El Estilo y La Idea -Schoenberg

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rQ*-" --:::- ? Porque, naiuralmente, la fuerza no pue- :: ---:-l-:::s:: .,,\o es democrático nada de lo que :--,-,::- -3 -l:,Ji3ger a la democracia.r Solo caben la :::-':,s-::r i' ia fe. Y aquí regresa Schoenberg a su ,-:. :-..-¡.:-: ia sah'ación por la búsqueda, por la ten- .:::- -.:::-:uai, aunque ei horizonte no'muestre sino *: ::::r-¡c oscuro, intrincado o inviable. ?,::r. ::procha;:se a Schoenberg su individualis- =- : ;-:;':nza. Alienta en él Ia rrrisma idea aristocrá- :-:. c--i: r'r Nietzsche, en Stefan George y en Ortega. D--.- .:--.^--:r1-.¡rn l. .comunidad no existe ó no irn- rru!rb, r4 :;.-1. I c que importa es €sa *minoría rnicroscópi- .3 -sls;ccos hombres excepcionales que se produ- ce* de cuatdo en cuando. Por eso, para é1, la músi- ca ro e:ipfesa otra cosa que al rnúsico rnismo. Esto es -:::a riianera de pureza artística: "El verdadero :::::--.isrior- escribe rnú.sica por la wnica razón de que -: :::n:-ace hacerlo.r Se ve impulsado .ra decir algo, ::t-::.. c no una persona a la,clue le agrade." Es docir, e - :-l-:e no tiene función social, no va dirigido a na- c::. '.' i¡rucho rnenos a todo el publico, pues <si es ::t- rc será para todos, y si es para to'dos no será ¡:'::. Y i:rmina, lapidariamente: <Forque tan solo =¡is:: i';i'i paur l'art, el arte por y para eI arte.t H:=cs de hacer un gran esfuerzo para situar es- ::.- -j¡as en el mis'mo plano de elevación ,rnoral a :-- -.-':; Schoenbelg en otras ocasiones. Hay, para -:.-,:-:a:'ias, una poderosa razón personal, Schoen- :-:: -,'-c. con dolor e indignación, las críticas injus- ::. - ::.:abelladas que se hicieron a Erahrns y a 1,1..:,.:. ..' ..'aloró, aI misrno tiempo, el heroísmo ar- :-.:,:,. ¡: anbcs cornpositcres (¡y de é1 misrno!) al - - ;:'l.-=3arse nunca ante ,las exigencias de1 público. :s:- l;:ia titánica contra la inco,mprensión y il.a mez- c-.':-,..," ie quedó grabada para toda su vida. El veía ,,- .::-¡:a cc:¡o un ser superior-superior, sobre todo, =-:i:--: - sri prcpio esfuerzo, no por un don gratuito y azaroso de la naturaleza-, altivo, capaz de soste- ner sin sucun:rbir las luchas más desesperadas contra todo género de tentaciones y desmayos (dinero, po- puLaridad, facilidad, cornodidad, moda). Veía tam- bién cói¡o el público, en su inmensa rnavoría, estaba muy por debajo de elios, atento sólo a la convenien- cia y al placer. Su reacción fue entonces excesiva y tajante: la afirmación rotunda cle la superiori.dad del artista y la negación, igualrnente rotunda, de que ese artista escribiera pala tal priblico. Recorcle- mos tambi.én que Schoenberg vivió aún la época en que el arte era considerado como salvación, como mensaje superior. Hoy no podríamos suscribir tales ideas sin enrojecer. Preferimos pensax, rnás modes- tatnente, que el artista absorbe una gran cantidad de energíai que faltan en los demás y- q,r", por de- cirlo así, su cbligación es devolverlas a la cornuni- dad en forrna de obra de arie. Esto no quiere decir que el artista haya de descender aL nivel de los gus- tos medios del público para cornplacerle o para cornunicarle de manera muv asequible unas ideas. como han pensado aigunos partidários excesivos de la socialización del arte; porqr:e entonces la obra - artística perderá fuerza y hondura, y el resultado será q';e el público misrno será defraudad.o v perderá con ello. -.H.uy ul bretísir¡o artÍculo, titulado <Un juego pe- ligroso", en el qrie Schoenberg aborda el probiema de la inconsciencia política e histórica de1 artista. Schoenberg se da cuenta, lúcidamente, cle es,efallo: <<Los artistas, generalmen¡e, tratan este problema de rnanera tan impremeditada como si fuese puramente una controversia sobi'e asuntos artísticos: €xacta- rnente igual que si estuviesen discutiencio sencilla- mente el arte por el o-rte en contra de \a abjetividad en el arte>. Qujzá Sciroenberg no repaira en que esa imprerneditación es una secuela de sus propias ideas 2I

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rQ*-" --:::- ? Porque, naiuralmente, la fuerza no pue-::

---:-l-:::s:: .,,\o es democrático nada de lo que

:--,-,::- -3 -l:,Ji3ger a la democracia.r Solo caben la:::- ' :,s-::r i ' ia fe. Y aquí regresa Schoenberg a su,-:. :-..-¡.:-: ia sah'ación por la búsqueda, por la ten-.:::-

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*: ::::r-¡c oscuro, intrincado o inviable.?,::r. ::procha;:se a Schoenberg su individualis-

=- : ;-:;':nza. Alienta en él Ia rrrisma idea aristocrá-:-:. c--i: r'r Nietzsche, en Stefan George y en Ortega.D--.- .:--.^--:r1-.¡rn l. .comunidad no existe ó no irn-r ru!rb, r4

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-sls;ccos hombres excepcionales que se produ-

ce* de cuatdo en cuando. Por eso, para é1, la músi-ca ro e:ipfesa otra cosa que al rnúsico rnismo. Estoes -:::a riianera de pureza artística: "El verdadero:::::--.isrior- escribe rnú.sica por la wnica razón de que-: :::n:-ace hacerlo.r Se ve impulsado .ra decir algo,::t-::.. c no una persona a la,clue le agrade." Es docir,e - :-l-:e no tiene función social, no va dirigido a na-c::. '.' i¡rucho rnenos a todo el publico, pues <si es::t- rc será para todos, y si es para to'dos no será¡:'::. Y i:rmina, lapidariamente: <Forque tan solo=¡is:: i ' ; i ' i paur l 'art, el arte por y para eI arte.t

H:=cs de hacer un gran esfuerzo para situar es-::.- -j¡as en el mis'mo plano de elevación ,rnoral a:-- - . - ' : ; Schoenbelg en otras ocasiones. Hay, para-:.-,:-:a:' ias, una poderosa razón personal, Schoen-:-:: -, '-c. con dolor e indignación, las crít icas injus-::. - ::.:abelladas que se hicieron a Erahrns y a1,1..:,.:. .. ' .. 'aloró, aI misrno tiempo, el heroísmo ar-: - . : , : , . ¡ : anbcs cornposi tcres (¡y de é1 misrno!) a l- - ;:'l.-=3arse nunca ante ,las exigencias de1 público.:s:- l;:ia titánica contra la inco,mprensión y il.a mez-c-. ':-,..," ie quedó grabada para toda su vida. El veía,,- .::-¡:a cc:¡o un ser superior-superior, sobre todo,=-:i:--: - sri prcpio esfuerzo, no por un don gratuito

y azaroso de la naturaleza-, altivo, capaz de soste-ner sin sucun:rbir las luchas más desesperadas contratodo género de tentaciones y desmayos (dinero, po-puLaridad, facilidad, cornodidad, moda). Veía tam-bién cói¡o el público, en su inmensa rnavoría, estabamuy por debajo de elios, atento sólo a la convenien-cia y al placer. Su reacción fue entonces excesiva ytajante: la afirmación rotunda cle la superiori.daddel artista y la negación, igualrnente rotunda, deque ese artista escribiera pala tal priblico. Recorcle-mos tambi.én que Schoenberg vivió aún la época enque el arte era considerado como salvación, comomensaje superior. Hoy no podríamos suscribir talesideas sin enrojecer. Preferimos pensax, rnás modes-tatnente, que el artista absorbe una gran cantidadde energíai que faltan en los demás y- q,r", por de-cirlo así, su cbligación es devolverlas a la cornuni-dad en forrna de obra de arie. Esto no quiere decirque el artista haya de descender aL nivel de los gus-tos medios del público para cornplacerle o paracornunicarle de manera muv asequible unas ideas.como han pensado aigunos partidários excesivos dela socialización del arte; porqr:e entonces la obra -artística perderá fuerza y hondura, y el resultadoserá q';e el público misrno será defraudad.o v perderácon ello.

-.H.uy ul bretísir¡o artÍculo, t itulado <Un juego pe-

ligroso", en el qrie Schoenberg aborda el probiemade la inconsciencia política e histórica de1 artista.Schoenberg se da cuenta, lúcidamente, cle es,e fallo:<<Los artistas, generalmen¡e, tratan este problema dernanera tan impremeditada como si fuese puramenteuna controversia sobi'e asuntos artísticos: €xacta-rnente igual que si estuviesen discutiencio sencilla-mente el arte por el o-rte en contra de \a abjetividaden el arte>. Qujzá Sciroenberg no repaira en que esaimprerneditación es una secuela de sus propias ideas

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ARNOLD SCHOENBERG

sER y rinMpo

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T

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INTRODUCCION

Si"alguno d.ice: -Me he fatigado mucha, persno^he..adquirido la ciencia_, no te pr"rltií-ií.

- Si. dice: -La lrc encontrado sin fatfga-:, iole déís fe.

,Si dice:

,-- Me he latigado y lado-, creedle sinceramenle.

he encontra-

T¡r¡¡uu.

SCHOENBERG, ESCRITOR

, Trabajosamente, a través d,e los peilosos meandros

d", yr3 -comprensión

insuficient", iu -*rlrica

de Ar-nold Schoeqberg va llegando a tó¿os Iás públicos ya todos los rincones del mundo. Como en tantos otroscasos, una aureola de lejanía, de misterio, de rare_za, precede a su mírsica. F,lotando en torno de Schoen-berg hay, para el gran pliblico, una or.,rru bruma:esa bmma_ es la que hemos querido despejar al pu-blicar este libro.

Scho-enberg, como muchos otros mlisicos, sintió tranecesidad de expresarse también con palabras. Larnúsica es un artl "ustracto-áe;;; ,;;i" búsquedad.e. uqa palabra ,exacta puru u1-du, u" r,, compren_

sión ha llenado rniles de uoi iÁ"""r. Schoenbergquiere explicar sus ideas sobre Ia *Jri.u, sobre losTi-ti"o:,

sobre su propia obra, e ili;; sobre otros:::ir^ t ]"r qy" r^.r nT)n-re, siempre actlva, se ocupósrn descanso. No fue Schoenberg un literato_nove-lista,,

dramaturgo, poe¡a-, aunque él mismo reali_zara ]os textos de su oratorio *[,a escala de Jacob>y de su ópera ,,i[-v mano feiizr. El músico-escritorsuele estar siempre en un absoluto mundo musical:

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¡:{::.::ie sus te\tos, comenta su rn¡isica o la de otros-:-^---r --l '-!--üris; a veCes, pOIemUa y expone SU perso-

-'- J;s:u¡a estética. Las raras excepciones que pu-::::::t]os encontrar de un mlisico que fuera, al rnis--, :::::rpo e independienternente de su música,e,--:¡: rcomo Guillaume de Machaut) están compen-s¿:::< ¡oi la pléyade de.esos escritores-músicos siern-;:e =, senicio de la músi.ca: Adarn de la Halle, Kuh-:-:i \\ebe:, Berlioz, Schumann, Wagner, Debussy,Sc:::e:ker, Bartók. Y, en otros muchos, sus cartas o:e :-7cs nos proporcionan puntos de vista seguros-{-r:e su obra. Sin duda, los períodos de crisis y evo-,-:::¿: son más propicios a la explicación literariaq;= los iiempos dogmáticos y seguros. En nuestros;:":. ;loi ejemplo, el formidable haz de posibilida-i:s abierto para la mlisica, con su seclrela de una

-=:: r-a¡redad de formas y ,esquemas nuevos, obliga

¡asl iileludiblemente a los ,compositores a intentaru*a exeEesis continua. Es Schoenberg, precisamente,--::c de los iniciadores-quizá el rnás caracterizado-ie es:a co¡riente. Su libro más i,mportante, Ha.r.ma-':t:¿i:ire ( Armoría I (Viena, Uuiversal Edition, 3.u ed.co=egjd.a, 1921), es incuestionablemente uno de los::a:'aos fundamentales ,escritos sobre ,la rnateria, e,-:;'.:Es:ionablemente también, el único que, sin de-;a: a.e codificar toda la armonía clásica con un cri-"e:--¡ i-lerible profundo, abre el paso a la nueva con-ce:tlol musical de nuestro ,tie,mpo. Obra realmente--::::a. resurne el formidab,le saber técnico de Schoen-:€:g ], al mismo tiempo, las r¡ás precisas y agudas,::=::-;a¡iones estéticas y esti lísticas.

-Lj;¡aás de \a Hqrm)oni)el:ehre, Schoenberg publicó:::c,s libros de técnica rrusical en inglés. Pero su¡,:¡s:nielto se despiiega libre y variado en sus ar-::,ulos, notas y ccnferencias-eü€ sobrepasan con-::;:o el centenar-, dende el compositor, a propó-:::r Ée cual.quier oportunidad, pone de manifiesto:-l '-'rre:-nmpido dinamismo mental. Estos artícu-

L

los-que van desde 1900 hasta 1950, rnedio siglo derneditación y ,de lucha-s,on un muestrario sorpren-rdente de esbozos, de ,sugerencias, de afirmaciones yde'dudas. Unos ,son puros análisis técnicos de obrassuyas y ajenas; otros, estudios pedagógicos dicta-dos por su extraor:dinaria experiencia en la enseñan-za musical; otros, notas de estética, históricas o so-ciológicas, que a m,enudo rebasan el rnundo de la¡:núsica y se internan ,en otros terrenos, en invasiónfecunda y nunca gratuita. Una colección de estos ar-tícü1os constituye eÍ libro Styte ar.,C ld,ea, edltad.opor Dika Newlin el mismo año de la muerte delcompositor y ,que ahora presentamos al pliblico dehabla española. Los trabajos aquí reunidos dan unaclara idea,del rnterés de Schoenberg como ensayista.

Literariamente, Schoenberg pertenece a una co-rriente expresionista que tiene sus raíces en el pen-samiénto doloroso y amargo de Weininger, Strind-berg, Maeterlinck, Dehmel y Stefan George. Suspreferencias literarias-los autores 'citados, así comoel danés Jens ,Peter Jabobsen y el pintoresco y ge-nial arquitecto y escritor Adolfo Loos-no le con-dujeron, no obstante, a un fortnalismo nihilista, puesconservó siempre su fe en los valores constructiivosde todo orden. Que ,Schoenberg estuviera rnás cercade George que de Rilke es perfectamente explicablepor:qL1e, como el prirnero, se ,desliga en principio cle[oda función social e Lristórica y se dirige tan sóloal espíritu interior y a la,forma como expresión. (Re-cordemos aquí las duras pero exactas palabras deLukács sobre Stefan George: .Un mundo duro y aris-itocrático... Un aristocratismo que no es fraternal.")

El estilo de Schoenberg, tanto en alemán comoen inglés, se caracteriza por una fuerte expresivi-dad, rnanifiesta en ,la sorprendente elección de pa-labras e imágenes, en la movilidad mentaL que setraduce en una sintaxis abrupta y apasionada, e in-cluso en la abundancia de sienos de admiración e

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'-:*::üga.ión. Aún podría señalarse otro carácter,

--¡ pe,..uliar del espíritu judío, y es la alterrtancia

r.3$,i:]ce¡tante de lo grandioso y 1o sublime con.: -:orico e i¡cluso bufo. No siempre puede decirsec--:¿ S;hoenberg hable en serio: a,menudo se tratase ,-e¡oaderos sarcasmos. Muy,frecuente.mente el hu--:::-ri;lo del compositor hace dudosos los pasajes y-: s : 3r-a a u¡ mundo de posibilidades fantásticas¡:::c¡;¡ente expresionista, donde se perciben los ecos::i raru¡alismo distorsionado de Wedekind o Kai-ii.: -,- de la ironía, en cierta (nanera socrática. deL-:- K¡aus.

SC*'T{OE\BERG Y LA MUSICA CI.ASICA

Er la mente de todos está la convicción de oueS;:oenberg fue un innovador de decisiva trascén-c3ru-ia en la evolución de la música contemporánea.Fe:o a1 leer sus trabajos, el lector se sentlrá muy:o:-cr-erdido al comprobar que e,l creador del dode-c¿jcaismo no era, en rnanera alguna, un icono,clasta.Su respeto para ,los grandes valores de la música an-:¿:ior a él mismo es inmenso: "El que no respetae los demás nunca será respetado", escribe. y, a pro-p,osi:c de Mahler, dice tarnbién: .,Su profundo ya-aigado conocimiento de los valores reilur

"ro pó

ua permitirle la falta de respeto a los auténtica-rae¡re grandes.> El entusiasmo .de Schoenberg porBac: r' \lozart, por Brahms y Mahler, por todos losg:e-.'J.es creadores, testimonia de su admiración in

-¡:a ;)or lo grandioso, por lo que ,constituye un rnen-s¿ie i:a-<cendental, sin distingos ni preferencias rnez-c--:il¿s.

L ¡ aspecto importante de la actividad intelectuaLc': S:hgenberg es el impulso decisivo que dio al en-ti:_::e h:s:oricista de los estudios rnusicales. ConS:::e::e:g aÍlora a la consciencia el carácter <pro-

gresista> de la histor.ia de la música, es .decir, suvalor de avance continuo. Cada compositor-cadagran compositor-da un paso hacia adelante en laexpresión. Esto nq quiere decir-y Schoen erg lo ha-ce notar con toda ,claridad y concisión_que la mú-sica-actual tenga un valor superior a la de lós grandesclásicos. La cuestión es distinta: <Esto no sisnificaque el conteniclo sea rnejor, más irnportante á rnásestremecedor que el de las obras dé otros grandesrna€stros; porque tan sólo existe un contenido quetodos los grandes ,desean expresar: el ansia de lahumanidad por su forma futura, por un alma inmor-tal, por la disolución en el univeiso.u E,l compositordebe de situarse €n su prorpio momento e intentarjustamente su propia tarea-la de (expresarse a sítrnlsmo>-, que no estará nunca.en contradicción conel espíritu de la ,época. Schoenberg aplica a la mú-si,ca esta ide-a de progreso (en seátido restringid.o,afectando sólo a determinados parámetros en cada!3ro), y esto le permite sacar a relucir ejemplos deMozart sorprendentes por lo que respecta a lá cons-trucción; y valorar debidamente a Biahms para .des-pojarle del sambenito de acadernicismo y d" forma-lismo que casi siempre se le ha asignadó. Tanto enel caso ,de Mozart-¿simetría de las irases-como en,el de Brahr¡s-atrevimiento armónico y variaciónn¡rogresiva-los ejemplos de Schoenberg son contun-'dentes, y nos obligan a contemplar cón otra men-talidad la historia de la música. Nuestro clesdén oorun gran maestro (véase la anécd.ota de Waenery Mahler) será siempre injusrificado y productó dela irr,eftrexión. Todo gran artista ha sido, al rnismotiernpo, un gran innovador:

"Música quiere decirrnúsica nueva.> No hay grandes músicos .pasados,de_moda>: el gran arte, el profundo, el qu.e poseetra hondura y la reciedumbre de la IDEA, nunca está(pasado de moda>. El progreso formal, según Schoen-berg, es una cons.ecuencia de la novedad de fondo

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li'u:: -o n:sno el Viena que en Fielsinki o Tokio), yse !':-.::arzar sobre las formas mismas de la cornpo-sr:::,::. Pe;o comc este rápido progr€so for'inal es un:*-- :r:cs;ble (se trata, claro es, de una alucina-c--.- -: :r lsa, la urgencia, obligan a modificacionesc:: ,: ravoría de las veces afectan tan solo a la for-::::-::-¡r externa de la obra, incluso acosas tan ni-::-.,:s cc:no el formato 'de la parti,tura, la disposición¿: l-s ::ntágramas, el color ,cle ia tinta, la supresión

-{ a::--:o:r de signos auxiliares e indicaciones. En esta

-';::-: -uliosa por estar a la moda, se'l lega a todo

.--:io ce aberraciones, por ejemplo, a partituras de

-=::¡:a enigmática o pol.ivalente (¡cómo rectlerdaes:c iantos barroquismos manieristasl). Gracias a¡¡:e esiuerzo titánico de ingenio y de habilidad, la='*s:--a desaparece abru,mada por una nueva y obse-s:';a retórica, y olvida que la única manera ,de estarc¡i la propia época se logra representando con soni-i¡s la IDEA de ese tiempo, su honda problemática,

,.a.-tr oculto espíritu, y no jugueteando con el es-

iDECLCGIA DE SCFXOENIBERG

L, c:e Cestaca rnás filerternente en ios escritos deS::--'e::bei_s es su espíritu hurnanista. Un hurnanismo. j-. 'J.aron es el esfuerzo, la búsqueda (tal vez el lo-.,, :i:o nr:nca la codificación. En stt ftrarntonie-: ':": 3i.:resó esto con singular nit idez: ".fuXis alum-

.. . .:-- -:

de dónde puede venir el conocimiento: ¡d,e: -s: , - - : :da l>

?-,:- S:ltoenbeig, ser humano eciuivale a buscar. El::.:i:, ¡ s--:s aluinnos a buscar, es decir, a t:nantener:..:-.:-"¡ a toda costa el dinarnismo de la ,mente y- ' - : , . : - 's tb- l iCad: <iEspero que rnis alumnos bus-::: i:, i :::-: le han lle_eado a saber que se busca solo:.:: :-=:::. Qle ej encontrar es, en efecto, la meta,

pero que muy a neenudo puede ser tarnbién el finalde esa tensión fructífera."

I-a fe rque Schoenberg tiene en eI homl¡re es admi-rable, porque resiste los embates del esce,pticisrnosarcásti'co que acechan al cornpositor misrno, brotan-clo'de su. propio espíritu crítico. Espíritu ,hebreo porexcelencia, Schoenberg es un hombre inquieto, que

' qr-riere construir destruy'endo (de rnanera semejantea Wassermann y a Thomas Mann: recuérdense esasdos obras maestras de destrucción 'constructiva queson "El do'ctor l-audín" y <La rnontañarnágtca"). Esatensión crítica es pa.ra Schoenberg el gran 'valor hu-mano. Todo menos la seguridad, el <(conforrt>, comodice despectivamente en su Harma'niel.ehre: la co-modidad se paga con la ,superficialidad. Si se quiere.ter profundo l:ay que estar siempre inseguro, aun-que esta inseguridad engendre dolor.

I-iberal por naturaleza, iromiza sobre el espíritu li-belal porque ve también en él los gérmenes de unaseguridad utópica. F{ay que luchar por los derechosh.umanos, pero ¿cuáles son los límites ,de ,estos dere-chos? ¿No ,es ya la ley-cualquier ley-una codifica-ción i::justa? ¿No tienen rnuchas veces iguales dere-chos dos ideologías en pugna? I-a guerra, en todocaso, rrc sclo no resuelve nada, sino que crea nuevasforrnas de opresión. iPor qué una rnayoría opr"irnea una tliinol'ra, aun dernocráticamente? ¿Y por quéno tener el cl;,enia a esa minoría microscópica de losinconforr¡es selectcs? uFarece, dice Schoenberg conarnargura, corco si e1 código de derechos humanoshuLriera de limiiarse a mel1os aspiraciones de las quesu rirnbombante título susiere., Y añade, ironizandocasuísticamente: <También a los caníbales hay que¡econocerles sus derechos,> Porque puede haber erro-res sublimes y profundamente creídos y seniidos; troshindúes <(mL¡eren ,de hambre millones de ellos antesde que se les ocurra sacrificar una vaca sagrada.>

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-:: :::::-. is. Pero )-a aquí no pisa terreno firme::e .:.:: -: r-aren experiencias ni estadísticas. Cuando-: :-,,,.:.-':¿ i.e la historia quiere hacerse profética,:.: :::.,::ente en el ridículo, porque ha de divagar.: :: '-::o"Cucir dudosas rnetafísicas. Y si las predic-:-:--: cle:r¡rf icas o económicas son modernas e hi-. :j :i -jr progreso ineludible de 'la conscienci.a y de-:';

*ei:os, la predicción histórica es i.tna vieja ma-:--r ::";::ana. Recordemos ,la inútil doctrina clásica':: -: :js:o:ia como experiencia que puede repetirse;1." -as ndiculas síntesis ps'eudoorgánicas de Bossueti : :::s h:storiadores, rspetidas'des,dichadamente porS:r:i-e; r' Toynbee sin otro fundamento que una:-:'.la apocalíptica y demencial que pretende ser: ' ¡ : : :able.

\¡. -a historia no puede pr,edecirse. La razón úni-¡: -.' s-;ficiente es rque el comporta,miento humano-'¡ü.,-iCual o en ,grupo---.no es previsible más quee: '.Lra mínima parte, porque no podremos nunca.:'- rce: todos los factores que influyen en el hom-::e -: sus reacciones múltiples, encadenadas y rami-:-:aias. a pesar ,del psicoanálisis y la gestal@sycho-- -',¡-e. Toda planificación ,en el terreno estrictamente:r' ' .-=o es inasible e insegura: nunca pasará de ser*!::eros propósitos para el Año Nuevor.

-{::::a bien, la planificación tiene un her^rnano bas-:':;¡ que aspira al trono: la propaganda. La propa-

-¡1:¿? no predice, sino que encauza para que se cum-:.= -= p:edicción. La propaganda es antigua y, en: --:e. eficaz. Es capaz, parcialmente y .en ocasiones,.:: :-=;e: pasar por oro ,lo que es latón. Sus procedi-:::;-:¡s -con fundarnentalmente dos: el halago y la::::--a. a¡abos larga,menle acreditados.

-l-:.:ra-. es preciso explicar lo que se refiere a lar--:,:e. Los profetas estéticos predicen'el futuro del:j-: c-j3. cqmo la historia, pertenece al núcleo mis-::r--:!- i: l con¡ortamiento humano, y planifican el: : ; ! : : - : : ; : : r -e:CaCera fruic ión. Su.,s logan> publ i -

1: .

ci:tario es "A¡Iúsica Nuevarr, nos dice sarcásticamenteSchoenberg. ¿Y rqué es la "música nueva>? Los por-tadores del slogan suponen,,dice Schoenberg, *quecon sólo pedir la creación de mrísica nueva se noshabrá de servir el producto ya preparado'. Pero lascausas r,eales ,de los cambios ,de estilo no son, claroes, los slogans, ni los buenos deseos, sino las necesi-dades profundas del juego de acción y reacción de'la historia. Y Schoenberg explica aguda e irónica-'menie en qué consisten.exactamente esas causas. Lqscreadores del griio cle batalla indican tácitamente (aveces explícitarnente) ,que 'la o,bra de arte que no.siga sus principios quedará en segui'da .,anticuadar.Y Schoenberg se pregunta: ¿es que el grito de re-novación de Keyser, Telemann y Felipe Manuel Bachconvintió en anticuada ,la música de Juan SebastiánBach? No. El arte profundo, portador ,de una idea-no ,simplerriente ,de un <nuevo estilo>-no quedanunca relegado porque otro estilo trate cie alzarsecon la patente de la "modernidad". Y Schoenbergañade ,esta-s irritad.as palabras contra ios legisladoresdel presente musical: "E,l presente nunca ha perte-necido de rnanera tan completa a Na mediocridadcono hoy en día... Se puede-ser moderno hoy endía sin aspirar a lo rnejor... Se es rnoderno: coneso basta. En ocasiones se es hasta ultrarnoderno:estc le hace a uno inter-esante.>

Quisiera añadir unas precisiones que afectan decerca a la creación musical actual y que dan iarazón, desglaciadamente, a las palabras de Schoen-L^-- E-^ '^r^- i r ;^^^:uerg. -c,Sa pranrrrcacrón del pi'esente (con su propa-ganCa ,co¡resccndienie) r- esa predicción del futurode la rnúsica han creado un estacio de ner¡¡icsisrnoque,en nacla beneficia a ;a IDEA, tal v comc Schcen-berg la concibe. Los compositores temen quedar an-ticuados, y se €smeran en lograr olo nuevo, a todacosta. 'Crebn que su partitura puede quedar sobrepa-sada en vanguardismo por la del vecino (que puede

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; ' -. :::a: ,,-\o existe ninguna obra de arte porten-:-i: c-i3 :ro lleve un nue\¡o mensaje a la humani-c.: :::¡eún _qran artista deja de cumplir esto. Ese- ::'::_:,: de honor de todos los grandes en el arte,i - ,.-]: f consecuencia, en toclas las grandes obras de- -. ;a:des encontraremos esa novedad imperece-

=s srgrificativa esta actitucl de Schoenberg por loq ': :i:le Ce constructiva. En ningrín instante el com-r-:-::; se dedica a la pueril tarea de desprestigiar: -:s Jrandes músicos del pasado ,quitándoles

"vigen-:-: ' . Es;o siempre fue patrimonio de espíritus con:::; poCer de creación (cuando no juvenil y pasa-'::: ¡ebeldía ante lo consagrado). Sin embargo, esr.--r 3;:::ud, mny a Ia- moda bajo el pretexto .de unc-::::il-smo histórico cuyo .creador es, precisamente,S:::: ' : l 'cerg.

I{¡:¡os hablado ya de esa reqtitalización en el sen-:-:: ¡:oeresiYo> que Schoenberg insufla a los gran-¡=. :¡:usicos del rasado. Esta revitalización-es de-;::. el mostrar, independientemente del valor abso---:, :e la obra, su carácter de progreso formaL-es1-'a :e la aürriración y clel respeto. Y, por otra par-:- ::er: slis raíces en un autoanálisis fecundo. [-os-.: -l;¡aos formales a los que ,l lega la música deS:::-, 'rb:rg proceden fundarnentalmente de ia asi--::--::13 ;e:nática (de ahí la admiración del composi-:-: :,: \ lozart y Mahler, sus predecesores en este:-::::r, l ,. clel enálisis de los procesos ar-inónicos (de;-:r:: ,: aCmiración por Brahms), y de l levar a sus----::::s consecuencias el individualismo de las vo-::: :: conde la admiración por Each). Es decir,=, :'":-: j: Schoenberg está profundarnente arraigado.:- ;- ;-as-cismo (como observó Juan ,Carlos Paz); y.. :-:-:af¡r:s;no es, precisamente, el intento de or-:i:-::: -:- ex:;esión atonal de manera nuevamente:-::-:-.: '-:-: h - ' ' ' : lásica" : es decir, es una nue"¡a to-: , : , , : - - , - : : - : -a_-re c leacla con otros supuestos.

De ahí que Schoenb,erg introduzca esa noción pro-gr,esiva en la historia de la música proyectando ha-cia atrás su dinamicidad. Su admiración por los clá-sicos no es pasiva y ,extática, sino vitaliiadora. Jus-tamente La actitud contraria a Ia iconoclastia dernuchos d,e sus seguidores, qlle, como los futuristas,de ot¡o tiempo, quisieran, de un plurnazo, tacharnombres y épocas para,que la música co,menzase conellos. A estos iconoclastas conviene la lectura directade los 'ensayos de Schoenberg. Su sorpresa será gran-de, y decretarán, por un nuevo plumazo, que el mis-mo Schoenberg es reo de clasicis,mo y de retrogra-dismo.

SOHOENBERG Y LA "NUEVA MUSICA"

Llegamos ahora al principal punto de fricción enla m¡isica ,contemporánea: la psicosis de novedad.La situación, a grandes rasgos, es la siguiente: elhistoricismo introducido por Schoenberg ha produ-cido, además ,de un análisis ,del pasado désde ét l:un-to de vis'ta del *progreso formali, un código del pre-sente. El hombre occidenrtal ,está enlo,queciclo por losresultados sorprendentes,de la profecía en los terre.nos científ i 'co,'estadístico, sociológico y econórnico.En estos campos, la previsión del futuro ha conse-guido resultados prodigiosos. Estos resul.tados pro-vocan, de por sí, una "planificacióno, ya que, cono-ci,da la rneta a a\canzar, pue.den y deben organizarselos caminos y los procesos hacia ella, aun teniendoen cuenta los parámetros I'ariables de los que pue-dan d'epender ciertas oscjlaciones o efectos secun-,darios. El presente queda así codificado: estamos entai punto, y debemos de marchar por esta senda paraalcanzar, inexorablemente, tal otio estadio

El paso sigr.riente es la historia. El ho,mbre occi-dental intenta predecir el curso de los acontecimien-

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