El Hombre mas Rico de Babilonia.pdf

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  • EL HOMBREMAS RICODE BABILONIA

    George S. Clason

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    ndice

    Prefacio ...................................................................................................................... ................ 51. El hombre que deseaba oro.................................................................................................. ..62. El hombre ms rico de Babilonia......................................................................................... 103. Las siete maneras de llenar una bolsa vaca.........................................................................174. La diosa de la fortuna ..................................................................................................... .....285. Las cinco leyes del oro.................................................................................................... ......366. El prestamista de oro de Babilonia......................................................................................447. Las murallas de Babilonia.................................................................................................. .. 528. El tratante de camellos de Babilonia................................................................................... 559. Las tablillas de barro de Babilonia ...................................................................................... 6210. El babilonio ms favorecido por la suerte ..........................................................................7111. Un resumen histrico de Babilonia................................................................................... .82

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    Este libro trata del xito personal que procede de nuestro esfuerzo y de nuestro buen hacer. Unabuena preparacin es la clave del xito, pues nuestros actos no pueden ser mejores que nuestrospensamientos. Una serie de reglas tan antiguas como el mundo contienen el secreto del xito y de laprosperidad. En este libro, que se lee como una novela, aprender estos secretos.Con un lenguaje sencillo y ameno, El hombre ms rico de Babilonia ofrece un plan financiero que lecolocar en el camino de la riqueza. Aprender a ganar el dinero que necesita, a conservarlo y ahacerlo fructificar.

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    Ante usted se extiende el futuro como un camino que lleva muy lejos. A lo largo del camino seencuentran las ambiciones que usted desea realizar y los deseos que usted quiere satisfacer.Para realizar sus ambiciones y sus deseos, tiene que triunfar en el terreno financiero. Para ello,aplique los principios fundamentales claramente enunciados en las pginas de este libro. Deje queestos principios lo lleven ms all de las dificultades que trae la pobreza y que le ofrezcan la vida felizy plena que da una bolsa bien provista.Estos principios son universales e inmutables como la ley de la gravedad. Le podrn mostrar, comoya lo han hecho a tantos otros antes que a usted, la manera de engrosar su bolsa, de aumentar sucuenta bancaria y de asegurarse un notable xito econmico.El dinero abundar para los que comprendan las simples reglas de la adquisicin de bienes:

    1. Comience a llenar su bolsa.2. Controle sus gastos.3. Haga dar frutos a su dinero.4. Impida que sus tesoros se pierdan.5. Haga que su propiedad sea una inversin rentable.6. Asegrese ingresos para el futuro.7. Aumente su habilidad en la adquisicin de bienes.

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    PrefacioNuestra prosperidad como nacin depende de la prosperidad financiera de cada uno de nosotroscomo individuos.Este libro trata del xito personal de cada uno. El xito significa realizaciones como resultado denuestros propios esfuerzos y habilidades. Una buena preparacin es la clave del xito. Nuestrasacciones no pueden ser ms sabias que nuestros pensamientos. Nuestros actos y nuestra manera depensar no puede ser ms sabios que nuestra comprensin.Este libro de remedios para los bolsillos vacos ha sido calificado como una gua de comprensinfinanciera. Su objetivo es ofrecer a los que ambicionan xito econmico una visin que los ayude aconseguir dinero, a conservarlo y a hacer que d frutos.En las pginas siguientes vamos a regresar a la antigua Babilonia, cuna de las reglas bsicas de laeconoma que son reconocidas an hoy en da y aplicadas en todo el mundo.El autor desea que este libro sirva de inspiracin para sus nuevos lectores, como lo ha sido paratantos otros en todo el pas, a fin de que su cuenta bancaria se engrosara constantemente, de queaumenten sus xitos econmicos y de que descubran la solucin a sus problemas financieros.El autor aprovecha la ocasin para expresar su gratitud a los administradores que han compartidogenerosamente estos relatos con sus amigos, parientes, empleados y asociados. Ningn apoyo habrasido ms convincente que el de los hombres prcticos que han apreciado estas enseanzas y hantriunfado utilizando las reglas que propone este libro.Babilonia lleg a ser la ciudad ms rica del mundo en la antigedad porque sus ciudadanos fueron elpueblo mas rico de su tiempo. Apreciaban el valor del dinero. Aplicaron slidas reglas bsicas paraobtenerlo, conservarlo y hacerle dar fruto. Consiguieron lo que todos deseamos: ingresos para elfuturo.Dinero es el criterio universal por el que se mide el xito en nuestra sociedad.El dinero da la posibilidad de gozar de las mejores cosas de la existencia.El dinero abunda para quien conoce los medios de obtenerlo.Hoy en da el dinero est sometido a las mismas leyes que lo regan hace seis mil aos, cuando loshombres prsperos se paseaban por las calles de Babilonia.

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    1. El hombre que deseaba oroBansir, el fabricante de carros de la ciudad de Babilonia, se senta muy desanimado. Sentado en elmuro que rodeaba su propiedad, contemplaba tristemente su modesta casa y su taller, en el quehaba un carro sin acabar.Su mujer sala a menudo a la puerta. Lanzaba una mirada furtiva en su direccin, recordndole queya casi no les quedaba comida y que tendra que estar acabando el carro, es decir, clavando, tallando,puliendo y pintando, extendiendo el cuero sobre las ruedas; preparndolo de este modo para serentregado y que fuera pagado por el rico cliente.Sin embargo, su cuerpo grande y musculoso permaneca inmvil, apoyado en la pared. Su mentelenta daba vueltas a un asunto al que no encontraba solucin alguna. El clido sol tropical, tan tpicodel valle del ufrates, caa sobre l sin piedad. Gotas de sudor perlaban su frente y se deslizabanhasta su pecho velludo.Su casa estaba dominada, en la parte trasera, por los muros que rodeaban las terrazas del palacioreal. Muy cerca de all, la torre pintada del Templo de Bel se recortaba contra el azul del cielo. A lasombra de una majestad tal se dibujaba su modesta casa, y muchas otras tambin, mucho menoslimpias y cuidadas que la suya.As era Babilonia: una mezcla de suntuosidad y simplicidad, de cegadora riqueza y de terriblepobreza sin orden alguno en el interior de las murallas de la ciudad.Si se hubiera molestado en darse la vuelta, Bansir habra visto cmo los ruidosos carros de los ricosempujaban y hacan tambalearse tanto a los comerciantes que llevaban sandalias como a losmendigos descalzos. Incluso los ricos estaban obligados a meter los pies en los desages para dejarpaso a las largas filas de esclavos y de portadores de agua al servicio del rey. Cada esclavo llevaba unapesada piel de cabra llena de agua que verta en los jardines colgantes.Bansir estaba demasiado absorto en su propio problema para or o prestar atencin al ajetreoconfuso de la rica ciudad. Fue el sonido familiar de una lira lo que le sac de su ensoacin. Se dio lavuelta y vio el rostro expresivo y sonriente de su mejor amigo, Kobi el msico.-Que los dioses te bendigan con gran generosidad, mi buen amigo -dijo Kobi a modo de saludo-. Perome parece que son tan generosos que ya no tienes ninguna necesidad de trabajar. Me alegro de quetengas esa suerte. Es ms, me gustara compartirla contigo. Te ruego que me hagas el favor de sacardos shekeles de tu bolsa, que debe estar bien llena, puesto que no ests trabajando en tu taller, y melos prestes hasta despus del festn de los nobles de esta noche. No los perders, te sern devueltos.-Si tuviera dos shekeles -respondi tristemente Bansir-, no podra prestrselos a nadie, ni a ti, mimejor amigo, porque seran toda mi fortuna. Nadie presta toda su fortuna ni a su mejor amigo.-Qu? -exclam Kobi sorprendido- No tienes ni un shekel en tu bolsa y permaneces sentado en elmuro como una estatua? Por qu no acabas ese carro? Cmo sacias tu hambre? No te reconozco,amigo mo. Dnde est tu energa desbordante? Te aflige alguna cosa? Te han causado los diosesalgn problema?-Debe de ser un suplicio que me han enviado los dioses -coment Bansir-. Comenz con un sueo,un sueo que no tena sentido, en el que yo crea que era un hombre afortunado. De mi cinturacolgaba una bolsa repleta de pesadas monedas. Tena shekeles que tiraba despreocupadamente a los

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    mendigos, monedas de oro con las que compraba tiles para mi mujer y todo lo que deseaba param; incluso tena monedas de oro que me permitan mirar confiadamente el futuro y gastar conlibertad. Me invada un maravilloso sentimiento de satisfaccin. Si me hubieras visto no habrasconocido en m al esforzado trabajador, ni en mi esposa a la mujer arrugada, habras encontrado ensu lugar una mujer con el rostro pletrico de felicidad que sonrea como al comienzo de nuestromatrimonio.-Un bello sueo en efecto -coment Kobi-, pero por qu sentimientos tan placenteros te haban deconvertir en una estatua colocada sobre el muro?-Por qu? Porque en el momento que me he despertado y he recordado hasta qu punto mi bolsa seencontraba vaca, me ha invadido un sentimiento de rebelda. -Hablemos de ello. Como dicen losmarinos, los dos remamos en la misma barca. De jvenes fuimos a visitar a los sacerdotes paraaprender su sabidura. Cuando nos hicimos hombres, compartimos los mismos placeres. En la edadadulta, siempre hemos sido buenos amigos. Estbamos satisfechos de nuestra suerte. ramos felicesde trabajar largas horas y de gastar libremente nuestro salario. Ganamos mucho dinero durante losaos pasados, pero los goces de la riqueza slo los hemos podido experimentar en sueos. Somosacaso estpidos borregos? Vivimos en la ciudad ms rica del mundo. Los viajeros dicen que ningunaotra ciudad la iguala. Ante nosotros se extiende esta riqueza, pero no poseemos nada de ella. Trashaber pasado la mitad de tu vida trabajando arduamente, t, mi mejor amigo, tienes la bolsa vaca yme preguntas: Me puedes prestar una suma tan insignificante como dos shekeles hasta despus delfestn de los nobles de esta noche? Y qu es lo que yo te respondo? Digo que aqu tienes mi bolsa, yque comparto contigo su contenido? No, admito que mi bolsa est tan vaca como la tuya. Qu es loque no funciona? Por qu no podemos conseguir ms plata y ms oro, ms de lo necesario parapoder comer y vestirse?Consideremos a nuestros hijos. No estn siguiendo el mismo camino de sus padres? Tambin elloscon sus familias, y sus hijos con las suyas, tendrn que vivir entre los acaparadores de oro y setendrn que contentar con beber la consabida leche de cabra y alimentarse de caldo claro?-Durante todos estos aos que hemos sido amigos, nunca habas hablado as, -replic Kobi intrigado.-Durante todos estos aos, jams haba pensado as. Desde el alba hasta que me haca parar laoscuridad he trabajado haciendo los ms bellos carros que pueda fabricar un hombre, sin casiatreverme apenas a esperar que un da los dioses reconoceran mis buenas obras y me daran unagran prosperidad, lo que jams han hecho. Al fin me doy cuenta de que nunca lo harn. Por eso estoytriste. Deseo ser rico. Quiero poseer tierras y ganado, lucir bellas ropas y llenar mi bolsa de dinero.Estoy dispuesto a trabajar para ello con todas mis fuerzas, con toda la habilidad de mis manos, contoda la destreza de mi cabeza, pero deseo que mis esfuerzos sean recompensados. Qu nos ocurre?Te lo vuelvo a preguntar. Por qu no tenemos una parte justa de todas las cosas buenas, tanabundantes, que pueden conseguir los que poseen el oro?-Ay si conociera la respuesta! -respondi Kobi-. Yo no estoy ms satisfecho que t. Todo el dineroque gano .con mi lira se gasta rpidamente. A menudo he de planificar y calcular para que mi familiano pase hambre. Yo tambin tengo en mi fuero interno el deseo de tener una lira suficientementegrande para. hacer resonar la grandiosa msica que me viene a la mente. Con un instrumento aspodra producir una msica tan suave que ni el mismo rey habra odo nunca nada parecido.-T deberas tener una lira as. Nadie en la ciudad de Babilonia podra hacerla sonar mejor que t,hacerla cantar tan melodiosamente que, no slo el rey, sino los mismos dioses quedaranmaravillados. Pero, como podras conseguirla si t y yo somos tan pobres como los esclavos del rey?Escucha la campana! Ya vienen! -seal una larga columna de hombres medio desnudos, los

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    portadores de agua que venan del ro, sudando y sufriendo por una estrecha calle. Caminaban encolumna de a cinco encorvados bajo la pesada piel de cabra llena de agua.-El hombre que los gua es hermoso -Kobi indic al hombre que tocaba la campana y andaba alfrente de todos,- sin carga-. En su pas es fcil encontrar a hombres hermosos.-Hay varios rostros bellos en la fila -dijo Bansir-, tanto como los nuestros. Hombres altos y rubiosdel norte, hombres negros y risueos del sur y pequeos y morenos de los pases vecinos. Todoscaminan juntos del ro a los jardines y de los jardines al ro, cada da de cada ao. No pueden esperarninguna felicidad. Duermen sobre lechos de paja y comen gachas. Me dan pena esos pobresanimales, Kobi!-A m tambin me dan pena. Pero me hacen recordar que nosotros no estamos mucho mejor queellos, aunque nos llamemos libres. --Es cierto, Kobi, pero no me gusta pensar en eso. No queremos seguir viviendo como esclavos aotras ao. Trabajar, trabajar, trabajar...Y no llegar a nada!-No deberamos intentar averiguar cmo los otros consiguieron su oro y hacer como ellos? preguntKobi.-Tal vez haya un secreto que podemos aprender simplemente si encontramos a los que lo conocen, -respondi Bansir pensativo.-Hoy mismo -aadi Kobi- me he cruzado con nuestro viejo amigo Arkad, que se paseaba en su carrodorado. Te dir que ni me ha mirado; una cosa que algunos de los de su clase creen tener derecho ahacer. En vez de eso ha hecho una seal con la mano para que los espectadores pudieran verlesaludar y conceder el favor de una sonrisa amable a Kobi el msico.-S, dicen que es el hombrems rico de toda Babilonia -dijo Bansir.-Tan rico, dicen, que el rey recurre a su oro para asuntos del tesoro -contest Kobi.-Tan rico -coment Bansir- que si me lo encontrara de noche estara tentado de vaciarle la bolsa.-Eso es absurdo! -replic Kobi-. La fortuna de un hombre no est en la bolsa que lleva consigo. Unabolsa bien repleta se vaca con rapidez si no hay una fuente de oro para alimentarla. Arkad tieneunos ingresos que mantienen su bolsa llena, gaste como gaste su dinero.-Los ingresos, eso es lo importante! -dijo Bansir-. Deseo una renta que contine alimentando mibolsa, tanto si me quedo sentado en el muro de mi casa como si viajo a lejanos pases. Arkad debe desaber cmo un hombre puede asegurarse una renta. Crees que ser capaz de explicrselo a alguiencon una mente tan torpe cmo la ma?-Creo que ense su saber a su hijo Nomasir -respondi Kobi-. Este fue a Nnive y, segn dicen en laposada, se convirti, sin la ayuda de su padre, en uno de los hombres ms ricos de la ciudad.-Kobi, lo que acabas de decir ha hecho nacer en m una luminosa idea -un nuevo brillo apareci enlos ojo de Bansir-. Nada cuesta pedir un sabio consejo a un buen amigo, y Arkad siempre ha sido unamigo. No importa que nuestras bolsas estn tan vacas como el nido de halcn del ao anterior. Nonos detengamos por eso. No nos inquietemos por no poseer oro en medio de la abundancia.Deseamos ser ricos. Ven! Vayamos a ver a Arkad y preguntmosle cmo podramos conseguirganancias por nosotros mismos.

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    -Hablas posedo por una autntica inspiracin, Bansir. Traes a mi mente una nueva visin de lascosas. Me haces tomar conciencia de la razn por la que nunca hemos tenido nuestra parte deriqueza. Nunca la hemos buscado activamente. T has trabajado con paciencia para construir loscarros ms slidos de Babilonia. Has concentrado en ello todos tus esfuerzos y lo has conseguido. Yome he esforzado en convertirme en un hbil msico, y lo he logrado.En lo que nos hemos propuesto triunfar, hemos triunfado. Los dioses estaban contentos de dejarnoscontinuar as. Ahora, por fin vemos una luz tan brillante como el amanecer. Nos ordena queaprendamos ms para hacernos ms prsperos. Encontraremos, con un nuevo entendimiento,maneras honorables de cumplir nuestros deseos.-Vayamos hoy a ver a Arkad dijo Bansir-. Pidamos a los amigos de nuestra infancia que tampoco hantriunfado que se unan a nosotros y que compartan con nosotros esa sabidura.-Eres en verdad un amigo considerado, Bansir. Por eso tienes tantas amistades. Haremos comodices. Vayamos hoy a buscarlos y llevmoslos con nosotros.

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    2. El hombre ms rico de BabiloniaEn la antigua Babilonia viva un hombre muy rico que se llamaba Arkad. Su inmensa fortuna lo hacaadmirado en todo el mundo. Tambin era conocido por su prodigalidad. Daba generosamente a lospobres. Era esplndido con su familia. Gastaba mucho en s mismo. Pero su fortuna se acrecentabacada ao ms de lo que poda gastar.Un da, unos amigos de la infancia lo fueron a ver y le dijeron:-T, Arkad, eres ms afortunado que nosotros. Te has convertido en el hombre ms rico de Babiloniamientras que nosotros todava luchamos por subsistir. T puedes llevar las ms bellas ropas yregalarte con los ms raros manjares, mientras que nosotros nos hemos de conformar con vestir anuestras familias de manera apenas decente y alimentarlas tan bien como podemos.Sin embargo, en un tiempo fuimos iguales. Estudiamos con el mismo maestro. Jugamos a. losmismos juegos. No nos superabas en los juegos ni en los estudios. Y durante esos aos no fuistemejor ciudadano que nosotros.Y por lo que podemos juzgar, no has trabajado ms duro ni ms arduamente que nosotros. Por quentonces te elige a ti la suerte caprichosa para que goces de todas las cosas buenas de la vida y anosotros, que tenemos los mismos mritos, nos ignora?-Si no habis conseguido con qu vivir de manera sencilla desde los aos de nuestra juventud -losreprendi Arkad-, es que habis olvidado aprender las reglas que permiten acceder a la riqueza, otambin puede ser que no las hayis observado.La Fortuna Caprichosa es una diosa malvada que no favorece siempre a las mismas personas. A1contrario, lleva a la ruina a casi todos los hombres sobre los que ha hecho llover oro sin que hicieranesfuerzo alguno. Hace actuar de manera desordenada a los derrochadores irreflexivos que gastantodo lo que ganan, dejndoles tan slo apetitos y deseos tan grandes que no puedan saciarlos. Encambio, otros de a los que favorece se vuelven avaros y atesoran sus bienes por miedo a gastar losque tienen, pues saben que no son capaces de reponerlos. Adems, siempre temen ser asaltados porlos ladrones y se condenan a vivir una vida vaca, solos y miserables. Probablemente existen otrosque pueden usar el oro que han ganado sin esfuerzo, hacerlo rendir y continuar siendo hombresfelices y ciudadanos satisfechos. Sin embargo, son poco numerosos. Slo los conozco de odas.Pensad en los hombres que repentinamente-han heredado fortunas y decidme si esto que os digo noes cierto.Sus amigos pensaron que estas palabras eran verdicas, pues saban de hombres que habanheredado fortunas. Le pidieron que les explicara cmo se haba convertido en un hombre tanprspero.-En mi juventud --continu-, mir a mi alrededor y v todas las buenas cosas que me podan darfelicidad y satisfaccin, y me di cuenta de que la riqueza aumentaba el poder de esos bienes.La riqueza es un poder, la riqueza hace posible muchas cosas.Permite amueblar una casa con los ms bellos muebles.Permite navegar por mares lejanos.

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    Permite degustar finos manjares de lejanos pases.Permite comprar los adornos del orfebre y del joyero.Permite, incluso, construir grandiosos templos para los dioses.Permite todas esas cosas y an muchas otras que procuran placer a los sentidos y satisfaccin alalma.Cuando comprend todo eso, me promet que yo tendra mi parte de las cosas buenas de la vida. Queno sera uno de esos que se mantienen al margen, mirando con envidia cmo los otros gozan de sufortuna. No me conformara con ropas menos caras que slo seran respetables. No me contentaracon la vida de un pobre hombre. Al contrario, estara invitado al banquete de las buenas cosas.Siendo, como ya sabis, el hijo de un humilde comerciante, y miembro de una familia numerosa, notena ninguna esperanza de heredar, y no estaba especialmente dotado de fuerza o de sabidura,como habis dicho con tanta franqueza; as que decid que si quera obtener lo que deseabanecesitara dedicar tiempo y estudio.En cuanto al tiempo, todos los hombres lo tienen en abundancia. Vosotros habis dejado pasar eltiempo necesario para enriquecerse.Y sin embargo admits que no tenis otros bienes que mostrar que vuestras buenas familias, de lasque tenis razn de estar orgullosos.En lo que concierne al estudio, No nos ense nuestro sabio profesor que posee dos niveles? Lascosas que ya hemos aprendido y que ya sabemos; y la formacin que nos muestra cmo descubrir lasque no sabemos.As decid buscar qu haba que hacer para acumular riquezas, y cuando lo encontr, me cre en laobligacin de hacerlo y de hacerlo bien. Pues acaso no es sabio el querer aprovechar la vidamientras nos ilumina el sol, ya que la desgracia pronto se abatir sobre nosotros en el momento quepartamos hacia la negrura del mundo de los espritus?Encontr un puesto de escriba en la sala de archivos, en la que durante largas horas todos los das,trabajaba sobre las tablillas de barro, semana tras semana, mes tras mes; sin embargo, nada mequedaba de lo que ganaba. La comida, el vestido, lo que corresponda a los dioses y otras cosas de lasque ya no me acuerdo, absorban todos mis beneficios. Pero todava estaba decidido.Y un da, Algamish el prestamista vino a la casa del seor de la ciudad y encarg una copia de lanovena ley; me dijo: La tengo que tener en mi poder dentro de dos das; si el trabajo est hecho atiempo te dar dos monedas de cobreAs que trabaj duro, pero la ley era larga y cuando Algamish volvi, no haba terminado el trabajo.Estaba enfadado, si hubiera sido su esclavo me habra pegado. Pero como saba que mi amo no lohabra permitido, yo no tuve miedo y le pregunt: Algamish, sois un hombre rico. Decidme cmopuedo hacerme rico y trabajar toda la noche escribiendo en las tablillas para que cuando el sol selevante la ley est ya grabada.l me sonri y respondi: eres un joven astuto, acepto el trato.

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    Pas toda la noche escribiendo, aunque me dola la espalda y el mal olor de la lmpara me daba dolorde cabeza, hasta que casi ya no poda ni ver. Pero cuando l regres al amanecer, las tablillas estabanterminadas.Ahora, dije, cumple tu promesa.T has hecho tu parte del trato, hijo mo, -me dijo bondadosamente, y yo estoy dispuesto acumplir la ma. te dir lo que deseas saber porque me vuelvo viejo y a las lenguas viejas les gustahablar, y cuando un joven se dirige a un viejo para recibir un consejo, bebe de la fuente de lasabidura que da la experiencia. Demasiadas veces, los jvenes creen que los viejos slo conocen lasabidura de los tiempos pasados y de ese modo no sacan provecho de ella. Pero recuerda esto: el solque brilla ahora es el mismo que brillaba cuando naci tu padre y el mismo que brillar cuandomuera el ltimo de tus nietos.Las ideas de los jvenes, continu, son luces resplandecientes que brillan como meteoros queiluminan el cielo; pero la sabidura del anciano es como las estrellas filas que lucen siempre de lamismamanera, de modo que los marinos puedan confiar en ellas.Retn bien estas palabras si quieres captar la verdad de lo que te voy a decir y no pensar que hastrabajado en vano durante toda la noche.Entonces, bajo las pobladas cejas, sus ojos me miraron fijamente y dijo en voz baja pero firme:Encontr el camino de la riqueza cuando decid que una parte de todo lo que ganaba me tena quepertenecer. Lo mismo ser verdad para ti.Despus continu mirndome y su mirada me atraves; giro no aadi nada ms. Eso es todo?,pregunt.Fue suficiente para convertir en prestamista de oro a un pastor!, respondi.Pero puedo conservar todo lo que gano, no? dije.En absoluto, respondi. No pagas al zapatero? No pagas al sastre? No pagas por la comida?Puedes vivir en Babilonia sin gastar? Qu te queda de todo lo que ganaste durante el ao pasado?Idiota! Pagas a todo el mundo menos a ti. Trabajas para los otros. Lo mismo dara que fueras unesclavo y trabajaras para tu dueo, que te dara lo que necesitas para comer y vestir.Si guardaras la dcima parte de lo que ganas en un ao, cunto tendras en diez aos?Mis conocimientos de clculo me permitieron responder: tanto como gano en un ao.El replic: lo que dices es una verdad a medias. Cada moneda de oro que ahorras es una esclavo quetrabaja para ti. Cada una de las pequeas monedas que te proporcionar sta, engendrar otras quetambin trabajarn para ti. Si te quieres hacer rico, tus ahorros te deben rendir y estos rendimientosrendirte a su vez! Todo esto te ayudar a conseguir la abundancia de que ests vidoCrees que te pago mal por la larga noche de trabajo, continu, pero en verdad te pago mil veces;slo hace falta que captes la verdad de lo que te he presentado.Una parte de lo que t ganas es tuyo y lo puedes conservar. No debe ser menos de una dcima parte,sea cual sea la cantidad que t ganes. Puede ser mucho ms cuando te lo puedas permitir. Primeropgate a ti. No compres al zapatero o al sastre ms de lo que puedas pagar con lo que te quede, demodo que tengas suficiente para la alimentacin, la caridad y la devocin a los dioses.

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    La riqueza, como el rbol, nace de una semilla. La primera moneda que ahorres ser la semilla quehar crecer el rbol de tu riqueza. Cuanto antes plantes tu semilla, antes crecer el rbol. Cuanto msfielmente riegues y abones tu rbol, antes te refrescars, satisfecho, bajo su sombra.Habiendo dicho esto, cogi sus tablillas y se fue.Pens mucho en lo que me haba dicho y me pareci razonable. As que decid que lo intentara. Cadavez que me pagaban, tomaba una moneda de cobre de cada diez y la guardaba. Y por extrao queparezca, no me faltaba ms dinero que antes. Tras habituarme, casi ni me daba cuenta, pero amenudo estaba tentado de gastar mi tesoro, que empezaba a crecer, para comprar algunas de lasbuenas cosas que mostraban los mercaderes, cosas tradas por los camellos y los barcos del pas de lofenicios. Pero me retena prudentemente.Doce meses despus de la visita de Algamish, este volvi y me dijo: Hijo mo, te has pagado con ladcima parte de lo que has ganado este ao?Yo respond orgulloso: S, maestroBien, respondi contento, qu has hecho con ella?Se la he dado a Azmur el fabricante de ladrillos. Me ha dicho que viajara por mares lejanos y quecomprara joyas raras a los fenicios en Tiro, para luego venderlas aqu a elevados precios, y quecompartiramos las gananciasSe aprende a golpes, gru, cmo has podido confiar en un fabricante de ladrillos sobre unacuestin de joyas? Iras a ver al panadero por un asunto de las estrellas? Seguro que no, si pensarasun poco iras a ver a un astrnomo. Has perdido tus ahorros, mi joven amigo; has cortado tu rbol dela riqueza de raz. Pero planta otro. Y la prxima vez, si quieres un consejo sobre joyas, ve a ver a unjoyero. Si quieres saber la verdad sobre los corderos, ve a ver al pastor. Los consejos son una cosaque se da gratuitamente, pero toma tan slo los buenos. Quien pide consejo sobre sus ahorros aalguien que no es entendido en la materia habr de pagar con sus economas el precio de la falsedadde los consejos. Tras decir esto, se fue.Y pas como l haba predicho, pues los fenicios resultaron ser unos canallas, y haban vendido aAzmur trozos de vidrio sin valor que parecan piedras preciosas. Pero, como me haba indicadoAlgamish, volv a ahorrar una moneda de cobre de cada diez que ganaba ya que me habaacostumbrado y no me era difcil.Doce meses ms tarde, Algamish volvi a la sala de los escribas y se dirigi a m. Qu progresos hasrealizado desde la ltima vez que te v?.Me he pagado regularmente, repliqu, y he confiado mis ahorros a Ager, el fabricante de escudos,para que compre bronce, y cada cuatro meses me paga los intereses.Muy bien. Y qu haces con esos intereses?Me doy un gran festn con miel, buen vino y pastel de especias. Tambin me he comprado unatnica escarlata. Y algn da me comprar un asno joven para poderme pasear.Al or eso, Algamish ri: Te comes los beneficios de tus ahorros. As, cmo quieres que trabajenpara ti? Cmo pueden producir a su vez ms beneficios que trabajen para ti? Procrate primero unejrcito de esclavos de oro, y despus podrs gozar de los banquetes sin preocuparte.

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    Tras esto, no lo volv a ver en dos aos. Cuando regres, su rostro estaba cubierto de arrugas y tenalos ojos hundidos, ya que se estaba haciendo viejo. Me dijo: Arkad, ya eres rico, tal como soabas?Y yo respond: No, todava no poseo todo lo que deseo, slo una parte, pero obtengo beneficios quese estn multiplicando.Y todava pides consejo a los fabricantes de ladrillos?Respecto a la manera de fabricar ladrillos, dan buenos consejos, repliqu.Arkad, continu, has aprendido bien la leccin. Primero aprendiste a vivir con menos de lo queganabas, despus, aprendiste a pedir consejo a hombres que fueran competentes gracias a laexperiencia adquirida y que quisieran compartir sta, y finalmente has aprendido a hacer que tudinero trabaje para ti.Has aprendido por ti solo la manera de conseguir dinero, de conservarlo y de usarlo. De modo queeres competente y ests preparado para asumir un puesto de responsabilidad. Yo me hago viejo, mishijos slo piensan en gastar y nunca en ganar. Mis negocios son muy grandes y tengo miedo de nopoderme encargar de ellos. Si quieres ir a Nipur a encargarte de mis tierras de all, te har mi socio ycompartiremos los beneficios.As que fui a Nipur y me encargu de los negocios importantes, y como estaba lleno de ambicin yhaba aprendido las tres reglas de gestin de la riqueza pude aumentar grandemente el valor de susbienes. De modo que cuando el espritu de Algamish se fue al mundo de las tinieblas, tuve derecho auna parte de sus propiedades, como l haba convenido conforme a la ley.As habl Arkad, y cuando hubo acabado de contar su historia, uno de los amigos habl.-Tuviste una gran suerte de que Algamish te hiciera su heredero.-Solamente tuve la gran suerte de querer prosperar antes de encontrarlo. Acaso no prob durantecuatro aos mi determinacin al guardar una dcima parte de lo que ganaba? Diras que tienesuerte el pescador que pasa largos aos estudiando el comportamiento de los peces y consigueatraparlos gracias a un cambio del viento, tirando sus redes justo en el momento preciso? Laoportunidad es una diosa arrogante que no pierde el tiempo con los que no estn preparados.-Hiciste prueba de mucha voluntad cuando continuaste despus de haber perdido los ahorros de tuprimer ao. Fuiste extraordinario! -exclam otro.-Voluntad! -replic Arkad-. Qu absurdo! Creis que la voluntad da al hombre la fuerza paralevantar un fardo que no puede transportar un camello o que no que no puede tirar un buey? Lavoluntad no es ms que la determinacin inflexible de llevar a cabo lo que se ha impuesto.Cuando yo me impongo un trabajo, por pequeo que sea, lo acabo. De otro modo, cmo podraconfiar en m mismo para realizar trabajos importantes? Si me propongo que durante cien das, cadavez que pase por el puente que lleva a la ciudad coger una piedra y la tirar al ro, lo har. Si elsptimo da pas sin acordarme, no me digo que pasar el da siguiente, tirar dos piedras, y serigual. En vez de eso dar la vuelta y tirar la piedra al ro. El vigsimo da no me dir que todo esto esintil, ni me preguntar de qu sirve tirar piedras al ro cada da: podras tirar un puado de piedrasy habras acabado todo. No, no dir eso ni lo har, cuando me impongo un trabajo lo hago, de modoque procuro no comenzar trabajos difciles o imposibles porqueme gusta tener tiempo libre.Entonces, otro de los amigos elev la voz.

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    -Si lo que dices es cierto, y si, como t has dicho, es razonable, entonces todos los hombres podranhacerlo, y si todos lo hicieran, no habra suficiente riqueza para todo el mundo.-La riqueza aumenta cada vez que los hombres gastan sus energas -respondi Arkad-. Si un hombrerico se construye un nuevo palacio, se pierde el oro con el que paga? No, el fabricante de ladrillostiene una parte, el trabajador otra, el artista la suya. Y todos los que trabajan, en la construccin delpalacio reciben una parte. Y cuando el palacio est terminado, acaso no tiene el valor de lo que hacostado? Y el terreno sobre el que est construido no adquiere por este hecho ms valor? La riquezacrece de manera mgica. Ningn hombre puede predecir su lmite. Acaso no han levantado losfenicios grandes ciudades en ridas costas gracias a las riquezas tradas por sus barcos mercantes?-Qu nos aconsejas para que nosotros tambin nos hagamos ricos?, -pregunt uno de los amigos-Los aos han ido pasando, ya no somos jvenes y no tenemos dinero que ahorrar.-Os recomiendo que pongis en prctica los sabios principios de Algamish; y decos: una parte detodo lo que gano me revierte y la he de conservar. Decoslo cuando os levantis, decoslo al medioda,decoslo por la tarde, decoslo cada hora de cada da. Repetidlo hasta que estas palabras resaltencomo letras de fuego en el cielo.Impregnaos de esta idea. Llenaos de este pensamiento. Tomad la porcin que os parezca prudente delo que ganis, que no sea menos de la dcima parte, y conservadla. Organizad vuestros gastos enconsecuencia. Pero lo primero es guardar esa parte. Pronto conoceris la agradable sensacin deposeer un tesoro que slo os pertenece a vosotros, que a medida que aumenta, os estimula. Un nuevoplacer de vivir os animar. Si hacis mayores esfuerzos, obtendris ms. Si vuestros beneficioscrecen, aunque el porcentaje sea el mismo, vuestras ganancias sern mayores, no?Cuando lleguis a este punto, aprended a hacer trabajar vuestro oro para vosotros, hacedlo vuestroesclavo. Haced que los hijos de su esclavo y los hijos de sus hijos trabajen para vosotros.Aseguraos una renta para el futuro, mirad a los ancianos y no olvidis que vosotros seris uno deellos. Invertid vuestro patrimonio con la mayor prudencia para no perderlo. Los intereses de losusureros son irresistibles cantos de sirena que atraen a los imprudentes hacia las rocas de laperdicin y el remordimiento.Vigilad que vuestra familia no pase necesidad si los dioses os llaman a su reino. Para asegurarle estaproteccin, siempre se pueden ir desembolsando pequeas cantidades a intervalos regulares. Elhombre prudente no confa en recibir una gran suma de dinero si no lo ha visto antes.Consultad a los hombres sabios. Buscad el consejo de quienes manejan dinero todos los das.Permitid que os ahorren errores como el que yo comet al confiar mi dinero al juicio de Azmur, elfabricante de ladrillos. Es preferible un pequeo inters seguro a un gran riesgo.Aprovechad la vida mientras estis en este mundo, no hagis demasiadas economas. Si la dcimaparte de lo que ganis es una cantidad razonable que podis ahorrar, contentaos con esa porcin. Aparte de esto, vivid de manera conforme con vuestros ingresos y no os volvis roosos ni tengismiedo de gastar. La vida es bella y est llena de cosas buenas que podis disfrutar.Tras decir esto, sus amigos le dieron las gracias y se fueron. Algunos permanecan silenciosos porqueno tenan imaginacin y no podan comprender, otros sentan rencor porque pensaban que alguientan rico haba podido compartir su dinero con ellos, pero unos terceros tenan un nuevo brillo en losojos. Haban comprendido que Algamish haba vuelto a la sala de los escribas para miraratentamente a un hombre que se estaba trazando un camino hacia la luz. Una vez hubiera

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    encontrado la luz, ya tendra una posicin. Saban que nadie poda ocupar este lugar sin antes haberllegado a comprender todo esto por si mismo y sin estar dispuesto a aprovechar la ocasin cuando sepresentara.Estos ltimos fueron los que, durante los aos siguientes, visitaron asiduamente a Arkad, quien losreciba con alegra. Les aconsej y les dio su sabidura de modo gratuito como gustan de hacersiempre los hombres de larga experiencia. Les ayud a invertir sus ahorros de modo que les dieranun inters seguro y no fueran malgastados en malas inversiones que no habran dado ningnbeneficio.El da que tomaron conciencia de la verdad que haba sido trasmitida de Algamish a Arkad y deArkad a ellos, fue un hito en sus vidas.

    Una parte de lo que ganis revierte en vosotros, conservadla

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    3. Las siete maneras de llenar una bolsa vacaLa gloria de Babilonia persiste; a travs de los siglos, ha conservado la reputacin de haber sido unade las ciudades ms ricas y con ms fabulosos tesoros.No siempre fue as. Las riquezas de Babilonia son el resultado de la sabidura de sus habitantes, queprimero tuvieron que aprender la manera de hacerse ricos.Cuando el buen rey Sargn regres a Babilonia despus de vencer a los elamitas, sus enemigos, seencontr ante una situacin grave; el canciller real le explic las razones de ello.-Tras varios aos de gran prosperidad que nuestro pueblo debe a Su Majestad, que ha construidograndes canales de riego y grandes templos para los dioses, ahora que las obras se han acabado, elpueblo parece no poder cubrir sus necesidades.-Los obreros no tienen trabajo, los comerciantes tienes escasos clientes, los agricultores no puedenvender sus productos, el pueblo no tiene oro suficiente para comprar comida.-Pero a dnde ha ido todo el dinero que hemos gastado en esas mejoras? pregunt el rey.-Me temo mucho que ha ido a parar a manos de algunos pocos hombres muy ricos de nuestra ciudad-respondi el canciller-. Ha pasado por entre los dedos de la mayora de nuestras gentes tan rpidocomo la leche de cabra pasa por el colador. Ahora que la fuente de oro ha dejado de surtir, los ms denuestros ciudadanos vuelven a no poseer nada.-Por qu tan pocos hombres pudieron conseguir todo el oro? pregunt el rey despus de estarpensativo durante unos instantes.-Porque saben cmo hacerlo -respondi el canciller-. No se puede condenar a un hombre porquelogra el xito; tampoco se puede, en buena justicia, cogerle el dinero que ha ganado honradamentepara drselo a los que no han sido capaces de hacer otro tanto.-Pero por qu no pueden todos los hombres aprender a hacer fortuna y as hacerse ricos?-Vuestra pregunta contiene su propia respuesta, Vuestra Majestad, quin posee la mayor fortuna dela ciudad Babilonia?-Es cierto, mi buen canciller, es Arkad. Es el hombrems rico de Babilonia, tremelomaana.El da siguiente, como haba ordenado el rey, se present ante l Arkad, bien derecho y con la mentedespierta a pesar de su edad avanzada.-Poseas algo cuando empezaste?-Slo un gran deseo de riqueza. Aparte de eso, nada.-Arkad -continu el rey-, nuestra ciudad se encuentra en una situacin muy delicada porque sonpocos los hombres que conocen la manera de adquirir riquezas. Esos babilonios monopolizan eldinero mientras la masa de ciudadanos no sabe cmo actuar para conservar una parte del oro querecibe en pago.

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    Deseo que Babilonia sea la ciudad ms rica del mundo, y eso significa que debe haber muchoshombres ricos. Tenemos que ensear a toda la poblacin cmo puede conseguir riquezas. Dime,Arkad, existe un secreto para hacerlo? Puede ser transmitido?-Es una cuestin prctica, VuestraMajestad. Todo lo que sabe un hombre puede ser enseado.-Arkad -los ojos del rey brillaban-, has dicho justamente las palabras que deseaba or. Te ofreceraspara esa gran causa? Ensearas tu ciencia a un grupo de maestros? Cada uno de ellos podraensear a otros hasta que hubiera un nmero suficiente de educadores para instruir a todos lossbditos capacitados de mi reino.-Soy vuestro humilde servidor -dijo Arkad con una reverencia-. Compartir gustoso toda la cienciaque pueda poseer por el bienestar de mis conciudadanos y la gloria de mi rey. Haced que vuestrobuen canciller me organice una clase de cien hombres y yo les ensear las siete maneras que hanpermitido que mi fortuna floreciera cuando no haba en Babilonia bolsa ms vaca que la ma.Dos semanas ms tarde, las cien personas elegidas estaban en la gran sala del templo delConocimiento del rey, estaban sentados en coloreadas alfombras y formaban un semicrculo. Arkadse sent junto a un pequeo taburete en el que humeaba una lmpara sagrada que desprenda unolor extrao y agradable.-Mira al hombre ms rico de Babilonia, no es diferente de nosotros -susurr un estudiante al odo desu vecino cuando se levant Arkad.-Como leal sbdito de nuestro rey -empez Arkad-, me encuentro ante vosotros para servirle. Me hapedido que os transmita mi saber, ya que yo fui, en un tiempo, un joven pobre que deseabaardientemente poseer riquezas y encontr el modo de conseguirlas.Empec de la manera ms humilde, no tena ms dinero que vosotros para gozar plenamente de lavida, ni ms que la mayora de los ciudadanos de Babilonia.El primer lugar donde guard mis tesoros era una ajada bolsa. Detestaba verla as, vaca e intil.Deseaba que estuviera abultada y llena, que el oro sonara en ella. Por eso me esforc por encontrarlas maneras de llenar una bolsa y encontr siete.Os explicar, a vosotros que os habis reunido ante m, estas siete maneras que recomiendo a todoslos hombres que quieran conseguir dinero a espuertas. Cada da os explicar una de las siete, y asharemos durante siete das.Escuchad atentamente la ciencia que os voy a comunicar; debatid las cuestiones conmigo, discutidlasentre vosotros. Aprended estas lecciones a fondo para que sean la semilla de una riqueza que harflorecer vuestra fortuna. Cada uno debe comenzar a construir sabiamente su fortuna; cuando yaseis competentes, y slo entonces, ensearis estas verdades a otros.Os mostrar maneras sencillas de llenar vuestra bolsa. Este es el primer paso que os llevar al templode la riqueza, ningn hombre puede llegar a l si antes no pone firmemente sus pies en el primerescaln. Hoy nos dedicaremos a reflexionar sobre la primera manera.

    La primeramanera:Empezad a llenar vuestra bolsa

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    Arkad se dirigi a un hombre que lo escuchaba atentamente desde la segunda fila.-Mi buen amigo, a qu te dedicas?-Soy escriba -respondi el hombre-, grabo documentos en tablillas de barro.-Yo gan las primeras monedas haciendo el mismo trabajo. De modo que tienes las mismasoportunidades de amasar una fortuna que yo tuve. Despus habl a un hombre de rostro morenoque se encontrabams atrs. -Dime por favor con qu trabajo te ganas el pan.-Soy carnicero -respondi el hombre-. Compro cabras a los granjeros y las sacrifico, vendo la carne alas mujeres y la piel a los fabricantes de sandalias.-Dado que tienes un trabajo y un salario, tienes las mismas armas que tuve yo para triunfar. Arkadpregunt a todos cmo se ganaban la vida, procediendo de la mismamanera.-Ya veis, queridos estudiantes -dijo cuando hubo terminado de hacer preguntas-, que hay variostrabajos y oficios que permiten al hombre ganar dinero. Cada uno de ellos es un filn de oro del queel trabajador puede obtener una parte para su propia bolsa gracias a su esfuerzo. Podemos decir quela fortuna es un ro de monedas de plata, grandes o pequeas segn vuestra habilidad. No es as?Todos estuvieron de acuerdo.-Entonces -continu Arkad-, si uno de vosotros desea acumular un tesoro propio, no sera sensatoempezar usando esta fuente de riqueza que ya conocemos? Tambin todos estuvieron de acuerdo. Enese momento Arkad se volvi hacia un hombre humilde que haba declarado ser vendedor dehuevos. Qu pasar si tomas una de vuestras cestas y todas las maanas colocas en ella diez huevosy por la noche retiras nueve?-Que al final rebosarn.-Por qu?-Porque cada da pongo uno ms de los que quito.Arkad se volvi hacia toda la clase sonriendo.-Hay alguien aqu que tenga la bolsa vaca? pregunt.Los hombres se miraron divertidos, rieron y finalmente sacudieron sus bolsas bromeando.-Bien -continu Arkad-. Ahora conoceris el primer mtodo para llenar los bolsillos. Hacedjustamente lo que he sugerido al vendedor de huevos. De cada diez monedas que ganis y guardisen vuestra bolsa, retirad slo nueve para gastar. Vuestra bolsa empezar a abultarse rpidamente,aumentar el peso de las monedas y sentiris una agradable sensacin cuando la sopesis. Esto osproducir una satisfaccin personal.No os burlis de lo que os digo porque os parezca simple. La verdad siempre es simple. Ya os hedicho que os contara cmo amas mi fortuna.As fueron mis comienzos, yo tambin he tenido la bolsa vaca y la he maldecido porque no contenanada con lo que pudiera satisfacer mis deseos. Pero cuando empec a sacar slo nueve de cada diezmonedas que meta, empez a abultarse. Lo mismo le ocurrir a la vuestra.

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    Os dir una extraa verdad cuyo principio desconozco. Cuando empec a gastar slo las nuevedcimas partes de lo que ganaba: me arregl igual de bien que cuando lo gastaba todo. No tenamenos dinero que antes. Adems, con el tiempo, obtena dinero con ms facilidad. Es seguramenteuna ley de los dioses, que hace que, para los que no gastan todo lo que ganan y guardan un parte esms fcil conseguir dinero, del mismo modo que el oro no va a parar a manos de quien tiene losbolsillos vacos.Qu deseis con ms fuerza? Satisfacer los deseos de cada da, joyas, muebles, mejores ropas, mscomida: cosas que desaparecen y olvidamos fcilmente? O bienes sustanciales como el oro, lastierras, los rebaos, las mercancas, los beneficios de las inversiones? Las monedas que tomis devuestra bolsas os darn las primeras cosas; las que no retiris, los segundos bienes que os heenumerado.Este es, queridos estudiantes, el primer medio que he descubierto para llenar una bolsa vaca: decada diez monedas que ganis, gastad slo nueve. Discutidlo entre vosotros. Si alguno puede probarque no es cierto, que lo diga maana cuando nos volvamos a encontrar.

    La segundamanera:Controlad vuestros gastosAlgunos de vosotros me habis preguntado lo siguiente: Cmo puede un hombre guardar ladcima parte de lo que gana cuando ni las diez dcimas partes son suficientes para cubrir susnecesidades ms apremiantes? -se dirigi Arkad a los estudiantes el segundo da.--Cuntos de vosotros tenais ayer una fortunams bien escasa?-Todos -respondi la clase.-Y sin embargo no ganis todos lo mismo. Algunos ganan mucho ms que otros. Algunos tienenfamilias ms numerosas que alimentar. Y en cambio, todas las bolsas estaban igual de vacas. Os diruna verdad que concierne a los hombres y a sus hijos: los gastos que llamamos obligatorios siemprecrecen en proporcin a nuestros ingresos si no hacemos algo para evitarlo.No confundis vuestros gastos obligatorios con vuestros deseos. Todos vosotros y vuestras familiastenis ms deseos de los que podis satisfacer. Usis vuestro dinero para satisfacer, dentro de unoslmites, estos deseos, pero todava os quedanmuchos sin cumplir.Todos los hombres se debaten contra ms deseos de los que puede realizar. Acaso creis que,gracias a mi riqueza, yo los puedo satisfacer todos? Es una idea falsa. Mi tiempo es limitado, misfuerzas son limitadas, las distancias que puedo recorrer son limitadas, lo que puedo comer, losplaceres que puedo sentir son limitados.Os digo esto para que comprendis que los deseos germinan libremente en el espritu del hombrecada vez que hay una posibilidad de satisfacerlos de la misma manera que las malas hierbas crecenen el campo cuando el labrador les deja un espacio. Los deseos son muchos pero los que pueden sersatisfechos, pocos.Estudiad atentamente vuestros hbitos de vida. Descubriris que la mayora de las necesidades queconsideris como bsicas pueden ser reducidas o eliminadas. Que sea vuestra divisa el apreciar alcien por cien el valor de cada moneda que gastis.

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    Escribid en una tablilla todas las cosas que causen gastos. Elegid los gastos que son obligatorios y losque estn dentro de los lmites de los nueve dcimos de vuestros ingresos. Olvidad el resto yconsideradlo sin pesar como parte de la multitud de deseos que deben quedar sin satisfaccin.Estableced una lista de gastos obligatorios. No toquis la dcima parte destinada a engrosar vuestrabolsa, haced que sea vuestro gran deseo y que se vaya cumpliendo poco a poco. Continuadtrabajando segn el presupuesto, continuad ajustndolo segn vuestras necesidades. Que elpresupuesto sea vuestro primer instrumento en el control de los gastos de vuestra creciente fortuna.Entonces, uno de los estudiantes vestido con una tnica roja y dorada se levant.-Soy un hombre libre -dijo-. Creo que tengo derecho a gozar de las cosas buenas de la vida. Me rebelocontra la esclavitud de presupuesto que fija la cantidad exacta de lo que puedo gastar, y en qu. Meparece que eso me impedir gozar de muchos de los placeres de la vida y me har tan pequeo comoun asno que lleva un pesado fardo.-Quin, amigo mo, decidir tu presupuesto? -Replic Arkad.-Yo mismo lo har protest el joven.-En el caso de que un asno decidiera su carga, t crees que incluira joyas, alfombras y pesadoslingotes de oro? No lo creo, pondra heno, gran. y una piel llena de agua para el camino por eldesierto.El objetivo del presupuesto es ayudar a aumentar vuestra fortuna; os ayudar a procuraros losbienes necesarios y, en cierta medida, a satisfacer parte de los otros, os har capaces de cumplirvuestros mayores deseos defendindolos de los caprichos ftiles. Como la luz brillante en una cuevaoscura, el presupuesto os muestra los agujeros de vuestra bolsa y os permite taparlos y controlar losgastos en funcin de metas definidas y ms satisfactorias.Esta es la segunda manera de conseguir dinero. Presupuestad los gastos de modo que siempretengis dinero para pagar los que son inevitables, vuestras distracciones y para satisfacer los deseosaceptables sin gastar ms de nueve dcimos de vuestros ingresos.

    La terceramanera:Haced que vuestro oro fructifique.-Supongamos que habis acumulado una gran fortuna. Que os habis disciplinado para reservar unadcima parte de vuestras ganancias y que habis controlado vuestros gastos para proteger vuestrotesoro creciente.Ahora veremos el modo de hacer que vuestro tesoro aumente. El oro guardado dentro de una bolsacontenta al que lo posee y satisface el alma del avaro pero no produce nada. La parte de nuestrasganancias que conservis no es ms que el principio y lo que nos produzca despus: es lo queamasar nuestras fortunas.As habl Arkad a su clase el tercer da.Cmo podemos hacer que nuestro oro trabaje?, La primera vez que invert dinero, tuve mala suerteporque lo perd todo. Luego os lo contar. La primera inversin provechosa que realic fue un

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    prstamo que hice a un hombre llamado Agar, un fabricante de escudos. Una vez al ao comprabapesados cargamentos de bronce importados de mares lejanos y que luego utilizaba para fabricararmas. Como careca de capital suficiente para pagar a los mercaderes, lo peda a los que les sobrabadinero. Era un hombre honrado. Devolva los prstamos con intereses cuando venda los escudos.Cada vez que le prestaba dinero, tambin le prestaba el inters que me haba pagado. Entonces, noslo aumentaba el capital sino que tambin los intereses. Me satisfaca mucho ver cmo estascantidades volvan a mi bolsa.Queridos estudiantes, os digo que la riqueza de un hombre no est en las monedas que transporta enla bolsa sino en la fortuna que amasa, el arroyo que fluye continuamente y la va alimentando. Es loque todo hombre desea. Lo que cualquiera de vosotros desea: una fuente de ingresos que sigaproduciendo, estis trabajando o de viaje.He adquirido una gran fortuna, tan grande que se dice que soy muy rico. Los prstamos que le hice aAgar fueron mi primera experiencia en el arte de invertir de forma beneficiosa. Despus de estabuena experiencia, aument mis prstamos e inversiones a medida que aumentaba mi capital. Cadavez haba ms fuentes que alimentaban el manantial de oro que flua hacia mi bolsa y que podautilizar sabiamente como quisiera.Y he aqu que mis humildes ganancias haban engendrado un montn de esclavos que trabajaban yganaban ms oro. Trabajaban para m igual que sus hijos y los hijos de sus hijos, hasta que, gracias asus enormes esfuerzos reun una fortuna considerable.El oro se amasa rpidamente cuando produce unos ingresos importantes como observaris en lasiguiente historia: un granjero llev diez monedas de oro a un prestamista cuando naci su primerhijo y le pidi que las prestara hasta que el hijo tuviera veinte aos. El prestamista hizo lo que se lepeda y permiti un inters igual a un cuarto de la cantidad cada cuatro aos. El granjero le pidi queaadiera el inters al capital porque haba reservado el dinero enteramente para su hijo.Cuando el chico cumpli veinte aos, el granjero acudi a casa del prestamista para preguntar sobreel dinero. El prestamista le explic que las diez monedas de oro ahora tenan un valor de treinta yuna monedas porque gracias al inters que se ganaba sobre los intereses anteriores, la cantidad departida se haba acrecentado.El granjero estaba muy contento y como su hijo no necesitaba el dinero, lo dej al prestamista.Cuando el hijo tuvo cincuenta aos y el padre ya haba muerto, el prestamista devolvi al hijo cientosesenta y siete monedas.Es decir que, en cincuenta aos, el dinero se haba multiplicado aproximadamentepor diecisiete.Esta es la tercera manera de llenar la bolsa: hacer producir cada moneda para que se parezca a laimagen de los rebaos en el campo y para que ayude a hacer de estos ingresos el manantial de lariqueza que alimenta constantemente vuestra fortuna.

    La cuartamanera:Proteged vuestros tesoros de cualquier prdida

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    La mala suerte es un crculo brillante. El oro que contiene una bolsa debe guardarsehermticamente. Si no, desaparece. Es bueno guardar en lugar seguro las sumas pequeas yaprender a protegerlas antes que los dioses nos confen las ms grandes.As habl Arkad a su clase el cuarto da.Quien posea oro se ver tentado en muchas ocasiones de invertir en cualquier proyecto atractivo. Aveces los amigos o familiares impacientes estarn ansiosos de ganar mucho dinero y participar de lasinversiones y nos urgen a hacerlo.El primer principio de la inversin consiste en asegurar vuestro capital. Acaso es razonable cegarsepor las grandes ganancias si se corre el riesgo de perder el capital?, Yo dira que no.El castigo por correr este riesgo es una posible prdida. Estudiad minuciosamente la situacin antesde separacin de vuestro tesoro; cercioraos de que podris reclamarlo con toda seguridad. No osdejis arrastrar por los deseos romnticos de hacer fortuna rpidamente.Antes de prestar vuestro oro a cualquiera, aseguraos de que el deudor os podr devolver el dinero yde que goza de buena reputacin. No le hagis, sin saberlo, un regalo: el tesoro que tanto os hacostado reunir.Antes de invertir vuestro dinero en cualquier terreno, sed conscientes de los peligros que puedenpresentarse.Mi primera inversin, en aquel momento, fue una tragedia para m. Confi mis ahorros de un ao aun fabricante de ladrillos que se llamaba Azmur, que viajaba por los mares lejanos y por Tiro, y queacept comprarme unas extraas joyas fenicias. Solamente tenamos que vender esas joyas a suvuelta y repartirnos los beneficios para hacer fortuna. Los fenicios eran unos canallas y vendieronpiezas de vidrio coloreado. Perd mi tesoro. Hoy, la experiencia impedira que confiara la compra dejoyas a un fabricante de ladrillos.As que os aconsejo, con conocimiento y experiencia que no confiis demasiado en vuestrainteligencia y no expongis vuestros tesoros a posibles trampas de inversin. Es mejor hacer caso alos expertos las cosas que ustedes quieren hacer para que su dinero produzca. Estos consejos songratuitos y pueden adquirir rpidamente el mismo valor en oro que la cantidad que se querainvertir. En realidad, este es el valor real si as os salva de las prdidas.Esta es la cuarta manera de incrementar vuestra bolsa y es de gran importancia si as evita que sevace una vez llena. Proteged vuestro tesoro contra las prdidas e invertid solamente donde vuestrocapital est seguro o donde podis reclamarlo cuando as lo deseis y nunca dejis de recibir elinters que os conviene. Consultad a los hombres sabios. Pedid consejo a aquellos que tienenexperiencia en la gestin rentable de los negocios. Dejad que su sabidura proteja vuestro tesoro deinversiones dudosas.

    La quintamanera:Haced que vuestra propiedad sea una inversin rentable-Si un hombre reserva una novena parte de las ganancias que le permiten vivir y disfrutar de la viday si una de estas nueve partes puede convertirse en una inversin rentable sin perjudicarle, entoncessus tesoros crecern con mayor rapidez. As habl Arkad a su clase en la quinta leccin.

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    Demasiados babilonios educan a su familia en barrios de mala reputacin. Los propietarios son muyexigentes y cobran unos alquileres muy altos por las habitaciones. Las mujeres no tienen espaciopara cultivar las flores que alegran su corazn y el nico lugar donde los hijos pueden jugar es en lossucios senderos.La familia de un hombre no puede disfrutar plenamente de la vida a no ser que posea un terreno,que los nios puedan jugar en el campo o que la mujer pueda cultivar adems de flores, sabrosashierbas para perfumar la comida de su familia.El corazn del hombre se llena de alegra si puede comer higos de sus rboles y racimos de uvas desus vias. Si posee una casa en un barrio que lo enorgullezca, ello le infunde confianza y le anima aterminar todas sus tareas. Tambin recomiendo que todos los hombres tengan un techo que loproteja tanto a l como a los suyos.Cualquier hombre bienintencionado puede poseer una casa. Acaso nuestro rey no ha ensanchadolas murallas de Babilonia para que pudiramos comprar por una cantidad razonable muchas tierrasinservibles?Queridos estudiantes, os digo que los prestamistas tienen en muy buen concepto a los hombres quebuscan casa y tierras para su familia. Podis pedir dinero prestado sin dilacin si es con el fin loablede pagar al fabricante de ladrillos o al carpintero, en la medida en que dispongis de buena parte dela cantidad necesaria.Despus, cuando hayis construido la casa, podris pagar al prestamista regularmente igual quehacis con el propietario. En unos cuantos aos habris devuelto el prstamo porque cada pago queefectuis reducir la deuda del prestamista.Y os alegraris, tendris una propiedad en todo derecho y el nico pago que realizaris ser el de losimpuestos reales.Y vuestra buena mujer ir al ro con ms frecuencia para lavar vuestras ropas y cada vez os traeruna piel de cabra llena de agua para regar las plantas.Y el hombre que posea casa propia ser bendecido. El coste de su vida se reducir mucho y har quepueda destinar gran parte de sus ganancias a los placeres y a satisfacer sus deseos. sta es la quintamanera de llenarse la bolsa: poseer una casa propia.

    La sexta manera:Asegurar ingresos para el futuro-La vida de cada hombre va de la infancia a la vejez. Este es el camino de la vida y ningn hombrepuede desviarse a menos que los dioses lo llamen prematuramente al ms all. Por este motivodeclaro: El hombre es quien debe prever unos ingresos adecuados para su vejez y quien debepreparar a su familia para el tiempo en que ya no est con ellos para reconfortarlos y satisfacer susnecesidades. Esta leccin os ensear a llenar la bolsa en los momentos en que ya no sea tan fcilpara vosotros aprender.As se dirigi Arkad a su clase el sexto da.

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    El hombre que comprende las leyes de la riqueza y de este modo obtiene un excedente cada vezmayor, debera pensar en su futuro prximo. Debera planificar algunos ingresos o ahorrar un dineroque le dure muchos ayos y del que pueda disponer cuando sea el momento.Hay distintas formas para que un hombre se procure la necesario para su futuro. Puede buscar unescondrijo y enterrar un tesoro secreto. Pero aunque lo oculte muy hbilmente, este dinero puedeconvertirse en el botn de los mirones. Por este motivo, no lo recomiendo.Un hombre puede comprar casas y tierras con este fin. Si las escoge juiciosamente en funcin de suutilidad y de su valor futuro, tendrn un valor que se acrecentar y sus beneficios y su venta lerecompensarn segn los objetivos que se haya fijado.Un hombre puede prestar una pequea suma de dinero al prestamista y aumentarla a intervalosregulares. Los intereses que el prestamista aada contribuirn ampliamente a aumentar el capital.Conozco a un fabricante de sandalias llamado Ausan que me explic, no hace mucho tiempo, quecada semana, durante ocho aos, llev al prestamista dos monedas. El prestamista le acaba deentregar un estado de cuentas que le ha alegrado mucho. El total de su depsito junto con el inters auna tasa actual de un cuarto de su valor cada cuatro aos, le ha producido cuarenta monedas.Le he animado a continuar, demostrndole gracias a mis conocimientos matemticos, que dentro dedoce aos slo depositando semanalmente dos monedas, obtendr cuatro mil monedas con las quepodr sobrevivir el resto de sus das.Seguro que si una contribucin regular produce resultados tan provechosos, ningn hombre sepuede permitir no asegurarse un tesoro para su vejez y la proteccin de su familia, sin importarhasta qu punto sus negocios e inversiones actuales son prsperos.Incluso dira ms. Creo que algn da habr hombres que inventarn un plan para protegerse contrala muerte, los hombres slo pagarn una cantidad mnima regularmente y el importe totalconstituir una suma importante que la familia del finado recibir. Creo que esto es muy aconsejabley lo recomiendo con vehemencia. Actualmente no es posible porque tiene que continuar ms all dela vida de un hombre o de una asociacin para funcionar correctamente. Tiene que ser tan establecomo el trono real. Creo que algn da existir un plan como ste y ser un gran bendicin paramuchos hombres porque hasta el primer pequeo pago pondr a su disposicin una cantidadrazonable para la familia del miembro fallecido.Como vivimos en el presente y no en los das venideros, tenemos que aprovecharnos de los-medios ylos mtodos actuales para llevar a cabo nuestros propsitos. Por ello, recomiendo a todos loshombres que acumulen bienes para cuando sean viejos de forma sensata y meditada. Pues ladesgracia de un hombre incapaz de trabajar para ganarse la vida o de una familia sin cabeza defamilia es una tragedia dolorosa.Este es la sexta manera, de llenarse la bolsa: preved los ingresos para los das venideros y aseguradas la proteccin de vuestra familia.

    La sptimamanera:Aumentad vuestra habilidad para adquirir bienes-Queridos estudiantes, hoy voy a hablaros de una de las maneras ms importantes de amasar unafortuna. Pero no os hablar del oro sino de vosotros, los hombres de vistosas ropas que estis

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    sentados frente a m. Voy a hablaros de las cosas de la mente y de la vida de los hombres quetrabajan para o contra su xito. As habl Arkad a su clase el sptimo da.No hace mucho tiempo, un joven que buscaba alguien que le prestara dinero me vino a ver. Cuandole pregunt sobre sus necesidades, se quej de que sus ingresos eran insuficientes para cubrir susgastos. Le expliqu que en tal caso era un cliente ruin para el prestamista porque no podra devolverel prstamo. Lo que necesitas, muchacho, le dije, es ganar ms dinero. Qu podras hacer paraaumentar tus ingresos?Todo lo que pueda, respondi. He intentado hablar con mi patrn seis veces durante dos lunas parapedirle un aumento pero no lo he conseguido. No puedo hacer msSu simpleza hace rer pero posea una gran voluntad de aumentar sus ganancias. Tena un justo ygran deseo ganar ms dinero.El deseo debe preceder a la realizacin. Vuestros deseos tienen que ser fuertes y bien definidos. Losdeseos vagos no son ms que dbiles deseos. El nico deseo de ser rico no tiene ningn valor. Unhombre que desea cinco monedas de oro se ve empujado por un deseo tangible que tiene queculminar con urgencia. Una vez que ha aumentado su deseo de guardar en lugar seguro cincomonedas de oro, encontrar el modo de obtener diez monedas, luego veinte y ms tarde mil; y depronto se har rico. Si aprende a fijarse un pequeo deseo bien definido, ello lo llevar a fijarse otroms grande; as es como se construyen las fortunas. Se empieza con cantidades pequeas y luego sepasa a cantidadesms importantes. De este modo el hombre aprende y se hace ms hbil.Los deseos tienen que ser pequeos y bien definidos. Si son demasiado numerosos, demasiadoconfusos o estn por encima de las capacidades del hombre que quiere llevarlos a cabo, harn que suobjetivo no se cumpla.A medida que un hombre se perfecciona en su oficio, su remuneracin aumenta. En otros tiempos,cuando era un pobre escriba que grababa en la arcilla por unas cuantas monedas al da, observ queotros trabajadores escriban ms que yo y cobraban ms. Entonces, decid que nadie iba asuperarme. No tard mucho tiempo en descubrir el motivo de su gran xito. Puse ms inters en mitrabajo, me concentr ms, fui ms perseverante y muy pronto pocos hombres podan grabar mstablillas que yo en un da. Poco tiempo despus, tuve mi recompensa; no fue preciso ir a ver a mipatrn seis veces para pedirle un aumento.Cuantos ms conocimientos adquiramos, ms dinero ganaremos. El hombre que espera aprendermejor su oficio ser recompensado con creces. Si es un artesano puede intentar aprender losmtodos y conocer las herramientas ms perfeccionadas. Si trabaja en derecho 0 medicina, podrconsultar e intercambiar opiniones con sus colegas. Si es un mercader, siempre podr buscarmercancas de mejor calidad que vender a bajo precio.Los negocios de un hombre cambian y prosperan porque los hombres perspicaces intentan mejorarpara ser ms tiles a sus superiores. As que insto a todos los hombres a que progresen y no sequeden sin hacer nada, a menos que quieran ser dejados de lado.Hay muchas obligaciones que llenan la vida de un hombre de experiencias gratificantes. El hombreque se respeta a s mismo debe realizar estas cosas y las siguientes.Debe pagar sus deudas lo ms rpidamente posible y no debe comprar cosas que no pueda pagar.Debe cubrir las necesidades de su familia para que los suyos lo aprecien.

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    Debe hacer un testamento para que, si los dioses lo llaman, sus bienes sean repartidos justa yequitativamente.Debe ser compasivo con los enfermos o los desafortunados y debe ayudarlos. Debe ser previsor ycaritativo can los que quiere.As que la sptima y ltima manera de hacer fortuna consiste en cultivar las facultades intelectuales,estudiar e instruirse, actuar respetndose a s mismo. De este modo adquiriris suficiente confianzaen vosotros mismos para realizar los deseos en que habis pensado y que habis escogido.Estas son las siete maneras de hacer fortuna, extradas de un larga y prspera experiencia de la vida,las recomiendo a los que quieran ser ricos.-Queridos estudiantes, hay ms oro en la ciudad de Babilonia de lo que sois poseer. Hay oro enabundancia para todos.Avanzad y poned en prctica estas verdades; prosperad y haceos ricos, como os corresponde porderecho.Avanzad y ensead estas verdades a todos los sbditos honrados de Su Majestad que quierenrepartirse las grandes riquezas de nuestra bien amada ciudad.

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    4. La diosa de la fortunaSi un hombre tiene suerte, es imposible predecir el tamao de

    su riqueza. Si lo lanzan al ufrates, saldr con una perla en la mano

    Todos las personas desean tener suerte, y ese deseo exista tanto en el corazn de los individuos dehace cuatro mil aos como en los de nuestros das. Todos esperamos la gracia de la caprichosa diosade la fortuna. Existe alguna manera de poder obtener no slo su atencin, sino tambin sugenerosidad?Hay algn modo de atraer la suerte?Esto es precisamente lo que los habitantes de la antigua Babilonia queran saber y lo que decidierondescubrir. Eran clarividentes y grandes pensadores. Esto explica que su ciudad se convirtiera en lams rica y poderosa de su tiempo.En aquella lejana poca no existan las escuelas. Sin embargo, s que haba un centro de aprendizajemuy prctico. Entre los edificios rodeados de torres de Babilonia; este centro tena tanta importanciacomo el palacio los jardines colgantes y los templos de los dioses. Ustedes constatarn que en loslibros de historia este lugar aparece muy poco, probablemente nada, a pesar de que ejerciera unagran influencia en el pensamiento de aquel entonces.Este edificio era el Templo del Conocimiento. En l, profesores voluntarios explicaban la sabiduradel pasado y se discutan asuntos de inters popular en asamblea abierta. En su interior, todos loshombres eran iguales. El esclavo ms insignificante poda rebatir impunemente las opiniones delprncipe del palacio real.Uno de los hombres que frecuentaban el Templo del Conocimiento era Arkad, hombre sabio yopulento del que se deca que era el ms rico de Babilonia. Exista una sala especial en la que sereunan, casi todas las tardes, un gran nmero de hombres, unos viejos y otros jvenes, pero lamayora de edad madura, y discutan sobre temas interesantes. Podramos escuchar lo que decanpara verificar si saban cmo atraer la suerte...El sol acababa de ponerse, semejante a una gran bola de fuego brillante a travs de la bruma deldesierto polvoriento, cuando Arkad se dirigi hacia su estrado habitual. Unos cuarenta hombresesperaban su llegada, tumbados en pequeas alfombras colocadas sobre el suelo. Ojos llegaban enese momento.-De qu vamos a hablar esta tarde? pregunt Arkad.Tras una breve indecisin, un hombre altor, un tejedor, se levant, como era costumbre, y le dirigila palabra.

    -Me gustara escuchar algunas opiniones sobre un asunto; sin embargo, no s si formularlo porquetemo que os pueda parecer ridculo, y a vosotros tambin, mis queridos amigos-apremiado por Arkad y los dems, continu-. Hoy he tenido suerte, ya que he encontrado una bolsaque contena unas monedas de oro. Me gustara mucho seguir teniendo suerte y como creo que todos

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    los hombres comparten conmigo este deseo, sugiero que hablemos ahora sobre cmo atraer la suertepara que, de ese modo, podamos descubrir las formas que podemos ,emplear para seducirla.Un tema realmente interesante --coment Arkad-. Un tema muy vlido. Para algunos, la suerte slollega por casualidad, como un accidente, y puede caer sobre alguien por azar. Otros creen que lacreadora de la buena suerte es la benvola diosa Ishtar, siempre deseosa de recompensar a suselegidos por medio de generosos presentes. Qu decs vosotros, amigos? Debemos intentardescubrir los medios de atraer la suerte y que seamos nosotros los afortunados?-S, s! Y todas las veces que sea necesario --dijeron los oyentes impacientes, que cada vez eran msnumerosos.-Para empezar -prosigui Arkad-, escuchemos a todos los que se encuentren aqu que hayan tenidoexperiencias parecidas a la del tejedor, que hayan encontrado o recibido, sin esfuerzo por su parte,valiosos tesoros o joyas.Durante un momento de silencio, todos se miraron, esperando que alguien respondiera, pero nadielo hizo.-Qu! Nadie? -dijo Arkad-. Entonces debe de ser realmente raro tener esa suerte. Quin quierehacer ruta sugerencia sobre cmo continuar con nuestra investigacin?-Yo contest un hombre joven y bien vestido mientras se levantaba-. Cuando un hombre habla desuelte, no es normal que piense en las salas de juego? No es precisamente en esos lugares dondeencontramos a hombres que pretenden los favores de la diosa y esperan que los bendiga para recibirgrandes sumas de dinero?-No pares -grit alguien al ver que el joven volva a sentarse-. Sigue con tu historia. Dinos si la diosate ha ayudado en las salas de juego. Ha hecho que en los dados aparezca el rojo para que llenes tubolsa, o ha permitido que salga la cara azul para que el crupier recoja tus monedas que tanto te hacostado ganar?No me importa admitir que ella no pareci darse cuenta de que yo estaba all -contest el jovensumndose a las risas de los dems-. Y vos? La encontrasteis esperando para hacer que los dadosrodasen a vuestro favor? Estamos deseosos de escuchar y de aprender.-Un buen principio -interrumpi Arkad-. Estamos aqu para examinar todos los aspectos de cadacuestin. Ignorar las salas de juego sera como olvidar un instinto comn en casi todos los hombres:la tentacin de arriesgar una pequea cantidad de dinero esperando conseguir mucho.-Eso me recuerda las carreras de caballos de ayer -grit uno de los asistentes-. Si la diosa frecuentalas salas de juego, seguramente no dejar de lado las carreras, con esos carros dorados y caballosespumadores. Es un gran espectculo. Decidnos sinceramente, Arkad, ayer la diosa no os murmurque apostarais a los caballos grises de Nnive? Yo estaba justo detrs te vos, y no daba crdito a misodos cuando os escuch apostar a los grises. Sabis tan bien como nosotros que no existe ningntronco en toda Asira capaz de llegar antes a la meta que nuestras queridas yeguas en una carrerahonesta.Acaso la diosa os dijo al odo que apostarais a los grises porque en la ltima curva el caballo negrodel interior tropezara y, de ese modo, molestara a nuestras yeguas y provocara que los grisesganaran la carrera y consiguieran una victoria que no haban merecido?

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    Arkad sonri con indulgencia.-Por qu pensamos que la diosa de la fortuna se interesara por la apuesta de cualquiera en unacarrera de caballos? Yo la veo como una diosa de amor y de dignidad a la que le gusta ayudar a losnecesitados y recompensar a los que lo merecen. No la busco en las salas de juego ni en las carrerasdonde se pierde ms oro del que se gana, sino en otros lugares donde las acciones de los hombresson ms valerosas y merecen recibir una recompensa.Al cultivador, al honrado comerciante, a los hombres de cualquier ocupacin se les presentanocasiones para sacar provecho tras el esfuerzo y las transacciones realizadas. Quizs el hombre nosiempre reciba una recompensa, porque su juicio no sea el ms adecuado o porque el tiempo y elviento a veces hacen fracasar los esfuerzos. Pero si es persistente, normalmente puede esperarrealizar un beneficio, pues tendr mayores posibilidades de que el beneficio vaya hacia l.Pero si un hombre arriesga en el juego --continu Arkad-ocurre exactamente al revs, porque lasposibilidades de ganar siempre favorecen al propietario del lugar. El juego est hecho para que elpropietario que explota el negocio consiga beneficios. Es su comercio y prev realizar grandesbeneficios de las monedas que tuestan los jugadores. Pocos jugadores son conscientes de que susposibilidades son inciertas, mientras que los beneficios del propietario estn garantizados.Examinemos, por ejemplo, las apuestas a los dados. Cuando se lanzan, siempre apostamos sobre lacaza que quedar a la vista. Si es la roja, el jefe de mesa nos paga cuatro veces lo que hemosapostado, pero si aparece una de las otras cinco caras, perdemos nuestra apuesta. Por lo tanto, losclculos demuestran que por cada dado lanzado, tenemos cinco posibilidades de perder, pero, comoel rojo paga cuatro por uno, tenemos cuatro posibilidades de ganar. En una noche, el jefe de mesapuede esperar guardar una moneda de cada cinco apostadas. Se puede esperar ganar de otra formaque no sea ocasional cuando las posibilidades estn organizadas para que el jugador pierda la quintaparte de lo que juega?-Pero a veces hay hombres que ganan grandes sumas -dijo de forma espontnea uno de losasistentes.-Es cierto, eso ocurre -continu Arkad-. Me doy cuenta de ello, y me pregunto si el dinero que segana de este modo aporta beneficios permanentes a los que la fortuna les sonre de esta manera.Conozco a muchos hombres de Babilonia que han triunfado en los negocios, pero soy incapaz denombrar a uno slo que haya triunfado recurriendo a esa fuente.Vosotros que esta tarde estis reunidos aqu conocis a muchos ciudadanos ricos. Sera interesantesaber cuntos han conseguido su fortuna en las salas de juego. Qu os-parece si cada uno dice loque sabe?Se hizo un largo silencio.-Se incluye a los dueos de las casas de juego? -aventur uno de los presentes.-Si no podis pensar en nadie ms -respondi Arkad-, si no se os ocurre ningn nombre, por qu nohablis de vosotros mismos? Hay alguno entre vosotros que gane regularmente en las apuestas ydude en aconsejar esta fuente de beneficios?Entre las risas, se oy que en la parte de atrs unos refunfuaban.

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    -Parece que nosotros no buscamos la suerte en estos lugares cuando la diosa los frecuenta -continu-. Entonces exploremos otros lugares. Tampoco hemos encontrada sacos de monedas perdidos nihemos visto la diosa en las salas de juego. En cuanto a las carreras, debo confesaros que he perdidomuchoms dinero del que he ganado.Ahora, analicemos detalladamente nuestras profesiones y nuestros negocios. Acaso no es normalque cuando hacemos un buen negocio, no lo consideramos como algo fortuito, sino como la justarecompensa a nuestros esfuerzos? A veces pienso que ignoramos los presentes de la diosa. Quiz nosayuda cuando no apreciamos su generosidad. Quin puede hablar del tema?Dicho esto, un comerciante entrado en aos se levant alisando sus blancas vestimentas.-Con vuestro permiso, honorable Arkad y mis queridos amigos, quiero haceros una sugerencia. Si,como habis dicho, nosotros atribuimos nuestros xitos profesionales a nuestra habilidad, a nuestrapropia aplicacin, por qu no considerar los xitos que casi hemos tenido, pero que se nos hanescapado, como eventos que habran sido muy provechosos? Habran sido raros ejemplos de fortunasi se hubieran realizado. No podemos considerarlos como recompensas justas, porque no se hancumplido. Probablemente aqu hay hombres que pueden contar este tipo de experiencias.-Esta es una reflexin sabia -coment Arkad-. Quin de entre vosotros ha tenido la fortuna alalcance de la mano y la ha visto esfumarse de inmediato? Se alzaron varias manos; entre ellas, la delcomerciante. Arkad le hizo un ademn para que hablara.-Ya que has sido t el que has sugerido esta discusin, nos gustara escucharte a ti en primer lugar.-Con gusto os contar un hecho que he vivido y que servir de ilustracin para demostrar hasta qupunto la suerte puede acercarse a un hombre y cmo ste puede dejar que se le escape de las manosa pesar suyo.Hace varios aos, cuando era joven, recin casado y empezaba a ganarme bien la vida, mi padre vinoa verme y me indic que tena que hacer una inversin urgentemente. El hijo de uno de sus buenosamigos haba descubierto una zona de tierra rida no lejos de las murallas de nuestra ciudad. Estabasituada sobre el canal donde el agua no llegaba.El hijo del amigo de mi padre ide un plan para comprar esta tierra y construir en ella tres grandesruedas que, accionadas por unos bueyes, consiguieran traer agua y dar vida al suelo infrtil. Una vezrealizado esto, planific dividir la tierra y vender las partes a los ciudadanos para hacer jardines.El hijo del amigo de mi padre no posea suficiente oro para llevar a cabo tal empresa. Era un hombrejoven que ganaba un buen sueldo, como yo. Su padre, como el mo, era un hombre que diriga unagran familia y con pocos medios. Por eso, decidi que un grupo de hombres se -interesarn por suempresa. El grupo deba estar formado por doce personas con buenas ganancias y que decidieraninvertir la dcima parte de sus beneficios en el negocio hasta que la tierra estuviera lista para suventa. Entonces, todos compartiran de forma equitativa los beneficios segn la inversin quehubieran realizado.-Hijo mo -me dijo mi padre-, ahora eres un hombre joven. Deseo profundamente que empieces ahacer adquisiciones que te permitan un cierto bienestar y el respeto de los dems. Deseo que puedassacar provecho de mis errores pasados.-Eso me gustara mucho, padre contest.

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    -Entonces te aconsejo lo siguiente: haz lo que yo hubiera tenido que hacer a tu edad. Guarda ladcima parte de tus beneficios para hacer inversiones. Con la dcima parte de tus beneficios y lo quete proporcionarn, podrs, antes de tener mi edad, acumular una gran suma.-Padre, usted habla con sabidura. Deseo fervientemente poseer riquezas, pero gasto mis gananciasen muchas cosas y no s si hacer lo que me aconseja. Soy joven. Me queda mucho tiempo.-Yo pensaba del mismo modo a tu edad, pero ahora han pasado varios aos y todava no heempezado a acumular bienes.-Vivimos en una poca diferente, padre. No cometer los mismos errores que usted.-Se te presenta una oportunidad nica, hijo mo. Es una oportunidad que puede hacerte rico. Te losuplico, no tardes. Ve a ver maana al hijo de mi amigo y cierra con l el trato de invertir en esenegocio el diez por ciento de lo que ganas. Ve sin dilacin antes de que pierdas esta oportunidad quehoy tienes a tu alcance y pronto desaparecer. No esperes.A pesar de la opinin de mi padre, dud. Los mercaderes del Este acababan de traer ropa de talriqueza y belleza que mi mujer y yo ya habamos decidido que compraramos al menos una piezapara cada uno. Si hubiera aceptado invertir la dcima parte de mis ganancias en esa empresa,hubiramos tenido que privarnos de esas vestimentas y de otros placeres que desebamos. No quisepronunciarme hasta que fuera demasiado tarde; fue una mala idea. La empresa result msfructfera de lo que se hubiera podido predecir. Esta es mi historia y muestra cmo permit que lafortuna se me escapara.-En esta historia vemos que la suerte espera y llega al hombre que aprovecha la oportunidad --coment un hombre del desierto de tez morena-. Siempre tiene que haber un primer momento en elque se adquieren bienes. Puede ser unas monedas de oro o de plata que un hombre consigue de susganancias por su primera inversin. Yo mismo poseo varios rebaos. Empec a adquirir animalescuando era un nio, cambiando un joven ternero por una moneda de plata. Este gesto, quesimbolizaba el principio de mi riqueza, adquiri gran importancia para m. Toda la suerte que unhombre necesita debe confluir en la primera adquisicin de bienes. Para todos los hombres, esteprimer paso es el ms importante, porque hace que los individuos que ganan su dinero a partir de supropia labor pasen a ser hombres que consiguen dividendos de su oro. Por suerte, algunos hombresaprovechan la ocasin cuando son jvenes y, de ese modo, tienen ms xito financiero que los queaprovechan la oportunidad ms tarde o que los hombres desafortunados, como el padre de estecomerciante, que no la consiguen nunca.Si nuestro amigo comerciante hubiera dado este primer paso de joven, cuando se le present laocasin, ahora poseera grandes riquezas. Si la suerte de nuestro amigo tejedor le hubieradeterminado a dar ese paso por aquel entonces, probablemente ese hubiera sido el primer paso deuna suerte mayor. ---A m tambin me gustara hablar -dijo un extranjero levantndose-. Soy sirio. No hablo muy bienvuestro idioma. Me gustara calificar de algn modo a este amigo, el comerciante. Quiz pensis queno soy educado, ya que deseo llamarlo de ese modo. Pero, desgraciadamente, no conozco cmo sedice en vuestro idioma y si lo digo en sirio, no me entenderis. Entonces, decidme, por favor, cmocalificis a un hombre que tarda en cumplir las cosas que le convienen?-Contemporizador -grit uno de los asistentes.

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    -Eso es -afirm el sirio, mientras agitaba las manos visiblemente excitado-. No acepta la ocasincuando se presenta. Espera. Dice que est muy ocupado. Hasta la prxima, ya te volver a ver... Laocasin no espera a la gente tan lenta, ya que piensa que si un hombre desea tener suerte,reaccionar con rapidez. Los hombres fue no reaccionan con celeridad cuando se presenta la ocasinson grandes contemporizadores, como nuestro migo comerciante.El comerciante se levant y salud con naturalidad como contestacin a las risas.-Te admiro, extranjero. Entras en nuestro centro y no dudas en decir la verdad.Y ahora escuchemos otra historia. Quin tiene otra experiencia que contar? -pregunt Arkad.-Yo tengo una contest un hombre de mediana edad, vestido con una tnica roja-. Soy comprador deanimales, sobre todo de camellos y caballos. Algunas veces, compro tambin ovejas y cabras. Lahistoria que voy a contaros muestra cmo la fortuna vino en el momento que menos la esperaba.Quiz sea por eso que la dej escapar. Podris sacar vuestras propias conclusiones cuando os locuente.Al volver a la ciudad una tarde, tras un viaje agotador de diez das en busca de camellos, me molestmucho encontrar las puertas de la ciudad cerradas al cal y canto. Mientras mis esclavos montabannuestra tienda para pasar la noche que preveamos escasa en comida y agua, un viejo granjero que,como nosotros, se encontraba retenido en el exterior se acerc.Honorable seor, dijo al dirigirse a m, parecis un comprador de ganado. Si es as, me gustaravenderos el excelente rebao de ovejas que traemos. Por desgracia, mi mujer est muy enferma,tiene fiebre y tengo que volver rpidamente a mi hogar. Si me compris las ovejas, mis esclavos y yopodremos hacer el viaje de vuelta sobre los camellos sin perder ms tiempo.Estaba tan oscuro que no poda ver su rebao, pero por los balidos supe que era grande. Estabacontento de hacer un negocio con l, ya que haba perdido diez das buscando camellos que no habapodido encontrar. Me pidi un precio muy razonable porque estaba ansioso. Acept, pues saba quemis esclavos podran franquear las puertas de la ciudad con el rebao por la maana, venderlo, yconseguir buenos beneficios.Una vez cerrado el trato, llam a mis esclavos y les orden que trajeran antorchas para poder ver elrebao que, segn el granjero estaba compuesto de novecientas ovejas. No quiero aburrirosdescribiendo las dificultades que tuvimos para intentar contar a unas ovejas tan sedientas, cansadasy agitadas. La tarea pareca imposible. Entonces, inform al granjero que las contara a la luz del day le pagara en ese momento.Por favor, honorable seor, rog el granjero. Pagadme slo las dos terceras partes del precio estanoche, para que pueda ponerme en marcha. Dejar-a, mi esclavo ms inteligente e instruido paraque os ayude a contar las ovejas por la maana. Es de fiar, os podr pagar el saldo.Pero yo era testarudo y rechac efectuar el pago esa noche. A la maana siguiente, antes de que medespertara, las puertas de la ciudad se abrieron y cuatro compradores de rebaos se lanzaron a labsqueda de ovejas. Estaban impacientes y aceptaron de buen grado pagar el elevado precio porquela ciudad estaba sitiada y escaseaba la comida. El viejo granjero recibi casi el triple del precio que am me haba ofrecido por su ganado. Era una rara oportunidad que dej escapar.-Esta es una historia extraordinaria --coment Arkad-. Qu os sugiere?

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    -Que hay que pagar inmediatamente cuando estamos convencidos de que nuestro negocio es bueno -sugiri un venerable fabricante de sillas de montar-. Si el negocio es bueno, tenis que protegerostanto de vuestra propia debilidad como de cualquier hombre. Nosotros, mortales, somos cambiantes.Y, por desgracia, solemos cambiar de idea con mayor facilidad cuando tenemos razn que cuandonos equivocamos, que es sin duda cuando ms testarudos nos mostramos. Cuando tenemos razn,tendemos a vacilar y a dejar que la ocasin se escape. Mi primera idea siempre es la mejor. Sinembargo, siempre me cuesta forzarme a hacer deprisa y corriendo un negocio una vez que lo hedecidido. Entonces, para protegerme de mi propia debilidad, doy un depsito al instante. Esto meimpide que ms tarde me arrepienta de haber dejado escapar buenas ocasiones.-Gracias. Me gustara volver a hablar -el sirio estaba otra vez de pie-. Estas historias se parecen.Todas las veces la suerte se va por la misma razn. Todas las veces, trae al contemporizador un planbueno. En todas las ocasiones, dudan y no dicen: Es una buena ocasin, hay que reaccionar conrapidez. Cmo pueden tener xito de este modo?-Tus palabras son sabias, amigo -respondi el comprador-. La suerte se ha alejado delcontemporizador en las dos ocasiones. Pero eso no es nada extraordinario. Todos los hombres tienenla mana de dejar las cosas para ms tarde. Deseamos riquezas, pero cuntas veces, cuando sepresenta la ocasin, esa mana de contemporizar nos incita a retrasar nuestra decisin?Al ceder a esa mana, nos convertimos en nuestro peor enemigo.Cuando era ms joven, no conoca esa palabra que tanto le gusta a nuestro amigo de Siria. Alprincipio, pensaba que se perdan negocios ventajosos por falta de juicio. Ms tarde, cre que era unacuestin de cabezonera. Finalmente, he reconocido de qu se trata: una costumbre de retrasarintilmente la rpida decisin, una accin necesaria y decisiva. Realmente detest esta costumbrecuando descubr su verdadero carcter. Con la amargura de un asno salvaje atado a un carro, hecortado las ataduras de esta costumbre y he trabajado para tener xito.-Gracias. Me gustara hacer una pregunta al