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    Revista Virtual INTERCAMBIOS, N 15 (Febrero 2011) del Instituto de Derecho Penal(Especializacin de Derecho Penal) de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales dela Universidad Nacional de La Plata.http://intercambios.jursoc.unlp.edu.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=357&Itemid=189

    El enfoque de la Resiliencia como aporte terico y

    metodolgico reductor de la vulnerabilidad en la

    accin socioeducativa en contextos de encierro.

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    Marcelo Jorge Basalda1

    Mara Gabriela Miranda2

    Los desafos que plantean las circunstancias adversas (para

    el vivir, para el convivir y el aprender) a quienes hoy

    enseamos, [] pueden ser la oportunidad de hacer muchos

    aprendizajes sobre la naturaleza del desarrollo humano, la

    vida social y el convivir, y los muchos

    recursos y fortalezas que los seres humanos tenemos an sin

    saberlo

    Mnica Coronado (2008)

    Introduccin:

    Con el presente trabajo nos proponemos realizar un aporte terico que creemos

    necesario consolidar en la prctica de la accin socioeducativa en contextos de encierro.

    Por lo general, el docente que se dedica a esta modalidad educativa, carece de las

    herramientas tericas para llevar adelante su prctica en un contexto de marcada

    adversidad, tal como es una institucin total. Esta carencia no es producto de la

    negligencia del educador sino de un dficit en su formacin. Ningn docente de

    1 Licenciado en Antropologa (Universidad Nacional de La Plata). Director de la ctedra libre Educacin

    en el mbito carcelario y prevencin del delito, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin,

    UNLP. Docente de la Diplomatura universitaria Educacin formal y no formal en contextos de privacinde la libertad, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad del Este. Director de la Escuela de Educacin

    Media n 2 (Direccin General de Cultura y Educacin) con asiento en el Complejo Penitenciario de

    Magdalena (Servicio Penitenciario Bonaerense).

    2 Licenciada en Psicologa (Universidad Nacional de La Plata). Secretaria acadmica de la ctedra libre

    Educacin en el mbito carcelario y prevencin del delito, Facultad de Humanidades y Ciencias de la

    Educacin, UNLP. Docente de la Diplomatura universitaria Educacin formal y no formal en contextos

    de privacin de la libertad, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad del Este. Secretaria y docente

    de la Escuela de Educacin Media n 2 (Direccin General de Cultura y Educacin) con asiento en el

    Complejo Penitenciario de Magdalena (Servicio Penitenciario Bonaerense).

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    escuelas en crcel tiene en su trayectoria profesional una capacitacin (dictada por

    instituciones educativas) que lo prepare para poder manejar las situaciones de conflicto

    que habitualmente se dan en los contextos carcelarios; conflictos que siempre tienen

    repercusin en los procesos de enseanza-aprendizaje y que, de una u otra manera,

    condicionan las estrategias pedaggicas que se pretenden implementar. En la formacin

    docente no existe la especialidad de educacin en contextos de privacin de la libertad 3.

    Todos los docentes que ejercemos la actividad en estos mbitos, tuvimos nuestro primer

    acercamiento a una crcel sencillamente ingresando en ella, sin preparacin terica ni

    metodolgica. Nuestro bautismo profesional se daba da a da intentando solucionar las

    situaciones que cotidianamente se presentaban tanto en el marco ms especfico de las

    aulas como en el ms general de la institucin educativa intracarcelaria.

    Durante casi todo el tiempo de su existencia4, la educacin en mbitos de privacin de

    la libertad adoleci de los oportunos abordajes tericos que hicieran de sta una prctica

    con la suficiente preparacin profesional del educador, sustentada en una adecuada

    formacin cientfico-pedaggica.

    Creemos que hay mucho por investigar y analizar dentro del marco pedaggico en estos

    mbitos. Este espacio educativo se proyecta como un excelente contexto de innovacin

    pedaggica, en donde la interdisciplinariedad y la puesta en prctica de teoras de la

    esfera de las ciencias sociales, podr enriquecer la formacin docente y la aplicacin de

    estrategias educativas vinculadas a la reduccin de la vulnerabilidad.

    3Es recin en el ao 2010 que, por iniciativa de la Modalidad de Educacin en Contextos de Encierro

    dependiente del Ministerio de Educacin de la Nacin, se comenz a implementar de manera formal en

    la mayora de las jurisdicciones del pas una capacitacin (un posttulo docente) referido a esta

    especificidad educativa. De todas formas, esta capacitacin se pone en prctica en un primer momento,con docentes que ya tenan experiencia en docencia en crceles. Desde nuestra ptica, si bien esta

    accin es un claro avance en la formacin docente, todava hay un vaco relacionado con las

    herramientas tericas y metodolgicas fundamentales para manejar situaciones de conflicto y

    emprender un abordaje pedaggico en contextos de adversidad como lo es una institucin total.

    Por otro lado, y complementando la oferta de capacitacin antes referida, la Universidad del Este (en la

    ciudad de La Plata) implementa desde agosto de 2010 la Diplomatura universitaria en educacin formal

    y no formal en contextos de privacin de la libertad, la primera en su tipo en la Repblica Argentina.

    4 Para el caso de la educacin formal, especficamente para las escuelas secundarias en crceles,

    estamos refirindonos al ao 1983, ao en que se cre la primera escuela de este nivel dentro de unacrcel en la provincia de Buenos Aires. Las escuelas primarias tienen algunos aos ms de existencia.

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    En nuestro caso en particular, perseguimos exponer algunos de los conceptos que

    utilizamos en la prctica educativa cotidiana en el marco de una institucin educativa

    formal presente en mbitos de privacin de la libertad. Ms especficamente,

    pretendemos explicitar el abordaje que empleamos interviniendo desde el enfoque de la

    Resiliencia, enfoque que nos permiti accionar sobre los aspectos productores de

    vulnerabilidad en un contexto de encierro.

    La adversidad en los contextos de encierro:

    De manera genrica, podemos definir a cualquier institucin de encierro (crceles,

    alcaidas, institutos para alojar a jvenes y adolescentes en conflicto con la ley, etc.)como Instituciones Totales (Goffman 1970), caracterizndolas como un lugar de

    residencia y trabajo, donde un gran nmero de individuos en igual situacin, aislados

    de la sociedad por un perodo apreciable de tiempo, comparten en su encierro una

    rutina diaria administrada formalmente. Este tipo de establecimientos est organizado

    no con la finalidad de promover el bienestar de los detenidos alojados en su interior,

    sino con el fin de proteger a la sociedad de quienes se presentan de forma concreta o

    potencial como un peligro intencional para ella.

    En funcin de lo expuesto, el componente fundante de la adversidad en los contextos de

    encierro es el aislamiento social que padecen los sujetos que se encuentran con

    aplicacin de una medida privativa de la libertad. Aislamiento relativo, pero aislamiento

    al fin. Decimos relativo ya que, aunque los detenidos no tienen la facultad de salir

    libremente de la institucin, pueden tener contacto con personas del exterior que

    ingresan a visitarlos, o con docentes que entran a la crcel a cumplir tareas pedaggicas,

    o con personas de distintas comunidades religiosas.

    Otro componente de la adversidad que se suma al anterior, potenciando el estado de

    vulnerabilidad de la persona detenida, se manifiesta en que el aislamiento involuntario

    representado por la privacin de la libertad trae aparejada la prdida y privacin de otros

    derechos fundamentales que atenta contra la dignidad humana. Se disipa de ese modo

    su condicin de persona. Los presos son convertidos en algo equiparable a muertos

    civiles, sujetos con su capacidad disminuida: lisa y llanamente pasan a ser tratados

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    como objetos (Salinas 2006). En contextos de encierro, la deshumanizacin es un lento

    pero terco y persistente proceso de sometimiento y lapidacin de la condicin humana.

    En palabras de Goffman5, las instituciones totales en nuestra sociedad son los

    invernaderos donde se transforma a las personas; cada una es un experimento natural

    sobre lo que puede hacrsele al yo. Especficamente este autor alude a un proceso

    sistemtico aunque no siempre intencionado denominado mortificacin del yo;

    proceso que tiene su primera manifestacin con el establecimiento de las barreras que

    se yerguen entre la persona detenida y el exterior y que toman la forma concreta de altos

    muros y/o alambres de pas, pero que se manifiestan con potencia simblica en la

    prdida de los roles6 y los anclajes identitarios que las personas detenidas tenan en el

    exterior.

    Tal como afirma Zino Torrazza (1993) La incorporacin de un individuo en una

    prisin conlleva un proceso de construccin de una identidad institucional. Todo

    individuo que ingresa en una prisin proviene de una estructura social mayor, en la que

    ha creado, a travs de su socializacin, una identidad (conformada por roles y status)

    que se pierde con el ingreso en prisin.

    Al ingreso a la institucin, se le asigna, o mejor dicho, se le impone al detenido un

    nuevo rol y una identidad en funcin de los cules se espera que se comporte y se dirija

    en ese contexto: se pasa a ser preso. No se est preso, se es preso; y en el mbito

    carcelario, un preso no tiene derechos7. El ser preso se constituye en un atributo

    desacreditante que cosifica a quien es definido de esta manera8. Peor todava es la

    utilizacin del diminutivo presito, palabra muy usada en el interior de las crceles por

    algunos agentes penitenciarios y que, desde nuestra ptica, remite a una denigracin de

    la persona que tiene una funcin de clara implicancia en la mortificacin del yo.

    5 Op. Cit.

    6 Goffman lo denomina Despojo de rol, y toda su teora de la mortificacin del yo est sustentada en

    este aspecto sociolgico de la definicin del yo. (Op. Cit).

    7 En muchas oportunidades, en conversaciones mantenidas con personal penitenciario, nos refirieron

    que el preso no tiene derechos.

    8

    Algunos detenidos que se esfuerzan por resistir el rol que pretende imponrseles nos han manifestadoque ellos no son presos, sino que estn presos.

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    Esta situacin de ser preso trae aparejadas adems una serie de cuestiones vinculadas

    a la kintica9. Al preso se lo obliga a adoptar ciertas posturas o actitudes corporales

    que tienden a degradar a la persona colocndola en una situacin de sumisin explcita,

    como por ejemplo, al dirigirse a una autoridad penitenciaria, el detenido debe mirar

    hacia abajo y colocar las manos por detrs de la espalda mantenindose en una posicin

    erguida con las piernas casi juntas10. Estas actitudes corporales aprendidas en el interior

    de las crceles, en muchos casos y cuando el interno se encuentra posteriormente en

    situacin de libertad, funcionan como indicadores o sealadores de aquellas personas

    que ya han sido captadas por el sistema penal y que tienen grandes probabilidades de

    volver a ser seleccionadas y recicladas dentro de esta estructura crimingena.

    Otro componente slidamente establecido en las instituciones de encierro y que otorgaun marco a la adversidad, se relaciona a la progresiva y constante infantilizacin a la

    que se ve sometida la persona privada de la libertad. Con anterioridad aludimos a la

    rutina diaria administrada formalmente que impera en establecimientos de detencin11.

    En funcin de esta rutina, la vida del detenido est subordinada y controlada por un

    reglamento institucional que no le permite al preso tener autonoma ni decisin

    propia. Toda su actividad est subordinada a horarios impuestos por la institucin, a la

    autorizacin o no- de circular por ciertos lugares, a la posibilidad de tener o no-ciertos elementos personales, al permiso o no- para expresarse libremente, etc. En

    definitiva, el detenido se encuentra sometido a un rgimen disciplinador que le impide o

    coarta la posibilidad de desarrollar voluntad propia, en el que la autonoma se pierde de

    9La kintica o quintica, es uno de los aspectos ms significativos de la conducta no verbal. Est

    relacionada a la capacidad comunicativa que poseen los movimientos o actitudes corporales o los

    gestos, siempre entendidos como conductas aprendidas en un contexto social e interiorizadas de

    manera inconsciente.

    10En varias ocasiones, cuando los detenidos se acercaban al rea de la escuela para inscribirse y

    comenzar o continuar sus estudios, al dirigirse a nosotros automticamente adoptaban esa actitud

    corporal. Acompaando esta situacin, se encuentran relacionados ciertos actos verbales de sumisin

    (en trminos de Goffman). Por ejemplo, cuando los detenidos se percataban que ramos autoridades

    de la escuela, nos decan jefe.

    11En diversas oportunidades en las que hablamos con autoridades penitenciarias (aquellas que

    supervisan y conducen los establecimientos de detencin) sobre la cuestin del rgimen carcelario, nos

    han dicho que darle al detenido una instancia de cumplimiento de horarios, tareas y acciones

    permitidas, posibilita que en stos se desarrolle un sentido de la responsabilidad y el ordenamiento dela propia vida.

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    manera tajante, y en el cual, cada instancia de participacin no es de libre eleccin sino

    que est atravesada por acciones de coercin.

    Para Rita Segato (2003), el sistema penal alienta la pedagoga de la irresponsabilidad:

    Sin autonoma no existe responsabilidad. La condicin sine qua non que torna posible

    el ejercicio de la responsabilidad es, por definicin, la libertad: tengo que ser libre

    para responder por mis actos. Por lo tanto, el verdadero toque de gracia de esta

    verdadera pedagoga de la irresponsabilidad es la tutela. Este rgimen establece, por

    definicin, un estado de minoridad para el preso: el tutelado, que no es dueo de su

    conciencia ni de su cuerpo, es infantilizado por la reduccin cotidiana de su voluntad.

    En esa condicin infantil, minusvlida, es imposible ser responsable.

    No pretendemos agotar en estas lneas la gran variedad de situaciones y dinmicas que

    convierten a una institucin total en un escenario adverso, poco propicio para

    implementar estrategias vinculadas al desarrollo humano. S queremos dejar plena

    constancia de que, por un lado, este escenario de adversidad es un mbito productor de

    vulnerabilidad, y por el otro, se constituye como una estructura de violencia tanto

    fsica como simblica-, en la cual deben habitar y vivir las personas privadas de la

    libertad por accin de una medida judicial. La violencia no es atributo exclusivo de las

    instituciones totales, sino que es patrimonio de la sociedad en su conjunto. En todo caso,

    la violencia presente en los establecimientos de detencin es una continuidad de lo que

    ocurre en el exterior (Kalinsky 2009), aunque en stos, su fuerza de manifestacin

    puede percibirse de manera ms grosera. Violencia y adversidad son los componentes

    siempre presentes en la frmula de las instituciones totales.

    El enfoque de la Resiliencia: una estrategia necesaria para la accin socioeducativa

    en contextos de encierro.

    Toda prctica social se da en un contexto, y es este ltimo el que condiciona los

    derroteros por los que dicha prctica se desplegar.

    No puede concebirse la accin educativa en tanto prctica socialo por lo menos no

    podemos concebirla nosotros-, sin tomar en cuenta el contexto ms amplio en el que

    sta se lleva a cabo. Cualquier accin educativa est atravesada lo percibamos o no-,

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    por condicionantes sociales provistos de mayor o menor impacto y de distinto grado de

    generalidad.

    Cabe preguntarnos, entonces, sobre las posibilidades de la accin socioeducativa en

    contextos de encierro. Conforme lo expuesto con anterioridad, podemos aseverar que elmbito carcelario, signado por la privacin de la libertad (entre otras privaciones), la

    constante vulneracin de derechos, la violencia, la desubjetivacin12, la obturacin de la

    palabra, no se caracteriza justamente por ser un espacio que promueva la accin

    pedaggica, o por lo menos, una accin pedaggica liberadora. Al contrario, ms bien

    sus caractersticas distintivas son siguiendo con la lnea argumental mantenida-, la

    adversidad, la imposibilidad de promover una convivencia cimentada en el respeto y el

    dilogo, la recurrente infantilizacin del detenido, entre otros condicionantes. Elencierro daa al ser humano, en todas sus dimensiones, en lo fsico, lo emocional, lo

    intelectual, lo vincular. El encierro diluye las posibilidades de eleccin libre. El encierro

    ciega la capacidad de percibir las fortalezas no descubiertas que posee el ser humano.

    En definitiva, el encierro obtura la posibilidad de construir un proyecto de vida.

    En este marco, el docente que ejerce su prctica en contextos de encierro no est exento

    de ver afectada su labor por esta dinmica obturante, e incluso, no est exento de verse

    afectado l mismo en cuanto sujeto. Siguiendo a Arnanz (1988), todos los que viven o

    trabajan ms o menos tiempo en una institucin total, estn de algn modo vulnerables a

    los efectos adversos de dicho entorno.

    En un contexto de adversidad como el que venimos describiendo, se hace necesario que

    el docente tomando en cuenta la especificidad del mbito en el que se encuentra

    inmerso-, logre reorganizarse profesionalmente con el objetivo de otorgar sentido a su

    prctica. Ese sentido -que en trminos de Cyrunlink (2005) se construye en nosotros

    con lo que nos precede y lo que nos sigue, con la historia y con los sueos-, le

    permitir ahondar en los malestares desplegados por un mbito caracterizado por el

    encierro, y a su vez, desde una constante y tenaz alerta epistemolgica, podr expandir

    las posibilidades de desarrollo tanto para s mismo como para el alumno junto con el

    12 Para nosotros, siguiendo a Duschatzky y Corea (2007), la desubjetivacin est relacionada a un

    modo de habitar la situacin marcada por la imposibilidad, estar a merced de lo que acontezca habiendo

    minimizado al mximo la posibilidad de decir no, de hacer algo que desborde las circunstancias. Se tratade un modo que despoja al sujeto de la posibilidad de decisin y de la responsabilidad.

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    que trabaja, posibilitando la consolidacin de un entorno de concientizacin y

    promocin de la reduccin de la vulnerabilidad. Desde este encuadre y en un entramado

    de adversidad la escuela apunta a constituir un espacio alternativo de convivencia

    pacfica, reflexin y desarrollo [], como as tambin un mbito de enriquecimiento en

    el que pueda pensarse un proyecto de vida (Coronado 2008).

    Estamos plenamente convencidos de que el primer desafo con el que nos encontramos

    los docentes en contextos de encierro se vincula con la posibilidad (tal vez capacidad)

    de asumir la realidad en la que ejercemos nuestra prctica, realidad impregnada con una

    lgica contrapuesta a aquella que nos brinda el paradigma de la educacin como

    prctica de la libertad. Sin olvidar el contexto y sus manifestaciones negativas

    limitantes, podemos desde ese posicionamiento construir las herramientas que nosservirn para educar en y con el malestar que esa misma realidad nos provoca.

    Reflexionar sobre esos malestares para que pudiera surgir el cambio a travs de la

    Concientizacin, considerando que sta nos proporciona pulsin creativa, o en otros

    trminos, la actitud que nos permite pensar que lo que debe ser tambin debe ser

    hecho, y en ello empear todas nuestras capacidades y voluntad. Es necesario operar el

    pasaje de la pulsin creativa a la pasin razonada13.

    Somos plenamente conscientes que nuestra formacin como docentes no bastaba para

    afrontar las adversidades de un contexto como el que nos presenta una institucin total.

    Debamos capacitarnos ms, debamos trabajar desde la interdisciplina, debamos

    conocer diversas teoras del campo de las ciencias sociales, por ltimo, debamos

    generar teora. Estos son los pilares para resignificar nuestra prctica, para dotarla de

    sentido.

    Existe en la actualidad un basto material terico desde dnde poder observar y analizar

    los efectos del encierro (Clemmer 1940, Goffman 1970, Valverde Molina 1991,

    Zaffaroni 1989, entre otros), efectos que repercuten sin lugar a dudas en el quehacer

    ulico cotidiano en las instituciones educativas dentro de las crceles. No podemos

    pretender encasillar en nuestro molde a ese alumno atravesado por la adversidad, inserto

    en un contexto con fuertes y persistentes tendencias desubjetivantes, considerndolo un

    ser sin historia, un ser sin condicionamientos.

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    sta tiene que ver con el compromiso racional con la transformacin y la voluntad de realizarla.(Jaramillo 2004).

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    Partiendo de conocer quines son nuestros alumnos, de dnde provienen, cules son sus

    historias, qu los motiva a seguir los estudios en contextos de adversidad, cules son sus

    expectativas, sus anhelos, qu esperan de la escuela o de los docentes, cmo nos miran y

    cmo se creen mirados, podremos arribar a definir el para qu de nuestra prctica.

    En este marco, el aporte que puede realizar la Teora de la Resiliencia se torna

    fundamental para superar los condicionamientos negativos de un contexto caracterizado

    por el encierro institucional y todo lo que ste produce en la subjetividad de la persona

    detenida y, por qu no, en la de los docentes que trabajamos junto a ellos.

    Promover la accin socioeducativa en contextos de privacin de la libertad con el

    enfoque de la Resiliencia, implica un cambio de paradigma, un cambio de mirada, un

    abordaje con una lgica diferente a la propuesta por la pedagoga de la

    irresponsabilidad sustentada por las instituciones de encierro. La Resiliencia propone

    trabajar con las fortalezas de los seres humanos, con lo que stos ya tienen pero todava

    no lograron explotar a causa en nuestro caso- por su inmersin en un contexto

    obturante de la subjetividad.

    Trabajar con este enfoque en el contexto de una institucin escolar formal presente en el

    interior de una crcel se presenta como una prctica fundamental que promueve una

    intervencin educativa sustentada en la ampliacin del potencial de desarrollo, el cual,

    en trminos de Coronado (2008) acontece empujado, tensado, sostenido por el

    esfuerzo de vencer la entropa. El aprendizaje ocasiona desarrollo cuando avanza por

    sobre lo logrado conquistando un nuevo espacio de competencia y capacidad.

    La Resiliencia se define como la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser

    fortalecido o transformado por experiencias de adversidad. La conducta resiliente

    (conducta que se aprende), exige prepararse, vivir y formarse para procesar lassituaciones de infortunio, descubriendo potencialidades ocultas que nos ayudarn a

    consolidarnos como sujetos, sobreponindonos a contextos desubjetivantes.

    En relacin al cambio paradigmtico que supone la Resiliencia y dentro del campo de la

    psicologa positiva podemos argumentar, siguiendo a Ravazzola ( ) que: mientras los

    paradigmas tradicionales enfocan sus estudios sobre trauma, dao, carencia o

    desviaciones, con diagnsticos cada vez ms complejos, con el afn de encontrar

    causas y consecuencias predecibles as como metodologas de correccin de la

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    desviacin o del sntoma, la propuesta de la Resiliencia es investigar los recursos de las

    personas para salir adelante.

    En el contexto de nuestra prctica docente en mbitos de privacin de la libertad,

    siempre hemos tenido presente un interrogante sobre la condicin de nuestros alumnos:es posible salir fortalecido de la experiencia del encierro? Tal vez, este interrogante

    provenga de nuestras expectativas producto de la formacin en ciertas reas de las

    ciencias sociales como la psicologa y la antropologa entretejidas con nuestra labor

    educativa. Sea como sea, s estamos totalmente convencidos de que, con el enfoque

    terico propicio y la accin comprometida convertida en praxis14, es posible intervenir

    para lograr la promocin de la superacin aunque sea en parte- de las adversidades

    presentes en los contextos de encierro.

    En la observacin ulica cotidiana de los alumnos en mbitos de privacin de la

    libertad, hemos notado que estas personas han sufrido y sufren situaciones traumticas,

    muestran por momentos una capacidad relativa de conectarse con aspectos vitales de s

    mismos y su entorno. Esta situacin nos posibilita pensar que, a pesar del contexto

    opresor con caractersticas necrfilas de destruccin de vida- (Freire 1970), los

    detenidos ahora devenidos en alumnos- poseen caractersticas resilientes que desde el

    mbito de la educacin formal o informal es importante desarrollar con el fin de

    desplegar una accin transformadora de la subjetividad, promoviendo el desarrollo de

    proyectos existenciales. Siguiendo a Freire (1970), en la medida en que [el sujeto]15 se

    percibe testigo de su historia, su conciencia se hace reflexivamente ms responsable de

    esa historia.

    Toda conducta resiliente se da en funcin de la interaccin dinmica entre los factores

    de riesgo16, dependiendo su superacin no slo de atributos individuales sino tambin

    de variables ambientales capaces de potenciar esas conductas. La concientizacin del

    14Coincidimos con Freire (1970) en que la praxis autntica no es ni activismo ni verbalismo, sino accin

    y reflexin [] reflexin y accin de los hombres sobre el mundo para transformarlo.

    15 El agregado entre corchetes es nuestro.

    16 Factor de riesgo es cualquier caracterstica o cualidad de una persona o comunidad que se sabe unida

    a una elevada probabilidad de daar la salud. (Definicin extractada de una clase terica dada por el

    Dr. Nstor Surez Ojeda en ocasin de realizarse el Curso Internacional de Resiliencia en Buenos Airesdurante el ao 2005).

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    potencial resiliente, no se produce en el vaco, sino en la relacin con los dems. La

    intersubjetividad es fundamental en la aparicin de las conductas resilientes. Tal como

    afirma Freire (1970) el auto-reconocimiento se plenifica en el reconocimiento del otro;

    en el aislamiento la conciencia se nadifica. En relacin a estos argumentos, es

    necesario que el docente tome conciencia de que su rol en mbitos de adversidad debe

    ser activo, poltico, convirtindose en un tutor de Resiliencia17.

    No se nace resiliente, sino que esta capacidad se construye en relacin a procesos

    sociales e intrapsquicos. La conducta resiliente depende de ciertas cualidades del

    proceso interactivo del sujeto con otros seres humanos. Se ha observado que los sujetos

    con caractersticas resilientes siempre han tenido (sabindolo o no) un otro

    significativo; otro que lo ha aceptado en forma incondicional, alguien que reconoce,acepta y fomenta su autodeterminacin (autoestima).

    Encontramos que muchos alumnos en contextos de encierro son poseedores de un

    balance narcisstico deteriorado (en parte por su trayectoria existencial de vulnerabilidad

    fuera de la crcel, en parte por los refuerzos deteriorantes de la autoestima producidos

    por el entorno carcelario), pero este balance puede verse restablecido creando las

    condiciones contextuales apropiadas. El enfoque de la Resiliencia ha venido a confirmar

    a los docentes que, desde la accin socioeducativa, se pueden crear las condiciones para

    que el detenido ahora en su rol de alumno, pueda identificar cules son los recursos

    (fortalezas) que posee para salir adelante. Presentarnos como tutores de Resiliencia en

    nuestra prctica diaria en mbitos de privacin de la libertad, implica crear las

    condiciones que propicien en los alumnos el desarrollo de la autoestima y la autonoma,

    el dilogo, la cooperacin, y la autogestin. En nuestro rol de tutores de Resiliencia,

    siguiendo a Cyrunlink (2005), debemos comprender y transmitir que el proceso de

    Resiliencia consiste en no someterse a los discursos de los contextos familiares,

    institucionales o culturales que profetizan la desgracia.

    17Es la persona que estimula y gratifica afectivamente los logros [de los sujetos], su creatividad, humor,

    iniciativa, y ayuda a resolver los problemas sin sustituir la accin del sujeto. Puede ser uno de sus

    progenitores, un integrante de la familia extensa, un educador o cuidador que asume el rol de

    significatividad que el sujeto le otorga (Melillo, A.; Estamatti, M.; Cuestas, A. 2002). Lo que seencuentra entre corchetes es agregado nuestro.

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    Conclusiones:

    En este derrotero sucinto sobre la perspectiva de la Resiliencia y su contribucin en la

    formacin docente y su concomitante aplicacin en la praxis educativa en contextos de

    privacin de la libertad, pretendimos exponer ideas y concepciones producto de nuestraobservacin directa en el terreno trabajando junto a alumnos en situacin de encierro

    institucional. No agotamos el tema, pero s creemos que dejamos abierta una puerta para

    futuras investigaciones e intervenciones institucionales que promuevan el desarrollo de

    la subjetividad en contextos desubjetivantes.

    En muchas oportunidades, hemos escuchado decir a funcionarios de distintos

    organismos del Estado que con la situacin de vulnerabilidad social y psquica que vive

    la persona ahora detenida, no se encuentra capacitado para reintegrarse nuevamente

    en la sociedad. La frase paradigmtica que muchas veces se usa es: estos no cambian

    ms, seguro que reinciden: Lo peor de esta situacin es que los mismos detenidos han

    interiorizado este discurso como una desesperanza aprendida, afirmando que lo

    nico que supe y s hacer en mi vida es robar.

    Desde el enfoque de la Resiliencia en un contexto educativo en el que nos impulsa la

    perspectiva de la pedagoga liberadora, como docentes podemos empezar a pensar junto

    con los alumnos privados de la libertad que el cambio y la posibilidad de superarnos y

    reencontrarnos como sujetos poseedores de derechos inalienables, no slo es deseable

    sino tambin posible.

    Como afirma Cyrunlink18: Entrenarse fsicamente para adquirir nuevas capacidades

    relacionales, trabajar en la historia que constituye nuestra identidad, aprender a

    pensarse a s mismo en otros trminos y militar contra los estereotipos que dicta la

    cultura [], este es, en resumen, el compromiso tico de la Resiliencia.

    Como docentes, debemos tener siempre presente que nuestra actitud resiliente al

    momento de trabajar con personas en contextos de adversidad tiene que ver, en parte,

    con una bsqueda permanente de recursos tericos que orienten nuestra actividad [.,.]

    Debemos ejercitarnos en el pensamiento crtico, la formacin continua y la discusin

    con los pares (Gomes da Costa 2004).

    18 Op. Cit.

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