El Hombre en El Siglo XXI

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EL HOMBRE EN EL SIGLO XXI Actualmente el hombre vive una situación muy difícil por todas las situaciones que atraviesa el mundo, en los diferentes campos que día a día estamos en contacto, como lo son la sociedad, la economía, la política entre otros aspectos que involucran al ser humano en una relación con las demás personas. Si hay algo que caracteriza al hombre del siglo XXI es el “miedo”. Vive aterrorizado por todo y por todos. Estamos tan acostumbrados a nosotros mismos, tan hechos a nuestro propio vivir que apenas si nos damos cuenta de nuestra rareza. Porque el hombre es un ser verdaderamente original. Desde el punto de vista biológico se trata de una especie extraña, estrafalaria, biológicamente inviable. Nace muy inacabado, y el tiempo que ha de transcurrir para valerse por sí mismo es extraordinariamente grande comparado con el de otras especies animales; vive desprotegido, carente de defensas físicas ante los depredadores; su capacidad instintiva es muy reducida y sus sentidos muy poco desarrollados frente a otras especies animales (lo cual aumenta su indefensión). Frente a su comportamiento destaca la especificidad de lo humano, su novedad cualitativa y radical. Esta aportación de novedad hace referencia a tres aspectos fundamentales: Libertad: La libertad es manifiestamente evidente en la acción humana. El animal tiene su vida determinada por sus instintos. En el hombre, sin embargo, los instintos sólo condicionan su comportamiento, pero no lo predeterminan de modo compulsivo y necesario. Sus actos no están predeterminados en las condiciones iniciales. El hombre introduce en la naturaleza un factor de impredecibilidad, de sorpresa, de innovación: “el único ser capaz de proyectar, de decir no” (Scheler). La decisión libre rompe la continuidad uniforme con todo lo que la hace posible (Alfaro). AVALOS JUAREZ JESUS ALEJANDRO 3CX53

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EL HOMBRE EN EL SIGLO XXIActualmente el hombre vive una situación muy difícil por todas las situaciones que atraviesa el mundo, en los diferentes campos que día a día estamos en contacto, como lo son la sociedad, la economía, la política entre otros aspectos que involucran al ser humano en una relación con las demás personas. Si hay algo que caracteriza al hombre del siglo XXI es el “miedo”. Vive aterrorizado por todo y por todos. Estamos tan acostumbrados a nosotros mismos, tan hechos a nuestro propio vivir que apenas si nos damos cuenta de nuestra rareza. Porque el hombre es un ser verdaderamente original. Desde el punto de vista biológico se trata de una especie extraña, estrafalaria, biológicamente inviable. Nace muy inacabado, y el tiempo que ha de transcurrir para valerse por sí mismo es extraordinariamente grande comparado con el de otras especies animales; vive desprotegido, carente de defensas físicas ante los depredadores; su capacidad instintiva es muy reducida y sus sentidos muy poco desarrollados frente a otras especies animales (lo cual aumenta su indefensión). Frente a su comportamiento destaca la especificidad de lo humano, su novedad cualitativa y radical. Esta aportación de novedad hace referencia a tres aspectos fundamentales:

Libertad: La libertad es manifiestamente evidente en la acción humana. El animal tiene su vida determinada por sus instintos. En el hombre, sin embargo, los instintos sólo condicionan su comportamiento, pero no lo predeterminan de modo compulsivo y necesario. Sus actos no están predeterminados en las condiciones iniciales. El hombre introduce en la naturaleza un factor de impredecibilidad, de sorpresa, de innovación: “el único ser capaz de proyectar, de decir no” (Scheler). La decisión libre rompe la continuidad uniforme con todo lo que la hace posible (Alfaro).Autoconciencia. El hombre no sólo conoce y vive, sino que conoce que él mismo es alguien que conoce y que vive, un ser que tiene conciencia de su propia existencia, conciencia refleja de sí mismo: el único capaz de decir yo. Antes que frente a la historia o frente a los demás el hombre vive frente a sí mismo, en diálogo interior consigo mismo. Lo extraño de ver a alguien hablando solo por la calle no está en el diálogo en sí mismo, sino en la circunstancia de que lo haga en voz alta. El hombre no sabe vivir sin preguntarse por sí mismo, sin interrogarse acerca de quién es, qué hace y por qué lo hace.Historicidad cultural. El hombre posee no sólo la capacidad de vivir inteligente y libremente sino de retener y de transmitir lo pensado y vivido, y de proyectarse hacia futuro. Es la única especie en la que las generaciones no parten de cero sino de ese patrimonio permanentemente acrecentado de experiencias y conocimientos que cada generación ofrece a la siguiente como base sobre la que construirse. Ese patrimonio es la cultura.

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Estas características mencionadas influyen en todo lo que el hombre hace, en cualquiera de sus actos. La acción humana no consiste exclusivamente en su pura materialidad, ni es simple respuesta a una pulsión instintiva. Hasta el mismo instinto de conservación, referencia esencial de la compleja estrategia defensiva de toda especie animal, puede quedar completamente modificado en la especie humana: el hombre puede incluso renunciar libremente a su vida por un motivo más alto, y ese acto es tenido como digno de él.

El concepto de “hombre moderno” es visto de forma particular, centrado en aspectos económicos básicamente además de ser influenciado por la sociedad o la forma en que se vive, o los medios que le influyen en su forma de vida. Pierde su manera de vivir al interior, lo natural, la igualdad entre personas, etc., por ésta influencia. El hombre ha ido cambiando a como era en sus inicios por esta influencia que le guía a poseer bienes y andar a la moda. Los medios de comunicación son un factor de gran influencia para cambiar el estilo de vida, ya que se pasa gran parte del tiempo consultando y manejando la tecnología moderna, robotizando en algunos momentos al ser humano.Aspecto importante para humanizar un poco al hombre sería la convivencia entre iguales, relación más estrecha con la familia, compartir momentos agradables y sencillos, esto permitiría una mayor relación, tanto con el hombre mismo como con su entorno.El hombre actualmente carece de vida interior ya no sigue sus propias ideas o creencias, en la actualidad al ser humano le hace falta meditar y reflexionar un poco sobre sus actos, eso trae como consecuencia enfermedades modernas, como la falta de autoestima, depresión y lo que más está de moda actualmente es el estrés. El hombre ha sido influenciado por distintos medios de comunicación como el internet, el Facebook, Twitter entre otras.

El hombre moderno ha perdido sus arraigos, tiene interés o lazos con el entorno en que se vive por lo que ha perdido sentido íntimo, intuitivo y tradicional de los valores, que le hacían perseguir su propio fin casi sin darse cuenta. Es un hombre atado sin libertad.En la actualidad el hombre ha perdido interés en las creencias religiosas o espirituales como se hacía hace décadas se le respetaba sin contradecir, hoy en día el hombre ha optado por el rechazo al concepto de creación, trayendo consigo el olvido de Dios esto por la creencia de que Dios no cumple con sus peticiones en el momento.Hoy en día dedica todo su tiempo a sus quehaceres cotidianos y rutinarios. Es común ver, sobre todo en las grandes ciudades, como la gente es absorbida por estas actividades.El ritmo de vida acelerado de hoy en día, no le permite apreciar algunas cosas simples pero enormemente bellas como un atardecer o un día soleado, siempre está procurando en cumplir con sus funciones diarias como una máquina. Como

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principal factor de esta conducta podemos mencionar la influencia de la tecnología que aleja al hombre de su comportamiento común: la convivencia.

Existe un gran cambio en la forma de vida de las personas como por ejemplo se observa a los niños de hoy y compararlos con los niños de 15 o 20 años atrás, los niños modernos casi no conviven entre sí, pueden pasar horas frente al televisor o la computadora; mientras que los niños de antes salían a jugar al parque en bicicletas y donde se convivían entre muchos más.La sociedad actual vive en función de las cosas materiales y en la cantidad que cada uno posee. Las funciones y vivencias espirituales quedan relegadas a un segundo o hasta tercer plano. Esta sociedad puede inclusive rechazar sus valores y creencias con tal de relucir en esta sociedad materialista.

Las actividades rutinarias pero importantes absorben la energía del individuo. Este tipo de actividades limita la superación personal y profesional, lo cual puede afectar la autoestima de la persona. De igual manera puede volver a una persona alegre y aburrida. De esta manera se llega a la des interiorización. Por eso en esta época hay muchos suicidios, porque las personas sienten que no valen nada, que nunca podrán hacer alguna diferencia y que su vida no tiene sentido.

En conclusión considero que la vida acelerada del hombre del siglo XXI lleva a mecanizar sus acciones y volverlas rutinarias, provocando olvidarse de sus iguales, ocasionando problemas de salud muy graves como el estrés, la angustia el miedo y esto afectando de manera notoria el organismo, trayendo trastornos del organismo, es importante que el hombre moderno se tome un tiempo específico para su auto cuidado con actividades tales como la yoga, deportivas y recreativas, lo cual permitirá una ser humano más integral y consciente de sí mismo.

Considero que la vida del hombre la está volviendo pragmática, pues la persona pragmática se caracteriza por aprovechar cada oportunidad con la finalidad de obtener un fin útil, o un beneficio propio.No obstante, el término pragmático puede ser usado como adjetivo para indicar que una persona relaciona las circunstancias con las personas que lo causan, o que actúa dando prioridad a la utilidad y valor práctico de las cosas. El hombre no respeta el pasado, solo piensa en el futuro. Esto trae como consecuencia una falta de reflexión sobre los actos y errores cometidos en el pasado los cuales dejan siempre una lección, considerando así una situación actual en la que se han perdido valores que son parte fundamental en la relación y en la vida de los hombres, esa pérdida de valores ocasiona que los hombres del siglo XXI tengan objetivos simplemente materialista que tienen fines sin un beneficio social, sino un personal.

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