Lourdes es una fuente de gracias para el mundo entero.Nuestra foto: En la Gruta, la fuente sacada a la luz por Bernardita Soubirous bajo las indicaciones de la Virgen María, durante la novena aparición.

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#13

EL DIARIO DE LAS GRACIAS

Lourdes

Vivo en Mesina (Italia) y tengo 41 años, soy profesora en un instituto de la provincia de Catania. Tengo una

gran devoción por la Virgen de Lourdes. De hecho, ya he estado en Lourdes dos veces de peregrinación (la prime-ra en 2008 y la segunda en 2012). He recibido una gra-cia de curación física extraordinaria. Comencé a sufrir, en 2015, de un dolor en el codo izquierdo, que no cesó durante meses. Me prescribieron un parche y una infiltra-ción de cortisona, pero no sentí ningún alivio. El 9 de fe-brero de 2016 precisamente (durante la novena a Nues-tra Señora de Lourdes), me hicieron una radiografía cuyo diagnóstico era inquietante. Mi primer pensamiento fue para la Virgen de Lourdes, a quien me confié en seguida. El cirujano ortopédico me recomendó un TAC, que tuvo lugar el 23 de febrero siguiente. Durante la no-che que precedió ese examen, soñé que una persona,

que no podía identificar, aplicaba agua de Lourdes en mi brazo enfermo. Qué alegría al día siguiente, cuando el radiólogo me dijo que mi hueso estaba limpio, sin ningún signo de osteólisis (que habría significado la presencia de un tumor). Luego, el comentario de mi médico, que me dijo que era milagroso, porque la osteólisis era clara y evidente en el momento del primer examen. Lo mismo el ortopedista que me seguía, también se asombró al no ver lo que había comprobado antes. Este acontecimiento aportó una bocanada de energía espiritual a mi vida para seguir adelante. Hoy, estoy más que convencida, porque lo sentí en mi cuerpo, porque los milagros exis-ten y precisamente se producen en las situaciones más desesperadas. Ahora, estoy convencida de ello: ¡todo es posible para Dios!

Angela (Italia)

Después de haber soñado que la echaban agua de Lourdes en el brazo...

Además de las curaciones físicas inexplicadas atribuidas a Nuestra Señora de Lourdes, reconocidas oficialmente como milagrosas por los obispos de las diócesis donde residen las personas curadas (69 hasta hoy), son muchos los testimonios de gracias recibidas en Lourdes que llegan hasta nosotros. Les dedicamos las siguientes páginas.

Agosto2017

Cuando mi marido fue condenado en Israel como preso político, fui a la Gru-ta de la leche en Belén. Allí hice la promesa de que si mi marido no recibía una condena larga de encarce-lamiento y que su conde-na se encontraba llena de misericordia y gracia, en-tonces, para su liberación, yo iría a Lourdes con él y mi familia para dar gra-cias a la Virgen María. Para poder realizar mi promesa y hacer la peregrinación, te-nía que ahorrar la cantidad

necesaria. Lo que hice día a día desde su encarcela-miento. Recibió una pena de tres años. Un año después de su liberación nació una niña a la que pusimos Lour-dina en honor a la Virgen de Lourdes. Yo seguía aho-rrando. Al final cumplí mi promesa en 1995: vinimos a Lourdes en familia. Tuvi-mos otra gracia: la de poder bautizar a nuestra Lourdina en la iglesia parroquial de la ciudad mariana. Esta es mi historia con el cielo, la Gru-ta, la misericordia y la gracia.

La gracia es alegría, la gracia es paz, la gracia es algo que se recibe sin saber cómo se ha obtenido. A menudo su-frimos en nuestras vidas, pero sabemos que la gra-cia está unida a la historia de Jesús y su nacimiento. Jesús nació en Belén, fue crucificado en Jerusalén, pero también resucitó en Je-rusalén. La gracia es ese mo-mento de resurrección en el sufrimiento. Cuando reza-mos en Lourdes, rezamos por la resurrección, para un nuevo nacimiento que surge

del dolor, del sufrimiento o del abatimiento. Rezamos para encontrar un espacio en nosotros que sea diferen-te del dolor. A veces, cuando sufrimos, no pensamos nada más que en el sufrimiento. En mi vida he entendi-do que la prueba es un camino que nos permite hacer la experiencia de la gracia. Es lo que Lourdes nos ayuda a descubrir y a hacer.

Vera (Palestina)

De Belén a Lourdes:la promesa de una esposa

Cuando tomé la decisión de salir de China para ins-talarme en París con mi hija Juliette, mi suegro no dejó que mi hijo Paul viniera con nosotras. Éste es para él el descendiente de su hijo di-funto, sin pensar que es mi hijo. Tiene todas las espe-ranzas de la familia sobre los hombros y por ello tie-ne que quedarse en China, lejos de su madre y de su hermana. ¡Soy la más des-graciada de las madres! Más tarde, de camino hacia Es-paña, hago una parada en Lourdes. He oído hablar

mucho de ese lugar, ya que en China, cuando evoca-mos Francia, pensamos en primer lugar en París... y ¡en Lourdes! Soy budista fer-viente y me alegra descu-brir un lugar tan amado por los cristianos. En el Santuario voy hacia la Virgen Coronada, rodeada de flores ofrecidas por los peregrinos. De repente me conmueve la mirada de María, una mira-da a la vez llena de amor y dolor. Me echo a llorar y me arrodillo delante de ella. No conozco ninguna oración cristiana, la hablo con sen-

cillez como si se encontrara a mi lado, viva, delante de mí. La hablo como cuando lo hago con Buda. La suplico que permita que mi hijo Paul venga conmigo a Francia. Voy hacia la Gruta. Sien-to un perfume. Veo a mu-chos niños enfermos. Rezo de todo corazón por ellos y sus familias. Me doy cuenta de que el olor se ha intensi-ficado: el olor de madera de sándalo, como en los tem-plos budistas o cuando se rezan las oraciones en casa... ¡en China! En ese instante me dije que la Virgen me

enviaba un signo... De vuelta a París, una carta de mi sue-gro me anuncia la próxima llegada de Paul a Francia. Es el «milagro». Mi mayor deseo ha sido entendido...Desde ese día, mis recitales de piano para causas be-néficas y obras humanita-rias empiezan siempre con el Ave María. Es mi manera de confiar a María todos los seres que sufren y darle las gracias.

Chow Ching Lie (Francia)

«En ese instante me dije que la Virgen me enviaba un signo...»

Todo queda por hacer al volver a casa El peregrino que viene a Lourdes, ¿por qué viene? ¿Qué angustia escondida lo ha puesto en marcha?, ¿qué busca? ¿No es a menudo una felicidad muy humana: el alivio de una pena, implorar una gracia? Pero Dios lo espera, allí en el corazón de su vida, para decirle su nombre y mostrarle su cara, llevando allí su luz y prometiéndole su amor. Como decía Paul Claudel una tarde de 1886 al asistir a las vísperas de Navidad, detrás de una columna de Nuestra Señora, desde entonces “todo es diferente”. Todo queda por hacer al volver a casa, pero todo es diferente, ya que en adelante, el peregrino de Lourdes sabe que Dios está trabajando en su vida y que su historia es una historia santa, la historia misma de la salvación. Michel de Roton, antiguo rector del Santuario, llamado a la casa del Padre el pasado 3 de junio.

Las gracias que recibimos tienen que desplegarse en nuestra vida diaria.

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Mi mamá venía todos los años a Lourdes para agradecer a la Virgen María todas las gracias recibidas. Fue curada de una sepsis fulgurante pro-vocada por una infección mal curada en un pie. Esto fue a finales de la guerra de 1939-1945 y no había curación para su enferme-dad que tan solo la dejaba una esperanza de vida de treinta días. Estaba hospita-lizada cuando una señora pequeña pasó a verla y la dio una estampa de Nuestra Señora de Lourdes dicién-dola: « Veo que sufre. ¡Rece! Rece a Nuestra Señora de Lourdes e intercederá para que se cure ». Después de esta visita mi madre sin-tió la necesidad de ir a la Gruta. Enseguida pide a mi padre que hable con el médico para que la deje ir a Lourdes. La petición es re-chazada dos veces. Cuando el sacerdote de nuestra par-roquia va a verla, le confía

su deseo. Éste le dice: « Voy a ver cómo puedo ayudarla, no tengo muchas esperan-zas, ya que el tren de la peregrinación para Lourdes ya está completo y estamos a tan solo 3 o 4 días del viaje. » Mi madre se puso a rezar, convencida de que la Virgen la iba a ayudar. El médico permanecía inflexible. La víspera de la salida, el sacerdote lleva el billete para la única pla-za que quedaba. En ese momento, el médico cede y firma el permiso de salida liberándose de toda res-ponsabilidad. Mi madre sale para Lourdes. Nada más llegar va a saludar a Nuestra Señora. El tercer día insiste para que la bañen en las piscinas. Durante el baño, siente un calor inmenso de los pies a la cabeza. Nada más salir del agua, se libera de la ayuda de las hospitalarias y sale por sí misma de la bañera y comenzando a correr por

el pasillo gritando: «¡Estoy curada, estoy curada!».Las señoras le aconsejan que se siente y que alguien la acompañe al Centro de enfermos. Pero ella va a dar las gracias a la Virgen. Por la tarde se va a hacer el Vía Crucis de la montaña. Cada vez que me cuenta la historia, llora mucho, ya que sigue emocionándola considerablemente. Desde ese día va todos los años a Lourdes para dar las gracias a “la mamá del cielo”. Cuando ya no ha podido ir, ha ofrecido su viaje a una persona enferma que no podía costeárselo. Por humildad no ha de-seado nunca manifestarse, pero cuando alguien pone en tela de juicio su cura-ción, ella responde que le es igual. Tan solo sabe una cosa: cuando llegó a Lourdes estaba moribunda y regresó curada.

Benito (Italia)

Llegó moribunda, regresó curada

Director de la publicación: Guillaume de Vulpian • Director de la redacción: Mathias Terrier y P. André Cabes • Número realizado por: Martine Korpal, Joël Luzenko, Laurent Jarneau y los capellanes de Lourdes • Servicio Foto: Marie Cailleaux con Pierre Vincent • Infografía y maquetación: Freddy Mengelle • Distribución: Christian Sassus • Traducción: Chelo Feral • Con la participación de: Benjamin Foussier, David Torchala • Impresión: Graphic System - 64600 Anglet • Lourdes News – 1 av. Mgr Théas 65108 Lourdes cedex • Para la corres-pondencia: Service communication – Tfno.: 00 33 (0)5 62 42 78 01 – E-mail: communication@lourdes-france.com • ISSN: 2273-4783 • Depósito legal: A parution •

Si ha recibido una gracia vinculada con Lourdes, escriba su testimonio enviándolo a: Lourdes, el diario de las gracias 1, avenue Mgr Théas – 65108 Lourdes Cedex o en

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Fulminado por la graciaMe gustaría hablar de mi hijo que se convirtió al budismo e intentó conver-tirme. Discutíamos todo el tiempo cuando hablaba de la reencarnación. Un día vino a Lourdes por casualidad y asistió a una peregrinación de la renovación ca-rismática. Durante una catequesis tomó de repente lo que se decía como si estaba dirigido a él. Le atañen tanto esas palabras que dice a los que le acompañan: “No sé lo que me pasa, vuelvo a encontrar mi fe de la infancia, me quedo con vosotros.” Así, de repente, volvió a encontrar la fe católica de su infancia. Recibió la unción del Espíritu Santo, que fue como la conversión de san Pablo. Su vida ha cam-biado por completo. Yo, como padre, he recibido la gracia de vivir la parábola del hijo pródigo: he visto a mi hijo volver a la vida, de verdad. He estado en otros lugares donde la Virgen se ha aparecido; pero, de verdad, en ninguno he sentido esta fuerza que se siente en Lourdes. Las celebraciones y oraciones no son sola-mente emocionantes sino que también son muy íntimas. En Lourdes se siente la presencia de la Virgen María que desea conducirnos hacia su Hijo.

Lucien (Francia)