciberntica, como teora y prctica de lasmquinas inteligentes, y la biologa moderna, como estudio de unidades sistema-ambiente, forzaron a la reformulacin de estas preguntas, esta vez desde laperspectiva de la teora de organismos y sistemas. Aqu, el concepto de esprituobjetivo se transforma en el principio de informacin. Este transita entre lospensamientos y las cosas, como un tercer valor entre el polo de la reflexin y elpolo de la cosa, entre el espritu y la materia. Las mquinas inteligentes como engeneral los artefactos creados culturalmente obligan tambin eventualmente alpensamiento a reconocer en un mbito ms amplio el hecho de que aqu,bastante obviamente, se infunde "espritu", o reflexin, o pensamiento, en las

    colecciones de cosas, donde permanece listo para ser recuperado y eventualmentereelaborado. Mquinas y artefactos son entonces negaciones realmente-existentes de las condiciones que se verificaban antes de que se imprimiera la in-formacin en el soporte. Son en este sentido, recuerdos o reflexiones que se han

    vuelto objetivas. Para concebir esto hace falta una ontologa que sea al menosbivalente, as como una lgica trivalente, es decir un instrumental cognitivo capazde articular que hay negaciones afirmadas y afirmaciones negadas realmente-existentes, que hay nadas que son entes y entes que son nada [seiende Nichtseund nichtshaltige Seiende]. La frase "hay informacin", en ltima instancia, nodice otra cosa. Fue para hacer posible y consolidar esta afirmacin que Hegel yHeidegger se comprometieron en una gigantesca batalla intelectual, la misma

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    batalla en que entraran con consecuencias considerables autores como Gnther,Deleuze, Derrida y Luhmann. Todos ellos trabajan para conquistar el tertiumdatur.

    En la frase "hay informacin" hay implicadas otras frases: hay sistemas, hayrecuerdos, hay culturas, hay inteligencia artificial3. Incluso la oracin "hay genes"slo puede ser entendida como el producto de una situacin nueva: muestra latransferencia exitosa del principio de informacin a la esfera de la naturaleza.Esta ganancia en conceptos que permiten abordar poderosamente la realidad,hace que el inters en figuras de la teora tradicional tales como la relacinsujeto-objeto disminuya. Incluso la constelacin de yo y mundo pierde mucho desu prestigio, sin hablar de la gastada polaridad individuo-sociedad. Pero porencima de todo, con las nociones de recuerdos realmente-existentes y de sistemasauto-regulados, caduca la distincin metafsica de naturaleza y cultura: en esta

    perspectiva, ambos lados de la distincin no pasan de ser estados regionales de lainformacin y su procesamiento. Habr que armarse de paciencia, sin embargo,ya que la comprensin de estas ideas va a ser particularmente difcil para losintelectuales que han vivido de esta anttesis de cultura y naturaleza, y que seencuentran ocupando ahora una posicin reactiva.

    Una de las motivaciones ms profundas detrs de la as llamada errancia de lahumanidad histrica, puede ser descubierta en el hecho de que los agentes de laera metafsica evidentemente se aproximaron a los entes con una falsadescripcin. Dividen a los entes en subjetivos y objetivos, y colocan el alma, el yo

    y lo humano en un lado, y la cosa, el mecanismo y lo inhumano, en el otro. La

    aplicacin prctica de esta distincin se llama dominacin. En el curso deliluminismo tecnolgico que toma forma de facto por intermedio de la ingenieramecnica y la prosttica se verifica que esta clasificacin es insostenible porqueatribuye al sujeto y al alma, tal como seala Gnther, multitud de propiedades ycapacidades que, de hecho, pertenecen al otro lado. Al mismo tiempo, niega a lascosas y materiales muchas propiedades que, como se advierte tras un examenatento, de hecho poseen. Corrigiendo de ambos lados estos errores tradicionales,surge una visin radicalmente nueva de los objetos culturales y naturales. Secomienza a entender que la "materia informada", o el mecanismo superior,pueden funcionar parasubjetivamente, y cmo es esto posible. Estos desempeospueden incluir la aparicin de inteligencia planificadora, capacidad dialgica,

    espontaneidad y libertad.

    No es excesivo entonces, llamar choque de titanes a esta revisin de la falsaclasificacin metafsica de los entes, un choque que afecta en profundidadrelaciones muy arraigadas que la persona humana mantiene consigo misma.Muchos tienen la sospecha de que esta revisin implica una expropiacin de laindividualidad, y la rechazan como si fuera un plan tecnolgico demonaco. La

    3 Corresponden desde el costado crtico a las tesis ontolgicas de Derrida y Nietzsche: "la

    desconstruccin acontece"; "el desierto crece".

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    ominosidad del proceso no se puede negar, precisamente porque impresiona pormedio de resultados incontestables. Tambin el observador se encuentrasorprendido y fascinado con este proceso, porque todo lo que ocurre en el frente

    tecnolgico tiene ahora consecuencias para la auto-comprensin humana. En talproceso tambin es cercada la ciudadela de la subjetividad, el yo que piensa ysiente, y esto no slo por medio de desconstrucciones simblicas.Desconstrucciones como stas, por otra parte, ya haban tenido antecedentesvariados en las culturas mundiales, basta pensar en los sistemas msticos y yogas,la teologa negativa, la irona romntica. La ciudadela se halla cercada tambinpor modificaciones materiales, como por ejemplo la alteracin de la mente conayuda de sustancias psicotrpicas (un procedimiento usado en diferentes culturaspor milenios, y en la psiquiatra por dcadas): el futuro previsible tambinpromete la induccin de ideas por medio de sustancias nootrpicas. Pero lairrupcin ms espectacular de lo mecnico en lo subjetivo se revela en las

    tecnologas genticas: stas introducen un amplio espectro de precondicionesfsicas de la persona dentro del campo de las manipulaciones artificiales, procesoque evoca la imagen popular, ms o menos fantstica, de un futuro previsible enque podran "hacerse hombres". En la elaboracin de tales fantasas, biologismosprimitivos compiten con teologismos y humanismos desvalidos, sin que seaposible detectar en los sostenedores de tales opiniones un rastro de mnimoconocimiento de las condiciones evolucionarias de la antropognesis4. Estainvasin del campo imaginario del "sujeto" o de la "persona" est rodeada detemores, a causa, posiblemente, de que incluso del lado del as llamado objeto, enla estructura material bsica de los seres vivos, representada por los genes, no sepuede encontrar ya nada material en el sentido de la vieja ontologa de la materia.

    Se encuentra ms bien la forma pura de la informacin informada e informante:los genes no son ms que "rdenes" para la sntesis de molculas proteicas.Queda claro que el sujeto personal tradicional no puede descubrir ya en estosprocesos nada de aquello a lo que estaba ontolgicamente acostumbrado; ni dellado del yo, tal como se lo sola presentar, ni del lado de la cosa, como se laconoca. Por ello parece al sujeto como si hubiera sonado la hora de la verdadanti-humanista: le parece como si todo ello representara la oposicin ms agudacontra el programa humanstico y olmpico, el programa de apropiarse delmundo y hacer de l el propio hogar del sujeto o espritu-persona, e integrar suexterioridad dentro de s mismo. Parece por el contrario ahora como si el yodebiera hundirse completamente en lo material y externo, perderse all.

    Pero naturalmente, esta visin espantosa es slo, tambin, una ilusin histrica, ycomo tal, el lado negativo de la falsa clasificacin metafsico-fundamental de losentes. El hombre, como poder reflexivo y constructivo, no se encuentra en unaposicin en la que pueda elegir entre ser-completamente-cabe-s y ser-

    4Un primer caso se presenta por ejemplo cuando Jrgen Habermas pretende rebelarse contra lo

    que l llama "esclavitud del gen"; el segundo, cuando Ernst Tugendhaft considera necesario decirque no hay "ningn gen para la moral"; y ambos casos, simultneamente, cuando RobertSpaemann, desde el punto de vista del personalismo catlico, intenta defender a la "dignidadhumana" en contra de la "antropotecnologa" entendida como tecnologa gnica.

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    completamente-fuera-de-s. La eleccin entre una aprehensin total del yo y unatotal prdida de ste le resulta tan imposible como la eleccin entre unaconcentracin [Sammlung =(re)coleccin] y una dispersin totales. Es ms bien,en todo caso, una posibilidad regional de apertura de claro [Lichtung], y unaposibilidad local de concentracin. El hombre es un punto relativamente intensode recoleccin-concentracin de poder y verdad, pero no un omni-colector: apartir de aqu se desarrollan los conceptos post-metafsicos de Logos y poesa,que bien podramos considerar como el ncleo ms rico en consecuencias delpensamiento de Heidegger, y que deja libre el paso para la doctrina deleuziana delas multiplicidades. Esta es la obra del pensador del "Seyn", lograda en su extensaguerra de guerrillas contra la ideologa hegeliana del espritu absoluto y suscopias humanistas. En la "Carta sobre el humanismo", Heidegger dice sobre esto:

    "El pensar no se sobrepone a la metafsica yendo ms alto que ella,

    trascendindola, superndola de un modo u otro; el pensar sesobrepone a la metafsica re-descendiendo en la cercana de lo mscercano... El descenso lleva a la pobreza de la ek-sistencia del homohumanus... Pensar la verdad del Ser, quiere decir al mismo tiempo:pensar la humanitas del homo humanus." 5

    El pasaje es notable, no slo porque desmiente a los que siguen denunciando enHeidegger un supuesto, nunca demostrado "antihumanismo". Es el punto departida para una aproximacin a la existencia humana entendida como una nobledebilidad y una fuerza potica local. Ser-ah [Dasein] es una pasin de lomonstruoso. La pobreza de la ek-sistencia no es ya la pobreza mundana del

    animal, sino la simple exposicin en lo monstruoso. Aqu nos encontramos conun Heidegger ms cercano a Agustn y a Pascal que a Hegel y a Husserl. Por otraparte, este estado de cosas puede ser expresado en un lenguaje nietzscheano sidecimos que el hombre es un vector de fuerza, o una concentracin, o unaposibilidad de composicin.

    La histeria anti-tecnolgica que se ha adueado de grandes partes del mundooccidental, es un producto de la descomposicin de la metafsica: se aferra afalsas clasificaciones de los entes de modo de resistir a procesos en que talesclasificaciones son conmovidas. Esta histeria es reaccionaria en el sentidoesencial de la palabra, ya que expresa el resentimiento de la bivalencia caduca

    contra una polivalencia que no puede comprender. Esto se aplica sobre todo a loshbitos de la crtica del poder, que siguen estando todava inconscientementemotivados por la metafsica. En el esquema metafsico, la divisin del ser ensujeto y objeto se ve reflejada en la diferencia entre amo y esclavo, as como enaquella que existe entre trabajador y materia prima. Dentro de esta disposicin,la crtica del poder slo puede ser articulada como resistencia de la partesuprimida objeto-esclavo-materia-prima, contra la parte sujeto-amo-trabajador.Pero con el ascenso al poder de la frase "hay informacin", o lo que es lo mismo"hay sistemas", esta oposicin deja de tener sentido y se convierte cada vez ms

    5A.a.O.S. 42,43. Ver. cast. cit., p107.

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    en un fantasma de conflicto. La histeria, de hecho, consiste en la bsqueda de unamo contra el que poder alzarse. No se puede descartar que el efecto 'amo' est enproceso de disolucin, y subsista ms que nada como el postulado del esclavo

    fijado en la rebelin, como izquierda historizada y humanismo de museo. Encontraste, un principio de ala izquierda con algn signo de vitalidad deberareinventarse constantemente por medio de la disidencia creativa, as como elpensamiento del homo humanus slo puede mantenerse en resistencia poticacontra los reflejos metafsicos de la humanolatra.

    Tal como hemos mostrado, pensar al homo humanus significa dar cuenta delnivel en que rige la ecuacin de ser-humano y claro. Tal como sabemos ahora, elclaro, empero, no puede pensarse pasando por alto su origen tecnognico. Elhombre no se encuentra en el claro con sus manos vacas, ni como un pastoralerta, inerme junto al rebao, como sugieren las metforas pastorales de

    Heidegger. Tiene piedras y las sucesoras de las piedras en sus manos. Cuanto mspoderoso se vuelve, tanto ms rpido abandona las herramientas con mangos ylas reemplaza por otras con teclas. En la edad de las segundas mquinas, la"accin" retrocede y es reemplazada por operaciones de las puntas de los dedos6.La incubadora para el hombre y la humanidad es producida por tecnologas dehardware, y su clima determinado por tecnologas de software.Nous sommes surun plan o il y a principalement la technique. Si 'hay' hombre es porque unatecnologa lo ha hecho evolucionar a partir de lo pre-humano. Ella es la verdaderaproductora de seres humanos, o el plano sobre el cual puede haberlos. De modoque los seres humanos no se encuentran con nada nuevo cuando se exponen a smismos a la subsiguiente creacin y manipulacin, y no hacen nada perverso si se

    cambian a s mismos autotecnolgicamente, siempre y cuando talesintervenciones y asistencia ocurran en un nivel lo suficientemente alto deconocimiento de la naturaleza biolgica y social del hombre, y se hagan efectivoscomo coproducciones autnticas, inteligentes y nuevas en trabajo con el potencialevolutivo.

    Karl Rahner formula estas nociones en un lenguaje cristiano, cuando subraya que"el hombre de la autopraxis de hoy" hace uso de una libertad de "auto-manipulacin categorial", lo cual tendra su origen, supuestamente, en laliberacin cristiana de la compulsin numinosa de la naturaleza. De acuerdo conla declaracin del jesuita Rahner, la obligacin y el deseo de manipularse a s

    mismo formaran parte del ethos del hombre responsable:

    "Debe querer ser el hombre operable, incluso si la dimensin y justomodo de tal auto-manipulacin resultan todava oscuros... Pero escierto: el futuro de la auto-manipulacin del hombre ya hacomenzado."7

    6 Este motivo sobre todo, hizo que Vilm Flusser entrara en la discusin.7 Karl Rahner: "Experiment Mensch. Theologisches ber die Selbstmanipulation des Menschen",en: Die Frage nach dem Menschen. Aufri einer philosophischen Anthropologie, Festschrift frMax Mller zum 60. Geburtstag, Freiburg/Mnchen 1966, S.53. ["El Experimento Hombre. Laautomanipulacin del hombre a la luz de la teologa", enLa pregunta por el hombre. Esbozo de

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    Se puede expresar lo mismo en el lenguaje de la antropologa histricaradicalizada, si se interpreta la condicin humana a la luz de su emergencia a

    partir de un desarrollo autoplstico suntuario. En esto la plasticidad sigue siendouna realidad fundamental y una tarea inevitable. Pero hay que tener cuidado deno mirar a travs de las lentes de clasificaciones metafsicas falsas a estas nuevasoperaciones antropoplsticas que se han hecho posibles recientemente, desde eltransplante de rganos a las terapias gnicas: bajo estos presupuestos metafsicostodo sera como si un amo subjetivo todava quisiera esclavizar a una materiaobjetiva, o incluso peor, desarrollarse y convertirse en un super-amo dandordenes sobre una materia aun ms profundamente subyugada. El esquema delsujeto-amo que ejerce poder sobre una materia servil posea una verosimilitudinnegable en la poca de la metafsica clsica, y su poltica y tecnologassimplemente bivalentes. Por esta poca tenda a ser cierto que el amo subjetivo,

    al usar tiles, esclavizara a los objetos y difcilmente reconocera sus propiasnaturalezas, sobre todo cuando stos eran humanos que podan, por su parte,tener tambin una pretencin a hacer valer para s la subjetividad o libertad delamo. De esto surge una imagen de la tcnica que sigue el modelo de lasherramientas simples y las mquinas clsicas: todas ellas son mediosesencialmente alotecnolgicos en la medida en que ejecutan reestructuracionesviolentas y contra-naturales de todo lo que encuentran, y en tanto que usanmateria para fines que son indiferentes o ajenos a la materia misma. En el viejoconcepto de materia est siempre prefigurado de antemano que tal materia se vaa usar de modo heteronmico por virtud de aptitudes mnimas, resistentes enltima instancia. Esta tecnologa obsoleta pone al mundo de las cosas en un

    estado de esclavitud ontolgica contra la que la inteligencia se rebel siempre,cada vez que tuvo ocasin de tomar partido por la otredad de cosas usadas yforzadas desde el exterior. De aqu surge la opcin "materialista" emancipadoraen la era del idealismo compulsivo. Slo en la esfera de las antiguas artesanas alo sumo, hay rastros de que la sabidura de los maestros artesanos resida en noforzar las cosas. De los maestros del pensamiento, debe haber sido Spinoza el quems lcidamente sealara cmo el empleo del potencial de las cosas por el poderdeba tener lugar sin furia ni fuerza: "Cuando digo, por ejemplo, que puedo hacercon esta mesa lo que quiero, resulta bastante evidente que no aspiro al derechode convertir a la mesa en una cosa que come pasto."8 En el espacioalotecnolgico, los casos ms extremos son siempre aquellos en que se da una

    lucha por acceso preferencial a medios de violacin y destruccin. La concienciade los extremos surge aqu del conocimiento de las luchas entre violadores yvctimas.

    En el estadio de la frase "hay informacin", la vieja imagen de la tecnologa comoheteronoma y la esclavizacin de materia y personas pierde toda verosimilitud.

    una antropologa filosfica, Homenaje a Max Mller en su 60 aniversario , Friburgo deBrisgovia/Munich, 1966, p 53. (T.)] Agradezco a Rafael Capurro por haberme hecho reparar eneste texto extraordinario.8 Spinoza, Tractatus Politicus, IV, 4.

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    Somos testigos de que tecnologas inteligentes producen la emergencia de unaforma de operatividad no-dominante, forma para la que sugerimos el nombre dehomeotecnologa. Por su propia naturaleza, la homeotecnologa no puede desear

    nada totalmente diferente de lo que "las cosas mismas" son o pueden llegar a serde propio acuerdo. Las "materias" se conciben ahora en concordancia con supropia resistencia, y se integran en operaciones que tienen en cuenta su mximaaptitud. As, dejan de ser lo que es tradicionalmente llamado "materia prima"[Rohstoff =materia basta]. Slo se puede encontrar materias primas all dondesujetos bastos los humanistas y otros egostas, digmoslo claramente lesaplican tecnologas bastas. La homeotecnologa, al tener que vrselas coninformacin realmente-existente, no hace ms que avanzar en el camino de la no-violacin de los entes; gana en inteligencia inteligentemente, creando as nuevosestados de inteligencia; toma en cuenta eficazmente las cualidades de los cuerpos.Debe apoyarse en estrategias co-inteligentes, co-informativas, incluso all donde

    se aplica egosta y regionalmente como ocurre con las tecnologasconvencionales. Se caracteriza ms por la cooperacin que por la dominacin,incluso en relaciones asimtricas. Importantes cientficos del presente expresanideas similares con la metfora de un "dilogo con la naturaleza". En lo querespecta a las ciencias humanas, ya Foucault ha sealado que nadie escapa nuncaa la compulsin y a la posibilidad de ser poderoso: de este modo, Foucault desatael nudo metafsico de la crtica del poder. Germina aqu un modo de pensar quees anticipado por las modernas filosofas del arte, particularmente por la de

    Adorno (aunque bajo ttulos tan engaosos como "La primaca del objeto"), y queahora espera ser continuado hasta su consumacin por la filosofa de la tcnica, ysobre todo por la teora social y sus divulgadores. Desarrollar tecnologas

    significar en el futuro: leer las partituras de las inteligencias encarnadas, ycontribuir a las interpretaciones subsiguientes de sus propias obras. Los estadiosms extremos de la homeotecnologa son la hora de la verdad de la co-inteligencia. Se revelar en ellos que el sujeto de la era bivalente, el antiguo amo,se ha convertido en fantasma. Antes de que esta revelacin sea comprendidamasivamente, poblaciones desinformadas sern llevadas por periodistas lascivosa debates caricaturescos que versarn sobre amenazas que no entienden9.

    La tcnica, ha dicho Heidegger, es una forma de develamiento. Extrae resultadosque, por s mismos, no habran podido salir a la luz de otra manera. La tecnologapodra ser considerada de este modo como una forma de acelerar la aparicin de

    resultados. Donde la tecnologa da forma al conflicto entre culturas y empresas,entonces surgen las rivalidades que hacen la historia. La historia marca el modoen que los seres humanos trabajan crecientemente con la anticipacin, y secolocan en situaciones en que ya no pueden seguir esperando que las cosasocurran por s solas. Hay, por lo tanto, una correspondencia caracterstica entrela tecnologa de la produccin y la empresa econmica por un lado, y por el otro,

    9Ya en 1993 advirti Dominique Lecourt sobre los pseudodebates sobre tecnologa gnica con la

    siguiente observacin: "No se plantea de manera suficientemente perspicaz la pregunta de si estosprocedimientos no podran ser usados en el sentido de una mayor libertad." Conversacin conRoger-Pol Droit, enLe Monde, 1 de junio de 1993.

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    entre etnotecnologa y guerra. Tanto para empresarios como para jefes militareses importante buscar el propio provecho en la lucha por resultados contracompetidores y enemigos. Estn condenados a intentar volverse inteligentes

    antes que los otros. De todos modos, slo llegan a ser ms inteligentes en ungrado que est por regla general en concordancia con el estado presente deegosmo ilustrado. No pueden escapar a la relacin entre sujeto basto y materiaprima.

    Entretanto, la homeotecnologa, la aceleracin de la inteligencia por excelencia,tambin es alcanzada por el problema del mal. Este ltimo, sin embargo, ya no sepresenta tanto bajo la forma de una voluntad de esclavizar a entes y sereshumanos, sino como el deseo de sacar ventajas sobre los otros en la competenciacognitiva10. No es un hecho casual que la alotecnologa clsica estuviera vinculadacon la desconfianza como forma de pensamiento, y con la racionalidad

    criptolgica, siendo la paranoia su consiguiente sedimento psicolgico. Enrealidad, la emergencia de una cultura post-paranoica de la razn se encuentra enla agenda evolucionaria de civilizaciones enormemente avanzadas desde unpunto de vista tecnolgico y comunicativo, pero la retrasa la poderosa inercia dela era bivalente, y su habitual violacin de los entes en su trato con ellos. Lasuposicin de que la sospecha seguir siendo el estado de nimo ms adecuado ala realidad en el futuro es confirmada principalmente por las acciones de losestrategas de los EE UU, quienes, en agosto de 1945, no se abstuvieron de usar elarma alotecnolgica ms extrema, la bomba atmica, directamente sobre sereshumanos. Al hacer esto, proporcionaron un argumento para la sospecha quedurar todava mucho tiempo de una alianza entre la tecnologa superior y los

    niveles de subjetividad ms bajos. Por causa de Hiroshima, hay razones paracreer que las tecnologas ms avanzadas no tienen lmites en su uso, razones paradesconfiar de los Oppenheimer y Truman de la gentica. Estos nombres propiosresumen el hecho de que durante toda una era, sujetos bastos y alotecnologashan congeniado recprocamente.11 El temor de esta constelacin de hechos dictatambin los discursos que profetizan que los genes jugarn el mismo papel comomateria prima en el "siglo biotecnolgico" que el que le cupo al carbn durante larevolucin industrial12. Estos dichos se originan en la suposicin de que lasrelaciones entre los seres humanos, as como la relacin entre humanos y cosas,ha de seguir en todo tiempo el modelo histrico de la dominacin bivalente, o elordenamiento subjetivo-primitivo de la materia alienada.

    10El estratega norteamericano Edward N. Luttwark considera que el trust mundial geo-ecumnicode los bloques econmicos dominantes se presenta como el desarrollo ms probable y peligrosodel siglo XXI.11 A estos nombres se suman otros como el de Yuri Ovtchinikov, vicepresidente de la Academia deCiencias sovitica, que convenci a Brezhnev de la utilidad de una produccin masiva de armas

    biolgicas. A diferencia de las armas nucleares, las armas biolgicas no han llegado a ser usadascontra seres humanos. No sera descabellado imaginar que estas ltimas sealen el ruinoso lmiteutilitario de la perversin alotecnolgica.12As argumenta Jeremy Rifkin en su libro homnimo [The Biotech Century: Harnessing theGene and Remaking the World, 1998, (T.)], en el que casualmente, aboga por una nueva culturarenacentista que sera posibilitada por medios biotecnolgicos.

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    La utilidad y adecuacin futura de tales miedos enraizados queda todava porprobar. De la complejidad de las cosas mismas surge la suposicin de que los

    hbitos alotecnolgicos no podrn ya hacerse un lugar en el reino de lahomeotecnologa. Las partituras genticas no cooperarn con los violadores, delmismo modo que los mercados abiertos no sucumben al capricho de los amos. Esposible incluso preguntarse si el pensamiento homeotecnolgico anticipado yapor trminos como el de ecologa y ciencias de la complejidad tiene o no elpotencial para desencadenar una tica de las relaciones desprovista de enemistady dominacin. Tal pensamiento trae consigo sin duda esta tendencia de un modovirtual, ya que por su propia naturaleza, ms que a una cosificacin de lo que esotro, apunta a un conocimiento de las condiciones internas de sus congneres.Mientras que en el mundo alotecnolgico, sujetos-amos podan todava controlara las materias primas, dentro del mundo homeotecnolgico se est volviendo

    gradualmente imposible para los amos bastos ejercer poder sobre los materialesms refinados. Asimismo, los contextos enormemente condensados del mundo-red no reciben ya favorablemente los in-puts del amo: aqu tan slo puedeexpandirse exitosamente aquello que convierte a otros innumerables enbeneficiarios de innovaciones. Si estos potenciales de civilizacin se establecieranpor s mismos, entonces la era homeotecnolgica se caracterizara por unareduccin del espacio de la errancia, mientras que crecera el espacio para lasatisfaccin y vnculos positivos. Las biotecnologas y las nootecnologas nutren,por su propia naturaleza, a un sujeto refinado, cooperativo, y con tendencia ajugar consigo mismo. Este sujeto se da forma a s mismo por medio de lainteraccin con textos complejos y contextos hipercomplejos. La dominacin ha

    de avanzar hacia su propio fin, pues es su propia condicin basta lo que la haceimposible. En el mundo-red condensado inter-inteligentemente, amos yvioladores casi no tienen ya posibilidades de xito, mientras que cooperadores,fomentadores y enriquecedores entran en conexiones cada vez ms numerosas yadecuadas. Luego de la abolicin de la esclavitud en el siglo XIX, es posibleesperar que los restos de dominacin sean abolidos en el siglo XXI o XXII, peronadie creera que esto pueda ocurrir sin intensos conflictos: no se puede excluir laposibilidad de que el amo en posicin reaccionaria una fuerzas una vez ms conresentimientos de masa para producir un nuevo tipo de fascismo. Pero el fracasode tales reacciones revolucionarias es tan predecible como su surgimiento.

    Dice Platn: "Todo lo que existe es bueno; el mal es simplemente la ausencia debien." En un mundo en el que la condensacin de contextos todava sigue sumarcha, no se puede descartar que esta lnea bsica de la ontologa platnica, amenudo ridiculizada por las mentes crticas, se haga realidad de un modosorprendentemente alterado y con un nuevo sentido. A menos que sigapredominando la doctrina adorniana de que el todo o el contexto es lo no-verdadero. Lo que habra que hacer en ltima instancia es transponer aquellosprincipios platnicos en los principios siguientes, atinentes a una ecologa de lainteligencia: lo que es predominantemente malo se elimina a s mismo; lo que espredominantemente bueno se expande y contina; lo que es predominantementeneutro crea suficiente redundancia como para asegurar la continuidad.

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    Lo que se opone a este esclarecido punto de vista es la advertencia previa de quela herencia de la bivalencia y de la paranoia estratgico-polemolgica arroja su

    larga sombra sobre lo que an est por venir. Los hbitos y la compulsin deviolacin por medio de la clasificacin de relaciones complejas han aumentado alo largo de siglos, y no se desvanecern de la noche a la maana; culturas en lasque dominan la sospecha y el resentimiento se muestran an florecientes entrminos regionales, incluso en lugares en que sus xitos son todava quimricos.Construcciones de identidad, siguiendo viejos o nuevos modelos egostas, juegansu parte en el bloqueo de los poderosos potenciales que podran ser liberados porel pensamiento de la polivalencia, las multiplicidades y la homeotecnologa.Mientras esto contine, la vulgaridad seguir ocupando ms espacios de los quepor derecho le corresponden. Ella hace todava que sujetos bastos luchen por elcontrol de las materias primas, por ms que ambos slo puedan existir ya en

    posiciones reactivas. Por ello, la reaccin constituye todava un poder mundial.Es necesario sealar que slo podr ser doblegada por la inteligencia creativa?

    Bajo tales premisas, no es ninguna coincidencia que la carrera actual por elgenoma y su explotacin econmica sea descripta como una guerra cognitiva. Enel caso ms extremo, no sera otra cosa, una vez ms, que el ejercicio de poder porparte de sujetos bastos sobre materias primas: un diferimiento de la errancia yun aferrarse a la falsa clasificacin de los entes. Se debera esperar que taleshbitos demuestren su fracaso en el futuro mediato. Como en todas las guerras, eluso estratgico, egosta, basto, de la inteligencia estimula la ocultacin delconocimiento. Provee nuevo alimento a la actitud recelosa. Pero contextos

    altamente condensados basados en la sospecha y el ocultamiento, tales como lasculturas tecnolgicas avanzadas, no pueden ser mantenidos en operacincontinua durante largo tiempo. Para la era metafsica, tenda a ser cierta laafirmacin pascaliana de que el hombre asciende interminablemente ms all delhombre: en esa poca, nada era tan intenso como el sentimiento de que elhombre no era todava aquello que poda ser y que la escala de su sublimacin notena techo. En el perodo post-metafsico, la imagen es ms bien la de que elhombre desciende [unterbietet]13 por debajo del hombre; hace esto con un aire delegitimacin, puesto que otros lo fuerzan a entrar en competencias para llegarms abajo que ellos. Hasta ahora slo una minora es consciente de que, con latecnologa post-clsica, as como con las artes autnticas, la mejor competencia

    ya ha comenzado.

    Cuando capitales e imperios arrebatan la informacin, el curso del mundo seconvierte crecientemente en una suerte de juicio de Dios en que inteligenciasantagonistas luchan entre s. No es la primera vez que los hombres se enfrentanal carcter decisivo del uso de su inteligencia. Una frase clave de la era bivalentedice:

    13El verbo utilizado, unterbieten, se aplica sobre todo a la rebaja de precios para aumentar ventas

    en un contexto de competencia de mercado. (T.)

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    "Yo invoco hoy por testigos al cielo y la tierra. Yo pongo delante de ti lavida y la muerte, la bendicin y la maldicin. Elige la vida para que

    vivas t y tu descendencia."14

    Cmo se puede repetir la eleccin de la vida en una poca en que la anttesisentre vida y muerte ha sido deconstruida? Cmo podra concebirse unabendicin que pudiera sobreponerse a la simplificada confrontacin demaldiciones y bendiciones? Cmo podra formularse una nueva alianza bajocondiciones de complejidad? Estas preguntas surgen del conocimiento de que elpensamiento moderno no engendra ninguna tica, en la medida en que, para l,su lgica y su ontologa siguen siendo oscuras.

    [Peter Sloterdijk es profesor de esttica y filosofa en la Hochschule frGestaltung, Karlsruhe, Alemania. Esta conferencia que tuvo lugar el 19 de mayode 2000, en el Centro de Estudios Europeos (CES) de la Universidad de Harvard,

    EE UU. El texto alemn original se puede obtener en la red en elGoetheInstitut Boston. Traduccin: Fernando La Valle.]

    14Deuteronomio, 30, 19; La Santa Biblia, Ediciones Paulinas, Madrid, 1985. [El original cita la

    versin alemana de la Nueva Biblia de Jerusalem. (T.)]