El Hijo en el Deseo de Los Padres

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EL HIJO/A, EN EL DESEO DE LOS PADRES Juan Larbán Vera. Psiquiatra y Psicoterapeuta de niños, adolescentes y adultos. [email protected] El ser humano está inserto en las mallas de la filiación, lo que hace que el hijo se inscriba en una cadena de deseos, fantasmas y mitos. Los padres transmiten no solamente un capital genético sino también una herencia cultural. La prehistoria de la maternidad y paternidad se inscribe en el curso de los diferentes estadios o fases de desarrollo infantil de la

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EL HIJO/A, EN EL DESEO DE LOS PADRES Juan Larbn Vera. Psiquiatra y Psicoterapeuta de nios, adolescentes y adultos. [email protected] El ser humano est inserto en las mallas de la filiacin, lo que hace que el hijo se inscriba en una cadena de deseos, fantasmas y mitos. Los padres transmiten no solamente un capital gentico sino tambin una herencia cultural. La prehistoria de la maternidad y paternidad se inscribe en el curso de los diferentes estadios o fases de desarrollo infantil de la futura madre y del futuro padre. Condiciona en cierta medida el desarrollo del deseo de tener un hijo, de ser padres y tambin el desarrollo del embarazo y del parto as como de las primeras relaciones madre-hijo, padre-hijo, y padres-hijo. Para ser padres, padres responsables, no basta con tener hijos. Ser padres es un proceso evolutivo y dinmico, alimentado por el deseo y necesidad de desarrollar la funcin parental, que es fundamental para la supervivencia y desarrollo del hijo. Dicha funcin parental, tanto materna como paterna, es un proceso de aprendizaje continuo en el que el camino se hace al andar y que, como la vida misma, solo se termina con la muerte. Los padres hacen al hijo con lo que tienen; las identificaciones primarias y las identificaciones secundarias, conscientes e inconscientes hacia lo maternal y femenino as como hacia lo paternal y masculino presentes en el mundo psquico interno de ambos padres. Las circunstancias internas y externas son siempre diferentes con cada hijo. Esto hace que con cada uno de nuestros hijos seamos padres diferentes. A su vez cada hijo es diferente para los padres, no solamente por lo que puede despertar en ellos como personas, como pareja y como padres sino tambin por su capital bio-psico-social constitucional, el potencial de sus competencias y su vulnerabilidad. Capital del beb que modula la investidura de los padres hacia l y tambin, el modo de relacin con ellos y viceversa. En cierta medida, el hijo tambin hace a los padres. Podemos ver las interacciones precoces padres-beb como un proceso interactivo, de relacin y comunicacin, recproco y asimtrico, que mediante su sincronizacin y regulacin progresivas, crea y desarrolla un rea de mutualidad psquica compartida que puede desembocar en una espiral interactiva de alto potencial evolutivo o en una serie de crculos cerrados generadores de trastornos precoces en la relacin padreshijo y tambin en el nio. Con el grave riesgo de cronificarse y de constituir ncleos defensivos y patolgicos en el nio y posteriormente, tambin en el adulto. Ser padres forma parte de la identidad del sujeto y de su personalidad. En el proceso de filiacin que supone el hecho de ser padres, los hijos tambin se inscriben en un proceso interactivo similar al de los padres en relacin con el hijo/a; proceso que les lleva a ser hijos, ms all del hecho de tener padres. Ser padres supone asumir la reactivacin de una doble identificacin presente en el mundo interno de todos los padres. Por un lado, la reactivacin de la identificacin latente a la imagen interna del nio que hemos sido, del hijo que somos internamente y del que hubisemos querido ser. Por otro lado, la reactivacin de la identificacin latente a la imagen interna de nuestros propios padres, los que hemos tenido, los que tenemos internamente y los que nos hubiese gustado tener. (Larbn J. 2006).

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La reactivacin de las identificaciones parentales se efecta tambin con respecto a la imagen de la funcin parental interiorizada (trada) y a la imagen de la funcin materna y paterna tambin interiorizadas (dada). Ser padres, es tambin asumir que nuestro hijo/a, va a desarrollarse como fruto de una serie de proyecciones psquicas parentales (expectativas, deseos, miedos y fantasas conscientes e inconscientes), que el beb despierta en ellos por su aspecto y las caractersticas iniciales propias de la interaccin precoz que se establece con ellos. Proyecciones con las que el beb se va identificando, interiorizndolas, y constituyendo as el ncleo de su identidad primitiva. Proyecciones que nacen de la empata de los padres hacia su beb, que conllevan la anticipacin creadora de los progresos que va realizando el hijo/a, y que a su vez, posibilitan el desarrollo sano del beb. Pero tambin proyecciones conflictivas y ms o menos patolgicas que bloquean y limitan su potencial de desarrollo. Podemos distinguir cuatro etapas en la gnesis de la maternidad: 1. Constitucin de lo maternal durante las primeras relaciones de la futura madre y del futuro padre con su propia madre. 2. La etapa de separacin en la que el nio/a, aprende a hacerse progresivamente autnomo. 3. La etapa de auto-atribucin de la funcin materna y paterna en la que la nia y el nio reproducen con sus juguetes y sus juegos, solos o con sus camaradas, las actitudes de su propia madre y de su padre. 4. En el transcurso de su desarrollo, la presencia del padre confirma a la hija la capacidad de ser madre y al hijo en la capacidad de ser padre. Como vemos, la constitucin de lo parental, de lo materno y de lo paterno, es fruto de las identificaciones conscientes e inconscientes de los hijos hacia sus padres. Esas identificaciones, as como las experiencias de amor-odio y tambin de deseo, que se viven y aprenden en el seno de la familia de origen, seran, pues, los elementos fundadores de la futura familia de los hijos. Incluso si el deseo de ser madre o ser padre se presenta como un proceso consciente y programado, est siempre infiltrado de significados y deseos inconscientes. El hijo del deseo es un hijo maravilloso, un nio ideal; pero el hijo de la realidad parece siempre diferente con respecto al que hemos fantaseado consciente o inconscientemente. No resulta difcil renunciar a un sueo cuando la realidad es tan atractiva y deslumbrante como un beb normal. El enamoramiento con ese pequeo ser que da a da sorprende con sus avances es muy poderoso. Ver cmo se agarra al pecho (y a la madre) que lo alimenta en cuerpo y alma, que se calma cuando es arrullado, que busca a su cuidador significativo porque es lo ms importante en su vida, constituyen experiencias intransferibles que funcionan como estructurantes de un vnculo el vnculo de apego- que ser indestructible. Pero muchos padres, llegado el momento, no pasan por esas agradables experiencias, aunque tuvieron los mismos planes, las mismas ilusiones y el mismo

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amor por la llegada de un hijo. Sintieron la misma alegra que todos con su nacimiento, cuando nada en su aspecto anunciaba problemas, sin embargo, el beb comenz a no responder a las expectativas. Algunos bebs, ya tempranamente pudieron dar seales de que algo diferente pasaba, pues eran hipotnicos o no respondan al sonido ni a las formas de la manera esperada. Otros parecan desarrollarse normalmente hasta que ciertos signos de alarma aparecieron: no sonrean o no reclamaban la presencia de la madre. Esta falta de respuesta social del beb es un signo particularmente doloroso para los padres que fcilmente se malinterpreta como un rechazo y puede acarrear los cuestionamientos: No soy una buena madre para l? o Qu estamos haciendo mal? Pero este es solo el comienzo de un largo camino que recorrern acompaados por la duda y la preocupacin, aunque quizs se aliviarn, parcial y transitoriamente, en escasos periodos de entusiasmo consecuencia de algn logro hecho por el nio o simplemente producto de una fuerte negacin de la evidencia. Es probable que este sube y baja emocional, esta verdadera montaa rusa de ilusin-desilusin se repita muchas veces a lo largo del proceso. (Cherro MA., Trenchi N. 2007). Esta reproduccin parcial, entrecomillada y en cursiva del texto de Miguel A. Cherro y Natalia Trenchi, lo he transcrito tal y como aparece en uno de sus artculos porque me parece lleno de sensibilidad y empata as como de comprensin por el largo y doloroso proceso de duelo que tienen que recorrer los padres con un hijo del que se empieza a sospechar un posible funcionamiento autista. Para Serge Levobici, (Levobici S. 1983) cuatro tipos diferentes de hijo/a estn presentes en el psiquismo de la madre e interviniendo en la transmisin del mandato intergeneracional fundado sobre las mallas del narcisismo parental y de la construccin del Si-Mismo del beb. 1- El hijo/a imaginado de forma esencialmente preconsciente y elaborado psquicamente por la madre durante el embarazo. 2- El hijo/a fruto de la fantasa inconsciente de la madre que tiene que ver con las races infantiles del deseo de tener un hijo. 3- El hijo/a mtico, portador de la sombra cultural y del pasado de la madre as como de su sistema de imagos, de imgenes interiorizadas de lo que es y representa para ella ser un hijo/a, un padre, una madre y unos padres, con sus correspondientes interacciones mutuas. El nio mtico en el fondo se corresponde con la sombra de la madre proyectada sobre el nio. 4- El hijo/a fruto de una proyeccin narcisista del deseo de la madre. Todos estos escenarios que conciernen la imagen psquica del hijo en el psiquismo de la madre se representan sobre el entramado de un funcionamiento tridico formado por la madre, el padre y el hijo/a. Conviene distinguir entre triada, triadificacin y triangulacin segn el trabajo clnico y la investigacin desarrollados por M. Lamour. Triada: La triada madre-padre-beb representa la unidad original y social primaria. En su interior se construyen las dadas. Triadificacin: Proceso que permite que los tres estn juntos. El trmino proceso se refiere a las interacciones comportamentales, intra-familiares e inter-personales.

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Triangulacin: Consiste en el paso de la triadificacin comportamental a la triadificacin intrapsquica que prefigura la triangulacin edpica. Al hablarles de triangulacin me viene a la memoria el importante trabajo de investigacin, efectuado para aclarar el origen de la comunicacin en la familia, efectuado por Elisabeth Fivaz-Dupeursinge que ha cofundado en 1977, junto con Luc Kauffman (Director) y Elvira Panquieri, el Centro de Estudios de la Familia, teniendo como sede el hospital psiquitrico de Cery en Lausanne, Suiza. Ha sido y es, un centro con un espacio para la clnica, la investigacin y la formacin de profesionales donde he tenido la ocasin de formarme -durante su segunda promocin de alumnosen el mbito de la psicoterapia familiar durante mi larga estancia de diez aos de trabajo y formacin en Suiza. Su labor, llevada a cabo con la colaboracin de Antoinette Corboz-Warney, une la investigacin con la clnica, al mismo tiempo que ambas eran objeto de formacin. Sus trabajos tratan sobre todo del estudio de las interacciones entre padres y bebs con el objetivo de poner de relieve el nacimiento de la comunicacin familiar, sus pre-requisitos, sus desviaciones, sus riquezas y sus trastornos. Una situacin de observacin, el Lausanne Trilogue Play as como un modelo terico son los frutos ms conocidos descritos en su libro. (Fivaz-Depeursinge E., CorbozWarney A. 1999, 2001). Nada mejor que la transcripcin, con su correspondiente traduccin del francs, entrecomillada y en cursiva-, de la descripcin de este mtodo de investigacin en palabras de su creadora, Elisabeth Fivaz. Para estudiar la comunicacin nter-subjetiva pedimos a las familias que jueguen juntos, es decir, les pedimos que compartan un momento de placer a tres o a varios, como ocurre en su familia. Esto ocurre en una situacin de observacin llamada le jeu du trilogue de Lausanne (abreviado LTP, para Lausanne Trilogue Play, en ingls). Para ver a todos los componentes de la familia de frente filmamos con dos cmaras de vdeo, la una centrada sobre los padres y la otra centrada sobre el nio. La imagen del nio es incluida en espejo dentro de la de los padres. Hay cuatro contextos en los cuales un tro puede interactuar a tres. Por ello, el LTP se desarrolla en cuatro partes: 1. Uno de los padres, en este caso la madre, juega con el nio mientras que el otro, el padre, queda en la posicin de tercero observador sin intervenir. 2. Los padres cambian de posicin, de rol. 3. Los dos padres juegan con el nio. 4. Los dos padres hablan juntos y es el turno del nio de ocupar el lugar del tercero. Con nios de 3-4 aos utilizamos el LTP narrativo. En esta situacin, pedimos a los padres que ayuden a su hijo a contar una historia con la ayuda de pequeos muecos. Por ejemplo: los padres se van solos de fin de semana y el hijo es cuidado por otras personas. A esta edad, la comunicacin de la experiencia vivida puede en parte, expresarse con palabras. Quedar sin embargo para siempre arraigada en el vasto universo de la comunicacin implcita, no verbal, afectiva, sin la cual no habra ntersubjetividad. (Fivaz-Depeursinge E. 2005).

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El estudio de la comunicacin a tres entre el beb, la madre y el padre a travs del juego del LTP que hemos mencionado muestra que la comunicacin nter-subjetiva en la familia sigue la misma trayectoria en su desarrollo que la comunicacin ntersubjetiva a dos entre el beb y su madre o su padre. De una forma primaria o directa evoluciona hacia una forma secundaria y referencial, para integrar despus los aspectos simblico-morales y narrativos. Los resultados de sus estudios muestran que ms la comunicacin entre los padres con respecto al beb es coordinada y clida, mejor se desarrollan las capacidades de triangulacin del nio. Se ha visto tambin que esta comunicacin entre los padres se prepara activamente durante el embarazo. Se ha observado esto mediante una versin modificada del LTP en la que los padres juegan mediante la ayuda de un mueco su primer encuentro con su hijo recin nacido. Esta situacin pone en juego la capacidad de los padres de imaginar y plasmar en actos su relacin triangular con el beb que est por nacer al mismo tiempo que muestra su comunicacin nter-subjetiva naciente con l. Los resultados muestran que ya durante el embarazo, las madres y los padres activan de forma intuitiva las conductas parentales que posteriormente efectuarn con su hijo real. La calidad de su cooperacin para realizar este juego de roles, la expresin de afecto mutuo y hacia el hijo imaginado estn muy relacionados con la riqueza y el tono afectivo de las interacciones triangulares del beb con ellos despus del nacimiento. Conviene pues remontar al menos hasta el embarazo para comprender el desarrollo de la comunicacin nter-subjetiva en el tringulo primario de la familia. (FivazDepeursinge E. 2005). Como vemos, este mtodo de investigacin puede ser utilizado como una excelente herramienta de prevencin en el periodo antenatal. Las dinmicas grupales de los grupos de padres y de madres, tambin. Cuando no hay verdaderamente el deseo de tener un hijo, sino solamente el deseo de quedarse embarazada, este deseo se corresponde ms bien a una fantasa de necesidad de plenitud y de verificacin del buen funcionamiento del aparato reproductor. Sera, pues, un deseo de tipo narcisista en el que se buscara acabar de sentirse mujer o sentirse completa como mujer. Teniendo un hijo, la mujer se identifica con su propia madre, llega a serlo, y la prolonga. El embarazo provoca en el plano emocional cambios radicales en la futura madre y en el futuro padre que se corresponderan con una crisis de identidad. Abstracciones como fertilidad, realizacin de s mismo y duelo, se hacen nociones ms encarnadas, ms inmediatas y personales. A pesar del acompaamiento familiar (sobre todo del marido) y de la preparacin al parto que se suele realizar durante el embarazo, la madre suele vivir toda una serie de amenazas sobre su propio cuerpo (deformaciones, sobrepeso, senos deformados, estras) que la llevan a sentir un profundo miedo de sentirse pesada, estropeada y desvalorizada ante sus propios ojos y los de los dems. Estos miedos se atenan y compensan por la vivencia narcisista de completarse que experimenta la madre al estar embarazada y por los cuidados especiales que necesita la regresin transitoria y parcial que la madre suele vivir a travs de la identificacin que hace con el fruto de su vientre, es decir, con su futuro hijo. El acceso a nuevas funciones y roles tanto familiares como sociales valorizan y compensan de todos estos temores a la futura madre y al futuro padre.

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La crisis de identidad durante el embarazo desencadena modificaciones de la personalidad y del carcter ya que todo el mundo interno de la mujer embarazada cambia. La madre tiene una sensacin de vulnerabilidad importante, dejando de tener una idea precisa de los lmites de su cuerpo y de su apariencia para los dems, es decir, de su imagen. El embarazo sera para la madre como una serie de tareas sucesivas de incorporacin, diferenciacin y separacin del feto. Aceptarlo primero en su propio cuerpo, luego darse cuenta de que no forma parte de ella misma y posteriormente, separarse de l. A este proceso le correspondera la ambivalencia del primer trimestre, la presencia del otro en su cuerpo, intensamente vivida en el segundo trimestre, y el duelo y la separacin que seran por anticipacin vivencias esenciales del tercer trimestre de la mujer embarazada. Hacia el final del embarazo, aparecen muy frecuentemente miedos a que el hijo no sea normal y a no soportar el dolor del parto. Tras estos miedos subyacen las dificultades de separacin de los dos cuerpos y la necesidad intensa de sentirse protegida y segura adems de sentirse cuidada por la familia, el marido y el sistema sociosanitario. La situacin de crisis, por lo que conlleva de sufrimiento, de vulnerabilidad (brecha en el sistema defensivo), de desequilibrio y de necesidad de adaptacin a un proceso de cambio, es un momento evolutivo de transicin y de riesgo que puede ser fecundo y madurativo, pero tambin generador de patologa (enfermedad). La persona en crisis y en este caso los padres y sobre todo la madre, suelen estar muy receptivos ante la necesidad de cuidados, de ayuda y de cambio. En este sentido, el apoyo y ayuda de las respectivas familias de origen y en el caso de la futura madre, de su propia madre, es muy importante. El apoyo y ayuda del marido o pareja, todava lo es ms. Con l se establece ms claramente la diferenciacin entre las familias de origen y la propia. La implicacin del marido, proporciona elementos nuevos de cuidados y maternaje que eviten o contengan la repeticin de conflictos primitivos entre la futura madre y su propia madre, por ejemplo. Los futuros padres, se hacen padres con el patrimonio y capital de recursos y competencias que han adquirido en su propia familia y en su relacin con los otros a lo largo de su vida. Tambin llevan consigo, en relacin con su propia biografa, un mayor o menor grado de vulnerabilidad ante los elementos estresantes (situaciones existenciales de cambio) y un mayor o menor nivel de riesgo en funcin de las separaciones, prdidas y duelos que les haya tocado vivir y sobre todo por la forma en que los han vivido o no. Llamamos duelo al proceso de sufrimiento, de trabajo psquico que realiza el ser humano para adaptarse e integrar el cambio que supone una prdida psicolgicamente valiosa e importante para l. Puede tener las mismas caractersticas que una reaccin depresiva o estado depresivo tras una separacin o prdida pero sin la hemorragia de autoestima y deterioro de la propia imagen que se dan en las depresiones. Depresiones que por definicin son trastornos afectivos que afectan al estado de nimo y al funcionamiento psquico del sujeto que las padece. El duelo (proceso normal) como reaccin a la separacin y prdida que supone el parto, o la prdida de un ser querido, as como la depresin y otras reacciones patolgicas tras el parto, tanto en la madre como en el padre, representan una situacin difcil y / o de riesgo no solo para la madre, sino tambin para la relacin temprana madre-hijo y para el propio hijo, como veremos ms adelante.

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En las sociedades primitivas, los rituales de paso o de transicin, en situaciones de cambio y de crisis, ayudaban socialmente a la persona que los viva y a su familia, evitando sufrimiento y enfermedades. Hoy da, en nuestra civilizacin y cultura, apenas contamos con rituales que, por su alto valor simblico, nos ayuden a superar las pruebas y desafos que nos supone tanto nuestra propia evolucin como la vida misma. Uno de ellos sera, desde mi punto de vista, el de obtener, mediante examen, el carn de conducir, con lo que ello representa de prueba de paso de la adolescencia a la edad adulta. En las sociedades primitivas y tambin antiguamente en Ibiza, se practicaban rituales que hoy da se conocen con el nombre de Covada y Sndrome de la covada. Estaban destinados a integrar al padre activamente en el proceso de parentalizacin, desde el embarazo de su pareja, hacindole someterse, por ejemplo, a ciertos tabes como el de no comer carne o el de la caza (no ir de caza). Con ello se consegua un refuerzo de la identificacin a lo maternal, en cuanto a los cuidados que requiere el embarazo y la madre, conteniendo a su vez los sentimientos de hostilidad hacia la pareja y futuro hijo que pueden acompaar vivencias de celos, envidia o rivalidad por parte del padre hacia su hijo. Tras el parto, se haca participar activamente al padre en el proceso de dar vida a su hijo, por ejemplo, soplando de forma ritual y simblica sobre los rganos de los sentidos del recin nacido, o tambin el ritual por parte del padre, de meterse en la cama durante unas horas para recibir las felicitaciones de familiares y amigos. Este ltimo aspecto es vlido tambin para la madre que muchas veces pasa a segundo plano cuando familiares y amigos acuden a ver al hijo recin nacido. Hoy da, lo que se considera que es la preparacin al parto, tanto de las primparas (1 vez) como de las multparas (ms de un parto), podra ser interpretado y practicado tanto en su vertiente informativa como de apoyo psicolgico e integracin de roles y funciones parentales, como uno de esos rituales de paso, actualizados y adecuados a nuestra cultura y civilizacin. Como veremos ms adelante, la participacin activa de los padres en el proceso de preparacin al parto que normalmente realizan las enfermeras especializadas, llamadas comadronas, es un recurso preventivo de primer orden en cuanto a la aparicin de patologa tanto en la madre como en el padre e hijo. En el padre, que tambin tiene que vivir su propio proceso de duelo, pueden aparecer reacciones depresivas ms o menos durables y a veces camufladas por mecanismos de defensa como la actuacin y conductas de evitacin. Por ejemplo, padres que en el mejor de los casos se vuelcan en el trabajo, en lugar de estar ms presentes en casa, que es lo que verdaderamente necesitan la madre y el hijo. Tras la salida del hospital, el regreso al hogar es un momento crtico para la madre y el beb, si no cuentan con el apoyo y ayuda adecuados por parte de la familia y sobre todo del padre. El padre, si a su vez no tiene el apoyo y ayuda necesarios y adecuados, si se encuentra en situacin de crisis, de vulnerabilidad y de riesgo, puede desarrollar trastornos psicosomticos y psquicos que pueden ir desde un parto simblico, como sera la expulsin de clculos renales, hasta desarrollar una patologa adictiva o delirante en los casos ms graves. (Larbn J. 2006).

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Tanto en el padre como en la madre, el riesgo de enfermar o descompensarse psquicamente es mayor tras el parto y en los primeros meses de interaccin padreshijos, que durante el embarazo. La madre puede tambin presentar trastornos psico-afectivos que van desde el duelo post-parto, tambin llamado blues o depresin normal, que sigue al alumbramiento, hasta una depresin psictica, con sntomas confusionales, alucinaciones corporales y exaltacin defensiva y manaca de su estado de nimo, pasando por la depresin post-parto de la que vamos a hablar ms en detalle ahora. Desde el punto de vista epidemiolgico, la depresin post-parto es muy frecuente, ya que abarca desde un 10% a un 15% del conjunto de madres. La sintomatologa es la de una depresin tpica. Tristeza, apata, desinters, autoreproches, auto-desvalorizacin, etc. Aparece frecuentemente alrededor del tercer mes despus del nacimiento y puede durar hasta un ao e incluso ms. Frecuentemente se trata de una depresin enmascarada por sintomatologa fbica (miedos) o desconexin emocional como mecanismo de defensa frente a un sentimiento intenso y con repercusiones sobre su entorno, es decir, sobre la relacin madre-hijo. Como vemos, es un problema de salud pblica, tanto por su frecuencia como por sus efectos sobre el desarrollo de los nios. Una buena parte de esos efectos se atena considerablemente si el padre no deprimido juega un papel activo de apoyo a la madre y ejerciendo la funcin materna sustitutiva Otras veces, la depresin aparece encubierta bajo la forma de un juicio moral que se hacen las propias madres, considerndose malas madres. En estos casos es frecuente que no pidan ayuda, que ms bien se escondan y oculten su sufrimiento. La depresin de estas madres no suele ser tratada y cuando se detecta su problema, suelen ser poco colaboradoras con el terapeuta. Para ver si estas depresiones post-parto podan ser detectadas y tratadas preventivamente antes, se ha realizado una investigacin llevada a cabo por el Servicio Mdico-Pedaggico de Ginebra, en Suiza (Manzano J., & Col. 2002). La investigacin, realizada sobre un grupo de 570 mujeres elegidas al azar, se efecta en tres momentos evolutivos: En el ltimo trimestre del embarazo. Tres meses despus del nacimiento, en la casa, (con observacin de la relacin madre-hijo). A los 18 meses despus del nacimiento, tambin en la casa (madres deprimidas y grupo control) con observacin de la relacin madre-hijo y del estado de desarrollo del nio. De estas 570 mujeres objeto de la investigacin, un 10,2 % presentan depresin postparto al tercer mes del alumbramiento. De estas mujeres deprimidas, las 2/3 partes, es decir el 65,5 % de ellas, presentaban una depresin pre-parto que podra ser tratada con psicoterapia breve y buenos resultados. La tercera parte (un 34,5 %) no presentaban depresin pre-parto. Estas mujeres con embarazo normal y depresin post-parto han vivido mal el parto, han sufrido

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problemas con el nio despus del nacimiento y han sufrido tambin la separacin madre-beb. Estas tres variables nos permiten detectar a las madres que no estn deprimidas antes, pero lo estarn despus del parto. Por otro lado, un 20 % de madres que presentan depresin pre-parto, es decir durante el embarazo, no la tienen ms despus del parto. Podemos deducir que el parto y el nacimiento tienen significaciones psicolgicamente diferentes para una y otras, en unos casos curndolas y en otros agravndolas en su estado psquico. En cuanto a los trastornos precoces de la relacin madre-hijo y del desarrollo del nio, la investigacin pone de relieve: Alteraciones precoces y durables en la afectividad y estado de nimo depresivo del nio. Trastornos de ansiedad y miedos ligados a la separacin madre-hijo, as como posterior problemtica de desapego (actitud defensiva) del hijo hacia su madre. Tambin aparece retraso en la adquisicin del concepto de permanencia del objeto, es decir, conseguir desarrollar la representacin interna del objeto (objetos, madre u otros) en ausencia de ste. Esto supone un aumento de probabilidades de que el nio presente dificultades en la adquisicin y desarrollo del lenguaje as como de su aprendizaje en lo que dicho aprendizaje tiene de simblico. Por mi parte he observado en estos casos un incremento del riesgo de desarrollar relaciones dependientes y adictivas y un aumento importante del riesgo de desarrollo de defensas autistas en el nio-a a travs de actitudes y conductas de evitacin de/en la interaccin. Me parece importante sealar una vez ms la importancia de los cuidados del sistema teraputico dirigidos a los padres y en especial a la persona que ejerce la funcin de madre, incluidas las visitas domiciliarias de apoyo y seguimiento de la evolucin de la interaccin entorno cuidador-beb durante los primeros meses de vida del beb. Visitas efectuadas por comadronas que tambin les han ayudado en la preparacin al parto. Seguimiento evolutivo y cuidados del cuidador familiar en su entorno habitual, de extraordinaria importancia para detectar precozmente y corregir, situaciones de riesgo de carcter repetitivo y acumulativo que pueden derivar en desviaciones psicopatolgicas de graves consecuencias para nuestros nios, su futuro y el de sus familias as como para la salud pblica. Quiero poner de relieve lo fundamental que es para la deteccin y tratamiento precoz de los trastornos mencionados, la colaboracin interdisciplinaria y multiprofesional entre obstetras, comadronas, pediatras, psiquiatras y psiclogos infante-juveniles, para evitar que fallen los cimientos de los padres del maana. Esta tarea implica tambin el desarrollo de una poltica de apoyo socio-sanitario, dirigida a la familia y en especial a los cuidadores familiares para que puedan desarrollar una vinculacin de apego seguro y sano con sus hijos, poltica no suficientemente desarrollada ni a mi juicio adecuadamente enfocada en nuestro pas. Carencia e insuficiencia de la que no solamente son responsables los polticos a nivel estatal, autonmico y municipal, sino tambin todos nosotros por aceptarlo y consentirlo durante tantos aos. (Larbn J. 2006)

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La forma en que los padres se sienten, se ven y se aprecian a s mismos, como personas, como futuros padres y como pareja, es otro elemento importante a la hora de valorar los factores de riesgo y la capacidad de resiliencia en cuanto a la evolucin de la interaccin padres-hijo/a. El deseo de tener un hijo, nacido de exigencias personales inconscientes y de exigencias sociales a la vez conscientes y relacionales, es ambivalente. Forma parte de la realizacin de la familia y de la micro-estructura emocional que la constituye. Puede tambin enmascarar otros deseos; por ejemplo, el de comprobar su fecundidad y para ello quedarse embarazada o provocar un embarazo no deseado. Puede ser tambin la expresin del deseo de encontrarse con su propia infancia. En la prevencin del embarazo no deseado en la adolescencia sera muy importante tener en cuenta todo esto y evitar caer en la trampa de confundir la informacin con la formacin y con la prevencin. En el anlisis consciente y sobre todo inconsciente del deseo de quedarse embarazada, de tener un hijo y del origen de la maternidad, as como de la paternidad, se pueden encontrar factores de riesgo y en cierta forma, indicadores predictivos sobre el desarrollo del embarazo, del parto y de las primeras relaciones madre-hijo o padres-hijos. El deseo de tener un hijo est ligado a la pulsin de vida, al deseo de inmortalidad y a la transmisin nter-generacional y trans-generacional. (Larbn J. 2006) TRANSMISIN PSQUICA INCONSCIENTE: TRANSMISIN INTERGENERACIONAL Y TRANSGENERACIONAL Con respecto a la transmisin psquica precisaremos que es un:"Trmino utilizado en psicoanlisis para designar tanto los procesos, como las vas y los mecanismos mentales capaces de operar transferencias de organizaciones y contenidos psquicos entre distintos sujetos y, particularmente, de una generacin a otra o a travs de generaciones, as como los efectos de dichas transferencias". (Segoviano M. 2008). En cuanto a la transmisin de los contenidos psquicos inconscientes entre y a travs de las generaciones, sta se realiza mediante los mecanismos de identificacin. Dichos mecanismos son los que aseguran la transmisin inconsciente de generacin en generacin y se apoyan sobre las capacidades de identificacin del nio, las cuales no son asimilables a la mera imitacin consciente. Segn la naturaleza de la identificacin en cuestin, conviene distinguir la Transmisin Inter-generacional y la Transmisin Trans-generacional. Hablamos de Transmisin Inter-generacional cuando la transmisin de contenidos psquicos inconscientes de una generacin a otra constituye el soporte de un narcisismo sano, base afectiva de la personalidad, necesario para la construccin de una identidad estable y de un funcionamiento mental desarrollado y armnico. Se trata de identificaciones interiorizadas que tienen como base la identificacin emptica, es decir, la incorporacin e interiorizacin del otro, de lo otro, -basada en la comunicacin emptica-, de contenidos psquicos inconscientes. La transmisin intergeneracional de contenidos psquicos inconscientes es bidireccional e interactiva ya que se da entre los ascendentes y los descendientes vivos.

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Por otra parte, hablamos de Transmisin Trans-generacional cuando la transmisin a travs de las generaciones de contenidos psquicos inconscientes est en el origen de brechas narcisistas, de cuerpos extraos intra-psquicos, de objetos internos perseguidores, incorporados pero no introyectados o interiorizados, y de crculos viciosos psicopatolgicos. En dicha transmisin predominan la identificacin al agresor, y la identificacin proyectiva (Abraham N. y Torok M. 2005). Nicols Abraham, fuertemente inscrito en la lnea de trabajo de Ferenczi, continu su bsqueda de esclarecimiento de los sntomas desde la perspectiva del trauma, la va que Freud por muchos aos dej en parte de lado al estar interesado ante todo por la investigacin del papel traumtico de la fantasa inconsciente. El trauma resulta, en los estudios de Abraham y Mara Torok, mucho ms narcisista que sexual, y la psicologa o la psicopatologa del otro, del objeto, entra de pleno derecho a formar parte de la realidad con la que el sujeto trata la parte ms significativa de esa realidad: la realidad psquica de los otros. Se tratara sobre todo de contenido psquico inconsciente -imposible de transmitir conscientemente ya que no se puede elaborar ni integrar en el yo del sujeto que lo ha vivido-, como podra ser un secreto inconfesable, (crimen, incesto, violencia, abusos y agresiones sexuales o de otro tipo, maltrato fsico y psicolgico.), con graves efectos traumticos para quien lo ha vivido o tambin, ms frecuentemente, una prdida de objeto que no puede ser confesada como tal por ser vivida como una afrenta narcisista imposible de elaborar. La imposibilidad de perder al objeto puede suscitar la puesta en marcha de una maniobra mgica de incorporacin, opuesta a la introyeccin elaborativa que caracteriza un duelo normal. Mediante la incorporacin, que es una forma de renegacin radical del duelo, el sujeto pretende no haber perdido nada, gracias a una conservacin del objeto amado y ofensivo tal cual es, sin transformarlo y sin transformarse, cosa que ocurre cuando el objeto es interiorizado y forma parte entonces de uno mismo. Se conserva as al objeto tal cual, con su realidad y sus afectos, creando un mundo fantasmtico inconsciente que, dicen los autores, lleva una vida separada y oculta. Esta incorporacin puede hacerse gracias a una escisin en el yo, que resulta de este modo parcial o casi totalmente ocupado por la realidad el objeto as incorporado que se guarda, como un muerto-vivo, dentro de la cripta que se ha formado en el seno del yo. Por otra parte, esta formacin psquica encriptada es transmisible a otra generacin, en la cual el fantasma habitante de la cripta vuelve en la forma de actos, signos, sntomas incomprensibles para el sujeto habitado, que no tiene las claves para desencriptar el secreto. (Segoviano M. 2008). La transmisin trans-generacional de contenidos psquicos inconscientes no es interactiva ya que es unidireccional y se da desde los ascendientes muertos a los descendientes vivos; acta como si fuese un legado no elaborable ni integrable que se van transmitiendo inconscientemente los miembros de una familia de una generacin a otra, a travs de las generaciones, mediante saltos generacionales. Haydee Faimberg, psicoanalista argentina radicada en Francia, se interes, en esa misma dcada de 1970, en los avatares del narcisismo filial afectado por una regulacin narcisista de objeto en el psiquismo de los padres. Esta regulacin narcisista lleva a los padres, por un lado, a atribuir al nio, mediante la funcin de intrusin narcisista, todo lo que odian en ellos mismos, su no-yo. El nio adquiere de este modo una identidad negativa. Por otro lado, mediante la funcin de apropiacin,

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se atribuyen a s mismos todo lo que aman en el hijo, con lo que se apropian de su identidad positiva. El hijo se identifica con esta distribucin de las atribuciones negativas y positivas por un tipo de identificacin que permanece escindida, disociada de su yo, que la autora denomina identificacin alienada. Es alienada porque no supone, en ninguno de los participantes, el reconocimiento de un espacio psquico propio del nio, y porque ste se identifica con una organizacin extraa que pertenece a otro, a los aspectos que ese otro rechaza de su historia personal. De este modo, la historia de los padres pasa a estar como encajada en la historia vital del nio, configurando una condensacin de tres generaciones, un telescopaje generacional. (Faimberg H. 1985. Faimberg H. 1988). Ren Kas comenz sus estudios sobre la transmisin psquica en la dcada de 1980. Se interes, como Freud lo haba hecho, tanto por la transmisin que se opera entre las generaciones como por la que tiene lugar entre los contemporneos. Distingui dos modalidades de la transmisin: por una parte, aquella en la que hay una transformacin de lo transmitido, y por lo tanto el sujeto receptor encuentra a la vez que crea lo que recibe en un terreno que es transicional, y por otra parte, aquella donde lo transmitido no es objeto de transformacin y la transmisin resulta entonces traumtica. Es siguiendo esta ltima modalidad que se producen las patologas de la transmisin. (Kas, R. 1993). En el primer caso se efecta una transmisin nter-generacional, entre generaciones, de elementos psquicos asimilables y elaborables, tiles e incluso indispensables para el desarrollo psquico. En el segundo caso, se efecta una transmisin transgeneracional, es decir, a travs de generaciones, de elementos y contenidos psquicos inconscientes no elaborables, (lo indecible, las fantasas inconscientes encriptadas y encapsuladas que actan como cuerpo extrao, etc.) que constituyen enclaves intrapsquicos susceptibles de convertirse en fuente de sufrimiento, de perturbaciones, de bloqueos evolutivos y de repeticiones, mientras no sean objeto de una elaboracinintegracin tras la correspondiente toma de conciencia. (Eiguer A., Carel A., AndrFustier F. 1998). La experiencia clnica que aporta el trabajo con las familias teniendo en cuenta al menos tres generaciones, muestra hasta qu punto estos legados a travs de las generaciones pueden estar en la base no solamente de la trasmisin psquica inconsciente de una psicopatologa no abordable que se agrava y cronifica de generacin en generacin, sino que adems, influye en algunos casos en la extincin de la propia familia, tanto por decisin personal consciente como por la presencia de una sintomatologa como la infertilidad de origen psquico. La mayora de autores utiliza indistintamente lo intergeneracional y lo transgeneracional para referirse a la transmisin de contenido psquico consciente e inconsciente entre varias generaciones familiares. En la realidad clnica, la frontera entre los dos tipos de transmisin no es tan clara ni precisa. En efecto, vivencias psquicas trasmitidas positivamente, ya trasformadas de elaboraciones precedentes, pueden no ser adecuadamente interiorizadas, no volverse parte de la identidad de la persona o incluso ser elementos que impiden o hacen difcil el desarrollo psquico de quien recibe dicha transmisin. Terminaremos este artculo sealando que la alianza parental facilita la funcin parental, que a su vez, se ve potenciada por el intercambio interactivo entre los padres a propsito del beb, incluso antes de su nacimiento. La interaccin padres-beb es evolutiva cuando las identificaciones empticas predominan sobre las identificaciones con el agresor y sobre las identificaciones proyectivas.

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BIBLIOGRAFAAbraham, N.; Torok, M. (2005). La corteza y el ncleo, Ed. Amorrortu. Cherro, MA.; Trenchi, N. 2007. El apego y la familia de los nios con trastornos del espectro autista Psicopatologa y salud mental del nio y del adolescente, 9, p, 33-41, Ed. Fundacin Orienta, Barcelona. Eiguer, A.; Carel, A.; Andr-Fustier, F. (1998). Lo generacional. Abordaje en terapia familiar psicoanaltica, Buenos Aires, Ed. Amorrortu. Fivaz-Depeursinge, E. (2005). La communication intersubjective du bb dans le triangle primaire. Psychothrapies, XXV, 4, p, 235-239, Ed. Mdecine et Hygine, Genve. Fivaz-Depeursinge, E.; Corboz-Warney, A. (1999). Le triangle primaire. Le pre, la mre et le bb, Paris, Ed. Odile Jacob. 2001. Faimberg, H. (1985) El telescopaje de las generaciones. Acerca de la genealoga de ciertas identificaciones. Transmisin de la vida psquica entre generaciones. R. Kas y otros, Buenos Aires, Amorrortu, 1996. Faimberg, H. (1988) A la escucha del telescopaje de las generaciones: pertinencia del concepto. Transmisin de la vida psquica entre generaciones. R. Kas y otros, Buenos Aires, Amorrortu 1996. Kas, R. (1993): Le Groupe et le sujet du groupe. Paris, Dunod. Larbn, J. (2006). Ser padres. Interacciones precoces padres-hijos. Reflexiones a propsito de la prevencin y deteccin precoz de los trastornos del desarrollo en el beb. Cuadernos de Psiquiatra y Psicoterapia del Nio y del Adolescente, 41-42, p. 147-160, Ed. SEPYPNA. Lebovici, S. (1983). Le nourrisson, la mre et le psychanalyste: Les interactions prcoces, Paris, Le Centurion, Pados. Manzano, J.; et al. (2002). Las relaciones precoces entre padres e hijos y sus trastornos, Ed. Necodisne, Madrid. Segoviano, M. (2008). Transmisin Psquica Escuela Francesa Psicoanlisis e Intersubjetividad N 3.

IBIZA, FEBRERO 2010

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