El conflicto palestino

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El conflicto Palestino Un repaso por la historia del conflicto es preciso para contar con una base sufi-ciente a la hora de entender lo que ocurre en la actualidad y también lo que queda oscurecido habitualmente a pesar de la abundancia informativa existente. Este recorrido histórico se inicia en 1947, una de las fechas clave en el conflicto, cuando se produce la partición de Palestina, y continúa hasta el presente. Testigo del nacimiento del problema ¿Cuántos han prestado atención a lo que escribió Neguib Azoury en 1905: «Dos fenómenos importantes, de la misma naturaleza y sin embargo opuestos, se mani-fiestan en la actualidad en la Turquía de Asia: el despertar de la nación árabe y el es-fuerzo de los judíos de reconstruir a gran escala el antiguo reino de Israel. En la primera mitad del siglo XX las comisiones de investigación y de expertos y los mediadores de paz a Palestina, cuyos herederos hoy parten de Bruselas enviados por la Unión Europea y de Washington enviados por Estados Unidos, salían del Fo-reign Office de Londres enviados por el gobierno de Su Majestad. El dos de mayo de 1921, «Sir Herbert Samuel informó a Londres por cable de un serio conflicto entre judíos y musulmanes el día anterior durante una manifestación del trabajo en Jaffa.

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El conflicto Palestino

Un repaso por la historia del conflicto es preciso para contar con una base sufi­ciente a la hora de entender lo que ocurre en la actualidad y también lo que queda oscurecido habitualmente a pesar de la abundancia informativa existente. Este recorrido histórico se inicia en 1947, una de las fechas clave en el conflicto, cuando se produce la partición de Palestina, y continúa hasta el presente.

Testigo del nacimiento del problema

¿Cuántos han prestado atención a lo que escribió Neguib Azoury en 1905: «Dos fenómenos importantes, de la misma naturaleza y sin embargo opuestos, se mani­fiestan en la actualidad en la Turquía de Asia: el despertar de la nación árabe y el es­fuerzo de los judíos de reconstruir a gran escala el antiguo reino de Israel. En la primera mitad del siglo XX las comisiones de investigación y de expertos y los mediadores de paz a Palestina, cuyos herederos hoy parten de Bruselas enviados por la Unión Europea y de Washington enviados por Estados Unidos, salían del Fo­reign Office de Londres enviados por el gobierno de Su Majestad. El dos de mayo de 1921, «Sir Herbert Samuel informó a Londres por cable de un serio conflicto entre judíos y musulmanes el día anterior durante una manifestación del trabajo en Jaffa.

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Los años treinta del siglo pasado, en particular entre 1936 y 1939, son conocidos como los de la Rebelión Árabe, una protesta similar a la que se conoció como primera lntifada entre 1988 y 1993, Y que también se repitió en los Territorios Ocupados tras la Guerra de los Seis Días, en los años 70 y 80.En ataques y venganzas miles de personas pagaron con sus vidas el dete­rioro de la situación que culminó con la guerra de 1948.

El Sionismo

Para resolver la llamada «cuestión judía», es decir, tanto el antisemitismo de los gentiles hacia los judíos, como la asimilación de los judíos en medio de aquellos, el movimiento sionista buscó a finales del siglo XIX fundar un Estado judío en Palestina. Una vez que logró situarse allí gracias a la Declaración Balfour, el principal obstáculo pasó a ser la población árabe indígenaEn el movimiento sionista se sabía que estos habitantes no aceptarían de buen grado que se les privase de sus tierras. Había dos soluciones: o se establecía un Estado de tipo apartheid con una minoría de colonos gobernando una mayoría de nativos, o se expulsaba a éstos para establecer un Estado sólo para los judíos. Se decidió seguir este último camino. La oposición árabe al sionismo, por tanto, no se basaba en un supuesto odio irra­cional hacia los judíos, sino en el temor ante la perspectiva bien real de ser expulsa­dos de su tierra y despojados de ésta. El principal factor del resentimiento árabe es la oposición al establecimiento de colonias judías en Palestina.

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Desde sus comienzos a finales del siglo XIX, el movimiento colonizador sionista empleó la fuerza para alcanzar sus objetivos.Al mismo tiempo los sio­nistas explicaban la resistencia árabe como un caso de antisemitismo hacia los co­lonos judíos que, según Ben Gurion, resultaban asesinados por el simple hecho de ser judíos, en lugar de admitir las lógicas quejas de los árabes ante el abuso de que eran víctimas.

El establecimiento del Estado de Israel y la ocupación de tierra palestina

Gran Bretaña, la potencia mandataria en Palestina tras la Primera Guerra Mun­dial, llevó la cuestión palestina a Naciones Unidas al finalde la Segunda Guerra Mundial cuando se vio incapaz de mantener suautoridad en el mandato. La Agencia Judía supo explotar con ventaja estas circunstancias. En mayo de 1947 la Agencia entregó al Comité Especial sobre Palestina de Nacio­nes Unidas un plan y un mapa, que proponía la creación de un Estado judío en el 80 por ciento de PalestinaEn noviembre de 1947 el Comité redujo el Estado judío al 55 por ciento de Palestina y devolvió el plan a la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo que dio lugar a la Resolución 181, conocida como la de partición de Palestina. El problema era que dentro del 80 por ciento deseado, los judíos eran una minoría del 40 por ciento (666.000 judíos y un millón de palestinos).

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En 1948 los sionistas expulsaron aproximadamente al 80 por ciento de la pobla­ción indígena, unos 750.000 palestinos, aprovechando la primera guerra árabe-is­raelíPalestina no fue dividida, fue destruida y la mayor parte de sus habitantes expul­sados y los refugiados siguen sin poder volver a sus casas desde entonces.La Or­ganización para la Liberación de Palestina (OLP) surgió a finales de los años 50 como la realización de la lucha palestina por el regreso, la reconstrucción y la restitución. Naciones Unidas, tras la guerra de 1967, se planteó la forma de conseguir una paz justa y duradera en la zona.La Resolución del Consejo de Seguridad 242 y el consenso de la Asamblea General reclamaban una retirada israelí de los territorios conquistados, ya que consideraba inadmisible la adquisición de territorios por medio de la guerra. La misma resolución reclamaba a los estados árabes que reconocieran el derecho de Israel a vivir en paz y dentro de fronteras seguras y reconocidas, sin amenazas ni ataques. En cuanto a los palestinos la resolución determinó la creación de un Estado pa­lestina en Cisjordania y Gaza una vez que Israel se hubiese retirado a sus fronteras anteriores a junio de 1967. Nada de esto se llevó a cabo. Estados Unidos apoyó inicialmente el consenso internacional sobre la resolución 242, consideró que nunca se conseguiría la paz en la región si Israel anexionaba te­rritorio palestina y afirmó que el plan era inaceptable. Sin embargo hubo un cambio fundamental en esta posición con la administración Nixon-Kissinger, que se volvió favorable a Israel.

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Estados Unidos emitió un voto en solitario en las resoluciones del Consejo de Se­guridad de enero de 1976 y abril de 1980 a favor de la solución de dos estados que apoyaba la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y los países árabes vecinos. Una vez que la OLP había aceptado la solución de dos estados, ya no podía ser presentada ante los ojos del mundo como una organización terrorista sin más que buscaba la destrucción del Estado de Israel.

La intifada palestina, la represión israelí y las negociaciones de paz

Frustrados con la inactividad diplomática que causaba la postura de obstrucción a la paz por parte de Israel y su firme aliado Estados Unidos, los palestinos de Cisjordania y Gaza se levantaron contra la ocupación en diciembre de 1987 en una re­vuelta fundamentalmente pacífica conocida como la Intifada.

La brutal represión israelí por un lado y la corrupción e ineptitud del liderazgo palestina por otro, dieron lugar al aplastamiento de aquélla. En estas circunstancias Estados Unidos e Israel aprovecharon el mal estado del liderazgo palestina para imponer sus condiciones. El objetivo del Acuerdo de Oslo (la Declaración de Principios firmada en Washington en septiembre de 1993 entre Israel y la OLP) era la creación de bantustanes en los que Arafat podía ejercer una autoridad local -no estatal- e interna sobre los palestinos, pero sin disponer de los atributos de un Estado como cualquier otro país independiente.

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En los años transcurridos desde la firma de los acuerdos de 1993 se aprecia con claridad el significado que para Israel tiene el proceso de paz. La población de colo­nos en los Territorios Ocupados, ilegal según la ley internacional, ascendió de 250.000 a más de 500.000 (datos de 2009), La consecuencia de casi dos décadas de proceso de paz es la creación de un régi­men de apartheid en los Territorios Ocupados según la nacionalidadHay que darse cuenta de que este régimen es único en el mundo una vez que el de Sudáfrica ha sido desmantelado y pertenece al pasado. En la reunión de Camp David de julio de 2000 entre Arafat y Barak, éste y Clinton lanzaron al primero un ultimátum: o acepta la situación de los bantustanes o se con­vierte en el responsable del fracaso del proceso de paz. Arafat se negó e insistió en un Estado palestino basado en las fronteras de 4 de junio de 1967 y aceptó además cierta anexión por parte de Israel de las tierras que ocupan algunos asentamientos a cambio de extensiones similares en Israel

La segunda intifada y la violación de la ley internacional

En septiembre de 2000 dio comienzo el movimiento de resistencia que se conoce como segunda Intifada o Intifada de Al Aqsa. Mediante éste los palestinos ponían delante de los israelíes y el resto del mundo el espejo en que aquellos podían observar lo agudamente racista que se había vuelto su política para con éstos.

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Como el intento de Camp David había fracasado, Israel volvió a la política de du­rezaPor ello se han incrementado los asesinatos contra representantes palestinos hasta el punto de alcanzar a Ahmed Yassin, fundador y líder del Movimiento Islámico de Resistencia, conocido como Hamas (celo en árabe) y otros líderes del movimiento, las demoliciones de casas que han dejado en la calle a miles de personas, incluso en pleno invierno, niños, ancianos y enfermos incluidos, se han incrementado los ata­ques armados contra los palestinos y, en general, las violaciones contra los derechos humanos de la población palestina. El objetivo del gobierno de Israel mediante estas acciones es castigar al máximo a los palestinos a la vez que incrementa la adquisición de su territorio, con el fin de que abandonen y se marchen a otros lugares para construir una nueva vida o provo­carles para que respondan con violencia a la que sufren a manos de los israelíes con el consentimiento de occidente y tener así la excusa para nuevos ataques. Se trata en muchas ocasiones de acciones militares contra población civil desar­mada.Una investigación de B'Tselem, organización israelí de derechos humanos, des­cribe que en otra operación de castigo del ejército israelí que considera habitual, en esta ocasión contra la sede del Ministerio de Educación en Ramallah (Cisjordania).B 'Tselem califica la operación en el Ministerio de Educación como de un asalto lanzado contra los símbolos de la sociedad e identidad palestinas

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La situación internacional y el aumento de la violencia

El arzobispo anglicano y premio Nobel de la paz Desmond Tutu declaró tras una visita a Tierra Santa haber quedado profundamente afectado por lo que vio, lo cual le recordaba sobremanera lo que le ocurría a la mayoría negra en Sudáfrica, que su­fría y se sentíahumillada continuamente en los puestos de control israelíes por jó­venes militares blancos que les prohibían circular con libertad en su propia tierra. En la actualidad el desprecio de los poderosos, en particular de Estados Unidos, por la legislación internacional, hace que no sea tan difícil para Israel incumplirla a su vez.Los ataques preventivos, la guerra y la ocupación ilegales de países soberanos y los asesinatos extrajudiciales no auguran nada bueno para los que no tienen la fuerza suficiente para resistirse con éxito al abuso de los poderosos. Una prueba de que Is­rael En Israel se discute abiertamente sobre la expulsión de los palestinos. Estados Unidos apoya a Israel de forma muy consistente y constante en el terreno diplomático, en el militar y en el económico. Su temor principal es que las masas árabes se rebelen con tanta fuerza que derriben a los regímenes que son clientes de Estados Unidos, lo cual sería muy inconveniente especialmente cuando está interviniendo directamente en el corazón de Oriente Medio. Desde hace años, mientras tanto, el protagonismo en los medios y en las reunio­nes políticas internacionales lo tiene el «proceso de paz» y las «negociaciones». Sin embargo, no hay reconocimiento del origen del conflicto, la limpieza étnica de 1948.

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La vida cotidiana en Palestina bajo la ocupación israelí

El 2 de febrero de 2004 el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe publicó en su página electrónica una breve descripción de la vida cotidiana de los palestinos desde que Israel levantó el muro de separación con Cisjordania, que se reproduce a continuación. Sus efectos sobre el desarrollo permiten sin lugar a dudas hablar de una medida destinada al contra-desarrollo del pueblo palestina.

Las fuerzas de ocupación han terminado un segundo muro que parte del oeste de ambas locali­dades y deja completamente encerradas a las dos comunidades en un gueto amura­llado. La destrucción como medio de opresión

Los habitantes de Far' un, un pueblo de unos 3.000 habitantes situado al sur de la ciudad de Tulkarem, han perdido la mitad de sus 10.000 dunums como consecuencia de la construcción del muro: 4.000 dunums han quedado aislados tras el muro mien­tras que otros 1.000 han sido destruidos por el trazado del muro. Desde que se terminó de construir el muro a la gente se le ha prohibido acceder a sus tierras que se quedaron aisladas por el propio muro; la mayoría de los árboles cí­tricos y de las guayaberas han muerto, lo que supone tremendas pérdidas para las fa­milias cuya subsistencia depende de esos cultivos. La esperanza de acceder a las tierras se desintegra. El robo militar de las tierras está acabando con esta realidad.

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Situación de la sanidad y la educación en Gaza

Según cifras de la OMS, 1627 pacientes de Gaza han visto denegadas sus solicitudes de tratamiento en 2007, es decir, ha habido un aumento respecto de los aproximada­mente 470 que fueron rechazados en 2006. A fecha de hoy (4 de agosto de 2008) 225 enfermos palestinos han muerto en Gaza desde que se inició el bloqueo, bien porque no han podido disponer de los suminis­tros médicos necesarios al estar limitada al máximo su importación, bien porque no se les ha permitido viajar a hospitales de Cisjordania, Israel y Egipto en busca del tra­tamiento que no existe en Gaza. El Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refu­giados de Palestina en el Cercano Oriente, más conocido por sus siglas en inglés, UNRWA, recibe apenas el 56 por ciento de los recursos que necesita para atender a los refugiados y por ello les aporta el 60 por ciento de la dieta diaria, la cual no supera las recomendaciones occidentales en cuanto a la alimentación de las personas. Las escuelas están tan masificadas que tienen que ofrecer dos turnos escolares cada día para no dejar a ningún niño sin enseñanza básica. Unos alumnos empiezan a las 8 de la mañana y salen a mediodía y otros entran a esa hora y salen a las 4 de la tarde. No hay lugar ni medios para actividades extraescolares, deportivas, ni de otro tipo. Como los medios son insuficientes, se produce un colapso educativo y no hay forma de que la insuficiente educación que reciben los jóvenes les prepare para ser ciudadanos capaces de contribuir al progreso material y moral de la sociedad

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La penosa situación de un millón y medio de palestina s encerrados en 360 kiló­metros cuadrados, donde son privados de sus derechos humanos, no resulta sufi­ciente para mover las conciencias de los máximos responsables políticos occidentales y -como mínimo- dar un paso tan sencillo como el de retirar su apoyo a la política de Israel en los territorios palestinos ocupados. La UNRWA dispone de 10.000 empleados y 200 millones de dólares para clínicas, escuelas y hogares, pero Israel no permite ni siquiera que la agencia desarrolle su labor humanitaria al mantenerlos bloqueados. Por tanto el problema es un asunto de justicia, no de distribución de paquetes de comida y medicinas a gente necesitada. Al no haber un sistema mediante el cual Israel responda de sus acciones, no existe la justicia. La responsabilidad, no obstante, no recae no sólo en Israel, sino en la comunidad internacional, que no hace uso de la abundante legislación existente para terminar con una situación en la que ciudadanos corrientes, la mitad de ellos niños, son vícti­mas de las violaciones de las leyes internacionales. La consecuencia natural de esta situación inacabable de violaciones de derechos fundamentales sin opción de obtener justicia, anuncia, es un creciente sentimiento de desesperación y violencia entre las víctimas

Texto: Educación Guerra Dictadura y refugio (2011). Velloso, Agustín; Vinagrero, José Antonio: Sanz y Torres.Imágenes: http://www.miftah.org/