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“FIAPAM un desafío para el desarrollo social, político, económico y cultural de los países” Medellín, 28 y 29 de octubre de 2010 El envejecimiento poblacional en el siglo XXI: factor determinante en el desarrollo Doris Cardona Arango Universidad CES Patrocina Auspicia Convoca y organiza Secretaría de Bienestar Social Alcaldía de Medellín Oficina de las Naciones Unidas Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Adultas Mayores

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“FIAPAM un desafío para el desarrollo social, político,

económico y cultural de los países”

Medellín, 28 y 29 de octubre de 2010

El envejecimiento poblacional en el siglo XXI:

factor determinante en el desarrollo

Doris Cardona Arango

Universidad CES

Patrocina Auspicia Convoca y organiza

Secretaría de Bienestar Social

Alcaldía de Medellín

Oficina de las Naciones Unidas

Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas

Adultas Mayores

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Impactando el desarrollo intergeneracional

EL ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL EN EL SIGLO XXI Doris Cardona A.

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El envejecimiento poblacional en el siglo XXI:

factor determinante en el desarrollo

Introducción

El creciente envejecimiento poblacional que registran los países, impone como reto a los

gobiernos e instituciones, adoptar medidas conducentes a atender los efectos del

crecimiento del pasado y prepararse para atender las necesidades futuras, con soluciones

institucionales, sociales, económicas, políticas y culturales que den respuesta a la

complejidad del fenómeno.

A la ya apremiante lista de problemas sin resolver en los países latinoamericanos,

como la pobreza, la exclusión social y la vulnerabilidad se suman ahora los costos sociales

y económicos del envejecimiento, en un contexto de pleno posicionamiento de un patrón de

desarrollo que, con algunos matices, privilegia la estabilidad macroeconómica sobre el

bienestar social de las personas (1). Estas consideraciones hacen oportuno mirar como

viven las poblaciones que afrontan un paulatino envejecimiento, con la reducción de los

menores de edad y aumento de los adultos mayores.

Las desigualdades sociales, económicas y políticas tejen una telaraña de desventajas

en torno al adulto mayor que lo hacen vulnerable frente a otros grupos poblacionales que

plantean interrogantes de interés y relevancia a saber ¿se tendrá la capacidad económica,

organizativa e institucional de sostener la población adulta mayor que está en aumento

constante? ¿además de una vida más prolongada, qué políticas públicas se deberán adoptar

hoy para garantizar una vida con calidad mañana? ¿qué consecuencias y retos supone en el

desarrollo de los pueblos, el envejecimiento de sus poblaciones? ¿se prepara la sociedad del

futuro para afrontar el reto del envejecimiento poblacional?

Para ahondar en esta situación, esta ponencia busca mostrar, desde un enfoque

demográfico, las consecuencias, transformaciones y retos que supone el envejecimiento de

las poblaciones, en el orden biológico, social, económico, político y cultural, lo cual obliga

a una visión integral para el abordaje de este fenómeno en diferentes ámbitos.

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Conceptos fundamentales y definiciones

Etimológicamente vejez se deriva del latín veclus, vetulus, que significa persona de mucha

edad. Desde la antigüedad, la vejez se dividió en dos apreciaciones: una completamente

negativa representada por Aristóteles quien señalaba que la senectud es sinónimo de

deterioro y ruina, y Séneca quien afirmó que la vejez es una enfermedad incurable. La otra

visión, es la optimista de Platón y Cicerón que plantean que la vejez trae consigo el

dominio de las pasiones y que el viejo es respetado en tanto mantenga su autoridad y el

respeto sobre los suyos. La relevancia de estas aportaciones, radica en el hecho de que las

dos visiones filosóficas han impregnado las representaciones sociales de la vejez a lo largo

de la historia de la humanidad. (2)

La imagen de la vejez tiene un componente psicosocial relacionado con el

estereotipo actual, orientado hacia la juventud, al cultivo de la salud corporal para sentirse

joven, verse joven. Nadie quiere llegar a viejo, porque se aleja de la juventud y se acerca a

la muerte; se carga con el estigma social y por eso debe alejarse de la sociedad, aislarse de

los cuerpos perfectos, pues la vejez se convierte en una enfermedad incurable. Desde la

psicología, se ha estudiado la dificultad en la adaptación que llega a convertirse en una

situación estresante. (3)

La perspectiva de ciclo de vida introduce la noción de que la vejez es una etapa más

en el proceso total del ciclo vital. Es decir, la vejez no implica necesariamente una ruptura

en el tiempo ni el ingreso a una etapa terminal sino que es parte de un proceso donde el

individuo continúa integrado a la sociedad, al igual que como lo hace en etapas anteriores

no tendría, por definición, razón para ser una etapa de exclusión social. (1) A mediados de

la década de 1960 se propone que la edad conduce inevitablemente hacia la formación de

una subcultura, que es la que define y dirige la conducta de sus miembros; entonces, las

sociedades estaría forzando a las personas que sobrepasan una determinada edad a

constituirse en una minoría. (1)

El concepto que cada individuo tiene de la vejez es una construcción cultural que

involucra las formas de parentesco, la economía, la salud, la capacidad funcional, los

modelos de conducta, la educación, la religión, la marginación, la ética, la política y otros

ámbitos de organización social y cultural. En este sentido, los elementos predominantes que

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caracterizan la vida cotidiana de muchos adultos mayores son la soledad y la marginación

como consecuencia de la indiferencia familiar y social, de ahí que con frecuencia la vejez

se interprete como sinónimo de enfermedades indeseables, proximidad a la muerte, pobreza

y abandono. (2)

Al envejecer cada persona, presenta cambios físicos que evidencian el ciclo de vida

por el que se transita, como: audición reducida, endurecimiento de los lentes del ojo y

aparición de cataratas, pérdida de elasticidad en la piel, endurecimiento de los vasos

sanguíneos, rigidez pulmonar, desgaste óseo, disminución del sistema inmunitario, la

memoria declina pero el cerebro no y hay una menor replicación de células.

El envejecimiento, por su parte, es un proceso que se desarrolla gradualmente entre

los individuos y en el colectivo demográfico. Las personas envejecen a medida que

transcurre su ciclo de vida y es irreversible el proceso, la población envejece cada vez que

las cohortes de edades mayores aumentan su ponderación dentro del conjunto y su proceso

es reversible; pero en ambos, la diferencia es la edad (4). Si bien la edad parece ser el

criterio más apropiado para delimitar el envejecimiento, la determinación de un valor

numérico preciso estará siempre sujeta a arbitrariedades; de ella se conocen varios

significados, tales como: edad biológica, mediatizada por factores ambientales y rasgos

genéticos individuales; edad psicológica o subjetiva, remite a la capacidad de aceptarse a sí

mismo y de ajustarse a sus entornos; edad social, refleja los efectos de las normas que

rigen los comportamientos de los individuos en el campo social (4) y la edad cronológica o

cada uno de los períodos (generalmente años) en que se considera dividida la vida.

Estos planteamientos hacen que se consideren las diferencias entre vejez y

envejecimiento. La vejez es una etapa del ciclo de vida del ser humano que se inicia desde

su nacimiento hasta su muerte y aunque mucho se ha hecho para detenerla, no existe

tecnología que pueda mantener vivo eternamente el cuerpo humano, pues éste envejece a

consecuencia del daño acumulado en las células y los tejidos, solo puede retardarse y

cuando inexorablemente se llega a ella, socialmente se denomina persona de edad, adulto

mayor, de tercera edad, viejo, geronte, abuelo, anciano, entre otros. El envejecimiento, por

su parte, es un fenómeno que se evidencia con el aumento de efectivos en las cohortes de

personas mayores frente a la población total.

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Desarrollo del tema

Con el envejecimiento se evidencia la velocidad del cambio en la estructura por edades de

las poblaciones, producto del descenso en el comportamiento de la fecundidad después de

los años sesenta, disminución de la mortalidad, la polarización epidemiológica y los

avances en salud pública, y de migraciones internas e internacionales de un gran número de

personas. Estos cambios en la estructura poblacional que se dio en siglo y medio en los

países de Europa, los países de América Latina y el Caribe los transitaron en solo 50 años,

sin que las sociedades tuviesen tiempo de prepararse y de prever su impacto económico y

social.

El envejecimiento de la población será una cuestión de primordial importancia en

los países en desarrollo que, según se proyecta, envejecerán rápidamente en la primera

mitad del siglo XXI. Se espera que para el 2050 el porcentaje de personas mayores de edad

aumente del 8% al 19%, mientras que la de niños descenderá del 33% al 22%. Este cambio

demográfico plantea un problema importante en materia de recursos; los países

desarrollados han envejecido de forma gradual y se enfrentan a problemas relacionados con

el desempleo y la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, mientras que los países en

desarrollo afrontan los problemas propios del desarrollo, simultáneamente con el

envejecimiento de la población. (5)

La naturaleza sociodemográfica del proceso de envejecimiento se evidencia en sus

causas y consecuencias, originadas en diferentes ámbitos: sociales, económicos, políticos y

culturales. En muchos países de América Latina y el Caribe se está tomando conciencia de

las actuales tendencias, que exige readecuar las instituciones económicas y sociales para

atender demandas hasta hace poco desconocidas. Los efectos de estas tendencias sobre el

consumo, el ahorro, la inversión, la distribución del ingreso, la flexibilidad de la mano de

obra, la oferta de servicios de variada índole, las relaciones intergeneracionales, la equidad

social y de género, la gestión económica y sociopolítica, entre otros, configuran desafíos de

gran envergadura en lo que respecta a la estructura, las funciones y el desarrollo de las

sociedades. Este impacto multifacético del envejecimiento de la población motiva la

exploración de sus tendencias y sus antecedentes más cercanos (4), pero se requiere mayor

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amplitud y profundidad en el estudio del envejecimiento de la población, para explicar sus

causas y ponderar sus consecuencias. (6)

El cambio demográfico que se dará dentro de unas décadas más, impone retos y

preocupaciones por el aumento en el número de personas mayores, velocidad de dicho

crecimiento, capacidad del sistema de seguridad social para afrontar las demandas en salud

y pensiones, papel de la familia en materia de atención a la vejez, combinaciones en las

transferencias económicas familiares, discriminación laboral, y necesidad de planificar para

enfrentar una sociedad que envejece y permitan orientar las funciones y servicios del

ámbito sanitario hacia las necesidades de una población de más edad. Según la

Organización Panamericana de la Salud (OPS) los desafíos que impone a la sociedad una

población que envejece son: doble carga de la enfermedad, mayor riesgo de discapacidad,

asistencia de poblaciones que envejecen, feminización del envejecimiento, ética,

desigualdades y economía de la población (7).

En la familia, el envejecimiento de sus miembros repercute en la economía familiar,

la atención y cuidados que se deben prodigar a los niños y ancianos y el tejido social en

general que ve como sus recursos deben distribuirse en diferentes direcciones. La

longevidad posibilita la convivencia entre miembros de tres o cuatro generaciones, obliga a

modificaciones en el ciclo del trabajo y la jubilación, y a las instituciones a invertir lo

necesario para dotar de conocimientos y aptitudes a los proveedores de servicios sociales y

de atención sanitaria, que les permitan prestar asistencia a lo largo de un ciclo vital cada

vez más largo. (8)

En seguridad social, las repercusiones se expresan principalmente en los sistemas de

pensiones y jubilaciones, aumento en la necesidad de asistencia médica, psicológica y

socioeconómica, debido al incremento en la presentación de enfermedades crónicas,

incapacitantes y degenerativas que requieren servicios especializados, de alto costo y

atención multidisciplinaria. (9)

Hoy en día, el aumento de los adultos mayores se produce en un contexto

económico donde el desarrollo de las poblaciones está afectado por: inseguridad

económica, desvinculaciones laborales al llegar a una mayor edad, aumento de las

poblaciones vulnerables y con mayores necesidades insatisfechas, cambios en la estructura

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familiar, aumento de la urbanización, feminización de fenómenos sociales, aumento de

mujeres con baja escolaridad y participación económica sin ahorros, ni pensiones, etc.

Conflictos, oportunidades, retos y recomendaciones

Las oportunidades y retos que impone en el envejecimiento poblacional en el siglo XXI

será un factor determinante en el desarrollo de los pueblos, puesto que deberá enfrentar una

disminución de los componentes demográficos (fecundidad y mortalidad) y una alteración

en la migración, con un consecuente cambio en la estructura poblacional, que originará

demandas en los servicios de salud y al Sistema General de Seguridad Social para atender a

un mayor volumen de población mayor, nuevas estructuras familiares y cambios en las

redes sociales que dan soporte afectivo a grupos homogéneos de individuos.

Disminución de la fecundidad y la mortalidad. La brusca caída en las tasas de

fecundidad y el mejoramiento en la salud de los adultos que se han observado en América

Latina durante los últimos 50 años, han traído como resultado el hecho de que las personas

mayores representen hoy en día un mayor porcentaje de la población total. El proceso de

envejecimiento está ocurriendo de manera más rápida en aquellos países en los que se han

observado las caídas más fuertes en las tasas de fecundidad; entre el año 2000 y el 2050, el

porcentaje de la población con 65 o más años de edad aumentará, por ejemplo, del 10% a

casi 27% en Cuba y del 5% al 18% en Brasil (10).

Los aumentos en los nacimientos ocurridos en la época del “boom” de América

Latina hace que la región se vea enfrentada a una ola de aumento de los mayores de 60 años

y a partir del 2000 la población de adultos mayores se duplicó en sólo dos décadas,

alcanzando aproximadamente los 80 millones de personas. Este cambio demográfico afecta

a toda la humanidad, pero las condiciones de cada país harán que los desafíos sean también

diferentes, según la etapa de transición por la que transite, enfrentando la coexistencia de

todos los grupos poblacionales, con mayor duración de la vida y la cohabitación de varias

generaciones (abuelos, padres, hijos y nietos) (11).

De acuerdo a Naciones Unidas, tales decisiones pasadas y presentes, ya evidencian

una transición con la reducción de los niveles de fecundidad en las regiones del mundo en

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vías de desarrollo, cuya tasa global de fecundidad pasó de 4,92 a 2,56 hijos por mujer entre

1950-1955 y 2005-2010 y el nivel de reemplazo generacional se alcanzará entre 2045-2050.

Para América Latina y el Caribe el comportamiento de la fecundidad ha registrado un

mayor descenso al pasar de 5,85 en el período 1950-1955 a 2,09 hijos por mujer entre

2005-2010 y para el quinquenio habrá pasado el nivel de reemplazo. Colombia pasará de

6,76 hijos por mujer entre 1950-1955 bajó a 2,45 en 2005-2010 y pasará el nivel de

reemplazo en los años 2025-2030 hasta ubicarse en el nivel de la región con 1,85 hijos por

mujer en el 2045-2050 (12).

La fecundidad, la mortalidad y las migraciones afectan el crecimiento y la

distribución por edades de la población, dando lugar a la disminución, estancamiento o

expansión de diferentes grupos; de estos tres factores, la fecundidad es la que mayor

influencia ha tenido en el proceso de cambio, por su fuerte impacto en el tamaño de las

nuevas generaciones. El descenso de los últimos tiempos es atribuido a factores directos e

indirectos; entre los factores directos se tienen los biológicos que determinan el número de

hijos y los culturales con la difusión de métodos anticonceptivos y cambio de mentalidad en

el comportamiento reproductivo acorde con el deseo de tener un menor número de hijos;

los factores indirectos son del orden socioeconómico que afecta el comportamiento

reproductivo de la población, como: nupcialidad, edad de casarse, frecuencia de las

relaciones sexuales, entre otros. (13)

El descenso de la mortalidad en los países desarrollados dependió de los programas

de salud pública como un reflejo directo de las condiciones económicas. En los países de

América Latina se adoptaron medidas de salud pública (programas de nutrición,

condiciones de vida, tecnologías médicas, nuevas medicinas, equipos médicos, entre otros),

principalmente en los más desarrollados independientemente del sistema económico

nacional, lo que permitió una disminución más rápida de la mortalidad (14) y por ende, un

aumento en la esperanza de vida de la población.

Cambio en la estructura poblacional. La estructura de edades de una población depende

principalmente de la fecundidad, los cambios moderados de la mortalidad no la modifican

sustancialmente (15). Las tendencias históricas muestran que las poblaciones se afectan

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mucho más por el descenso de la fecundidad que por el descenso gradual de la mortalidad,

pero si ésta disminuye repentinamente y en forma continua, se afecta la estructura de

edades llevándola a un incremento de los grupos extremos de la vida (15).

Junto al cambio absoluto por el aumento en sus efectivos, la población mundial

avanza hacia el envejecimiento de su estructura por edades, con disminución de los grupos

más jóvenes y aumento de la población de adultos mayores, que para 1950 era de

2.529.345.000 efectivos y el 5,2% (130.543.000) de 65 años y más, y para el 2050 se

proyecta en 9.149.983.000 habitantes triplicándose la participación de los adultos mayores

al 16,3% (1.486.861.000). También es evidente la mayor esperanza de vida de las mujeres,

en número y en el peso relativo de este grupo de edad principalmente (12).

La estructura de edades de la población de América Latina y el Caribe sufrirá un

cambio absoluto evidente, al registrar un aumento en la población del extremo superior de

la vida y disminuir sus efectivos jóvenes; cambio que relativamente es evidente al pasar de

167.307.000 habitantes en la región, donde los adultos mayores representaban el 3,5%

(5.873.000) en el año 1950 y para el 2050 se proyecta en 729.184.000 habitantes

aumentando a un 19,5% (142.078.000) (12).

Nuevas redes de apoyo familiar. El envejecimiento poblacional del XXI trae profundas

modificaciones en las estructuras sociales, económicas y culturales de los países, situación

ya experimentada en los países desarrollados (1). Tal fenómeno muestra repercusiones

considerables en el funcionamiento de las estructuras sociales, en este caso las redes de

apoyo social, principalmente las redes informales (conformada por familiares y

convivientes) que han demostrado ser un formidable recurso para que las personas

optimicen sus estados de salud y bienestar (16).

La familia es el principal proveedor de cuidados a los adultos mayores,

generalmente con capacidad funcional y cognitiva reducida que los lleva a la dependencia.

En muchas ocasiones, la familia del adulto mayor brinda apoyo social, funcional,

económico o material, afectivo y asistencia en diversas formas, aún cuando la gran mayoría

de las personas adultas mayores son relativamente independientes y físicamente aptas y

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funcionales, el grupo de los mayores de 80 son más dependientes, más aún si su nivel

socioeconómico y estado de salud son limitados (17).

Los lazos familiares son muy fuertes, pero existen dudas sobre la capacidad de la

familia para absorber una mayor cantidad de adultos mayores, puesto que muchos factores

han deteriorado la institución familiar a saber: industralización, urbanización, avanzada

tecnología médica y mejor educación, tenderían a aislar y separar al adulto mayor de sus

familias, disminuyendo su rol familiar y social (18).

Cambios de las necesidades en salud. La demanda de servicios de salud es consecuencia

de una necesidad sentida que no puede ser definida únicamente desde el punto de vista del

médico, sino que debe considerar los aspectos personales y socioculturales de los

individuos demandantes (19). Por lo general las necesidades exceden a la demanda, en

ocasiones las personas no se dan cuenta de que necesitan atención médica o los costes que

genera la atención médica lo inhibe a buscarla (19).

Paradójicamente una de las metas de los sistemas de salud y específicamente las

instituciones de salud es hacer que las demandas y las necesidades de los usuarios

coincidan pero son muy pocas las acciones realizadas para eliminar las barreras de

accesibilidad que ponen los sistemas de salud a las personas y en especial a aquellas menos

favorecidas y donde desafortunadamente los problemas de salud son mas graves. Pero la

gran brecha que hay entre demanda de servicios y necesidades de la población también

indica la existencia de problemas culturales o desconocimiento de la problemática

epidemiológica (20).

Existe una relación entre la salud de los ancianos, las condiciones de vida, el uso de

los servicios de salud y el estilo de vida. No existe una coherencia entre la atención en salud

para la población mayor de 60 años y su caracterización como grupo vulnerable debido a la

baja cobertura de los servicios, su deficiente calidad, la gestión inapropiada, la escasez de

recurso humano capacitado, la falta de una conciencia de autocuidado y de programas

específicos en promoción, prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, que para

este grupo no ha sido considerado prioritario (21).

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Mayores exigencias al Sistema General de Seguridad Social. Con el envejecimiento de

la población, el aumento de la población adulta -particularmente los jubilados- y el

desplazamiento de la carga global de la enfermedad hacia las enfermedades crónicas, el

modelo de seguridad social de los países debe garantizar una asistencia coordinada y

eficiente. Esto requerirá una nueva orientación de los sistemas de salud que actualmente se

organizan alrededor de experiencias de enfermedades graves y episódicas, no adecuados

para afrontar las necesidades sanitarias de las poblaciones. (22)

Las condiciones económicas y sociales de los adultos mayores no dependen

solamente de los mecanismos que ofrecen los sistemas de seguridad social, estatales o

privados, sino del rol que cumple la familia y las relaciones entre sus miembros. Las

familias con muchos hijos, tradicionalmente eran vistas como una garantía de seguridad

para los mayores, tanto en el sustento económico y arreglos residenciales, como para su

integración en la sociedad. Sin embargo, el cambio demográfico producirá una enorme

transformación en la estructura familiar, que se torna más pequeña, con menos hijos e

integrada por varias generaciones simultáneamente. (11)

Los sistemas de seguridad social y de salud se han convertido en las redes de

servicios más importantes para el adulto mayor (23), suministrando cobertura, acceso y

calidad en los servicios de salud, permitiendo el “subsidio” intergeneracional, en donde las

personas en edad económicamente activa subsidian las pensiones de los adultos mayores,

circunstancia que resulta de vital importancia, pues los sistemas de pensiones se convierten

en el mecanismo de ingreso económico principal de este grupo poblacional.

Las pensiones son un mecanismo para mejorar la calidad de vida en la vejez,

haciéndose necesario un adecuado sistema de previsión social que incorpore además de un

ingreso, una cobertura sanitaria plena (universal) y servicios sociales que demanda la gente

de edad. Un aumento de la longevidad determina los niveles de prevención para tener una

calidad de vida digna, respetable, apacible y tranquila. El aspecto pensional contribuye a

mejorar la calidad de vida en cuanto al aseguramiento de ingresos monetarios que

disminuyen la dependencia del adulto mayor de sus familiares o de la sociedad. (11)

La presión en los sistemas de atención sanitaria, por la elevada demanda de atención

en servicios para tratar problemas crónicos; la menor productividad y mayor demanda de

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pensiones, por que eleva la demanda de pagos a economías en desarrollo; junto con la carga

para los sistemas informales de apoyo, por el creciente número de divorciados, viudos o sin

hijos que demandarán institucionalización; y la feminización del envejecimiento, por las

mayores probabilidades de estar discapacitadas, viudas o con menores recursos financieros,

son los principales problemas que enfrentarán los países por el envejecimiento de sus

poblaciones debido a las dificultades para establecer políticas que respondan a las

necesidades de este sector poblacional. (24)

Conclusiones

- El envejecimiento poblacional y el aumento de la población adulta mayor esta

caracterizado por una alta incidencia de la pobreza, aguda inequidad social, baja

cobertura de la seguridad social y probable tendencia hacia el deterioro de las redes

de apoyo familiar (18).

- Las implicaciones económicas y sociales del envejecimiento se dan más por el

creciente número de personas mayores que por el envejecimiento poblacional en si

mismo, pero éste es de baja prioridad en la mayoría de las agendas de los gobiernos

de la región.

- Según la CEPAL (18): 1) El envejecimiento es un proceso generalizado en todos los

países de la región, con un índice de envejecimiento alrededor de 15 adultos

mayores por cada 100 menores de 15 años; 2) el ritmo del envejecimiento es más

rápido en América latina y el Caribe que en los países desarrollados; 3) los impactos

se reflejan en la pobreza, inequidad social y baja cobertura de seguridad social de

grandes grupos poblacionales en especial los más vulnerables.

- Actualmente se está envejeciendo en la pobreza puesto que el crecimiento en la

esperanza de vida ofrece nuevas oportunidades; en un mundo en desarrollo las

poblaciones se envejecen a una velocidad sin precedentes mientras que la mayoría

sigue en la pobreza, pero los adultos mayores siguen siendo una población invisible

para quienes promueven el desarrollo económico, la atención en salud y la

educación, pues son consideradas económicamente dependientes y pasivas, por

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consiguiente irrelevantes para el desarrollo y en algunos casos una barrera para la

prosperidad (25).

- Los retos y oportunidades que genera el envejecimiento poblacional no están

debidamente documentados, pues aunque se registra una disminución en el

comportamiento de la fecundidad y la mortalidad que lleva a un cambio en la

estructura poblacional, demandas al Sistema General de Seguridad Social y nuevas formas

de apoyo familiar y social por el aumento de las personas adultas mayores y una

disminución de los menores, no se ha hecho explícito la oportunidad de tener un “bono

demográfico” que aporta fuerza laboral y mano de obra activa, que bien encaminado podría

servir de alivio al sistema pensional, pero la tendencia actual es a considerar el

envejecimiento poblacional no como un factor del desarrollo, sino una barrera para el

desarrollo de las comunidades, que desperdician el patrimonio intelectual de los adultos

mayores acumulado de generación en generación.

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