EL CORTE DE LEÑA EN CABANA- ANCASH

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TRADICIONAL CORTE DE LEÑA CABANA- ANCASH ENRIQUE VÁSQUEZ SIFUENTES Fotos: Carlos Sifuentes López

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TRADICIONAL

CORTE DE LEÑA

CABANA- ANCASH

ENRIQUE VÁSQUEZ SIFUENTES

Fotos: Carlos Sifuentes López

EL CORTE DE LEÑA- CABANA- ANCASH- EWVS

Faltando muchos meses para celebrar la Fiesta Patronal, cuando el sol dora todavía

las sementeras del pueblo y antes que caigan las

primeras lluvias se efectúa "El corte de leña".

En este trabajo comunal, el pueblo está

llamado voluntariamente a cooperar con los devotos;

designándose así a las personas que, en la tarde del

24 de julio de cada año, en forma espontánea tomaron

las borlas del guion para tener a su cargo la

realización de las fiestas patronales. Es entonces

cuando el pueblo presta su colaboración con el obsequio de palos, corte, rajado y acarreo de

la leña.

Señalado el día para "El Corte", todos los habitantes, desde el mismo prioste y autoridades

hasta el más humilde campesino, portando sus hachas y

machetes bien afilados, sierras debidamente engrasadas,

largos cables de cuero o cabuya, acerados tecles, se dirigen

al lugar, prestos a cortar añejos eucaliptos.

Se aprecia entonces en la realización de esta faena

colectiva una verdadera

organización. Las

mujeres casadas, al mando de la más experta en el arte

culinario, preparan los potajes más exquisitos que han de

saborearse en el almuerzo.

Un grupo de hombres, los más diestros en estos

menesteres, son los que dan el corte a los eucaliptos

procurando que el tajo sea derecho y el madero caiga en campo abierto y no malogre a otras

plantas o sembríos.

Los jóvenes, con sus machetes acerados,

trituran las ramas de los árboles caídos hasta

dejarlos listos para "el destronque"; tarea que lo

realizará otro grupo de campesinos entusiastas,

reconfortados siempre con chicha de jora,

"compuesto" de cañazo y música ejecutada por

los hábiles chirocos.

Luego, una pareja de fornidos leñadores

"descascara" el tronco de eucalipto dándole ligeros golpes

con el lomo de sus hachas. Comienza así una verdadera y

atractiva competencia para "el rajado" de la leña.

Animados por la banda de músicos que interpreta

sonoros huaynos, así como por los chirocos de Aija,

Huambo o San Martín, quema de cohetes y licores

variados, especialmente de la infaltable "pura" de

alcohol; uno de los leñadores clava con potencia su

acerada hacha en el borde del tronco; mientras el otro,

también con gran ímpetu y adoptando una postura

singular, lanza su herramienta cortante, procurando abrir

una grieta ancha y conseguir después de varios golpes

alternados, la primera y siguientes rajas de leña. Esta

faena la repiten

uno, dos, tres,

muchos grupos de leñadores; arriba, abajo, aquí, allá:

Todos con un ánimo indescriptible.

Mientras esto sucede, en otro lado, las mujeres

jóvenes, casadas y viudas, en las anchas faldas de sus

trajes o polleras van recogiendo las astillas

desprendidas durante "el destronque", tarea en la cual

contribuyen también, los niños y niñas.

Comienzan luego a formarse "los castillos", para

lo cual, una hilera de jubilosos pobladores, alternados

entre hombres y mujeres, gastando sugestivas bromas y

entusiasmo se emplazan desde donde la leña se encuentra

acumulada hasta el lugar elegido para ponerla a secar. Y

de brazo en brazo van pasando las húmedas "rajas" hasta

que llegan a las personas encargadas de formar

verdaderos "castillos" de leña.

Promediando la hora de servirse el almuerzo, los

leñadores calmadamente se van concentrando por

grupos, junto a las

grandes ollas y

cazuelas, ubicadas

siempre en lugar

plano y

sombreado. Allí

las mozas chinas

con sus habilidades características, tienden en el suelo

largos manteles floreados, rociados con abundante

cancha, mates de ají y porongos de chicha. Alrededor

de ellos se ubican los trabajadores, listos a saborear

los potajes preparados para la ocasión: sopa de

chochoca con costilla de chancho, mote graneado,

seco de ternera, locro y puchero abundante. Mientras

se van saboreando estos platos, entre broma y broma

se hacen comentarios de las dificultades o chascos

ocurridos en las primeras horas de la jornada.

Terminado el almuerzo, los leñadores se retiran al

reposo momentáneo y de paso para darse una "armada" con

su talega de coca, checo y caleador. Luego se continuará

con el desganche de ramas, descascare, rajado, recojo de

astillas y "pirca" de la leña, siempre con entusiasmo

inusitado y derroche incansable de energías.

Muy avanzada la tarde y después de concluir esta

agotadora faena se sirve a todos los leñadores una suculenta sopa de chochoca,

complementada con un gran trozo de carne, mote de trigo cocido y abundante cancha de maíz

paccho.

Esta tarea comunal, totalmente

voluntaria, después de una tarde agitada y

bulliciosa, culmina con un alegre baile por

todos los trabajadores y concurrentes,

quienes han hecho la leña, elemento

indispensable para la preparación de los

famosos banquetes, chicha, panes, dulces

que han de servirse durante la Huillana y en

la Fiesta Grande del Patrón Santiago.