EL ESPEJO ELECTRONICO

5
EL ESPEJO ELECTRONICO Por Alberto Rojas Crece el insano ardor, crece el engaño del que en las aguas vio su imagen bella; y él, sola causa en su mortal querella, busca el remedio y acrecienta el daño. “A Narciso” de Juan de Arguijo (1567-1623) Esta reflexión está basada íntegramente en “El estadio del espejo y la formación del yo” en Los Escritos 1, en el Seminario 1 de Lacan (los Escritos Técnicos de Freud) y la Introducción al Narcisismo de Freud, para el efecto he tratado de utilizar el método de los comentarios lacaniano en donde evito comprender demasiado y en donde pretendo hacer una analogía feliz del estadio del espejo y el proceso de ver televisión. Estás sentado frente al televisor. El conductor de TV te mira directamente mientras da la noticia, recita el parlamento de una telenovela o te cuenta un chisme; al otro lado enceguecido por los fresneles de las luces, los ojos de los actores 1 están clavados en el lente de la cámara o la miran de reojo. Este es el proceso de ver y hacer televisión, por un lado el televidente frente a la pantalla fascinado por los chispotazos multicolores de las imágenes, estas últimas construyen historias ficticias o te narran noticias, te entretienen y te informan y todo a través de sus protagonistas, personas que son personajes e histriónicamente asumen sus roles dados para acercarte a la realidad, a una realidad virtual, a una realidad impuesta. Estos mismos protagonistas frente a las cámaras de televisión gesticulan hablándoles a esas lentes como si fueran personas de carne y hueso, toda su cotidianeidad de vida natural termina cuando se prenden las luces y se engrandecen convirtiéndose en monstruos massmediáticos. La primera impresión para un lego y las que son las primeras letras para los estudiantes de comunicaciones es que éste, es un proceso de comunicación, un intercambio de mensajes entre un emisor y un receptor (al decir simplón de Berlo) o entre los actores de comunicación (Jesús Martín Serrano). No importan las teorías de la comunicación al final todo se reduce a un hablar que va y viene; que habla y nos habla de la realidad (a través de la mirada). Dos sujetos que intercambian información pero que en el caso de la televisión lo hacen a través de las ondas hertzianas unos mirando a una pantalla y otros mirando a un lente. ¿Qué te puede decir el psicoanálisis del proceso del ver televisión? ¿Podría explicar por qué el hombre moderno está atrapado a ese aparato? Si vemos y nos vemos en la rutina de sentarse frente al televisor lo primero que notamos es que el aparato funciona casi como una persona (virtual/real) a la que escuchamos decir cosas y hasta a la que le hablamos en voz alta o en silencio. Preguntémonos entonces, qué otro es la imagen dentro de la pantalla, y si este actor desde el otro lado funciona como ese otro al que se refiere el televidente. Si en el estadio del espejo el Otro no es un otro neutro, sería interesante descubrir de qué está cargado ese semejante que te habla dentro del televisor. Lo que si es cierto es que la pantalla permanentemente habla de uno y como tal está en el lado del imaginario pero al mismo tiempo soportado por lo simbólico. Imaginemos que esta relación del televidente con la pantalla y su enlace con los contenidos que hacen crecer los números de sintonía tiene su enganche en el estadio del espejo. Si como dice Lacan comprendemos el estadio del espejo como una identificación; como “la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinación a este 1 Entendamos como actor a todo aquel que se comunica a través de la pantalla. Como lo define Manuel Martín Serrano en La producción social de comunicación. Actor designa indistintamente a quien hace cosas, a quien dice cosas y de quien se dice las cosas que hace o dice.

description

Acercamiento entre Televisión y Psicoanálisis

Transcript of EL ESPEJO ELECTRONICO

Page 1: EL ESPEJO ELECTRONICO

EL ESPEJO ELECTRONICOPor Alberto Rojas

Crece el insano ardor, crece el engañodel que en las aguas vio su imagen bella;

y él, sola causa en su mortal querella,busca el remedio y acrecienta el daño.

“A Narciso” de Juan de Arguijo (1567-1623)

Esta reflexión está basada íntegramente en “El estadio del espejo y la formación del yo”en Los Escritos 1, en el Seminario 1 de Lacan (los Escritos Técnicos de Freud) y la Introducciónal Narcisismo de Freud, para el efecto he tratado de utilizar el método de los comentarioslacaniano en donde evito comprender demasiado y en donde pretendo hacer una analogía felizdel estadio del espejo y el proceso de ver televisión.

Estás sentado frente al televisor. El conductor de TV te mira directamente mientras da lanoticia, recita el parlamento de una telenovela o te cuenta un chisme; al otro lado enceguecidopor los fresneles de las luces, los ojos de los actores1 están clavados en el lente de la cámara o lamiran de reojo. Este es el proceso de ver y hacer televisión, por un lado el televidente frente a lapantalla fascinado por los chispotazos multicolores de las imágenes, estas últimas construyenhistorias ficticias o te narran noticias, te entretienen y te informan y todo a través de susprotagonistas, personas que son personajes e histriónicamente asumen sus roles dados paraacercarte a la realidad, a una realidad virtual, a una realidad impuesta. Estos mismosprotagonistas frente a las cámaras de televisión gesticulan hablándoles a esas lentes como sifueran personas de carne y hueso, toda su cotidianeidad de vida natural termina cuando seprenden las luces y se engrandecen convirtiéndose en monstruos massmediáticos.

La primera impresión para un lego y las que son las primeras letras para los estudiantesde comunicaciones es que éste, es un proceso de comunicación, un intercambio de mensajesentre un emisor y un receptor (al decir simplón de Berlo) o entre los actores de comunicación(Jesús Martín Serrano). No importan las teorías de la comunicación al final todo se reduce a unhablar que va y viene; que habla y nos habla de la realidad (a través de la mirada). Dos sujetosque intercambian información pero que en el caso de la televisión lo hacen a través de las ondashertzianas unos mirando a una pantalla y otros mirando a un lente.

¿Qué te puede decir el psicoanálisis del proceso del ver televisión? ¿Podría explicar porqué el hombre moderno está atrapado a ese aparato? Si vemos y nos vemos en la rutina desentarse frente al televisor lo primero que notamos es que el aparato funciona casi como unapersona (virtual/real) a la que escuchamos decir cosas y hasta a la que le hablamos en voz alta oen silencio.

Preguntémonos entonces, qué otro es la imagen dentro de la pantalla, y si este actordesde el otro lado funciona como ese otro al que se refiere el televidente. Si en el estadio delespejo el Otro no es un otro neutro, sería interesante descubrir de qué está cargado ese semejanteque te habla dentro del televisor. Lo que si es cierto es que la pantalla permanentemente habla deuno y como tal está en el lado del imaginario pero al mismo tiempo soportado por lo simbólico.

Imaginemos que esta relación del televidente con la pantalla y su enlace con loscontenidos que hacen crecer los números de sintonía tiene su enganche en el estadio del espejo.Si como dice Lacan comprendemos el estadio del espejo como una identificación; como “latransformación producida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinación a este

1 Entendamos como actor a todo aquel que se comunica a través de la pantalla. Como lo define Manuel

Martín Serrano en La producción social de comunicación. Actor designa indistintamente a quien hace cosas, a quiendice cosas y de quien se dice las cosas que hace o dice.

Page 2: EL ESPEJO ELECTRONICO

2

efecto de fase está suficientemente indicada por el uso, en la teoría del termino antiguoimago2.” 3. Siguiendo con esta analogía podemos inferir que si el estadio manifiesta la matrizsimbólica en la que el yo se precipita antes de identificarse con el otro y antes que el lenguaje ledé su función de sujeto, los rasgos de este momento serán las marcas que más adelante lorelacione con la pantalla del televisor, las mismas que lo integraron al mundo.

Las imágenes de la televisión se estructurarían como un yo-ideal 4, al inicio el yo-idealfunciona como un tronco en donde se enredan las identificaciones secundarias. Este momentocrucial que instituye el yo y toca el devenir del sujeto debe con mayor medida establecer surelación con la dicotomía televidente-televisor. La televisión acaso no nos introduce al umbraldel mundo igual como lo hizo la imagen especular en el estadio, en primer término cuando nosenfrenta con nuestra propia imagen y luego con un otro.

Si el fin del estadio del espejo inaugura nuestro ingreso a lo social, que más social que laidentificación del imago del semejante en la pantalla del televisor. Los contenidos televisivosnos confrontan permanentemente con un otro social, que nos habla de una realidad que nosconcierne porque en ella crecimos. No es casual que a pesar de la gran oferta televisiva siemprenos atrapen los programas con referentes locales, y que en el extremo de la paradoja cuando máslocal sean los contenidos, más global serán, y esto es demostrado con el éxito de programashechos en el Perú en el extranjero y viceversa.

Entonces cabe la pregunta si ¿Esta relación yo con su realidad en el estadio tambiénsucede con la televisión?

Empecemos desde el inicio ¿Cuál es el aporte del narcisismo en esta relación dual entreel televidente y el conductor de TV? Freud nos da las pistas del principio. Como Narciso, tal vezno morimos enamorados de nosotros mismos; sino fascinados, sino espantados de nuestraimagen reflejada; porque con su muerte (la de Narciso) se da el fin del deseo, pero en la TV eldeseo no muere sino que se desliza y se repite obscenamente. Es elocuente que el Narciso deCaravaggio sea un joven pasmado en le reflojo de su imagen, no hay muerte inminente sino estechico apoyado en sus manos para contemplar el mayor tiempo posible lo que el agua le devuelvea su mirada (mirada como objeto a).

Ese peso que se instaura en las imágenes de la televisión sería la misma carga libidinaldel “narcisismo primario” que se carga en la enajenación del yo, y en la agresividad por el otro;furia reprimida en el inconsciente que facilita su inserción en la sociedad y se actualiza en elproceso del ver televisión. (¿Cómo? todavía no lo sé). Más aún, si como dice Freud “Resulta, enefecto, fácilmente visible que el narcisismo de una persona ejerce una gran atractivo sobreaquellas otras que han renunciado plenamente al suyo y se encuentran pretendiendo el amor delobjeto.”5, el televidente al momento de ver TV sacrifica su amor a sí a mismo por el narcisismoexacerbado de los actores de la comunicación del cual se siente flechado.

Al otro lado, estos actores, narcisistas en su máxima potencia, demostradoprincipalmente por la presencia mayoritaria de mujeres de la TV, no es casual que ellas sean las“líderes de opinión” por excelencia, a falta de un padre bien son mujeres haciendo de tales. Talvez por eso rechacemos a algunos conductores amanerados, con el disfuerzo al grado máximo,que matan el atractivo del televidente por un actor mediático de un narcisismo transparente, esdecir inaccesible, persistente y auto satisfactorio. Retomando a Freud, el sujeto reprime sunarcisismo infantil y lo desplaza a un yo ideal algunas veces relacionado al ideal sexual

2 Palabra latina que significa representación, retrato.3 Lacan, Jacques. Escritos 1. Siglo XXIII Editores Argentina. Buenos Aires. 2002. Pág. 86.4 En este texto no hago diferencia entre yo ideal e ideal del yo debido a que se basó en la traducción

castellana que no hace distingos, sin embargo el uso que le doy es la referida a la primera acepción que hace Freudde él.

5 Freud. Sigmund. Introducción al narcisismo en Obras Completas. Pág. 2026.

Page 3: EL ESPEJO ELECTRONICO

3

representado en este caso por todos los actores televisivos; sólo así, imaginariamente, podráconquistar la perfección que le debe su amor ególatra desde su niñez, estamos refiriéndonos a laidealización freudiana y su formación del yo. “La evolución del yo consiste en un alejamientodel narcisismo primario y crea una intensa tendencia a conquistarlo de nuevo.”6 En resumendiría, cuanto más estos actores nos ayuden a “regresionar” más rating se tendrá; en la medidaque estas imágenes representen en mayor medida el ideal del yo lacaniano, más sujetosterminarán atrapados, sino alienados a esa realidad que los devuelve al placer infantil y porconsiguiente los ratings no harán otra cosa más que reflejar el masivo encanto por esas imágenesfascinatorias. Lo que quiero decir es que, el proceso de ver televisión no es más que un actonostálgico de la fascinación, llenas de placer (o carga libidinal), que en nuestra niñez nos llevó alprimer encuentro con nuestro cuerpo y nuestro auto erotismo; y posteriormente con un otro quese vuelve objeto y del cual nos enamoramos, lo tomamos como modelo a identificar. Total nohay nada más seductor que el narcisismo de un otro.

Las imágenes de la televisión se convierten, fruto de este proceso, en el ideal del yo queno es más que la reconquista de su narcisismo infantil. Si el ideal del yo se confunde con elotro7, y para ser precisos en el juego del deseo del otro, la llamada tiranía del rating no sería másque el televidente atrapado en ese deseo del otro; igual como el niño al término del estadio volcótodo su saber en la mediatización por el deseo del otro, de otro rival que te pone en peligro peroque a la vez te ayuda a relacionarte con él.

¿Qué deseo y de quién lo satisface? Si la TV establece un lazo, casi como con el objetode amor. Cuál es el rasgo propio por el cual nos reconocemos y nos enganchamos con lospersonajes massmediáticos ¿Por qué la imagen que refleja no es tu rival sino que se estructuracomo un Otro Amo que todo lo sabe? El televidente sabe que no lo sabe todo y le da a losactores el lugar del otro electrónico -el que está en el televisor-, que todo lo sabe y en esacreencia se pierde. Tal vez porque esa imagen de la pantalla le hace recordar nostálgicamente aesa forma total de cuerpo humano que le brindó al sujeto un dominio imaginario de su cuerpo 8.Si el estadio del espejo es un anticipo del dominio psicológico y nos dará su estilo al ejercicioulterior del dominio motor efectivo, el ver televisión no es más que ese ejercicio, su corolariometafórico. Si el estadio es la primera aventura imaginaria en que el hombre se ve, se refleja y seconcibe como distinto; tal vez la televisión sea el estadio enajenado de su historia.

¿Hay juego de los espejos en la televisión? ¿Cuando nos vemos en la pantalla nos vemoscomo una imagen virtual o real? En este juego de reflejos ¿el sujeto queda engañado como en elestadio del espejo? ¿No es la cámara de televisión la misma cámara fotográfica del ejemplolacaniano de la foto del arco iris? Y no es más actual su pregunta a propósito de ello “dónde seencuentra lo subjetivo y dónde se encuentra lo objetivo” y la distinción demasiado somera entrelo uno y lo otro. “¿Tal vez la cámara fotográfica (de TV en este caso) no sea más que unaparato subjetivo, enteramente construido con ayuda de una x y una y que habitan el mismoterritorio que el sujeto, es decir el del lenguaje?”.9 No es más pertinente la analogía de lacámara fotográfica con la cámara de televisión porque igual como ayudó a Lacan a entender loimaginario en el hombre puede darnos la pintas de aproximarnos a lo imaginario en la relacióndel sujeto con la televisión.

Nuestra experiencia cotidiana nos dice que cuando el lente de una cámara de video nosapunta nos intimida. Tal vez unos comiencen a jugar haciendo gestos exagerados en unmomento de euforia como la cría de hombre descrita por Lacan 10, que no es más que; un acto

6 Ibidem. Pág. 20327 Lacan, J. El Seminario 1. Ed. Piadós. Buenos Aires. 1988. 1938 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Pág. 1289 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Págs. 124-12510 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Pág. 87

Page 4: EL ESPEJO ELECTRONICO

4

regresivo, casi una remembranza del júbilo del lactante. Más aún, al vernos después en lapantalla no nos reconocemos, como sí sucede en el espejo común, y siempre causa hilaridad yasombro vernos y ver al resto gesticulando. Pero, al otro lado el actor (el profesional) de lacomunicación habituado por la repetición deja la euforia y la transforma con una careta nuevapero no menos histriónica.

Qué es el lente de la cámara más que una mezcla de lentillas que transforman la imagenreal en una imagen electrónica pero no invertida como lo hace el espejo plano, sino simulandotal cual la imagen real pero bidimensionalmente y fragmentada. Nuestro reflejo en el espejocomún invierte nuestra imagen, sabemos que si levantamos la mano derecha nuestra imagenreflejada levanta la izquierda a diferencia de lo que la imagen del televisor nos refleja que sivemos en el instante nuestra imagen en la pantalla captada por una cámara de video nuestrareflejo es devuelta igual pero con las características propias de la pantalla, por eso es que hablode una imagen electrónica para diferenciarla de la imagen especular. ¿Me pregunto por qué losfabricantes de televisiones ofertan como gran novedad tecnológica a los televisores de pantallaplana?

Acaso frente al televisor no regresionamos en nuestras fantasías de cuerposfragmentados hacia cuerpos totales. Sí, reconocernos fragmentados nos angustia; pero en latelevisión, en el hecho de ver, nos damos complitud igual que en “el primer narcisismo”, quéacto más placentero que descubrir que no somos un cuerpo partido sino un cuerpo pleno. Sicomo dice Lacan, el hombre demuestra que es incapaz de renunciar a una satisfacción yagozada alguna vez11, la televisión nos da la oportunidad de actualizar ese placer primitivo. Laimagen televisiva fragmenta los cuerpos, su característica exclusiva es la de explotar losprimeros planos de sus personajes, no importa si sólo te dejan la cabeza en close up mirándote,porque más allá de la mirada es sólo una parte del cuerpo que imaginariamente debemosrellenar.

Tanto el campo visual del espejo como el de la pantalla del televisor están articulados nopor lo que hay sino por lo que falta. Y en la televisión lo que falta es aquello que pasa al otrolado en la mirada de los protagonistas de las imágenes televisivas.

Para el espectador la pantalla funcionaría como un espejo electrónico cuya identificaciónestá instalada en el imaginario, pero que te habla apelando a lo simbólico. Aunque haya unosolo que escuche lo que se dice desde dentro de la pantalla, ese solo creará un reconocimientoque lo transforma y lo constituye como sujetos comunicantes ¿Qué comunican? el objeto, aqueldel que se ponen de acuerdo y que como Lacan dice “en el plano de lo comunicado se distinguendiversos grados: el llamado, la discusión, el conocimiento, la información”12, que mástelevisivo que estas formas de la palabra plena, pero que nacen irremediablemente de loimaginario:

“Imaginaria, se refiere aquí, primero, a la relación del sujeto con sus identificacionesformadoras, éste es el pleno sentido del término imagen en análisis; segundo, a la relación delsujeto con lo real, cuya característica es la de ser ilusoria: es éste el aspecto de la funciónimaginaria destacado más frecuentemente.”13

Pensando en aquello, personajes que deambulan al otro lado de la pantalla, frente a lasluces de tungsteno y las cámaras digitales de tres CCDs, los veo en sus neurosis (sino en susperversiones) y pregunto ¿Cuál es el síntoma que une a estos actores de la comunicación? Si elpaso del yo especular al yo social implica una enajenación paranoica ¿no puede el espejo

11 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Pág. 20312 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Pág. 16913 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Pág. 180

Page 5: EL ESPEJO ELECTRONICO

5

electrónico ser propicio a la paranoia de los actores en cuestión? Es un tema a trabajar y adescubrir más adelante.

Algunos podrían decir que en tiempos de la postmodernidad, como algunos teóricos lopiensan, la televisión está reemplazando peligrosamente al psicoanalista al repetirnos hasta elcansancio “Tú eres eso”14, pero noten que no es el “tú eres eso” que resulta del análisis, el finalnatural y exitoso de un descubrimiento libre de angustias que te vuelve al mundo con una nuevamirada; si el analista fruto de la transferencia se convierte (temporalmente) en el otro que todo losabe, en ese padre que te guía a salir del oscurantismo al que te llevó el trauma, la televisión seinstala como un otro amo que también todo lo sabe y que permanente permanece mostrándoteuna realidad, muchas veces una realidad impuesta y que fruto de esta dependencia se atreve aengatusarte y a decirte quien eres ese tú.

Pero lo cierto es que son los televidentes quienes al final marcan el ritmo de loscontenidos porque este televidente no es más que; el sujeto y su situación, es decir; él y su lugaren el mundo simbólico, en el mundo de la palabra y que depende de su constitución en el mundoque resulta de la relación entre lo imaginario y lo real15. Este sujeto atrapado en susidentificaciones, en sus nostálgicos placeres que zapea desde el inconsciente. Lo que se pone enla pantalla por parte de su productores y las posibles perversiones que llevan los actores serántema de otro análisis.

La televisión confirma, en su excelencia y eficacia propia de su especificidad, esta frasede Lacan “Para que la imagen tenga cierta consistencia, es necesario que sea verdaderamenteuna imagen”16

Finalmente me preguntaré; como el yo es una suma de identificaciones, ¿cuál es laidentificación primaria que provoca la identificación con la imagen de la pantalla?17 Si en elprincipio, el primer reflejo venía de las niñas de la madre, del lago de Narciso o del espejo de laabuela; hoy los ojos del niño mientras mama, de reojo mira también el televisor.

"No sabe qué es lo que ve, pero lo que ve le quema"18

(Ovidio)

14 Lacan, J. Escritos 1. Op. Cit. Pág. 9315 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Pág. 13016 Lacan, J. Op. Cit. El Seminario 1. Pág. 19017 Ver mi ensayo “La mirada electrónica” referente a la mirada como objeto.18 Versos completos en Las Metamorfosis de Ovidio.

430 Qué vea no sabe, pero lo que ve, se abrasa en ello,y a sus ojos el mismo error que los engaña los incita.Crédulo, ¿por qué en vano unas apariencias fugaces coger intentas?Lo que buscas está en ninguna parte, lo que amas, vuélvete: lo pierdes.Ésa que ves, de una reverberada imagen la sombra es.