El Gaucho Tradicional, Intereses Debajo Del Poncho

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  1 Seminario de Sociología Argentina El Gaucho tradicional:  Los intereses construi dos debajo del poncho Autor: Sosa Damián Ezequiel Nº legajo: 19076/1 Profesor Titular:  Lic. Fernando Alfón Facultad de Periodismo y Comunicación Social Universidad Nacional de La Plata 2011

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Este ensayo parte de la hipótesis de que existe una construcción estereotipada de un gaucho tradicional y perfecto; en desmedro de otros estereotipos como el aborigen y el inmigrante.Para ello el trabajo se divide en cuatro ejes que analizan los intereses, ventajas y desventajas del momento: poder político, poder económico, poder comunicacional y poder coercitivo.

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Seminario de Sociologa Argentina

El Gaucho tradicional:Los intereses construidos debajo del poncho

Autor: Sosa Damin Ezequiel N legajo: 19076/1 Profesor Titular: Lic. Fernando Alfn

Facultad de Periodismo y Comunicacin Social Universidad Nacional de La Plata 20111

Tema:Tras haber sido perseguido, difamado y estereotipado; el gaucho se posesiono como un cono tradicional argentino durante las primeras dcadas del siglo XX. Esta seleccin, en desmedro de otros sectores, solo pudo ser concretada con xito por la intervencin e intereses de los sectores de poder concentrado nacional.

Antecedentes:Desde que se instaur la idea de obtener una imagen que represente a la identidad nacional se han realizado ensayos crticos y analticos en torno al tema. Algunos en apoyo, otros en oposicin y hasta en evolucin y herencia. El precursor ms reconocido en el tema ha sido Leopoldo Lugones, quien realiz una serie de discursos a partir de 1913 con el objetivo de que esa figura sea el gaucho argentino; reconocida comnmente bajo la versin taquigrafiada como El payador. Con esta obra, que es un anlisis interpretativo calificativo del Martn Fierro, el autor reconstruye una imagen gauchesca como la huella digital argentina. Toma las virtudes del Martn Fierro, su origen mestizo y autctono, lo compara con las conductas liberales, plantea paralelos estticos con las corrientes migratorias y considera su participacin en numerosas contiendas blicas. Con lo cual concluye que el gaucho es la raz argentina porque: busca una libertad, pero no bajo los modelos electorales de la burguesa, posee las virtudes de una moral honesta y sin excesos, la destreza fsica de los aborgenes, la elegancia extranjera y un compromiso patrio. Una de las primeras oposiciones en este sentido la brind su contemporneo Jos Luis Borges, quien consideraba innecesaria e imposible localizar y personificar una identidad nacional, tradicional. El escritor ms bien sostena que la tan buscada identidad se encontraba en los pequeos detalles del todo: el paisaje, el habla, las costumbres cotidianas y la historia. Por lo que en consecuencia elabor varios ensayos destinados a evaluar tanto la construccin de la tradicin como la relacin con los escritores que la fomentaban. Su principal herramienta fue la comparacin histrica e ideolgica bajo un velo de sarcasmo identificable en su alusin a que el nacionalismo y sus pesquisas eran solo exportaciones ideolgicas; por lo cual una actitud verdaderamente propia sera no ingresar en el rastreo de un retrato tradicional. Del mismo modo el escritor Roberto Arlt sostuvo que el aluvin gauchesco era una cuestin de moda y necesidad del momento, y no un inters genuino sobre el personaje en cuestin. Pero la postura que perdur en el tiempo fue la propuesta de Lugones, quien tambin se consagrara para algunos sectores como el escritor nacional. Tal fue el impacto de su interpretacin del poema labrado por Jos Hernndez, que en 1948 Carlos Estrada dio una reinterpretacin evolutiva y ms politizada en su ensayo El mito gaucho, que se complementa con la Cosmologa Gaucha. En el mismo expone sus ideas sobre la interaccin entre el entorno fsico y el estilo de vida del gaucho. Resalta los valores de respeto a la tierra, a la familia y al grupo humano en el que vive y consider que dichas virtudes estaban expresadas en el poema Martn Fierro, por lo cual la actitud de los trabajadores que apoyaron a Pern la consider como la representacin de la actitud que supuestamente adoptaran los hijos de Fierro. As, en el primer ensayo, en el punto titulado: La filosofa del viejo Vizcacha, se lee: En un da de octubre de la poca contempornea -bajo una plmbea dictadura castrense-, da luminoso y templado en el que el nimo de los argentinos se senta eufrico y con fe renaciente en los destinos nacionales, aparecieron los hijos de Martn Fierro. 2

Venan desde el fondo de la pampa, decididos a reclamar y a tomar lo suyo, la herencia de justicia y libertad legada por sus mayores. A partir de los aos noventa, y principalmente pasado el ao 2000, con una era revisionista y con un mayor flujo de informacin, libertades e investigaciones; se multiplican y diversifican los ensayos en torno al mito gaucho. Algunos desarrollos, como el del doctor en literatura Alejandro Hermosilla Snchez, profundiza sobre la construccin del gaucho como parte de un nuevo chivo expiatorio para contraponer el peso inmigratorio que arremete profundos cambios en la sociedad argentina. Mientras que otros estudios como los de Diego Valenzuela, Luis Alfredo Intersimone y Lic. Laura Ins Etcharren se encaminan una evaluacin sobre las races ultranacionalistas y/o conservadoras ocultas, que se resaltan tambin en la novela Don segundo sombras de Ricardo Giraldes. En ambos casos se recurre a material y argumentos histrico, ideolgicos y mtodos de anlisis lingstico-comunicacionales. A lo que se suma Roberto Mora Martnez con un ensayo sobre el uso poltico de la imagen gauchesca partiendo desde los ensayos astradianos. Y finalmente situado por fuera de la construccin en s del mito gaucho, tambin existen posiciones que analizar directamente al poema Martn Fierro, fuente esencial del personaje pico. En este caso, la postura del investigador Jorge Gelman que sostiene a la obra de Jos Hernndez como una construccin ficcional que responda a los intereses de los altos sectores estancieros-oligrquicos que se negaban a entregar sus obreros a las campaas militares, ya que por aqul entonces la mano de obra capacitada era escasa y cara. Ms alejado del conflicto en torno a la figura del gaucho tradicional, pico o mitolgico, Sixto Vazquez Zuleta analiza la existencia de gnero aborigen generalmente excluido. En el mismo resalta los mecanismos por los cuales la cultura indgena no ha podido extenderse ni evolucionar por durante muchos aos.

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Desarrollo: Intereses, poderes y oportunidades debajo del poncho del gaucho tradicional.Iniciado el siglo XX, con una fuerte corriente inmigratoria instalada que afect en todos los aspecto de la vida cotidiana, surgi entre algunos crculos intelectuales el problema de la identidad nacional y la tradicin. Fue entonces cuando el gaucho, casi olvidado y extinto luego de la persecucin perpetrada por el estado y estancieros, retorn como un cono para la civilizacin moderna. Tanto la necesidad como el resurgimiento del gaucho no fue casual, y por ende su mitificacin fue adaptada al contexto pertinente. Los conservadores necesitaban frenar la popularidad de los partidos con base en la clase media. Los empresarios vinculados al campo deban asegurarse una imagen junto al estado, amenazada por los primeros indicios de la pre-industrializacin. Y los nacionalistas bregaban por colocar una barrera y doctrina entre argentinos y extranjeros, en armona con las nuevas tendencias europeas desarrolladas por el imperialismo y la paz armada. Para comprender la magnitud del mito es necesario saber que no fueron pocas las personas que pensaron que la identidad se conformaba el todo mismo: la nacin, la poblacin y su naturaleza presentes y pasados en la regin. Pero esta postura no era favorable para quienes deseaban mantenerse con legitimidad en el poder. La re-construccin de los verso del Martn Fierro hasta elevarlo como un poema pico greco-latino y testigo de la raza nacional, realizado por Leopoldo Lugones en El Payador, se contrapone con la historia del gaucho medio. Caso similar con la obra Don segundo Sombras de Ricardo Giraldes, donde el personaje Fabio reacondiciona y soluciona su vida al transformarse en un gaucho; un hombre de provecho y moralmente cabal. En ambos casos se llega a un individuo adaptado a la sociedad y leal al orden establecido; mientras que histricamente el principal rasgo gauchesco fue el anhelo de la libertad de vivir en la naturaleza. No existe ser ms franco, libre e independiente que el gaucho afirm Samuel Haigh1. Una superposicin entre el mito y la historia puede dilucidar las verdades y las mentiras en torno al estereotipado gaucho tradicional que aparece en las embajadas argentinas en el exterior, agencias de viajes y organizaciones civiles. Pero el triunfo y la subsistencia de esta imagen hasta la actualidad, solo puede ser explicada analizando los intereses y fuentes de poder en beligerancia. Evaluar la construccin, los beneficios y las desventajas de otros sectores excluidos desde cada pilar del poder: El poltico, el econmico, el coercitivo y el comunicacional. El gaucho no-tradicional. Segn las leyendas, el primer gaucho data del ao 1586, ciudad de Buenos Aires. Indignado por las condiciones de vida y el trato indiferente de Espaa, el soldado andaluz Alejo Godoy desert la colonia al grito de Muera Felipe II! Tras 425 aos, el gaucho se transform en un cono tradicional y turstico, destacado por sus habilidades como jinete ganadero y promotor de una cultura basada en el mate, el asado, el truco y la lealtad.

Comerciante y expedicionario ingles que arrib a Buenos Aires en junio de 1817 con el principal inters de apreciar los paisajes y las costumbres sudamericanas post-independencias. Logr establecer vnculos con personalidades, tales como Jos de San Martn y Bernardo O'Higgins, adems de ser testigo presencial de las batallas contra los realistas.

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Desde los aos coloniales el personaje fue catalogado como un exponente benigno para la sociedad. Algunas teoras proponen que la palabra gaucho proviene del trmino quechua huachu, el cual se traduce como hurfano o vagabundo. Mientras que las primeras referencias escritas se encuentran a comienzos del siglo XVII, utilizando trminos como mancebos de la tierra, "moos perdidos", "moos vagabundos", "criollos de la tierra", "changador". A mediados del siglo XVII comenz a emplearse la palabra "gauderio" para designar despectivamente a ese grupo social. En las ciudades era visto con desconfianza y por fuera de la ley. As el capitn Luis de Sosa Mascareas, alcalde de la Santa Hermandad, present el ao de 1730 ante el Cabildo de Montevideo la urgencia de ser auxiliado con treinta hombres armados para registrar la campaa contra los changueadores. Pero aun as, estos jinetes fueron una parte esencial para el sostn y desarrollo de la regin; pues no eran precisamente bandidos ni un sector de caractersticas homogneas. Existieron gauchos que podan vivir de la agricultura, la ganadera, como guas topogrficos para viajeros, de las changas, del hurto y hasta colaboradores de la justicia y fuerzas de seguridad. Podan trabajar en condiciones de empleados, arrendatarios o propietarios de las tierras rurales. Por lo cual sus principales caractersticas culturales unificadoras fueron sus actividades cotidianas, las creencias y principalmente el lugar de origen. Durante los albores de la independencia la economa del virreinato era autosustentable y sin una proliferacin de grandes estancieros2. La participacin de los jinetes campesinos result central para el sistema, no solo para el sector ganadero sino que tambin para las conexiones ruteras entre las ciudades. Con las invasiones inglesas de principios del siglo XIX los gauchos iniciaron la etapa de milicia. Por aquel entonces bajo el pao de Martn Gemes tomaron acciones contra los buques bretones. Ms tarde, en plena contienda libertadora, no solo fueron parte del ejercito de los andes del General San Martn, sino que tambin se destacaron en la defensa norte bajo el nombre de Los infernales. Pero pese a los esfuerzos y compromisos con la causa independista, desde Buenos Aires fueron vistos con desconfianza y desprecio. Antes de que termine la campaa de los andes estall la guerra civil dentro de las Provincias Unidas de Ro de La Plata, y nuevamente las milicias disponibles fueron los gauchos. Los federales y unitarios se disputaron la distribucin del poder, pero tambin las simpatas de los combatientes experimentados de la independencia. Desde las estancias y las filas militares surgieron los primeros caudillos. La promulgacin de la ley de tierras prometa aportes a los civiles que se enlistaran en las filas castrenses oficiales, lo que fue un fomento de pequeos propietarios. Pero aun as el avance de los primeros grandes estancieros, casi siempre vinculados a la poltica nacional e internacional, no tard en sepultar la tendencia distributiva de fincas. Con el fin de la guerra por la independencia y la civil, el gaucho se convirti nuevamente en el centro de las crticas y acusaciones de las elites. Se lo catalog como vago, delincuente, rebelde y casi-incivilizado. Las ideas del romanticismo que buscaba hroes fueron perdiendo terreno frente al surgimiento del positivismo. Un exponente de este cambio fue el Presidente Domingo Faustino Sarmiento, quien en un inicio profesaba por la defensas de las culturas histricas y luego comprendi la necesidad de su exterminio desde la raz. Uno de sus principales paradigmas y legados en este sentido fue la cuestin de Civilizacin o Barbarie3; donde se vea al indio, el gaucho y al campo como entes contra la civilizacin. En una carta dirigidaEntrevista a Jorge Gelman, historiador e investigador de la construccin de los mitos nacionales. Diario Pgina/12 Lunes 26 de enero del 2009. 3 Libro Facundo: Civilizacin o Barbarie 18452

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a Bartolom Mitre el 20 de setiembre de 1861, Sarmiento escribi: No ahorre sangre de gauchos, es un abono que debemos hacer til al pas; la sangre es lo nico que tienen de humanos. El avance de las relaciones comerciales internacionales modificaron las costumbres agrarias. El ganado fue perdiendo importancia en el mercado frente al cultivo de cereales. Los terrenos fueron alambrados. Algunos pequeos campesinos perecieron ante la competitividad desigual, y ante la falta de pagos fueron enviados a custodiar la frontera con el indio. Ante la inminencia de retroceso y detraimiento de la cultura gaucha, Jos Hernndez escribe el poema Martn Fierro, que algunos sectores catalogarn aos ms tarde como el libro nacional. El mismo representa la vida de un pequeo estanciero que pierde sus propiedades y es reclutado para custodiar la frontera, donde posteriormente se transforma en un desertor del ejrcito. Durante toda la narracin pueden localizar expresiones propias del gauchaje4; as como tambin las caractersticas culturales-prcticas: el mate, la payada, el truco, el asado, el caballo, los duelos y la pulpera. Martn Fierro podra representar, entre lneas, a los sectores campesinos liberales que se oponen a la intervencin estatal, como propone Jorge Gelman5. Pero la historia en s trata del gaucho matrero, asediado injustamente por la sociedad que lo empuja hasta la ilegalidad y el exilio. Pero si bien comprende y disfruta de la civilizacin aborigen, termina retornando y adaptndose a las costumbres y mandatos del estado moderno; posiblemente un preludio a la extincin-reformulacin efectivizada a fines de siglo. Hacia 1875 un viajero gascn de apellido Armaignac consideraba que: Gaucho es el habitante rural que tiene gran destreza como jinete, pero esto no basta. Un extranjero puede adquirir, aunque sea muy difcil, todas las destrezas del gaucho, vestir como gaucho, hablar como gaucho, pero no ser nunca considerado gaucho. En cambio sus hijos aunque todos sus linajes sean directamente europeos, al ser ya nativos o criollos s sern cabalmente considerados gauchos. La construccin del mito y sus arquitctos. El gaucho deja de ser mal visto y comienza a recibir honores de smbolo nacional a principios del siglo XX, de la mano de los mismos sectores que anteriormente lo persiguieron. Desde esta controversia parte la construccin de un mito destinado a representar a la tradicin y sus representantes. Pero como sealara Borges en uno de sus ensayos6, hasta la misma pregunta sobre el nacionalismo es anti-nacional por ser una influencia ideolgica europea y no fruto propio de la regin. Han existido diversas relecturas de la obra de Jos Hernndez, el Martn Fierro. Desde un Leopoldo Lugones considerando el libro como un poema pico, hasta un Jos Luis Borges considerando la obra como una bella artificialidad gauchesca donde el personaje ficcional solo es un asesino y un desertor discriminado por la sociedad. Por aquel entonces, durante la primera mitad del siglo XX se hicieron presentes dos acontecimientos de impacto ideolgico. La llegada de la inmigracin, iniciada en 1880 yJos Luis Borges considera en su ensayo El escritor argentino y la tradicin, de 1932, que la obra El gaucho Martn Fierro pese a sus cualidades literarias no deja de ser una visin e intento de reproduccin de la literatura y payada gauchesca. 5 Entrevista a Jorge Gelman, historiador e investigador de la construccin de los mitos nacionales. Diario Pgina/12 Lunes 26 de enero del 2009. 6 Jos Luis Borges considera en su ensayo El escritor argentino y la tradicin, de 19324

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que conglomeraba al 30% de la poblacin argentina, trajo consigo la formacin de una clase media ascendente con posturas y reacciones polticas adversas al conservadurismo instaurado. Con lo cual, los principales beneficiarios fueron tanto los partidos socialistas y radicales como las asociaciones anarquistas. Pese a la existencia de los considerados fraudes patriticos y otros abusos sociales, el avance de estos grupos no pudo ser contenido y hasta estallaron focos violentos y revolucionarios7. Mientras tanto, el Partido Conservador y el Liberal, por ms que se fusionaron dentro del Partido Autnomo Nacionalista (PAN), comenzaron a dar marcas del desgaste propio de un modelo anticuado y en decadencia. En Europa, en consecuencia de las etapas denominadas Paz armada8, las ideologas nacionalistas-racistas comenzaron a tomar fuerza y expandirse, incluso hasta Buenos Aires. Si bien la influencia inglesa ya era prominente desde dcadas anteriores, los cambios sustanciales provinieron desde las corrientes italianas y alemanas; que aos ms tarde tendran efecto dominante sobre las cpulas de las fuerzas armadas durante la segunda guerra mundial. En este contexto de insurreccin de la poltica moderna, el deseo de permanencia de los sectores vigentes del momento y la proliferacin de los ultra-nacionalismos, se cre al Gaucho Tradicional. El mismo deba representar la argentinidad que diferencie al pas del resto, un elemento dentro de todos los argentinos: el alma de la raza. Leopoldo Lugones es uno de los principales mentores de la mitificacin. En 1916 se publica El payador, como recopilacin de una serie de discursos proclamados en el Teatro Oden, lo que marca un punto de inflexin en su trayectoria. Su creciente nacionalismo fue calificado como chauvinista por el socialdemcrata Alfredo Palacios, luego de asistir al discurso lugnico Mi beligerancia9. El Payador le retira al gaucho la figura de vago, bandido y bruto para colocarlo en el epicentro de la nacionalidad. El jinete se torna en el legendario conquistador de las pampas que no se doblega ante la inmoralidad, vinculada a las prcticas corruptas de la democracia y a la liberad de elegir amos propios. Ve en l una raza hibrida que recoge las mejores destrezas fsicas de los indios y la moral occidental perdida en la burguesa. Lo que no pudieron hacer ni los conquistadores espaoles con sus armas ni los evangelizadores con sus biblias, lo logr el gaucho con su caballo: domin, conquist y civiliz las inmensas pampas y desiertos. Para Lugones el gaucho viste las mejores prendas humanas: la serenidad, el coreje, el ingenio, la sobriedad, la meditacin y el vigor. Tambin posee rasgos greco-latinos comparables a la Odisea de Homero, el jineteo de los caballeros y del romntico espaol El Cid, hasta rasgos beduinos y orientales. El gaucho habase creado, asimismo, un traje en el cual figuraban elementos de todas las razas que contribuyeron a su formacin10 Con la publicacin de Don Segundo Sombras en 1926 por Ricardo Giraldes, el personaje pico complet su transformacin haca el concepto de espiritualidad. AlRevolucin del Parque en 1890, la Revolucin de 1896 y la Revolucin de 1905. El Grito de Alcorta, 1912. La Paz Armada hace referencia a la expansin de los imperialismos industriales y la carrera armamentista entre Alemania y Gran Bretaa, ocultos dentro de la denominada Belle poque, que desencadenaron la Primer Guerra Mundial en 1914. 9 Conferencia brindada en el Teatro Coliseo de Buenos Aires en 1923 10 Prlogo El payador de Leopoldo Lugones8 7

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gaucho que llevo en m, sacramente, como la custodia lleva la hostia, es la dedicatoria introductoria del libro. El mismo trata de la bsqueda de la perfeccin en la vida del personaje, Fabio, quien paulatinamente se aleja de los vicios y vacos al transformarse en gaucho gracias al padrinazgo de Don Segundo. La bsqueda de identidad y paz interior se sostiene con la instauracin de la idea de un gaucho interior en todos los argentinos, concepto anclado al pensar de poder representar y personificar un yo de la nacin, un nosotros. Esta nocin proviene del nacionalismo tnico moderno fuertemente influido por Johann Gottfried von Herder11. Para la ensayista y profesora de literatura argentina Beatriz Sarlo, Don Segundo Sombra es una manifestacin del tpico de la edad dorada, que es la configuracin literaria de la estructura ideolgico-afectiva que emerge de las desazones causadas por lo nuevo. Por aquellos aos la Unin Cvica Radical se haba consolidado en el gobierno desplazando a los gobiernos conservadores del PAN. Solo el golpe cvico-militar de 1930, presagiado y apoyado activamente por Leopoldo Lugones con su discurso La hora de las espaldas, hara retornar a los conservadores al poder nacional. Poder Poltico. Los sectores mayormente representativos del gobierno argentino durante los primeros cien aos fueron los vinculados a las grandes estancias y miembros de las fuerzas armadas. En consecuencia, en concordancia con apogeo positivista internacional, las ideologas predominantes en la poltica argentina fueron el liberalismo y el conservadurismo que evolucionaron hacia un nacionalismo. La inmigracin iniciada en 1880 conform la creciente clase media y nuevas generaciones de emprendedores. Estos sectores fueron los posteriores motores de los partidos modernos como: la Unin Cvica Radical, el Partido Socialista y el Partido Democratacristiano; adems de las organizaciones sindicales y anarquistas. La participacin de estos nuevos sectores puso en desequilibrio la gobernabilidad y la permanencia de los partidos dominantes. Por ende la primera respuesta fue la unificacin del partido liberal y el autonomista, con un creciente impulso nacionalista en resonancia al contexto internacional europeo. El resultado de la fusin dio lugar al Partido Autonomista Nacional (PAN) La necesidad de mantener el estatus dominante del PAN depar leyes con la de residencia y la de defensa social. Tambin se formaron agrupaciones para-policiales como la Legin cvica Argentina, la Liga Patritica y la Legin de Mayo. Estas ltimas organizaciones encontraron como un referente literario, intelectual y poltico en Leopoldo Lugones. De esta manera, la bsqueda de una identidad tradicional no solo gener una imagen del pas, sino que tambin se transform en un instrumento de clases para intentar preservar el poder contra los inmigrantes. Los conservadores necesitaban un nuevo discurso capaz de acaparar la atencin y calumnie a los sectores opositores, una herramienta propagandista masiva y profunda como acte punta de lanza divisoria entre ellos y los dems, Lo tradicional y lo extranjero. El gaucho es un trabajador y caudillo del campo, autctono del pas, apoltico, libre pero leal a quien le domine y le respete. No representa a la clase media ascendente, a los inmigrantes ni la pequea industria. No elije autoridades en las elecciones de la democracia ni cae en la inmoralidad materialista de la burguesa ni de los marxistas.Promotor del concepto fascista Volk y el Volkgemeinschft , como palabra representativa de una pueblo alemn idealizado capaz de superar las diferencias de clase y religin.11

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Desde 1910, aproximadamente, dej de ser un vago o un delincuente. Para Leopoldo Lugones el gaucho pas a vestir las mejores prendas de la humanidad: serenidad, coraje, ingenio, meditacin, sobriedad, vigor12. Mientras que en 1926 Ricardo Giraldes public Don Segundos Sombras, una obra de corte nacionalista donde se remonta a supuestos valores perdidos por una sociedad corrupta. Jos Luis Borges afirma que el resurgimiento dela literatura gaucha como smbolo de identidad solo es: El culto argentino del color local es un reciente culto europeo que los nacionalistas deberan rechazar por forneo13.

Mientras que en las ciudades confrontaban los sectores instaurados en el poder y los emergentes, las condiciones cotidianas de los pueblos aborgenes prosiguieron su destino de semi-esclavitud. No podan alinearse a los sectores en boga, ni siquiera podan organizarse entre si, ya que las reservas fueron aisladas y vigiladas por gendarmera. Recin en la dcada del 1960 brotaran las primeras organizaciones como un intento de supervivencia social y cultural. El principal freno para la insercin de las comunidades aborgenes se inici en la segunda mitad del siglo XIX con las nuevas las creencias filosficas dominantes, tanto en Argentina como en Latinoamrica. El positivismo asoci el progreso con el avance tecnolgico. Mientras que teoras darwinistas y el evolucionismo social de Herbert Spencer dieron una interpretacin de inferioridad racial a las civilizaciones aborgenes, quienes se encontraban en una etapa pre-agraria que no se haba modificado con las incursiones jesuitas y franciscanas: La raza indgena () la nica modificacin que ha experimentado es indudablemente la religiosa, cambiando el culto al sol por el catolicismo: es inferior en inteligencia, en condiciones fsicas y morales, su ignorancia no tiene comparacin () como elemento poltico es nulo y se mantendr en esta condicin hasta extinguirse en virtud de la ley fatal de que las razas superiores vienen dominando y destruyendo a las inferiores Centro De Estudios De Potos 1892: VIII, IX) Poder Coercitivo. Paz y Administracin fue el lema del Presidente Julio Argentino Roca a partir de 1880. La guerra civil haba terminado y la economa comenzaba a dar frutos y el camino haca el modelo agro-exportador. Por lo cual, entre 1870 y 1920 el estado nacional encamin la consolidacin de los territorios considerados como propios mediante dos medidas: el avance sobre los territorios aborgenes y disuasin de los intereses chilenos sobre la Patagonia. Para ese entonces las fronteras con el indio era el destino para los gauchos matreros14, un sitio inhspito y belicoso. Pero la frontera no era simplemente el lugar de la guerra. Para hacer lo que se llam la Campaa del Desierto se debi demostrar previamente que los indios eran malos, que robaban, que no se poda vivir cerca de ellos. Hasta alcanzar el punto de que no formaban sociedad. Pero en realidad, desde inicios del perodo colonial, esos indgenas tuvieron no slo relaciones de guerra sino tambin vnculos comerciales, familiares, de mestizaje. Incluso, entre las proclamas de 1810 y 1813 fueron la integracin de todos los sectores y el reconocimiento por los aos de sometimiento y exterminio espaol. Por lo cual la frontera ms que una lnea divisoria era un mundo de mestizaje de las civilizaciones.

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Prologo - El Payador de Leopoldo Lugones (1916) El escritor argentino y la tradicin" de Jos Luis Borges (1932). 14 Gauchos calificados como vagos, delincuentes y rebeldes, con conductas por fuera de la ley y la moral. Generalmente castigados y destinados como gendarmes en la frontera con el indio.

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Con el dominio de los territorios patagnicos y chaqueos se anexaron casi nueve millones de hectreas que se concentraron en 400 propietarios vinculados al poder polticocomercial15. Se capturaron ms de 14 mil personas16; los cuales fueron re-localizados y aislados para su control, empleados como mano de obra barata en ingenios o entregados en beneficencia. Incluso llegaron a ser investigados y expuestos como ejemplares en el museo de ciencias naturales de la Universidad Nacional de La Plata y en la Exposicin Universal de Pars de 1898, donde se los caratul errneamente como canbales17. Para el ao 1900 la campaa de conquista de la Patagonia mediante las fuerzas armadas haba culminado. Pero a esta le sigui otro proceso similar mediante mercenarios contratados por terratenientes: Y por cada oreja de tehuelche, pagaban un patacn18. Es decir que a la ocupacin por los medios estatales, luego se prosigui con el exterminio para asegurar del derecho sobre los territorios a los sectores ms adinerados del pas. El sometimiento de las comunidades aborgenes era ms que una cuestin de soberana, sino que tambin fue un proceso econmico y poltico que enfrent nuevamente a dos civilizaciones. El aborigen no poda representar lo tradicional porque anteriormente se haba dicho que no era nacional, ni siquiera poda conformar una sociedad o ser siquiera humano. Reinstaurar su imagen y elevarla, implicara ir contra los intereses del momento y la imagen de los sectores de poder concentrado. El cono tradicional no podra ser alguien que fuere exterminado y explotado abiertamente desde el sector privado y estatal. En tanto el gaucho, ya casi extinto salvo su condicin de pen o de pequeo propietario, representaba el avance del campo, la civilizacin y el compromiso al defender la soberana desde la frontera. No existan memorias ni revisionismos histricos que recuerden la persecucin en su contra, la cual solo entre los gobiernos de Sarmiento y Mitre se cobr unas 20 mil vidas. Poder Econmico. Para los primeros aos del siglo XX el gaucho nmade y semi-nmade se haban extinguido; a causa de la nueva economa agraria, el surgimiento de alambrados y los medios de transporte. Por lo cual su participacin se traslad a las estancias en condicin de pen, y en el mejor de los casos como arrendatario. En tanto la oligarqua logr una concentracin de tierras, la importacin de nuevas razas de ganado y una influencia poltica basada en su fortuna y fama que perduraran por dcadas. Anteriormente era imprescindible la figura del gaucho para el mantenimiento del ganado, el cual deba ser arreado y custodiado a diario. Y en su condicin de baqueano result fundamental por sus cualidades topogrficas para comunicar ciudades o conducir tropas, hasta el surgimiento de los medios de transporte y caminos modernos resguardados de las condiciones climticas, como el ferrocarril. Pero la tecnologa, los intereses del mercado y la persecucin social terminaron por reducirlo a la condicin de pen para las cosechas o para arreos localizados y alambrados. La independencia de Espaa haba logrado que el pas se insertara en el mercado de la oferta y la demanda. Con la creacin de los saladeros se necesitaron nuevas extensiones de tierras para el pastoreo y la obtencin de sal, lo que dio paso a las primeras campaas estatales de ocupaciones financiadas por los estancieros. En forma paulatina, por elLibro Por la liberacin del indgena Documentos, testimonios y compilacin del proyecto Marand Pgina 183. 16 Las campaas de conquista se inician en 1820 con el gobierno de Manuel Rosas. En el ao 1869 la poblacin aborigen representaba el 10% de la nacional con 200 mil personas. Finalizada la campaa del desierto su participacin demogrfica disminuy hasta el 4%. 17 Libro Patagonia Trgica de Jos Mara Borrero. Testimonio del sacerdote salesiano Jos Mara Beuavoir, quien vivi junto a la comunidad Ona de la provincia de Tierra del Fuego. 18 Libro Patagonia Trgica de Jos Mara Borrero.15

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contexto internacional, el ganado comenz a perder importancia frente los pedidos de cereales. Los ovinos y los bovinos se fueron trasladando hasta las fronteras para dar paso al apreciado trigo. Desde 1826 la tierra haba sido fiscal hipotecada en garanta del emprendito, en la cual se podan alquilar las tierras con la condicin de dominar a los aborgenes para que estos no puedan ejercer derecho de reclamo alguno. Para la denominada conquista del desierto de 1879 nuevamente se recurri al financiamiento privado. Ms de 9 millones de hectreas fueron vendidas a menos de 400 propietarios. Por aqul entonces la legua de tierras cotizaba los 3000$, pero fueron concedidas por 400$ con una renta anual de 6%. La economa de mercado basada en la propiedad privada, la demanda y la oferta es un sistema de organizacin del trabajo. Pero las comunidades aborgenes argentinas, recluidas del sistema nacional, posean tambin una comprensin diferente al aceptar un nivel superior de propiedad colectiva y un respeto por la naturaleza. Por lo cual constituan dos visiones opuestas que se enfrentaron principalmente entre 1880 y 1920, durante la conquistas del Desierto y del Gran Chaco. La economa indgena se basaba en la recoleccin y la caza para la subsistencia de las tribus, las cuales posean una estructura jerrquica establecida. Tampoco tenan la necesidad de desarrollar una produccin masiva, pues no tenan como caracterstica dominante las actitudes guerreras que les exijan el desarrollo continuo de armas y tcticas de guerras. Los pueblos que si tenan una mnima preparacin, como los guaranies y los diaguitas, en este sentido ya haban sido dominados por los espaoles y los evangelizadores. Adems, en sus propias creencias religiosas les hacan adorar y respectar la naturaleza, por lo cual tampoco comprendan la necesidad explotar y depredar los recursos como los quebrachales chaqueos. Aun as, desde una concepcin y civilizacin diferente a la colonial y a la moderna, las comunidades aborgenes mantuvieron periodos de paz con los blancos y flujos de intercambio de productos. Por lo cual, antes de las primeras conquistas fue necesario derrumbar esa realidad, en resonancia a las teoras del darwinismo social, para considerarlos como incivilizados y se justifique tanto el concepto de desierto como de conquista en forma patritica. De erigirse una figura indgena en la construccin de la tradicin nacional, se generara una controversia. Este personaje encarnaba y sostena una visin econmico-social diferente al profesado por los sectores econmicos y polticos del pas. Mientras que por su parte, el cono en bruto del gaucho ya era en s mismo una imagen del desarrollo econmico de mercado. Durante aos haba sido el sustento y la imagen del campo. Comprenda y practicaba los conceptos de propiedad privada. Esta ltima concepcin se puede encontrar vigente aun en la obra El Payador del nacionalista Leopoldo Lugones: Sin estmulo de progreso personal de progreso, sin curiosidad ante la naturaleza ni ante los dems hombres, sin esa tendencia a la amplificacin de la simpata engendrada por el gozo de vivir. Porque esas razas sin risas, lo cual es significativo, nunca gozaron de la vida. Sus satisfacciones asemejbase a la hartura taimada de la fiera. Todo en ellas era horrible, fsica y moralmente. Poder Comunicacional. Entre 1870 y 1930 el concepto de comunicacin masiva se centraba en las capacidades de los diarios, los libros, las escuelas y en los medios de transportes. Estos sectores de fundamental importancia para la subsistencia de la cultura se concentraban principalmente bajo las rbitas del poder poltico y econmico del momento.

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El mbito educativo argentino adems de ser promotor de una formacin acadmica, tambin fue un medio de difusin cultural y filosfica. El principal debate previo a 1918 fue en torno al objetivo de la formacin secundaria, la cual se consolid finalmente bajo el ideal utilitarista. Fue as que alcanzada la tercera generacin positivista nacional, con un inters intelectual superior al de sus predecesores y una actitud ms austera, abrigaron la posibilidad de hallar en una doctrina orgnica la disciplina que faltaba en la vida nacional.19 Es decir, la conformacin de una educacin formadora de individuos que se amolden dogmticamente a las necesidades de los gobiernos. Llegada la era nacionalista, la literatura argentina present un giro haca el gnero gauchesco. Anteriormente se presentaba al gaucho con un papel bruto y objeto de burlas. Pero en 1926 Leopoldo Lugones consider al Martn Fierro, de Jos Hernndez, como un poema pico y representativo de la identidad nacional. Desde 1928 la agrupacin BASES se impuls el proyecto de ley que estableci el 10 de noviembre Da de la Tradicin, en homenaje a Hernndez. En consecuencia se estableci la incgnita sobre que escritos podan ser considerados como literatura tradicional, argentina, nacional. Autores como los nacionalistas Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones y el conservador Ricardo Giraldes se sumaron y promovieron el debate y la evaluacin sobre el gnero literario nacional. Pero esta visin fue confrontada principalmente por Jos Luis Borges: Quiero sealar otra contradiccin: los nacionalistas simulan venerar las capacidades de la mente argentina pero quieren limitar el ejercicio potico de esa mente a algunos pobres temas locales, como si los argentinos slo pudiramos hablar de orillas y estancias y no del universo. Borges tambin destac la artificialidad de los relatos del gnero gauchesco, posicin similar a la de Roberto Arlt: Yo, de buena fe, ignoro si han existido gauchos. Al menos no los he visto () Y cuando todos creamos que el gaucho estaba enterrado por scula seculorum, he aqu que nos lo resucita el ambiente moderno. Y con intensidad! La nica explicacin que tiene el calificativo de lo gauchesco, se explica en este adn de nacionalismo al cuete, fomentado en las actividades que menos tienen que ver con el gauchaje o con el gaucho.20 Generalmente se considera que no existe un gnero literario aborigen, ya que sus participaciones en las obras reconocidas fueron reducidas y estereotipadas. El principal referente durante los primeros aos del siglo XX fue la figura creada por Dante Ral Quinterno: El cacique tehuelche Paturuzu, acompaado por su amigo estanciero Isidoro Caones y su militar to paternal. Se podra pensar que en Argentina que como no existieron grandes civilizaciones como los aztecas, los mayas o los incas. Pero pese a que los indios argentinos eran en su mayora grafos e iletrados, no se puede deducir de ello que no hayan tenido una literatura. Estos habitantes de origen prehispnicos posean bienes culturales intangibles, representados en sus cantos, poesas y ritos que an se mantienen en las comunidades indgenas. Pero estas se vieron reducidas al gnero de leyendas como: la flor del ceibo21, el clavel del cielo, el irup y el yaguaret.

Libro Influencias Filosficas en la evolucin nacional de Alejandro Korn. Pagina 242. Libro Arlt, Borges y cia: Narrativa Rioplatense de Vanguardia de Bernal Herrera. Pgina 28 21 En 1930 es considerada como Flor Nacional por ms de 20 mil votos en una encuesta realizada por el diario La Razn. Posicin compartida con el Director del Museo de Historia Natural, Dr. Martn Jurado. Pero20

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La primer generacin de revolucionarios de mayo consideraban como una necesidad y obligacin la integracin de las civilizaciones aborgenes, pero est comenz a derrumbarse a partir de 1820 con la expansin de los primeros grandes estancieros. Para el ao 1900, durante la segunda presidencia de Julio Roca, el Himno nacional fue reducido de 20 a 3 minutos con el argumento de la violencia literaria hacia las naciones europeas, pero el recorte tambin incluy la segunda estrofa que reivindicaba a los pueblos aborgenes22. La inclusin de la cultura narrativa aborigen se bas principalmente en dos hechos. En primer lugar no existi un inters concreto para la transcripcin y difusin. Durante la era colonial los misioneros espaoles empezaron a evangelizar en castellano y en lenguas nativas por todo el territorio conquistado, pero no ensearon a leer ni escribir, situacin que no se modific con la independencia ni con los gobiernos siguientes hasta pasada la primera mitad del siglo XX. Al no habrseles enseado la lectoescritura, no pudo fomentarse una propia creacin literaria. El otro factor de la reclusin comunicacional y cultural aborigen fue propia de la solucin final a la conquista del desierto: la creacin de reservas aisladas y vigiladas por gendarmera, propuesta por Estanislao Zeballos. De esta manera se ejerci un control casi absoluto en torno a las actividades de sus habitantes, no solo previniendo levantamientos violentos, sino tambin encerrando las costumbres y la cultura hasta el borde del exterminio. En tanto, los no todos los diarios tenan inters en comunicar y difundir las denuncias por abusos contra las comunidades aborgenes. Y quienes hicieron eco de las investigaciones como las de Jos Mara Borrero no obtuvieron demasiada influencia en la opinin pblica. Los principales sistemas de comunicacin y difusin cultural estaban no solo en manos del estado y representantes del nacionalismo conservador, sino que tampoco existi una posibilidad concreta de oposicin discursiva.

su oficializacin legislativa no fue hasta 1942 mediante el decreto 138974/42 que resalta las encuestas y su leyenda. 22 Se conmueven del Inca las tumbas / y en sus huesos revive el ardor / lo que ve renovando a sus hijos / de la Patria el antiguo esplendor. Himno Nacional Argentino aprobado por la asamblea de 1813.

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Conclusin: Una tradicin poco tradicional.Para describir la cultura y la historia argentina con certeza no se puede obviar la participacin del gaucho. Pero esto a su vez no puede implicar la existencia de un gaucho tradicional ni una literatura autctona en especial que caracterice al ser nacional. Pues nuestra raz es un crisol de razas que han dejado huella entre habitantes pre-hispnicos, colonos e inmigrantes. Cmo deca Jos Luis Borges, el problema de la identidad en los personajes y en la gramtica no pasa por las formas, sino ms bien por las pequeas huellas del paisaje contextual. Sin embargo determinados sectores de la argentina no solo indagaron sobre la existencia de un gaucho mtico, sino que tambin le recortaron y modificaron su historia. Adems el uso de esta herramienta, lejos de integrar a la compleja sociedad, se transform en una propagandstica lnea divisoria entre tradicionales y no-tradicionales. Los principales beneficiados fueron los sectores impulsores de la medida fueron los sectores conservadores y nacionalistas vinculados a la poltica y la explotacin agropecuaria. De esta manera, el gaucho pico surgi ms bien como instrumento poltico y comercial, sostenido desde sectores agrarios y el estado nacional. Como tal, su figura prosigui su camino hasta la actualidad dejando huellas pertinentes: Durante el primer gobierno peronista, algunos intelectuales oficialistas afirmaban ser Los hijos de Martn Fierro. Los golpes militares de 1966 y 1976 aseguraron, entre otras cosas, que se deba defender la tradicin argentina. Mientras que durante el conflicto gobierno-campo del ao 2008, los sectores histricamente aliados se disputaron la imagen del legendario jinete campesino. Desde lo comercial-cultural, en los festivales nacionales de doma y folklore los gauchos se presentan como locales, mientras los representantes aborgenes son invitados.

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