El diario La Segunda y la institucionalización del régimen militar. (1980-1981).

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Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política. Instituto de Historia. El diario La Segunda y la institucionalización del régimen militar. (1980-1981). Nombre: Curso: Profesora: Rodrigo González San Martín. Seminario de Licenciatura IHS301B-1

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Contexto de legitimacin del rgimen militar

Pontificia Universidad Catlica de Chile.Facultad de Historia, Geografa y Ciencia Poltica.Instituto de Historia.

El diario La Segunda y la institucionalizacin del rgimen militar. (1980-1981).

Nombre:

Curso:

Profesora:Fecha:Rodrigo Gonzlez San Martn.Seminario de LicenciaturaIHS301B-1Sol Serrano.6 de Diciembre de 2013

Introduccin.El diario La Segunda es uno de los ltimos representantes de un gnero que en la actualidad est dejando de existir de manera gradual, la prensa vespertina. El ao pasado, el Jornal da Tarde de la ciudad de Sao Paulo desapareci de los quioscos, revelando algo que muchas personas han advertido: la prensa editada en el medioda no est teniendo la relevancia que alguna vez tuvo y est en una grave crisis, debido a la fuerte competencia de los sitios de noticias en lnea, en la que la instantaneidad es la regla ms general que impera en el campo de las comunicaciones. Ms all de la situacin, el diario ha tratado de sobrevivir en un medio en que las redes electrnicas estn muy aventajadas con respecto a las ediciones impresas de los diarios.Hace ms de treinta aos, el escenario era radicalmente distinto. El mencionado Jornal era un diario que tena gran influencia en la opinin pblica, que generaba una gran empata del pblico con las informaciones aparecidas en esta publicacin, algo que se esperaba con grandes expectativas. Internet era ms bien una palabra desconocida para el comn de las personas y estaba reservada a ciertos sectores acadmicos que esperaban, en los escasos computadores instalados en las universidades, los ltimos avances de la ciencia y de la investigacin, adems de ser un medio de inters de las Fuerzas Armadas y de los ministerios de defensa. El mundo de la poca enfrentaba el paradigma de la Guerra Fra, en que el temor a una resolucin conflictiva estaba muy presente en todos los puntos del orbe.En Chile y al igual que gran parte de los pases de Amrica Latina, el escenario poltico era muy tenso, considerando que la dictadura militar tena gran poder de decisin entre las personas. La institucionalizacin del rgimen militar era el gran tema de la poca, algo que desataba todo tipo de pasiones entre la sociedad chilena. La nueva Constitucin fij las reglas de juego del funcionamiento de la legalidad nacional, donde algunas normas causaron (y causan en la actualidad) gran controversia por su origen.En esta etapa, el diario La Segunda tena la ventaja de entregar un panorama informativo en el medioda, mucho ms detallado que lo ofrecido en las radioemisoras y canales de televisin, pero esto implicaba el riesgo de equivocar en los procesos informativos, por ser considerado como el borrador de los matutinos. Internet no estaba pensado para ofrecer noticias de ltimo minuto, al igual que la televisin, a pesar de la aparicin de medios como CNN, el primer canal de noticias del mundo que an no tena un impulso para ser relevante en la agenda informativa. El rediseo ms importante de su historia, ocurrida en marzo de 1981, coincidi con el comienzo de la institucionalizacin del rgimen militar, en la que cambi las maneras de entender el poder en Chile. Fue el punto de entrada de las experiencias acerca de la dcada de 1980, que por s sola fue una etapa muy tensa, tanto por sus variables polticas-econmicas como las sociales. En este trabajo se dar a conocer las posturas editoriales del diario La Segunda frente a la etapa de institucionalizacin del rgimen militar, comprendida entre los meses de agosto de 1980 y junio de 1981, tanto en sus dimensiones polticas, econmicas y educacionales.Contexto de legitimacin del rgimen militar.A principios de agosto de 1980, se public un decreto en donde el rgimen dispuso las reglas para un plebiscito, con el objetivo de aprobar el proyecto constitucional que se ha venido preparando prcticamente desde el golpe de septiembre de 1973. La fecha de este referndum correspondi al 11 de septiembre, justo en el sptimo aniversario de la intervencin militar. La campaa electoral tuvo gran controversia, debido a que la oposicin cuestion en duros trminos este proceso electoral, debido a la inexistencia de los registros electorales, la presencia de un Estado de Emergencia que obstaculizara la libre opcin de los electores y al casi nulo acceso a los medios de comunicacin, especialmente a los canales de televisin, debido al frreo control que ejerca la dictadura a sus contenidos.[footnoteRef:1] El momento ms alto de esta polmica fue un discurso del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, en donde cuestion la legitimidad de la consulta. Das antes, el ex mandatario intent convencer al rgimen de autorizar la televisacin de su discurso, con la consecuente negativa del gobierno. [1: Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y Oscar Seplveda, La historia oculta del rgimen militar, Santiago de Chile, Uqbar Editores, 2008, 369.]

La eleccin del 11 de septiembre transcurri tal como el rgimen la habra planificado, con una amplia aprobacin de la nueva Constitucin, noticia que fue revelada ya en el atardecer. Un grupo de personas aclam al general Pinochet y a la Junta de Gobierno en el Edificio Diego Portales, en ese entonces la sede del Poder Ejecutivo. Pinochet llam a los chilenos a reunirse en un movimiento cvico-militar para apoyar al rgimen militar y revindic el golpe de 1973 calificando la aprobacin de la Carta Fundamental como un segundo golpe al marxismo sovitico.[footnoteRef:2] La oposicin denunci la escasa transparencia de este proceso electoral, debido al escaso acceso a los conteos de los votos y a la intransigencia de los vocales de mesa. [footnoteRef:3] [2: El Mercurio de Santiago de 12.09.1980] [3: Cavallo, op.cit, 373-374]

La nueva Constitucin aprobada en el acto electoral afirm que las Fuerzas Armadas y del Orden eran los garantes de la institucionalidad, dando atribuciones para la obtencin de la estabilidad poltica. A travs del establecimiento de instancias como el Consejo de Seguridad Nacional, creado para garantizar la seguridad de los chilenos, las ramas castrenses tenan un gran poder en la sociedad chilena, obligando a los civiles a negociar con ellas ante cualquier posibilidad de modificacin.[footnoteRef:4] Tras la aprobacin de la Carta Magna, el general Pinochet se quedara en el poder hasta marzo de 1989, siempre y cuando no se apruebe un plebiscito que deba realizarse antes de esta fecha. Mientras transcurra el plazo, el rgimen militar deba dictar las leyes para facilitar la reapertura del Congreso Nacional y el retorno de la actividad poltica, con el fin de prepararse para su funcionamiento en dicho plazo. El artculo octavo fue una parte fundamental de esta nueva Carta, en donde se prohiba expresamente las ideas afines al marxismo, por considerar vejatorios al orden que quera establecer el rgimen, adems de ofender a los principios patriticos sustentados por la dictadura. Las penas establecidas era la negacin del acceso de los simpatizantes a los cargos pblicos. [4: Carlos Huneeus, El rgimen de Pinochet, Santiago de Chile, Editorial Sudamericana, 2000., 243 -244]

El 11 de marzo de 1981, el general Pinochet jur como Presidente de la Repblica bajo la nueva Constitucin, en medio de la reapertura del Palacio de La Moneda como sede del gobierno, que haba quedado inutilizable tras el bombardeo en 1973. Las expectativas del rgimen eran muy altas, debido a que la aprobacin del referndum era entendida como un gran apoyo ciudadano a la dictadura, tanto en el manejo poltico como en el econmico.[footnoteRef:5] La oposicin a la dictadura tuvo que adaptarse al nuevo escenario como una manera de buscar estrategias para el retorno a la democracia. Se afirmaba que el crecimiento econmico bajo las normas del libre mercado garantizaba una fuerte gestin poltica por parte del sector castrense, pero los sucesos financieros que ocurriran en los meses posteriores (como la quiebra de la CRAV) demostraran que la situacin estaba lejos de ser fcil. [5: Huneeus, op.cit., 152]

La situacin de la economa y la instalacin de las importantes reformas en el rgimen militar.En agosto de 1980, el pas enfrentaba un ciclo de bonanza econmica con altas tasas de crecimiento, en medio del reforzamiento de las leyes del libre mercado. En los aos precedentes, el rgimen militar tom la decisin de bajar de manera drstica las tasas de importacin, con el objetivo de generar condiciones de libre competencia de precios de los materiales extranjeros con respecto a los nacionales.[footnoteRef:6] Muchos artculos, tales como televisores, radios y automviles, provenientes de pases como Japn bajaron de precio al pblico nacional, en perjuicio de aquellos producidos en Chile, causando el cierre de varias industrias que fueron el sostn de las polticas de intervencin estatal predominantes en el pas hasta el golpe de 1973. [6: Dominique Hachette La reforma comercial Felipe Larran y Rodrigo Vergara (eds.), La Transformacin Econmica de Chile, Santiago de Chile, Centro de Estudios Pblicos, 300]

Debido a estas bajas de precios, el poder adquisitivo de los chilenos fue aumentado de manera sistemtica, impulsado por el consumo tanto de productos tradicionales como los nuevos que hasta ese entonces eran desconocidos para el pblico chileno. Un gran impulso a la bonanza fue la fijacin, por parte del rgimen, del precio del dlar de Estados Unidos a 39 pesos. Esta medida surgi como una solucin a la inflacin que afectaba en ese tiempo a la economa chilena, como consecuencia de la experiencia econmica de la Unidad Popular que el rgimen no haba resuelto del todo. El nuevo precio de la divisa norteamericana elev el consumo nacional, debido al bajo precio que deban pagar los chilenos por los productos importados, especialmente los aparatos electrnicos como los televisores a color, un producto que por s mismo revolucion a la economa nacional. El impacto del precio del dlar fue tal que los canales de televisin de la poca comenzaron a invitar a artistas provenientes de Estados Unidos y Europa (especialmente Espaa e Inglaterra) para ser presentados en sus programas, algo que hasta entonces era indito debido a los elevados precios que cobraban estos astros. La mejor muestra de la situacin fue el Festival de la Cancin de Via del Mar de 1981, donde los organizadores de este certamen ofrecieron al pblico a los artistas ms importantes de ese entonces, tales como Julio Iglesias.El precio del dlar tambin tuvo gran incidencia en los movimientos de las grandes empresas. Debido al bajo valor de la moneda de Estados Unidos, las grandes compaas decidieron endeudarse con esta divisa antes del peso chileno, ya que prometa grandes retornos financieros a sus inversiones.[footnoteRef:7] A travs de estos medios, las empresas compraron insumos para modernizar sus plantas industriales, suponiendo que sus deudas siempre estarn bajas. La crisis econmica internacional por la alza del precio de los combustibles gener graves efectos en la economa nacional, afectando a las inversiones de las compaas chilenas, en donde las deudas fueron aumentando debido a las tasas de inters contenidas en las deudas que ellas se comprometieron. Un botn de muestra es la situacin que afect a la Compaa Refinadora de Azcar de Via del Mar, donde sus inversiones en el mercado internacional del azcar afectaron seriamente sus finanzas, dejando en la quiebra y en los despidos de muchos trabajadores. [7: Gonzalo Vial, Pinochet, la biografa, Santiago de Chile, El Mercurio-Aguilar, 2002, 456.]

En medio de la campaa poltica del plebiscito de 1980, tambin hubo un debate en el plano de la economa. Uno de los principales argumentos para apoyar la opcin positiva a la nueva Constitucin era el manejo econmico de la dictadura militar, que segn sus partidarios- haba permitido generar estabilidad al pas, debido al sostenido crecimiento de la economa nacional y del consumo interno entre los chilenos. Para los adeptos del rgimen, la desaprobacin del plebiscito significara una detencin del crecimiento de la economa, ya que los bancos internacionales dejaran de ofrecer crditos al pas, implicando el regreso del mercado negro, la cada de los ndices de la Bolsa de Comercio de Santiago, el aumento del precio del dlar norteamericano y la baja en los precios de las propiedades.[footnoteRef:8] Los economistas afines a la oposicin al rgimen afirmaron que el sistema econmico era sostenido por el uso de la fuerza por parte de la autoridad poltica, tomando en cuenta el tenor de varias de las medidas que se han tomado en el terreno econmico, y por el escaso margen de opinin de los trabajadores para rebatir lo ofrecido por el rgimen.[footnoteRef:9] [8: Hoy de 17.09.1980] [9: dem.]

Una de las principales reformas en el plano de la economa fue la privatizacin de las pensiones de seguridad social y de la previsin de la salud, impulsados por los principios de la libertad individual, que sugera el manejo del dinero por parte de los mismos trabajadores antes del propio Estado. El 6 de noviembre de 1980, en una cadena nacional de radio y televisin, el ministro de Trabajo Jos Piera anunci la creacin de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que consisten en unas empresas privadas que gestionaran las pensiones de los trabajadores, con la promesa de generar mayores reportes en las pensiones futuras.[footnoteRef:10] Este plan result ser novedoso a nivel internacional, considerando el predominio del manejo del Estado en las pensiones provenientes de la seguridad social en gran parte de los pases del mundo, ya que nunca se haba pensado en el manejo previsional por parte de la empresa privada. Un plan similar fue realizado, en mayo de 1981, en el sector de la salud, gracias a la implementacin de las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRES). Antiguamente existan 4 agentes de sistema de salud: el Ministerio de Salud, El Servicio Nacional de Salud, el Servicio Mdico Nacional de Empleados Pblicos y el sector privado. El SNS atenda a la poblacin de bajos ingresos, quienes no tenan libertad de eleccin de servicio mdico. El SERMENA financiaba las atenciones mdicas de los empleados, pero no ofreca prestaciones directas. El sector privado atenda a los beneficiarios del SERMENA que elegan ser atendidos en este sector y a las personas que tenan ingresos suficientes para costear las prestaciones ofrecidas. [footnoteRef:11] El principio que rigi esta medida fue la libertad de las personas de elegir el servicio mdico que les pareca ms conveniente para su salud. Los gremios mdicos criticaron esta medida, debido a que se estaba privatizando un derecho que el Estado estaba renunciando para cederlo al mercado, dejando al margen la vocacin social de los profesionales de la salud y priorizando las ganancias financieras de la empresa privada. [10: Huneeus, op.cit., 451] [11: Cristian Aedo, Las reformas en la salud en Chile, Felipe Larran y Rodrigo Vergara (eds.), La Transformacin Econmica de Chile, Santiago de Chile, Centro de Estudios Pblicos, 2001, 607 y 608]

El rgimen militar implement algunas de las reformas ms importantes que se hayan realizado en el plano de la educacin en el siglo XX, que consistieron en reestructurar las universidades del Estado. Otro punto de esta reforma es la creacin de las universidades privadas, con el objetivo de complementar la labor del Estado y dar nfasis en las libertades personales, tal como dicta las ideologas libremercadistas. Hasta 1981, el Estado contaba solamente con las Universidades de Chile y Tcnica del Estado, quienes tenan gran cobertura nacional a travs de las distintas sedes repartidas a lo largo de Chile. A principios de ese ao, la dictadura tom la decisin de dividir estas casas de estudio en varias universidades regionales, generalmente fusionando las sedes de las Universidades de Chile y la Tcnica del Estado, transformando en instituciones educacionales de cabecera en sus respectivas zonas. El principal argumento de la implementacin de esta medida fue la necesidad de dar criterios de eficiencia y racionalizacin a las sedes regionales, sin recurrir a la decisin de las autoridades de Santiago.[footnoteRef:12] [12: Harald Beyer, Entre la autonoma y la intervencin: Las reformas de la educacin en Chile, Felipe Larran y Rodrigo Vergara (eds.), La Transformacin Econmica de Chile, Santiago de Chile, Centro de Estudios Pblicos, 2001, 665]

Otra medida clave en la educacin superior lleg con el cobro del arancel de matrcula para acceder a las instituciones educacionales. En crculos partidarios del rgimen militar observaron que buena parte de los estudiantes universitarios provenan de familias de altos ingresos, por lo que ellos no necesitaban la ayuda necesaria del Estado para subsidiar sus colegiaturas. En este punto, el gobierno tom la decisin de cobrar los aranceles a estos alumnos. Desde el principio, esta medida ha generado controversia, debido a las excesivas deudas que asumiran los estudiantes universitarios en su estada en una casa de estudios, que podra generar consecuencias financieras en su futura vida laboral. Otra de las grandes medidas tomadas por la dictadura fue la autorizacin de crear universidades privadas sin la necesidad de ser financiados por el Estado. El objetivo de estas medidas est sustentado por la libertad de los individuos, a travs de la cual las personas podan elegir el proyecto educativo que le estimara ms conveniente. Hasta en ese entonces, todas las universidades chilenas estaban financiadas por el Estado, incluidas aquellas pertenecientes a la jerarqua de la Iglesia Catlica (como la Universidad Catlica de Chile y su similar de Valparaso). El escenario de los medios de comunicacin durante el perodo.Tras el golpe de Estado en 1973, el rgimen militar decidi cerrar los medios de comunicacin que apoyaron al gobierno de la Unidad Popular, por el cargo de contravenir a los principios que sustentaba el nuevo gobierno. Diarios como el Clarn, Puro Chile y El Siglo fueron eliminados de los quioscos chilenos, as como los libros y publicaciones impresas que expresaban ideas marxistas fueron incinerados das despus del bombardeo del Palacio de la Moneda. Al otro lado, los rganos de prensa que se opusieron a la Unidad Popular se mantuvieron y la mayora apoy de manera decidida a la dictadura. Uno de los incidentes ms importantes en la dcada de 1970 fue la venta de la revista Ercilla a la familia Cruzat, afn al rgimen militar, y la salida de gran parte de los periodistas, incluido su director Emilio Fillippi. Este suceso fue el origen de una nueva revista opositora a la dictadura llamada Hoy. Los medios de prensa en este perodo estaban conformados por los diarios de la cadena El Mercurio (el diario homnimo, Las ltimas Noticias, La Segunda y algunos peridicos de cabecera en ciertas ciudades chilenas), el diario La Tercera de la Hora y el peridico controlado editorialmente por el rgimen, La Nacin. Todos estos medios eran partidarios de la dictadura militar, tanto en el terreno poltico como el econmico.Entre las revistas editadas en la poca se encontraban los seminarios Ercilla y Qu Pasa, la primera propiedad del grupo Cruzat y la segunda estaba ligada a la Editorial Portada. Adems de las publicaciones opositoras al rgimen, entre las que se encontraban Apsi, Anlisis y Hoy. Esta ltima, afn a la Democracia Cristiana, era una de las revistas ms ledas del pas, debido a su lnea editorial moderada con respecto a otras.La televisin de esta poca estaba administrada por el Estado y las tres principales universidades del pas. El rgimen tena un frreo control de los contenidos ofrecidos por este medio de comunicacin. El canal del Estado, Televisin Nacional de Chile, tena la mayor cobertura poblacional, llegando a tener ms de 120 repetidoras a lo largo del pas. El canal de la Universidad Catlica de Chile (UC) era el canal lder de la televisin chilena, debido a sus lazos con la Iglesia Catlica y a la influencia de esta universidad en las decisiones que tomaba el rgimen. Los canales de la Universidades de Chile y Catlica de Valparaso eran canales universitarios de menor alcance que el de la UC de Chile, llegando a tener una cobertura poblacional ms limitada a la zona central de Chile.La radio era el medio de mayor pluralismo en esta poca. En el espectro radial se podan encontrar desde radios partidarias del rgimen militar como Agricultura y Minera, hasta emisoras que han tenido un rol clave en la oposicin a la dictadura, como Cooperativa, vinculada a la Democracia Cristiana, y la Radio Chilena, vinculada a la Iglesia Catlica.Los antecedentes del diario La Segunda antes de 1981.El origen del diario La Segunda fue de manera accidentada, ya que naci en medio del inters noticioso por saber los entretelones de la cada del primer gobierno de Carlos Ibez del Campo, acontecimiento ocurrido el 26 de julio de 1931. El entonces propietario de la empresa El Mercurio, Agustn Edwards Mc Clure, se dio cuenta que la tirada del entonces vespertino Las ltimas Noticias se haba agotado debido a que el pblico quera enterarse de estos sucesos. El empresario ocurri imprimir una segunda edicin de Las ltimas Noticias con las noticias actualizadas sobre el fin del rgimen ibaista. A medida que avanzaban los das, la empresa decidi continuar con el mismo procedimiento, teniendo gran xito en las ventas y complementando el inters informativo que generaba Las ltimas Noticias en el pblico. La compaa periodstica decidi llamar a la segunda edicin como La Segunda de Las ltimas Noticias.Su primer director fue Byron Gigoux, quien paralelamente ocupaba el mismo cargo en Las ltimas Noticias. Durante los primeros 34 aos, La Segunda comparti la misma sala de redaccin con Las ltimas Noticias, siendo una publicacin complementaria de este ltimo peridico. El diario apareca aproximadamente al atardecer, en tiempos en que la radio estaba comenzando a ganar relevancia en las preferencias comunicacionales de los santiaguinos, adems de evocar las primeras ediciones de El Mercurio de Santiago, que comenz su circulacin como un vespertino.[footnoteRef:13] Durante la direccin de Gigoux, el diario inform las alternativas de la crisis de Europa que gener la Segunda Guerra Mundial y de los inicios de la Guerra Fra, mientras que al mismo tiempo cubra el segundo gobierno de Arturo Alessandri y el surgimiento de los gobiernos radicales, tanto en sus cambios como en sus continuidades. [13: Ral Silva Castro, Prensa y periodismo en Chile (1812-1956), Santiago de Chile, Universidad de Chile, 1958, 355.]

Tras el fallecimiento de Gigoux, en 1958, asumi la direccin de La Segunda Nicols Velasco del Campo, quien en los primeros aos continu con las polticas editoriales de su predecesor, llegando a cubrir las alternativas del terremoto de 1960, la Copa Mundial de Ftbol de 1962 y el asesinato de John Kennedy. A fines de 1965, La Segunda se separ de Las ltimas Noticias, dotando de una sala de redaccin propia y de un nuevo estilo editorial, marcado por las informaciones policiales. Para esto asumi la direccin del diario el periodista Mario Carneyro, quien provena de las filas del diario La Tercera de la Hora, un diario que estaba comenzando a tener xito entre los lectores.A principios de la dcada de 1970, el diario La Segunda no estuvo ajeno a la conflictividad poltica del pas, debido a la polarizacin ideolgica de esos momentos. El peridico adquiri el rol del llamado periodismo de trinchera, en donde sus ataques al gobierno de la Unidad Popular fueron muy frecuentes y aparecieron de manera diaria. Los comentarios que se efectuaban en la publicacin fueron muy severos con los personeros del gobierno e incluan un tratamiento noticioso de carcter sensacionalista, en el mismo estilo que el rgano de prensa del Partido Nacional, Tribuna. Son recordados algunos titulares como Junten rabia chilenos, en referencia a la creciente escasez en el comercio a mediados de 1972, y Renuncie, hgalo por Chile, publicado das antes del golpe de Estado de 1973 y que se aluda a una marcha femenina que exiga la dimisin del Presidente Allende.[footnoteRef:14] [14: Arturo Fontaine y Miguel Gonzlez, Los mil das de Allende, Santiago de Chile, Centro de Estudios Pblicos, 2013, 1356 y 1488]

Tras el golpe de 1973, La Segunda no apareci en los das posteriores, volviendo a circular el 21 de septiembre de ese ao.[footnoteRef:15] Luego de la intervencin militar, el diario sigui adoptando el periodismo de trinchera, solo que en esta ocasin realiz una defensa sin reservas al rgimen militar. El contenido del diario se basaba en un periodismo acrtico a la dictadura, generalmente descalificando a la oposicin al rgimen, acusndolos de ser agentes del comunismo internacional, sin tomar cuenta que muchos adversarios no necesariamente eran entusiastas de los principios de esta doctrina poltica. Los blancos preferidos de esta publicacin fueron el senador norteamericano Edward Kennedy, la prensa de Estados Unidos y la Iglesia Catlica chilena, quienes ayudaron a las vctimas a las violaciones a los Derechos Humanos en esos aos. El punto ms alto de la defensa acrrima del diario al rgimen militar, rozando el respaldo a sus polticas represivas, tuvo relacin con un titular aparecido en julio de 1975 que afirmaba de la siguiente manera: Exterminados como ratones, dando a entender que un grupo de miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fueron asesinados por un ajuste de cuentas interno. Sin embargo, en realidad estos militantes del MIR fueron asesinados por agentes de la polica poltica de la dictadura, la Direccin de Inteligencia Nacional (DINA). [15: El Mercurio del 21.09.1973]

En 1977, Carneyro falleci en el ejercicio de su cargo y fue reemplazado por el abogado y periodista Hermgenes Prez de Arce, quien ejerca el cargo de editorialista del diario El Mercurio en temas de economa y reconocido defensor del rgimen militar. En esos aos, La Segunda mantena un estilo de periodismo parecido al de su predecesor, utilizando la misma defensa a la dictadura militar, a excepcin de la siguiente situacin. En 1978, el diario sufri la censura durante dos das, a travs de la cual la justicia puso cargos por la publicacin de una entrevista al demcrata-cristiano Claudio Orrego Vicua, quien critic al rgimen militar. El cierre del diario fue ampliamente condenado desde el diario El Mercurio hasta la revista opositora Hoy, pese a las reservas que tena esta publicacin hacia el vespertino.[footnoteRef:16] En la gestin de Prez de Arce, el diario cubri las alternativas de la casi guerra entre Chile y Argentina, la mediacin papal y el plebiscito de 1980, donde se aprob la nueva Constitucin chilena. [16: Hoy del 12.07.1978]

Segn un actual editor de La Segunda,[footnoteRef:17] a fines de 1980, la empresa El Mercurio diagnostic que La Segunda no estaba en su mejor momento como diario, ya que el estilo de periodismo que exista en este medio era de carcter sensacionalista y militarista, gran parte de sus lectores era gente mayor y que la publicacin haba acusado recibo del impacto de la cobertura informativa del vespertino en la dcada anterior. Entonces, la empresa decidi designar al abogado Cristin Zegers, quien era subdirector de El Mercurio, como el nuevo director de La Segunda. La misin de este periodista fue reposicionar al diario frente a sus lectores, mejorando la calidad informativa con respecto a la existente, cediendo columnas de opinin a la oposicin al rgimen militar y ampliando temas de inters del pblico. El 23 de Marzo de 1981, el diario La Segunda abri una nueva etapa en su historia, con una nueva presentacin grfica y editorial. El vespertino sigui respaldando a la dictadura militar en trminos econmicos y polticos, pero comenz a ser crtico de la poltica represiva del rgimen y de la situacin de la participacin poltica de los chilenos. Los comentarios que fueron publicados en la edicin especial del diario con motivo de sus 50 aos demostraron que el diario ha cambiado a grandes rasgos con respecto al ao anterior.[footnoteRef:18] [17: Conversacin personal con Cristian Bustos, actual editor de deportes de La Segunda.] [18: La Segunda del 27.07.1981]

A mediados de 1980, el diario La Segunda mantena una posicin de carcter ms militante con el gobierno, de acuerdo a la definicin ofrecida por Carlos Huneeus.[footnoteRef:19] A travs de esta perspectiva, el diario ofreca a sus lectores una visin muy favorable al rgimen militar, sin dar concesiones a las personas que rebatieran sus opiniones, teniendo una visin muy militarista de los acontecimientos y criticando de manera categrica a quienes defendieron los derechos humanos frente a las violaciones que ocurran en ese entonces. [19: Carlos Huneeus, El rgimen de Pinochet, Santiago de Chile, Editorial Sudamericana, 2000., 114.]

La legitimacin poltica del rgimen militar en La Segunda.En la mitad de ese ao, el pas se enter de un decreto que permiti la entrada de un plebiscito que decidira las nuevas bases de la institucionalidad, reflejadas en una nueva Constitucin. Desde un principio, el diario vio en esta nueva aventura como una oportunidad de consolidar el proyecto que ofreca la dictadura frente a la poblacin chilena, en base a la supremaca de las Fuerzas Armadas y de Orden ante la sociedad civil y el resguardo de la economa de libre mercado. A pesar de los cuestionamientos realizados por la oposicin al rgimen militar y el acto eleccionario, el diario mantuvo una postura muy alineada con el gobierno, con la idea que la Constitucin chilena tena el objetivo de crear un nuevo pas que permita la renovacin de los mandos altos de la sociedad chilena, en perjuicio de los polticos que dominaban el espectro poltico hasta 1973, algo que el diario lo consideraba como corrupto y que los militares deban combatir para entregar la democracia del pas a las personas ms aptas para el ejercicio del poder. Uno de los blancos favoritos de La Segunda fue la clase poltica basada en los partidarios de la Unidad Popular y de la Democracia Cristiana, quienes se haban unido con el propsito de generar resistencia al rgimen, sin antes resolver sus problemas programticos. El diario no dudaba de culpar a estos sectores de los males que afectaron a la sociedad chilena antes del golpe de Estado, y que los militares decidieran combatirlos con la generacin de una mano autoritaria que enseara a la sociedad chilena a impulsar lo que ellos estimaban como el buen camino. El diario encarnaba a los viejos polticos como las personas que no realizaron bien su trabajo y su misin frente a la sociedad, dentro de su rol de mediador entre el poder y las personas. Segn las apreciaciones del diario, los polticos eran personas corruptas que buscaban su inters personal antes del general, la ambicin de poder y la venganza por la obra del rgimen militar. Los polticos eran, segn las apreciaciones de La Segunda, personas que no daban la seriedad necesaria para administrar el pas a favor del chileno comn, sino como gente que lo que menos le interesaban era las formas racionales de gestionar el poder. Los militares, en cambio, eran los garantes de la seriedad en el manejo de los problemas ms usuales de los chilenos y han sabido manejar muy bien en los siete aos que estaban en el poder, por lo que una aprobacin de la Constitucin era el mejor camino para el establecimiento de una institucionalidad que aseguraba a los chilenos la posibilidad de orientarlos a una sociedad que no tenga los vicios que provocaron el golpe de 1973. Un editorial de la poca demuestra la oposicin de este vespertino a los sectores polticos opositores al rgimen militar, a propsito de las objeciones al plebiscito realizado por el Grupo de Estudios Constitucionales, formado por democratacristianos y socialistas:Una de las razones del desprestigio del rgimen de gobierno vigente en Chile hasta 1973 fue la extendida conviccin popular, (), de que, (), los polticos rara vez decan la verdad. Todava hoy las encuestas de opinin muestran una opinin mayoritaria opuesta a que ese sector () vuelva a tener acceso a responsabilidades gubernativas.()Tantas y tan gruesas falsificaciones de realidades visibles para todos los chilenos no conducen, precisamente, a borrar la antigua imagen de que los polticos mienten. Al contrario, tal vea sirvan para explicar por qu persiste, al nivel popular, un abrumador rechazo de la perspectiva de su retorno al poder ().[footnoteRef:20] [20: La Segunda de 14.08.1980]

En otros planos del proceso electoral, la publicacin aseveraba que una negativa a la Carta fundamental implicaba el regreso a la normalidad institucional vigente en el pas el 10 de Septiembre de 1973, lo que los editores los vean como el regreso de las viejas prcticas de los viejos polticos, entendiendo como las vicisitudes que existan en la clase poltica antes del golpe. An una reflexin rpida sobre el retorno al marzo del ao 1973 parece sealar, pues, que esa alternativa es la que menos podra garantizar la tranquilidad, la seguridad, la paz y el bienestar para nuestro pas[footnoteRef:21] [21: La Segunda de 26.08.1980]

Uno de los puntos clave que marc el proceso plebiscitario es la negativa de la dictadura a conceder una cadena de televisin al discurso que ofreci el ex Presidente Eduardo Frei Montalva. El diario opin que era legtimo que los militares no le dieran la oportunidad de emitir sus juicios por este medio de comunicacin, ya que era una contravencin a las normas vigentes en la poca, debido al llamado de no votar en este proceso electoral, algo que era considerado por el gobierno como ilegal. El discurso de Frei Montalva era considerado como la oportunidad de la oposicin de hacer valer su opinin frente a las audiencias, quienes no reciban mensajes desfavorables al rgimen. Mientras tanto, en los crculos partidarios del gobierno no vean con buenos ojos el discurso opositor, considerando el gran alcance que tenan ellos en los medios de comunicacin de la poca. El diario pregunt si el rgimen le daba autorizacin a la oposicin de emitir sus juicios plebiscitarios en la televisin se debera emitir mensajes llamando a violar la ley y la institucionalidad vigente, algo que claramente no est contemplado en las palabras emitidas en este medio.En este contexto resulta, por decir a lo menos, sorprendente la peticin del ex Presidente Frei en el sentido de que el propio Gobierno autorice la celebracin de un acto pblico para () llamar al incumplimiento de la legislacin vigente, en el sentido de que no se concurra a votar el da del plebiscito. ().El ex Presidente Frei demanda, (), que, adems, se disponga una cadena nacional de radio y televisin para transmitir el discurso en que incitar a contravenir disposiciones legales.En su misma carta pblica de peticin l ha criticado al Gobierno por ocupar espacio de radio y televisin, promoviendo la votacin afirmativa en el plebiscito, con cargo a fondos pblicos. ().()Todas estas inconsecuencias, tan propias de la reciente tradicin poltica chilena, slo pueden llevarnos a reflexionar sobre la necesidad de que en el pas se registre una profunda renovacin de los hbitos cvicos. ()[footnoteRef:22] [22: La Segunda de 22.08.1980]

Una vez realizado el discurso, el diario critic al pblico que particip en este acto, considerando que gran parte de los asistentes llevaban lienzos alusivos a la Unidad Popular y a la Democracia Cristiana, aduciendo que ellos tenan cierta nostalgia del viejo modelo que no permiti la prosperidad del pas a favor de la corrupcin de la clase poltica antes de 1973. Bajo esta interpretacin, el diario estimaba que la oposicin a la Carta fundamental de 1980 eran mayoritariamente gente de afinidad con la ideologa marxistas y democratacristianos y que gran parte de la sociedad chilena estaba ms bien con el rgimen.() hay buenas razones para pensar que la alternativa en Chile est personificada por los exponentes opositores reunidos en el Teatro Caupolicn. Y vimos que encabezaban ese evento principal y casi exclusivamente polticos y dirigentes marxistas y democratacristianos que tenan altas responsabilidades gubernativas, legislativas, sindicales y polticas en 1973.[footnoteRef:23] [23: La Segunda de 29.08.1980]

Otro gran punto que apunt el diario en su defensa al rgimen militar para el plebiscito fue la atencin al modelo econmico que estaba primando en el pas. La economa chilena haba tenido un gran crecimiento a fines de la dcada de 1970 por los bajos aranceles y la fijacin del precio del dlar a 39 pesos. La Segunda anot variados elogios hacia la poltica econmica que haba llevado adelante el gobierno, aduciendo que el pas estaba alcanzando la mayor oportunidad de prosperidad en mucho tiempo, entendiendo a partir de la dcada de 1930 cuando se aplicaron medidas a favor de una intervencin estatal. Entre los alineamientos que defenda La Segunda estaba la reduccin del aparato estatal, debido a la consideracin como un alto costo que deban pagar los contribuyentes y a la necesidad de generar un Estado que distribuya lo ms eficiente posible los recursos disponibles.[footnoteRef:24] A medida que se avanzaba la campaa plebiscitaria, el diario record a sus lectores cmo el Estado manejaba la economa chilena antes del golpe de septiembre de 1973, comparndola con la situacin vigente. En un editorial, la publicacin analiz las estadsticas econmicas de Chile en el gobierno de Frei Montalva, destacando las bajas cifras de crecimiento de la economa. La Segunda vio en este dato como la oportunidad de acceder al poder por parte de la Unidad Popular y pregunt si los chilenos, apelando a lo que el diario observaba como su confianza al rgimen militar, podran aceptar si los mismos polticos que en el pasado no lograron mejorar las cifras econmicas volvieran al poder para retroceder y detener los avances que se llevaron a cabo en los siete aos de la dictadura. Claramente el diario miraba la situacin chilena comparando con la situacin mundial, que estaba marcada por la recesin debido a factores geopolticos como la Revolucin Iran y la invasin sovitica a Afganistn. [24: La Segunda de 08.08.1980]

Un informe de la CEPAL sobre la economa chilena sealaba, en aquella poca (en la dcada de 1960), que Chile, junto con Per y Hait, haban sido los pases latinoamericanos de menor crecimiento (). Puede decirse, sin exagerar, que la Democracia Cristina desperdici, en su poca, la mejor oportunidad que hasta entonces haba tenido el pas de lograr un definitivo despegue econmico y un alto grado de bienestar social.Adems, dio los pasos polticos necesarios para dejar a Chile bajo un gobierno marxista ().Esa es la hoja de vida de quienes se presentan ahora como alternativas frente al gobierno militar. Este, desde luego, comenz por expulsar del poder al rgimen marxista puesto all por la Democracia Cristiana. Y en siete aos ha llevado al pas al ms alto ritmo de crecimiento de su historia. (). Y los mismos han sido conseguidos pese a una recesin mundial parecida a la de los aos 30 y, adems, reiterada; con el cobre en sus niveles de precio ms bajos; y con enormes alzas del petrleo que debemos importar y soportando presiones econmicas y polticas de las grandes potencias, parte de las cuales es el corte total de la ayuda norteamericana.[footnoteRef:25] [25: La Segunda de 05.09.1980]

El 11 de septiembre se efectu el acto electoral, en medio de la controversia por la legitimidad de la Carta fundamental. Claramente, el rgimen gan este plebiscito, algo que ya se intua en el atardecer de ese da. En medio de los anlisis de este referndum, el diario La Segunda no dud en ningn momento de la legitimidad de la eleccin, calificndola de transparente, ordenada y libre de objeciones que pudiera afectar la legalidad de este proceso eleccionario. El diario vio en la eleccin como un acto de libertad de las personas, en donde stas podan tomar su decisin sin la necesidad de recurrir a presiones externas, considerando el hecho que la poblacin chilena aprob la nueva Constitucin en base al libre intercambio de ideas. Claramente, el diario estimaba que los chilenos estaban conformes con el proceso institucional que se llev a cabo desde el golpe de 1973, como una forma de contrarrestar las pasiones polticas que se observaban en los opositores al rgimen militar y de demostrar que los militares quieren establecer una institucionalidad que permitiera dar muestras de racionalidad con respecto a las demandas de la clase poltica. .() Ayer hemos comprobado directamente que al concurrir a las urnas, los ciudadanos se han identificado e inscrito su nombre, su cdula de identidad y su impresin dgito-pulgar en un registro para sufragar. Hemos visto que cada persona ha podido marcar su preferencia en la privacidad de la cmara secreta y que la expresin de su voluntad no ha podido ser controlada por nadie antes de que la persona depositase su voto en la urna. ().Creemos, por consiguiente, no slo a travs de los cmputos del Gobierno sin la observacin directa y objetiva que el veredicto de ayer correspondiese efectivamente a una expresin mayoritaria de la voluntad de los chilenos. [footnoteRef:26] [26: La Segunda del 12.09.1980]

En editoriales posteriores, el diario analiz las objeciones de la oposicin al acto eleccionario, aduciendo que el proceso fue transparente, ya que se respet la libre decisin de las personas para votar por sus preferencias. El diario fundament su defensa del proceso electoral diciendo que la oposicin fue muy celosa del acto ms que todas las elecciones que se habran realizado con anterioridad. El medio compar el orden que, segn su apreciacin, se manifest en el acto electoral con la eleccin parlamentaria de marzo de 1973, donde la oposicin a la Unidad Popular acus fraude electoral, pero nunca se lleg a comprobar del todo.[footnoteRef:27] La oposicin ya argumentaba que el plebiscito fue viciado debido al escaso acceso a los conteos de los votos, la poca informacin de algunos electores y las restricciones de las autoridades para la difusin de las informaciones pertinentes.[footnoteRef:28] El editorial del 27 de septiembre, el diario defiende categricamente la transparencia del plebiscito de la siguiente manera: [27: La Tercera de la Hora del 19.07.1973] [28: Hoy del 17.09.1980]

Ahora, en 1980, la vigilancia de los opositores sobre la conducta de las mesas receptoras fue ms celosa que en cualquier eleccin ordinaria, durante todo el da 11. Los escrutinios fueron pblicos y sealaron una tendencia que coincidi con los cmputos totales dada por el Gobierno. No hubo grupos de mesas que sealaron tendencias enteramente dismiles de los dems como en 1973. ()Adems por primera vez en Chile se anunci un anticipacin que una computadora procesar los registros electorales tomada el da de la eleccin y que ella pondra de manifiesto cualquier delito de doble votacin, el cual sera castigado severamente con las penas que estableci la ley.[footnoteRef:29] [29: La Segunda del 27.09.1980]

En cuando a la oposicin al rgimen, el diario estim que sus polticos quedaron muy deslegitimados con la realizacin de este acto electoral, ya que se demostr que no tenan mucha representatividad en la poblacin chilena. Quizs, esta percepcin ciudadana que percat el vespertino se not en la lectura de ciertos sectores del electorado de las opiniones expresadas por partidarios de la dictadura, quienes haban expresado que una desaprobacin de la Constitucin implicaba el regreso de los vicios propios del sistema poltico anterior al golpe de 1973 y del surgimiento de una crisis econmica que pudiera afectar la viabilidad del modelo econmico establecido por el rgimen militar. Estas aprensiones no eran compartidas por la oposicin, ya que estimaban que el plebiscito ya estaba amaado de antemano, por lo que la economa no tendra fuertes modificaciones en los prximos aos, adems de considerar que el rgimen organiz el acto electoral para legitimar una Constitucin concebida en los crculos ms cerrados de la dictadura. Adems de lo anterior, el diario reconoce que el resultado del plebiscito permite crear un ambiente de solidaridad entre los chilenos ms all de las diferencias que pudieran existir- por el aislamiento del pas de lo que suceda en ese momento en el mundo, debido a las duras crticas de la comunidad internacional al rgimen militar, en un comentario al impacto de las informaciones cablegrficas de los comentarios expresados por personeros de la oposicin.() la ceguera de los lderes polticos opositores ha conducido a donde inevitablemente tenan que ir a parar: a perder su electorado. Es evidente tras el resultado de ayer, que la inmensa mayora de los simpatizantes de la democracia cristiana chilena no sigui a los que ofician como autoridades de ese partido ().()La expresin de la voluntad popular, permite asimismo, mirar con otros ojos el ambiente externo. El cable nos trae la expresin del pueblo chileno convencido que la mayora del pueblo chileno ha sido violentada por el plebiscito y se opone al Gobierno porque ha acogido internacionalmente la versin opositora. Esta gruesa falsificacin de la realidad nacional servir, como en el pasado, para crear un motivo adicional de unidad interna y de respaldo a las autoridades ().[footnoteRef:30] [30: La Segunda del 12.09.1980]

Ya en el mes de marzo de 1981, cuando el rgimen militar reinaugur el Palacio de la Moneda tras su remodelacin por el bombardeo de 1973, el diario dispuso sus expectativas acerca de lo que vena por delante, destacando que en el pas lleg una nueva etapa en el desarrollo poltico, viendo las posibilidades que tiene la institucionalizacin de la dictadura en el futuro de Chile. El diario resalta que la nueva Constitucin no solamente viene a renovar las normas que hay detrs de esta nueva Carta fundamental, sino que tambin quiere dar un nuevo camino que permita orientar al pas a la estabilidad en trminos polticos. Tambin el diario quiere destacar que el consenso que hay entre la clase poltica que la entrada de la Constitucin inaugura una nueva manera de entender las relaciones en el mbito de la poltica, aduciendo que los sectores discrepantes (partidarios y opositores al rgimen militar) tienen en sus manos la oportunidad de validar su opinin a la sociedad, de acuerdo a los juicios que se pueden ofrecer a la Carta Magna. El editorial del 11 de Marzo de 1981 del diario clarifica la trascendencia de este acontecimiento y sus efectos en la poltica nacional:El inicio del perodo presidencial 1981-1989 y de la vigencia de la Constitucin Poltica aprobada en septiembre ltimo, da al da de hoy una trascendencia innegable y que ha sido destacada tanto por los partidarios del actual Gobierno como por sus opositores. Porque no es slo el contenido de las nuevas normas lo que reviste importancia para el futuro del pas, sino tambin el hecho mismo de que se encuentre a una etapa distinta regida por un cuerpo legal coherente que abarca toda la estructura fundamental de Repblica[footnoteRef:31] [31: La Segunda del 11.03.1981]

El da siguiente de la puesta en marcha de la Constitucin, el diario resalt las llamadas ideas directrices que existen detrs de esta nueva carta fundamental. El diario afirm que la economa chilena debe cumplir un rol clave para sustentar la estabilidad del pas, respetando los alineamientos que ha permitido generar un crecimiento econmico en Chile, que eran elementalmente la libertad de precios y de eleccin de bienes y servicios por parte de los consumidores, adems de la defensa de la libre competencia entre las empresas. La Segunda estima que con estas medidas, el pas puede dar un paso adelante hacia el pleno desarrollo, por lo que sus beneficios podan ser accesibles para toda la poblacin, que podran acceder a los bienes y servicios que ofrece el mercado. El peridico afirm que la nueva institucionalidad ofrece al pas la posibilidad de ser un pas desarrollado, si se aprovechan las oportunidades que ofrece el territorio chileno, basndose en las amplias riquezas naturales y las potencialidades que ofrece la poblacin, sin dejar de lado segn las apreciaciones del diario- los elementos claves de justicia social. El diario crea que si el pas llegara a consolidar el crecimiento de su economa, se podran dar grandes giros en el plano de la poltica, garantizando que el retorno de la democracia ser visible ante la sociedad, para complementar la estabilidad econmica que ofrece el crecimiento econmico, bajo los alineamientos de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional.Las ideas directrices fundamentalmente son las de fundamentalmente garantizar en forma real y progresiva la libertad econmica social, mantener el alto ritmo de crecimiento de nuestra economa, cuidando la estabilidad de los precios, propender a una efectiva desconcentracin de la economa, aprovechando nuestra variedad geogrfica y de lograr un desarrollo social concordante con el desarrollo econmico, todo ello tendiente a eliminar las desigualdades extremas y contribuir al logro de una efectiva seguridad nacional[footnoteRef:32] [32: La Segunda del 12.03.1981]

Una vez ya rediseado, el diario La Segunda coment en su editorial fechado el 3 de Abril de 1981 que gran parte del arco opositor a la dictadura estaba consciente que la estrategia que us este sector en el plebiscito de 1980 no funcion como ellos habran querido, y que la Constitucin ya era un hecho irreversible, por lo que deban tomar nuevas medidas para enfrentar los ocho aos propuestos para el funcionamiento del gobierno militar encarnados en la figura del general Pinochet. La realidad poltica y social que exista en la poca y las percepciones acerca de la situacin del pas gener a gran parte de la oposicin una mirada ms reposada y ajustada de lo que estaba pasando, asumiendo la presencia de la Constitucin en las normas generales de la sociedad, sin dejar de cuestionarla por las maneras en que se legitim este texto ante la sociedad chilena. Bajo estos alineamientos, la oposicin al rgimen militar ha decidido procurar una mayor moderacin en el debate pblico, pero sin descuidar las crticas por las violaciones a los derechos humanos. El editorial de 1981 es ms bien un aviso del punto de partida de la oposicin poltica al rgimen para defender la idea de un retorno a la democracia. Pese a lo anterior, el diario resalt que el Partido Comunista (PC) se rest de la discusin que se estaba efectuando en la oposicin, ya que ellos revindicaban otras vas para terminar con el rgimen militar, sin descartar la va armada. La publicacin afirm que la posicin del PC era discrepante con lo que ofreca la mayora de la oposicin, debido a que esta ltima- segn las apreciaciones del vespertino- estaba en lnea con lo que las personas comunes pensaban y queran para la sociedad.Tanto las declaraciones formuladas a este diario por periodistas de izquierda que han analizado el tema, como el espacio que la prensa () le est dando a la actual etapa poltica chilena, revelan que los distintos sectores de la oposicin se encuentran en pleno proceso de revisin de su estrategia y que algunos cambios resultan significativos.Hace ya muchos aos () que la vida poltica de nuestro pas sirve de mesa de experimentos a ideologas muy diversas, y quiz por ello tratan de presionar sobre nuestra libertad.El Partido Comunista sostuvo siempre un rechazo oficial al extremismo mirista (). Pero () Radio Mosc ha entrado de lleno a confesar la opcin comunista por la violencia como tctica, en estrecha unin con la extrema izquierda.()En ese modo, el reconocimiento comunista de su opcin por la va violenta puede servir como elemento clarificador. (...) Otros, en cambio, avanzar hacia una autoridad ms pragmtica frente a las nuevas condiciones en que el pas desarrolla y buscan formas tambin remozadas para expresar sus juicios en asuntos de inters general.[footnoteRef:33] [33: La Segunda del 03.04.1981]

La postura acerca de la poltica econmica del rgimen militar.El diario La Segunda ha defendido en este perodo a las polticas econmicas que llevaban a cabo por la dictadura militar. Gran parte de las ideas que se procedieron en los crculos de poder del rgimen provenan de la base neoliberal surgida a partir de las teoras de la Universidad de Chicago, especficamente con aquellas que pertenecan al estadounidense Milton Friedman y que fueron difundidas en el pas, en gran parte, por egresados de economa de la Universidad Catlica de Chile. Claramente, los alineamientos econmicos iban de la creencia que la economa debe ser lo ms libre posible para estimular la estabilidad econmica en el pas, por lo que se tenan que eliminar las barreras de entrada que obstaculizaban el crecimiento de la economa, como la resistencia de los sindicatos y partidos polticos que demostrasen la menor de la oposicin a las medidas econmicas del gobiernos de turno. Adems, el proyecto neoliberal consideraba la posibilidad de eliminar la fijacin de precios y de los aranceles de importacin, con el propsito de promover la libre competencia entre los agentes econmicos.La iniciativa del ministro de Trabajo y Previsin Social, Jos Piera, de reformar el sistema previsional chileno, desde un modelo de reparto de administracin fiscal hacia un patrn de capitalizacin individual de iniciativa privada, ha sido calificado por el diario como un acontecimiento trascendental en la historia social del pas, ya que es un suceso indito que el Estado, quien tradicionalmente administraba el sistema de pensiones, haya tomado la decisin de dar la oportunidad a la empresa privada de gestionar las pensiones de millones de chilenos. A partir del mensaje ministerial, el vespertino puso sus expectativas en la posibilidad que tendran los chilenos de manejar sus propios dineros, sin la necesidad de intermediacin por parte de entes fiscales. La premisa de este nuevo sistema es que el dinero que la persona ha reunido a lo largo de su vida laboral sea administrado por su propia iniciativa, ya que sus pensiones fueron frutos de su esfuerzo individual, que es la esencia del modelo econmico que estaba comenzando a regir en el pas. Adems, el diario asegur que esta reforma ser muy trascendental para el proyecto econmico del rgimen militar, debido que fue concebido para ser uno de los principales legados que quieren dejar los militares hacia la sociedad y su futuro. El anuncio hecho anoche por el Ministro () Jos Piera Echeique, exponiendo los aspectos sustantivos de la Reforma del Sistema de Pensiones constituye, a nuestro juicio, un acontecimiento de proyeccin excepcional en la historia social de nuestro pas y un logro que no slo la actual generacin de trabajadores chilenos, sino muy en especial los futuros, no vacilarn en sealar como una de las realizaciones cumbre del gobierno que preside el General Augusto Pinochet.Tenemos un concepto claro de la convivencia de esta iniciativa, (), a quienes este gobierno (), les est estregando la posibilidad de optar libremente entre el sistema actual () y el nuevo que encierra espectaculares potencialidades de progreso en el orden individual y colectivo de los chilenos.Hay tres grandes rasgos en esta iniciativa social que queremos destacar: el sello de justicia, el de libertad individual y el de igualdad que imprime a la seguridad social.()Esta profunda reforma () sobre pasar en el futuro incluso a muchas expectativas econmicas optimistas que se cifran en ella. As lo promete el buen uso que los chilenos hemos demostrado saber hacer, en estos aos, de las libertades reales que nos ha ido brindando este gobierno y la perspectiva de que enormes recursos pasen a ser administrados con criterios de eficiencia, que sus dueos, los trabajadores, van a ser celosos en cautelar.[footnoteRef:34] [34: La Segunda del 07.11.1980]

En el mes de mayo de 1981, otra gran reforma editorializada por el diario fue la reforma previsional de la salud, en donde la empresa privada es autorizada para participar en el negocio de la salud, promoviendo, segn las apreciaciones gubernamentales, la libre eleccin de las personas del sistema mdico que ms estime conveniente. El diario considera esta serie de cambios como una nueva etapa en el camino de las reformas previsionales, en donde se estaba comenzando a consolidar el sistema de pensiones, modificada hace unos meses atrs y que ya en la fecha mencionada ya estaba en marcha. Una de las crticas que recibi el nuevo sistema de las AFP fueron las incongruencias entre la publicidad de estos servicios con los planes que realmente ofrecan a los usuarios. El diario critic las estrategias informativas de las administradoras de pensiones por las expectativas que estaban lejanas de la realidad, considerando el bombardeo publicitario que estas instituciones colocaron en los medios de comunicacin, llegando a recurrir a reconocidas personas de la televisin y del ftbol para sus promociones. Para el vespertino, las instituciones previsionales de la salud no deban cometer los mismos errores de las AFP, ya que se poda lesionar la confianza de los futuros usuarios en nuevos proyectos que profundicen la entrada de la empresa privada a ciertos aspectos de la seguridad social. Hasta ahora, el mayor vuelco logrado en el difcil campo de la modernizacin previsional se refera especficamente al rgimen de pensiones (). Sin embargo, todo lo vinculado con la proteccin de la salud configura otra vertiente importante de un sistema de previsin orgnico y completo.()Sin perjuicio de destacar en todo lo que vale esta reforma de profundo alcance social, parece oportuno pedir desde luego que se la apoye con una adecuada labor informativa. La experiencia de lo ocurrido con las administradoras de pensiones debe ser aprovechada en esta etapa del proceso. ()En el caso de los servicios de salud se trata de mecanismos novedosos que pueden cubrir aspectos bastante variados del problema y respecto a las cuales es fcil prever una nueva campaa publicitaria.[footnoteRef:35] [35: La Segunda del 12.06.1981]

Otros aspectos de la defensa del diario al sistema de libre mercado que estaba comenzando a imperar en el pas fueron la supresin de las barreras de entrada que, segn las opiniones expresadas por La Segunda, eran lesivos al espritu de la libre competencia, pertinentes a la actividad minera y agrcola. El diario estimaba que la legislacin que exista en la poca no estimulaba la entrada de nuevos actores a estos movimientos econmicos, por lo que deba ser modificado para generar las inversiones necesarias para robustecer la economa chilena. En el caso de la actividad minera, si bien la Constitucin ha reforzado el concepto de la propiedad privada, en el rea no estaba muy claro el destino de las concesiones de las minas, por lo que el diario observaba esta situacin como una depresin de la actividad por la ausencia de este estmulo. Para el vespertino, la empresa privada tena que estar presente en este sector, considerando la probable rentabilidad que poda tener, pensando en complementar la actividad realizada por el Estado. La entrada del capital privado en la actividad minera poda estimular tambin a la inversin extranjera, suponiendo los avances tecnolgicos que ofrece el mundo desarrollado. El editorial del 31 de Octubre expresa el punto de vista del diario del panorama minero:En cualquier actividad productora la incertidumbre sobre el derecho de propiedad del empresario es el peor de los riesgos. () Y la mejor manera de deprimir una actividad es creando riesgos en torno a su ejercicio.()Desde luego, no hay tal propiedad privada minera, sino una mera concesin, a la cual puede ponrsele trmino en cualquier momento. En seguida, si hubiera claridad en el rgimen de expropiacin se podra, por ltimo, minimizar la incertidumbre. Pero el texto constitucional no arroja luz al respecto ().No podemos pronunciarnos sobre las razones tenidas en vista para hacer una excepcin en el caso de la minera. (). Pero mientras no sean explicadas, la actual legislacin debiera ser mirada como un triunfo del estatismo, que est debilitando la propiedad privada en un sector vital para el desarrollo de nuestro pas.[footnoteRef:36] [36: La Segunda del 31.10.1980]

En cuando a la actividad agrcola, el diario destac la nueva delimitacin de los predios como una forma de distribuir los recursos de manera eficiente. Los predios agrcolas, bajo las opiniones de La Segunda, no estaban bien distribuidos de acuerdo a sus reales potencialidades econmicas, por lo que su reordenamiento era una forma de repartir de la manera ms racional y eficiente los recursos que ofreca la agricultura. Considerando que la agricultura ha estado expuesta a diversas reformas econmicas como la agraria de las dcadas de 1960 y 1970-, los administradores de la poltica econmica pensaron que estos cambios tuvieron serias consecuencias en los ingresos de los propietarios, por lo que una solucin a este problema fue la divisin de los predios, con el fin de mejorar la produccin agrcola y contribuir al crecimiento de la economa.Consideramos que () el ms digno de destacar es la medida () de autorizar la libre divisin de los predios rsticos.()Esta situacin es mucho ms racional y eficiente, porque permite que el recurso tierra se asigne de una manera correcta y, por consiguiente, tenga un rendimiento econmico ptimo. Hay explotaciones intensivas que hacen recomendable existencias de propiedades pequeas, trabajadas por elementos especializados. ().Como parte de los saludables vientos de libertad que el actual gobierno ha sabido ir creando dentro de la enrarecida atmsfera de la agricultura nacional, esta medida ser eficaz para reforzar el papel de esta rama de la produccin en el despegue econmico chileno.[footnoteRef:37] [37: La Segunda del 05.12.1980]

Las reformas educaciones del rgimen militar en la mirada de La Segunda.En esta parte del trabajo se tratarn los asuntos relacionados con las universidades. Una gran reforma educacional que gener (y an genera) polmica es la entrada de un sistema de crdito universitario para financiar los estudios universitarios de estudiantes de bajos recursos. Para el diario, este nuevo sistema es la puerta de entrada para el mundo universitario a las personas de bajos ingresos, debido al inters del Estado de estimular la mayor presencia posible de alumnos que asistan a la universidad por sus intereses de conocimiento y de trabajo ms all de las barreras de entrada existentes, promoviendo la excelencia acadmica. El crdito universitario fue considerado como un costo social por parte del Estado para financiar los proyectos de investigacin de las casas de estudios, ya que sin estos recursos, las universidades no podran ejecutarlos.Creemos que el nuevo sistema combina adecuadamente el concepto de que al Estado le interesa impulsar la enseanza superior () con el estmulo a la excelencia universitaria (aporte en proporcin a mejores alumnos) y con la apertura de este nivel educacional a los ms pobres (crditos fiscales universitarios)[footnoteRef:38] [38: La Segunda del 20.01.1981 ]

La apertura de nuevos planteles fue bien recibido por el vespertino, debido al traslado del espritu de la libre competencia en el plano de la educacin superior, que mejorara la calidad de la educacin impartida en ese entonces. Sin embargo, el diario no vio de manera optimista el desarrollo de las primeras casas de estudio sin aportes estatales, ya que stas recurran a carreras que requeran una menor inversin, tales como Derecho, Ingeniera Comercial y Psicologa. Este medio estimaba que las nuevas universidades deban preocuparse de las disciplinas cientficas y humanistas, ya que el pas necesitaba ampliar las bases de investigaciones ms all de las universidades tradicionales. Si no ocurran estas situaciones, los cambios en la educacin superior no tendran el ms mnimo sentido.No es difcil prever que la mayor parte de los nuevos intentos acadmicos se orientaran a especialidades que requieren la menor inversin () Si la tendencia se mantiene sin variaciones habr predominado el camino fcil y probablemente se producira una brecha de calidad en relacin a los centros superiores que hemos conocido en Chile. ()[footnoteRef:39] [39: La Segunda del 30.03.1981]

Conclusiones.Las posturas editoriales de La Segunda se basaron en la defensa del rgimen militar en las dimensiones polticas, econmicas y sociales en medio de su proceso de institucionalizacin. Sin embargo, con el rediseo de este medio de informacin, se han variado algunos puntos especficos en estos campos, sin modificar de manera drstica las posiciones que ha tenido con anterioridad.En el terreno poltico, el diario defendi los planes de institucionalizacin de la dictadura, tratando de demostrar a sus lectores que el plebiscito que permiti la aprobacin de la nueva carta fundamental fue un proceso muy transparente y que se respet las decisiones de los electores. El diario neg de manera categrica que este acto electoral se haya realizado con alguna metodologa de fraude, argumentando que los chilenos estaban muy informados de las opciones a travs de los medios de comunicacin. En 1980, el diario no tena una buena apreciacin acerca de los grupos opositores al rgimen, pero cuando el general Pinochet se instal en La Moneda, el diario tom conciencia del rol poltico que deban tomar los adversarios de la dictadura, tomando en cuenta sus opiniones de una manera ms reposada que en los meses anteriores, considerando que gran parte de este arco poltico apoyaba una va pacfica para resolver los problemas polticos de la poca.El plano econmico fue el que menos vari en las expresiones editoriales de La Segunda, en donde se bas en la defensa de los valores del liberalismo econmico, que volvi a tener influencia en las altas esferas del poder luego de dcadas de intervencin estatal. El diario vio en el fin de los controles propios del estatismo como un triunfo de la sociedad chilena ante el dominio del intervencionismo fiscal, pero reconoca que todava quedaban algunos obstculos para la obtencin de la plena libertad econmica, tal como la observaba el diario en el caso de la agricultura y de la minera. La puesta en marcha de la entrada de la iniciativa privada en el rea de la seguridad social y de la salud fue recibida que manera optimista por el diario, complementando lo que este medio vena argumentando anteriormente, sin estar exento de crticas por las estrategias publicitarias de las AFPs e Isapres, en donde el diario vio en la necesidad de transparentar las informaciones que estas instituciones proporcionaban a sus potenciales usuarios.Los cambios en la educacin superior fueron observados por el diario como una modernizacin necesaria, considerando las falencias que tena el sistema en la poca. La medida del ofrecimiento de crditos por parte del Estado fue analizada como un paso muy importante para generar diversidad social en el alumnado de las universidades pblicas, ya que el diario estimaba que estas casas de estudio entraban solamente estudiantes de ingresos altos y medios. La creacin de nuevas universidades fue observada por La Segunda como la va educacional para promover las libertades y los valores de la competencia, muy presentes en los alineamientos liberales de la economa, pero el diario percat que muchas de los nuevos planteles universitarios no tenan inters en desarrollar algn campo cientfico-humanista para priorizar las carreras de baja inversin.El diario La Segunda ha promovido la defensa al rgimen militar en muchas de sus dimensiones, principalmente en el terreno de la poltica y de la economa. La etapa que corresponde a esta investigacin (entre agosto de 1980 y junio de 1981) fue considerada como un punto de inflexin entre un momento de estabilidad del rgimen (con una economa en pleno crecimiento que neutralizaba ciertos atisbos de resistencia) y una crisis que no solamente afect a la economa nacional, sino tambin cambi las miradas que existan acerca del rgimen militar acerca de una prosperidad que se crea permanente. La institucionalizacin de la dictadura militar fue un proceso en que se reordenaron las reglas de juego existentes acerca de cmo se deben entender las instituciones, pero tambin fue una etapa en que muchas interrogantes acerca de la efectividad de las medidas polticas y econmicas se convirtieron en realidades que no se podan eludir. En esta etapa, el diario ha comenzado a generar algunos cambios editoriales con respecto a la vigente a principios de 1981, pero con la percepcin de estabilidad que an reinaba en el pas (impulsado por los medios de comunicacin afines al rgimen) no se ha podido notar en una mirada ms general, pero s en unas ms especficas, como es el caso del tratamiento reposado a ciertos temas de mayor sensibilidad para la poca. Quizs, los cambios ms notorios pudieron ser observados a medida que la tensin poltica, surgida de la crisis econmica de 1982, aumentaba, pero en el perodo que cubre esta investigacin solamente es posible en temas de mayor especificidad.

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