El Estado y La Revolucion - Vladimir Il'Ich Lenin

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  • Ttulo original: Gosudarstvo irevolyutsiyaVladimir Ilich Lenin, 1917Ilustraciones: Vladimir VladimirovichMaiakovski

    Editor digital: TitivillusePub base r1.2

  • EL ESTADO Y LAREVOLUCION

    LA DOCTRINAMARXISTA DEL ESTADO

    Y LAS TAREAS DELPROLETARIADO EN LA

    REVOLUCIN[1]

  • PRLOGO A LAPRIMERAEDICIN

    La cuestin del Estado adquiereactualmente una importancia singular,tanto en el aspecto terico como en elaspecto poltico prctico. La guerraimperialista ha acelerado y agudizadoextraordinariamente el proceso detransformacin del capitalismomonopolista en capitalismomonopolista de Estado. La opresinmonstruosa de las masas trabajadoraspor el Estado, que se va fundiendo

  • cada vez ms estrechamente con lasasociaciones omnipotentes de loscapitalistas, cobra proporciones cadavez ms monstruosas. Los pasesadelantados se convierten y al deciresto nos referimos a suretaguardia en presidios militarespara los obreros.

    Los inauditos horrores ycalamidades de esta guerrainterminable hacen insoportable lasituacin de las masas, aumentando suindignacin. Va fermentando a todasluces la revolucin proletariainternacional. La cuestin de la actitudde sta hacia el Estado adquiere unaimportancia prctica.

  • Los elementos de oportunismoacumulados durante dcadas dedesarrollo relativamente pacficocrearon la corriente desocialchovinismo imperante en lospartidos socialistas oficiales delmundo entero. Esta corriente(Plejnov, Ptresov, Breshkvskaia,Rubanvich y luego, bajo una formalevemente velada, los seores Tsereteli,Chernov y Ca., en Rusia;Scheidemann, Legien, David y otros enAlemania; Renaudel, Guesde,Vandervelde, en Francia y en Blgica;Hyndman y los fabianos[2], enInglaterra, etc., etc.), socialismo depalabra y chovinismo de hecho, se

  • distingue por la adaptacin vil ylacayuna de los jefes delsocialismo, no slo a los intereses desu burguesa nacional, sino,precisamente, a los intereses de suEstado, pues la mayora de lasllamadas grandes potencias hace yalargo tiempo que explotan y esclavizana muchas nacionalidades pequeas ydbiles. Y la guerra imperialista esprecisamente una guerra por laparticin y el reparto de esta clase debotn. La lucha por arrancar a lasmasas trabajadoras de la influencia dela burguesa en general y de laburguesa imperialista en particular,es imposible sin una lucha contra los

  • prejuicios oportunistas relativos alEstado.

    Comenzamos examinando ladoctrina de Marx y Engels sobre elEstado, detenindonos de maneraespecialmente minuciosa en losaspectos de esta doctrina olvidados otergiversados de un modo oportunista.

  • Luego, analizaremos especialmente laposicin del principal representante deestas tergiversaciones, Carlos Kautsky,el lder ms conocido de la IIInternacional (1889-1914), que tanlamentable bancarrota ha sufridodurante la guerra actual. Finalmente,haremos el balance fundamental de laexperiencia de la revolucin rusa de1905 y, sobre todo, de la de 1917. Estaltima cierra, evidentemente, en losmomentos actuales (comienzos deagosto de 1917), la primera fase de sudesarrollo; pero toda esta revolucin,en trminos generales, slo puedecomprenderse como uno de loseslabones de la cadena de las

  • revoluciones proletarias socialistassuscitadas por la guerra imperialista.La cuestin de la actitud de larevolucin socialista del proletariadoante el Estado adquiere, as, no slouna importancia poltica prctica, sinola importancia ms candente comocuestin de explicar a las masas qudebern hacer para liberarse, en unporvenir inmediato, del yugo delcapital.

    El AutorAgosto de 1917.

  • PRLOGO A LASEGUNDAEDICIN

    Esta edicin, la segunda, no contieneapenas modificaciones. No se ha hechoms que aadir el apartado 3 alcaptulo II.

    El AutorMosc, 17 de diciembre de 1918.

  • CAPITULO ILA SOCIEDAD DE

    CLASES Y ELESTADO

    1. EL ESTADO,PRODUCTO DEL

    CARCTERIRRECONCILIABLE DE

    LASCONTRADICCIONES DE

    CLASE

  • Ocurre hoy con la doctrina de Marx loque ha solido ocurrir en la historiarepetidas veces con las doctrinas de lospensadores revolucionarios y de losjefes de las clases oprimidas en su luchapor la liberacin. En vida de los grandesrevolucionarios, las clases opresoras lessometen a constantes persecuciones,acogen sus doctrinas con la rabia mssalvaje, con el odio ms furioso, con lacampaa ms desenfrenada de mentirasy calumnias. Despus de su muerte, seintenta convertirlos en iconosinofensivos, canonizarlos, por decirloas, rodear sus nombres de una ciertaaureola de gloria para consolar yengaar a las clases oprimidas,

  • castrando el contenido de su doctrinarevolucionaria, mellando su filorevolucionario, envilecindola. Ensemejante arreglo del marxismo sedan la mano actualmente la burguesa ylos oportunistas dentro del movimientoobrero. Olvidan, relegan a un segundoplano, tergiversan el aspectorevolucionario de esta doctrina, suespritu revolucionario. Hacen pasar aprimer plano, ensalzan lo que es oparece ser aceptable para la burguesa.Todos los socialchovinistas son hoy bromas aparte! marxistas. Y cadavez con mayor frecuencia los sabiosburgueses alemanes, que ayer todavaeran especialistas en pulverizar el

  • marxismo, hablan hoy de un Marxnacional-alemn que, segn ellos,educ estas asociaciones obreras tanmagnficamente organizadas para llevara cabo la guerra de rapia!

    Ante esta situacin, ante la inauditadifusin de las tergiversaciones delmarxismo, nuestra misin consiste, antetodo, en restaurar la verdadera doctrinade Marx sobre el Estado. Para esto esnecesario citar toda una serie de pasajeslargos de las obras mismas de Marx yEngels. Naturalmente, las citas largashacen la exposicin pesada y en nadacontribuyen a darle un carcter popular.Pero es de todo punto imposibleprescindir de ellas. No hay ms remedio

  • que citar del modo ms completoposible todos los pasajes, o, por lomenos, todos los pasajes decisivos, delas obras de Marx y Engels sobre lacuestin del Estado, para que el lectorpueda formarse por su cuenta una nocindel conjunto de las ideas de losfundadores del socialismo cientfico ydel desarrollo de estas ideas, as comotambin para probar documentalmente ypatentizar con toda claridad latergiversacin de estas ideas por elkautskismo hoy imperante.

    Comencemos por la obra msconocida de F. Engels: El origen de lafamilia, de la propiedad privada y delEstado, de la que ya en 1894 se public

  • en Stuttgart la sexta edicin. Convienetraducir las citas de los originalesalemanes, pues las traducciones rusas,con ser tan numerosas, son en gran parteincompletas o estn hechas de un modomuy defectuoso.

    El Estado dice Engels,resumiendo su anlisis histrico noes, en modo alguno, un Poder impuestodesde fuera a la sociedad; ni estampoco la realidad de la idea moral,la imagen y la realidad de la razn,como afirma Hegel. El Estado es, msbien, un producto de la sociedad alllegar a una determinada fase dedesarrollo; es la confesin de que estasociedad se ha enredado con sigo

  • misma en una contradiccin insoluble,se ha dividido en antagonismosirreconciliables, que ella es impotentepara conjurar. Y para que estosantagonismos, estas clases conintereses econmicos en pugna, no sedevoren a s mismas y no devoren a lasociedad en una lucha estril, para esohzose necesario un Poder situado,aparentemente, por encima de lasociedad y llamado a amortiguar elconflicto, a mantenerlo dentro de loslmites del orden. Y este Poder, quebrota de la sociedad, pero que secoloca por encima de ella y que sedivorcia cada vez ms de ella, es elEstado (pgs. 177 y 178 de la sexta

  • edicin alemana).Aqu aparece expresada con toda

    claridad la idea fundamental delmarxismo en punto a la cuestin delpapel histrico y de la significacin delEstado. El Estado es el producto y lamanifestacin del carcterirreconciliable de las contradiccionesde clase.

    El Estado surge en el sitio, en elmomento y en el grado en que lascontradicciones de clase no pueden,objetivamente, conciliarse. Y viceversa:la existencia del Estado demuestra quelas contradicciones de clase sonirreconciliables.

    En torno a este punto importantsimo

  • y cardinal comienza precisamente latergiversacin del marxismo,tergiversacin que sigue dos direccionesfundamentales:

    De una parte, los idelogosburgueses y especialmente lospequeoburgueses, obligados por lapresin de hechos histricosindiscutibles a reconocer que el Estadoslo existe all donde existen lascontradicciones de clase y la lucha declases, corrigen a Marx de maneraque el Estado resulta ser el rgano de laconciliacin de clases. Segn Marx, elEstado no podra ni surgir ni mantenersesi fuese posible la conciliacin de lasclases. Para los profesores y publicistas

  • mezquinos y filisteos que invocan acada paso en actitud benvola a Marx! resulta que el Estado es precisamenteel que concilia las clases. Segn Marx,el Estado es un rgano de dominacin declase, un rgano de opresin de unaclase por otra, es la creacin delorden que legaliza y afianza estaopresin, amortiguando los choquesentre las clases. En opinin de lospolticos pequeoburgueses, el orden esprecisamente la conciliacin de lasclases y no la opresin de una clase porotra. Amortiguar los choques significapara ellos conciliar y no privar a lasclases oprimidas de ciertos medios yprocedimientos de lucha para el

  • derrocamiento de los opresores.

    Por ejemplo, en la revolucin de1917, cuando la cuestin de la

  • significacin y del papel del Estado seplante precisamente en toda sumagnitud, en el terreno prctico, comouna cuestin de accin inmediata, yadems de accin de masas, todos lossocialrevolucionarios y todos losmencheviques cayeron, de pronto y porentero, en la teora pequeoburguesa dela conciliacin de las clases por elEstado. Hay innumerables resolucionesy artculos de los polticos de estos dospartidos saturados de esta teoramezquina y filistea de la conciliacin.Que el Estado es el rgano dedominacin de una determinada clase, lacual no puede conciliarse con suantpoda (con la clase contrapuesta a

  • ella), es algo que esta democraciapequeoburguesa no podr jamscomprender, La actitud ante el Estado esuno de los sntomas ms patentes de quenuestros socialrevolucionarios ymencheviques no son en manera algunasocialistas (lo que nosotros, losbolcheviques, siempre hemosdemostrado), sino demcrataspequeoburgueses con una fraseologacasi socialista.

    De otra parte, la tergiversacinkautskiana del marxismo es bastantems sutil.

    Tericamente, no se niega ni queel Estado sea el rgano de dominacinde clase, ni que las contradicciones de

  • clase sean irreconciliables. Pero se pasapor alto u oculta lo siguiente: si elEstado es un producto del carcterirreconciliable de las contradiccionesde clase, si es una fuerza que est porencima de la sociedad y que sedivorcian cada vez ms de la sociedad,es evidente que la liberacin de la claseoprimida es imposible, no slo sin unarevolucin violenta, sino tambin sin ladestruccin del aparato del Poder estatalque ha sido creado por la clasedominante y en el que toma cuerpo aqueldivorcio. Como veremos ms abajo,Marx lleg a esta conclusin,tericamente clara por si misma, con laprecisin ms completa, a base del

  • anlisis histrico concreto de las tareasde la revolucin. Y esta conclusin esprecisamente como expondremos contodo detalle en las pginas siguientesla que Kautsky ha olvidado yfalseado.

    2. LOSDESTACAMENTOS

    ESPECIALES DEFUERZAS ARMADAS,LAS CARCELES, ETC.

    En comparacin con las antiguasorganizaciones gentilicias (de tribu ode clan) prosigue Engels, el Estado

  • se caracteriza, en primer lugar, por laagrupacin de sus sbditos segn lasdivisiones territoriales A nosotros,esta agrupacin nos parece natural,pero ella exigi una larga lucha contra laantigua organizacin en gens o entribus.

    La segunda caracterstica es lainstauracin de un Poder pblico, queya no coincide directamente con lapoblacin organizada espontneamentecomo fuerza arma da. Este Poderpblico especial hcese necesarioporque desde la divisin de la sociedaden clases es ya imposible unaorganizacin armada espontnea de lapoblacin Este Poder pblico existe

  • en todo Estado; no est formadosolamente por hombres armados, sinotambin por aditamentos materiales,las crceles y las institucionescoercitivas de todo gnero, que lasociedad gentilicia no conoca.

    Engels desarrolla la nocin de esafuerza a que se da el nombre deEstado, fuerza que brota de la sociedad,pero que se sita por encima de ella yque se divorcia cada vez ms de ella.En qu consiste, fundamentalmente, estafuerza? En destacamentos especiales dehombres armados, que tienen a sudisposicin crceles y otros elementos.

    Tenemos derecho a hablar dedestacamentos especiales de hombres

  • armados, pues el Poder pblico propiode todo Estado no coincidedirectamente con la poblacin armada,con su organizacin armadaespontnea.

    Como todos los grandes pensadoresrevolucionarios, Engels se esfuerza endirigir la atencin de los obrerosconscientes precisamente hacia aquelloque el filistesmo dominante consideracomo lo menos digno de atencin, comolo ms habitual, santificado porprejuicios no ya slidos, sino podramosdecir que petrificados El ejrcitopermanente y la polica son losinstrumentos fundamentales de la fuerzadel Poder del Estado. Pero puede acaso

  • ser de otro modo?Desde el punto de vista de la

    inmensa mayora de los europeos defines del siglo XIX, a quienes se dirigaEngels y que no haban vivido ni vistode cerca ninguna gran revolucin, estono poda ser de otro modo. Para ellos,era completamente incomprensible estode una organizacin armada espontaneade la poblacin. A la pregunta de porqu ha surgido la necesidad dedestacamentos especiales de hombresarmados (polica y ejrcito permanente)situados por encima de la sociedad ydivorciados de ella, el filisteo delOccidente de Europa y el filisteo ruso seinclinaban a contestar con un par de

  • frases tomadas de prestado de Spencer ode Mijailovski, remitindose a lacomplejidad de la vida social, a ladiferenciacin de funciones, etc.

  • Estas referencias parecencientficas y adormecenmagnficamente al filisteo, velando loprincipal y fundamental: la divisin dela sociedad en clases enemigasirreconciliables.

    Si no existiese esa divisin, laorganizacin armada espontnea de lapoblacin se diferenciara por sucomplejidad, por su elevada tcnica,etc., de la organizacin primitiva de lamanada de monos que manejan el palo, ode la del hombre prehistrico, o de laorganizacin de los hombres agrupadosen la sociedad del clan; pero semejanteorganizacin sera posible.

  • Si es imposible, es porque lasociedad civilizada se halla dividida enclases enemigas, y ademsirreconciliablemente enemigas, cuyoarmamento espontneo conducira a lalucha armada entre ellas. Se forma elEstado, se crea una fuerza especial,destacamentos especiales de hombresarmados, y cada revolucin, al destruirel aparato del Estado, nos indica bienvisiblemente cmo la clase dominante seesfuerza por restaurar los destacamentosespeciales de hombres armados a s uservicio, cmo la clase oprimida seesfuerza en crear una nueva organizacinde este tipo, que sea capaz de servir noa los explotadores, sino a los

  • explotados.En el pasaje citado, Engels plantea

    tericamente la misma cuestin que cadagran revolucin plantea ante nosotrosprcticamente de un modo palpable y,adems, sobre un plano de accin demasas, a saber: la cuestin de lasrelaciones mutuas entre losdestacamentos especiales de hombresarmados y la organizacin armadaespontnea de la poblacin. Hemos dever cmo ilustra de un modo concretoesta cuestin la experiencia de lasrevoluciones europeas y rusas.

    Pero volvamos a la exposicin deEngels.

    Engels seala que, a veces, por

  • ejemplo, en algunos sitios deNorteamrica, este Poder pblico esdbil (se trata aqu de excepciones rarasdentro de la sociedad capitalista y deaquellos sitios de Norteamrica en queimperaba, en el perodo preimperialista,el colono libre), pero que, en trminosgenerales, se fortalece: Este Poderpblico se fortalece a medida que losantagonismos de clase se agudizandentro del Estado y a medida que sehacen ms grandes y ms poblados losEstados colindantes; basta fijarse ennuestra Europa actual, donde la luchade clases y el pugilato de conquistashan encumbrado al Poder pblico auna altura en que amenaza con devorar

  • a toda la sociedad y hasta al mismoEstado.

    Esto fue escrito no ms tarde que acomienzos de la dcada del 90 del siglopasado.

    El ltimo prlogo de Engels lleva lafecha del 16 de junio de 1891. Por aquelentonces, comenzaba apenas en Francia,y ms tenuemente todava enNorteamrica y en Alemania, el virajehacia el imperialismo, tanto en elsentido de la dominacin completa delos trusts, como en el sentido de laomnipotencia de los grandes bancos, enel sentido de una grandiosa polticacolonial, etc. Desde entonces, elpugilato de conquistas ha

  • experimentado un avance gigantesco,tanto ms cuanto que a comienzos de lasegunda dcada del siglo XX el planetaha resultado estar definitivamenterepartido entre estos conquistadores enpugilato, es decir, entre las grandespotencias rapaces. Desde entonces, losarmamentos terrestres y martimos hancrecido en proporciones increbles, y laguerra de pillaje de 1914 a 1917 por ladominacin de Inglaterra o Alemaniasobre el mundo, por el reparto del botn,ha llevado al borde de una catstrofecompleta la absorcin de todas lasfuerzas de la sociedad por un Poderestatal rapaz.

    Ya en 1891, Engels supo sealar el

  • pugilato de conquistas como uno delos ms importantes rasgos distintivosde la poltica exterior de las grandespotencias. Y los canallassocialchovinistas de los aos 1914-1917, en que precisamente este pugilato,agudizndose ms y ms, ha engendradola guerra imperialista, encubren ladefensa de los intereses rapaces de suburguesa con frases sobre la defensade la patria, sobre la defensa de larepblica y de la revolucin y conotras frases por el estilo!

    3. EL ESTADO, ARMA DEEXPLOTACION DE LA

  • CLASE OPRIMIDA

    Para mantener un Poder pblico aparte,situado por encima de la sociedad, sonnecesarios los impuestos y las deudasdel Estado.

    Los funcionarios, pertrechadoscon el Poder pblico y con el derecho acobrar impuestos, estn situados dice Engels, como rganos de lasociedad, por encima de la sociedad. Aellos ya no les basta, aun suponiendoque pudieran tenerlo, con el respetolibre y voluntario que se les tributa alos rganos del rgimen gentilicio.Se dictan leyes de excepcin sobre lasantidad y la inviolabilidad de los

  • funcionarios. El ms despreciablepolizonte tiene ms autoridad quelos representantes del clan; pero inclusoel jefe del poder militar de un Estadocivilizado podra envidiar a un jefe declan por el respeto espontneo que leprofesaba la sociedad.

    Aqu se plantea la cuestin de lasituacin privilegiada de losfuncionarios como rganos del Poderdel Estado. Lo fundamental es saber:qu los coloca por encima de lasociedad?

    Veamos cmo esta cuestin tericafue resuelta prcticamente por laComuna de Pars en 1871 y cmo laesfum reaccionariamente Kautsky en

  • 1912:Como el Estado naci de la

    necesidad de tener a raya losantagonismos de clase, y como, almismo tiempo, naci en medio delconflicto de estas clases, el Estado loes, por regla general, de la clase mspoderosa, de la clase econmicamentedominante, que con ayuda de l seconvierte tambin en la clasepolticamente dominante, adquiriendoas nuevos medios para la represin yexplotacin de la clase oprimida.

    No fueron slo el Estado antiguo y elEstado feudal rganos de explotacin delos esclavos y de los campesinossiervos y vasallos: tambin el moderno

  • Estado representativo es instrumentode explotacin del trabajo asalariadopor el capital. Sin embargo,excepcionalmente, hay perodos en quelas clases en pugna se equilibran hastatal punto, que el Poder del Estadoadquiere momentneamente, comoaparente mediador, una ciertaindependencia respecto a ambasTal aconteci con la monarqua absolutade los siglos XVII y XVIII, con elbonapartismo del primero y del segundoImperio en Francia, y con Bismarck enAlemania.

    Y tal ha acontecido tambin agregamos nosotros con el gobiernode Kerenski, en la Rusia republicana,

  • despus del paso a las persecucionesdel proletariado revolucionario, en unmomento en que los Soviets, comoconsecuencia de hallar se dirigidos pordemcratas pequeoburgueses, son yaimpotentes, y la burguesa no es todavalo bastante fuerte para disolverlos puray simplemente.

    En la repblica democrtica prosigue Engels la riqueza ejerce supoder indirectamente, pero de un modotanto ms seguro, y lo ejerce, enprimer lugar, mediante la corrupcindirecta de los funcionarios(Norteamrica), y, en segundo lugar,mediante la alianza del gobierno conla Bolsa (Francia y Norteamrica). En

  • la actualidad, el imperialismo y ladominacin de los Bancos handesarrollado, hasta convertirlos en unarte extraordinario, estos dos mtodosadecuados para defender y llevar a laprctica la omnipotencia de la riquezaen las repblicas democrticas, seancuales fueren. Si, por ejemplo, en losprimeros meses de la repblicademocrtica rusa, en los meses quepodemos llamar de la luna de miel delos socialistas socialrevolucionarios y mencheviquescon la burguesa, en el gobierno decoalicin, el seor Palchinski sabotetodas las medidas de restriccin contralos capitalistas y sus latrocinios, contra

  • sus actos de saqueo en detrimento delfisco mediante los suministros de guerra,y si, al salir del ministerio, el seorPalchinski (sustituido, naturalmente, porotro Palchinski exactamente igual) fuerecompensado por los capitalistas conun puestecito de 120 000 rublos desueldo al ao, qu significa esto? Esun soborno directo o indirecto? Es unaalianza del gobierno con los consorcioso son solamente lazos de amistad?Qu papel desempean los Chernov ylos Tsereteli, los Avksntiev y losSkbelev? El de aliados directos osolamente indirectos de los millonariosmalversadores de los fondos pblicos?

    La omnipotencia de la riqueza es

  • ms segura en las repblicasdemocrticas, porque no depende de lamala envoltura poltica del capitalismo.La repblica democrtica es la mejorenvoltura poltica de que puederevestirse el capitalismo, y por lo tantoel capital, al dominar (a travs de losPakhinski, los Chernov, los Tsereteli yCa.) esta envoltura, que es la mejor detodas, cimenta su Poder de un modo tanseguro, tan firme, que ningn cambio depersonas, ni de instituciones, ni departidos, dentro de la repblicademocrtica burguesa, hace vacilar estePoder. Hay que advertir, adems, queEngels, con la mayor precisin, llama alsufragio universal arma de dominacin

  • de la burguesa. El sufragio universal,dice Engels, sacando evidentemente lasenseanzas de la larga experiencia de lasocialdemocracia alemana, es el ndiceque sirve para medir la madurez de laclase obrera. No puede ser ms ni sernunca ms, en el Estado actual.

    Los demcratas pequeoburgueses,por el estilo de nuestrossocialrevolucionarios y mencheviques, ysus hermanos carnales, todos lossocialchovinistas y oportunistas de laEuropa occidental, esperan, en efecto,ms del sufragio universal.

    Comparten ellos mismos e inculcanal pueblo la falsa idea de que el sufragiouniversal es, en el Estado actual, un

  • medio capaz de expresar realmente lavoluntad de la mayora de lostrabajadores y de garantizar suefectividad prctica.

    Aqu no podemos hacer ms quesealar esta idea mentirosa, poner demanifiesto que esta afirmacin de Engelscompletamente clara, precisa y concreta,se falsea a cada paso en la propaganda yen la agitacin de los partidossocialistas oficiales (es decir,oportunistas). Una explicacinminuciosa de toda la falsedad de estaidea, rechazada aqu por Engels, laencontraremos ms adelante, en nuestraexposicin de los puntos de vista deMarx y Engels sobre el Estado actual.

  • En la ms popular de sus obras,Engels traza el resumen general de suspuntos de vista en los siguientestrminos:

    Por tanto, el Estado no ha existidoeternamente. Ha habido sociedades quese las arreglaron sin l, que notuvieron la menor nocin del Estado nidel Poder estatal. Al llegar a unadeterminada fase del desarrolloeconmico, que estaba ligadanecesariamente a la divisin de lasociedad en clases, esta divisin hizoque el Estado se convirtiese en unanecesidad. Ahora nos acercamos conpaso veloz a una fase de desarrollo dela produccin en que la existencia de

  • estas clases no slo deja de ser unanecesidad, sino que se convierte en unobstculo directo para la produccin.Las clases desaparecern de un modotan inevitable como surgieron en suda. Con la desaparicin de las clases,desaparecer inevitablemente elEstado. La sociedad, reorganizando deun modo nuevo la produccin sobre labase de una asociacin libre e igual deproductores, enviar toda la mquinadel Estado al lugar que entonces le hade corresponder: al museo deantigedades, junto a la rueca y alhacha de bronce.

    No se encuentra con frecuencia estacita en las obras de propaganda y

  • agitacin de la socialdemocraciacontempornea. Pero incluso cuando nosencontramos con ella es, casi siempre,como si se hiciesen reverencias ante unicono; es decir, para rendir un homenajeoficial a Engels, sin el menor intento deanalizar qu amplitud y profundidadrevolucionarias supone esto de enviartoda la mquina del Estado al museo deantigedades. No se ve, en la mayorade los casos, ni siquiera la comprensinde lo que Engels llama la mquina delEstado.

    4. LA EXTINCION DELESTADO Y LA

  • REVOLUCIONVIOLENTA

    Las palabras de Engels sobre laextincin del Estado gozan de tantacelebridad y se citan con tantafrecuencia, muestran con tanto relievednde est el quid de la adulteracincorriente del marxismo por la cual stees adaptado al oportunismo, que se hacenecesario detenerse a examinarlasdetalladamente. Citaremos todo elpasaje donde figuran estas palabras:

    El proletariado toma en sus manosel Poder del Estado y comienza porconvertir los medios de produccin en

  • propiedad del Estado. Pero con estemismo acto se destruye a s mismocomo proletariado y destruye todadiferencia y todo antagonismo declases, y, con ello mismo, el Estadocomo tal. La sociedad hasta elpresente, movida entre losantagonismos de clase, ha necesitadodel Estado, o sea de una organizacinde la correspondiente claseexplotadora para mantener lascondiciones exteriores de produccin,y por tanto, particularmente paramantener por la fuerza a la claseexplotada en las condiciones deopresin (la esclavitud, la servidumbreo el vasallaje y el trabajo asalariado),

  • determinadas por el modo deproduccin existente. El Estado era elrepresentante oficial de toda lasociedad, su sntesis en un cuerposocial visible; pero lo era slo comoEstado de la clase que en su pocarepresentaba a toda la sociedad: en laantigedad era el Estado de losciudadanos esclavistas; en la EdadMedia el de la nobleza feudal; ennuestros tiempos es el de la burguesa.Cuando el Estado se conviertafinalmente en representante efectivo detoda la sociedad, ser por s mismosuperfluo. Cuando ya no exista ningunaclase social a la que haya quemantener en la opresin; cuando

  • desaparezcan, junto con la dominacinde clase, junto con la lucha por laexistencia individual, engendrada porla actual anarqua de la produccin,los choques y los excesos resultantesde esta lucha, no habr ya nada quereprimir ni har falta, por tanto, esafuerza especial de represin, el Estado.El primer acto en que el Estado semanifiesta efectivamente comorepresentante de toda la sociedad: latoma de posesin de los medios deproduccin en nombre de la sociedad,es a la par su ltimo actoindependiente como Estado. Laintervencin de la autoridad del Estadoen las relaciones sociales se har

  • superflua en un campo tras otro de lavida social y se adormecer por smisma. El gobierno sobre las personases sustituido por la administracin delas cosas y por la direccin de losprocesos de produccin. El Estado noser abolido; se extingue. Partiendode esto es como hay que juzgar el valorde esa frase sobre el Estado popularlibre en lo que toca a su justificacinprovisional como consigna deagitacin y en lo que se refiere a sufalta absoluta de fundamentocientfico. Partiendo de esto es tambincomo debe ser considerada laexigencia de los llamados anarquistasde que el Estado sea abolido de la

  • noche a la maana (Anti-Dhring oLa subversin de la ciencia por elseor Eugenio Dhring, pgs. 301-303de la tercera edicin alemana).

    Sin temor a equivocarnos, podemosdecir que de estos pensamientossobremanera ricos, expuestos aqu porEngels, lo nico que ha pasado a serverdadero patrimonio del pensamientosocialista, en los partidos socialistasactuales, es la tesis de que el Estado,segn Marx, se extingue, a diferenciade la doctrina anarquista de laabolicin del Estado. Truncar as elmarxismo equivale a reducirlo aloportunismo, pues con estainterpretacin no queda en pie ms

  • que una nocin confusa de un cambiolento, paulatino, gradual, sin saltos nitormentas, sin revoluciones. Hablar deextincin del Estado, en un sentidocorriente, generalizado, de masas, sicabe decirlo as, equivaleindudablemente a esfumar, si no a negar,la revolucin.

    Adems, semejante interpretacines la ms tosca tergiversacin delmarxismo, tergiversacin que slofavorece a la burguesa y que descansatericamente en la omisin decircunstancias y consideracionesimportantsimas que se indican, porejemplo, en el resumen contenido enel pasaje de Engels, citado aqu por

  • nosotros en su integridad.En primer lugar, Engels dice en el

    comienzo mismo de este pasaje que, altomar el Poder del Estado, elproletariado destruye, con ello mismo,el Estado como tal. No es usopararse a pensar qu significa esto. Locorriente es ignorarlo en absoluto oconsiderarlo algo as como unadebilidad hegeliana de Engels. Enrealidad, en estas palabras se expresaconcisamente la experiencia de una delas ms grandes revolucionesproletarias, la experiencia de la Comunade Pars de 1871, de la cual hablaremosdetalladamente en su lugar. En realidad,Engels habla aqu de la destruccin

  • del Estado de la burguesa por larevolucin proletaria, mientras que laspalabras relativas a la extincin delEstado se refieren a los restos delEstado proletario despus de larevolucin socialista. El Estado burgusno se extingue, segn Engels, sino quees destruido por el proletariado en larevolucin. El que se extingue, despusde esta revolucin, es el Estado o semi-Estado proletario.

    En segundo lugar, el Estado es unafuerza especial de represin. Estamagnfica y profundsima definicin deEngels es dada aqu por ste con la mscompleta claridad.

    Y de ella se deduce que la fuerza

  • especial de represin del proletariadopor la burguesa, de millones detrabajadores por un puado de ricachos,debe sustituirse por una fuerza especialde represin de la burguesa por elproletariado (dictadura delproletariado). En esto consisteprecisamente la destruccin del Estadocomo tal. En esto consisteprecisamente el acto de la toma deposesin de los medios de produccinen nombre de la sociedad. Y es de suyoevidente que semejante sustitucin deuna fuerza especial (la burguesa) porotra (la proletaria) ya no puedeoperarse, en modo alguno, bajo la formade extincin.

  • En tercer lugar, Engels, al hablar dela extincin y con frase todava msplstica y colorida deladormecimiento del Estado, se refierecon absoluta claridad y precisin a lapoca posterior a la toma de posesinde los medios de produccin por elEstado en nombre de toda la sociedad,es decir, posterior a la revolucinsocialista.

    Todos nosotros sabemos que laforma poltica del Estado, en estapoca, es la democracia ms completa.Pero a ninguno de los oportunistas quetergiversan desvergonzadamente elmarxismo se le viene a las mientes laidea de que, por consiguiente, Engels

  • hable aqu del adormecimiento y de laextincin de la democracia. Estoparece, a primera vista, muy extrao.Pero esto slo es incomprensible paraquien no haya comprendido que lademocracia tambin es un Estado y que,consiguientemente, la democraciatambin desaparecer cuandodesaparezca el Estado. El Estadoburgus slo puede ser destruido porla revolucin.

    El Estado en general, es decir, lams completa democracia, slo puedeextinguirse.

    En cuarto lugar, al establecer sunotable tesis de la extincin delEstado, Engels declara a rengln

  • seguido, de un modo concreto, que estatesis se dirige tanto contra losoportunistas, como contra losanarquistas. Adems, Engels coloca enprimer plano la conclusin que,derivada de su tesis sobre la extincindel Estado, se dirige contra losoportunistas.

    Podra apostarse que de diez milhombres que hayan ledo u odo hablaracerca de la extincin del Estado,nueve mil novecientos noventa no sabenu olvidan en absoluto que Engels nodirigi solamente contra los anarquistassus conclusiones derivadas de esta tesis.Y de las diez personas restantes, lo msprobable es que nueve no sepan qu es

  • el Estado popular libre y por qu elatacar esta consigna significa atacar alos oportunistas. As se escribe laHistoria! As se adapta de un modoimperceptible la gran doctrinarevolucionaria al filistesmo dominante.La conclusin contra los anarquistas seha repetido miles de veces, se havulgarizado, se ha inculcado en lascabezas del modo ms simplificado, haadquirido la solidez de un prejuicio.Pero la conclusin contra losoportunistas la han esfumado yolvidado!

    El Estado popular libre era unareivindicacin programtica y unaconsigna corriente de los

  • socialdemcratas alemanes en la dcadadel 70. En esta consigna no hay el menorcontenido poltico, fuera de una filisteay enftica descripcin de la nocin dedemocracia. Engels estaba dispuesto ajustificar, por el momento, estaconsigna desde el punto de vista de laagitacin, por cuanto con ella seinsinuaba legalmente la repblicademocrtica. Pero esta consigna eraoportunista, porque expresaba no slo elembellecimiento de la democraciaburguesa, sino tambin la incomprensinde la crtica socialista de todo Estado engeneral. Nosotros somos partidarios dela repblica democrtica, como la mejorforma de Estado para el proletariado

  • bajo el capitalismo, pero no tenemosningn derecho a olvidar que laesclavitud asalariada es el destinoreservado al pueblo, incluso bajo larepblica burguesa ms democrtica.Ms an. Todo Estado es una fuerzaespecial para la represin de la claseoprimida. Por eso, todo Estado ni eslibre ni es popular. Marx y Engelsexplicaron esto reiteradamente a suscamaradas de partido en la dcada del70.

    En quinto lugar, en esta misma obrade Engels, de la que todos citan elpasaje sobre la extincin del Estado, secontiene un pasaje sobre la importanciade la revolucin violenta. El anlisis

  • histrico de su papel lo convierte Engelsen un verdadero panegrico de larevolucin violenta. Esto nadie lorecuerda. Sobre la importancia de estepensamiento, no es uso hablar nisiquiera pensar en los partidossocialistas contemporneos estospensamientos no desempean ningnpapel en la propaganda ni en laagitacin cotidianas entre las masas. Y,sin embargo, se hallan indisolublementeunidos a la extincin del Estado yforman con ella un todo armnico.

    He aqu el pasaje de Engels: De que la violencia desempea

    en la historia otro papel [adems delde agente del mal], un papel

  • revolucionario; de que, segn laexpresin de Marx, es la partera detoda vieja sociedad que lleva en susentraas otra nueva; de que laviolencia es el instrumento con laayuda del cual el movimiento social seabre camino y rompe las formaspolticas muertas y fosilizadas, de todoeso no dice una palabra el seorDhring. Slo entre suspiros y gemidosadmite la posibilidad de que paraderrumbar el sistema de explotacinsea necesaria acaso la violencia,desgraciadamente, afirma, pues elempleo de la misma, segn l,desmoraliza a quien hace uso de ella.Y esto se dice, a pesar del gran avance

  • moral e intelectual, resultante de todarevolucin victoriosa! Y esto se dice enAlemania, donde la colisin violentaque puede ser impuesta al pueblotendra, cuando menos, la ventaja dedestruir el espritu de servilismo queha penetrado en la conciencia nacionalcomo consecuencia de la humillacinde la Guerra de los Treinta aos. Yestos razonamientos turbios, anodinos,impotentes, propios de un prrocorural, se pretende imponer al partidoms revolucionario de la historia?(Lugar citado, pg. 193, tercera edicinalemana, final del IV captulo, II parte).

    Cmo es posible conciliar en unasola doctrina este panegrico de la

  • revolucin violenta, presentado coninsistencia por Engels a lossocialdemcratas alemanes desde 1878hasta 1894, es decir, hasta los ltimosdas de su vida, con la teora de laextincin del Estado?

    Generalmente se concilian ambospasajes con ayuda del eclecticismo,desgajando a capricho (o paracomplacer a los detentadores delPoder), sin atenerse a los principios ode un modo sofstico, ora uno ora otroargumento y haciendo pasar a primerplano, en el noventa y nueve por cientode los casos, si no en ms, precisamentela tesis de la extincin. Se suplanta ladialctica por el eclecticismo: es la

  • actitud ms usual y ms generalizadaante el marxismo en la literaturasocialdemcrata oficial de nuestrosdas. Estas suplantaciones no tienen,ciertamente, nada de nuevo; puedenobservarse incluso en la historia de lafilosofa clsica griega. Con lasuplantacin del marxismo por eloportunismo, el eclecticismo presentadocomo dialctica engaa ms fcilmente alas masas, les da una aparentesatisfaccin, parece tener en cuentatodos los aspectos del proceso, todas lastendencias del desarrollo, todas lasinfluencias contradictorias, etc., cuandoen realidad no da ninguna nocincompleta y revolucionaria del proceso

  • del desarrollo social.Ya hemos dicho ms arriba, y

    demostraremos con mayor detalle ennuestra ulterior exposicin, que ladoctrina de Marx y Engels sobre elcarcter inevitable de la revolucinviolenta se refiere al Estado burgus.ste no puede sustituirse por el Estadoproletario (por la dictadura delproletariado) mediante la extincin,sino slo, por regla general, mediante larevolucin violenta. El panegrico quededica Engels a sta, y que coincideplenamente con reiteradasmanifestaciones de Marx (recordaremosel final de Miseria de la Filosofa y delManifiesto Comunista con la

  • declaracin orgullosa y franca sobre elcarcter inevitable de la revolucinviolenta; recordaremos la Crtica delPrograma de Gotha, en 1875, cuando yahaban pasado casi treinta aos, y en laque Marx fustiga implacablemente eloportunismo de este programa[3]), estepanegrico no tiene nada deapasionamiento, nada dedeclamatorio, nada de arranquepolmico. La necesidad de educarsistemticamente a las masas en sta,precisamente en esta idea sobre larevolucin violenta, es algo bsico entoda la doctrina de Marx y Engels. Latraicin cometida contra su doctrina porlas corrientes socialchovinista y

  • kautskiana hoy imperantes se manifiestacon singular relieve en el olvido porunos y otros de esta propaganda, de estaagitacin.

    La sustitucin del Estado burguspor el Estado proletario es imposiblesin una revolucin violenta. Lasupresin del Estado proletario, esdecir, la supresin de todo Estado, sloes posible por medio de un proceso deextincin.

    Marx y Engels desarrollaron estasideas de un modo minucioso y concreto,estudiando cada situacinrevolucionaria por separado, analizandolas enseanzas sacadas de laexperiencia de cada revolucin. Y esta

  • parte de su doctrina, que es,incuestionablemente, la ms importante,es la que pasamos a analizar.

  • CAPTULO IIEL ESTADO Y LA

    REVOLUCIN. LAEXPERIENCIA DE

    LOS AOS 1848-1851

    1. EN VSPERAS DE LAREVOLUCIN

    Las primeras obras del marxismomaduro, Miseria de la Filosofa y elManifiesto Comunista, datan

  • precisamente de la vspera de larevolucin de 1848. Esta circunstanciahace que en estas obras se contenga,hasta cierto punto, adems de unaexposicin de los fundamentos generalesdel marxismo, el reflejo de la situacinrevolucionaria concreta de aquellapoca; por eso ser, quizs, msconveniente examinar lo que los autoresde esas obras dicen acerca del Estado,inmediatamente antes de examinar lasconclusiones sacadas por ellos de laexperiencia de los aos 1848-1851.

    En el transcurso del desarrollo, laclase obrera escribe Marx enMiseria de la Filosofa sustituir laantigua sociedad burguesa por una

  • asociacin que excluya a las clases ysu antagonismo; y no existir ya unPoder poltico propiamente dicho, puesel Poder poltico es precisamente laexpresin oficial del antagonismo declase dentro de la sociedad burguesa(pg. 182 de la edicin alemana de1885).

    Es interesante confrontar con estaexposicin general de la idea de ladesaparicin del Estado despus de lasupresin de las clases, la exposicinque contiene el Manifiesto Comunista,escrito por Marx y Engels algunos mesesdespus, a saber, en noviembre de 1847:

    Al esbozar las fases ms generalesdel desarrollo del proletariado, hemos

  • seguido la guerra civil ms o menoslatente que existe en el seno de lasociedad vigente, hasta el momento enque se transforma en una revolucinabierta y el proletariado, derrocandopor la violencia a la burguesa,instaura su dominacin.

    Ya dejamos dicho que el primerpaso de la revolucin obrera ser latransformacin [literalmente:elevacin] del proletariado en clasedominante, la conquista de lademocracia.

    El proletariado se valdr de sudominacin poltica para irarrancando gradualmente a laburguesa todo el capital, para

  • centralizar todos los instrumentos deproduccin en manos del Estado, esdecir, del proletariado organizadocomo clase dominante, y paraaumentar con la mayor rapidez posiblelas fuerzas productivas (pgs. 31 y 37de la 7. edicin alemana, de 1906).

    Vemos aqu formulada una de lasideas ms notables y ms importantesdel marxismo en la cuestin del Estado,a saber: la idea de la dictadura delproletariado (como comenzaron adenominarla Marx y Engels despus dela Comuna de Pars) y asimismo ladefinicin del Estado, interesante en elms alto grado, que se cuenta tambinentre las palabras olvidadas del

  • marxismo: El Estado, es decir, elproletariado organizado como clasedominante.

    Esta definicin del Estado no slono se explicaba nunca en la literaturaimperante de propaganda y agitacin delos partidos socialdemcratas oficiales,sino que, adems, se la ha entregadoexpresamente al olvido, pues es del todoinconciliable con el reformismo y se dade bofetadas con los prejuiciosoportunistas corrientes y las ilusionesfilisteas con respecto al desarrollopacfico de la democracia.

    El proletariado necesita el Estado,repiten todos los oportunistas,socialchovinistas y kautskianos

  • asegurando que tal es la doctrina deMarx y olvidndose de aadir,primero, que, segn Marx, elproletariado slo necesita un Estado quese extinga, es decir, organizado de talmodo, que comience a extinguirseinmediatamente y que no pueda pormenos de extinguirse; y, segundo, quelos trabajadores necesitan un Estado,es decir, el proletariado organizadocomo clase dominante.

    El Estado es una organizacinespecial de la fuerza, es unaorganizacin de la violencia para larepresin de una clase cualquiera. Quclase es la que el proletariado tiene quereprimir? Slo es, naturalmente, la clase

  • explotadora, es decir, la burguesa.Los trabajadores slo necesitan el

    Estado para aplastar la resistencia delos explotadores, y este aplastamientoslo puede dirigirlo, slo puede llevarloa la prctica el proletariado, como lanica clase consecuentementerevolucionaria, como la nica clasecapaz de unir a todos los trabajadores yexplotados en la lucha contra laburguesa, por la completa eliminacinde sta.

    Las clases explotadoras necesitan ladominacin poltica para mantener laexplotacin, es decir, en inters egostade una minora insignificante contra lamayora inmensa del pueblo. Las clases

  • explotadas necesitan la dominacinpoltica para destruir completamentetoda explotacin, es decir, en inters dela mayora inmensa del pueblo contra laminora insignificante de los esclavistasmodernos, es decir, los terratenientes ycapitalistas.

    Los demcratas pequeoburgueses,estos seudosocialistas que han sustituidola lucha de clases por sueos sobre laarmona de las clases, se han imaginadola transformacin socialista tambin deun modo soador, no como elderrocamiento de la dominacin de laclase explotadora, sino como lasumisin pacfica de la minora a lamayora, que habr adquirido conciencia

  • de su misin. Esta utopapequeoburguesa, que vainseparablemente unida alreconocimiento de un Estado situado porencima de las clases, ha conducido en laprctica a la traicin contra los interesesde las clases trabajadoras, como lo hademostrado, por ejemplo, la historia delas revoluciones francesas de 1848 y1871, y como lo ha demostrado laexperiencia de la participacinsocialista en ministerios burgueses enInglaterra, Francia, Italia y otros pasesa fines del siglo XIX y comienzos delXX.

    Marx luch durante toda su vidacontra este socialismo pequeoburgus,

  • que hoy vuelve a renacer en Rusia en lospartidos socialrevolucionario ymenchevique. Marx desarrollconsecuentemente la doctrina de la luchade clases hasta llegar a establecer ladoctrina sobre el Poder poltico, sobreel Estado.

    El derrocamiento de la dominacinde la burguesa slo puede llevarlo acabo el proletariado, como claseespecial cuyas condiciones econmicasde existencia le preparan para esederrocamiento y le dan la posibilidad yla fuerza de efectuarlo.

    Mientras la burguesa desune ydispersa a los campesinos y a todas lascapas pequeoburguesas, cohesiona, une

  • y organiza al proletariado. Slo elproletariado en virtud de su papeleconmico en la gran produccin escapaz de ser el jefe de todas las masastrabajadoras y explotadas, a quienes confrecuencia la burguesa explota,esclaviza y oprime no menos, sino msque a los proletarios, pero que no soncapaces de luchar por su cuenta paraalcanzar su propia liberacin.

  • La doctrina de la lucha de clases,aplicada por Marx a la cuestin delEstado y de la revolucin socialista,conduce necesariamente al

  • reconocimiento de la dominacinpoltica del proletariado, de sudictadura, es decir, de un Poder nocompartido con nadie y apoyadodirectamente en la fuerza armada de lasmasas. El derrocamiento de la burguesaslo puede realizarse mediante latransformacin del proletariado en clasedominante, capaz de aplastar laresistencia inevitable y desesperada dela burguesa y de organizar para elnuevo rgimen econmico a todas lasmasas trabajadoras y explotadas. Elproletariado necesita el Poder delEstado, organizacin centralizada de lafuerza, organizacin de la violencia,tanto para aplastar la resistencia de los

  • explotadores como para dirigir a laenorme masa de la poblacin, a loscampesinos, a la pequea burguesa, alos semiproletarios, en la obra deponer en marcha la economasocialista.

    Educando al Partido obrero, elmarxismo educa a la vanguardia delproletariado, vanguardia capaz de tomarel Poder y de conducir a todo el puebloal socialismo, de dirigir y organizar elnuevo rgimen, de ser el maestro, eldirigente, el jefe de todos lostrabajadores y explotados en la obra deconstruir su propia vida social sinburguesa y contra la burguesa. Por elcontrario, el oportunismo hoy imperante

  • educa en sus partidos obreros a losrepresentantes de los obreros mejorpagados, que estn apartados de lasmasas y se arreglan pasablementebajo el capitalismo, vendiendo por unplato de lentejas su derecho deprimogenitura, es decir, renunciando alpapel de jefes revolucionarios delpueblo contra la burguesa.

    El Estado, es decir, el proletariadoorganizado como clase dominante: estateora de Marx se hallainseparablemente vinculada a toda sudoctrina acerca de la misinrevolucionaria del proletariado en lahistoria. El coronamiento de sta sumisin es la dictadura proletaria, la

  • dominacin poltica del proletariado.Pero si el proletariado necesita el

    Estado como organizacin especial de laviolencia contra la burguesa, de aqu sedesprende por s misma la conclusin desi es concebible que pueda crearse unaorganizacin semejante sin destruirpreviamente, sin aniquilar aquellamquina estatal creada para s por laburguesa. A esta conclusin llevadirectamente el Manifiesto Comunista,y Marx habla de ella al hacer el balancede la experiencia de la revolucin de1848-1851.

    2. EL BALANCE DE LA

  • REVOLUCIN

    En el siguiente pasaje de su obra El 18Brumario de Luis Bonaparte, Marxhace el balance de la revolucin de1848-1851, respecto a la cuestin delEstado, que es el que aqu nos interesa:

    Pero la revolucin es radical. Estpasando todava por el purgatorio.Cumple su tarea con mtodo. Hasta el2 de diciembre de 1851 [da del golpede Estado de Luis Bonaparte] habaterminado la mitad de su laborpreparatoria; ahora, termina la otramitad. Lleva primero a la perfeccin elPoder parlamentario, para poderderrotarlo. Ahora, conseguido ya esto,

  • lleva a la perfeccin el Poderejecutivo, lo reduce a su ms puraexpresin, lo asla, se enfrenta con l,con el nico objeto de concentrarcontra l todas las fuerzas dedestruccin [subrayado por nosotros].Y cuando la revolucin haya llevado acabo esta segunda parte de su laborpreliminar, Europa se levantar ygritar jubilosa: bien has hozado,viejo topo!

    Este Poder ejecutivo, con suinmensa organizacin burocrtica ymilitar, con su compleja y artificiosamaquinaria de Estado, un ejrcito defuncionarios que suma medio milln dehombres, junto a un ejrcito de otro

  • medio milln de hombres, esteespantoso organismo parasitario quese cie como una red al cuerpo de lasociedad francesa y la tapona todos losporos, surgi en la poca de lamonarqua absoluta, de la decadenciadel rgimen feudal, que dichoorganismo contribuy a acelerar. Laprimera revolucin francesa desarrollla centralizacin, pero al mismotiempo ampli el volumen, lasatribuciones y el nmero de servidoresdel Poder del gobierno. Napolenperfeccion esta mquina del Estado.La monarqua legtima y la monarquade julio no aadieron nada ms queuna mayor divisin del trabajo.

  • Finalmente, la repblicaparlamentaria, en su lucha contra larevolucin, viose obligada a fortalecer,junto con las medidas represivas, losmedios y la centralizacin del Poderdel gobierno. Todas las revolucionesperfeccionaban esta mquina, en vez dedestrozarla. Los partidos que luchabanalternativamente por la dominacin,consideraban la toma de posesin deeste inmenso edificio del Estado comoel botn principal del vencedor (El 18Brumario de Luis Bonaparte, pgs. 98-99, 4a ed., Hamburgo, 1907).

    En este notable pasaje, el marxismoavanza un trecho enorme encomparacin con el Manifiesto

  • Comunista. All, la cuestin del Estadoplantebase todava de un modoextremadamente abstracto, operando conlas nociones y las expresiones msgenerales. Aqu, la cuestin se planteaya de un modo concreto, y la conclusina que se llega es extraordinariamenteprecisa, definida, prcticamentetangible: todas las revolucionesanteriores perfeccionaron la mquinadel Estado, y lo que hace falta esromperla, destruirla.

    Esta conclusin es lo principal, lofundamental, en la doctrina delmarxismo sobre el Estado. Yprecisamente esto, que es lofundamental, es lo que no slo ha sido

  • olvidado completamente por lospartidos socialdemcratas oficialesimperantes, sino lo que ha sidoevidentemente tergiversado (comoveremos ms abajo) por el msdestacado terico de la II Internacional,C. Kautsky.

  • En el Manifiesto Comunista seresumen los resultados generales de lahistoria, que nos obligan a ver en elEstado un rgano de dominacin de

  • clase y nos llevan a la conclusinnecesaria de que el proletariado nopuede derrocar a la burguesa si noempieza por conquistar el Poderpoltico, si no logra la dominacinpoltica, si no transforma el Estado en elproletariado organizado como clasedominante, y de que este Estadoproletario comienza a extinguirseinmediatamente despus de su triunfo,pues en una sociedad sincontradicciones de clase el Estado esinnecesario e imposible.

    Pero aqu no se plantea la cuestinde cmo deber realizarse desde elpunto de vista del desarrollo histricoesta sustitucin del Estado burgus por

  • el Estado proletario.Esta cuestin es precisamente la que

    Marx plantea y resuelve en 1852. Fiel asu filosofa del materialismo dialctico,Marx toma como base la experienciahistrica de los grandes aos de larevolucin, de los aos 1848-1851.Aqu, como siempre, la doctrina deMarx es un resumen de la experiencia,iluminado por una profunda concepcinfilosfica del mundo y por un ricoconocimiento de la historia.

    La cuestin del Estado se plantea deun modo concreto: cmo ha surgidohistricamente el Estado burgus, lamquina del Estado que necesita para sudominacin la burguesa? Cules han

  • sido sus cambios, cul su evolucin enel transcurso de las revolucionesburguesas y ante las accionesindependientes de las clases oprimidas?Cules son las tareas del proletariadoen lo tocante a esta mquina del Estado?

    El Poder estatal centralizado,caracterstico de la sociedad burguesa,surgi en la poca de la cada delabsolutismo. Dos son las institucionesms caractersticas de esta mquina delEstado: la burocracia y el ejrcitopermanente. En las obras de Marx yEngels se habla reiteradas veces de losmiles de hilos que vinculan a estasinstituciones precisamente con laburguesa. La experiencia de todo

  • obrero revela estos vnculos de un modoextraordinariamente evidente ysugeridor. La clase obrera aprende en supropia carne a comprender estosvnculos, por eso, capta tan fcilmente yse asimila tan bien la ciencia delcarcter inevitable de estos vnculos,ciencia que los demcrataspequeoburgueses niegan por ignoranciay por frivolidad, o reconocen, todavade un modo ms frvolo, en trminosgenerales, olvidndose de sacar lasconclusiones prcticascorrespondientes.

    La burocracia y el ejrcitopermanente son un parsito adheridoal cuerpo de la sociedad burguesa, un

  • parsito engendrado por lascontradicciones internas que dividen aesta sociedad, pero, precisamente, unparsito que tapona los poros vitales.El oportunismo kautskiano imperantehoy en la socialdemocracia oficialconsidera patrimonio especial yexclusivo del anarquismo la idea delEstado como un organismo parasitario.Se comprende que esta tergiversacindel marxismo sea extraordinariamenteventajosa para esos filisteos que hanllevado el socialismo a la ignominiainaudita de justificar y embellecer laguerra imperialista mediante laaplicacin a sta del concepto de ladefensa de la patria, pero es, a pesar

  • de todo, una tergiversacin indiscutible.A travs de todas las revoluciones

    burguesas vividas en gran nmero porEuropa desde los tiempos de la cadadel feudalismo, este aparato burocrticoy militar va desarrollndose,perfeccionndose y afianzndose. Enparticular, es precisamente la pequeaburguesa la que se pasa al lado de lagran burguesa y se somete a ella en unamedida considerable por medio de esteaparato, que suministra a las capas altasde los campesinos, pequeos artesanos,comerciantes, etc., puestecitosrelativamente cmodos, tranquilos yhonorables, que colocan a susposeedores por encima del pueblo.

  • Fijaos en lo ocurrido en Rusia en elmedio ao transcurrido desde el 27 defebrero de 1917: los cargosburocrticos, que antes se adjudicabanpreferentemente a los miembros de lascenturias negras, se han convertido enbotn de kadetes, mencheviques ysocialrevolucionarios. En el fondo, nose pensaba en ninguna reforma seria,esforzndose por aplazadas hasta laAsamblea Constituyente, y aplazandopoco a poco la Asamblea Constituyentehasta el final de la guerra! Pero para elreparto del botn, para la ocupacin delos puestecitos de ministros,subsecretarios, gobernadores generales,etc., etc., no se dio largas ni se esper a

  • ninguna Asamblea Constituyente! Eljuego en torno a combinaciones paraformar gobierno no era, en el fondo, msque la expresin de este reparto yreajuste del botn, que se haca arribay abajo, por todo el pas, en toda laadministracin, central y local. Elbalance, un balance objetivo, del medioao que va desde el 27 de febrero al 27de agosto de 1917 es indiscutible: lasreformas se aplazaron, se efectu elreparto de los puestecitos burocrticos,y los errores del reparto secorrigieron mediante algunos reajustes.

    Pero cuanto ms se procede a estosreajustes del aparato burocrticoentre los distintos partidos burgueses y

  • pequeoburgueses (entre los kadetes,socialrevolucionarios y mencheviques,si nos atenemos al ejemplo ruso), contanta mayor claridad ven las clasesoprimidas, y a la cabeza de ellas elproletariado, su hostilidadirreconciliable contra toda la sociedadburguesa. De aqu la necesidad, paratodos los partidos burgueses, incluyendoa los ms democrticos yrevolucionario-democrticos, dereforzar la represin contra elproletariado revolucionario, defortalecer el aparato de represin, esdecir, la misma mquina del Estado.Esta marcha de los acontecimientosobliga a la revolucin a concentrar

  • todas las fuerzas de destruccin contrael Poder estatal, la obliga a proponersecomo objetivo, no el perfeccionar lamquina del Estado, sino el destruirla,el aplastarla.

    No fue la deduccin lgica, sino eldesarrollo real de los acontecimientos,la experiencia viva de los aos 1848-1851, lo que condujo a esta manera deplantear la cuestin. Hasta qu punto seatiene Marx rigurosamente a la baseefectiva de la experiencia histrica, seve teniendo en cuenta que en 1852 Marxno plantea todava el problema concretode saber con qu se va a sustituir estamquina del Estado que ha de serdestruida. La experiencia no

  • suministraba todava entonces losmateriales para esta cuestin, que lahistoria puso al orden del da ms tarde,en 1871. En 1852, con la precisin delobservador que investiga la historianatural, slo poda registrarse una cosa:que la revolucin proletaria haba deabordar la tarea de concentrar todas lasfuerzas de destruccin contra el Poderestatal, la tarea de romper la mquinadel Estado.

    Aqu puede surgir esta pregunta: Esjusto generalizar la experiencia, lasobservaciones y las conclusiones deMarx, aplicndolas a zonas ms ampliasque la historia de Francia en los tresaos que van de 1848 a 1851? Para

  • examinar esta pregunta, comenzaremosrecordando una observacin de Engels ypasaremos luego a los hechos. Franciaescriba Engels en el prlogo a latercera edicin del 18 Brumario es elpas en el que las luchas histricas declases se han llevado cada vez a sutrmino decisivo ms que en ningnotro sitio y donde, por tanto, las formaspolticas variables dentro de las que sehan movido estas luchas de clases y enlas que han encontrado su expresinlos resultados de las mismas, y en lasque se condensan sus resultados,adquieren tambin los contornos msacusados. Centro del feudalismo en laEdad Media y pas modelo de la

  • monarqua unitaria corporativa desdeel Renacimiento, Francia pulveriz elfeudalismo en la gran revolucin einstaur la dominacin pura de laburguesa bajo una forma clsica comoningn otro pas de Europa. Tambinla lucha del proletariado que se alzacontra la burguesa dominante revisteaqu una forma violenta, desconocidaen otros pases (pg. 4, ed. de 1907).

    La ltima observacin estanticuada, ya que a partir de 1871 se haoperado una interrupcin en la lucharevolucionaria del proletariado francs,si bien esta interrupcin, por mucho quedure, no excluye, en modo alguno, laposibilidad de que, en la prxima

  • revolucin proletaria, Francia se revelecomo el pas clsico de la lucha declases hasta su final decisivo.

    Pero echemos una ojeada general ala historia de los pases adelantados afines del siglo XIX y comienzos del XX.Veremos que, de un modo ms lento,ms variado, y en un campo de accinmucho ms extenso, se desarrolla elmismo proceso: de una parte, laformacin del Poder parlamentario, lomismo en los pases republicanos(Francia, Norteamrica, Suiza) que enlos monrquicos (Inglaterra, Alemaniahasta cierto punto, Italia, los PasesEscandinavos, etc.); de otra parte, lalucha por el Poder entre los distintos

  • partidos burgueses y pequeoburgueses,que se reparten y se vuelven a repartir elbotn de los puestos burocrticos,dejando intangibles las bases delrgimen burgus; y finalmente, elperfeccionamiento y fortalecimiento delPoder ejecutivo, de su aparatoburocrtico y militar.

    No cabe la menor duda de que stosson los rasgos generales quecaracterizan toda la evolucin modernade los Estados capitalistas en general.En el transcurso de tres aos, de 1848 a1851, Francia revel, en una formarpida, tajante, concentrada, los mismosprocesos de desarrollo caractersticosde todo el mundo capitalista.

  • Y en particular el imperialismo, lapoca del capital bancario, la poca delos gigantescos monopolios capitalistas,la poca de transformacin delcapitalismo monopolista en capitalismomonopolista de Estado, revela unextraordinario fortalecimiento de lamquina del Estado, un desarrolloinaudito de su aparato burocrtico ymilitar, en relacin con el aumento de larepresin contra el proletariado, as enlos pases monrquicos como en lospases republicanos ms libres.

    Indudablemente, en la actualidad, lahistoria del mundo conduce, enproporciones incomparablemente msamplias que en 1852, a la

  • concentracin de todas las fuerzas dela revolucin proletaria para ladestruccin de la mquina del Estado.

    Con qu ha de sustituir elproletariado esta mquina? La Comunade Pars nos suministra los materialesms instructivos a este respecto.

    3. CMO PLANTEABAMARX LA CUESTIN EN

    1852[4]

    En 1907, public Mehring en la revistaNeue Zeit[5] (XXV, 2, pg. 164)extractos de una carta de Marx aWeydemeyer, del 5 de marzo de 1852.

  • Esta carta contiene, entre otros, elsiguiente notable pasaje:

    Por lo que a m se refiere, no mecaben ni el mrito de haber descubiertola existencia de las clases en lasociedad moderna, ni el de haberdescubierto la lucha entre ellas. Muchoantes que yo, algunos historiadoresburgueses haban expuesto eldesarrollo histrico de esta lucha declases y algunos economistasburgueses la anatoma econmica delas clases. Lo que yo aport de nuevofue demostrar: 1) que la existencia delas clases slo va unida a determinadasfases histricas de desarrollo de laproduccin (historische

  • Entwicklungsphasen der Produktion);2) que la lucha de clases conduce,necesariamente, a la dictadura delproletariado; 3) que esta mismadictadura no es de por s ms que eltrnsito hacia la abolicin de todas lasclases y hacia una sociedad sinclases.

  • En estas palabras, Marx consiguiexpresar de un modo asombrosamenteclaro dos cosas: primero, la diferenciafundamental y cardinal entre su doctrina

  • y las doctrinas de los pensadoresavanzados y ms profundos de laburguesa, y segundo, la esencia de suteora del Estado.

    Lo fundamental en la doctrina deMarx es la lucha de clases. As se dice yse escribe con mucha frecuencia. Peroesto no es exacto. De esta inexactitud sederiva con gran frecuencia latergiversacin oportunista del marxismo,su falseamiento en un sentido aceptablepara la burguesa. En efecto, la doctrinade la lucha de clases no fue creada porMarx, sino por la burguesa, antes deMarx, y es, en trminos generales,aceptable para la burguesa. Quienreconoce solamente la lucha de clases

  • no es an marxista, puede mantenersetodava dentro del marco delpensamiento burgus y de la polticaburguesa. Circunscribir el marxismo a ladoctrina de la lucha de clases es limitarel marxismo, bastardearlo, reducirlo aalgo que la burguesa puede aceptar.Marxista slo es el que hace extensivoel reconocimiento de la lucha de clasesal reconocimiento de la dictadura delproletariado. En esto es en lo queestriba la ms profunda diferencia entreun marxista y un pequeo (o un gran)burgus adocenado. En esta piedra detoque es en la que hay que contrastar lacomprensin y el reconocimiento realdel marxismo. Y no tiene nada de

  • sorprendente que cuando la historia deEuropa ha colocado prcticamente a laclase obrera ante esta cuestin, no slotodos los oportunistas y reformistas,sino tambin todos los kautskianos(gentes que vacilan entre el reformismoy el marxismo) hayan resultado sermiserables filisteos y demcrataspequeoburgueses, que niegan ladictadura del proletariado. El folleto deKautsky La dictadura del proletariado,publicado en agosto de 1918, es decir,mucho despus de aparecer la primeraedicin del presente libro, es un modelode tergiversacin filistea del marxismo,del que de hecho se reniegaignominiosamente, aunque se le acate

  • hipcritamente de palabra. (Vase mifolleto La revolucin proletaria y elrenegado Kautsky, Petrogrado y Mosc,1918).

    El oportunismo de nuestros das,personificado por su principalrepresentante, el ex-marxista C. Kautsky,cae de lleno dentro de la caractersticade la posicin burguesa que traza Marxy que hemos citado, pues esteoportunismo circunscribe el terreno delreconocimiento de la lucha de clases alterreno de las relaciones burguesas. (Ydentro de este terreno, dentro de estemarco, ningn liberal culto se negara areconocer, en principio, la lucha declases!) El oportunismo no extiende el

  • reconocimiento de la lucha de clasesprecisamente a lo ms fundamental, alperodo de transicin del capitalismo alcomunismo, al perodo dederrocamiento de la burguesa y decompleta destruccin de sta. Enrealidad, este perodo esinevitablemente un perodo de lucha declases de un encarnizamiento sinprecedentes, en que sta reviste formasagudas nunca vistas, y, por consiguiente,el Estado de este perodo debe serinevitablemente un Estado democrticode una manera nueva (para losproletarios y los desposedos engeneral) y dictatorial de una maneranueva (contra la burguesa).

  • Adems, la esencia de la teora deMarx sobre el Estado slo la haasimilado quien haya comprendido quela dictadura de una clase es necesaria,no slo para toda sociedad de clases engeneral, no slo para el proletariadodespus de derrocar a la burguesa, sinotambin para todo el perodo histricoque separa al capitalismo de lasociedad sin clases, del comunismo.Las formas de los Estados burgueses sonextraordinariamente diversas, pero suesencia es la misma: todos esos Estadosson, bajo una forma o bajo otra, pero, enltimo resultado, necesariamente, unadictadura de la burguesa. La transicindel capitalismo al comunismo no puede,

  • naturalmente, por menos deproporcionar una enorme abundancia ydiversidad de formas polticas, pero laesencia de todas ellas ser,necesariamente, una: la dictadura delproletariado.

  • CAPITULO IIIEL ESTADO Y LA

    REVOLUCION.

    LA EXPERIENCIA DE LACOMUNA DE PARIS DE1871. EL ANALISIS DE

    MARX

    1. EN QUE CONSISTEEL HEROISMO DE LATENTATIVA DE LOS

  • COMUNEROS?

    Es sabido que algunos meses antes de laComuna, en el otoo de 1870, Marxprevino a los obreros de Pars;demostrndoles que la tentativa dederribar el gobierno sera un disparatedictado por la desesperacin. Perocuando en marzo de 1871 se impuso alos obreros el combate decisivo y elloslo aceptaron, cuando la insurreccin fueun hecho, Marx salud la revolucinproletaria con el ms grande entusiasmo,a pesar de todos los malos augurios.Marx no se aferr a la condenapedantesca de un movimientoextemporneo, como el tristemente

  • clebre renegado ruso del marxismoPlejnov, que en noviembre de 1905haba escrito alentando a la lucha a losobreros y campesinos y que despus dediciembre de 1905 se puso a gritar comoun liberal cualquiera: No se debahaber empuado las armas!. Marx, porel contrario, no se content conentusiasmarse ante el herosmo de loscomuneros, que, segn sus palabras,tomaban el cielo por asalto. Marxvea en aquel movimientorevolucionario de masas, aunque ste nolleg a alcanzar sus objetivos, unaexperiencia histrica de grandiosaimportancia, un cierto paso haciaadelante de la revolucin proletaria

  • mundial, un paso prctico msimportante que cientos de programas yde raciocinios. Analizar estaexperiencia, sacar de ella lasenseanzas tcticas, revisar a la luz deella su teora: he aqu cmo conceba sumisin Marx.

    La nica correccin que Marxconsider necesario introducir en elManifiesto Comunista fue hecha por la base de la experiencia revolucionariade los comuneros de Pars.

    El ltimo prlogo a la nueva edicinalemana del Manifiesto Comunista,suscrito por sus dos autores, lleva lafecha de 24 de junio de 1872. En esteprlogo, los autores, Carlos Marx y

  • Federico Engels, dicen que el programadel Manifiesto Comunista est ahoraanticuado en ciertos puntos.

    La Comuna ha demostrado,sobre todo continan, que *laclase obrera no puede simplementetomar posesin de la mquina estatalexistente y ponerla en marcha para suspropios fines*

    Las palabras puestas entreasteriscos, en esta cita, fueron tomadaspor sus autores de la obra de Marx Laguerra civil en Francia.

    As, pues, Marx y Engels atribuanuna importancia tan gigantesca a estaenseanza fundamental y principal de laComuna de Paris, que la introdujeron

  • como correccin esencial en elManifiesto Comunista.

    Es sobremanera caracterstico queprecisamente esta correccin esencialhaya sido tergiversada por losoportunistas y que su sentido sea,probablemente, desconocido de lasnueve dcimas partes, si no del noventay nueve por ciento de los lectores delManifiesto Comunista. De estatergiversacin trataremos en detalle msabajo, en el captulo consagradoespecialmente a las tergiversaciones.Aqu, bastar sealar que la maneracorriente, vulgar, de entender lasnotables palabras de Marx citadas pornosotros consiste en suponer que Marx

  • subraya aqu la idea del desarrollolento, por oposicin a la toma del Poderpor la violencia, y otras cosas por elestilo.

    En realidad, es precisamente locontrario. El pensamiento de Marxconsiste en que la clase obrera debedestruir, romper la mquina estatalexistente y no limitarse simplemente aapoderarse de ella.

    El 12 de abril de 1871, es decir,justamente en plena Comuna, Marxescribi a Kugelmann:

    Si te fijas en el ltimo captulo demi 18 Brumario, vers que expongocomo prxima tentativa de larevolucin francesa, no hacer pasar de

  • unas manos a otras la mquinaburocrtico-militar, como se venahaciendo hasta ahora, sino romperla[subrayado por Marx; en el originalzerbrechen], y sta es justamente lacondicin previa de toda verdaderarevolucin popular en el continente. Enesto, precisamente, consiste latentativa de nuestros heroicoscamaradas de Paris (pg. 709 de larevista Neue Zeit, t. XX, I, ao 1901-1902). (Las cartas de Marx a Kugelmannhan sido publicadas en ruso no menosque en dos ediciones, una de ellasredactada por m y con un prlogo mo).

    En estas palabras: romper lamquina burocrtico-militar del

  • Estado, se encierra, concisamenteexpresada, la enseanza fundamental delmarxismo en punto a la cuestin de lastareas del proletariado en la revolucinrespecto al Estado. Y esta enseanza esprecisamente la que no slo olvida enabsoluto, sino que tergiversadirectamente la interpretacinimperante, kautskiana, del marxismo!

    En cuanto a la referencia de Marx al18 Brumario, ms arriba hemos citadoen su integridad el pasajecorrespondiente.

    Interesa sealar especialmente doslugares en el mencionado pasaje deMarx. En primer trmino, Marx limita suconclusin al continente. Esto era lgico

  • en 1871, cuando Inglaterra era todavaun modelo de pas netamente capitalista,pero sin militarismo y, en una medidaconsiderable, sin burocracia. Por eso,Marx exclua a Inglaterra, donde larevolucin, e incluso una revolucinpopular, se consideraba y era entoncesposible sin la condicin previa dedestruir la mquina estatal existente.Hoy, en 1917, en la poca de la primeragran guerra imperialista, esta limitacinhecha por Marx no tiene razn de ser.Inglaterra y Norteamrica, los msgrandes y los ltimos representantes en el mundo entero de la libertadanglosajona, en el sentido de ausenciade militarismo y de burocratismo, han

  • ido rodando completamente al inmundoy sangriento pantano, comn a todaEuropa, de las instituciones burocrtico-militares, que todo lo someten y loaplastan. Hoy, tambin en Inglaterra y enNorteamrica es condicin previa detoda revolucin verdaderamentepopular el romper, el destruir lamquina estatal existente (y que allha alcanzado, en los aos de 1914 a1917, la perfeccin europea, laperfeccin comn al imperialismo).

    En segundo lugar, merece especialatencin la observacinextraordinariamente profunda de Marxde que la destruccin de la mquinaburocrtico-militar del Estado es

  • condicin previa de toda revolucinverdaderamente popular.

    Este concepto de revolucinpopular parece extrao en boca deMarx, y los plejanovistas ymencheviques rusos, estos secuaces deStruve que quieren hacerse pasar pormarxistas, podran tal vez explicar estaexpresin de Marx como un lapsus.Han reducido el marxismo a unadeformacin liberal tan mezquina, que,para ellos, no existe ms que la anttesisentre revolucin burguesa y proletaria, yhasta esta anttesis la comprenden de unmodo increblemente escolstico.

    Si tomamos como ejemplos lasrevoluciones del siglo XX, tendremos

  • que reconocer como burguesas,naturalmente, tambin las revolucionesportuguesa y turca. Pero ni la una ni laotra son revoluciones populares, puesni en la una ni en la otra actaperceptiblemente, de un modo activo,por propia iniciativa, con sus propiasreivindicaciones econmicas y polticas,la masa del pueblo, la inmensa mayorade ste. En cambio, la revolucinburguesa rusa de 1905 a 1907, aunqueno registrase xitos tan brillantescomo los que alcanzaron en ciertosmomentos las revoluciones portuguesa yturca, fue, sin duda, una revolucinverdaderamente popular, pues la masadel pueblo, la mayora de ste, las ms

  • bajas capas sociales, aplastadas por elyugo y la explotacin, levantronse porpropia iniciativa, estamparon en todo elcurso de la revolucin el sello de susreivindicaciones, de sus intentos deconstruir a su modo una nueva sociedaden lugar de la sociedad vieja que eradestruida.

    En la Europa de 1871, elproletariado no formaba la mayora nien un solo pas del continente. Unarevolucin popular, que arrastrase almovimiento verdaderamente a lamayora, slo poda serlo aquella queabarcase tanto al proletariado como alos campesinos. Ambas clases formabanen aquel entonces el pueblo. Ambas

  • clases estn unidas por el hecho de quela mquina burocrtico-militar delEstado las oprime, las esclaviza, lasexplota. Destruir, romper esta mquina:tal es el verdadero inters del pueblo,de su mayora, de los obreros y de lamayora de los campesinos, tal es lacondicin previa para una alianzalibre de los campesinos pobres con losproletarios, sin cuya alianza lademocracia ser precaria, y latransformacin socialista, imposible.

    Hacia esta alianza precisamente seabra camino, como es sabido, laComuna de Pars, si bien no alcanz suobjetivo por una serie de causas decarcter interno y externo.

  • Consiguientemente, al hablar de unarevolucin verdaderamente popular,Marx, sin olvidar para nada lascaractersticas de la pequea burguesa(de las cuales habl mucho y confrecuencia), tena en cuenta con la mayorprecisin la correlacin efectiva declases en la mayora de los Estadoscontinentales de Europa, en 1871. Y, deotra parte, constataba que ladestruccin de la mquina estatalresponde a los intereses de los obreros ycampesinos, los une, plantea ante ellosla tarea comn de suprimir al parsitoy sustituirlo por algo nuevo.

    Pero con qu sustituirloconcretamente?

  • 2. CON QUE SUSTITUIRLA MAQUINA DELESTADO UNA VEZ

    DESTRUIDA?

  • En 1847, en el Manifiesto Comunista,Marx daba a esta pregunta una respuesta

  • todava completamente abstracta, o, msexactamente, una respuesta que sealabalas tareas, pero no los medios pararesolverlas. Sustituir la mquina delEstado, una vez destruida, por laorganizacin del proletariado comoclase dominante, por la conquista dela democracia: tal era la respuesta delManifiesto Comunista.

    Sin perderse en utopas, Marxesperaba de la experiencia delmovimiento de masas la respuesta a lacuestin de qu formas concretas habrade revestir esta organizacin delproletariado como clase dominante y dequ modo esta organizacin habra decoordinarse con la conquista de la

  • democracia ms completa y msconsecuente.

    En su Guerra civil en Francia,Marx somete al anlisis ms atento laexperiencia de la Comuna, por breveque esta experiencia haya sido. Citemoslos pasajes ms importantes de estaobra:

    En el siglo XIX, se desarroll,procedente de la Edad Media, el podercentralizado del Estado, con susrganos omnipresentes: el ejrcitopermanente, la polica, la burocracia,el clero y la magistratura. Con eldesarrollo del antagonismo de claseentre el capital y el trabajo, el Poderdel Estado fue adquiriendo cada vez

  • ms el carcter de un poder pblicopara la opresin del trabajo, elcarcter de una mquina dedominacin de clase. Despus de cadarevolucin, que marcaba un pasoadelante en la lucha de clases, seacusaba con rasgos cada vez mssalientes el carcter puramenteopresor del Poder del Estado.Despus de la revolucin de 1848-1849,el Poder del Estado se convierte en unarma nacional de guerra del capitalcontra el trabajo. El Segundo Imperiolo consolida.

    La anttesis directa del Imperioera la Comuna. Era la formadefinida de aquella repblica que no

  • haba de abolir tan slo la formamonrquica de la dominacin de clase,sino la dominacin misma de clase.

    En qu haba consistido,concretamente, esta forma definida dela repblica proletaria, socialista?Cul era el Estado que habacomenzado a crear?

    El primer decreto de laComuna fue la supresin del ejrcitopermanente para sustituirlo por elpueblo armado.

    Esta reivindicacin figura hoy en losprogramas de todos los partidos quedeseen llamarse socialistas. Pero lo quevalen sus programas nos lo dice mejorque nada la conducta de nuestros

  • socialrevolucionarios y mencheviques,que precisamente despus de larevolucin del 27 de febrero hanrenunciado de hecho a poner en prcticaesta reivindicacin!

    La Comuna estaba formada porlos consejeros municipales elegidospor sufragio universal en los diversosdistritos de Pars. Eran responsables ypodan ser revocados en todo momento.La mayora de sus miembros eran,naturalmente, obreros o representantesreconocidos de la clase obrera Lapolica, que hasta entonces haba sidoinstrumento del gobierno central, fuedespojada inmediatamente de todos susatributos polticos y convertida en

  • instrumento de la Comuna, responsableante sta y revocable en todomomento Y lo mismo se hizo con losfuncionarios de todas las dems ramasde la administracin Desde losmiembros de la Comuna para abajo,todos los que desempeaban cargospblicos lo hacan por el salario de unobrero. Todos los privilegios y losgastos de representacin de los altosdignatarios del Estado desaparecieronjunto con stos Una vez suprimidosel ejrcito permanente y la polica,instrumentos de la fuerza material delantiguo gobierno, la Comuna seapresur a destruir tambin la fuerzade opresin espiritual, el poder de los

  • curas Los funcionarios judicialesperdieron su aparente independenciaEn el futuro deban ser elegidospblicamente, ser responsables yrevocables.

    Por tanto, la Comuna sustituye lamquina estatal destruida, aparentementeslo por una democracia mscompleta: supresin del ejrcitopermanente y completa elegibilidad yamovilidad de todos los funcionarios.Pero, en realidad, este slo representaun cambio gigantesco de unasinstituciones por otras de un tipo distintopor principio. Aqu estamosprecisamente ante uno de esos casos detransformacin de la cantidad en

  • calidad: la democracia, llevada a laprctica del modo ms completo yconsecuente que puede concebirse, seconvierte de democracia burguesa endemocracia proletaria, de un Estado(fuerza especial para la represin de unadeterminada clase) en algo que ya no esun Estado propiamente dicho.

    Todava es necesario reprimir a laburguesa y vencer su resistencia. Estoera especialmente necesario para laComuna, y una de las causas de suderrota est en no haber hecho esto consuficiente decisin. Pero aqu el rganorepresor es ya la mayora de lapoblacin y no una minora, como habasido siempre, lo mismo bajo la

  • esclavitud y la servidumbre que bajo laesclavitud asalariada. Y, desde elmomento en que es la mayora delpueblo la que reprime por s misma asus opresores, no es ya necesaria unafuerza especial de represin! En estesentido, el Estado comienza aextinguirse.

    En vez de instituciones especiales deuna minora privilegiada (la burocraciaprivilegiada, los jefes del ejrcitopermanente), puede llevar a efecto estodirectamente la mayora, y cuanto msintervenga todo el pueblo en laejecucin de las funciones propias delPoder del Estado tanto menor es lanecesidad de dicho Poder.

  • En este sentido, es singularmentenotable una de las medidas decretadaspor la Comuna, que Marx subraya: laabolicin de todos los gastos de

  • representacin, de todos los privilegiospecuniarios de los funcionarios, lareduccin de los sueldos de todos losfuncionarios del Estado al nivel delsalario de un obrero. Aqu esprecisamente donde se expresa de unmodo ms evidente el viraje de lademocracia burguesa a la democraciaproletaria, de la democracia de la claseopresora a la democracia de las clasesoprimidas, del Estado como fuerzaespecial para la represin de unadeterminada clase a la represin de losopresores por la fuerza conjunta de lamayora del pueblo, de los obreros y loscampesinos. Y es precisamente en estepunto tan evidente tal vez el ms

  • importante, en lo que se refiere a lacuestin del Estado en el que lasenseanzas de Marx han sido msrelegadas al olvido! En los comentariosde popularizacin cuya cantidad esinnumerable no se habla de esto. Esuso guardar silencio acerca de esto,como si se tratase de una ingenuidadpasada de moda, algo as como cuandolos cristianos, despus de convertirse elcristianismo en religin del Estado, seolvidaron de las ingenuidades delcristianismo primitivo y de su espritudemocrtico-revolucionario.

    La reduccin de los sueldos de losaltos funcionarios del Estado parecesimplemente la reivindicacin de un

  • democratismo ingenuo, primitivo. Unode los fundadores del oportunismomoderno, el ex-socialdemcrata E.Bernstein, se ha dedicado ms de unavez a repetir esas burlas burguesastriviales sobre el democratismoprimitivo. Como todos losoportunistas, como los actualeskautskianos, no comprenda en absoluto,en primer lugar, que el paso delcapitalismo al socialismo es imposiblesin un cierto retorno al democratismoprimitivo (pues cmo, si no, pasar ala ejecucin de las funciones del Estadopor la mayora de la poblacin, por todala poblacin en bloque?); y, en segundolugar, que este democratismo

  • primitivo, basado en el capitalismo yen la cultura capitalista, no es eldemocratismo primitivo de los tiemposprehistricos o de la pocaprecapitalista. La cultura capitalista hacreado la gran produccin, fbricas,ferrocarriles, el correo y el telfono,etc., y sobre esta base, una enormemayora de las funciones del antiguoPoder del Estado se han simplificadotanto y pueden reducirse a operacionestan sencillsimas de registro,contabilidad y control, que estasfunciones son totalmente asequibles atodos los que saben leer y escribir, quepueden ejecutarse en absoluto por elsalario corriente de un obrero, que se

  • las puede (y se las debe) despojar detoda sombra de algo privilegiado yjerrquico.

    La completa elegibilidad y laamovibilidad en cualquier momento detodos los funcionarios sin excepcin; lareduccin de su sueldo a los lmites delsalario corriente de un obrero: estasmedidas democrticas, sencillas yevidentes por s mismas, al mismotiempo que unifican en absoluto losintereses de los obreros y de la mayorade los campesinos, sirven de puente queconduce del capitalismo al socialismo.Estas medidas ataen a lareorganizacin del Estado, a lareorganizacin puramente poltica de la

  • sociedad, pero es evidente que sloadquieren su pleno sentido eimportancia en conexin con laexpropiacin de los expropiadores yaen realizacin o en preparacin, esdecir, con la transformacin de lapropiedad privada capitalista sobre losmedios de produccin en propiedadsocial.

    Al suprimir las dos mayorespartidas de gastos, el ejrcito y laburocracia, la Comuna escribe Marx convirti en realidad la consigna detodas las revoluciones burguesas: ungobierno barato.

    Entre los campesinos, al igual que enlas dems capas de la pequea

  • burguesa, slo prospera, slo seabre paso en sentido burgus, es decir,se convierten en gentes acomodadas, enburgueses o en funcionarios con unasituacin garantizada y privilegiada, unaminora insignificante. La inmensamayora de los campesinos de todos lospases capitalistas en que existe unamasa campesina (y estos pasescapitalistas forman la mayora), se hallaoprimida por el gobierno y ansaderrocarlo, ansa un gobierno barato.Esto puede realizarlo slo elproletariado, y, al realizarlo, da almismo tiempo un paso hacia latransformacin socialista del Estado.

  • 3. LA ABOLICION DELPARLAMENTARISMO

    La Comuna escribi Marx debaser, no una corporacin parlamentaria,sino una corporacin de trabajo,legislativa y ejecutiva al mismotiempo.

    En vez de decidir una vez cadatres o cada seis aos qu miembros dela clase dominante han de representary aplastar [ver-und zertreten ] al puebloen el parlamento, el sufragio universaldeba servir al pueblo, organizado encomunas, de igual modo que el sufragioindividual sirve a los patronos para

  • encontrar obreros, inspectores ycontables con destino a sus empresas.

    Esta notable crtica delparlamentarismo, trazada en 1871, figuratambin hoy, gracias al predominio delsocialchovinismo y del oportunismo,entre las palabras olvidadas delmarxismo. Los ministros yparlamentarios profesionales, lostraidores al proletariado y losmercachifles socialistas de nuestrosdas han dejado ntegramente a losanarquistas la crtica delparlamentarismo, y sobre esta baseasombrosamente juiciosa han declaradotoda crtica del parlamentarismo comoanarquismo!! No tiene nada de

  • extrao que el proletariado de los pasesparlamentarios adelantados, asqueadode socialistas como los Scheidemann,David, Legien, Sembat, Renaudel,Henderson, Vandervelde, Stauning,Branting, Bissolati y Ca., haya puestocada vez ms sus simpatas en elanarcosindicalismo, a pesar de que stees hermano carnal del oportunismo.

    Pero para Marx la dialcticarevolucionaria no fue nunca esa vacuafrase de moda, esa bagatela en que lahan convertido Plejnov, Kautsky yotros. Marx saba romperimplacablemente con el anarquismo porsu incapacidad para aprovecharse hastadel establo del parlamentarismo

  • burgus sobre todo cuando se sabeque no se est ante situacionesrevolucionarias, pero, al mismotiempo, saba tambin hacer una crticaautnticamente revolucionario-proletariadel parlamentarismo.

    Decidir una vez cada cierto nmerode aos qu miembros de la clasedominante han de oprimir y aplastar alpueblo en el parlamento: he aqu laverdadera esencia del parlamentarismoburgus, no slo en las monarquasconstitucionales parlamentarias, sinotambin en las repblicas msdemocrticas.

    Pero si planteamos la cuestin delEstado, si enfocamos el

  • parlamentarismo como una de lasinstituciones del Estado, desde el puntode vista de las tareas del proletariado eneste terreno, dnde est entonces lasalida del parlamentarismo? Cmo esposible prescindir de l?

    Hay que decir, una y otra vez, quelas enseanzas de Marx, basadas en laexperiencia de la Comuna, estn tanolvidadas, que para elsocialdemcrata moderno (lase: paralos actuales traidores al socialismo) essencillamente incomprensible otracrtica del parlamentarismo que no seala anarquista o la reaccionaria.

    La salida del parlamentarismo noest, naturalmente, en la abolicin de las

  • instituciones representativas y de laelegibilidad, sino en transformar lasinstituciones representativas de lugaresde charlatanera en corporaciones detrabajo.

    La Comuna deba ser, no unacorporacin parlamentaria, sino unacorporacin de trabajo, legislativa yejecutiva al mismo tiempo.

    No una corporacin parlamentaria,sino una corporacin de trabajo: estetiro va derecho al corazn de losparlamentarios modernos y de losperrillos falderos parlamentarios dela socialdemocracia! Fijaos en cualquierpas parlamentario, de Norteamrica aSuiza, de Francia a Inglaterra, Noruega,

  • etc.: la verdadera labor de Estado sehace entre bastidores y la ejecutan losministerios, las oficinas, los EstadosMayores. En los parlamentos no se hacems que charlar, con la finalidadespecial de embaucar al vulgo. Y tancierto es esto, que hasta en la repblicarusa, repblica democrtico-burguesa,antes de haber conseguido crear unverdadero parla