El Fondo (o Archivo) Patrimonial de la Fundación Nacional Batuta

Este texto se basa en el informe elaborado por Jaime Cortés, titulado “El ´Fondo Musical Patrimonial´ de la Fundación Nacional Batuta:

concepto sobre su valor histórico y recomendaciones de intervención” (octubre de 2016). Una copia de dicho documento reposa en la Biblioteca de la Fundación. Hacemos un agradecimiento

especial a Angélica Rivera Bozón, bibliotecaria de la Fundación entre los años 2009 y 2013, quien en su momento procuró anticipadamente la compra de cajas, carpetas desacidificadas y

otros insumos necesarios para el posterior desarrollo de la investigación entre 2013 y 2016; pero sobre todo, por aportar a la clasificación general del Fondo y extender el conocimiento de

su existencia a la Universidad Nacional, sin haberlo explorado en detalle, pero con plena certeza de su importancia. También agradecemos la contribución, gestión y especial interés de Jorge Ariza a la conservación y cuidado del material. Sin esta suma de aportes –en la que hubo

otros actores activos que aún desconocemos- el estado de conservación y destino de este valioso Fondo seguramente sería otro.

¿Qué es?

Ubicación del Fondo entre 2011 y 2016, tras la fachada del costado norte de la Biblioteca de la Fundación Nacional Batuta.

Aproximadamente entre los años 2005 y 2007, el Fondo o Archivo Patrimonial (aunque hasta el momento no tiene un nombre oficial, en adelante nos referiremos a él como “Fondo”) llegó a la biblioteca de la Fundación Nacional Batuta (en adelante llamada por sus siglas, FNB) en calidad de donación. Desde entonces, reposó hasta el año 2011 en el antiguo “banco de instrumentos” (hoy oficina de la Dirección Académica) junto con la colección que dio inicio a lo que hoy conocemos como nuestra biblioteca.

La documentación completa abarca 17.5 metros lineales. En su gran mayoría se trata de partituras de música popular norteamericana, latinoamericana, colombiana y clásica europea. Se conocen pocos testimonios que permitan determinar detalles precisos sobre la donación. Las actividades asociadas con su identificación iniciaron con Angélica Rivera –bibliotecaria entre 2009 y 2013-, quien trasladó el Fondo a los estantes de la Biblioteca. Según las pesquisas de Angélica, todo parece indicar que la donación la realizaron los herederos del arquitecto Leopoldo Rother (1894-1978), célebre arquitecto, urbanista, melómano y músico aficionado judío-alemán radicado en Colombia en 1936 y nacionalizado en 1948. Su proyecto más recordado en nuestro país fue la construcción de la Ciudad Universitaria (el campus de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá), en cuya biblioteca reposa la mitad de su colección, compuesta por su obra arquitectónica y urbanística, además de partituras de música clásica. El Fondo es, precisamente, la mitad restante. Por ahora, solo se sabe que Adriana Mendieta, antigua gerente de desarrollo de la FNB, y parece, amiga cercana de Ana María Rother (hija o nieta de Leopoldo), estuvo involucrada en que esta mitad del archivo del señor Rother tuviera Batuta como su destino1.Sin embargo, aunque esta colección haya sido de su propiedad y de sus herederos, hemos podido constatar que no fue su único dueño.

En efecto, el Fondo es, al parecer, una reunión de varias colecciones de diversos

períodos que se extienden a lo largo de cien años. Existen algunos indicios de quiénes pudieron ser los sucesivos propietarios, los cuales están plasmados de diversas maneras en todo material, algunas dispersas, pero que a la vez son reflejo de la actividad musical bogotana protagonizada por orquestas de baile, de música clásica, arreglistas, compositores, cantantes y músicos instrumentistas, entre 1860 y 1960.

El material está compuesto por partituras que, probablemente, fueron objeto de

compras, alquileres, cesiones, herencias y obsequios; las partituras eran el principal soporte de la actividad musical y sustento de los músicos profesionales en esta época, justo antes de la popularización de la música grabada. Aún no sabemos si Leopoldo Rother o sus herederos reunieron este conjunto de colecciones, o bien, si llegaron a sus manos como una sola adquisición en conjunto. Sin embargo, puede afirmarse que todas las colecciones y la gran mayoría de los elementos que la componen guardan correlación entre sí, no sólo en su contenido, sino en los indicios que conservan sobre su propiedad y manejo. Lo más probable, es que colecciones de pequeñas orquestas fueran absorbidas por otras más grandes, aunque hace falta comprobar que, en último lugar, todas pertenecieron a una sola orquesta. 1 Esto mismo, e incluso la fecha precisa de llegada a la Fundación, no ha podido confirmarse plenamente. El único documento que ha permitido conocer estos nombres es una hoja con datos

Para hacer precisiones sobre estos detalles, se está a la espera de avances en la investigación que emprendió inicialmente el profesor Jaime Cortés de la Maestría en Musicología de la Universidad Nacional de Colombia, por petición de la Directora Académica de Batuta, Catherine Surace, y por sugerencia de la bibliotecaria Rivera, quien informó de la existencia del material. Entre los meses de mayo y septiembre de 2016, en compañía del estudiante auxiliar Carlos Mario Benítez –actual bibliotecario-, se adelantó la última fase del diagnóstico inicial que aún se encuentra inconclusa. ¿Qué hay en el Fondo? El material está en espera de ser totalmente restaurado, inventariado, y catalogado. En el dignóstico inicial se han categorizado y detallado algunos de sus contenidos, lo que ha sido suficiente para estimar el valor del Fondo en el contexto de los archivos históricos musicales de las bibliotecas en Colombia. En su gran mayoría, el Fondo contiene partituras impresas de música popular de difusión internacional entre la década de 1920 y 1960. Corresponden a géneros de origen norteamericano (fox-trots, swings, two steps), latinoamericano (tangos, rumbas, mambos, sones, chachachás, guarachas, boleros) y colombiano (bambucos, pasillos, porros, cumbias). Predominan arreglos para determinados grupos instrumentales de orquestas de baile, como jazz bands, orquestas de salón y conjuntos populares colombianos. Incluye partes para diversos instrumentos (violín, saxofón, clarinete, trompeta, piano, batería, etc.) y versiones para piano, algunas con voz. Se sabe que este repertorio se interpretó en los Hoteles Granada y Regina (destruidos en el llamado ‘bogotazo’ del 9 de abril de 1948), cafés, grilles clubes, bares y cabarets, entre otros.

Con el Fondo es posible recomponer, de una manera general, qué tocaban las orquestas bogotanas y aquellas que actuaban en otras ciudades del interior del país. Su contenido abarca un inmenso rango de música popular internacional, empezando por piezas de George Gershwin, Benny Goodman, y otras obras que no permanecen en la memoria del público, pero que son parte ineludible de la historia musical del siglo XX y que continúan vigentes en algunos escenarios y en el mundo de los melómanos. También sobreviven en la tradición del music hall, de la que hace parte el reciente filme LalaLand (2016) del director Damien Chazelle, filme ganador de 5 premios BAFTA, 6 Óscar, y 7 Globos de Oro en 2017 (en todos ellos se incluye premio a mejor banda sonora, mejor canción, y mejor música). Por ello, es importante señalar que la música de este filme, y otros ‘musicales’ similares como la serie High School Musical (2006-2008), o incluso The Lion King (1994), son representantes actuales de esta tradición y deben su existencia a esta generación de compositores, músicos y repertorio contenidos en el Fondo.

Es un repertorio que se considera vigente, aunque opacado, como es de esperarse en la dinámica de la música popular con sus ires y venires, donde los ‘hits’ y las estrellas se turnan el protagonismo.

Ediciones latinoamericanas e italianas que reposan en el fondo. La imagen de la primera corresponde al músico de jazz Benny Goodman. La segunda, un catálogo/muestra de pasos de baile y moda de los grandes salones de la ciudad de Nueva York. Por otro lado, se encuentran partituras impresas en hojas sueltas con versiones de piezas para piano, tanto colombianas como extranjeras, muchas con dedicatorias y firmas de músicos, como Emilio Murillo (1880-1942), Anastasio Bolívar (1896-1948) y Alejandro Wills (1887-1942), protagonistas de los escenarios mencionados de la capital. También hay un número considerable de impresiones del repertorio llamado Tin Pan Alley y sus equivalentes europeos y latinoamericanos (hablamos de las primeras canciones de pop dentro de la tradición del music hall y el tango). Cabe destacar la calidad y valor iconográfico de estas ediciones.

Ediciones colombianas que reposan en el Fondo, c.1930-c.1949. Una pequeña sección, aunque no menos relevante, se compone de partituras manuscritas de Lucho Bermúdez (1912-1994), Álex Tobar (1907-1975) y Pacho Galán (1906-1988), fechadas entre 1936 y 1945. Estas piezas fueron compuestas justamente cuando Bermúdez residía en Bogotá, antes de viajar a Argentina para realizar grabaciones con las orquestas de Eugenio Nóbile y Eduardo Armani, y luego radicarse en Medellín. También sobresalen los manuscritos de Álex Tobar, famoso por su son paisa “Pachito eché”. Es posible que entre todo este material se encuentren manuscritos de obras inéditas en impreso o grabaciones.

Manuscrito en lápiz de L. Bermúdez de la pieza “Merecumbé en saxofón”, c.1941.

Portada manuscrita de la pieza “Maty” de Nicolás Cervantes, arreglo de Chale Solano, dedicada a Matilde Díaz.

Portada de un arreglo manuscrito en tinta de la pieza “San Pedro en el Espinal” de

Milciades Garavito, c.1945.

Autógrafo de Álex Tobar, sobre una parte de guitarra acompañante de una pieza desconocida, terminada “dos horas tras la medianoche”, c.1938.

También existe una buena porción de empastados e impresos de música del s.XIX, ediciones europeas litografiadas que, en conjunto, muestran cuál fue el repertorio de salones de baile y centros de vida social, donde se tocaban galopas, valses y potpurrís, basados en temas populares y de ópera, que se sabe, eran típicos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, antes de la llegada del jazz.

Saxofón Alto en Eb de los 15 Valses para orquesta de Johann Strauss, Carl Fischer, c.1925.

Hay reunidos documentos no musicales, relacionados directamente con la actividad, como libros de contabilidad, tarjetas de presentación, letras de canciones, listados de repertorio, boletas de conciertos, obituarios, cartas, y más; en su momento, estas piezas debidamente organizadas e identificadas, permitirán conocer datos puntuales sobre los propietarios de las colecciones, partituras individuales, e incuso, la historia misma del Fondo. El material se agrupó en las siguientes categorías provisionales:

• Partituras pertenecientes principalmente a las siguientes orquestas: Jazz Band A. Bolívar, Orquesta Ritmo, Orquesta de Manuel Celis y Orquesta Universal, y más.

• Colecciones personales de: hermanos Santos Vergara, Anna y Carlos Thorschmidt, José Vicente Peraza, Jean Marie Kunz, entre otros.

• Partituras manuscritas de música popular colombiana para orquestas de baile (ca. 1913-c.1950). Entre estos materiales se destacan algunas piezas compuestas y arregladas por Anastasio Bolívar, Lucho Bermúdez, Alex Tobar y Pacho Galán y Antonio Bedoya.

• Partituras impresas y manuscritas de repertorio religioso (c.1905-c.1915). Colección de los hermanos Santos Vergara. Conserva copias manuscritas con obras de Oreste Sindici (1828-94), compositor del Himno Nacional.

• Partituras sueltas y empastadas de música clásica europea de compositores canónicos (Haydn, Mozart, Beethoven, etc.) para piano y conjuntos de cámara (ca.1860-ca.1940).

• Métodos musicales y tratados teóricos (ca.1860-ca.1945). Documentos relacionados con actividades musicales –entre otros, libros de contabilidad, tarjetas de presentación, letras de canciones, listados de repertorio– (ca.1930-ca.1960).

• Impresos no musicales (revistas culturales, libros científicos, obituarios, de entretenimiento, etc.) propiedad de los sucesivos propietarios de las colecciones de partituras. Rarezas Aunque el Fondo puede considerarse en sí mismo una rareza, en él se encuentran objetos individuales muy particulares, sobre los que el profesor Cortés señala en su informe sobre el Fondo:

Las rarezas, como un tratado de orquestación de F. J. Fetis nos envía al siglo XIX, así como la partitura de una ópera de Bellini que perteneció al famoso pintor y tenor Epifanio Garay cuyos cuadros de la élite colombiana hoy pueden apreciarse en el Museo Nacional. Otro tanto puede decirse de boletas para conciertos realizados en Viena en mayo de1918 con obras vanguardistas de Arnold Schoenberg (1874-1951), o un calendario de Coca-Cola de 1952 que bien puede ir emparejado con la partitura de “Rock around the Clock” cuando se iniciaba la fiebre globalizada del rock and roll, y que curiosamente enmarca el final cronológico de la colección. Con los pocos ejemplos mencionados resulta imposible desestimar el valor histórico y musical del Fondo. La gran cantidad y heterogeneidad del material plantea retos de investigación así como gran creatividad para su posible uso en la práctica musical. […] El Fondo de la Fundación Nacional Batuta adquiere en sí mismo un valor difícil de cuantificar, pero fácil de sopesar en la perspectiva del conocimiento histórico de la música en Colombia2.

2 Concepto y pautas para el manejo y cuidado del Fondo, contenido en el informe referenciado en la nota bajo el título, pp.12, 11.

Boletas para la presentación de la Sinfonía de Cámara de Arnold Schoenberg, Viena, Julio de 1918.

Imagen correspondiente a un calendario de pared de productos Coca-Cola, 1950.

El Fondo hoy Como resultado de la labor de diagnóstico, el Fondo fue organizado y depositado en carpetas y cajas en las que se indica su contenido con etiquetas provisionales. El proceso de organización no pudo completarse por el nivel de contaminación de la documentación, compuesta por densos depósitos de polvo. Muchas partituras, que originalmente constituyeron grupos, series, y numeraciones, se encuentran aún separadas en cajas distintas, sin una cronología estructurada, aunque numeradas con el consecutivo correspondiente al archivo de la Fundación. Actualmente, el Fondo se encuentra archivado en esas cajas numeradas, en la Administradora de Archivos ADEA S.A. en la vereda La Isla del municipio de Funza – Cundinamarca, con el fin de frenar el deterioro por causas ambientales y la consecuente contaminación de la Biblioteca de la FNB. También es necesario evitar que el personal que labora en las instalaciones de la Biblioteca ponga en riesgo su salud. El fin de toda conservación archivística es la consulta y amplia divulgación al público, y esta es parte de la responsabilidad de la Fundación como custodia del Fondo. En función de los intereses comunes de la Fundación y la Universidad Nacional, ya se adelantan gestiones por parte del área académica y la Biblioteca para iniciar las respectivas labores de restauración, su traslado a un lugar apto para su conservación definitiva, y así, dar inicio a una nueva fase de investigación y reconstrucción de todas las colecciones en su(s) estructura(s) original(es). Como bien se recomendó –enfáticamente- en el concepto emitido por la Maestría en Musicología de la Universidad Nacional, toda gestión deberá hacerse en beneficio del Fondo, para la preservación de su legado en toda su magnitud. De acuerdo a los descubrimientos aquí señalados, toda labor de catalogación y restauración deberá, ineludiblemente, basarse en la conservación de la unidad de todos los elementos del Fondo y la categorización de su contenido inherente, compuesto no sólo por el contenido estrictamente musical, sino por sellos, firmas, caligrafía, numeraciones, series consecutivas, direcciones, teléfonos, fechas, dibujos, información editorial, e incluso, el papel y la tinta misma. Sólo de esta forma será posible, en un futuro, comprender a profundidad los contenidos, historia y el contexto del Fondo, e incluso, qué papel tuvo Colombia en el panorama de la música popular internacional de la primera mitad del siglo XX.

Registro fotográfico durante el proceso de identificación y clasificación, Julio de 2016.

Carlos Mario Benítez Bibliotecario FNB

Maestría en musicología, Universidad Nacional de Colombia