EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

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LOS GRBADOS RUPESTRES DE BOTICOJOS, COLLADO Y CERRO DE S. CRISTÓBAL; TORRECILLA, ZARZA DE MONTÁNCHEZ Y ALMOHARÍN (CÁCERES) Manuel Rubio Andrada LOS GRABADOS RUPESTRES DE BOTICOJOS, TORRECILLA DE LA TIESA (CÁCERES) El conocimiento de este monumento y su posterior estudio ha sido posible gracias a las facilidades que nos han proporcionado los señores D. José Durán y Sra, actuales dueños de la finca donde se encuentra el monumento, les expresamos con estas líneas nuestro agradecimiento. 1. LOCALIZACIÓN Y GENERALIDADES Estos grabados están en el término de Torrecilla de la Tiesa y se sitúan en el mapa 1/50000, hoja número 680, denominada Aldeacentenera, 1ª edición del Instituto Geográfico y Catastral, Madrid; en un punto muy próximo al formado con una latitud de 39º 33´ 40´´ y 2º 01´ 45´´ de longitud W con respecto al meridiano de Madrid. Los grabados de Boticojos están situadas en la margen derecha de un pequeño arroyo, muy cerca de su nacimiento, junto con otros cursos próximos forman el del Charco de las Lavanderas, afluente del río Tozo en el que desemboca poco antes de llegar a la autovia de Extremadura. Su distancia a esa población es de 1,7 km y se sitúa a unos 200 m de la carretera, en su parte izquierda y en sentido de la Aldeacentenera. El terreno en general es muy plano y poco profundo; está formado por pizarras y arcillas propio de la penillanura Cacereño- Trujillana-; no obstante, en las proximidades del arroyo, se observa una mayor profundidad y tonalidad ligeramente rojiza, son también abundantes las rocas de cuarzo muy fragmentadas. Actualmente se encuentra desforestado siendo explotado con agricultura de secano y pastoreo; la caza escasea y es notable la presencia temporal de avutardas en las inmediaciones. 2. El SOPORTE La roca que les sirve de soporte es una pizarra de color gris oscuro bastante dura; en el E ofrece superficies lisas y discontinuas en diferentes planos que se sitúan a derecha e izquierda, de una mayor rectangular. Esta mide 73 cm de ancha y 100 cm de larga y es bastante irregular en su límite exterior; el plano que ofrece está inclinado de E a W con un ángulo de unos 30º con respecto a su lado mayor. La apariencia externa de la roca, toda ella cubierta de líquenes de variados tonos grises, poco destaca de las demás del entorno; ofrece, como las otras, superficies picudas trucadas en su mayoría; a veces en el límite del suelo o cerca de él hay este tipo de superficies planas, posiblemente logradas por el desprendimiento de la parte superior de un racheado natural que en posición natural, a veces presenta la roca. 3. METODOLOGÍA La naturaleza de los trazos, en general rectas y semiesferas, facilita su descripción; la dificultad surge al intentar describir su situación en el plano ya que, al no corresponderse su distribución con las coordenadas geográficas habituales debemos recurrir a otras. Para fijar estas debemos intentar acercarnos a las que el autor utilizó en el ordenamiento de su trazado ya que al realizar los necesarios movimientos de vaivén se colocó en general, dando su frente a los lados mayores E y W- del conjunto mayor, la línea correspondiente a este movimiento es nuestro eje vertical y la perpendicular a éste trazada en la base es la otra coordenada. Prescindimos de este eje horizontal en la enumeración pues no nos sirve de mucho ya que no necesitamos situar las formas matemáticamente en el plano pues los dibujos y fotografías nos facilitan seguir y completar la descripción. Por simplificar, los trazos que parten de las cazoletas los denominamos maestros enumeramos con el mismo dígito que éstas; los trazos próximos a ellos nos ha llevado a considerar un apartado en cada figura que denominamos “trazos accesorios ” por dar la impresión que dependen de los primeros y utilizamos la letra cursiva en su enunciado.

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LOS GRBADOS RUPESTRES DE BOTICOJOS, COLLADO Y CERRO DE S.

CRISTÓBAL; TORRECILLA, ZARZA DE MONTÁNCHEZ Y ALMOHARÍN

(CÁCERES)

Manuel Rubio Andrada

LOS GRABADOS RUPESTRES DE BOTICOJOS, TORRECILLA DE LA TIESA

(CÁCERES)

El conocimiento de este monumento y su posterior estudio ha sido posible gracias a las facilidades

que nos han proporcionado los señores D. José Durán y Sra, actuales dueños de la finca donde se

encuentra el monumento, les expresamos con estas líneas nuestro agradecimiento.

1. LOCALIZACIÓN Y GENERALIDADES

Estos grabados están en el término de Torrecilla de la Tiesa y se sitúan en el mapa 1/50000, hoja

número 680, denominada Aldeacentenera, 1ª edición del Instituto Geográfico y Catastral, Madrid; en un

punto muy próximo al formado con una latitud de 39º 33´ 40´´ y 2º 01´ 45´´ de longitud W con respecto

al meridiano de Madrid.

Los grabados de Boticojos están situadas en la margen derecha de un pequeño arroyo, muy cerca de su

nacimiento, junto con otros cursos próximos forman el del Charco de las Lavanderas, afluente del río

Tozo en el que desemboca poco antes de llegar a la autovia de Extremadura. Su distancia a esa población

es de 1,7 km y se sitúa a unos 200 m de la carretera, en su parte izquierda y en sentido de la

Aldeacentenera.

El terreno en general es muy plano y poco profundo; está formado por pizarras y arcillas –propio de la

penillanura Cacereño- Trujillana-; no obstante, en las proximidades del arroyo, se observa una mayor

profundidad y tonalidad ligeramente rojiza, son también abundantes las rocas de cuarzo muy

fragmentadas. Actualmente se encuentra desforestado siendo explotado con agricultura de secano y

pastoreo; la caza escasea y es notable la presencia temporal de avutardas en las inmediaciones.

2. El SOPORTE

La roca que les sirve de soporte es una pizarra de color gris oscuro bastante dura; en el E ofrece

superficies lisas y discontinuas en diferentes planos que se sitúan a derecha e izquierda, de una mayor

rectangular. Esta mide 73 cm de ancha y 100 cm de larga y es bastante irregular en su límite exterior; el

plano que ofrece está inclinado de E a W con un ángulo de unos 30º con respecto a su lado mayor.

La apariencia externa de la roca, toda ella cubierta de líquenes de variados tonos grises, poco destaca

de las demás del entorno; ofrece, como las otras, superficies picudas trucadas en su mayoría; a veces en el

límite del suelo o cerca de él hay este tipo de superficies planas, posiblemente logradas por el

desprendimiento de la parte superior de un racheado natural que en posición natural, a veces presenta la

roca.

3. METODOLOGÍA

La naturaleza de los trazos, en general rectas y semiesferas, facilita su descripción; la dificultad

surge al intentar describir su situación en el plano ya que, al no corresponderse su distribución con las

coordenadas geográficas habituales debemos recurrir a otras. Para fijar estas debemos intentar acercarnos

a las que el autor utilizó en el ordenamiento de su trazado ya que al realizar los necesarios movimientos

de vaivén se colocó en general, dando su frente a los lados mayores –E y W- del conjunto mayor, la línea

correspondiente a este movimiento es nuestro eje vertical y la perpendicular a éste trazada en la base es la

otra coordenada. Prescindimos de este eje horizontal en la enumeración pues no nos sirve de mucho ya

que no necesitamos situar las formas matemáticamente en el plano pues los dibujos y fotografías nos

facilitan seguir y completar la descripción.

Por simplificar, los trazos que parten de las cazoletas los denominamos maestros enumeramos con el

mismo dígito que éstas; los trazos próximos a ellos nos ha llevado a considerar un apartado en cada

figura que denominamos “trazos accesorios ” por dar la impresión que dependen de los primeros y

utilizamos la letra cursiva en su enunciado.

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4. LOS GRABADOS

En general los trazos utilizados son pulidos en V.

4.1 CONJUNTO I

Se situó en la parte izquierda del conjunto mayor a 1,55 m y ocupa una pequeña superficie lisa que allí

ofrece la roca. Consta de tres figuras agrupadas y próximas (Fig 3).

Fig I-1.- Es la primera por la izquierda y corresponde a un ángulo algo mayor de 90º con abertura

superior izquierda; el lado de esa parte pasa ligeramente de la vertical W-E unos 15º, se encuentra

grabado con intensidad y mide 10 cm ; el otro lado del ángulo es más fino y tiene 14 cm de longitud.

Próximo a la bisectriz aunque ligeramente elevado hay otro de 7 cm.

FIG I-2.- Hacia el centro del espacio angular inferior que determina la bisectriz, hay dos nuevos ángulos

rectos adyacentes con abertura hacia la parte superior izquierda; están formados por una línea de 6 cm y

la perpendicular a ella de sólo 2,5 cm y trazada a 1 cm de su extremo derecho.

FIG I-3.- Hacia el E, a 33 cm, hay una línea de 12 cm cercana a la posición N-S.

4. 2. CONJUNTO II

Corresponde al realizado en el mayor espacio rectangular casi todo él con trazos de tendencia recta y

cazoletas; estas últimas se realizaron por lo general en la parte E, en un plano horizontal, cerca del límite

normal de la roca aunque hay algunas que se desplazaron hacia el centro del espacio. Éste se encuentra

dividido de este a oeste por un tosco racheado que divide las formas en dos subconjuntos bien

delimitados (Fig 1. Lám I).

SUBCONJUNTO II-A. Hacia esa parte izquierda, en la superficie que encierra el racheado, se

encuentran grabadas tres cazoletas acompañadas de trazos, algunos parecen partir radialmente de ellas y

otros completan el espacio sin otra relación que la dirección y proximidad a las formas mencionadas.

Fig II-A-1.- Corresponde a una cazoleta situada en la parte central derecha de este espacio; tiene de

diámetro 4,5 cm y su profundidad es de 0,5 cm. De ella sale con un ángulo de unos 25º, un trazo de 12,5

cm hacia la parte opuesta al observador.

Trazos accesorias a la figura II-A-1

Fig II-A-1-a.- Hacia la izquierda del trazo enumerado se realizó otro de 16 cm confluyendo con el

anterior en su extremo superior, el otro extremo fue realizado a 5,5 cm de la cazoleta.

Fig II-A-1-b.- Otro segmento de 8 cm se situó entre ambos y ocupa una posición muy próxima a la

bisectriz; su extremo superior se detiene a unos milímetros del vértice. Entre estos tres trazos se puede

observar el contorno de una alabarda reforzada.

Fig. II-A-2.- Esta cazoleta mide 4 cm de diámetro y 0,5 cm de profundidad; está situada en la parte

inferior izquierda del espacio.

En su parte superior hay realizados cinco trazos. El primero por la izquierda mide 18 cm de largo y

marcha en sentido superior desviado hacia la izquierda unos 20º, llega hasta la zona media de este

espacio. El segundo por esa parte mide 36 cm, es más grueso y profundo; su extremo inferior parte de la

cazoleta con un ángulo de unos 10 o 15º, hacia la mitad del espacio dobla hacia la derecha con el fin de

confluir superiormente con los trazos de la cazoleta anterior II-A-1 deteniéndose como ellos unos

milímetros. Continúa inmediato por la derecha un tercer trazo vertical de 21 cm, su extremo inferior

parece detenerse unos centímetros antes de coincidir con el segundo al salir la cazoleta. El cuarto y quinto

trazos miden 16 y 12 cm de largo y sus extremos inferiores salen unidos del cuadrante superior derecho

de la cazoleta; el situado más a la izquierda parece vertical y su compañero se desvía superiormente a la

derecha con un ángulo de unos 20º.

Fig II-A-3.- Tiene esta cazoleta de diámetro 2,5 cm y de profundidad 0,3 cm; se situó en la parte inferior

derecha de este espacio.

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Dos nuevos trazos parten hacia la zona superior. El situado más a la izquierda mide 20 cm, es el más

grueso y profundo, se dirige hacia la parte superior izquierda en un ángulo de cerca de 40º. El segundo

trazo mide 14 cm, es próximo a la vertical y su extremo superior fue desviado unos milímetros para no

cortar a la parte derecha de la cazoleta superior.

Trazos accesorios a la figura II-A-3

Fig II-A-3-a.- Es un trazo de 9 cm situado en posición paralela del trazo izquierdo de esta cazoleta y a 2,5

cm de su zona media superior.

Fig II-A-3-b.- Corresponde a un trazo fino de 5 cm, paralelo al segundo de la cazoleta número 3 y

situado a 1,5 cm de su parte superior izquierda.

Fig-II-A-3-c.- Mide 11 cm, se dispuso en posición vertical y se situó en la zona media, a la derecha.

Fig II-A-3-d.- En la mitad del espacio situado entre las cazoletas 2 y 3 fue realizado con una inclinación

derecha de unos 15º un trazo que mide 9 cm; parte inferiormente de la misma base que sirvió de

referencia para realizar la mayoría de las cazoletas.

SUBCONJUNTO II-B

Está situado a la derecha del anterior sobre una superficie completamente lisa, pasado el racheado natural

que sirve de separación de estos dos subconjuntos –ya mencionado-. Un fino racheado la divide de

izquierda a derecha cerca de su zona media aunque no llega al extremo de esa parte, éste no ha influido

aparentemente en la distribución de las formas por lo que puede suponerse originado por algún

movimiento orogénico posterior. Comenzamos su catálogo desde la parte superior a la inferior y de

izquierda a derecha.

Fig II-B-1.- Esta figura está formada por una cazoleta muy superficial, de tendencia oval, situada cerca

del límite derecho de su zona media; mide de diámetro unos 4,5 cm y su escasa profundidad esta cerca de

0,3 cm.

De su parte superior salen dos trazos que traspasan el racheado mencionado; el situado más a la

izquierda tiene 26 cm de largo y se realizó con un ángulo superior izquierdo de unos 20 º; el otro, de igual

longitud, comienza más a la derecha y ronda la vertical. La cazoleta posee inferiormente otro trazo de 10

cm, realizado a partir de su zona inferior derecha con un ángulo de unos 30º en la parte superior

izquierda.

Trazos accesorios a la figura II-B-1

Fig II-B-1-a.- Es un segmento de 14,5 cm situado a 5 cm del límite izquierdo superior del conjunto y

paralelo, a 7 cm, del trazo mencionado en esa misma parte de esta figura.

Fig II-B-1-b.- Corresponde a un trazo de 11 cm paralelo al anterior y situado 4 cm a su derecha; tiene el

extremo superior muy cerca del fino racheado central.

Fig II-B-1-c.- Este nuevo trazo tiene 8 cm y se situó 2 cm a la derecha del realizado en la misma parte

superior de la cazoleta; fue trazado con un ángulo superior de unos 20º y está a 4,3 cm del trazo maestro;

el inferior roza la parte superior del racheado central.

Fig II-B-2.- Esta nueva cazoleta mide 3,5 cm de diámetro y su profundidad es escasa, 0,2 o 0,3 cm y

presenta un mal acabado; se situó a un par de centímetros a la derecha de la anterior, algo elevada hacia el

E. Posee en su parte inferior un trazo de 12 cm realizado con un ángulo superior izquierdo de unos 20º.

Fig II-B-3.- Corresponde a una cazoleta de unos 4 cm de diámetro y 0,3 cm de profundidad situada en la

zona media y a unos 5 cm del límite izquierdo.

Tiene dos trazos maestros en su parte superior: el mencionado anteriormente cuyo extremo superior

parte de la cazoleta B-2 y otro de 31,5 cm que parte a la derecha de aquel en una posición cercana a la

vertical. Inferiormente tiene otro de 10 cm, situado hacia la derecha y con un ángulo superior izquierdo

quizás menor de 20º; su extremo inferior termina en una pequeña cazoleta secante de otra por su derecha.

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Trazos accesorios a la figura II-B-3

Fig II-B-3-a-b-c-d y e.- La línea a está situada en la parte inferior derecha de este gran espacio, a 4 cm

de su límite izquierdo y mide 5,5 cm de larga; su posición es ligeramente inclinada hacia la izquierda con

un ángulo superior de unos 20º. La b mide 11 cm y es paralela a 1,4 cm a la derecha de la anterior. La

línea c mide 4,3 cm y se situó a su derecha; el extremo superior está muy próximo a la zona media del

trazo b. Hacia la derecha superior continúa una zona en la que se ven peor los trazos, el d mide 9 cm y su

extremo superior dista 2,5 cm del extremo de esta parte del b, su ángulo de trazado es algo mayor

rondando los 40º. A su derecha está el e, también de 9 cm y algo más elevado que el anterior, su extremo

superior está a 4 cm del d y el inferior a 3 cm siendo el ángulo superior algo inferior. Le trazo e mide 12,5

cm y está en la parte superior, escasamente a 1 cm a la derecha del trazo vertical de la cazoleta y muy

cerca del extremo W de la superficie; mide 12,5 cm

Fig II-B-4.- Corresponde a una cazoleta que tiene de diámetro 3 cm y 0,8 cm de profundidad, está aislada

muy cerca del límite E de la roca y a 11 cm del S.

Fig II-B-5.- Esta figura está compuesta por dos cazoletas unidas longitudinalmente, la situada a la

derecha mide de diámetro 2,5 cm y de profundidad 0,3 cm; la de la derecha es algo ovalada y tiene un eje

mayor de 4,5 cm y 0,3 cm de profundidad.

De la cazoleta enumerada en primer lugar parte un trazo maestro hacia la número 3 - ya descrito-; de la

oval sale otro de 31,5 cm en posición próxima a la vertical y hacia su mitad sufre una ligera flexión hacia

el lado derecho.

Trazos accesorios a la figura II-B-5

Fig II-B-5-a-b-c-d-e-f y g.- La línea a es un grueso trazo de 8 cm de longitud realizado con un ángulo

hacia la izquierda próximo a los 20º, fue situado superiormente a 5,7 cm de la unión de las cazoletas. La

forma b es una línea de 5,5 cm, paralela a la anterior y situada superiormente a la misma; los extremos

inferiores de ambas distan del trazo superior de la cazoleta, aproximadamente 0,5 cm. El trazo c mide

24,3 cm, es de tendencia vertical aunque la parte correspondiente a la zona superior del fino racheado se

realizó algo desviada hacia la derecha; dista del trazo de la cazoleta un par de centímetros. Este trazo tiene

muy cerca de su extremo superior, en la parte derecha y verticalmente, otro muy fino de 7,4 cm, es la

figura d. Las formas e y f son dos paralelas horizontales de 2 cm, muy tenues, situadas 2,5 cm una

encima de la otra y muy próximas al extremo superior de la línea d. El trazo g tiene unos 28 cm y es

paralelo por la derecha -a 1,7 cm- del trazo que sale directamente de la cazoleta número 3.

Fig II-B-6.- Corresponde esta figura a una doble cazoleta, la de la izquierda se une en el cuadrante

inferior izquierdo de la derecha. La izquierda tiene 4 cm de diámetro y 0,5 cm de profundidad, la formada

a la derecha es algo mayor ya que tiene 4,5 cm de diámetro y 1 cm de profundidad.

De la enumerada en primer lugar sale un trazo en sentido izquierdo con una ángulo superior próximo a los

35º, mide 42 cm de largo; a los 17 cm dobla hacia la vertical. La otra cazoleta, la mayor, presenta en su

cuadrante superior izquierdo dos trazo: uno de 13 cm en sentido parecido al mencionado aunque con un

ángulo próximo a los 45º; otro, el trazo mayor, mide 57 cm de largo, 3 cm de ancho y 2 cm de

profundidad, fue realizado en la parte central superior de la cazoleta y sale con una desviación izquierda

de 35º pero, hacia su mitad se curva, parece que con la intención de lograr la vertical cuestión que alcanza

en los últimos centímetros.

Trazos accesorios a la figura II-B-6

Fig II-B-6-a-b-c y d.- El trazo a mide 7,5 cm y está situado 2,5 cm a la derecha del primer trazo de la

izquierda. Entre los trazos central y derecho hay uno, el b, de 5,5 cm con una inclinación izquierda de

unos 40º; su extremo superior se detiene unos milímetros antes de llegar al central, exactamente a 4

centímetros de su extremo superior. El trazo c tiene 16,5 cm, parte de la zona media central y continúa

con tendencia paralela al trazo mayor -el situado a la derecha-, su extremo superior corta al izquierdo

pocos centímetros antes de llegar al fino racheado de la zona media superior. El segmento d es muy fino y

solamente tiene 3,5 cm, su extremo inferior está situado en la zona media, a la derecha del c, y el superior

a 0,5 cm del gran trazo.

Fig II-B-7.- Esta figura presenta diversas excepciones a tener en cuenta: una característica es su

pequeñez, tiene 1 cm de diámetro y sólo 0,3 cm de profundidad; otra es su situación ya que está próxima

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al límite W -solamente a 9 cm-. La distancia al trazo maestro por la derecha de la gran cazoleta B-6 es de

1,8 cm.

Sale de esta cazoleta en su parte inferior dos trazos, el situado más a la izquierda tiene 26 cm y lo hace

con un ángulo superior izquierdo de unos 20º para doblar en sus 5,5 cm inferiores hacia la derecha en

ángulo próximo a los 45º. Más a la derecha la pequeña cazoleta tiene otro trazo de 14,5 cm y se dirige en

dirección parecida ya que su ángulo es de 30º.

Trazos accesorios a la fig II-B-7

Fig II-B-7-a-b-c-d-e y f.- La línea a corresponde a un trazo de 6 cm que ocupa la zona central del espacio

situado entre el gran trazo de la figura II-B-6 y el situado más a la izquierda de la figura II-B-7; su ángulo

de inclinación superior izquierda es de unos 25º. El trazo b es muy fino, tiene 7,5 cm y se situó unos

milímetros a la derecha del segundo de la cazoleta B-II-7. El c mide 6 cm y es igualmente fino, está

situado 1 cm a la derecha siendo paralelo al b. El trazo d es más grueso y también paralelo a los dos

anteriores; mide 8,7 cm y se separó 1,5 cm; su extremo superior se realizó a la misma altura que la

pequeña cazoleta. El segmento e mide 5,5 cm y se hizo superiormente a los mencionados con un ángulo

superior izquierdo de 45º. El trazo f mide 28 cm, sus 16 cm inferiores parten en sentido vertical después

flexiona hacia la izquierda para terminar en ángulo de 15º con la vertical. Su extremo superior dicta 5,5

cm del límite E de la superficie y 8 cm a la derecha del gran trazo de la fig II-B-6.

Fig II-B-8.- Esta figura está formada por una gran cazoleta de 4,5 cm de diámetro y 1,5 cm de

profundidad; se situó en la parte superior derecha, a 3,3 cm de la anterior.

En su límite superior central la cazoleta tiene dos trazos separados unos 36º. Ambos tienen una

angulación superior cercana a los 15º pero en sentido diferente; el de la izquierda mide de 10 cm y se

inclinó hacia esta parte; el de la derecha tiene 43 cm y se hizo hacia ese mismo lado, éste último es

también muy ancho y profundo, ambas medidas están próximas a los 2 cm.

Trazos accesorios a la figura II-B-8.

Fig II-B-8-a-b-c-d-e-f-g y h.- El trazo a mide 22 cm y se realizó muy cerca del extremo superior del trazo

descrito en primer lugar en la fig B-II-8, se extiende hacia la parte superior derecha en ángulo superior de

unos 20º. El b tiene 12 cm y es paralelo al primer trazo maestro mencionado en la cazoleta. El c es

paralelo al a y situado en la zona media entre éste y el segundo de la cazoleta, mide 15,5 cm y tiende a

equidistar de ambos. El segmento d tiene 13,6 cm y se realizó superiormente con un ángulo izquierdo de

unos 40º. El e tiene unos 6 cm y es perpendicular por el centro izquierda al d confluyendo en ese punto

también con el a y formando además con él otros dos ángulos adyacentes. El f tiene 5 cm, es de

tendencia paralela a la derecha del a y corta al e no perependicularmente formando inferiormente dos

nuevos adyacentes. La figura g es una forma triangular de marcada tendencia isósceles ya que sus lados

mayores miden 6 y 5,7 cm, ambos forman un ángulo próximo a los 23º en disposición SW; el tercer lado

mide poco más de los 2 cm; se situó a 6,2 cm del límite W de la superficie.

Fig II-B-9.- Esta cazoleta se situó a 9,8 cm del límite E y a 5,3 cm a la derecha de la cazoleta B-II-8.

Tiene 3,55 cm de diámetro y 1 cm de profundidad.

En su cuadrante inferior izquierdo se realizaron dos trazos: el situado superiormente a la izquierda,

mide 7 cm de largo; el que ocupa el lugar inferior tiene 9 cm y ambos presentan una angulación de 45º.

Trazos accesorios a la fig II-B-9

Fig II-B-9-a y b.- En la zona central comprendida entre los extremos inferiores de los dos trazos descritos

se realizaron dos pequeños perpendiculares: el trazo a mide 5 cm es de tendencia vertical y está situado a

la izquierda; en su centro por la derecha corta al b que mide 3,2 cm, ambos forman dos adyacentes.

Fig II-B-10.- Esta figura está formada por una cazoleta que mide de diámetro 3 cm y tiene una

profundidad de 0,9 cm; se situó 2,8 cm a la derecha de la cazoleta B-II-8. Tiene un trazo de 31,5 cm

realizado en posición vertical en el centro de su parte superior.

Fig II-B-11.- Corresponde a una cazoleta de 3 cm de diámetro y 0,9 cm de profundidad, está situada en la

parte superior derecha a 2,7 cm. Un trazo de 31 cm fue realizado en su límite superior, éste es paralelo al

realizado en la B-II-10 en sus 18 primeros centímetros para ambos doblar levemente hacia la

convergencia superior con el segundo de la cazoleta II-B-8.

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Trazos lineales anexos a la fig II-B-11

Fig II-B-11-a-b-c-d y e.- Estos trazos son muy finos y se situaron en la parte superior derecha, a 1 cm, del

trazo mencionado en esta cazoleta, justo donde el mencionado segmento dobla a izquierda; a excepción

del situado más a la derecha, son paralelos al mismo y por tanto también entre ellos; la distancia que los

separa es de un par de milímetros. El primero por la izquierda es el a que mide 3 cm; le siguen el b y el c

con 1 cm; el d tiene unos 6 cm y continúa unos milímetros más a la derecha; finalmente el segmento e

está inclinado hacia la izquierda unos 20º y mide 3 cm; su extremo superior roza por el centro derecha al

d a 3 cm de su extremo superior.

Fig II-B-12.- Corresponde a una pequeña cazoleta de poco más de 1 cm de diámetro y escasa

profundidad, situada a 3 cm del extremo superior derecho del trazo correspondiente a la cazoleta B-11.

Fig II-B-13.-Esta cazoleta fue realizada a 2,3 cm a la derecha de la número B-II-10; mide de diámetro 4

cm y 0,7 cm de profundidad. Tiene un trazo de 39,5 cm en la parte superior siendo paralelos a los

maestros realizados en las B-II-10 y B-II-11; su extremo superior dobla ligeramente hacia la izquierda los

últimos centímetros.

Fig II-B-14.- Esta nueva cazoleta nos ha llegado muy tenue, tiene 2,5 cm de diámetro y unos milímetros

de profundidad; se situó 2,3 cm inferiormente a la B-II-13. Esta cazoleta se acompañó de un pequeño

trazo de 5 cm desprendido inferiormente con un ángulo de 45º hacia la parte inferior izquierda.

Fig II-B-15.- Es la última cazoleta descrita en este subconjunto; mide 4 cm de diámetro y 0,8 cm de

profundidad, se situó a 1,3 cm en la parte superior derecha del trazo correspondiente a la cazoleta B-II-13

y a unos centímetros del límite N de este espacio. Un trazo de 33,3 cm fue realizado en su parte

superior, también de tendencia paralela a los de las B-II-10 - 11 y 13; sus 12 últimos centímetros de la

parte superior doblan hacia la izquierda.

Trazos lineales anexos a la figura II-B-15

Fig II-B-15-a-b-c-d-e-f y g.- El trazo a es de tendencia vertical y paralela al anterior, mide 12 cm y se

situó 1,2 cm a su derecha en el comienzo de la mitad superior. El b se situó 1,6 cm a la izquierda del trazo

maestro, en la zona central alta y mide 9,5 cm. El segmento c es muy fino y tiene 6 cm, se situó a 3 cm de

la parte superior de la cazoleta cazoleta cortando al segmento maestro, fue realizado con un ángulo

superior izquierdo de unos 75º. El d mide 6 cm, fue realizado con un ángulo izquierdo de unos 45º y se

situó próximo por la derecha del maestro. En la parte inferior derecha de la cazoleta se trazaron los tres

trazos que restan. El e mide 8 cm, su extremo superior está a 1,4 cm a la derecha de la cazoleta siendo

paralelo a los mencionados en las cazoletas de esta parte. Bajo él está el f que mide 9 cm y trazado con

una angulación superior derecha de unos 38º; su parte izquierda central está a escasamente 1 mm del

extremo inferior del e. Finalmente el g mide 8 cm y fue realizado con un ángulo superior de unos 15º; está

situado unos milímetros a la derecha de los dos anteriores.

4. 3. CONJUNTO III

Este nuevo conjunto se situó en una pequeña superficie contigua por la derecha inferior, en el mismo

plano horizontal que se realizaron las cazoletas. Esta nueva superficie presenta también tendencia

rectangular, tiene de largo 25 cm y de ancho 15 cm estando igualmente alisada y limitada por rachones

naturales; su sentido longitudinal está próximo al N-S (Fig 3. Lám II).

Fig III-1.- Este número corresponde a un trazo de 4 cm realizada con un ángulo superior derecho de nos

40º; se situó a 1 cm del límite S de esta superficie.

Fig III-2-3-4-5-6 y 7.- El número 2 es otro trazo de 9,5 cm, realizado en dirección próxima a la vertical y

cuya zona central esta situada un par de milímetros a la derecha del extremo superior del trazo 1. El

número 3 mide 9 cm, fue realizado con tendencia paralela 0,7 cm a la derecha del anterior estando sus

extremos superiores al mismo nivel. La línea número 4 mide 13,4 cm, tiene un ancho de 1 cm y una

profundidad semejante y esta situada 1 cm a la derecha de las anteriores siendo también paralelas;

comienza 2 cm por encima de las dos anteriores. Continúa a la derecha un nuevo segmento, el número 5,

que mide 5 cm y es también paralelo. El trazo número 6 mide 10 cm y es igualmente vertical. El 7 mide 7

cm y se realizó inclinado hacia la izquierda con un ángulo de 45º, parte del extremo superior del trazo

anterior y forma con él un ángulo de unos 45º en la parte inferior derecha.

Page 7: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Fig III-8.- Esta figura es un cruciforme cuyo grueso brazo vertical mide 7,8 cm y el horizontal 8,2 cm,

ambos se cortan a 2,2 cm del extremo superior. En los dos ángulos inferiores que determinan se realizaron

cuatro segmentos de 7 , 5, 5,5 y 6,2 cm que tienden a determinar cuatro ángulos agudos de unos 20º.

Fig III-9.- Esta figura corresponde a una pequeña cazoleta de 3 cm de diámetro y 0,3 cm de profundidad,

fue situada 1 cm más abajo del extremo inferior del cruciforme. Un trazo de 6,2 cm fue realizado desde

el cuadrante inferior izquierdo de la cazoleta formando un ángulo con la vertical próximo a los 45º.

4.4. CONJUNTO IV

Fue realizado en una superficie contigua por la derecha a la utilizada para realizar el conjunto II; el

plano resulta elevado en unos 18 cm del anterior y se extiende hacia el lado derecho unos 20 cm y otros

tanto hacia la parte inferior donde también desciende otro escalón; la parte E –posición del observador-

tiene la roca elevada e irregular (Fig 2. Lám III).

Fig IV-1.- La primera figura está situada a la izquierda de esta superficie en el límite de la roca. Es una

cazoleta claramente elíptica cuyo eje mayor mide 7,5 cm y 6,5 el menor; el primero se realizó en

dirección NW-SE..

Esta figura tiene en su parte inferior tres trazos equidistantes, bien centrados y de tendencia radial. El

primero por la derecha, el más superior; mide 12 cm y tiene adosada en su extremo inferior otra pequeña

cazoleta de 3 cm de ancha y 0,5 cm de profundidad. El trazo central mide 16 cm y tiene hacia su parte

central una cazoleta de 2,4 cm y 0,4 cm. El tercer segmento es de 15 cm y tiene en su extremo inferior

una cazoleta de 3,5 cm de diámetro y 0,3 cm de profundidad.

Fig IV-2.- Corresponde a una nueva cazoleta situada escasamente 1 cm a la izquierda de la última

descrita en la figura anterior; mide de diámetro 3 cm y es 0,3 cm su profundidad.

Fig IV-3.- Este número corresponde a una figura algo más compleja. Una cazoleta IV-3-a, de 3 cm de

radio y 0,4 cm de profundidad, fue situada 10,5 cm a la derecha de la cazoleta elíptica. De ella salen tres

trazos: el primero parte de la parte derecha, tiene unos 12 cm, es convexo hacia el W y termina en

horquilla; otro sale de la parte central de su cuadrante inferior izquierdo y señala la dirección NW-SE,

mide 22,3 cm y corta en su parte media inferior a los tres segmentos radiales de la fig IV-1; el tercero

segmento mide 12,5 cm y sale de la parte inferior derecha de la cazoleta reseñada; de su extremo parte un

trazo perpendicular al segundo –central- de la última cazoleta que completa con los anteriores una forma

triangular de alabarda; hay otra cazoleta, la IV-3-b, de 3 cm de diámetro y 0,5 cm de profundidad, cuya

posición apunta la unión de estos últimos segmentos pero no llegando a ellos. En la parte derecha de la

cazoleta IV-3-b, se realizó otro de 19 cm que corta también de forma perpendicular al segundo trazo

central de la cazoleta IV-3-b y termina en los extremos de la forma de horquilla mencionada al describir

el primero de estos trazos. Parecen hacer alusión a un arco rudimentario –forma arqueada en la parte

superior derecha- que lanzaría una alabarda sin refuerzo central.

4.5. CONJUNTO V

Este nuevo conjunto se grabó en un pequeño plano liso situado a la derecha del número IV, tras

ascender un escalón de 3,5 cm hacia el N; el pequeño espacio en su zona E está algo deteriorado por lo

que no se puede precisar si en él hay algún tipo de realización (Fig 3).

Fig V-1 y 2.- Corresponden a dos trazos de 3 y 5,2 cm y se realizaron hacia el centro de la zona. El 2

ocupa una posición horizontal y el número 1 fue realizado superiormente.

Fig V-3.- Es un trazo de 6,5 cm realizado 3 cm bajo la parte derecha del número 2 su posición se logró

con un ángulo superior izquierdo de unos 15º.

Fig V-4.- Este nuevo segmento mide 6,4 cm; se realizó 1 cm a la derecha del extremo inferior del número

3 y con un ángulo superior derecho de unos 15º; de su parte central derecha sale hacia la parte inferior un

trazo de 4,3 cm logrando con él una forma horquillada de unos 15º.

Fig V-5.- Un nuevo trazo de 3 cm fue situado 2,5 cm a la derecha de la zona central del anterior siendo

paralelo al mismo.

Page 8: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Fig V-6.- Ya cerca del límite derecho inferior de este espacio se observa una línea fina de 4,4 cm cuyo

extremo izquierdo está a 1 cm de la zona media superior del número 5; presenta una angulación hacia la

derecha de unos 75º.

4.6. CONJUNTO VI.- Este conjunto se realizó próximo al extremo derecho de la roca. Para su trazado el

autor debió cambiar de posición y, por lo general, colocarse en el lado N ya que los la mayoría de los

trazos cambian de dirección pasando de estar próximos a la E-W a indicar el N-S; de esto se desprende

que por lo general las figuras obtenidas pasan a tender a la horizontalidad con respecto al observador

situado como antes en el E (Fig 2. Lám III).

La superficie sobre la que se realizó este conjunto salva un pequeño escalón superior de 0,8 cm y

tiene las mismas características naturales que los anteriores ocupando los líquenes cenicientos su

superficie; ellos dificultan la visión de los grabados pero también les protege.

Fig VI-1.- Esta figura corresponde a una cazoleta situada en la parte superior, tiene 2,5 cm de ancha y 0,8

cm de profundidad; en su parte izquierda se realizó un trazo de 9 cm con tendencia horizontal.

Fig VI-2.- Fue situada 3 cm más abajo del extremo izquierdo de la figura 1. Corresponde a una forma

lanceolada con refuerzo central, su ancho máximo tiene 6 cm y el largo es de 16,8 cm; la hoja comienza a

4,2 cm del extremo izquierdo, su sentido es el N y la posición es horizontal con respecto al observador

que debe seguir en el lado E. La parte inferior de esta figura tiene peor un acabado titubeante y más

impreciso.

Fig VI-3-4 y 5.- Corresponden a tres trazos cuyas medidas comenzando por la izquierda están próximas a

los 3,8 – 5 y 1,6 cm; fueron situados muy próximos, formando un desligado y ligero zigzag escasamente

situadas un par de centímetros bajo la forma lanceolada.

Fig VI-6.- Esta figura es compuesta, está formada por un trazo de 14,5 cm realizado 1,8 cm bajo los

anteriores y en posición horizontal. Bajo él, a 2 cm hay otro paralelo de 13,6 cm. Del extremo izquierdo

del primero y cortando al segundo se observa otro de 8 cm que forma dos ángulos con los anteriores de

45º hacia la parte inferior derecha.

Fig VI-7 y 8 .- En un pequeño espacio que hay entre estas figuras y el límite izquierdo de la roca se

realizaron dos trazos de 4 y 6 cm, fueron ejecutados tendiendo a indicar un ángulo agudo de unos 30º de

abertura superior.

Fig VI-9.- Corresponde a un trazo de 15,5 cm realizado en la parte inferior de todos los anteriores,

construido con un ángulo de unos 45º, su extremo derecho corta a los dos paralelos de la figura número 6.

Bajo esta última figura hay un espacio algo deteriorado que pudiera haber contenido alguna figura

actualmente se observan solamente con claridad uns finos racheados de apariencia natural.

Fig VI-10.- Esta figura se realizó 3,8 cm a la derecha de la número 9, es una forma de ángulo agudo de

unos 35º, adosada por la derecha a un fino racheado resultando una forma triangular.

Fig VI-11.- Es otra gruesa línea de 13,5 cm realizada 1,2 cm bajo la forma anterior y ocupa el centro de la

superficie siendo la disposición parecida a la número 9.

Fig VI-12.- Un nuevo trazo de 7 cm fue realizado a unos 2 cm bajo el anterior y en ángulo superior

derecho de unos 15º.

A 5 o 6 cm hacia la parte derecha de este segmento quizás pueda reseñarse una cazoleta pero su

superficialidad nos impide ofrecer dimensiones con claridad.

4.7. CONJUNTO VII.- Este conjunto presenta escasa figuras y fueron realizadas de forma discontinua,

hay que trasladarse hacia la derecha a unos 30 cm y a la misma altura de la figura 1 del conjunto VI. La

superficie es menos lisa (Fig 4).

Page 9: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Fig VII-1.- Es una figura angular semejante a la número 10 del conjunto VI, los lados miden 7 y 7,4 cm

siendo ligeramente cóncavos hacia el exterior, también se dispusieron adosados a la izquierda a un fino

racheado que allí presenta la roca.

Fig VII-2-3 y 4 y 5.- Corresponden a cuatro trazos de tendencias horizontal y paralela; de arriba abajo

miden 3,5 – 9 – 6 y 9,8 cm; se dispusieron muy cerca del extremo natural de la roca y 25 cm bajo la

figura 1.

4.8. CONJUNTO VIII

El conjunto se realizó en una roca situada un par de metros hacia el E, algo alisada por el centro

donde se encuentran los trazos(Fig 4. Lám IV).

Fig VIII-1.- Corresponde a una línea en posición horizontal, de unos 12 cm, situada cerca del extremo W

de la roca.

Fig VIII-2.- Bajo la figura anterior, pasado unos 20 cm de un racheado,se realizó con el mismo tipo de

incisión un ángulo agudo de unos 45º; sus lados miden 10 cm y el superior es de tendencia horizontal.

Fig VIII-3.- Unos 20 cm a la izquierda de los extremos de los lados de la figura anterior y cerca del límite

de la roca se observa finamente trazada una forma de flecha con peciolo central rematado por la izquierda

con una pequeña cazoleta; toda la figura mide unos 12 cm.

Fig VIII-4.- Corresponde esta numeración a un trazo horizontalde unos 16 cm realizado inferiormente a

la izquierda a unos 30 cm de la figura anterior y cerca del límite E de la roca.

5. El ENTORNO ARQUEOLÓGICO

El E de la penillanura no ofrece restos arqueológicos destacables en las inmediaciones. Tenemos

noticias de una azuela pequeña de cuarzo común rosado, pulimentada, hallada en un impreciso lugar de

una finca próxima llamada Vallispedro, hoy este material se halla en paradero desconocido.

Hay que separarse unos 7 u 8 km para encontrar los poblados de Almoroquí y El Tercio-La Coraja.

El primero no ha sido excavado y tanto las cerámicas como la inscripción del SW, halladas en superficie,

nos remiten a un particular comienzo de la Edad del Hierro. La estela de guerrero y la inscripción del SW

pueden remitirnos a épocas próximas (Beltrán 1973).

El poblado del Tercio-La Coraja ha sido excavado muy parcialmente y no se ha publicado una

memoria completa de los numerosos materiales encontrados. Solamente existen estudios parciales

referentes a la Edad del Hierro. Sin embargo este asentamiento posee datos suficientes para saber que su

existencia debe remontarse a épocas muy anteriores: la alineación de ortostatos desmontados y reubicados

en su interior, una punta de flecha de silex observada por nosotros en los residuos superficiales

procedentes del cribado, algunas cerámicas pulidas cuya tradición se puede remontar a la Edad del

Bronce, la potencia de varios metros de espesor en la parte central del yacimiento... A nuestro juicio este

poblado merece un estudio mucho más profundo. (Redondo 1987; Civantos 1988; Esteban 1993).

Algo más distantes, entre 10 y 12 km, están los grabados del río Tejadilla (Rubio 2000) y a mayor

distancia aún los del Cándalo (Rubio 1999 y 2000), Valdehonduras (Rubio 2001) y Collado de S.

Cristóbal, Zarza de Montánchez (Rubio 2003) -presente en este mismo trabajo por los grandes

paralelismos que tiene con el de Boticojos; con el resto de grabados mencionados se pueden establecer

relaciones mas distantes.

Finalmente la punta de alabarda o puñalón de cobre endurecido hallada en el berrocal trujillano

(Rubio 1992) y un número de pulimentados no elevado encontrados en esa misma zona así como sus

poblamientos Calcolíticos y de primeras fases del Bronce (Rubio 1998 y 2003) completan el panorama

arqueológico que en general es común a todas estas series de grabados.

6. RELACIONES

Todos estos monumentos y algunos más del N de la provincia, en la comarca de Hurdes -al menos los

de Puerto del Gamo en Casar de Palomero y Peña Rayá en Huetre (Sevillano 1991)-, tienen en común la

presencia de trazos, cazoletas, ángulos..., en ellos también se representaron armas de metal por lo general

del Bronce Inicial y Medio, desde luego anteriores a la Edad del Hierro. Pero debemos señalar que

Page 10: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

solamente presentan trazos unidos a cazoletas los grabados denominados Tejadilla XI, Valdehonduras y

los del collado de S. Cristóbal.

En Tejadilla XI lo veíamos al menos en tres ocasiones, en concreto los números 40 del conjunto IV; el

3 del conjunto III y el número 5 del conjunto V, en ésta con cazoleta oval. Valdehonduras ofrece

numerosos ejemplos de esta relación aunque en él, a veces, las conexiones entre las dos formas es más

compleja. Como veremos el collado de S. Cristóbal ofrece entre sus grabados una numerosa

representación con la misma siplicidad que en Boticojos y, por lo general, a cada cazoleta le corresponde

un trazo descendente, cuestión que no queda convenientemente expresada en su representación en los

demás grabados apuntados por estar realizados en un solo plano.

No conocemos relaciones intermedias peninsulares y hemos de marchar al Pirineo para encontrar unas

series de grabados que guardan cierta semejanza en cuanto a las cazoletas asociadas a trazos profundos en

forma de carena de barco, unas están en los Pirineos Catalanes y otras fueron ejecutadas en los valles de

Andorra (Abelanet 2003), (Cantauri 2003).

7. CONCLUSIONES Y CRONOLOGÍA

Los grabados realizados en Boticojos se distribuyeron intencionadamente en varios conjuntos y la

temática que encierran debe ser variada. El primer conjunto poco puede aportar dada la escasez de trazos.

El segundo está dividido en dos partes y ocupa dos planos que se cortan en ángulo obtuso –cuestión poco

común- pero que también ocurrirá en el collado de San Cristóbal. Denotan una temática relativa al

significado de la cazoleta con trazo concatenado descendente, sin que intervengan otro tipo de

realizaciones que pudieran interferir lo expresado; la amplitud del espacio utilizado en relación con el

total disponible de éste nos informa del valor e importancia de esta comunicación. Ésta se repite entre 15

y 20 veces substancialmente de forma machacona por lo semejante pero también indicando una gran

pluralidad de objetos aunque es verdad que cada grupo de figuras tiene su matización.

Deben ser tomado como signos y con ellos hacer mención a algúnos cuerpos de forma circular –

expresado mediante las cazoletas-, que llenan de momento aquí, un doble espacio –ya veremos como en

el collado de S. Cristobal se completan las tres dimensiones que indican una representación en volumen-.

Deben ser numerosos y tener energía para que de ellos se desprenda individualmente hacia una parte

inferior -las cazoletas ocupan la parte más alta del espacio y los trazos descienden hacia la más baja-,

estos, aquí en Boticojos, alcanzan su plenitud en profundidad y grosor en una distancia indeterminada de

la zona central.

El conjunto III parece hacer mención al único elemento humano, radiado en su parte inferior, esto le

puede comunicar un carácter sagrado, de alguna manera con parentesco solar tal y como apuntamos en los

contenidos del conjunto XI de Tejadilla. Su representación es coincidente con la forma estelar radiada del

conjunto IV, sin que podamos añadir más dado la simpleza de los demás trazos. Debemos mencionar

también la cazoleta con trazo adherido tal y como ocurría en Tejadilla, aquí en lugar próximo al sexo.

Parecen hacer alusión a una jefatura sacralizada con algúna relación solar que era patente en el S

peninsular en épocas pretartesicas y que en nuestra zona se comienza a percibir por estos grabados mucho

tiempo antes.

El conjunto IV ofrece en el W la única cazoleta oval de este grabado y por los tres radios que emite

hacia el saliente parece aludir, con poca dudas, a una representación astral, apunta con claridad al Sol. El

resto de los trazos y cazoletas, por su complejidad, nos acerca a algunos del grabado de Valdehonduras,

en síntesis hace una nueva referencia sideral y armamentista introduciendo un arco novedoso y

posiblemente ideal. Su composición no tan simple, ni repetitiva como en el conjunto II.

Pasamos al conjunto VI dado que el V presenta unos cuantos trazos lineales que poco pueden aportar.

En el conjunto la cazoleta con trazo parece presidir la escena -si nos situamos en el E-, el resto de trazos

amplía algo más el relato. En él se realizó con claridad una hoja de lanza cuya tipología es muy amplia

como vimos al estudiar el grabado del Cándalo, el resto de representación de armas que la acompañan en

los conjuntos II-A, II-B, VII y VIII nos hace asegurar una fecha de ejecución durante la Edad del Bronce

Inicial o Medio.

Finalmente en los conjuntos VII y VIII se incluyeron formas angulares unidas a un fino racheado de la

roca que indica con claridad formas de alabarda sin refuerzo central semejante a la representada en el

Page 11: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

subconjunto B del conjunto II y una forma de flecha cuya cazoleta indica el punto donde la fuerza la

impulsa, posición que denota energia, entendida ésta como capacidad de realizar fuerza.

Si tomamos la figura angular con bisectriz realizada en el subconjunto A del conjunto II comouna

representación de alabarda reforzada es este figura quién principalmente debe marcar la cronología, ella

apunta en este entorno una fecha de comienzos del Bronce Medio el resto de las formas armamentistas

pueden señalar tiempos ligeramente anteriores.

Page 12: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO
Page 13: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Lámina I.- Grabado de Boticojo, conjunto 2

Lámina II.- Grabado de Botijo, conjunto III

Page 14: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Lámina III.- Grabados de Boticojo, conjuntos IV y VI

LOS GRABADOS RUPESTRES DEL COLLADO DE S. CRISTÓBAL

ZARZA DE MONTÁNCHEZ (CÁCERES)

1. LOCALIZACIÓN Y GENERALIDADES

El conocimiento de estos monumentos fue debido a la visita que realizamos desde el cerro Blanco,

donde se encuentra la estación de radar, al cerro próximo hacia el sur señalado en el mapa topográfico

1/25000, hoja número 730-III, latitud 39º 12´ 18´´ y de longitud 6º 02 ´ 24´´, con los restos de la ermita de

S. Cristóbal, intuíamos que tal vez allí habría un nuevo poblamiento. Transcurrimos hacia el S pared

abajo; llegamos al collado y comenzamos después a ascender hacia el cerro de S. Cristobal, por la derecha

del muro de linde; pasados unos 50 pasos del collado observamos a la izquierda la tierra removida y

excavada con precipitación en torno a unos bloques de granito, especialmente en sus caras este, nos

acercamos y vimos que contenían los grabados que ahora presentamos. Continuamos el paseo y llegamos

al cerro que contenía restos de un castro, ruinas de un edificio –posiblemente una ermita- y otro grabado.

En sentido amplio este lugar comunica las dos partes de la Submeseta Sur. Por el N la penillanura

Cacereño-Trujillana y por el S el valle del río Guadiana a la altura de Valdemorales y Almoharín. Es un

amplio paso de terrenos esencialmente graníticos que presenta ondulaciones suaves alternadas con algún

picacho más elevado. El cultivo preferente actual es el olivo; la ganadería es poco numerosa siendo la

ovina, bovina y la caprina las observadas; actualmente la caza escasea.

Los picos más destacables son el de Montánchez en el W, con sus 994 m y el del Cancho Blanco, en

el E del puerto, con 953 m. El pico de S. Cristóbal llega a los 845 m observándose desde él hacia el S toda

Page 15: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

la margen derecha de las Vegas Altas del río Guadiana; hacia el E y W la visión es más reducida por el

relieve y por el N es francamente limitada.

2. EL SOPORTE

Están formados por granitos distribuidos en formas prismáticas irregulares formando series

concatenadas y paralelas de dirección W-E; sus cortes longitudinales indican con bastante precisión la

dirección N-S –no magnéticos-. Por lo general la parte superior presenta una ligera inclinación W de 10º -

15º con respecto a la vertical y, tanto sus caras E como la W tienen superficies mayores de tendencia

rectangular. No destacan del resto de las formaciones graníticas en cuanto a textura, composición,

coloración y distribución; esporádicamente presentan salientes de unos 2 m de altura afloran unos 2 m

hasta crestear con mayor afloramiento.

3. METODOLOGÍA

Para la descripción nos situamos en la parte E de las superficies que es por lo general la excavada y por

ello damos frente al W. La enumeración se hace de arriba a abajo y de izquierda a derecha.

4. LOS GRABADOS

CONJUNTOS I Y II

Hemos dicho que, en general, las rocas que sirven de soporte se encuentran distribuidoas en formas

prismáticas alineadas de W a E, siendo las del W algo más elevadas decreciendo en los 3 o 4 m que tienen

de extensión hacia el E; sus superficies superiores suelen ser irregulares aunque no faltan las

perfectamente lisas de tendencia horizontal y rectangular. En una de las más elevadas -unos 2 m del

suelo-, por tanto situada más al W y sirviendo de base al muro de piedras que separa las fincas se

realizaron estos dos conjuntos (Fig 1. Lám I y II).

El conjunto I está formado por la figura 1, grabada en tosca V de ancho irregular -hasta 5,5 cm-; su

profundidad ronda llega a los 4,5 cm. Se formó un cruciforme compuesto cuyos brazos, bastante

regulares, miden 26,5 cm, y de alto tiene 35,7 cm; en la parte inferior del trazo vertical de la cruz se

realizó un círculo de 13,8 cm de diámetro; esta figura está bien centrada en un espacio de tendencia

irregular de 35 cm de ancha y 44 cm de alta.

El conjunto II se situó 17 cm a la izquierda del I y en una superficie de parecidas características

físicas, está también bajo la linde de las fincas. Esta vez predomina el picado en gruesa U en su

realización. Su única figura es un círculo que por su anchura puede considerarse una corona circular

cuyos diámetros miden 7 cm el interior y 15 cm el exterior.

CONJUNTOS III En una alineación granítica situada inmediatamente hacia el E, algo más baja y fuera ya del deslinde

se situaron dos nuevos conjunto. El conjunto III ocupa la cara E de una superficie triangular irregular de

tendencia isósceles, situada a la izquierda; la base de este triángulo se sitúa al N y mide unos 45 cm, su

altura casi coincide con la horizontal y mide 88 cm. Las figuras parece que se realizaron por incisión en U

muy débil y su grado de conservación es muy malo; están bien distribuidas centralmente en posición

lineal horizontal (Fig 1. Lám II).

Fig III-1 y 2.- Son las primeras por ese lado; la figura 1 nos muestra una corta línea de unos 4 cm,

inclinada hacia la derecha con un ángulo superior de algo más de 45º. La segunda, muy dudosa, se trata

de un círculo que se acercaría a los 8,5 cm de diámetro del que nos ha llegado solamente un pequeño arco

de la parte superior izquierda; este trazo se confunde con un posible racheado natural de la roca.

Fig III-3.- Continuando la línea se observa una forma de U, cuyos brazos miden 11,5 cm de alto, la

separación interna de los mismos es de 4 cm; el trazo es algo irregular, mide de ancho desde 1 cm a 2,5

cm y su profundidad está en torno a los o,5 cm.

Fig III-4.- Continuando hacia el mismo lado se observa un nuevo círculo de 12,6 cm de diámetro aunque

la amplitud del trazado en U está en torno al centímetro y su profundidad tiene unos milímetros.

Fig III-5.- Hacia la derecha se observa un ancho círculo de 5 o 6 cm de lado, su diámetro es semejante al

anterior y la profundidad del trazo está en torno al medio centímetro.

Page 16: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

CONJUNTO IV

El conjunto IV se realizó en la continuación de esta superficie hacia el N, pasado un racheado

natural de la roca. Este espacio tiende a una forma rectangular de 65 cm de anho y 57 cm de alto. Consta

de tres figuras centradas superiormente cuyo trazado en U, tosco e irregular, mide por lo general 6 cm de

ancho y 4 cm de profundidad. La superficie presenta una rotura en la parte superior que afecta a la figura

central (Fig 2. Lám I y II).

Fig IV-1.- Es una forma en Z, realizada mediante piqueteado; está situada en la parte derecha del espacio

ocupado; el trazo superior mide 3,5 cm, el central 14 cm y el inferior 6 cm.

Fig IV-2.- Corresponde a un antropomorfo en doble cruciforme; su trazo central mide 34,4 cm y sus

brazos, 24 cm el superior y 30 cm el inferior; esta forma parece terminada en U por gruesa y profunda

incisión aunque en ocasiones está presente el primitivo deslascado.

Fig IV-3.- El espacio izquierdo comprendido entre los dos brazos, se aprovechó para representar un

círculo de 14,5 cm de ancho.

Este conjunto parece mostrarnos un antropomorfo en cuya mano derecha porta la representación de un

rayo; va acompañado de la representación de un escudo en su parte izquierda; su distribución recuerda a

la estela de Almoroquí (Beltrán, 1975 ).

CONJUNTO V Más hacia el E los prismas de granito son más bajos y su longitud está en dirección N-S; suelen

presentar la parte superior plana y horizontal. Inmediatamente delante de los conjuntos anteriores hay un

espacios rectangular que mide 100 cm de largo y 28 cm de ancho; esta superficie presenta en su parte

inferior izquierda un pequeño hueco quizás piqueteado, tiene también un racheado en el segundo tercio

derecho. Este plano se corta hacia el N con otro en ángulo inferior de unos 45º. Las figuras que contienen

ambos espacios las consideramos en un mismo conjunto que dividimos en dos subconjuntos A y B, el A

está ocupado por cazoletas y el B por trazos descendentes (Fig 3. Lám III y IV).

SUBCONJUNTO A

Fig V-A-1 y 2.- Son dos cazoletas, muy próximas, situadas en la parte superior izquierda del espacio

estudiado. La realizada a la derecha está algo más elevada llegando escasamente a 1 cm del límite

superior; ambas miden 2,4 cm de diámetro y menos de1 cm de profundidad.

Fig V-A-3.- Siguiendo en la parte superior, unos 5 cm a la derecha de la segunda forma descrita hay otra

cazoleta de características semejantes.

Fig V-A-4 y 5.- Unos 3 cm bajo las cazoletas 1 y 2 hay realizada otra algo mayor, de unos 4 cm de

diámetro aunque de profundidad parecida.. Tiene muy próxima en su parte inferior derecha una de 9,2 cm

de diámetro y más de 2 cm de profundidad.

Fig V-A-6 y 7.- Inferiormente, a 6,3 cm a la derecha se observan dos más; la primera tiene 5,3 cm de

diámetro y la segunda 5,2 cm; sus profundidades están próximas al centímetro.

Fig V-A-8.- En la parte media derecha, a 5 cm de la cazoleta 7 hay una de 3,3 cm cuya profundidad es de

0,5 cm.

Fig V-A – 9 - 10 – 11 y 12.- Superiormente a la derecha de la anterior cazoleta, a 7,6 cm, hay realizado

otro grupo de cuatro figuras semejantes cuyos diámetros miden 6,6 cm - 3,5 cm - 1,2 cm y 3,8 cm; sus

profundidades oscilan desde 0,3 cm de la inferior a algo más del centímetro la de mayor tamaño.

Fig V-A-13.- Pasado un racheado que divide la roca de E a W continúan las cazoletas. Hacia el N. La

primera que puede ser doble, dista del mismo 6,5 cm, se realizó en la parte inferior derecha y a 3,3 cm del

límite inferior de la roca; miden 5,2 cm de diámetro y la profundidad es próxima al centímetro.

Fig V-A-14.- La número 14 está situada superiormente a 8 cm del rachón y 4 cm del límite superior; su

diámetro tiene 5,6 cm y la profundidad es de 1,2 cm.

Page 17: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Fig V-A-15.- Esta cazoleta está 3,8 cm a la derecha de la anterior en realidad son dos cazoletas unidas por

un corto pero grueso trazo situado en la parte inferior derecha de la primera y unida a la situada

inferiormente por su parte superior izquierda; sus diámetros están en 7,2 cm; la profundidad pasa del

centímetro.

Fig V-A-16-17 y 18.- Entre la cazoleta número 13 y el trazo que une la compuesta número 15 hay otras

tres situadas a 3 - 1,7 y 0,7 cm una de otra; sus diámetros miden 4,5 - 4 y 3 cm y las profundidades se

sitúan próximas al centímetro.

SUBCONJUNTO B

Fig V-B-1 y 2.- La cazoleta número 15 fue realizada muy próxima al límite N de la superficie, ya hemos

dicho que hacia esa parte el prisma presenta una cara inclinada con un ángulo próximo a los 45º, en ella

se realizaron bastante centrados, dos trazos paralelos, fig 1 y 2, cuyos extremos superiores apuntan las

cazoletas y los inferiores el suelo; sus longitudes están en los 16 y 17 cm y la anchura en los 4 cm; la

profundidad es escasa, solamente unos milímetros.

CONJUNTO VI

Este conjunto se realizó en un nuevo volumen semejante al anterior, algo adelantado a los descritos y

separado 1 m hacia el S. En esta forma prismática se aprovecharon las caras superior y E para realizar un

nuevo conjunto de cazoletas y trazos que hemos dividido en dos subconjuntos A y B según la cara que

ocupen. La superior mide 63 cm de larga y unos 25 cm de ancha y está dividida por un rachón a los dos

tercios de su límite N; la cara que da al E tiene una longitud semejante y su altura es de unos 65 cm.

Ambas forman un ángulo de 90º (Fig 4. Lám V).

Fig VI-A-1.- Es la situada más al S y corresponde a una gran cazoleta oval cuyos ejes miden 14 cm y

22,5 cm, su profundidad es de 9 cm.

Fig VI-A-2.- Continuando 5,5 cm a la derecha está esta nueva cazoleta que es circular y se realizó con un

diámetro de 15 cm siendo su profundidad de 9 cm. A su derecha, en la parte inferior hay una pequeña

oquedad de unos milímetros de profundidad y solamente 3 cm de diámetro que podría corresponder a otra

forma semejante aunque bastante más irregular; no la reseñamos como figura por no tener seguridad.

Fig VI-A-3.- Pasado el racheado hay otra cazoleta circular, algo más pequeña; mide de diámetro 9 cm y

solamente 2,5 cm de profundidad.

SUBCONJUNTO B

Fig VI-B-1 a 18.- La cara E del prisma está ocupada por trazos pulidos de tendencia vertical que ocupan

toda su extensión y están escasamente separados unos de otros. El número de trazos es de dieciocho,

divididos por el racheado en dos grupos de catorce y cuatro; su ancho es bastante regular oscilando entre

2,5 cm y 3 cm; las longitudes de izquierda a derecha son: 24,5 – 35,6 – 45,5 – 22,3 – 14 – 48 – 52 – 51,5

– 54,5 – 22,5 – 51 – 59 – 45,5 – 26,6 – 30 – 36 – 40 y 20 cm. Hay que destacar que los números 9 – 10 11

y 12 llegan hasta la arista superior, el resto queda a no más de 5 cm y también la unión intencionada con

dos cortos trazos horizontales y próximos situados en la mitad inferior de los números 12 y 13.

CONJUNTO VII.- Continuando hacia el N un metro y delante del conjunto V, encontramos un nuevo

volumen de granito; como el anterior tiene forma de prisma irregular aunque de marcada tendencia

rectangular con sus caras mayores al E y W. La superficie superior mide aproximadamente 1 m de larga

y 13 cm de ancha y en ella se realizaron numerosas cazoletas que pertenecen al subconjunto I; el espacio

que mira al E mide algo más del metro de longitud ya que la cara N dobla en plano inclinado de unos 55º;

su altura es de unos 55 cm. Se ocupó con trazos – subconjunto B- semejantes a los del conjunto anterior

pero en esta ocasión varios se unieron a una cazoleta de la parte superior (Fig 3. Lám III y IV)

SUBCONJUNTO A

Como ya se ha mencionado está formado por unas dieciseis cazoletas que nos han llegado con una

profundidad casi perdida, en torno a 0,5 cm. Están distribuidas sin orden aparente en el espacio superior;

éste se encuentra dividido hacia su mitad por una profunda hendidura en V desde la parte W que llega

hasta su centro, siete de ellas se trazaron en el espacio de la izquierda y diez en su derecha.

Page 18: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Fig VII-A-1 a 7.- Las medidas de los diámetros de las cazoletas de S a N y según la numeración del

gráfico son: 3 – 5 – 4,5 cm; la cuarta cazoleta es doble y los diámetros de las cazoletas que la forman

están en los 3,5 cm; los demás miden 2,5 – 5,5 y 3 cm.

Fig VII-A-8 a 16.- Las cazoletas situadas a la derecha de la hendidura central, según su número en el

gráfico, miden de diámetro 6,5; la novena y la decima están muy próximas y tienen 4 – 4,5cm;

igualmente próximas están la undécima y duodécima de 1,5 y 2 cm; continúan las siguientes con 4 – 3,5 –

4,5 y 4,5 cm.

SUBCONJUNTO B

En la cara E se distribuyeron regularmente por toda la superficie trazos rectos de tendencia vertical

semejantes a los descritos en el conjunto V y VI; su ancho oscila entre 2,5 y 3 cm; su profundidad media

actual es de 0,7 cm y la separación entre ellos oscila entre 6,5 y 1 cm.

Por razones de orden en la descripción enumeramos primeramente los trazos que están a la izquierda de

la hendidura de la superficie superior.

Fig VII-B-1-2-3-4-5-6-7 y 8.- Estos ocho primeros trazos miden de izquierda a derecha: 51,5 – 51 – 28 –

27,5 – 43 – 49,5 – 45,6 y 41 cm; van unidos a la cazoleta superior que los corresponde mediante una

prolongación en esa cara los números 1 –2 – 6 y 7; el número 8 se prolongó por la cara superior hasta el

vértice de la hendidura.

Fig VII-B-9–10–11–12–13–14 y 15.-Esta númeración comprenden siete trazos situados continuando

hacia la derecha hasta una forma arqueada que describiremos más adelante; sus longitudes son: 41,5 –

39,5 – 36,5 –39 - 38 – 35,3 y 28,5 cm; los tres primeros de ellos terminan en el espacio superior aunque

sin formar claramente una cazoleta; el cuarto y el quinto rematan en ese tipo de figuras mediante una

prolongación.

Fig VII-B-16.- Continuando 2 cm a la derecha se realizó con el mismo acabado una forma porticada

realizada con el contorno incompleto de un trapecio de 20 cm de altura, cuya base mayor mide 13,6 cm y

superiormente la inferior, que no se trazó, mide 12 cm; en los extremos de está, se realizó un arco

carpanel de 5 cm de alto. La figura representa el contorno de una puerta con acabado superior circular.

Fig VII-B-17-18-19 y 20.- Hacia la derecha de la forma anterior, pasada la forma porticada, hay otros

trazos de ejecución y disposición semejantes aunque más cortos; el primero mide de largo 23 cm, los

otros tres nos es imposible reseñar sus medidas dado el alto grado de deterioro, pero por lo observado

debían ser semejantes.

CONJUNTO VIII

Este conjunto ocupa un volumen de granito menor y más irregular que los anteriores situado unos

decímetros hacia el N, en él solamente se grabó la cara E; ésta se encuentra dividida por un fino racheado

desde la parte superior a la inferior, hacia su centro (Fig 2).

Fig VIII–1-2-3-4 y 5.- En la superficie descrita se realizaron cinco trazos de características semejantes a

los anteriores aunque más separados. Los dos primero miden de longitud 41 y 44,5 cm y se situaron a la

izquierda del racheado; los tres restantes lo hacen a la derecha y se distribuyeroncon tendencia formar una

flecha con sus prolongaciones superiores; miden 39,5 – 43,5 y 44 cm.

CONJUNTO IX

El soporte lo forma una roca de igual material que presenta dos caras relativamente planas: una hacia el

E en forma de trapecio cuya base inferior mide 90 cm, la superior unos 35 cm y su altura no pasa de los

30 cm; la otra hacia el N es inclinada formando un ángulo de unos 45º (Fig 2).

Fig IX-1-2-3-4-5 y 6.- En esa cara se encuentran grabados igualmente en U seis trazos , separados como

los anteriores y verticales; miden 14 – 18,2 – 19 – 15,2 – 7 y 7 cm.

Fig IX-7.- En la cara inclinada que da al N se realizó marcando su altura un único trazo de 37 cm y de

características semejantes a los demás.

5. RELACIONES

Page 19: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

La figura correspondiente al conjunto I tiene una gran semejanza con algunos grabados peninsulares

y extrapeninsulares (Martínez, 2003), el parentesco más cercano conocido por nosotros esté en algunos

petroglifos gallegos, destaquemos los de Eira dos Mouros, en San Xurxo de Sacos, Cotobades,

Pontevedra, fig 5 (García, 1963) donde pierde su individualidad pues está acompañado de cruciformes de

igual longitud de brazos, otros de forma latina con círcunferencias en su base, numerosos cuadrados etc,

todo ello en yustaposición desordenada. También puede considerarse relacionable con el realizado en

Petra Escorregadeira da Reposeira, en Campo, fig 6 (Sobrino, 1935), donde se encuentra acompañado de

circunferencias y cuadrados de vértices redondeados con cruces griegas inscritas.

La única figura del conjunto II encuentra también paralelismos en tierras gallegas donde acompaña a

variadísimos motivos: trazos, cruciformes, laberintos, círculos concéntricos, svásticas, estelares,

serpentiformes etc, vale como ejemplo el grupo I de Portela da Laxe, Viascón en Cotobade, Pontevedra,

fig 6 (García, 1963). Igualmente ocurre con las circunferencias de tamaño semejante aunque de línea más

estrecha y otras, con marcado punto central; a nuestro entender pueden considerarse simplemente una

variedad del mismo signo y según las formas a las que acompañen pueden tener un significado u otro

aunque también pueda tratarse de un solo contenido con diferentes matizaciones. Según lo señalado no

ayuda a fijar una cronología por su diverso y largo empleo.

El conjunto III, realizado con orden lineal, tiene mayor variedad de signos. Los dos primeros nos han

llegado muy deteriorados por lo que no se pueden relacionar; el tercero es una forma en U y también tiene

su paralelismo entre los trazos gallegos, concretamente en uno de los grabados de Borna, Santa Olalla de

Meira en Moaña, Pontevedra donde se asoció a cruciformes y puntuaciones, fig 6 (García, 1963).

Continuamos hacia la derecha con dos signos circulares que hemos visto como por el momento sus

contenidos son imprecisos. Parte de sus variadísimas relaciones las hemos enumerado al tratar la única

figura del conjunto II, en el caso que nos ocupa, su asociación al signo U implica una nueva relación y

por ello debemos alejarle de los trazos similares que acompañan a algunos serpentiformes realizados en

ortostatos dolménicos; por esto su cronología debe ser mucho más reciente.

Inmediatamente a la derecha está la roca que contiene en su cara E al conjunto IV; recordemos que

estaba constituido por un doble cruciforme centrado con una forma en Z en la extremidad superior

derecha y un círculo entre los trazos superior e inferior de su parte izquierda. El conjunto, a primera vista,

puede considerarse una nueva versión de las estelas del SW ya que representa a un guerrero con sus

armas; es comparable a la que descubrimos en Almoroquí (Beltrán, 1973), sin embargo algunos detalles

técnicos nos hacen desechar que pertenezca a ese grupo de monumentos. Le alejan el soporte, la

tosquedad y la profundidad de su grabado. La distribución centrada en la superficie que ocupa es solo

comparable a la mencionada estela de Madroñera, Cáceres –también discordante de las demás en este

sentido-; el arma que porta es un claro símbolo que posiblemente represente al rayo, cuestión insólita en

aquellos monumentos; tampoco el esquema utilizado para la representación humana, doble cruciforme es

propio de esas estelas; ni la representación del escudo es tan simple ya que se suelen grabar varias

circunferencias concéntricas frecuentemente acompañadas de escotadura en V. Como hemos apuntado, a

pesar de todo esto, no deja de ofrecer algunas dudas debido a que el contenido general que muestra es

propio de la mayoría de las estelas del SW: guerrero, arma ofensiva y arma defensiva.

Los conjuntos restantes realizados en este collado están formados por diferentes cazoletas y los

trazos a ellas asociados para los que hemos encontrado paralelismos localizados en dos zonas: una, no

muy amplia, del centro-este de Extremadura; la otra, en plenos Pirineos, no nos es conocida de primera

mano por lo que no debemos realizar su estudio (Abelanet 2003) y (Canturri 2003).

Su forma de múltiple representación tiene gran semenjanza con el conjunto II del grabado de

Boticijos en Torrecilla, presentado por esta razón en este mismo trabajo; también ofrecen relación con

aquellos otros en los que estos signos –cazoletas y trazo asociado- están presentes aunque sea de forma

testimonial; el mismo Boticojos ofrece otros conjuntos con esta característica, también Tejadilla XI en

Aldeacentenera y Valdehonduras en Santa Marta de Magasca (Rubio, 2000 y 2001).

No podemos olvidar la representación en forma de puerta que nos ofrece la figura 16 del conjunto VII,

introduce un tema novedoso y en cierto aspecto discordante con los otros conjuntos que nos tienen

acostumbrados a la representación de algún tipo de primitiva arma metálica, lo que facilita su cronología.

Page 20: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

6. EL ENTORNO ARQUEOLÓGICO

Hacia el W, pasado el murete que deslinda las fincas, hay restos caracterizados por un gran

amontonamiento de piedras relativamente pequeñas que no parecen indicar orden ni estructura alguna

pero que por su gran cantidad y volumen denotan falta de naturalidad en el contexto y pienso que

deberían ser objeto de un primer estudio.

Más arriba en el cerro, se encuentran los restos de un poblamiento. No hemos tenido suerte a la hora

de observar en él cerámicas que presenten marcadas carácteristicas de una época determinada; se

encuentran en bastante número en su ladera N y alguna de ellas pueden apuntar incluso un pasado

neolítico, en el resto predominan las escasamente tipificables que, se confunden incluso con las de épocas

históricas faltando los fragmentos de borde y decorados lo que indica una ausencia anómala..

Algo alejado hacia el N está la cueva de Atambora en Zarza de Montánchez, que arroja escasas pero

muy interesantes cerámicas del Bronce (González 1985). En la misma dirección pero más al E se

encuentra el poblado del Bronce Final de Robledillo de Trujillo con indudables muestras de cerámica de

esa época (Calzado, s/f). Hacia el W, en el batolito montanchego hay numerosos restos prehistóricos

esparcidos en abrigos poco profundos y poblamientos al aire libre (González 1985). Hacia el S son varios

los restos calcolíticos esparcidos en las Vegas Altas (Enríquez, 1990). Es también una zona donde están

presentes las estelas del SW con ejemplares cercanos en Almoharín, Zarza de Montánchez e Ibahernando

entre otros.

En resumen, a pesar de no existir estudios profundos de los yacimientos cercanos, se puede afirmar

que estos grabados ocupan un lugar geográfico situado en una zona privilegiada arqueológicamente

hablando y que, desde el Neolítico hasta época histórica, este espacio presenta numerosos restos con los

que poder relacionarlos.

7. CONCLUSIONES Y CRONOLOGÍA

En un intento de adentrarnos en los contenidos de estos monumentos diremos que por las relaciones

aportadas son al menos de dos épocas. Como se ha visto, los conjuntos I, II, III y IV presentan unos

signos facilmente asociables con algunos petroglifos gallegos y alguno de ellos están presentes a veces en

conjuntos con ambiente cristianizante. Es cierto que los cruciformes, círculos y algunas asociaciones de

formas a ellos próximas pueden ser también propios de la pintura esquemática o del megalitismo pero la

asociación al signo en U en el collado y éste a cruces latinas latinas en los gallegos dejan pocas dudas

sobre su interpretación y cronología histórico-cristiana (García, 1963). Iguales conclusiones pueden

servirnos para el resto de los trazos que les acompañan en esos conjuntos.

Una atención especial merece el conjunto IV. De todo lo enumerado sobre él se deduce que lo más

probable es que esta representación, situada en un lugar algo más elevada que las anteriores por su

elevación, no se corresponda con la cronología de las estelas del SW a pesar de tener su mismo contenido

general. Un guerrero eminente que, en nuestro caso es dominador del rayo, lo que le confiere un carácter

sagrado; la representación del círculo de la derecha tal vez al Sol aluda al Sol como escudo completando

así el más potente armamento imaginable. Ciertamente parece la representación de un Dios guerrero,

portador de un arma potente y letal: el rayo y protegido por un impenetrable escudo: el disco solar.

Estas cuestiones no son extrañas a las pasadas oraciones cristianas, llamadas Trisagios, sobre todo

en ambientes rurales cristianos Hace 50 años debían rezarse cuando había tormentas, en ellas se invocaba

a Dios como señor de esos fenómenos naturales. Recordemos como las coronas radiantes que ornamentan

determinadas imágenes son una directa alusión solar.

Como ya se ha apuntado, debemos suponer una imprecisa época histórica cristiana para

momentáneamente ir fijando su cronología.

A los conjuntos formados por cazoletas y trazos rectos asociados les venimos dando contenidos

cósmicos relacionados con el mundo estelar del que los trazos serían una proyección terrestre. En el caso

del conjunto VII la representación de la puerta podría indicarnos idealmente la entrada y salida a un

volumen hueco -una vez más simbólico-; en la parte superior del mismo están los cuerpos representados

por las cazoletas de las que se desprende –¿alguna forma de energía?- hasta llegar a la Tierra. Con esta

interpretación toda esta pequeña roca debía adquirir para sus coetáneos el valor, tan actual, de vivienda

terrestre globalizada.

Page 21: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Cronologicamente debemos situarlos en un abanico que iría desde el Calcolítico Final hasta el

Bronce Medio; dentro de este periodo de tiempo nos inclinamos por una época temprana debido a la

ausencia de representación de armas de bronce, sobre todo hojas y alabardas que acompaña al resto de los

grabados en que estos motivos están presentes -Boticojo, Valdehonduras y Tejadilla XI-. Los ahora

estudiados serían los más antiguos del grupo.

Observese que no existe un intento de destrucción de los signos primitivos y por lo tanto debemos

suponer un respeto hacia sus misteriosos contenidos, tal vez por que eran sabedores o al menos intuía

aspectos poco dispares en los mismos.

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LOS GRABADOS DEL CERRO DE S. CRISTOBAL (ALMOHARÍN)

1. LOCALIZACIÓN

Si visitamos este monumento desde el pico de Cancho Blanco (953 m), lugar donde se ubica la

estación de radar y concluye la carretera que accede al mismo, luego debemos dirigirnos en sentido S al

próximo cerro de S. Cristóbal (845 m), para ello tomaremos el deslinde de fincas que corre por el cambio

de aguas en ese mismo sentido. Su situación en el mapa topográfico 1/25000, hoja 730-III, latitud 39º 12 ´

17´´ y longitud 6º 02 ´ 24´´.

Pasado el pequeño puerto comenzaremos la ascensión y enseguida dejamos a nuestra izquierda los

grabados de este collado; el lindero que nos ha servido de referencia termina al llegar al cerro de S.

Cristobal. En sus inmediaciones nos sorprenderá un un pequeño talud que rodea las inmediaciones de la

cresta, corresponde a los restos de un poblado prehistórico sin estudiar cuya descripción dejamos para

otra ocasión. Los restos de una pequeña edificación rectangular, bastante noble, están muy próximos al

pico, que desprenden un sabor a vieja ermita.

En el mismo pico confluyen límites de tres términos municipales: Zarza de Montánchez, Almoharín y

Valdemorales; la roca dode se grabó está en el término de Almoharín, en el punto más alto e inmediato a

un cercado de piedra mirando hacia el E pero ya en la vertiente S.

2. GENERALIDADES

El terreno que lo rodea es granítico formando algunos cerros de altura semejante aunque

prolongándose y decreciendo hacia el S; son la parte E del pequeño puerto de Valdemorales que

comunica la penillanura Cacereña con la zona central del valle del río Guadiana en la provincia de

Badajoz; por todo ello es un lugar privilegiado de defensa y observación hacia el S.

3. EL SOPORTE

La roca granítica donde se realizó no presenta ninguna característica especial pero ofrece hacia el E

un plano inclinado decreciente de unos 22º cuya superficie tiende a formar un rectángulo de 1,90 cm de

alto y 1,10 cm de ancho; está bastante lisa y clara, desprovista de líquenes. En ella se realizaron unos

signos que presentamos en un único conjunto dada su proximidad.

Page 27: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

4. LOS GRABADOS La profundidad de estos grabados oscila entre los 4,5 del cruciforme central y el 1,5 cm del signo

gráfico de la izquierda; su forma general es en U muy irregular presentando un acabado liso en el que se

observan numerosos piqueteados.

CONJUNTO I

Fig I-1.- Corresponde a una figura realizada en la parte superior. Es una elipse grabada en ancha U

irregular; sus ejes poco diferenciados miden 17 y 18 cm; el espacio eliptico interior no grabado mide 9 y

7,4 cm; exteriormente, en la parte superior del lado derecho, se apuntaron dos radios con dos pequeños

tracitos (Fig 1. Lám I).

Fig I-2.- Esta figura se localiza 4 cm bajo la anterior, en su parte izquierda y corresponde a un signo

gráfico en A con dos trazos en su ángulo inferior; mide de alta 40 cm y 33,5 cm de ancha; el trazo

superior se realizó a 5 cm del vértice, es muy ancho, horizontal y mide 28 cm; el inferior, igualmente

grueso, ofrece forma de ángulo muy abierto en V, tiene una longitud de 13,4 cm y su vértice está a 12 cm

del trazo anterior.

Fig I-3 y 4.- Corresponden a dos figuras circulares tangentes, una bajo otra, de trazado semejante a la

número I-1; fueron situadas 6 cm a la derecha de la figura I-2. La superior mide 15 cm de diámetro

externo y la inferior 8 cm.

FIG I-5.- Continuando hacia la derecha otros 7 cm se observa un trazo de tendencia horizontal de 18 cm.

Fig I-6 y 7.- Estas dos figuras son de pequeño tamaño y se realizaron inmediatamente bajo la abertura de

la forma de A descrita. La número I-6 es una cazoleta de 6,5 cm de diámetro y la I-7 es un cruciforme de

brazos iguales –cruz griega-, cuyas medidas rozan los 9 cm.

Fig I-8 y 9.- Corresponden a dos cruciformes de características parecidas situados 13,5 cm a la derecha de

la forma descrita. El I-8 tiene su brazo vertical de 16 cm y 15 cm el horizontal, se siguen cortando en su

parte central. Muy próximo en el mismo sentido está el número I-9 que ya presenta una mayor

diferencia, 23 cm el de tendencia vertical y 17 el horizontal aunque se siguen cortando hacia su parte

central; esta figura se realizó algo elevada en la parte derecha.

Fig I-10.- En una línea inferior continuando por la izquierda esta figura es semejante a la I-2 por lo tanto

es una forma de A con dos trazos centrales, mide de alta 21 cm y de ancha 19 cm; el trazo superior es un

arco cóncavo hacia arriba y el inferior se realizó con un ángulo de unos 130º hacia la parte inferior.

Fig I-11.- Unos 8 cm a su derecha hay realizado un grueso cruciforme de forma parecida a los anteriores

aunque más irregular; su brazo vertical mide 28,5 cm y 26,5 el horizontal; estos trazos se cortan algo

desviados a la derecha y superiormente al centro.

Fig I-12.- En una línea inferior muy próxima se comenzó por la izquierda con una figura de A parecida a

las reseñadas; tiene 23 cm de alta y 20,6 de ancha; en esta ocasión solamente se acompaño de un trazo

central en ángulo muy abierto.

Fig I-13.- Unos 20 cm hacia la derecha hay trazado un grueso círculo como los descritos, su diámetro

externo es de 19 cm.

Fig I-14.- A igual distancia se situó un cruciforme de brazos centrados; el vertical mide 16 cm y 14 cm el

horizontal.

Fig I-15.- Bajo la parte derecha de la figura anterior e inmediata a ella hay un nuevo cruciforme de brazos

iguales y centrados que miden respectivamente 7,5 cm.

Fig I –16 y 17.- En la última línea inferior, a 17,7 cm del límite de la roca, hay dos circulos semejantes a

los decritos pero tangentes en su parte superior derecha; el más pequeño mide de diámetro externo 8 cm y

es el realizado en la parte superior; el situado inferiormente tiene de diámetro 18 cm.

Page 28: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Fig I-18.- Continuando la línea, unos 10,3 cm a la derecha de la figura anterior, hay otro círculo

semejante que tiene 19 cm de diámetro exterior.

RELACIONES, CONCLUSIONES Y CRONOLOGÍA

Los anchos círculos aquí representados son formalmente relacionables con la única figura del conjunto

II del collado de S. Cristóbal y la número 5 del conjunto IV del mismo grupo de grabados. Como

ocurría con ellos podemos establecer conexión directa con las figuras semejantes del mundo

cristianizante. Las diversas variedades de círculos semejantes a estos no son excesivamente abundantes;

vimos que ellos y las cruces fueron empleados en pintura esquemática y en decoraciones megalíticas, la

diversidad en ese sentido es una de sus características.

También la única cazoleta grabada en este grupo es un elemento que nos resulta algo extraño; nos

indica una larguísima perduración de sus contenidos, o parte de ellos, hasta la época histórico-cristiana en

la que se realizó este conjunto y su exiguo número apunta posiblemente una perdida de su uso como valor

iconográfico

Debemos añadir las tres figuras en A que apuntalan de forma inequívoca su pertenencia a esa cultura

histórica. Estos últimos signos pudieran ser alfas griegas, representación simbólica del principio

absoluto, es decir de Dios, muy abundantes en las inscripciones latinas paleocristianas (Salas, 1997).

Queda hallar paralelismos a las figuras asociadas tangeciales circulares lo cual de nuevo nos devuelve a la

pintura esquemática, en concreto a la cara W de la sierra de San Serván. Allí, entre los numerosos

conjuntos que guarda, hay uno en igual disposición tangencial, nosotros le atribuimos la posibilidad de ser

utilizado como calendario por su indudable semejanza formal con el esquema del calendario maya (León,

1983; Rubio, 1992). Nuevamente hacemos mención de los dos tracitos apuntados en la figura circular

número 1 de este conjunto del cerro de S. Cristóbal, concretamente en el cuadrante superior derecho;

indicarían una división radial; su realización es exigua pero no debemos dudar de que intentan sugerir

algo. La expresión temporal basada en la relación Sol-Luna, que para nosotros es casi evidente en S.

Serván, actúa como soporte de nuestros razonamientos; nos atrevemos a suponer pintada una figura

circular con dos tracitos -igual que la realizada aquí- pero inmediata al conjunto pacenses. Diríamos que,

con mucha probabilidad, sería la representación contigua de uno de los dos protagonistas del esquema del

calendario, es decir: el Sol o la Luna; tal atribución estelar creemos que encaja aquí para este tipo de

representaciones.

Si nos basamos en la magnitud de formas, el conjunto ofrece una clara jerarquía dentro de los tipos

empleados: la A número 2, la gran cruz número 13 y los círculos 13, 17 y 18 son los mayores y más

profundamente grabados. No hemos encontrado razón alguna que aclare estas variaciones que suponemos

no son casuales.

En cualquier caso la mezcla de estas formas circulares de posible contenido estelar, las cruces

representación directa de Cristo y las grafías símbolos de Dios principio absoluto ofrecen una apariencia

desorganizada e incluso caótica que parecen expresar unos problemas teológicos quizás producto de

intentar conciliar una cultura tradicional de raíces muy primitivas, basada de alguna manera en cultos o al

menos creencias astrales, con otra cristiana y, nuestro grabado no parece ofrecer una nítida solución al

conflicto.

Page 29: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

Lámina I.- Cerro de San Cristóbal, conjunto I

Page 30: EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO

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