El Equipo de Futbol Pachakuti...

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El 'Mallku' aspira que su equipo ascienda a la Liga El equipo de fútbol Deportivo Pachakuti se encuentra en la categoría B y con la posibilidad de que ascienda en el torneo de la Asociación de Fútbol de La Paz, porque se encuentra en segundo lugar. No es un campeonato de intensiones ni provincial, estamos pensando llegar a la Liga Profesional. Felipe Quispe, dirigente del Club Deportivo Pachakuti. Foto: Internet. La Razón Digital / ANF / La Paz 09:55 / 10 de marzo de 2014 El exejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Felipe Quispe, conocido también como el "Mallku", expresó su anhelo de que

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El 'Mallku' aspira que su equipo ascienda a la Liga

El equipo de fútbol Deportivo Pachakuti se encuentra en la categoría B y con la posibilidad de que ascienda en el torneo de la Asociación de Fútbol de La Paz, porque se encuentra en segundo lugar. No es un campeonato de intensiones ni provincial, estamos pensando llegar a la Liga Profesional.

Felipe Quispe, dirigente del Club Deportivo Pachakuti. Foto: Internet.

La Razón Digital / ANF / La Paz

09:55 / 10 de marzo de 2014

El exejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Felipe Quispe, conocido también como el "Mallku", expresó su anhelo de que el Club Deportivo Pachakuti ascienda a la Liga Profesional y pueda competir junto a Bolívar o The Strongest. 

"No es un campeonato de intensiones, ni provincial, estamos pensando llegar a la Liga Profesional porque queremos competir con Bolívar y The Strongest, si podemos reemplazarlos sería bien. Ellos traen extranjeros, pero nosotros queremos entrar ahí con nuestros elementos. Tenemos los Tarquis, Yujras, los Choques y Mamanis", manifestó Quispe, dirigente del club.

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El equipo de fútbol Deportivo Pachakuti se encuentra en la categoría B y con la posibilidad de que ascienda en el torneo de la Asociación de Fútbol de La Paz, porque se encuentra en segundo lugar.  "Nosotros no queremos elementos humanos extranjeros, sino aymaras y quechuas porque sabemos jugar", expresó el Mallku.

El exguerrillero del Ejército Túpac Katari (EGTK) indicó que desde 2005 el Deportivo Pachakuti ascendió de Aficionados A hasta la Primera B. Los recursos con los que se moviliza son aportes de personas de diferentes provincias y los jugadores tienen en promedio entre 18 y 24 años

http://ascensobolivia.blogspot.com/2014/07/felipe-quispe-trabaja-para-que.html

Felipe Quispe trabaja para que Pachakuti FC sea liguero “Quiero ver en la Liga a los Mamani”

El club Pachakuti FC ascendió a la Primera B de la Asociación de Fútbol de La Paz (AFLP). La campaña hace ilusionar a su presidente, Felipe Quispe, quien sueña con ver a su equipo en la Liga y que sus jugadores jueguen en la selección nacional.El dirigente no tiene pelos en la lengua y afirma que su club es para "los despreciados”, gente que no tiene lugar en otros planteles."Quiero ver jugar en la Liga a los Quispe, Mamani, Condori, Yujra, a los despreciados, gente que no es tomada en cuenta para los partidos que se juegan en los equipos profesionales”, manifiesta.Cuenta que la iniciativa surgió a inicios del año 2000, cuando era diputado nacional y ganaba cerca de 20.000 bolivianos, "nunca había ganado tanto”."En el campo me dijeron por qué no fundaba una escuela de fútbol. En el campo no había entrenadores, sólo profesores de educación física por eso buscamos fuera. Primero trajimos a un técnico de apellido Rojas de Huarina y con el arrancó el trabajo”, destaca.En 2004 se fundó el Pachakuti FC de la mano del entrenador Mario Callisaya, quien fue con el plantel juvenil de Bolívar a Achacachi."Ahí me planteó la posibilidad de afiliarnos a la AFLP y decidimos fundar el equipo”, recuerda.Felipe Quispe considera que el fútbol está monetizado y que ese fue uno de los factores por los que el entrenador Callisaya dejó la institución, ya que "un año después de fundar el equipo se fue a Wilstermann por un salrio de 3.000 dólares”.Poco a poco el conjunto avanzó en sus aspiraciones. Llegó a la primera de ascenso y luego le tocó descender, pero esta gestión fue buena para el club."Este año llegamos a la Primera B y luego queremos llegar a la A, estaremos a un paso de la Liga, pero ahí se tiene que pensar en algo mas serio”, dice.Iván Tórrez, ex-Mariscal Braun, es quien dirige al conjunto y tiene como base a jugadores que llegaron de palos blancos Potosí, Huaqui, Achacachi, entre otros lugares.

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El "Matadero” es el cuartel generalEl plantel de Pachakuti FC realiza su labor de preparación en la cancha de el "Matedero”, en la zona de Achachicala, por las condiciones económicas de la entidad.Felipe Quispe, presidente del equipo, señaló que los costos para usar los campos deportivos son elevados y que en un principio gastaban 20 bolivianos por hora y ahora invierten 100.Para el inicio de esta nueva temporada se fijaron los días lunes, martes y jueves, desde las 17:00 hasta las 18:00, donde gente nueva podrá probar fortuna."Convocamos a jugadores para elegir nuevos valores, de ahí sacaremos a unos cuantos. Aprovechamos a la gente que llega del interior y del campo para estudiar, ellos juegan por el amor a la camiseta”, señala.Quienes lograron el ascenso a la Primera B se llevaron un diploma como premio, para este año se piensa en buzos y poleras.

1.000bolivianosinvierte Felipe Quispe cada semana en la preparación de su equipo. Publicado por futbolbolivia en 5:49 Etiquetas: LA PAZ AFLP

http://www.noticias.com.bo/deportes/el-mallku-aspira-que-su-equipo-ascienda-al-futbol-profesional/

El �Mallku� aspira que su equipo ascienda al fútbol profesional

Deportes

mar 10, 2014 0 68

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El ex ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), Felipe Quispe, conocido también como el ‘Mallku’, expresó su anhelo de que el Club Deportivo Pachakuti ascienda a la Liga Profesional y pueda competir junto a Bolívar o The Strongest.  

"No es un campeonato de intensiones, ni provincial, estamos pensando llegar a la Liga profesional porque queremos competir con Bolívar y The Strongest, si podemos reemplazarlos sería bien. Ellos traen extranjeros, pero nosotros queremos entrar ahí con nuestros elementos. Tenemos los Tarquis, Yujras, los Choques y Mamanis", manifestó Quispe, dirigente del club.

El equipo de fútbol Deportivo Pachakuti se encuentra en la categoría B y con la posibilidad de que ascienda en el torneo de la Asociación de Fútbol de La Paz, porque se encuentra en

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segundo lugar.  "Nosotros no queremos elementos humanos extranjeros, sino aymaras y quechuas porque sabemos jugar", expresó el Mallku.

El ex guerrillero del Ejército Túpac Katari (EGTK) indicó que desde 2005 el Deportivo Pachakuti ascendió de Aficionados A hasta la Primera B. Los recursos con los que se moviliza son aportes de personas de diferentes provincias y los jugadores tienen en promedio entre 18 y 24 años.

ANF

fuente:http://www.eldeber.com.bo/nota.php?id=140310105107

http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0615/noticias.php?id=14131

El Mallku: “mi Pachacuti FC le gana a la Selección”

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15/06/2011 | Ed. Imp.

LA PAZ/ERBOL Felipe Quispe, más conocido como El Mallku, devenido hoy en dirigente deportivo al frente de su equipo “Pachacuti Fútbol Club”, aseguró que en materia de fútbol lo único que tenemos son decepciones.

Para el dirigente su club, que está en la primera de ascenso de la Asociación de Fútbol de La Paz, puede ganarle al equipo de Quinteros, porque entrega una mayor actitud. “Yo quisiera desafiar a la Selección; son jóvenes de 18, 19 y 20 años, podemos hacerles bailar”, afirmó el dirigente.

http://boliviadecide.blogspot.com/2011/07/felipe-quispe-huanca-el-mallku-y-su.html

Felipe Quispe huanca El ‘Mallku’ y su Pachakuti FC

Décadas después, el hombre dirigía la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Tras su paso por la dirigencia, exactamente hace cinco años que el Mallku (como se bautizó a Quispe) dedica la mayor parte del tiempo a su equipo de fútbol: Club Deportivo Pachakuti.

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Los campesinos, dice, son fuertes e inteligentes para el fútbol. “Somos veloces los aymaras, llamados despectivamente indios; nosotros en el pasado hemos tenido chasquis que corrían kilómetros y kilómetros. Nosotros somos hijos de chasquis”.

Pero en su equipo, que descendió de categoría este año, no está permitido correr y correr sin pensar. “Jugar fútbol es pensar rápido, ser inteligente. Es como en la vida, hay que pensar bien y hay que conocer al enemigo, y reconocernos entre nosotros mismos. Eso me impulsó mucho en mi forma de ser. Ahora yo preparo psicológicamente a mi equipo”.

En su idea, la vida misma puede resumirse en el fútbol. Por eso prefiere a Pelé en lugar de Diego Armando Maradona. “Es más de mi época, además es mejor que Maradona porque corría bien y hacía goles espectaculares. Además, era un hombre sano”.

En su juventud, el Mallku deseaba ser futbolista. Aprendió a patear con los dos pies e incluso hizo una prueba para integrarse al club 31 de Octubre. Por entonces, comenta, San José era un gran equipo y tenía un ídolo local: Vicente Quispe... “Mi apellido era bien cotizado entonces”.

El fútbol dejó en off side (fuera de juego) al Mallku. Luego, dedicó su vida a la política y cuando fue diputado pagaba, con su dieta parlamentaria, a los técnicos que él llevaba hasta el campo para entrenar a su club.

Hoy él cancela las tarjetas y el flete de la cancha del Kilómetro 7. “Un día vamos a ascender y vamos a jugar con Bolívar y Strongest, y vamos a ganar”, dice sentado en la entrada de la Asociación de Fútbol de La Paz.

Lejos de las canchas, el Mallku juega en desventaja. Es padre de siete hijos, tres varones y cuatro mujeres. Vive con uno de ellos, mientras que otro juega en su club y un tercero estudia en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), y una de ellas vive en Brasil. De las otras tiene vagas referencias.

Su esposa se encuentra enferma. “Está mal de los riñones y se hace hemodiálisis día por medio. La vida ya no es como antes, ahora hay días tristes”.

Enfundado en su eterna chamarra negra y con el sombrero oscuro, el exintegrante del Ejército Guerrillero Túpac Katari, pijcha coca mientras habla de él y de sus sueños.

Comenta que se acuesta a medianoche. “Aunque a veces me duermo a las nueve y me levanto a las tres, y leo hasta las seis. Tomo un desayuno y me voy a trabajar (agricultura)”. Su libro de cabecera es La revolución india, de Fausto Reinaga.

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Anhela que un día un “indio de verdad” llegue a la Presidencia del país. “Estoy pensando en volver a candidatear. ¿Por qué no?”.

en 9:19

Etiquetas: NOTICIAS

http://sugieroleer.blogspot.com/2012/05/amancaya-finkel-fue-guerrillero.html

El Mallku, de la política al fútbol

Amancaya Finkel

Fue guerrillero, diputado, fundador del Movimiento indígena Túpac Katari, de los Ayllus Rojos y en 1990 su nombre saltó a los medios informativos como creador del Ejército Guerrillero Túpac Katari, debido a lo cual fue encarcelado; después de ser secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, candidateó a la presidencia, en 2002, por el Movimiento Indígena Pachakuti. Felipe Quispe, más conocido como el Mallku, es un hombre de lucha.

Durante los conflictos sociales del 2000 cercó la urbe paceña en una acción que emuló la rebelión anticolonial de Julián Apaza, líder indígena que asumió el nombre de Túpac Katari y que doblegó a la clase dominante en 1781, por lo cual fue ejecutado.

La lucha del Mallku, como aún hoy lo llaman sus seguidores y amigos, es la de los indígenas cansados de la discriminación, el racismo y la explotación.

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Se retiró de la política en 2006, cuando Evo Morales ganó las elecciones presidenciales. Afirma que su alejamiento de la arena política es temporal.

Su lucha por los indígenas no ha terminado pero, de momento, se ha trasladado al ámbito del deporte. Hoy Felipe Quispe es dueño del Club deportivo Pachakuti, un equipo de fútbol que está muy cerca de ascender a la primera B.

Un equipo indígena

“En 2002 y 2003, yo era diputado. Había harta plata, porque para un pobre un sueldo de casi 20 mil bolivianos es mucho”, rememora Quispe.

“En Ajllata, mi pueblo, hay muchos jóvenes, son como estas palomitas que están ahí”, dice, mientras observa a las palomas que revolotean en la plaza frente al mercado Camacho donde tiene lugar la entrevista con Miradas.

“Mirá Felipe, ¿por qué no pones una escuela de fútbol?”, le dijeron los comunarios. “Tú pones la plata y nosotros ponemos la cancha”, le dijeron.

Felipe estuvo de acuerdo, compró los implementos para el profesor y se dio cuenta de que encontrar un director técnico para dirigir y entrenar a un equipo de jóvenes futbolistas era un asunto más que difícil.

“En el campo hay cualquier cantidad de profesores rurales y de educación física ni que se diga, pero no había nadie que sepa manejar la cuestión futbolística. Por suerte, hemos encontrado uno en Huarina. Yo le pagaba 200 bolivianos y él entrenaba los sábados y domingos”, comenta. Los entrenamientos eran duros y los jugadores ponían todo su empeño para dominar la pelota. “Los chicos han empezado a aprender a manejar el balón”.

Después de dos largos años de arduos entrenamientos, el Mallku decidió que era hora de ponerse a prueba y Ajllata organizó un evento deportivo al que fue invitado el equipo Sub 17 del Bolívar junto a su director técnico, Mario Calisaya, para un partido amistoso. Había mucha expectativa en el pueblo y en los jugadores del Pachakuti. Perdieron. Pero aun así el resultado del partido fue sorpresivo porque el equipo del Bolívar derrotó al Pachakuti por apenas por dos goles. “Estábamos casi a la altura de ellos”, recuerda Felipe.

El profesor Calisaya le propuso llevar a sus jugadores a probarse en el equipo profesional. “Esos chicos sirven, tienen buen porte, pueden jugar mejor, sólo les falta entrenamiento”, le dijo. Pero el Mallku se negó; sabía que sólo serían elegidos los mejores y que su equipo se desintegraría. “Eso es como cuando uno va a una feria de animales y elige a los mejores. Además, eso cuesta plata y yo no iba a venderlos como a animales. ‘¿Por qué no mejor nos quedamos con el equipo y usted los entrena?’”, ofreció a Calisaya y éste accedió.

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Entonces, en lugar de que los jugadores del Pachakuti terminaran jugando en el Bolívar, fueron los que salían de la escuadra celeste los que se incorporaron al equipo del Mallku.

“El Bolívar es un club racista”

“El Bolívar es un club racista”, afirma categóricamente Felipe.

“¡Fijate! No hay Mamanis ni Quispes ni Condoris en el equipo titular del Bolívar. Sólo los aceptan cuando son jóvenes y juegan en las divisiones inferiores, después ya no les sirven y los botan. Cuando los botan a los chicos, nosotros los captamos y los reciclamos. Cada año expulsan como a 30, porque son chatos, indígenas. Mis jugadores son de mediana estatura, tienen el tamaño de Simón Bolívar”, afirma con orgullo.

El Mallku es simpatizante de The Strongest. ‘¿El Strongest es igual de racista?’, le preguntamos. “No sé. Nunca he tenido amistad con ellos, pero he sido simpatizante porque tienen un grito de guerra en aymara, ¡Huarik’asaya k’alatakaya!, que significa ‘¡Revientan las piedras y gritan las vicuñas!’. Eso es lo que en el campo pasa en invierno y para mí el Strongest era una especie de invierno que hacia gritar al pueblo. Lo he entendido en ese sentido, por eso he simpatizado con ese equipo”, dice.

El club Pachakuti se hizo parte de la Asociación de Fútbol de La Paz y pronto ascendió a la primera B. “Pero después hemos vuelto a bajar porque el Calisaya nos ha dejado ahí. No podíamos pagarle lo que pedía”, confiesa.

El sueño del Mallku es ascender a la primera A con su equipo y llegar al Estadio Hernando Siles. Hoy el entrenador es Iván Torrez, un ex jugador de Ferroviario. “Casi no le estamos pagando, lo está haciendo como amigo nomás”, cuenta.

Como guerrilleros

Cada año el club realiza una convocatoria para reclutar nuevos jugadores.

Si bien Felipe se ocupa principalmente del aspecto económico, también supervisa los entrenamientos, asesora y estudia a los jugadores. El Pachakuti se gestó en el campo y hoy lo integran jóvenes de las diferentes provincias del altiplano y de las zonas alejadas y las laderas de la ciudad de La Paz, las “zonas marginales”, como dice Felipe. El Pachakuti es un equipo indígena y, según el Mallku, la preparación de un equipo de fútbol es parecida a la de un grupo guerrillero.

Como los guerrilleros, los jugadores pelean por una causa y la causa es el fútbol. “Mirá, yo he aprendido en la guerra, o sea, en los entrenamientos guerrilleros. Nos hemos preparado para educar a los jóvenes adultos. Nosotros los educamos y ellos ofrendan su vida a una causa. No

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ofrecemos dinero, sino que ellos tienen una causa y por esa causa luchan. De forma más o menos similar lo estamos haciendo en el campo deportivo”, afirma.

Sin embargo, la “causa” de este equipo está más allá del fútbol. Llegar a jugar en la primera A implicaría “desenmascarar a los equipos tradicionales, aquellos que traen jugadores de Argentina, de Paraguay y de otros lugares”.

Felipe Quispe está convencido de que, a pesar del discurso de “cambio” del Gobierno de Evo Morales, el indígena que llegó a ser presidente, “todo sigue igual que antes”. Según el Mallku, Bolivia sigue siendo un país racista que excluye al sujeto indígena.

“Seríamos un equipo modelo que juega con un cerebro y un pensamiento propio. Queremos demostrar que también los indios somos capaces de jugar. Los chaskis corrían kilómetros y kilómetros y se comunicaban con otros suyos. Nosotros descendemos de esa gente, pero nunca nos han dado la oportunidad de jugar”, asegura.

El club de Felipe Quispe se caracteriza también por el trato humano que da a sus jugadores. “Nosotros no carajeamos; yo veo a otros directores técnicos o algún presidente que se pone a gritar y dice ‘¡Ah carajo, no juegas bien!’. Eso no va con nosotros. Si ha pateado mal, nosotros lo felicitamos, si es que mete gol, mucho mejor todavía. Enseñamos a jugar de hombre a hombre, a jugar con voluntad, con cariño, con amor a la pelota”, sostiene.

En el equipo de Quispe, la alimentación es sana, alejada del alcohol. “En algunos barrios de La Paz, cuando juegan futbol y ganan, toman alcohol; cuando pierden, toman alcohol. Nosotros ni siquiera tomamos gaseosas. Hacemos nuestro propio refresco del campo, de cañawa, de pito o refresco de soya, pero no soya transgénica. Todo tiene que ser natural. Trabajamos psicológicamente, les hablamos. Les decimos que el contrario puede ser alto, macizo, simpático, pero aquí lo que vale es la inteligencia, pensar rápido, moverse rápido, hacer toques. Hay que conocerse uno mismo y conocer al rival, saber cómo juega”, explica.

“No soy racista”

No solamente jugadores del altiplano y de La Paz han pasado por el equipo del Mallku, sino también jóvenes del interior y afirma que los de distintas regiones de Bolivia tienen estilos diferentes de juego.

“Yo estudio a los jugadores. Los orientales llevan la pelota a un solo lado, no hacen bailar la pelota. Los de aquí hacen bailar la pelota, paran, pisan la pelota y se la pasan a otro. Los yungueños son veloces, buenos para el fútbol, corren bien pero también llevan la pelota hacia una sola dirección”, afirma.

‘¿No hay también una visión racista de los jugadores y sus estilos?’, cuestiona Miradas. “¡Eso no es racismo! Yo tengo que estudiar a la gente que va a militar en mi equipo, pero no para excluir a

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nadie. Estoy describiendo a los jugadores. Yo he sido discriminado por mi apellido, he pasado por castigos fiscos, psicológicos y morales. Nosotros no insultamos a nadie, hablamos de hombre a hombre, de frente. Les decimos: ‘Esto es lo que queremos hacer, el deporte es por este camino, éste es el pensamiento’ y ellos comprenden. Ahora, si no comprenden, hablamos en aymara”.

“¿Aceptaría a un joven de la zona Sur en el equipo?”, le pregunto y Felipe Quispe nos lanza una mirada condescendiente. “¿Tú crees que venga alguno?”, pregunta a su vez y responde “yo no creo que vengan, porque ellos se asquean, muchas veces. Había un jugador que venía, pero al ver a puros jugadores negritos no ha vuelto más, se ha autoexcluido. Si viniera un choquito a nuestro equipo sería bienvenido; en un montón de quinua negra, una quinua blanca sería bonita. No soy racista.Yo he tenido metrallas en mis manos, bombas, granadas, todo. Incluso en el 2003, cuando he hecho caer a Goni; si fuera racista ¿qué me costaba entrar con mis indios a la Zona Sur, saquearlos y matar? Yo hablo fuerte porque tengo heridas. Y cuidado me digas que estoy respirando por mis heridas. A mí me han hecho maldades, hasta en la universidades me han aplazado por aplazarme nomás, pero yo no soy resentido”. --Volverá a la política

Felipe Quispe asiste a los partidos y, con frecuencia, a los entrenamientos. En los días posteriores a la entrevista, a su equipo le toca hacer gimnasia en la Plaza Villarroel. “Hay que dar 20 ó 30 vueltas a plaza, subir y bajar cerros, eso es lo que hacemos” señala.

A pesar de estar dedicado al deporte, Felipe Quispe tiene intenciones de volver a la política.

“Estamos con un pie adentro. Yo soy político profesional. He incursionado en ese campo desde los 20 años. Yo no puedo dejarla es parte de mi vida. Estamos pensando rearticular el Movimiento Indígena Pachakuti y hacer un sólo frente político, aunque va a ser difícil sacar personería jurídica con este Gobierno, porque ellos controlan todos los órganos del Estado. Pero estamos preparados para enfrentarlos”.

Publicado en Miradas (Página Siete/La Paz), 20/05/2012

Foto: Felipe Quispe (La Razón)

http://www.eldeber.com.bo/el-mallku-aspira-que-su-equipo-ascienda-al-futbol-profesional/140310105107

El ‘Mallku’ aspira que su equipo ascienda al fútbol profesional

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El equipo de fútbol Deportivo Pachakuti se encuentra en la categoría B y con la posibilidad de que ascienda en el torneo de la Asociación de Fútbol de La Paz, porque se encuentra en segundo lugar. No es un campeonato de intensiones ni provincial, estamos pensando llegar a la Liga Profesional.

10 de Marzo de 2014 | 10:51

Felipe Quispe, líder indígena y dirigente deportivo. Foto. Internet

El ex ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos

de Bolivia (Csutcb), Felipe Quispe, conocido también como el ‘Mallku’, expresó su

anhelo de que el Club Deportivo Pachakuti ascienda a la Liga Profesional y pueda

competir junto a Bolívar o The Strongest.  

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"No es un campeonato de intensiones, ni provincial, estamos pensando llegar a la

Liga profesional porque queremos competir con Bolívar y The Strongest, si

podemos reemplazarlos sería bien. Ellos traen extranjeros, pero nosotros

queremos entrar ahí con nuestros elementos. Tenemos los Tarquis, Yujras, los

Choques y Mamanis", manifestó Quispe, dirigente del club.

El equipo de fútbol Deportivo Pachakuti se encuentra en la categoría B y con la

posibilidad de que ascienda en el torneo de la Asociación de Fútbol de La Paz,

porque se encuentra en segundo lugar.  "Nosotros no queremos elementos

humanos extranjeros, sino aymaras y quechuas porque sabemos jugar", expresó

el Mallku.

El ex guerrillero del Ejército Túpac Katari (EGTK) indicó que desde 2005 el

Deportivo Pachakuti ascendió de Aficionados A hasta la Primera B. Los recursos

con los que se moviliza son aportes de personas de diferentes provincias y los

jugadores tienen en promedio entre 18 y 24 años.

ANF

http://losodex.blogspot.com/2007/10/pachakuti-y-el-ftbol.html

sábado, 6 de octubre de 2007

Pachakuti y el fútbol

Hijos del Sol F.C.

Texto: Nicolás García Recoaro - Fotos: Jordi Salvadó

Es un club de fútbol boliviano que pelea por erradicar el racismo del deporte. Fundado hace dos años por uno de los referentes del indigenismo andino, el Deportivo Pachakuti le da espacio a los jóvenes de comunidades del interior de Bolivia. Con la Wiphala de los pueblos originarios como símbolo, el primer equipo de fútbol

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indigenista de Latinoamérica pelea por ascender a la primera división.

En el vestuario local, los jugadores del Pachakuti se preparan para salir a la cancha. Omar llega apurado y se calza la remera negra que tiene una Whiphala (bandera multicolor de los pueblos originarios) tatuada sobre el corazón. Se lo nota cansado al pibe, quizás son las tres horas de viaje que tiene desde la comunidad de Ajaría Chico hasta el estadio de las afueras de la ciudad de La Paz. El grito de guerra de los once jugadores une a todos en un cúmulo de euforia antes de salir al campo de juego. En las tribunas, los seguidores del Pacha esperan con ansias la salida de su equipo, el primer club de fútbol indigenista de Latinoamérica.La historia del Deportivo Pachakuti comienza en el año 2005. Con una plantilla integrada por veinte jugadores (la mayoría provenientes de comunidades aymaras de localidades como Achacachi, Ayo Ayo, Ajaría y Ajllata) logró una excelente campaña y escaló a la segunda división de ascenso del fútbol boliviano. La idea de crear un club de fútbol que represente el sentir y la idiosincrasia de las comunidades aymaras cobró forma hace dos años. “En nuestras comunidades hay buenos deportistas y con el Deportivo Pachakuti queremos promocionar a esos jóvenes”, explica Quispe mientras los chicos del Pacha pelotean a su arquero en el entrenamiento en el barrio San Antonio. Al finalizar en entrenamiento, este cronista consulto a varios jugadores sobre el significado del nombre del club. “Hijos del Sol, Pachakuti: el retorno del tiempo y el espacio originario. Pero lo que nos debe importar a nosotros es el fútbol, que todos jueguen”, me cuenta David antes de partir a su casa, después de finalizar la práctica.Omar juega a un toque con Rubén, elude al arquero y convierte el primer gol del Pachakuti contra el Colegio Militar. En la pequeña tribuna, el líder indigenista Felipe Quispe Huanca festeja con una sonrisa. Es el arranque del campeonato de segunda división y el Pacha se juega la chance de ascender a la A, y de ahí será un pequeño escaloncito para que este sueño deportivo nacido en la provincia de Omasuyos, en las comunidades que rodean el Titicaca, se convierta en realidad: un club indigenista en la primera división.El campeonato viene difícil este año para los Hijos del Sol. “Se complica cuando nos faltan jugadores y recursos. A veces nos gritan bloqueadores (en referencia a las protestas que llevó adelante Quispe para derrocar los gobiernos neoliberales de Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa), pero en realidad eso forma parte del juego”, me explica Rubén, el hábil diez que se encarga de generar el fútbol del Pacha. Pero las mañas y discriminación de los intolerantes no achican a los Hijos del Sol. “Cuando estamos jugando, algunos contrarios nos gritan campesinos o indios, y eso nos da más fuerza, no es un insulto, nos da ánimo para demostrarles que los aymaras somos buenos jugadores”, explica Brian, un joven que camina casi dos horas para llegar al entrenamiento.El partido con el Colegio Militar continúa con aspereza, el viento forma remolinos en la cancha ubicada a más de tres mil metros de altura. David toma un rebote y patea de afuera del área y convierte el tercer gol del Pacha. En el festejo se mezcla con abrazos de Omar y Felipe, dos jóvenes provenientes de la pequeña comunidad de Ajaría Chico. “Venimos sólo para los partidos. Entrenamos por nuestra cuenta en la comunidad y venimos los fines de semana. Nos gustaría entrenar todos los días con el equipo, pero los problemas económicos dificultan la movilidad hasta La Paz”, comenta Felipe mientras intenta recuperar el aire luego del final del partido. Omar me comenta que durante la semana recoge totoras del Lago Titicaca para alimentar a su ganado. “Trabajo con mi familia y por las tardes entreno con los pocos chicos que viven en mi pueblo”, cuenta el goleador del Pacha. “El Estado

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tendría que darnos una mano, la política también se hace con el deporte”, reflexiona Quispe desde la tribuna.“Los problemas económicos para llevar adelante el traslado de los jugadores que viven en zonas alejadas del interior del Departamento de La Paz parece poner piedras en el camino del Pacha, pero la fuerza y la voluntad de los jugadores borran las dificultades. “Sabemos que es difícil mantener un equipo que esté formado por jóvenes de las comunidades más pobres de Bolivia, pero merecen una verdadera oportunidad”, destaca Edgar, preparador físico del Deportivo.La realidad del fútbol boliviano muestra la discriminación a flor de piel. Si uno repasa los apellidos de los integrantes de la selección se puede dar una gran sorpresa, sobre todo en un país donde el 60% de la población se considera indígena. “El Pachakuti nació para dar espacio a los Mamanis, los Quispes, los Choques y otros que no tienen opciones de jugar en torneos oficiales”, opina Yury Zapata, director técnico de un equipo, que más allá de su participación deportiva, intenta erradicar el racismo que pesa sobre los originarios dentro de los campeonatos oficiales de Bolivia.El primer partido ha terminado con un contundente 3 a 1 para el Pachakuti. Los jugadores devuelven sus camisetas negras que llevan como emblema la Wiphala de los pueblos originarios. Es el primer paso para lograr su sueño de campeonato y para demostrar que el fútbol de las comunidades puede dar una verdadera lección de integración y tolerancia. “Creo que va a ser difícil pero que algún día vamos a llegar a la Liga, nuestros hermanos aymaras y quechuas se merecen tener un equipo con estadio en sus departamentos. Y algún día lo lograremos, ese es nuestro sueño”, remata el Mallku Quispe antes de partir en un pequeño minibús hacia su comunidad.Los jugadores del Pacha dejan la cancha con una sonrisa por el triunfo. A algunos aún les esperan varias horas de viaje hasta sus comunidades cerca del mágico Lago Titicaca. “Es un deporte hermoso y si podemos ayudar a erradicar el racismo, bienvenido sea”, me explica Rubén mientras espera la movilidad que lo lleve a su casa. El Pacha sigue en carrera y el próximo fin de semana estará corriendo tras la pelota nuevamente. Luchando por hacer valer su fútbol y representando a sus hermanos. Peleando por levantar la whipala de los pueblos originarios e intentando, con su buen fútbol, erradicar el racismo del deporte. Publicado por Nicolas G. Recoaro en sábado, octubre 06, 2007

http://www.controversia.net/index.php?showtopic=64462

El Pacha fútbolPor Periódico Renacer - Thursday, Jun. 14, 2007 at 11:17 PM

El primer club de fútbol indigenista de Latinoamérica levanta la Wiphala de los pueblos originarios. Con un equipo formado por jóvenes de comunidades aymaras, el Deportivo Pachakuti pelea por ascender a la primera división y erradicar al racismo del deporte boliviano.

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Omar juega una pared con Felipe, elude al arquero y convierte el primer gol del Deportivo Pachakuti contra Ayacucho. En la pequeña tribuna, el líder indigenista Felipe Quispe Huanca festeja con los hinchas que siguen la campaña del primer club indigenista de Latinoamérica. Es el arranque del campeonato de segunda división y el Pacha (como lo llaman sus seguidores) se juega la chance de ascender a la A, y de ahí será un pequeño escaloncito para que este sueño deportivo nacido en la provincia de Omasuyos, en las comunidades que rodean el Titicaca se transforme en realidad: un club indigenista en la primera división.

La idea de crear un club de fútbol que represente el sentir y la idiosincrasia de las comunidades aymaras cobró forma hace dos años. «En nuestras comunidades hay buenos jugadores y con el Deportivo Pachakuti queremos promocionar a esos jóvenes», explica Quispe mientras los chicos del Pacha pelotean a su arquero en el entrenamiento en el barrio San Antonio.

La historia del Deportivo Pachakuti comienza en el año 2005. Con una plantilla integrada por veinte jugadores (la mayoría provenientes de comunidades aymaras de localidades como Achacachi, Ayo Ayo, Ajario y Ajllata) logró una excelente campaña y escaló a la segunda división de ascenso del fútbol boliviano. «El Pachakuti nació para dar espacio a los Mamanis, los Quispes, los Choques y otros que no tienen opciones de jugar en torneos oficiales», opina Yury Zapata, director técnico de un equipo, que más allá de su participación deportiva, intenta erradicar el racismo que pesa sobre los originarios dentro de los campeonatos oficiales de Bolivia. «Cuando estamos jugando, algunos contrarios nos gritan campesinos o indios, y eso nos da más fuerza, no es un insulto, nos da ánimo para demostrarles que los aymaras somos buenos jugadores», explica

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Felipe, un joven que viaja más de dos horas para participar del torneo.

Rubén patea de afuera del área y convierte el tercer gol del Pacha. En el festejo se mezcla con abrazos de Omar y Felipe, dos jóvenes provenientes de la pequeña comunidad de Ajario Chico.

«Venimos sólo para los partidos. Entrenamos por nuestra cuenta en la comunidad y venimos los fines de semana. Nos gustaría entrenar todos los días con el equipo, pero los problemas económicos dificultan la movilidad hasta La Paz», comenta Omar mientras intenta recuperar el aire luego del final del partido. Los problemas económicos para llevar adelante el traslado de los jugadores que viven en zonas alejadas de la Provincia de Omasuyos parece poner piedras en el camino del Pacha, pero la fuerza y la voluntad de los jugadores borran las dificultades. «Sabemos que es difícil mantener un equipo que esté formado por jóvenes de las comunidades más pobres de Bolivia, pero merecen una verdadera oportunidad», destaca Edgar, preparador físico del Deportivo.

El primer partido ha terminado con un con-tundente 3 a 1 para el Pachakuti. Los jugadores devuelven sus camisetas negras que llevan como emblema la Wiphala de los pueblos originarios. Es el primer paso para lograr su sueño de campeonato y para de-mostrar que el fútbol de las comunidades puede dar una verdadera lección de integración y tolerancia. «Creo que va a ser difícil pero que algún día vamos a llegar a la Liga, nuestros hermanos aymaras se merecen tener un equipo con estadio en sus departamentos. Y algún día lo lograremos», remata el Malku Quispe desde un minibús repleto de los orgullosos jugadores que integran el Pacha.

Aún les esperan varias horas de viaje hasta sus comunidades, pero el próximo fin de semana estará corriendo tras la pelota nuevamente. Luchando por hacer valer su fútbol y representando a sus hermanos.

Desde La Paz: Nicolás García Recoaro

http://prensa.politicaspublicas.net/index.php/alatina/?p=9403&more=1&c=1&tb=1&pb=1

09.06.10

BOLIVIA. Felipe Quispe, los guerrilleros del fútbol Categories: Bolivia

Es un tiempo difícil. Llueve y hay amenaza de granizada sobre la cancha del kilómetro tres de Pura Pura. Pero en los camarines ya se preparan los jugadores del poderoso Deportivo Pachakuti. A su fundador y principal dirigente, Felipe Quispe Huanca, más conocido como Mallku, no le

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intimida el temporal. Más le duelen los 60 bolivianos que los administradores del escenario le cobran por utilizar este complejo.

“Debo insistir con esto. Estoy muy comprometido. Ya hemos avanzado tres categorías y yo soy paciente. Vamos a llegar a la Liga (profesional)”, dice Felipe.

El Mallku ha sido siempre un protagonista intermitente de la política boliviana, un sindicalista convencido, un buen conocedor de las artes del campo y no ha dejado de prepararse intelectualmente con nuevas lecturas. Pero ninguna de estas actividades le ha apartado de su gran pasión: el fútbol. Jugó hasta los 40 años —tiene 67 actualmente—. Participó en la selección de su provincia. Se enfrentó a equipos profesionales. Y ahora encabeza un plantel aguerrido, de auténticos gladiadores, el Deportivo Pachakuti. Pacha quiere decir en aymara “tiempo y espacio”. Kuti, “retorno”. Pachakuti significa entonces “volver a los orígenes”.

En 2005, el conjunto de Felipe Quispe se inscribió en la Tercera Categoría de Ascenso de la Asociación de Fútbol de La Paz. Así, con paso corto y firme, comenzaba su andadura. Humildemente. No fue al azar. Quispe es consciente de que las grandes conquistas comienzan desde abajo. Todo fue fruto de un proceso bien planificado.

“En 2002 —explica con su pose habitual, la mirada perdida en el horizonte y el cuerpo tieso como un palo de escoba— fui elegido diputado nacional por tres provincias: Omasuyos, Muñecas y Bautista Saavedra. Ganaba casi 20 mil bolivianos. Alcanzaban, pues, para hacer de todo. Los compañeros solían reclamarme por el deporte. Por eso, organicé escuelas de fútbol en seis comunidades. Nos dimos cuenta de que sobraban profesores de educación física y preparadores físicos, pero faltaban entrenadores. No había un cerebro para los equipos. Hasta que hallé uno en Huarina”.

En 2003, una de las divisiones de reserva del club Bolívar fue a jugar contra los mejores jugadores de las escuelas de fútbol del Mallku. Después del lance los responsables del campeón boliviano, sorprendidos, elogiaron la calidad de los jóvenes jugadores altiplánicos. “Eso nos impulsó a fundar el Deportivo Pachacuti”.

Corrían los años de las grandes convulsiones. Quispe se había convertido en el hombre clave de complejas negociaciones para pacificar el país, en ocasiones, o para incendiarlo, reclamando mejores condiciones para la población indígena, la mayoría de las veces. Antes, en 1990, había creado el Ejercito Guerrillero Túpac Katari (EGTK) junto al actual vicepresidente Álvaro García Linera. Pretendía luchar contra el Gobierno por la vía de las armas. Fue encarcelado por subversión y pasó cinco años en la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro. Hasta que lo dejaron libre por falta de pruebas. Después de aquel polémico episodio se volvió una pieza clave. Lo buscaban presidentes, ministros, caudillos, hasta diplomáticos.

El primer lustro del presente siglo resultó una época de constantes paros, bloqueos de carretera a punta de piedra e interminables marchas. En la era del internet y las computadoras, con sus movilizaciones capaces de dejar a la sede de Gobierno sin abastecimiento, el Mallku reclamaba el regreso al Kollasuyo. En otras palabras, a las

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antiguas estructuras que organizaban siglos atrás la vida en el Altiplano. Su día a día era el de un hombre ocupado. Y Bolivia, un volcán a punto de entrar en erupción.

Semejante agitación, sin embargo, no le impidió continuar trabajando con los deportistas con mejor futuro de las comunidades. Y hoy, en los tiempos del tan anunciado “cambio”, de Evo Morales, de quien dice que “no piensa liberar al indio esclavo, discriminado”, es todavía protagonista en los campos de fútbol.

“Nos medimos con clubes de ricos, de altos, de blanconcitos, de empresarios, y también de las ONG”, resume en pocas palabras. De una u otra forma, su lucha sigue siendo la misma desde hace más de una década, contra el abuso de los mestizos, de los criollos, de los extranjeros. Contra todo tipo de colonialismo.

—Y dígame: ¿cuál es el enemigo a batir, el rival clásico del Pachacuti?— le pregunto. Él, como acostumbra, hace una leve pausa antes de golpear con una breve respuesta.

—El club de fútbol San Juan. Con ésos, a veces, hasta a patadas mis muchachos se han agarrado. Es de una abogada, me parece.

Quispe despliega a continuación, sin mucho cuidado, la casaca rojinegra, huairuru, que caracteriza al club. En la parte de atrás de la polera dice “Los Primos”. En el área rural, “primo” es el amigo cercano, alguien de confianza.

La presencia del Mallku, con su omnipresente sombrero de ala, su chamarra oscura, sus cejas pobladas y sus ojos de un negro impenetrable, es la señal en la cancha de tierra. La práctica de inicio de temporada está a punto de comenzar. Y una docena de futbolistas comienza un trote lento en medio de la gélida llovizna.

“Primero tenemos que llegar hasta la división B, luego a la A y entraremos al estadio”, visualiza Quispe. Lo suyo son las peleas prolongadas, sin tregua. “Estamos trabajando con los Condori, con los Mamani, con la gente más despreciada, más discriminada racialmente en los equipos profesionales. Los buscamos en las zonas marginales y en las áreas rurales, porque ya no podemos pagar las escuelas de fútbol en la provincia”. Felipe ya no tiene un sueldo holgado de diputado, como antes.

Su esperanza responde ahora a la actitud luchadora de su plantel, que ya salió campeón dos veces. En 2006 trepó a la categoría Segunda de Ascenso. En 2007 accedió a Primera de Ascenso. ˝Y en 2008 llegamos a la división Primera B”, apunta el Mallku. Esa temporada está todavía viva en su memoria. Inevitablemente, un partido le hizo recordar otros escenarios de confrontación. “Si ganábamos al club del Colegio Militar, salíamos campeones, pero perdimos y al final quedamos terceros”. Años atrás —en abril y en septiembre del año 2000 y en octubre de 2003—, los uniformados habían reprimido violentamente las protestas encabezadas por Quispe.

Su mirada, cerrada, observa en este instante a los futbolistas. No ha perdido nada de carisma. Camina por la cancha en silencio, como una alargada sombra.

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—Don Felipe, mire hacia allí, hay un choco entre sus jugadores— le hago notar, intentando atraparle en un descuido.

—¡Ah, sí. Es yungueño. Se llama Cuqui. Lo hace bien. En Yungas hay buenos jugadores. Incluso el Daner Pachi (ex volante del Bolívar) se acercaba a vernos, nos apoyaba. Ya no viene porque se ha ido a jugar al Ecuador, creo”.

Acto seguido, el Mallku confiesa que destina cada año entre 4.000 y 5.000 bolivianos de su bolsillo para sostener al Deportivo Pachacuti. Paga las sanciones, las inscripciones, las curaciones, los balones, las huairurus y las horas de entrenamiento en el kilómetro tres de Pura Pura. Y jamás ha vendido los pases de sus jugadores, lo que le ha llevado a perder grandes promesas, que se fueron a otros clubes. “Todos tienen pase libre. Al que quiere irse no le atajamos”.

Después del calentamiento, la neblina y el aliento de quienes se hallan dentro del terreno de juego ayudan a matizar las siluetas. Los chicos comienzan a practicar con los balones. Es hora de pensar en los ejercicios de táctica y estrategia.

Quispe comenta que no es un dirigente ni un técnico que se deje llevar por las emociones. Cuando algún partido se pone complicado, no se exalta. Tampoco  se desespera. “Yo soy sereno. He dirigido movimientos grandes, con muertos, heridos, todo. Hay gente que se deprime en la gradería, yo no. Con el San Juan varias veces nos hemos peleado. Nos insultaban, nos llamaban ‘indios’. Pero nosotros estamos organizados. Sabemos calmarnos. Tenemos que ser un ejemplo”.

—¿Y cómo les exige entrega a los jugadores? ¿Los riñe, los carajea?

—¡Nooo! No son animales. No te olvides además de que yo he sido “entrenador” de guerrilleros. Hay que usar mucha psicología. No podemos bajarle la moral a un joven. Nosotros, con estos chatos, con estos a los que a veces no aceptan por su color o por su apellido en otros clubes, vamos a llegar a la Liga, vamos a demostrar de lo que somos capaces en el ámbito futbolístico”.

La lluvia arrecia. El Mallku recibe un llamado y el lenguaje futbolero cambia, de pronto, por el sindical. Luego, se refugia entre el camarín y las graderías para prolongar la conversación. Es un hombre discreto. Delega al técnico el resto de la práctica; le dice que busque un arquero, su mayor urgencia antes del inicio de campeonato.

—Y, don Felipe, antes de convertirse en fundador, gerente técnico y dirigente del Deportivo Pachakuti, ¿de qué equipo era hincha?— le asalto después, tratando de volver a llevar la conversación al terreno de juego.

—Del The Strongest.

—Pero el nombre está en inglés. ¿No le molesta?

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—Sí, pero quiere decir “el más fuerte”. Lo que me gustaba especialmente era su grito de guerra, en aymara, ése que dice: “huarikasaya, kalakataya, hurra, hurra”.

En medio de un frío acompañado ya casi de granizo, el Mallku sonríe con algo de esfuerzo, como si le costara. La frase que acaba de pronunciar está muy relacionada con el entorno que le ha rodeado desde su infancia. “Cuando en las noches más duras de invierno las piedras revientan, las vicuñas sobreviven y resisten”, significa. Por eso le encanta.

Cuando nos despedimos, sube por una calle empinada en busca de un minibús que lo lleve hasta su casa, en la vecina ciudad de El Alto. De frente, no ha cambiado mucho. Sigue siendo una persona de gesto duro. Parece aún capaz de paralizar un país con la misma facilidad con la que un tahúr mezcla las cartas de una baraja. Pero de espaldas, mientras camina, se ve como un fantasma.

 

Texto: Rafael Sagárnaga / Fotos: Álex Ayala

FUENTE

http://www.revistapieizquierdo.com/enlapielde.html

http://www.cosmovisionandina.org/archivos/news/010507_2200.htm

Quispe y su equipo de fútbol

Aymara.org - Bolivia - (Posted on Jan-05-2007)El Deportivo Pachakuti, patrocinado por el líder campesino, debuta mañana en Segunda de Ascenso en la Asociación de Fútbol.

30 jugadores componen el plantel de Deportivo Pachakuti. Con este equipo Quispe quiere llegar lejos.

Un plantel conformado casi en su integridad por jugadores provenientes del altiplano paceño debutará mañana en la Asociación de Fútbol de La Paz (AFLP). Se denomina Deportivo Pachakuti y su presidente es el ex diputado nacional Felipe Quispe Huanca, el “Mallku”, cuya ilusión es llevar a su equipo, de aquí a unos años, a lo más alto. “Por qué no, quisiera que mi equipo llegue a la Liga”, confesó.

El “Mallku” se da tiempo para atender actividades deportivas,

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principalmente si se trata de fútbol. Cuando era diputado nacional, una parte de su dieta parlamentaria la dedicaba a mantener escuelitas de fútbol en el altiplano de La Paz, y ahora ha tomado la iniciativa de conformar un plantel y competir en la AFLP.

Deportivo Pachakuti debutará mañana en la Segunda de Ascenso; jugará a partir de las 14.20 contra Santos La Paz en la cancha del Kilómetro Tres.

Quispe Huanca aseguró que éste es sólo el comienzo de un proyecto deportivo grande. Sus pretensiones son escalar en la Asociación, llegar a la Primera A, que es la máxima categoría departamental, y disputar la Copa Simón Bolívar. “Con el correr de los años pensamos llegar a la Liga”, recalcó.

El “Mallku” quiere con su equipo de fútbol demostrar que en el altiplano paceño hay condiciones para darle a la pelota. “En nuestras comunidades hay muchos buenos jugadores, la gente del campo también tiene condiciones y mediante el Deportivo Pachakuti quiero promocionar a esos jóvenes”, sostuvo Quispe.

Se declaró afecto al fútbol y, sobre todo, a ayudar a los jóvenes del altiplano para promocionarse. “Lo hice como diputado y ahora mismo mantengo unos tres equipos. Además, el haber ganado (con su partido político, el Movimiento Indígena Pachakuti, MIP) la Alcaldía de Achacachi nos permite que el Alcalde pueda aportar a este equipo, que va a debutar el domingo y ojalá lo haga con un triunfo”, recalcó.

El plantel, de 30 futbolistas, tiene una mayoría de integrantes que proviene de diversas comunidades del altiplano, aunque también hay otros que viven en la ciudad de La Paz. “Hay chicos que están en colegio y no siempre tienen posibilidades de venir a practicar”, contó el presidente del club.

Está dispuesto a apoyar con lo que sea necesario este nuevo emprendimiento deportivo. “Sabemos que tenemos que pagar derecho de piso, que nos va a costar. Pero estamos haciendo todo por fomentar el deporte. En un futuro queremos contar con un equipo profesional y netamente nacional”, señaló.

El nombre del club, admitió Felipe Quispe, tiene que ver con el de su partido. “Uno y otro tienen relación”, sostuvo.

El uniforme que estrenará mañana el equipo tiene un llamativo

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color negro como dominante y sobre él un emblema de la Wiphala.

El equipo del “Mallku” está dirigido en la parte técnica por Mario Callisaya y Yuri Zapata. Los 30 jóvenes futbolistas tienen muchas ilusiones de cumplir una buena campaña en éste su primer año y volar muy alto dándole duro a la redonda.

http://www.aymara.org/index.php?subaction=showfull&id=1119717861&archive=1121375295&start_from=&ucat=18&modo=archivo