EL CULTURAL · 2020. 9. 12. · Stieg Larsson. Los hombres que no amaban a las mujeres, POR RAFAEL...

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30 de octubre-5 de noviembre de 2008 www.elcultural.es EL CULTURAL Hoy, La diligencia Colección Cine del Oeste Historias desde el terror Entrevistas Luc Bondy Jesús Campos Paul McCreesh Díaz Yanes Aramburu, Mikel Azurmendi, Guerra Garrido y Miguel Tomás-Valiente explican cómo y por qué las víctimas de la violencia etarra protagonizan sus novelas

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  • 30 de octubre-5 de noviembre de 2008 www.elcultural.es

    EL CULTURALHoy, La diligencia

    Colección Cine del Oeste

    Historiasdesde el terror

    EntrevistasLuc Bondy

    Jesús CamposPaul McCreesh

    Díaz Yanes

    Aramburu, Mikel Azurmendi, Guerra Garrido y Miguel Tomás-Valiente explican cómo y por qué las víctimas de la violencia etarra protagonizan sus novelas

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  • Hay hervor germinal en suCristo abrasado, carnetrabajada por el gemido,saliva con yodo y sabor de alhe-ña, panes ázimos en los ojos ex-traviados. Al pintor le hieren lostemblores de la melancolía, losllantos del vacío, ungido como estápor la serpiente de Federico Gar-cía Lorca, portadora de grillos y deumbrías.

    Escucha Álvaro Delgado lasvoces del vértigo, acentúa cadavez más la fuerza del color, se en-ciende en las miradas de la deso-lación. A esta nueva exposición enMadrid se ha traído Asturias enel alma con un impresionante re-trato de Ángel González, poeta dela consumación, compañero delalma, compañero; con los gaite-ros de Aristébano en fibrapán, azu-les a veces; con los hórreos en-sombrecidos; con las montañastintadas de verde y negro; con losbodegones de flores y lubigante;con los fareros de fondo rojo; conlos cojos y los monaguillos, con lospuertos fugitivos, con los paisajes,en fin, de la tierra y del alma... Losgladiolos y las calaveras gritan es-parcidos por la sala. El pintoradensa de súbito los puertos, agrialos paisajes, entenebrece las ma-rinas, ilumina los cuerpos y las al-mas. Como ha escrito Ignacio Gra-cia Noriega en una presentaciónmuy sólida, “Alvaro Delgado tie-ne esa honradez impagable de noengañar a quien contempla su

    obra bajo ninguna circunstancia nisiquiera en los casos más extre-mos”. Sobre un oficio sólidamen-te aprendido y recreado, escribíhace muchos años, el pintor ha in-corporado los valores del color enla expresión abstracta para, sobreellos, derramar, en la vanguardiaincierta de la pintura, el mundoonírico de los sueños y las vela-duras surrealistas. Álvaro Delga-do, la pincelada firme y el trazo in-candescente, es un hombre depensamiento independiente, librefrente a los dictadores de la pin-tura. Si fuera un rojo desorejadoo un homosexual o las dos cosasa la vez, las columnas de los pe-riódicos derramarían hoy la tinta

    fuerte y el espeso incienso sobreel artista y su obra. No se puedeentender cabalmente la pinturaespañola del último medio siglosin la obra de Álvaro Delgado. Esla paleta de la autenticidad, la pin-tura de la última vanguardia, el es-plendor de la espátula.

    Las herrumbres asturianas lehan penetrado y se le salen porlos ojos y las manos. Sus retratosson caricaturas del alma. Porque lapintura es una cosa mental. Leo-nardo tenía razón. Dije en una oca-sión que la vida intelectual se hacentrado siempre en el comentariomortis. Álvaro Delgado ha medita-do profundamente sobre el ser y lanada, como Sartre, el ser y la muer-

    te, como Ferrater Mora, el ser yla inmortalidad, como Sciacca. Ensu pintura brava está todo, la pielredonda y el sexo áspero, la ve-nus primitiva de Cucuteni y la ve-nus Calipigia, Galatea y Polifemo,la carne oferente y el mandril, elpájaro de Braque y el dios hechocisne entre los blancos muslos deLeda. Y para cerrar la parábola dela existencia, el pájaro negro de lamuerte, el buitre y la mantis reli-giosa, la parca y el diablo de Du-rero, la muerte otra vez y la don-cella de Baldung Grien, la inciertapenumbra del más allá, apresada apincel y espátula, y sangrando, enlos colores y los trazos de una pin-tura que sitúa a Álvaro Delgadoentre los más grandes artistas es-pañoles del último medio siglo.

    Eros y thánatos son las dos fuer-zas sobre las que discurre el ejer-cicio intelectual del pintor. La an-tigua tragedia griega está en suscuadros. Deliberadamente. Sinconcesiones. Álvaro Delgado hacelo que sabe. Pero sabe lo que hacey lo explica de forma clara y cer-tera. La luz se enciende para él enlos dormitorios de la vida. Y aun-que no es el hombre de la esquinarosada, recita con sus pinceles lavasta y vaga y necesaria muertedel verso de Borges. Es el tesoroincorruptible del hombre. El poe-ta argentino tenía razón. TambiénÁlvaro Delgado que sigue cami-nando con paso firme por las cum-bres del arte español actual. �

    Álvaro Delgado,Asturias en el corazón

    de la Real Academia Española

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    P R I M E R A P A L A B R A

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  • 3. PRIMERA PALABRA. Álvaro Delgado, Asturiasen el corazón, POR LUIS MARÍA ANSON.

    6. LA PAPELERA DE JUAN PALOMO

    LETRAS

    8. La hora de las víctimas. Aramburu, Tomás-Valiente,Azurmendi y Guerra Garrido analizan por qué la ficciónespañola da voz al fin a los olvidados del terrorismo vasco. 12. Libro de la semana. Obama. Los sueños de mipadre, de Barack Obama. POR JUAN AVILÉS. 14. Roberto Tejela. El paseo millonario, POR SANTOS SANZ.14. VV.AA. Relatos después de una batalla, POR P. CASTRO.15. Ray Loriga. Ya sólo habla de amor, POR R. SENABRE.16. Andrea Camilleri. La muerte de Amalia Sacer-dote, POR DAVID TORRES.17. Stieg Larsson. Los hombres que no amaban a lasmujeres, POR RAFAEL NARBONA.19. George Soros. Para entender la crisis, POR P. TEDDE.20. Pedro Ruiz Torres. Reformismo e Ilustración.POR LUIS RIBOT.22. Los libros más vendidos.23. Primera memoria: Cristina Fernández Cubas

    ARTE

    24. Archivo Universal. La fotografía como contrahe-gemonía en el MACBA, POR DAVID G. TORRES.26.Territorios de Lara Almarcegui, POR MARIANO NAVARRO.27. Paloma Polo: la percepción atravesada en el Cen-tro de Arte Joven de Madrid, POR ABEL H. POZUELO.

    28. El mundo como caricatura de Honoré Daumieren la Fundación Banco Santander, POR ELENA VOZMEDIANO.30. Arte y diseño en la Laboral, POR VÍCTOR DEL RÍO.32. Jordi Colomer y su exposición en el Jeu de PaumeParís, POR JAVIER HONTORIA.

    ESCENARIOS

    34. Luc Bondy habla de su doble irrupción en el Festivalde Otoño, POR RAFAEL ESTEBAN.36. Paloma Pedrero estrena Caídos del cielo, una obraterapéutica sobre los sin techo, POR LIZ PERALES.38. Paul McCreesh confiesa su afinidad por la ópera an-tes del estreno de Il trionfo del Real, POR BENJAMÍN G-ROSADO.40. El Otello de Giancarlo del Monaco cierra el 38 Fes-tival de Ópera de Tenerife, POR ARTURO REVERTER.42. Discos.

    CINE

    43. Agustín Díaz Yanes nos habla de su película másambiciosa, Sólo quiero caminar, POR JUAN SARDÁ.45. De estreno: La boda de Rachel, de JonathanDemme. POR ALEJANDRO G. CALVO.46. El estreno de Retorno a Brideshead actualiza lasadaptaciones literarias, POR LUIS MARTÍNEZ.

    CIENCIA

    48. El futuro es ya del reciclaje, POR DIEGO QUINTANA.

    50. ÚLTIMA PALABRA. Jesús Campos estrena enAlbacete un Don Juan iconoclasta, POR LIZ PERALES.

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    EL CULTURALPresidente

    Luis María Anson

    DirectoraBlanca Berasátegui

    JJeeffeess ddee RReeddaacccciióónn::Nuria Azancot, Javier López Rejas.

    JJeeffeess ddee SSeecccciióónn:: Paula Achiaga, CristinaJaramillo, Liz Perales.

    RReeddaacccciióónn:: Fco. J. Alarcos, Daniel Arjona,Bea Espejo, Alberto Ojeda, Juan Sardá.

    PORTADAIlustración de Ulises.

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  • También en los premios Nacionalesde Literatura que otorga el Minis-terio de Cultura parte el bacalao la cuo-ta nacionalista. Asombroso, dada la dis-tancia abismal entre el número de librospublicados al año en castellano y los edi-tados en las otras lenguas de España. Vie-ne esto a cuento de lo sucedido la se-mana pasada: un libro en gallego (O únicoque queda é o amor, de Agustín FernándezPaz), se alzó con el premio Nacional deLiteratura Infantil, y otro en gallego, sóloen gallego (De provincia a nación. Historiado Galeguismo político, de Justo Beramen-di), con el Nacional de Ensayo. Me pre-gunto cuántos de los miembros o miem-bras del jurado lo habrán leído, aunque loextraño es que esto no pase con más fre-cuencia. La clave, lo digo por experien-cia, es la composición del jurado. Loscatalanes votan siempre a los catalanes,los vascos a los vascos y los gallegos a losgallegos. De inicio, jamás a un autor encastellano. Y a medida que en cada ron-da es eliminado un autor “autonómico”,los jurados votan al “periférico” que vaquedando. Siempre, todos los años lomismo. Y cuando los “periféricos” sonmayoría, gana el que quieren.

    Yhablando de premios, y de modas ga-legas, me cuentan que el Concellode Ferrol, patrocinador de los premiosEsquío, es más rápido a la hora de re-

    caudar impuestos que a la de abonar elmontante de sus premios. Vamos, queninguno de los galardonados con el Es-quío de este año ha visto aún un euro, yeso que los premios, en castellano y ga-llego, se fallaron en mayo. Son casi seismeses, 12.000 euros del ala en cada caso,y, claro, el personal anda nerviosiño.

    Otro éxito del Filandón y esta veznada menos que en el Bronx neo-yorquino. Como los tres tenores, LuisMateo Díez, José María Merino y JuanPedro Aparicio van de plaza en plaza con-tando historias de noches leonesas al ca-lor de la lumbre. En realidad todo em-pezó en Cartagena de Indias el añopasado; repitieron luego éxito en Bath,y este 2008 se han embarcado en una giraque les ha llevado a media España y “par-te del extranjero”. La editorial Everest,que celebra ahora sus primeros cincuen-ta años, los ha llevado a Nueva York conel mismo cuento. Y éxito rotundo. Loshispanos que abarrotaban el teatro delBronx disfrutaron como enanitos.

    Ensayos a la vista. Días de vino y ro-sas, esa comedia protagonizada poruna pareja aficionada a darle al frasco,se estrenará en enero en Madrid y nosdará oportunidad de conocer la químicade una nueva pareja teatral. CarmeloGómez, en el papel que hiciera Jack

    Lemmon, y Silvia Abascal, en el de LeeRemick. Lo que es una novedad es quelo dirige Tamzin Townsend, a la que es-tamos acostumbrados a ver al frente decomedias (no se pierdan el exitazo de Undios salvaje) y no de dramones como éste.

    Lo de Daniel Harding como posiblesucesor de López Cobos parece unculebrón. Pese al elevado caché del gol-den boy, la del Real es una oferta jugosa, yse esperaba que el director se dejase caerentre las bambalinas de Un ballo in mas-chera aprovechando su actuación en elAuditorio. Pero allí no se presentó nadie,y sospechan que el taimado Hardingpudo hacer su particular baile pasando in-advertido entre el respetable durantelas representaciones. Algún aficionadojura que lo vio agazapado en la penum-bra de un palco.

    Los organizadores de la Feria Inter-nacional del Libro de Guadalajara,dedicada este año a Italia, y que se cele-bra del 29 de noviembre al 7 de diciem-bre, no saben cómo explicar las ausencias,ya confirmadas, de Umberto Eco, Ales-sandro Baricco,Darío Fo y Claudio Ma-gris, y se refugian en la esperanza de queel amenazadísimo Roberto Saviano pue-da asistir. Sí estarán, en cambio, Fernan-do Savater, António Lobo Antunes, KenFollet, Gabriel García Márquez y Artu-ro Pérez-Reverte. Habrá, claro, el inevi-table homenaje a Fuentes por su 80 cum-pleaños, y lo mejor, el premio al editor delaño, del que sólo puedo avanzarles que esmerecidísimo, justo y necesario.

    El terror español sigue cosechandograndes triunfos internacionales.Quarantine, adaptación del exitoso RECde Jaume Balagueró se ha convertidoen un gran éxito de taquilla en EstadosUnidos con Jennifer Carpenter como pro-tagonista. Mientras, JA Bayona (El or-fanato) acaba de confirmar que su pró-ximo proyecto, Haters, un thriller en elque un virus propagará el odio entre losseres humanos, se rodará en Hollywoodbajo la producción, de nuevo, de Gui-llermo del Toro. �

    Moda galega

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    1 .- ROBERTO SAVIANO2.- LUIS MATEO DÍEZ

    3.- SILVIA ABASCAL4.- JAUME BALAGUERÓ

    5.- DANIEL HARDING

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    S O L I T O E N L A V I D A por Arcadi Espada

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  • Miguel Tomás-Valiente(Valencia, 1963) teníatreinta y tres años cuan-do su padre, Francisco Tomás y Va-liente, ex presidente del TribunalConstitucional, fue asesinado en sudespacho de la facultad de Derechode la Universidad Autónoma deMadrid mientras hablaba por telé-

    fono. Miguel sufrió tal conmociónque, según explicó el fiscal que sen-tó en el banquillo al asesino JonBienzobas, su “estrés psíquico”desencadenó “unos pocos mesesmás tarde en un cuadro clínico diag-nosticado como enfermedad deParkinson en estadio II de Hoehny Yarhd, con afectación especial del

    Proyectos destrozados, vidas rotas, rabia y sospechas. Ymiedo. Mucho miedo. Silenciado por todos. Durante cua-tro décadas la narrativa española prefirió mirar hacia otrolado a la hora de novelar la violencia etarra,y, si lo hizo,en general tomó partido por los terroristas y sus conflic-tos morales. Hasta que, poco a poco, los escritores co-menzaron a dar voz a las víctimas. Uno de los primeros fueRaúl Guerra Garrido, que enLectura insólita de El Capital(premio Nadal, 1976) ofrecía el monólogo interior de unindustrial secuestrado por Eta. Más de 15 años después,Los peces de la amargura, de Fernando Aramburu (Tus-quets) rompía de nuevo el cerco de silencio con unosrelatos sobre los muertos y sus familias. Sí, algo estaba cam-biando, porque este mismo año, Mikel Azurmendiha lan-zado Tango (El Cobre), una novela sobre tres mucha-chos gallegos asesinados en 1973, y ahora Miguel Tomás-Valiente debuta en la novela con El hijo ausente (451 Ed.),un relato que rechaza una paz “indigna”. El Cultural con-versa con ellos sobre estos relatos de la violencia y el do-lor, narrada desde el otro lado. El de las víctimas del terror.

    La hora de lasvíctimas

    La narrativa da voz al fina los grandes olvidadosde la violencia etarra

    Miguel Tomás-Valiente: “La paz es deseable, la justicia es imprescindible”

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  • hemicuerpo derecho, que le impi-de ejercer como profesor de ense-ñanza secundaria por lo que ha sidodeclarada su jubilación por inca-pacidad permanente”. Ahora acabade publicar su primera novela, Elhijo ausente (451 Editores), un li-bro que comenzó a escribir “por so-ledad y por insomnio” y que le hasupuesto tres años de trabajo, y mu-chas dudas y consultas a amigoscomo Julio Llamazares, RafaelReig, Javier Krahe o al editor XaviAzpeitia,“que creyó en el libro mu-cho antes de que fuese como es”.

    “Para los escritores que no sonvíctimas del terrorismo debe de serdifícil comprender los sentimien-tos, impulsos, autorrepresiones…,incluso el dolor…; los modos y ma-neras de llevar esa tragedia. Ade-más de difícil, esbastante arriesga-do”, comenta alexplicar por qué lanarrativa españolaha olvidado a lasvíctimas, aunquepuntualiza quehay excepcionesnotables, y nove-listas que han da-do voz a los muertos y sus gentes“de forma insuperable (estoy pen-sando en Aramburu). Por otra par-te, tampoco es frecuente que unavíctima o un familiar de víctima seaescritor (también los hay, comoGuerra Garrido). Y después esta-mos quienes empezamos a escribircon el cambio drástico que supo-ne el atentado”.

    El hijo ausente es una novela de-solada en la que un juez, viudo trasun atentado etarra, escribe una ex-tensa carta a su hijo para que com-prenda las razones que le llevan ahuir del mundo. Quiere explicar-se y explicarle cómo “la bomba [...]encendió una llamarada en mi gar-ganta, una hoguera en la que mo-rían todas las palabras, todas las ra-zones y toda mi bondad”. Con todo,los mayores problemas que le plan-

    teó la escritura del libro fueron “es-tructurales. Me costó, sobre todo,dar con la estructura equilibrada. Yalgunos diálogos que temía quequedasen demasiado poco natura-les… ” Porque miedo nunca ha te-nido, es más, se ofende con la sim-ple mención: “Hasta ahí podríamosllegar: que el miedo no me permi-tiese recordar la muerte de mi pa-dre… El recuerdo es constante. Yocreo que es mi esencia”.

    Por desgracia, Tomás-Valienteno cree que la narrativa pueda aca-bar con ese “mirar a otro lado” detanto cómplice silencioso en el PaísVasco, “porque el arte no hace quelas sociedades cambien”. Por esoasegura que “cuando un ciudadanoadulto, sea maestro de escuela,obispo o dirigente de un partido po-

    lítico ha decidido‘mirar hacia otrolado’, general-mente es porquele conviene, por-que es capaz detener la concien-cia tranquila y lavida, mucho mástranquila”.

    Y recuerdacómo el protagonista de El hijo au-sente tiene una escala de valoresen la cual “el egoísmo social –unegoísmo comprensible, que, has-ta cierto punto, es una especie deinstinto de conservación– está pordebajo de la justicia. Para él, si algoes injusto, aunque sea beneficioso,si es inadmisible; aunque sea con-veniente, hay que rechazarlo”. Poreso “cree que cuando se viola underecho fundamental de una per-sona, cuando se comete una injus-ticia deliberada contra alguien por-que le conviene al grupo social,todos los hombres somos la per-sona ultrajada. Al menos, debería-mos ser. Si todos fuéramos la per-sona sacrificada, el sacrificio notendría sentido”. Y concluye: “Lapaz es deseable, la justicia es im-prescindible”. �

    Si hay un escritor avezado endar voz a las víctimas del te-rrorismo vasco, ése es RaúlGuerra Garrido (Madrid, 1935), unode los fundadores del Foro de Er-mua. Instalado en San Sebastiánpor motivos profesionales en losaños 60, las farmacias de su fami-lia sufrieron varios atentados y la desu mujer acabó incendiada tras cua-tro ataques de la kale borroka. Des-de entonces vive a caballo entreMadrid y la capital guipuzcoana, yrecuerda cómo llovía dentro de sucoche cuando mataron a MiguelÁngel Blanco. También sigue so-bresaltándose cuando ve en la te-levisión a sus amigos y compañerosdel Foro de Ermua, porque “creeque quizá esta vez los asesinos hanpodido salirse con la suya”. Su no-vela Cacereño (1970) fue una de lasprimeras protagonizadas por unavíctima, y en 1976 obtuvo el premioNadal con Lectura insólita de El Ca-pital, en la que un industrial se-cuestrado por Eta se refugiaba en lalectura del clásico marxista paracombatir el miedo...

    Después noveló en La carta(1990) la historia de un empresa-rio que recibe una carta de extor-sión etarra que destruye su vida.Verdadera “radiografía del miedo”,circuló por muchas editoriales quese acababan echando para atrás por-

    que “lo que yo contaba no teníanada que ver con esa leyenda quedisfrazaba a los etarras de heroicosluchadores por la libertad, casi unasuerte de robinhoods”. Por eso, re-cuerda ahora, “no pudimos pre-sentarla en Bilbao o San Sebastián,ni siquiera en Madrid, porque lospresentadores se ponían enfermoshoras antes. El silencio cómplicefue espantoso, incluso fue vetadapor el entonces consejero de Cul-tura, Joseba Arregi”.

    Nadie como él puede proclamarque “todos los que hemos dado lacara contra el terrorismo hemos sidocastigados por el poder social, polí-tico y cultural. Del País Vasco siem-pre se ha escrito desde el punto devista del que dispara, aunque el pro-tagonista real siempre haya sido elmiedo. Quien no entienda que elPaís Vasco lleva medio siglo tras-pasado por el miedo no entiendenada”. Es una “dictadura del mie-do” que sigue siendo poderosa so-bre todo en “los pueblos pequeños,en los que el nacionalismo imponeel miedo a la violencia física, socialy moral a través de la violenciasal-vaje. Y frente al nacionalismo, enmuchos lugares no hay nada. A lasmanifestaciones sólo vamos los delos foros, y ya no podemos hacermás. Personal e intelectualmentehe dado todo lo que tenía.” �

    3 0 - 1 0 - 2 0 0 8 E L C U L T U R A L 9

    Raúl Guerra Garrido: “El País Vascosigue traspasado por el miedo”

    ÍÑIGO IBÁÑEZ

    Para los escritores

    que no son víctimas del te-

    rrorismo debe de ser difí-

    cil comprender los senti-

    mientos, incluso el dolor”,

    afirma Tomás-Valiente

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  • L E T R A S L A H O R A D E L A S V Í C T I M A S

    1 0 E L C U L T U R A L 3 0 - 1 0 - 2 0 0 8

    Hace dos años, FernandoAramburu (San Sebastián,1959) asombró a crítica ypúblico con Los peces de la amargura(Tusquets), diez relatos sobre losefectos devastadores del terrorismoen el País Vasco y la situación dedesvalimiento y soledad que suscrímenes provocan en quienes so-breviven a las víctimas. Tambiénsobre el silencio cómplice de tan-to indiferente que acaba siendo tanculpable como quien aprieta el ga-tillo. Aramburu, que vive desde1985 en Alemania dando clases deespañol, explica que el mayor retoal que se enfrentó a la hora de es-cribir los relatos fue “hacer litera-tura a partir del sufrimiento pade-cido por otros”. En realidad, “temíaincurrir en una suplantación, temordel que me libré al constatar queel sufrimiento ajeno no me era in-diferente, que a mí también me do-lía aquel sufrimiento.”

    La distancia, el vivir en Alema-nia desde hace dos décadas no su-

    puso para el autor de Fuegos con li-món ningún problema. A fin decuentas, reconoce ahora, “he teni-do que aguantar toda mi vida la cer-canía del crimen político y el re-pelente discurso de sus justifica-dores. Aparte de eso, claro, me in-formé: pregunté, leí, presté aten-ción”. Con una idea clara, la de evi-tar el maniqueísmo y la autocensuraporque “mostrarse frívolo, trivial,pusilánime, simplón, precipitado,es perjudicial para la literatura. Porconsiguiente, procuro evitar todoeso, aunque a veces, quizá muchasveces, falle”.

    Por otra parte, Aramburu niegala mayor, pues considera que la tar-danza de nuestra narrativa a la horade dar voz a las víctimas es “relati-va”, ya que los literatos “no tienenpor qué escribir al dictado de la ac-tualidad. Su tarea, que no es infor-mativa, de poco vale sin la densidadde pensamiento y sin la madurezartística, virtudes que por regla ge-neral requieren tiempo. Por mí quetarden cuanto les plazca con tal detrabajar con palabras duraderas”.

    Otra cuestión es el cambio ex-perimentado por la sociedad vas-ca, que ya no puede mirar hacia otrolado porque “el número de víctimasha ido aumentando con los años, demanera que habría que ser ciego omuy cínico para no estar enteradode su existencia. Además han sa-bido organizarse, no han parado dedenunciar públicamente la injus-ticia que se les infirió ni de reclamarla dignidad que les corresponde.Cada vez somos más los que hemosatendido a su llamada acudiendoa abrazarlas con afecto”.

    Y dice más. Dice, por ejemplo,que prefiere la policía a la literaturacomo “forma eficaz de resistenciaal terror”, aunque cree “en la re-percusión positiva de la belleza enla conciencia y el gusto de la gen-te”. Y confiesa que sí, que él tam-

    bién tuvo “dieciséis años y arrojé al-gunas piedras, pero el ejercicio dela lectura me salvó de caer en la fas-cinación juvenil por la violencia”.

    Ahora que Los peces de la amargura ha conquistado varios premios(como el Dulce Chacón 2007, o elde la Real Academia 2008), Aram-buru reconoce que el libro gustó aalgunos lectores vascos, “a otrosno tanto, y la prensa nacionalistalo silenció. No me esperaba otracosa”. Por lo que a la crítica se re-fiere, el libro fue ampliamente co-mentado, “salvo en determinadosperiódicos locales en los que melo podían haber tirado por tierra,pero ni eso. Y ha sido además ob-jeto de estudio. En líneas generales

    nadie ha puesto en tela de juicio micapacidad literaria. El resto es in-terpretación”. Eso hace que seaprobable que algún día, “ahora no”,Aramburu aborde de nuevo el tema“a condición de tener algo míni-mamente sustancial que decir.”

    ¿Y el futuro? “Ya metidos a pro-fetas, me atrevo a vaticinar que Etaacabará consigo misma como sólosabe hacerlo: a tiros entre sus últi-mos miembros”. Porque tampococree en una hipotética paz “indig-na”, pactada por gobierno y asesi-nos que “comportaría una salida ig-nominiosa, para las víctimas delterrorismo en primer lugar, y para lasolidez del sistema democráticodespués”. �

    De persecuciones y silen-cios sabe mucho el antro-pólogo Mikel Azurmendi(San Sebastián, 1942). Militante dela primera Eta de los años 60, aban-donó la banda tras ser derrotada sualternativa de dejar la violencia ytransformarse en un partido obrero;fue el primer portavoz del Foro deErmua, fundador de ¡Basta Ya!, ytuvo que renunciar a su plaza deprofesor de antropología en la Uni-versidad del País Vasco tras dos in-tentos de atentado.

    Hace casi cinco años decidió no-velar el terror “desde el otro lado”,sin que las editoriales que alababansus novelas se atreviesen a publi-carlas, malpiensa él que porque lasconversaciones con Eta estaban ensu mejor momento, hasta que enmarzo de este año Ediciones delCobre lanzó Tango de muerte. Él, sinembargo, considera que ya es de-masiado tarde para que la novela déprotagonismo a los asesinados: “Lasvíctimas –protesta– ya quedaron sinvoz y nadie podrá hablar por ellas.

    Aramburu: “La lectura me salvó decaer en la fascinación por la violencia”

    Mikel Azurmendi: “La literatura sólorellena huecos de dolor y crueldad”

    JAVI MARTÍNEZ

    ESTEBAN COBO

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  • 3 0 - 1 0 - 2 0 0 8 E L C U L T U R A L 1 1

    L E T R A S

    Ni en off. La literatura tan sólo pue-de ofrecer modos de significar loque es la injusticia de que unos fas-cistas te arrebaten de tu familia y tesaquen del mundo. La literatura re-llena huecos de dolor y crueldad porsi logra significar algo de lo que lessucede a las víctimas. Pero los edi-tores no están por esa labor, y en-tre otros riesgos así evitan que ETAles ponga en la diana. Los editoresse reclaman mucho de su misióncultural pero todavía no han sobre-pasado el dintel del mero empresa-rio. Hay empresa-rios secuestra-dos y perseguidospor Eta pero, queyo sepa, no existeeditor alguno enesa lista. Sin edi-tores no hay litera-tura y aún no sepuede decir queexista en Españanovela sobre el terror de Eta”.

    En cuanto a Tango de muerte, ase-gura que en realidad “sólo preten-de recordar a gente como Garzónque hay un deber de memoria his-tórica muy reciente, de anteayer.En 1973, tres muchachos gallegos,inmigrantes en Euskadi, van a Bia-rritz a ver la película Último tangoen París y no vuelven más. Eta los

    secuestra, tortura, asesina y hacedesaparecer sus restos. La trama

    que monto es para hacer verque, si todavía hoy no se han re-

    cuperado esos restos de los asesi-nados, se debe a que casi todos losetarras de ayer siguen apoyando a laEta de hoy. Y no dicen dónde en-terraron a los tres desdichados ca-dáveres. En mi novela un arrepen-tido señala dónde se halla la fosa.Y se desentierran los tres cuerpos. YEta asesina al arrepentido. O sea, lasociedad sigue en la inopia consin-tiendo a Eta. Esta novela presentaun relato donde no quepa decir queEta asesinó a los tres muchachospor equivocación”.

    Autor de diversos ensayos sobrela violencia vasca, valora que la fic-ción tiene “ventajas de recepción

    exclusivamente. Yo y otros hemosescrito ensayos sesudos, hemosaportado mil argumentos y podero-sas descripciones contra el terro-rismo. Otros colegas persisten enello. Pero por mi parte, he desisti-do. He cambiado de registro por laescasa incidencia de nuestros pun-tos de vista. Y ahora estoy tratandode rellenar de carne y hueso los ar-gumentos, volver más sensorialeslos análisis, convertir los sustantivosy pronombres en personajes, tro-car el desarrollo conceptual por la

    trama. La litera-tura vigorosa essiempre difícil,sea ensayo o fic-ción. Pero la fic-ción puede llegara más lectores,puede educar amás gente delei-tando más”. Poreso, sólo la nove-

    la pueda acabar con ese “mirar aotro lado” de tanto cómplice silen-cioso en el País Vasco, con ese “algohabrá hecho” la víctima.

    “Sí –insiste–, sólo la narrativapuede hacerlo. Para que el ciuda-dano mirase a otra parte inhibién-dose de la cuestión del terror polí-tico se contó a sí mismo algún relatoque le incentivase y justificase suinhibición. Son relatos miserables yfalsos, claro. Y para que el ciuda-dano se sacuda de su sopor y de-fienda la ciudad política deberácontarse a sí mismo algo de signocontrario. Sólo los relatos dan sen-tido al mundo. Sólo los relatos vi-gorosos y verdaderos fabricarán ciu-dadanos con vigor.”

    Con dos novelas en espera deeditor, Azurmendi tiene “muy po-cas ganas de batallar como con ésta”,pero está escribiendo otra. “Prose-guiré mientras no me tiemble elpulso”. Lo de menos es el silencio.Ya cambiarán. Ya están cambiando.

    NURIA AZANCOT

    Mi novela sólo pre-

    tende recordar a gente

    como Garzón que hay un

    deber de memoria histó-

    rica muy reciente, de an-

    teayer”, dice Azurmendi

    Lea el comienzo de El hijo ausente yTango de muerte en www.elcultural.es

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    L E T R A S

    Obama: Los sueños de mi pBARACK OBAMA

    Tr a d u c c i ó n d e Fe r n a n d o M i r a n d a y Ev a r i s t o P á e z R a smus s e nA lme d . G r a n a d a , 2 008425 pág i n a s , 22 e u r o s

    En aquella aldea de Kenya,habitada por gentes del pue-blo luo, nadie había vistonunca al hombre blanco, así es quecuando se supo de la llegada de losbritánicos a una población cercanatodos se mostraron recelosos, salvoun joven que quiso conocerlos. Sellamaba Hussein Onyango Obamay cuando meses más tarde regresó

    vestido con pantalones, camisa y za-patos provocó burlas y desprecio. Unsiglo más tarde, su nieto Barack Hussein Obama está a punto deconvertirse en presidente de los Es-tados Unidos. Como encarnacióndel sueño americano es difícil en-contrar un modelo mejor.

    Barack Obama publicó Los sue-ños de mi padre en 1995, un año an-tes de que su elección al Senadode Illinois diera inicio a su fulgu-rante carrera política. De hecho, setrata de un libro que difícilmentehabría escrito un político en acti-vo, porque Obama no se presentacomo un hombre seguro de sí mis-mo y capaz de ofrecer a sus conciu-dadanos una solución a sus proble-mas, sino como alguien que sebusca a sí mismo. Para encontrar alObama político el lector debe diri-

    girse a su segundo libro, La au-dacia de la esperanza, publicadocuando ya era senador de los Es-

    tados Unidos. Los sueños de mi pa-dre es en cambio la historia de un jo-ven que trata de encontrar su propiocamino y ansía arraigar en una co-

    munidad que pueda conside-rar suya. Ese sentimiento

    de pertenencia no le podía venir di-rectamente de su entorno familiar,que resultaba insólitamente com-plejo. Su padre, un africano de pielnegrísima nacido en Kenya, se casócon su madre, una americana blan-quísima nacida en Kansas, al pocode conocerse en Hawai, donde la fa-milia de Ann se había asentado enbusca de una prosperidad que nun-ca llegó del todo y Barack padre es-tudiaba en la universidad con ayu-da de una beca. Poco después sesepararon. Él volvió a Kenya y ellamarchó con su hijo a Indonesia, elpaís de su segundo marido. Lue-go, cuando tenía diez años, Ann leenvió de vuelta con sus abuelos aHonolulu, para que recibiera unaeducación americana.

    La primera parte de Los sueñosde mi padre evoca esos primeros añosde su vida, en los que Barack Oba-ma no sufrió discriminación racial al-guna, pero hubo de enfrentarse aproblemas de identidad. Ser uno delos pocos alumnos negros en un co-legio de elite era ya una situaciónbastante peculiar, pero si ademásse daba el caso de que los abueloseran blancos todo resultaba más in-sólito. En la difícil etapa de la ado-lescencia Barack se inició en el al-cohol y las drogas, pero evitó elproceso autodestructivo de algunosde sus amigos, caídos en la trampade afirmar su identidad juvenil ne-gra a través de un rechazo de todaslas normas convencionales de com-portamiento. Luego, durante susprimeros años de universidad enLos Angeles, simpatizó con el radi-calismo negro, pero sin integrarsedel todo en el movimiento.

    Todo esto lo narra Obama me-diante la reconstrucción de deter-minadas escenas que quedaron gra-badas en su memoria, con unatécnica similar a la de un novelista.Los sucesivos ambientes en que seJIM

    YOU

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    E L L I B R O D E L A S E M A N A L E T R A S

    formó su personalidad, primero enYakarta, luego en Honolulu y mástarde en Los Ángeles, están bien tra-zados y la sensación que provoca suprotagonista es la de alguien quesiempre mantiene una distancia res-pecto a los que le rodean, que nun-ca asume del todo un papel defini-do. No podía ser un niño indonesio,evitó que colocarse con la marihua-na y la cerveza fuera el centro de suvida, no se convirtió en un activistaradical y tampoco optó por olvidarsede su negritud para integrarse sinmás en la próspera clase media ame-ricana.

    Tras licenciarse en Ciencias Po-líticas por la Universidad de Co-lumbia trabajó un par de años en elmundo de los negocios de NuevaYork, en el que podría haber hechouna brillante carrera. Renunció sinembargo a ello para trabajar comoresponsable de un proyecto comu-nitario en los barrios pobres del surde Chicago, poblados mayoritaria-mente por negros. Esa decisión, que

    terminaría por conducir a Obama ahacer carrera política en Illinois, esmuy reveladora. Quiso vivir en unade las grandes comunidades urbanasnegras de América y contribuir a quese interrumpiera la espiral de degra-dación que se padecía un uno de susbarrios.

    Es el tema que se aborda en la se-gunda parte de Los sueños de mi pa-dre, en la que de nuevo encontramosa un Obama que no encajaba deltodo en su entorno. En su trabajocomo organizador de iniciativas a fa-vor del barrio tenía éxito, pero nose sentía satisfecho, porque los lo-gros que iba obteniendo eran siem-pre parciales. Los vecinos que co-laboraban con él eran conscientes deque venía de fuera y algunos no ter-minaban de entender porqué ha-bía optado por ese trabajo, renun-ciando a empleos más rentables.Obama no compartía tampoco la fereligiosa que era el principal estí-mulo de quienes trabajaban por lacomunidad, que se estructuraba en

    torno a las parroquias, católicas o pro-testantes. Hasta que un día se le sal-taron las lágrimas durante un sermóndel reverendo Wright, de quien tan-to se ha hablado, y no precisamen-te bien, este año.

    En su descripción de los proble-mas sociales en el sur del Chicago,que vivió durante sus tres años comoorganizador comunitario, Obama nopuede estar más lejos del tópico dis-curso de un agitador político: no haydiagnósticos simplistas, ni culpablesobvios, ni soluciones fáciles. Hayel drama cotidiano de familias aban-donadas por el padre, de chicos quese tuercen, de comunidades quepierden la capacidad de autorregu-larse, de gestores que renuncian acambiar las cosas. No era un pano-rama halagüeño y Obama se alejó deallí por un tiempo para doctorarse enDerecho en uno de los más presti-giosos centros de estudios jurídicosde América, la Harvard Law School.Era una decisión que la mayoría desus amigos del barrio comprendie-

    ron y que le abría las puertas del éxi-to profesional.

    Harvard le aceptó en la primave-ra de 1988 y ese verano Barack Hus-sein Obama emprendió un viaje enbusca de sus orígenes. Pasó unas se-manas en Kenya en compañía de susnumerosos parientes y visitó la aldealuo en que, junto a la casa de suabuela, se hallan las tumbas de supadre Barack y su abuelo Onyan-go. Supo que su padre había sidoun hombre brillante que al final ha-bía fracasado por no ser capaz deadaptarse a la corrupta política de supaís, que no había sido un modelo demarido con sus sucesivas o quizá si-multáneas esposas, ni tampoco unbuen padre para sus hijos africanos.Supo que su abuelo, un hombre in-teligente y emprendedor, había sidoun padre de familia tiránico y que le-jos de ser un defensor de la identi-dad africana, había tenido éxito por-que había sabido servir a los blancos.El reencuentro con sus orígenestuvo un sabor agridulce pero en de-finitiva le dio fuerza para realizar sussueños, algo que su padre no logró.

    Si, como es previsible, Obama eselegido presidente de los EstadosUnidos, la historia le juzgará no porquien es, sino por lo que logre hacer.Sin embargo su propia elección re-presentará ya un hito histórico. Ungran país, que sigue siendo esa ciu-dad en la colina a la que todos miran,habrá elegido como líder al hijo deun africano, a un hombre cuyo co-lor le habría cerrado todas las puer-tas hace no muchos años. Ése el tipode ejemplos que necesita un mun-do al que las fuerzas de la globali-zación empujan hacia la integración,pero en el que fanáticos religiosos,nacionalistas obtusos, racistas y xe-nófobos de toda laya se esfuerzanpor poner puertas al campo.

    JUAN AVILÉS

    i padre. Una historia de raza y herencia

    EL SENADOR AFROAMERICANO de Illinoisprotagoniza la producción ensayística sobre laselecciones estadounidenses también en España.Además del libro que reseñamos, el lector podráencontrar en las librerías La fe de Barack Obama, deStephen Mansfield (Nowtilus), donde se degustala mixtura de creencias católicas e ideales progre-sistas del candidato como reflejo de la mástolerante versión de la religiosidad de su país. Los“elefantes” republicanos, a su vez, reparten suprotagonismo entre las obras dedicadas al presi-dente saliente, el denostado George W. Bush y elaspirante John McCain. Sobre el inquilino actualde la Casa Blanca destacan La oca del señor Bush, deLluis Bassets (Península), virulenta crítica deldesorden mundial impulsado desde Washington,Tres presidentes, de Zbigniev Brzezinski (Paidós),

    sucinto estudio de los últimos 16 años de gobiernoprotagonizados por los apellidos Bush / Clinton, yLa tragedia Bush, de Jacob Weisberg (RBA), uncatálogo de sus ideas, relaciones e influencias.“Maca”, como ha bautizado cariñosamente laprensa al héroe de guerra republicano, desvela suambigua personalidad en ¿Quién es John McCain?,de Fernando Alonso Barahona (Ciudadela).Regresa, cómo no, el inevitable Michael Moore,con un esbozo paródico del sistema electoraltitulado Mike for president (Temas de hoy). Adestacar ¿Qué pasa con Kansas? Cómo los conserva-dores conquistaron el corazón de Estados Unidos, deThomas Frank (Acuarela & Antonio Machado),una lúcida y penetrante autopsia del alma conser-vadora de los Estados Unidos que merecerápróximamente una crítica más extensa.

    Los otros libros de las eleccionesLA PUGNA ENTRE OBAMA Y MCCAIN LLEGA A LAS LIBRERÍAS ESPAÑOLAS

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  • L E T R A S N O V E L A / R E L A T O S

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    ROBERTO TEJELA

    Sa l t o d e P á g i n a . Mad r i d , 2 008251 p á g i n a s , 1 9 ’ 50 e u r o s

    La invención y el documen-to tomado directamente dela vida son dos polos en lalarga historia de la novela. La in-ventiva sirve unas veces para cons-truir el entramado anecdótico. Otras,valen las muchas noticias “noveles-cas” que cada día trae el periódico.Algo semejante cabe decir del pun-to de partida de los autores: unosno tienen experiencia alguna pri-vada de los sucesos que recrean;otros, acuden a sus propias vivencias.

    La primera obra de FernandoTejela, El narco consorte (Lenguade Trapo) define un tipo de narradorespecífico: el autor, piloto de pro-fesión, viajero por geografías varia-das, residente durante un par deaños en Colombia, vuelca sus co-nocimientos y gustos en la ficción.Así, este libro sale de la aleación deesa terrible masa noticiosa sobre elnarcotráfico que tiene especial viru-lencia en el país hispanoamerica-no, de un conocimiento directo delescritor de dicho escenario y de unrelato de aventuras y amores.

    En este esquema tradicional apo-ya Fernando Tejela (Madrid, 1953)su segundo libro, El paseo millonario.Se trata de una de esas novelas cuyoargumento puede exponerse consencillez, aunque no convenga des-pejar el desenlace porque se acom-paña de un considerable suspense.Tejela cuenta la peripecia de JaimeAriza, ejecutivo español que viaja aBogotá para ultimar un negocio yes apresado por unos delincuentesnada más llegar al aeropuerto de lacapital. Lo que iba a ser un simple“secuestro express” se convierte

    en un cautiverio espoleado por laavaricia. La trama se extiende du-rante un mes largo, se carga de en-cadenadas incertidumbres y desem-boca en un desenlace que liquidala intriga con una resolución original.

    Esta línea principal se alimentacon elementos distintos. Por unaparte, se refieren graves sucesos enMadrid que afectan a la familia deAriza. Por otra, se detalla el empe-ño de una amiga de Jaime por con-seguir su libertad. A ello se añadenlas relaciones de los secuestradoresentre sí y de la cabecilla del grupo,Yerma, con Jaime ycon su amiga ma-drileña. Tal materiacompleja se bifurcaen las dos grandeslíneas del relato. Laprimera se centraen una historia deviolencia, engañosy peligros referida a la delincuen-cia urbana, colmada de atrocidades.Todo ello se presenta de manera di-recta e impactante, a base de se-cuencias por lo general cortas, contécnica cercana al cine de acción.

    La otra línea tiene mayores pre-tensiones y se dedica a explorar elfondo de los comportamientos de unbuen número de personajes. Teje-la tiende a crear arquetipos: la bon-dad desinteresada, la insensibili-dad criminal, la pasión encendida, elegoísmo y el cálculo, entre otros ma-tices menores. En suma, acción, crí-menes y amores sirven de sostén auna novela psicológica, dicho contérminos convencionales que la de-finen con propiedad, donde desfilauna pluralidad de conciencias com-plicadas. Aunque tienda al mode-

    lo, Tejela les da aéstas la suficienteindividualidadcomo para que re-sulten atractivas.

    El paseo millo-nario abusa de lomelodramático yefectista, y su pro-

    sa resulta demasiado funcional. Perose lee con interés por los tipos quepresenta y por lo que pasa. Además,mantiene la atención hasta el final.

    SANTOS SANZ VILLANUEVA

    El paseo millonario

    Relatos después de una batalla, 1802-1823ALCALÁ GALIANO, MESONERO ROMA-

    NOS, JOVELLANOS, LARRA, CAPMANY

    Fundación Dos de mayo / Espasa. Madrid, 2008425 páginas, 21’90 euros

    “No debe olvidarse que hay fechasy acontecimientos que marcan lageografía política y cultural delmundo, de un continente o de una nación, su-cesos que no pueden ignorarse si no queremos de-jar de contar la aventura de la historia. El dos demayo de 1808 y la guerra contra el ejército inva-sor de Napoleón es uno de ellos”. Son las palabrascon las que Fernando García de Cortázar, direc-tor de la Fundación Dos de mayo, invita a con-siderar la importancia de un acontecimiento al

    que, a lo largo de este año 2008, se han ido su-mando iniciativas que persiguen difundir su tras-cendencia en la conformación de la identidad na-cional. Así, este volumen de relatos añade nuevasmiradas de nombres mayúsculos a las que pu-siera de manifiesto la iniciativa que le precede(1808. El Dos de mayo, tres miradas. Alejo Car-pentier, B. Pérez Galdós, J. Mª Blanco White)

    En esta ocasión serán las voces de un ilustrado(Jovellanos), un clásico (Capmany), un testigode excepción (Alcalá Galiano), un cronista fun-damental (Mesonero Romanos) y la mirada de unromántico (Larra, como síntesis de lo vivido y loque sucedería en la España del XIX tras las Cor-tes de Cádiz) las que otorguen sentido no tantoa la materia épica como a las circunstancias que

    componen la versión social, histórica y literaria delánimo que bullía en el Madrid de entonces. De lapersonalidad y el valor testimonial de las mira-das se encarga con rigor el historiador Antonio Fer-nández García. Y de la suma de empeños –im-pulsados por la Comunidad de Madrid–, deriva unlibro que ha de leerse con el talante de quien asis-te a cortos cinematográficos independientes que,convertidos en largometraje, se ajustan al inte-rés unánime por destacar la importancia del mo-mento en que los españoles se alzaron como na-ción en armas. El resultado es una obra queilustrará a curiosos y a profanos, a sabios y eruditosde la historia vertida en grandes relatos.

    PILAR CASTRO

    MAR

    KUS

    RICO

    � El paseo millonario

    abusa de lo efectista

    pero se lee con in-

    terés y mantiene la

    atención hasta el final

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  • RAY LORIGA

    A l f a g u a r a . Mad r i d , 2 008184 p á g i n a s , 1 8 e u r o s

    Ray Loriga prosigue con estanueva obra su trayectoria denarrador independiente, a laque, sin embargo, se le han señala-do algunos modelos, más bien a ojode buen cubero y sin apoyo sufi-ciente. Con un estilo marcadamen-te personal, Loriga vuelve una y otravez al retrato de personajes que re-memoran una pérdida, un estadiofeliz apenas entrevisto y que sólosubsiste en la memoria. Son tipossentimentalmente amputados, in-suficientes y menesterosos, escindi-dos entre su existencia real y otravida anhelada –dualidad represen-tada aquí, por ejemplo, con la ima-gen de las dos caras del espejo pro-cedente de la Alicia de Carroll–, quese crea o se recrea mediante el en-sueño y la imaginación, como le su-cede al tímido e inseguro Sebastián,que arrastra un fracaso afectivo y es-cribe narraciones, porque, como élmismo asevera, “una novela es unanovela. No tiene nada que ver con lavida” (pág. 119). Es pues, algo quepuede entenderse como un recur-so para compensar aspiraciones i-nalcanzables, lo mismo que sucedecon la creación mental del perso-naje de Ramón Alaya, especie decontrafigura que acompaña a Se-bastián y que parece poseer las cua-lidades que éste desearía: buen por-te, espíritu decidido, carácter detriunfador… Por el contrario, Se-bastián es un indeciso permanen-te, un derrotado con ribetes grotes-cos, empeñado en enamorarse deMónica para restañar la herida de suantiguo fracaso matrimonial y, sinembargo, incapaz de dar un pasopara hacer efectivo su propósito. Elhecho de que todas las escenas de lanovela se desarrollen en el interiorde la embajada suiza, donde se ce-lebra un baile del que Sebastián se

    desentiende por completo,representa muy bien esa ac-titud solipsista y ensimis-mada del personaje, que pa-rece vivir dentro de unaburbuja.

    No hay en esta novelapropiamente acciones. Sóloinformaciones acumuladaspor un narrador omniscien-te, que entra y sale del per-sonaje y ofrece continua-mente datos, observaciones,recuerdos fragmentarios deSebastián, con un estilo na-rrativo que no rehúye lasafirmaciones sorprendenteso paradójicas, que a vecesllegan a bordear la greguería ramo-niana. Así, Sebastián, del que se afir-ma que “quería tanto a Mónica quele costaba andar” (p. 139), “llama-ba siempre la atención un poco yse diluía al mismo tiempo con la pe-dantería del mercurio, que estásiempre a punto de desaparecerpero no desaparece nunca del todo”

    (p. 43). O bien: “Se había sorpren-dido más de una vez dispuesto acambiarse por cualquiera. Y quiénno ha jugado alguna vez a eso. Has-ta Jesucristo deseó alguna vez quesu nombre sonase por delante del deBarrabás, pero quedó segundo enese cruel concurso, y primero en lacruz” (p. 79). Esta manera desen-fadada y libre de narrar utiliza tam-bién fórmulas, aclaraciones e incisosque impregnan el discurso de un es-tilo conversacional propio de quienrelata teniendo en cuenta a un re-ceptor cercano e inmediato: “Que-de claro en cualquier caso, y ya se hadicho pero no está de más repetir-lo…” (p. 72); “tampoco se puedenegar, y en esto el pobre Sebastiánno podría estar más de acuerdo…”(p. 83); “y Sebastián, ya está dichopero no está de más repetirlo, no esun conquistador” (p. 105).

    El estilo narrativo de Ray Lori-ga recuerda en muchos momentosel de Gómez de la Serna –véanse,sin más, los párrafos centrales de lapágina 62–, con el que coincide tam-

    bién en la animación de objetos iner-tes y en la cosificación de lo vivo. Así,el conjunto de razones de Sebastián,visto como un ejército, “fue grandey devastador en su día”, pero “habíasido diezmado por el cuerpo a cuer-po musculoso de las cosas” (p. 56).La imagen según la cual el perso-naje se ve “condenado sin motivoa un millón de tristezas” (p. 56) de-sarrolla una prolongada y ágil dis-quisición que es al mismo tiempo,por aprovechamiento de la acuña-ción, parodia de un juicio, donde alpersonaje derrotado “no le quedabamás que recoger su portafolio y re-tirarse para siempre del juzgado” (p.58). Esta prosa imaginativa, brillan-te incluso en algunos diálogos, com-pensa de las insuficiencias psicoló-gicas y constructivas en el diseño delpersonaje, cuyo perfil se constitu-ye a partir de lo que se dice de él–definiciones, caracterizaciones delnarrador– y no tanto de sus acciones,como sería deseable.

    RICARDO SENABRE

    ALGO PERSONAL� ¿Ha variado la posición delamor en la escala de preocupacio-nes de la sociedad actual?– El amor del delirio, que es delque yo hablo, sí ha cambiado, y espor que solemos pedirle al amoralgo que no le compete. � ¿Usa la tercera persona parasortear la inevitable pregunta porel componente autobiográfico? –No es por eso, pero sí obedece auna decisión muy consciente.Necesitaba dar un paso atrás,distanciarme del personaje deSebastián para poder analizarlomejor e incluso reirme de él .

    � Dicen que es el predecesor de la “Generación Nocilla”... –Me gustan mucho lo que hacen Agustín Fernández Mallo y XaviCalvo, entre otros, pero yo no me considero el dueño de sulinterna. La mía la recogí por el camino y la literatura es eso: ir encontrando y abandonando linternas por el camino. - D.A.

    Ya sólo habla de amor

    CARLOS ALBA

    N O V E L A L E T R A S

    3 0 - 1 0 - 2 0 0 8 E L C U L T U R A L 1 5

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  • 1 6 E L C U L T U R A L 3 0 - 1 0 - 2 0 0 8

    ANDREA CAMILLERI

    I I P r em i o I n t e r n a c i o n a l d e N o v e l a N e g r a RBA , 2 008Tr a d . d e J u a n C a r l o s G e n t i l e2 08 p á g i n a s , 1 2 e u r o s

    Con la concesión del II Pre-mio Internacional de No-vela Negra a Andrea Cami-lleri (Porto Empedocle, Sicilia,1925), la editorial RBA apuesta porabrir las puertas directamente almercado europeo. En la pasada edi-ción, el galardón a Francisco Gon-zález Ledesma premiaba no sólouna buena novela sino una larga ya veces secreta trayectoria, una delas más sólidas dentro del panoramade la literatura negra en castellano.Con el octogenario autor italianotampoco han hecho un nuevo des-cubrimiento, ya que Camilleri es ac-tualmente uno de los autores máspopulares y leídos del continente, ysu personaje fetiche, el comisarioMontalbano, uno de esos inolvida-bles mascarones de proa al estilo delKurt Wallander de Mankell o delJohn Rebus de Rankin.

    Montalbano se llama así en ho-menaje a Manuel Vázquez Montal-bán, el inolvidable creador de otrode los detectives de ficción por ex-celencia, Pepe Carvalho. Sin em-bargo, los fans de Montalbano qui-zá se sientan decepcionados antela ausencia del comisario. La únicaalusión la hace uno de los persona-jes de la novela en plan irónico en

    una de las primeras páginas, y el pro-pio Camilleri ha comentado con suhumor característico que Montal-bano habría intentado monopoli-zar la investigación. Por lo demás, nofaltan el ambiente mediterráneo,el asfixiante desnivel moral, la om-nipresente corrupción política y lapresencia todopoderosa e invisiblede la mafia. Es decir, Sicilia.

    Como muchas otras veces en laobra de Camilleri, la anécdota quedio pie a la novela parte de un hechoreal. En este último libro, el puntode partida fue “el crimen de Gar-lasco” un asunto que, en su mo-mento, despertó gran expectaciónen Italia. El argumento es muy sim-ple: Amalia Sacerdote, hija de un im-portante cacique local, ha sido ase-sinada, y todas las sospechas recaensobre su novio, Manlio Caputo, hijode un diputado socialista. Mientras

    la investigación avanza, en las ofi-cinas de la RAI en Palermo se pre-paran para capear la tormenta políti-ca y judicial que se avecina. El focoescogido por Camilleri para narrar lahistoria es muy reducido: apenas saledel despacho del director de los in-formativos en Palermo, Michele Ca-ruso, quien tiene que andarse conpies de plomo a la hora de ges-

    tionar la noticia en los telediarios.Caruso juega una partida a varias

    bandas entre las intrigas de AlfioSmecca, uno de sus presentadoresestrella, con cuya esposa mantieneun tórrido adulterio, y las maqui-naciones de su suegro, Gaetano Ste-lla, un viejo senador con cuya hija si-gue casado a pesar de que ella loabandonó por un abogado en alza,

    Massimo Troina, quien al final acep-ta la defensa de Caputo. Pero, másque jugar, Caruso hace de bola. Amedida que avanza la trama, sos-tenida por argucias legales, golpesde mano policiales y turbios desli-ces de confidentes, el lector des-cubre que todo en Sicilia –desdeel periodista más insignificante has-ta el jefe de policía– está sojuzga-

    do y triturado por los oscuros ma-nejos de la banca y los intereses po-líticos.

    Camilleri usa casi exclusiva-mente el diálogo para definir la mar-cha de la acción y la psicología de lospersonajes. Prácticamente el no-venta por ciento del texto está en-tretejido de guiones y más de la mi-tad de los diálogos son con-versaciones telefónicas de Carusocon sus redactores, sus jefes, suamante o su chivato. El virtuosismode la escritura deja una impresiónde levedad, de ligereza, pero tam-bién de falta de profundidad, de co-medietta superficial a la que el lec-tor asiste como a un teatrillo deguiñol entre bastidores. Ninguno delos personajes, empezando por elprotagonista Caruso, tiene más en-tidad ni más fondo ético que el deuna marioneta manejada desde arri-ba. No hay profundidad, ni rabia, niemoción, ni un solo atisbo de in-dependencia ante la mano negra delpoder. Y no tarda en llegar la im-presión de que los hilos que mue-ven a esos muñecos de carne y hue-so no son tanto los designios de losmandamases sicilianos como el ca-pricho del autor, a quien no le hu-biera costado mucho extirpar las escasas descripciones del texto para refundir la novela en el guiónde una teleserie no demasiado emo-cionante.

    DAVID TORRES

    � El virtuosismo de la escritura deja una impresión de le-

    vedad, de ligereza, pero también de falta de profundidad, de

    comedietta superficial a la que se asiste entre bastidores

    L E T R A S N O V E L A

    La muerte de Amalia Sacerdote

    ANDREA SABBADINI

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  • 3 0 - 1 0 - 2 0 0 8 E L C U L T U R A L 1 7

    N O V E L A L E T R A S

    STIEG LARSSON

    Tr a d . d e Ma r t i n Le x e l l y J u a n J o s é O r t e g a Román

    De s t i n o . B a r c e l o n a , 2 008 .

    6 72 p á g i n a s , 2 2 ’ 50 e u r o s

    Periodista comprometido, investigadorriguroso de los vínculos entre la extre-ma derecha europea y los círculos polí-ticos y financieros, reportero de guerra y afi-cionado a la novela negra y la ciencia ficción,Stieg Larsson (Skelleftehamn, Suecia, 1954 -Estocolmo, Suecia, 2004) compuso clandesti-namente una trilogía cuyo desenlace coincidiócon su muerte prematura. La desaparición deuna joven en circunstancias nunca esclareci-das eludirá el olvido gracias a la tenacidad desu tío, Harriet Vanger, y a la de un polémicoperiodista, Mikael Blomkvist, que intentarán re-solver el caso, sin contar con ninguna pista ini-cial, salvo las flores anónimas enviadas cada añoen la fecha de su cumpleaños. Asesinada, se-cuestrada o simplemente desaparecida por eldeseo de cambiar de vida, Harriet Vanger per-tenece a una familia acaudalada e influyente, dividida por la ambición, la insensibilidad y elegoísmo.

    Mikael Blomkvist, encarnación del espíritutenaz e inconformista del periodismo de in-

    vestigación, hallará un atípico complementoen Lisbeth Salander, detective privado, con elmismo grado de inadaptación social que los per-sonajes de Hammett, seres marginales en bus-ca de redención, indiferentes a la crítica social,pero con la necesidad de obrar de acuerdo conun código moral, que les permita acceder al cuar-to oscuro de la condición humana, sin perdersu honestidad o contagiarse de los impulsos quedesencadenan la crueldad y el asesinato.

    Blomkvist y Lisbeth componen una parejaque refleja la evolución del género policíaco.Con una credibilidad cuestionada por un pro-ceso judicial, Blomkvist no concita la simpatíade Wallander, más tierno e intuitivo, menos arro-gante y perfeccionista. La fría meticulosidad deBlomkvist puede encender la antipatía del lec-tor. Lisbeth seduce, pero con la fascinación delo terrible o monstruoso. Tatuada al milímetro ysometida a la estricta disciplina del piercing,su cuerpo lacerado recuerda la estética del bon-dage, pero también el martirio de místicos y

    ascetas, que recurren a la penitencia y los ciliciospara conseguir la amistad de Dios. Lisbeth no secobija en un hábito, sino en una cazadora de cue-ro, que manifiesta su vocación de transitar por laperiferia de la sociedad, lejos de la mediocri-dad y los convencionalismos.

    El estilo de Larsson –parco, eficaz, mini-malista– evoca la solvencia de los artesanos delcine clásico norteamericano, que no preten-den reivindicar la condición de autores, sinosu solidez como artífices de una historia. Lars-son no necesita grandes golpes de efecto parasostener el relato. Tampoco se entrega a la ba-nalidad. La novela no se muestra nada com-placiente con la sociedad sueca, donde el 18%de las mujeres han sido agredidas o amenazadas.La violencia explícita o las perversiones se-xuales que acontecen las últimas páginas brotande la necesidad de mostrar la trastienda de unpaís, con una fachada de respetabilidad tan pre-caria como el talante filantrópico del doctorJekyll. Larsson forma parte de una nueva ge-neración de escritores que han devuelto a la li-teratura el puro placer de contar, narradorespuros que conservan la ilusión infantil de asom-brarse y asombrar.

    RAFAEL NARBONA

    Los hombresque no amabana las mujeres

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  • L E T R A S P O E S Í A

    1 8 E L C U L T U R A L 3 0 - 1 0 - 2 0 0 8

    JOSÉ WATANABE

    P r ó l o g o d e D a r í o J a r am i l l oP r e -Te x t o s . Va l e n c i a , 2 008 456 p á g i n a s , 2 3 e u r o s .

    La poesía de José Watanabe(Trujillo, Perú, 1946-Lima,2007) no era desconocidaentre nosotros. Sus dos últimos li-bros habían sido editados simultá-neamente en Lima y en la editorialque ahora ofrece el conjunto de suproducción y unos pocos y valiosospoemas inéditos (pp. 447-456). Pesea su origen mestizo japonés, su poesía posee la extraordinaria fuer-za de una identidad que logrará fu-sionando el hiperrealismo y la re-flexión metafísica, la palabra des-nuda y la escasez imaginaria, el mun-do mítico de la Grecia clásica, la tra-dición cristiana y el indigenismoapegado a la tierra, a la Naturalezamás salvaje, desde los hospitales a lareconstrucción poética de lo ele-mental humano. Todo ello se de-canta en una serie de poemas de di-versa temática que van del bestiarioa lo más íntimo. Se transmite a tra-vés de la palabra desnuda y preci-sa, evitando “la inútil metáfora” (p.339). Watanabe publicó los libros depoesía que aquí se reúnen: Álbumde familia (1971), El huso de la pala-bra (1989), Historia natural (1994),Cosas del cuerpo (1999), Antígona(2000), Habitó entre nosotros (2002),La piedra alada (2005) y Banderas de-trás de la niebla (2006). Abandonópronto un cargo oficial y dedicó susesfuerzos a campos tan diversoscomo la literatura infantil, la televi-sión, el cine o la escritura de letraspara música rock. Darío Jaramilloinicia su fragmentaria introduccióna este volumen con unas certeras pa-labras: “El ojo de este hombre sa-bía hablar. Esto es autoevidente,brota de por sí leyendo sus poemas.Predomina la descripción” (p. 9).

    El conjunto de su obra brota deuna realidad observada y transcrita

    sin rubores. Explicita su concepciónde la poesía, pero evita la metapoe-sía. Descubrimos ecos de la poesíajaponesa, del haiku, pero son tanleves como la más evidente, a mi en-tender, influencia vallejiana. Partede una mirada poética a través de unojo –una de sus claves– que con-

    templa y admira, pero que no tieneempacho en adentrarse en el interiordel cuerpo o aludir a la defecación. Amenudo, en los poemas campesinos,rememora su infancia, la madre, y sumuerte –los huesos constituirán unade sus claves. El paisaje puede re-ducirse a la piedra –símbolo esen-cial–. Evita una propuesta poéticaprogramática: “Qué rico es estar con-tigo, poesía/ de la luz/ en la pierna deuna mujer cansada” –de “He di-cho”, (p. 385)–. En uno de los poe-mas de su último libro declara “Esdifícil persistir en la poesía, más aún/

    cuando ella misma nos desorienta:/en la desesperación/ yo escribí lospoemas más sosegados./ ¡Casi en-loquezco pidiendo calma!/. . ./ De es-tas flores aprenderé, una vez más,/que la poesía que tanto amo sólopuede ser/ una fugaz y delicada acción del ojo”.

    Cabría diferenciar en la evolu-ción de su obra tres períodos, porlo menos. En el primero cabría inte-grar sus cuatro primeros libros. Ob-servando las fechas de publicación,advertiremos la lentitud de su pro-ducción inicial: dieciocho años trans-curren entre el primero y el segundolibro y cinco, entre los dos siguientesen esta primera fase. Antígona es una

    versión libre de la tragedia de Só-focles, donde el autor mantiene eltono dramático en un verso sinco-pado, de gran musicalidad, y libre.Esta irrupción en el mito seguiráen Habitó entre nosotros, donde poe-tiza episodios de los Evangelios.Pero abandona este registro para en-lazar, en los dos últimos libros, conlos primeros, creando así una evo-lución cerrada sobre sí misma.

    No cabe duda de que el conjun-to de la producción de Watanabeconstituye una de las experienciasmás renovadoras no sólo de la poesíaperuana de la promoción de los se-tenta o de quienes inician la publi-cación por aquellos años, sino de lapoesía hispanoamericana –inclu-yendo la española– reciente. La ob-servación del mundo natural, siem-pre referido a la experiencia huma-

    na, puede resultar de una tremendacrueldad, como en su poema “LaMantis Religiosa” (p. 66), dondese limita a relatar un coito y la suc-ción del macho. El objetivismo yel lenguaje directo, casi oral, le per-mite poderosas fórmulas. Las fór-mulas expresivas se mantienen contoda la intensidad de una poesía quese sirve de un estricto realismo sim-bólico. El tema del hambre, tan va-llejiano, aparecerá tardíamente en“El pan” (p. 371) y en “El deste-te” (p. 375), cuya sensibilidad tan-to recordará a Miguel Hernández,aunque la escena universal adquie-ra aquí el tinte campesino perua-no: “Con que paciencia/ la madre

    envuelve su magroseno con lana de ove-ja/ negra. Y el seno yano es más/ el sitio de laternura” Pero Watana-be no desdeña tampo-co la inspiración culta,como en el título de“El camisón (Magrit-te)”. Tampoco eludeciertas corrientes comoel surrealismo o el ex-

    presionismo. En uno de sus poemaspodemos advertir ecos del filme Si-món del desierto, de Buñuel, así comoel sentido del humor –en ocasionespróximo a lo trágico–. Pero con lo co-tidiano consigue sus mejores logros,como “A la noche” (p. 152), dondedescribe una escena nocturna desu infancia. La sensibilidad del lec-tor que se acerque a la poesía deeste, en apariencia sencillo, aun-que muy complejo poeta peruanono restará indemne. Watanabe con-siguió alzar la palabra desnuda comoarma poética. Sus temas funda-mentales: la infancia campesina res-catada, el amor, el paso por los hos-pitales y el dolor, la muerte de losseres queridos, se tratan con un ori-ginal e inolvidable mestizaje.

    JOAQUÍN MARCO

    José Watanabe. Poesía completa

    Exterior. Campo con iglesia. DíaUn cura perdona al mundo echando una grancruz al aire.El sol toca la campanada de algodón de la torre.Una nube entra en la iglesia y (se supo después)aureola de San Pedro.Otra nube baja y orina entre las cucarachas.El poeta escribió en su Cuaderno de los paisajes.Las nubesson el escape de gas de automóviles invisibles.

    SERGIO BARRENECHEA-EFE

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  • E C O N O M Í A L E T R A S

    3 0 - 1 0 - 2 0 0 8 E L C U L T U R A L 1 9

    GEORGE SOROS

    Ta u r u s . Mad r i d , 2 008250 p á g i n a s , 1 9 e u r o s

    El último libro de George So-ros se subtitula, en su ver-sión original, La crisis de cré-dito de 2008 y su significado. Cier-tamente, el autor proporciona unaexplicación de la presente crisis fi-nanciera, aunque una buena partedel libro –casi la mitad– está dedi-cada a exponer las ideas personalesdel propio Soros acerca de la meto-dología de las ciencias sociales, ba-sadas en su ya conocida teoría de lareflexividad. Curiosamente, Soros esun extraordinario personaje que haalcanzado una fama internacional yuna muy considerable fortuna comogestor de un fondo de inversión dealto riesgo, reconvertido luego enuna fundación, sin ánimo, por tanto,de lucro. Además, defiende la ex-tensión,en todo el mundo, del mo-delo de sociedad libre, y participa enla política estadounidense, aportan-do su influencia y sus recursos a fa-vor del candidato a la presidencia

    Obama; considera a George W. Bushun gobernante que utiliza, en unpaís de libre opinión y expresión, unlenguaje propio del que muestra Or-well en su novela 1984, es decir, ma-nipulador y ocultador de la verdad.

    Sin embargo, a pesar de tan bri-llante trayectoria profesional y pú-blica, y según confiesa el propio in-teresado, Soros lamenta que no setomen en serio sus ideas explicativasde la dinámica social, a pesar de queha empleado considerables esfuer-zos en propagarlas por medio de suslibros; entre ellos, el primero La al-quimia de las finanzas (1987), al quehan seguido casi media docena de tí-tulos más, ávidamente leídos por losestudiantes de Administración deEmpresas y por aprendices de in-versores que esperan alcanzar el ve-llocino de oro del éxito en la Bolsa.A pesar de que su actividad publi-cista procura a Soros sustanciosos de-rechos de autor, se lamenta por noser leído en las facultades de Eco-nomía, ni tomado en serio por los crí-ticos y profesores de esta materia, ysegún comenta en las páginas del

    presente libro, ni siquiera por su pro-pio hijo. El mismo Soros presentauna interpretación un tanto freudia-na de su frustación: judío húngaro,hijo de un escritor, emigró con su fa-milia a Inglaterra, donde cursó estu-dios de Economía. Más adelante, setrasladó a Estados Unidos, donde in-tentó, sin éxito, dedicarse profesio-nalmente a la Universidad, por loque acabó en el mercado de arbi-trajes en Nueva York, en un primerpeldaño de lo que sería una histo-ria de éxito indiscutible.

    A Soros, desde luego, no se lepuede acusar de vender burros cie-gos, ni mucho menos emitir nece-dades, cuando se refuere a cuestio-nes financieras de actualidad. Losreproches que se le hacen son otros:construir un planteamiento falsa-mente teórico a partir de obvieda-

    des, mezclar exposi-ciones un tanto pom-posas de epistemologíacon recetas y experien-cias de bolsista, y ha-blar demasiado de símismo. Todo ello pue-de comprobarse eneste libro. Pero haríamal el interesado enconocer las causas máso menos remotas de laactual crisis finacieraen desecharlo sin más.Tiene indudables va-lores; su explicación dela génesis de la crisis esmuy plausible, aunquees cierto que las histo-rias envejecen cuandopasan sólo unos meses,

    y tanto la introducción como la par-te segunda no decepcionarán aquien quiera saber qué son los sub-primes o los hedge fund. Y algunas delas predicciones expuestas en el li-bro ya han comenzado a realizarse,como la apreciación del dólar y el in-evitable aumento de la presión fiscalen Estados Unidos. Por cierto, Soroshabla de España–y de Gran Bretaña,además de Estados Unidos– comopaís altamente vulnerable. Y sugie-re invertir en diversos activos euro-peos, norteamericanos, asiáticos yde Estados del Golfo, y dólares (pá-gina 187). Una última reflexión per-sonal, al margen de Soros: ¿por quéningun crítico de la ortodoxia y delsistema se acuerda hoy de Galbraithy de su tecnoestructura?

    PEDRO TEDDE DE LORCA

    El nuevo paradigmade los mercados

    financierosPara entender la

    crisis económica actual

    MIGUEL RAJMIL

    La Aventura de la Historia cumple diezaños, lo que merece algo más que una fe-licitación. Más de 17.000 páginas y 2.500artículos jalonan esta década y 300.000 lectorescorroboran cada mes el interés de la primera re-vista de historia de nuestro país. Y el número queha preparado el quipo de David Solar no des-merece el aniversario. Algunos de los mejores his-toriadores patrios escriben sobre los diez mo-

    mentos de oro y los idem de plomo de la histo-ria de España. Entre los acontecimientos glo-riosos destacan la romanización de la Península(José Manuel Roldán), el Califato omeya de Cór-doba (Soha Abboud Haggar), el glorioso año de1492 (Josph Pérez), la vuelta al mundo de Ma-

    gallanes (Felipe Fernández Armesto), laII República (Julio Gil Pecharromán) ola Transición (Carlos Santos). Y entre las

    efemérides trágicas hallamos la peste negra (Ma-ría Jesus Fuente), la expulsión de judíos y mo-riscos, el fracaso de la Armada Invencible (Ma-rina Alfonso Mola), el año 1640 (Ricardo GarcíaCárcel), el desastre del 98 (Rafael Núñez Flo-rencio) o el 18 de julio (Antonio Elorza).

    LL AA AA VV EE NN TT UU RR AA DD EE LL AA HH II SS TT OO RR II AADD II RR EE CC TT OO RR :: DD AA VV II DD SS OO LL AA RR .. NN ºº 11 22 11 .. XX AA NN II VV EE RR SS AA RR II OO .. 33 ’’ 66 00 EE ..

    R e v i s t a s

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  • Reformismo e Ilustración

    L E T R A S H I S T O R I A

    2 0 E L C U L T U R A L 3 0 - 1 0 - 2 0 0 8

    PEDRO RUIZ TORRES

    Vo l . 5 d e l a H i s t o r i a d e E s p a ñ aC r í t i c a / Ma r c i a l Po n s , 2 008768 p á g i n a s , 3 3 e u r o s

    El ambicioso proyecto de unanueva Historia de España,puesto en marcha por Crí-tica y Marcial Pons, nos ofrece aho-ra un nuevo tomo, el segundo enaparecer de los tres dedicados a laEdad Moderna; al tiempo que vaneditándose otros del total de doceprevistos. De acuerdo con el pró-logo general de sus directores, JoséFontana y Ramón Villares, el obje-tivo es presentar una visión de sín-

    tesis de nuestro pasado des-de la España actual, incor-porando los avances de la in-vestigación historiográficadel último medio siglo. Elproyecto se reclama here-dero de la tradición demo-crática y progresista de obrasanteriores –Altamira, Artola,Tuñón, Vilar o Vicens–, y nosurge de la percepción deningún problema de Espa-ña, sino de la práctica nor-malizada del trabajo de unoshistoriadores que, lejos deposiciones esencialistas, en-tienden España desde la di-versidad y consideran quesu historia no constituyeanomalía alguna en el con-junto europeo.Desde tales planteamien-

    tos, el encargado de realizar la sín-tesis del siglo XVIII ha sido PedroRuiz Torres (Elche, 1951), catedrá-tico de Historia Contemporánea dela Universidad de Valencia, quien yaen otras ocasiones se había ocupadode dicha centuria. No resulta fácilenfrentarse al estudio de conjuntode un periodo histórico, y menosaún si se trata de uno tan complejocomo el Setecientos español. El au-tor, sin embargo, lo ha resuelto pri-vilegiando el tratamiento ensayís-tico sobre al análisis sistemáticopropio de los manuales clásicos. Másatento a los aspectos económicos,sociales y culturales que a los de

    carácter político –especialmente lapolítica internacional– incluye tam-bién éstos en su discurso, aunquesubordinados al estudio de los otros.El predominio de la economía re-sulta muy claro en el caso de Amé-rica, estudiada casi exclusivamen-te desde el ángulo de su relaciónmercantil con la metrópoli.

    La mayor originalidad del libroestá esencialmente en su estructu-ración, bien pensada y trabada, en laque el autor sabe desgranar los múl-tiples aspectos y cuestiones deaquella centuria al hilo de un rela-to ágil y entretenido, que se lee confacilidad. Asimismo, conjuga la tra-ma general con el análisis particula-rizado de numerosas cuestiones, ba-sándose en proyectos, textos einformes –Ensenada, Campoma-nes, Arroyal, Jovellanos y tantosotros–, así como en escritos y rela-ciones contemporáneos, como losque utiliza, por ejemplo, en el deta-llado estudio de los motines de1766. Esa combinación de la visiónde conjunto con el microscopio, lainterrelación entre lo general y el

    caso concreto, resulta especialmen-te atractiva, como también la utili-zación de la pintura –y en especiallos retratos cortesanos– para glosardistintos momentos y situaciones.En cuanto a la interpretación del si-glo XVIII, Ruiz Torres comparteuna postura bastante generalizadaentre los especialistas actuales, ale-jada tanto de la valoración excesi-va de las novedades y transforma-ciones del Setecientos español,como de la negación de los cambiosy de la existencia de una Ilustraciónen nuestro país. Reconoce los im-portantes avances que se experi-mentaron en muchos campos, gra-cias en buena medida al reformismoilustrado. Pero señala también lasfuertes limitaciones de éste, deriva-das sobre todo de su excesivo res-peto al orden tradicional y al abso-lutismo. La pervivencia de unasestructuras económicas y sociales ar-caicas generó inestabilidad y con-siderables tensiones, agravadas enlas últimas décadas por la quiebra fi-nanciera, en el marco de unas for-mas políticas y de gobierno que nohabían experimentado cambios sus-tanciales. El derrumbe del ordenpolítico y social que se produciría en1808, precipitado por la invasiónfrancesa, tenía pues hondas raícesinternas.

    Nos encontramos, en definitiva,ante una síntesis sobre el sigloXVIII español novedosa en la or-ganización y el acercamiento a lasdiversas cuestiones. El volumen secomplementa, al final, con una seriede útiles apéndices (bibliografía,cronología, cartografía, cifras, do-cumentos e índice alfabético), enla que únicamente desmerecen losmapas, difíciles de utilizar, bien porsu escaso tamaño o por la imposi-bilidad de apreciar, en blanco y ne-gro, las zonas coloreadas en los ori-ginales de los que proceden.

    LUIS RIBOT

    � El autor hila un relato ágil

    y entretenido de la centuria

    que se lee con facilidad

    � El derrumbe de 1808, pre-

    cipitado por la invasión fran-

    cesa, tenía hondas raíces

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  • Ficción(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

    22.. Amanecer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2/2Stephen ie Meyer. ALFAGUARA

    33.. Crepúsculo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7/3Stephen ie Meyer. ALFAGUARA

    44.. Millenium I. Los hombres que no amaban... . . . . . 4/19St ieg Larsson. DESTINO

    55. After Dark . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3/3Haruk i Murakami. TUSQUETS

    66. Los girasoles ciegos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5/9Alberto Méndez. ANAGRAMA

    77. La muerte de Amalia Sacerdote . . . . . . . . . . . . . 10/2Andrea Cami l ler i . RBA

    88. Un hombre en la oscuridad . . . . . . . . . . . . . . . . . 8/7Paul Auster. ANAGRAMA

    99. El juego del ángel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6/28Car los Ru iz Zafón. PLANETA

    1100. Un tipo encantador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . –/1Marian Keyes. P laza & Janés

    1. EL SECRETO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1/60Rhonda Byrne. URANO

    22. Gomorra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . –/4Roberto Sav iano. DEBATE

    33. La última lección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2/6Randy Pausch. GRIJALBO

    44. Después de Bush . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . –/1Paul Krugman. CRÍTICA

    55. El factor K . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4/5Aitor Zárate. ESPASA

    66. Queipo de Llano. Memorias de la guerra civil . . . . 7/2Jorge Fernández-Coppe l . LA ESFERA DE LOS LIBROS

    77. Legado de cenizas. Historia de la CIA . . . . . . . . . . 6/2Tim Weiner. DEBATE

    88. El encantador de perros . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3/31César Mi l lán. AGUILAR

    99. La buena vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5/6Alex Rov ira. AGUILAR

    1100. Por qué soy cristiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9/2César V ida l . PLANETA

    11. COMETAS EN EL CIELO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2/36Khaled Hosse in i . SALAMANDRA

    22. Kafka en la orilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1/6Haruk i Murakami. TUSQUETS

    33. La catedral del mar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4/40I ldefonso Fa lcones. DEBOLSILLO

    44. Marina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3/22Car los Ru iz Zafón. PLANETA

    55. Dexter: el oscuro pasajero . . . . . . . . . . . . . . . . 8/5Jeff L indsay. BOOKS4POCQUET

    66. Chulas y famosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . –/1Terenc1 Moix. BOOKET

    77. La sombra del viento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5/58Car los Ru iz Zafón. PLANETA

    88. Los pilares de la Tierra . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7/4Ken Fo l let . DEBOLSILLO

    99. Trilogía de Nueva York . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10/8Paul Auster. ANAGRAMA

    1100. Tres metros sobre el cielo . . . . . . . . . . . . . . . . 6/2Feder ico Mocc ia. DEBOLSILLO

    11. LA ROCA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1/5Wal lace Stevens. LINTEO

    22. Requiem . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2/16Rainer Mar ia R i lke. HIPERION

    33. Mundar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3/30Juan Ge lman. VISOR

    44. Libro de esbozos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6/30Jack Kerouac. BRUGUERA

    55. Trilogía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5/19H. D. LUMEN

    66. Eros es más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4/36Juan Anton io Gonzá lez Ig les ias. VISOR

    77. Hojas de hierba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8/4Walt Whitman. VISOR

    88. Elegías romanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9/2J. W. von Goethe. HIPERIÓN

    99. Esa polilla que delante de mí revolotea . . . . . . . . –/1Olv ido Garc ía Va ldés. C írcu lo de Lectores

    1100. El canto y la ceniza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10/3Anna A jmátova y Mar ina Tsv ietá ieva. GALAXIA GUTENBERG

    No f icción(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

    Bols i l lo(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

    Poesía(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

    ALBACETE: Herso · ALMERÍA: Sintagma · ÁVILA: Senen · BADAJOZ: Universitas · BARCELONA: La Central, Casa del Libro · BILBAO: Casa del Libro · BURGOS: Mainel · CASTELLÓN: Plácido Gómez · CIUDAD REAL: Cilsa · CÓRDOBA: Luque · LA CORUÑA: Arenas · CUENCA: Juan Evangelio · GERONA: Geli · GRANADA: Continental · GUADALAJARA:Cobos · HUELVA: Saltés · HUESCA: Casa de las Novelas · JAÉN: Metrópolis · LEÓN: Pastor · LOGROÑO: Santos Ochoa · LUGO: Souto · MADRID: Antonio Machado, Casadel Libro, El Corte Inglés, FNAC, Fuentetaja · MÁLAGA: Rayuela · MURCIA: Diego Marín · OVIEDO: Ojanguren · PALENCIA: Alfar · PALMA DE MALLORCA: Signo · LAS PALMAS:Canaima · PAMPLONA: Universitaria · SALAMANCA: Cervantes · SANTA CRUZ DE TENERIFE: La Isla · SANTANDER: Estudio · SAN SEBASTIÁN: Lagun · SEGOVIA: Vallés ·SEVILLA: Casa del Libro · SORIA: Las Heras · TERUEL: Senda · VALENCIA: París-Valencia · VALLADOLID: Oletvm · VITORIA: Study · ZAMORA: Pya · ZARAGOZA: Central

    11.. EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS . . . . . . . . . . . . . 1/62John Boyne. SALAMANDRA

    L E T R A S L I B R O S M Á S V E N D I D O S

    2 2 E L C U L T U R A L 3 0 - 1 0 - 2 0 0 8

    Medios consultados:

    “SPIEGEL” / Alemania

    “LA NACIÓN” / Argentina

    “EL TIEMPO” / Colombia

    “THE NEW YORK TIMES” / EE.UU

    “CORRIERE DELLA SERA” / Italia

    11. THE LUCKY ONENicho las Sparks (Grand Centra l)

    22. Th