El gran cronista del Imperio Inca

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  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

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    M CARM EN M ARTN RUBIO

    UNIVERSIDAD COMPLUTENSE MADRID

    Juan de Betanzos: E l gran cronista del Imperio Inca

    I

    INTRO U IN

    El presente trabajo tiene el propsito de demostrar la vital importancia de las crnicas escrita

    durante los siglos xvi y xvit en la ahora llamada Amrica para poder comprender el fondo de la

    ancestrales culturas desarrolladas en aquellos territorios. Debido a su carcter grafo las historia

    transmitidas por los conquistadores y colonizadores se presentan como fuentes imprescindibles

    reveladoras de las singulares formas de vida all existentes desde los primeros milenios de la Humanidad

    si bien al haber sido redactadas por hombres pertenecientes a civilizaciones muy diferentes deban se

    sometidas a rigurosos anlisis.

    Mencin aparte merece la

    Stuna y narracin de los Incas

    de Juan de Betanzos crnica originad

    en el seno de la nobleza cusquea con perfecto dominio del quechua por parte del autor.

    Es sabido que los Incas crearon formas de vida verdaderamente complicadas muy diferentes a la

    existentes en Europa durante las mismas pocas; sin embargo fueron precisas para dominar a la siempr

    inhspita naturaleza andina y ayudar a conseguir la supervivencia del hombre en un medio tan difcil

    adverso. En tal sentido baste sealar la reciprocidad laboral derivada del parentesco la divisin social e

    panucas grupos de individuos o familias unidos por un vnculo y

    ceques

    Ias dos m itades de arriba

    abajo en que se separaban las ciudades el poder absoluto de los reyes aun despus de muertos l

    deliberada ignorancia histrica de personas o hechos no gratos al gobierno y tantos otros genuinos matices

    entre los que es preciso destacar la ausencia de escritura al estilo occidental o jeroglfica.

    Por todo ello no tiene nada de extraa la incomprensin de los conquistadores hacia aque

    singular pueblo hasta pasadas algunas dcadas; incomprensin evidenciada tambin por los primero

    cronistas quienes recogieron confusamente hechos y cronologas atribuyndolas indistintamente

    diversos personajes; mxime cuando les faltaba el conocimiento del runasimi

    el idioma o lengua genera

    del Incario. De ah que las crnicas en general a pesar de haber sido escritas muchas in situ

    por testigo

    presenciales de los acontecimientos y circunstancias narrados deban someterse a rigurosas revisiones.

    No obstante a finales del siglo xvi y en el mismo xvu surgen obras de ms garanta dado qu

    aparecen autores mestizos e indszenas lgicamente ms preparados para poder captar y transmitir s

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    M CARMEN MARTN RUBIO

    ancestral cultura. Es el caso de Garcilaso de la Vega, el Inca,

    Huatnn Potna

    de Ayala o Santa Cruz

    Pachacuti Y anque.

    Pero, todo lo hasta aqu expuesto, viene a confirmar que no hay regla sin excepcin, porque en la

    fase temprana de la colonizacin del Per

    entre 1551 y 1557 un espaol de origen gallego, Juan de

    Betanzos, escribi una historia del Incanato de carcter netamente indigenista y con gran profundidad. La

    t tul

    Suma

    y narracin de los Ingas que los indios nombraron Capac cuna que fueron seores en la citulad

    del Cuzco

    de todo lo a ella sujeto que fueron mi I leguas de tierra la cuales eran desde el ro de Maule

    que es delante de Chile hasta de aquella parte de la cittclad de Quito toclo lo cual poseyeron y seorearon

    hasta que el Marqus D. Francisco Pizarro gan e conquist e puso debajo clel yugo e clominio real de Su

    Majestad en la cual Suma se contiene la vida y hechos de los Ingas capas pasados nuevatnente traducido y

    recopilado de la lengua india cle los naturales del Pir

    por Juan de Betanzos vecino de la Gran Ciudad del

    u s c o

    la cual Suma e historia va dividida en dos partes

    Martn Rubio, 1987); como el autor quiso indicar

    con la palabra suma , pocas crnicas presentan un contenido tan minucioso y veraz sobre el pueblo Inca.

    Desde las primeras pginas se advierte que Juan de Betanzos conoci muy de cerca los hechos

    acaecidos en el enorme territorio andino, pues comienza por establecer la genealoga de los Incas reinantes

    y despus su cosmogona, a la que seg

    n la tradicin remonta a orgenes divinos; tras lo cual expone los

    acontecimientos blicos-expansivos, Ilevados a cabo por la etnia cusquea, a partir de los primeros

    monarcas y, con todo lujo de detalles, cuando trata de

    Viracocha

    el octavo gobernante; pero todava es

    mucho ms minucioso con

    Pachacuti o

    Pachacutec

    el noveno poderoso hroe civilizador y consolidador

    del territorio andino. Igualmente, la vida, los hechos de los siguientes monarcas y la crtica situacin

    poltica, creada entre Huascar y

    Atahualpa

    es desmenuzada por el cronista y enlazada hbilmente con la

    presencia de los espaoles recin Ilegados, quienes ya comenzaban a poner las bases de la nueva nacin

    peruana, entonces dependiente de Castilla y convertida en un esplendoroso Virreinato. Ahora bien, como

    lo que realmente le interesaba al autor era el mundo incaico, en la

    ltima parte de la obra, encauza

    nuevamente su narracin hacia el

    ltimo descendiente de la monarqua, Manco Inca

    sublevado en las

    montaas selvticas de

    V ilcabanzba.

    Mas antes de adentrarnos en el contenido de la

    Suma y narracin...

    es conveniente advertir que

    Juan de Betanzos pudo escribir una historia ms indigenista que los dems cronistas contemporneos,

    debido al manejo de datos precisos y concretos, adquiridos por su matrimonio con la

    usta

    o princesa

    Cuiritnay OcIlo:

    traducido Habla bonito; anteriormente

    piuihuarmi

    o esposa principal de

    Atahualpa e l

    ltimo de los grandes emperadores, quien a la Ilegada de los espaoles fue bautizada con el nombre de D.

    Angelina (Garcilaso de la Vega. II, cap. IX, 140). Y sin duda, otro factor importante que le ayud a

    adentrarse en el mundo inca fue su perfecto conocimiento del

    queclzua o runasimi

    idioma que seguramente

    practicara con su esposa.

    II DOA ANGELINA

    Y U P N Q U I

    C U S IR I M Y O C L L O

    La importante figura de

    D.

    Angelina aparece ampliamente mencionada en toda la historiografa

    andina; sin embargo, se hallaba desdibujada entre la descendencia de las

    panacas reales cusqueas. Se la

    confunda con otra princesa Ilamada

    Aas Kollke hasta que se ha podido contar con el testimonio de

    Betanzos, seg

    n el cual Cusirimay

    o

    D

    Angelina descenda del linaje de

    Y anque Y upanque un hijo del

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    JUAN DE BETANZOS EL GRAN CRONISTA DEL IMPERIO INCA

    Inca

    Wiracocha de este nombre y hermano de

    Pachacutec;

    por lo tanto, era prima de Huascar

    y

    Atahualpa

    los dos herederos del ltimo poderoso monarca,

    Huyana Capac. Seguramente fue llevada a

    Quito con unos diez aos y cuando Atahualpa

    termin de edificar su palacio en dicha ciudad la tom como

    su piuivarme

    o esposa principal. Para la unin debi de realizarse una boda esplendorosa, pues al decir de

    nuestro cronista se celebraron infinidad de fiestas y se ofrecieron muchos sacrificios por la felicidad de los

    recin casados, durante dos

    meses enteros.

    Indudablemente,

    Cusirimay aquella muchacha en palabras de Betanzos, con lo que pone de

    manifiesto su juventud sera hermosa, ya que, as mismo, cuenta que el gobernador D. Francisco Pizarro

    la eligi para s una vez muerto Atahualpa y que con ella tuvo dos hijos: D. Francisco y D. Juan, si bien

    falleci pronto el menor y slo qued Francisco, a quien por cierto hubo de tutelar el cronista, despus de

    casarse con D.

    Angelina.

    El matrimonio entre la usta

    y Betanzos se efectu en los primeros arios de la dcada cuarenta en

    1544 (Nicanor Domnguez Faura, 1988: 220), diez despus de la refundacin del Cusco en ciudad

    espariola; verificada en marzo de 1534 (Martn Rubio, 1984: 1-22). Tambin una carta del Licenciado La

    Gasca al Consejo de S. M., de 1548, expone que el repartimiento de

    Y ucay y la coca de Avisca

    en Cusco

    con una renta de doce a trece mil pesos, no lo haba provedo, sino que slo lo haba puesto bajo un

    depositario, hasta saber si poda darlo a un hijo de D. Francisco Pizarro, habido con una india que era

    entonces mujer de un lengua o intrprete llamado Juan de Betanzos (Levillier, 1921-1926: I, 125).

    D

    Angelina debi hacer muy feliz a nuestro cronista, ya que en 1551 cuando ste escriba la

    Suma y narracin...

    plasm en sus pginas un discreto pero contundente homenaje hacia ella,

    patentizando con mucho inters sus ancestrales y reales races, su gran alcurnia y el importante estatus

    que haba tenido en el Incanato como esposa de Atahualpa y tambin cuando fue elegida por Pizarro; y

    aunque en ning

    n momento indica que era su mujer, se percibe por el inters que puso en aclarar todo lo

    relativo a su imagen.

    Pero, dejando a un lado su vida matrimonial, en espera de la aparicin de otros documentos que

    arrojen nuevas luces sobre Betanzos y

    D

    Angelina, es preciso decir que la unin con la princesa

    proporcion al cronista enorme prestigio entre los nobles incas, que componan las panacas reales, por lo

    que stos le abrieron sus puertas, en especial las de Atahualpa.

    Por otra parte, le llev a adquirir una

    importante y fuerte holgura econmica, como demuestra el Dr. Villanueva Urteaga, pues

    D

    Angelina

    aport como dote crecida hacienda Betanzos, 1987: XXXIV).

    De esta unin naci una hija: Mara Dez de Betanzos

    Y upanqu i Dez era el primer apellido del

    cronista, aunque slo debi de usarlo en ocasiones oficiales por resultar largo. Se ha visto que, en la

    Suma

    y narracin...

    firma

    nicamente con Betanzos, el segundo; sin embargo recientes investigaciones me

    Ilevan a pensar que Dez de Betanzos era un apellido compuesto, procedente de la villa de Betanzos en

    Corua, donde seg

    n el cannigo Pedro Vitales, los caballeros de aquel nombre descendan del linaje de

    los Andrade. Se explica el cambio de la siguiente manera: Diego N

    ez de Andrade, un hijo de Nuo

    Freyre de Andrade, Seor de Puentedeume. Villalva y El Ferrol, fue castellano (seor o alcaide) de la

    fortaleza de Betanzos y cas con

    D.

    Ana de Vargas; sus descendientes, atendiendo a la circunstancia de

    haber sido el progenitor alcaide de los castillos de Betanzos, adoptaron este apellido sutituyndolo por e

    de Andrade. A su vez, el primero Daz o Dez considerados ambos un mismo patronmico, con idntico

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    M. CARMEN MARTN RUBIO

    escudo de armas deriv de Diego. Dice tambin que Gonzlo Daz de Betanzos fue el primero en tomarlo

    y que algunos de sus descendientes pasaron a Chile; con lo cual se advierte la tendencia americanista en el

    tronco familiar Garca Garraffa, 1926: XVI, 167).

    Por tanto, hoy parece muy posible que el cronista tuviese el apellido compuesto; mas por la

    documentacin se ve que toda-la gente prefera denominarle simplemente Betanzos, e incluso l mismo,

    como se aprecia en la

    Suma y narracin

    y en las firmas de dos cartas aparecidas en Santo Domingo, que

    tal vez podran referirse a nuestro personaje. Una razn del porqu usaba slo Betanzos, se podra hallar

    en que quiz con l se recordaba siempre el origen gallego y no era tan largo de pronunciar como Dez de

    Betanzos. Ahora bien, de confirmarse la hiptesis del apellido compuesto, no se podra hablar de su

    ascendencia juda, como anteriormente se haba supuesto, sino de un personaje, perteneciente a una familia

    gallega de muy rancio abolengo.

    Mas retomando a D.

    Angelina, nos encontramos con que poco ms sabemos de ella; ni siquiera

    la fecha de su muerte. Desde luego, el bito debi de suceder siendo todava joven. S se conoce que

    Betanzos qued viudo, seguramente cuando ya era un hombre algo maduro, circunstancia que no le

    impidi contraer segundas nupcias con una dama espaola. Pero llegados a este punto, es importante

    conocer la exigua biografa con que contamos sobre la vida y hechos de nuestro autor.

    III PERFIL DE JUAN DEZ DE BETANZOS

    Sin duda, Betanzos es uno de los cronistas de la conquista que aparece ms envuelto en profundas

    tinieblas. Una espesa maraa rodea su imagen, pese a que los pocos datos existentes sobre l muestran a

    un hombre intrpido, con una vida llena de actividad, inmersa en continuos peligros y altas

    responsabilidades, lo que le convierte en un personaje aventurero y novelesco; sin embargo, difcil de

    conocer, dada la escasez documental que se conserva sobre su vida y hechos.

    Fue contemporneo de Cieza de Len, Pedro Sancho de la Hoz, Francisco de Jerez, Agustn de

    Zrate, Miguel de Estete, Pedro Pizarro y de otros muchos conquistadores, algunos de los cuales, como los

    mencionados y como l mismo, escribieron hermosas crnicas, narradoras de importantes acontecimientos,

    en los que a menudo tambin participaron; pero no sabemos cmo transcurrieron los das de Betanzos en

    Esparia antes de trasladarse al Nuevo C ontinente; se ha visto que ni siquiera est claro su origen y tampoco

    sabemos nada exceptuando noticias hipotticas de lo que hizo en aquellas tierras hasta asentarse en el

    Cusco. Y hablo de datos hipotticos al referirme a dos cartas que abordan problemas surgidos con cierto

    licenciado apellidado Castaeda, en Cubaga Venezuela), las cuales ponen de manifiesto la presencia de un

    escribano, llamado Juan de Betanzos en Santo Domigo. Este Betanzos, seg

    n dichas cartas, anteriormente

    haba estado radicado en Valladolid. Dada las fechas, y por tratarse de un hombre de letras, pudo ser

    nuestro cronista, quien en busca de ms fortuna tal vez vivi una temporada en la ciudad castellana, antes

    de pasar a Amrica Coleccin Murioz A1108, 274. J. F. Pacheco, 1864: I, 560-563); pero con seguridad,

    no sabemos si lleg a vivir siempre en Galicia, si radic alg

    n tiempo en Valladolid y ni siquiera si estuvo

    en Santo Domingo.

    No existe constancia alguna de cundo y por dnde entr Betanzos ni a las Indias ni al Per

    . S u

    nombre no aparece registrado en los Libros de pasajeros, y ello me hace intuir que se desplaz integrado

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    J U A N D E B E T A N Z O S : E L G R A N C R O N S T A D E L I M P E R IO N C A

    en el squito de alg

    n personaje importante. El historiador Jimnez de la Espada cree que Ileg con

    Francisco Pizarro

    y que, tras consagrarse sin descuidar otros intereses al estudio del quechua, pronto se le

    nombr su lengua o intrprete oficial 1880, Prlogo

    Suma y narracin de los Incas .

    Tampoco h ay noticia

    de que participase con armas en la conquista, aunque el Padre C alancha dice que estuvo en la isla del Gallo

    con Pizan-o, tal como despus veremos. Desde luego, su origen noble en Galicia me hace pensar que fue

    un hombre educado para las letras y no para las armas.

    La vida de Betanzos se muestra completamente oscura hasta su arribo al Cusco, donde en 1542

    aparece avecindado y con tan perfecto dom inio del

    quechua como para ser elegido intrprete oficial en la

    Informaciones

    mandadas realizar por el gobernador Vaca de Castro (Collapina, 1975: 5). Y aqu surge

    nuevos misterios:

    ;cundo se afinc en la por aquel entonces Gran Ciudad Cabeza de los Reinos de

    Pe r

    ?, ya que en el Acta Fundacional no est registrado en calidad de vecino; y, por otro lado, su nombre

    tampoco aparece en los repartos de tesoros efectuados en Cajarmarca y el Cusco a la llegada de los

    conquistadores. Entonces, ,dlnde y cundo haba aprendido tan bien el

    quechua

    como para llegar a se

    intrprete de Pizarro y de los posteriores gobernantes? Otra gran incgnita se crea con el testimonio de

    Padre Calancha, seg

    n el cual Betanzos fue uno de los trece que acompariaron al conquistador a la isla de

    Gallo. El cronista basa la afirmacin en documentos originales vistos por l mismo, donde se consigna su

    presencia; en especial alude a un auto en el que con el acuerdo de toda la compaa se adjudicaban a

    Hernando Pizan-o seis partes de todo lo que se encontrase. Dicho auto contena la firma de Betanzos: un

    de los trece de la fama (Calancha, 1638: L. I, cap. XVI, 240).

    De ser autntico el dato, esa sera la explicacin de su intervencin en los momentos iniciales de

    la conquista, aun sin ser soldado, y de ah vendra la gran amistad adquirida con la familia Pizarro; si bie

    despus, en lugar de seguir con ellos al Cusco, podra haber vuelto a la gobemacin de Santo Domingo

    donde tal vez continu estudiando el quechua. Desde luego, est claro que debi de llegar pronto al Per

    pues en la crnica se advierte que conoce muy de cerca incluso con ancdotas los acontecimientos

    ocurridos en la primara fase de la costa, en Tangarala o Tangarara, y as mismo, los hechos relacionado

    con Atahualpa. Pero, es extrao que ning

    n otro cronista contemporneo hable de su presencia en tan

    importante momento en la isla del Gallo; aunque, es patente la confusin existente en las crnicas sobre

    los nombres de aquellos primeros conquistadores del Per

    , que compusieron el grupo.

    Tambin el haber entregado Pizarro a Betanzos por esposa a la mujer con la que haba tenido dos

    hijos, demuestra el fuerte grado de amistad y confianza existente entre ellos; y es razonable pensar que tan

    profunda confianza y amistad no fueron fciles de ganar en unos pocos das. Adems el cronista no la

    perdi nunca, ni aun muerto el gobernador, porque cuando Gonzalo, el menor de los Pizarro, se levant en

    contra de la supresin de las encomiendas ordenada por la corona, volvi a demostrar su fidelidad a la

    familia, siendo uno de sus principales colaboradores; si bien, al final de la contienda en 1547, intuyendo

    Betanzos que ya todo estaba perdido, se pasase al ejrcito realista, acaudillado por el Pacificador , Pedro

    Lagasca.

    Por otra parte, en la nueva edicin de los

    Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega, publicad

    en 1991 por Carlos Aranibar, en el glosario, el editor advierte la diferencia existente entre las misma

    palabras quechuas de Betanzos y Garcilaso, pese a que el primero viva y escriba por los aos cincuent

    en el Cusco, justo cuando el Inca aprenda esta lengua. Entre otras, una de las hiptesis manejadas po

    Aaranibar para hallar una explicacin a dicho hecho, es la de suponer que Betanzos no manejaba el

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    M C A R M E N M A R T N R U B IO

    quechua del Cusco, sino alguna yariante regional de la costa central. En los

    Comentarios... Garcilaso

    confirma que en la jurisdiccin de Trujillo y hasta Quito no se conoca bien la lengua general del

    Cosco

    Editorial Universo: L. III, cap. III, 13), porque tenan la suya propia; pero los Incas obligaban a aprender

    la quechua a sus s

    bditos, enviando gentes para enseriarla e imponerla en todos los territorios sojuzgados.

    As pues la hablaban, pero algo diferentemente; por tanto, si esta hiptesis se pudiese confirmar, vendra a

    revalidar la temprana presencia de nuestro autor en Per

    , incluso tal vez en la isla del Gallo, seg

    n dice el

    padre Calancha. Despus, desde all pudo haber pasado con Pizarro a la zona de Tumbez en los primeros

    arios de 1530; y a continuacin, por motivos desconocidos, se desplazara a Santo Dom ingo, donde com o

    ya se ha visto aparece un escribano, llamado Juan de B etanzos en 1539. Mas posteriormente, sobre 1540,

    se avecindara en el Cusco, ciudad de la que ya no saldra sino espordicamente y en la que lleg a

    encontrar la muerte.

    IV BETANZOS EN EL CUSCO VIRREINAL

    En cambio s est claro que a partir de su matrimonio con la princesa inca nuestro autor goz de

    una posicin privilegiada, dado el rango social de su esposa; por ello, desde entonces, su inclinacin a las

    formas culturales aborgenes se hara mucho ms profunda al poder frecuentar e introducirse en la

    panaca

    de

    Atahualpa a la que perteneca Cusirimay

    Esta privilegiada situacin le dio oportunidad de conocer muy

    a fondo y de viva voz las de los amautas

    y

    quipucayos la historia personal del Incanato. De ah que, en

    el prlogo de la Suma y narracin...

    Betanzos comente que los hechos de los yngas capac cunas

    los

    grandes seores de los territorios andinos, haban sido traducidos y recopilados por l, seg

    n la versin de

    los propios naturales; de forma muy distinta a los contados por los dems conquistadores (1987: I, 7). Tena

    motivos para expresarse as, porque junto con conocer perfectamente la lengua

    quechua

    se senta tan

    compenetrado con las formas culturales aborgenes, que fue capaz de escribir una crnica de corte

    indgena aunque su origen no se encontrase en los Andes; por cierto que la Suma y narracin... es la

    nica

    obra originada netamente de pluma hispana, que puede encuadrarse en dicha categora indigenista.

    Evidentemente, entre los primeros casos de aculturacin en Per

    se hallan Betanzos y Garcilaso

    de la Vega; slo que a nuestro autor le ocurri a la inversa que al hispanizado Inca pues se convirti en un

    espariol adaptado al mundo andino. Tal circunstancia le llev a ser tambin persona de gran confianza para

    el pueblo vencido; de ah las negociaciones que realiz tratando de hacer salir a Sayri Tupac

    el Inca

    sublevado en Vilcabamba por encargo del virrey D. Andrs Hurtado de Menoza, Marqus de Cariete. Esta

    dura gestin, llevada a cabo por Betanzos en palabras de Garcilaso calificado como un gran lenguaraz ,

    es narrada en los Comentarios reales de los Incas al describir el cronista con mucha pena la

    desmembracin del poderoso imperio del

    Tahuantinsuyu creado por los antepasados de su madre, la

    princesa Isabel

    Chimpu Ocllo

    1965, II, 87). Y as mismo, la confianza depositada en Betanzos por la

    nobleza inca fue igualmente el motivo por el que

    Tito Cusi Y upanqui

    desde la selva de Vilcabamba le dio

    poderes en los momentos de desear legalizar su situacin frente a la corona espaola.

    Sin embargo, el acercamiento de Betanzos a la sociedad indgena del Cusco, no le hizo apartarse

    de los graves conflictos sucedidos durante su poca entre los esparioles. Por ello, pese a no ser persona de

    espritu belicoso sino de letras seg

    n muestran el empleo de escribano en Santo D omingo d e confirmarse

    que era nuestro cronista, el de lengua o intrprete en el Cusco y la enorme rapidez y perfeccin con que

    aprendi el quechua

    no consigui evadirse de intervenir en la ya citada revuelta de Gonzalo Pizarro en

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    JUAN DE BETANZOS

    EL

    GRAN CR ONISTA DEL IMPERIO INCA

    contra de las Leyes nuevas de 1542; y, aun dicen sus bigrafos, que era amigo y Paniaguado de Francic

    de Carvajal, el temible demonio de los Andes (Domingo Angulo, 1924: 73-208).

    Contradictoriamente a su v ida pasada, en la que siempre se nos m uestra como un hom bre de letras

    la participacin en el levantamiento del menor de los Pizarro debi de ser bastante activa; hasta el punto

    de habrsele comisionado la vigilancia del envo de un socorro, compuesto por un grupo de soldados, a

    capitn Valdivia en Chile (Esteve Barba, 1946: T. CCIX, XIV) y que fuese encargado de lleVar una carta

    de otro capitn, Juan de Acosta, a Gonzalo Pizarro desde Trujillo a Lima; momento en que le apres e

    ejrcito de La Gasca, y que aprovech nuestro cronista, con mucha inteligencia y habilidad, para pasars

    a las tropas reales. Con ellas aparecer despus en la incruenta batalla de

    Xaquixahuana,

    en abril de 1548

    De ah que el pacificador La Gasca en el reparto de

    Guainarima

    le premiase en 1548 con un

    renta de cien pesos, como recompensa a la ayuda prestada para terminar con las profundas alteraciones de

    Per

    Lpez de Caravantes, 1985: I, disc. II, 82). Adems, tambin posey Betanzos las haciendas de

    Y u c

    y A v i sca

    ms el pueblo denominado villa de Betanzos Lima, 31. A.G.I.) en el repartimiento de

    Coquican

    en el

    Collao,

    de cierta importancia, pues tena quinientos cincuenta y tres indios tributarios y mi

    seiscientas sesenta personas reducidas en l; y as mismo, en 1587, el pueblo a

    n contaba con cient

    sesenta y cuatro indios tributarios Charcas, 270. A.G.I.) y era su corregidor Vasco de Contreras Lima, 31

    A.G.I.), un criollo cusqueo de indudable prestigio.

    Tampoco sabemos m uchos ms d etalles de la vida de B etanzos en el Cusco, a no ser que, fallecida

    D .

    Angelina, hacia 1562 contrajo nuevas nupcias con la dama espaola Catalina Velasco, de quien tuvo

    cuatro descendientes; las desavenencias con su hija Mara Dez de Betanzos Yupanqui, a las que hac

    amplias referencias el Dr. Villanueva Urteaga

    op. cit.)

    y la fecha de su muerte, seg

    n su bigrafo el P

    Angulo, acaecida el 1 de marzo de 1576. Sin embargo, hay un punto conocido sobre el cronista, pero poco

    estudiado: es la participacin que efectu en las gestiones de

    Vilcabamba

    para sacar a los Incas all

    refugiados.

    V. VILCABAMBA UN REINO NEO-INCA

    El mismo Betanzos cuenta en la

    Suma y narracin...

    (captulo final de la segunda parte) que s

    hallaba preparando un viaje para entrevistarse con

    Sayri Tupac,

    el inca refugiado en las montafia

    selvticas de Vilcabamba.

    Haba ocurrido que Francisco Pizarro, convencido de no ser aceptado por el pueblo vencido y de

    no poder ganar la confianza de aquellas gentes, pens en establecer como nexo entre ambos al principe

    Manco hica, un hijo de Huayna Capac.

    A tal fin, le reconoci cierta autoridad poltica, pensando que

    mediante su intervencin, se podra entender mejor con tan gran n

    mero de aborgenes, los cuale

    rechazaban la presencia espaola. En un principio pareci que sta haba sido una medida acertada; pero

    en poco tiempo se evidenci lo contrario, pues

    anco

    advirti que su poder no era efectivo. Adems estaba

    cansado de los abusos cometidos contra l y su pueblo por los extranjeros llegados a sus tierras y por los

    hermanos del Gobernador, en especial por las provocaciones de Hernando. Tales circunstancias le

    impulsaron a poner cerco al Cusco en 1536, durante ms de un ao; fueron aquellos momentos en los que

    estuvieron a punto de perecer los conquistadores e incluso de ser expulsados de Lima. Sin em bargo, cuando

  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

    8/14

    M. CARMEN MARTIN RUBIO

    ya estaban en trance de sucumbir, consiguieron derrotar a las numerossimas tropas de

    Manco;

    se g

    n la

    tradicin milagrosamente, con la ayuda del apstol Santiago y de la Virgen Mara.

    El lder inca, vindose vencido y sin posibilidades de volver a realizar un ataque fuerte e

    inmediato, huy a las montaas selvticas de Vilcabamba, desde donde comenz una dursima guerra de

    guerrillas, a la vez que fund y organiz un reino neo-inca en contra del dominio hispano, cuyo gobierno

    continuaron despus de l sus sucesores:

    Sayri Tupac Tito Cusi Y upanqui

    y Tupac Am aru.

    Como es de suponer, desde el comienzo, los espaoles afincados en Per

    desearon terminar con

    aquel foco rebelde, que atacaba y robaba a cuantos viajaban por los caminos de la sierra cercana al Cusco

    y ponan en grave peligro a sus ciudades. En tal sentido, se armaron pequeos ejrcitos que a veces

    consiguieron Ilegar hasta donde estaba el Inca, como ocurri en 1539 con el acaudillado por Gonzalo

    Pizarro; mas nunca pudieron acabar con los sublevados.

    Por otra parte, la corona empredi prontamente gestiones para sacar de paz a los gobernantes de

    Vilcabamba y a sus seguidores. A tal efecto, ya en 1542, el gobernador Vaca de Castro envi a

    Manco

    tres

    embajadores, pero no llegaron a conseguir ning

    n acuerdo. Seg

    n Betanzos, el monarca pensaba reiniciar

    nuevas conversaciones con el Virrey recin Ilegado al Per

    , Blasco N

    ez de Vela, el sustituto del

    gobernador Vaca de Castro, pero lo impidi el rpido prendimiento y destierro de ste. Tambin el

    presidente Gasca intent conseguir la paz, cuando terminada la revuelta de los encomenderos en la batalla

    de

    Xaquixahuana

    envi a Vilcabamba al principe

    Paullu

    un hermano de

    Manco. Desgraciadamente, el

    principe enferm en el camino y regres al Cusco, donde muri en 1549, quedando las negociaciones

    interrumpidas desde esa fecha hasta el ao 1556, por diferentes acontecimientos polticos ocurridos en el

    naciente Per

    Fue el Virrey D. Andrs Hurtado de Mendoza, Marqus de Caete, quien las reanud en

    cumplimiento de una Real Cdula del emperador Carlos V, fechada el 10 de mayo de 1555. Para dicho fin,

    form una comisin en la que particip Juan de Betanzos, junto con otros personajes importantes de la

    poca, como fray Melchor de los Reyes y el mestizo cusqueo Juan Serra de Leguzano, nacido de las

    relaciones mantenidas entre el conquistador Mancio Serra y la princesa

    Beatriz Coya

    hija de Huayna

    apac

    Nuestro cronista explica en el

    ltimo captulo de la

    Suma y narracin...

    su intencin de intervenir

    en el conflicto de Vilcabamba, al haber conocido el mal resultado de la embajada enviada por el licenciado

    Gasca. Con tal propsito cuenta que decidi descender del Cusco a la ciudad de Lima para entrevistarse

    con el Virrey Marqus de Caete: y que, cuando estuvo en su presencia, le indic el deseo que tena de

    intermediar, como hombre que mejor que otro sabra dar a entender a los yngas que estaban en la montaa

    lo que su majestad les quisiese mandar que hiciesen (Betanzos, 1987: II, cap. XXXIV, 309).

    El mismo Betanzos cuenta tambin que el Virrey agradeci mucho el ofrecimiento, por lo que

    le entreg un presente para regalar a

    Sayri Tupac

    compuesto entre diferentes objetos por varias piezas

    de seda de colores, algunas ricas camisas bordadas en oro y aljofar (pequeas perlas irregulares), ms

    otras joyas de estima. Seg

    n el cronista, los regalos estaban valorados en un monto superior a los

    cuatrocientos pesos de plata ensayada y marcada, lo que supona una cantidad fuerte para la poca (1987:

    II, cap. XXXIV, 309).

    8

  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

    9/14

    J U A N D E B E T A N Z O S E L G R A N C R O N I S T A D E L I M P E R IO I N C A

    Con la programada marcha a la selva termina Juan de Betanzos la

    Suma y narracin... (1987: II

    cap. XXXIV, 308). Pero por suerte, Garcilaso de la Vega recogi su intervencin en tan difcil y delicada

    misin. Como ya se ha dicho, Garcilaso era hijo de Isabel

    Chimpu OcIlo, prima segunda de

    Cusirima

    OcIlo,

    la esposa de Betanzos; por lo tanto, Garcilaso era tambin primo segundo poltico de nuestro

    cronista. Seg

    n esta versin, apoyada en otra del Palentino, el Virrey tena enorme inters en sacar de la

    selva al Inca. En tal sentido, se establecieron negociaciones nuevas entre la corte de Vilcabamba, la

    princesa Beatriz

    Coya ta de ayri Tupac

    y el licenciado Muoz corregidor del Cusco, mas al no

    progresar con la rapidez desea da, el Ma rqus de Caete decidi enviar a un fraile m ercedario: fray M elcho

    de los Reyes, junto con Juan de Betanzos, vecino del Cusco, quien haba sido elegido intrprete o lengua

    porque presuma de gran lenguaraz en la lengua general de aquella tierra y por el parentesco de su muje

    con el principe

    Sayri Tupac

    Garcilaso, 1965: IV, cap. VIII, 140). Los comisionados se introdujeron por

    la parte de Huamanga, lugar donde estaba la entrada ms cercana del reino inca a las ciudades de lo

    espaoles; por eso la urbe fue rebautizada con el nombre de San Juan de la Frontera; si bien hoy e

    conocida por Ayacucho. Sin embargo, Betanzos y el fraile no pudieron continuar la marcha al haber

    cortado los accesos las tropas sublevadas; tuvieron que volver al camino real buscando paso por un pueblo

    llamado

    Antahuailla

    y tampoco les fue posible hallarlo. De ah que el corregidor Muoz, enterado d

    aquellas circuntancias, les mandase volver al Cusco.

    Una vez all, se concert una nueva embajada en la que se integr a Mancio Serra de Leguzano

    el hijo de Beatriz Coya.

    Salieron delante el fraile de los -Reyes y Betanzos; Ilegaron al puente d

    Chuquisaca, donde comenzaba la jurisdiccin del Inca, y lo cruzaron con mucho trabajo. Pero los

    guardianes del otro lado del puente les detuvieron hasta el da siguiente en que lleg Juan Serra y diez

    indios de

    Sayri,

    que haban ido a recibir a los embajadores. Al decir del Palentino, en quien se bas

    Garcilaso, slo dejaron pasar a Serra; mas despus de leer sus despachos, los sublevados llamaron a

    Beta nzos y le pidieron los suyos para ver si coincidan con los de a qul. El cronista mostr la provisin del

    perdn y la entreg a los capitanes del Inca, junto con el presente del Virrey. Tras varios das de

    negociaciones, Sayri

    mand que regresasen al Cusco primero Betanzos y luego Serra, sin aceptar la salida

    de la selva: aduca que deba consultar la solucin con sus hombres y guacas las ancestrales divinidades);

    pero, en

    ltima instancia, resolvi que mientras la corte analizaba las posibilidades de la salida, su primo

    Juan Serra, fuese a Lima para pedir mercedes al Virrey. Y efectivamente, tras una breve negociacin, el

    Marqus de Caete dio a

    Sayri Tupac

    diecisiete mil castellanos de renta, una encomienda en el valle de

    Yucay y tierras encima de la fortaleza del Cusco, para que edificara su morada, con lo cual el Inca

    abandon la lucha en las montaas de Vilcabamba y tras visitar al Virrey en Lima, lleg al Cusco.

    Despus de la importante gestin realizada en la pacificacin de Sayri Tupac Betanzos volvi a

    Cusco, donde se dedic a cuidar de su rica hacienda; mas no dej de intervenir en Vilcabamba, a pesar de

    que ello supona un gran peligro: se ha visto que las guardias del Inca

    Sayri Tupac tenan como mxim

    objetivo la proteccin de su soberano; estaban todava muy recientes las muertes de Atahualpa

    e

    Cajamarca y de

    Manco Inca en la misma Vilcabamba a manos de espaoles. De a h que cualquiera, aunque

    llevase consigo garantas de embajador, en principio era considerado enemigo; por tanto, haba que ser muy

    audaz para embarcarse en aquella aventura. No bastaba con conocer el quechua y estar emparentado con

    el Inca, ya que los soldados de Vilcabamba nada de esto conocan.

    Sin embargo, otros nuevos acontecimientos requirieron la intervencin de nuestro cronista en las

    montaas selvticas: como se ha dicho,

    Sayri Tupac

    abandon su reino y se integr entre los espaoles. Se

    119

  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

    10/14

    M. CARMEN MARTN RUBIO

    fue a vivir a la encomienda de Yucay situada en el Valle Sagrado de los Incas muy cerca del ro Urubam ba.

    Pareca que as quedaba resuelto el problema de los herederos del

    Tahuantinsuyo

    refugiados en Vilcabamba;

    pero a los tres aos de la salida Sayri muri, al parecer envenenado por el cacique principal del pueblo de

    Yucay Francisco

    Chilque

    si bien nunca se le pudo probar tal hecho Villanueva Urteaga, 1970: 9).

    El monarca haba hecho testamento dejando como sucesor a su hermano

    Tupac Amaru hijo

    legtimo de

    Manco Inca

    un principe de corta edad que todava radicaba en Vilcabamba; mas al llegar la

    noticia de su muerte, otro hijo ilegtimo de

    Manco

    llamado

    Tito Cusi Y upanqui quien seg

    n

    descripciones de la poca contaba con unos ventisis aos, se proclam seor de aquellos territorios. Al

    legtimo heredero

    Tupac

    con intencin de desprestigiarle apod uti : bobo, y lo encerr en las casas de

    las mamaconas

    o vrgenes del Sol.

    Y si

    Sayri

    se mostr como un gran pacifista, en cambio

    Tito Cusi

    hizo gala de una enorme

    belicosidad desde los primeros momentos de su mandato. Continuamente armaba a sus hombres y

    mandaba atacar pueblos, ciudades y caminos. De esta forma consigui dominar en poco tiempo muchas

    tierras en las que cultivaba maz,

    cafiagua quinoa

    y bastante cantidad de coca, que produca en los valles

    calientes, desde donde era transportada al Cusco, Abancay, Andahuaylas y el Collao, lugares de buena

    venta por la mucha demanda. A base de estos productos el Inca se enriqueci rpidamente.

    Como es de suponer, la corona espaola, en su afn de terminar con tan molesta situacin, reinici

    negociaciones bajo el gobierno de Lope Garca de Castro, enviando al mensajero Rodrguez de Figueroa,

    quien cuando lleg a Pampacona lugar donde se entrevist con el Inca le encontr lujosamente ataviado y

    con mucho poder. Tito

    las acept y design a dos personas para q ue se ocupasen de sus asuntos: por notario

    al mestizo Martn de Pando y de apoderado en el Cusco a Juan de Betanzos casado con una prima suya.

    El Inca deba de confiar plenamente en nuestro cronista, pues cuando falleci su hermano

    Sayri

    crey que haba sido asesinado por los espaoles y slo se convenci de que no sucedi as al certificrselo

    Betanzos, enviado nuevamente como embajador por el nuevo corregidor de Cusco, el Licenciado Polo de

    Ondegardo, junto con el mestizo Martn de Pando (Cusi Yupanqui, 1988: 2); visita que tal vez se efectu

    entre 1559 y 1560. Tambin en esta ocasin Betanzos demostr gran valenta al aceptar exponerse a

    realizar una empresa tan difcil, ya que el mismo Tito dice que retuvo a Pando y slo dej salir a Betanzos;

    y seguramente nuestro cronista tena entonces una edad avanzada, pues otro de sus bigrafos, Santisteban

    Ochoa (1946: 78), anot que cuando muri en 1576 ya era viejo. Aparte de ello, slo el caminar por las

    montaas de Vilcabamba supona y supone hoy todo un reto para el forneo, dada la altura, la ausencia de

    caminos la lujuriosa vegetacin y por los muchos animales salvajes y repti les venenosos que se encuentran

    por todas partes; imagnese cmo sera entonces, al hallarse rodeados de enemigos, adems. Pero a pesar

    de tantas dificultades, Betanzos realiz varios viajes; ahora bien, no cabe duda de que la intervencin en

    estos hechos se produjo porque el cronista fue un nexo entre el pueblo Inca y la Espaa de su tiempo, al

    ser pariente poltico de los nobles cusqueos y dominar su idioma.

    VI. LA SUMA Y

    NARRACION DE LOS INCAS

    Lneas atrs se ha expuesto el perfecto aprendizaje del quechua por parte de nuestro cronista;

    hasta tal punto lo habl y entendi que en la Suma y narracin...

    emplea un lenguaje todava muy similar

    1 2 0

  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

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    JUAN DE BETANZOS: EL GRAN CRONISTA DEL IMPERIO INCA

    al usado actualmente en las ciudades y pueblos de la sierra andina: se trata de una peculiar mezcla entre e

    quechua

    y el espaol, explicada por el propio Betanzos cuando indica en el prlogo de la obra, que lo

    hechos de los

    yngas capac cunas

    o grandes seores de aquellos territorios han sido recopilados

    traducidos otra vez por l. Es de suponer que con estas palabras se refiera a la realizacin de nuevo

    interrogatorios, practicados a dichos

    yngas

    despus de haber participado en los llevados a cabo para l

    nf onnaciones

    ordenadas por el gobernador Vaca de C astro efec tuadas en 1542 o a los trabajos realizado

    cuando haba escrito una doctrina cristiana y dos vocabularios quechuas compuestos en seis arios de s

    juventud seg

    n l mismo cuenta en el prlogo de la

    Suma y narracin...

    doctrina y vocabulario que, d

    haberse conservado le convertiran en el padre de los estudios quechuas; paternidad hasta ahora adjudicad

    a fray Domingo de Santo Toms de quien en 1560 se publicaron en Valladolid una

    Gramtica

    un

    Lexic

    quechuas.

    Pero volviendo a la crnica betancina, aunque modestamente, nuestro autor slo se atribuye e

    trabajo de recopilador y traductor de los acontecimientos sucedidos durante el dominio Inca. En l

    dedicatoria a D . Antonio de Mendoza el Virrey que le encarg escribir la genealoga de los Incas indic

    que su composicin, si bien no era alta, haba sido muy trabajosa, porque necesit asesorarse de mucho

    naturales: de los ms viejos y de mayor crdito que hall. 0 sea que Betanzos utiliz fuentes histricas n

    escritas, puesto que no las cita, mas s vivas orales, recogidas de testigos presenciales o partcipes e

    muchos de los hechos blicos y polticos acaecidos en el Incario. Sobre todo, se nutri de la tradici

    guardada en los cantares de las

    panacas

    reales para exaltar las hazaas de los Incas momificados, que

    hallaban expuestos al culto religioso en el

    Coricancha:

    especie de Vaticano andino; cantares que l pud

    escuchar con autenticidad, sin las deformaciones impuestas posteriormente por el devenir de los tiempo

    En las grandes festividades, como en las del

    Inti Raymi

    bodas, nacimientos y exequia

    purucallas

    era costumbre que se sacasen las momias imperiales, y los mayordomos o

    mamaconas

    de l

    panacas

    cantaban delante del Inca reinante su relato histrico, anteriormente elaborado por l

    quipucamayocs:

    los sabios. As mismo, cuando el ejrcito entraba victorioso en el Cusco se organizaba

    numerosos

    taquis

    o fiestas, en las que se entonaban una y otra vez los

    haylis

    que eran los relatos heroic

    sucedidos en las batallas, los cuales, acompaados de ritmos musicales, se repetan varios das.

    Todos tuvo oportunidad de conocer Betanzos de labios de los propios

    quipucamayocs

    m ut

    De ah que pudiera extraer y transmitir en la

    Suma y narracin...

    la versin histrica oficial del Imper

    contenida en ellos; no la real sino la elaborada por el Estado para los ciudadanos puesto que en el Incana

    lo no conveniente era eliminado de la memoria popular.

    A primera vista parece fcil escribir este tipo de Historia, pero el cronista resalta las grand

    dificultades que tuvo, pues hace constar que junto con el deber de hacer la letra legible, se requera esti

    gracioso y elocuencia suave; tal cual mereca la personalidad del Virrey por quien fue encargada. Y es

    no poda ser posible porque, ante todo, su relato deba guardar la manera y orden de hablar de lo

    naturales . Desde luego, cualquiera que haya ledo la

    Suma y narracin...

    y haya odo expresarse a l

    actuales naturales del Cusco se da cuenta de que Betanzos consigui su propsito porque la ptica incaic

    preside toda su obra, tanto en el aspecto documental como en el lingtistico. Adems, es justo decir que

    autor no trat de atildarse en ning

    n momento con el elegante idioma hispano de su tiempo; por

    contrario es la forma quechua aunque castellanizada la que prevalece en todo el texto entre cuyas lne

    casi se pueden escuchar las frases paternales dirigidas por los mandatarios victoriosos a su pueblo. Por es

    1

  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

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    M. CARMEN MARTN RUBIO

    a menudo, se ha conceptuado a la

    Suma y narracin...

    como una crnica ruda y de difcil comprensin. Y

    en efecto, su lectura no es fcil, ya que su fondo es una versin literal de aquellos cantares, donde ni

    siquiera est puntuada la frase.

    Pero estos mismos factores convierten el relato en una historia llena de fuerza, en la que incluso

    se evidencia la barbarie del Estado expansionista, al describir sacrificios de animales y nios vivos en el

    rito de la

    capacocha

    la dureza de los Incas vencedores para con los vencidos o las crueldades de

    Huascar

    y

    Atahualpa

    Ios dos hijos de

    Huayna Capac

    litigantes entre s por el trono y sus generales empead os

    en una devastadora guerra fratricida.

    Es importante resaltar tambin el temprano sincretismo religioso subyacente en la crnica. Un

    ejemplo es aqul en el que se asemeja la figura del dios civilizador

    ontiti V iracocha

    con la del Dios Padre

    de la religin catlica, y as imismo, la oracin del Inca

    V iracocha

    y las que diferentes monarcas tienen en

    muchos prrafos; todas ellas presentan claros matices cristianos. Quien haya visitado el Cusco o alguna

    otra ciudad de la sierra andina, cuando lea dichos pasajes, reproducir los rezos recitados en voz alta por

    los actuales quechuas mitad en esta lengua mitad en la castellana dedicados al Seor de los Temblores

    su patrn jurado, o a otros santos de su devocin. Y es que, evidentemente, la aculturacin del mundo

    andino con el hispano se trasluce ya en tan temprano momento en la

    Suma y narracin...

    a travs del

    gallego Juan de Betanzos, quien despus de asimilar la singular cultura Inca, la transmite a Occidente.

    La ptica indigenista de la crnica betancina es slo comparable a la de Garcilaso de la Vega,

    Santa Cruz

    Pachacuti

    y

    Huamn Poma

    de Ayala. Deliberadamente no incluyo a Cieza de Len, porque

    aunque el Principe de los cronistas aporta datos de verdadera importancia en la segunda parte de la

    Crnica del Per

    que trata del seoro de los Incas Y upanquis y de sus grandes hechos y gobernacin

    la

    menor comprensin del quechua le impidi incidir en nombres de lugares y personajes con tanta

    autenticidad como lo hizo nuestro autor.

    Adems, Betanzos se nos presenta como el prototipo del espaol, perteneciente a una noble

    familia quien, abandonando su lugar de origen, encuentra una nueva patria en la lejana Amrica. A partir

    de ese momento dedica toda su existencia y esfuerzos por conseguir el mximo bienestar en la ciudad

    donde se afinca, en este preciso caso en el Cusco, porque ya sus incentivos e intereses son absolutamente

    diferentes a los sentidos en la Pennsula y a los de la propia corona espaola. Son intereses como es lgico

    suponer, derivados de sentimientos nacionalistas nuevos, los cuales surgieron prontamente en los colonos

    peruanos. Pero en Betanzos hay ms: tal vez por su instinto de historiador o por su afn de Ilegar al fondo

    de lo que le rodeaba como hombre formado en las letras busca las races de aquel nuevo mundo,

    patentizado para l en el Cusco ancestral; y, no conformndose con lo que ve, indaga muy trabajosamente

    seg

    n indica p ara encontrar sus ms recnditas esencias.

    La suma y narracin de los Incas

    era conocida a travs de una publicacin realizada por el

    historiador espaol, Marcos Jimnez de la Espada, de una copia fragmentada, perteneciente a un cdice

    existente en la biblioteca agustina de El Escorial, en la cual, entre otros documentos, se encuentra la

    segunda parte de la ya aludida

    Crnica del Per

    debida a la pluma de Pedro Cieza de Len.

    Pese a constar esta copia slo de dieciocho captulos y el

    ltimo incompleto se dejaba traslucir

    la importancia de la historia betancina para el conocimiento del pueblo Inca. Jimnez de la Espada hizo

    12 2

  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

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    J U A N D E B E T A N Z O S E L G R A N C R O N I S T A D E L I M P E R IO I N C A

    averiguaciones tratando de hallar la obra completa; mas como no le fue posible encontrarla se decidi

    publicar dichos captulos. Sin embargo uno de los manuscritos se solan hacer tres haba llegado

    Espaa muy pronto, pues en la copia de El Escorial, encima del encabezamiento se lee: sacse esta copia

    de los Yngas de otra del Seor Licenciado Catro que me dio en Madrid. Ao 74 o sea 1574.

    El Licenciado Lope Garca de C astro gobern el Per

    de 1564 a 1569. No es extrao que Betanzo

    entregase una copia de su obra al gobernador ya fuese para ayudarle a conocer bien la raz indigenista d

    este pas o con la intencin de que se publicase en la Pennsula. Si existi el

    ltimo propsito no se lleg

    a cumplir por entonces; al contrario, el manuscrito se perdi y apenas quedaron rastros de l. Digo apenas

    porque el dominico Fray Marcos Garca lo tuvo en sus manos en 1607 y escribi en el prlogo de su obra:

    Origen de los indios y predicacin del evangelio en el Nuevo Mundo

    que le haba servido mucho par

    investigar los principios del pueblo Inca sus reyes costumbres y los hechos sucedidos en el reino hasta

    Ilegada de los espaoles. Mediante la cita del Padre Garca se insert en las obras de Len Pinelo, Nicol

    Antonio y Antonio de la Calancha. Despus la

    Suma y narracin...

    cay en el ms absoluto silencio. Hab

    desaparecido, pese a su gran importancia.

    No se produjeron nuevas noticias sobre ella hasta el ao 1847 cuando el historiado

    norteamericano Guillermo Precott la mencion de pasada en su

    Conquista del Per

    en base a una cop

    hecha por lord Kinsborough del cdice ya citado de la biblioteca de El Escorial. Como tambin le envias

    la segunda parte de la

    Crnica del Per

    de Cieza mucho ms voluminosa que la copia fragmentada d

    Betanzos el norteamericano dio mayor importancia a esta

    ltima.

    Posteriormente en 1875 Jimnez de la Espada volvi a hallar este mismo cdice. Como se h

    dicho de inmediato advirti el valor histrico en l subyacente y comenz a realizar gestiones a fin d

    encontrarlo completo. Pero, al fracasarle las pesquisas entre biblifilos, libros antiguos y en las biblioteca

    de los agustinos, pensando que la copia fragmentada era la

    nica conservada, la public en 1880, junto co

    la segunda parte de la

    Crnica del Per

    de Cieza.

    Sin embargo el destino ha querido que algo despus de un siglo de sucedidos tale

    acontecimientos haya Ilegado a mis manos una copia completa de la

    Suma y narracin de los Incas

    escri

    por Betanzos entre 1551 y 1557 procedente de los fondos bibliogrficos de la Fundacin Bartolom Marc

    de Palma de Mallorca. Ahora la crnica es muy conocida por todos los estudiosos americanistas y sobr

    todo peruanistas pues a partir de octubre de 1987 fecha en que la publiqu no hay ning

    n trabajo referid

    a los Incas o a los comienzos del virreinato peruano en que no se la cite. As pues la obra de Juan d

    Betanzos el mximo cronista gallego americanista y uno de los padres de la historiografa andina h

    visto la luz en su totalidad a los 439 aos de haberla redactado el autor. Por mi parte me siento mu

    satisfecha de haberla dado a conocer al mundo por su gran vala y porque adems imagino que ste ser

    el deseo del escritor mientras vivi.

    12

  • 7/23/2019 El gran cronista del Imperio Inca

    14/14

    M.' CARMEN MARTIN

    RUBIO

    BIBLIOGR F

    ANGULO, Domingo (1924):

    Suma y narracin de los

    Incas.

    Coleccin de libros y documentos referentes a la

    Historia del Per

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