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    EL GRAFFITI TOUR: UNA IMAGEN DE LA CIUDAD CREADA DESDE

    EL MARGEN?

    Natalia Prez TorresUniversidad Federal de Santa Catarina

    Introduccin

    El graffiti es una prctica en y para la calle que se renueva en funcin de los cambios

    que experimenta la sociedad, la ciudad y el arte pblico1 en cuanto elemento

    constitutivo de la cultura urbana. Cada vez ms est dejando de ser marginal para

    convertirse no slo en un arte urbano

    2

    altamente valorado en diferentes mbitos, sino enuna produccin susceptible de comercializarse y tornarse objeto de consumo masivo.

    En la contemporaneidad resulta ms complejo poner en entredicho que el graffiti es una

    prctica artstica3. Su reconocimiento en los sectores especializados cercanos a la

    concepcin ms tradicional de difusin del arte en museos y galeras, y de registro de lo

    artstico en compendios y revistas especializadas, por ejemplo , tanto como su

    visibilidad en el conjunto de la sociedad, que reconoce cada vez ms que detrs de los

    cientos de diseos con los que interacta en la cotidianidad de la calle y que muchas

    veces no advierte o no entiende hay toda una gama de motivaciones, lenguajes,

    acciones y significados, sitan a este arte urbano en un lugar de privilegio para

    establecer y comprender las dinmicas de creacin de la imagen de las ciudades en

    momentos en que sta determina la importancia de su valor en el escenario de la

    globalizacin.

    Debido a la enorme repercusin que est teniendo en encuentros internacionales,

    festivales locales, talleres, exposiciones, libros, documentales, etc., y que son posibles

    entre otras cosas gracias a la difusin en redes sociales y al trabajo autnomo de los

    1Para efectos de este documento, se asume el concepto de arte pblico como un campo expandido de

    diferentes categoras artsticas [que] viene consolidndose como un arte relacional e integrador de

    diferentes movimientos y prcticas artsticas(Floriano, 2012: 1).2De acuerdo con Vera Pallamin, se entiende el arte urbano como un modo de construccin social de los

    espacios pblicos, una va de produccin simblica de la ciudad, exponiendo y mediando sus

    conflictuantes relaciones sociales (Pallamin, 2000: 13).3 En la medida en que acta como un agente en la produccin del espacio (Pallamin, 2000: 46), el

    graffiti se reconoce como una prctica artstica que tambin da cuenta del contexto histrico en el que seinscribe y de los sujetos histricos que lo conforman.

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    grafiteros, el graffiti est pasando por un proceso de transformacin en lo que dice de

    la caracterstica que, al menos en cierto tipo de consenso, mejor lo define: en cuanto

    subversin del orden social, relato alternativo del presente y modo de asumir la relacin

    entre lo pblico y lo privado (Silva, 2011: 3; Canclini, 2012: 308; Gitahy, 2012: 18). Al

    ir vinculndose paulatinamente a la dinmica urbana de manera que ya no es atribuido

    slo a experiencias identitarias juveniles relativas al barrio, a la msica o a gustos

    deportivos, por nombrar slo algunas, y superar algunos de los prejuicios en trminos

    de ser asociado mecnicamente a la delincuencia y/o a la drogadiccin, el graffiti va

    abrindose camino como arte urbano de peso y va consolidndose como una creacin en

    y para los espacios pblicos que no en tanto no consigue escapar a la lgica de mercado

    desde la cual se asume y se planea la ciudad contempornea4.

    Prueba de ello es lo que viene aconteciendo en algunas ciudades suramericanas con los

    llamados graffiti tour. Considerando que la configuracin de la imagen de la ciudad

    actual pasa por la creacin de referentes culturales desde la poltica pblica que puedan

    convertirse en productos de consumo, el graffiti viene ganando un protagonismo

    especial en trminos verse convertido en otro atractivo turstico funcional a la

    mercantilizacin de la ciudad cuando se registran eventos financiados y promovidos

    por instituciones pblicas, por ejemplo5y a su catalogacin, va ranking de ciudades,

    como un lugar de obligatoria visitao como epicentro de manifestaciones artsticas de

    vanguardia que tambin atraen a un pblico ms interesado en conocer de primera mano

    las obras de estos artistas urbanos cada vez ms reconocidos en el mbito internacional.

    En este ltimo caso, el graffiti touraparece como una iniciativa de carcter privado

    que, no slo supondra un fuerte trabajo de registro y recopilacin de los trabajos de los

    grafiteros, conocimiento del campo y establecimiento algn tipo de vnculo con ellos

    habida cuenta del carcter efmero del graffiti y de la clandestinidad que es constitutiva

    del movimientosino que tambin dice mucho tanto de los trnsitosde esta prctica en

    perspectiva de considerarse como parte del arte pblico de la ciudad, como de sta

    4Segn Fernanda Snchez, como mercanca especial involucra estrategias espaciales de promocin; son

    producidas representaciones que obedecen a una determinada visin de mundo, son construidas

    imgenes-sntesis sobre la ciudad y son creados discursos referentes a la ciudad, encontrando en los

    medios de comunicacin y en las polticas de city marketing importantes instrumentos de difusin y

    afirmacin (Snchez, 2001: 3).5As sucedi en noviembre de 2011 en Buenos Aires, en donde el Gobierno de la Ciudad en cabeza del

    Ministerio de Ambiente y Espacio Pblico organiz el encuentro Arte en el Espacio Pblico, el primerencuentro de Street Art que convoc a ms de 150 artistasdel todo el mundo.

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    ltima en el sentido de movilizar, a travs de la apropiacin permanente de sus espacios

    pblicos, ideas de mundo que no necesariamente son compatibles con la necesidad

    institucional de crear una imagen de ciudad.

    Problematizando sobre el arte pblico como imagen de la ciudad, y en el horizonte de

    comprender algunos trnsitos del graffiti contemporneo, este trabajo propone analizar

    el graffiti tourestudiando el caso de Bogot, Colombia, como pretexto para analizar

    las implicaciones artsticas, urbanas y polticas que tiene este nuevo gnero turstico en

    la propia prctica artstica y para los espacios pblicos de la ciudad en el sentido de su

    creciente instrumentalizacin como espacios de consumo funcionales a la

    mercantilizacin de la vida pblica.

    De la clandestinidad al reconocimiento

    Uno de los aspectos ms importantes en lo que tiene que ver con las transformaciones

    que viene experimentando el graffiti es la que tiene que ver con la prdida progresiva de

    su carcter clandestino. Dicha clandestinidad, articulada a la nocin de ilegalidad,

    constituye el rasgo ms identitario de esta prctica y al mismo tiempo dice de las

    maneras de hacer6con las que se apropia el espacio pblico (De Certeau, 2012: 41).

    Aunque no se trata de algo nuevo pues el graffiti viene apropindose de la calle de

    diversas formas desde que se le reconoce como gnero (Stahl, 2009: 7) , la prctica

    contempornea empieza a despojarse de su anonimato constitutivo en la medida en que

    se dan cierta apertura y toleranciaoficiales permitiendo que se busquen maneras de

    legalizarla y reglamentarla7 empujadas por el reconocimiento que desde las

    instituciones artsticas y culturales viene otorgndosele a este arte urbano, pero tambin

    por la necesidad poltica de construir cierta imagen de ciudad.

    La nocin de clandestinidad vinculada al graffiti habla de su motivacin contestataria y

    de la necesidad de comunicacin en espacios de visibilidad de la ciudad que hoy no se

    restringen al muro. Se trata de una prctica artstica que encuentra en la calle, en el

    6De acuerdo con Michel De Certeau, las maneras de hacerconstituyen las mil prcticas por las cuales

    los usuarios se reapropian del espacio organizado por las tcnicas de la produccin sociocultural. 7Tal como viene sucediendo en Lisboa, Portugal, donde las autoridades locales y los grafiteros acordaron

    que los primeros cederan espacios a los segundos para la realizacin de sus trabajos. Segn el peridico

    El Pas de Espaa, el departamento cede a los pintores callejeros determinadas fachadas de edificios

    vacos que cumplen, entre otras, dos condiciones: que el propietario est de acuerdo y que el edificio encuestin tenga un proyecto de rehabilitacin en marcha, con lo que la pintura no durar mucho.

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    mobiliario urbano y en la ciudad como un todo su razn de ser. En perspectiva de la

    criminalizacin a la que histricamente ha sido sometida por cuenta de la ilegalidad con

    que ha sido concebida, la clandestinidad de la prctica comporta una transgresin que la

    distingue de otras formas de comunicacin en el espacio pblico. Es, de acuerdo con

    Ricardo Campos [] una actividad y una expresin fuera de lugar en la ciudad

    regulada y disciplinada (Campos, 2010: 82).

    En esa nocin de espacio pblico como lugar de realizacin de la vida pblica que no en

    tanto debe ser reglamentada, vigilada y, sobre todo, asptica y coherente con la

    bsqueda de ciertos valores ciudadanos o nacionales que sin embargo no tienen que

    ver con la elaboracin de la memoria histrica8 , la poltica pblica urbana tiene un

    papel central pues viene estableciendo una serie de usos permitidos no slo trminos del

    arte pblico sino, en general, de las formas esperadasde apropiacin ciudadana de los

    espacios colectivos de la ciudad. Cuando dichas maneras no se corresponden con la

    expectativa institucional por va de la ley o de la planeacin, el concepto de contra-uso

    del espacio pblico adquiere importancia y explica por qu el graffiti se entiende como

    una transgresin que es susceptible de controlarse, pues un contra-uso acta

    fundamentalmente como una accin deliberada de subversin prctica y/o simblica de

    los usos esperados [] (Proena, 2008: 40).

    La respuesta institucional inicial a la transgresin ha sido siempre la censura y la

    sancin. La tensin que existe entre la prctica del graffiti como arte pblico que

    transforma cualitativamente los espacios pblicos y en tanto [otra] narrativa del

    presente, y el espacio pblico como rostro de la ciudady estructura de organizacin

    poltica de la ciudadana, indica que existe un conflicto entre lo que se espera y lo que

    sucede en trminos de la apropiacin y la construccin socio espacial de los lugares. Yesa lucha simblica, prctica y poltica que se da alrededor del espacio pblico en

    perspectiva del graffiti y que es parte de su esencia en cuanto contestacin, est

    transitando sobre procesos de negociacin de sentido que se evidencian en la necesidad

    de vincularlo a la trama cultural de la ciudad a travs de la poltica pblica.

    8En trminos del monumento como paradigma de creacin, exposicin y representacin de la historia y la

    memoria oficial, el graffiti se presenta como narrativa contrahegemnica que contribuye, pese a su

    carcter efmero, a que exista lo que Andreas Huyssen denomina ms recuerdo productivo que olvidoproductivo (Huyssen, 2000: 35).

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    Y es que el sentido del graffiti parece estar cambiando. Si antes dicha respuesta

    abrazaba la prohibicin como bandera para deslegitimarlo y censurarlo, cul es el

    significado que en la actualidad puede drsele a un graffiti ms cercano al

    reconocimiento institucional y cada vez menos censurado? Indudablemente el trnsito

    del graffiti de la ilegalidad a la legalidad contribuye a su reconocimiento como arte

    urbano y como elemento esencial del arte pblico de la ciudad. Pero, con la

    implementacin de una legislacin que permite el uso de ciertos espacios pblicos para

    la prctica del graffiti, no slo est transformndose el sentido original de la prctica

    que ahora se ve legitimadaaunque todava superficialmente en algunos casos , sino

    que la ciudad y una que otra persona natural visionaria empiezan a recibir los

    rditos de este proceso de desmarginalizacin: bien sea en Bogot o en Buenos Aires,

    el graffiti es hoy una atraccin cultural de la ciudad de la cual se puede sacar provecho

    en el sentido que tambin ayuda a posicionarla en el escenario internacional y le permite

    pensarse como lugar de acogida de manifestaciones artsticas de diversa naturaleza que

    encajan muy bien en los discursos de las polticas pblicas.

    De graffiti tour por Bogot

    De extremo a extremo del continente, en las ltimas dcadas el graffiti ha ganadoprotagonismo en las ciudades no slo en razn de los cambios que su prctica

    experimenta en la actualidadligados a su vez a las mudanzas sociales y en particular

    a las que tienen que ver con los medios de comunicacin y a su impacto en el campo del

    artesino tambin, y sobre todo, en funcin de los diferentes acontecimientos polticos

    que marcan la historia reciente de nuestros pases. Bien fuera alrededor del corralito

    en Argentina o bien sea sobre el conflicto armado en Colombia, por ejemplo, el graffiti

    ha estado presente para ejercer su labor esencial ocupando el espacio de laincomodidad (Kozak, 2004: 42) hablando y cuestionando; reinventndose y

    contestando o a veces slo adornando el paisaje urbano.

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    Desde el margen9, cientos de maneras de asumir la sociedad y el mundo, pero tambin

    centenas de formas de expresin de las subjetividades empezaron a copar los espacios

    pblicosy privadosde la ciudad llamando la atencin de propios y extraos. Y no es

    que no haya acontecido antes: pintadas, tags y murales ya hacan parte del paisaje

    urbano de estas ciudades respondiendo en muchos casos, compitiendo en otros, a y con

    los mensajes publicitarios o a la propaganda poltica de poca electoral. Lo que marca la

    diferencia es la visibilidad que gan el graffiti como un gnero del Street art y su

    potencial para construir memoria social sin ser monumento, para subvertir el orden

    social y cuestionar el poder con el que muchos, de acuerdo con los grafiteros, parecen

    no incomodarse10.

    En Bogot, los ltimos aos han estado marcados por un boomque en realidad es ms

    un resurgimiento del graffiti: variedad de tcnicas, estilos, implementos, mensajes,

    diseos y colores, se apropiaron de los muros tanto como de otros elementos y espacios

    de la ciudad postes de luz, sillas, semforos, cabinas telefnicas, canecas para la

    basura, etc. para revelar la (re)emergencia de un movimiento que invita a cierto tipo

    de contemplacin reflexiva de la realidad social, esto es, de provocacin a travs una

    prctica artstica que se relaciona directamente con el espectador. An considerado

    vandalismo, el graffiti logr posicionarse justamente por no sucumbir totalmente a la

    tentacin de la reglamentacin11 y empez a llamar la atencin, en la mayora de los

    casos con inteligencia y humor, sobre los problemas ms apremiantes de la sociedad

    9 A efectos del anlisis, se asume el concepto margen en dos sentidos principales: en primer lugar,

    como lugar de procedenciade las manifestaciones artsticas que se agrupan en torno del graffiti y que

    histricamente vienen producindose en sectores cons iderados populares de la ciudad tanto por su

    condicin social, como por la distancia geogrfica a la que se encuentran respecto de lugares cultural y

    econmicamente ms atractivos y/o influyentes aspecto que evidentemente est cambiando en lamedida que el graffiti cada vez ms est siendo asumido por individuos y colectivos de las capas media y

    alta de la ciudad que se movilizan por ella sin distincin de lugares ; y en segundo sentido, como

    produccin simblica y prctica artstica que an se elabora y se concibe desde las periferias del artepor

    la dificultad de reconocer y validar algo realizado en la calle como produccin artstica.10

    En una entrevista para el portal www.blog.com.co uno de los miembros del Colectivo Toxicmano

    Callejero, refirindose a la aceptacin o no del graffiti por parte de las personas en Bogot, asegura queel apoyo que se ha tenido de las instituciones tambin ha servido para que la gente vea respaldo y [que]

    obviamente ac la gente le cree mucho al poder ()y al que tiene el poder.11

    Aunque en la exposicin de motivos del Proyecto de Acuerdo 291 de 2010 del Concejo de Bogot se

    admite que es necesario indagar sobre su presencia y su funcin como elemento que expone una idea,

    una imagen y una concepcin de mundo, y se asume que se ha cedido ciertos espacios para la prctica

    del graffiti, algunos de los grafiteros consideran que no tiene ningn sentido pintar en un muro que sea

    dispuesto por la alcalda para hacer un graffiti, pues la idea precisamen te es esa ir contra las reglas.Ibdem.

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    actual: el consumismo, la mercantilizacin de todos los mbitos del ser humano, la vida

    cotidiana y la realidad poltica del pas, entre otros.

    Este hecho junto a la notable calidad del trabajo de los grafiteros, hizo que la prcticaempezara a considerarse, a los ojos de algunos ciudadanos, como una expresin urbana

    legtima que en muchos casos merece ser tratada como arte, tanto porque consigue

    expresar el da a da de una ciudad cada vez ms compleja, como porque invita a

    admirarla desde una perspectiva menos gris que al mismo tiempo dice sobre los

    avances en el reconocimiento de la diversidad cultural. En otros casos, claro, el graffiti

    sigui siendo considerado simplemente la expresin problemtica de una subcultura

    juvenil y drogadicta.

    Todo lo anterior se ha dado en medio de un amplio debate12que involucra el lugar de la

    ley, del papel del arte en la ciudad, de la relacin pblico-privado, e incluso, del aspecto

    patrimonial de la ciudad, no slo porque la prctica del graffiti puede darse en bienes

    considerados de inters cultural, que estn en va de ser protegidos o que hayan sido

    declarados patrimonio de la ciudad, sino porque l mismo parece estar dando pasos

    firmes, sin quererlo, sin proponrselo y seguramente sin estar de acuerdo, en esa

    direccin13

    .

    En medio de esos trnsitos, el graffiti empieza a ocupar un lugar importante en la

    escena cultural de la ciudad que deriva en la organizacin de eventos locales14que dan a

    conocer adems de los trabajos, la experiencia de ser grafitero, las formas de entender la

    ciudad y los significados del espacio pblico, entre otros. Ganar visibilidad en lo local y

    12 A propsito del Proyecto de Acuerdo en mencin, se inici un interesante debate en torno a la

    naturaleza del graffiti y a cierta necesidad de domesticacin que se esconde detrs de este tipo depropuestas. As lo expres la columnista del peridico El Espectador, Catalina Ruiz-Navarro, quien

    seal que acordar con los grafiteros lugares donde est permitido rayar traiciona la definicin de

    grafiti. El grafiti es un gesto de rebelda, una altanera frente al sistema, por eso es clandestino. Al llamar

    a los grafiteros a que sean cvicos se confunde civilizacin con domesticacin, y si bien son parecidas,

    no son lo mismo: domesticar tiene que ver con la sumisin, y civilizar con la convivencia.13

    Segn la Agencia EFE, en reportaje para el peridico El Espectadorel pasado domingo 12 de mayo,la diversidad de tcnicas y la apuesta por los enormes murales han encontrado amparo en un marco legal

    aprobado por la Alcalda de Bogot el pasado febrero, por el que se reconoce el grafiti como un bien de

    inters cultural, siempre que cuente con el permiso delpropietario del inmueble.14

    Tales como el encuentro Outsiders, realizado en septiembre de 2010 y que cont con la participacin

    del famoso grafitero cataln Pez, o el encuentro entre grafiteros colombianos y brasileros en el marco

    de la Feria Internacional del Libro de Bogot en abril de 2012. Se destacan tambin, en los ltimos 10

    aos, los proyectos Festival Usme-29, Ciudad in-visible, Memoria Canalla y Bogot StencilFestival, organizados por diferentes colectivos.

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    en los circuitos artsticos y espacios culturales en los que ese tipo de manifestaciones

    artsticas tuvieron una acogida inicialpequeas galeras y encuentros financiados por

    algunas entidades privadas , le permiti al graffiti bogotano lograr repercusin

    internacional y un posterior reconocimiento de la ciudad como un gran museo de arte

    urbano que llama a la reflexin social15.

    En ese complejo marco, emerge el graffiti tour. Todo un reto para la mayor parte de

    los grafiteros porque aunque enfatizan que el lucro no es el inters que los muevepues

    evidentemente eso ira totalmente en contra de la esencia del graffiti , existen personas

    que vieron en l una oportunidad para obtener ganancias bajo el supuesto de contribuir a

    difundir el Street art local. Este es el caso de Bogota Graffiti16, una iniciativa del

    ciudadano australiano y autodenominado artista urbano Christian Peterson Crispque,

    segn sus propias palabras, ve la ciudad como una meca del arte callejero17que, sin

    embargo, an no ha sido reconocida por los bogotanos.

    Al igual que en Buenos Aires o en Londres, el graffiti tour se estructura alrededor de

    un recorrido de 3 horas de duracin aproximada, en el que turistas principalmente

    extranjeros, adems de conocer algunas zonas usualmente no tursticas de la ciudad,

    pueden acercarse al arte urbano y a sus autores. Una caracterstica para no dejar pasardesapercibida es que el tour se hace en ingls y se cobra una donacin voluntariade

    10 20 dlares en moneda local. Durante el recorrido, Crisp habla del movimiento

    del graffiti en Bogot en la que vive desde el ao 2009 , y destaca que aunque ha

    visitado varias ciudades del mundo, el grafiti bogotano es uno de los mejores por su

    gran variedad y lo increblemente fiel que es su retrato de la sociedad colombiana

    actual18.

    15As titul la Agencia EFE su reportaje el 12 de mayo de este ao.

    16http://www.bogotagraffiti.com/

    17As se lo hizo saber a Mara Alejandra Pautassi de la Casa Editorial El Tiempoel pasado 3 de marzo,

    en donde apareci el reportaje titulado La ruta del arte callejero, una descripcin sucinta del graffiti

    tour en Bogot.18

    De la misma manera, en la edicin de febrero de este ao en la Revista Cartel Urbanode Bogot se

    destac el graffiti tour como alternativa al turismo convencionaly como actividad recomendada paralos bogotanos.

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    En razn de la publicacin casi simultnea de los dos reportajes a principio de ao,

    algunos grafiteros y colectivos se manifestaron abiertamente en contra del graffiti tour

    y de la publicidad que ha estado recibiendo a travs de diferentes medios. En una de

    esas rplicas no slo aducen que resulta ms que irnico que una sola persona se

    adjudique el relato pblico sobre una escena que apenas conoce pues le cuestionan

    que slo realiza el recorrido en el barrio La Candelaria cuando la ciudad tiene muchos

    espacios apropiados para el graffiti realizados por innumerables representantes

    diferentes y condenan la afirmacin segn la cual los colombianos no ven el potencial

    del arte urbano, sino que reconocen que por cuenta de este tipo de iniciativas cada

    vez ms se polariza la visin sobre el graffiti al tratar de convertirlo en una atraccin

    turstica, en decoracin, en proyectos institucionales, en producto19.

    De igual manera, y con especial nfasis, destacan que esa proximidad con lo

    institucional, ese afn de domesticacinque hoy en da existe en el ambiente poltico

    de la ciudad, desvirta el graffiti en cuanto prctica independiente y pone en entredicho

    los logros de aos de trabajo autnomo y sobre todo, en abierta oposicin a la legalidad:

    Con mucha ms fuerza que nunca antes circula en Bogot la idea de que hacergraffiti es pintar muros legales, participar en proyectos con la alcalda (sic) y

    promocionar marcas. Nada ms lejos de la realidad, cuando hoy ms que nunca,Bogot est llena de tagsy throw ups, de techos y vallas pintadas. Ah es dondeest el graffiti importante y desde ah es que se construye una historia

    significativa de un movimiento independiente. Son los muchos y no los pocos,de este tour en la Candelaria, los que mueven el graffiti Bogotano.

    Uno de los aspectos que ms llama la atencin en funcin de este anlisis es que, si bien

    es evidente que el graffiti est en auge en cuanto prctica y tambin como objeto de

    investigacin, desde el lugar de su creacin se advierte que tanta atencin obtenida a

    travs de emprendimientos como el graffiti tour puede resultar nociva, pues a la hora

    de la verdad lo que se hace ah, adems del lucro, es comenzar a construir miradas,

    maneras de pensar sobre lo que debe ser el graffiti, sobre donde debe estar el

    graffiti, sobre cul es el perfil de las personas que deben hacer el graffiti en

    Bogot20.

    19Una de las respuestas ms contundentes a los reportajes sobre el graffiti tour en Bogot fue la que

    realiz el artista urbano Stinkfish a travs de su cuenta en Flickr a la que titul La ruta del arte

    callejero? Disponible en: http://www.flickr.com/photos/stinkfishate/8525650348/20Ibdem.

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    Ese punto de vista confluye, adems, en la discusin sobre el papel del graffiti tour en

    la construccin de una imagen de ciudad y, en ese sentido, los artistas urbanos perciben

    que detrs de la bsqueda de apoyo institucional o por el hecho de descriminalizarlo

    pueden moverse intereses que no tienen nada que ver con el movimiento y s con una

    necesidad particular de las polticas pblicas:

    Hay que darle ms de una vuelta a este asunto, pensar en cuales son losintereses detrs de todo esto y de quienes son esos intereses. Obviamente a unaempresa, a una marca, a un gua de tour le sirve mucho ms la idea de un

    graffiti bonito. Obviamente a una alcalda le sirve mucho ms la idea de unmontn de grafiteros haciendo murales para embellecer la ciudad,

    apoyndolos y abrindoles espacios.

    Pero, tal y como se lee en esasubversindel reportaje inicial la realidad es diferente, elgraffiti ya tiene sus espacios hace rato, y nadie tuvo que drselos21. Y no es

    precisamente en cabeza de la institucionalidad que el graffiti va a seguir consolidndose

    como prctica artstica por medio de campaas22que no representan los sentidos detrs

    de su elaboracin. Efectivamente, es ms que paradjico que despus de dcadas de

    rechazo sistemtico y criminalizacin, las entidades pblicas quieran acoger el graffiti

    como mecanismo para atraer pblico a la ciudad bajo la bandera de la inclusin y el

    reconocimiento de la diversidad cultural, o de la necesidad de embellecerla para

    colocarla en el escenario de competitividad internacional actual. Y es cuestionable,

    tambin que fenmenos como el graffiti tour de alguna manera estn encajando con el

    discurso oficial y contribuyan a negar la esencia del graffiti como acto transgresor,

    clandestino y gratuito en y para el espacio pblico.

    A manera de conclusin

    El graffiti es una de las tantas prcticas que componen el universo del arte pblico de la

    ciudad, pero no por eso debera ponerse al servicio, va graffiti tour, de la creacin de

    una imagen de ciudad que slo es pensada en funcin de flujos enormes de dinero que

    circulan slo para unos pocos. La esencia de la ciudad es dinmica porque responde a

    21Ibdem.

    22 De acuerdo con el peridico El Espectador, El Festival Internacional de Teatro de Bogot,

    recientemente cre una campaa a travs de la red social Twitter para pedirle a Banksy, el famoso

    grafitero ingls, que invada la ciudad con sus obras. Segn el periodista, la campaa del Festival

    Internacional de Teatro, a travs de Twitter, para que venga a pintar a Colombia, podra resultar curiosa:

    el artista que pinta en las paredes ajenas, cuya nica arma es el estncil, y que por momentos estorba alestablecimiento, es ahora buscado por l.

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    una multiplicidad de visiones de mundo que, actuando desde sus mrgenes, como en el

    caso del graffiti, permiten la construccin de identidad, el encuentro de lo diverso y la

    construccin de ciudadana.

    En trminos de la agencia de espacios polticos a travs del arte pblico, aunque el

    graffiti est aportando significativamente en su consolidacin con todas las

    transformaciones que est experimentando, el riesgo de institucionalizacin latente

    alrededor suyo tiene implicaciones artsticas, urbanas y polticas serias que dicen mucho

    de un proyecto de homogenizacin cultural que quiere cooptar todas las esferas de la

    vida pblica. El graffiti naci subversivo y es parte constitutiva de la ciudad con toda la

    trama que viene con l: transgresin, clandestinidad, ilegalidad, respuesta y creacin.

    Referencias bibliogrficas

    Agencia EFE. Bogot, un gran museo de arte urbano que llama a la reflexin social.

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