El don de curación (Francis MacNutt)

2
Renovación Carismática Católica de España Material de Formación El don de curación (Francis MacNutt) 1 EL DON DE CURACIÓN Por Francis MacNutt El don de curación, al igual que el amor, admite grados. No es cuestión de tenerlo o no. Esto no es tan sencillo. Cualquier don de curación es susceptible de desarrollo; algunos de nosotros lo tenemos en cierta medida y posiblemente podemos crecer en él. No hace falta que nos precipitemos en demostrar que tenemos el don. Mi experiencia me lleva a ver que todo el que tiene un don extraordinario en esta área es rápidamente motejado por los demás. Pronto él o ella tratarán de ocultarlo, en lugar de indagar si lo tienen o no. Si usted tiene como ministerio un verdadero don de curación, pronto desaparecerán las dudas sobre el particular. Los que no están seguros, es mejor que esperen y que continúen creciendo. Hay personas que parecen extre- madamente ansiosas por descubrir sí tienen el don de curación. Su motivación tal vez no es totalmente pura; pudiera ser que, junto a un laudable deseo de ayudar a los demás, tuvieran excesiva necesidad de ser necesarios. Tales personas se las arreglan de alguna manera para hacer su aparición en la mayoría de los círculos de oración y dar a entender de una forma u otra que poseen el ministerio de curación. Podrían haber asistido alguno de nuestros seminarios sobre curación y creer así que en cierto modo están autorizados. Si alguien en el círculo de oración exterioriza su sufrimiento, dicha persona procederá hacerse cargo de él o le impone las manos o lo lleva aparte para ejercitar su ministerio en privado. Son personas que creen tener un oficio y buscan ansiosamente en quien ejercitarlo. Nadie se siente bien en una situación así. Las cosas pierden sentido. Puede ser que la persona sea útil para algunos y usted no quiere desanimarla. Veo que las personas con problemas saben intuitivamente a quién acudir en busca de oración. De ordinario el enfermo debe sentirse libre para escoger el ministro de curación, de la misma manera como en una enfermedad llama al médico de su preferencia; cuando un doctor anda buscando pacientes significa que algo falla. Si un doctor tiene éxito, no tiene por qué ir en busca de trabajo. La presión para ser reconocido es a veces sutil; la persona quiere que se establezca un ministerio especial de curación en el círculo de oración, para que la gente pueda acudir a ella sólo a través de ciertos canales. Se da a veces en el círculo de oración una verdadera necesidad de escoger y establecer un equipo para el ministerio, a fin de proteger a los miembros del círculo contra una enseñanza pobre y contra personas que creen poseer el ministerio, pues produce más mal que bien. Sin embargo, en un círculo de oración puede aparecer quien tiene un auténtico ministerio. La mayoría de la comunidad sabrá quién es. No hará falta que ellos mismos se presenten. Si se da un tiempo disponible para la persona que desean consultar y oren por ellos, se habrá preservado la libertad. La dificultad proviene de quienes tienen necesidad de sentirse importantes y necesitan ejercer el ministerio más por ellos mismos que por los enfermos. Por todas estas razones, me siento bastante incómodo cuando me preguntan cómo pueden saber si tiene el don de curación. Si las personas se sanaran por su ministerio, la comunidad y el enfermo en particular, serian los primeros en reconocer ese don. La mayoría de nosotros oramos por los enfermos cuando se nos presenta la ocasión. De esta forma, el poder de curación que todos poseemos como cristianos, tendrá la oportunidad de crecer y desarrollarse a medida que crezcamos en la fe, amor y sabiduría, fundamento último del poder de curación. ¿Hay fenómenos físicos que acompañan el don de curación? Sí los hay. Y pueden a veces constituir una ayuda, pero son sólo indicios y efectos, no el don de curación en sí. El don sólo se manifiesta con claridad cuando alguien de hecho es curado. La Sra. Agnes Sandford solía experimentar diversas sensaciones cuando hacia la oración de curación, mientras que su esposo no sentía nada. Sin embargo, la gente se sanaba tanto por el ministerio de él como el de ella. Algunos de estos fenómenos son: - calor; es el más común de todos los fenómenos físicos relacionados con la curación. Se centra muchas veces sobre la parte del cuerpo afectada y a veces perdura mucho tiempo después que ha terminado la oración, como indicio de que el cuerpo está en proceso de curación;

Transcript of El don de curación (Francis MacNutt)

Page 1: El don de curación (Francis MacNutt)

Renovación Carismática Católica de España Material de Formación

El d

on

de

cu

raci

ón

(Fr

anci

s M

acN

utt

)

1

EL DON DE CURACIÓN Por Francis MacNutt

El don de curación, al igual que el amor, admite grados. No es cuestión de tenerlo o no. Esto no es tan sencillo. Cualquier don de curación es susceptible de desarrollo; algunos de nosotros lo tenemos en cierta medida y posiblemente podemos crecer en él. No hace falta que nos precipitemos en demostrar que tenemos el don. Mi experiencia me lleva a ver que todo el que tiene un don extraordinario en esta área es rápidamente motejado por los demás. Pronto él o ella tratarán de ocultarlo, en lugar de indagar si lo tienen o no. Si usted tiene como ministerio un verdadero don de curación, pronto desaparecerán las dudas sobre el particular. Los que no están seguros, es mejor que esperen y que continúen creciendo. Hay personas que parecen extre-madamente ansiosas por descubrir sí tienen el don de curación. Su motivación tal vez no es totalmente pura; pudiera ser que, junto a un laudable deseo de ayudar a los demás, tuvieran excesiva necesidad de ser necesarios. Tales personas se las arreglan de alguna manera para hacer su aparición en la mayoría de los círculos de oración y dar a entender de una forma u otra que poseen el ministerio de curación. Podrían haber asistido alguno de nuestros seminarios sobre curación y creer así que en cierto modo están autorizados. Si alguien en el círculo de oración exterioriza su sufrimiento, dicha persona procederá hacerse cargo de él o le impone las manos o lo lleva aparte para ejercitar su ministerio en privado. Son personas que creen tener un oficio y buscan ansiosamente en quien ejercitarlo. Nadie se siente bien en una situación así. Las cosas pierden sentido. Puede ser que la persona sea útil para algunos y usted no quiere desanimarla. Veo que las personas con problemas saben intuitivamente a quién acudir en busca de oración. De ordinario el enfermo debe sentirse libre para escoger el ministro de curación, de la misma manera como en una enfermedad llama al médico de su preferencia; cuando un doctor anda buscando pacientes significa que algo falla. Si un doctor tiene éxito, no tiene por qué ir en busca de trabajo. La presión para ser reconocido es a veces sutil; la persona quiere que se establezca un ministerio especial de curación en el círculo de oración, para que la gente pueda acudir a ella sólo a través de ciertos canales. Se da a veces en el círculo de oración una verdadera necesidad de

escoger y establecer un equipo para el ministerio, a fin de proteger a los miembros del círculo contra una enseñanza pobre y contra personas que creen poseer el ministerio, pues produce más mal que bien. Sin embargo, en un círculo de oración puede aparecer quien tiene un auténtico ministerio. La mayoría de la comunidad sabrá quién es. No hará falta que ellos mismos se presenten. Si se da un tiempo disponible para la persona que desean consultar y oren por ellos, se habrá preservado la libertad. La dificultad proviene de quienes tienen necesidad de sentirse importantes y necesitan ejercer el ministerio más por ellos mismos que por los enfermos. Por todas estas razones, me siento bastante incómodo cuando me preguntan cómo pueden saber si tiene el don de curación.

Si las personas se sanaran por su ministerio, la comunidad y el enfermo en particular, serian los primeros en reconocer ese don. La mayoría de nosotros oramos por los enfermos cuando se nos presenta la ocasión. De esta forma, el poder de curación que todos poseemos como cristianos, tendrá la oportunidad de crecer y desarrollarse a medida que crezcamos en la fe, amor y sabiduría, fundamento último del poder de curación. ¿Hay fenómenos físicos que acompañan el don de curación? Sí los hay. Y pueden a veces constituir una ayuda, pero son sólo indicios y efectos, no el don de curación en sí. El don sólo se manifiesta con claridad cuando alguien de hecho es curado. La Sra. Agnes Sandford solía experimentar diversas sensaciones cuando hacia la oración de curación, mientras que su esposo no sentía nada. Sin embargo, la gente se sanaba tanto por el ministerio de él como el de ella. Algunos de estos fenómenos son: - calor; es el más común de todos los fenómenos físicos relacionados con la curación. Se centra muchas veces sobre la parte del cuerpo afectada y a veces perdura mucho tiempo después que ha terminado la oración, como indicio de que el cuerpo está en proceso de curación;

Page 2: El don de curación (Francis MacNutt)

Renovación Carismática Católica de España Material de Formación

El d

on

de

cu

raci

ón

(Fr

anci

s M

acN

utt

)

2

- un suave temblor. Algunos sienten que les tiemblan las manos como si una corriente energética circulara por ellas. Este temblor perdura mientras se hace la oración de curación; - algo así como una corriente eléctrica o una sensación de poder, pero sin temblor. Estas sensaciones pueden ser útiles. Por ejemplo, algunos que experimentan el temblor han aprendido a orar mientras dura la presencia de ese poder y cesan de orar cuando termina la sensación. El tiempo varía, a veces se prolonga, como si fuese un tratamiento de radiación de cobalto, otras veces es breve. Quienes ejercen el ministerio de curación no necesitan ir en busca de tales fenómenos; sin embargo descubro que estas sensaciones se experimentan frecuentemente sin buscarlas. Cuando se reciben tales manifestaciones, no debe sorprenderse ni envanecerse por ellas sino considerarlas como ejemplos. Se deben tratar de descubrir factores que den a estas manifestaciones algún tipo de sentido práctico. ¿Nos ayudan, por ejemplo, a saber cuándo debemos orar? ¿Nos sirven para afianzar nuestra confianza en que Dios puede valerse de nuestras oraciones para sanar? No se deben enfatizar los mismos fenómenos, sino el significado que puedan entrañar. No hay que temerlos ni desdeñarlos, tampoco sobre estimarlos.