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El Decimocuarto Rosario

Cuando la amada Madre María dictó los primeros siete misterios del rosario, el octavo y los de los cinco rayos secretos, fue con la tierna esperanza de que los hijos e hijas de Dios en todo el mundo responderían al llamado del Rayo de la Madre y saludarían a la llama de la Vida como la encarnación de la Palabra de la Madre. La Bendita Virgen me dijo que, cuando un número su­ficiente de Guardianes de la Llama recitaran con dili­gencia y devoción estos misterios sagrados, que giran en torno a las vidas de Jesús y María y a las profecías del Antiguo y Nuevo Testamento, entregaría el deci­mocuarto rosario.

Cuando El Morya, el amado Maestro de Darjee­ling, dictó el programa para nuestra conferencia “Hasta el Nuevo Día”, incluyó una meditación sobre el deci­mocuarto rosario. Mi corazón palpitó en anticipación a la venida de la Madre y su revelación de este rosario. Y así fue como vino. Vino a La Tourelle, donde se me había aparecido originalmente para explicarme el nuevo Ave María y las devociones de los discípulos del Ungido para la era de Acuario. Estuvo en el mismo lugar donde se había aparecido originalmente como un rayo de luz —el epítome de la feminidad cuando es re­alizado hasta su máxima dimensión— donde había ex­plicado el Ave María como el saludo al Rayo de la Madre y a la luz de Alfa y Omega encerrada en el nú­cleo de fuego blanco del ser.

La Madre María me dio el Ave María para la ab­sorción del alma en la inmaculada concepción de la

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Virgen Cósmica y para establecer el vínculo con su pro­pio corazón bendito, como la Madre de Jesús el Cristo y como el arquetipo de la mujer de la era dorada. Dijo: “El Ave María es para la resurrección de las energías de la vida en el cuerpo, el alma y la mente de los niños de Dios en la Tierra, y liberará matrices de perfección para la transición de la conciencia hacia la nueva era”. El Ave María es el mantra de la Madre que entregó para afirmar la identidad del suplicante como un hijo, una hija de Dios, que ora por la intercesión de la Madre Divina en el momento de la iniciación del alma en la victoria sobre el pecado, la enfermedad y la muerte. ¡Sí, es en la hora de la victoria cuando invocaremos tu ayuda, oh bendita Madre!

Ahora bien, para la victoria de la decimocuarta estación de la cruz y la culminación de las espirales de los trece rosarios en la conciencia del Cristo, la Madre Bendita ha venido con el fin de enseñarnos a entregar, a abandonar una identidad falsa fabricada en la Mate­ria. Ha venido a mostrarnos cómo arrojar a los fuegos del Espíritu Santo la lucha y el sentido de lucha y todos sus componentes, cómo disolver cada manifestación contraria al punto de luz que es nuestro Yo Real en Dios. Con toda nuestra determinación, con todo nuestro esfuerzo por ser libres y la intensificación de la devo­ción, que a menudo se convierte en tensar las fibras de la mente y expandir la imaginación del alma, la Madre viene a nosotros y, mientras permanece a nuestro lado, escuchamos su voz que con tanto amor nos explica:

“Acabad con vuestros deseos y deleites, mis ni­ños. Cesad vuestra murmuración y vuestra lucha en contra de la llama de la Vida. Y cuando el día termine

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y hayáis librado la buena batalla de guardar la llama de la armonía, ¡soltad! ¡Oh, soltad, mis niños! Dejad que todo lo que os es querido vaya a la llama. No temáis, pues yo estoy cerca, y nuestro Dios también está aquí, un fuego consumidor de deseo inmortal que quiere ser libre. Que la energía de Dios y todos los patrones con que la habéis imbuido, fluyan hacia el sol central de vuestra propia Realidad Divina. Desprendeos de vuestros logros mundanos y de vuestros logros espiritua­les. Desprendeos de vuestro nombre, de vuestra fama y de las coordenadas de vuestra conciencia en la Materia.

“Entregádselo todo a Dios y dejad que os devuelva lo que Él quiere que guardéis. Mis niños, que el miste­rio de la entrega sea el ritual de someter a la llama to­das las vestiduras de vuestra conciencia, tal como pon­dríais vuestra ropa sucia en la lavadora. Sí, entregád­selo todo a Él. Y por la noche, mientras dormís, que el Espíritu Santo limpie y purifique toda célula y átomo, vuestros pensamientos y sentimientos más íntimos y todos los rayos oscurecidos que se esconden en los pliegues de vuestra vestidura.

“Tomad el misterio de la entrega y que conme­more el momento de vuestra muerte a la realidad, el momento de soltar toda justificación del ego humano, de un falso sentido de responsabilidad por el que creéis que los amigos, la familia y los seres queridos dependen de vosotros y no de Dios. Soltad las cosas que creéis que debéis tener. Soltad las cosas que creéis, en vuestro orgullo, que nunca haréis o las cosas que creéis que siempre haréis. Soltad todos los apegos humanos. Sol­tad toda ambición excepto el deseo divino dentro de vosotros de ser Dios”.

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El decimocuarto rosario da a cada devoto de la Vida la oportunidad de formular su propia oración de entrega al concluir el rosario. Que sea la de entregar la muerte y el moribundo, las leyes de la mortalidad y todo sentido que quiera encerrar el alma en un marco de mortalidad. “La hora ha llegado”, la oración de Jesús, el Señor Cristo, al Padre en la hora de su entrega, preparándose para la iniciación de la crucifixión, es la declaración del Cristo dentro del devoto en la hora de la liberación del alma hacia la vida eterna. No es una lec­tura de responsos, como en los primeros trece rosarios, sino que debe darse en voz alta, alternando con el Ave María, tal como está indicado.

Este rosario se puede recitar a diario o semanal­mente, o siempre que sintáis el flujo de los fuegos de la resurrección impulsando la conciencia al punto de la entrega al eterno Ahora, al YO SOY EL QUE YO SOY. Señala la iniciación para la Cristeidad por la que pasará vuestra alma en el trigésimo tercer peldaño de iniciación en el fuego sagrado. Cada vez que dais el ritual con el pleno poder de la Palabra hablada, estáis reforzando vuestra victoria en la hora de la iniciación de la victoria. Y estáis conmemorando la hora de la victoria de Jesús el Cristo y de cada maestro ascendido que ha caminado por la Tierra y vencido al último enemigo, regresando al corazón de Dios en el sendero de la entrega.

Elizabeth Clare Prophet

Retiro de la Espiral de la Resurrección Colorado Springs, Colorado

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El Decimocuarto Rosario

El Misterio de la Entrega

Revelación de María, la Madre de Jesús,a la Mensajera Elizabeth Clare Prophet

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Índice

La Señal de la Cruz 6

Padre Nuestro YO SOY por Jesús 6

Ave María 8

Introito al Santo Ser Crístico 9

Adoración a Dios 10

La hora ha llegado 13

Yo entrego 18

Ave María 24

Padre Nuestro YO SOY por Jesús 24

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La Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, de la Madre,del Hijo y del Espíritu Santo,

Amén.

Padre Nuestro YO SOY por Jesús

Padre Nuestro que estás en los cielos,Santificado sea tu nombre, YO SOY.YO SOY tu Reino venidoYO SOY tu Voluntad cumpliéndoseYO SOY en la Tierra como YO SOY en el cieloYO SOY el que da hoy el pan de cada día a todosYO SOY el que perdona a toda Vida hoy, tal comoYO SOY también toda Vida perdonándomeYO SOY el que aparta a todo hombre de la tentaciónYO SOY el que libra a cada hombre de toda condición perniciosaYO SOY el ReinoYO SOY el Poder yYO SOY la Gloria de Dios en eterna e inmortal manifestación,Todo esto YO SOY.

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MeNSaJera: Amada Madre María, en el nombre de tu Hijo

Jesucristo, suplicamos a tu Corazón Inmaculado. Oh amada Madre María, que tu concepto inmaculado para cada uno de nosotros se fusione ahora con nuestros cuatro cuerpos inferiores, nuestra alma, nuestro espíritu, nuestra mente, nuestro corazón.

¡Amada Madre María, ven y cúranos! Amada Madre María y Arcángel Rafael, venid a nosotros ahora. Que seamos curados del orgullo humano y de la densidad del ego humano que ignora que tiene orgullo. Que seamos curados de la terquedad humana y de ha bernos desviado del camino, conducidos por los ángeles caídos, habiendo sido difamados, seducidos y tentados por ellos.

Oh Dios, libéranos mediante tu poderosa interce­sora, la Mediadora Divina, nuestra Bendita Madre.

¡Amada Madre María, púrganos! Hemos venido para esta purificación. Así pues, que la recibamos plena, verdadera e íntegramente en el día de hoy. Amada Madre María, invocamos tu forma de pensa­miento curativo, la matriz esmeralda. Invocamos la curación. Que lo torcido sea enderezado y los lugares escarpados, allanados. Que todo valle de la conciencia humana sea elevado al ser llenado por lo Divino.

Oh Dios, acércate ahora a nosotros. Límpianos de todo pecado, mientras confesamos a nuestra confesora, a nuestra amada Madre María, todos los pecados, y también confesamos que ya no pecaremos más, que aceptamos nuestra penitencia kármica. Avanzaremos en el Espíritu del Señor, porque hemos creído la Pa ­labra que predica tu Hijo Jesús: “Sed, pues, vosotros

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perfectos, tal como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Aceptamos la red de perfección. Acepta­mos la imagen y semejanza de Dios que se encuentra en nuestro Yo Crístico, que es el concepto inmaculado.

Oh Madre María, fuerte, bella y poderosa, gran Mediadora, ¡ven, oh Mujer vestida del sol! Libéranos ahora. Te adoramos como la Luz de la Madre de este cosmos.

Ave María

Ave María, llena eres de gracia,El Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeresY bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,Ruega por nosotros, hijos e hijas de Dios,

Ahora y en la hora de nuestra victoriaSobre el pecado, la enfermedad y la muerte.

(Cuatro veces)

MeNSaJera:

Digamos juntos con el poder del tres por tres del Espíritu Santo, nueve veces: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”. Por favor, haced vuestros llamados antes de recitar este mantra a nuestro Padre.

CoNGreGaCiÓN CoN la MeNSaJera:

¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!

(Nueve veces)

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Introito a la Santa Llama Crística

1. Santo Ser Crístico sobre mí, Tú, equilibrio de mi alma, Que tu bendito resplandor Descienda y me haga íntegro.

Estribillo: Tu Llama dentro de mí arde siempre, Tu Paz a mi alrededor siempre se eleva, Tu amor me protege y me ampara, Tu deslumbrante Luz me envuelve, YO SOY tu triple radiación, YO SOY tu presencia viva Que se expande, se expande, se expande ahora.

2. Santa Llama Crística dentro de mí, Ven, expande tu Luz trina; Colma mi ser con toda la esencia Del rosa, azul, dorado y blanco.

3. Santa conexión con mi Presencia, Amigo y hermano por siempre querido, Deja que guarde tu santa vigilia, Que sea tú mismo en acción aquí.

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Adoración a Dios

Amada Poderosa Presencia YO SOY,Vida, Tú que haces latir mi corazón,Ven ahora y toma potestad,Haz de mí una parte de tu Vida.Rige con supremacía y vive por siempreEn la Llama que arde en mi interior;No permitas que me separe de Ti nuncaQue comience ahora nuestra reunión.

Todos los días se suceden en ordenDesde la corriente de tu Poder,Fluyendo como un río,Irguiéndose como una torre.YO SOY fiel a tu rayo de Amor Que emite Luz como un sol;Estoy agradecido por tu justo caminoY tus preciadas palabras: “Bien hecho”.

¡YO SOY, YO SOY, YO SOY el que Te adora! (tres veces) ¡Oh Dios, eres tan magnífico! (nueve veces) ¡YO SOY, YO SOY, YO SOY el que Te adora! (tres veces)

Avanzando hacia la Perfección,YO SOY elevado por la gracia del AmorHacia tu centro de Dirección;He aquí, veo tu rostro al fin.Imagen de poder inmortal,Sabiduría, Amor y también Honor,Inunda ahora mi ser de Gloria;¡Que mis ojos sólo te contemplen a ti!

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¡Oh Dios, eres tan magnífico! (tres veces)

¡YO SOY, YO SOY, YO SOY el que Te adora! (nueve veces) ¡Oh Dios, eres tan magnífico! (tres veces)

¡Mi muy amado YO SOY, amado YO SOY, amado YO SOY.

MeNSaJera:

Demos el mantra del salmista: “Que Dios sea magnificado” y observad ese fuego blanco ahora que se expande en el corazón. ¡Es un fuego purificador! ¡Es un fuego de paz! Y es un fuego de la guerra del Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo gime y está hoy en vosotros con dolores de parto para atar a vuestra mente carnal y a vuestro morador en el umbral.

El Espíritu Santo se dirige hacia vosotros. Por lo tanto, dad la bienvenida a esta alquimia del Espíritu y sabed que no tendréis paz hasta que las cosas se resuel­van por completo. ¡No temáis el trastorno! ¡No temáis el trastorno!, os digo. Porque la paz que sobrepasa el entendimiento debe ser digna del precio y dolor finales. Así pues, decimos, oh Dios:

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CoNGreGaCiÓN CoN la MeNSaJera:

¡Que Dios sea magnificado!(Nueve veces)

MeNSaJera:

Está hecho, en el nombre del Padre.Está hecho, en el nombre del Hijo.

Esta hecho, en el nombre del Espíritu Santo.Está hecho, en el nombre de la Madre Divina.

Amén.

CoNGreGaCiÓN CoN la MeNSaJera:

Amén.

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La hora ha llegado

En el nombre del Padre, de la Madre,del Hijo y del Espíritu Santo,

Amén.

1 Padre la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti:

Ave María

2 Como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.

Ave María

3 Y esta es la vida eterna: que te conoz­can a ti, el único Dios verdadero, y a Jesu­cristo, a quien has enviado.

Ave María

4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me encomendaste que hiciese.

Ave María

5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve con­tigo antes que el mundo fuese.

Ave María

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6 He manifestado tu nombre a los hom­bres que del mundo me diste: tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.

Ave María

7 Ahora han conocido que todas las co­sas que me has dado proceden de ti.

Ave María

8 Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Ave María

9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son.

Ave María

10 Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

Ave María

11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como no­sotros.

14 15

Ave María

12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

Ave María

13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.

Ave María

14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Ave María

15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

Ave María

16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Ave María

17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

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Ave María

18 Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo.

Ave María

19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

Ave María

20 Más no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.

Ave María

21 Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

Ave María

22 La gloria que me diste, yo les he dado; para que sean uno, así como nosotros so­mos uno.

Ave María

23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

16 17

Ave María

24 Padre, aquellos que me has dado, qui­ero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria, la que tú me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

Ave María

25 Padre justo, el mundo no te ha cono­cido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

Ave María

26 Y les he dado a conocer tu nombre, YO SOY EL QUE YO SOY, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos.

Ave María

En el nombre del Padre, de la Madre,del Hijo y del Espíritu Santo,

Amén.

¡No mi voluntad, no mi voluntad, no mi voluntad, sino que se haga la tuya!

(Nueve veces)

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Yo entrego

En el nombre del Padre, de la Madre,

del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

En el nombre del YO SOY EL QUE YO SOY, el único Dios verdadero, ¡yo entrego todo lo que es inferior a la conciencia crística dentro de mí!

En el nombre de Jesús el Cristo, ¡yo entrego todo lo que es inferior a la perfección manifiesta de mi ser!

En el nombre del Espíritu Santo, ¡yo entrego todo mal uso del fuego sagrado dentro de mis cuatro cuerpos inferiores!

En el nombre del Sanctasanctórum, ¡yo invoco la llama del Espíritu Santo en el altar de mi corazón y declaro que este templo es el templo del Dios vivo!

En el nombre del Cristo, el unigénito Hijo del Padre, lleno de gracia y verdad, ¡yo entrego toda conciencia mortal y mortalidad, toda lucha y sentido de lucha, todo pecado, enfermedad y muerte!

En el nombre de la Madre Divina y en el nombre del corazón inmaculado de María, ¡yo entrego todo lo que es inferior a la pureza de la Virgen Cósmica!

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En el nombre de la Presencia YO SOY de toda vida, ¡YO SOY EL QUE YO SOY!

En el nombre del Dios Padre­Madre, ¡yo entrego las espirales de todo egoísmo y amor propio, toda autocompasión, auto­justificación y auto­condenación, toda percepción de mí mismo fuera de la llama de la Vida!

En el nombre del único Dios verdadero, mi propio Yo Real, declaro: ¡YO SOY un hijo de Dios en este día! ¡YO SOY la resplandeciente realidad del mediodía! ¡YO SOY la presencia viva del amor! ¡YO SOY la Palabra encarnada! ¡YO SOY la llama trina de amor, sabiduría y poder! ¡YO SOY un hijo de Dios!

Por la autoridad de la llama de la Verdad inmortal que YO SOY, ¡yo entrego toda conciencia humana, el ego humano, la voluntad humana, el orgullo humano, el intelecto humano y todos los momentums humanos inferiores a la plenitud de la Presencia del Cristo que YO SOY!

En el nombre del YO SOY EL QUE YO SOY, el Todopoderoso, ¡yo entrego toda identidad que no sea la del bendito Hijo de Dios!

¡YO SOY EL QUE YO SOY!

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¡YO SOY la plena y perfecta manifestación de la concepción inmaculada de la divinidad sostenida en el Sagrado Corazón de María la Madre!

¡YO SOY la plenitud de la presencia de la Verdad viva!

¡YO SOY el Santo Consolador!

¡YO SOY EL QUE YO SOY!

En el nombre de Jesús el Cristo, ¡yo entrego todas las manifestaciones del mal, toda indulgencia en el error!

¡Yo entrego, por la llama de la realidad divina, toda irrealidad y el morador en el umbral!

En el nombre de Jesús el Cristo, ¡llamo a Miguel, el Arcángel, para que descienda al campo de fuerza de esta llama divina!

Y por la autoridad de la Presencia YO SOY, ¡exijo que se ate la mente carnal, el anticristo, todo poder luciferino, satánico y temporal que alguna vez se haya manifestado en o a través de mis cuatro cuerpos inferiores y en la conciencia de mi alma!

En el nombre de Jesús el Cristo, ¡invoco a las doce legiones de ángeles del corazón del Dios Padre­Madre para que desciendan a este campo de fuerza en el tiempo y el espacio para consagrar la llama de la conciencia del Cristo Cósmico dentro de mí!

En el nombre de Jesús el Cristo,

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en el nombre de mi propio Yo Crístico y de la Presencia YO SOY, el Amado, ¡yo entrego el ser irreal, el caído y la conciencia del pecado, enfermedad y muerte!

¡Yo entrego las espirales de desintegración e invoco las espirales de integración donde yo estoy!

¡YO SOY EL QUE YO SOY!

En el nombre de Jesús el Cristo y por la autoridad de los dos testigos, en el nombre y por la autoridad de todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, yo entrego a Dios Todopoderoso en este día todas las manifestaciones y encarnaciones del mal en todo el macrocosmos y microcosmos de mi propia auto­ percepción:

¡Yo entrego la mente carnal, el anticristo, el diablo y Satanás!

¡Yo le entrego al Señor los caídos, los espíritus rebeldes, todos los demonios y desencarnados y los archi­engañadores de la humanidad!

¡YO SOY EL QUE YO SOY!

En el nombre del Dios vivo, ¡yo entrego al Señor el dragón que estuvo delante de la Mujer lista para dar a luz, para devorar a su hijo tan pronto como naciese y que fue a hacer la guerra contra el remanente de la descendencia de ella!

¡En el nombre de Jesucristo, YO SOY EL QUE YO SOY!

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¡YO SOY Alfa y Omega, el principio y el fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso!

¡YO SOY EL QUE YO SOY!

En el nombre del Dios vivo, ¡yo entrego la bestia que surgió del mar y el dragón que le dio su poder, su asiento y gran autoridad!

¡Yo entrego todo lo que quiera usurpar la conciencia del Cristo dentro del macrocosmos y el microcosmos de mi propia autopercepción!

He aquí, ¡YO SOY EL QUE YO SOY!

¡YO SOY Alfa y Omega, el principio y el fin!

En el nombre de Jesús el Cristo, ¡yo entrego la bestia que surgió de la tierra!

¡Yo entrego la bestia, la imagen de la bestia, la marca de la bestia y el número de su nombre!

En el nombre de Jesús el Cristo, el Rey de reyes y Señor de señores, en el nombre del Fiel y Verdadero y los ejércitos del Señor, en el nombre del Cordero y los ciento cuarenta y cuatro mil, en el nombre de la Mujer vestida del Sol, en el nombre del Divino Hombre­Niño, que vive por siempre, y los santos que vencieron al dragón por la Sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio,

¡YO SOY EL QUE YO SOY!

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¡Yo entrego el dragón y el anticristo, la bestia, el falso profeta y la gran ramera dentro del microcosmos y el macrocosmos de mi propia autopercepción!

En el nombre del Padre, de la Madre,

del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

(Aquí podéis incluir vuestra plegaria personal de entrega.)

YO SOY Alfa y Omega,

El principio y el fin.He aquí, YO SOY el que vive por siempre.

He aquí, YO SOY Alfa y Omega,El principio y el fin,

El que es, y que era, y el que ha de venir,El Todopoderoso.

YO SOY EL QUE YO SOYYO SOY EL QUE YO SOYYO SOY EL QUE YO SOY

24

Ave María

Ave María, llena eres de gracia,El Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeresY bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,Ruega por nosotros, hijos e hijas de Dios,

Ahora y en la hora de nuestra victoriaSobre el pecado, la enfermedad y la muerte.

(tres veces)

Padre Nuestro YO SOY por Jesús Padre Nuestro que estás en los cielos,

Santificado sea tu nombre, YO SOY.YO SOY tu Reino venidoYO SOY tu Voluntad cumpliéndoseYO SOY en la Tierra como YO SOY en el cieloYO SOY el que da hoy el pan de cada día a todosYO SOY el que perdona a toda Vida hoy, tal comoYO SOY también toda Vida perdonándomeYO SOY el que aparta a todo hombre de la tentaciónYO SOY el que libra a cada hombre de toda condición perniciosaYO SOY el ReinoYO SOY el Poder yYO SOY la Gloria de Dios en eterna e inmortal manifestación,Todo esto YO SOY.

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