El Dilema Del Prisionero

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Página 1 de 10 "Dilema del Prisionero en la vida real y en las Telecomunicaciones: Punto de vista del ingeniero" OBJETIVO En este trabajo lo que se pretende en primera instancia no es otra cosa que llevar a cabo una breve introducción al clásico problema del Dilema del Prisionero, exponiendo a su vez algunos aspectos básicos para su mejor comprensión. Una vez queden claros los aspectos generales de dicho Dilema, nos sumergiremos, a modo de caso especial, en el punto clave y esencial por el cual este paper ha sido concebido, y lo que se propondrá será un análisis reflexivo acerca de varias de las posibles aplicaciones de este dilema en situaciones que se nos presentan en la vida real, particularizando especialmente en el caso del trabajo en equipo que realizan los ingenieros y también y sobre todo se dotará de gran énfasis en la discusión de los estándares en el ámbito de las tecnologías de la información (TICs). En definitiva, lo que se pretende es poner de manifiesto al lector acerca de las diversas inquietudes, que no sobre la Teoría de Juegos en sí le han surgido a estos estudiantes de quinto de Telecomunicaciones, sino sobre todo acerca de sus múltiples, curiosas y lucrativas aplicaciones que se le pueden dar a dicha teoría en la vida en general, y particularmente, en el ámbito profesional de la ingeniería. Todos estos pensamientos y el hecho de poder ver que lo que se cuenta en clase sirve para algo, para mucho, y no se queda en meras demostraciones, conferencias o elucubraciones teóricas han motivado el llevar a cabo este trabajo para que quede constancia de ello. Palabras clave Teoría, juegos, dilema, prisionero, estándar, oportunismo, aplicaciones, telecomunicación. 1. INTRODUCCIÓN Es de especial interés en este paper que no se subestime el papel que puede jugarlo que hoy se denomina la Teoría de Juegos, en muchos aspectos de la vida. Para ello introduciremos uno de los problemas más estudiados y clásicos de dicha teoría: El Dilema del Prisionero. Asimismo también es interesante darse cuenta de que desde niños uno de los principales aprendizajes se obtiene "jugando", por tanto, es algo intrínseco a nosotros desde los inicios. Es curioso darse cuenta de que en muchas situaciones del mundo real, tales como en relaciones políticas, sociales o económicas, aparecen escenarios en los que, como ocurre en los juegos, el resultado depende de las distintas decisiones de los jugadores. Lo que se ha dado en llamar Juegos analizan matemáticamente escenarios en los que aparece un conflicto de intereses. Su objetivo es encontrar las estrategias óptimas para que poder llegar a un resultado deseado en un contexto determinado. La tan mencionada hasta el momento Teoría de Juegos es un mecanismo de ayuda también para analizar problemas de optimización interactiva. Tiene además muchas aplicaciones en las ciencias sociales. En la mayoría de los casos, dicha teoría tiene utilidad en situaciones que implican diferentes estrategias, conflictos de interés y trampas [1]. 2. "EL DILEMA DEL PRISIONERO" Por fin nos zambullimos en un problema que, a nuestro modo de ver, resulta de gran interés y merece la pena que sea analizado, ya que, como es bien sabido, la Teoría de Juegos se usa para analizar comportamientos estratégicos, donde hay dependencia mutua, es decir, donde hay que tener en cuenta el posible comportamiento de otros y no sólo importa las decisiones individuales, y precisamente un muy buen ejemplo de ello es el famoso Dilema del Prisionero, que suele atribuirse a A.W. Tucker (profesor de Nash). Este dilema ha sufrido un continuo análisis y estudio por la Teoría de Juegos, porque es un modelo de conflictos que ocurren frecuentemente en la sociedad.[3] de ahí el interés de este dilema en nuestro paper. El Dilema del Prisionero se usa para ejemplificar el clásico conflicto entre intereses individuales y colectivos de quienes toman decisiones, y también a la hora de justificar los beneficios de la colaboración, este dilema surge, pues, cuando aparece algún conflicto de intereses entre individuos. Es un ejemplo de un juego de suma no nula, como se ha comentado anteriormente. En este juego, se supone que cada uno de los jugadores, de forma Alberto Limón Jiménez Ingeniería de Telecomunicación Universidad Carlos III de Madrid [email protected] Eva Moreno Sanz Ingeniería de Telecomunicación Universidad Carlos III de Madrid [email protected]

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"Dilema del Prisionero en la vida real y en las Telecomunicaciones:

Punto de vista del ingeniero"

OBJETIVO

En este trabajo lo que se pretende en primera instancia no es otra cosa que llevar a cabo una breve introducción al

clásico problema del Dilema del Prisionero, exponiendo a su vez algunos aspectos básicos para su mejor comprensión.

Una vez queden claros los aspectos generales de dicho Dilema, nos sumergiremos, a modo de caso especial, en el punto clave y esencial por el cual este paper ha sido concebido, y lo que se propondrá será un análisis reflexivo

acerca de varias de las posibles aplicaciones de este

dilema en situaciones que se nos presentan en la vida

real, particularizando especialmente en el caso del trabajo

en equipo que realizan los ingenieros y también y sobre todo se dotará de gran énfasis en la discusión de los

estándares en el ámbito de las tecnologías de la

información (TICs).

En definitiva, lo que se pretende es poner de manifiesto al lector acerca de las diversas inquietudes, que no sobre la Teoría de Juegos en sí le han surgido a estos estudiantes de quinto de Telecomunicaciones, sino sobre todo acerca de sus múltiples, curiosas y lucrativas aplicaciones que se le pueden dar a dicha teoría en la vida en general, y particularmente, en el ámbito profesional de la ingeniería. Todos estos pensamientos y el hecho de poder ver que lo que se cuenta en clase sirve para algo, para mucho, y no se queda en meras demostraciones, conferencias o elucubraciones teóricas han motivado el llevar a cabo este trabajo para que quede constancia de ello.

Palabras clave Teoría, juegos, dilema, prisionero, estándar, oportunismo, aplicaciones, telecomunicación.

1. INTRODUCCIÓN

Es de especial interés en este paper que no se subestime el papel que puede “jugar” lo que hoy se denomina la Teoría de Juegos, en muchos aspectos de la vida. Para ello introduciremos uno de los problemas más estudiados y clásicos de dicha teoría: El Dilema del Prisionero. Asimismo también es interesante darse cuenta de que desde niños uno de los principales aprendizajes se obtiene "jugando", por tanto, es algo intrínseco a nosotros desde los inicios.

Es curioso darse cuenta de que en muchas situaciones del mundo real, tales como en relaciones políticas, sociales o económicas, aparecen escenarios en los que, como ocurre

en los juegos, el resultado depende de las distintas decisiones de los jugadores. Lo que se ha dado en llamar Juegos analizan matemáticamente escenarios en los que aparece un conflicto de intereses. Su objetivo es encontrar las estrategias óptimas para que poder llegar a un resultado deseado en un contexto determinado.

La tan mencionada hasta el momento Teoría de Juegos es un mecanismo de ayuda también para analizar problemas

de optimización interactiva. Tiene además muchas aplicaciones en las ciencias sociales. En la mayoría de los casos, dicha teoría tiene utilidad en situaciones que implican diferentes estrategias, conflictos de interés y trampas [1].

2. "EL DILEMA DEL PRISIONERO"

Por fin nos zambullimos en un problema que, a nuestro modo de ver, resulta de gran interés y merece la pena que sea analizado, ya que, como es bien sabido, la Teoría de Juegos se usa para analizar comportamientos estratégicos, donde hay dependencia mutua, es decir, donde hay que tener en cuenta el posible comportamiento de otros y no sólo importa las decisiones individuales, y precisamente un

muy buen ejemplo de ello es el famoso Dilema del

Prisionero, que suele atribuirse a A.W. Tucker (profesor de Nash).

Este dilema ha sufrido un continuo análisis y estudio por la Teoría de Juegos, porque es un modelo de conflictos que ocurren frecuentemente en la sociedad.[3] de ahí el interés de este dilema en nuestro paper.

El Dilema del Prisionero se usa para ejemplificar el clásico conflicto entre intereses individuales y colectivos de quienes toman decisiones, y también a la hora de justificar los beneficios de la colaboración, este dilema surge, pues, cuando aparece algún conflicto de intereses entre

individuos. Es un ejemplo de un juego de suma no nula, como se ha comentado anteriormente. En este juego, se supone que cada uno de los jugadores, de forma

Alberto Limón Jiménez Ingeniería de Telecomunicación

Universidad Carlos III de Madrid

[email protected]

Eva Moreno Sanz Ingeniería de Telecomunicación

Universidad Carlos III de Madrid

[email protected]

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independiente, trata de maximizar su beneficio sin importarle el resultado de su adversario.

El “problema clásico del dilema del prisionero” es el siguiente: “La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos, y tras haberles separado, la policía les visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Cada uno de ellos va a ser preguntado sobre la culpabilidad del otro.”

Tabla 1: Matriz dilema del prisionero

Tú confiesas Tú lo niegas

Él

confiesa

Ambos son

condenados a 6

años.

Él sale libre; tú

eres condenado a

10 años

Él lo

niega

Él es condenado a

10 años; tú sales

libre

Ambos son

condenados a 6

meses.

Si te consideramos a ti, lector, como uno de los sospechosos para que resulte más cercano y creíble, el trato quedaría representado en la anterior matriz.

Cada uno de los sospechosos se encuentra en una celda, y a ambos se les ofrece el mismo trato como se acaba de comentar: si uno confiesa y su cómplice continúa sin hablar, su cómplice será condenado a la pena máxima (10 años) y él será puesto en libertad. Si el cómplice confiesa, pero él no, recibirá la pena máxima y su cómplice será liberado. Si ambos permanecen callados, ambos serán encerrados 6 meses por un cargo menor, mientras que si ambos confiesan, serán condenados a 6 años. Cada preso puede optar por “Colaborar” con el otro, asegurando que el compañero se encuentra injustificadamente en la cárcel, o “Defraudar”, acusándole de haber realizado el delito. [3] La matriz que representa las opciones de este juego y sus posibles resultados es la siguiente:

Tabla 2: Matriz dilema del prisionero

Tú eres sincero Tú mientes

Él es sincero Máximo beneficio

común Tú ganas, él

pierde

Él miente Él gana, tú pierdes Máximo

perjuicio común

Donde decir la verdad equivale a cooperar, a negarlo. Vamos a analizar cada una de las opciones posibles y los consecuentes resultados.

Inicialmente se puede suponer que la única meta de ambos sospechosos es minimizar su pena, es decir, ambos sospechosos son completamente egoístas. Cada sospechoso tiene dos opciones: cooperar con su cómplice y permanecer callado o traicionar a su cómplice y confesar. El resultado de cada elección depende de la elección del cómplice, por lo tanto, podrían esperar a saber su elección para realizar la suya, surge aquí el mencionado conflicto de intereses. El problema viene porque no pueden saber la

opción elegida por éste, es decir, cada uno de los sospechosos debe elegir una opción sin saber qué ha elegido su cómplice. Incluso si fueran capaces de hablar entre ellos, tampoco pueden estar seguros de poder confiar el uno en el otro. Por tanto, otro concepto importante es la confianza al fin y al cabo.

Si uno de ellos confía en que el cómplice va a cooperar y va a permanecer en silencio, la opción más egoísta (opción óptima) sería confesar, ya que de esta manera saldría libre y su cómplice tendría que cumplir la pena máxima. Sin embargo, si espera que el cómplice confiese, la mejor opción es confesar también y así evitar la pena máxima. En este caso ambos cumplirían la misma pena de 6 años. Si ambos deciden cooperar, cumplirían la pena mínima. Por tanto, además de en confianza las decisiones de cada uno se basan en las expectativas que les inspire el rival.

Como se ha podido comprobar, confesar es una estrategia

dominante para ambos jugadores, ya que, sea cual sea la elección del cómplice, siempre se reducirá la pena al confesar (pasar de la columna de la izquierda a la de la

derecha en la matriz). Sin embargo, este resultado no es

óptimo, ya que si ambos confiesan reciben una condena larga. Aquí se encuentra el punto clave del dilema del prisionero.

Desde el punto de vista del interés óptimo del conjunto de los dos sospechosos, la elección que lleva al mejor

resultado es que ambos prisioneros cooperen, ya que de esta forma ambos cumplen la mínima pena posible, es decir, la moraleja de este tipo de problemas es maximizar el beneficio conjunto.

Además del problema que se acaba de plantear, también

se suele habla un nuevo Dilema del Prisionero (dilema del

prisionero iterado), donde que cabe la posibilidad de castigar al cómplice si él te ha traicionado anteriormente. Por tanto, en este juego es posible llegar a un resultado cooperativo. En este nuevo dilema, los participantes deben

escoger su estrategia una y otra vez, y es de destacar

como novedad que ahora tienen memoria de sus encuentros previos, es decir, recuerdan la estrategia que ha seguido cada jugador en la jugada anterior. Cuando se estudiaron los resultados que se obtienen se observó que las estrategias egoístas tendían a ser peores a largo plazo, mientras que las estrategias de colaboración tendían a ser mejores (viéndolo respecto al interés propio). Por tanto, sigue siendo válida la moraleja que planteamos al principio para obtener el máximo beneficio en este tipo de problemas. Se descubrió que la estrategia dominante en el caso del dilema del prisionero iterado es “Tit for Tat”, o "toma y daca" que diríamos en español. Esta estrategia consiste en cooperar en la primera iteración, y después elegir la estrategia que el oponente eligió en la jugada anterior. Una estrategia ligeramente mejor es "tit for tat con capacidad de perdón". Esto permite la recuperación ocasional de quedarse encerrado en un círculo de deserciones. La probabilidad exacta depende de la alineación de los oponentes. "Toma y daca con capacidad de perdón" es la mejor estrategia cuando se introducen problemas de comunicación en el juego. Otro caso especial es "jugar eternamente" al dilema del prisionero. El juego se repite un número infinito de rondas, y la puntuación es la media (calculada apropiadamente).

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En definitiva, este dilema que ocupa nuestro análisis resulta fundamental para entender ciertas teorías de cooperación y confianza humana.

3. APLICACIONES DEL DILEMA DEL

PRISIONERO EN LA VIDA REAL

Paradójicamente cuando le explican a uno los conceptos fundamentales de la Teoría de Juegos o incluso particularizando a problemas concretos como puede ser el dilema que nos ocupa, se puede tender a pensar que este tipo de cosas no son muy aplicables a lo que es la vida cotidiana y que se quedan en meras elucubraciones de gente que se ha dedicado a estudiar esto que se ha dado en llamar "Teoría de Juegos", pero de forma reveladora uno se puede dar cuenta de que no es así. Por ello, a continuación, se muestran algunas de las aplicaciones y curiosidades, que he encontrado y me han parecido interesantes, para el Dilema del Prisionero, siendo de especial interés el caso del trabajo de los ingenieros.

En definitiva, como suele suceder con muchos teoremas, dilemas, o paradojas, lo que tiene realmente interés no es el teorema (dilema) en sí, sino las conclusiones y, sobre todo, aplicaciones que el ser humano puede sacar como consecuencia de que dicho teorema ha sido enunciado por alguna mente privilegiada.[4]

Vamos a ver, pues, ejemplos donde encontramos situaciones similares a las estudiadas en el dilema y a analizar las posibles opciones y resultados del juego.

4.1 "Tragedia de los comunes"

El planteamiento del problema es el siguiente: en un pequeño pueblecito en el que se vive tradicionalmente y de forma mayoritaria de la ganadería, cada familia posee su propio ganado, pero los pastos en los que se alimentan los animales son un bien común. En este escenario se puede aplicar de forma directa el dilema del prisionero para comprender en la medida de lo posible la forma de actuar de los habitantes de nuestra aldea.

Como ya sabemos todo depende de lo que nos cueste "currar" y/o de lo que nos suponga "vaguear" y hacer en "zángano". Así pues, cada una de las familias puede optar, por lo tanto, por seguir dos estrategias, cuidar los pastos (colaborar) o no cuidarlos (vaguear e intentar aprovecharse de las ventajas que pueden suponer el pertenecer a un grupo):

La matriz de pagos de nuestros ganaderos sería la siguiente:

Tabla 3: Matriz de los habitantes de la aldea

Lo que suele ocurrir más habitualmente cuando se habla

de recursos comunes (transporte público, parques

infantiles, pago de impuestos, explotación de aguas

comunitarias para la pesca....) es que como las familias se sirven de "algo" que es "de todos pero que en realidad no es de nadie", ninguna se vea especialmente incentivada para cuidar los pastos y así asegurar la supervivencia de su medio de vida, intentando que no se echen a perder.

Por lo tanto, egoístamente, su estrategia preferida será no cuidar los pastos, esperando que los demás sí que los cuiden (cosa que desgraciadamente suele suceder a todos los niveles de las sociedades, se suele alardear de los recursos comunes y reivindicar "que es de todos" de forma legítima, pero esta legitimidad parece desaparecer cuando nos toca poner de nuestra parte para mantener dicho bien común, así actúa el ser humano, del que TODOS formamos parte). [6]

La siguiente estrategia que las familias considerarían "menos mala" podría ser que todos cuidasen los pastos. A continuación, le seguiría el camino de que ninguno cuidase lo pastos, y por último, la opción menos popular es aquella en la que una familia cuida los pastos y el resto no. Pero hay que darse cuenta de que la elección dominante para los habitantes es no cuidar los pastos, independientemente de lo que hagan los demás.

Para evitar estos problemas, lo que se suele hacer en la mayoría de los pueblos (al menos en el nuestro) ya desde hace muchos años, es que cada uno tenga su "parcelita", de tal forma que al ser propiedad privada de cada cual, es su responsabilidad si la hierba se seca y no puede alimentar al ganado o no.

4.2 "Deporte. Caso Cristiano Ronaldo"

Esto es un escenario que, a título individual, consideramos que encaja también muy bien con lo que nos intenta decir el Dilema del Prisionero, de lo que ganamos o nos cuesta ser "altruistas" y/o de lo que ganamos o perdemos siendo egoístas y SOLO mirando nuestro beneficio en particular.

Todo el mundo conoce, le guste el futbol o no, a Cristiano Ronaldo, jugador disciplinado y talentoso donde los haya, pero también ambicioso y con ganas de triunfar a cada momento. Pero ¿tiene demasiada ambición? ¿esas ganas de triunfar se traducen en ansiedad que perjudica al equipo?

Hay gente que opina que su "motivación" extra se contagia al equipo, y mucho se ha hablado en este comienzo de liga sobre ello, pero otros pensamos que muchas veces podría pasar el balón a otro delantero que está a puerta vacía y así conseguir anotar para el equipo y poder optar a tener más victorias.

Por otro lado, también hay que considerar que la rivalidad es siempre buena entre las personas y que nos ayuda a superarnos, pero "rivalidad" hasta cierto punto, hay veces que no es lo mejor ser el primero de la clase (o del equipo) si por actuaciones tan egoístas tu equipo se va hundiendo acumulando empates o derrotas por no tomar decisiones que vayan más allá de la gloria personal de cada jugador. Esto le ha sido reprochado al Real Madrid en los últimos años por muchos entendidos y periodistas del mundo del fútbol, defendían y defienden que el Madrid necesita jugadores de equipo (que es lo que defiende el Dilema del Prisionero), jugadores por su puesto talentosos y con motivación, pero no necesita "mega-estrellas" que

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individualmente se acerquen a la perfección y que en grupo no sean capaces de dar un pase a alguien que está en mejor disposición de marcar gol que ellos por mero individualismo excesivo y rebosante que no llevan al resultado óptimo de ninguna manera.

4.3 "Curiosidad. Dilema del Prisionero en las

Noticias"

A modo de mera curiosidad se presenta a continuación un caso muy tonto pero que ejemplifica perfectamente el Dilema del Prisionero y se adecua muy bien a él, por absurdo que resulte. [7]

El enlace donde se puede ver el vídeo completo de la noticia es el siguiente:

http://www.youtube.com/watch?v=JZvB6lgfQQo&feature=player_embedded

Hay que decir, tras ver el video, que no es el dilema del prisionero tradicional sino una variante llamada “la batalla de los sexos” que se resumiría de esta manera: una pareja quiere quedar para ver un espectáculo; ella preferiría ir al teatro y él preferiría ir al cine; sin embargo, no pueden comunicarse en el momento de tomar la decisión y deben decidirlo por separado. Lo mejor para ambos es coincidir, aunque uno de los dos deberá ceder en sus gustos. Lo peor es no coincidir, aunque vayan al espectáculo que querían. Y lo peor de todo es no coincidir habiendo ido cada uno a ver el espectáculo que le gustaba al otro.

Simplificando, estos dos simpáticos fugados podrían ser la pareja del ejemplo. Opciones posibles: colaborar (no oponer resistencia al otro) o competir (arrastrar al otro).

5. EL DILEMA DEL PRISIONERO EN EL

MUNDO DE LA INGENIERÍA Y EN LAS

TELECOMUNICACIONES.

Una vez que ya se ha puesto al lector en contexto, se le ha introducido de manera testimonial en lo que es Teoría de Juegos y su gran utilidad, ilustrándola con el ejemplo del Dilema del Prisionero y, viendo a su vez, también sus numerosas y dispares aplicaciones, hemos llegado por fin, al punto clave de este paper.

Dicho punto abarca las aplicaciones que de este dilema se

pueden substraer al ámbito de la ingeniería, y más

particularmente de las Telecomunicaciones, y el mundo

de las TICs, que es en el que no dentro de mucho nos moveremos.

5.1. "Trabajo en grupo de los ingenieros"

Este es a uno de los casos que queríamos llegar especialmente, ya que es el que se supone que nos va a preocupar de aquí a un año o dos.

Vamos a ponernos en el contexto de un caso al que se enfrenta un equipo de desarrollo de software, en el que hay peligro de que algunos miembros pierdan su puesto si el proyecto fracasa, y más dada la situación actual de crisis en la que se vive hoy en día.

En primer lugar, hay que destacar llegados a este punto que los ingenieros solemos trabajar en grupo, en equipo, en conjunto, por más que se mastique y respire en el

ambiente ese ansia de destacar y de ser más que el compañero y, desgraciadamente en muchas ocasiones que nos ha tocado vivir en esta universidad, esas ansias de destacar pero si puede ser pisoteando a los otros mejor, es decir, parece ser que lo que prima es destacar y que los demás naufraguen. Nuestro punto de vista es que si alguien está destinado a destacar porque vale lo hará de todas maneras, independientemente del éxito de los demás, incluso es tanto mejor cuando hay mucha gente con mucho nivel, ya que te motivan a superarte, y si al final destacas vale más destacar entre gente buena que destacar porque los demás no llegan.

Volviendo al caso que nos ocupa, hay que decir que, lo más normal en un trabajo que se debe realizar en equipo es que todos compartan su conocimiento para que así el proyecto tenga más posibilidades de tener éxito, y será más probable que todos mantengan su puesto de trabajo. El problema es que cuando uno comparte su conocimiento, no puede estar seguro de que el resto también lo hará. Los programadores también tienen la opción de ocultar su conocimiento para destacar y asegurar su permanencia en la empresa, pero si todos se comportasen así aparecerían problemas como tareas repetidas, errores repetidos…lo que puede provocar que ningún miembro del equipo conserve su puesto de trabajo.

El objetivo de cada programador es no perder su puesto de trabajo. Podrá optar por dos estrategias, no compartir el conocimiento y tratar que sea otro el que sea expulsado, o compartirlo para que nadie sea expulsado. Un programador puede plantearse que si nadie coopera, no es necesario que él coopere ya que el proyecto fracasará de todas formas porque que nadie compartirá sus conocimientos y el proyecto no avanzará. Si el programador piensa que todo el mundo va a aportar nuevas ideas al proyecto, puede decidir no compartir sus conocimientos, ya que en un equipo grande no es muy influyente la propuesta de una sola persona. De esta forma ocultará sus conocimientos y podrá destacar y permanecer en la empresa.

Sin embargo, si todos aportan sus conocimientos el proyecto tendrá éxito y todos se asegurarán su permanencia en la empresa. La estrategia dominante es el no compartir los conocimientos para asegurar la permanencia en la empresa, pero de esta forma se corre el riego de que el proyecto fracase. Si los programadores buscan su propio beneficio seguirán esta estrategia, que no es la óptima. Sin embargo, si todos deciden aportar sus conocimientos obtendrían el resultado óptimo ya que el proyecto saldría adelante y todos permanecerían en la empresa.

5.2. "Dilema del Prisionero en el Mercado de las

Telecomunicaciones"

Este es otro ámbito que resulta de especial interés, ya que es interesante darse cuenta de cómo este dilema se da también en el mercado de las telecomunicaciones.

Tradicionalmente en España la estructura de este mercado ha estado representada fielmente por un monopolio, donde Telefónica hacía y deshacía un poco a su antojo. Como por todos es sabido, con la liberalización del sector hace ya algunos años, empezaron a emerger operadoras

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variopintas, de las que hoy en día sobreviven unas y otras no.

En este contexto es destacable reseñar que si Telefónica tuviera más en estima la pretensión de facilitar el acceso a las infraestructuras las otras empresas del sector (competencia), Telefónica a lo mejor podría perder clientes que fueran captados por las otras empresas, y, a su vez, a Telefónica le pagarían menos por dicho acceso, pero a la larga, como estas operadoras ganarían abonados entonces tendrían la necesidad de pedir más ancho de banda a Telefónica, por lo que el gran coloso seguiría ganando a la larga.

Por tanto, se pone de manifiesto aquí el que en un principio se deja de ganar un poco pero a largo plazo lo que prima es el beneficio conjunto (moraleja del Dilema del Prisionero).

También se puede ejemplificar este dilema en el hecho de que, por ejemplo, el coste de las llamadas de móviles hace diez años era bastante alto, y por tanto, el acceso a la mayoría de la población era restringido y escaso. Resulta aparecer un juego entre la operadora de telefonía y el mercado. Cuando se bajó el precio de las llamadas (beneficio para el contrincante) se produjo un "boom" de demanda de este tipo de servicios, por lo que al final se benefició a los consumidores, pero también en última instancia a la empresa (beneficio conjunto).

5.3. "DILEMA DEL PRISIONERO EN LA

DISCUSIÓN DE ESTÁNDARES EN EL ÁMBITO

DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA

INFORMACIÓN"

Este es realmente el tema al que se pretende dar importancia en este paper, aunque para llegar a él hayamos tenido que introducir conceptos que resultan básicos para que el lector pueda leer, entender y juzgar con conocimiento de causa lo que en él se expone.

Se va a realizar un análisis acerca de lo que es la discusión de los estándares en el ámbito de las tecnologías de la información, para lo cual se introducirán algunos aspectos básicos, después se van a tratar las ideas sobre el oportunismo y el Dilema del prisionero en el mundo empresarial que Charles W. L. Hill aborda en su paper Cooperation, Opportunism, and the Invisible Hand: Implications for Transaction Cost Theory, y también se

analizarán la noción que sobre los estándares de Hal R.

Varian en su libro Information Rules, para poder finalmente esbozar algunos pensamientos propios sobre la discusión en cuestión y cómo aplica el Dilema del Prisionero a todas estas disquisiciones.

En primer lugar hay que dejar suficientemente claro qué es eso de los estándares en telecomunicaciones.

¿Qué es un estándar de telecomunicaciones?

Un estándar, tal y como lo define la ISO "son acuerdos documentados que contienen especificaciones técnicas u otros criterios precisos para ser usados consistentemente como reglas, guías o definiciones de características para asegurar que los materiales, productos, procesos y servicios cumplan con su propósito".

Por lo tanto, un estándar de telecomunicaciones "es un conjunto de normas y recomendaciones técnicas que regulan la transmisión en los sistemas de comunicaciones". Queda bien claro que los estándares deberán estar documentados, es decir escritos en papel, con objeto que sean difundidos y captados de igual manera por las entidades o personas que los vayan a utilizar.[9]

¿Para qué sirve un estándar?

Los estándares facilitan el acceso, la interconexión, la integración y la convergencia de equipos, redes y servicios de telecomunicaciones alrededor del mundo. Los estándares ayudan en el intercambio internacional de bienes y servicios y desarrollan la cooperación en la esfera de la actividad intelectual, científica, tecnológica y económica. Los estándares crean nichos de mercado, proyectan economías de escala y promueven la competencia. Las especificaciones técnicas de los estándares definen la manera en que se establecen las conexiones entre los dispositivos y las interfaces de la red, su control y terminación, así como las conexiones físicas como cableado y conectores.

Una vez que ya sabemos qué es un estándar en el ámbito de las comunicaciones y se ha esbozado una idea de su importancia en este ámbito, es relevante introducir el

concepto de oportunismo (empresarial) para después discutir cómo el Dilema del Prisionero también se plantea en el mundo empresarial, concretamente en la discusión de

estándares de Telecomunicaciones, con ayuda de Hal R.

Varian y de Charles W. L. Hill como ya hemos comentado anteriormente.

Según la RAE, oportunismo se refiere a la actitud o conducta sociopolítica, económica, etc., que prescinde en cierta medida de los principios fundamentales, tomando en cuenta las circunstancias de tiempo y lugar. También alude a la actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones. Ya con el hecho sólo de introducir la definición, se pone de manifiesto cómo este concepto constituiría la estrategia dominante, según la teoría de juegos que habla acerca del Dilema del Prisionero y que ha sido explicada en el apartado 3, ya que es la opción individualista y egoísta llevada al extremo para obtener un beneficio propio, eso particularizado como hace Charles W. L. Hill para el mundo empresarial. Aquí se van a utilizar estos conceptos que él maneja muy bien para aplicarlo a las telecomunicaciones.

A la larga, debido a la llamada por muchos expertos en la materia "mano invisible del mercado", se eliminarán los agentes oportunistas o los actores que llevan los costes adicionales de la burocracia de la integración vertical porque ambas estrategias dan lugar a pagos más bajos que los generados de la cooperación y la confianza. Con lo que nuevamente aparece la moraleja del Dilema del Prisionero en esta teoría para explicar que, aunque a corto plazo estas conductas puedan ser muy beneficiosas para una determinada empresa, lo que prima y lleva al punto óptimo es llegar a acuerdos, dialogar y tener alguna confianza con las demás empresas y proveedores. [8]

Sin embargo, loa agentes oportunistas son capaces de sobrevivir y prosperar cuando fallan los mecanismos de

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selección. Aunque los comportamientos oportunistas pueden estar asociados con rendimientos inferiores, cuando los mercados son ineficientes, la incapacidad de la mano invisible para castigar a los actores oportunistas a través de, por ejemplo, la quiebra implica su supervivencia.

Hay mucha gente que ha comparado el ciberespacio con el salvaje oeste americano, donde las pautas de comportamiento tradicionales dejaron de servir para dar paso al "todo vale". Quizás, pero la forma de actuar de un vaquero solitario raramente funciona en la era de la información. La teoría económica de las redes y el feed-back positivo indican que la cooperación es más importante que nunca, La mayoría de las empresas necesitan

cooperar con otras para establecer los estándares y crear una única red de usuarios compatibles. Pero en cuanto se deja de hablar sobre el papel de estos acuerdos de fijación de estándares, estas mismas empresas cambian de papel y compiten a brazo partido por su cuota de mercado. El término coopetencia capta la tensión entre la cooperación y la competencia frecuente en los mercados de red. Cuando distintos componentes tienen que acoplarse para formar un sistema, las cuestiones estratégicas primordiales se centran en la cooperación y en la coordinación: con quién cooperar, hasta qué punto y bajo qué términos.[10]

A medida que una empresa diseña su estrategia de cara al feedback positivo y a los efectos de red, es necesario identificar pronto a sus aliados naturales. Se trata de un proceso que puede resultar muy difícil, ya que no hay unos frentes de batalla bien delimitados en los mercados de red. A modo de ejemplo, uno no puede estar nunca seguro de que los demás participantes del mercado quieran verdaderamente establecer un estándar. Al contrario, un proveedor establecido puede preferir ver cómo una nueva tecnología se hunde por falta de estandarización, con la esperanza de conservar los beneficios que le proporciona la antigua tecnología. Hay que cuidarse, pues, de aquellas empresas que participan en el proceso de fijación de estándares, formalmente o informalmente, y que en el fondo no tienen ningún interés en que se acuerde un estándar.

Se pueden ver aquí nuevamente algunos de los aspectos más relevantes que entran en juego en el Dilema del Prisionero: todo se basa en lo que nos cueste colaborar con los demás en beneficio del grupo de empresas para llevar a cabo un estándar de acuerdo a una determinada tecnología. También es importante ver el hecho de que en este tipo de economías es imprescindible tener aliados y, por tanto, entra en juego la confianza, que es un factor clave en el dilema, hasta qué punto confiar en la empresa que "se supone" que también pretende y persigue el estándar.

Es muy importante en este tipo de mercados el no quedarse "anclado" en el pasado o viviendo de las tecnologías antiguas que aún siguen reportando beneficios, como exponíamos hace un momento, ya que por suerte o por desgracia en la era de la información en la que vivimos siempre habrá una nueva tecnología que "machaque" a la anterior, por eso es importante adaptarse a los cambios e innovar, apuntarse al "carro" de lo nuevo si hace falta y si para ello es necesario no obstaculizar demasiado la estandarización de la nueva tecnología emergente que en

un principio fastidia al proveedor antiguo según el Dilema del Prisionero habrá que hacerlo, porque esto reportará beneficios a largo plazo para ambos, aunque a corto plazo puedan parecer "estupideces o locuras" si se ve con sentido común pero con una visión limitada del asunto.

Es de vital importancia en este momento el darse cuenta de que los estándares cambian las reglas de juego. Es decir, los estándares alteran la competencia de maneras predecibles. Éstos amplían las externalidades de red, reducen la incertidumbre y reducen el lock-in del consumidor también. Asimismo estos estándares cambian el carácter de la competencia, de una guerra en el que el ganador “se lleva todo” a una lucha más convencional por una cuota de mercado, en la que se compite por precios y en prestaciones, y se venden componentes separados o sistemas enteros. También los estándares tienden a beneficiar a los consumidores y a los suministradores de complementos a expensas de las empresas establecidas y de los proveedores de sustitutos.

Dicho lo cual, en este escenario de las economías de red, una buena estrategia si nos consideramos uno de los agentes que participarían de manera hipotética en el Dilema del Prisionero, sería encontrar cuanto antes a nuestros aliados naturales para competir de manera eficiente en el mercado y determinar de qué manera exactamente va a afectar el estándar propuesto a la competencia. Es decir, debemos inicialmente buscar aliados que se vayan a beneficiar del nuevo estándar para después, apelando a nuestra creatividad, intentar repartir el pastel, que ha crecido gracias al estándar, de manera beneficiosa para nosotros.

No hay que olvidarse también del feedback positivo en este tipo de empresas cuando uno quiere sacar al mercado una nueva tecnología, ya que en esa búsqueda de aliados de la que hablábamos lo que se pretende además es obtener respaldos a nuestra propuesta tecnológica. Por tanto, se debe llegar a acuerdos especiales con aquellos que primero respalden nuestra tecnología, ya que debido al feedback positivo que comentábamos, estos aliados iniciales pueden servir de “escaparate” de atracción para facilitar la consecución de más aliados.

Como se suele decir, está muy bien esto de hablar se alcanzar acuerdos como moraleja del Dilema del Prisionero, pero aún tenemos que profundizar más en cómo es el escenario y los diferentes personajes que entran en juego a través de diversas matrices (de pagos). Una y otra vez tecnologías incompatibles se enfrentan en el mercado en una batalla en la que hay mucho en juego y en la que el "ganador se lo lleva todo".

En el momento en que dos nuevas tecnologías incompatibles luchan por convertirse en el estándar, se

suele hablar de que están inmersas en una "guerra de

estándares". Aunque parezca raro, estas guerras pueden acabar en una tregua, en un duopolio o, por el contrario, en una lucha a muerte. Este tipo de guerras de las que hablamos son exclusivas de los mercados de redes con un fuerte feedback positivo, por tanto, en el escenario en el que nos vamos a mover, los principios tradicionales de la estrategia ayudan pero no siempre son suficientes. Dicho esto no pretendemos afirmar que cada nueva tecnología de

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la información que surja va a tener que soportar una de estas batallas, pero sí suelen ser muy comunes en el contexto del que hablamos.

Una guerra de estándares viene caracterizada por la participación en ella de dos empresas o dos alianzas que compiten por el dominio del mercado y que emplean diferentes estrategias, como todo el mundo puede pensar, para conseguir sus objetivos. Uno de los combatientes puede ser una empresa establecida que controla una base considerable de clientes que usan una tecnología más antigua, , o puede que ambas empresas partan de cero, en todo caso es relevante darse cuenta, como se ha venido diciendo desde el comienzo de la discusión de los estándares, de que el resultado de una guerra de estándares puede poner en juego la propia supervivencia de las compañías implicadas, por lo que a veces es mejor "evitarlas" en la medida de lo posible, como comentaremos más adelante.

Tipos de guerras de estándares.

Como uno puede imaginarse, no todas las guerras de estándares son iguales en absoluto, una característica que nos viene bien para diferenciar unas de otras es lo que a las empresas les cuesta adoptar la tecnología rival, es decir, el grado de compatibilidad que la nueva tecnología propuesta tiene para con la antigua. En la siguiente tabla se muestra una posible clasificación para este tipo de guerras:

Tabla 4: Tipos de guerras de estándares

Batalla de evoluciones rivales: se produce cuando las tecnologías rivales son incompatibles entre sí, pero ambas compatibles con la tecnología antigua existente, por ejemplo, la competencia entre las diversas versiones de Unix es un caso de este tipo de guerras.

Evolución frente a revolución: se produce cuando las tecnologías de uno de los rivales sí es compatible con la tecnología antigua pero la otra no. Entra en juego aquí la lucha entre compatibilidad con versiones anteriores(evolución) y las mejores prestaciones (revolución).

Revolución frente a evolución: es dual a la anterior, sólo se cambian los papeles de quién ofrece compatibilidad y quien intenta revolucionar el sector.

Revoluciones rivales: se produce cuando ninguna de las propuestas de nuevas tecnologías son compatibles con la tecnología anterior.

Entonces, llegados a este punto, si nosotros fuéramos empresarios y fabricásemos videojuegos o módems o cualquier otro tipo de tecnología, lo que cabría preguntarse seria ¿cómo ganamos estas guerras para conseguir sobrevivir en las economías de red?¿Alguien nos da alguna receta?

A continuación daremos cuenta de los siete activos clave en los mercados de redes para una empresa, activos que

es preciso fomentar y poseer en su mayor grado, ya que los mismos activos refuerzan nuestra posición en una guerra de estándares y fortalecen además nuestra posición en una hipotética negociación de estándares. Estos activos son los siguientes: tener el control sobre una base instalada de usuarios. Poseer derechos de propiedad intelectual. Capacidad para innovar. Tener la ventaja de ser el primero. Tener una gran capacidad de fabricación. Tener fortaleza en los complementos Tener fortaleza en el nombre de la marca y una buena reputación. Para salir airoso de una guerra de estándares hay, por tanto, a nuestro modo de ver tres estrategias que analizaremos a continuación: las dos primeras son tácticas comerciales fundamentales y son realizar un ataque preventivo, donde entra en juego el concepto de oportunismo, y la segunda, llevar a cabo una gestión de expectativas, en cambio la tercera sería directamente intentar evitar esta guerra de estándares entrando en un posible proceso de negociación, que se supone es lo que nos llevaría a maximizar el beneficio conjunto y a la larga el nuestro, según la moraleja del Dilema del Prisionero, pero en la práctica como estamos pudiendo comprobar no todo es tan sencillo.

Ataque preventivo: el concepto es sencillo, se debe crear un liderazgo inicial de forma que debido al feedback positivo que existe en las economías de red éste juegue a nuestro favor y en contra de los rivales, es como pensar que la primera empresa va a tomar la delantera de alguna forma. De cualquier forma el quid de la cuestión está en aprovecharse del feedback positivo, ya que debido a las características de este tipo de mercados, le podemos sacar gran rentabilidad: el líder ofrece un producto o servicio siempre más valioso.

Una forma sencilla de llevar a cabo un ataque de este tipo como estrategia ante una inminente guerra de estándares es ser el primero en el mercado. Aquí entran en juego otros dos conceptos: la capacidad de innovación y diseño, que pueden tomar gran importancia a la hora de obtener una ventaja por el hecho de ser los primeros.

En definitiva, en este caso en el Dilema del Prisionero, habríamos valorado más lo que tenemos que ganar a corto plazo que el beneficio en conjunto del sector en este tipo de tecnología, y habríamos optado por la opción de "traicionar al otro preso", por decirlo de alguna manera. Pero hay que darse cuenta de que esta opción es la que probablemente casi todos nosotros hubiéramos tomado, ya que "a nadie le amarga un dulce", pero posiblemente, apelando a la moraleja del dilema, esta estrategia nos reportaría peores beneficios y degradaría al sector en esta tecnología a largo plazo, ya que "la avaricia muchas veces rompe el saco". Esto es así porque los consumidores estarían pagando en calidad y precio (peor calidad y encima mayor precio) el hecho de haber tomado nosotros esa decisión. Además esto supondría una mala reputación para el sector, ya que los consumidores pensarían que vaya cara que tienen los empresarios, y a su vez, supondría una desconfianza tanto de nuestro rival, por haberlos traicionado, y de los consumidores, si entramos en una guerra de estándares, por eso en muchas ocasiones es mejor intentar llegar a acuerdos porque al final "es peor el remedio que la enfermedad".

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Gestión de las expectativas: otra opción puede ser tener en cuenta que las expectativas son un factor clave a la hora de tomar decisiones siendo consumidor, (si comprar o no una nueva tecnología), y aprovecharse de ello para realizar una buena gestión de dichas expectativas.

En este contexto están las empresas que ya tienen una consolidación fuerte en el sector y que tratarán por todos los medios de combatir las nuevas tecnologías que vayan surgiendo, así como estas últimas, que tratarán de esforzarse por establecer su credibilidad. Una de las tácticas que se pueden utilizar es el "vaporware", consistente en anunciar persistentemente un producto venidero para frenar las ventas de los productos rivales que están actualmente en el mercado por el mero hecho de crear expectativas en la gente y de que éstas se contagien, a veces se llega incluso a crear un cierto "morbo" con el lanzamiento de un nuevo producto con el fin de aumentar luego el beneficio de sus ventas. Es destacable que la forma más directa de gestionar las expectativas es haciendo acopio de aliados y mediante declaraciones grandilocuentes sobre la popularidad presente o futura del producto en cuestión.

Una vez que se considera que la guerra de estándares ha finalizado, y ondean las banderas de la victoria a nuestro favor, es recomendable no bajar la guardia, y, por supuesto, respetar las condiciones de la "firma de paz", ya sean algunas concesiones etc., pero podemos seguir actuando de forma estratégica, ya que aunque parezca agotador, que hasta a nosotros nos lo está pareciendo, en el mundo de la alta tecnología la guerra no acaba nunca realmente [12].

Evitar la guerra de estándares: antes de implicarse en una guerra de estándares, se recomienda, apelando una vez más a la moraleja del Dilema del Prisionero, tratar de negociar una tregua y formar una alianza con los rivales potenciales. Esto es así ya que acordar un estándar suele dar como resultado un mayor mercado total, como decíamos antes "el pastel crece" debido al estándar, haciendo, por tanto, que el pastel a repartir con nuestros aliados sea mayor. No hay que pecar, pues, de soberbio o ansioso (oportunista), aunque sean éstas características a veces demasiado innatas a los seres humanos, y hay que mentalizarse en muchas ocasiones para cerrar acuerdos incluso con el enemigo más implacable, claro está que entra de nuevo los factores confianza y estrategia.

En la fijación de estándares al igual que ocurre en la diplomacia las alianzas se forman entre potenciales contendientes con la intención de prevenir una guerra, y no meramente para que cuajen intereses comunes. En ambas situaciones, la alianza formante como consecuencia de una tregua negociada puede constituir una tabla de salvación, incluso si la alianza es precaria, este es un hecho que como ya comentábamos anteriormente hay que tener muy en cuenta a la hora de sopesar si nos compensa entrar en batalla o no.

Hay que darse cuenta de que una tregua de estándares es posible siempre que las partes implicadas puedan ganar más por la vía de la coexistencia pacífica que con una guerra de estándares, entra, por tanto, de nuevo aquí el paradigma y los roles del Dilema del Prisionero, todo se

basa en la confianza y en lo que nos cueste ganar o perder según la decisión que tomemos. Si la colaboración aumenta los beneficios conjuntos, tiene que haber alguna manera de acordar una tregua que satisfaga de alguna manera a las partes, siempre respetando las leyes de la competencia y antimonopolio, claro está.

Hay numerosos motivos para pensar que una tregua deriva normalmente hacia unos mayores beneficios (moraleja del Dilema del Prisionero). Principalmente, si el valor total creado por la tecnología crece con la estandarización, tanto proveedores como clientes tienen que poder repartirse este mayor valor ("pastel"). Si el pastel es mayor, todo el mundo debería poder obtener una porción mayor, consumidores incluidos.

Todo esto suena muy bien, pero realmente la primera dificultad que creemos que se plantea es cómo mentalizarse de que establecer acuerdos con tus enemigos me reportará un mayor beneficio, sin estar tentado hacia el oportunismo y la desconfianza, que a corto plazo y de manera lógica me va a beneficiar más, y además cómo estar seguros de que los rivales también están mentalizados hacia esta postura y no van a traicionarnos...el dilema se vuelve a plantear. Además suponiendo que todas estas barreras han quedado salvadas, surge una nueva dificultad, posiblemente la mayor de todas: saber cómo repartirse el pastel agrandado por el estándar. Como ocurre en cualquier tipo de negociación, en este tipo de acuerdos de treguas todas las partes necesitan determinar de qué manera y en qué medida se verían afectadas si estallase "la guerra". Muchas veces los agentes involucrados pecan de "desconfiados" y reservan recursos y esfuerzos innecesarios si confiasen mínimamente el uno en el otro, aunque claro, siempre hay que cubrirse de alguna manera las espaldas.

Según los activos que posean las dos empresas o coaliciones implicadas en la inminente guerra de estándares, las negociaciones pueden modelarse a partir de las siguientes formas:

Tabla 5: Juego de los estándares en el Dilema del

Prisionero

Como hemos podido comprobar a partir de la tabla anterior, tres son las formas que puede adoptar la negociación: una guerra de estándares inevitable, un juego en el que cada parte trata de imponer su propia tecnología y un juego asimétrico entre un equipo fuerte que prefiere luchar y uno débil que prefiere negociar una tregua.

Este es el claro escenario del Dilema del Prisionero, ya que los agentes que forman parte de él (los presos) resultan ser estas dos empresas de las que hablamos, una fuerte y una más débil, además se puede ver la tabla anterior claramente como la típica y clásica matriz de pagos de dicho dilema, si le añadiéramos cifras de costes obviamente, y que hemos explicado anteriormente. Básicamente se trata de traicionar al otro (luchar) o

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colaborar (querer la tregua y el estándar). Nuevamente la toma de decisiones resulta ser un compendio entre confianza e individualismo puro.

Como puede ocurrir en cualquier proceso de negociación, los agentes que pequen de tenacidad en exceso pueden llegar a destruir las ganancias mutuas. Por ello se insiste en que es mejor no ser soberbio y prepararse para aliarse hasta con nuestro peor enemigo (aunque suene a priori difícil de digerir) a la hora de establecer un estándar si esto va a ayudarnos a ambos. Con esto no queremos decir que no haya que estar en guardia ni ser precavido, claro, y no hay que olvidar tampoco otra especie de paradoja: maximizar el beneficio, (Dilema del Prisionero), no significa maximizar nuestro control sobre una cierta tecnología, ya que nuestra recompensa será una determinada cuota del valor total añadido al sector por el establecimiento del estándar en cuestión.

Ejemplo Microsoft y Netscape.

Se han llenado páginas y páginas y por todos es conocida las continuas refriegas entre Microsoft y Netscape. Un ámbito de especial conflicto siempre ha sido su lucha por los navegadores, que captó el interés hasta del mismísimo presidente de EEUU de la época, Clinton. Por plantear a los dos agentes que entran en el juego del Dilema del Prisionero, diremos que por un lado teníamos a la empresa que popularizó la idea misma de un navegador de Internet,

la pionera de Internet, la favorita en Bolsa: Netscape

Communications Corporation. Mientras que por otro lado tenemos al peso pesado de la alta tecnología, el mayor proveedor de software del mundo, dominante de los PCs, que intentaba subirse a la cresta de la ola que en ese

momento era Internet: Microsoft. Durante los últimos años, Microsoft ha intentado por todos los medios sobrepasar a Netscape, tratando de desplazar Netscape Navigator con su propia propuesta: Internet Explorer. Ya estaba servida, pues, la guerra de estándares y la ruleta del dilema empezaba a girar.

En el momento en el que Microsoft emprendió su "ataque", Netscape ya contaba con un producto muy superior y además tenía ya una base instalada de usuarios satisfechos, aspectos muy relevantes y de que añaden valor en la guerra. Pero Microsoft por su parte no se quedaba corta tampoco de activos, ya que como todos sabemos tenía (y tiene) un prestigioso nombre de marca, además de un amplio historial de dominio en una aplicación software tras otra, tenía también el control sobre el sistema operativo y, a primera vista, recursos económicos ilimitados para perdurar en la batalla y ser, al final, quien se llevase el gato al agua.

Si analizamos el sector o el ámbito de los navegadores, como hemos ido desgranando los gajos de cada escenario del Dilema del Prisionero, vemos que los usuarios de dichos navegadores no presentan fuertes externalidades de red, parece que usar un navegador no requiere demasiado adiestramiento previo, factor ventajoso para Netscape Navigator, ya que mucha gente comentaba que eran muy sencillos de usar. Por tanto las externalidades de red no son muy altas, casi todos los navegadores presentan las páginas web con la misma eficacia.

Esta guerra ha sido calificada por muchos expertos en la materia como una "guerra de trincheras" y no un ataque directo en "tromba", debido en gran parte a que estas externalidades de red son débiles. De las infinitas formas de calificar a esta guerra, nos quedaremos ahora con la que podemos extraer de la tabla 8 en la que veíamos los diferentes tipos de guerras: "es una guerra de evoluciones rivales", donde los consumidores no tienen apenas costes por cambiar de un navegador a otro. Por intentar ser optimistas y dar cuenta de que a veces el ser humano deja de lado sus instintos más primitivos y pone en práctica lo que hemos venido a llamar "moraleja del dilema", expondremos de forma breve también algunos casos en los que Netscape y Microsoft han dejado de lado sus diferencias para maximizar el beneficio conjunto.

La imperiosa necesidad de encontrar un terreno común y el hecho de que las empresas habilidosas e inteligentes puedan, como decíamos, dejar de lado sus diferencias y colaborar para permitir nuevas tecnologías, puede observarse en las no siempre fáciles relaciones entre Netscape y Microsoft, en las que en ocasiones estos dos enemigos implacables han pactado un estándar común. En el problema de la protección de la privacidad en Internet es un claro ejemplo en el que se maximizó el beneficio del sector en conjunto y cada una tuvo que repartirse el pastel, que obviamente era mayor después del estándar. Ninguna empresa pecó de soberbia, pero ambas fueron cautelosas, ¡esa es la actitud, siempre que se pueda claro está!. Otro caso en que ambas empresas dejaron ver su buena disposición a colaborar siempre en beneficio del conjunto (y pensando en el suyo propio también), es el caso de la seguridad de las transacciones en Internet.

A uno se le viene a la cabeza que si Microsoft y Netscape, archirrivales donde los haya, pudieron en varias ocasiones dejar a un lado su habitual enfrentamiento y sus diferencias en beneficio del sector, evitando así las consecuencias nefastas que podría ocasionar una guerra de estándares, ¡cualquiera puede!

Por tanto, primero hay que entender donde nos metemos, la clase de guerra de estándares que se pretende librar a la hora de la toma de decisiones debemos ver qué ganamos, pero sobre todo que podemos perder si pecamos de arrogantes. Un factor importante es la compatibilidad entre las nuevas tecnologías enfrentadas y los productos establecidos. Es preferible evitar la guerra, pero si no hay más remedio que luchar, debemos ser unos buenos guerreros y aprovisionarnos con las armas adecuadas, que no son otra cosa, que los siete activos que comentamos anteriormente.

Parece posible que ser un gran competidor que mire por obtener el máximo beneficio a título individual no está reñido con sopesar lo que se gana y sobre todo lo que se podría llegar a perder si se entra en refriegas y como consecuencia de ello optar por la opción inteligente y no siempre fácil de llegar a acuerdos, tragándose uno parte de su orgullo. Esta idea pasaba una y otra vez por nuestra cabeza y nos seguía pareciendo tan extraña....¿pero cómo un competidor nato, cuya principal función es maximizar sus ganancias y si es posible hundir a gran parte de la competencia, puede tragarse todo eso y cambiar el "chip" para hacer caso a lo que nos enseña el dilema?

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Pues es posible y muy recomendable, dado que el mercado del que hemos hablado no es un mercado corriente, es substancialmente diferente y entran en juego novedades que hacen que a veces sea mejor "evitar que el lanzamiento de una nueva tecnología en la que hemos invertido tiempo y recursos se hunda o se retrase demasiado por el mero hecho de no conseguir ponerse de acuerdo".

8. CONCLUSIONES

Esbozando las primeras conclusiones que se desprenden de nuestro análisis, podríamos decir que el papel que juega la Teoría de Juegos en nuestras vidas es de gran importancia y no debe ser subestimado. Por tanto, se ha puesto en relieve el hecho de que esta teoría nos afecta mucho más de lo que uno puede llegar a pensar cuando estudia este tipo de aspectos en clase.

En particular, hemos visto cómo los problemas que presentan situaciones similares a las planteadas por el Dilema del Prisionero, siempre obtendrían un resultado óptimo si los jugadores buscaran el beneficio del grupo, y no el beneficio propio. Sin embargo, en la mayoría de estas situaciones, siempre se obtiene un resultado subóptimo, ya que los jugadores actúan de una forma egoísta, perjudicando a su contrincante, pero al mismo tiempo perjudicándose a él mismo.

No se puede dejar de lado en este paper que también lo que se ha intentado es también expresar que en realidad la información no es perfecta, como se presupone en la "teoría", es decir, que los agentes que se puedan implicar en la guerra tienen siempre acceso a TODA la información ni mucho menos, y que este es un factor que también influye lógicamente cuando se aplican dilemas como estos a problemas reales. Además los jugadores no son tan racionales siempre como la teoría los pinta, tampoco tienen capacidad de cálculo infinita y su posición de poder influye en el resultado del juego, por tanto, en la vida real hay un "plus" de factores que se añaden, de ahí su dificultad.

Un caso en concreto que nos ha parecido especialmente interesante y que es sobre el que ha girado este paper ha sido la aparición del Dilema del Prisionero en la discusión de estándares de comunicaciones en las economías de red. Caso en que una vez más se ha puesto de manifiesto que aunque los seres humanos nos consideremos tan "complicados" de analizar y que nuestras disquisiciones y pensamientos tengan tanta complejidad, en el fondo esa toma de decisiones se reduce a una cosa inicialmente tan sencilla como puede ser la confianza y el coste (en positivo y en negativo) que nos cueste decidir A o B.

Como ingenieros que pretendemos ser no tardando mucho, es preciso que nos familiaricemos con este tipo de economías, con sus características y sobre todo con sus peculiaridades, por lo que también hemos hecho notar las reglas habituales que cualquier economista que se precie nos pudiera recetar en el ámbito de la toma de decisiones en lo que concierne a la estrategia competitiva y empresarial y cómo éstas en este caso no es suficiente en muchas ocasiones.

10. BIBLIOGRAFÍA

Para llevar a cabo este trabajo se han consultado diversas fuentes como ayuda:

[1] Teoría de juegos

http://es.wikipedia.org/wiki/

[2] Teoría de Juegos http://www.monografias.com

[3] Introducción al Dilema del Prisionero http://www.redcientifica.com/gaia/dp/pris_c.htm Axelrod, Robert "La evolución de la cooperación" Alianza Universidad. 1996

[4] El Dilema del Prisionero http://es.wikipedia.org/wiki/Dilema_del_prisionero http://www.eumed.net/cursecon/juegos/presos.htm

[5] Aplicaciones del Dilema del Prisionero http://www.techtraining.es/revista/numeros/PDF/2010/revista_8/57.pdf

[6] La Tragedia de los comunes y el origen del derecho http://w3.cnice.mec.es/recursos/bachillerato/economia/9/ comunes.htm

[7] Curiosidad Dilema del Prisionero http://www.youtube.com

[8] Dilema del Prisionero y el Oportunismo Cooperation, Opportunism, and the Invisible Hand: Implications for Transaction Cost Theory. Charles W. L. Hill

[9] Qué es un estándar de comunicaciones http://www.eveliux.com/mx/estandares-de telecomunicaciones.php http://www.rae.es/rae.html

[10] Dilema del Prisionero y la Discusión de estándares http://www.inforules.com Information Rules: A Strategic Guide to the Network Economy, Carl Shapiro and Hal R. Varian