EL CUADERNO DE MI SUEGRA

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Núm. 3.763 (1.335) escuela 31 1 de noviembre de 2007 E ste verano he tenido la suerte de te- ner entre mis manos el cuaderno de mi suegra, un cuaderno de 1946, rea- lizado cuando ella tenía 12 años y tengo que reconocer que quedé impresionado. Por su limpieza y buena letra, ¡muy bue- na letra! –a pesar de estar hechos con plu- milla–, magníficos dibujos, con margen en todas sus hojas, todos sus capítulos fecha- dos y firmados (Pedraza de Alba, 22 de mayo de 1946); un cuaderno paginado, con un índice al final del mismo, con una estructura fija, en un formato que no per- mitía arrancar las hojas, lo cual lo hace eco- lógico, aunque en aquella época proba- blemente el criterio sería económico, o que, probablemente no habría de otro tipo. El cuaderno daba una sensación de lim- pieza y armonía: un cuaderno para guar- dar. Probablemente dedicaran mucho tiem- po a cada hoja, y hoy no todo sería extra- polable a la situación escolar actual, ya que muchas cosas han cambiado, pero sí nos debería hacer reflexionar. Debemos esforzarnos por mejorar los cuadernos de nuestros alumnos, haciendo cuadernos que sean dignos de ser guar- dados. Los cuadernos dicen mucho del alumno, pero también dicen del maestro. Deberíamos considerarlo más como el elemento donde se escribe una parte de nuestra vida, que un conjunto de papeles grapados; tendría una parte práctica, otra creativa, e incluso otra íntima. Para empezar, debe darse importancia a este recurso educativo, tenemos que te- ner unas pautas claras ya desde su elección. Qué tipo de cuaderno es el más adecuado para nuestros alumnos, en función de su edad y nuestra manera de trabajar (un cua- derno de cuadrícula, o de papel milimetra- do, o de folio blanco); qué tamaño tendrá (tamaño folio o cuartilla), qué formato, (de espiral, de grapas, etc.). Esta elección debería compartirse, con- sensuarse y argumentarse, entre el tutor y los distintos especialistas, e incluso debería existir una progresión a o largo de los cur- sos. No puede ser que un niño tenga un cuaderno de cuadrícula en Inglés, y de pa- pel milimetrado en Lengua, que unos alum- nos en clase tengan un cuaderno de tama- ño folio y que otros tengan de tamaño cuar- tilla, sin ningún criterio aparente. Son los tutores, que tiene un conoci- miento más exhaustivo de los niños los que deben asesorar a los maestros especialistas del tipo de cuaderno, ya que estos al pasar por diversos niveles, en ocasiones desco- nocen las aptitudes gráficas y de orienta- ción de los niños. Este cuidado se hace más necesario cuanto menor son los alumnos, es muy normal que los maestros pongan cuidado en cómo deben ser los cuadernos en el primer ciclo de Primaria, pero en se- gundo ciclo se empieza a descuidar y lógi- camente a medida que el alumno crece y conoce sus gustos y necesidades puede au- mentar su libertad de elección. Por otro lado el cuaderno debe tener unas normas de uso: no arrancar hojas, pa- ginar el cuaderno, se utilizará lapicero, o bolígrafo, y con qué criterio se hace, (ej: en la asignatura de Inglés se puede escribir con azul cuando se escriba en Inglés, con rojo si es la lengua nativa y lapicero si se re- produce la pronunciación); se determina- rá si se utilizará el «tipex» para subsanar equivocaciones, o cómo se realizarán las correcciones, qué normas se regirán para dejar márgenes, cómo se harán los títulos. ¿Sólo se utiliza para hacer ejercicios o se usa para ampliar la información de los li- bros?, Y los títulos, ¿cómo se hacen?, ¿se pone la fecha?, cómo y dónde. ¿Se pue- de decorar la portada o no? Dónde se po- ne el nombre del cuaderno. ¿Se deja una hoja antes de empezar?, ¿se pone el nom- bre de la asignatura?, ¿dónde y cómo? Cuándo se hacen ejercicios, ¿se copia la pregunta o no, o depende de la edad? Y los maestros debemos tener y respe- tar ciertas normas, como por ejemplo, có- mo se van a corregir los cuadernos (en pre- sencia del alumno, marcando los errores y subsanándolos con ellos…), porque ¡hay que corregirlos! Con qué color, dónde co- locamos la corrección,… Y es que los cuadernos se deben evaluar y valorar, sino queremos que se devalué su trabajo y los alumnos dejen de esforzarse en sus presentaciones. Evaluar no solo el contenido sino también la forma, y la bue- na letra. Y ¿cuál es la buena letra?, ¿tene- mos los maestros buena letra para imitar? Aún recuerdo aquel alumno que con su cuaderno en mano se acerca al maestro y le pregunta que si por favor le lee qué le ha puesto al margen en rojo pues no lo en- tiende, a lo que su profesor le dice: «pues hijo, ahí pone que hagas mejor la letra, ¡que no se te entiende nada!». En muchos casos más que normas lo que necesitan los alumnos son pautas, orien- taciones de cómo realizar su trabajo, es cier- to que para algunos niños una hoja en blan- co puede ser una oportunidad para ser crea- tivo pero para otros puede asustar. Por ello no propongo encorsertar la crea- tividad de los niños (habrá otros momen- tos del día para desarrollar esta faceta) sino orientar y enseñar. De no hacerlo, nos en- contraremos con cuadernos en el mes de mayo sin el nombre puesto, sin respetar los márgenes, con hojas tachadas y emborro- nadas y muchas de ellas arrancadas; niños que necesitarán tres cuadernos en un año para una asignatura mientras que a otros les sobra con medio, y no precisamente por- que uno trabaje mas que otro. Niños que pierden un cuaderno y nos les preocupa porque su madre les comprará otro y total, como lo que ponía no era importante y el esfuerzo echado era el mínimo… Y si perseveramos, llegará el día en que ellos mismos valoren una buena presen- tación, y les «salga de dentro» estructurar la hoja, hacer buena letra… Se trata de ha- cer una inversión de futuro; si saben pre- sentar un cuaderno, harán exámenes bien estructurados más adelante, sus trabajos en el instituto reflejarán ese orden… El cuaderno debe ser algo valioso para el niño, del que se sienta orgulloso, y pa- ra ello debemos colaborar nosotros. Y este curso si aún podemos, debería- mos pedir el cuaderno «con apellido», no vale traer cualquier cuaderno, y, antes de empezarlo, fijar las pautas de cómo traba- jar en él. Por favor, hagamos cuadernos co- mo el de mi suegra, que merezcan la pena ser guardados. El cuaderno de mi suegra ¿Escuelas infantiles o guarderías? Juan Carlos López – Maestro Jaime Ruiz Reig– Presidente de la Asociación Cultura y Educación (ACE) «Los cuadernos dicen mucho del alumno, pero también dicen del maestro» H ace algún tiempo que en los me- dios de comunicación y en muchas conversaciones ciudadanas se ha vuelto, con profusión, a utilizar el termi- no guardería como si este fuera sinóni- mo de escuela infantil y quiero llamar la atención sobre la falta de inocencia de estas palabras tal como son usadas de una u otra forma en muchas tribunas. La necesidad, en la Comunidad de Ma- drid, de más de 25.000 familias de dispo- ner de una plaza en las escuelas infantiles públicas que no es atendida, hace que un buen número de estas familias acudan a centros privados, muchos de los cuales muestran para su apertura una licencia mu- nicipal exclusivamente, que al no ir acom- pañada de los requisitos mínimos exigibles para poder denominarse escuela infantil, retoman el término de guardería. Y no se dejen engañar, pues son cosas distintas, que de forma distinta debería tratarse. Y lo di- go porque desde algunas administraciones reciben ayudas económicas, no solo con cheque escolar, cuando no reúnen los re- quisitos mínimos para que tengan la con- sideración de centro educativo de calidad. Este interés de algunos gobiernos, espe- cialmente del PP, por suprimir el carácter educativo al ciclo de 0-3 años y volver a la terminología antigua, incluso con pro- puestas de crear guarderías en los centros de trabajo, pretenden sencillamente eludir las inversiones para que todos los ciuda- danos dispongan de plaza para sus hijos en una red pública de calidad, que estén do- tados de profesorado con la titulación aca- démica adecuada, con una relación nu- mérica alumno/profesor ajustada a esta eta- pa, instalaciones acordes y número de pla- zas suficientes. La Comunidad de Madrid debe hacer cumplir la ley, orden 2879/2, y no dar unos plazos de adecuación a quie- nes no pretenden ofrecer servicios edu- cativos ahora ni más tarde. Esta situación tiene un flanco abierto y una apuesta económica pendiente. El flanco se encuentra en la propia LOE, que si bien vino a restablecer el carácter educativo de este primer ciclo 0-3 de una etapa que venía bien definida en la LOG- SE como Educación Infantil, pero deja la regulación curricular y los requisitos mí- nimos de los centros, ratios y profesores a las diversas administraciones educativas, pudiéndose producir una ruptura entre el ciclo 0-3 años y el ciclo 3-6 años, no ge- neralizándose el carácter unificado de am- bos en la Educación Infantil. La apuesta económica pendiente, pre- supuestamente de unos 100 millones de euros, en el año 2008 y comprometido para los siguiente ejercicios, parece ser un plan con la buena dirección: fondos pú- blicos aunque no sean muchos, del go- bierno de España para construir centros públicos de Educación Infantil. La apues- ta de Ministerio de Educación y Cultura debe ser apoyada y compartida por las comunidades autónomas y no estaría mal que se sumasen los ayuntamientos, que si bien son los que menos recursos tienen actualmente, son, con certeza, los que me- jor conocen las demandas de centros de Educación Infantil, pública y de calidad para todos.

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como trabajar el cuaderno en el aula

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Núm. 3.763 (1.335) • escuela 311 de noviembre de 2007

E ste verano he tenido la suerte de te-ner entre mis manos el cuaderno demi suegra, un cuaderno de 1946, rea-

lizado cuando ella tenía 12 años y tengoque reconocer que quedé impresionado.Por su limpieza y buena letra, ¡muy bue-na letra! –a pesar de estar hechos con plu-milla–, magníficos dibujos, con margen entodas sus hojas, todos sus capítulos fecha-dos y firmados (Pedraza de Alba, 22 demayo de 1946); un cuaderno paginado,con un índice al final del mismo, con unaestructura fija, en un formato que no per-mitía arrancar las hojas, lo cual lo hace eco-lógico, aunque en aquella época proba-blemente el criterio sería económico, o que,probablemente no habría de otro tipo.

El cuaderno daba una sensación de lim-pieza y armonía: un cuaderno para guar-dar. Probablemente dedicaran mucho tiem-po a cada hoja, y hoy no todo sería extra-polable a la situación escolar actual, ya quemuchas cosas han cambiado, pero sí nosdebería hacer reflexionar.

Debemos esforzarnos por mejorar loscuadernos de nuestros alumnos, haciendocuadernos que sean dignos de ser guar-dados. Los cuadernos dicen mucho delalumno, pero también dicen del maestro.

Deberíamos considerarlo más como elelemento donde se escribe una parte denuestra vida, que un conjunto de papelesgrapados; tendría una parte práctica, otracreativa, e incluso otra íntima.

Para empezar, debe darse importancia aeste recurso educativo, tenemos que te-ner unas pautas claras ya desde su elección.Qué tipo de cuaderno es el más adecuadopara nuestros alumnos, en función de suedad y nuestra manera de trabajar (un cua-

derno de cuadrícula, o de papel milimetra-do, o de folio blanco); qué tamaño tendrá(tamaño folio o cuartilla), qué formato, (deespiral, de grapas, etc.).

Esta elección debería compartirse, con-sensuarse y argumentarse, entre el tutor ylos distintos especialistas, e incluso deberíaexistir una progresión a o largo de los cur-sos. No puede ser que un niño tenga uncuaderno de cuadrícula en Inglés, y de pa-pel milimetrado en Lengua, que unos alum-nos en clase tengan un cuaderno de tama-ño folio y que otros tengan de tamaño cuar-tilla, sin ningún criterio aparente.

Son los tutores, que tiene un conoci-miento más exhaustivo de los niños los quedeben asesorar a los maestros especialistasdel tipo de cuaderno, ya que estos al pasarpor diversos niveles, en ocasiones desco-nocen las aptitudes gráficas y de orienta-ción de los niños. Este cuidado se hace másnecesario cuanto menor son los alumnos,es muy normal que los maestros pongancuidado en cómo deben ser los cuadernosen el primer ciclo de Primaria, pero en se-gundo ciclo se empieza a descuidar y lógi-camente a medida que el alumno crece yconoce sus gustos y necesidades puede au-mentar su libertad de elección.

Por otro lado el cuaderno debe tenerunas normas de uso: no arrancar hojas, pa-ginar el cuaderno, se utilizará lapicero, o

bolígrafo, y con qué criterio se hace, (ej: enla asignatura de Inglés se puede escribir conazul cuando se escriba en Inglés, con rojosi es la lengua nativa y lapicero si se re-produce la pronunciación); se determina-rá si se utilizará el «tipex» para subsanarequivocaciones, o cómo se realizarán lascorrecciones, qué normas se regirán paradejar márgenes, cómo se harán los títulos.¿Sólo se utiliza para hacer ejercicios o seusa para ampliar la información de los li-bros?, Y los títulos, ¿cómo se hacen?, ¿sepone la fecha?, cómo y dónde. ¿Se pue-de decorar la portada o no? Dónde se po-ne el nombre del cuaderno. ¿Se deja unahoja antes de empezar?, ¿se pone el nom-bre de la asignatura?, ¿dónde y cómo?Cuándo se hacen ejercicios, ¿se copia lapregunta o no, o depende de la edad?

Y los maestros debemos tener y respe-tar ciertas normas, como por ejemplo, có-mo se van a corregir los cuadernos (en pre-sencia del alumno, marcando los errores ysubsanándolos con ellos…), porque ¡hayque corregirlos! Con qué color, dónde co-locamos la corrección,…

Y es que los cuadernos se deben evaluary valorar, sino queremos que se devalué sutrabajo y los alumnos dejen de esforzarseen sus presentaciones. Evaluar no solo elcontenido sino también la forma, y la bue-na letra. Y ¿cuál es la buena letra?, ¿tene-mos los maestros buena letra para imitar?Aún recuerdo aquel alumno que con sucuaderno en mano se acerca al maestro yle pregunta que si por favor le lee qué leha puesto al margen en rojo pues no lo en-tiende, a lo que su profesor le dice: «pueshijo, ahí pone que hagas mejor la letra, ¡queno se te entiende nada!».

En muchos casos más que normas lo quenecesitan los alumnos son pautas, orien-taciones de cómo realizar su trabajo, es cier-to que para algunos niños una hoja en blan-co puede ser una oportunidad para ser crea-tivo pero para otros puede asustar.

Por ello no propongo encorsertar la crea-tividad de los niños (habrá otros momen-tos del día para desarrollar esta faceta) sinoorientar y enseñar. De no hacerlo, nos en-contraremos con cuadernos en el mes demayo sin el nombre puesto, sin respetar losmárgenes, con hojas tachadas y emborro-nadas y muchas de ellas arrancadas; niñosque necesitarán tres cuadernos en un añopara una asignatura mientras que a otros lessobra con medio, y no precisamente por-que uno trabaje mas que otro. Niños quepierden un cuaderno y nos les preocupaporque su madre les comprará otro y total,como lo que ponía no era importante y elesfuerzo echado era el mínimo…

Y si perseveramos, llegará el día en queellos mismos valoren una buena presen-tación, y les «salga de dentro» estructurarla hoja, hacer buena letra… Se trata de ha-cer una inversión de futuro; si saben pre-sentar un cuaderno, harán exámenes bienestructurados más adelante, sus trabajos enel instituto reflejarán ese orden…

El cuaderno debe ser algo valioso parael niño, del que se sienta orgulloso, y pa-ra ello debemos colaborar nosotros.

Y este curso si aún podemos, debería-mos pedir el cuaderno «con apellido», novale traer cualquier cuaderno, y, antes deempezarlo, fijar las pautas de cómo traba-jar en él. Por favor, hagamos cuadernos co-mo el de mi suegra, que merezcan la penaser guardados.

El cuaderno de mi suegra

¿Escuelas infantiles o guarderías?

Juan Carlos López – Maestro

Jaime Ruiz Reig– Presidente de la Asociación Cultura y Educación (ACE)

«Los cuadernos dicenmucho del alumno, pero también dicen del maestro»

H ace algún tiempo que en los me-dios de comunicación y en muchasconversaciones ciudadanas se ha

vuelto, con profusión, a utilizar el termi-no guardería como si este fuera sinóni-mo de escuela infantil y quiero llamarla atención sobre la falta de inocencia deestas palabras tal como son usadas de unau otra forma en muchas tribunas.

La necesidad, en la Comunidad de Ma-drid, de más de 25.000 familias de dispo-ner de una plaza en las escuelas infantilespúblicas que no es atendida, hace que unbuen número de estas familias acudan acentros privados, muchos de los cualesmuestran para su apertura una licencia mu-nicipal exclusivamente, que al no ir acom-pañada de los requisitos mínimos exigiblespara poder denominarse escuela infantil,

retoman el término de guardería. Y no sedejen engañar, pues son cosas distintas, quede forma distinta debería tratarse. Y lo di-go porque desde algunas administracionesreciben ayudas económicas, no solo concheque escolar, cuando no reúnen los re-quisitos mínimos para que tengan la con-sideración de centro educativo de calidad.

Este interés de algunos gobiernos, espe-cialmente del PP, por suprimir el caráctereducativo al ciclo de 0-3 años y volver a laterminología antigua, incluso con pro-puestas de crear guarderías en los centrosde trabajo, pretenden sencillamente eludirlas inversiones para que todos los ciuda-danos dispongan de plaza para sus hijos enuna red pública de calidad, que estén do-tados de profesorado con la titulación aca-démica adecuada, con una relación nu-

mérica alumno/profesor ajustada a esta eta-pa, instalaciones acordes y número de pla-zas suficientes. La Comunidad de Madriddebe hacer cumplir la ley, orden 2879/2,y no dar unos plazos de adecuación a quie-nes no pretenden ofrecer servicios edu-cativos ahora ni más tarde.

Esta situación tiene un flanco abierto yuna apuesta económica pendiente.

El flanco se encuentra en la propia LOE,que si bien vino a restablecer el caráctereducativo de este primer ciclo 0-3 de unaetapa que venía bien definida en la LOG-SE como Educación Infantil, pero deja laregulación curricular y los requisitos mí-nimos de los centros, ratios y profesoresa las diversas administraciones educativas,pudiéndose producir una ruptura entre elciclo 0-3 años y el ciclo 3-6 años, no ge-

neralizándose el carácter unificado de am-bos en la Educación Infantil.

La apuesta económica pendiente, pre-supuestamente de unos 100 millones deeuros, en el año 2008 y comprometidopara los siguiente ejercicios, parece ser unplan con la buena dirección: fondos pú-blicos aunque no sean muchos, del go-bierno de España para construir centrospúblicos de Educación Infantil. La apues-ta de Ministerio de Educación y Culturadebe ser apoyada y compartida por lascomunidades autónomas y no estaría malque se sumasen los ayuntamientos, quesi bien son los que menos recursos tienenactualmente, son, con certeza, los que me-jor conocen las demandas de centros deEducación Infantil, pública y de calidadpara todos.