EL EMPLEO EN 2030 | Empleos o automatización

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Perspectiva laboral

Empleos o automatización:descartar la falsa opciónNadie duda de que el avance en automatización y el uso intensivo de robots impulsará la pro-

ductividad global. Que buena falta hace (ya que ha declinado como sustento del crecimiento

económico de largo plazo en toda Europa, Estados Unidos y las economías más avanzadas,

durante la última década). La inquietud que se plantea es, si al adoptar estas nuevas tecnolo-

gías se perturba el mundo del trabajo tal cual lo conocemos.

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En este debate hay, en forma nítida, tres gru-pos claramente definidos.El primero es de los negadores. Dicen que nada pasará y que no hay que perder el tiem-po con especulaciones sin sentido, cuando hay otros temas terrenales mucho más ur-gentes que atender (a duras penas logran esconder el miedo que les inspira el futuro).El segundo es el de los apocalípticos. En poco tiempo, los robots dejarán sin trabajo a los humanos. La inteligencia artificial terminará

con las máquinas esclavizando a la humani-dad (todavía recuerdan las escenas del film Terminator). Masas famélicas, desemplea-das y sin ingreso provocarán inmenso desor-den social y no habrá quien pueda comprar buena parte de lo que produzcan las máqui-nas. Predicen el fin del capitalismo y la ins-talación de Estados represivos. Una distopía, como se le llama ahora.Finalmente, el tercer grupo, el de los raciona-les optimistas. Sostiene que el avance tecno-lógico producirá pérdida de trabajo, pero que a la vez creará nuevas posiciones calificadas que solo podrá ocupar el ser humano.Aseguran, además, que esto no ocurrirá ma-ñana. Pero sí en algunos años, tal vez no tan-tos como quisieran, pero de forma maneja-ble, que permitirá reentrenar y brindar otro conocimiento a las nuevas generaciones y –aunque parece más improbable– también a muchos de los desplazados. Este último en-foque es el que prefieren los autores que han colaborado en esclarecer este gran interro-gante.Esta es la posición a la que adhiere esta inves-tigación especial y por eso es el eje de este informe especial sobre “Cómo será el empleo en 2030”, que surge como alianza intelectual entre KPMG y Mercado.Es que a medida que los procesos se auto-

matizan, las empresas comienzan a entender la necesidad de la mano humana operando los botones y palancas que hacen que todo funcione.Las tendencias que van a incidir en el futuro del trabajo son: tecnología, demografía, ur-banización y poder económico. De ahí surge la predicción tentativa de cómo será el mun-do del trabajo en 2030.Estamos atravesando una transformación fundamental en la forma de trabajar. La au-

tomatización y las “máquinas inteligentes” es-tán reemplazando tareas y empleos huma-nos y cambiando las habilidades que buscan las organizaciones en su personal.

–¿Cómo creen los trabajadores que evolu-cionará su espacio laboral en los próximos diez años? ¿Y cómo entienden que esto afectará sus perspectivas de empleo?–La mayoría considera que las habilidades humanas seguirán siendo requeridas a pe-sar de la automatización.

La automatización es uno de los factores más considerados: aunque 73% opina que la tec-nología nunca reemplazará la mente huma-na, 37% piensa que está poniendo en riesgo su puesto de trabajo y 60% prevé que serán pocas las personas que tendrán un empleo estable en el futuro. Frente a esta percep-ción, la capacitación cobra más relevancia que nunca: 74% está dispuesto a aprender una nueva habilidad o capacitarse con ma-yor regularidad.

Para 2030, los sectores de transporte y ma-nufactura tendrán un alto potencial para la automatización del trabajo mientras que la salud y la educación son menos automati-zables.

{Las tendencias que van a incidir en el futuro del trabajo son: tecnología, demografía, urbanización y poder económico. Estamos atravesando una transformación fundamental en la forma de trabajar.}

Algunos pronósticos señalan que casi la mitad

de los empleos con sueldo que hay en la actuali-

dad van a desaparecer. Serían puestos automati-

zados en poco más de una década.

Aun suponiendo que el pronóstico sea correcto,

los expertos arguyen que lo que pasará será un

enorme cambio en las tareas que cumplan los

seres humanos. Sostienen que apenas 5% de las

posiciones desaparecerá de forma definitiva. Los

demás cambiarán, a veces de modo drástico.

Lo que se avecina –argumentan– para el año

2030 es que 400 millones de empleos se perde-

rán por la robotización y la automatización. Pero

simultáneamente, se crearán 55 millones de nue-

vas posiciones, de las cuales hoy no existen en su

inmensa mayoría.

En suma, no habrá escasez de trabajo –al menos,

no en exceso–, pero el punto es en dónde estarán

nuevos y viejos empleos. Y cuáles habilidades y

conocimientos deberán incorporar los actuales

trabajadores para seguir activos en un mundo

tan cambiante. No es lo mismo aprender los se-

cretos del oficio a los 20 años, que ser reentrena-

do –casi de modo permanente, a los 40 y a los

50 años.

En síntesis, todavía los seres humanos controlan

el futuro.

Ganancias y pérdidas

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Esta situación de tener que barajar las con-secuencias de la tecnología –que de ningu-na manera es nueva en la historia de la hu-manidad– es analizada por James Manyika y Michael Spence en el informe publicado en Harvard Business Review que Mercado con-densa aquí. Vivimos en un mundo donde la producti-vidad, sostén fundamental del crecimiento económico en el largo plazo, se derrumbó.En Estados Unidos, Europa y otras economías avanzadas, el crecimiento de la productivi-dad se desaceleró en forma tan drástica en los últimos diez años que muchos econo-mistas piensan que tal vez el mundo haya entrado en una era de estancamiento justo cuando necesita más que nunca que crez-ca la productividad para mantener el creci-miento de países con envejecimiento de la población. La robótica avanzada llega para ayudar con inteligencia artificial y máquinas que “pien-san”, dos tecnologías que permiten mejorar la actividad humana en muchas áreas. Para las empresas las ventajas están a la vista: ade-más de reducir el costo laboral –un factor de suma importancia– la automatización introdu-ce modelos de negocio totalmente nuevos y mejoras que van mucho más allá de las capa-cidades humanas, como aumentar rendimien-to, calidad y también la velocidad de respues-ta en cantidad de industrias diferentes. La automatización le dará a la economía glo-bal el empujón de productividad que tanto necesita, mientras al mismo tiempo nos per-mite avanzar en ambiciosos programas socia-les como curar enfermedades o aportar so-luciones al desafío del cambio climático. El problema es que al adoptar esas tecnologías se trastocará el mundo del trabajo. Por un lado están los empleos que serán des-

plazados y por el otro los que van a cambiar y los que se van a crear. La última investigación realizada por el Mc-Kinsey Global Institute sugiere que cerca del 15% de la fuerza laboral global podría quedar desplazada para 2030, pero que los puestos que probablemente se creen compensarían los perdidos. Esto, con una condición impor-tante: que las economías logren sostener un alto crecimiento económico combinado con fuertes tendencias que impulsen la demanda de trabajo. Aun así, entre 75 y 375 millones de personas en todo el mundo habrán cam-biado de categoría ocupacional para 2030 se-gún sea la velocidad de adopción de la auto-matización.

Desafío importanteLos empleos que se ganen van a requerir ma-yores logros educativos y niveles más altos de capacidad cognitiva y de comunicación porque los trabajos que requieren habilida-des rutinarias, como recolección o procesa-miento de datos van ir siendo cada vez más

realizados por máquinas automatizadas. La capacidad de las personas aumentará gracias a máquinas capaces de actuar como asisten-tes digitales que a su vez van a requerir de las personas un permanente desarrollo y evolu-ción de capacidades. Según McKinsey, las economías avanzadas serán las más afectadas porque allí se van a reducir más los trabajos de empleos y de ingresos medios. En las economías emer-gentes, a mediano plazo, el panorama entre empleos perdidos y ganados se ve más favo-rable y el efecto neto podría ser una acelera-ción del crecimiento en la clase media. En todas partes las sociedades deberán to-mar decisiones importantes para hacer frente a estos desafíos. Algunas intentarán detener o demorar la adopción de la automatización. Aunque eso fuera posible –no lo es– signifi-caría abandonar los beneficios en producti-vidad que traerá la tecnología. Otros caminos son todavía menos deseables. Optar por escaso crecimiento del PBI y len-to crecimiento del empleo significará estan-camiento, y descontento social por ingresos que no avanzan. La automatización rápida que solo trae crecimiento de la productividad por aumento de la eficiencia no crea empleos y va a agravar el descontento social. Los investigadores de McKinsey sugieren que habría que adoptar tecnologías de automa-tización por los beneficios que traigan a la productividad mientras al mismo tiempo se actúa proactivamente con las transiciones laborales que acompañarán esa adopción. La relación entre productividad y empleo es menos negativa de lo que parece a primera vista, porque el aumento del PBI que trae la productividad aumentará el consumo y, por ende, la demanda de trabajo. Como siempre ha ocurrido en el pasado.

Impulso a la productividad

Empleos que van a desaparecer,que cambiarán y que se crearánLa automatización le dará a la economía global el empujón de productividad que tanto necesi-

ta, mientras al mismo tiempo permitirá avanzar en ambiciosos programas sociales como curar

enfermedades o aportar soluciones al desafío del cambio climático. La trampa está en que

adoptando esas tecnologías se puede trastocar el mundo del trabajo.

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A mucha gente le preocupa que los robots, y otras máquinas con inteligencia artificial, ya estén en condiciones de robar empleos e imaginan que el futuro traerá desempleo por todas partes. Pero hasta la más somera lectura de la historia muestra que esto ya se ha vivido antes. En 1928 el Times decía que “la marcha de las máquinas deja sin empleo a la gente”. En 1956 el mismo diario anunciaba que los “tra-bajadores ven que la revolución de los robots les roba los empleos. Y en diciembre 2017 un editorial del Times preguntaba en el título: “¿Los robots le quitarán el empleo a nuestros hijos? Y respondía más abajo: “es probable”. Sin embargo, en este momento Estados Uni-dos está cerca de tener pleno empleo. Una vez más se escuchan cataratas de adverten-cias sobre empleos que se pierden y, una vez más, hay razones para dudar de ellas. El ver-dadero peligro que genera la inteligencia ar-tificial podría ser la persistente escasez de trabajo calificado. Es cierto que los robots se están volviendo más inteligentes gracias a las mejoras en in-teligencia artificial. Están haciéndose cargo de muchas tareas repetitivas que podrían in-terpretarse como una amenaza para el tra-bajo humano. Pero esta tendencia debería ser mirada en el contexto de la permanente innovación tecnológica y del progreso eco-nómico global, que en todos los momentos de la historia ha generado siempre empleos para la gente. En 1950, solo el 55% de la población esta-dounidense en edad de trabajar tenía em-pleo. Para 2015, ese porcentaje había subi-do a 60%. Eso representa un aumento de casi 100 millones de empleos, aun después de haberse introducido muchas tecnologías supuestamente asesinas de trabajos, como

las grúas de embarque, los cajeros automáti-cos y las hojas de cálculo computarizadas. Lo mismo podría ocurrir esta vez, especialmen-te si se implementan innovaciones en edu-cación para ayudar a la gente a adaptarse a los cambios.

Mayores niveles de empleoHay dos razones por las que la automatiza-ción conduce siempre a acrecentar los nive-les de empleo.La primera tiene que ver con habilitar clien-tes. Las nuevas tecnologías convierten lo que antes era lujo, en una necesidad. Y para sos-tener esas necesidades hace falta trabajo. Un ejemplo: en 1950, muy poca gente podía pa-garse un viaje al extranjero. Pero a medida que el precio del pasaje de avión fue bajan-do, se produjo una explosión en el negocio del turismo de larga distancia. Hoy los casi 1.000 parques de diversiones que hay en todo el mundo son visitados por unos 1.000 millones de personas al año y más de 2,4 millones de empleos giran alrededor

de ellos solamente en Estados Unidos y Eu-ropa. Ya sea que hablemos de los artistas que trabajan allí o de los ingenieros que inventan los juegos o de los actores que se sacan fotos con los niños o de los administradores de los puestos de comidas o de los que crean las campañas de marketing, estamos hablando, en todos los casos, de empleos que no exis-tían en 1950. Otro ejemplo: en los años de la década del 60, si uno necesitaba efectivo iba a la ventanilla del banco. En 1967, cuando instalaron el pri-mer cajero automático en el Barclays Bank de Londres, la gente pensó que provocaría la des-aparición de los cajeros humanos. No fue así. Es cierto que no volvieron más los días en que los empleados dedicaban una parte im-portante de su tiempo a contar billetes para los clientes. Es cierto también que se redu-jo el número de cajeros por banco. Pero la tecnología ATM (de los cajeros automáticos) abarató la apertura de sucursales y los ca-jeros humanos se encontraron con tiempo para resolver los problemas más complejos

La clave, la capacitación

Aunque cueste creerlo,la IA va a crear empleoIncluso si el mundo se llenara de robots, la educación permanente puede mantener empleada a

la gente, dice Peter Schwart, vicepresidente de Salesforce. Las razones de su postura están ex-

plicadas en su libro The Art of the Long View: Planning for the Future in an Uncertain

World, que se reseña a continuación.

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de sus clientes y podían atenderlos mucho mejor que en 1960. Es más, aumentó el nú-mero total de personas atendiendo cajas. Ahora bien. Un cajero de aquellos años no podría entrar a trabajar en un banco de hoy sin antes capacitarse. Esa es la exigencia que traen las nuevas tecnologías. Por todas partes hay empleos que no se cubren porque no se encuentra gente capacitada para ocuparlos.En el área de tecnología, por ejemplo, por todos lados hay vacantes sin llenar. Los sis-temas inteligentes no reemplazan personas,

amplifican sus habilidades y las ayudan a lo-grar aumentos en el desempeño que antes no eran posibles.

Naturaleza del trabajoLa segunda razón por la que no se van a per-der empleos, aun con la actual ola de cam-bio tecnológico, tiene que ver con la natura-leza de los trabajos. Una persona que tiene un empleo realiza muchas tareas diferentes y no todas son vulnerables a la automatiza-ción. Por eso, más exacto que decir que IA reemplazará muchos empleos, sería afirmar que podría usurpar muchas de las tareas que constituyen los empleos de hoy. Las tareas físicas previsibles son las más fáci-les de automatizar. Las máquinas son fabulo-sas con el trabajo rutinario de alto volumen. Usan su poder mecánico para reemplazar la fuerza humana. También van a reemplazar a las personas en la realización de las tareas menores de una oficina.

Pero seguirán siendo deficientes en tareas abstractas como resolución de problemas complejos y todavía peores en interacciones que requieren empatía y sentido común. Tampoco se van a manejar bien en entornos donde hay pocos datos. Las máquinas inteli-gentes necesitan que se las alimente con da-tos para, a partir de ellos, hacer inferencias. Por eso les cuestan mucho los problemas no estructurados. La innovación será imposible si se la delega a un robot, por bien progra-mado que esté.

Pero aunque desaparezcan las viejas tareas, aparecerán nuevas. Los empleos del futuro se construirán alrededor de esas tareas. Las em-presas tendrán que ayudar a sus empleados a actualizar su experiencia y capacidad para incorporar las nuevas habilidades. Aquellos que no dependan de un empleador tendrán que capacitarse por su cuenta. A Alvin Toffler se le atribuye esta frase: “Los analfabetos del siglo 21 no serán los que no puedan leer y escribir, sino los que no pue-dan aprender, desaprender y reaprender”. Los niños que hoy están en la escuela van a terminar con empleos que no existen toda-vía. Necesitarán continua recapacitación y re-aprendizaje. Y también los empleados en el extremo opuesto de las edades.

Reinventar los empleos El líder tiene la responsabilidad de hacer fren-te al desafío de la automatización, pero de una forma que tal vez no anticipaba. Si sus com-

petidores agregan nuevas capacidades para satisfacer las diferentes necesidades de los clientes, tendrá que hacer como ellos o más. Tendrá, por eso, necesidad de pensar más creativamente sobre los empleos que tiene, las tareas que contienen esos empleos, las ha-bilidades que los empleados van a necesitar y la capacitación que deberá brindarles. Deberá comenzar a desmembrar los em-pleos en las diferentes tareas que los com-ponen. Luego identificar cuáles son ideales para las personas y cuáles son mejores para las máquinas. Cualquier empleo actual en una compañía debería ser estudiado de esta forma. Por ejemplo, no se van a necesitar ca-mioneros nada más que para llevar el vehí-culo de un lugar a otro. Harán falta personas que combinen las habilidades de un agente de ventas, de un anunciante y de un vende-dor para sentarse en esos camiones y rela-cionarse con los clientes a la vez que hacen las entregas. Están apareciendo además nuevas herra-mientas basadas en biología neural, nuevos paradigmas computacionales y máquinas in-teligentes. Esas herramientas pueden acele-rar y mejorar la capacidad de aprender de la gente. En muchos casos, las mismas tecno-

logías que parecen eliminar empleos serán los medios de entrega de nuevas habilidades que mantengan empleada a la gente. Recapacitar a las personas para un nuevo en-torno no debería ser algo tan difícil. Como sociedad, si no comenzamos a facilitar la re-capacitación y la educación masivas, vamos a ensanchar la brecha entre los que tienen y los que no y a aumentar la inestabilidad eco-nómica y política en todo el mundo. La edu-cación por sí sola no va a resolver todos los problemas económicos pero aumentar su efi-cacia es un requisito para hacerlo. Los que se asustan del avance de los robots se equivocan de peligro. Crear un cultura de aprendizaje permanente es la forma para que pasemos de esta economía a una que dé la oportunidad de prosperar a más perso-nas. La responsablidad de brindar esa edu-cación no puede recaer solo en los Gobier-nos. En ese entorno la empresa tendrá un rol fundamental.

{A Alvin Toffler se le atribuye esta frase: “Los analfabetos del siglo 21 no serán los que no puedan leer y escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y reaprender”. }

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Muchas compañías creen que incorporar IA al trabajo de la clínica significará diagnósticos más rápidos y más baratos. Las máquinas po-drían también ver detalles que los humanos no ven y evaluar cuál peligrosos es un cáncer con solo mirar un scanner. Sin embargo, hay otros investigadores en IA que piensan que se podrá prescindir total-mente de los seres humanos. “Es obvio que deberíamos dejar de entrenar radiólogos”, dijo en 2016 Geoffrey Hinton, una luminaria en inteligencia artificial. El año pasado Andrew Ng, otro investigador estrella, hablando sobre la capacidad de IA para diagnosticar la neumonía a partir de pla-cas de rayos X, se preguntaba “si los radió-logos deberían estar preocupados por sus empleos. Con el aprendizaje profundo de las máquinas es lógico que cunda la alarma en-tre los trabajadores que ejecutan todo tipo de trabajo no físico.En realidad la aplicación de IA a la medicina sugiere que el tema es más complicado. Las máquinas inteligentes van a cambiar muchos campos permitiendo analizar rápidamen-te gigantescas pilas de datos para descubrir cosas que para la gente podrían pasar desa-percibidas. Pero no va a volver redundante a la gente. Y lo demuestra la radiología, esa misma actividad que es usada como ejemplo del apocalipsis que podría venir. En primer lugar está la naturaleza misma de IA. Algunos afirman que los radiólogos mecá-nicos hacen mejor trabajo que los de guarda-polvo blanco. Otros dicen que los humanos aventajan. Es probable que en el futuro las máquinas saquen una clara ventaja, pero hay que tener en cuenta que, al menos en el fu-turo previsible, la inteligencia artificial tendrá una mira “estrecha”. Ningún ser humano es tan bueno en aritmé-

tica mental como una calculadora de bolsillo, pero eso es todo lo que la calculadora pue-de hacer. Es una técnica de reconocimiento de patrones y patrones hay en todos lados. Pero en definitiva es limitada, una suerte de idiota sapiente electrónico que se destaca en una determinada tarea mental pero se des-concierta con otras. En lugar de preguntarnos si IA puede reem-plazar un empleo es mejor ver si podría re-emplazar a los humanos en una tarea espe-cífica.

El toque humanoEso lleva a una segunda razón para el opti-mismo: la naturaleza del trabajo. La mayoría de los empleos consisten en muchas tareas, aunque eso no sea obvio para quien mira de afuera. Las hojas de cálculo todavía no han logrado dejar sin trabajo a los contadores

porque la contaduría es mucho más que ha-cer columnas de cifras que se suman. Los radiólogos analizan muchas imágenes. Pero también deciden cuáles imágenes ele-gir, conversan entre sí sobre diagnósticos di-fíciles, comentan planes de tratamiento con sus pacientes y demás. La posibilidad de de-jar una de esas tareas a un ayudante compu-tarizado los deja, lejos de significar un pronto despido, con más tiempo para concentrarse en otras partes de su trabajo, casi siempre más satisfactorias. Una tercera razón para el optimismo es que la automatización también debería fomentar demanda. Aun en el mundo rico, la radiolo-gía es cara. Si las máquinas pueden hacerla más eficiente, el precio podría bajar permi-tiendo que sus beneficios se difundan más y abriendo nuevas aplicaciones para el diag-nóstico de imagen. En la Revolución Industrial el número de te-jedores creció cuando el trabajo se automa-tizó. El aumento de la eficiencia permitió au-mentar la producción, bajar los precios y, por lo tanto, mayor demanda para las tareas que las máquinas no podían hacer. Nadie sabe cuán profundos van a ser los efec-tos de largo plazo de IA sobre el empleo. Pero la experiencia sugiere que el cambio tecno-lógico lleva más tiempo de lo que la gente cree. A los dueños de las fábricas les llevó dé-cadas aprovechar al máximo las ventajas de la electricidad sobre el vapor. Todavía no ha terminado la revolución de la computación en la oficina. Las grandes firmas tecnológi-cas como Google, Facebook y Alibaba tienen los recursos y la experiencia interna para co-menzar a usar IA. Las demás avanzarán más lentamente, especialmente en áreas muy re-guladas como la medicina.

Trabajadores más productivos

Por qué los radiólogospueden estar tranquilosMucha gente dice que esta actividad será de las primeras víctimas del avance de las máquinas.

Analizar imágenes médicas es una tarea ideal para el “aprendizaje profundo”, una técnica de

inteligencia artificial que primero llamó la atención por su habilidad para enseñar a las com-

putadoras a reconocer objetos en imágenes.

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El temor generalizado es que los programas inteligentes terminen eliminando millones de puestos de trabajo y condenando a toda una generación a aceptar trabajos aburridos y malpagos o a una desocupación forzada. No hay motivo para tanta ansiedad, dicen Ken Goldberg de la universidad de Califor-nia, Berkeley, y Vinod Kumar, CEO de Tata Communications, en India. Ambos publica-ron un informe que es mucho más optimis-ta de lo que imaginan los empleados en ge-neral. En muchos casos, dicen, aumentará la satisfacción en el trabajo porque la elimina-ción de tareas aburridas les permitirá ser más creativos.Sus afirmaciones se basan en los resultados de una encuesta realizada entre 120 altos eje-cutivos. Allí descubren que mientras el 57% cree que IA reemplazará cargos existentes, el 77% piensa que creará nuevos roles. Estos últimos creen también que harán falta nue-vas habilidades para poder manejar la nue-va tecnología y más de la mitad de los jefes ya están tomando medidas para capacitar a sus planteles. Los autores recuerdan que los cambios tec-nológicos anteriores no tuvieron los efectos negativos sobre el empleo que se pensaban al principio. Mencionan algunos ejemplos co-nocidos. Los escáners de códigos de barra no eliminaron la necesidad de cajeros humanos en Estados Unidos. Los empleos en las indus-tria del retail crecieron a una tasa anual de más de 2% entre 1980 y 2013. La llegada de los cajeros automáticos ahorraron a los em-pleados de banco la necesidad de entregar efectivo y los liberaron para ofrecer asesora-miento financiero a sus clientes. Algunos trabajos podrían volverse mucho más fáciles con IA. Un ejemplo es el de los camioneros. El temor generalizado es que los camioneros van a ser remplazados por vehí-culos autónomos. Pero maniobrar un camión

por calles muy transitadas es mucho más difí-cil que andarlo por una autopista. Entonces el conductor podría cambiar a modo automá-tico ( y descansar un poco) cuando anda por fuera de las grandes ciudades y retomar el volante cuando se acerca a destino. La ana-logía evidente es con los aviones, donde los pilotos manejan despegues y aterrizajes pero ponen la computadora para vuelo de crucero cuando llegan a los 35.000 pies. Usar IA evita que el cansancio de los camioneros provo-que accidentes.

Eliminar barrerasPasando a la vida de oficina, la IA puede ayu-dar con tareas complejas y difíciles y liberar al personal para que pueda trabajar en de-cisiones estratégicas importantes. Los auto-res piensan también que la IA podría ayudar,

por ejemplo, en la eliminación de las barreras del lenguaje. Las compañías multinacionales suelen tener empleados que no hablan el mismo idioma. La IA puede manejar traduc-ciones en tiempo real para facilitar el diálogo. El informe sigue diciendo que la IA puede conducir a una mejor toma de decisiones. Puede brindar una opinión contraria para que los equipos no caigan en la tentación del “pensamiento grupal”, en el cual nadie se ani-ma a discrepar con los demás. Un programa podría analizar e-mails y transcripciones de las reuniones o enviar avisos de alerta cuan-do descubra anomalías. O puede advertir a un equipo cuando se está distrayendo de la tarea que tiene entre manos. Cuando una firma comienza un proyecto la IA puede sugerir cuáles son los expertos de otras partes de la organización que podrían hacer un aporte interesante. En reclutamien-to, los gerentes podrían fijar criterios para la “diversidad cognitiva” (buscar personas con diferentes antecedentes académicos y cul-turales) cuando realizan una búsqueda de personal y luego permitir que la IA sugiera candidatos. Eso eliminaría la posibilidad de contratar a alguien siguiendo las propias ten-dencias que favorecen muchas veces al este-reotipo del hombre blanco.Todo lo anterior pretende corregir de las pre-dicciones más alarmantes sobre los efectos posibles de la IA. Conviene siempre recordar que la calidad de los programas depende de la calidad de los datos que se les dan. Si los que introducen los datos tienen prejuicios, los programas serán tendenciosos. Como dice Helen Poitevin (de Gartner), “La IA pue-de ayudar a mejorar la diversidad en el lugar de trabajo si queremos que lo haga. Los me-jores empleadores deberían poder convertir la IA en algo positivo para los trabajadores”.

Nuevos roles a cubrir

La inteligencia artificial no esmala noticia para los empleados¿Es el fantasma que acecha a los trabajadores? Muchos la consideran una amenaza, pero tam-

bién se la podría ver como una ayuda que viene a relevarlos de tareas ingratas o peligrosas para

que ellos puedan dedicarse a las más satisfactorias.

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Realizaron dos tipos de análisis: uno basado en modelos de un puñado de catalizadores de la nueva demanda laboral, y otro usando un modelo macroeconómico que incorpora las interacciones dinámicas entre variables.Si la historia sirve de guía, ser podría esperar que entre el 8 y el 9% de la demanda laboral en 2030 sea para tipos de ocupaciones que antes no existían. Ambos análisis los llevan a concluir que con suficiente crecimiento económico, innova-ción e inversión, puede haber suficiente crea-ción de trabajo nuevo para compensar el im-pacto de la automatización. Un desafío mayor será asegurar que los tra-bajadores tengan las habilidades y el apoyo que necesitan para hacer la transición hacia los empleos nuevos. Los países que no logren manejar esa transición podrían tener aumen-to de desempleo y reducción de salarios. La magnitud de la creación del empleo y del impacto de la automatización en la fuerza la-boral, que variará según el país, depende de cuatro factores.

Nivel salarialLos sueldos altos son los que justifican el au-mento de la automatización. Sin embargo, también pueden verse afectados los países con bajos salarios si las empresas adoptan automatización para aumentar calidad, lo-grar más control sobre la producción y acer-car la producción a los consumidores finales en países con altos sueldos o algún otro be-neficio, además de reducir costos laborales.

Crecimiento de la demandaEl crecimiento económico es fundamental para la creación de empleo; las economías estancadas o de crecimiento lento crean po-cos empleos netos. Los países con más creci-

miento económico y de productividad, po-drán esperar más demanda de trabajo.

DemografíaLos países con rápido crecimiento de la fuer-za laboral, como India, pueden aprovechar “el dividendo demográfico” que aumenta el crecimiento del PBI. En los países con fuerza laboral en contracción, como Japón, es espe-rable menos crecimiento del PBI, que deriva-rá solamente de aumentar la productividad.

Combinación de sectores económicos y ocu-pacionesEl potencial de automatización en cada país refleja la combinación de sectores económi-cos y la combinazión de trabajos dentro de cada sector. Japón, por ejemplo, tiene un po-tencial de automatización mayor que Estados Unidos porque allí es mayor el peso de los sectores que son altamente automatizables, como manufactura.

Efectos de la automatizaciónEstos cuatro factores se combinan para crear panoramas diferentes para el futuro del tra-bajo en cada país. Japón es un país rico pero la proyección es que su economía crecerá lentamente de aquí a 2030. Enfrentará una combinación de poca creación de trabajo por expansión económica y alta proporción de trabajo que puede ser automatizado como resultado de los altos sueldos y la estructura de su economía.Sin embargo, Japón también asistirá a una notable contracción de su fuerza laboral para 2030: 4 millones menos de personas. En un escenario escalonado, y considerando los empleos en ocupaciones nuevas que no se pueden imaginar hoy, el cambio neto en cantidad de empleos podría quedar más o menos equilibrado. Estados Unidos y Alemania también podrían encontrarse ante un importante desplaza-miento de la fuerza laboral, provocado por

Factores que tendrán incidencia

Trabajo habrá, pero haránfalta distintas habilidadesSe percibe el miedo de que por culpa de la automatización en el futuro no haya trabajo para

todos. La investigación de un grupo de investigadores del McKinsey Global Institute* arranca

con una nota positiva. La historia demuestra que los mercados laborales se ajustan a los cam-

bios en la demanda de trabajadores que producen las disrupciones tecnológicas.

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la automatización para 2030. Pero allí el pro-yectado crecimiento futuro –y por lo tanto la creación de empleo– es mayor. Estados Uni-dos tiene una fuerza laboral en crecimiento y, en el escenario de crecimiento escalonado, con innovaciones que llevan a nuevos tipos de ocupaciones y trabajo, está más o menos en equilibrio. La fuerza laboral en Alemania se reducirá en 3 millones de personas para 2030 y tendrá una demanda laboral más que suficiente para dar empleo a todos sus traba-jadores, cualquiera sea el escenario.En el otro extremo está India: un país en rá-pido crecimiento con potencial de automa-tización relativamente modesto durante los próximos 15 años, lo que refleja el bajo nivel salarial. El análisis arroja que casi todas las ca-

tegorías ocupacionales van a crecer en India, lo que refleja su potencial para una fuerte ex-pansión económica. Sin embargo, según los cálculos, su fuerza la-boral va a crecer en 138 millones de personas para 2030, o sea el 30%. India podría crear suficiente cantidad de empleos nuevos para compensar la automatización. China y México tienen salarios más altos que la India y por eso tendrán más automatiza-ción. China proyecta un sólido crecimiento económico y tendrá una fuerza laboral en contracción; como Alemania, su problema podría ser escasez de trabajadores. En México la tasa proyectada de expansión económica es más modesta y podría benefi-ciarse de la creación de trabajo.

Reemplear sin demora a los desplazadosPara modelar el impacto de la automatiza-ción en el empleo y los salarios, los inves-tigadores usaron un modelo de equilibrio general que toma en cuenta los impactos económicos de la automatización y de las interacciones dinámicas. La automatización

tiene por lo menos tres impactos diferentes. Primero, está el posible desplazamiento del trabajo.También puede elevar la productividad del trabajo: las firmas adoptan la automatiza-ción solo cuando hacerlo les permite produ-cir más o o mejor con los mismos o menos elementos (materiales, energía y trabajo). El tercer impacto es que la adopción de la au-tomatización aumenta las inversiones en la economía, elevando el crecimiento del PBI en el corto plazo. El equipo modelizó los tres efectos y creó di-ferentes escenarios para ver –sobre la base de datos históricos– en cuánto tiempo los trabajadores desplazados encuentran otro empleo.

Los resultados revelan que en casi todos los escenarios, los seis países que forman el foco del informe –China, Alemania, India, Japón, México y Estados Unidos– podrían gozar de pleno empleo para 2030. Sin embargo, el mo-delo también ilustra la importancia del reem-pleo rápido de los trabajadores desplazados.Si encuentran otra posición antes de un año, la automatización eleva la economía general: la plena ocupación se mantiene en el corto y largo plazo, los salarios crecen más que en el modelo de base y la productividad es mayor.Pero en escenarios donde los trabajadores desplazados pasan años antes de encontrar un nuevo trabajo, el desempleo crece en el corto y mediano plazo. El mercado laboral se ajusta con el paso del tiempo y el desem-pleo cae, pero con un promedio más lento de crecimiento del salario. En esos escenarios, los salarios promedio terminan más bajos en 2030 que en el modelo de base, lo cual po-dría aplastar la demanda agregada y el creci-miento de largo plazo. En general, los actuales requisitos educativos de las ocupaciones con posibilidad de crecer,

son más altos que los que se exigen para los empleos desplazados por la automatización. En economías avanzadas, las ocupaciones que hoy requieren solo educación secunda-ria o inferior se automatizan menos, mientras que los trabajos que exigen título universita-rio se automatizan mucho más. Los trabajadores del futuro pasarán más tiempo en actividades donde las máquinas no son buenas, como manejo de personal y menos tiempo en actividades físicas previsi-bles.

El manejo de las transiciones laborales¿Cómo manejar la transición? El camino equi-vocado sería intentar demorar la velocidad y el alcance de la adopción en un intento de

preservar el status quo. Aunque la adopción más lenta podría limitar la escala de las tran-siciones laborales, dañaría los aportes que hacen las tecnologías al dinamismo empre-sarial y el crecimiento económico. Lo aconsejable, dicen los autores del estudio, es aceptar esas tecnologías pero ocupándo-se de las transiciones en la fuerza laboral.y los desafíos que traen. En muchos países, eso podría exigir una iniciativa de la escala del Plan Marshall, con inversión sostenida, pro-gramas nuevos de capacitación y programas para facilitar las transiciones de los trabajado-res, subsidios y colaboración entre el sector público y privado.

* Los autores del trabajo de investigación son James Manyika, presidente del McKin-sey Global Institute; Susan Lund y Michael Chui, socios; Jacques Bughin y Jonathan Woetzel, directores; Parul Batra, Ryan Ko ySaurabh Sanghvi, consultores.

{El mayor desafío de esta revolución es poder reinventar los trabajos tradi-cionales para que se puedan adaptar al mundo actual sin causar cambios determinantes en el mercado laboral.}

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EL EMPLEO EN 2030 |

Eso dice el profesor Greg Maryniak, vicepre-sidente de innovación en la Singularity Uni-versity, quien advierte que hay dos grandes problemas que deberían ser objeto de pro-fundo análisis ahora: la energía y los robots.

¿Los robots y la inteligencia artificial eliminarán empleos en casi todas las áreas?Con la tasa de desempleo en Estados Uni-dos cayendo a 5,3%, la más baja en 7 años, los legisladores están respirando tranquilos. En verdad, con el avance del boom tecnoló-gico hay motivos para el optimismo. La ma-nufactura está regresando a las costas esta-dounidenses con robots haciendo el trabajo de los obreros chinos: las automotrices esta-dounidenses producirán masivamente vehí-culos eléctricos que se manejarán en forma autónoma; las empresas de tecnología desa-rrollarán dispositivos médicos y mejorarán la salud y aumentarán la longevidad; habrá energía limpia ilimitada e impresión en 3D para las necesidades diarias. El costo de to-das esas cosas se desplomará y será posible cubrir las necesidades básicas de todos los seres humanos.Estamos hablando de avances tecnológicos que están ocurriendo hoy pero que darán sus frutos recién en la década de 2020.Entonces los legisladores podrían tener un problema nuevo: la desaparición de empleos humanos. No solo habría menos empleos para la gente que hace trabajo manual; también los trabajadores del conocimiento podrían ser re-emplazados por computadoras. Casi todas las industrias y profesiones sentirán el impacto y eso creará una serie de problemas sociales, porque mucha gente no se va a poder adap-tar a un cambio tan dramático. 

Pérdida de empleosLa élite tecnológica que está liderando esta revolución asegura que no hay nada de qué preocuparse porque crearemos nuevos em-pleos como ocurrió en los siglos anteriores cuando se produjo la transición de la econo-mía agraria a la industrial. Marc Andreessen ha llamado a esta idea de un futuro sin em-pleos una “falacia ludita” refiriéndose a los temores de que las máquinas eliminarían empleos humanos. Esos temores resultaron infundados porque creamos nuevos y mejo-res empleos y estuvimos mucho mejor. Cierto, estamos viviendo una vida mejor. Pero lo que está faltando en estos argumentos es el marco de tiempo en el cual se produjeron las transiciones. La revolución industrial se fue desarrollando a lo largo de varios siglos. Las revoluciones tecnológicas de hoy están ocurriendo en años. Seguramente vamos a crear algunos empleos intelectualmente exi-gentes, pero el problema es recapacitar a los trabajadores que pierden su empleo hoy. La primera gran ola de desempleo será cau-sada por los autos con autonomía de mane-

jo. Seguramente traerán enormes benefi-cios eliminando accidentes y congestión de tránsito, haciendo más productivo el tiempo de traslado y reduciendo el uso de energía. Pero van a eliminar millones de puestos de trabajos a taxistas, camioneros y transpor-tistas en general. Los autos robóticos total-mente automatizados ya no están en el ám-bito de la ciencia ficción. Hay camiones que se manejan solos en las autopistas y trac-tores que se manejan solos en las granjas. La manufactura también se va a transformar. Desde hace muchos años los robots vienen realizando operaciones quirúrgicas, ordeñe de vacas, reconocimientos militares y ensam-ble de productos. Pero no eran lo suficiente-mente hábiles como para hacer el tipo de tra-bajo que hacen los humanos al instalar placas de circuitos integrados. La última generación de robots industriales de la suiza ABB y la es-tadounidense Rethink Robotics pueden ha-cer eso. Yumi, el robot de ABB, puede has-ta enhebrar una aguja. Cuesta US$ 40.000. Con los avances en inteligencia artificial, cual-quier empleo que requiera el análisis de in-formación puede hacerse mejor con com-putadoras. Esto incluye los puestos de los físicos, abogados, contadores y brokers de bolsa. Hay tantas cosas para entusiasmarse como para temer. Si somos lo suficientemente in-teligentes como para desarrollar tecnologías que solucionan los problemas de las enfer-medades, el hambre, la energía y la educa-ción seguramente podremos también encon-trar soluciones para los problemas sociales. Pero debemos comenzar por comprender hacia dónde vamos y prepararnos para los cambios. Debemos ir más allá de la “falacia ludita” y pasar a una conversación profunda sobre el nuevo futuro.

Cómo adaptarse al gran cambio

Distribuir la prosperidadque crea la automatizaciónLa humanidad siempre receló de las novedades que cambiaban el presente para bosquejar un

futuro incierto. Cuando aquél se volvía presente advertía finalmente que las ventajas de los

cambios superaban las desventajas. La única diferencia entre aquel pasado y hoy es la velocidad

con que se nos viene encima el futuro.

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Por Claudio A. Logaldo (*)

Sin embargo, el resultado final en todas las épocas ha sido una mejora y ampliación del mercado laboral con nuevos conocimientos adquiridos y un sustancial progreso en la ca-lidad de vida de las personas. Hacia fines del siglo pasado la alarma era que la mitad de los trabajos iban a desaparecer por la automatización de las actividades, es-pecialmente en el comercio y los servicios. Y lo que no se podía automatizar debía ser trasladado a países con una regulación labo-ral o ambiental menos exigente o donde la mano de obra y los impuestos eran más bara-tos. Esta tendencia de optimizar el beneficio del negocio tiene aún vigencia en esta nueva centuria pero fue simultáneamente fue supe-rada por el propio desarrollo de la tecnología que impone otros parámetros más allá de la renta de un negocio.Cualquier sea el caso, la cuarta revolución in-dustrial en marcha impulsada por internet, big data, drones y la impresión digital, entre otros, ya está haciendo crujir el sistema labo-ral heredado del siglo XX. Y la pregunta es la misma de siempre: ¿podremos adaptarnos al cambio o seremos víctimas? Un dato objetivo a tener en cuenta: en las úl-timas encuestas mundiales que realiza anual-mente KPMG a más de 2.000 CEO de las em-presas más importantes, se nota un aumento de la preocupación de los empresarios en cuanto a los efectos que produce la disrup-ción tecnológica en sus negocios y, al mismo tiempo, una mayor toma de conciencia de la necesidad de adecuar sus recursos humanos

a estos nuevos desafíos. Es que la tecnología está atravesando todos los niveles de la vida humana. La experien-cia y el conocimiento compartidos libremen-te en Internet, junto con miles de millones de dispositivos conectados, están creando un crecimiento explosivo y exponencial de la información y de herramientas para admi-nistrarlas que actúan directamente en los sis-temas de producción. Fácil acceso a la tecnología (móvil, cloud); avances en machine learning, analyticsy tec-nología cognitiva sumados a los cambios de-mográficos globales como la reducción de la población en edad de trabajar y necesidad de nuevos talento, obligan a una reformulación de cómo se aborda y se diseña el mercado laboral tanto desde la oferta como desde la demanda.¿Qué cambios traerá la automatización inte-ligente a la fuerza de trabajo futura?En primer término cambian las características del trabajador: es uno más potenciado, co-nectado al mundo digital, con velocidad de pensamiento, dispuesto a adaptarse a tareas nuevas y desafiantes. Y esto instala también un cambio de liderazgos y esencialmente el desarrollo de una nueva cultural de com-portamientos que incorpore mucho de los cambios que la tecnología ya imprime a la vida cotidiana de la gente. Y para desarrollar una estrategia de talento hay que compren-der siempre los puntos de contacto entre la estrategia del negocio y la estrategia del ta-lento para cumplir los objetivos de la orga-nización.

A tener en cuenta¿Qué hay que tener en cuenta durante la transición de la fuerza laboral de hoy a la de mañana? Veamos los puntos más sobresa-lientes:• Reubicar talento según sea necesario den-

tro de la organización.• Habilitar y re-capacitar a empleados im-

pactados.• Equilibrar la composición de la fuerza de

trabajo.• Participación de los empleados en el nue-

vo entorno de trabajo.• Alinear a través de canalización, aprendi-

zaje y desarrollo.• Ampliar y profundizar las habilidades y ca-

pacidades.• Retener y atraer a los mejores candidatos.• Anticipar e invertir en mecanismos correc-

tos de desarrollo.• Inclusión de habilidades de nicho en las

capacidades de la fuerza laboral.• Lograr agilidad tecnológica.Estas temáticas requieren un cambio del en-foque para integrar habilidades que permitan que las ventajas que conllevan los cambios tecnológicos, la automatización y la inteli-gencia artificial puedan generar beneficios para todos y también para el funcionamien-to de una sociedad más equitativa. Es impor-tante comprender que las nuevas tecnologías se presentan como un poderoso instrumento de transformación más que como un fin en sí mismo al que hay que temer. En cualquier caso la inteligencia huma debe saber prepa-rarse para aprovechar las nuevas oportunida-des de estos tiempos impactantes.

(*) Socio LATAM Management Con-sulting Hub Digital Transformation en KPMG.

Adecuarse a los nuevos desafíos

El trabajo en la erade la digitalizaciónLos grandes cambios registrados en los últimos tres siglos fue-

ron impulsados por la irrupción de nuevas tecnologías que

transformaron los sistemas de producción económica y la orga-

nización social. El inicio se ha caracterizado siempre por la

resistencia, es decir el miedo a perder lo que se tiene, y por ello

fue una constante el conflicto entre tecnología y empleo.

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EL EMPLEO EN 2030 |

Por Daniel Kislauskis y Susana Rodríguez (*)

Estos cambios podrían enumerarse de la si-guiente manera:100 años de vida: el 50% de los niños que crecen hoy en día vivirán hasta 100 años, lo que significa que las personas estarán eco-nómicamente activas durante los 60-70 años, mucho más que hoy. Pero el mundo del tra-bajo puede no requerir de ellos.Trabajadores eventuales y “gig workers”: los trabajadores eventuales y “gig” compli-can la planificación de la fuerza laboral ya que ahora hay más de una respuesta correc-ta al tamaño, forma y composición óptima de la misma.Automatización inteligente y fuerza labo-ral: el 20% o 30% de las tareas que se realizan ahora en casi todas las categorías de trabajo serán automáticas y, por lo tanto, será nece-sario reconfigurar el trabajo para que las or-ganizaciones aprovechen al máximo el com-ponente humano. Tecnología de mano de obra cuantificada: en los próximos 5 años la expansión de las aplicaciones analíticas de la fuerza laboral brindará información en tiempo real sobre el desempeño individual, de los equipos y de los empleados de toda la organización.Por lo tanto, la agenda de los empresarios ya debería abordar tanto los temas de la disrup-ción de la industria como los desafíos de la fuerza laboral.¿Cómo será el futuro rol de la función del sec-tor de Recursos Humanos? Por lo pronto, ten-drá nuevas característica y funciones que se las puede resumir en estos puntos:

Necesitará habilidades diferentes a las de hoy como, por ejemplo, percepciones con-ductuales, conocimientos de economía, di-gital, capacidad para el análisis de datos, pensamiento de diseño y administración de Inteligencia Artificial, entre otrasOfrecerá una rápida reingeniería de la fuer-

za laboral como un factor crítico de éxito or-ganizacional, centrándose en la creación y re-configuración de trabajos tales como definir, disolver, o redefinir, en lugar de gestionar el trabajo.Será caracterizado por un modelo operati-vo “outside-in” impulsado por las ideas de los negocios, los clientes y los empleados, y potenciado por la tecnología y el talento:Ofrecerá una ventaja competitiva a tra-vés de la experiencia de la fuerza laboral al atraer, captar y retener a los mejores talen-tos mediante el fortalecimiento de la marca del empleador y la maximización del contac-to psicológico.Será más basado en evidencia, respaldado por la habilitación cognitiva de las percep-ciones de la fuerza laboral y su capacidad de análisis.En síntesis, cambiará la forma en que la fun-ción de Recursos Humanos opera y se or-ganiza. Los nuevos roles llevarán a que se “agregue” más valor en el futuro y el modelo operativo de RR.HH. requerirá de esos nuevos roles y de personas para llenarlo. Para esos objetivos se identifican cinco nuevos perfiles profesionales para el futuro del área: Configurador de la fuerza laboral, cuya res-ponsabilidad será la de emprender la confi-

guración y planificación de la fuerza laboral para satisfacer las necesidades futurasConsultor de experiencia de empleados, que será un experto en diseño, pensando en asegurar una gran experiencia de los em-pleados.Gerente de capacidad en robótica cuya mi-sión será mantener los bots y las soluciones de inteligencia artificial.Arquitecto de rendimiento de personas, que informado por la ciencia del comporta-miento, ofrecerá un sistema completamente integrado del rendimiento humano.Analista de datos de personas como el ex-perto que aplica el análisis a las hipótesis ba-sadas en el rendimiento de las personas.Estos desafíos ponen a prueba a todas las or-ganizaciones y una de las claves está en com-prender que la atención debe concentrarse en las capacidades de sus recursos humanos, en el desarrollo cognitivo y el conocimiento alineado con los cambios y la disrupción tec-nológica. Las respuestas a estas preguntas in-dican el camino a seguir.¿Cómo deberíamos reorganizar nuestra fuer-za laboral para preparar el futuro?¿Cuáles son las habilidades críticas que nues-tra empresa necesita para impulsar una ven-taja competitiva?

La nueva área de recursos humanos

La fuerza laboral del futuroNo solo la disrupción genera cambios en todas las actividades y las industrias, sino que la fuer-

za laboral también lo está haciendo. Los trasformaciones macro que ocurren en muchas geogra-

fías están impactando la forma en el empleo de hoy y del futuro.

Daniel Kislauskis. Información en tiempo real Susana Rodríguez. Disrupción y desafíos.

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EL EMPLEO EN 2030 |

¿Qué cultura necesitamos para tener éxito?¿Cuánto estamos dispuestos a cambiar, auto-matizar, o invertir? ¿Tenemos las habilidades correctas en Recur-sos Humanos? ¿Cuáles faltan?¿Estamos preparados para reinventar el área Recursos Humanos en nuestro negocio?

¿Qué cambios debemos hacer para que se los vea como un impulso al valor en lugar de un costo administrativo?La mayor limitación ya no es la tecnología y lo que se puede hacer como innovación, sino la imaginación de cómo podrá ser nues-tro futuro. Y para ello es importante asegu-

rarse que en este proceso de trasformación participen todos los actores involucrados. El aprendizaje es clave.

(*) Socio de Management Consulting y Líder de la Práctica de People & Change en KPMG Argentina, respectivamente.

Por Walter Risi (*)

Hoy hay que ocuparse de afrontar estos cambios irreversibles, prepararse para ellos, y preocuparse pero no asustarse por lo que vendrá en el mediano y largo plazo, hacerlo con un sentido constructivo y pensando en cómo será la sociedad del futuro, sin ignorar lo que se viene. El mundo del trabajo como las mismas sociedades cambiarán significa-tivamente. Es posible que en el futuro cercano muchos trabajos humanos se conviertan en un mix de negocios y automatización. Antes, la ta-rea era sencillamente hacerlo y ahora es también automatizarlo, aunque siga siendo el dueño de mi trabajo. Esto está ocurriendo en el mundo y en la Argentina también. El empleado está pasando de hacer un trabajo determinado, a ser un automatizador de ese trabajo; es decir se mezcla la figura del espe-cialista de negocio con la del automatizador. Esto no es tan diferente a la forma en que piensan los desarrolladores de software, que prefieren automatizar una tarea repetitiva antes de hacerla. A escala nacional estamos viendo un avance muy significativo en mu-chas empresas, especialmente multinacio-

nales con base en el país, donde el uso de capacidades de IA como el reconocimiento de voz, video e imágenes es cada vez más importante.

Soluciones a nuevos problemasEse “empleado automotizador” tiene un fu-turo promisorio. Por otro lado, aunque que las soluciones de automatización e IA pue-dan resolver muy bien temas específicos, el

diseño general todavía requerirá interven-ción humana, que demandará arquitectos de soluciones que combinen a personas e IA: algo así como los ingenieros industriales del futuro. Otro tema importante que todavía tendrá bastante por desarrollarse en no automati-zado es todo lo relacionado a los aspectos legales y liability. Por ejemplo, puede haber un robot que ejecute una acción que termina perjudicando económicamente a la empresa o a un cliente, o directamente puede afectar la salud de una persona. En tal caso el inte-rrogante aparecerá: ¿quién sería el respon-sable y/o culpable de ese perjuicio? Ahí solo podrá intervenir la persona humana para ar-bitrar los conflictos que puedan aparecer.Pensando en 2030 y en que la mayoría de las tareas de las personas y sus trabajos pueden ser reemplazados, todo lo que sea armar el rompecabezas entre las diferentes activida-des, como diseñar una organización en la cual deberán convivir trabajos automatiza-dos y no automatizados, no será una tarea que probablemente podrá llevar adelante la inteligencia artificial. Ahí también el fac-tor humano será el protagonista. Y una pro-fesión que podría tener mucha relevancia en función de esta realidad será la del arquitecto organizacional, algo así como el futuro inge-niero industrial que deberá diseñar organiza-ciones y negocios combinando IA y las tareas no automatizadas.Se puede afirmar que cuando la inteligencia artificial reemplace a la mayoría de las tareas humanas, en la práctica estaremos frente a otro cambio fundamental: el de la propia or-ganización social. Universidades del mundo están estudiando las características que ten-drá la sociedad futura de 2060 y es posible que nos encontremos con organizaciones mixtas: psicólogos sociales y hombres má-quinas. Los modelos de trabajo y de socie-dad serán radicalmente distintos. Y el primer paso es tomar conciencia de que la vida no será la misma a la que tenemos hoy. M

(*) Socio de IT Advisory KPMG Argentina.

La sociedad del futuro

Preocuparse pero no asustarseDistintas encuestas y estudios, a escala mundial, sostienen que

en 2030 la inteligencia artificial (IA) reemplazará al trabajo

humano y que en 2060 el desarrollo tecnológico de esa inteli-

gencia llegará a ser igual al pensamiento humano. Ante esta

perspectiva fascinante, y que genera una gran incertidumbre

ante lo desconocido, no hay que tener miedo.

Walter Risi. El gran cambio a realizar.