El Fascismo (Stanley Payne)

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS Escuela Académica Profesional de Historia Seminario de Historia Política Informe Final El Fascismo (Stanley Payne) Jean Carlo Baila Marín Profesor: Cristóbal Aljovín de Losada El presente informe abarcará la comprensión y estudio de El Fascismo, obra del historiador Stanley Payne. En este libro, más que una explicación aglutinada bajo el contexto histórico del siglo XX es un estudio comparativo de los movimientos fascistas, la explicación de sus elementos, sus características y la diferenciación que tiene el fascismo con diversas posiciones políticas, que por el contexto parecían tener semejanzas marcadas, como la derecha radical y la derecha autoritaria conservadora. Trataremos los capítulos 1 y 3. Entonces, el fascismo fue un producto directo de la primera guerra mundial (1914 – 1918), puesto que entre las consecuencias que esta guerra tuvo en Europa estuvo el declive del liberalismo decimonónico y el surgimiento de revoluciones y movimientos políticos más intensos y duraderos. Payne rechaza la idea de denominar el periodo de entreguerras en Europa como la era fascista, pero esta idea errónea es comprensible, puesto que con el fascismo, la derecha en general (derecha radical y derecha autoritaria

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Resumen de los capitulos 1 y 3 del libro, parte del informe entregado al Seminario de Historia Política de la UNMSM

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOSEscuela Académica Profesional de HistoriaSeminario de Historia Política

Informe Final

El Fascismo(Stanley Payne)

Jean Carlo Baila Marín Profesor: Cristóbal Aljovín de Losada

El presente informe abarcará la comprensión y estudio de El Fascismo, obra del historiador Stanley Payne. En este libro, más que una explicación aglutinada bajo el contexto histórico del siglo XX es un estudio comparativo de los movimientos fascistas, la explicación de sus elementos, sus características y la diferenciación que tiene el fascismo con diversas posiciones políticas, que por el contexto parecían tener semejanzas marcadas, como la derecha radical y la derecha autoritaria conservadora. Trataremos los capítulos 1 y 3.

Entonces, el fascismo fue un producto directo de la primera guerra mundial (1914 – 1918), puesto que entre las consecuencias que esta guerra tuvo en Europa estuvo el declive del liberalismo decimonónico y el surgimiento de revoluciones y movimientos políticos más intensos y duraderos. Payne rechaza la idea de denominar el periodo de entreguerras en Europa como la era fascista, pero esta idea errónea es comprensible, puesto que con el fascismo, la derecha en general (derecha radical y derecha autoritaria conservadora, para este estudio) tomaba posiciones expectantes en el poder de diversos países europeos.

El fascismo es un fenómeno nuevo para Europa y la duda en su estudio está hasta en su denominación (vale decir que los fascistas, al inicio no se hacían llamar así). Fascismo era un término que significa “unión” y, en comparación a la terminología de otros movimientos como “socialismo” o “democracia” que tenían per se una carga teórica, el fascismo en su terminología, se denota cierta vaguedad. Estas dudas explican la similitud que se hace al fascismo con la derecha porque, sobre todo, los movimientos fascistas nunca proyectaron una teoría de Estado centralizado, pero si planteaban un nuevo sistema secular radical de corte republicano y autoritario.

El fascismo entre sus rasgos característicos – todos los movimientos fascistas la tienen en cierto grado y hay similitudes entre las posiciones políticas de derecha e general, de ahí la confusión – el antimarxismo, el antiliberalismo y el anticonservadurismo. Si bien quieren ser diferentes con respecto al liberalismo y conservadurismo, el fascismo tiene que

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establecer alianzas para la adquisición del poder y encuentra a la derecha radical y a la derecha autoritaria como movimientos similares y con ciertas afinidades y objetivos para con el fascismo. El fascismo por sí mismo no puede hacer una guerra revolucionaria para llegar al poder, de ahí el establecimiento de alianzas. Aunque es evidente la necesidad en el fascismo de querer abrirse un espacio político e ideológico. De igual modo, el fascismo aspiraba a un nuevo orden en las relaciones exteriores, creando alianzas entre países. Esto último denota un rasgo imperialista en el fascismo, del cual, diversos movimientos fascistas se diferenciaban: o imperialismo o la consolidación interna. Entonces, el imperialismo no es un rasgo tan fuerte del fascismo, por el mismo hecho de que diversos movimientos políticos en Europa tenían rasgos imperialistas, aparte del fascismo. Pero, vale recalcar, que esta indiferencia al imperialismo cambia totalmente para la mitad de la década del 20 y toda la década del 30. El fascismo no tenía entre sus rasgos tener base corporativista. Muchos estudiosos afirmaban tal, puesto que en Italia una minoría estaba a favor del corporativismo y en Alemania, por ejemplo, rechazan ello debido al pluralismo. En todo caso, el fascismo planea un sistema nacionalcorporativo, pero ya en el poder.

Payne tipifica stricto sensu al fascismo bajo tres formas: las negaciones fascistas, ideología y objetivos y su estilo y organización. Lo más característico en el fascismo son estas dos últimas formas. La forma externa de presentarse el fascismo ante la política y sociedad europeas fue una forma inédita, aunque ciertos aspectos ya eran usados, pero nunca de la manera en la cual usó el fascismo: el papel central de la simbología y la mística dentro del fascismo, sobre todo en los mítines. El ritual era importante, usando la simbología política y religiosa para exaltar una parte de la vida, la cual era vital para el fascismo: la juventud. La juventud era exaltada por sobre las demás generaciones como primer frente en la jefatura y considerada como una fuerza vital para la lucha y la militarización.

No fue invención fascista, pero fue fascista la especialización y la importancia en la militarización del partido. La creación de la milicia de partido, lo que fue la militarización de la política en general. Para el partido y la sociedad, el fascismo intentó imponer la terminología militar, los grupos de milicia y el sentimiento exacerbado de nacionalismo. Se estableció una jerarquía social – político – militar, en donde, desde niños, debía inculcarse los valores y rasgos fascistas. Ejemplo de ello, es la creación en Italia de la Opera Nazionale Balilla, organización juvenil fascista de la época de Mussolini.

Esta militarización de la política se daba en gran proporción debido a la necesidad de imponer una política de masas, el cual tenga fuerza para contrarrestar la fuerza militar, en la cual el fascismo – en el ejército – era débil y no tenía aun punto de despegue sino ya después, cuando Mussolini entró al poder. Es correcto afirma, siguiendo a Payne, que la política de masas en el fascismo tuvo fases intermitentes y cierto modo, voluble.

Esta militarización casi general en la sociedad y en el partido, tenía como sustento el romanticismo, el simbolismo, la idea de la juventud y el uso positivo de la violencia. La

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violencia tenía valores positivos y hasta terapéuticos para con la sociedad. La ideología fascista tenía valores altos como consecuencia directa de la Ilustración – cuando se cree que el fascismo era contrario a la Ilustración y a las ideas de la Revolución Francesa – y en donde se le agregan aspectos que tenían fundamento solo en la juventud: osadía, idealismo, vitalismo, fuerza y la voluntad.

Un rasgo curioso en el fascismo, aunque justificado al estudiar sus formas, es la exageración de la exaltación a la masculinidad. Todos los puestos del partido y de diversos movimientos políticos estuvieron bajo órdenes de hombres. Era un fetiche grotesco la preponderancia masculina, en la cual Payne denomina chauvinismo masculino.

Así el fascismo quería verse como un sistema nuevo, secular, el cual rechazaba el determinismo económico marxista e inglés, con una forma militar en organización de partido y sociedad, violento para con sus objetivos, sin ninguna postura – aunque tenía que aliarse, con la derecha fuerte –, sin necesidad del imperialismo – al inicio –, pero con ambiciones de expansión, el fascismo se abría campo en la Europa de entreguerras y sería un fenómeno inigualable y duradero. La política de masas era uno de sus objetivos, pero discernía en la política social, puesto que, aunque el fascismo y en general la derecha, propugnaba una unidad social y armonía económica, implicaba la congelación del status quo.

Una cuestión importante es resaltar la idea de totalitarismo. La imposición de un líder carismático era el nexo, la fuente de afinidad entre el partido y la sociedad. En el fascismo se trata sobre el culto a la personalidad, en donde tenía valor los rituales y la simbología: saludo, posición viril del líder, propaganda, imágenes, rituales. Todo esto figuraba dentro de la apariencia externa del fascismo y con la cual logró cohesionar a la sociedad, bajo el liderazgo del partido. Todo el poder sobre el partido, implicó la idea del totalitarismo. Para esta idea, agreguemos unas ideas de otro estudioso del tema: Emilio Gentile. En su obra, La vía italiana al totalitarismo (1995), explica que el término totalitario fue acuñado por los opositores al fascismo, pero que al final el fascismo se autodenomina totalitario. Este totalitarismo cae bajo la figura del partido y en cierta parte, en Mussolini (en líneas posteriores explicaremos porque el culto a la personalidad y totalitarismo son diferentes para el caso italiano y para el caso alemán), para el caso italiano, pero la cual tiene base, cuando todos los elementos externos (o sea del partido a la sociedad) han convencido a la sociedad y logre la adquisición del poder. El fascismo primero entra al poder para poder llevar a cabo su programa. Es la creación del Estado-Partido, con el monopolio del poder y una concepción integral de la política. El fascismo, entonces, tuvo rasgos totalitarios, pues implica violencia, métodos antidemocráticos, la función global del partido único y sobre todo, que el líder tuviera un culto extraordinario, todo para la idea de la regeneración del poder. Por tal, Payne tipifica al fascismo teniendo como objetivo el totalitarismo, el principio de caudillaje y, para la militarización de la política, un ejército del partido.

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El objetivo del fascismo era crear un Estado nacionalista, crear una nueva estructura económica, una representación basada en el Estado-Partido y la necesidad expansionista para justificar su nueva concepción del hombre y el vigor que proporciona la juventud.

Estos rasgos descritos no son invenciones del fascismo, puesto diversas características son similares con respecto a la derecha, sobre todo, con la derecha radical y la derecha autoritaria conservadora. Esta es la primera confusión que se sufre al estudiar el fascismo, explica Payne, creer que el fascismo es una posición radical de la derecha europea.

Una diferencia notoria entre estas tres posiciones políticas resalta:

En la derecha radical y derecha conservadora autoritaria la mística estaba basada en la religión, mientras que en el fascismo, la mística estaba basada en el irracionalismo, vitalismo y el neoidealismo.

La derecha radical y derecha conservadora autoritaria defendía el elitismo y la legitimidad tradicional, mientras que en el fascismo, el partido abarcaba todo, en lo que a clases refiere.

La derecha radical no tenía su fuerte en la política de masas, pero esto lo compensaba la fuerza y jefatura militares. La derecha autoritaria conservadora también utilizó un programa de políticas de masas, pero de modo tardío. En cambio, el fascismo era débil en el fuero militar, pero esto era equilibrado con la política de masas.

o Un ejemplo claro está, en Italia, con Mussolini implantando un sistema

sincrético policrático, el cual daba autonomía a los militares y limitaba ciertos aspecto al partido; y en Alemania, en donde Hitler controló al ejercito ya estando en el poder.

Si bien ya explicamos la idea del imperialismo en el fascismo, es menester explicar que el programa imperialista estaba en los planes de la derecha radical pero no en la derecha autoritaria conservadora.

En resumen, el programa imperialista, violenta, autoritaria y militarista estuvo en los planes de las tres posiciones políticas ya mencionadas, pero en mayor proporción en el fascismo. Por tal, el fascismo tendía a la confusión cuando se le denominaba la parte más extrema y radical de la derecha europea.

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El fascismo italiano y alemán

Después de explicar ciertas ideas generales sobre el fascismo, ahora trataremos sobre la carrera al poder y la composición particular en el programa que tuvieron el fascismo italiano y el fascismo alemán.

Una lección que se aprendió – para el caso alemán, mediante el fracaso del Putsch de Múnich; y en Italia, de manera teórica y casi instintiva – y que se convirtió en un objetivo a corto plazo tanto para Hitler, como para Mussolini, es que para llegar al poder, se debe hacer uso de la vía legal, o sea, la vía democrática.

El fascismo italiano se creó mediante la nacionalización de determinados sectores de la izquierda revolucionaria.

El incipiente Partido Nacional Fascista Italiano (PNF) tuvo sus bases en el sindicalismo revolucionario, en el movimiento nacionalista y en movimiento futurista. Muchos integrantes del futuro partido fascista eran teóricos del sindicalismo revolucionario que adoptaron después el nacionalismo extremista. Este sindicalismo revolucionario propugnaba que las diferencias de clase no se daban entre los sectores de un país atrasado – poniendo a Italia como ejemplo – sino que se daban entre los pueblos de las naciones desarrolladas y fuertes y con los pueblos atrasados y explotados. Apoyaban la violencia positiva, y la acción directa y organizacional del sindicato. Los principales integrantes del sindicalismo fueron adoptando el nacionalismo extremista, la cual se llamó el nacionalismo sindicalista. Estos creían en la creación de una nueva élite trabajadora y apoyaban la incursión italiana a la primera guerra mundial. El futurismo, también fue una de las fuerzas ideológicas que dio forma al fascismo, tenían ciertos rasgos que el fascismo simpatizaría, como la exaltación nihilista de la violencia, una apoteosis de lo nuevo. Este futurismo no se limitaba a ser un movimiento artístico.

Bajo estas bases ideológicas se concibe el primer programa fascista en 1919, que ante el estudio o el conocimiento del fascismo del que se conoce, es en diversos casos diferente a lo usual como fascismo y que se fundó para apoyar una posible guerra revolucionaria: el programa fascista de 1919 planteaba la instalación de la república, reformas democráticas y semisocialistas, descentralización del poder y una magistratura independiente. Exigían la terminación del servicio militar obligatorio, el desarme y la inactivación de fábricas de armas. Se defendía el productivismo. Se debía suprimir la sociedad anónima, la confiscación de la tierra improductiva y la confiscación de las propiedades de la Iglesia, la abolición de la diplomacia secreta y la solidaridad diplomática entre países. Este programa fracasó al no colocar a diputado alguno en el poder.

Mussolini, socialista en sus inicios e influenciado en las ideas de la década de 1905 – 1915 (movilización de masas, dirección de élite y el idealismo e irracionalismo), no desarrolla una ideología política desarrollada. Tanto o igual fue el fascismo italiano: no logró

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desarrollar una ideología unificada, ni la impuso ni tampoco desarrolló una codificación completa de la doctrina fascista. Pero el partido y el movimiento cambiarán de giro en 1920, en donde se desarrollará el fascismo con los matices ya conocidos. La campaña antiizquierda lanzada frente a los socialistas dio impulso al fascismo, el cual empezó a acoger a las clases medias bajas a su programa – en pleno cambio – y sobre todo a los jóvenes. Se empezó a impulsar los grupos de milicias y los grupos juveniles, innovaron con el uniforme de partido y la oratoria de tono militar y violento.

La innovación en el fascismo – o la confusión, en diversos autores – cuando se afirma que el fascismo tuvo una doctrina. Mussolini explicaba que la unidad del movimiento y del partido se hallaba en el dinamismo per se y no en la doctrina. El fascismo se desarrolló mediante la dinámica histórica política y social de su época, en donde la acción precedía y formaba a la ideología.

El fascismo se convirtió, con los cambios, en un partido que no se aparentaba con nadie, e incluso hacía oposición – el antipartido –, pero se convirtió también en el único partido panitaliano, representante de sectores sociales diversos, una fuerza nacional nueva, sin ataduras en las clases capaz de aportar una dirección nueva para Italia. Aun así, nunca obtuvo más del 15 % en las elecciones por el hecho de que el fascismo obtenía apoyo de las clases medias y bajas de las ciudades pequeñas, cuando en las grandes ciudades no contaban con fuerte apoyo. Esto se debió a que en las grandes ciudades aún se conservaban las grandes proporciones electorales para con las posiciones tradicionales: socialistas, liberales, católicos mantuvieron gran parte de su electorado puesto que el fascismo en las grandes ciudades reducía su atractivo con su programa violento, rebelde y juvenil.

Para eso, el fascismo en las grandes ciudades debía aliarse con diferentes movimientos y posiciones políticas, de preferencia, de derecha. Mussolini y su partido acogerían ideas y concretarían alianzas: con la Asociación Nacionalista Italiana (derecha autoritaria), de corte militarista e imperialista; con los liberales y católicos, aunque estos se separan del fascismo cuando se dan cuenta que el programa fascista implicaba no solo reajustar las instituciones de gobierno sino también sustituirlos en su totalidad; y principalmente con el nacionalismo de teóricos como D’ Annunzio y De Ambris, conocidos por la creación del Estado Libre del Fiume. Estos últimos tuvieron gran atención y acogida por los fascistas, tanto que se refieren a D’ Annunzio como intelectual próximo a la ideología de Mussolini y al Estado Libre del Fiume como un predecesor del Estado fascista en Italia.

Payne denomina al fascismo alemán como genérico. El nacionalsocialismo alemán fue un concepto económico político en la que propugnaba un colectivismo o un socialismo limitado de Estado. La base concreta fue el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes. Este partido no movilizó masas con tanta eficacia durante la postguerra, ni copió la estructura del fascismo como movimiento; tampoco desarrollo completamente una ideología fascista aun teniendo un método intelectual y una orientación general. El

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incipiente fascismo alemán se veía en contra del racionalismo, liberalismo, positivismo, conservadurismo antiguo, internacionalismo; rechazo al imperialismo, al militarismo, al darwinismo social, propugnando una cooperación internacional y una diferenciación con la Iglesia por tener rasgos culturales italianos.

Bajo estas ideas, Hitler, al escalar posiciones expectantes en el partido primero, le dará signos románticos, un darwinismo social pseudocientífico, rechazo a ciertos aspectos de la cultura moderna, y su innovación, para Alemania, en su postura racista y antisemita. Hitler le otorgó al fascismo una visión del mundo – la cual puede verse en su Mein Kampf – y la cual perduró hasta el final. La violencia en su versión positiva estaba presente y sería más cruel comparándola al caso italiano. Para tal se creó, de igual modo, las milicias de partido.

El nazismo tiene una característica vital en el entendimiento del fascismo: el culto – mito al caudillo. Si bien en Italia, Mussolini tenía características egocéntricas, el culto debe estar principalmente en el caudillo y en el partido (totalitarismo). En Alemania el caso se volvió crítico: el culto a la imagen del Fuhrer, tanto que se habla del movimiento de Hitler. La diferencia va que, en Italia, el Partido Fascista podría desarrollarse en torno o fuera de la influencia de Mussolini – el partido como vehículo per se de su éxito –, pero, en Alemania, no se podía concebir el Partido Nacionalsocialista sin la imagen de Hitler (Fuhrerprinzip).

El fascismo alemán, concebido como un partido obrero y de trabajadores, su fracaso en este aspecto le hizo tomar un giro, en donde se impuso el multiclasismo. Su programa socioeconómica tuvo que suavizarse ante lo radical que hacía parecerse. Cada vez que el partido se volcaba a ser un partido de masas, mas proletaria se hacía, en donde se contaba apoyo de la clase media. Un ejemplo de eso, es que las SS (Tropas de Asalto) era el sector más obrero.

El nazismo se convirtió la única alternativa de gobierno, ante una derecha y centro derecha fragmentada y una izquierda dividida. Era un partido nacional. Puesto que Hitler, además de las alianzas políticas que haya transado, su accionar fue moderado en comparación a lo que postulaba en Mein Kampf. Lo decisivo de su accionar, y su éxito en su relación en las relaciones internacionales hacían valido el termino del nacionalismo es la paz, en donde las consecuencias sociales y económicas de la depresión de 1929, las crisis postguerra, la imgen de Alemania como una potencia incipiente en Europa, para su momento, dieron fuerza a Hitler para ejecutar su programa de gobierno a su entrada al poder – fruto de la intriga política – en 1933.