El Diálogo Pastoral

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8/18/2019 El Diálogo Pastoral

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CAMINANDO HACIA LA ASAMBLEA

EL DIALOGO

 E  L  DIALOGO: ¿U  NA  ACTIVIDAD OPCIONAL O UN   MODO  DE  VIVIR?

La experiencia de estos años confirma sobradamente que “el diálogo es elnuevo nombre de la caridad”, especialmente de la caridad eclesial.

Juan Pablo II, Vita Consecrata 74,

l diálogo no es s!lo un intercambio de ideas. n cierto modo es siempre un “intercambio de dones”.Juan Pablo II, Ut unum sint , "#$

l diálogo% &una actividad opcional o un modo de vivir'... n tiempos pasados, el diálogo se consideraba con frecuenciauna actividad opcional para unos pocos expertos que discut(an sobre cuestiones de fundamental importancia. )o*, a comien+os delsiglo I, el diálogo -a pasado a ser un modo de vivir. e -ec-o, -emos logrado entender que nuestra capacidad de dialogar sefunda en nuestra naturale+a como personas * en la dignidad que tenemos en cuanto criaturas de ios. l diálogo, en palabras de laenc(clica Ut unum sint  de Juan Pablo II “es paso obligado del camino a recorrer hacia la autorrealización del hombre, tanto delindividuo como tambi/n de cada comunidad humana”. Para decirlo a0n más claramente, o nos comprometemos personalmente aconversar con el “1tro” como un “2o * 30” o nos sentiremos sofocados, encerrados en el limitado universo de nuestra propia

acci!n. 4i no arriesgamos a entrar en diálogo con los demás, nuestras comunidades se volverán áridas, porque de ellas se ale5aránla vida * la energ(a.6omo 6ristianos, pod(amos plantear la pregunta% &estamos llamados a participar en un diálogo o bien en un triálogo'

6omo planteaba el abad lredo * algunos de sus amigos mon5es. Lo que /l dice a prop!sito de la amistad puede aplicarse tambi/nal diálogo% “7qu( estamos, vosotros * *o, * espero que un tercero, 6risto, est/ en medio de nosotros”. ste vigoroso texto del sigloII expresa la esencia de la amistad cristiana% dos personas, con 6risto 5unto a ellas, como v(nculo . Yo creo que esto puedaaplicarse también a una visión cristiana del dilo!o. Cristo es el "undamento, el centro # la "inalidad $ltima de todo dilo!o conlos dems. n nuestro diálogo con los demás, estamos invitados a intentar reconocer el rostro de 6risto en medio de nosotros. Por eso, se pod(a declarar que para un cristiano, parad!5icamente, el dilo!o es de veras aut/ntico cuando se -ace trilo!o.

.DIÁLOGO: SU NATURALEZA Y CARACTERÍSTICAS

&8u/ entendemos por diálogo' timol!gicamente, di%&lo!os, a la letra, significa un intercambio de palabras o de ideas. 4i

di% significa “a trav/s” * lo!os se traduce con “palabra” o “significado”, el diálogo puede entenderse, en un primer nivel, como “unflu5o de significado”. 9na definici!n antigua de lo!os es “recoger 5untos”, * nos lleva a pensar en la relaci!n. 7s( pues, en un primer sentido, el diálogo puede interpretarse como una conversaci!n en la que las personas se ponen en relaci!n. 6uando usamosesta palabra -o*, en c(rculos eclesiásticos, no indicamos s!lo un intercambio de ideas para el conocimiento, sino que abra+amosuna dimensi!n global, existencial, que involucra a una persona o a una comunidad de modo integral :Ut unum sint , "#$.

Pablo ;I en 'cclesiam suam, inquiere el motivo por el que entremos en diálogo * su respuesta es mu* sencilla perotambi/n mu* profunda. ntramos en diálogo porque nuestra experiencia del amor de ios nos anima a -acerlo. )emos sidocreados a imagen * seme5an+a de ios <Padre, )i5o * sp(ritu 4anto= por la comuni!n * el diálogo .  La historia de la salvaci!!arra "recisa#e!te este lar$o % variado di&lo$o '(e !ace de Dios % te)e co! el ho#*re (!a ad#ira*le % #+lti"le co!versaci!, Es (!a co!versaci! de Cristo co! la h(#a!idad %- #edia!te ella- Dios !os "er#ite e!te!der al$o de .l #is#o- del #isterio des( vida- +!ico e! s( ese!cia- tri!itario e! s(s Perso!as, .l !os dice e! s(sta!cia c#o '(iere ser co!ocido- '(e .l es a#or- %co#o '(iere ser ho!rado % servido "or !osotros: el a#or es !(estro #a!da#ie!to s("re#o, El di&lo$o a(t/!tico !o "(edee0istir si! el a#or, E! cierto se!tido- el a#or es- a la ve1- el 2(!da#e!to del di&lo$o % es el di&lo$o #is#o. : 'cclesiam suam ()*

n la misma 'cclesiam suam Pablo ;I sugiere que -a* cuatro caracter(sticas < clave del diálogo : 'cclesiam suam +*.7nte todo, el diálogo debe caracteri+arse por la claridad . >i lengua5e &es comprensible, aceptable, * bien seleccionado cuandoentro en diálogo con los demás' 6abr(a añadir que la claridad implica tambi/n un sentido n(tido de la identidad personal. Por e5emplo, *o vivo con dos estudiantes musulmanes * cuando encontramos para un diálogo sobre la vida, ser(a una falta de servicioante ellos pretender que el -ec-o de vivir mi fe como cristiana cat!lica romana no sea central para lo que *o so*. 7nálogamente,tambi/n ellos son piadosos musulmanes, * para ellos, su fe * sus prácticas religiosas son esenciales para su vida. Justo porquesomos claros respecto a nuestra identidad religiosa personal, podemos afectivamente entrar en diálogo.

La segunda caracter(stica sugerida por Pablo ;I es la #a!sed(#*re -lenitas*. ?o se -abla muc-o -o* de la mansedumbre, pero es una actitud vital para todo diálogo genuino. )e notado a menudo que en las traducciones inglesas de  'cclesiam suam, seusa la palabra humildad  en ve+ de mansedumbre. l modelo de estas dos actitudes es 6risto mismo% “manso -mitis* * -umilde-humilis* de cora+!n” : t  @@,"A$. Los mansos están libres de altive+ * de resentimiento, incluso cuando -an tenido experiencia dein5urias o de reproc-es. La mansedumbre es incompatible con los m/todos violentos de la acci!n :sea f(sica o psicol!gica$, pues-ace apelo a una delicade+a que no quisiera nunca imponer a otro el propio modo de vivir. 6uando vivimos de veras esta

 bienaventuran+a :>t B,C$, aprendemos a no tomarnos demasiado en serio. 6omen+amos a reconocer que la providencia de ios

opera de modo sorprendente en nuestra vida * que de consecuencia se revierte en nuestra actitud en lo concerniente al diálogo.La tercera caracter(stica es la co!2ia!1a  -"iducia*. ?o e trata s!lo de la confian+a en las propias palabras, sino que es

tambi/n un reconocimiento de entrambas partes involucradas en el diálogo. La confian+a nos -abilita a decirnos rec(procamente laverdad con franque+a, pero expresando siempre esta verdad con amor -'" 4,/*. 

La cuarta caracter(stica es la  "r(de!cia  -prudentia*, que nos anima a adaptarnos a quienes están 5unto a nosotros. le5ercicio de esta prudencia en el diálogo es probablemente uno de los desaf(os ma*ores para quienes ente nosotros están

 particularmente involucrados en actividades eclesiales. 9n e5emplo personal podr(a a*udar a explicar el problema que tenemosdelante% recientemente me -e visto implicada en la organi+aci!n de una 5ornada de reflexi!n, aqu( en Doma, sobre el tema del“)ambre en el >undo”. >i fin era encausar un diálogo entre te!logos, organi+aciones gubernamentales * no gubernamentales,diplomáticos * periodistas. 6uando, para pedir su aprobaci!n, present/ mi propuesta a una periodista que representaba a una granred televisiva, dio una o5eada al t(tulo * al programa * luego di5o% “es un bonito programa, Epero no vendrá nadieF usted lograráreunir s!lo un restringido n0mero de o*entes cat!licos. 4i quiere realmente iniciar un diálogo, debe cambiar su lengua5e”.Deflexion/ sobre lo que me -ab(a dic-o * me di cuenta de que la ra+!n era su*a% si *o -ubiera ido adelante con el lengua5e

“eclesiástico” E-abr(a predicado al coroF eseando en cambio entrar en diálogo, necesitaba -ablar con un lengua5e más abierto alos otros, que qui+ás tuvieran una perspectiva diversa de la m(a. 4omet( a revisi!n mi programa * acudieron muc-as personasGqueno -ubieran venido a una manifestaci!n organi+ada por una estructura cat!lica. l diálogo -abr(a resultado empobrecido, de-aberme limitado a un grupo de cristianos todos de la misma idea. s significativo que el Catecismo de la 0!lesia Católica vincule

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la prudencia con el discernimiento :666 @#HB$. 9n discernimiento constante sobre los m/todos de veras importantes, si queremosrealmente entrar en diálogoG

LA PROMOCIÓN DEL DIÁLOGO: PUNTOS PRÁCTICOS.CULTIVAR  LA AMISTAD

9no de los medios para facilitar el diálogo consiste en cultivar una genuina amistad. ?o es posible dialogar con los demássin conocerles. Incluso me atrever(a a afirmar que es dif(cil dialogar con los otros, si no -emos alcan+ado al menos un cierto nivel

de amistad con ellos. 7lgunas personas sienten nostalgia del pasado, cuando era más sencillo cultivar la amistad, cuando los-ombres * mu5eres ten(an más tiempo a disposici!n. 7ñorar los tiempos pasados no es una soluci!n al problema. 6omo observabaJonat-an 4acs, “La me5or cura de la nostalgia es ir al dentista en cualquier precedente /poca -ist!rica”. 4iempre podemosesfor+arnos por encontrar el tiempo para lo que creemos realmente importante. 4i somos serios a prop!sito del diálogo con

 personas de otras culturas, entre mu5eres * -ombres * en el diálogo con los pobres, aprenderemos a llamarnos amigos unos a otros.7un cuando -o* los expertos en medicina no estar(an de acuerdo, qui+ás podr(amos aplicar la opini!n de 7rist!teles de que laamistad necesita tiempo * por eso tendr(amos que poder comer 5untos el proverbial saquito de sal. ?o es preciso tomar el proverbioa la letra, pero la sugerencia de sentarse amigablemente a la mesa es necesaria para promover el diálogo. )a* algo de sacro en la-ospitalidad * en sentarse a la mesa amigablemente, pues -ace desplomarse las barreras * abrirse a la comunicaci!n. ?o sorprendeque los vangelios presenten frecuentemente a Jes0s sentado a la mesa con los demás ni causa maravilla que Jes0s -a*a elegido elcontexto de una cena para darnos el don de s( mismo en la ucarist(a.

ESCUCHAR  CON ATENCIÓN

1tra clave para el diálogo es aprender a escuc-ar. 4e trata, claro, de una escuc-a que requiere o1r las palabras que estndetrs de las palabras, como le gusta decir a un amigo m(o. Lo que las personas tratan de comunicar, frecuentemente está velado.etrás de una palabra desabrida puede estar escondiendo un gesto de amor. 9na palabra de enfado puede disfra+ar la pena * elsufrimiento. 9na palabra t(mida puede ser una invocaci!n de amor * de aceptaci!n. )asta que no aprendamos a escuc-ar “las

 palabras detrás de las palabras”, nuestro diálogo no alcan+ará nunca el nivel de la profundidad que lleva a la transformaci!n ennosotros mismos * en los otros.

llo no es fácil, pues a menudo intentamos *a formular nuestra respuesta mientras el otro está a0n -ablando. 6reo que las primeras l(neas de la Degla de san Kenito son verdaderamente 0tiles para mostrar c!mo -a* que aprender a escuc-ar. n el pr!logo,san Kenito dice% “scuc-a atentamente, -i5o m(o, las instrucciones del maestro, * pr/stales atenci!n con el o(do de tu cora+!n”.7nte todo, -a* una invitaci!n a “escuc-ar atentamente” -obsculta* * en segundo lugar -a* una llamada a escuc-ar al otro con “elo(do de tu cora+!n” -inclina aurem cordis tui*.

PROMOVER  UN AMOR  QUE AHUYENTE EL TEMOR 

9n tercer camino para promover el diálogo consiste en potenciar un amor que a-u*ente el temor. La expresi!n de laKiblia. )o* vemos que el diálogo florece cuando la gente no está parali+ada por el temor. ste no s!lo corroe la vida comunitariasino que sofoca el diálogo. ?o -a* ninguna necesidad de temer. esde los d(as de Pentecost/s la Iglesia -a conocido tensiones. Lacomunidad de Jerusal/n, aun cuando Mten(a un alma * un cora+!nN :)e C,H"$, litig! por la distribuci!n de las a*udas * por lasdiversas interpretaciones sobre la obediencia a la Le*. l misterio de nuestra comuni!n en el sp(ritu, del que la 5erarqu(a es signovisible, no significa la unanimidad sin cesuras. Los debates * las discusiones son la señal de una Iglesia continuamente renovada

 por el sp(ritu. La unanimidad perfecta ser(a s(ntoma de la inmovilidad de la muerte”

VER  AL OTRO EN LA MEJOR  LUZ POSIBLE

La cuarta indicaci!n viene de los 5ercicios spirituales, cuando san Ignacio sugiere c!mo deber(a ser la relaci!n entre elgu(a * el e5ercitante. >e parece que se trata de un buen conse5o, no s!lo en el contexto de los 5ercicios, sino tambi/n para quienes

se comprometen en el diálogo. 7 entrambos se les anima a tratar siempre de atribuir la me5or interpretaci!n posible de las palabrasdel otro, como camino para construir la confian+a. sto es signo de respeto rec(proco * de generosidad que constru*e una relaci!nde diálogo.

Gse -a de presuponer que todo buen cristiano -a de ser más pronto a salvar la proposici!n del pr!5imo, que acondenarla * si no la puede salvar, inquiera c!mo la entiende, * si mal la entiende, corr(5ale con amor * si no

 basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendi/ndola, se salve.

sto no significa que todas las interpretaciones sean buenas del mismo modo, pero nos anima a concedernos unos a otros el beneficio de la duda * a crear una cultura de diálogo * no una cultura de la sospec-a.

TRATARSE UNOS A OTROS CON UN RESPETO EXTRAORDINARIO

l quinto punto consiste en tratarse unos a otros con un respeto extraordinario. La palabra “respeto” viene del lat(n

respicere -respicio* # respectare -respeto*, que significa “mirar atrás” o “mirar de nuevo”. Puede connotar tambi/n%”poner cuidado”, “tener atenci!n”, “tratar con consideraci!n”, “atender a”. >ostrar respeto no implica s!lo -onrar los confines sinencontrarse, significa tambi/n no retirarse o distanciarse de los demás. Despetar a los otros quiere decir demostrarles -onor *

 buscar lo que en ellos -a* de más elevado * me5or. s preciso reconocer que toda persona es un misterio que nunca puede ser  plenamente comprendido. 4i miramos repetidamente al otro, podemos verlo en una lu+ nueva. 6omo apunta Oilliam Isaacs, “en suesencia, el acto del respeto nos invita a considerar a los otros como leg(timos. Podemos incluso no amar lo que ellos -acen o dicen,

 pero no podemos negarles la legitimidad como individuos”. 8ui+ás quepa subra*ar el encuentro de Jes0s con la ad0ltera descritoen  2n #, con su invitaci!n a los circunstantes a mostrar respeto -acia la mu5er. n un ensa*o titulado% “scritura en la arena.Deflexi!n sobre el @@ de septiembre * sus consecuencias, Doan Oilliam, el ?uevo 7r+obispo de 6anterbur*, comentaba de estemodo la expresi!n de 2n #% 

Cuando presentan la acusación 3contra la muer5, 2es$s al principio no replica, pero escribe con el dedo en laarena. 6ué traza en la tierra8 9os comentaristas han "ormulado much1simas hipótesis, pero ha# un si!ni"icadoque me parece obvio a la luz de lo que pienso haber aprendido aquella ma:ana 3el de septiembre5. 2es$stitubea; no traza una l1nea, no "ia una interpretación, no dice a la muer quién es ella # cul deber1a haber sido su suerte. <l concede un momento, un momento prolon!ado en el que las personas tienen tiempo de mirarse a s1 mismos de un modo diverso, usto porque él reh$sa "ormular la sentencia que ellos esperaban. Cuando levantela cabeza, all1 estn untos el uicio # el perdón.

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ste titubeo qui+ás da a los circunstantes la posibilidad de “mirar de nuevo” a s( mismos * a la mu5er.l respeto que nutrimos para los demás, especialmente en la comunidad cristiana, tiene sus ra(ces en el convencimiento de

que 6risto -abita entre nosotros. n los monasterios de 3agaste * de )ipona, san 7gust(n animaba a los mon5es a saludarse unos aotros con las palabras =>eo !ratias?”, porque estaba convencido de que “el encuentro de los seres -umanos moradores en 6ristoQesR una ra+!n conveniente para un go+oso agradecimiento”. 4an 7gust(n considera la comunidad monástica como una familiaespiritual en la que cada persona es considerada templo de ios.

9stedes -abrán o(do probablemente la -istoria del monasterio que -ab(a ca(do en tiempos dif(ciles, pero en este contextomerece la pena contarla de nuevo. n el monasterio -ab(an quedado s!lo cinco mon5es, todos con más de setenta años. l abad

 pidi! conse5o a un rabino que a veces ven(a a visitar una cabaña cercana al monasterio. Las palabras finales del rabino al abad

fueron estas%

“?o tengo ning0n conse5o que daros. La 0nica cosa que puedo deciros es que el >es(as es uno de vosotros”. labad transmiti! las palabras del rabino a los mon5es. >ientras reflexionaban sobre ellas, empe+aron a pensar que a qui/n -abr(aquerido designar el rabino. 4e vieron de golpe ante una grave alternativa% o tomar en serio la legitimidad * la presencia de aquel

 persona5e en medio de ellos, o bien no dar cr/dito a aquellas palabras. 6omen+aron a mirarse uno a otro, preguntándose% &s /l' &1qui+ás /l' &1 tal ve+ *o' Sradualmente empe+aron a tratarse a s( mismos * mutuamente con “extraordinario respeto”, dada la

 posibilidad de que uno de ellos pudiera ser el >es(as. La gente en torno al monasterio intu*! que -ab(a -abido alg0n cambio * poco a poco recomen+! a visitarlo. l monasterio estaba floreciendo de nuevo”.

La motivaci!n para este “respeto extraordinario” no es simplemente porque  pensamos que el >es(as est/ entre nosotros,sino porque 6<l est con nosotros?

MIRAR  A LOS OTROS CON LOS OJOS DE DIOS MISMO: CONTEMPLACIÓN Y DIÁLOGO.

l 0ltimo punto inclu*e una referencia al diálogo en una perspectiva interreligiosa, un e5emplo que alude a la actitudfundamental del diálogo% mirar a los otros con los o5os de ios mismo. ?o es una sorpresa que el diálogo interreligioso -a*aflorecido especialmente entre los mon5es que comparten unos con otros un diálogo sobre la experiencia religiosa. Lacontemplaci!n como m/todo de vida no lleva s!lo a ver a ios, sino tambi/n a ver a los demás como los ve ios. n un testimoniomu* bien conocido por todos nosotros, el martirio de siete trapenses en 7rgelia * el conmovedor testamente de om 6-ristian de6-erg/, -a* una mirada profunda de significado. l testamento lleva el subt(tulo% “6uando se perfila un adi!s”G

34 ta#*i/! t+- el a#i$o de #i #o#e!to 2i!al- '(i1&s i!co!scie!te de lo '(e est&s hacie!do, 56- ta#*i/! a ti di$o este Gracias % este 789Dios- a ti e! '(ie! %o veo el rostro de Cristo3

GLa capacidad de divisar el rostro de ios, la encarnaci!n de ios, en la persona que está cortándote la garganta, es sinduda el fruto de una profunda vida contemplativa vivida en -onda relaci!n con un grupo de -ermanos, con una Iglesia * con toda lafamilia -umana.

4i “el diálogo es el nuevo nombre de la caridad” :;6 TC$, &qu/ ma*or expresi!n de caridad puede -aber que la de dar vuestra vida por los otros' 6uando leo este conmovedor testimonio, me -ace recordar que la meor preparación al dilo!o es unavida de contemplación. sto es lo que nos capacita para ver el rostro de 6risto en el otro * lo que nos lleva a un diálogo sinfronteras.

-'@tra1do de ='l Aeli!ioso Bombre de >ilo!o, >ilo!o en la 0!lesia # con la 0!lesia” >onna rsuto Aoma, a#o () D +, (EE+; 'd. Unione Fuperiori Generali*

SUGERENCIAS PRÁCTICAS PARA DIALOGAR 

  ecisi!n sincera de escuc-ar con atenci!n * serenidad todo lo que el otro me comunica% atender no s!lo el sentido de sus palabras sino tambi/n al calor de sus sentimientos, sintoni+ando con su persona.

 

xpresar con claridad lo que quiero comunicar, en un lengua5e adaptado a los que va dirigido para -acerlo inteligible.  vitar la discusi!n o el afán de ganarle al otro, imponi/ndole mi punto de vista. ?o considerar al otro un contrincante sino un

colaborador * amigo con el cual nos embarcamos a la b0squeda de la verdad. 

>ientras el otro -abla, escuc-arlo con atenci!n para meterme en su situaci!n, sin preocuparme por las respuestas preestablecidas que -abr(a de dar, ni sentirme presionado por tener que dar soluci!n al problema que presenta. ?o interrumpirlosino s!lo cuando es necesario para pedirle una aclaraci!n si algo no se -a comprendido bien.

 

4entirse mu* libre * rela5ado para que las repuestas va*an brotando fluidamente por la fuer+a propia de la verdad * de lacomprensi!n de las circunstancias que se están viviendo. ?o dar conse5os, ni repetir recetas prefabricadas, en f!rmulas estándar.

 

 ?o 5u+gar, ni condenar. ?o escandali+arse por lo que se le comunica. ?o -acer 5uicios morales. 4!lo pretender entender,comprender * a*udar -umildemente con las luces que dispone para que el mismo interlocutor ilumine su problema * saqueconclusiones que lo lleven a tomar sus propias decisiones.

-Hl"onso Ver!ara. Io es bueno que el hombre esté solo*