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Edición Ne. 44 El gran desafío (Síntesis del libro "de la ilusión al desencanto, reforma económica en el salvador 1989-2009) Hace veinte años, la creencia casi generalizada -de manera particular en América Latina- era que la opción frente al subdesarrollo secular debía buscarse en la adopción de un nuevo modelo económico, al estilo y semejanza del que habían seguido varios países del sudeste asiático en las dos décadas anteriores. Juan Héctor Vidal Economista L os desequilibrios reales y financieros y el magro desempeño de las economías durante la llamada "década perdida" dieron la pauta para que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional empezaran a impulsar los primeros programas de estabilización y ajuste, que tiempo después encontrarían en el consenso de Washington, una especie de elemento coercitivo al vinculárseles a lo que se ha dado en llamar la condicionalidad cruzada. El Salvador fue parte de ese escenario, aunque el conflicto armado introducía en su caso elementos de atipicidad. por consiguiente, el modelo económico adoptado por el país durante el primer gobierno de Arena, no fue un invento nacional. Sin duda, la "nueva economía" tenía la ventaja de que encajaba a la perfección en la ideología política de dicho partido, pero fue la onda expansiva del liberalismo la que hizo gran parte de la tarea, a lo cual se sumó con gran fuerza el derrumbamiento del socialismo real. Coincidentemente, la apertura comercial, la desregulación y la privatización —que eran tres piezas 25

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Edición Ne. 44

El gran desafío(Síntesis del libro "de la ilusión al desencanto, reforma económica en el salvador 1989-2009)

Hace veinte años, la creencia casi generalizada -de maneraparticular en América Latina- era que la opción frente alsubdesarrollo secular debía buscarse en la adopción de un nuevomodelo económico, al estilo y semejanza del que habían seguidovarios países del sudeste asiático en las dos décadas anteriores.Juan Héctor VidalEconomista

Los desequilibrios reales

y financieros y el magro

desempeño de las economías

durante la llamada "década perdida"

dieron la pauta para que el Banco

Mundial y el Fondo Monetario

Internacional empezaran a impulsar losprimeros programas de estabilización

y ajuste, que tiempo después

encontrarían en el consenso de

Washington, una especie de elemento

coercitivo al vinculárseles a lo que seha dado en llamar la condicionalidad

cruzada. El Salvador fue parte de ese

escenario, aunque el conflicto armado

introducía en su caso elementosde atipicidad. por consiguiente, el

modelo económico adoptado por el

país durante el primer gobierno de

Arena, no fue un invento nacional.

Sin duda, la "nueva economía"

tenía la ventaja de que encajaba a la

perfección en la ideología política

de dicho partido, pero fue la onda

expansiva del liberalismo la que hizo

gran parte de la tarea, a lo cual se sumó

con gran fuerza el derrumbamiento

del socialismo real.

Coincidentemente, la apertura

comercial, la desregulación y la

privatización —que eran tres piezas

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claves de un modelo económicsupuestamente más eficiente yequitativo— tenían en la políticanacional férreos defensores, aunquesus acciones estuvieran impregnadasde sentimientos no tan sublimes. Sepodía suponer entonces que con laadministración Cristiani se iniciabaun verdadero proyecto nacional, quetenía en el plano internacional unrespaldo indiscutible a partir de laprédica de la nueva economía; y, enel ámbito interno, la certeza de que elpaís realmente era capaz de subirse alcarro de la modernidad en un marcode democracia real y de mayoresoportunidades en el plano económicoy social. Bajo esa perspectiva, hablarde un "proyecto nacional" parecíaobvio, pero significaba trascenderlo económico para ubicarse en unescenario parecido al que sirvió debase para la transformación de Chiley España, después de muchos añosde vivir bajo regímenes autoritarios.Guardando las diferencias, esaoportunidad la brindaban, justamente,la nueva economía y la solución delconflicto por la vía negociada, queya se preveía, bajo el liderazgo delpresidente Cristiani. Sin embargo, loúnico que realmente podía garantizarla nueva administración era la puestaen marcha de un proyecto diferenteen el campo económico.

En este sentido, no estoy tan segurode que el primer presidente de Arenahaya visualizado una transición comola que está viviendo el país, cuandoen el discurso que pronunció a raízde la firma de los acuerdos de paz,aquel histórico 16 de enero de 1992,expresó:

"El conflicto ha quedado atrás,queremos y debemos todos ver haciael futuro que es en el único sitio dondepodemos construir ese El Salvador

grande, próspero, libre y justo quetodos profundamente anhelamos.Las lecciones aprendidas tienen queasimilarse y fructificar para una vidamejor, pero no vamos a llorar sobrelas cenizas, el país no nos da tiempomás que para el trabajo, para lareconciliación y para la paz".

En cualquier caso, en el campoestrictamente económico, el primergobierno de Arena tenía en lasformulaciones iniciales de FUSADESuna base de sustentación indiscutibley, por cierto, que iba más allá delos enfoques mecanicistas de losorganismos internacionales.

Como lo demostrarían los hechos,en algún punto en el tiempo comenzóa perderse la visión de construirun sistema económico más justoe incluyente, para derivar en unoque solo en apariencia funcionaconforme a los postulados de unaeconomía social de mercado, aunqueel concepto nunca desapareció de la

prédica oficial de los cuatro gobiernosde Arena.

Llevado al extremo, lo anteriorsugiere que quienes intentaron hacerde El Salvador un ejemplo de éxitoya casi en las postrimerías del sigloXX, de alguna manera cayeron en latrampa de la más primitiva versión dellaissezfaire de dos siglos atrás.

A partir de entonces, todo elsentido de dirección y propósitoque podría haberle dado el gobiernoa la economía para humanizarla yblindarla contra los coqueteos de laizquierda, desapareció, aunque susconsecuencias se fueron diluyendo alo largo del tiempo.

Incluso, hay opiniones calificadasde que no hubo en ese sentido unaconciencia clara del significado de contarcon un sistema económico construidocon visión estratégica, aunque nofuera sino para restarle espacio a losdetractores del sistema capitalista.

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La eliminación del Ministerio dePlanificación durante la segundaadministración de Arena constituyeuna clara expresión de la adherencia aesas ideas extremas. Tanto así, que elPNUD, en su informe sobre desarrollohumano 2007-2008, le atribuye aldebilitamiento de la planificación partede la responsabilidad en la pérdida deeficacia de las reformas, en términosde crecimiento, empleo y eficiencialaboral.

Ciertamente, no se puede estableceruna relación de causalidad entre elcomportamiento de estas variablesy el proceso político, pero ignorarsu relación también resulta pocopragmático. Hay que decir, además,que la ampliación de los espaciosdemocráticos ha hecho también más

•• Coincidentemente,la apertura comercial,la desregulación y laprivatización -que erantres piezas claves deun modelo económicosupuestamente máseficiente y equitativo-tenían en la políticanacional, férreosdefensores, aunque susacciones estuvieranimpregnadas desentimientos no tansublimes.

vulnerables los estilos de gestiónimpenetrables que acompañaron losregímenes dictatoriales del pasado.

Dentro de una visión de conjunto,todo esto ha contribuido a desa-creditar un modelo económico con-ceptualmente correcto, pero que seapartó de la ruta inicialmente trazada,para dar paso, en casos importantes,a prácticas mercantilistas que inclusoampliaron los espacios para la críticainclemente de la oposición másradical, que no ha desperdiciadooportunidad para enjuiciarlo. Esposible que para algunos resulte unpoco desproporcionado, pero mitesis es que después de veinte años elpaís sigue sin encontrarse, aunque sereconozca que mucho ha cambiadoen comparación con el panorama quepresentaba en 1989.

Pero el haber gobernado en unambiente de paz, con amplio apoyo del

sector privado y sin las restriccionesque normalmente imponen alos países pobres las relacionesfinancieras internacionales —en estecaso por el soporte que proveen lasremesas familiares— tampoco hansido capitalizadas como hubiera sidodeseable, y, de allí, la frustración quese percibe aun entre los no radicales.En este punto, es de justicia reconocerla continuada labor de FUSADES alproponer, de manera previa a cadaejercicio presidencial, estrategiaspara la transformación económicadel país. También es relevante elposicionamiento que ha venidoasumiendo la Asociación Nacionalde la Empresa Privada (ANEP). Elplanteamiento contundente quehizo la cúpula empresarial en 1996 através de "el manifiesto salvadoreño",cuando la economía empezó a darmuestras de debilitamiento, es elmejor ejemplo. La institucionalización

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entornodel Encuentro Nacional de la EmpresaPrivada (ENADE), a partir del 2000,puede también inscribirse dentro dela dinámica al interior del sector apartir de los acuerdos de paz. A pesarde todo, ha sido inevitable la críticasocial sobre el aprovechamiento dela libertad económica, el ejerciciopatrimonialista de la función públicay la edificación de un esquema deprivilegios, que tienen mucho que vercon lo que está ocurriendo en el país.

Los procesos sociales siempreestán expuestos a una involución,pero también a cambios que, paradó-jicamente, no siempre encuentrandel todo preparados ni a sus mismosactores. Lo anterior, sumado alexcesivo énfasis en las solucionestécnicas a problemas con un altocontenido social —o haber confundidomedios con fines— ha sido tambiénresponsable de los pocos avancesen la construcción de un sistemaeconómico sólido e incluyente. Alfinal, esto es lo que se pretendíalograr, por lo que el escenario quevive hoy en día el país, es en granmedida producto de la brecha entreaspiraciones y realidades.

Así, mientras la izquierda radicalhabla de que el "modelo neoliberal" hafracasado, otros más sensatos señalanque todo el problema se origina enque el sistema económico ha sido maladministrado. De manera natural, estosextremos necesariamente convergenen un solo punto: el rol del estado enla economía. Portante, gran parte de laexplicación subyace en la forma en queel sistema económico se fue definiendo,mientras se mantenían las aspiracionesy crecían las exigencias de amplios

segmentos de la población. La diferenciaestriba en que, para unos, el problemacentral se origina en la desaparicióncasi total del estado —criterio que

personalmente no compartimos—mientras que, para otros, las dificultadesemanan desde el momento en que lagestión gubernamental —por acción uomisión— se convirtió en compañerade viaje de los grandes intereses.

En esto, no podemos ignorar,nuevamente, la relación indisolubleentre la economía y la política. Losefectos de una gestión exitosa enel ámbito económico son, por logeneral, poco apreciados en aquellassociedades polarizadas comola salvadoreña, pero los errorescometidos en el ejercicio de la misma,se pagan siempre muy caro.

•• En cualquier

caso, en el campo

estrictamente económico,

el primer gobierno

de Arena tenía en las

formulaciones iniciales

de FUSADES una

base de sustentación

indiscutible y, por cierto,

que iba más allá de los

enfoques mecanicistas

de los organismos

internacionales.

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